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GABONADAS

MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

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GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

I – LABERINTOS MACONDIANOS

“…Casi, casi, yo te diría, serán mis libros descifrados Lo que más


me interesa es demostrar como ideología literaria, que no hay una sola
línea que no corresponda a un hecho real…” (Gabo revela sus secretos
de escritor. Entrevista con Darío Arizmendi; Cromos, junio 1994).
“Macondo, más que un lugar del mundo es un estado de ánimo”.
(García Márquez – En: El olor de la Guayaba)
“Tal vez no existió nunca” (García Márquez – En: Vivir para
contarla)
“Mompós no existe. A veces soñamos con ella, pero no existe”
(García Márquez – En: El general en su laberinto)

Macondo no existe en coordenada alguna como sitio


geográfico del universo mundo. Surge en la prodigiosa imaginación
creadora de nuestro Nobel colombiano como topónimo aplicado a la
aldea fantástica concebida como el hoy celebérrimo Macondo
“paraíso terrenal de la desolación y la nostalgia”. Nombre dado a un
pueblo imaginario ya creado y utilizado por Gabo en tres de sus
libros, anteriores a Cien años de soledad . Un Macondo concebido
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con anterioridad al de su novela cumbre, en la cual idealiza su nueva


refundación como aldea asociada a su natal Aracataca. Él mismo lo
dijo:
No quiero decir que Aracataca es Macondo; para
mí…Macondo es más bien el pasado…como a ese pasado
había que ponerle calles y casas, temperatura y gentes, le
puse la imagen de este pueblo caluroso, polvoriento,
acabado, arruinado, con casas de madera, con techos de

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zinc, que se parece mucho… a los pueblos de Faulkner,


porque fue construido por la United Company... 11

Gabo pone en duda que Macondo haya existido como especie


vegetal en la zona bananera, pues varias veces averiguó por ella, y
nadie dio razón. “Tal vez no existió nunca” escribió en Vivir para
contarla.12

Según edición del periódico “El Universal”, editado en


Cartagena, el día sábado 9 de octubre de 1948, aparece en primera
página, una noticia sin firma, que serio investigador del mismo
diario atribuye su autoría a Gabo. Alude en ella a ciertos juegos
prohibidos, denunciando que en el municipio de Sucre, su alcalde se
da tretas para permitirlos mediante un amañado sistema de multas
que sancionan con la suma de $20,oo cada cuatro sesiones de uno
denominado como “macondo”, cuya rentabilidad no estaba
destinada a financiar obras del común, sino a acrecentar el Fondo
del partido Conservador. 13

El periodista y escritor Gustavo Tatis Guerra, en entrevista


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hecha a Gabriel García Márquez, a su pregunta: “¿Por qué eligió


Macondo como el pueblo mítico donde se desarrolla su novela Cien
años de soledad?”, obtuvo como respuesta de Gabo: “Me gustó la
resonancia poética del nombre”.
Narra Tatis Guerra, que: Macondo además de ser un árbol
catalogado por el alemán Alexander von Humboldt en Turbaco en
1801, es el nombre de un juego de azar en Sucre y en el Magdalena
Grande. También, ser una tribu errante en África: Los Makondos. Y,
que mucho antes de que García Márquez eligiera el nombre para su
pueblo, el escritor José Francisco Socarrás (Valledupar 1905-1995),
había utilizado un Macondo como escenario de algunos de los
cuentos de su libro Viento de trópico (1961), seis años antes de Cien
años de soledad.
Anota, además, que en medianías de la finca Macondo, surgió
una pequeña aldea que derivó tal nombre y que en vecino municipio
de Pivijay, había surgido otra con el mismo topónimo.
La palabra y la simiente llegan al Caribe con la trata de esclavos
durante la Colonia. Se empodera en Colombia en la hoy conocida
como Zona Bananera de Santa Marta, donde el árbol, más llamado
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Árbol de Macondo, implantado en la plaza fundacional de La Concepción, en


Mompox, durante trabajos de intervención de las Albarradas.

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como bongo, extendió sus raíces y frondosa copa hasta arropar la


producción literaria del genial cataquero, García Márquez.
Especie arbórea de la cual, dos ejemplares crecían en el patio de
la mayordomía de la nominada finca Macondo, propiedad que llegó
a ser de la United Fruit Company. Su extensión de 336 hectáreas,
cultivadas en banano, ubicadas en paraje de Guacamayal
(Departamento del Magdalena). La misma finca de la tablilla que
asegura haber visto Gabo a orilla de la carrilera, cuando el viaje de
retorno a Aracataca, presuntamente en 1950.
Un árbol de macondo ilustraba, junto con cinco dibujos más, las
seis caras de la perinola que, a manera de ruleta, sentenciaba la suerte
de los apostadores, casados en el hule extendido en una mesa con
réplica de los dibujos de la misma. El premio mayor se dispensaba a
quienes acertaban en el escaque del macondo. El juego, conocido
como Macondo era popular en el municipio de Sucre, entonces
ubicado en tierras del departamento de Bolívar, hoy, por
subdivisiones territoriales posteriores, departamento de su mismo
nombre, Sucre.
El año de 1950 fijado por conveniencia de Gabo como fecha de
aquel viaje en que acompañó a su madre, Luisa Santiaga, decidida a
enajenar la casa natal de Aracataca, es cuestionado con apoyos
incontrovertibles, en la investigación de su biógrafo no oficial,
Dasso Saldívar, quien, cronológicamente, la establece en 1952 . 15

Según narra el mismo García Márquez, en ese viaje y de dicha


tablilla, toma el vocablo para bautizar como Macondo, la aldea
epicentro del mundo de lo real-irreal que gravita alrededor de su obra
literaria
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Nombre preconcebido y enunciado desde sus primeras


publicaciones, La Hojarasca (1955), Los funerales de la Mamá
Grande, colección de cuentos escritos, entre los cuales figura Un día
después del sábado (1954) y publicados por la Universidad
Veracruzana (1962), Crónicas y Reportajes (1967) que recopila la
serie escrita en 1954 sobre La Sierpe, y en algunos otros de sus
primeros cuentos, como en el monólogo de Isabel viendo llover en
Macondo (1955). No sólo comienza a aparecer Macondo, sino,

