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rafí
fíaa
HABERMAS, J .:
Teoría de la acción comunicativa, 2 volúmenes, Taurus, Madrid,
1987. Tomo 1 , 5 1 7 páginas: tomo 1 1 , 6 1 8 páginas.
Conn la Te
Co Teor
oría
ía de la ac acci ón comunicativa, Habermas intenta construir una
ción
teoría de ]a sociedad que sea capaz de dar cuenta de los fundamentos críticos en
los que se apoya.
Este proyecto, se articula en torno a la
la categoría acción comunicativa; q
dee acción
categoría d que
ue
n o s permite acceder a tres núcleos temáticos
núcleos temáticos relacionados entre sísí::
F il problema
problema de
dela racionalidad:
la dee acción com
racionalidad: pues la categoría d comunicativa
unicativa,,
noss remite a un concepto de racionalidad, que se opone a la
no lass reducciones
quee se hacen de la razon.
cognitivo- instrumentales qu
2 .0 La cuestión de la mediación entre sistema y mundo de la vida; dado que,
la acción comunicativa, n o s muestra un concepto de sociedad articulado
en dos niveles, que asocia los paradigmas de mundo de la vida y sistema.
3 > ’ E l esbozo de una teoría dc la modernidad; pues mediante la categoría de
la categoría
acción comunicativa se pretende explicar l laa s paradojas de la modernidad.
E n este caso, la hipótesis qu
quee subyace al planteamiento es la siguiente,
subyace a t tal
«los ámbitos de acción comunicativamente estructurados quedan some-
tidos a los imperativos de sistemas de acción organizado
organizadoss formalmente
quee se han vuelto autónomos» (efr., tomo 1 , pág. 10).
qu
Expresado de otra manera: en las sociedades avanzadas, los subsistemas de
acción racional con respecto a fines, se han independizado de la esfera comuntea-
tiva; pero e l desnivel existente entre ambos dominios ( el técnico y e l comunicati-
desnivel existente entre
vo), a sí como la primacía de los subsistemas de acción racional con respecto
respecto a
fines, sobre los ámbitos de acción comunicativa, serian la s causas de la s patolo-
gías sociales y explicarían las paradojas qu
quee presenta la modernidad.
social, Habermas
comunicativa; introduce
pues, y desarrolla
a su juicio, see cuenta con un
tan sólo si(parcialmente),
s una
e l aconcepto
teoría de dela acción
Anales d e l Seminario d e Metafísica. N 24-1990/20l-236. Ed. Universidad complutense. Madrid
202 Bibliogralla
mente el hecho de que recurra a la teoría sociológica; no con e l objeto de hacer
una historia de las teorías sociales clásclásicaicas,
s, sin
sinoo para rescatar de las mismas
aquellos aspectos que sea seann susceptibles de integrarse en un
unaa teoría gene
general
ral que
abarque los problemas de de la racionalización socia
social. l. As
Así,
í, en es te primer tomo,
este
nuestro autor s see ocupa especialmente
ocupa especialmente de Max Weber, G. Lukács, M. Horkheimer
y T. W. Adorno. Volviendo ahora a l tema de la relación entre sociología y racio-
nalidad, hemos de indicar que,
indicar que, desde un punto de vista metateórico, se puede
mostrar la relación señalada si se atiende a las implicaciones que que po pose
seen
en,, en
materia de racionalidad, los diversos conceptos de acción social.
Pues, según piensa Habermas, al elegir un determinado concepto de acción
social, nos comprometemos con una determinada perspectiva ontológica (enten-
diendo aquí,
e l mundo,
mundo, que«ontología»,
a l elegir tal en senti
sentido
concepto, am plio), y además,
do suponemos «Dee la
a l actor, dependen
«D lass relaciones
a su v e z con
los
aspectos de la posible racionalidad de su acción» (tomo 1 , pág. 122).
