Está en la página 1de 20

LA EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE 

[*]
 
  Giuseppantonio De Vincentiis

SUMARIO:
1. Introducción.
2. El origen del concepto de desarrollo sostenible.
3. Los cuatro pilares del desarrollo sostenible.
4. Los principios rectores del desarrollo sostenible.
5. Críticas al concepto de desarrollo sostenible: la teoría del decrecimiento.
6. Europa 2020: “Una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador”.
7. Los reflejos económicos y sociales positivos de la política europea de crecimiento sostenible.
8. Conclusión.
Bibliografía

1.Introducción.
En los últimos años, en el debate internacional sobre el progreso económico futuro, el concepto de desarrollo sostenible se
ha convertido en un elemento central. Nuestro estilo de vida ha cambiado muy rápidamente en este siglo a causa de los
grandes avances de la ciencia y de la tecnología y temas como los problemas ambientales son cada vez más importantes en
el debate sobre la definición de modelos de desarrollo futuro.

La conservación de los recursos naturales, la racionalización de la producción agrícola o el control de contaminantes, son
temas que vienen tratados por su importancia todos los días por los gobiernos (nacionales y sobranacionales), economistas y
grupos de presión medioambiental, que encuentran el apoyo de un segmento de la población cada vez más amplio.

El concepto de desarrollo sostenible no es percibido en el mismo modo por parte de cada “stakeholder”: si todos están de
acuerdo en que el modelo de desarrollo que se adopte tiene que ser sostenible, de alguna manera, este término genera
ideas y valores diferentes de persona a persona. El mismo término desarrollo, por ejemplo, se puede entender de diferentes
maneras, a según de las creencias éticas, los convencimientos y los objetivos de las personas.
El propósito de este trabajo es definir y delimitar el concepto de desarrollo sostenible a través del análisis de los principales
acuerdos, de los principios y de las medidas de aplicación.

Leyendo el contenido de este artículo se dará cuenta de que el concepto de desarrollo sostenible no sólo está relacionado
con aspectos de tipo jurídico-ambientales y económicos, sino también con una multitud de disciplinas, que cada día más,
ponen en evidencia problemas e intentan de encontrar posibles soluciones.

2. El origen del concepto de desarrollo sostenible.


El origen del concepto de desarrollo sostenible se remonta a mediados de los años sesenta.

Estos fueron los años en que las diferentes colonias europeas en Asia y, especialmente, en África recuperaron su
independencia y, con ello, la soberanía completa - por lo menos, desde el punto de vista formal - sobre sus recursos
naturales.

Entre estos estaban, por supuesto, las reservas de caza mayor establecidos en el curso de las décadas por los gobiernos
coloniales como fuente de ingresos de la explotación de los derechos de caza para el turismo internacional de alto nivel.

Este hecho, unido a la necesidad de los nuevos gobiernos nacionales, de asegurar una valiosa fuente de ingresos de divisas,
llevó a la formación del concepto de desarrollo sostenible, entendido como la única forma de poner en marcha un desarrollo
económico en las zonas rurales de África y Asia.

La necesidad era encontrar una base cultural y conceptual que incluya el regreso a las grandes tradiciones del África rural y
también la explotación ,con nuevas políticas de conservación que se estaban introduciendo en los países occidentales.
Una actitud de Europa, - en particular – y de América del Norte, que ciertamente, no era caracterizada por un exceso de
generosidad y comprensión respecto a las poblaciones africanas: por el contrario, seguía imponiendo, con métodos pacíficos
y no violentos, el modelo colonial.

El término “desarrollo sostenible” hace su primera aparición en un documento oficial en el texto de acuerdo firmado por treinta
y tres países africanos en 1969, bajo los auspicios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Aunque
fue esta la primera forma de aplicación concreta de este concepto, su historia se remonta muchos años antes. Desde la
última década del siglo XIX se encuentran huellas en los debates y discusiones entre Thomas Malthus - defensor de la “teoría
apocalíptica”[1] sobre el futuro de la especie humana - y Marie Jean Antoine Condorcet[2], quien teorizó, al contrario, una
época caracterizada por seres humanos capaces de garantizar a las generaciones futuras felicidad y no solo la mera
existencia.

Entre los precursores de un desarrollo económico y social compatible con el medio ambiente hay que contar un filósofo
natural y escritor italiano, Alfredo Oriani, sostuvo durante los años treinta, del fascismo y el comunismo de la misma manera,
pero completamente olvidado por la historia, la filosofía y la literatura italiana de la posguerra. Sin embargo, Oriani, en su libro
“La rivolta ideale” de 1908, esbozó la base de los principios de igualdad y solidaridad entre las generaciones que son la base
del desarrollo sostenible:

“Bisogna affermare che l’amore è motivo della generazione e gli sposi debbono sparire nei genitori, sacrificandosi alla
devozione pei figli; bisogna affermare che tutto quanto forma il nostro spirito è un legato della storia per le generazioni future,
quindi il nostro interesse nel presente soltanto un’eco del passato, che ridiventerà voce nell’avvenire”[3].

