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Cálculo de volúmenes de un botadero o desmonte

Introducción

La cubicación comprende aquellos cálculos necesarios para conocer el volumen a


efectuar en los movimientos de tierras necesarios para efectuar la explanación de un
terreno. Generalmente, las cubicaciones se expresan en metros cúbicos.

Como se sabe, los movimientos de tierras resultantes al realizar una excavación se


denominan “desmontes” y a las tierras que se echan en el terreno se les llama
“terraplenes” o “pedraplenes”.

Los tres métodos diferentes utilizados normalmente para cubicar las tierras en un
presupuesto de explanación/nivelación de terrenos se describen en los epígrafes
siguientes.

Aspectos generales

En todo proyecto de explanación de terrenos se consultan planos de perfiles


longitudinales y transversales. Estos planos deben servir como guía para establecer las
cotas que definirán la alineación y las alturas de excavación o de relleno. Una vez definido
el trazado en planta de una obra, es necesario conocer la conformación del terreno
circundante para definir la posición final de la rasante, así como las características de las
secciones transversales que resultarán al imponer la plataforma de proyecto.

Los diversos tipos de perfiles que se levantan tienen por objeto representar con
fidelidad la forma y las dimensiones que el terreno presenta según los planos principales.
Éstos definen tridimensionalmente la obra en proyecto, a una escala que permite cubicar
sus diversos componentes con suficiente comodidad.

Antes de comenzar cualquier operación relacionada con un movimiento de tierras se


deberán estacar a distancias no superiores a 30 metros entre sí, el pie de los terraplenes
y los bordes superiores de los cortes. Las excavaciones deberán alcanzar con exactitud
las trazas que muestren los planos, debiéndose respetar estrictamente las alineaciones,
niveles, taludes y secciones transversales. Las excavaciones de cortes incluyen en
algunos casos, además, la demolición de revestimientos asfálticos existentes, de
pavimentos de hormigón, incluso bases y subbases cuando corresponda.

Perfiles longitudinales

Una de las aplicaciones más usuales e importantes de la nivelación geométrica, es la


obtención de perfiles del terreno a lo largo de una obra de ingeniería o arquitectura, o en
una dirección dada. Generalmente, la sección transversal de las parcelas a explanar tiene
un eje de simetría, o bien un eje de referencia que no varía de tipo a lo largo del trazado.
A su vez, se llama eje longitudinal del trazado a la línea formada por la proyección
horizontal de la sucesión de todos los ejes de simetría o referencia de la sección
transversal, entendiendo que cualquier trazo de la parcela es recto cuando su eje
longitudinal también lo es. Ahora bien, si consideramos el eje longitudinal de una parcela
como una directriz y además consideramos una recta vertical que se traslada apoyándose
en esa directriz, deduciremos que el perfil longitudinal es la intersección del terreno
natural con un cilindro vertical que contenga al eje longitudinal de la parcela en cuestión.
O dicho de otro modo, se llama perfil longitudinal del terreno a la intersección de éste con
una superficie de generatrices verticales que contiene el eje del proyecto. Es, pues, la
representación gráfica del corte del terreno por el plano vertical determinado por la planta.
Su finalidad reside en relacionar altimétricamente el terreno donde se ha replanteado la
planta con la rasante proyectada.

Además del dibujo se suelen añadir unas acotaciones en las que se anotan las
distancias parciales y totales entre los puntos que determinan el perfil longitudinal, las
cotas rojas, etc.; a la representación gráfica de ese conjunto de datos se le denomina
popularmente “guitarra”, puesto que recuerda el dibujo de las cuerdas paralelas de dicho
popular instrumento musical.

Generalmente el dibujo se realiza utilizando dos escalas: en abscisas se ponen las


distancias parciales y al origen y se mantiene la escala de la planta; y en ordenadas se
ponen las cotas o altitudes y se suele realzar la escala de planta un cierto número de
veces, normalmente 10, a fin de poder conseguir una buena representación visual de la
altimetría. Por tanto, la escala vertical es 10 veces la escala horizontal con el fin de
mejorar visualmente la percepción del relieve.
 
Podemos agregar que los cálculos variarían un poco al leer los complementarios
aritméticos en los puntos intermedios y en la nivelada de frente, pues bastaría sumar para
obtener tanto el horizonte o altura instrumental como las altitudes o cotas del terreno.

Cuando se toman muchos puntos intermedios es mejor observar los puntos de paso y
luego los intermedios; al terminar, se debe hacer una lectura de comprobación al último
punto de mira frontal. También es conveniente, con el fin de comprobar dos estaciones
consecutivas, el determinar dos veces un mismo punto de comprobación.