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también, nombres de personajes y situaciones que cristalizarán


plenos en Cien años de soledad (1967).
Resulta prudente observar que en una de esas primeras versiones
de La Hojarasca (rechazada su impresión por la Editorial Lozada
con la recomendación expresa para Gabo de declinar su pretensión
de ser escritor) su amigo Gustavo Ibarra Merlano , del Grupo de
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Cartagena, asegura haberle leído en la versión escrita “antes de julio


de 1949”, el nombre de Macondo, cuando recién García Márquez
retorna de Sucre ya superada la pulmonía que le afectó.
La anterior disgregación, para entrar a demostrar que el original
Macondo, como supuesto pueblo, no es Aracataca; ni surge en
modelo de población alguna de su entorno. El mismo Gabo así lo
manifiesta: “Macondo, más que un lugar del mundo es un estado de
ánimo”. “Tal vez no existió nunca” y lo reitera en diálogo sobre la
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novela en América Latina, sostenido con Vargas Llosa:


No quiero decir que Aracataca es Macondo; para
mí…Macondo es más bien el pasado, y bueno, como a ese
pasado había que ponerle calles y casas, temperatura y
gentes, le puse la imagen de este pueblo caluroso,
polvoriento, acabado, arruinado… 19

La carta enviada por Gabito a su amigo momposino, Carlos


Alemán Zabaleta, en diciembre de 1950, transcrita más adelante, es
raro y valioso vestigio escrito del embrollo de la gran novela
frustrada de Gabriel García Márquez, y de los pocos existentes de la
misma. La presunta novela de que tanto alardeaba en sus inicios
como escritor, cacareándola entre sus amigos como su obra cimera
terminada, sin aún haberla comenzado y cuando de ella tan sólo tenía
claro era el título, La Casa:
Nunca logré armar una estructura continua, sino trozos
sueltos, (…) Porque no tenía en aquel momento la
experiencia, el aliento, ni los recursos técnicos para
escribir una obra así. (…) No encontraba el tono que me la
hiciera creíble a mí mismo. 20

En la aludida misiva, se advierte ya el nombre de Mompox


irrumpiendo temprano en la órbita literaria de la imaginación
creativa de García Márquez.
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Ese mismo novelón enquistado en su cerebro genial cual


engendro concebido en los laberintos satánicos de los hechizos
sobrenaturales de quien fuera procesada por la Santa Inquisición, la
momposina doña María Ortiz Nieto -la verdadera Marquesita y
Mamá Grande de La Sierpe- fructificará con creces como resultado
de paciente, disciplinado y admirable tejido literario que surge desde
su proyecto abortado de La Casa, derivado hacia el crisol de La
Hojarasca, pasando por La Mala Hora, Los Funerales de la mamá
grande, hasta decantarlo fundido en la más pura filigrana de la
palabra escrita en Cien años de soledad y su deslumbrante universo
macondiano.
Gabo nunca llegó a surcar físicamente, ninguna de las coloniales
callejuelas momposinas. No obstante, Mompox, después de
Macondo, es la población más aludida o citada, con nombre propio,
en buena parte de sus novelas. No por inmerecida y gratuita
deferencia del Nobel. Ni por simple conocimiento referenciado o
referido de la ciudad. En el trasfondo, se advierte que García
Márquez debió escudriñar detenidamente los arcanos históricos de
Mompox, por sí mismo o por sus investigadores de cabecera. De
ellos extrajo hechos y personajes reales que clonará literariamente,
como quedará planteado en esta investigación. Su biógrafo Gerald
Martin , deja sentado que Gabito regresó a finales de 1943 a la
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población de Sucre y que allí y en pueblos próximos de la Región,


tomaría el modelo de distintos personajes célebres que hace figurar
en su obra. 22

Haciendo abstracción del hecho de ser natural de Mompox su


bisabuelo paterno, Leandro Garrido Piñeres, cuatro personajes
vinculados a La Valerosa, por origen natal o por estudios cursados
en la histórica ciudad hoy reconocida como Patrimonio del Mundo,
tuvieron influencia de una u otra forma, permanente u ocasional, en
su sufrido calvario hacia el esquivo pináculo de las letras como se
ampliará más adelante. Uno de ellos, Carlos Alemán Zabaleta, su
dilecto amigo a quien Gabito escribía en diciembre de 1950 en un
muy especial y particular raro estilo:
(…) …no tengoladireccióndejuanbteenvío una
cartaparaél.alemán escribo para contestarte el disparate
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epistolar que a la vez me escribiste como estoy demasiado


ocupado creo que no tendré tiempo de poner puntos comas
puntoycomas y demas signos ortograficos en esta carta
difícilmente tengo tiempo para poner las letras lastima que
no exista la telepatia para contestarte por telepático correo
que debe ser el mejor puesto que no podría estar sometido
a la censura …(…) aurelianobuendía te manda saludes
igualmente su hija remedios medio puta que se salió al fin
con el vendedor de maquinas singer el otro hijo tobias
también se metió a policía y los mataron asi que solo queda
la niña que no tiene nombre ni lo tendra sino a quien
todos llamaran simplemente la niña todo el dia
sentada en su mecedor oyendo el gramofono que
como todas las cosas de este mundo se dañó y
ahora se creo el problema en la casa porque lo
único que sabe de herrería en el pueblo es un
zapatero italiano que nunca en su vida ha visto
un gramafono zapatero va a la casa y trata
martillarcomponerremendar cuerda inútilmente
mientras tanto muchachito del agua
yendoentrandoechandoagua silvandopiezas en
cada casa a ido diciendo gramofonocoronel
aureliano se dañó esa misma tarde gente ha
corrido vestirsecerrarpuertasponersezapatos
peinarse para ir a casa del coronel éste por su
parte no esperaba visita pues gente del pueblo no
había vuelto a su casa en quince años desde
cuando se negaron enterrar cadaver gregorio
por miedo a la policía y coronel insulto curas
pueblo copartidarios retirose concejo encerrose
en su casa de tal suerte que solo quince años
después cuando se dañarevientacuerda el
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gramófono la gente vuelve a la casa y coge al


