Está en la página 1de 42

Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 1

Cuadernos de género:

Políticas y acciones de género.


Materiales de formación
Marta Aparicio García, Begoña Leyra Fatou, Rosario Ortega Serrano (Eds.)

Autoras: Rosa Cobo


Carmen de la Cruz
Roxana Volio
Ada Zambrano
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 30/10/09 13:08 Página 2

Universidad complutense
Instituto Complutense de Estudios Internacionales©.
Finca Mas Ferré, edificio A,
28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Impreso en España
I.S.B.N: 978-84-692-6834-6
Depósito Legal: M-46.125-2009

2
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 13

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

CAPÍTULO I: OTRO RECORRIDO POR LAS


CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA
Por Rosa Cobo

PRIMERA PARTE. de la Barre, en el año 1673, publicó un libro, De


l´égalité des sexes, en el que sostenía que la subor-
Recorrido histórico del feminismo: dinación de las mujeres no tenía su origen en la
tradición intelectual y movimiento naturaleza sino en la sociedad. Un siglo más
tarde, las mujeres de la Revolución Francesa se
social. articularon políticamente para reclamar los dere-
chos de ciudadanía que ya poseían los varones.
En esta primera parte se desarrolla un recorrido En 1792, la inglesa Mary Wollstonecraft publicó
histórico por los tres siglos del feminismo, en el Vindicación de los Derechos de la Mujer, donde
que se periodizará a partir de los tres grandes denunciaba que la sujeción de las mujeres no era
momentos feministas: En la primera ola se expli- el resultado de una naturaleza inferior a la mascu-
carán los fundamentos teóricos del feminismo lina sino de prejuicios y tradiciones que se
remontaban a la noche de los tiempos1 (Cobo,
ilustrado y se examinarán las obras de los dos
2000: 85-99).
grandes teóricos del pensamiento feminista:
Poullain de la Barre y, sobre todo, Mary Tras la obra de estos dos autores se encuentra el
Wollstonecraft. Y se pondrá de manifiesto el vín- principio ético y político de la igualdad. Estos
culo entre feminismo e igualdad, es decir, se libros de Poullain de la Barre y de Mary
explicarán las raíces ilustradas del feminismo. Wollstonecraft, además de ser las actas fundacio-
nales del feminismo, ponen de manifiesto que el
género* como construcción social, lejos de ser un
hallazgo reciente, fue descubierto en la época
1. Siglo XVIII. La primera ola Feminista. ilustrada. Y por esa razón también revelan que
El feminismo* no es un movimiento social sur- sobre este descubrimiento, el carácter coactivo
gido al calor de la revolución de mayo del sesen- del género, se ha edificado críticamente el femi-
ta y ocho. Por el contrario, tiene un sólido pasa- nismo. Estas obras inauguran una tradición inte-
do de casi tres siglos, pleno de luchas por con- lectual de impugnación moral de la sujeción de
quistar nuevos espacios de libertad e igualdad* las mujeres y de lucha contra el prejuicio, y se
para las mujeres. Su fecha de nacimiento se inscriben en un discurso más amplio sobre la
remonta al siglo XVII, cuando François Poullain igualdad. La singularidad de estas reflexiones

∗ Ésta, como todas aquellas palabras señaladas con un asterisco, aparecen explicadas en el Glosario.
1 Me he basado en el artículo citado para elaborar algunos aspectos de esta Primera Parte.

13
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 14

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

radica en que por primera vez en la historia del nes. El discurso de la inferioridad de las mujeres
pensamiento moderno se habla, con el lenguaje puede rastrearse desde la filosofía griega, aunque
de la época, de una desigualdad no tematizada su momento álgido de virulencia misógina se
hasta entonces, la de los géneros, y se señala la encuentra en la Escolástica y, sobre todo, en la
existencia de una estructura de dominación mas- Patrística*, es decir, en los escritos de los padres
culina como responsable de una de las desigual- de la iglesia. Pues bien, este discurso ha sido
dades medulares de la sociedad moderna. construido sobre la base de una ontología* dife-
Poullain anticipa la distinción analítica entre rente para cada sexo, en el que la diferencia
sexo y género que tan crucial será para el feminis- sexual es definida en clave de inferioridad feme-
nina y de superioridad masculina. Para este dis-
mo del siglo XX. Y es que, aunque el concepto de
curso, la subordinación social de las mujeres
género se acuña en los años setenta del siglo XX,
tiene su génesis en una naturaleza inferior a la
la propia historia del feminismo no es otra cosa
masculina2. El discurso de la excelencia subraya,
que el lento descubrimiento de que el género es
sin embargo, la excelsitud moral de las mujeres
una construcción cultural que revela la profunda
respecto de los varones. La paradoja de este dis-
desigualdad social entre hombres y mujeres. Para
curso es que se origina precisamente en aquello
entender en su complejidad el feminismo, tanto
que las subordina: su asignación al espacio
en su dimensión intelectual como social, no
doméstico, su separación del ámbito público-
podemos olvidar que la histórica opresión de las
político y su ‘inclinación natural’ a la maternidad.
mujeres ha sido justificada con el argumento de
Lo significativo de esta argumentación es que la
su carácter natural. De todas las opresiones que
excelencia se asienta en una concepción de lo
han existido en el pasado y existen en el presente
femenino que ha sido el resultado de la jerarquía
ninguna de ellas ha tenido la marca de la natura-
genérica patriarcal y que se resume en el ejercicio
leza tan profundamente impresa como la de las
de las tareas de cuidados y en la capacidad de
mujeres. El argumento ontológico, como casi
tener sentimientos afectivos y empáticos por
siempre que se trata de opresiones, ha sido el gran
parte de las mujeres hacia los otros seres huma-
argumento de legitimación. Las construcciones
nos (Cobo, 2005: 251). Sin embargo, junto a
sociales que se justifican en su origen natural son estos discursos aparece un tercero que Celia
las más difíciles de desmontar con explicaciones Amorós denomina memorial de agravios y que se
racionales, pues arrostran el prejuicio de formar hace explícito en La ciudad de las Damas3, escrito
parte de un ‘orden natural de las cosas’ fijo e en 1405. Amorós señala que éste “es un género
inmutable sobre el que nada puede la voluntad antiguo y recurrente a lo largo de la historia del
humana. patriarcado*: periódicamente, las mujeres expo-
Hasta el siglo de las Luces –siglo XVIII– se había nen sus quejas ante los abusos de poder de que
conceptualizado a las mujeres o bien como infe- dan muestra ciertos varones, denostándolas ver-
riores o bien como excelentes respecto a los varo- balmente en la literatura misógina o maltratándo-

2 Los análisis más relevantes que se han realizado en lengua española sobre la diferencia sexual y sobre el feminismo de la dife-
rencia pueden encontrarse en Celia Amorós, La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias… para las luchas de las mujeres,
Cátedra, Madrid, 2005 y Luisa Posada Kubissa, Sexo y esencia, Horas y horas, Madrid, 1998.
3 En este texto de Christine de Pizan, (La ciudad de las damas, Ed. Siruela, Madrid, 1995) aparece el concepto acuñado por Celia
Amorós de memorial de agravios.

14
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 15

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

las hasta físicamente” (Amorós, 2005: 290). Y El paradigma* de la igualdad es la respuesta a la


advierte sobre la necesidad de no inscribir este rígida sociedad estamental de la Baja Edad Media:
género en el discurso feminista, pues como ella defiende el mérito y el esfuerzo individual y abre
misma subraya no es lo mismo la queja que la el camino a la movilidad social. Y no sólo eso,
vindicación. La queja pone de manifiesto el pues también fabrica la idea de sujeto e individuo
malestar que producen los excesos de violencia como alternativa a la supremacía social de las
física y psíquica hacia las mujeres y la vindicación entidades colectivas que eran los estamentos. Esta
significa la deslegitimación del sistema de domi- potente idea ética y política de inmediato es asu-
nio de los varones sobre las mujeres en sus múlti- mida por algunas mujeres en sus discursos inte-
ples dimensiones. Dicho de otra forma, la vindi- lectuales y en sus prácticas políticas. El resultado
cación no se conforma con reclamar recursos o de todo ello es la construcción de un incipiente
derechos formales, sino que exige la transforma- feminismo que se alejará de la queja como ele-
ción de las estructuras y estratificaciones que pro- mento central del memorial de agravios y asumirá
ducen desigualdad. La vindicación, por ejemplo, la vindicación como la médula política básica del
no termina en la reclamación de igualdad salarial discurso feminista (Amorós, 2005: 285-302).
para mujeres y hombres sino que también exige el Los siglos XVIII y XIX serán clave en la produc-
fin de la generización de profesiones para ambos ción de cambios que harán posible la creación
sexos. incipiente de lo que hoy se entiende por sociedad.
El siglo XVIII supone un punto de inflexión en Pues bien, tanto el discurso feminista como el
estos discursos, pues la idea de igualdad se alzará movimiento social con el que se identifica dicho
como el principio político articulador de las discurso necesitan de esa nueva realidad que se
sociedades modernas y como el principio ético está construyendo, -la sociedad-, y de una subje-
que propone que la igualdad es un bien en sí tividad individual que se está edificando sobre las
mismo y hacia el que deben tender todas las rela- ruinas del estamento medieval. El hecho signifi-
ciones sociales. La idea de igualdad reposa sobre cativo es que las condiciones de posibilidad del
la de universalidad, que a su vez es uno de los surgimiento y desarrollo del feminismo son las
conceptos centrales de la modernidad. Se funda- mismas que las de la sociología y, en general, de
menta en la idea de que todos los individuos las ciencias sociales. En efecto, para existir tanto
poseemos una razón que nos empuja irremisible- las ciencias sociales como el feminismo necesita-
mente a la libertad, que nos libera de la pesada rán desasirse de la tradición y de la religión, en
tarea de aceptar pasivamente un destino no elegi- definitiva de los prejuicios, como fuentes de
do y nos conduce por los sinuosos caminos de la conocimiento. Asimismo, ambos discursos nece-
emancipación individual y colectiva. La universa- sitarán la descomposición de la estructura social
lidad abre el camino a la igualdad al señalar que estamental y el surgimiento de otra realidad: la de
de una razón común a todos los individuos se los individuos. También sería condición impres-
derivan los mismos derechos para todos los suje- cindible desechar la vieja idea de que existe ‘un
tos. El universalismo moderno reposa sobre una orden natural de las cosas’ fijo e inmutable al que
ideología individualista que defiende la autono- están atados hombres y mujeres y sustituirla por
mía y la libertad del individuo, emancipado de las la idea moderna de que los fenómenos sociales
creencias religiosas y de las dependencias colecti- son construcciones históricas y resultado de la
vas (Cobo, 2005: 252). acción humana.

15
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 16

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

1.1. François Poullain de la Barre y la igualdad de ción tradicional de los discursos antifeministas
los sexos. (Armoghate, 1985: 19) y, en general, de todos los
A finales del siglo XVII, un escritor de filiación discursos antiigualitaristas. Poullain extiende el
cartesiana y profundamente comprometido con la cogito desde el terreno de la reflexión epistemoló-
crítica a los prejuicios, llamado François Poullain gica al de la acción social. Y es que como señala
Celia Amorós “la lucha contra el prejuicio ha de
de la Barre, escribió un libro en el año 1673 en el
tener profundas virtualidades reformadoras no
que atacaba la desigualdad entre los sexos
sólo en las ciencias sino en las costumbres”
(Poullain de la Barre, 1984). Este librepensador,
(Amorós, 1992: 99). Esta pragmatización del cogi-
tal y como le denomina Christine Fauré, postula-
to convierte a Poullain, a juicio de Daniel
rá la necesidad de liberarse de la religión y de la
Armoghate, en fundador de la sociología
tradición como las fuentes más sólidas e inagota-
(Armoghate, 1985: 99). Y en la misma dirección,
bles del prejuicio. Su obra se inscribe en la tradi-
Christine Fauré señala que la interpretación de
ción intelectual de la crítica al prejuicio, que
orden sociológico del pensamiento de Poullain de
alcanzará su máximo desarrollo en la Ilustración.
la Barre se origina en los intereses intelectuales de
Poullain de la Barre, aunque seguidor de la filo- nuestro autor por la sociedad5.
sofía cartesiana, irá más allá al transformar la Poullain de la Barre no sólo subrayará la relevan-
reflexión filosófica de Descartes en reflexión cia de lo social en sus escritos sino que también
sociológica. Y es que Poullain asume el concepto anticipará algunos elementos metodológicos
cartesiano de bon sens, tal y como lo define sobre los que se asentará el saber sociológico dos
Descartes: “la facultad de juzgar y distinguir lo siglos más tarde. La desigualdad entre los sexos,
verdadero de lo falso, que es propiamente lo que como parte del objeto de investigación de la
llamamos buen sentido o razón es naturalmente sociología, y de las ciencias sociales en general,
igual en todos los hombres” (Descartes, 1982: será para Poullain el indicador -‘analyseur’- social
35). Es decir, asume el concepto de bon sens como más eficaz y determinante para analizar la socie-
una razón originaria, natural y perteneciente a dad (Fauré, 1985: 44). Y para ello utilizará una
toda la especie. Si bien Descartes aporta la idea técnica de conocimiento que anticipa lo que
revolucionaria de que la razón es un atributo uni- ahora se denomina encuesta.
versal y pone este concepto al servicio de la críti-
En efecto, la encuesta de opinión, a juicio de
ca de los prejuicios epistemológicos, en Poullain
nuestro incipiente sociólogo, se manifestará como
sufre una transformación al utilizarlo como des-
un instrumento eficaz contra el prejuicio y el error
articulador de prejuicios sociales. La operación
y una apuesta a favor de la experiencia. Nuestro
que realiza nuestro filósofo consiste en trasladar
autor interroga a las mujeres acerca de su situa-
las conceptualizaciones cartesianas al ámbito ción de desigualdad y se encuentra con respuestas
social (Pieron, 1902: 160)4. que rechazan los prejuicios y prefieren la igualdad
En De l’égalité des deux sexes puede observarse con los varones en las múltiples e hipotéticas
que la lógica cartesiana en manos de Poullain es situaciones que les plantea Poullain. Los datos que
un instrumento para desarticular la argumenta- consigue nuestro sociólogo avalan la verdad de los

4 Esta operación es calificada por Henri Pieron como pragmatización del cógito.
5 Véase FAURÉ, CHRISTINE, “Poullain de la Barre, sociologue e libre penseur”, en Revue de Philosophie Corpus, nº 1, Paris.

16
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 17

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

supuestos del racionalismo cartesiano: el bon sens igualdad es el lugar en el que desemboca cual-
está igualmente repartido entre todos los indivi- quier razón moral. Mary Wollstonecraft es una
duos, varones y mujeres, indistintamente. intelectual ilustrada que pondrá a la Ilustración
Armoghate señala que esta encuesta oral nos auto- contra las cuerdas al vindicar para las mujeres
riza a decir que estamos en presencia de una acti- aquellos derechos naturales que los pensadores
tud pre-científica superior a lo que existía ante- contractualistas habían definido en la teoría como
riormente sobre este tema (Armoghate, 1985: 20). propios de la condición humana y en la práctica
En consonancia con lo expuesto anteriormente, como exclusivos de los varones.
hay un tercer aspecto en el pensamiento de este La biografía de Mary Wollstonecraft debe ser
librepensador que pone de manifiesto su moder- explicada a partir de la profunda coherencia que
nidad y que la sociología tardará aún mucho en hay entre su vida y su obra. Experiencia y cono-
descubrir y es la idea de que la llamada inferiori- cimiento se funden en una biografía plena de
dad natural de las mujeres no es más que un pre- pasión ética e intelectual por el destino de las
juicio, al que Poullain le opondrá un nuevo con- mujeres. Señala Isabel Burdiel con gran acierto
cepto: la diferenciación cultural de los sexos: “La que uno de los aspectos más característicos de la
diferencia que se encuentra entre hombres y biografía de la autora británica fue su capacidad
mujeres en lo que concierne a las costumbres de pensarse a sí misma, trascendiéndose, es decir
viene de la educación que se les da. Y es aún más buscando explicaciones sociales a sus experien-
importante señalar que las capacidades que apor- cias privadas (Burdiel, op. cit.: 28). Y eso es pre-
tamos al nacer no son ni buenas ni malas, pues de cisamente uno de los rasgos fundacionales del
otra manera no podríamos evitar suficientemente feminismo: sacar de lo privado a lo público aque-
un error que sólo viene de la costumbre” llas situaciones íntimas y personales de las muje-
(Poullain de la Barre, 1984: 96)6. res que las sitúan en una situación de subordina-
ción. Wollstonecraft lo explica muy bien:
“…abogo por mi sexo y no por mí misma”
1.2. Mary Wollstonecraft y el acta fundacional del (Wollstonecraft, op. cit.: 1994: 100). Las reflexio-
feminismo. nes de la autora inglesa están repletas de la verdad
La vida de Wollstonecraft coincide con la y la fuerza que nacen de la ‘experiencia vivida’.
Revolución Francesa y con la Revolución La obra de Mary Wollstonecraft es la obra de una
Industrial británica, “la doble hoja que abrió defi- pensadora ilustrada que asume apasionadamente
nitivamente la puerta de la modernidad en los principios intelectuales y políticos del racio-
Occidente” (Burdiel, 1994: 23). El discurso inte- nalismo ilustrado: razón, universalidad, virtud o
lectual de esta autora se forja dentro de las fron- igualdad son el lenguaje conceptual a partir del
teras marcadas por el pensamiento racionalista que ella levanta el edificio de su poderoso discur-
ilustrado y brota de una doble y firme convicción: so. Wollstonecraft, que siempre admiró intelec-
de un lado, desde el punto de vista epistemológi- tualmente a Rousseau, realizó la misma operación
co, en la existencia de una razón universal de que había hecho el ginebrino cuando, ante la sor-
todos los seres humanos; y de otro, desde el presa generalizada de la aristocracia y de la bur-
punto de vista político, en la creencia de que la guesía francesas, declarara en el Discurso sobre el

