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Historia de los derechos de la mujer

A lo largo de la historia, en la mayoría de las culturas, las mujeres han sido sometidas a estructuras
patriarcales que les han negado los derechos humanos más fundamentales. Las leyes antiguas y los
sistemas tradicionales, como el cristianismo y el islamismo, antecedentes de los sistemas modernos,
han provocado la dependencia de la mujer, de forma análoga a la esclavitud, a la explotación de las
clases desfavorecidas y a la mano de obra.

Una de las razones podría ser el fortalecimiento y sostenimiento del poder y de la actividad
económica y de igual forma se evidencia que quienes resultan sometidos son vistos, por los
explotadores, como seres inferiores, inmaduros, infantiles, malvados o depravados.

Uno de los primeros documentos en declarar la emancipación de la mujer fue la Declaración de los
Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, por Olympe de Gauges, este documento parafrasea lo
propuesto por la Declaración de los Derechos del Hombre y de Ciudadano, el texto fundamental de
la revolución francesa.

Los artículos de la declaración son:

1. La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo
pueden estar fundadas en la utilidad común.
2. El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e
imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.
3. El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la
reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad
que no emane de ellos
4. La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el
ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que
el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la
razón.
5. Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la
Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser
impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan.
6. La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos
deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe
ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus
ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos,
según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos.
7. Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos
determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa.
8. La Ley sólo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y nadie puede ser
castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y
legalmente aplicada a las mujeres.
9. Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley.
10. Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el
derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal
que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley.
11. La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más
preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con
relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que
os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de
responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.
12. La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta
garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a
quienes es confiada.
13. Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las
contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las
prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la
distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades.
14. Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de
sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente
pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no sólo en la fortuna sino también en la
administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la
duración del impuesto.
15. La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el
derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público.
16. Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de
los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los
individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción.
17. Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un
derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio
de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de
manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización.

En resumen, Olympe de Gouges, proponía un trato igualitario para mujeres y hombres en aspectos
de la vida pública y privada, garantizando derechos como la educación, el voto, la propiedad privada,
a ejercer cargos públicos, entre otros. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las teóricas de la
igualdad, Olympe creía que los hombres y las mujeres tenían una naturaleza diferente y que la de las
mujeres era superior.

El pensamiento feminista no era compartido por los hombres que dirigían la revolución francesa, ni
siquiera por los más radicales. Eventualmente Olympe de Gouges murió ejecutada por oponerse a la
pena de muerte contra el Rey Luis XVI.

La lucha por los derechos de la mujer no sería retomada hasta el siglo XIX, con la aparición de la
primera oleada de feministas y la lucha por garantizar el derecho al voto de la mujer. El término
feminismo se le acredita a Charles Fourier, un socialista utópico y filósofo francés. Las palabras
"feminismo" y "feminista" aparecieron por primera vez en Francia y en los países bajos en 1872, en
Inglaterra a partir de 1890 y 1910 en Estados Unidos.

A partir de aquí la historia del feminismo puede ser visto en olas, donde cada ola enfrento diferentes
aspectos de la vida de la mujer.
La primera ola del feminismo se dio entre el final del siglo XIX y los inicios del siglo XX. En principio se
enfocó en la igualdad de contrato, matrimonio, maternidad y derechos de propiedad para la mujer.
Para finales del siglo XIV el activismo se enfocó principalmente en la lucha por obtener el voto,
aunque algunas feministas ya hacían campaña por derechos reproductivos, sexuales y económicos.

La segunda ola del feminismo tomó lugar a partir de los años 60 y dura hasta el comienzo de los 90.
Así como la primera ola se enfocó en los obstáculos legales enfrentados por las mujeres como el
derecho al voto o a la propiedad privada, la segunda ola abarcó una amplia variedad de temas que
pueden considerarse como desigualdades no-oficiales como la sexualidad, la familia, el trabajo y los
controversiales derechos reproductivos.

La tercera ola del feminismo apareció luego de los noventas y continua hasta hoy en día, busca
solucionar el principal problema de la segunda ola: tomar conciencia de que no existe un solo
modelo de mujer, sino que existen muchas maneras de ser mujer y estas están influenciadas por
cuestiones sociales, étnicas, nacionales o religiosas. En esta ola también se ha buscado una mayor
inclusión de minorías raciales, gay o "queens" y transexuales.

La mujer y los derechos humanos


Los derechos de la mujer incluyen una amplia gama de derechos, que podrían resumirse en 4 ámbitos
generales, el económico, el civil, el social y cultural y el político.

