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Devoción de los nueve primeros viernes de mes al Sagrado Corazón

La Gran Promesa: Jesús promete la gracia de la penitencia final, es decir, la salvación eterna, si comulgas nueve
primeros viernes de mes seguidos. Podrás estar seguro de su compañía y protección en esta vida y en la eternidad.
Te sugerimos registrar en la tarjeta adjunta a este manual las comuniones consecutivas en los viernes primeros para
asegurarte que no te falte ninguno.
Condiciones para alcanzar esta gracia.
Recibir la Sagrada Eucaristía, con la debida disposición (en estado de gracia), durante nueve primeros viernes de mes
de forma consecutiva (sin ninguna interrupción).
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
Ofrecer cada Sagrada Eucaristía como acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
PARA PREPARARSE A LA RECEPCIÓN DE LA EUCARISTÍA LOS VIERNES PRIMEROS SE PUEDEN REZAR LAS SIGUIENTES
ORACIONES.
Oración de ofrecimiento
Corazón amoroso de Jesús Sacramentado, propongo con tu gracia, hacer la confesión y la comunión de los primeros
viernes, para dar gloria, amor y reparación a tu Divino Corazón herido y lastimado por mis pecados. Pido a la
Santísima Virgen María me acompañe cuando me acerque a recibirte.
 
PRIMER VIERNES
«Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que
comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no
morirán en desgracia, ni sin recibir los santos sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera».
¡Oh buen Jesús, que prometiste asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con
confianza tu Divino Corazón!, te ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de María
Santísima, tu Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el
cielo y alcanzar una santa muerte. Amén.
Oración final (para todos los viernes)
Jesús mío, te doy mi corazón, te consagro toda mi vida, en tus manos pongo la eterna suerte de mi alma y te pido la
gracia especial de hacer mis nueve primeros viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la
más grande de tus promesas, a fin de tener la dicha de verte y gozar en el cielo. Amén.
 
SEGUNDO VIERNES
«Les daré todas las gracias necesarias a su estado de vida».
Jesús misericordioso, que prometiste a cuantos invoquen confiados a tu Sagrado Corazón, darles las gracias
necesarias a su estado, te ofrezco mi comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de tu
Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María. Siendo
constante en invocar la valiosa providencia de María, ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel de mis
deberes y la perseverancia final. Amén.
Oración final
 
TERCER VIERNES
«Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón».
Jesús amantísimo, que prometiste bendecir la casa donde se venera la imagen de tu Sagrado Corazón, quiero que
ella presida mi hogar, te ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por tus méritos y por la intercesión de
María, tu Madre, que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus deberes, los cumplan fielmente y
logren entrar en el cielo con las manos llenas de buenas obras.
¡Oh Jesús, que te complaces en alejar de nuestro hogar las contrariedades, las enfermedades y la miseria! Haz que,
nuestra vida sea una acción de gracias por tantos beneficios. Amén.
Oración final
 
CUARTO VIERNES
«Seré su consuelo en todas las tribulaciones»
Jesús mío, que prometiste consuelo a cuantos a Ti acuden en sus tribulaciones, te ofrezco mi comunión del presente
día para alcanzar de tu Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de tu Madre Santísima, la gracia de venir al
Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consuelen y salven a los
que sufren! ¡Hagan que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo! Amén.
Oración final
 
QUINTO VIERNES
«Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas».
Jesús mío, que prometiste bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados tu Divino Corazón, te ofrezco la
comunión del presente día para alcanzar por tu Santísima Madre la gracia de que bendigas mis estudios, mis
exámenes, mi oficio, y todos los trabajos de mi vida. Renuevo el inquebrantable propósito de ofrecerte cada mañana
al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día, y de trabajar con empeño y
constancia para complacerte y alcanzar la recompensa del cielo. Amén.
Oración final
 
SEXTO VIERNES
«Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia».
Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos, te ofrezco la comunión del presente día
para alcanzar por tus méritos infinitos y por los de tu Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Te
suplico, ¡buen Jesús!, inundes su corazón de un gran dolor por haberte ofendido. Haz que te conozcan y te amen.
Dame la gracia de amarte más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolarte y reparar la ingratitud de
quienes te olvidan. Amén.
Oración final
 
SÉPTIMO VIERNES
«Los tibios se harán fervorosos. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección».
Sin tu auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, te
ofrezco la comunión de este día para que avives en mi alma el amor a tu Corazón Sagrado y concedas tu amor a
cuantos no lo sienten. Ayudado de tu divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana, cada mes, avance un poco
en la virtud que más necesito. Amén.
Oración final
 
OCTAVO VIERNES
«Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos».
Sagrado Corazón de Jesús, que prometiste inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras
que consuelan, conmueven y conservan los corazones; te ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la
intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Ti, Señor, a los que
te han abandonado. ¡Dulce Salvador mío, concédeme y ayúdame a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los
desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haz, Señor, que emplee toda mi vida en
hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo. Amén.
Oración final
 
NOVENO VIERNES
« Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él».
Te ofrezco, Jesús mío, la comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos
me rodean la ilimitada confianza en tu Corazón Divino. Dame cuanto necesito para llevar a Ti a los que luchan, a los
que lloran, a los caídos, a los moribundos. Y dígnate, ¡oh Jesús! escribir hoy mi nombre en tu Corazón y di a los
ángeles que rodean tu Tabernáculo: «Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme
del olvido e ingratitud de tantos hombres». Amén.
Oración final
 
OFRECIMIENTO DE LA COMUNIÓN
Después de recibir la Sagrada Eucaristía, se puede rezar en silencio la siguiente oración:
Corazón de Jesús, que has dado la vida por mí, que desbordas amor infinito, concédeme la abundancia de tus dones
y de tu amor. Concédeme amarte y hacerte amar con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas.
Gracias por tu promesa de los primeros viernes. Con esta intención acabo de recibirte en la Santa Eucaristía.
Concédeme morir con arrepentimiento sincero, esperando tu misericordia y amando la bondad inmensa de tu
Corazón. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!
 