En el mismo año 1969, América dio vida a la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental), cuyas
directrices han, desde el principio, influido de manera fundamental todos los desarrollos de las teorías y prácticas de las
políticas ambientales en todo el mundo. En la ley que constituyó la NEPA, (el National Environmental Policy Act de 1969), el
desarrollo sostenible se define como un: “desarrollo económico que pueda llevar beneficios para las generaciones actuales y
futuras sin dañar a los recursos o los organismos biológicos en el planeta”.

Estos dos aspectos fundamentales han caracterizado el llamado “Informe Brundtland” conocido también como “Our Common
Future”) , el informe elaborado por la Comisión de Naciones Unidas encabezada por Gro Brundtland, publicado en 1987
después de varios años de estudios, debates y reuniones. Aunque no pueda reclamar el derecho de primogenitura, el
Informe Brundtland de 1987 sin duda ha tenido el mérito de traer a primer plano y con fuerza a la opinión pública en todo el
mundo problemas de desarrollo económico e industrial.

En la definición, que se encuentra en este informe, en realidad no se habla del concepto de medio ambiente como tal, sino se
refiere al bienestar, y por lo tanto a la calidad del medio ambiente, destacando así el principio ético principal entendido como
responsabilidad por parte las generaciones de hoy hacia las generaciones futuras, y evidenciando los dos aspectos de la
sostenibilidad ambiental: el mantenimiento de los recursos y el equilibrio ambiental de nuestro planeta.

En el mismo documento hizo hincapié en la protección de las necesidades de todos los individuos, con el fin de legitimidad
universal para aspirar a mejores condiciones de vida, así como subrayar la necesidad y la importancia de una mayor
participación de los ciudadanos, para implementar un proceso, de hecho aumenta las posibilidades democráticas en el
ámbito internacional.

El desarrollo sostenible requiere satisfacer las necesidades básicas de todos y extender a todos la oportunidad de poner en
práctica sus aspiraciones a una vida mejor. La satisfacción de las necesidades esenciales requiere no sólo una nueva era de
crecimiento económico para las naciones que la mayoría de los habitantes son pobres, sino también la garantía de que los
pobres tengan una participación justa de los recursos necesarios para sostener este crecimiento. La equidad debería ser
apoyada tanto por los sistemas políticos que garanticen la participación efectiva de los ciudadanos en la toma de decisiones,
tanto por una mayor democracia en las decisiones internacionales.[4]

4. Los principios rectores del desarrollo sostenible.


El desarrollo sostenible no es sólo la protección del medio ambiente, es una nueva forma de
pensar sobre la vida y la política, es un tipo de crecimiento económico sostenible en armonía con la
naturaleza, es la reanudación de los conceptos de justicia, oportunidad e igualdad entre todos los
hombres.

Por estas razones, la sostenibilidad se centra en cuatro componentes clave:


1. Sostenibilidad del medio ambiente, entendida como la capacidad de mantener la calidad y la reproducibilidad de los
recursos naturales. Es muy importante entonces reconocer que el entorno plantea algunos límites a las actividades
humanas, a saber, que en algunos casos no es posible “intercambiar” los recursos ambientales o daños al medio
ambiente a cambio de otros beneficios o beneficios potenciales.

Para el bienestar humano y lo del medio ambiente es necesario que continúe a proporcionar los recursos y a
absorber los desechos, proporcionando las funciones básicas de “soporte vital”, como el mantenimiento de la
temperatura y protección contra las radiaciones. Ninguna combinación de beneficios puede compensar la pérdida de
un aire suficientemente limpio para respirar, beber suficiente agua, de suelos y climas que nos permitan nuestras
necesidades alimentarias básicas.

2. Sostentabilidad social, o sea la capacidad de garantizar las condiciones para el bienestar humano (seguridad, salud,
educación), distribuidos uniformemente entre las varias clases de géneros sociales.

Es fundamental mantener la cohesión social para trabajar juntos y lograr objetivos comunes, y de forma paralela,
satisfaciendo derechos básicos de los seres humanos como la salud y el bienestar, la nutrición, viviendas
adecuadas, la libertad de expresión y la identidad política y cultural.

3. Sostenibilidad económica como capacidad de generar ingresos y empleo para el sustento de la población. Además,
los interventos de política económica tienen que favorecer la distribución equitativa de cargas y beneficios en el
tiempo y el espacio.

4. En el 2010, Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), la asociación de ayuntamientos más grande del mundo,
fundada en mayo de 2004 para defender la democracia y la autonomía local, en su declaración establece que: << la
misión de la Comisión de cultura de CGLU para 2011-2013 es promover la cultura como el cuarto pilar del desarrollo
sostenible a través de la difusión internacional y la implementación local de la Agenda 21 de la cultura>>[5].

La cultura, determina la forma de actuar de las personas en el mundo y es entonces fundamental para que el
desarrollo sostenible se realice.