Habermas distingue cuatro conceptos de acción en la sociología actual: acción
teleológica, acción regulada por normas, acción dramatúrgica y acción comunica-
por normas,
tiva.
agente sólo con vistas a alcanzar un
La acción teleológica, e s la que realiza un agente
determinado fin; presupone, por tanto, la existencia de un mundo objetivo.
normas, nos enc
En la acción regulada por normas, encontr
ontramo
amoss un grupo social que orien-
ta su acci
acción ón po
porr unos valores comunes; aquí, lo que importa es la relaci
relación
ón de
cada uno de esos miembros d el grupo social con la s normas establecidas: bien en
e l sentido de su acatamiento; o , de su violación. La acción regulada por normas,
supone dos tipos de mundo; un mundo objetivo y un mundo social.
E l concepto de acción dramatúrgica fue introducido po porr Goffman en 1956,
en su estudio, «La p presentaci ón de la persona en la
resentación la vi
vida
da cotidiana». Como señala
Habermas, la acción dramatúrgica, «no hace referencia primariamente n i a u n
actor solitario, ni al miembro de un grupo social, sino a participantes en un unaa
interacción que constituyen los unos para los los ot ross un público ante e l cual se
otro
ponen a si mismos en escena» (tomo 1 , pág. 123). Como presupuesto ontológico,
la acción dramatúrgica, cuen cuentata con un mundo interno o mundo subjetivo y un
mundo externo; este último, no sólo se refiere al mundo objetivo
mundo objetivo sino también
a l mundo social.
La acción comunicativa, apunta hacia la in intera
teracci
cción entree dos o más sujetos
ón entr
capaces de lenguaje y acción. En este planteamiento de la acción social, e l lengua-
je ocupa un lugar destacado; po porr otro lado, l laa acción comunicativa presupone tres
mundos, un mundo objetivo, un mundo social social y un mundo subjetivo.
Hasta aquí, hemos presentado la cuestión de de la relación entre sociología y
racionalidad
que, también desde e l punto de vista
metodológicamente, establecer dicha
de la metateoría;
es posible conviene subrayar
ahora relación.
E n este punto, e l hilo conductor n o puede ser otro que e l problema de la
comprensión en las ciencias sociales; cuestión que ya había sido planteada, a
Bibliogra
Bibliogra H
Haa 203
dad
dad la
nan de interpretación
la acción; sin embargo, los conceptos
de las acciones po de acción social, también determ
porr un intérprete. determi-
E n efecto, pues e l concepto (o conceptos) formal de mundo qu
quee implica cada
una de las acciones sociales, afecta no sól
una o al actor en cuestión; sino que sigue
sólo
siendo válido para un intérprete que se acerque desde fuera
desde fuera con e l proposito de
analizarías.
conexión, podemos observarla en los cuatro tipos de acción social des-
Dicha conexión,
critos; ahora bien, mientras en la acción teleológica, regida por por normas
normas y drama-
desnivel metodológico entre e l plano de la
túrgica, se produce u n desnivel metodológico acción, propia-
la acción,
mente dicha, y e l plano de la interpretación; en la acción comunicativa no se da
semejante desnivel. Como indica Habermas, «...según los presupuestos del mode-
lo comunicativo de acción, e l agente dispone de una competencia de interpreta-
ción igual de compleja q ue la del observador» (tomo 1 , pág. 167).
que
Después de introducir el concepto de acción comunicat
el concepto comunicativa,
iva, Habermas prosi-
Habermas
gue su análisis con el estudio de la teoría de la racionalización de Max Weber.
quee preside la teoría de la racionalización, es la siguente: la
La idea rectora qu
historia de las grandes religiones, nos muestra la existencia de un proceso univer-
sal de desencantamiento, que satisface las condiciones internas necesarias para
e l nacimiento del racionalismo universal. Pues bien, del proceso histórico- uni-
versal del desencantamiento de las imágenes religiosas y metafísicas del mundo,
surgen la lass estructuras de conciencia modernas.