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN PARA LOS PRIMEROS VIERNES DE MES
Se recomienda hacer después de comulgar y de ser posible delante de la imagen del Sagrado Corazón
¡Oh amabilísimo Jesús mío! Para probarte mi gratitud,
y en desagravio del gran número de infidelidades con que
te he ofendido, yo_______________ te ofrezco mi corazón, me
consagro enteramente a Ti y propongo con tu gracia no volver a ofenderte jamás.
Se recomienda que cada apóstol del Sagrado Corazón de Jesús lleve un control de las comuniones de los nueve
viernes primeros.
CONSAGRACIÓN FAMILIAR (Viernes primeros, una vez al mes)
Señor Jesús, al contemplar en tu Corazón inflamado de amor por nosotros la expresión mas viva de tu amor personal
por nosotros y por nuestros hermanos los hombres, nos consagramos a Ti como familia con toda nuestra persona y
vida, acciones, penas y sufrimientos, para que hagas uso de todo nuestro ser para honrarte, amarte y glorificarte.
De hoy en adelante, aceptamos gustosos el pacto que Tú nos propones de cuidar Tú de nosotros y de nuestras cosas
y cuidar nosotros de Ti y de tu gloria.
Ponemos en tus manos todo lo nuestro: vida familiar, negocios y ocupaciones todas; nuestros cuerpos con todos sus
sentidos, salud, vida; nuestras almas con todas sus potencias, virtudes, méritos; nuestra propia salvación  y
santificación. Sé fortaleza en nuestra debilidad e inconstancia. Sé para nosotros el refugio en la hora de la muerte.
Corazón de Amor, en Ti ponemos toda nuestra confianza. De tu amor todo lo esperamos. Erradica de nosotros,
Señor, todo lo que te disguste o pueda apartarnos de Ti. Que tu amor se imprima tan profundamente en nuestros
corazones que jamás te olvidemos nosotros y que jamás nos separemos de ti. Que bajo tu protección caminemos
juntos hacia ti por el camino de tu Evangelio y al final de nuestras vidas gocemos para siempre de Ti en el cielo.
Cuida Tú de nosotros. Nosotros en cambio cuidaremos de Ti, te glorificaremos cuando podamos. Te prometemos
contribuir con comuniones, misas, rosarios  y oraciones. Con la paciencia en sufrir las cruces ordinarias de la vida,
con el cumplimiento de la obligaciones de nuestro estado, con las obras de misericordia, con las limosnas y
sacrificios, con el apostolado y el compromiso personal para que tu amor divino llegue al corazón de los hombres, de
las familias y de las sociedades, esforzándonos por vivir y hacer vivir el mensaje de tu Evangelio.
Asimismo, siendo el sacerdote la porción más amada por tu Corazón Santísimo, y la más comprometida en hacer
llegar tu amor redentor a todos los hombres, nos comprometemos ante Ti a rezar por ellos, a promover las
vocaciones sacerdotales y a aceptarla y apoyarla de buen grado cuando, en tu amor infinito, llames a tu servicio a
uno de nuestros seres más queridos.
Queremos que tu reinado de amor se extienda por todo el mundo; que tu amor y tu paz alcancen al mundo entero y
transformen el valle de lágrimas en el que vivimos en un pedazo de cielo. Haznos perfectísimos amantes y apóstoles
de tu amantísimo Corazón. Amén.
¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!
Hora  Santa
Hora Santa con Santa Margarita María
Esta Hora Santa ha sido redactada por el P. Gérard Dufour, capellán de Paray le Monial, siguiendo las palabras de
Jesús a Santa Margarita María de Alacoque.
Se recomienda hacer todos los jueves, de ser posible frente al Santísimo solemnemente expuesto.
«Todas las noches de jueves a viernes, te haré partícipe de la tristeza mortal que tuve a bien sentir en el Huerto de
los Olivos. Esta tristeza te reducirá, sin poder tú comprenderlo, a una especie de agonía más dura de soportar que la
muerte. A fin de acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis
angustias, te levantarás entre once y doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con el rostro en
tierra, ya para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia por los pecadores, ya para dulcificar de algún modo la
amargura que sentí en el abandono de mis apóstoles, la cual me obligó a echarles en cara que no habían podido
velar una hora conmigo; y durante esta hora harás lo que te enseñé». (Autobiografía No. 57).
 
 ORACIÓN PREPARATORIA A LA HORA SANTA
¡Oh amantísimo Jesús inmolado por nosotros! ¡Oh Salvador nuestro!
Permite que me arrodille a tu lado en el Huerto de los Olivos y que pase íntimamente unido a tu Corazón agonizante
la Hora Santa que has pedido a tu fiel sierva santa Margarita María.
Concédeme, ¡Oh adorable Salvador, una íntima participación de tus incomprensibles dolores y de los sentimientos
de compasión que llenaron el alma de tu Santísima Madre en aquella noche de mortales angustias! Te ofrezco para
suplir mi insuficiencia los afectos de tu santa Madre, los de santa Margarita María y de las almas que más te han
consolado en este misterio de dolor y de amor; y de tus fieles, que en esta misma hora se asocian al amarguísimo
desamparo de tu santísima alma en el Huerto de Getsemaní.
¡Oh Jesús! ¡Oh dulcísimo y afligidísimo Dueño! ¡Me sufro en tu presencia, escúchame, bendíceme y sumérgeme en el
océano de amargura que va a invadir y sumergir tu dulcísimo Corazón! Amén.
 
 PRIMER TIEMPO
«Todas las noches de jueves a viernes, te haré partícipe de la tristeza mortal que tuve a bien sentir en el Huerto de
los Olivos».
Jesús, en la noche del primer Jueves Santo, llevas contigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comienzas a sentir tristeza y
angustia. «Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo» (Mt 26, 37-38). ¿Por qué esta
tristeza? Por la traición de Judas y la debilidad de los apóstoles. Por la hostilidad de los jefes y la volubilidad de la
turba.
Pero no sólo por eso: En muchas ocasiones has sufrido por la falta de confianza de tus amigos -¡hombres de poca fe!
(Mt 8, 26)-; también, apenado por la dureza de corazón de los fariseos que estaban al acecho para ver si curabas a
un enfermo en sábado, les has dirigido una mirada de indignación (cfr. Mc 3, 5); y al acercarte y ver la ciudad de
Jerusalén, has llorado por ella diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora queda
oculto a tus ojos, porque no has conocido el tiempo en que fuiste visitada» (Lc 19, 41).
Además sientes sobre Ti el enorme peso del pecado de la multitud por la que vas a entregar tu vida (cfr.  Mt 26, 28),
Tú, el «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29).
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, que has pagado por nuestros pecados, hoy en el mundo,
¿cuáles son las causas de tu tristeza? Hoy en mi vida, ¿qué es lo que te entristece? Esta tarde, ¿seré capaz de
compartir tu tristeza?
(Tiempo de meditación)
SEGUNDO TIEMPO
«Para acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis angustias».
Jesús, Tú sabías que para Ti había llegado la hora de pasar de este mundo a tu Padre, la hora en que ibas a amar a los
tuyos hasta el extremo (cfr. Jn 13, 1).
Así empiezas tu humilde oración: Y adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se
alejase de Él aquella hora. Y dijo: «¡Abba! Padre, Tú lo puedes todo, aparta de Mí este cáliz; pero no se haga lo que
Yo quiero, sino lo que Tú quieres» (Mc 14, 35-36).
Permítenos contemplarte en tu oración:
oración humilde y de adoración: te postras en tierra.
oración de dolor: si es posible, aparta de mí este cáliz.
oración filial: ¡Abba! ¡Padre!.
oración de confianza: Tú lo puedes todo.
oración obediente: pero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieres.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, en quien el Padre ha puesto todo su amor, Tú no quieres estar solo en
tu oración. Permítenos permanecer contigo y en Ti. Dígnate, mediante tu Espíritu, continuar tu oración en nuestros
corazones.
(Tiempo de meditación)
Canto: Padre, me pongo en tus manos.
 
