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LOS DOS GRANDES PROPÓSITOS DEL 

DISCIPULADO

En la vida de la Iglesia lo más importante no es nacer de nuevo, sino


perseverar hasta el fin y para ello es vital el crecer sanamente en la doctrina de
los Apóstoles.
El discipulado tiene por lo tanto dos dimensiones esenciales e irrenunciables,
sin las cuales es imposible cumplir la Gran Comisión.
(La gran comisión.
Mateo 28:19-20Nueva Versión Internacional (NVI)
19 
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo
que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre,
hasta el fin del mundo.)

1.- LA FORMACIÓN DEL CARÁCTER DEL DISCÍPULO

Enseñar el modelo de Jesús con conocimientos bíblicos, lo cual trata de


moldear el carácter de los discípulos. Esta formación del carácter nos lleva a la
madurez. ¿Qué es madurez? es la capacidad para discernir entre el bien y el
mal, lo verdadero y lo falso, y actuar conforme a ese discernimiento adquirido
por la Palabra y la obra del Espíritu Santo. El discipulado es el mejor camino de
un cristiano hacia la madurez.

El discipulado se basa en la idea de que el desarrollo del carácter es más


importante que el perfeccionamiento de habilidades.
Debemos ser la persona de Dios, antes de que podamos hacer el trabajo
de Dios.
El discipulado implica vidas cambiadas, transformadas. El énfasis principal de
Jesús en el Sermón del Monte, (Mateo 5 1-16 Las bienaventuranzas,

Dichosos los que lloran,
    porque serán consolados.

Dichosos los humildes,
    porque recibirán la tierra como herencia.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
    porque serán saciados.)
y en muchas de sus otras enseñanzas, fue la rectitud de carácter, que es
interior, y que es la que se manifiesta en la conducta externa. Tiene que ver
con la humildad, el perdón y la mansedumbre. También la formación del
carácter  está vinculado al fruto del Espíritu, no a los dones del Espíritu.
Debemos diferenciar entre frutos y dones. Los frutos son cualidades, los dones
capacidades.
(Los dones del Espíritu Santo: son los regalos espirituales que todos tenemos
disponibles para crecer en el amor a Dios y en la unidad con el resto de la comunidad.
Los frutos: son el resultado de la maduración de los dones. De hecho, son el
termómetro de nuestra vida cristiana. Con ellos sabemos en qué "nivel" estamos. Así,
por ejemplo, si uno odia, es evidente que no está en buenos pasos.

Cualidad: algo bueno que tienes.


Capacidad: cualquier cosa que puedes hacer.
2.- LA REPRODUCCIÓN DEL DISCÍPULO

El discipulado implica vidas cambiadas y vidas fructíferas, con frutos


permanentes de reproducción. La evidencia de la madurez espiritual está en la
capacidad en podernos reproducir.
Un discípulo maduro debe enseñar a otros creyentes como vivir una vida
agradable a Dios, es una cadena reproductiva, una transmisión de vida a vida.

EL CARÁCTER
Dios demanda que seamos discípulos de Cristo antes de que pueda usarnos
para hacer su obra.

 OBEDIENCIA
La obediencia debe de ser la primera característica de un discípulo.
Dice Mateo  9:9 “… y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió” ¡Sígueme! ha
sido siempre una orden; nunca una invitación. Jesús nunca le rogó a nadie que
le siguiera. Él nunca rebajó sus normas. 

MUERTE A NUESTRO “YO”


El mandamiento de Cristo de “sígueme” es una orden a participar en su muerte
para experimentar una nueva vida. Es imprescindible para ello crucificar
nuestro “ego”. Un discípulo sigue a su Maestro aún hasta la cruz. En el
discipulado, “es básica la necesidad de morir a uno mismo, para que Cristo
tenga el gobierno indisputable en el corazón. Dice Lucas 9:23-24: “Y decía a
todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y
todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará”. Jesús redujo

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