4. Los principios rectores del desarrollo sostenible


En los diversos acuerdos internacionales que han definido el concepto (y principio) de desarrollo sostenible también se
establecieron los principios (o criterios) que son la base de todas las políticas ambientales nacionales. El principio de
precaución es sin duda uno de los más importantes. Fue conceptualizado por primera vez en la Declaración de la
Conferencia de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente, y ratificado en el Programa de las Naciones Unidas (Cumbre de la
Tierra) en 1992.

En el art. 15 de la Declaración se establece que: <<Con el fin de proteger el medio ambiente, el enfoque de precaución debe
ser ampliamente utilizado por los Estados de conformidad con sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o
irreversible, la falta de certeza científica absoluta no debe ser razón para postergar la adopción de medidas adecuadas y
eficaces, incluso en relación con los cargos, destinadas a impedir la degradación del medio ambiente>>.
En Europa, este principio se ha incorporado en el Tratado de Maastricht y actualmente está establecido en el art.191 del
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.[6]

El principio de precaución por lo tanto, legítima las autoridades para la utilización de medios cautelativos con el objetivo de
evitar fenómenos que puedan afectar negativamente el medio ambiente.

La intervención de las autoridades nacionales, en este sentido, implica la limitación de algunos derechos fundamentales
(como la iniciativa económica privada) con el fin de preservar las peculiaridades de los bienes como la salud y el medio
ambiente, que no se pueden reparar adecuadamente a través de una intervención posterior.

Hay que establecer entonces una previsión del daño ante la posibilidad de consecuencias negativas importantes. Los daños
tienen que ser “graves e irreversibles”. El daño es grave o serio cuando presenta posibilidad de consecuencias negativas
importantes; es irreversible cuando las consecuencias sobre el medio ambiente y la salud no son renovables o recuperables.

El daño entonces para ser significativo tiene que afectar la vida y la salud de los individuos y de los recursos naturales para
incluirse en el concepto de serio e irreversible y los efectos a corto y largo plazo deben ser evaluados.[7]
El principio de precaución en el ámbito aplicativo debe observar algunos “subprincipios”:

 Principio de transparencia
El principio de transparencia tiene el objetivo de permitir a los involucrados en el proceso de evaluación que tengan
acceso a las informaciones necesarias para la toma de decisión. Según la “Comunicación de la Comisión sobre el
Principio de Precaución” de 2000 del Consejo Europa, adoptar transparencia es también permitir la participación de
los interesados.

Dice textualmente el documento que: <<El procedimiento de toma de decisión debe ser transparente, y en él
deberán participar todas las partes interesadas lo antes posible y en la medida en que sea razonablemente
viable.>> La transparencia respalda las acciones de las autoridades públicas y garantiza el interés general de la
sociedad. El ámbito de aplicación del principio de transparencia es amplio. La “Comunicación de la Comisión al
Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones”, de 12 de
mayo de 2004 afirma textualmente:

<<El principio de transparencia es un concepto clave para la elaboración y aplicación de las políticas públicas
relativas a los servicios de interés general. Asegura a las autoridades públicas la posibilidad de ejercer sus
responsabilidades y garantiza que se puedan efectuar y respetar decisiones democráticas. Este principio debería
aplicarse a todos los aspectos del proceso de aplicación y englobar la definición de las misiones de los servicios
públicos, la organización, la financiación y regulación de los servicios, así como su producción y su evaluación,
incluidos los mecanismos de tratamiento de las denuncias.>>[8]

Muchos son los asuntos en que los ciudadanos, por las más variadas razones y a lo mejor cuando están
directamente involucrados o afectados, quieren estar informados respecto a una determinada actividad o producto e,
incluso, participar de las decisiones correlacionadas. El principio de transparencia permite esta participación.

 Principio de proporcionalidad
El principio de proporcionalidad ha sido incorporado al principio de precaución con el objetivo de adecuar las
medidas decisorias a la dimensión de los hechos en análisis. Una evaluación proporcionada busca el equilibrio entre
las opciones posibles según explica el “Informe del Grupo de Expertos sobre el Principio Precautorio” de la
UNESCO[9]:

<<Las medidas consideradas deben permitir alcanzar el nivel de protección adecuado. Las medidas basadas en el
principio de precaución no deberían ser desproporcionadas con relación al nivel de protección buscado ni pretender
alcanzar un nivel de riesgo cero, que raramente existe. Sin embargo, en algunos casos, una estimación incompleta
del riesgo puede limitar considerablemente el número de opciones disponibles para los gestores del riesgo. En
ciertos casos, la prohibición total puede no ser una respuesta proporcional a un riesgo potencial, mientras que otras
veces puede ser la única respuesta posible>>.

 Principio de no discriminación
Normalmente el principio de no discriminación es aplicado en relación a los seres humanos.

Dentro del ámbito del principio de precaución, el principio de no discriminación requiere que las situaciones
comparables no sean tratadas de manera diferente, y que las situaciones diferentes no se traten del mismo modo, al
menos que tal tratamiento esté justificado objetivamente.