TERCER TIEMPO
«Te postrarás, pidiendo misericordia por los pecadores»
Jesús, unos instantes antes de morir, vas a decir: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34).
Tenías fama de acoger bien a los pecadores: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las
noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la encuentra?» (Lc 15, 2-4). «Yo soy el Buen Pastor. El
Buen Pastor da la vida por las ovejas» (Jn 10, 11). «No he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al
mundo» (Jn 12, 47). «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores» (Mc 2, 17). «Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante» (Jn 10, 10).
Señor Jesús, haznos entender tu sufrimiento ante los pecados del mundo, tu deseo de perdonar a los hijos pródigos,
la alegría que sientes al derramar tu misericordia y al devolver la vida al que estaba muerto.
Corazón de Jesús, generoso con todos los que te invocan, paz y reconciliación nuestra, ten piedad de nosotros que
somos pecadores, derrama tu misericordia en nuestros corazones arrepentidos, danos corazones obedientes y llenos
de amor.
(Tiempo de meditación)
 
CUARTO TEMPO
«Te postrarás… para dulcificar de algún modo la amargura que sentí en el abandono de mis apóstoles, la cual me
obligó a echarles en cara que no habían podido velar una hora conmigo»
Jesús, Tú elegiste doce apóstoles para que estuviesen contigo (cfr. Mc 3, 14). Son tus «servidores y administradores
de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel» (1Co 4, 1-2).
Cuando eliges a alguien, le pides una adhesión absoluta: «Como el Padre me ha amado, así os he amado Yo;
permaneced en mi amor» (Jn 15, 9). «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz
y me siga» (Mc 8, 34). Por eso has sufrido por el abandono de los que has llamado: «Desde entonces (¡después del
anuncio de la Eucaristía!) muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él» (Jn  6, 66). «Todos vais
a caer, como está escrito: ‘Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas’» (Mc 14, 27). «Está para llegar la hora, mejor,
ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo»  (Jn 16, 32). Y dentro de poco, cuando
te arresten, todos te van a abandonar, todos huirán (cfr. Mc 14, 50).
Señor Jesús, haznos comprender la amargura de tu Corazón ante el desamparo de tus apóstoles, su tibieza para velar
una hora contigo en el Huerto de los Olivos. ¡Has sufrido tantas infidelidades, tantos abandonos, tantas respuestas a
medias de los que Tú mismo habías elegido!
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, lleno de bondad y de amor, te pedimos en especial por los sacerdotes a
quienes has llamado a tu servicio, por todas las almas consagradas a Ti en la vida religiosa, por todos los que han
recibido tu llamada a seguirte más de cerca. Ten piedad de sus flaquezas. ¡Mantenles fieles para que tu Reino se
extienda!
(Tiempo de meditación)
 
QUINTO TIEMPO
«Durante esta hora, harás lo que Yo te enseñe»
Jesús, estas últimas palabras nos sorprenden. ¡Estamos tan poco acostumbrados a dejar que seas Tú quien guíes
nuestra oración! Pero intentamos hacer silencio en nuestros corazones para decirte, con toda nuestra pobreza, toda
nuestra debilidad: Aquí nos tienes, Señor Jesús, ¡Haznos conocer lo que quieres de nosotros!
«Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios ésos son hijos de Dios. Vosotros no habéis recibido un espíritu de
esclavitud para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba! ¡Padre!”»  (Rm 8,
14). «El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él»  (Jn 14,
23). «Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado» (Jn 15, 12). «Permaneced en mí
como yo en vosotros. El que permanece en mí y Yo en él, ése da fruto abundante» (Jn 15, 4-5). «Lo que pidáis al
Padre en mi nombre, Él os lo dará» (Jn 15, 16). «Hermanos, os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar
vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios, éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este
mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo
bueno, lo que le agrada, lo perfecto» (Rm 12, 1-2).
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, Rey y centro de todos los corazones, renuévanos por tu Espíritu de
Amor, enséñanos a unirnos a tu oración, ¡haznos testigos de tu amor!
(Tiempo de meditación)
 
LETANÍAS A JESÚS PACIENTE
Humildemente postrado(a) al pie de tu santa Cruz, te diré a menudo, ¡Divino Salvador mío!, para mover las entrañas
de tu misericordia a perdonarme:
Jesús, desconocido y despreciado
Jesús, calumniado y perseguido
Jesús, abandonado de los hombres y tentado
Jesús, traicionado y vendido a vil precio
Jesús, censurado, acusado y condenado injustamente
Jesús, vestido con un traje de oprobio y de vergüenza
Jesús, abofeteado y burlado
Jesús arrastrado con la cuerda al cuello
Jesús, azotado hasta derramar sangre
Jesús, tenido por loco y endemoniado
Jesús, pospuesto a Barrabás
Jesús, despojado y desnudado con infamia
Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión
Jesús, cargado con la cruz y las maldiciones del pueblo
Jesús, agobiado de injurias, dolores y humillaciones
Jesús, triste hasta la muerte
Jesús, ofendido, escupido, golpeado y ultrajado
Jesús, colgado de un infame madero, en compañía de ladrones
Jesús, anonadado y deshonrado ante los hombres
Jesús, agobiado por toda clase de dolores.
Ten piedad de mí
 
Oh buen Jesús!, que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor: imprime
fuertemente tu amor y estima en mi corazón y haz que desee practicarlos. Así sea.
Santa Margarita María de Alacoque.
 
BENDICIÓN CON EL SANTISÍMO
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
 Cantos para la exposición del Santísimo
Altísimo Señor
Altísimo Señor, que supiste juntar
a un tiempo, en el altar,
ser cordero y pastor.
Quisiera, con fervor, amar y recibir
a quien por mí, quiso morir.
Cordero divinal, por nuestro sumo bien
inmolado en Salem; en tu puro raudal
de gracia celestial, lava mi corazón
que fiel te rinde adoración.
Venid, hijos de Adán, al convite de amor;
que hoy nos da el Señor de este divino Pan
de tan dulce sabor; de tal gracia y virtud,
que en él nos da gozo y salud.
Convite fraternal que sirve el Redentor
al siervo del Señor; comida sin igual,
pan de vida inmortal, ven a entrañarte en mí;
y quede yo trocado en Ti.
Sois fuego abrasador, pastor, cordero y pan;
Esposo, Rey, Señor, Dios, Hombre y Redentor;
prodigio que mayor, no pudo Dios obrar,
ni al hombre más, le pudo dar.
Los ángeles, al ver tal gloria y majestad,
con profunda humildad, adoran su poder;
sin ellos merecer la dicha de probar
al Rey del cielo, hecho manjar.
 
Cantemos al Amor de los amores
Cantemos al Amor de los amores,
Cantemos al Señor; Dios está aquí;
venid, adoradores, adoremos
a Cristo Redentor.
¡Gloria a Cristo Jesús!
¡Cielos y tierra, bendecid al Señor!
¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria!
¡Amor por siempre a Ti, Dios del Amor!
Por nuestro amor oculto en el
Sagrario, su gloria y esplendor;
para nuestro bien
se queda en el Sagrario
esperando al justo y pecador.
Unamos nuestra voz a los cantares
del coro celestial
Dios está aquí; al Dios de los altares,
alabemos con gozo angelical
Los que buscan solaz en sus penas
y alivio a su dolor,
Dios está aquí y vierte a manos llenas
los tesoros de su divino amor.
¡Oh rara caridad y real fineza!
¡Oh dulce memorial
! ¡Dios está aquí
con toda su riqueza,con su Cuerpo y Sangre divina.
Que abrase nuestro ser la viva llama
del más ferviente amor; ¡Dios está aquí!
Y está porque nos ama, como Padre,
Amigo y Bienhechor.
Bendice nuestras almas Jesús mío,
¡Dios está aquí! ¡Dios está aquí!
Tu amor y poderío ante el mundo
queremos proclamar.
 
2.ANTES DE LA BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
Alabanzas de desagravio
 Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
Amén.
 