coronel y a su esposa doña soledad
completamente desprevenidos …(…) y doña
soledad se sorprende que todo el mundo sepa las
piezas del gramófono sin haber ido a la casa y se
descubre que era muchachito del agua quien
había ido de casa en casa silvandocantando
piezas para que todo el mundo las
aprendiera…(…) tu sabes que quince años nadie
había querido enterrar a Gregorio que era
esclavo del coronel y éste lo enterró solo en el
patio bajo el almendro mitadvivomitadmuerto
cuando ya el muerto se le había podrido dentro
de la casa pero cerro puertas y gritó cuando
alguien venga a esta casa le daré agua
envenenada (…) como nadie fue la casa se llenó
con el silencio que en quince años guardaron
dentro de ella las gentes del pueblo que no
fueron…(…) y la casa se cayó y eso está muy
bien son vainas durante toda la noche…la gente
habla de cosas dentro de la casa y es eso lo que
hace que la casa se caiga porque el silencio era
tan viejo que estaba duro y lo suficientemente
fuerte como para no permitir el paso de los
ruidos y entonces…se estableció una lucha y se
rompieron las paredes… hay dos carpinteros que
discuten a lo largo de cuarenta y siete páginas
sobre cómo se debe hacer una jaula y hay una
señora a quien doña soledad la esposa del
coronel no conoce y cada vez que va a hablarle
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alguien se interpone…la mujer pasa toda la


noche en un rincón sin hablar con nadie y cuando
doña soledad apenada logra llegar donde ella ya
está amaneciendo y la gente se vá está bueno son
vainas son vainas tu sabes que como el hijo se
mete a policía cuando la policía trae el entierro
del hijo del coronel éste está sentado a la puerta
como todos los días y cuando ve venir el entierro
le tira las puertas en la casa está bueno son
vainas es como si eso sucediera en mompos*
bueno eso es para que veas cómo va el novelon
(…) todos te saludamos y deseamos felices
pascuas prospero año nuevo tu amigo que mucho
te estima gabito. (…) (Lo resaltado, por el autor
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del libro, fuera de contexto)


No cabe duda alguna de los estrechos vínculos de trato y
comunicación entablados entre Gabito y Alemán Zabaleta durante
la etapa de vinculación a El Universal en Cartagena. Lo testimonia
el mismo Gabo en Vivir para contarla y al haber escrito un artículo
en dicho periódico reseñando la actividad pública del amigo como
diputado elegido de la Asamblea Departamental. El momposino
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Alemán compartía estrechos lazos en el ejercicio político con los


hermanos Ramiro y Oscar De la Espriella y en compañía de ellos
cruzó tertulias con García Márquez, tanto en la residencia paternal
de los De la Espriella en Turbaco, como en el prostíbulo cartagenero
de Mary Reyes en el que ejercía como dadivoso anfitrión del combo
de amigos. Alemán, también alentaba inquietudes literarias como
ellos. Lo demuestra el siguiente fragmento de su cuento Cuando se
fue el río, el cual es referenciado por Oscar en entrevista otorgada al
periodista del Universal, Gustavo Arango y alusivo al desvío del río
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Magdalena y el consecuente declinar en importancia del antes


próspero puerto colonial de Mompox:

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Las broncas campanas de la vieja iglesia perdieron su


sonido. Los niños salieron a las calles y se encontraron
viejos. Los ancianos no se reconocieron y Cristo al
descender del templo se hizo humano. Los relojes quedaron
detenidos. Secos estaban los pechos de las madres. Los
hombres habían perdido las sonrisas y a las mujeres se les
marchitó el sexo. La tierra reseca y dura negaba sus frutos
a los hombres. Las aves volaron asustadas y las palabras
se quebraban en las bocas: se había ido el Rio. La ciudad
quedó quieta. Las gentes huyeron despavoridas y en el
tropel del éxodo dejaron sus haberes, (…) Atrás quedaba
una ciudad muerta y desierta. (…) Una larga playa circuía
a la Villa y la aislaba con todo contacto de la vida exterior.
Aun cuando habitada, estaba vacía y los habitantes tenían
la misma edad, hablaban la misma jerizonga. Eran
monótonos, uniformes, cansados. (…) Se vivía de una
historia que nadie había referido. Las generaciones
pasaban sin mutación... Los niños nacían viejos y
aprendidos. Por las tardes enterraban a los muertos y
amanecían cargados de viejos. Era imposible salir de la
ciudad y quienes alcanzaban a hacerlo, regresaban de
inmediato, porque el otro mundo, el mundo externo de la
ciudad sin Río, no los entendía. (Fragmentos de un relato
de Carlos Alemán: El día en que se fue el Río, publicado en
Antología del Cuento del Caribe) 26

El cuento de Alemán Zabaleta hace alusión al desvió del cauce


del Río Magdalena que durante la Colonia corría pleno por el hoy
llamado Brazo de Mompox, sentenciado por la naturaleza y la
indiferencia del hombre y del Estado a sucumbir sedimentado. Se
plantea en él una apocalíptica premonición de catástrofe ecológica,
de sabor y estilo macondianos.
Da para pensar que, entre tertulia y tertulia, entre una y otra de
las repetidas parrandas sibaritas, Alemán Zabaleta, lograra implantar
embriones momposinos en el fértil cacumen del aquel, entonces,
paupérrimo Gabito, obligado a dormir en los escaños del espacio
público en Cartagena, cuentero aprendiz de periodista y del oficio
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de escritor, propenso a escuchar y memorizar con atención cuentos


y anécdotas picarescas como los relatos en Cartagena de Ñoli
Cabrales, rindiendo culto caribe al falo.
Del suyo propio, bromeaba diciendo tenía que conducirlo por la
calle cogido de la mano cuando lo sacaba a pasear; y, cuando lo
invitaba al cine se veía precisado a adquirir dos boletas de entrada,
una para él y otra para su pene para que se sentara cómodo. A veces
en algunas películas, este le protestaba en voz gruesa: “Erda, Ñoli,
esta película está muy mala, vámonos.” Ñoli, lo complacía. Lo
peinaba, haciéndole la raya en la mitad, le ponía corbatín y lo llevaba
a las retretas del Parque Centenario, dando vueltas entre las
muchachas asistentes. 27