Las medidas adoptadas en virtud de la precaución deben aplicarse de forma que se alcance un nivel de protección
equivalente sin que el origen geográfico y la naturaleza de una producción puedan alegarse para aplicar de manera
arbitraria tratamientos diferentes.

 Principio de coherencia
El principio de coherencia se caracteriza por la inexistencia de contradicciones o incompatibilidades intolerables
cuando se aplica el principio de precaución en situaciones similares. Este aspecto ha sido abordado por la
Comunicación de la Comisión Europea del año 2000 que, en síntesis, establece que para situaciones similares las
medidas deben ser comparables:

Las medidas deben ser coherentes con las ya adoptadas en situaciones similares o que utilizan enfoques similares.
Las evaluaciones de riesgos implican una serie de elementos que deben tenerse en cuenta para una evaluación lo
más completa posible.
Si la ausencia de ciertos datos científicos no permite caracterizar el riesgo, habida cuenta de las incertidumbres
inherentes a la evaluación, las medidas de precaución adaptadas deberían tener un alcance y un carácter
comparables a las medidas ya adoptadas en ámbitos equivalentes en donde se cuenta con todos los datos
científicos[10].

La coherencia no es absoluta. El análisis y las decisiones pueden sufrir algún cambio por influencia de la cultura. El
Informe sobre el Principio Precautorio de la UNESCO recomienda que las tradiciones y diferencias culturales deban
ser tenidas en cuenta en las decisiones:

<<La utilización del PP en cualquier situación práctica deberá en todo momento ser el reflejo de tradiciones y
contextos culturales más amplios. La razón primordial de esta exigencia es que el conocimiento y los valores
siempre tienen una raíz cultural, lo que se manifiesta en la diversidad de culturas en el plano jurídico y en la
administración pública existentes en Estados y sociedades diferentes. Aunque los Estados adhieran al principio de
precaución como principio común para enfrentar la incertidumbre y los riesgos, es posible que éste se aplique de
manera diferente dentro de los límites de cada cultura>>.[11]

 Principio del examen de las ventajas e inconvenientes y de la acción u omisión


Las ventajas e inconvenientes de la acción o de la falta de acción deben ser considerados y evaluados bajo el punto
de vista económico, desde que este procedimiento sea apropiado y viable. También se debe analizar bajo el punto
de vista de la salud humana cuando está indicado. El examen también puede tener en cuenta la aceptación del
producto o actividad por parte de la población y también la eficacia de las opciones de acción posibles.

La Comisión Europea ofrece la siguiente orientación:

<<La decisión de actuar o de no actuar frente a la situación que acaba de describirse, y a veces ante la demanda
más o menos urgente de una opinión pública inquieta, los responsables políticos deben dar respuestas, lo que no
significa, sin embargo, que siempre deban adoptarse medidas, puesto que la decisión de no actuar puede ser
también una respuesta.

La elección de la respuesta que debe darse en determinada situación es una decisión política, que está en función
del nivel de riesgo “aceptable” para la sociedad que debe soportar el riesgo>>.[12]

 Principio de revisión
La ciencia aporta cada día nuevos datos y pueden surgir evidencias para justificar la revisión y modificación de las
medidas y decisiones tomadas. El principio de precaución es entonces flexible y permite la inmediata corrección del
rumbo cuando se entiende que su aplicación está equivocada.

 Principio de inversión de la carga de la prueba


El principio de precaución utiliza excepcionalmente el concepto de inversión de la carga de la prueba: aquél que
propone un producto o desarrolla actividades potencialmente peligrosas debe probar, aunque no siempre, la
ausencia de riesgos. Este principio encuentra su justificación en el hecho que: <<En los litigios ambientales puede
ser muy difícil para el demandante y mucho más fácil para el demandado probar los hechos relativos a la existencia
(o a la ausencia) de una relación de causa-efecto entre un acto del demandado y el daño>>.[13]

Si bien algunos autores insisten en igualar el principio de precaución con el de prevención, se considera que son
dos conceptos diferenciados y que sostener lo contrario implica ignorar una distinción ya consolidada en el derecho
internacional y nacional del medio ambiente.[14]

La distinción entre los dos principios se puede explicar en el siguiente modo: “Así como el principio de prevención
tiende a evitar un daño futuro pero cierto y mensurable, el principio de precaución introduce una óptica distinta:
apunta a impedir la creación de un riesgo con afectos todavía desconocidos y por lo tanto imprevisible. Opera en un
ámbito signado por la incertidumbre. No debe confundirse este principio con el de prevención. En efecto, la
prevención es una conducta racional frente a un mal que la ciencia puede objetivar y mensurar, o sea, que se
mueve dentro de las certidumbres de la ciencia. La precaución – por el contrario – enfrenta a otra naturaleza de la
incertidumbre: la incertidumbre de los saberes científicos en sí mismos”[15]

El principio de prevención entonces se aplica a los casos en que se dispone de informaciones precisas sobre el
riesgo de actividad o comportamiento. Su objetivo sería una prohibición de repetición (o la adopción de otras
medidas protectoras) de actividades consideradas peligrosas.

