Algunos ejemplos:
RELATOS… Génesis 12, 1ss <La llamada del
Señor a Abraham>: “El Señor dijo a Abrán: Deja tu
tierra, tus parientes y la casa de tu padre y vete a
la tierra que yo te indicaré”
ORACIONES LITÚRGICAS… Lucas 1, 42: “Mi
alma engrandece al Señor, se alegra mi espíritu
en Dios mi salvador”…
POEMAS… Cantar de los Cantares 2,10:
“Levántate, amada mía, preciosa mía y ven! Que
ya ha pasado el invierno, han cesado las lluvias y
se han ido”.
EXHORTACIONES…1 Carta a los Cosrintios
1,10: ”Les ruego hermanos, por el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, que se pongan de
acuerdo para que no haya divisiones entre
ustedes”.
PARÁBOLAS… Mateo 13, 44: “Sucede con el
Reino de los Cielos lo mismo que con un tesoro
escondido en el campo, el que lo encuentra, lo
deja oculto y, lleno de alegría va, y vende todo lo
que tiene, y compra aquel campo”…
Captar la verdad que Dios nos transmite en la
Biblia nos requiere entonces esfuerzo y ubicación
histórica. Es necesario conocer la realidad en la
que se escribió cada libro y para ello es válida la
ayuda de especialistas que estudian el pasado
histórico, la cultura, las tradiciones, las formas
de lenguaje que se usaron, etc.
Si conocemos la realidad en que se escribió la
Biblia es para poder entender mejor su
significado y entonces poder iluminar mejor la
realidad que vivimos hoy.
Cómo orar con la Palabra de Dios Palabra, estúdiala, déjala que moldee tu
La lectura orante de la Palabra, más que una
reflexión, es una experiencia de encuentro
personal e íntimo con Dios, que te ama y sale
a tu encuentro. Estos pasos te van llevando
al mismo interior de la Palabra.
1. Invoca… al Espíritu Santo. Pídele que te
ilumine y te abra a la comprensión de la
Palabra y que te anime a la respuesta con tu
vida.
2. Lee… muy despacio el texto bíblico.
Vuelve a leerlo. Lee también algún
comentario que te ayude a conocer mejor el
sentido del texto. Dale tiempo al Señor y
escucha el mensaje que Él quiere darte en
esta Palabra.
3. Medita… qué te dice la Palabra que has personalidad. Te lo deseo vivamente.
leído lentamente. Una vez que hayas
captado el sentido del texto, entonces
puedes hacerte esta pregunta: qué me dice
esta Palabra.
4. Ora… respóndele al Señor que te ha dado
su mensaje en la Palabra meditada. Tu
La Biblia: Palabra de Dios escrita en
actitud sea la de la Virgen María: Hágase en Palabras de Hombres
mí según tu Palabra.
5. Contempla… quédate impresionado,
fascinado, en silencio, en calma. Déjate
“Palabra inspirada por el
Espíritu Santo y escrita en una cultura
animar por el ardor de la Palabra, como
quien recibe el calor del sol. determinada, con sus costumbres y
6. Actúa…. Haciendo un compromiso que
brote de este encuentro con el Señor. Es el
tradiciones bien definidas y con
salto a la vida. Animado e invadido por la lenguaje humano concreto”.
Palabra, regresa a la vida con otra actitud.
PARROQUIA SAN FRANCISCO
Si eres fiel a la oración con y desde la Palabra SOLANO
de Dios, tu vida irá cambiando. La Palabra te
hará confrontar tus criterios, valores,
EL GALPÓN - SALTA
sentimientos, actitudes y conducta con lo
que ella misma te vaya inspirando. Ama la
La Sagrada Escritura ha sido inspirada por el
Espíritu Santo, a través un proceso en el que
ha acompañado a la comunidad desde donde
nacen los escritos y a los autores-redactores
que los han llevado al papel. Con la
presencia del Espíritu, la Palabra se puso por
escrito en la realidad cultural del momento,
una realidad cultural que definitivamente no
es la nuestra. Si desconocemos hoy esos
elementos propios tales como el idioma, las
creencias religiosas, las costumbres y el
modo de vivir, sus problemas políticos y
hasta la geografía, entonces tendremos
dificultades para comprender lo que Dios nos
quiere decir. Incluso podemos caer en el error
de pretender que la Biblia nos hable
directamente con nuestra mentalidad cultural
y nos responda a inquietudes científicas,
históricas, geográficas, etc., para lo cual no
fue escrita.
No es extraño que la Palabra de Dios
nos llegue con vestiduras humanas ya que
los cristianos tenemos muy claro que Dios
mismo tomó vestidura humana en Cristo. Él
se pone en “onda” nuestra para que nosotros
lo comprendamos mejor.
La Biblia con todos sus libros, surgió de la
vida del Pueblo de Israel, primero y luego las
Comunidades cristianas, es decir del pueblo
de Dios, a quien él mismo Señor se le reveló y
junto a quien se puso a caminar y sigue hoy
caminando. Esta es la revelación que algunos
miembros del mismo pueblo conservaron y
luego pusieron por escrito bajo la acción
inspiradora del Espíritu de Dios. La Biblia
nace, entonces, como fruto de la inspiración
divina y del esfuerzo humano.
“La
inspiración
divina es una
iluminación
sobrenatural de
la inteligencia y
del entendimiento
humano, que Dios
dio a los autores de
los libros de la Biblia
por medio del Espíritu Santo”.
La inspiración indica que el trabajo bíblico de
los autores y de las comunidades que
conservaron los relatos estuvo conducido por
el Espíritu Santo de Dios. Por lo tanto, los
libros así escritos son totalmente obra
humana y obra de Dios. De ahí que la Palabra
de Dios no contiene error “en cuanto al
mensaje de salvación que nos entrega”.
Ya vemos que es un pueblo el que está detrás
de la Biblia, por esto no se puede entender su
mensaje al pie de la letra, porque cada pueblo
tiene sus formas particulares de expresión
que es necesario entender. Pasando por los
idiomas (hebreo, Arameo y Griego), los
géneros literarios: canto, poesía, relato o
narración, exhortación, comparación,
parábola, etc., los elementos culturales:
geografía, ideas políticas, experiencia
religiosa, la Biblia nos muestra también otra
realidad cultural. En esa historia particular,
Dios se puso del lado de este pueblo
iluminándole el camino.
Por eso afirmamos también que la Biblia es
como el testigo que nos ayuda a descubrir la
voz de Dios en otros lugares: en la Tradición
de la Iglesia, en el Magisterio, la experiencia
comunitaria con otros hermanos, el paso de
Dios en los acontecimientos (Signos de los
tiempos), etc., asegurándonos la autenticidad
de esta voz de Dios que nos llega por estos
caminos. Nunca Dios nos hablará distinto o
en contradicción con lo que ya nos habló en la
Biblia.