Tantum ergo Tantum ergo
Tantum ergo Sacraméntum Honremos, pues echados por tierra tan divi
venerémur cérnui: y cedan los ritos de
et antiquum documentum el lugar a los del nuevo
novo cedat rítui; la fe supla lo que lo
praestet fides suppleméntum no entiendan.
sénsuum deféctui. Gloria, salud,
Genitori Genitóque, gozo, fuerza al Padre
laus et iubilátio; de todo, al Hijo que es
salus, honor, virtus quoque, bendecido, y sea
sit et benedíctio; también el Espíritu
procedénti ab utróquecompar sit laudátio. procede de entre ambos.
Amén. Amén.
Sacerdote:  Sacerdote:
Panem de caelo Les diste pan del cielo.
praestitisti eis.  
  Todos:
Todos: Que contiene en s
Omne delectaméntum in deleite.
se habéntem.
 
3. DESPUES DE LA BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
Adoremus Adoremos
Adorémus in aetérnum Adoremos
sanctíssimum Sacramétum. el Santísimo
Laudáte Dóminium Alabado sea el
omnes gentes, por todas las
laudáte eum omnes y por todas las naciones.
pópuli. Por su inmensa
Quóniam confirmáta est sobre nosotros y
super nos misericórdia eius: la verdad del
et véritas dómini manet permanece para siempre.
in aetérnum. Adoremos…
Adorémus… Gloria al Padre y
Glória Patri, et Filio, et y al Espíritu
Spirítui Sancto. Como era en un
Sicut erat in ahora y siempre, p
principio, et nunc et semper, siglos de los siglos.
et in saécula saeculórum. Amén.
Amén.  
Adorémus… Adoremos…
   
V. Christe Rex Noster V. Cristo, Rey nuestro
R. Adveniat Regnum Tuum R. Venga tu Reino
V. Christe Rex Noster V. Cristo, Rey nuestro
R. Adveniat Regnum Tuum R. Venga tu Reino
V. Christe Rex Noster V. Cristo, Rey nuestro
R. Adveniat Regnum Tuum R. Venga tu Reino
 
BENDITO SEA DIOS
Bendito, bendito, bendito sea Dios, los ángeles cantan y alaban a Dios. (bis).
 
Yo creo Jesús mío que estás en el altar. Oculto en la Hostia, te vengo a adorar.
Espero, Jesús mío, de tu suma bondad, Poder recibirte con fe y caridad.
Por amor al hombre, moriste en una cruz y al cáliz bajaste por nuestra salud.
Jesús, Rey del cielo está en el altar, su Cuerpo su Sangre nos da sin cesar.
Entre sus ovejas está el Buen Pastor, En vela continua lo tiene el Amor.
Oh cielos y tierra, decid a una voz: ¡Bendito por siempre! ¡Bendito sea Dios!
Es la Santa Hostia, celestial manjar; el que bien lo coma, jamás morirá.
Jesús amoroso, suspiro por Ti; Anhela mi alma contigo vivir.
Ángeles del cielo, rogad con fervor;que Dios nos bendiga y abrace en su amor.
 
TÚ REINARÁS
Tú reinarás, este es el grito, que ardiente exhala nuestra fe:
Tú reinarás ¡oh Rey bendito! Pues Tú dijiste: reinaré.
 
Reine Jesús por siempre,
Reine su Corazón
En nuestra Patria, en nuestro suelo,
que es de María la nación.
 
Tú reinarás dulce esperanza que al alma llena de placer;
habrá por fin paz y bonanza felicidad habrá doquier.
Tú reinarás, dichosa era, dichoso pueblo con tal Rey:
Será tu Cruz nuestra bandera,Tu amor será ya nuestra ley.
Tú reinarás en este suelo, te prometemos nuestro amor;
Oh buen Jesús, danos consuelo en este valle de dolor.
Tú reinarás, reina ya ahora en nuestra patria y población.
Ten compasión del que te implora y acude a Ti en la aflicción.
Tú reinarás toda la vida trabajaremos con gran fe,
en realizar y ver cumplida, la gran promesa: ¡Reinaré!
¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!
Detente
La piadosa práctica de llevar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús bajo la forma de escapulario, fue recomendada
por santa Margarita María.
El Señor desea que se le mande hacer una lámina con la imagen de su Sagrado Corazón, a fin de que todos cuantos
quieran rendirle sus homenajes en privado, puedan tenerlas en sus casas, y otras pequeñas para llevarlas sobre sí.
santa Margarita llevaba consigo esta imagen.
Es la insignia más popular y extendida. Sor Ana Magdalena Rèmuzat, religiosa de la Visitación, a quien el Señor le
había revelado la futura plaga y el maravilloso auxilio que sería la devoción a su Divino Corazón, cuando la peste
asoladora en 1720, en Marsella Francia. Se extendió el «Detente» por toda la ciudad y sus aterrados moradores le
dieron nombre de salvaguardia y protección, porque efectivamente lo fue para muchos millares de personas.
También fue ocasión de divulgación de las letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
Era el año de 1870, tiempo de pruebas y lágrimas para el pontificado del Papa Pio IX. Se cuenta que una señora
romana, después de consagrar al Sagrado Corazón y a la Santísima Virgen a su hijo que partía para la guerra, al darle
su bendición le entregó un «Detente» que ella misma dibujo sobre un pedazo de paño rojo diciéndole: Él te
devolverá sano y salvo a mi cariño. El joven asistió a reñidísimos combates, las balas silbaban a su alrededor, ya están
muertos las tres primeras filas, sus compañeros de derecha e izquierda habían caído; una bala llegó también a su
pecho donde tenía el «Detente» y allí se detuvo. Minutos después un refuerzo de tropas llegó a asegurar la victoria y
el hijo volvió a abrazar a su madre, quien contó lo ocurrido al Santo Padre el Papa, recibiendo por respuesta estas
palabras: «¡Detente, el Corazón de Jesús está conmigo! » Y el Papa añadió bendiciéndolo: «Doy mi bendición a este
Corazón de Jesús y quiero que todo lo que se haga conforme a este modelo reciba esta misma bendición sin que
tengan necesidad de ninguna otra».
Luego el mismo Pio IX dictó la siguiente oración:
Ábreme oh buen Jesús,
las puertas de tu Sagrado Corazón,
úneme a Él para siempre.
Que todas las respiraciones y
palpitaciones de mi pobre corazón aún
cuando esté durmiendo, te sirvan de
testimonio de mi amor y te digan sin
cesar: Señor, te amo.
Recibe el poco bien que yo hago,
y dame tu santa gracia para reparar
todo el mal que he hecho.
Para que te ame en el tiempo y te alabe
por toda la eternidad, Amén.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
 
Y ojalá que todos los que lleven este «Detente» aprendan de memoria esta oración y la recen con frecuencia y así
puedan tener una mayor seguridad de la protección divina. La práctica del «Detente» es santa como santo es el culto
y el amor a Jesucristo. Es fructuosa por las virtudes que ejercita de fe, oración, amor y esperanza; por las grandes
gracias y favores que se han obtenido y se obtienen de su uso.
El «Detente» significa: ¡«Detente»! Satanás, tentación, pasión, peligro, enemistad, tristeza, penas, infierno, que el
Corazón de Jesús, mi Dios, mi Redentor, mi amor, mi esperanza, mi todo, está conmigo.
Por lo tanto, llevar el «Detente» del Sagrado Corazón y llevarlo con amor y fe, es lo mismo que si lleváramos un
escudo contra toda clase de peligros. Procuremos que los enfermos, niños, jóvenes, ancianos y todo el mundo lleven
encima un «Detente», en la cartera o debajo de la almohada (en el caso de enfermos). Si es un «Detente»
escapulario, debe ser impuesto. Algunos militares se los imponen ellos mismos para siempre.
En Cádiz, España, colocaban placas del Sagrado Corazón en las puertas de las casas, recomendaban ponerlas también
en los automóviles, para darle culto y recibir muchas bendiciones. Todo esto, lo mismo que las entronizaciones del
Sagrado Corazón, responde al deseo del Señor expresado a santa Margarita María y confirmado por los sumos
Pontífices, de ser honrado en la imagen de su Sagrado Corazón, cuyas 12 promesas todos conocemos.
(Con licencia de la autoridad eclesiástica)
¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO
Letanía del Sagrado corazón de Jesús

Texto de las letanías del Sagrado corazón de Jesús

Devoción al Sagrado corazón de Jesús

¡Mira el Sagrado Corazón de Jesús con las comunidades de oración de Jesús!

"¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo! ». La letanía del Sagrado corazón de
Jesús es una oración litúrgica oficial de la Iglesia desde Juan XXIII, tal como las  letanías del Santo nombre de Jesús y
la letanía de los santos. Se recita todos los primeros viernes del mes, día consagrado al divino sagrado corazón de
Jesús. Incluye 33 invocaciones, representando los 33 años de Cristo en la Tierra y nos invita a contemplar el amor
infinito de Dios para el hombre.
Novena al Sagrado Corazón de Jesús

1963 miembros
Principio del formulario

   Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo,ten piedad de nosotros.
   Cristo,ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
   Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
   Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
   Cristo, escúchanos
 Dios, Padre Celestial,  ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre,  ten piedad de nosotros.


Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios,ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de infinita majestad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, santuario de la justicia y del amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien se hallan todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre se complace, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los eternos collados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, generoso para todos los que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, colmado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima por los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, óyenos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
V. Jesús, manso y humilde de Corazón,
R. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno, mira el Corazón de tu amadísimo Hijo, las alabanzas y satisfacciones que
en nombre de los pecadores te ofrece, concede el perdón a éstos que piden misericordia en el nombre de tu mismo
Hijo, Jesucristo, el cual vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén. ”
Devoción al Sagrado corazón de Jesús
El Sagrado corazón, es Dios quien elige hacerse presente con todo su amor en el corazón de la humanidad
haciéndose hombre. Es este maravilloso regalo que somos invitados a honrar con la devoción al Sagrado corazón de
Jesús. Esta es muy rica: existen muchas oraciones al Sagrado Corazón de Jesús - especialmente las  oraciones de
consagración, oraciones de reparación y la novena al Sagrado Corazón de Jesús, las cuales, tienen por motivo dar
gloria y ofrecerse al divino corazón de Cristo.
Oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús de Bernardo de Hoyos
"¡Oh Corazón de mi amadísimo Jesús! ¡Corazón dignísimo de toda mi adoración y amor! Yo ..... inflamado en el deseo
de compensar y borrar tantas y tan graves injurias cometidas contra ti, y para huir, cuanto está de mi parte, el vicio
de ingrato, os entrego y consagro del todo mi corazón con todos sus afectos, y a mí mismo con todo cuanto soy
enteramente. Protesto que es mi deseo puro y sincero olvidarme del todo desde esta hora y momento de mí mismo
y de todas mis cosas, para que, quitados todos los impedimentos, pueda entrar en vuestro sacrosanto Corazón, que
con singular misericordia me habéis abierto, y habitar en él vivo y muerto con vuestros fieles siervos".
Oración al Sagrado Corazón de Jesús
« Oh Señor Jesús, a tu sagrado corazón yo confío esta intención... Sólo mírame, entonces haz conmigo lo que tu
corazón indique. Deja que tu sagrado corazón decida...Yo confío en ti... Me abandono en tu misericordia, Señor
Jesús! Ella no me fallará. Sagrado corazón de Jesús, en ti confío. Sagrado corazón de Jesús, creo en tu amor por mí.
Sagrado corazón de Jesús, que venga tu reino.
Oh Sagrado corazón de Jesús, te he pedido por tantos favores, pero con ansias te imploro por esta petición. Tómala,
ponla en tu abierto y roto corazón, y cuando el Padre Eterno la mire, cubierta por tu preciosa sangre, no podrá
rehusarla. Ya no será mas mi oración, sino la tuya, Oh Jesús.
Oh Sagrado Corazón de Jesús, pongo toda mi confianza en Ti. Nunca permitas que me confunda...Amén.»
¡Mira el Sagrado Corazón de Jesús con las comunidades de oración de Jesús!
Ofrece tu corazón a Cristo como él ha ofrecido el suyo para todos los hombres y haz parte de las comunidades de
oración sobre el Sagrado corazón de Jesús:  

Historia de la Letanía de Sagrado Corazón


Letanía del Sagrado Corazón>>
En su forma actual fue aprobada por el Papa León XIII, el 2 de abril de 1899 y reconocida como una oración litúrgica
oficial para la Iglesia Universal.
Mucho antes de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María, el padre Gaspar Druzbicki, jesuita
polaco, quien murió en 1662 compuso ocho Letanías al Sagrado Corazón y San Juan Eudes había editado una en un
libro de oraciones publicado en el 1668.

La primera Letanía que tiene relación con la Letanía actual, apareció en un librito que fue publicado por el
monasterio de la visitación de Moulins. Este librito se llamaba “Livret de Moulins.”
De algunos pasajes de las cartas de Santa Margarita María se puede deducir que fue ella misma quien las compuso.
Por lo que se conoce, ella tenía la costumbre de rezarlas frecuentemente.
Apareció otra Letanía en el 1689, en un librito de devoción al Sagrado Corazón escrito por la Hna. Joly, del convento
de la Visitación de Dijon. Este librito se conoce con el nombre de “Livret de Sour Joly.” Esta Letanía era conocida de
Santa Margarita María y probablemente la rezaba. Dos años más tarde en el 1691 una tercera Letanía fue publicada
en la segunda edición del libro del Padre Croiset sobre la devoción al Sagrado Corazón.
La venerable Madeleine de Rémusat, de la Visitación de Marcellas, compuso una Letanía, que fue publicada en el
1718, en su manual de la Confraternidad de la adoración perpetua del Sagrado Corazón. Esta Letanía, sin embargo,
no fue escrita originalmente por ella sino que, de las 27 invocaciones que tiene, 17 son tomadas de la Letanía
compuesta por el Padre Croiset y 5 de la Letanía compuesta por la Hna. Joly. Sin embargo se hizo muy famosa y
popular bajo el nombre de la Letanía de Marcellas, porque fueron cantadas en las procesiones penitenciales
organizadas por Monseñor de Belsunce cuando se desató una terrible plaga en la ciudad en el 1720.

Fue esta Letanía de Marcellas, a la que se añadieron seis invocaciones de la Letanía de Moulins y del Padre Croiset, la
que fue aprobada por el Papa León XIII y se convirtió en la Letanía oficial del Sagrado Corazón. La Letanía tiene 33
invocaciones en honor a los 33 años de la vida de nuestro Señor en la tierra. De estas 33 invocaciones, 15 están en
concordancia, en lo que se refiere a su sentido, con la Letanía de Moulins, por lo que pudiéramos decir que la Letanía
que nosotros rezamos hoy en día es casi la misma que Santa Margarita María solía rezar.