Estos cálculos, en cuanto se refieren a los puntos de paso o de cambio de estación y


a los de comprobación, se hacen, de ordinario, en el campo, según el registro destinado al
efecto, y después se calculan en gabinete, primero, los horizontes sucesivos y las
altitudes de los puntos de paso; después se harán las sumas de comprobación, para
finalizar con el cálculo de la altitud o cota de todos los puntos intermedios. Para los puntos
de paso se aproxima el cálculo al milímetro y para los intermedios bastaría, en la práctica,
con aproximar al centímetro.

Un perfil longitudinal es, pues, un perfil topográfico a lo largo del eje de la planta y, por
tanto, constituye la intersección de la superficie topográfica con el plano vertical que
contiene al eje de la planta.

El perfil longitudinal se utiliza para proyectar el alzado de la parcela a explanar. Se


puede obtener a partir de la cartografía base (que tendrá normalmente curvas de nivel),
pero lo más preciso es obtenerlo después de realizar el replanteo. A la vez que se
replantean los puntos secuenciales se toman también sus cotas.
 
Las alineaciones rectas del alzado estarán definidas por dos puntos con una distancia al
origen y una cota. La inclinación de estas rectas se expresa en % y señala su pendiente
longitudinal, siendo positiva cuando la rasante aumenta de cota en el sentido de la
marcha y negativa cuando disminuye. Se suele utilizar el término rampa para las
pendientes positivas y el de pendiente para las negativas.
Una vez calculadas las altitudes o cotas taquimétricas de todos los puntos,
ordinariamente referidas a un nivel o plano de comparación convenientemente elegido, se
toman aquellas en papel milimétrico o papel especial para perfiles. Cuando hay que
dibujar un perfil longitudinal junto con otros transversales, se toma la misma escala para
representar las altitudes de ambos perfiles. En casi todos los países avanzados del orbe
se han formado instrucciones oficiales sobre escalas, dibujos, etc., según los distintos
servicios afectados, a las cuales hay que atenerse en el trazado de los perfiles.

Perfiles transversales

El perfil transversal tiene por objeto presentar, en un corte por un plano transversal, la
posición que tendrá la obra proyectada respecto del proyecto, y a partir de esta
información, determinar las distintas cantidades de obra, ya sea en forma gráfica o
analítica. Para poder determinar las aristas de explanación de una obra y el movimiento
de tierras resultante de su ejecución, se habrán de obtener perfiles del terreno normales al
eje de la planta del proyecto que deberán ser trazados por cada uno de los puntos de la
longitudinal de ese eje al cual están referidos.

Se obtienen los perfiles transversales en la dirección normal o perpendicular al eje del


proyecto, tomando todos los datos necesarios a cada lado del eje; su longitud será
variable, rebasando siempre con un amplio margen de seguridad la anchura de la franja
de terreno ocupada por la obra. Esta anchura está en función de la pendiente del terreno
a ambos lados del eje y del tipo de taludes que las características del terreno exijan. Por
ejemplo, la anchura oscila de una longitud prácticamente nula en el caso de una zanja
para una tubería de conducción de agua, hasta los 200 metros o más para una extensa
parcela de cultivo.

Así pues, son perfiles topográficos en direcciones perpendiculares al eje de la planta


de la parcela por los puntos secuenciales. Se utilizan básicamente para calcular los
movimientos de tierras y los bordes de la explanación. El perfil transversal se representa
en unos ejes cartesianos rectangulares: en el eje OX, se toman las distancias reducidas al
punto secuencial, que son desarrollos desde el origen, y en el eje OY las cotas. Se utilizan
escalas iguales para los dos ejes porque la finalidad de estos perfiles, generalmente, y
aún más cuando se trata de cubicar el movimiento de tierras correspondiente, es medir
sobre ellos superficies para luego calcular volúmenes (antiguamente, ello se llevaba a
efecto mediante la doble superficiación geométrica y posterior comprobación mecánica
con el planímetro polar ordinario o digital; hoy en día, el software existente de diseño
asistido por ordenador, CAD, ya ofrece este dato con toda comodidad y precisión).

