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Lo más emocionante de la jornada es ver a los Diablos danzar al son del repique
de la caja, un tambor típico. Bailan por las calles del pueblo para luego
arrodillarse al unísono frente a la iglesia, permaneciendo postrados en señal de
respeto al Santísimo mientras el sacerdote los bendice.
La música y el baile continúan mientras los Diablos -quienes pagan una promesa
religiosa al convertirse en demonios de rojas vestiduras y coloridas máscaras-
visitan las casas de algunos Diablos difuntos. La celebración termina cuando al
final de la tarde suenan las campanas de la iglesia y la hermandad se dispersa
hasta el próximo año, cuando volverán a representar este rito donde el bien debe
prevalecer sobre el mal.
Diablos de Yare
Los Diablos danzantes de Yare son una festividad religiosa que se celebra
en San Francisco de Yare, Estado Miranda (Venezuela), el día deCorpus Christi,
llevada a cabo por las "Sociedades del Santísimo".
Su origen se remonta al Siglo XVIII, siendo esta la hermandad más antigua del
continente Americano. La fraternidad de diablos esta dividida en un orden
jerárquico, representado en sus máscaras.
Cada Jueves de Corpus Christi (9 Jueves después del Jueves Santo) se hace una
danza ritual de los llamados diablos danzantes, los cuales visten trajes coloridos
(Normalmente completamente de rojo), capas y máscaras de apariencia grotesca,
además de adornos como cruces, escapularios, rosarios y otros amuletos.
Los Diablos danzan al son del repique de la caja, un tambor típico. Bailan por las
calles del pueblo para luego arrodillarse al unísono frente a la iglesia,
permaneciendo postrados en señal de respeto al Santísimo mientras el sacerdote
los bendice.
La música y el baile continúan mientras los Diablos -quienes pagan una promesa
religiosa al convertirse en demonios de rojas vestiduras y coloridas máscaras-
visitan las casas de algunos Diablos difuntos. La celebración termina cuando al
final de la tarde suenan las campanas de la iglesia y la hermandad se dispersa
hasta el próximo año, cuando volverán a representar este rito donde el bien debe
prevalecer sobre el mal.
La Procesión
En esta festividad folklórica se rinde devoción al Santo Patrono San Francisco de
Padua, al Santuarios y salves hasta el amanecer. Al día siguiente -jueves de
Corpus- los promeseros vestidos de diablos realizan danzas alrededor y se ubican
frente a la iglesia.
Una iglesia y es cuando se establece una especie de lucha entre los diablos y la
custodia. Finalmente, los diablos se rinden ante el Santísimo y se arrodillan en
señal de sumisión, de esta forma representan la victoria del bien sobre el mal. Los
diablos recorren las calles, vestidos de rojo y con máscaras, bailando al ritmo de
un corrió y ya cuando están ante el altar o se rinden en señal de respeto, bailan a
ritmo de bamba, que es un toque más reverencial y tambores.
ZARAGOZAS
En los inicios estos mamarrachos eran temidos por niños y adultos por las
fechorías que realizaban ese día, invadiendo casas y robando comida y bebidas
de los pobladores.
Allí las parrandas enmascaradas recorrían las calles, abundaban hombres con
trajes y máscaras femeninas que cantaban canciones obscenas hasta en el atrio de
las iglesias. Estos festejos estuvieron tan cargados de elementos paganos que
fueron muy criticados y perseguidos, especialmente por los líderes de la Iglesia,
quienes, buscando extinguirla, la asimilaron al Día de los Inocentes. Sin
embargo, como lo revela la fiesta de Los Zaragozas, aquellos actos paganos no
desaparecieron sino que se fusionaron con los ritos religiosos y hoy constituyen
una viva expresión de la idiosincrasia sanareña.
En el recorrido van todos tras la imagen de los Santos Inocentes, seguidos por los
músicos y más atrás todos los trajeados de zaragozas que se mueven libremente,
mientras marcan con el paso el acento básico de la música propia de la fiesta.
Una vez concluida la misa los enmascarados se congregan en el exterior frente a
la entrada del templo cristiano y allí bailan cargando a aquellos niños a quienes,
según la fe creyente, los Santos Inocentes les han restablecido de salud, por lo
que sus madres pagan promesa. Miles de visitantes de pueblos vecinos y turistas
se congregan ese día en Sanare para compartir esa fiesta popular. Posteriormente
toda la comitiva recorre las calles del pueblo cantando y bailando libremente
hasta casi finalizada la tarde cuando exhaustos, se retiran a sus hogares mientras
los músicos y algunos disfrazados regresan al altar de la Capitana María
González, de donde partieron, para formular las últimas oraciones en compañía
de algunos creyentes y así realizar EL ENCIERRO.