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Empleo en el Perú:

Entre la precariedad y la recuperación


En las últimas semanas, la discusión acerca de las
políticas laborales del gobierno ha sido opacada por la
incertidumbre alrededor de la permanencia en el cargo
del actual ministro de Trabajo, Íber Maraví. Ante una
población ocupada cuya calidad de empleo se han
deteriorado, el Ministerio de Trabajo tiene un rol
importante para generar condiciones que permitan
recuperar el terreno perdido. Sin embargo, las medidas
anunciadas orientadas al incremento del empleo
temporal serían ampliamente insuficientes sin un
empuje de la inversión privada.
Una recuperación con matices
El avance del empleo desde la cuarentena estricta en el
segundo trimestre del 2020 ha sido sostenido, con
excepción de un retroceso en el primer trimestre del 2021
dado el impacto de la segunda ola de la pandemia. Según
la Encuesta de Hogares (Enaho) del INEI, la población
ocupada nacional en el segundo trimestre del año fue
0,9% menor a la correspondiente al mismo período del
2019.
Sin embargo, la evidencia sugiere una recuperación más
lenta del empleo en trabajadores mejor calificados y de
puestos de trabajo de mayor calidad. Por ejemplo, según
nivel educativo, la población ocupada con educación
superior universitaria o no universitaria fue 8% menor
respecto al segundo trimestre del 2019, una pérdida de
527 mil puestos de trabajo. Además, según el BCR, el
empleo formal del sector privado fue 3,9% inferior al del
mismo período del 2019.
Precarización del empleo
La reinserción laboral pospandemia se ha dado en gran
medida en ocupaciones que ofrecen menores salarios y
peores condiciones laborales. Debido a la falta de
mecanismos de protección social efectivos en el Perú, la
mayoría de las personas no puede mantenerse
desocupadas por mucho tiempo y buscan alternativas en
el subempleo.
Los datos de la Enaho dan cuenta de que el número de
trabajadores subempleados a nivel nacional alcanzó los
9 millones en el año móvil comprendido entre julio de
2020 y junio de 2021, lo que significa un incremento de
más de 1 millón y medio de personas en el subempleo en
relación con los años móviles julio 2019-junio 2020 (7,5
millones) y julio 2018-junio 2019 (7,4 millones).
En la misma línea, la tasa de informalidad en el país se ha
incrementado de 73,6% en el año móvil julio 2019-junio
2020 a 78,1% en julio 2020-junio 2021. Esto se explica
principalmente por el incremento de la informalidad en el
área urbana de 66,8% a 72,5% entre los mismos periodos.
Además, en las zonas urbanas, la participación de los
trabajadores independientes o autoempleados sobre el
total de la fuerza laboral ocupada se ha incrementado de
32,9% previo a la pandemia (cuarto trimestre de 2019) a
35,7% en el primer trimestre de 2021.
Más aún, la precarización del empleo ha significado una
caída de los ingresos de la población, lo que pone a un
grupo de familias en una situación de vulnerabilidad
económica. En el área urbana, el ingreso promedio
mensual por trabajo se ha reducido de S/1.572 en el
periodo julio 2018-junio 2019 a S/1.313 en julio 2020-
junio 2021, una caída de 17%. Cabe mencionar que el 80%
de los ingresos de las familias del país provienen del
trabajo, mientras que el 20% corresponde a ingresos no
laborales como transferencias, alquileres, utilidades,
entre otros.
Respuesta del gobierno
En este contexto, el Gobierno ha anunciado que se
buscará dinamizar el empleo a través de obras públicas y
programas de empleo temporal. El ministro de Economía
y Finanzas, Pedro Francke, ha señalado que los
programas estatales de empleo temporal involucran un
costo de S/700 millones para el 2021 y el 2022, monto que
será financiado mediante la recaudación tributaria. De
dicho monto, S/526 millones se ejecutarían en durante el
próximo año –como parte del programa Trabaja Perú–
según la Ley de Presupuesto 2022, con lo cual se tiene
prevista la creación de alrededor 500 mil empleos
temporales en las municipalidades.
Además de los cuestionamientos sobre la factibilidad de
poder llegar a dichas cifras (ver informe IPE), cabe señalar
que el énfasis de los programas de empleo temporal
distrae la atención sobre los dos asuntos pendientes
urgentes: la generación de empleo a partir de mayor
inversión privada y los problemas estructurales que
presenta el mercado laboral del país como la alta
informalidad y baja productividad del trabajo.
Al respecto, Hugo Ñopo, investigador principal de Grade,
menciona que la legislación laboral en el país resulta
mayormente ignorada y no protege a los más pobres,
sino solo a la minoría que logra acceder a un puesto de
trabajo formal. Más aún, señala que las regulaciones
impuestas por la legislación laboral generan distorsiones
que limitan la formalización de los trabajadores. “Se
protege al puesto de trabajo, cuando en realidad se
debería pensar en brindar protección a las personas”,
afirma Ñopo.
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