El principio de precaución, por su parte, “encuentra aplicación y estaría dirigido para el llamado “riesgo de peligro”;
es decir que su aplicación se daría en las hipótesis de riesgo verosímil que todavía no ha sido integralmente
demostrado ni puede ser cuantificado en su extensión y efectos, debido a su insuficiencia o carácter inconcluso de
los datos científicos disponibles”.[16]

Entonces: <<Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento nacional,
respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de producir un impacto negativo considerable en
el medio ambiente y que esté sujeta a la decisión de una autoridad nacional competente>>[17].

La Evaluación de Impacto Ambiental representa el modus procedendi para llegar a la aplicación de los principios
mencionados hasta ahora y proceder a la toma de decisiones.

En la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo se ha establecido otro principio fundamental para
poner en práctica las estrategias de desarrollo sostenible: el principio de “quien contamina paga”.

Este principio se basa en la idea de que los costos para prevenir y reparar los daños ambientales deben ser
sufragados por la parte responsable de los daños y no por la comunidad. De acuerdo con el Principio 16: <<Las
autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y el uso de
instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe, en principio, cargar con los
costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las
inversiones internacionales>>.

El principio de “quien contamina paga” está establecido también por el Tratado constitutivo de la Comunidad
Europea en el artículo 174 (ex art. 130 R), de acuerdo con lo expresado en el Libro Blanco sobre Responsabilidad
Ambiental [18], publicado en febrero de 2000 con el fin de analizar cómo poner en práctica el principio en las
políticas nacionales europeas.

El 21 de abril de 2004, con este sentido fue también aprobada por el Parlamento Europeo y del Consejo la Directiva
2004/35/CE. Esta Directiva tiene la función de traducir los mencionados principios en la práctica, garantizando la
prevención, la reparación de los daños ambientales (agua, suelo, flora, fauna y hábitats naturales), y la atribución de
responsabilidad a aquellos que han causado los daños, eliminando así las diferencias en los regímenes nacionales
de responsabilidad civil.

5.Criticas al concepto de desarrollo sostenible: la teoría del decrecimiento.


El concepto de desarrollo sostenible ha sido por muchos economistas muy criticado sobre todo por lo que hacían parte de los
grupos sostenedores de la “teoría del decrecimiento”.

Les resulta imposible pensar en un desarrollo económico basado en el continuo aumento en la producción de bienes que
también está en armonía con la sostenibilidad del medio ambiente.

El paradigma del decrecimiento tiene sus orígenes en la confluencia de dos áreas principales: la crítica de bio-económica,
representada por un amplio colectivo de economistas como Mauro Bonaiuti (2001) en Italia, Jacques Grinevald (1997)en
Francia, Josè M. Naredo, Joan M. Alier ,Antonio Valero en España, y el de la crítica sobre el desarrollo, con el apoyo en los
últimos años principalmente por Serge Latouche (2007)[19].

La primera línea inicia a partir de un análisis de los fundamentos termodinámicos y biológicos del proceso económico,
desarrollado originalmente por Nicholas Georgescu-Roegen en los setenta, y hace hincapié en los límites que leyes de la
naturaleza imponen al proceso de crecimiento económico.[20]

La segunda línea , parte de la observación de la falta de las políticas de desarrollo en el Sur, y llega a una crítica radical del
concepto de desarrollo, en llave histórica y social.

Estas dos líneas de pensamiento se reunieron hoy en la crítica al desarrollo sostenible aunque vienen sin embargo de
diferentes perspectivas.

Los teóricos del decrecimiento no admiten ningún intento de conciliar el crecimiento y la protección del medio ambiente, y
critican sobre todo el concepto de crecimiento porque la empresa moderna ya no es sostenible.

Las dos líneas de pensamiento individual en el modelo neoliberal la causa principal de la actual crisis del sistema económico
mundial, entendida como una exagerada acumulación de capital que ha producido una enorme cantidad de bienes y ha
causado una variedad de daños ecológicos, sociales, psicológicos, poniendo en duda su propia capacidad de generar
riqueza, y por lo tanto su legitimidad.

Queriendo resumir el pensamiento de los sostenedores de la teoría del decrecimiento , el desarrollo sostenible es un
pleonasmo a nivel de definición y una contradicción a nivel de contenido. Pleonasmo, porque el desarrollo es ya un
“crecimiento autosostenido”1[21], contradicción porque el desarrollo no es sostenible ni durable y por lo tanto ya no son
aplicables a un modelo económico que va a durar en el tiempo.

6. Europa 2020: “Una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador”.

En marzo de 2010 la Comisión puso en marcha la nueva estrategia europea para poner fin a la crisis y mejorar la economía
social de mercado. La estrategia apunta a fortalecer la política de Europa y la solidaridad entre los Estados miembros y de la
Unión, eligiendo un modelo de economía social de mercado como parte del desarrollo de la UE para la próxima década. Hay
tres prioridades que se presentan: un crecimiento inteligente, crecimiento sostenible y el crecimiento inclusivo, que están
fundamentadas en siete iniciativas emblemáticas:

 “Unión por la innovación”, con el fin de mejorar las condiciones generales y el acceso a la financiación para
investigación e innovación y garantizar que las ideas innovadoras se puedan convertir en productos y servicios que
generen crecimiento y empleo.