Los perfiles transversales se pueden obtener de forma aproximada a partir de la


cartografía base existente. Pero lo más preciso es obtenerlos en campo una vez
replanteado el eje. Actualmente, esto se lleva a cabo del siguiente modo:

- “levantando” los puntos destacados de la dirección transversal donde hay cambios


de pendiente y detalles planimétricos importantes, como pueden ser muros o vallas de
fincas. El levantamiento se haría con estación total.
- utilizando un nivel (para determinar los desniveles existentes entre los puntos
destacados de la dirección transversal y del eje) y cinta métrica (para medir las distancias
reducidas entre los puntos y el eje).
Hay que considerar a los perfiles transversales como que son la intersección del
terreno con un plano vertical normal al eje longitudinal del terreno; o sea, que los perfiles
transversales son necesariamente perpendiculares al perfil longitudinal. Por lo general,
estos perfiles transversales se toman frente a cada una de las estacas que indican el
trazado y se levantan a escala mayor que los longitudinales, ya que el objetivo principal
de estos perfiles es obtener -frente a cada estaca- la forma más exacta posible de la
sección transversal de la parcela cuya explanación se pretende. Los perfiles se señalan
primero con jalones y después con miras o cinta métrica, y con un nivel se lleva a cabo su
levantamiento.

Cuando los perfiles transversales son muy uniformes se deben levantar de igual
manera que los perfiles longitudinales, anotándose las altitudes y distancias leídas en un
registro similar al empleado anteriormente para los perfiles longitudinales. Todas las
lecturas deben, por lo general, aproximarse al centímetro. Pero cuando los perfiles
transversales de la parcela a explanar sean muy irregulares se dibujarán todos los
detalles en un croquis, sobre el cual se anotarán todas las medidas y lecturas hechas
durante el levantamiento.

El perfil transversal se dibuja de modo que la izquierda y la derecha sean las del perfil
longitudinal, suponiendo que se recorre éste en el sentido de su numeración ascendente.
También se pueden numerar los puntos de los perfiles transversales, y en el croquis se
anotan solamente estos puntos y las medidas planimétricas (distancias horizontales),
anotando las lecturas de nivelación en el registro de campo, que es idéntico al de los
perfiles longitudinales.

Es mejor aproximar las alturas al milímetro, mientras que para las distancias
horizontales basta en general con el centímetro. El nivel se coloca en un punto
previamente determinado del perfil longitudinal y se asegura la observación leyendo la
altura de un punto de comprobación bien elegido o bien la de otro punto del mismo perfil
longitudinal; también puede estacionarse el nivel en un punto cualquiera de un itinerario
de nivelación que pase cerca del perfil que se trata de levantar.

Cuando la obra estudiada es una superficie poligonal en configuración plantar, como


sucederá en el caso general de la explanación de las parcelas urbanas, industriales o
agrícolas, el proyecto se estudia por medio de diferentes perfiles longitudinales, a los
cuales se trazan transversales perpendiculares o normales convenientemente distribuidas
a fin de cubrir toda la zona de acción de la obra. La escala horizontal a la que suelen
dibujarse los perfiles transversales es la misma que la escala vertical, y normalmente se
tiene el convenio de hacer coincidir la escala vertical del perfil longitudinal con la escala
de los perfiles transversales. Escalas comúnmente empleadas en los perfiles
transversales son: 1/500, 1/200, 1/100 e incluso 1/50.

Perfiles especiales

Para resolver algunos aspectos concretos de un estudio del terreno a explanar,


edificaciones u obras de arte por ejemplo, puede ser necesario tomar perfiles especiales
en el mismo. Los más corrientes son los elaborados según ejes que corten el eje
longitudinal bajo un cierto ángulo no necesariamente recto; en otros casos, pueden ser
perfiles de estudios especiales o complementarios en lugares que se ven comprometidos
por la obra.
Los perfiles especiales que corten al eje longitudinal se pueden definir por el
kilometraje de la intersección más el ángulo de corte; a otros se les definirá por números o
letras y se les ubicará en la planta de la parcela en estudio.

Cubicación por perfiles transversales

Una vez calculadas las curvas verticales, ya estamos en condiciones de calcular los
volúmenes de material a remover y su desplazamiento o transporte. Todo ello si contamos
con el perfil longitudinal y contamos también con las secciones transversales
correspondientes a todos y cada uno de los cadenamientos. Si enlistamos
convenientemente los volúmenes correspondientes a cada sección transversal, tanto de
corte como de terraplén, y en una tercera columna indicamos los valores acumulados,
podremos graficar una cierta curva de volúmenes contra cadenamientos, a la que se le
denomina curva de masa o área de corte transversal, para realizar el cálculo volumétrico
de la sección transversal correspondiente. Hoy en día existen en el mercado programas
informáticos de cálculo de gran eficacia y rigurosa exactitud para la realización automática
e iterativa de este tipo de operaciones.

Se parte del perfil longitudinal en el cual se aprecia la cota roja (cota de la rasante
menos cota del terreno natural) y posteriormente se proyecta la caja del perfil transversal
(carriles, arcenes y taludes).