Gabo reía de las fantasiosas ocurrencias de sus amigos. Más


tarde, le servirían para moldear la personalidad machista y dotación
física con penes descomunales y en forma de “moco de pavo”, de
sus Arcadios y Aurelianos, como anuncio profético del apéndice en
forma de cola de cerdo, vaticinado en los pergaminos de Melquiades
como símbolo del cataclismo de Macondo y del final de la estirpe de
los Buendía.
Anécdotas que alimentarían su cerebro atosigado por el embrión
abortado de La Casa, en cuyo proyecto ya rondaban sus socorridas
vainas y afloraba el nombre de La Valerosa: “está bueno son vainas
es como si eso sucediera en mompos”
Con la discreción y humildad que caracterizan la personalidad
del amigo, protector de penurias en la época difícil de privaciones
de Gabriel García Márquez, en la presentación de este libro, Alemán
deja consignado:
…Mompox, es la estrella que ilumina en muchas de sus
elucubraciones cerebrales el universo de Macondo, (…)
Para nuestro pueblo es motivo de orgullo que uno de los
genios más grande de la literatura universal se haya
detenido en sus sueños y utopías a alimentar su intelecto
con la historia, cuentos y leyendas de Mompox, con el
único polo a tierra que tenía en el Colegio Sagrado
Corazón de Jesús, donde estudiaba su bachillerato Doña
Mercedes Barcha, quien sería su esposa (…) …el cariño,
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la admiración y el amor, que quizás en algo contribuí para


que Gabito incluyera a Mompox, mi tierra, en sus
escrituras, pues eran horas y horas que durábamos
hablando de lo divino y lo humano de la Tierra de Dios.
Oscar de la Espriella confirma la estrecha relación que existió
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entre Gabito y Alemán en su época de Cartagena: “Yo tengo una


fotocopia de una carta de Gabito para nuestro amigo Carlos
Alemán. Carlos Alemán es uno de los que más sabe de Gabito en
Colombia, quizás más que misia Luisa Santiaga” y agrega,
conservar las anotaciones para un proyectado cuento “Cuando
caigan las murallas” que dedicaría a su amigo Alemán Zabaleta para
fregarlo por su cuento publicado “Cuando se fue el Río” cuando en
broma le manifestara “a mí ese cuento no me gusta. Te voy a mandar
uno pa´ que aprendas.” Se refiere a la carta de Gabito transcrita
atrás, asegurando:
Es una novela esa carta, es un resumen, la síntesis de
todas las novelas (…) …me la quiso regalar. Alemán se la
regaló al doctor Mario Alario Di Filippo que había sido
profesor de Gabito. (…) Cuando murió Di Filippo, no sé a
quién se la dejó. En todo caso yo tengo la copia. Ese es un
documento extraordinario. (…)
Refiere que Alemán fue diputado en la época de la violencia y,
desde su punto de vista como testigo ático, alude a la anécdota
narrada por Gabo, en Vivir para contarlo; manifiesta que en octubre
de 1949 vino Alemán a Cartagena, se encontraron y le dijo:”
Llévame a donde un agiotista que le voy a vender la dieta del
período” le condujo al sitio indicado y cerró el negocio. “Bueno,
ahora nos vamos para donde las Putiérrez” y en compañía de
Gabito, guiados por Oscar, llegaron al Niño de Oro de Mery Reyes,
en El Bosque, sitio de lenocinio en las cercanías de la ciudad; endosó
el cheque advirtiéndole que cuando se agotara el valor, reservara los
costos de la carrera de taxi para el regreso.
Esa noche… hubo de todo. Bebimos whisky, bailamos,
tratamos de aprender a fumar mariguana. A mi esa vaina
no me gustó, probé esa vaina y me supo feo. Gabito
tampoco se aficionó a eso. Y cuando ya cada uno estaba
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recogido con su muchacha se armó un lío que hizo que


termináramos huyendo en medio de la noche, yo decía que
“como los israelitas en el desierto.”
Al detenerse pasado el susto, Oscar resolvió no seguir
allí y regresar a su casa. “Alemán no quiso irse conmigo,
se quedó con Gabito y regresaron al Bosque.”
Mompox, desde su fundación en 1540 por don Alonso de
Heredia , y durante todo el período de La Colonia, fue epicentro
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político, económico, religioso, social y cultural de esa vasta región


geográfica denominada como la Depresión Momposina: Accidente
geográfico que alberga uno de los más grandes humedales del
planeta, irrigado por cuatro grandes ríos de Colombia: El
Magdalena, y sus afluentes el Cauca, el San Jorge y el Cesar. Región
de rica biodiversidad. No sólo fauna y flora; es hábitat y remanente
de tradición oral y cultura popular propias de ese espécimen humano
calificado por el sociólogo Orlando Fals Borda, en su Historia Doble
de la Costa, como “hombre anfibio”.
Dentro de ese accidente geográfico de la Depresión Momposina se
ubica “la isla de agua dulce” más grande de Colombia y una de las
diez fluviales más grandes del mundo, la de Mompox, también
denominada últimamente como Isla de Margarita, con extensión
aproximada de 2.622 km2. Está conformada al bifurcarse el Río
Magdalena en sus dos brazos denominados Brazo de Loba y Brazo
de Mompox. Este último por donde hasta mediados del siglo
diecinueve corriera pleno el caudal del río, parece condenado a
desaparecer debido a su paulatina, pero, persistente sedimentación.
De la misma Gran Depresión hacen parte las sub zonas de las
Tierras de Loba y de La Mojana, las cuales acusan preocupante
amenaza por la contaminación de mercurio debido a la explotación
minera legal e ilegal del oro. En los límites de esta última, están
enclavadas las poblaciones de Sincé y Sucre, en el Departamento de
su mismo nombre, donde residiera Gabriel García Márquez durante
algunas etapas tempranas de su vida.