 “Juventud en movimiento”, para mejorar los resultados de los sistemas educativos y facilitar la entrada de los
jóvenes en el mercado de trabajo.

 “Una agenda digital para Europa”, con el fin de acelerar el despliegue de internet de alta velocidad y beneficiarse de
un mercado único digital para las familias y empresas.

 “Una Europa que utilice eficazmente los recursos”, para ayudar a desligar crecimiento económico y utilización de
recursos, apoyar el cambio hacia una economía con bajas emisiones de carbono, incrementar el uso de fuentes de
energía renovables, modernizar nuestro sector del transporte y promover la eficacia energética.

 “Una política industrial para la era de la mundialización”, para mejorar el entorno empresarial, especialmente para
las PYME, y apoyar el desarrollo de una base industrial fuerte y sostenible, capaz de competir a nivel mundial.

 “Agenda de nuevas cualificaciones y empleos”, para modernizar los mercados laborales y potenciar la autonomía de
las personas mediante el desarrollo de capacidades a lo largo de su vida con el fin de aumentar la participación
laboral y adecuar mejor la oferta y la demanda de trabajos, en particular mediante la movilidad laboral.

 “Plataforma europea contra la pobreza”, para garantizar la cohesión social y territorial de tal forma que los beneficios
del crecimiento y del empleo sean ampliamente compartidos y las personas que sufren de pobreza y exclusión
social pueden vivir dignamente y tomar parte activa en la sociedad.” .

La idea que orienta esta estrategia es el fortalecimiento de la gobernanza europea, través la creación de un paralelo entre las
acciones de los Estados miembros y la Unión en el ámbito de la educación / formación, economía verde y las políticas de
empleo.

La Comisión ha puesto en este programa entonces como objetivo principal la mejora del mercado laboral y el fortalecimiento
de la gobernanza europea como una manera de implementar la política de desarrollo sostenible.

En cualquier estrategia de desarrollo sostenible es crucial mejorar la economía real para aplicar las decisiones de política
ambiental. Dentro de este marco estratégico hay objetivos muy importantes, relacionados sobre todo con el sector de la
energía, considerada el motor de la economía y también como un medio útil para convertir de forma “ecológica” el sistema
económico en crisis.

En el ámbito del clima y de la energía la Comisión ha identificado cinco prioridades:


1. El logro de ahorro de energía. La Comisión propone concentrar sus esfuerzos en dos áreas con mayor potencial de
ahorro energético: el transporte y la construcción. Para ayudar a los propietarios y las autoridades locales para
financiar las medidas de reestructuración y ahorro de energía, la Comisión propondrá incentivos a la inversión e
instrumentos de financiación innovadores. El sector público, tendrá en cuenta todos los aspectos relacionados con la
eficiencia energética en las decisiones referidas a las adquisiciones de obras, de servicios y productos.

2. La construcción de una infraestructura paneuropea integrada de energía y los mercados. La Comisión ha


establecido como plazo para la realización de un mercado interior de energía el año 2015, para que los Estados
miembros no se queden aislados. Durante los próximos diez años, la UE invertirá en infraestructuras casi 1 000
millones de dólares y tendrá que acelerar la actuación de los proyectos estratégicos, simplificando los
procedimientos de expedición de permisos, de autorización definitivas y de financiación. Una ventanilla única
coordinará todos los permisos necesarios para la ejecución de los proyectos.

3. Una energía segura a precios más bajos. La Comisión propone nuevas medidas sobre las comparaciones de
precios, el cambio de suministrador y la facturación que tendrá que ser más clara y trasparente clara y transparente.

4. El liderazgo de Europa en tecnologías de energía y la innovación. Cuatro proyectos se pondrán en marcha en áreas
clave para la competitividad europea: las nuevas tecnologías de redes inteligentes y almacenamiento de
electricidad, la segunda generación de investigación en biocombustibles y la constitución de la asociación "ciudades
inteligentes" para promover la conservación de la energía a nivel local.

5. Fortalecimiento de la política energética europea frente a los terceros países. La UE coordinará la política energética
con terceros países, especialmente en las relaciones con socios clave. Como parte de la Política de Vecindad, la
Comisión propone ampliar y profundizar el Tratado constitutivo de la Comunidad de la Energía a otros países que
quieran participar en el mercado energético de la UE. También se intensificará la una cooperación con África, para
proporcionar energía sostenible a todos los ciudadanos de este continente.

7. Los reflejos económicos y sociales positivos de la política europea de crecimiento sostenible.


La Comisión Europea, al abordar los problemas de la crisis económica, especialmente en términos de empleo, también tiene
en cuenta la crisis climática y la necesidad de una política de desarrollo sostenible. Los principales objetivos establecidos
para el año 2020 son: la reducción de las emisiones en un 20% a través de una mayor eficiencia energética (con 20% de
ahorro en el consumo) y el logro de 20% de la cuota de las energías renovables respecto a la cantidad de consumo total.