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Breve historia del Apostolado de la oración
Publicada en 1 octubre, 2016
El Apostolado de la Oración tuvo su origen en una casa de estudios de la Compañía de Jesús en Francia ( Vals,
diócesis de Le Puy ) en la fiesta de San Francisco Javier el 3 de diciembre de 1844. Ese día el P. Francisco Gautrelet
S.J. padre espiritual de la casa, dio a los jóvenes jesuitas que allí se preparaban, una plática sobre como ellos también
podían participar en obras de apostolado, que otros hermanos realizaban en distintos campos de misión apostólica,
para la salvación de las almas.
Podrían hacerlo sin interrumpir el estudio, su principal obligación, ofreciendo a Dios cada día con fines apostólicos
ese mismo estudio, unido a todas las demás acciones, oraciones y sufrimientos de cada día.
La propuesta fue acogida con gran entusiasmo y poco tardó en extenderse por toda Francia. El mismo P. Gautrelet
creó una primera y elemental organización a la que llamó Apostolado de la Oración, aprobada primero por el Obispo
Diocesano y enriquecida por el Papa Pío IX con las primeras indulgencias. Así nació esta Asociación.
Pero su maravilloso crecimiento y su divulgación por todo el mundo, se debe a otro jesuita, también francés, el P.
Henri Ramière, quien a través de sus escritos, supo unir armoniosamente la sencillez de la expresión con la
profundidad del pensamiento. Le dio además a la Obra su forma definitiva y una firme estructura y su éxito fue tal
que a su muerte, en 1883, tenía 35.000 centros con más de 13 millones de socios en casi todos los países del mundo
entero.
Este mismo sacerdote, en 1861, comenzó a editar en Francia ” Le Messager du Coeur de Jesús” como órgano oficial
del apostolado y pronto fue imitado en otros países, de manera tal, que hoy se editan “Mensajeros” en unos
cuarenta idiomas.
Desde esa época , el AO consolida un rasgo que de ahí en más habrá de serle característico, y es la práctica y
propagación de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente, a través de la Adoración Reparadora y la
Misa y Comunión de los Primeros Viernes de Mes.
Propagó también la “Consagración de las Familias” al Sagrado Corazón de Jesús. En 1889 había solamente en Francia,
más de un millón de familias consagradas y en el mundo superaba los dos millones. El AO tiene su sede en iglesias
catedrales, parroquias, iglesias, capillas, colegios, hogares de ancianos, hospitales, etc.
A través de ellos se difunden las hojitas mensuales que comentan y explican las dos intenciones, general y misional,
señaladas por el Papa para cada mes como objetivo especial de la oración.
El AO tiene sus Estatutos que le permiten conservar su identidad y cuya dirección central está en Roma junto al
Santo Padre, que es quién aprueba o indica cada año, las Intenciones Mensuales ya mencionadas.
En su larga trayectoria de siglo y medio ha tenido cuatro Estatutos sucesivos adaptados a las exigencias de cada
época. Los actuales han sido redactados ” según la doctrina y el espíritu del Concilio Vaticano II” y aprobados por la
Santa Sede el 27 de marzo de 1968, mediante la carta que en nombre del Papa Paulo VI suscribió el entonces
Secretario de Estado, Cardenal Cicognani.
En ella se expresa con claridad y amplitud el pensamiento Pontificio acerca de esta Asociación , llamada Apostolado
de la Oración. Además de “El Mensajero” y las “hojitas mensuales” hay otros materiales que sirven de apoyo al culto
como Horas Santas, Novenas, Cantos, Estampas, etc.
El Apostolado de la Oración para los niños fue creado setenta años después por iniciativa del P. Albert Bressières, S.
J. y se denominó ” Cruzada Eucarística” , que multiplicó sus centros en colegios y parroquias de tal modo que en
1922 podía contar con más de dos millones en todo el mundo.
Este movimiento decae después  del Concilio Vaticano II por considerárselo un poco antiguo. La necesidad de
encauzar la piedad de niños y jóvenes, hizo que surgiera el “Movimiento Eucarístico Juvenil” ( M. E. J. ),
que iniciado en Roma se extendió
pronto a otros países y hoy ha alcanzado un desarrollo y vitalidad realmente sorprendentes en Francia y en España.
 
 
INDULGENCIAS PLENARIAS CONCEDIDAS AL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN:
1) En el día de la inscripción en el Apostolado.
2) En el día en que se hace por primera vez la Consagración al Corazón de Jesús.
3) En el día en que -una vez al año- se renueva la Consagración al Corazón de Jesús.
4) En las fiestas:
– del Sagrado Corazón de Jesús;
– de la Inmaculada Concepción de la Virgen María;
– de San Francisco Javier ( patrono principal del Apostolado);
– de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

dad Litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús

es después de Pentecostés la Iglesia celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Es una fiesta de origen relativamente recie
a petición que le hizo Jesús mismo en una de sus apariciones a Santa Margarita María de Alacoque para que extendiera la devoc
Corazón:
í el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimon
en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes y desprecios. Pero lo que más me duele es que se porten así los co
me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para hon
, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes recibidos. También te prometo que mi Corazón se dilata
en abundancia su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute.”
se momento, Roma empezó a estudiar lentamente las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque y la imp
nueva devoción. Pero hubo de pasar casi 100 años hasta que la Santa Sede autorizó a los obispos polacos la celebración de esta
nte en 1856, el papa Pío IX la hizo extensiva a toda la Iglesia. En los años siguientes creció en rango e importancia, así como en populari

que el Papa Pío IX instauró esta fiesta, ha sufrido diversos cambios en cuanto a la Liturgia de las Horas: el más importante fue el llevado
evisión del Papa Pío XI.
día, en la celebración de la Eucaristía, el leccionario ofrece tres lecturas diferentes según el ciclo en el que se esté (cada año litúrgic
B, o C y se van cambiando las lecturas según el ciclo)
parte, en el ciclo A, se lee el evangelio de Mateo 11, 25-30
o B se lee el evangelio de Jn 19, 31-37
mo en el ciclo C se escucha el evangelio de Lc 15, 3-7
os que se leen en la misa de la festividad del Sagrado Corazón están cargados de significado de lo que esta fiesta representa; amor,
rdia del Señor…
ión colecta –que es una de las oraciones de la Misa- en la solemnidad litúrgica del Sagrado Corazón, tiene dos posibilidades. En la pri
an los beneficios del amor de Cristo hacia nosotros y se refiere al Corazón de Cristo como fuente de toda gracia y bendición. En la seg
te Corazón herido de una llaga por nuestros pecados los infinitos tesoros del amor de Cristo.
efacio (es la oración que se hace antes de llegar al momento cumbre de la misa, que es la consagración) se recuerda el Calvario (mu
ara redimirnos), su costado traspasado y el Corazón abierto, del que mana todas sus bendiciones.
o esto surge el misterio pascual: “sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación”, ya que elevado sobre la cruz derramó sangre
e se pudieran celebrar los sacramentos de la Iglesia.
 