En el ámbito económico se incluyen derechos como el derecho a poseer y heredar propiedades, el


derecho al trabajo, con acceso a diferentes profesiones, sueldos iguales a los hombres y derecho a
participar en uniones laborales o sindicatos, también se incluye la protección laboral en caso de
maternidad, entre otros.

En el ámbito civil estarían la igualdad de derechos frente a la ley, derecho a la ciudadanía, derechos
relacionados al matrimonio, el divorcio y la familia, como son el derecho a mantener existencia legal
después del matrimonio, mantener el mismo apellido, iniciar procesos de divorcio, obtener custodia
de los hijos y tener igual división de la propiedad, en el área civil también están incluidas todas las
libertades civiles básicas como son el derecho a la libre expresión, libertad de culto, entre otros.

Los derechos sociales y culturales incluyen el derecho a la educación básica, secundaria y superior, el
derecho a la salud, incluyendo la salud sexual y la reproducción, derechos en cuanto a planificación
familiar y aborto, derecho a participar de manera igualitaria en instituciones militares, se incluyen
también derecho sobre el control de la mujer sobre su vida, derecho a elegir como vestirse, como vivir
su sexualidad, entre otros, se contempla también el derecho a una vida segura y libre de violencia,
protección contra la violación, tráfico humano y explotación.

Los derechos políticos se refieren a la capacidad de las mujeres de participar en la vida política,
derecho al voto, a postularse y ostentar cargos de elección popular.

Importancia de los derechos de la mujer

A pesar de los numerosos avances realizados por la mujer en las últimas décadas por los diferentes
movimientos feministas, a lo largo del mundo las mujeres y las niñas aún son víctimas de desigualdad
en comparación con sus contrapartes masculinas. Actualmente las mujeres siguen siendo víctimas de
la explotación sexual y el trabajo forzado, son las víctimas principales de la violencia doméstica y están
en mayor riesgo de sufrir violaciones y de ser víctimas de crímenes de guerra. En muchos países aún
se le niega el acceso a la educación, al trabajo y a la participación política, en la mayoría de los países
del mundo las mujeres ganan menos que los hombres y por lo tanto están en más riesgo de vivir en
pobreza y tienen menos posibilidades de salir de ella.

De acuerdo con las Naciones Unidas, los países con un índice de desigualdad de género (IDG, parte
del índice de desarrollo humano) son países con mayor prosperidad y calidad de vida, es por eso que
consideramos importante informar sobre estos temas que a la larga nos afectan a todos, ya que,
incluso en los países con mejores posiciones aún existe un nivel de desigualdad entre hombres y
mujeres. En el caso de Venezuela tenemos un índice desde el año 2012 de 0.466, calculado tomando
en cuenta factores como desigualdades de salario, desigualdad en nivel educativo, embarazo
adolescente y mortalidad en maternidad, representación parlamentaria, entre otros, es decir, que
nuestro país aún tiene un largo camino por recorrer para realmente garantizar la igualdad de género
y poder avanzar como sociedad.

Voto femenino en Nicaragua


La aprobación del voto femenino no fue una concesión de Anastasio Somoza García, quien durante
décadas se opuso a este derecho, por el cual nuestras sufragistas iniciaron una larga lucha desde
inicios del siglo XX. A pesar de la importancia y trascendencia de la conquista del voto femenino, en
Nicaragua el tema ha sido ignorado por nuestra historiografía, y la poca información disponible nos
lo ha mostrado como una concesión de Anastasio Somoza García (1896-1956), obviando la lucha de
nuestras sufragistas. Por lo tanto, hace falta visibilizar este hecho histórico y la lucha de estas
mujeres, quienes enfrentaron las dificultades que imponía una sociedad patriarcal que reducía su
espacio al ámbito privado, al hogar, en donde sus principales funciones eran ser hijas, madres y
esposas abnegadas, bajo la tutela de sus padres o maridos.