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En Sincé, Gabito dejaría de ser el Mamotreto imbuido de miedos


y fantasmas, campantes en todos los rincones domésticos de la casa
natal, insuflados por los abuelos de Aracataca y acolitados por tías
maternas, “oxidadas en vida bajo el sopor del medio día” y “signadas
con la ceniza y acaso con la venda negra de la virginidad” ., quienes,
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tuvieron delegada en sus primeros cinco años de vida la crianza y


formación de Gabito ante la temprana emigración de sus
progenitores .
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En Sucre, Gabito se iniciará en los placeres sibaritas. Descubrirá


la lealtad al licor. El placer libertino de dormir de día y putiar de
noche; “soltando la perra” como aseguraba su señora madre.
Advertirá la versatilidad de la hamaca, útil no solo para dormir, sino,
también, para disfrutar la siesta, para admirar la hora de las estrellas,
para pensar despacio y para practicar el amor sin prejuicios. 32

Cimentará su vocación de escritor mediante escogidas lecturas


sugeridas por amigos del Grupo de Barranquilla.
En Sucre, sufrirá en carne propia el dolor de la violencia atizada
por pasquines que inflamaron la sed de venganzas machistas a causa
de honores ofendidos, con sacrificio de vidas de personas
entrañables. Como la de su especial amigo Cayetano Gentile,
predestinado a sucumbir de muerte violenta. Víctima de crimen
pasional que inspiró Crónica de una muerte anunciada, una de sus
novelas más leída. Fue llevada al cine por Francesco Rossi y filmada
en su 75% en Mompox bajo el mismo título de la novela y con
actuación estelar de Ornella Muti y Anthony Delon . 33

Tragedia similar a las desventuras acumuladas por el abuelo


Nicolás, en los comienzos del siglo veinte, ante los horrores de la
cruenta Guerra de los mil días; y por causa de la chismografía
perversa que le obligó a afrontar duelo en que resultó homicida, en
un tránsito forzoso de víctima ofendida a victimario por honor . 34

Aquel, tan horrendo homicidio como el cometido contra Oscar


Delgado, joven promesa de la poesía, el periodismo y la política
liberal colombiana. Asesinado de tan brutal manera en la plaza
pública junto al cadáver paterno; víctimas masacradas con alevosía
y demencial sevicia por la sectaria y salvaje horda conservadora,
opositora política de su padre. Oscar, siendo niño concurrió al
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palacio municipal donde su progenitor ejercía como alcalde de


Santana, municipio ubicado en el departamento colombiano del
Magdalena, a conocer el hielo, en jocosa circunstancia comentada
por Carlos Alemán que causaba hilaridad en Gabo, la cual se narrará
más adelante.
En Sucre, Cupido dispara certero dardo, con blanco afortunado
en la joven Mercedes Barcha Pardo. La mujer destinada a
convertirse en su tormentosa jirafa; en su diosa coronada; en su
cocodrilo sagrado; en fin, en su digna y abnegada esposa,
incondicional garante de sus ímpetus creativos como prodigioso
ángel custodio en momentos de crisis en Ciudad de Méjico, cuando
el prolífico parto de Cien años de soledad. Así lo corrobora Gabo:
“Sin Mercedes no habría llegado a escribir el libro” .36

Cuando Gabito, niño de cinco años de edad, se erradica de


Aracataca al ser trasladado por su padre a Sincé (Sucre), bajo
pretexto de conocer su numerosa y variada familia paterna, descubre
nuevo hábitat, diametralmente opuesto al natal cataquero.
Sincé, enclavado en paraje de las sabanas de Corozal, entonces
jurisdicción departamental del Bolívar Grande. Aquí, Gabito
advierte que su abuela Argemira, al contrario de la materna,
Tranquilina y demás tías de Aracataca, hablaba sin tapujos ni
misterios de las cosas mundanas de la vida, delante de los niños.
Gabito, incursiona por un mundo diferente al nativo, el cual le brinda
amplia libertad; donde hasta aprende a montar, mejor que el
escudero Sancho, en especie de la raza asnal. 37

Sincé y Sucre, son poblaciones imbuidas del temperamento


jocoso de los pueblos caribe, donde la imaginación desbordada es
común y corriente en la narración oral de sus nativos. De Sincé, se
hizo famosa el agua manada del pozo de El Trébol: Cuanto foráneo
la tomaba, ya nunca más quería irse de la población. Se le
consideraba elixir de juventud por su virtud de rejuvenecer lo viejo.
Conocidas fueron dos anécdotas picarescas que agradaba relatar
Gabriel Eligio, el progenitor de Gabito, de dos personajes
contemporáneos suyos que se distinguían por la exageración de sus
relatos: Uno, Andrés Romero, divertía a sus contertulios cierto día

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de riñas de gallos, manifestando que la gallina fina regalada por un

Casa de tía de Gabito, en Sincé, donde llegó a la edad de 5 años

El asno, tradicional medio de transporte y de trabajo en el agro caribe.

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compadre, había puesto dos huevitos que se picaban entre sí, hasta
cuando los pollitos rompieron cascarón, y acabados de nacer,
pararon su colita de colibríes, se pararon en la rama del totumo y
luego, emprendieron vuelo.
El otro, Homero Zolá, a quien catalogaban como el Quevedo
criollo, sorprendió a sus contertulios, jurando que más nunca
volvería a ser agricultor. Renunciaba a tal actividad pues su roza
cultivada de maíz venía siendo arrasada por una manada de micos
hambrientos. Algunos amigos le aconsejaron colocar en el cultivo,
una calavera de res y trapos coloridos, colgados a trechos
convenientes, para asustar a los antropoides. Acogió la
recomendación, pero, a los dos días, de regreso a la parcela, escuchó
mucha bulla dentro del sembrado. Al averiguar, intrigado, encontró
que el mono más viejo había bajado la calavera vacuna y embestía
como toro de casta, lidiado por sus secuaces de manada que le
manteaban con los trapos descolgados. Su decepción fue grande al
ver todas las matas de maíz truncadas. Lo macondiano del cuento,
resultaba ser que Homero, nunca en su vida había sembrado un sólo
grano; derivaba el sustento diario tocando el redoblante en la banda
municipal y arreglando sombreros suaza. 38