6 Traducción propia.

17
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 18

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

origen y fundamento de la desigualdad entre los siempre la alcanzaré reduciendo mis necesidades,
hombres que la desigualdad política y económica aunque tenga que vivir de una tierra estéril”
es una construcción social, artificial por ello (Wollstonecraft, op.cit.: 100).
mismo, ajena a Dios y a la naturaleza, y resultado
de una funesta cadena de azares, todos ellos arrai-
gados en el interés de unos pocos, aunque en últi- 1.3. La crítica del prejuicio y el elogio de la
ma instancia responsabilidad colectiva de todos. razón.
Con argumentos similares, Wollstonecraft des- Wollstonecraft, como destacaremos más adelan-
cubrirá otra desigualdad tan funesta como la te, aplicará los criterios de universalidad de la
anterior, pero más difícil de desmontar, que es la razón y de los derechos naturales a las mujeres
desigualdad entre los sexos. Dicho con palabras con el objeto de subrayar las incoherencias de la
más actuales, la pensadora inglesa, y el feminismo Ilustración patriarcal que había entronizado los
ilustrado, descubrirán el género como una cons- derechos naturales como inherentes a la condi-
trucción normativa muy coactiva para las mujeres ción humana. Así, Mary Wollstonecraft pondrá
y por ello mismo como una fuente inagotable de bases firmes, duraderas y políticamente rentables
desigualdad. Es un hecho social que no tiene su al feminismo moderno.
origen en la naturaleza y que por ello mismo se
El pensamiento de Mary Wollstonecraft reposa
debe irracionalizar. A esta tarea fundacional con-
sobre la idea de que la razón es el atributo que
sagrará Wollstonecraft su vida y con ello pondrá distingue a los seres humanos de los animales y
las bases intelectuales y políticas del feminismo. convierte a los primeros en superiores a los
La autora inglesa nace en 1759 en Inglaterra en segundos (Wollstonecraft, op. cit.: 115) en tanto
el seno de una familia de clase media. Su familia nos convierte en seres morales. Hay en esta pen-
es una representación perfecta del microcosmos sadora una apelación sistemática a la razón como
de la sociedad patriarcal del siglo XVIII, con algu- el rasgo que nos separa de las otras especies ani-
nas características añadidas: un padre violento y males y nos sitúa en el territorio de la moralidad.
alcohólico que dilapida el patrimonio familiar, Y es que en ella no pueden separarse las ideas de
una madre oprimida y maltratada por el padre y razón y de virtud: “…todo ser puede hacerse vir-
unas relaciones familiares teñidas por la violencia tuoso mediante el ejercicio de su propia razón”
paterna. Wollstonecraft se ve irremediablemente (Wollstonecraft, op. cit.: 131). Su noción de
abocada al trabajo como dama de compañía cuan- razón puede ser entendida como un rasgo huma-
do apenas ha cumplido 18 años. Posteriormente no que no sólo desenmascara los prejuicios inte-
trabajará como maestra para señoritas estableci- lectuales sino que descubre prejuicios morales
das y como institutriz de una familia aristocráti- ancestrales, desautoriza la tradición y nos intro-
ca. La vida entera de la autora británica es una duce por el camino de la autonomía de juicio y de
apelación personal a la autonomía de juicio y a la opinión. Tal y como subraya Celia Amorós, la
independencia económica: “Desde hace tiempo autora británica concibe la virtud en un sentido
he considerado la independencia como la gran kantiano como autonomía de la razón7 El ejerci-
bendición de la vida, la base de toda virtud; y cio sistemático de la razón nos conduce a la vir-

7 Celia Amorós ha desarrollado esta idea en el Seminario Permanente ‘Feminismo e Ilustración’, Universidad Complutense de
Madrid, 1991.

18
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 19

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

tud y nos hace libres, pues nos libera de los pre- aspecto importante de esta crítica está centrado
juicios que nacen de la religión y de la tradición. no sólo en la orientación moral que se da a las
Por cierto, instancias ambas, la religión y la tradi- niñas para dirigirlas hacia el matrimonio sino
ción, muy opresivas históricamente para las también en el escaso aprecio que se tiene de sus
mujeres. facultades intelectuales. Wollstonenecraft, como
antes hiciera Poullain de la Barre, reclama una
sola educación para ambos sexos, pues hombres y
1.4. El debate con Rousseau en torno a la educa- mujeres son poseedores de una razón que bien
ción. utilizada les conducirá a la virtud. Una sola natu-
raleza, una sola razón, una sola virtud y, por
El primer libro que publica esta autora es una tanto, una sola educación: “niego la existencia de
guía de educación para niñas. Siguiendo la estela virtudes propias de un sexo… La verdad… debe
que había abierto François Poullain de la Barre ser la misma para el hombre y la
con La educación de las damas (Poullain de la mujer”(Wollstonecraft, op. cit.: 174).
Barre, 1993), Wollstonecraft dedicará muchos de
Tras un periodo de trabajo como maestra,
los años de su corta vida a reflexionar sobre la
Wollstonecraft entrará en contacto con un grupo
diferente educación que se imparte a niños y
de intelectuales ingleses, el círculo de los radicales,
niñas y sobre las funestas consecuencias que esta
con los que establecerá un fecundo intercambio
realidad tiene para las mujeres. De hecho, Burdiel intelectual. Este grupo de intelectuales, entre
señala que el aspecto fundamental de Vindicación quienes se encuentran Godwin8, Thomas Paine o
de los derechos de la mujer es la educación y la el Dr. Price, recibieron apasionadamente las ideas
socialización, pese a que se presenta a sí misma revolucionarias y mantuvieron la esperanza de
como una obra de debate político. que algún día se extendieran a Inglaterra. Sus
Mary Wollstonecraft criticará tenazmente los obras apelan a la razón, impugnan la tradición y
libros de conducta para mujeres que escribían los prejuicios, desplazan la religión al territorio
tanto clérigos católicos como pastores protestan- de la subjetividad individual y defienden sin des-
tes y tanto educadores como políticos. En efecto, canso los derechos naturales de los individuos. Y
en su opinión, la educación sentimental en la que en todos ellos se encuentran poderosos y firmes
se formaban las mujeres del siglo XVIII “ha dis- elogios a la igualdad.
torsionado tanto la comprensión del sexo, que las Animada por Thomas Payne, Wollstonecraft
mujeres civilizadas de nuestro siglo, con unas redacta en seis semanas, en 1792, Vindicación de
pocas excepciones, sólo desean fervientemente los derechos de la mujer. Éste es un libro extraor-
inspirar amor, cuando debieran abrigar una ambi- dinario y lleno de sólidos argumentos sobre la
ción más noble y exigir respeto por su capacidad igualdad entre hombres y mujeres en el que la
y sus virtudes” (Wollstonecraft, op. cit.: 100). Un autora interpela con inteligentes análisis a quie-

8 Godwin es el famoso autor de uno de los libros de teoría política más influyentes de esa época, Investigaciones sobre justicia polí-
tica, y con el que se casará Mary apenas un año y pico antes de morir. De ese matrimonio nacerá Mary Shelley, la famosa auto-
ra de Frankestein. Para cuestiones biográficas hay que consultar: CLAIRE TOMALIN, Vida y muerte de Mary Wollstonecraft,
Barcelona, Montesinos, 1993 y una obra de ficción de FRANCES SHERWOOD, Vindicación, Seix Barral, Barcelona, 1993; asi-
mismo ofrece gran interés la publicación de MERCEDES OSUNA, Mary Wollstonecraft: una voz de mujer, Ed. Diputación de
Córdoba, 1999).

19
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 20

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

nes defienden la inferioridad de las mujeres. En cia con un lugar social subordinado, pese a que
este libro se fundamentan a partir de los grandes Rousseau había explicado en numerosas ocasio-
argumentos ilustrados, la igualdad entre hombres nes a lo largo de su obra, el carácter socialmente
y mujeres y la exigencia de una sola y única edu- construido de todas las instituciones y de todas
cación para ambos sexos al tiempo que se ponen las relaciones sociales.
en cuestión los prejuicios que justifican la inferio- La pensadora británica pone en cuestión la capa-
ridad de las mujeres. Vindicación de los derechos de cidad de observación selectiva de Rousseau:
la mujer es el texto fundacional del feminismo “Probablemente yo he tenido la oportunidad de
que inaugura la tradición de la vindicación femi- observar más niñas en su infancia que Jean
nista. Jacques Rousseau. Puedo recordar mis propios
En este libro, Wollstonecraft hace una crítica sentimientos y he observado a mi alrededor con
razonada e inteligente a aquellos pensadores que detenimiento” (Wollstonecraft, op. cit.: 162). Este
conceptualizan la naturaleza femenina como infe- texto de Wollstonecraft es una interpelación direc-
rior a la masculina y que, en consonancia con ta a su pensamiento: si Rousseau mira a su propio
ello, postulan la exclusión de las mujeres de los corazón y ve dos naturalezas, Wollstonecraft mira
derechos civiles y políticos. Entre los autores que hacia sus sentimientos y sólo ve una naturaleza
tienen un pensamiento misógino y patriarcal, la común para los dos sexos; y si Rousseau mira a su
autora británica escoge a Rousseau. Éste no es un alrededor y ve dos modos de comportarse, la bri-
filósofo elegido al azar por Wollstonecraft; al con- tánica contempla dos socializaciones generizadas
trario, la causa de esa elección reside en la rele- sobre una sola condición humana.
vancia del pensamiento rousseauniano respecto a La autora inglesa denuncia que esa naturaleza de
la formación del nuevo ideal de feminidad y de la la que habla Rousseau no es natural sino fabrica-
nueva familia patriarcal. Y es que en el filósofo da por el propio filósofo para legitimar la subor-
ginebrino se complementan el sesgo patriarcal y dinación social de las mujeres en la sociedad que
el sesgo misógino como los dos pilares sobre los sueña, no sólo Rousseau, sino la emergente bur-
que se asienta el más amplio y desarrollado dis- guesía liberal. En otros términos, los discursos de
curso de la inferioridad de las mujeres en el siglo la inferioridad, -y el de Rousseau es uno de los
XVIII, aunque siempre disfrazado de la teoría más desarrollados de la Ilustración-, sostienen
complementaria de los sexos (Cobo, 1995:250- que la subordinación de las mujeres es el resulta-
259). do de la ontología femenina, mientras que
Mary Wollstonecraft elige uno de los libros fun- Wollstonecraft, y el pensamiento de la igualdad,
damentales del ginebrino, el gran tratado de edu- señala que la necesidad de que las mujeres ocu-
cación del siglo XVIII, Emilio, y muy especial- pen espacios sociales subordinados a los varones
mente su capítulo V, en el que Rousseau utiliza el es lo que empuja a los pensadores patriarcales y
recurso de un personaje de ficción, Sofía, para misóginos a fabricar un concepto de naturaleza
explicar lo que él denomina la verdadera natura- femenina inferior a la masculina.
leza de la mujer, que no es otra cosa que el nuevo Sofía es la gran metáfora que utiliza el misógino
modelo de normatividad femenina que tan fun- para representar el gran sueño de la burguesía
cional es a la nueva clase política emergente: la dieciochesca, pues ésta es la representación alegó-
burguesía. De modo, que Sofía aparece con una rica del nuevo modelo de mujer de la moderni-
naturaleza inferior a la de Emilio y en consecuen- dad: sumisa al marido y a la opinión pública;

20
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 21

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

casta y modesta; y completamente dedicada a la riores a los hombres y por tanto su virtud no es la
maternidad y a los cuidados del esposo. En defi- misma que la de ellos, la virtud entonces es una
nitiva, Rousseau, junto a otros filósofos ilustra- idea relativa. Si es una idea relativa, deja de ser un
dos, define la nueva normatividad femenina y el principio universal. Pero como dirá
nuevo modelo de familia patriarcal sobre la base Wollstonecraft, no es relativa, por lo que la con-
de la domesticidad de las mujeres. ducta y la educación de las mujeres deben basar-
Para Mary Wollstonecraft, el principal error de se en los mismos principios y tener el mismo
Rousseau radica en que analiza las costumbres y objetivo que tienen los de los varones
los hábitos de las mujeres como si fuesen innatos (Wollstonecraft, op. cit.: 137).
o facultades naturales. El misógino no tiene en
cuenta que, desde que nacemos, nuestros gustos
están socialmente dirigidos y que esta socializa- 2. Siglo XIX: La segunda ola feminista.
ción dirige a las niñas hacia la coquetería y el arti- En el siglo XIX se analizan las claves más impor-
ficio (Wollstonecraft, op. cit.: 221). La principal tantes de la segunda ola feminista: el movimiento
crítica de la autora británica a Rousseau es que la sufragista. Y, al mismo tiempo, se explicará el sur-
mujer natural rousseauniana es, en realidad, la gimiento del feminismo en América Latina,
propuesta que hace Rousseau a sus contemporá- Centroamérica y el Caribe en el siglo XIX.
neos sobre el lugar que se debe asignar a las muje-
res en la sociedad que se está gestando.
Uno de los imperativos que, a juicio de 2.1. El movimiento sufragista en Europa y
Rousseau, son imprescindibles en la educación de América.
las mujeres es la obediencia al esposo, que debe
El primer feminismo teórico que se desarrolló
ser inculcada con un vigor inflexible. Y esta obe-
en el siglo XVIII y los primeros grupos de muje-
diencia al esposo debe ser completada con la res que se articularon durante la Revolución
sumisión a la opinión pública. Hay que señalar Francesa acabaron, prácticamente, en el periodo
que esta pedagogía que propone Rousseau para del Terror y, definitivamente, con la derrota de
las mujeres, simbólicamente representada por Francia y la restauración del poder absoluto en
Sofía, es exactamente la opuesta a la que le exige Europa. En este sentido, hay que subrayar el ori-
a Emilio. Éste no debe obedecer a nadie que no gen europeo de la primera ola feminista. En los
sea él mismo; la obediencia en Emilio sólo es legí- últimos años se ha utilizado este origen histórico
tima si se origina en su propio juicio. Por la para acusar al feminismo de etnocéntrico. Sin
misma razón, tampoco puede someterse a la opi- embargo, es preciso señalar que el origen de una
nión pública. En otros términos, para Rousseau teoría y una práctica política que tiene como obje-
existen dos concepciones pedagógicas distintas, tivo ampliar los derechos de la mitad de la huma-
una para cada sexo, y ambas reposan sobre natu- nidad sin distinción racial, sexual o cultural no
ralezas diferentes y se traducen socialmente en la queda invalidada por su origen. Los movimientos
distribución de ámbitos diferenciados por sexo: el sociales y las construcciones teóricas no pueden
privado-doméstico para las mujeres y el público- ser desautorizadas por su lugar de origen sino por
político para los varones. los principios políticos que defienden. Desde este
La contestación de Mary Wollstonecraft es punto de vista, los principios que preconiza el
rotundamente ilustrada: si las mujeres son infe- feminismo tienen un carácter universal, pues su

21
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 22

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

objeto de aplicación son todas las mujeres. La teo- res, en justa reciprocidad, les pidieron colabora-
ría feminista y el feminismo social y político se ción política para conquistar el mismo derecho
fabrican incipientemente en Europa, en el contex- político: el sufragio. La respuesta de la población
to de las tres grandes ilustraciones, la francesa, la masculina negra fue negativa: no querían arries-
inglesa y la alemana, y en el marco político del gar su precario derecho al voto luchando activa-
estado-nación. Sin embargo, la segunda ola femi- mente por el voto femenino.
nista se desarrollará sobre todo en América e El movimiento sufragista arraiga en aquellas
Inglaterra. sociedades en las que se había desarrollado la
Casi medio siglo de silencio precederá al resur- revolución industrial, en espacios urbanos, de
gimiento del feminismo en el siglo XIX. Y es que religión protestante y en sociedades firmemente
cuando todo hacía presagiar que el feminismo asentadas sobre la ideología liberal. EE.UU., pri-
ilustrado había sido un episodio aislado tanto en mero, e Inglaterra, después, serán los primeros
su dimensión intelectual como en la social, reapa- países en los que arraigará uno de los movimien-
rece en EE.UU. con un discurso y una práctica tos sociales que ha dejado huellas más profundas
política herederos directos del feminismo ilustra- en la historia de la humanidad y que más ha con-
do de la Revolución Francesa. Y lo cierto es que tribuido a hacer del mundo una comunidad
con este resurgimiento, el siglo XIX ha presencia- moral.
do uno de los mayores movimientos de masas de Durante más de medio siglo las mujeres lucha-
la historia: el movimiento sufragista. ron por el voto con todas las armas a su alcance,
El acta fundacional del movimiento sufragista se salvo la de la violencia. El sufragismo puso en
produce con la Declaración de Sentimientos o práctica acciones políticas imaginativas, pero
Declaración de Seneca Falls en 1848. En este siempre pacíficas, que después han copiado otros
pequeño pueblecito del estado de Nueva York un movimientos sociales (concentraciones, manifes-
grupo de mujeres feministas norteamericanas exi- taciones, escritura de la palabra sufragio en los
gieron el cumplimiento de los derechos de las campos de cricket encadenarse a las verjas del
mujeres*, siguiendo el modelo de declaración de palacio del primer ministro británico o del parla-
independencia de EE.UU. En este emocionante mento, huelgas de hambre, quemarse a lo bonzo
texto las mujeres norteamericanas reclaman en los hipódromos para llamar la atención sobre
aquellos derechos formulados como universales el derecho al voto, entre otros). Este movimiento
por los teóricos de la Ilustración y que habían se articulará políticamente en torno al derecho al
sido usurpados y negados a las mujeres. Exigían voto, pero el cuerpo central de sus reivindicacio-
los mismos derechos que ya habían conseguido nes son el derecho a la propiedad, a la educación,
los hombres (Miyares, 2005: 254-294). Hay que el acceso a las profesiones o a la libertad para
subrayar que en este decálogo resuenan los ecos organizarse o hablar en público. De otro lado, la
de Vindicación de los derechos de la mujer de Mary crítica al matrimonio, en la medida en que signi-
Wollstonecraft. Sin embargo, no conviene olvidar fica la ‘muerte civil’ de las mujeres, la crítica a las
que aquellas primeras mujeres sufragistas que leyes discriminatorias que regulan la patria potes-
proclamaron el decálogo de derechos de Seneca tad o la exigencia del divorcio son otras reclama-
Falls habían militado activamente junto a la ciones sufragistas. En definitiva, el feminismo del
minoría negra en su lucha por el voto. Cuando se siglo XIX se torna más abiertamente político y sus
consolidó la posibilidad del voto negro, las muje- conquistas ensancharán la democracia al ampliar

