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Aprendiendo A Vivir Con Personas Difíciles

Introducción.
Concepto de convivencia: según el Dic. Cervantes de la Lengua
Española, convivencia es “vida en común, acción de convivir”. Vivir
en compañía de otro o de otros, compartir su vida y sus ideas.

La convivencia está en dependencia del momento histórico (comentar


costumbres antiguas y cómo viven hoy las parejas y familias).
Si leemos el Salmo 133:1 nos dice: “Mirad cuán bueno y...”. Pensamos
en la relación fraternal que ha llegado a superar los obstáculos de
las diferencias humanas, y ha dado lugar a manifestar el amor
cristiano. Lamentablemente, no todas las personas con las que
convivimos han sido transformadas por el Señor, y aun aquéllas dentro
del ambiente cristiano muestran diferentes niveles de madurez
cristiana, que pueden facilitar o dificultar las relaciones
interpersonales.

Nos proponemos en esta noche compartir algunos puntos básicos que


pueden mejorar nuestra relación con personas que por su manera de
ser, de reaccionar, de interpretar situaciones, hacen que se les
considere difíciles, ya que sus respuestas generalmente tienden a ser
de insatisfacción, crítica, oposición o malestar.

Con anticipación prepare algunos hermanos para que presenten un


socio-drama donde se representen algunas situaciones relacionadas
con los siguientes temas:
 Escenas difíciles en hogares donde conviven matrimonios con
hijos casados y solteros.
 Comportamiento entre compañeros de trabajo o entre vecinos.
 Relaciones interpersonales entre hermanos de la iglesia.
Luego promueva un debate entre los hermanos de la congregación,
utilizando preguntas de acuerdo con la escena escogida.

ANÁLISIS

1) Consideremos a las personas difíciles.


Este cuadro nos presenta situaciones que muchas veces escuchamos
o vivimos cuando señalamos a una persona difícil. Son
cuestionamientos que surgen de un sentimiento de impotencia y
frustración, por sentirse incapaz de tratar con aquella persona, y
realmente las personas difíciles de tratar son aquéllos quienes a lo
largo de su vida generalmente han tenido que enfrentar el rechazo,
la carencia afectiva, el descuido familiar. También pueden ser
personas inmaduras, centradas en sí mismo, con la necesidad imperiosa
de que todo el mundo les agrade. Simplemente son personas
insatisfechas que difícilmente pueden desarrollar la capacidad para
disfrutar de la vida, y aun muchas, teniendo un encuentro con Cristo,
no permiten que El les transforme todas las áreas de su personalidad
para dejar su vieja naturaleza. No experimentan ese poder
transformador que renueva vidas. Al estar conscientes de esta
situación, nuestra responsabilidad aumenta, en el sentido de saber
que no podemos esperar reciprocidad en un buen trato, o en el interés
que las personas nos deben despertar.

2) ¿Qué nos ayuda a llevarnos mejor con las personas que convivimos?
2 Pedro 1:6:
a) Con dominio propio y paciencia. Cuando en nuestra vida cristiana
desarrollamos estas dos virtudes, permitimos que el Espíritu Santo.
Nos dé poder para no desesperarnos por las reacciones y presiones de
los demás. Con dominio propio podemos mantenernos ecuánimes a pesar
de la hostilidad, a pesar de la agresión o mal humor de los demás, y
podemos generar en ellos otro estado de ánimo al ver que su
comportamiento no despierta en nosotros lo que comúnmente se espera.
Y aquí entra la paciencia, esa habilidad que nos hace sabios para
admitir que no podemos modificar a las personas, pero que sí la
tenemos que aceptar como nuestro prójimo. La paciencia nos ayuda a
ser prudentes, para conocer el límite que evitará entrar en contienda
con aquella persona y sobrepasar mi propia capacidad de aceptación.

b) 2 Pedro 1:7. La piedad es devoción a Dios. Es una manera de vivir


en la que siempre se está consciente de la presencia de Dios en lo
que hacemos. Esto nos ayuda a entender que sobrellevar a otro no es
un acto de voluntad propia, porque simplemente no lo haríamos, sino
que es el resultado de obediencia al Señor. De esta manera podemos
dar ese calor fraternal, ese perdón que no critica, no rechaza, sino
que nos hermana a pesar de nuestras diferencias. Muchas veces las
personas difíciles son un elemento para que Dios opere en nosotros
ese amor ágape con que El nos ama que se caracteriza por ser
sacrificial e incondicional, es el amor que usa la frase “te amo a
pesar de...”. Cuando sabemos que el amor cubre multitud de pecado,
nos hace pensar que es sólo a través del amor que podemos pasar por
alto las fallas de los demás y las nuestras. Es el medio que Dios usa
para con nosotros y El quiere que también nosotros lo usemos con los
demás, sobre todo cuando nos dice: “amad a vuestros enemigos”
Anécdota: “Las botas a la cabeza”