Pocos años después, la familia se radica en el municipio de Sucre


(Sucre), y allí se le develan plenos los laberintos fantásticos de
creencias y concepciones mágicas de ese entorno cultural, donde la
irrealidad es rayana en la realidad, y viceversa.
Así, Sucre y La Mojana, pasan a ser hontanar pródigo de
inspiración de la trama del exótico Macondo, engendrado y recreado
por García Márquez en su ingente obra escrita, que le mereciera el
Premio Nobel de Literatura otorgado por la Academia Sueca en
1982.39

Mompox y Sucre, aportarán a Gabriel García Márquez,


personajes y hechos reales y del imaginario cultural de la región, que
él clonará y recreará en su obra literaria:
―Hoy lo evoco, sin embargo, como un percance de
buena suerte, porque a falta de la Marquesita fantástica me
sumergí a fondo y desde el día siguiente en la escritura de
una primera novela, de la que sólo me quedó el título: La
20
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

casa. (…) El título tenía fundamento en que la acción no


saliera nunca de la casa. Hice varios principios y esquemas
de personajes parciales a los cuales les ponía nombres de
familia que más tarde me sirvieron para otros libros.(…)
Regresé a Cartagena restaurado y alegre, con la noticia de
que estaba escribiendo La Casa y hablaba de ella como si
fuera un hecho cumplido desde que estaba apenas en el
capítulo inicial. (…) Más era lo que hablaba de ella que lo
que escribía, y en realidad lo poco coherente que tuve
fueron los fragmentos que antes y después publiqué en La
Jirafa y en Crónica cuando me quedaba sin tema 40

La marquesita de la Sierpe, personaje y paraje narrados en cuatro


cuentos escritos entre Marzo y Abril de 1954 y publicados en
Crónicas y Reportajes (1967) y el protagónico de Los Funerales de
la Mamá Grande (1962) replicarán la aristocracia criolla
momposina, con sus improvisados marqueses y, en especial a María
Ortiz Nieto, mortal de carne y hueso oriunda de Mompox, de estirpe
de familia principal de la sociedad colonial, como ya se verá más
adelante, a quien Gabo personifica literariamente como “María del
Rosario Castañeda y Montero,” convertida por él en la omnipotente
matrona testante de Los Funerales de la Mamá Grande, ama y
señora del distrito o reino de Macondo . 41

García Márquez, igual que lo hiciera Candelario Obeso en su


momento, recoge el hablar común, vulgar, del pueblo raso y el
imaginario cultural de la región de Loba y La Mojana, enclavadas
en plena Depresión Momposina. La cultura popular de esas zonas
resulta sustancioso filón fundido en el crisol triétnico de las culturas
raciales que allí convergieron: La indoamericana aportada por los
nativos, descendientes de malibúes y zenúes. La afro descendiente,
aporte de negros en su condición de esclavos, algunos cimarrones,
bogas o libertos, originarios de castas libres en África: arará, congo,
lucumí, popó, mina, mondongo, luango, bantú y otras; y la blanca
euro-hispana, cuota del conquistador y encomendero, señor de las
haciendas, aliado con colonos blancos sin fortuna.
De ese revuelto cultural, surge el hombre anfibio u hombre
hicotea, catalogado así en su obra Historia doble de la Costa por el
21
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

sociólogo Orlando Fals Borda. Fraguado con mezcla de criollos


mestizos, mulatos y zambos, con sus plurales bagajes de sincretismo
religioso, cargado de creencias y supersticiones; de orichas y
mohanes y demás deidades ancestrales.
En la Mojana, verdadera “Venecia tropical”, los señores
acaudalados se complacían en desflorar doncellas nacidas y criadas
en inmediaciones de sus feudos ganaderos. Tras varias noches de
iniciación en los malabares del sexo, las abandonaban a merced de
su prostituida suerte . En contraprestación, una libidinosa meretriz,
42

en inesperado atraco carnal, arremanga a Gabito su virginal


prepucio. Resulta víctima del método ideado para enseñarle a
trabajar, o de sutil maña machista-paternal para procurarle iniciación
sexual, cuando es enviado por su padre al burdel La Hora, en la
población de Sucre, a recaudar acreencias de la farmacia familiar:
Me toqueteaba por dentro del pantalón con cinco dedos
ágiles que se sentían como si fueran diez…Me quitó el
pantalón sin dejar de susurrarme palabras tibias en el
oído…me levantó en vilo por los sobacos y me puso encima
de ella al modo académico del misionero. El resto lo hizo
de su cuenta hasta que me morí solo encima de ella,
chapaleando en la sopa de cebollas de sus muslos de
potranca .
43

De esa inesperada y primera aventura sexual, a sus escasos doce


años, cuando Gabito sintió morirse chapaleando en el caldo de
cebollas derramado desde los muslos de esa emputecida potranca
cerril que le sumió en estado de desolación y desasosiego, sale feliz
de haber alcanzado el impulso vital que le anima a reanudar estudios
en Barranquilla, según confiesa Gabo. 44

En la memoria de todo ser humano queda grabada, indeleble, la


práctica sexual de la primera vez, así le haya sido grata o
infortunada; así evoque sensaciones agradables o desilusiones
frustrantes. La inesperada, ocurrida a García Márquez, le marcará
para siempre; impactado y ambivalente entre el goce y el temor y la
frustración, producto de tan sorpresivo hecho. La replicará
literariamente en varias de sus novelas, aplicándola al activo rol
femenino o masculino según los casos: Es similar a la del joven José
22
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

Arcadio en Cien años de soledad, cuando ante el toqueteo de Pilar


Ternera “siente que los huesos se le llenan de espuma, le invade un
miedo inmenso y terribles ganas de llorar”. Y al acudir al reto de la
cita nocturna, entre la oscuridad insondable del recinto:
…una mano con todos los dedos extendidos tantearon
su cara conduciéndole hasta un lugar sin formas donde le
quitaron la ropa y lo zarandearon como a un costal de
papas, y lo voltearon al derecho y al revés. Sintió que los
brazos le sobraban; no supo dónde estaban los pies, ni
dónde quedaba la cabeza; no aspiraba olor a mujer sino a
amoníaco; no pudo resistir más el rumor glacial de sus
riñones y el aire de sus tripas; sintió miedo y ansia de huir
y al mismo tiempo de quedarse inmerso para siempre en
aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa . 45