22
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 23

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

los márgenes de libertad e igualdad de las muje- se las consulta acerca de las leyes que les concier-
res. nen más directamente, como son las del matrimo-
La última época del sufragismo, en los últimos nio, divorcio, educación de los hijos?”10.
años del siglo XIX y primeros del siglo XX está En la segunda mitad del siglo XIX, algunas
profundamente marcada por un sesgo más radical mujeres iniciaron en algunos países de América
que enfatizará la reivindicación de autonomía Latina las primeras luchas en favor de los dere-
sexual para las mujeres y la crítica a la moral chos políticos de las mujeres. Sirva como ejemplo
patriarcal propia de la institución del matrimonio. el caso de El Salvador, que la Constitución liberal
De esta forma, preparará el terreno al feminismo de 1886 otorgó la ciudadanía a las mujeres.
radical de los años setenta del siglo XX que pon- También el caso de México es interesante, pues
drá las relaciones familiares, sexuales y reproduc- un grupo de mujeres se incorporó al partido
tivas en el centro mismo del escenario histórico Liberal mexicano y se organizó como “Las hijas
feminista. de Anahuac”. Clubs políticos, asociaciones de
mujeres en torno a partidos liberales, otros colec-
De otro lado, tampoco es conveniente olvidar el
tivos alrededor de revistas y otros próximos al
profundo vínculo entre el feminismo y la izquier-
movimiento obrero, todos ellos de mujeres, flore-
da (socialismo y anarquismo). Un sector signifi-
cieron en América Latina, Centroamérica y el
cativo del movimiento sufragista se acercó a la
Caribe con reivindicaciones sufragistas y feminis-
ideología socialista y de esa forma puso las bases
tas en la segunda mitad del siglo XIX y en las pri-
de un movimiento feminista* más incluyente en meras décadas del siglo XX.
el que cabían obreras y mujeres de clase media
que sentían como una carga insoportable los pri- Y este hecho empíricamente contrastable debe
vilegios masculinos. servir para acabar con el prejuicio de que el femi-
nismo es un fenómeno exclusivamente europeo.
La tradición feminista en América Latina no es
ciertamente poderosa ni en términos de moviliza-
2.2. El feminismo en América Latina, Centro-
ción social ni de influencia intelectual ni de pene-
américa y el Caribe.
tración ideológica, pero tampoco lo fue en España
América Latina también tuvo su Ilustración ni en la mayoría de los países europeos, especial-
feminista. El venezolano Francisco de Miranda mente en aquellos que profesaban la fe católica.
(1750-1814) fue un precursor del feminismo que El sufragismo se convirtió en un movimiento de
planteó que las mujeres, “esa mitad de individuos masas sólo en dos países, EE.UU. e Inglaterra,
tenía derecho a estar representada en el gobier- que reunían dos condiciones exclusivas: habían
no”9. Este ilustrado, precursor también de la realizado la revolución industrial y sus creencias
Independencia latinoamericana, a fines del siglo religiosas eran protestantes. De hecho, en el sur
XVIII reclamó ciertas formas de sufragio para las de EE.UU., que no había tenido aún su revolu-
mujeres, como puede observarse en una entrevis- ción industrial, no arraigó el sufragismo. En el
ta con el alcalde de París: “¿Por qué, al menos, no mismo sentido, hay que subrayar que las mujeres

9 Citado en LUCILA LUCIANI DE PÉREZ DÍAZ: “Miranda, precursor del feminismo”, Revista Nacional de Cultura, nº 78-79, p.
27, Caracas, 1950.
10 Citado en CARACCIOLO PARRA PÉREZ: “Miranda y la Revolución Francesa”, tomo II, p. 167, Ed. Culturales el Banco del
Caribe, Caracas, 1966.

23
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 24

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

sufragistas norteamericanas del norte habían par- miento del feminismo de los años setenta a lo
ticipado en el abolicionismo de la esclavitud y en largo y ancho de América Latina, Centroamérica
movimientos de renacimiento religioso protestan- y el Caribe.
te. Ambos espacios les habían sido de gran utili-
dad, pues les había permitido hablar en público y
poner en funcionamiento su capacidad de organi- 3. El siglo XX: La tercera ola feminista.
zación comunitaria, en clave religiosa o política.
De modo que es necesario desactivar malentendi- Para el siglo XX, se aportarán algunos elementos
dos que en última instancia tratan de negar la que nos permitan entender los feminismos que se
universalidad de la opresión de las mujeres. han desarrollado en el contexto de la tercera ola
feminista, desde el feminismo radical de los seten-
En las tres primeras décadas del siglo XX se fun- ta hasta el debate entre la igualdad y la diferencia,
daron en casi todos los países de América Latina, desde la discutida alianza entre feminismo y pos-
Centroamérica y el Caribe asociaciones de muje- tmodernidad hasta el surgimiento de los feminis-
res vertebradas en torno a reivindicaciones sufra- mos emparentados con el multiculturalismo. En
gistas y feministas. En la mayoría de los casos, el este contexto cronológico es preciso explicar el
movimiento de mujeres* tuvo como finalidad potente resurgimiento del feminismo latinoame-
inmediata reafirmar el papel de las mujeres en la ricano y los singulares debates que han surgido en
sociedad, al reclamar sus derechos cívicos y cul- el marco geográfico e histórico de esta tradición.
turales. Sin embargo, hay que señalar que las aso-
ciaciones de mujeres que se fundaron y los con- A partir de los años sesenta, el siglo XX ha sido
gresos que se celebraron no tuvieron en todos los testigo de una nueva ola feminista de marcado
países el mismo énfasis ideológico. Por ejemplo, carácter político. Este resurgimiento del feminis-
en Chile (Consejo Nacional de Mujeres, 1919) y mo ha impregnado las mentalidades, ha permea-
Argentina (la Unión Feminista Radical, 1918) do valores sociales, ha trastocado los paradigmas
estas asociaciones tuvieron un énfasis feminista dominantes de las ciencias sociales y ha obligado
desligado de otras opciones ideológicas, mientras a algunos estados a implementar políticas de
que, por ejemplo, en Bolivia (la Federación igualdad*. Incluso algunos organismos económi-
Obrera Femenina de La Paz, 1927) o México cos internacionales --el Banco Mundial o el Banco
(ligado a la Revolución se funda el Primer Interamericano de Desarrollo-- han puesto en
Congreso Feminista, 1917) surgen más directa- funcionamiento programas de financiación espe-
mente vinculadas a las luchas populares. Y del cíficos para frenar, entre otras cosas, la exasperan-
interior de las organizaciones sociales y culturales te pobreza de las mujeres del mundo en desarro-
de mujeres surgieron los primeros partidos femi- llo. Y es que hasta las instituciones del capitalis-
nistas (Uruguay, Chile o Argentina, entre otros) mo internacional han asumido cierta retórica
(Vitale, www.robertexto.com/UniversidaddeChile). feminista.
Sin embargo, asociaciones y partidos feministas El feminismo de los años setenta tendrá un ros-
pronto entraron en crisis, el movimiento feminis- tro aún más marcadamente político que el sufra-
ta que estaba en su base fue desactivándose pau- gista. Desde El segundo sexo de Simone de
latinamente, sumergido y latente, recuperando Beauvoir, pasando por La mística de la feminidad
nuevas fuerzas y llenándose de razones y argu- de Betty Friedan, hasta el feminismo radical de
mentos hasta desembocar en el poderoso resurgi- los años setenta, el discurso y la práctica política

24
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 25

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

feminista han puesto sobre la mesa otras reivindi- explotación económica que suponen los trabajos
caciones relacionadas con la autonomía personal, reproductivos que tienen lugar en el espacio pri-
la independencia económica y las relaciones de vado-doméstico.
poder* entre varones y mujeres. El feminismo El feminismo radical de los años setenta tendrá
radical mostrará a través de las obras de Kate un carácter más comprehensivo en su forma de
Millett y de Sulamith Firestone el carácter políti- analizar la opresión de las mujeres que los femi-
co de las relaciones afectivas y sexuales que tie-
nismos históricamente anteriores, pues reflexio-
nen lugar en el ámbito familiar.
nará sobre la política sexual del patriarcado como
El libro más célebre, ya un clásico indiscutible una política que actúa en lo privado e íntimo y en
de la literatura feminista, es La política sexual11 de lo público y lo político. Faltarán aún algunos
Kate Millett. La tesis central de este libro es que años para que el feminismo amplíe su mirada e
lo personal es político. ¿Qué significa esta afirma- incluya las opresiones específicas de colectivos de
ción? Pues que la subordinación de las mujeres mujeres marcados por la etnia, la orientación
no se sostiene sólo en su exclusión de las institu- sexual, la raza o la cultura. Esta mirada más inclu-
ciones políticas y de los poderes fácticos o en la yente del feminismo estará relacionada con la
explotación económica que tiene lugar en el mer- introducción en la agenda política de las mujeres
cado laboral sino que tiene raíces muy profundas de los países en desarrollo la cuestión de la opre-
y aparentemente invisibles que hacen muy difícil sión de las minorías, la reflexión crítica sobre el
desmontar lo que Millett denomina patriarcado. pasado colonial de los países europeos y su
Estas hondas raíces se encuentran en la familia, influencia en la conformación de las estructuras
en las relaciones de pareja y en todas las tareas de sociales y simbólicas de los países colonizados.
cuidados y reproductivas que desarrollan las
mujeres gratuitamente en el ámbito familiar. El feminismo, en su doble dimensión de movi-
Dicho en otros términos, la familia no es un espa- miento social y de tradición intelectual, es uno de
cio de afecto y cuidados, presidido por la simetría los efectos reflexivos de la modernidad que más
entre varones y mujeres sino una institución ha contribuido en los dos últimos siglos al pro-
patriarcal en la que se asienta la división sexual greso social y político. El feminismo ha democra-
del trabajo*, se esconden las relaciones de poder tizado aspectos decisivos de la sociedad en varios
entre hombres y mujeres detrás del amor y de los sentidos. De un lado, ha ensanchado los límites
cuidados y en muchos casos se desarrolla la vio- políticos y económicos de las democracias al rei-
lencia y el abuso sexual masculino contra las vindicar para la mitad de la sociedad la ciudada-
mujeres. Y todas estas prácticas no son aspectos nía social y política. Y de otro, ha visibilizado
íntimos de las parejas o de las familias, como se aquellas cuestiones morales y existenciales repri-
ha tendido a contar, sino relaciones políticas midas por las instituciones de la modernidad
basadas en la explotación y subordinación de las patriarcal y las ha introducido en el debate públi-
mujeres. Y no sólo eso, pues inmediatamente el co (aborto, sexualidad, reproducción* e invisibi-
feminismo de finales del XX politizará aún más el lidad de la economía doméstica, entre otros). Este
espacio doméstico al señalar la violencia sexual proceso de ampliación de la democracia ha sido
de que son objeto algunas mujeres y al desvelar la posible porque el feminismo ha hecho de la lucha

11 Véaseuno de los libros de teoría feminista más relevantes del siglo XX: KATE MILLETT, La política sexual, Ed. Cátedra, col.
Feminismos, Madrid, 1995.

25
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 26

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

contra la discriminación y de las vindicaciones de poder y la igualdad utilizando los recursos y las
igualdad los núcleos de su identidad. instituciones ya existentes en la sociedad?
El feminismo, desde su origen hasta su resurgi- Alrededor de este dilema brotan tres argumentos
miento en los años setenta del siglo XX, se ha des- en el seno del feminismo. Los dos primeros cele-
arrollado como una crítica moral, política y antro- bran la diferencia entre varones y mujeres, mien-
pológica a la dominación masculina. De ahí que tras que el tercero la examina críticamente y vin-
la igualdad haya sido el paradigma que ha articu- dica la igualdad. El primero de ellos defiende una
lado históricamente las vindicaciones feministas. esencia de lo femenino con rasgos propios, ajena
Celia Amorós define el feminismo como ‘vindica- a las realidades sociales. El segundo considera
ción’, entendiendo por tal una crítica política a la intelectualmente imposible demostrar una onto-
usurpación que han realizado los varones de lo logía o esencia de lo femenino, pero presenta otra
que ellos mismos han definido como lo genuina- posibilidad que al cabo cumple el mismo propó-
mente humano. El género ‘vindicación’ reclama la sito: puede y debe construirse una ‘naturaleza’
igualdad a partir de una irracionalización del femenina. Sobran ejemplos empíricos ilustrativos
poder patriarcal y una deslegitimación de la divi- de estas dos posiciones: la ausencia de las muje-
sión sexual de los roles (Amorós, 1997: 56). El res como sujetos activos en las grandes tragedias
feminismo ha tenido como objetivo desvelar los de la humanidad -guerras, desastres ecológicos,
mecanismos políticos, económicos e ideológicos violencia...- refuerza este planteamiento. El tercer
que han convertido la diferencia anatómica entre argumento arranca de la premisa de que la identi-
hombres y mujeres en una diferencia política en dad femenina es el resultado de la estructura de
clave de dominación y subordinación. poder patriarcal. Dicho de otra forma, la feminidad
es una construcción normativa y constrictiva que
reduce la libertad y autonomía de las mujeres.
3.1. Debate igualdad-diferencia. Este debate en torno a la igualdad y diferencia
El movimiento feminista y la teoría feminista que se hace explícito a finales de los setenta tiene
desde sus inicios han experimentado la tensión unas implicaciones políticas considerables.
entre la igualdad y la diferencia (Benhabib, 1996: Mientras el feminismo de la igualdad ponía todo
25), entre la queja y la vindicación, entre la sepa- el énfasis crítico en la división sexual del trabajo,
ración y la plena inclusión en lo público y lo polí- en la rigidez de los roles de género*, en la explo-
tico. La igualdad ha sido el paradigma político tación económica, subordinación social y casi
predominante en el feminismo hasta que en los exclusión política de las mujeres, el feminismo de
años setenta cristalice con cierta coherencia una la diferencia subrayaba críticamente el compo-
posición* teórica y política favorable a la diferen- nente patriarcal presente no sólo en la estructura
cia. En esos años se inicia un debate en el seno del social y en la ideología dominante, sino también
feminismo sobre la ‘naturaleza’ de los géneros y el androcentrismo en la manera de construir el
sobre cuestiones político-estratégicas. ¿Existe conocimiento científico.
algún elemento ontológico que determine mane- Sin embargo, es necesario señalar que el para-
ras de ser diferentes para mujeres y varones? ¿O digma político de la igualdad asume la indiscuti-
la diferencia entre ambos géneros es una cons- ble realidad de la diferencia de género, pero parte
trucción sociocultural producida por la jerarquía del supuesto de que esa diferencia es una cons-
patriarcal? Las mujeres ¿deberían luchar por el trucción socio-histórica y no una realidad ontoló-

26
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 27

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

gica. De todo ello, los diversos feminismos de la de que la desigualdad es un hecho natural e inhe-
igualdad infieren la necesidad de superar esa dife- rente a la naturaleza humana.
rencia cultural jerárquica entre las dos mitades de
la humanidad. Como explica Lidia Cirillo, una
cosa es que hagamos de la diferencia una hipóte- 3.2. Feminismo y postmodernidad.
sis de trabajo y otra bien distinta es que hagamos Sin que se hubiesen apagado los ecos de este
de ella un paradigma político (Cirillo, 2002: 50). debate que fragmentó peligrosamente al movi-
Y es que articular epistemológica y políticamente miento feminista, surgió a mediados de los
la diversidad y la diferencia con la igualdad no ochenta otro debate que se superpuso al anterior.
significa aceptar la diferencia y reorganizar nues- El discurso de la diferencia se refuerza y amplía
tro pensamiento en torno a este principio. con las argumentaciones postmodernas. Como
El problema de fondo es si vinculamos la dife- explica Nancy Fraser, el debate de los setenta se
rencia a la experiencia, es decir, si entendemos la desarrolla en torno a la diferencia de género,
diferencia de género como un constructo históri- mientras que las argumentaciones postmodernas
co-social o si lo conceptualizamos como una cate- de los ochenta se centran en las diferencias entre
goría fija e inmutable, ajena al tiempo histórico. mujeres (Fraser. 1997: 229-250). Dos debates y
En este último caso, la diferencia se convierte en dos fases del movimiento feminista. El primero de
paradigma político. En esta dirección, hay que ellos enfatizó la diferencia de género, mientras
hacer un esfuerzo por clarificar el concepto de que el segundo exaltó las diferencias entre muje-
igualdad y no hacerlo sinónimo del de ‘identidad’ res pertenecientes a distintos colectivos sociales.
o ‘uniformidad’. La igualdad no presupone la uni- Esta segunda fase se configura en el contexto
formidad social ni se basa en el presupuesto de la sociopolítico de lo que se ha llamado políticas de
identidad entre todos los individuos ni tampoco la identidad/diferencia.
en la idea de que todas las personas deben ser tra- Esta alianza entre un sector del feminismo y la
tadas exactamente igual. La igualdad no es la ene- postmodernidad ha supuesto un giro político y
miga de la diversidad ni de las diferencias sino de epistemológico respecto al feminismo universalis-
los privilegios de determinados grupos sociales. ta e ilustrado de la igualdad. Este cambio de aná-
La igualdad es un principio ético y político que lisis es tematizado por Seyla Benhabib como un
rechaza la discriminación, la explotación, la choque de paradigmas en la teoría feminista con-
exclusión, la subordinación y en general todas las temporánea. El cambio de paradigma hacia los
opresiones. Es un principio tan radicalmente feminismos postmodernos se produjo a mediados
ético que igual puede ser utilizado para impugnar de los ochenta, bajo la influencia de pensadores
la exclusión de las y los inmigrantes en el ‘Primer franceses como Foucault, Derrida, Lyotard, Luce
Mundo’ como para denunciar la explotación eco- Irigaray o Helene Cixous.
nómica de las mujeres en las sociedades patriarca- Hoy no puede hablarse propiamente de un solo
les. Descartar la igualdad como principio medular feminismo. Coexisten en su interior distintas
de las relaciones sociales es renunciar a una posiciones teóricas y estrategias políticas, tal y
herramienta que en manos de los y las oprimidas como sucede en otras teorías críticas de la socie-
es fuente de transformaciones sociales. Quizá no dad y en otros movimientos sociales. En todo
es casualidad que la ideología que subyace a la caso, unas y otras hacen explícito el largo e inten-
globalización neoliberal trate de difundir la idea so recorrido intelectual y político del feminismo.