El cajeo de la sección tipo sirve, además de para calcular volúmenes, para determinar
las cabezas de desmonte y los pies de terraplén. Esos son los primeros puntos que se
replantean, y desde ellos las máquinas van formando los planos de desmonte o de
terraplén con la pendiente que tengan en la sección tipo del proyecto. Las estacas del eje
desaparecerán y se replantearán de nuevo cuando quede poca diferencia de cota
respecto a la rasante proyectada.

Este método se utiliza especialmente cuando la obra tiene gran desarrollo longitudinal,
siendo el ancho de dimensión muy inferior con respecto a la longitud, como es el caso de
las parcelas alargadas para la construcción de vías de comunicación, líneas de ferrocarril,
etc.

Veamos, en fin, que si aplicamos perfiles sin tener en cuenta la línea de paso, el
método del área media resulta ser más exacto que el de los prismatoides, en la
cubicación de tierras por perfiles transversales en explanaciones a realizar a media
ladera. Si las explanaciones son puras, en desmonte o terraplén, no hay diferencias
apreciables o significativas entre ambos métodos de cálculo.

Así mismo, deben tenerse bien en cuenta las siguientes consideraciones en la


operatoria a seguir:

- En explanaciones a realizar a media ladera cometeremos mayor error en la


cubicación de tierras que en explanaciones de desmonte o terraplén puras, a no ser que
intensifiquemos el número de perfiles en la zona próxima a la línea de paso o bien que
hagamos coincidir un perfil con esta misma línea de paso.
- Existe una relación potencial clara entre la distancia entre los perfiles y el error
cometido en la cubicación de tierras por el método de los perfiles transversales. Por otro
lado, la variable “morfología del terreno” también tiene un peso importante en el error
cometido en el cálculo de volúmenes. Estos errores aumentan lógicamente a medida que
lo hace correlativamente la rugosidad del terreno.

- Se puede realizar una modelización del error cometido en la cubicación de tierras por
perfiles transversales en función de la morfología del terreno en estudio (DEVUN) y la
distancia existente entre los perfiles en explanaciones de desmonte o terraplén.

- Cuando se trate de un proyecto de vial (carretera o vía férrea), se puede considerar


el bloque de tierra que hay que remover como un prisma muy alargado, o bien como una
sucesión de pequeños prismas. El volumen correspondiente se obtiene multiplicando la
superficie de la sección normal al eje por la longitud del susodicho prisma. Conviene
calcular la inclinación sobre el horizonte de las líneas de paso del desmonte al terraplén,
así como también el volumen engendrado exactamente por las superficies de revolución
en las distintas curvas.

Cubicación por curvas de nivel

Este método de cubicación por secciones horizontales debe usarse cuando el


desmonte o el terraplén a realizar tienen forma de montículo o de cubeta.

Cuando se dispone de un plano topográfico suficientemente preciso con curvas de


nivel de la parcela en estudio y se quiere calcular el volumen de movimiento de tierras a
efectuar para la explanación de la misma, se puede emplear este sistema a nivel de
anteproyecto o estudio previo. Se obtendrán unos valores sólo aproximados dependiendo
de la bondad del plano y de la equidistancia de las curvas de nivel.

La fórmula empleada es la siguiente:

Volumen = [(S + S´)·h] / 2,

donde S y S´ son las superficies delimitadas por curvas de nivel contiguas y h es la


equidistancia existente entre las mismas.

Este método resulta poco exacto y se debe emplear sólo cuando se quieren calcular
-de forma aproximada y rápida- grandes volúmenes. En desmontes, los valores obtenidos
son menores que en la realidad, puesto que entre las curvas de nivel se considera el
terreno natural con pendiente uniforme, cuando en realidad no tiene por que ser así.

Cubicación por cuadrícula o malla

Se utiliza este método cuando el terreno es de forma poligonal, tiene dimensiones


comparables en longitud y anchura, además de presentar accidentes poco importantes y
que se hallan regularmente repartidos.

En la zona donde se va a realizar la cubicación se replantea, previo al cálculo


correspondiente, una cuadrícula o parrilla, materializándola mediante clavos, varillas
metálicas o estacas de madera; cada punto replanteado tendrá una nomenclatura
determinada: un número la abscisa y una letra la ordenada. También pueden emplearse
números solamente.
La distancia existente entre los puntos replanteados será constante y si se trata de
una malla cuadrada, obviamente la distancia es la misma en abscisas y ordenadas. Por lo
tanto, se conoce la cota de cada punto de la malla replanteada y se sabe también la cota
de la rasante junto con la pendiente de los taludes. Se puede entonces aplicar la fórmula
de la altura media a cada uno de los troncos de prisma de base rectangular, del siguiente
modo:

Volumen = S·Hm, donde: Hm = (h1 + h2 + h3 + h4) / 4

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