Sin embargo, y esta sería la paradoja para Weber, la evolución de la moderni-
dad
da d arroja un balance muy distinto del proyecto que se trazó durante la Ilustra-
ción (dejando de lado, ahora ,las posibles insuficiencias del proyecto ilustrado);
pues, en efecto, en lugar de un unaa razón universal que integre los diversos aspectos
de la vida humana formando una unidad, lo qu quee acontece es que «la razón se
disocia en un unaa pluralidad de esferas de valor destmyendo su propia universali-
dad. queeEsta
e l qu pérdida
se ve de sentido
e l individuo la interpreta
de reconstruir en Weber como
e l ámbito e l desafio
privado de suexistencial ante-
propia biogra
fía (...), la unidad que ya no cabe reconstruir en los órdenes de la sociedad» sociedad» (tomo
(tomo
1 , pág 321
321).
).
Finalmente, a esa pérdida de sentido, se añade también la pérdida de libertad;
dado que, con e l triunfo d el capitalismo (una fuerza racionalizadora de primera
del
magnitud), queda institucionalizada la racionalidad con arreglo a fines de la ac-
ción empresarial. Lo cual, e s tanto como decir que, tras la ruptura de la universa-
lidad de la razón en diferentes
diferentes esfe
esferas
ras de valor (con
(con su ló
lógica inmanente), el
gica
capitalismo no noss fuerza a todos a ser «especialistas» en algún campo espec específico,
ífico, al
tiempo q ue la burocratización amenaza con provocar
que provocar una
una paralización en la vida
social.
La recepción de la teoría de la racionalizaci
racionalización
ón occidental de Max Weber ha
doss direcciones distintas; de una parte, pensadores marxistas como Lu-
seguido do
kács, Horkheimer y Adorno,
Adorno, han entendido la racionalización o bien como u n
proces
proceso o de cosificación surgido en e l seno del modo de producción capitalista
(Lukács); o bien com
comoo el triunfo de la razón instrumental o «subjetiva» que se
204 Hibliogra H
Haa
II
Bibliografía 205
tancPara
tancia; Habermas,
ia; pues
pues, semejante
, a las conocidas
cono cambio de paradigma,
cidas insuficiencias posee
de las teorías un
de una
laa notable impor-
impo
racionalización
social (conceptos de racionalidad excesivamente restringidos y confusión entre
categorías de la acción y categorías sistémicas), añade un tercer factor importan-
te: e l agotamiento del paradigma de la filosofí filosofíaa de la conciencia.
De hecho, el propio Habermas, en las páginas finales del tomo 1 , indica que
e l fracaso de la primera teoría crítica (la de Horkheimer y Adorno), se debió,
precisamente, a la causa mencionada.
De George H. Mead, l lee interesa a Habermas,
Habermas, sobr sobree todtodo,
o, e l concepto comuni-
cativo de racionalidad a l que apunta ya su obra.
En efecto, partiendo de un unaa serie de observaciones sobre las funciones del
lenguaje del juego y de la partida (game), Mead ha señalado que el niño s e desa-
rrolla mentalmente y se socializa «jugando» el papel de los demás e interiorizan-
do sus actitudes: esto es lo que Mead llama la interiorización de «el otro generali-
zado» (generalized other), es decir, del conjunto orgánico, estructurado de los
otros roles, de los que depende e l niño.
Porr otra parte, con la interiorización de los otros roles, e l niño va familiari-
Po
zándose con las reglas qu quee loloss presiden y los principios qu quee los inspiran. Este
sería, en última instancia, e l fundamento de la interiorización progresiva de los
elementos socio culturales del mundo donde nace e l níno.
socioculturales
Con respecto a Durkheim, Habermas prest prestaa aten
atenciónción a la teoría de la división
del trabajo social; pues all í, Durkheim establece una conexión entre formas de
allí,
integración social y etapas de diferenciación sistémicas. Para captar dicha cone-
xión, Habermas traza una distinción entre racionalización del mundo de la vida
y aumento de la complejidad de los sistemas sociale sociales: s: en definitiva, la cuestión
aquí e e s averiguar qué relación guarda la teoría de la acción con la teoría de los sis-
temas.
E l concepto
escribe Habermas, de mundo de lacomunicativamente
«al actuar vida procede de la los
teoría de s
sujetos lae entienden
se acción; sobre é l -
siem
pre en e l horizonte de un mundo de la vida. Su mundo de la vida está formado
de convicciones de fondo, más o menos difusas, pero siempre aproblemáticas»
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