27
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 28

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

El feminismo ha dialogado, y sigue haciéndolo, entre quienes asumiendo posiciones autocríticas


con todos los grandes paradigmas teóricos y con con Occidente, rechazan todas las producciones
todos los grandes movimientos sociales y políti- teóricas y políticas surgidas en el marco de la
cos. Sin embargo, la feminización de la pobreza y modernidad, como por ejemplo, los derechos
la violencia son quizá las dos caras más trágicas humanos o el feminismo, con la excusa de que
para muchas mujeres en el mundo. Cualquier dis- son ‘perspectivas del Norte’.
curso feminista tiene que integrar estos dos fenó- El feminismo pronto se incorporó al debate
menos sociales si quiere dar cuenta de la comple- sobre el multiculturalismo, sobre todo el feminis-
ja realidad social que vivimos en el mundo des- mo norteamericano y el feminismo de los países
arrollado y en el mundo en desarrollo. más pobres, hasta el extremo de que el multicul-
turalismo se convirtió en una lógica teórica y
política que dio voz a mujeres feministas que no
3.3. Feminismo y multiculturalismo. se sentían cómodas dentro del movimiento. Estas
En las dos últimas décadas se han intensificado mujeres feministas que se aproximaron al multi-
los debates y las discusiones sobre las relaciones culturalismo pusieron sobre la mesa la necesidad
entre distintas culturas. El multiculturalismo, el de replantear el proyecto político feminista a la
choque de civilizaciones, el diálogo transcultural luz de estructuras sociales recientemente visibili-
o la interculturalidad, se han convertido en obje- zadas como la raza, la etnia o la sexualidad. De
to de investigación y de discusión política. Y en el esta forma comenzó una estrecha alianza entre
marco de estas reflexiones han surgido preguntas feminismo y multiculturalismo que se ha traduci-
y se han formulado críticas a las sociedades occi- do en abundante bibliografía y en significativos
dentales no sólo por su pasado colonial sino tam- debates teóricos y políticos.
bién por su actitud etnocéntrica12. Y llegadas a este punto, no puede soslayarse que
La crítica de etnocentrismo a Europa y EE.UU. una buena parte de las teóricas feministas que
no es una improvisación construida en estos últi- defienden el multiculturalismo radical son deu-
mos tiempos; por el contrario, tal y como señala doras intelectualmente de la postmodernidad, de
Sophie Bessis (Bessis, 2002: cap. I y II), tiene pro- ciertos relativismos culturales, algunos de ellos
fundas raíces históricas. Siglos de conquista y indiscriminados, y de filosofías de la diferencia.
colonialismo han conformado en Occidente una Por ejemplo, Floya Anthias y Nira Yuval-Davis,
ideología de la superioridad frente al resto del como la mayoría de las feministas multiculturalis-
mundo que actúa como sustrato, tanto para fun- tas radicales, defienden la necesidad de decons-
damentar posiciones políticas críticas con el etno- truir la categoría ‘mujer’, pues en su opinión sólo
centrismo, como para alimentar ideologías racis- así pueden entenderse las diversidades y los pun-
tas sobre los ‘otros’. En definitiva, el debate alre- tos en común que existen entre las mujeres
dedor de los encuentros y desencuentros entre las (Anthias y Yuval-Davis, 1996: 100-101). Y en esta
culturas transita de un lado entre ideologías reac- dirección, polemizan críticamente con los femi-
tivas que quisieran mantener convenientemente nismos radical y marxista por su dificultad para
alejados y aislados a los ‘otros’; y de otro lado, entender las identidades de género, pues a su jui-

12 Este apartado se puede encontrar en su casi totalidad en el artículo: Rosa Cobo, “Ellas y nosotras en el diálogo intercultural”,
en Interculturalidad, feminismo y educación, Rosa Cobo (Ed.), Libros de la Catarata, Madrid, 2007.

28
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 29

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

cio estas perspectivas teóricas no dan cuenta sufi- como un pacto entre varones de distintas razas,
cientemente de la significación de la etnia y de la clases y culturas. La no tematización del contrato
raza en las identidades de género (Anthias y sexual como constituyente del patriarcado difi-
Yuval-Davis, op. cit.: 101-102). culta que estas feministas vean el carácter trans-
Una de las ideas centrales de estos feminismos versal de la opresión de las mujeres y por ello
es su insistencia en mostrar las diferencias entre mismo el de sus luchas políticas.
las mujeres, es decir, en cuestionar la categoría De otro lado, hay un gran voluntarismo en la
‘mujeres’, y en última instancia en poner de mani- idea de las diferencias no dominantes, pues las
fiesto la falta de representatividad del feminismo diferencias no son todas iguales ni es suficiente
cuando conceptualiza las diferencias culturales, con que digamos que son iguales para que lo
raciales o sexuales. Sin embargo, en sus discursos sean. Ni todas las opresiones y subordinaciones
hay un déficit respecto a la visibilización e identi- son iguales ni responden a los mismos intereses
ficación analítica y política de los mecanismos ni producen los mismos efectos. Ni tampoco la
universales de dominación patriarcal. La influen- correlación de fuerzas que tienen los oprimidos y
cia de la postmodernidad y de las teorías de la oprimidas en los diversos sistemas de dominación
diferencia hace que la diferencia se coloque como es siempre la misma. La propuesta de negociar y
valor supremo frente al carácter transcultural e reconocernos como diferencias no dominantes es
interclasista de la dominación masculina. una declaración moral y política de intenciones,
Este feminismo multiculturalista exalta las dife- pues en la propia estructura de las sociedades
rencias no-dominantes hasta hacer de esa catego- multiculturales no ocupan la misma posición en
ría, la diferencia, la piedra angular de ese multi- cuanto a recursos las diferentes minorías y los
culturalismo policéntrico (Lugones, 2005). El distintos grupos sociales. Sin embargo, estas femi-
coste de este multiculturalismo radical, profunda- nistas aciertan plenamente en la idea de que los
mente anclado en las opresiones de clase, de sexo, colectivos oprimidos tienen que negociar entre sí
de género o de cultura, es la sacralización del lo más simétricamente posible para desactivar las
grupo y la reificación de las minorías. Estas posi- estructuras de dominación que soportan. Sin
ciones multiculturalistas transitan entre el miedo embargo, para ello es necesario visibilizar esa
al esencialismo que denuncia la postmodernidad macroestructura masculina que expropia a ‘todas’
y la seducción de la sacralización del grupo tan las mujeres de recursos y derechos. Sacar a la luz
propia del comunitarismo. La cuestión es que es esta estructura hegemónica que es el patriarcado
un círculo que provoca tensiones dentro de su es la mejor contribución para hacer del feminis-
discurso. Sin embargo, esta posición teórica de la mo un proyecto político transformador.
‘interdependencia de las diferencias no-dominan- El multiculturalismo radical que postulan ‘los
tes’, de ‘fuerzas reconocidas e iguales’, tiene su feminismos de mujeres de color’ estadounidenses
traducción política, según las multiculturalistas y que tiene una influencia significativa en espa-
feministas, pues es a partir de esas diferencias cios intelectuales y políticos latinoamericanos y
desde donde se pueden construir afiliaciones y centroamericanos parte de una oposición, -a mi
coaliciones. Y en este tipo de análisis, como el que modo de ver un poco esquemática-, entre femi-
hacen, por ejemplo, Audre Lorde y María nismos blancos burgueses y feminismos de color.
Lugones, se puede observar, a mi juicio, un punto Y esta división del feminismo no deja de ofrecer
ciego y es la no identificación del patriarcado problemas porque sugiere la existencia de un

29
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 30

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

feminismo que es legítimo y de otro que no lo es. reconocer las diferencias que nos oprimen y otra
Y además, ahí subyace una idea complicada, pues muy distinta es hacer de las diferencias fronteras
si existen dos feminismos, uno que no es legítimo de incomunicación política. ¿Se puede afirmar
ni representativo porque no integra en su discur- que no existe una hegemonía masculina –o capi-
so ni en su práctica política variables específicas talista- que atraviesa fronteras culturales, sociales,
de opresión; y el otro que sí es legítimo porque económicas o raciales? ¿Se pueden negar los
visibiliza y pone de manifiesto las opresiones de datos empíricos que señalan que no existen socie-
las mujeres de las minorías culturales, raciales o dades en las que las mujeres no son objeto de sub-
sexuales, entonces parecería imposible construir ordinación?
una agenda política feminista global. Las mujeres La dominación masculina suele ser convertida
blancas de todas las clases sociales del primer por los varones en la piedra de toque de su cultu-
mundo son objeto de agresiones patriarcales sim- ra, de tal forma que suele identificar la esencia de
bólicas y materiales por parte de los varones, su cultura con sus propios privilegios. Así, el con-
como individuos y como colectivo. Dicho en trol y propiedad de las mujeres por parte de los
otros términos, me preocupa que este feminismo varones se convierte en uno de los elementos cen-
hace un uso escaso del concepto de patriarcado trales a proteger en las comunidades culturales
por una parte y por otra me inquieta esa especie que se sienten inferiorizadas y sometidas a proce-
de desplazamiento crítico desde el patriarcado sos de cambio social. Lo que en el fondo no es
hacia el ‘feminismo blanco burgués’: ¿quiénes son otra cosa que defender el contrato sexual por el
las feministas blancas burguesas? ¿Qué argumen- que los varones originalmente pactaron a las
to debemos utilizar para distinguirlas? ¿Qué cri- mujeres en propiedad masculina y en subordina-
terio utilizaremos para diferenciar al feminismo das sexuales. Parecería que los varones están
legítimo del ilegítimo? resignados a admitir ciertos cambios culturales,
Por otra parte, también me resulta insatisfacto- pero se aferran como a un clavo ardiendo al con-
rio el escaso reconocimiento a esos feminismos de trato sexual, pues este pacto les convierte en
mujeres blancas que hoy permiten edificar otros colectivo dominante sobre ‘sus’ mujeres. Así, aun-
feminismos más atentos a las opresiones específi- que pierdan ‘poder’ como cultura siguen conser-
cas. Ahí veo dificultades para construir el meta- vándolo como genérico masculino. El multicultu-
rrelato de las luchas de las mujeres y la eterna ralismo más radical y más patriarcal aspira a que
reconstrucción de la memoria feminista. La una de las esencias culturales a proteger sea pre-
memoria histórica es un instrumento necesario cisamente la subordinación de las mujeres. Dicho
en la construcción de una subjetividad política en otros términos, hay que reactualizar y legiti-
que tenga como finalidad la irracionalización del mar el contrato sexual, esta vez en clave cultural.
sistema de dominio patriarcal. En torno a la dominación masculina y a la red de
La crítica al metarrelato en favor de los microrre- privilegios sobre la que se asienta, se ha elabora-
latos tiene el peligro, como señalaba anteriormen- do una ideología de defensa de la supervivencia
te, de silenciar el sistema transcultural de domi- cultural para la cual se apela a la tradición como
nación masculina y de sacralizar las comunidades fuente principal de legitimación de la subordina-
culturales, raciales o sexuales. Y de esta sacraliza- ción de las mujeres. Y la tradición siempre ayuda
ción puede inferirse también un muro de incomu- en ese sentido, pues las mujeres han sido pactadas
nicación entre nosotras y ellas. Y una cosa es por los varones y sobre ese contrato sexual se ha

30
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 31

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

edificado la división sexual del trabajo y los roles tas, ‘la mujer’ aparece como la metáfora de la cul-
sexuales. Ahora bien, cuando la tradición no tura, como la representación material y simbólica
ayuda lo suficiente porque el poder de los varones de la supervivencia de la comunidad cultural.
se ha debilitado, entonces la cultura patriarcal* Frente al miedo a la desaparición de una cultura
inventa una nueva normatividad femenina que que se considera acosada y expuesta a la asimila-
desemboca en la reactualización del viejo modelo ción por parte de la cultura hegemónica, los varo-
de mujer de la tradición. Así se crea esa ‘mujer nes cierran filas en defensa de la propia domina-
imaginada’ y soñada por los varones que temen ción sobre ‘sus mujeres’. Y ahí, en la dominación
perder su identidad cultural y sus privilegios masculina sobre las mujeres, se encuentra el
patriarcales, que no es otra cosa que un nuevo núcleo intocable y no negociable de la permanen-
modelo de esclava cultural. Lo reseñable es que cia de su comunidad cultural.
esa ‘mujer imaginada’ es construida como un res- Sin embargo, un feminismo integrador, inclusi-
tablecimiento de la tradición, como la vuelta a lo vo y atento a las opresiones específicas, -clase,
originario y constituyente. Y es que un elemento sexualidad, raza, cultura…-, con capacidad teóri-
central de la identidad cultural para los varones es ca para producir categorías que nombren esas rea-
la sujeción de las mujeres. Dicho en otros térmi- lidades que durante tanto tiempo no se han visi-
nos, las posiciones multiculturalistas radicales y bilizado y con lucidez política para enfrentarse a
patriarcales no diferencian entre patriarcado y las nuevas alianzas establecidas entre el patriarca-
cultura, porque la distinción analítica y política do y las culturas, tiene que dotarse de un discur-
de esas estructuras desenmascararía los privile- so teórico y político que trascienda tanto las dife-
gios que subyacen a esa perversa alianza. rencias indiscriminadas como el universalismo
¿En qué concepto de cultura se sustentan aque- ciego.
llas posiciones que intencionada o inintenciona- El feminismo no puede renunciar a la idea de la
damente desembocan en el establecimiento de autonomía y a la constitución de las mujeres en
fronteras entre ellos y nosotros, ellas y nosotras? sujetos políticos, pero tampoco puede cerrar los
Los multiculturalistas fuertemente comunitaris- ojos a la existencia de grupos de mujeres con
tas tienen una visión holística de las culturas, experiencias concretas y específicas de opresión.
como si fuesen totalidades sin fisuras, entidades Sin embargo, tener una actitud un poco relativista
prerreflexivas, realidades hipercoherentes, como y un poco multiculturalista hacia las culturas y las
si las comunidades culturales no fuesen dinámi- minorías, siempre que no vulneren los derechos
cas y no estuviesen expuestas a encuentros con humanos y no promuevan la desigualdad, no
otras culturas y por tantos ajenas a procesos de puede significar la adhesión al relativismo y el ale-
cambio social. Toda cultura está construida sobre jamiento del universalismo. Construir un univer-
estratificaciones sociales o sexuales, marcadas por salismo amplio, ancho, autocrítico, que no sea
las diferencias económicas o de estatus o de géne- ciego a las diferencias, que no se deje bloquear,
ro. Las comunidades culturales se forman sobre según el término de Bessis, por los intereses de las
estructuras sociales en las que el género, los elites patriarcales y que no silencie a las ‘otras’
recursos o el origen son variables de diferencia- debe ser uno de los objetivos del feminismo del
ción y de desigualdad (Benhabib, 2006: 59-94). siglo XXI. Pero este universalismo no puede ser
Así, desde posiciones multiculturalistas fuertes sólo político, también tiene que ser filosófico,
y, por supuesto, no mediadas por análisis feminis- aunque no esencialista, es decir, no puede renun-