El 20 de abril de 1955 se aprobó el voto femenino en Nicaragua y el 3 de febrero de 1957 las mujeres
votaron por primera vez. Estamos a 57 y 55 años de estos hechos trascendentales en la vida política
y social de cualquier sociedad. Es un momento propicio para conocer y reconocer a nuestras
sufragistas, como Josefa Toledo de Aguerri, nuestra primera feminista, Angélica Balladares de
Argüello, María A. Gámez y María Cristina Zapata Malais, quienes, aunque no protagonizaron
grandes marchas o protestas, como en otros países, sí alzaron su voz y su pluma para defender los
derechos de las mujeres en una época en donde la costumbre y el espacio “natural” era el hogar. Las
nicaragüenses fueron reconocidas como ciudadanas en 1950, (Constitución 1950) pero sin derecho a
elegir y ser electas. El sufragio ubica a los ciudadanos de cualquier sociedad en una posición de
igualdad, pues al momento de una elección, tan importante y preciado es el voto de un profesional,
una analfabeta, un rico, un pobre, un hombre o una mujer. De ahí que alcanzar este derecho
significó, para las sufragistas, una verdadera lucha por la igualdad. Este artículo pretende visibilizar la
historia del sufragio femenino en Nicaragua; contar una historia no contada.
Ley Nº 779
LEY INTEGRAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES Y DE REFORMAS A
LA LEY No. 641, “CÓDIGO PENAL”
TÍTULO I DISPOSICIONES Y PRINCIPIOS GENERALES
Capítulo I Del objeto, ámbito y políticas
Artículo 1- Objeto de la Ley La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que se ejerce
hacia las mujeres, con el propósito de proteger los derechos humanos de las mujeres y garantizarle
una vida libre de violencia, que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de
igualdad y no discriminación; establecer medidas de protección integral para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia y prestar asistencia a las mujeres víctimas de violencia, impulsando cambios en
los patrones socioculturales y patriarcales que sostienen las relaciones de poder.

Art. 2. Ámbito de aplicación de la Ley La presente Ley se aplicará tanto en el ámbito público como
en el privado a quien ejerza violencia contra las mujeres de manera puntual o de forma reiterada.
Los efectos de esta Ley, serán aplicables a quien se halle o hubiere estado ligado por relación de
consanguinidad, afinidad, sujetos a tutela, cónyuge, excónyuge, conviviente en unión de hecho
estable, ex conviviente en unión de hecho estable, novios, ex novios, relación de afectividad,
desconocidos, así como cualquier otra relación interpersonal que pueda generar este tipo de
violencia. Violencia en el ámbito público: Es la que, por acción u omisión dolosa o imprudente, tiene
lugar en la comunidad, en ámbito laboral e institucional o cualquier otro lugar, que sea perpetrada
en contra de los derechos de la mujer por cualquier persona o por el Estado, autoridades o
funcionarios públicos. Violencia en el ámbito privado: La que se produce dentro del ámbito familiar o
en cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el
mismo domicilio que la mujer

Art. 3. Políticas públicas de protección integral hacia la víctima de violencia El Estado a través del
órgano competente debe: a) Garantizar a todas las mujeres, el ejercicio efectivo de sus derechos,
asegurando su acceso rápido, transparente y eficaz a los servicios establecidos al efecto. b)
Fortalecer e impulsar campañas de difusión, sensibilización y concientización sobre la violencia hacia
las mujeres, informando sobre los derechos, recursos y servicios públicos y privados para prevenirla,
sancionarla y erradicarla. c) Mejorar las políticas públicas de prevención de la violencia hacia las
mujeres y de erradicación de la discriminación de género; elaborar, implementar y monitorear un
plan de acción para la prevención, sanción, atención y erradicación de la violencia hacia las mujeres.
d) Garantizar recursos económicos, profesionales, tecnológicos, científicos y de cualquier otra
naturaleza, a las instituciones del Estado, para asegurar la atención, prevención y erradicación de la
violencia contra las mujeres, así como la sanción adecuada a los culpables de la misma y la
implementación de medidas socioeducativas que eviten su reincidencia. e) Generar y reforzar los
estándares mínimos de detección precoz y de abordaje de la violencia, de acuerdo con el objeto de
la Ley, en los servicios de información, de atención, de emergencia, de protección, de apoyo, de
refugio y de recuperación integral, así como establecer un sistema para la más eficaz coordinación
de los servicios ya existentes a nivel municipal, departamental, regional y nacional. f) Promover la
colaboración y participación de las entidades, asociaciones y organizaciones que desde la sociedad
civil actúan contra la violencia hacia las mujeres. g) Fomentar la capacitación permanente y la
especialización de las y los operadores de justicia, que intervienen en el proceso de información,
atención y protección a las víctimas. h) Fomentar la capacitación permanente y especialización de las
y los funcionarios de la Comisaría de la Mujer y Niñez, y del Ministerio Público. i) Establecer y
fortalecer medidas de protección de emergencia y cautelares que garanticen los derechos
protegidos en la presente Ley, así como la protección personal, física, emocional, laboral y
patrimonial de la mujer víctima de violencia. j) Abrir una línea telefónica gratuita y accesible
conectada a las instancias policiales y al Ministerio Público, destinada a dar información y brindar
asesoramiento sobre recursos existentes en materia de prevención de la violencia hacia las mujeres
y asistencia a quienes la padecen.