Guardia de Honor
La Guardia de Honor es la reunión de fieles cristianos (laicos, religiosos, sacerdotes) que practican la devoción al
Sagrado Corazón de Jesús, según la espiritualidad de santa Margarita María de Alacoque.
La Hora de Guardia u Hora de Presencia, consiste en ofrecer las obras de una hora del día con el deseo de consolar al
Sagrado Corazón. Cada miembro o asociado de la Guardia de Honor, elige la hora del día durante la cuál ofrecerá sus
ocupaciones ordinarias:  “Todo por amor, nada por obligación”.  La hora de guardia o de presencia puede hacerse
frente al Santísimo. Pero también en cualquier otro lugar, en la casa, en la oficina, en el colegio, haciendo deporte,
de paseo. No es necesario acudir a una iglesia.
 
¿Para quién es la Guardia de Honor?
La Guardia de Honor es para todos.
Para  los pecadores es el medio de volver al Sagrado Corazón.
Para los indiferentes es el medio de amar al Sagrado Corazón.
Para los fervorosos es el medio de unirse al Sagrado Corazón.
Para los apóstoles, es el medio de conquistar almas para el Sagrado Corazón, pues cuanto más activo es el
apostolado de un alma, más conveniente es que viva en contacto con el Corazón de Cristo.
Quiénes pueden pertenecer a la Guardia de Honor?
Pueden unirse a la Guardia de Honor:
Los niños mayores de 6 años, que aprenderán así a ofrecer algo a nuestro Señor que tanto los ama y están
esperando la primera visita eucarística y si ya la tuvieron, para que siempre estén unidos a Jesús.
Los jóvenes, para que sacien su sed de amor en la fuente inagotable de su Corazón Divino.
Las mujeres, que comprenderán mejor el don de sí mismas a Dios y por Dios a los demás.
Los hombres, que sabrán defender su fe y hacerla respetar en todas partes.
E igualmente, pueden unirse a la Guardia de Honor, los sacerdotes, las religiosas y todas las almas consagradas.
 
Para unirte a la Guardia de Honor:
Escoge una hora del día.
Ofrécela al Sagrado Corazón de Jesús con espíritu de reparación.
Busca vivir durante esa hora cada vez más unido a Cristo.
Llena la ficha de inscripción de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús y entrégala al encargado de tu
ciudad. Él te podrá complementar la información que necesites para conocer más de la Guardia de Honor.
 
Breve Historia de la Guardia de Honor
«La Guardia de Honor tiene su punto de partida en el Calvario, su base en la herida del Corazón de Jesús, sus
modelos en los primeros “Guardias de Honor” que rodeaban la Cruz solitaria cuando ese Corazón fue abierto por la
lanza: la Santísima Virgen, San Juan y María Magdalena».
Como asociación, la Guardia de Honor del Sagrado Corazón nació en el Monasterio de la Visitación de santa María de
Bourg en Bresse, Francia, el 13 de marzo de 1863, gracias a la Hna. María del Sagrado Corazón Bernaud. Con el deseo
de glorificar al Corazón de Jesús fue inspirada a santificar el deber de estado cotidiano por la ofrenda especial de una
hora de guardia (hora de presencia) en reparación de los pecados por los cuales nuestro Señor sufrió agonía y
derramó su sangre en la cruz.
 
Finalidad de la Guardia de Honor
El fin de la Guardia de Honor es rendir culto, continuo y sin interrupción, de gloria, de amor y de reparación al
Corazón Herido de Jesús. Herido visiblemente una vez con la lanza en la cruz y herido invisiblemente todos los días
por el olvido, la ingratitud y los pecados de los hombres.
Gloria: con todos nuestro actos humanos ordinarios, por la participación en los sacramentos, principalmente en la
santa Misa, acto supremo de gloria a Dios.
Amor: manifestándolo afectivamente diciendo que le amas y demostrándolo con obras, como el cumplimiento de los
mandamientos.
Reparación: por la práctica de las virtudes cristianas, por el cumplimiento del deber de estado y santificación de las
obras ordinarias. Confesión y comunión reparadora del primer viernes de cada mes.
La Guardia de Honor busca curar las tres grandes heridas del Corazón de Jesús por medio de un culto perpetuo de
consuelo, reparación y amor. Las personas que practican el tierno oficio de la Hora de Presencia, imitan, cada uno a
su modo, a la Virgen María (el amor inmolado), al apóstol san Juan (el amor reparador) y a santa María Magdalena al
pie de la cruz (el amor arrepentido).
Con santa María Magdalena, los Guardias de Honor de toda edad, sexo y condición consuelan y reparan los ultrajes
hechos a Jesús en su divinidad, postrándose a sus pies respetuosos y amantes, llenos de amor para llorar sus faltas y
las de sus hermanos. Es el amor arrepentido, filial y agradecido, ante el Corazón herido de Jesús.
Con el apóstol san Juan, los Guardias de Honor (especialmente sus sacerdotes), reparan las heridas hechas a Jesús en
su Reinado divino, ofreciendo a su Corazón herido, sentimientos de celo, actos generosos y de verdadero sacrificio.
Es el amor reparador frente al costado herido de Cristo, que toma en sus manos la sangre y agua que salieron de la
herida de su Corazón y hace de éstas una oblación pura, de este cáliz precioso un arma reparadora y apostólica a
favor de la Iglesia, de las almas, y para que vuelvan los pueblos a ponerse bajo el cetro del amor de Jesús. El oficio
especial de estas almas es la mística y perpetua ofrenda del Cáliz de bendición. Ésta es la primera y solemne Misa del
Calvario que el Pontífice eterno celebraba para gloria de su Padre y la salvación del mundo, asistido de la Virgen
María, cooperadora de la obra de redención. Por eso María, el apóstol Juan y María Magdalena estaban en pie a uno
y otro lado del Altar del Sacrificio.
Con la Virgen María, los Guardias de Honor, (en particular las personas religiosas y consagradas a Dios), consuelan y
reparan las heridas dolorosas que Jesucristo, Sacerdote y Víctima, recibe en su sacerdocio y unen su oblación a las
del Salvador perpetuamente inmolado, haciéndose una sola y misma víctima con Él. Es el amor heroico, que sube
hasta el altar del sacrificio glorificando al Supremo Amor y cooperando con Él en la salvación del mundo. El oficio
especial de estas almas es la unión con el Salvador constantemente inmolado. En otros términos: Purificarse para
ofrecerse, ofrecerse para ser inmolado, inmolarse para unirse a Jesús y consumirse con Él. ¡He aquí la Guardia de
Honor!
Objeto de la Guardia de Honor
El Sagrado Corazón de Jesús, símbolo de la caridad infinita, es el motivo esencial.
Objeto material: Es el Corazón de Jesús herido, abierto y traspasado en la cruz por la lanza.
Objeto espiritual: Un Corazón que sigue vivo y que continúa, invisiblemente, siendo herido cada día por el olvido,
ingratitud y falta de amor de los hombres. La Guardia de Honor agrupa a las almas reparadoras en torno al Sagrado
Corazón de Jesús.