31
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 32

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

ciar a la idea de una única humanidad porque este criterios éticos universales que resten legitimidad
punto de vista es el fundamento de una teoría a todos los valores y las prácticas basados en la
amplia y comprensiva de los derechos humanos dominación y la discriminación. Los derechos
para todos y cada uno de los individuos. Desde humanos son, sin duda, el punto de partida. Esta
este punto de vista, el multiculturalismo radical de ética debe ser lo suficientemente universal para
un lado y el consevadurismo neoliberal de otro que no sea una manifestación de etnocentrismo y
bloquean cualquier versión integradora del, deno- para que las poblaciones del Sur no la perciban
minado por Benhabib, universalismo interactivo. como tal. Es decir, una ética basada en los dere-
Tal y como señala Nancy Fraser (Fraser, 1995: chos humanos como el dato más inequívoco de
39-43), el multiculturalismo no puede ser indis- humanización y de civilización.
criminado, debe ser crítico. Si bien la idea que
subyace en el multiculturalismo es la necesidad
de reconocer las diferencias y las identidades cul- 3.4. Debates feministas en América Latina,
turales, eso no supone que todas las culturas con- Centroamérica y el Caribe.
tengan aportaciones igualmente valiosas para el No parece adecuado hablar del concepto de
bienestar, la libertad y la igualdad de los huma- feminismo latinoamericano, de la misma forma
nos, es decir, no implica una hipótesis de relati- que la definición de feminismo europeo o africa-
vismo general (Lamo de Espinosa, 1995:18). Hay no no nos devuelve una realidad homogénea. Las
que distinguir entre pretensiones dignas de pro- razones hay que buscarlas en la diversidad y com-
tección y de reconocimiento jurídico y las que no plejidad del contexto político, económico y cultu-
son acreedoras de ello, bien porque no lo necesi- ral que existe en América Latina, Centroamérica y
tan, bien porque pueden ser satisfechas por otras el Caribe. Por eso, precisamente, propongo que
vías más adecuadas, bien porque no lo merecen hablemos de debates feministas en América
(De Lucas, 1994: 35). Latina. La complejidad de este contexto hace
La diversidad cultural y las ideas multicultura- posible afirmar que el feminismo en el centro y en
listas son aceptables sólo si amplían la libertad y el sur del continente americano tiene característi-
la igualdad de los individuos13. Por ello, hay que cas que lo singularizan frente a discursos y prác-
discriminar entre las prácticas y valores culturales ticas feministas de otras regiones del mundo. Pese
que están al servicio de sistemas de dominación y a esta observación, señala Maruja Barrig14 que, de
aquellos que no vulneran los derechos individua- todos los movimientos sociales que han surgido
les. Hay prácticas culturales, como la mutilación en América Latina a partir de los años setenta,
genital femenina, que obviamente no amplían el quizá el feminista es el que más semejanza guar-
contexto moral. da con el europeo.
La argumentación anterior desemboca en la Sin embargo, para entender algo de la historia de
urgente necesidad de construir colectivamente este feminismo es necesario identificar analítica-

13 A este respecto, véase mi artículo: "Multiculturalismo, democracia paritaria y participación política". En Política y Sociedad
(Madrid), nº 32, 1999.
14 Este apartado debe mucho a la documentada ponencia de MARUJA BARRIG: “Los malestares del feminismo latinoamericano:
una nueva lectura”. Prepared for delivery at the 1998 meeting of the Latin American Studies Association, The Palmer House
Milton Hotel, Chicago, Illinois, September 24-26, 1998.

32
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 33

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

mente algunas características que recorren el cen- consensuadamente. Hay que preguntarse si los
tro y el sur de este continente. En primer lugar, enconados conflictos teóricos y políticos intrafe-
hay que señalar que el contexto de este continen- ministas no estarán relacionados con historias
te está profundamente marcado por la diversidad nacionales y regionales, es decir, con una cultura
cultural derivada de su historia colonial. Este política marcada por el conflicto.
pasado de colonización española y portuguesa ha En quinto lugar, no puede soslayarse la rotunda
producido mestizajes y segregaciones, exclusio- presencia en la sociedad civil y en el poder políti-
nes y mezclas que están en el corazón de las co de un catolicismo reactivo que ha establecido
sociedades latinoamericanas y que han originado interesadas alianzas con la derecha más conserva-
efectos sociales que hoy se pueden rastrear en los dora y neoliberal. De otro lado, el surgimiento y
debates feministas. afianzamiento de grupos evangélicos y protestan-
En segundo lugar, esta región del mundo, al tes en muchas partes de América Latina refuerza
igual que otras, se caracteriza por la desigualdad los valores más tradicionales y patriarcales de sec-
económica y la falta de escrúpulos de la mayoría tores de la sociedad civil. Las propuestas progre-
de sus élites económicas y políticas. Esta des- sistas de la teología de la liberación no han podi-
igualdad se ha alimentado en los últimos años de do neutralizar la influencia reactiva del cristianis-
las políticas neoliberales que han empobrecido a mo más conservador y ultramontano. La carga de
la mayoría de la población y han debilitado a sus esta presencia religiosa reactiva ha obstaculizado
escasas clases medias. Uno de los efectos más significativamente las vindicaciones políticas de
sobresalientes ha sido la feminización de la los grupos de mujeres y del movimiento feminis-
pobreza. Y este hecho empírico sobrevuela las ta y se ha convertido en uno de los núcleos ideo-
preocupaciones y la agenda política del feminis- lógicos más conservadores frente a las reivindica-
mo latinoamericano. ciones de las mujeres.
En tercer lugar, estas políticas económicas dicta- En sexto lugar, hay que señalar la crisis, en unos
das por las instituciones del capitalismo interna- casos, y la descomposición, en otros, de las insti-
cional (Banco Mundial, Fondo Monetario tuciones políticas en diversos países de América
Internacional, Organización Mundial del Latina, Centroamérica y el Caribe. La incapacidad
Comercio, etc.) están creando nuevas dificultades de las élites políticas para desactivar la desigual-
que se deben añadir a los problemas inherentes a dad económica y hacer frente a la corrupción ha
la crónica falta de cohesión social: tensiones producido una notable deslegitimación de sus
sociales, conflictos económicos o choques cultu- clases políticas y de la democracia como sistema
rales. Las maquilas aparecen como el paradigma político. Las clases políticas de algunos países de
de la explotación económica y el producto más este continente no han podido ni sabido neutrali-
perverso del capitalismo. zar a las élites económicas y esto ha hecho posi-
En cuarto lugar, esta debilitada cohesión social ble que hoy en algunas naciones latinoamericanas
reposa sobre una historia en la mayoría de los paí- la desigualdad económica sea de las mayores del
ses latinoamericanos marcada por la falta de con- mundo. La facilidad con la que las élites políticas
senso social. Las guerras de Centroamérica y las y económicas han acudido a la violencia no legí-
dictaduras del Cono Sur son una de las muestras tima, inspiradas y apoyadas casi siempre por
más rotundas de que la mayoría de las sociedades EE.UU., cuando estas sociedades mostraban su
latinoamericanas no han resuelto sus conflictos disconformidad con la desigualdad ha producido

33
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 34

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

unas heridas difíciles de suturar. Y esta deslegiti- humanos donde más insistentemente se han vul-
mación de las instituciones está en el origen de la nerado. Estos procesos de intervención interna-
resistencia que un sector del feminismo muestra a cional han sido bien recibidos por sus élites pro-
la hora de pactar con el estado. gresistas, pero al tiempo se les ha criticado, de un
En séptimo lugar, es necesario dirigir nuestra lado, su desconocimiento del contexto y con ello
atención al surgimiento en los últimos años de los dudosos efectos positivos de su intervención;
opciones políticas indigenistas en aquellas socie- y, de otro, que se convirtiesen en instrumentos de
dades con poblaciones indígenas marcadas por la aplicación de políticas ajenas que poco tienen que
exclusión, la falta de respeto social y la explota- ver con la historia y con los procesos económicos
ción económica. Estas opciones políticas indige- y culturales que han vivido estos países. La rela-
nistas si, por una parte, cuestionan la legitimidad ción entre la cooperación internacional y el dis-
del poder criollo y mestizo, por otra, están tenien- curso y la práctica política feminista ha estado y
do relaciones de gran ambivalencia con los gru- está en el origen de uno de los debates más singu-
pos de mujeres y con el movimiento feminista. lares, propios y vivos de América Latina,
Las opciones indigenistas tampoco escapan a las Centroamérica y el Caribe.
creencias y prácticas patriarcales en su imaginario El feminismo latinoamericano de los años seten-
colectivo y en sus entramados institucionales y ta forma parte de una ola feminista que se exten-
civiles. dió por muchas partes del mundo. Se inscribe en
En octavo lugar, en diversas zonas de mayo del 68 y, por tanto, es urbano, de clase
Centroamérica y México han aparecido nuevas media e ilustrado; y, además, nace vinculado a la
formas de violencia contra las mujeres, cuya izquierda. Y esta vinculación ha sido fuente
característica principal es el asesinato de mujeres inagotable de debates en el propio movimiento y
por parte de uno o varios varones que en la mayo- de tensiones con una izquierda que no ha sabido
ría de los casos no las conocían de antemano. entender políticamente las vindicaciones feminis-
Estamos hablando del feminicidio. Estos asesina- tas y que le ha negado sistemáticamente la especi-
tos colectivos por parte de varones suelen estar ficidad de su lucha política y las pretensiones de
vinculados a la economía criminal. –narcotráfico, su autonomía organizativa. Y aquí se puede detec-
prostitución, tráfico de mujeres, niñas, órganos, tar un malestar profundo en el feminismo de los
etc.--, a pandillas y maras o a agresiones sexuales años 70 y 80, que aún se mantiene, aunque más
de fin de semana y se producen en medio de debilitado, en un marco más amplio de debate
rituales de tortura. Esta realidad se ha convertido sobre la identidad y la estrategia del feminismo.
en una de las preocupaciones predominantes del Esta primera etapa de resurgimiento del feminis-
movimiento feminista y en objeto de investiga- mo está profundamente marcada por la politiza-
ción de teóricas feministas. ción. Ahora bien, esta politización es un rasgo
En noveno lugar, las sociedades latinoamerica- inherente al feminismo de los setenta que, ade-
nas con más problemas de exclusión están vivien- más, en algunos países latinoamericanos se super-
do desde los años ochenta la presencia de la coo- pone a los movimientos de resistencia a las dicta-
peración internacional y la financiación de pro- duras o a las guerras.
gramas de intervención social con el fin de cola- Tras la intensa politización del feminismo de los
borar en la reducción de la desigualdad y en el años setenta y primeros ochenta, las feministas se
reforzamiento de la democracia y los derechos plantean cómo transformar sociedades marcadas

34
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 35

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

por la desigualdad de género. Y aquí las ongs apa- a aquellas reformas que pueden cambiar y mejo-
recen como instrumentos privilegiados, en los rar la vida de miles de mujeres latinoamericanas?,
que se combina trabajo asalariado y militancia parecen preguntarse las feministas de las ONG’s.
política. Siguiendo el análisis de Maruja Barrig, la De otro lado, otro sector del feminismo rechaza la
vinculación de las feministas con las ONG’s es colaboración con estados muy deslegitimados por
motivo de preocupación y de debate en el femi- su proximidad con las clases ricas y poderosas de
nismo latinoamericano. En efecto, miles de femi- esas regiones. En sus reflexiones se detecta des-
nistas latinoamericanas en estas regiones han confianza y escepticismo hacia los efectos positi-
invertido trabajo y militancia feminista en las vos de esa colaboración y advierte contra la des-
ONG’s. Pero no sólo las feministas, pues las orga- politización que esas prácticas institucionales ha
nizaciones no gubernamentales cumplieron la llevado al movimiento.
doble función de servir de estrategia laboral para Este proceso lleva al feminismo latinoamericano
los profesionales de las capas medias y al tiempo a un dilema difícil de resolver: de una parte, no se
como un espacio para expresar el compromiso pueden negar efectos positivos derivados del tra-
social de una generación con sus respectivas bajo de las organizaciones no gubernamentales; y,
sociedades. de otra, esta tecnificación del feminismo en el
Este proceso posibilista se intensifica en los marco de las ONG’s ha provocado un gran males-
noventa y, como dice Barrig, se acentúa el ele- tar en el movimiento porque su colaboración en
mento empresarial de las ONG’s: resultados, efi- la reconstrucción del tejido social les ha hecho
cacia, diseño, planificación y evaluación de los perder capacidad de movilización política y de
programas, rendición de cuentas a los países denuncia de las estructuras patriarcales de las
donantes, estructuras jerárquicas en su interior, sociedades latinoamericanas.
similares a las de cualquier empresa… Estas orga- Así, aparece en el feminismo latinoamericano, --
nizaciones se vieron empujadas a transformar sus y los Encuentros Feministas que se han celebrado
trabajos para la sociedad civil en políticas públi- en América Latina, Centroamérica y el Caribe--
cas. Uno de los efectos no deseados por las femi- dan prueba de ello, el debate entre quienes defien-
nistas fue la despolitización del feminismo y la den la colaboración del feminismo con las institu-
puesta en marcha de un intenso proceso de tecni- ciones y quienes apuestan por una autonomía del
ficación del feminismo. movimiento lejos del estado15. Este sector más
En los años noventa las ONG’s de mujeres y/o politizado del feminismo latinoamericano ha lle-
feministas comienzan a colaborar en la planifica- vado al seno del movimiento su preocupación por
ción y aplicación de políticas públicas* y esta el cruce de opresiones y ha situado en el centro de
colaboración con los estados provoca tensiones su agenda política su preocupación por los efectos
en el movimiento. Un sector del movimiento cree de la colonización. Y de ahí hay que pasar a otra
que la colaboración forma parte de una estrategia crítica: la perspectiva occidental del feminismo,
posibilista y, de esa manera, la reforma aparece pues éste como movimiento de reflexión urbano y
como vía necesaria en la transformación de las académico ha disminuido su empuje liberador y
poderosas jerarquías de género. ¿Cómo renunciar emancipador. Tal y como afirma Francesca

15 El libro de MARGARITA PISANO expresa con mucha claridad estas posiciones: Un cierto desparpajo, Sandra Lidid Editora,
Santiago de Chile, 1996.

35
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 36

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

Gargallo (Gargallo, 2007: 17-34), no se puede Estas preocupaciones siguen ahí y alimentan el
disociar el patriarcado contemporáneo del racis- debate feminista. Sin embargo, estratégicamente
mo, el colonialismo y el capitalismo. Así, las varia- parece crucial producir espacios de encuentro que
bles etnia, raza, opción sexual o clase han sido conduzcan a pactos puntuales entre los diversos
introducidas en el debate político feminista con el grupos de mujeres y el movimiento feminista a fin
propósito de repolitizar el feminismo y de acercar- de hacer posible la creación de una agenda política
lo a una sociedad marcada por la diversidad. feminista integradora, flexible e incluyente.

