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La Construcción de Caminos en la Selva

No hay excepción: las carreteras abiertas por las selvas hacen


imposible su conservación, ya que los Estados no suelen tener
capacidad para regular ni controlar todas las invasiones que
irremediablemente implican las carreteras.

Junto a medidas que se presentan como esfuerzos de conservación


y protección de las selvas y de reducción de la deforestación,
muchos gobiernos fomentan al mismo tiempo proyectos de
infraestructura que a dónde conducen en realidad es a destruir los
bosques. En la mira tenemos la construcción de carreteras por las
selvas. En la selva y otros ecosistemas, la existencia de carreteras
comerciales es sinónimo de destrucción, pues permiten un acceso
más rápido, más fácil, más directo de de más intereses variados a
los tesoros naturales.

Con la apertura de carreteras, la tala de árboles se produce


habitualmente en una franja muy significativa de hasta 100
kilómetros alrededor de los caminos abiertos en la selva. No hay
excepción: las carreteras abiertas por las selvas hacen imposible su
conservación, ya que los Estados no suelen tener capacidad para
regular ni controlar todas las invasiones que irremediablemente
implican las carreteras.
Es verdad que las carreteras son importantes para estimular la
economía, intercomunicar puntos alejados entre sí y facilitar el
tránsito y el acceso a servicios públicos, como educación y sanidad.

Pero dentro de la selva, el ritmo de vida y movilización es otro y


está bien que así sea. Para sus habitantes, algunas veces llega a
constituír un problema, como por ejemplo, cuando hay una urgencia
de salud, o cuando se trata de sacar algún producto para la venta
en una ciudad o pueblo cercano. En estas ocasiones, pueden
usarse alternativas como tomar la salida más rápida, por los ríos.
Pero las personas que habitan los bosques son bien conscientes de
que a pesar de las dificultades, es precisamente el aislamiento, la
falta de carreteras, el acceso complicado, lo que mantiene a estas
áreas de bosques vírgenes e intocadas.

Cuando las carreteras se adentran en las selvas significa su


irremediable destrucción pues se abre camino a la especulación: se
facilita el ingreso de colonos, de actividades empresariales, y la
extracción masiva de recursos como la madera, los minerales y el
petróleo. Son demasiados los interesados en estas riquezas, que
además son cada vez más escasas.

Mega carreteras que atraviesan las selvas fuerzan la integración de


estos espacios territoriales en el comercio internacional y la
globalización, imponiéndo modelos de “desarrollo”. Pero el desarollo
no toma en consideración las cosmovisiones de los pobladores
originarios ni el medio ambiente, sino que se centra en su
requerimiento de vías rápidas con la intención de reducir costos de
transporte y el precio final de los productos. Busca estimular la
inversión y aumentar la competitividad, lo que muchas veces no
alcanza a mejorar las vidas las personas que habitan el territorio,
sino que está orientado a enriquecer a personas externas,
terratenientes, empresas, acaparadores de tierras.

Las carreteras por la selva facilitan pues el ingreso, el


acaparamiento o hasta robo de las tierras que pertenecen -aunque
muchas veces sin titulación formal- a quienes habitan la selva
tradicionalmente, pueblos indígenas y campesinos quienes son
vistos como un “obstáculo” y se ven forzosamente arrinconados o
peor, desplazados con violencia hacia las grandes ciudades. Los
nuevos propietarios de las tierras, terratenientes o personas
foráneas, buscan el lucro que va en detrimento de la conservación.

La otra cara de la moneda es la entrada por los mismos caminos de


enfermedades hasta el momento desconocidas por los moradores
de la selva, así como la pobreza y la desnutrición que se deriva del
hecho de que la economía tradicional basada en la recolección, la
caza y la pesca se ve minada por las actividades extractivas de los
invasores.

La circulación de vehículos pesados como las retroexcavadoras,


bulldozers y los camiones que transportan lo extraído contribuyen
también a la destrucción del ecosistema.

Bolivia podría herir su Amazonía


La construcción de una carretera con la que se quiere unir Villa
Tunari con San Ignacio de Moxos dividirá en dos al territorio
indígena y parque nacional Isiboro Sécure en la Amazonía
boliviana. A Evo Morales se le pide apelando a su sensibilidad
social, que reconsidere el proyecto e impida el paso de la carretera
por el medio del TIPNIS, dado el decidido compromiso que expresó
en su día para con los pueblos indígenas, sus derechos y la Madre
Tierra y por el que es reconocido internacionalmente.