 
 
En Cristo, Dios ha asumido verdaderamente un «corazón de carne, Cristo no solamente tiene un Corazón Divino, rico
en misericordia y perdón, sino también un Corazón humano, capaz de todas las expresiones de afecto»
(Juan Pablo II Rosarium Virginis Mariae)
 
 
 
Frutos de la Guardia de Honor
Esta obra comprende en sus prácticas la santa Misa, la comunión Eucarística y la adoración al Santísimo Sacramento.
Si nos acercamos a su Corazón quedaremos prendidos de su llama, tendremos sus mismos sentimientos, nuestra
vida transparenta su presencia. El resultado de estos ejercicios son verdaderos frutos de santidad de vida.
Culto a su divino corazón
Tengo un singular placer en ver mi amor honrado bajo la figura de un Corazón de carne. Deseo que su imagen se
exponga en público a fin de conmover el corazón insensible de los hombres». Y añadió: «En todos los lugares donde
esta imagen sea expuesta para ser singularmente honrada atraerá toda clase de bendiciones». «Quiero formar en
torno de mi Corazón una corona de doce estrellas compuestas de mis más amados y fieles siervos. Tengo una sed
ardiente de ser amado y honrado en el Sacramento de mi amor, y no encuentro casi a nadie que responda a este
deseo mío». (El Corazón de Jesús a Santa Margarita María, llamada por Él mismo, la discípula de su amor).
Nuestro Señor reclama un culto público de fe, reparación y amor. Al fundar la Guardia de Honor se toma por
estandarte un cuadrante horario teniendo en el centro la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Prácticas de la Guardia de Honor
Son dos las prácticas principales de la Guardia de Honor, una vez inscrito y tras haber elegido la hora de ofrecimiento
(Hora de presencia: selección de una de las 12 horas de guardia del cuadrante):
Ofrenda de la Guardia de Honor (Hora de Guardia u Hora de Presencia).
Ofrenda preciosísima al Padre Eterno.
1. Ofrenda de la Guardia de Honor
Algunas recomendaciones:
Elegir una hora y ofrecerla sin cambiar las actividades ordinarias.
Santificar esta hora bendita con el deseo de unirnos y consolar al Corazón Divino. Si es posible, la hora de presencia
puede hacerse ante el Santísimo.
También se puede ir, en espíritu, al lugar por excelencia del Amor: el Sagrario, con Jesús Eucaristía, mediante una
comunión espiritual. Allí ofrecer sus pensamientos, palabras, acciones, alegrías, penas, dificultades, etc. Santificar
nuestras acciones con el deseo de consolar su Corazón adorable con amor.
Unirlas al patrono especial de la hora y pedir por las intenciones particulares correspondientes a la hora elegida,
(necesidades de la humanidad).
Si se olvida la hora de presencia, puede comenzarla en el momento que recuerde. Nada de esto obliga bajo pecado.
 
Ofrecimiento de la Hora de Presencia
Corazón de Jesús, Salvador y Rey mío, te ofrezco esta hora de guardia, durante la cual, en unión de  (aquí se nombra
el Intercesor conforme a la hora de guardia que se haya elegido y su intención)  deseo especialmente, amarte,
glorificarte y reparar las ofensas que recibes de todos los hombres. Acepta esta intención, mis pensamientos,
palabras, obras, alegrías y sufrimientos de esta hora, y recibe mi corazón que generosamente te entrego,
suplicándote lo consumas con el fuego de tu purísimo Amor.
V: Corazón de Jesús.
R: Venga a nosotros tu reino.
V: Jesús, manso y humilde de corazón.
R: Haz mi corazón semejante al tuyo.
V: Corazón de María.
R: Protege la Guardia de Honor.
Se concluye rezando un Padrenuestro y un Avemaría.
Santos Patronos de la Hora de Presencia
Nuestra Señora del Sagrado Corazón
Señor san José
San Francisco de Asís
San Francisco de Sales
Santa Margarita María de Alacoque
Intercesores e intenciones de los guardias de honor para cada hora de presencia
Intercesores en unión de los cuales los Guardias de Honor hacen su real servicio e intenciones por las cuales se
ofrece la Hora de Presencia:
De:
12 a 1: La Santísima Virgen María. La Iglesia: el Papa, los cardenales, obispos, sacerdotes, órdenes religiosas,
seminarios y noviciados. Las causas difíciles y desesperadas.
1 a 2:     San José y los Santos. Las naciones y sus gobernantes, las administraciones civiles, la paz y la concordia.
2 a 3: Los Justos de la tierra. Las grandes instituciones políticas, sociales, económicas, medios de comunicación
social, la magistratura, el ejército, la orientación cristiana de las leyes y las costumbres publicas, la santificación de
los días festivos.
3 a 4: Los Serafines. La familia: padres e hijos. El matrimonio y su estabilidad. El respeto a la vida de los niños antes
de nacer. Los asuntos encomendados a nuestra oración.
4 a 5: Los Querubines. La enseñanza: Educación de los niños y jóvenes. Los maestros educadores y los centros de
enseñanza. Los jóvenes en situación de elegir estado de vida.
5 a 6: Los Tronos. El trabajo: los empresarios y los obreros de toda clase. Sentido cristiano de la legislación laboral.
Los que van de viaje.
6 a 7: Las Dominaciones. Los que sufren: Los pobres, los enfermos, los prisioneros, los que no tienen trabajo ni
hogar; los prófugos y los refugiados. Los que están expuestos a pruebas y tentaciones.
7 a 8: Las Virtudes. La propagación de la fe: Los misioneros, las obras misionales, todas las obras de evangelización y
apostolado. La conversión de los paganos y de los incrédulos.
8 a 9: Las Potestades. La conversión de los pecadores y alejados de la Iglesia. Reparación por las blasfemias y los
sacrilegios.
9 a 10: Los Principados. Los agonizantes: la perseverancia final de los moribundos. Facilidad para que los enfermos
reciban los santos sacramentos.
10 a 11: Los Arcángeles. Las almas del Purgatorio, los asociados y familiares difuntos.
11 a 12: Los Ángeles. El Reinado del Corazón de Jesús: las obras Eucarísticas. Todas las obras y asociaciones que
promueven la devoción al Corazón de Jesús. Difusión de la Hora de Presencia y aumento de la Guardia de Honor.
Acción de gracias por los beneficios recibidos.
El celo que devora al Corazón de Jesús debe pasar al corazón de sus amigos. El más humilde «Guardia de Honor»
puede y debe ser apóstol y salvador con Jesucristo”
2. La Ofrenda preciosísima del Padre Eterno
Como modelo de la primera Guardia de Honor, la Santísima Virgen María, san Juan, santa María Magdalena, que
valerosamente siguieron a Jesús al Calvario, le consolaron en el supremo abandono y fueron testigos de la apertura
misteriosa de su Sagrado Corazón y de recoger la efusión suprema de la sangre y agua que brotaron, inauguraron
con esta preciosa ofrenda una especie de sacerdocio místico. En esta misión de la Guardia de Honor ofrecemos este
cáliz de bendición al Padre Eterno.
 
Durante la Hora de Guardia o en otras ocasiones se puede decir mentalmente la siguiente oración:
 
¡Padre Eterno!, en esta Hora de Guardia, con la Virgen María, y los discípulos fieles junto a la Cruz de Jesús, te
ofrezco la sangre y el agua que brotan de la herida del Corazón de tu Hijo Unigénito, para reparar mis pecados y los
de todos los hombres, en sufragio de las almas del purgatorio, y por las necesidades de la santa Madre Iglesia. Padre
nuestro, ten misericordia de nosotros.
 
«Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra fe y nuestro amor los
descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantas partes del mundo» (Juan Pablo II).
La presencia de Jesús en el Sagrario ha de ser como un polo de atracción para un número cada vez mayor de almas
enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo escuchando su voz y como sintiendo los latidos de su Corazón
«¡Gustad y ved qué bueno es el Señor! ». (Juan Pablo II Mane nobiscum Domine).
¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!

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