Parecido al caso de Aureliano cuando al estar enamorado


locamente de la impúber Remedios, resuelve acudir en busca de
desahogo a la tortura de su tormento, acompañado de sus amigos
Magnífico Visual y Gerineldo Márquez, a la tienda de Catarino.
Entre frustrado e impotente, rechaza caricias estremecedoras
ofrecidas por mujer con aroma a flores muertas y ajada en lides
libidinosas. Aturdido por la beodez, producto de la ingestión del
guarapo fermentado, termina en la alcoba de Pilar Ternera, veterana
de las barajas y curtida en mil batallas ganadas bajo el mosquitero
de su cama, que descolgaba para ocultarse de los mosquitos y de la
mirada de sus menores hijos por si despertaban:
Le limpió la cara con un estropajo húmedo, le quitó la
ropa, y luego se desnudó por completo…Buscó a Aureliano
en la oscuridad, le puso la mano en el vientre y lo besó en
el cuello con una ternura maternal. “Mi pobre niñito”,
murmuró. Aureliano se estremeció…dejó atrás los
acantilados del dolor y encontró a Remedios convertida en
un pantano sin horizontes, olorosa a animal crudo y a ropa
recién planchada. Cuando salió a flote estaba llorando.
Primero fueron unos sollozos involuntarios y
entrecortados. Después se vació en un manantial desatado,
sintiendo que algo tumefacto y doloroso se había reventado
23
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

en su interior. Ella esperó, rascándole la cabeza con la


yema de los dedos, hasta que su cuerpo se desocupó de la
materia oscura que no lo dejaba vivir…Pilar Ternera le
preguntó:” ¿Quién es?” Y Aureliano se lo dijo. Ella soltó
la risa…” Tendrás que acabar de criarla” 46

Igual a lo ocurrido a Florentino Ariza, cuando en El amor en los


tiempos del cólera es poseído en forma intempestiva a bordo del
vapor por la pasajera del camarote vecino. La seductora, resulta ser
una incógnita momposina como se verá luego. El episodio ahora
narrado por García Márquez, es repetitivo del suyo propio:
Una puerta se abrió a su paso en el comedor desierto,
y una mano de halcón lo agarró por la manga de la camisa
y lo encerró en su camarote. Apenas si llegó a sentir el
cuerpo sin edad de una mujer desnuda en las tinieblas,
empapada en un sudor caliente y con la respiración
desaforada, que lo empujó bocarriba en la litera, le abrió
la hebilla del cinturón, le soltó los botones y se descuartizó
a sí misma acaballada encima de él, y lo despojó sin gloria
de su virginidad. Ambos cayeron agonizando en el vacío de
un abismo oloroso a marisma de camarones…- Ahora,
váyase y olvídelo –le dijo- Esto no sucedió nunca . 47

Escena similar se repetirá una vez más en Del amor y otros


demonios: Don Ygnacio de Alfaro y Dueñas, segundo marqués de
Casalduero y señor del Darién, retrasado mental, analfabeta, loco e
impotente por exceso de onanismo, resultó incapaz de consumar su
primer matrimonio con la española Dña. Olalla de Mendoza, a quien
“mantuvo virgen para no concederle ni la gracia de un hijo” pese a
los intentos fallidos de seducción por parte de la frustrada primera
marquesa. Esta vez, correspondería la hazaña a la mestiza Bernarda
Cabrera, hija de un antiguo capataz del primer marqués.
Desesperada ante la impasividad demostrada por el ennoblecido
Ygnacio, quien no daba muestras de tomar ninguna iniciativa, tras
dos meses de haberle leído el destino a flor de piel en su mano
izquierda cuando reposaba en la hamaca del huerto, decidida:
…lo acaballó en la hamaca por asalto y lo amordazó con
las faldas de la chilaba que él llevaba puesta, hasta dejarlo
24
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

exhausto. Entonces lo revivió con un ardor y una sabiduría


que él no había imaginado en los placeres desmirriados de
sus amores solitarios, y lo despojó sin gloria de su
virginidad .48

Continuarán haciendo el amor a la hora de la siesta, bajo la


sombra de los naranjos del patio, indiferentes a la algarabía procaz
y al estruendo de los aplausos con que las locas del manicomio
aledaño les alentaban y celebraban sus malabares amorosos
ejecutados en la hamaca.
Las anteriores referencias conducen a demostrar el influjo en la
obra literaria, del episodio de estupro juvenil ocurrido a García
Márquez en Sucre cuando la ramera del burdel local liquida la
ingenuidad del inocentón mamotreto criado en Aracataca.
Ingenuidad propia, plasmada en la impotencia juvenil de Aureliano
Buendía, en Cien años de soledad, incapaz de hacer el amor a la
mulata adolescente de tetitas de perra (La misma Cándida Eréndira
explotada por su abuela desalmada) quien mediante previo pago de
veinte centavos había sido ya repasada por sesenta y tres adultos en
la tienda del marica Catarino: “Aureliano se desvistió, atormentado
por el pudor…Cuando la matrona tocó la puerta por segunda vez,
Aureliano salió del cuarto sin haber hecho nada, aturdido por el
deseo de llorar... .
49

Sensación castrante de impotencia y frustración que se reflejará


repetitivamente en el estado de ánimo del general-dictador en El
Otoño del Patriarca descrita literariamente en los episodios de sexo
50

que abundan en la novela. Francisca Linera, la asediada y acosada y


violada esposa de Poncio Daza, tras la cópula que le impone con
machismo el decrépito dictador, la describe como sigue:
(…) así que él hizo por fin su voluntad al cabo de tantos
meses de asedio, pero lo hizo de prisa y mal, como si
hubiera sido más viejo de lo que era, o mucho más joven,
estaba tan aturdido que apenas si me enteré de cuándo
cumplió con su deber como mejor pudo, y se soltó a llorar
con unas lágrimas de orín caliente de huérfano grande y
solo, llorando con una aflicción tan honda que no solo sentí
lástima por él sino por todos los hombres del mundo y
25
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