El compromiso de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 ° C representa una oportunidad para establecer
nuevas economías con bajas emisiones de carbono y llevar una “nueva revolución industrial”, donde las restricciones
impuestas para preservar el planeta pueden sea el motor de una nueva economía capaz de responder a la crisis actual.

El desarrollo de sistemas de energías renovables y la mejora de la eficiencia energética , de hecho, está convirtiéndose - en
los países industrializados (EE.UU., Alemania, España, Dinamarca), como en los mercados emergentes (China, India y
Brasil) o en los países en desarrollo (Kenia y Angola) – en un factor de conducción de la economía real.

Los datos disponibles sobre las tendencias del empleo a nivel internacional, comunitario y nacional y las proyecciones para el
año 2020, aunque muy diversos y no siempre comparables entre ellos, a causa de las diferentes metodologías, confirman
una tendencia indudable: el crecimiento del empleo en nuevos sectores de la economía ha producido un efecto no sólo de
compensación de medio ambiente, sino también un incremento del empleo que es fundamental para reactivar la economía
mundial.

El UNEP (United Nations Environment Programme)[22], las agencias de la ONU y el Instituto Worldwatch en 2008, han
relevado en sus investigaciones 11 millones de empleos verdes en todo el mundo. En lo que respecta a las energías
renovables, ocupada en 2006, llegando a un nivel global, 2.300.000 de los cuales 300.000 unidades en energía eólica, solar
en 170.000, 600.000 en biocombustibles solar térmica, en 1.200.000.

A nivel europeo, los datos[23] muestran que - en el 2008- el empleo verde ha llegado a 3.400.000 puestos de trabajo,
400.000 unidades en el sector de las energías renovables, 2.100.000 en la movilidad sostenible y 900.000 para la producción
de bienes y servicios de eficiencia energética, especialmente en el sector de la construcción. Más de 5.000.000 de puestos
de trabajo se encuentran también los empleos indirectos relacionados con estos campos. Debe suponerse, por tanto, que
esto no es un hecho aislado, sino de un fenómeno capaz de ofrecer alternativas sólidas para hacer frente a la crisis
económica y ambiental.
Para la viabilidad del crecimiento del empleo, impulsado por el paquete energía-clima, serán determinantes las políticas de
inversión y el establecimiento de un sistema de recompensa eficaz para aquellos que invierten en fuentes alternativas, el
desarrollo de una industria y la capacidad de los empresarios de mejorar sus cadenas de producción utilizando tecnologías
de energía renovable.

También juegan un papel importante los aspectos culturales y de información fundamentales para cambiar los
comportamientos diarios, los procesos de participación en las elecciones, el surgimiento de un nuevo modelo de producción y
consumo en diferentes ámbitos como: el transporte público, la mejora de las características térmicas de los edificios y
equipos para uso civil (electrodomésticos) e industrial.

Además de la energía renovable es necesario también mejorar la eficiencia energética, para producir los mismos bienes y
servicios con menor impacto ambiental y de reflejo reducir los costos para las empresas.

La Agencia Internacional de Energía (AIE)[24] afirma que las medidas de eficiencia energética tienen el papel principal en la
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Hay la necesidad de promover una estrategia que funcione en los dos aspectos de las energías renovables (eficiencia
energética y ahorro de energía). Entre los sectores que pueden contribuir más a la búsqueda de factores ambientales, los
económicos y sociales la industrias de la construcción son responsable del 40% del consumo de energía, el transporte y la
movilidad sostenible.

Según otras estimaciones (WWF) la eficiencia energética de los edificios podría generar entre 280.000 y 450.000 nuevos
puestos de trabajo para el año 2020 a través del desarrollo de las profesiones relacionadas con las cifras de la construcción
verde, la certificación energética de edificios, el diseño y la producción de materiales de bajo impacto ambiental para el
aislamiento térmico, la realización de los sistemas pasivos de calefacción y refrigeración, así como la integración de los
sistemas tradicionales para el suministro de energía térmica y / o sistemas eléctricos con innovadoras generación de energía
y tecnologías para una mejor gestión de los servicios energéticos.

En el ámbito de la movilidad sostenible, esta tendría que crear un mejor equilibrio entre modos de transporte y fomentar el
desarrollo del transporte público, alimentado por la electricidad verde, y el ferrocarril a expensas de la movilidad actual
basado sobre todo en automóviles y camiones.

Estas son las condiciones para crear un sistema integrado de transporte compatible - que hace uso de vehículos eficientes
que emiten menos CO2, de vehículos híbridos eléctricos, de transporte público urbano, compartir el coche, bicicletas y
ferrocarriles – con en el medio ambiente y con el contexto económico y social considerando también los reflejos positivos en
la creación de puestos de trabajo.