36
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 37

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

SEGUNDA PARTE: dos hasta los años setenta del siglo XX es el descu-
brimiento de que existe una estructura de poder
El paradigma feminista en las sistémicamente articulada que reposa sobre la
ciencias sociales. construcción socio-política de los géneros. El
género es a la vez causa y efecto de esa estructura
de poder que divide la sociedad en dos partes asi-
En este apartado se analiza el feminismo como métricas, una de ellas marcada por la subordina-
un paradigma de investigación en las ciencias ción y otra por la dominación, una con exceso de
sociales. En ese contexto se explicarán los con- recursos y otra con déficit de los mismos, una con
ceptos fundamentales de este marco de interpre- sobrecarga de derechos y otra con un déficit signi-
tación de la realidad que es el paradigma feminis- ficativo de los mismos. Este fenómeno social cons-
ta. En efecto, los conceptos de género, patriarca- tituirá en el futuro uno de los núcleos objeto de
do o división sexual del trabajo forman parte cen- investigación de la perspectiva crítico-feminista.
tral de este marco interpretativo que, sin duda, En esta dirección, y antes de seguir, es necesario
aporta una necesaria mirada epistemológica y explicar la relevancia intelectual del marco de
política a la realidad social. Por último, se hará interpretación de la realidad que es el feminismo.
una reflexión sobre la necesidad de que las muje- El objetivo de la teoría feminista ha sido la crea-
res recuperen la memoria histórica feminista con ción de un marco interpretativo que haga visible
el objeto de construir pensamientos y estrategias el género como una estructura de poder. Celia
políticas que desactiven el sistema de dominación Amorós lo explica así: “En este sentido, puede
masculino. En esa dirección, se analizará este uso decirse que la teoría feminista constituye un para-
inadecuado y políticamente cuestionable de la digma, un marco interpretativo que determina la
categoría género como un intento intencionado de visibilidad y la constitución como hechos rele-
desactivar la carga transformadora y crítica del vantes de fenómenos que no son pertinentes ni
feminismo para convertirlo en un pensamiento significativos desde otras orientaciones de la aten-
neutro y en una práctica política no transforma- ción” (Amorós, 1998: 22). ¿Qué significa esta
dora. afirmación? Los paradigmas y marcos de interpre-
tación son modelos conceptuales que aplican una
mirada intelectual específica sobre la sociedad y
1. Concepto de género. utilizan ciertos conceptos (género, sistema
Después de más de tres siglos, la distinción ana- sexo/género*, patriarcado o androcentrismo,
lítica entre sexo y género, así como otras nociones entre otros) a fin de iluminar determinadas
acuñadas para dar cuenta de la desventajosa posi- dimensiones de la realidad que no se pueden
ción social de las mujeres a lo largo de la historia, identificar desde otros marcos interpretativos de
forma parte de un marco conceptual y de un con- la realidad social.
junto de argumentos cuyo objetivo ha sido poner Así, la teoría feminista pone al descubierto todas
de manifiesto la subordinación de las mujeres, aquellas estructuras sociales y mecanismos ideo-
explicar sus causas y elaborar acciones políticas a lógicos que reproducen la discriminación o exclu-
fin de desactivar los mecanismos de esa discrimi- sión de las mujeres en los diferentes ámbitos de la
nación. Uno de los hilos por los que discurre la sociedad. Al igual que el marxismo puso de mani-
historia del feminismo desde sus orígenes ilustra- fiesto la existencia de clases sociales con intereses

37
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 38

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

divergentes e identificó analíticamente algunas núcleos explicativos fundamentales de la sociolo-


estructuras sociales y entramados institucionales gía crítica al mostrar una nueva estratificación y
inherentes al capitalismo, --realidades que des- una nueva jerarquía: la de género. La teoría femi-
pués tradujo a conceptos (clase social o plusva- nista ha puesto al servicio de la sociología crítica
lía)--, el feminismo ha desarrollado una mirada una hermenéutica que ha desvelado las muchas
intelectual y política sobre determinadas dimen- veces invisibles y siempre eficaces relaciones de
siones de la realidad que otras teorías no habían poder de los varones sobre las mujeres. Y no sólo
sido capaces de realizar. Por ejemplo, el concepto eso, pues al mostrar los nudos sociales de la sub-
de violencia de género o el de acoso sexual, entre ordinación de las mujeres y advertir sobre su
otros, han sido identificados conceptualmente dimensión normativa se ha convertido en parte
por el feminismo. En definitiva, lo que este marco ineludible de cualquier teoría del cambio social.
de interpretación de la realidad pone de manifies- Una de las características fundamentales de la
to es la existencia de un sistema social en el que teoría feminista es que se inscribe en el marco de
los varones ocupan una posición hegemónica en las teorías críticas de la sociedad. Las teorías crí-
todos los ámbitos de la sociedad. Al hilo de esta ticas muestran una posición crítica con aquellas
reflexión se acuñan en los años setenta los con- estructuras que producen desigualdad o discrimi-
ceptos de género y patriarcado. Ambos remiten a nación y tienen como objetivo explicar la realidad
una jerarquía de poder generizada y a un sistema y desvelar los mecanismos y dispositivos de la
de dominación masculina. Dicho en otros térmi- opresión. La teoría feminista, al conceptualizar la
nos, la teoría feminista es una teoría crítica de la realidad, pone al descubierto los elementos de
realidad porque pone al descubierto sus estructu- subordinación y desventaja social que privan de
ras de dominación masculina y desvela el carácter recursos y derechos la vida de las mujeres. Sin
opresivo de las relaciones sociales entre varones y embargo, la labor de la teoría crítica no termina
mujeres. en el diagnóstico crítico de la realidad, sino en la
La teoría feminista ha aportado a la teoría social acción política, por ser el lugar en el que desem-
crítica una mirada intelectual que ha desvelado bocan las teorías críticas. Estas teorías se caracte-
no sólo el sesgo de género implícito en la propia rizan por su dimensión normativa: no se confor-
construcción de la ciencia sociológica sino tam- man con explicar la realidad, proponen también
bién el entramado material y simbólico que crea y su transformación. Por eso, desembocan en una
reproduce una estructura hegemónica masculina teoría del cambio social.
en todos los ámbitos sociales. A esta estructura Marx explicaba en el siglo XIX con gran lucidez
material y simbólica es a la que Pierre Bourdieu el carácter efímero e histórico de los conceptos y
denomina la dominación masculina16. Y esta apor- los sociólogos Peter Berger y Hellen Kellner argu-
tación esencial ha dotado de mayor amplitud y mentan en el siglo XX que la utilidad de los con-
profundidad la mirada sociológica en su afán por ceptos viene marcada por su capacidad explicati-
desvelar los mecanismos que hacen posible el va. Los conceptos son útiles en la medida en que
funcionamiento social. Al mismo tiempo, la teo- iluminan la realidad que designan y aportan ele-
ría feminista se ha convertido en uno de los mentos para comprenderla17. En el caso del femi-

16 Véase PIERRE BOURDIEU, La domination masculine, Editions du Senil, Paris, 1998.


17 Véase el excelente libro de Peter BERGER y Hellen KELLNER, La reinterpretación de la sociología, Espasa-Calpe, Madrid, 1985.

38
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 39

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

nismo, como en el de todas las teorías críticas, y ción económica, política y cultural (Cobo, 2001:
el feminismo es sobre todo un pensamiento críti- 11-12).
co, los conceptos no sólo iluminan y explican la Uno de los rasgos característicos de las actuales
realidad social, también politizan y transforman sociedades es su complejo sistema de estratifica-
esa realidad. Como señala Celia Amorós, en femi- ción. Las sociedades modernas constituyen un
nismo conceptualizar es politizar. La eficacia de entramado complejo de redes y grupos sociales a
los conceptos se origina en su capacidad de dar los que están adscritos o se adscriben voluntaria-
cuenta de la realidad que nombra. Por ello, para mente los individuos. La vida de un africano en
comprender adecuadamente el concepto de géne- Francia, de una salvadoreña en EE.UU., de un
ro es preciso subrayar que tras esta categoría hay nicaragüense en Costa Rica o de un marroquí en
un referente social: el de las mujeres como gené- España, no puede ser entendida sólo en clave
rico. La mitad de la humanidad es objeto de pro- individual. Esas biografías necesitan ser explica-
blemas crónicos de exclusión, explotación econó- das en clave colectiva, pues la ubicación social de
mica y subordinación social. Por tanto, mientras esos individuos está condicionada por el grupo
esta realidad subsista, y parece que se está acrecen- social o la minoría a la que pertenecen. Esas exis-
tando en una gran parte del planeta, la noción de tencias no pueden ser explicadas sin tener en
género seguirá siendo rentable para las mujeres. cuenta fenómenos sociales de fuerte contenido
Mostrar algunos fenómenos sociales que condi- colectivo como los conceptos de raza o de inmi-
cionan individual y colectivamente la vida de las gración. Pues bien, la idea de que las biografías
mujeres y las convierten en un grupo en desven- individuales deben estudiarse a la luz de sus gru-
taja social es uno de los objetivos de este texto. El pos de pertenencia, es clave para entender el con-
punto de partida metodológico para explicar cepto de género, pues esta categoría tiene gran
estos fenómenos sociales es que la sociedad está capacidad explicativa a efectos de entender la des-
compuesta por individuos y la vida de los mismos ventaja social de las mujeres.
se comprende mejor cuando se les contextualiza Las mujeres están inscritas en un colectivo cuyo
en los colectivos a los que están adscritos. En rasgo común es el sexo. El sexo es una realidad
sociedades estratificadas, las existencias indivi- anatómica que históricamente no hubiese tenido
duales no se explican por sí mismas. Es necesario ninguna significación política o cultural si no se
mostrar las estructuras sociales en las que esos hubiese traducido en desventaja social. El ele-
individuos están inscritos para dar cuenta ade- mento anatómico ha sido el fundamento sobre el
cuada de su significación individual. Desde este que se ha edificado el concepto de lo femenino.
punto de vista, hay que subrayar que no sólo las Desde los estudios de género y desde la teoría
clases sociales configuran grupos sociales jerar- feminista se ha criticado la idea de que la singula-
quizados y asimétricos en cuanto a posición ridad anatómica se haya traducido en una subor-
social y uso de los recursos. También el género, la dinación social y política18. El pensamiento femi-
raza, la cultura, la etnia o la preferencia sexual, nista acuña el concepto de género para explicar la
entre otros, constituyen formas de estratificación dimensión social y política que tiene el sexo.
de las que resultan la formación de grupos con Dicho de otra forma, ser mujer no significa sólo
problemas de subordinación social y/o margina- tener un sexo femenino. Ser mujer significa una

18 Véase el clásico e imprescindible libro de Carole PATEMAN, El contrato sexual, Anthropos, 1995.

39
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 40

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

serie de prescripciones normativas y de asigna- tividad científica y le sobra mistificación. La


ción de espacios sociales sumamente coactivos introducción del enfoque feminista en las ciencias
para las mujeres. Históricamente, esa normativi- sociales ha tenido como consecuencia la crisis de
dad ha desembocado en los papeles de esposa y sus paradigmas y la redefinición de muchas de
madre en el ámbito doméstico-privado (trabajo sus categorías. Seyla Benhabib explica que cuan-
de reproducción y cuidados) y exclusión política do las mujeres entran a formar parte de las cien-
en el espacio público. La teoría feminista en los cias sociales, ya sea como objeto de investigación
años setenta acuña el concepto de género para o como investigadoras, se tambalean los paradig-
explicar el carácter normativo que tiene la femini- mas establecidos y se cuestiona la definición del
dad, es decir, cómo un hecho anatómico se trans- ámbito de objetos del paradigma de investigación,
forma en un hecho social en clave de discrimina- sus unidades de medida, sus métodos de verifica-
ción y exclusión. ción, la supuesta neutralidad de su terminología
El concepto de género, así como otras nociones teórica o las pretensiones de universalidad de sus
necesarias para entender la desventajosa situa- modelos y metáforas (Benhabib, 1990: 120-149).
ción de las mujeres a lo largo de la historia, forma Por ello, y tal y como señala Amorós, hay que
parte de todo un instrumental conceptual y de un hacer del feminismo un referente necesario si no
conjunto de argumentos construidos desde hace se quiere tener una visión distorsionada del
ya tres siglos y cuyo objetivo ha sido poner de mundo ni una conciencia sesgada de nuestra
manifiesto la subordinación de las mujeres, expli- especie.
car sus causas y elaborar acciones políticas para Hoy ya es prácticamente impensable en las uni-
desactivar los mecanismos de esa discriminación. versidades europeas y en las americanas (del norte,
Este conjunto de nociones y de argumentos cons- del centro y del sur) sustraerse al análisis de géne-
tituyen la perspectiva teórica y política feminista. ro en las ciencias sociales: “En las diversas ramas
El feminismo utiliza el género como un paráme- del saber, la inclusión del género produce efectos
tro científico que se ha configurado en estos últi- diversos: el género no sólo revela la asimetría, sino
mos treinta años como una variable de análisis que es en sí mismo asimétrico. En la historia, por
que ensancha los límites de la objetividad cientí- ejemplo, como historia de las vicisitudes políticas,
fica. La irrupción de esta variable en las ciencias militares o diplomáticas, las mujeres pueden ser
sociales ha provocado cambios que ya parecen evocadas sobre todo como ausencia, pero esta
irreversibles. Aún así, el cambio fundamental que ausencia contribuye a explicar la naturaleza de los
ha introducido tiene que ver con la identificación fenómenos y de las instituciones” (Cirillo, 2005:
entre conocimiento masculino y civilización, en 42). La ausencia de las mujeres en los procesos
el sentido de que el conocimiento producido por intelectuales, el lugar periférico en que se les colo-
los varones casi en exclusiva, se ha percibido ca como objetos de investigación cuando no están
como un conocimiento objetivo y no sesgado, ausentes, o la asignación de sus tareas tradiciona-
como la expresión de nuestra civilización. El les como rasgos inmutables de una ontología ajena
feminismo, en su dimensión de tradición intelec- a la historia, han sido los significados que han
tual, ha mostrado que el conocimiento está situa- nutrido las ciencias sociales cuando se han referi-
do históricamente y que cuando un colectivo do a las mujeres. Por eso, no es de extrañar que en
social está ausente como sujeto y como objeto de recientes estudios e investigaciones no solamente
la investigación, a ese conocimiento le falta obje- se introduzca el género como una categoría nece-

40
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 41

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

saria sino que también se “revisen los criterios social como éste no puede ser explicado mono-
interpretativos del pasado para dar testimonio de causalmente, como tampoco puede serlo ningún
que las ausencias de parámetros de género vuelve otro hecho social; sin embargo, probablemente no
un conocimiento menos fiable o simplemente esté ausente la respuesta reactiva patriarcal al
inválido” (Cirillo, op. cit.: 43). feminismo de los años setenta y a sus muchas
Sin embargo, el lugar del feminismo en las cien- conquistas para las mujeres.
cias sociales es muy complejo, pues si bien el La inserción de la teoría feminista en las ciencias
género es admitido como un parámetro científico sociales vive los mismos altibajos que experimen-
entre otros, como la clase, la etnia o la raza, rara- ta el movimiento. Las feministas hemos abierto
mente se asume con todas las consecuencias esta espacios en la academia, en las instituciones de
variable en investigaciones sociales desde una representación del estado, en la cultura e incluso
perspectiva no feminista, aun cuando sean críti- en algunos poderes fácticos, pero cuando el movi-
cas. Las razones no son difíciles de entender si miento se debilita nuestra presencia en esos ámbi-
atendemos al hecho de que este parámetro no es tos pierde capacidad de persuasión ideológica y
sólo el resultado de una posición intelectual sino de presión política. Y nuestra presencia no sólo se
también política. Es decir, de cualquier investiga- vuelve formal sino que se habilitan corredores
ción sociológica feminista se extraen conclusio- ideológicos y simbólicos para que transiten viejos
nes políticas que desembocan en propuestas de discursos misóginos en envoltorios aparentemen-
transformación social. La paradoja que significa te nuevos e incluso ‘transgresores’. Y es operación
que el género esté en la academia pero no del no suele ser sólo ideológica sino que en estos
todo, este estar sin estar, es la prueba de que las momentos viene acompañada de nuevos fenóme-
mujeres en algunos momentos de la historia nos sociales que hace veinte años eran inimagina-
hemos tenido fuerza para entrar, pero en este
bles: las maquilas, la feminización de la pobreza,
momento no tenemos la suficiente para colocar-
la industria de la prostitución –tercera fuente de
nos en una posición de homologación con otros
beneficios a nivel global, tras las armas y las dro-
paradigmas de conocimiento. Sin ‘masa crítica’19 y
gas-, feminicidios, violaciones colectivas en gue-
sin opinión pública feminista nuestra inserción
rras, recortes de derechos en nombre de las cultu-
en las ciencias sociales no puede consolidarse. Y
ras…
no puede haber masa crítica y opinión pública sin
un movimiento social feminista fuerte y explícita- Para entender en su complejidad esta realidad
mente político. La correlación de fuerzas no nos material y simbólica que es un sistema de
es favorable a las mujeres en este momento y este sexo/género vamos a utilizar dos definiciones.
hecho explica nuestra débil inserción académica y En primer lugar, Gayle Rubin lo define como un
la dificultad que tenemos para imponer nuestro conjunto de disposiciones por el que una socie-
marco de interpretación con el mismo grado de dad transforma la sexualidad biológica en pro-
legitimidad que tienen otras teorías sociales y ductos humanos20. El tránsito de la sexualidad
políticas. La interpretación de un fenómeno biológica a la sexualidad humana es el tránsito

19 Véase Maite Gallego, “De la minoría exigua a la minoría consistente”, en Por una política feminista. Ed. Forum de Política
Feminista, Madrid, 1991.
20 Véase el texto de Gayle RUBIN, “The traffic in Women: Notes on the ‘Political Economy’ of Sex”, en Rayna Reiter (Comp.),
Toward an Anthropology of Women, Monthly Review Press, Nueva York.