empecé a rascarle la cabeza con la yema de los dedos, y a


consolarlo que no era para tanto general, la vida es
larga…
Varios otros actos sexuales del déspota dictador son evidencia de la
fijación en Gabo de su inicial experiencia en Sucre. Tales como las
varias intenciones de acceso carnal a Leticia Nazareno, cuando le
surgían miedos e inseguridades insuperados:
(…) a pesar de sus años incontables y su poder sin
medidas él estaba más asustado que ella, más solo, sin
saber qué hacer, tan aturdido e inerme como estuvo la
primera vez en que fue hombre con una mujer (…) sentía el
regocijo de su cuerpo en la oscuridad, pero estaba
paralizado de miedo porque seguía siendo virgen aunque
ya era teniente de artillería.
Por lo tanto, en Sucre fenece el Gabito influido de temores, espantos,
amines y aparecidos del más allá que pululaban por todos los
rincones de la casa natal de Aracataca. Inicia la trasmutación hacia
el Gabo lascivo, aleccionado en los artes del catre por el sastre del
pueblo, su medio hermano Abelardo, para quien no existían
problemas de la vida que no fuesen redimibles en la cama.
Éste, al darse cuenta que “A ti lo que te hace falta es una buena
pierna”, se convierte en diligente celestino encargado de propiciarle
encuentros furtivos con damiselas fáciles en su propio taller-
apartamento . Gabo, ya por cuenta propia, hará progresos en su
51

nuevo estado viril, incursionando con éxito por entre los brazos y
piernas de Matilde “Nigromante”; María Alejandrina Cervantes,
ramera profesional en Majagual, de quien se siente prendado
perdidamente. Culminará faena, cortando orejas y rabo en
Barranquilla, entre los afilados cachos de Martina Fonseca, la infiel
pareja del cornudo tripulante del barco que cubría itinerario por el
Rio Magdalena 52

Allí en Sucre, conocerá leyendas como aquella de La Sierpe,


donde podían aparecer hombres embarazados de satánicos
engendros por obra y gracia de maleficios proferidos en oraciones
secretas extraídas del ritual recopilado del sincretismo religioso de
los ancestros triétnicos; o secretos inverosímiles, como aquel válido
26
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

para dar muerte al enemigo sin necesidad de contacto directo, sino


mediante culebras amaestradas guiadas a distancia a través de
laberintos pantanosos, conformaban un excéntrico edén de la
irrealidad encallada en la realidad que marcaría para siempre la
vocación y obra literaria de García Márquez. Seducido queda el
futuro literato, tentado por el totumo de los calabazos de oro que
germinaba en todo el centro del pantano. En su tronco permanecía
atada una canoa custodiada por caimanes blancos y enormes sierpes
de cascabel. Año tras año, el día de los difuntos zarpaba sin timonel
rumbo a la orilla del más allá, custodiada por negro tauro con
pezuñas y cuernos de oro. El mismo lugar donde sepultara su
inmensa fortuna La Marquesita, señora y dueña absoluta de la
comarca . Personaje y espacio novelados ya citados, no distintos a
53

los de la verdad histórica.


Merced al genial talento literario de Gabriel García Márquez, el
ignoto, imaginario y mágico MACONDO creado por él, alcanzó
máximo celebridad. Bajo su denominación han surgido
universalmente todo tipo de negocios, urbanizaciones, discotecas,
marcas y variados emprendimientos. MACONDO alcanzó difusión
no sólo en el ámbito literario nacional e internacional, sino, también,
trascendió los confines siderales.
La Unión Astronómica Internacional (IAU) tuvo a bien bautizar
54

con dicho término macondiano una nueva estrella descubierta en los


confines del espacio, (tipo enana naranja, identificada como
HD93083, ubicada a 94,26 años luz de distancia, en la Constelación
de la Bomba Neumática o Antlia). Y, al exoplaneta que gira a su
alrededor, empleando 144 días de los nuestros en completar su
órbita, codificado como HB 93083b, la IUA lo bautizó como
MELQUIADES, en honor al legendario gitano que aparecía
cíclicamente en la recóndita aldea macondiana enseñando los
últimos adelantos e inventos de la humanidad, como el hielo y el
imán; el mismo enigmático forastero iniciador de José Arcadio
Buendía en los secretos de la alquimia y los delirios de la locura al
obsequiarle su laboratorio dotado de bicloruro de mercurio, y
muestras de los siete metales extraídos de los siete planetas, junto
con las fórmulas de Moisés y Zósimo para doblar el oro. El mismo,
27
GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

autor de los enigmáticos pergaminos contentivos de la historia


cifrada de Macondo.
Tal vez, dentro de un mañana de varios siglos, algún osado
descendiente de los Buendía logre hollar los gaseosos linderos de
esa estrella y su satélite. Tan distantes y perdidos en el inalcansable
macrocosmo de las galaxias, como lo estuviera ayer, entre las
marañas del trópico, el mágico micromundo del macondo
garcíamarquiano.
JV Fernández de la Gala, en su artículo Nuevas instrucciones
para dormir a la sombra de un macondo , de magnífica factura
55

literaria e investigativa, consigna que el vocablo Macondo tendría


origen en las remotas selvas de Guinea, dando nutrida cuenta acerca
de sus características, forma de reproducción y sus clasificaciones
botánicas, desde el siglo XVIII, manifestando:
Personalmente, estoy convencido de que la palabra
“macondo” procede de una lengua africana del grupo
kikongo. Su origen etimológico más razonable podría estar
en el adjetivo amacunda, que significa ‘el que se siembra
solo’ (…) Luego, casi dos siglos después, un escritor
colombiano nacido en Aracataca acertó a plantar estas
semillas en el terreno abierto y fértil de sus mejores
párrafos. Desde entonces muchos lectores nos mudamos
para siempre a leer y a vivir bajo la sombra mágica y
sensual de ese Macondo. Aquí, viviendo entre líneas, nos
hemos vuelto tan indolentemente felices que hasta hemos
olvidado ya para siempre si Macondo era el nombre de una
aldea, el nombre de un árbol, o el nombre de una estirpe
maldita que dicen que un día pudo existir sobre la faz de la
tierra.

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GABONADAS
MACONDO Y MOMPÓS E. Hdo Xaramillo Da Silva

(Cap.I – Tomado del libro inédito: GABONADAS -


MACONDO Y MOMPOX)

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