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Considero que las TIC han provocado cambios relevantes en la educación

tradicional y que han llegado para quedarse, pero este uso debe hacerse de una manera
eficaz y eficiente para así alcanzar la competencia educativa deseada en los estudiantes
o participantes. Es muy común que el docente piense que con el solo hecho de emplear
un computador personal, un proyector multimedia, diseñar la clase al estilo conferencia
(a través de un software para presentaciones) y mostrarla a los estudiantes, se está
aprovechando al máximo el uso de las TIC dentro del proceso de enseñanza-
aprendizaje. Es tiempo de cambiar este paradigma.
En educación a distancia, bien en su modalidad abierta, virtual o mixta, los
materiales didácticos digitales diseñados, también conocidos como materiales
educativos computarizados (MEC), no deben limitarse a la reproducción de algún
material escrito, al contrario, deben fusionar de manera adecuada texto, imágenes, audio
y video para hacerlo más dinámico y atractivo al estudiante. Asimismo, estos materiales
multimedia están en la obligación de ofrecer alternativas de exploración en Internet (vía
hipervínculos) y de evaluación progresiva del aprendizaje que aumenten el interés, la
motivación, el deseo de aprender; y de igual forma contribuyan a la construcción del
conocimiento.
Se espera que una vez revisado el MEC por parte del estudiante, se inicie la
interacción con el facilitador (Docente) y con otros estudiantes, a través de la Internet en
la figura del correo electrónico, el chat y los blogs, entre otras herramientas. Es aquí
donde aparece el trabajo colaborativo entre los actores de este proceso como factor
preponderante para el éxito de la educación a distancia, siendo el facilitador quien
promueva este trabajo colaborativo y ayude a su prosecución. De allí que el facilitador
debe poseer habilidades en cuanto a la Programación Neuro Lingüística (PNL),
Inteligencia Emocional e Inteligencia Social, para llegar a ser un profesional crítico y
transformativo; aspectos no tratados en las lecturas recomendadas, pero de trascendental
importancia en esta modalidad educativa.
No obstante, el mayor peso para garantizar el logro de la competencia educativa
en educación a distancia radica, no solo en el adecuado modelo de instrucción empleado
por el facilitador, sino en el grado de alfabetización informática que posean tanto él
como los estudiantes. Hago especial énfasis en el segundo de los factores, puesto que si
existe resistencia al uso de las TIC o no se tiene conocimiento alguno en el área
informática, incluso de ofimática, la integración de las TIC en la enseñanza no será
posible. Se habla de un problema de aptitud, por lo que es importante la formación de
facilitadores y estudiantes en el uso de las TIC antes de emprender la aventura de la
educación a distancia; sin embargo creo también que es un problema de actitud.

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