41
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 42

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

del sexo al género. El sexo lleva la marca de la que los individuos consideren como deseables y
biología y el género la marca de la cultura. Sin útiles los rasgos básicos del orden social, es nece-
embargo, Seyla Benhabib, partiendo de esta sario que los consideren inevitables, partes de la
categoría acuñada por Rubin, concreta y expli- universal ‘naturaleza de las cosas’. Por eso hay
cita el sistema de sexo/género de esta forma: “El que dotar a algunas realidades de un estatus onto-
sistema de sexo/género es el modo esencial, que lógico. Cuando se da por supuesto que algunas de
no contingente, en que la realidad social se esas realidades pertenecen a la ‘naturaleza de las
organiza, se divide simbólicamente y se vive cosas’ quedan dotados de una estabilidad e inmu-
experimentalmente. Entiendo por sistema de tabilidad que fluye de fuentes más poderosas que
‘género-sexo’ la constitución simbólica y la los meros esfuerzos históricos de los seres huma-
interpretación socio-histórica de las diferencias nos (Berger, 1981: cap. I y II).
anatómicas entre los sexos” (Benhabib, 1990:
125). En estas definiciones, y muy particular-
mente en la de Benhabib, se pone de manifiesto 2. Concepto de patriarcado.
que el sistema sexo/género alude a que en el
El patriarcado* no es una unidad ontológica
corazón de la sociedad existe un mecanismo
(Amorós, 2005: 111-135) ni una invariante ajena
que distribuye los recursos (políticos, económi- a la historia sino una antigua y longeva construc-
cos, culturales o de autoridad, entre otros) en ción social, cuyo rasgo más significativo es su
función del género. Y que ese mecanismo sobre- universalidad. También hay que destacar su
carga de recursos a los varones y les sustrae de carácter adaptativo, al extremo de constituirse en
los que les corresponden a las mujeres. Sin estructura central de todo tipo de sociedades,
embargo, el concepto de patriarcado, aunque sean tradicionales o modernas, del norte o del sur,
alude a un significado parecido al de sexo/géne- ricas o pobres. Ni las distintas religiones, ni las
ro, tiene algunos matices que hacen que esta diferentes formas de estado, ni los distintos tipos
categoría tenga mayor capacidad explicativa y de economía, ni las diversas culturas, organiza-
más posibilidades de politizar la realidad social. ciones sociales, formas raciales u otro tipo de
El género es una de las construcciones humanas estructuras, serán un obstáculo fundamental en la
básicas para la reproducción del orden social formación de las sociedades patriarcales.
patriarcal. Todas las sociedades están construidas Y es que en todas las sociedades y comunidades
a partir de la existencia de dos normatividades --desde las más próximas hasta las más lejanas--
generizadas: la masculina y la femenina. Y sobre el control de los recursos económicos, políticos,
estas normatividades se asientan las principales culturales, de autoridad o de autonomía personal,
estructuras de las sociedades patriarcales, entre entre otros, están en manos masculinas. Sin
ellas la distinción de lo público y lo privado. Para embargo, el patriarcado no es una estructura
que estas estructuras se puedan reproducir histó- inmutable y fija que se inscrusta de la misma
ricamente y los géneros no se desactiven como forma en todas las sociedades. Al contrario, su
estructuras de dominación y de subordinación inmensa capacidad de adaptación adquiere
hay que crear sutiles y vastos sistemas de legiti- dimensiones casi fusionales en cada sociedad,
mación. Los argumentos legitimadores surgen pues no pueden analizarse las estructuras sociales
con fluidez de la religión y de la filosofía, de la o las instituciones de cada sociedad sin tener en
política y de la historia. Más aún, no basta con consideración que en todas ellas los rasgos

42
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 43

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

patriarcales tienen un carácter estructural. De ahí mecanismos institucionales, económicos, religio-


la naturaleza androcéntrica de toda construcción sos, culturales y socializadores -entre otros- que
social, sea ésta simbólica o material. Y es que los reproduzcan con la máxima cohesión social esa
varones, como género-sexo, han definido ideoló- urdimbre social patriarcal tan difícilmente cons-
gicamente y han fabricado materialmente todas truida.
las formas sociales a la medida de sus intereses La única forma sólida y duradera es sacralizar
como genérico dominante. aquellas realidades sociales que son indispensa-
El patriarcado es un sistema de pactos entre los bles para su reproducción en el tiempo. Los siste-
varones a partir de los cuales se aseguran la mas de dominación, para perdurar, tienen que
hegemonía sobre las mujeres. Es un sistema de gozar de amplios dispositivos de legitimación,
prácticas simbólicas y materiales que establece cuyo efecto más rotundo es que la dominación
jerarquías y, como señala Celia Amorós, implan- queda fuera de la discusión pública y política. La
ta espacios (Amorós, op. cit.: cap. 3). Y no sólo legitimación debilita la conciencia crítica y la
eso, pues también clasifica las prácticas en anó- ausencia de la misma hace más sólida la legitima-
micas y normales y señala y distribuye el alcan- ción. De ahí que los sistemas de dominio tiendan
ce y la fuerza de las voces que se han de oír. a producir ‘naturalmente’ mecanismos de autosa-
Todo sistema de dominación para serlo, y para cralización como la forma más segura y eficaz de
reproducir su hegemonía, debe tener la fuerza y no exponerse al debate y a la opinión. Por ello no
el poder suficiente para producir las definiciones es de extrañar que las realidades sociales que se
sociales. En otros términos, los sistemas de sacralizan acudan al argumento de la naturaleza;
dominación lo son porque los dominadores y lo cierto es que casi siempre van asociadas la
poseen el poder de la heterodesignación sobre sacralización y la naturalización de las estructuras
los dominados, el de la autodesignación sobre sí sociales y de las realidades simbólicas esenciales
mismos y el de la designación sobre las realida- en los sistemas de dominio21.
des prácticas y simbólicas sobre las que se asien- En este punto hay que volver a esa idea de que
ta su dominio. los sistemas de dominio están organizados
Dicho en otras palabras, el patriarcado es un sis- estructuralmente para reproducir las relaciones
tema de dominio de los varones sobre las mujeres, sociales de dominación y subordinación y que
cuya trama está organizada en torno a ese objeti- las realidades básicas en la reproducción de los
vo. Las sociedades patriarcales están articuladas sistemas de dominación son sacralizadas por
de forma tal que su entramado institucional y sectores dominantes de las sociedades que tie-
todas sus estructuras sociales tienen como finali- nen el control de las definiciones sociales. En
dad reproducir ese sistema social. Durkheim esta organización tiene un papel destacado la
explicó con mucha claridad que en la ‘naturaleza’ socialización de género* En efecto, hombres y
de las sociedades está la posibilidad permanente mujeres son socializados a lo largo de sus vidas
de su disolución. Para evitar la fragmentación y la para reproducir ese sistema de dominación mas-
ruptura social hay que construir estructuras y culina. Los varones son socializados en el

21 Véase el texto de Rosa COBO, “Socialización e identidad de género. Entre el consenso y la coacción”, en Concha Ayala, Emelina
Fernández y Mª Dolores Fernández de la Torre (Coord.), Jornadas de comunicación y género, Diputación Provincial, Málaga,
2001.

43
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 44

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

poder, en la actividad, en la idea de que tanto el 3. División sexual del trabajo.


mundo como la palabra les pertenece y que su
Desde los años setenta, la teoría feminista ha
espacio ‘natural’ es el público; los hijos llevarán
reflexionado sobre la estructura de nuestras socie-
su apellido en primer lugar instaurando así la
dades, las del primer mundo y las del mundo en
legitimidad de su genealogía y desplazando a las
desarrollo, y ha concluido que todas ellas tienen
mujeres a un segundo lugar; los varones serán un elemento común, aunque revista formas cultu-
los jefes de familia, administrarán y serán titu- rales diversas y tenga un carácter más o menos
lares efectivos de la propiedad y de todos los fluido: la división sexual del trabajo. Hombres y
derechos y su proyecto de vida tendrá mayor mujeres viven en espacios sociales diferenciados,
relevancia que el de sus esposas. Las mujeres, tienen dedicaciones distintas, participan de for-
por el contrario, serán socializadas, -tal y como mas distintas en la vida económica, no tienen el
señala la antropóloga Teresa del Valle-, para el mismo compromiso con la vida familiar, no com-
no-poder, la pasividad y, sobre todo, la acepta- parten muchos de los espacios de la vida público-
ción de que su proyecto de vida debe estar sub- política y, sobre todo, las mujeres ocupan escasas
ordinado al del esposo. Su espacio natural de y precarias posiciones de poder en las institucio-
desarrollo será la reproducción biológica y nes políticas, tienen poca presencia e influencia en
material y, por consiguiente, la familia y el cui- algunos poderes fácticos y en otros simplemente
dado de los hijos serán prioritarios en su pro- no están. Las feministas, desde hace tres siglos,
yecto de vida. nos hemos preguntado sobre las razones de la
En el contexto de los sistemas de dominio es exclusión de las mujeres del espacio público y
necesario que los individuos, tanto quienes se político y eso nos ha llevado a pensar que el ori-
encuentran en una posición hegemónica como gen de esa exclusión está vinculado a que los varo-
aquellos que están subordinados a los primeros, nes tienen una posición hegemónica en todos los
asuman como propia la idea de que esa sociedad ámbitos sociales en los que hay recursos.
no sólo es aceptable sino que es la mejor posi- En efecto, la respuesta que ha dado el feminismo
ble. Esa es la garantía de que ese sistema de a la falta de recursos económicos, políticos, cultu-
dominio perdure en el tiempo. Pero eso no es rales o de autoridad y autonomía personal de las
suficiente, también se necesita congruencia mujeres está vinculada a la existencia de una
entre lo que se piensa y las estructuras sociales macroestructura que actúa como sistema hegemó-
desde las que se existe y se actúa. Esa es la nico y que distribuye recursos asimétricamente
segunda condición para que una sociedad no se entre mujeres y varones. Nada podría entenderse
quiebre ni experimente crisis de legitimación. de todo este proceso de apropiación ilegítima de
Ahora bien, desde hace ya tiempo están apare- recursos por parte de los varones si no asumimos
ciendo disonancias entre los valores por un lado como punto de partida la existencia de un sistema
y las estructuras sociales sobre las que se asien- de dominio patriarcal que se ha ido consolidando a
tan las vidas de los individuos, hombres y muje- lo largo de los siglos y que ha situado a las mujeres
res, por otro. Y esas incoherencias entre el valor en una posición crónica de desventaja estructural,
de la igualdad entre los sexos y las estructuras tal y como señalábamos anteriormente.
sociales patriarcales están introduciendo pro- Todos los sistemas hegemónicos y todos los sis-
fundas quiebras en la legitimidad del sistema temas de dominio están basados en una trama
social patriarcal. estructurada de privilegios de unos y de subordi-

44
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 45

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

naciones de otros. Dicho en otros términos, cuan- por un yo que quiere intervenir activamente en el
do hay un oprimido (en este caso, oprimida) es mundo y otra femenina marcada por el amor y los
porque hay un opresor. No cabe otra fórmula cuidados a la familia y que está destinada a des-
intermedia porque los privilegios erosionan la plegarse en el interior de la familia patriarcal.
igualdad de forma que la sobrecarga o el exceso Estas formas sociales de definir lo femenino y lo
de un derecho para unos (privilegios) siempre masculino que se concretan en roles y espacios
supone el déficit de derecho para otros (desventa- sociales diferentes exigen una ontología específi-
jas). El principio de igualdad tiene como función ca para cada sexo. Esta ontología define lo feme-
redistribuir paritariamente los derechos y los nino en términos de sexualidad, pasividad y falta
recursos que subyacen a los derechos. Por de interés por todo aquello que está fuera de los
supuesto, que esto es un proceso político media- límites de la familia. Una de las ideas significati-
do por muchos factores sociales, desde la correla- vas en esta ontología es que los sentimientos
ción de fuerzas entre ambas partes hasta el entra- dominan la vida de las mujeres. De ahí que se
mado institucional, la religión, la cultura, las derive cierta predisposición para el ejercicio de
situaciones sociales de crisis o de estabilidad o la los papeles de esposa y madre. La ontología mas-
estructura de oportunidades de cada sociedad, culina, sin embargo, está definida por la activi-
entre otros. dad, el autodominio y control de los sentimien-
tos. Esta ontología empuja a los varones a la
Volvamos, sin embargo, a la división sexual del acción en el mundo y a intervenir en la comuni-
trabajo, originaria estructura social distribuidora dad. El mundo de las mujeres muere en la inme-
de funciones, tal y como explicaba Durkheim en diatez de lo privado y el de los varones comienza
La división del trabajo social22. Lo que el sociólogo en la actividad de lo público. Para las mujeres el
francés no decía, por supuesto, es que esta insti- amor y para los varones el poder. Para los hom-
tucionalización de funciones entre hombres y bres la razón y para las mujeres los sentimientos.
mujeres estaba poniendo las bases de un podero- En definitiva, para las mujeres la familia es traba-
sísimo sistema social que colocaba a la mitad de jo y para los varones es reposo.
cada sociedad en una posición de subordinación
Sin embargo, el mundo doméstico, aparente-
y explotación y a la otra parte en una posición de
mente dominado por lazos de afecto, no es ese
dominación. Esta estructura social que es la divi-
mundo idílico que pinta la ideología patriarcal. Es
sión sexual del trabajo se proyecta en dos espa-
un mundo sin horarios, en el que el trabajo gra-
cios sociales diferentes, el público y el privado, el
tuito que las mujeres hacen diariamente se desha-
primero con rostro masculino y el segundo con ce pronto y hay que rehacerlo al día siguiente. El
rostro femenino. tiempo de las mujeres está dominado, tal y como
A los dos espacios sociales23, el privado-domésti- señala Ángeles Durán, por jornadas intermina-
co y el público-político, les corresponden dos bles24, que en muchos casos se prolongan en un
‘naturalezas’ sociales, una masculina dominada trabajo extradoméstico y que dejan a las mismas

22 Véase el texto clásico de Émile DURKHEIM, La división social del trabajo social, Akal, 1987.
23 Para la reconceptualización feminista de la dicotomía público/privado, véase el libre de Soledad MURILLO, El mito de la vida
privada, Siglo XXI, 1996.
24 Ángeles DURÁN ha sido la primera estudiosa del género que ha investigado sociológicamente la actividad doméstica como tra-
bajo gratuito: La jornada interminable, Barcelona, Icaria, 1986.

45
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 46

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

incapacitadas para acceder a recursos culturales, a posiciones de privilegio y se han beneficiado de


posibilidades de cualificación profesional, a esta- dicha posición han sido los varones. Dicho en
blecer o mantener vínculos sociales, a tiempos de otros términos: el sistema de dominación patriar-
ocio o a la participación en la vida política. cal funciona como tal en la medida en que los
Por eso hay que desenmascarar el análisis que varones han pactado como genérico, indepen-
hacía el liberalismo sobre esa columna vertebral diente de su estatus, del color de su piel, de su
del patriarcado que es la división sexual del traba- cultura o de su sexualidad, la subordinación de
jo y su concreción social en dos espacios, uno las mujeres, tal y como explica Carole Pateman en
público-político y otro privado-doméstico. El El contrato sexual (1995). A los varones, pobres o
liberalismo ha teorizado el espacio público como ricos, del norte o del sur, les interesa como colec-
un ámbito dominado por la ley y el estado, es tivo el dominio sobre las mujeres y el espacio pri-
decir, por normas y, en consecuencia, restriccio- vado-doméstico es un ámbito que convierte en
nes a la libertad. Por el contrario, el espacio pri- iguales a los varones. Pueden ser ricos o pobres,
vado -–nunca denominado doméstico por la teo- del primer mundo o del mundo en desarrollo, que
ría política liberal-- ha sido definido como un todos tienen poder y autoridad sobre sus esposas,
lugar de libertad y reposo, con las solas normas es decir, los sistemas patriarcales se asientan sobre
que dicta el amor conyugal y filial. Lo cierto es una ideología y un entramado social horizontal,
que el liberalismo –también las teorías más radi- pues las jerarquías que diferencian a los varones se
cales sobre la democracia-- ha subrayado que un detienen a las puertas de la familia, lugar en el que
ámbito de libertad semejante había que proteger- todos ejercen su dominio de una forma natural.
lo del intervencionismo del estado y de las restric- Hay que señalar que las sociedades patriarcales
ciones de las leyes. Y tal y como demandaban los que se gestaron en la modernidad no podrían sub-
teóricos liberales y radicales, el ámbito domésti- sistir y reproducirse históricamente si no existie-
co* y familiar se convirtió en un espacio ajeno a se cierta plausibilidad entre sus entramados insti-
cualquier ley que no fuese la que imponía el tucionales y sus formas de pensar y de creer. Por
padre de familia. ¿La teoría política liberal alguna eso, precisamente, las formas de pensar y las cre-
vez señaló que el ámbito privado implicaba liber- encias, los saberes preteóricos y los teóricos, es
tad para los varones y sujeción para las mujeres? decir, los prejuicios, las religiones o las construc-
¿Alguna vez explicó que el ámbito privado era ciones científicas, están profundamente compro-
fundamentalmente el espacio doméstico y que lo metidas con las realidades sociales patriarcales. Si
que para los varones era descanso para las muje- la plausibilidad entre los entramados institucio-
res era trabajo gratuito? ¿Alguna vez imaginó el nales y los sistemas de ideas se rompe, tienen
pensamiento liberal que quizá era necesario la lugar procesos de deslegitimación social y reapa-
entrada de la ley en la vida privada-familiar- rece la temida inestabilidad política. De que esta
doméstica para sancionar la violencia patriarcal, armonía social no se quiebre se ocupan las élites
la violación conyugal, los abusos sexuales y otros patriarcales. La política, la economía, la religión,
comportamientos que hoy ya son definidos en los medios de comunicación y la socialización en
términos de delitos gracias a la lucha política del general, entre otros muchos hechos sociales, pro-
feminismo? ducen sus propias élites, que en muchos casos
La modernidad ha asumido complacientemente circulan y se desplazan de unas instituciones a
este esquema social porque quienes han ocupado otras. Una de las responsabilidades de estas élites