Este parque contiene una enorme riqueza en especies de plantas y


animales. La destrucción del ecosistema será irremediable debido a
que en este caso facilitará, además de la llegada de nuevos
colonos, el acceso de narcotraficantes y empresas petroleras,
madereras, cocaleros y mayor expansión de la frontera agrícola. La
pérdida de la cobertura vegetal en las faldas de los Andes tendrá
consecuencias desastrosas para las tierras bajas.
La vía de 306 km acercará a Brasil al Pacífico para hacer más
competivas sus exportaciones de agrocombustibles y soja, por lo
que Brasil costeará parte de los millones de dólares que cuesta el
proyecto, en un momento determinados en 1,5 mill de US$/Km2.
Para Bolivia significa la conexión del céntrico departamento de
Cochabamba con la región del Beni sin tener que pasar por Santa
Cruz, lo que permite el control de la zona que ha dado múltiples
problemas a gobierno de Evo Morales.

Entre Colombia y Panamá: Transversal de las Américas


Es una de las iniciativas viales más ambiciosas de la infraestructura
colombiana y fue concebido para insertar a Colombia en el
comercio internacional y la globalización, política conveniente para
a las élites, pero no para la mayor parte de la población.

El objetivo de esta carretera es unir Colombia con Panamá, un


proyecto larga y conscientemente evitado, por diferentes motivos
políticos y ambientales. En la zona fronteriza se mezclan guerrillas
con traficantes. De parte de Panamá se temía además el ingreso a
su territorio del conflicto colombiano. Se prevee además, que la
carretera facilitará actividades como la ganadería extensiva y el
cultivo de palma africana, dos agro-industrias que implican la
destrucción de la selva y que benefician a empresarios ligados al
paramilitarismo.

Con la construcción de la polémica Trasversal de las Américas por


parte del gobierno colombiano, la devastación del conocido como
tapón del Darién pude ser cuestión de unos pocos años. Justo en
este punto confluye la biodiversidad de Norteamérica,
Centroamérica y Suramérica. En términos ecológicos forma parte
de la eco región de Bosques Húmedos Chocó-Darién, una de las
más ricas en especies de zonas de tierras bajas en el mundo. La
excepcional abundancia y endemismo incluye plantas, aves,
anfibios y mariposas. Ese territorio está además habitado por
comunidades negras, mestizas e indígenas.
Esta carretera se enmarca en el Plan Mesoamérica de
interconexión. Además, tanto la Transversal de las Américas como
la carretera a través del TIPNIS en Bolivia forman parte de la
Iniciativa de Integración de la Infraestructura de Sudamérica IIRSA,
un megaplan, cuyo objetivo es promover la infraestructura de
carreteras, oleoductos, puertos, trenes, represas y líneas telefónicas
en el continente.

Ministerios de planificación e infraestructura de la región, altos


funcionarios de los bancos multilaterales, empresarios financieros,
firmas de ingeniería, proveedores de maquinaria, equipos y
servicios, planificando cómo repartir el pastel.

¡No a la carretera por el Serengeti!


No es una selva, pero sí un ecosistema de importancia equivalente,
y la actualidad del caso y la atención que ha recibido
internacionalmente merecen su mención aquí. En la sabana del
Serengeti en África Occidental viven setenta especies de mamíferos
y unas quinientas especies de aves. Casi la mitad del área
constituye un Parque Nacional, uno de los más conocidos del
mundo. Casi dos millones de ñus y otras especies de antílopes,
gacelas y cebras migran cada año en ambos sentidos en las
estaciones seca y lluviosa, de los pastos del Serengeti en Tanzania
a los de la reserva Massai Mara en Kenia.

Un grupo de 27 científicos advirtió sobre las consecuencias


ecológicas y económicas que tendrá la carretera y piden la
cancelación del proyecto. Se teme muy especialmente el impacto
que tendrá la intromisión en las rutas migratorias de los animales,
que quedarán divididas. También el turismo, importante fuente de
ingresos en la región se verá afectada.

Actualmente, el gobierno tanzano tiene planes de convertir el actual


camino de tierra estacional que atraviesa el norte del Serengeti de
Oeste a Este en una carretera de grava transitable todo el año y
abierta al tráfico de todo tipo de vehículos, camiones y autobuses.
Esto incrementaría el tráfico y aumentaría la presión sobre el
parque para conectar las vías con las carreteras comerciales
asfaltadas. El gobierno argumenta que el desarrollo comercial de la
parte oeste del país sólo es posible con un acceso por carretera y
pretende no ver perjuicio para los animales salvajes del Serengeti.
Ambientalistas de la agrupación Serengeti Watch argumentan que
existe la posibilidad de un trazado alternativo de menor impacto.

¿Qué puedes hacer tú?

Salva la Selva denuncia los impactos del modelo económico,


nombrando a los responsables, proponiendo alternativas.
Semanalmente investiga, coordina y publica peticiones. Las
peticiones van dirigidas a los políticos, empresas y bancos que con
sus ansias de dinero y poder dilapidan la naturaleza y a los seres
humanos que dependen de ella para sobrevivir. Cualquier persona
que lo desee puede participar de las peticiones. Mostrar
abiertamente disconformidad pública constituye un gran logro.

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