c) Con blanda respuesta. Prov. 15:1. La blanda respuesta implica el


uso amable y adecuado de la palabra. Es el arte de transformar el
mensaje de agresión en mensaje de paz., porque los dichos suaves son
panal de miel y manantial de vida.
Recordemos que cada palabra que expresemos es un mensajero de lo que
hay en nuestro interior. Mat. 12:34. Por eso necesitamos cultivarnos
en mente y espíritu, para que nuestra palabra sea con gracia, que no
de pié a que la otra persona saque su amargura.

d) Con alegría. Prov. 15:13. Cuando uno sonríe sobreponiéndose al


disgusto o a la ira provocamos un cambio en nuestra actitud mental,
vemos las cosas con otras perspectivas que nos permite pasar a una
conducta más saludable, nos ayuda a trasladar nuestro interés en los
demás, buscando su bienestar. En la vida social la simpatía es la
mayor fuerza conquistadora para la buena relación humana, pero ha de
ser sincera, basada en el interés genuino por los demás con el
propósito de llevarle al conocimiento de Cristo, y como todos sabemos
nadie puede resistirse al regalo de una sonrisa genuina. Recordemos
que los cristianos somos la Biblia que todo el mundo lee. Anécdota
“Epístolas leídas por todos los hombres”.

e) Con oración. Finalmente, si llevamos en oración constante a estas


personas que consideramos difíciles de convivir con ellos, el Señor
hará su obra en ellos pero al mismo tiempo tenemos que orar por
nosotros para poder desarrollar estas virtudes fundamentales para las
relaciones interpersonales. El Señor nos dice: “pedid y se os
dará...” Pidámosle al Señor que nos ayude y desarrolle en nosotros la
capacidad de aceptar a los demás tal como son. Les invito a que lean
en sus casas, todos los días que puedan, el capítulo 12 de Romanos, y
ahora yo les entrego estas tarjetas en blanco y les pido que pongan
el nombre o los nombres de aquellas personas con las cuales usted ha
tenido problemas, tanto familia o persona que de alguna forma tiene
que relacionarse con usted; y detrás escribirá qué se propone hacer,
de acuerdo a lo que escuchó esta noche. Finalmente, orará por esta
persona desde ahora en lo adelante.

LAS BOTAS A LA CABEZA


Cuando estaba dirigiendo unos cultos de avivamiento en Egipto, cuenta
el Señor Stuart Holden, pregunté a un oficial del regimiento.
¿Highland, cómo llegó a ser cristiano? Su respuesta fue:
-Había un soldado raso en nuestra compañía que fue convertido en
Malta, antes de que saliera nuestro regimiento para Egipto. Por tal
razón, todos nos burlábamos de él. Una noche volvió de su puesto de
centinela, cansado y mojado, pero antes de ir a su cama se arrodilló
para orar y mientras lo hacía yo le arrojé mis dos botas sobre su
cabeza, pero él siguió orando, sin replicar palabra. A la mañana
siguiente cuando desperté, encontré mis botas junto a mi cama bien
lustradas. Esa fue su respuesta a mi conducta. Ese modo de proceder
produjo en mí una contrición terrible y en ese mismo día entregué mi
corazón a Cristo y fui salvo.

EPISTOLAS LEÍDAS POR TODOS LOS HOMBRES


Pocas personas leen la Biblia, pero todo el mundo lee nuestras vidas
y muchos pueden decirnos cómo debemos vivir aunque sus propias vidas
sean malas.
Se cuenta del gran artista Doré que estando de viaje en el sur de
Europa perdió su pasaporte. Cuando llegó a la frontera el oficial le
pidió su pasaporte y él le dijo:
-Lo he perdido pero no importa, yo soy Doré el artista, favor de
permitirme el paso.
- ¡No!, -dijo el oficial- hay muchas personas pretendiendo ser este o
aquel gran hombre. Y si le permitimos el paso nos exponemos a ser
castigados. Y añadió. Deseo pruebas. Aquí hay un lápiz y papel, si
usted es Gustavo Doré pinte aquí mismo un cuadro.
Doré tomó el lápiz y el papel y dando unos toques maestros con el
lápiz dibujó algo del paisaje. Entonces el oficial dijo:
- Estoy convencido porque nadie pudiera haber hecho esto sino
Doré.
Es inútil profesar que ser siervo de Cristo a menos que todos puedan
ver por los hechos que es verdad. Es nuestro deber reproducir la vida
de Cristo en la nuestra.

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