46
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 47

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

es precisamente ocuparse de que el sistema social de esa situación de explotación (Jónnasdóttir,


en que están inscritas circule por las líneas traza- 1993: 128). Según esta autora, los varones se
das por sus intereses. Y estas élites son masculi- apropian de los poderes de cuidado y amor de las
nas y patriarcales porque actúan como un selecto mujeres sin devolver equitativamente aquello que
club que defiende esos privilegios acumulados a han recibido. Este proceso de subordinación las
lo largo de siglos de historia. deja incapacitadas para reconstruir sus reservas
Como sugeríamos anteriormente, la división emocionales y sus posibilidades sociales de auto-
sexual del trabajo no es una institución neutra en estima y autoridad. Y por ello, este proceso es el
la medida en que conduce a las mujeres por la que limita la participación política de las mujeres.
senda del trabajo gratuito y a los varones por la El mercado laboral, por otra parte, se ha cons-
del trabajo remunerado. Las mujeres no acceden truido históricamente según el modelo de trabaja-
al mercado de trabajo y a las actividades público- dor masculino, es decir, siguiendo el modelo de
políticas con los mismos recursos y la misma proveedor económico universal, que tenía resuel-
movilidad que los varones y ese mismo hecho les tas las cuestiones reproductivas. Las mujeres
impide competir en igualdad de condiciones. Su ahora han de integrarse a este modelo de merca-
acceso al empleo se ve muy condicionado por lo do laboral –en el que se han endurecido y preca-
que la economista feminista Ingrid Palmer deno- rizado las condiciones de trabajo- con el proble-
mina el ‘impuesto reproductivo’ que se realiza en ma adicional de que no tienen resueltas las tareas
el ámbito doméstico. Esto quiere decir que cuan- reproductivas. Y en la misma dirección, la vida
do las mujeres acceden al trabajo monetario o a la política también está construida siguiendo el
vida política ya llevan horas de trabajo gratuito en modelo de ciudadanía que cristalizó en la moder-
el seno del hogar. Y no sólo esto, pues cuando nidad. El modelo de individuo del espacio públi-
regresan de ese trabajo remunerado les espera de co-político es un varón. Vamos a decirlo en otros
nuevo el trabajo gratuito. términos: la vida política se asienta sobre la fami-
No parece, sin embargo, que el trabajo que rea- lia y los trabajos de reproducción son la condi-
lizan las mujeres en la familia y fuera de la fami- ción de posibilidad de las tareas productivas. En
lia sea la única y más importante causa de la sub- efecto, en la modernidad se gestaron los núcleos
ordinación de las mujeres. Otras autoras subrayan más duros de las sociedades patriarcales en el sen-
que debajo de esa explotación económica subya- tido de que la ciudadanía fue concebida para los
ce otra explotación que tiene más capacidad varones y la vida doméstica para las mujeres, de
explicativa a efectos de entender la poderosa des- modo tal que tanto la vida política como la labo-
ventaja social de las mujeres. Tal y como sostiene ral se asientan sobre el trabajo reproductivo. La
Jónnasdóttir, en la familia los hombres controlan democracia, como un sistema político participati-
y explotan el amor de las mujeres y de ese amor vo y con sujetos que intervienen en la sociedad y
se extrae lo que la autora denomina ‘plusvalía de transforman sus entornos sociales, se ha construi-
dignidad genérica’. En esta institución los varones do sobre esa columna vertebral del patriarcado
se apropian de determinadas capacidades huma- que es la división sexual del trabajo. Por eso, el
nas, indispensables para la existencia de las per- modelo de ciudadano es siempre un varón.
sonas y en la cuál las mujeres carecen del control

47
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 48

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

TERCERA PARTE. sin embargo, no es un error sólo teórico sino tam-


bién, y sobre todo, político: es una metonimia
El género y la despolitización del política, pues la sustitución indiscriminada de
feminismo. feminismo por género produce efectos no desea-
dos para las mujeres porque despolitiza el femi-
nismo al vaciarle de su contenido crítico más pro-
En este apartado se esbozan algunas cuestiones fundo. Y la despolitización del feminismo debili-
centrales sobre el feminismo actual, vislumbran- ta a las mujeres como sujeto político colectivo
do una posible despolitización del concepto de con los consiguientes efectos de pérdida de
género, haciendo reflexionar al lector o lectora influencia política y de capacidad de transforma-
sobre las estrategias de dominación masculina ción social. En este caso, el género se convierte en
que siguen vigentes hoy en día y que a través de un eufemismo para invisibilizar un marco de
estas reflexiones pueden irse modificando. interpretación de la realidad que nos muestra la
sociedad en clave de sistema de dominación
patriarcal.
En los últimos años, tanto desde determinadas
instituciones internacionales como desde distin- Uno de los efectos más recurrentes de esta diso-
tos ámbitos de poder, incluidos los mediáticos y ciación entre género y feminismo es que algunas
académicos, se ha extendido el término ‘género’ políticas que se reclaman de género postulan que
como sinónimo de mujeres o de feminismo, de este término no designe sólo a las mujeres sino
modo tal que a medida que adquiere mayor uso también a los varones. La aparente neutralidad de
ese término, con la misma rapidez e intensidad este concepto, al poder connotar los dos géneros,
pierde visibilidad el vocablo feminismo. No es de ha permitido que se reclame financiación para
extrañar que Judith Stacey subraye la nostalgia proyectos cuyos destinatarios son varones. En la
que le produce la época de los años setenta en que justificación de estos proyectos se señala que el
el feminismo aún no había sido despojado de su género no es patrimonio exclusivo de las mujeres,
dimensión más crítica y no tenía que competir por tanto, aunque siete de cada diez pobres sean
con algunos eufemismos que explicitaban esta mujeres, las políticas de género en términos de
desactivación política25. distribución de recursos pueden y deben aplicar-
A lo largo de estos años, se ha producido una se paritariamente a varones y mujeres. Asimismo,
metonimia entre los dos términos y eso ha dado en la investigación académica, junto a su uso crí-
lugar a malentendidos teóricos y a problemas tico, también ha entrado el género como una
práctico-políticos. El primer malentendido surge variable de diferenciación sin ningún tipo de con-
cuando la noción de género, acuñada como una notación política. Este es el primer intento de des-
herramienta feminista con el objeto de visibilizar vincular el concepto de género del de feminismo.
una estructura de dominación, se intenta sustituir Ésta no es una operación ideológica inocente:
por el propio paradigma feminista del que forma por el contrario, es el principio de la despolitiza-
parte. El malentendido, por tanto, se origina ción de una categoría cuyo objeto ha sido subra-
cuando se sustituye el todo por la parte. Y esto, yar el carácter socialmente construido de la nor-

25 Véaseel excelente artículo de Judith STACEY, “Feminism and Sociology in 2005: What Are We Missing?”, en Social Problems,
volume 53, nº 4, Washington, 2006.

48
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 49

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

matividad femenina y su encarnación en una género. La noción de género, señalan, oscurece


sociedad que ha hecho de la desigualdad de géne- mucho más de lo que ilumina. En el fondo, el
ro uno de sus núcleos estructurales. Se trata, razonamiento es que el género no tiene género, es
pues, de una operación ampliamente repetida en decir, el género es un corsé tan profundamente
esta época marcada por las políticas neoliberales y coactivo que oprime a quién lo viste, sea varón o
patriarcales a escala casi planetaria, que consiste mujer. Lo singular, sin embargo, no es el carácter
en sustraer a los grupos oprimidos de su memo- opresivo del género para las mujeres, lo significa-
ria histórica. De esta forma, pierden al mismo tivo es que tanto la normatividad masculina como
tiempo eficacia y legitimidad política. La globali- la femenina ejercen coacción sobre unos y otras.
zación patriarcal intenta reprimir, con todas las Ya tenemos, pues, desactivada la carga política
armas ideológicas a su alcance, que sectores de feminista de la categoría de género. Pero esta
mujeres contemplen las sociedades en clave de argumentación no se detiene aquí, pues el género
sistemas de dominio, pues si analizamos la des- como normatividad coactiva silencia otro corsé
igualdad de género como inscrita en un sistema anterior, el del sexo. El problema, pues, no es que
de dominación patriarcal, sobreviene la politiza- existen dos normatividades genéricas, masculina
ción y la lucha política. Y cuando colectivos y femenina, que son coactivas, el problema es que
sociales adquieren conciencia política crítica esas normatividades silencian las normatividades
sobre las dominaciones de que son objeto se están sexuales. La cuestión del género es menor en rela-
dando a sí mismos la posibilidad de destruirlos. ción al problema que suscita la correspondencia
En este sentido, el feminismo aporta un marco entre sexo y género: presuponer que la normativi-
político de interpretación de la sociedad como dad femenina reposa sobre un cuerpo de mujer y
dominación. El patriarcado prefiere difundir la que la normatividad masculina se asienta sobre
idea de que la igualdad entre hombres y mujeres un cuerpo de varón es no entender que la artifi-
forma parte de una ‘evolución natural’ de la socie- cial división sexual hombre-mujer es una cárcel
dad, de la que están excluidas las luchas políticas no elegida para unos y otras.
de las mujeres. Para ello, es necesario borrar del Esa forma de entender el género como un corsé
mapa político el feminismo y otras ideologías igualmente opresivo para hombres y mujeres
transformadoras de la sociedad. De esta forma, el lleva implícito la falta de asimetría entre la vesti-
patriarcado nos introduce en el reino de los eufe- menta masculina y femenina: lo relevante es la
mismos, sustituyendo, por ejemplo, feminismo opresión del corsé y no las características especí-
por género o igualdad por equidad*. ficas de cada una de esas ‘vestimentas de hierro’.
Eso de un lado, porque el segundo malentendi- De hecho, hay quién se rasga las vestiduras, por
do surge desde análisis postmodernos y postes- ejemplo, porque los hombres no han sido sociali-
tructuralistas, al cuestionar el término género zados para desahogarse a través del llanto –‘llorar
desde el supuesto de que es coactivo con la reali- no es de hombres’- y eso se considera casi una tra-
dad que designa. Dicho de otra forma, el género gedia, y sin embargo no suele visualizarse que el
es una estructura de saber-poder que oculta otras corsé de las mujeres tiene nombres más trágicos:
realidades sociales opresivas y por ello mismo hay violencia patriarcal o feminización de la pobreza,
que desactivarlo en su sentido feminista original. entre otros muchos.
Las mujeres, como género oprimido, velan otra A partir de aquí puede entenderse mejor que el
realidad que no quiere estar adscrita a ningún concepto feminista de género es un estorbo para

49
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 50

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

la teoría queer*. Si el primer paso es esta resigni- que las mujeres son seres sociales concretos cuyas
ficación casi neutra y despolitizada del género y el biografías sólo pueden explicarse a la luz de otras
segundo es la consideración de que lo verdadera- variables como la raza, la cultura o el sexo, entre
mente opresivo es el sexo, entonces damos un otras?
paso cualitativo en la despolitización de este con- La preocupación para algunas feministas es el
cepto clave en el pensamiento feminista. Si lo ver- ‘extraño’ fenómeno de que la teoría queer está
daderamente opresivo no es el género, es decir, la ocupando espacios intelectuales, académicos y
coactiva normatividad femenina, si lo verdadera- políticos del feminismo. Dicho en otros términos,
mente opresivo es el sexo, para varones y mujeres un sector feminista está actuando como si la teo-
en la misma medida, entonces ya hemos desacti- ría queer proporcionase respuestas teóricas y obje-
vado prácticamente el feminismo y nos hemos tivos políticos al feminismo. Sin embargo, la teo-
trasladado a otro movimiento social y a otra dis- ría queer no tiene respuesta para las nuevas for-
criminación: la del movimiento de gays, lesbianas mas de violencia patriarcal: feminicidios, muertes
y transgéneros. Este análisis, por tanto, oscurece rituales a manos de los varones de las maras,
y silencia la opresión material y simbólica de las recortes de derechos en nombre de las culturas,
mujeres en tanto mujeres e independientemente condiciones de trabajo infrahumanas en las
de otras variables de opresión. Si se decide que el maquilas, etc. Y esto prueba que también carece
género es una realidad no significativa y que el de marcos interpretativos que den cuenta de esos
sexo es la realidad relevante a efectos de discrimi- nuevos fenómenos sociales. Los espacios acadé-
nación, entonces sencillamente estamos silen- micos que el feminismo radical de los años seten-
ciando la subordinación de género que ha con- ta abrió en las universidades norteamericanas
ceptualizado el feminismo a lo largo de sus tres están siendo ocupados por análisis postmoder-
siglos de historia a cambio de sobrecargar de sig- nos, queer o multiculturalistas radicales. Y la
nificado el sexo. característica que tienen estos estudios es que la
La pregunta que nos hacemos algunas feministas variable específica ‘opresión de las mujeres’ se
es la siguiente: ¿no es posible la separación entre diluye en otras opresiones en nombre de la inter-
feminismo y teoría queer desde el supuesto de que seccionalidad* de varias variables de opresión. Y,
tanto el marco de interpretación feminista como sin duda, la interseccionalidad es un imperativo
el queer han conceptualizado la realidad social a teórico y estratégico que no hace otra cosa que
partir de realidades discriminatorias específicas y reflejar la realidad social. Y la realidad social nos
que además tienen en su base movimientos socia- advierte que los individuos no nos inscribimos en
les que apuntan a objetivos sociales distintos? una sola opresión, sino que a lo largo de la vida
¿No será que desde distintos multiculturalismos transitamos por algunas otras.
radicales, postmodernidad y teoría queer se quie- No parece plausible discutir que la subordina-
re volver a reeditar la vieja idea tan querida del ción de las mujeres no reviste las mismas caracte-
marxismo de que la cuestión feminista es una rísticas para todas las mujeres. La experiencia de
contradicción secundaria respecto a otras contra- opresiones concretas marcadas por la raza, la cul-
dicciones principales, como en este caso la basa- tura, el sexo o la clase hace que la opresión de las
da en el sexo? ¿No se estará repitiendo la historia mujeres negras, indígenas, pobres o lesbianas no
de que las otras opresiones tienen mayor relevan- sea la misma para todas ellas. De hecho, la global
cia que la de las mujeres con la argumentación de discriminación de las mujeres* se encarna en

50
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 51

OTRO RECORRIDO POR LAS CIENCIAS SOCIALES: GÉNERO Y TEORÍA CRÍTICA

diferentes tipos de sociedades y en las variables duciendo un discurso intelectual funcional a ese
anteriormente señaladas. Esta realidad empírica genérico; sin embargo, ni ese discurso ni ese pro-
obliga a las ciencias sociales, y particularmente a yecto son el feminista. Entre los discursos teóri-
la sociología, a realizar análisis más complejos cos feministas y queer y entre el movimiento
que sean capaces de recoger la diversidad de con- social feminista y el de gays, lesbianas y transe-
textos y experiencias. Desde esta perspectiva, cru- xuales existirán pactos estratégicos y afinidades,
zar variables de opresión es un imperativo socio- pero son cualitativa y cuantitativamente diferen-
lógico y político. Ahora bien, la diversidad de tes en términos de intereses y posiciones sociales.
experiencias de discriminación en que se inscri- El feminismo no puede renunciar a un elemento
ben las mujeres puede y debe complementarse de universalidad que conviva a su vez con las
con un análisis teórico general, cuya génesis se diversidades existentes, pues esa universalidad no
encuentra en la propia existencia empíricamente sólo es una respuesta necesaria a una realidad glo-
contrastable de que existe una estructura de bal, cual es el patriarcado, sino que ese elemento
dominación y hegemonía masculina en todas las es el que puede hacer posible la construcción de
sociedades. Por ello, esa realidad etnográfica no una ética colectiva de transformación social
debe empujarnos por la senda de renunciar a un (Benhabib, 1996: 41-42). Sin vanguardias, sin
marco de interpretación y a un proyecto político sujetos políticos colectivos únicos, pero sin olvi-
autónomo. Esta reflexión nos conduce directa- dar que las mujeres no somos un grupo social
mente a la cuestión de si debemos abandonar el más, sino la mitad de la humanidad.
concepto de patriarcado conceptualizado por el
La desvinculación entre género y feminismo nos
feminismo como una estructura transcultural de
conduce a la pérdida de nuestra memoria históri-
dominio masculino que atraviesa todo tipo de
ca, una historia plena de opresión pero también
fronteras y grupos sociales o debemos sumarnos a
de luchas políticas. Y es que la memoria histórica
las teorías que sostienen que no existen estructu-
es un instrumento necesario en la construcción
ras globales de dominio como son el patriarcado o
de una subjetividad política cuya finalidad es la
el capitalismo, sino más bien formas sociales loca-
deslegitimación del sistema de dominio patriar-
les y contextuales de discriminación. En la elec-
cal. La pérdida de nuestro pasado nos introduce
ción de este dilema radica la cuestión principal.
en el mundo de la amnesia política, que es como
Por ello es imprescindible saber que un genérico decir que nos priva de la brújula para encontrar
desarrolla su subjetividad política, es decir, se los caminos de las estrategias políticas transfor-
comporta como un sujeto político colectivo cuan- madoras*. El pasado proporciona legitimidad a
do es capaz de producir su propio discurso teóri- nuestras prácticas políticas, pues tal y como
co y su propio proyecto político, cuando deja de subraya Amelia Valcárcel (1997), nos evita ser
asumir intereses ajenos y cuando deja de identifi- permanentemente las recién llegadas. Como afir-
carse con otros sectores sociales, aunque también ma lúcidamente Lidia Cirillo, “el feminismo no
estén oprimidos, e identifica analítica y política- podrá enseñar nada a nadie si no empieza a ense-
mente la diferencia de intereses y ubicaciones ñarse a sí mismo, es decir, si no comienza a com-
sociales con esos otros colectivos sociales. Dicho prender el significado de su propia historia”
en otros términos, la teoría queer tiene como (Cirillo, op. cit.: 37). Y es que la memoria histó-
telón de fondo su propio y exclusivo movimiento rica feminista es una amenaza para la hegemonía
social y por ello mismo hace tiempo que está pro- masculina porque rearma ideológicamente a las

51
Políticas y acciones de género:Cuadernos de género 16/10/09 10:40 Página 52

POLÍTICAS Y ACCIONES DE GÉNERO. MATERIALES DE FORMACIÓN

mujeres e introduce en la vida pública y política como lo tiene el feminismo. Y es que el feminis-
un principio permanente de sospecha sobre la mo, no podemos olvidarlo, es el movimiento
distribución de recursos y la apropiación del social de la modernidad que más ha ensanchado
poder por parte de los varones. La historia siem- los derechos de la humanidad. ¿Por qué silenciar
pre da legitimidad a quién tiene un pasado políti- nuestra historia si sabemos que sin pasado no
co tan excelente en términos morales y políticos existe futuro?

52

También podría gustarte