LEY DE IGUALDAD DE DERECHOS Y OPORTUNIDADES


Ley No. 648. Aprobada el 14 de febrero del 2008
Publicada en La Gaceta N.º 51 del 12 de marzo del 2008
TÍTULO I DISPOSICIONES Y PRINCIPIOS GENERALES
Capítulo I Objeto, Principios Generales y Definiciones de la Ley
Artículo 1 Es objeto de la presente Ley promover la igualdad y equidad en el goce de los derechos
humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales entre mujeres y hombres; establecer
los principios generales que fundamenten políticas públicas dirigidas a garantizar el ejercicio efectivo
en la igualdad real, en la aplicación de la norma jurídica vigente de mujeres y hombres, para
asegurar el pleno desarrollo de la mujer y establecer los mecanismos fundamentales a través de los
cuales todos los órganos de la administración pública y demás Poderes del Estado, gobiernos
regionales y municipales garantizarán la efectiva igualdad entre mujeres y hombres.

Art. 2 La presente Ley se fundamenta en la igualdad, equidad, justicia, no discriminación y no


violencia, así como el respeto a la dignidad y la vida de las personas.

Art. 3 Definiciones de la Presente Ley: Para los efectos de la presente Ley, se entenderá por:

a. Respeto a la dignidad humana: Igual valoración que tiene, tanto la mujer como el hombre y que
merece el respeto y la protección de sus derechos humanos y libertades fundamentales sin
distinción alguna de raza, etnia, sexo, edad, lengua, religión, opinión, ideología, política, origen,
posición económica o condición humana o social.

b. Igualdad: Condición equivalente en el goce efectivo de los derechos humanos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales de mujeres y hombres sin discriminación alguna.

c. Igualdad real: Superación de la brecha entre la legislación y las situaciones de hecho en todos los
ámbitos de la sociedad.

d. Justicia: Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde. En sentido jurídico lo que es
conforme a derecho.

e. Derechos Humanos: Derechos inalienables y pertenecientes a todos los seres humanos,


necesarios para asegurar la libertad y el mantenimiento de una calidad de vida digna y están
garantizados a todas las personas en todo momento y lugar.
f. Equidad: Trato justo dirigido a lograr la igualdad efectiva mediante acciones positivas que
permitan el reconocimiento de las condiciones específicas de cada persona o grupo, derivadas de los
derechos humanos relacionados con su raza, religión, origen étnico o cualquier otro factor que
produzca efectos discriminatorios en derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades en mujeres
y hombres.

g. Discriminación contra la Mujer: Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que
tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los
derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural
y civil o en cualquier otra esfera.

h. Violencia contra la Mujer: Cualquier acción u omisión, basada en su género, que cause muerte,
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado.

i. Enfoque de género en las políticas públicas: Es una estrategia para lograr que los intereses,
necesidades, preocupaciones y experiencias de las mujeres y hombres, sean parte integrante en la
formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas para lograr la equidad de
género como elementos de desarrollo, en todas las esferas, a fin de que mujeres y hombres en
igualdad y equidad obtengan beneficios a través de estas políticas.

TÍTULO III MECANISMOS DE APLICACIÓN Y SEGUIMIENTO

Capítulo II De la Procuraduría Especial de la Mujer de la Procuraduría para la Defensa de los


Derechos Humanos

Art. 35 La Procuraduría Especial de la Mujer de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos


Humanos, sin perjuicio de lo establecido en los artículos 18 y 23 de la Ley No. 212, "Ley de la
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos", publicada en La Gaceta, Diario Oficial No. 7
del 10 de Enero de 1996, investigará, fiscalizará, denunciará, informará y ejercerá las acciones
legales ante las instituciones competentes nacionales e internacionales para la defensa, protección y
restablecimiento de los derechos humanos violados de las mujeres y promoverá el cumplimiento de
la presente Ley.

Cuando la gravedad de los hechos lo aconseje, la Procuraduría Especial de la Mujer, puede presentar
en cualquier momento y a iniciativa propia un informe extraordinario sobre incumplimiento o
violaciones a la presente Ley, que será remitido a la Asamblea Nacional, a través del Procurador o
Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos

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