8. Conclusión
El término “desarrollo sostenible”, como se ha dicho, tiene un significado muy amplio. Este término se refiere al conjunto de
cambios en la estructura económica, social, institucional y política de los distintos países del mundo. Es sinónimo de mejora,
de progreso, indica un cambio hacia una situación preferible a la actual, que conduce a una transformación positiva.

Los objetivos de desarrollo sostenible no son sólo cuantitativos sino también cualitativos. Una sociedad que se encuentra en
una fase de desarrollo económico experimenta una serie de cambios: un aumento de la utilidad individual y la mejora o el
mantenimiento de las libertades existentes. Una política de desarrollo sostenible extiende estos objetivos en una dimensión
más amplia del tiempo, garantizando la calidad y la riqueza de la vida a las generaciones futuras.

Con los años este concepto se ha ampliado atrayendo elogios y también críticas, de hecho, para algunos el desarrollo
sostenible es un concepto vacío y contradictorio.

Es difícil definir un “sistema sostenible”, ya que incluye en sí la totalidad de las actividades humanas. Así como los conceptos
de “justicia” o de “libertad”, el “desarrollo sostenible” es un concepto multifacético que se puede definir sólo en un “diálogo”
entre valores.

La definición que se encuentra en el informe Brundtland se acerca más a la mayoría de las políticas estratégicas tomadas en
los años por los varios países hasta ahora.
De este documento han surgido varios principios básicos que representan importantes herramientas estratégicas esenciales
para la búsqueda de intereses económicos, ambientales y sociales.

Aplicar los principios rectores del desarrollo sostenible significa adoptar una estrategia trasparente, predecir los efectos y
analizar los resultados periódicamente.

La Evaluación de Impacto Ambiental y la Evaluación Ambiental Estratégica son las herramientas más importantes de nuestra
sociedad para preservar el medio ambiente y evaluar la actualidad de un proyecto.

El utilizo eficaz de estas herramientas representa una de las cuestiones más espinosas: los procesos de evaluación de hecho
tienen que utilizar todas las informaciones disponibles e incorporar en el procedimiento la participación pública. Además,
evaluar los efectos de una estrategia ambiental teniendo en cuenta también el impacto económico es muy difícil.
En los últimos años, el mundo está experimentando una intensa fase de globalización que está amplificando los efectos de la
crisis financiera y económica.

La Unión Europea está desarrollando una estrategia económica sostenible que busca combinar las exigencias de protección
del medio ambiente y el mercado laboral.

Dentro de este marco estratégico hay objetivos muy importantes, relacionados sobre todo con el sector de la energía,
considerado el motor de la economía y un medio útil para convertir de forma “ecológica” el sistema económico en crisis.
Los datos disponibles sobre las tendencias del empleo a nivel internacional, comunitario y nacional, como hemos visto,
demuestran que hay un crecimiento del empleo en los nuevos sectores de la energía que produce un efecto no sólo de
compensación de medio ambiente, sino también un incremento del empleo que, en este momento de profunda crisis, puede
ser fundamental para reactivar la economía mundial.

El camino adoptado parece ser el más adecuado para satisfacer las necesidades económicas y medio ambientales en los
próximos años y es deseable que todos los otros países del mundo adopten una estrategia parecida a la efectuada en la
Unión Europea.

La forma de concebir y percibir el concepto de desarrollo sostenible ha cambiado mucho a lo largo de los años y esta
tendencia, como hemos intentado demostrar, ha sido muy positiva, cada vez más ha afectado nuestra vida cotidiana y hemos
entendido que el crecimiento económico en el sentido estricto es un concepto utópico y muy lejos de los valores de una
sociedad civil: ahora sabemos que nuestros países no sólo tienen una “deuda económica”, sino también una “deuda
ambiental" con las generaciones futuras.

NOTAS
[*] Este estudio se ha realizado en el marco de las actividades científicas realizadas por el Proyecto de Investigación financiado por el
Ministerio de Económica y Competividad DER 2010-18571 Régimen jurídico de los recursos naturales bajo la dirección del Profesor Dr.
Roberto Galán Vioque.
[1] En 1798, Thomas Malthus publica “An essay of the principle of the population as it affects the future improvement of society”, donde
explicita su famosa "teoría poblacional” en la cual establece que la población en el tiempo tiende a crecer en progresión geométrica, de
modo mucho más rápido que la disponibilidad de alimentos, que crecen en progresión aritmética.
[2] Todos los escritos de Condorcet fueron elementos clave de inspiración en la época del Iluminismo francés, sobre todo sus pensamientos
sobre el progreso humano. Reiteró, en sus trabajos, su fe en la humanidad misma y su capacidad de progreso, a través de una filosofía de
moral aristótelica. A través de la acumulación y el intercambio de conocimientos, estaba convencido que cada hombre podía llegar a la
comprensión de todos los acontecimientos en el mundo natural. El hombre, además, estaba orientado a una “sociedad perfecta” y a la
búsqueda de la unidad entre todas las personas, sin distinción de raza, religión, cultura o sexo.
[3] “La rivolta ideale” A. Oriani, ed. A.Gherardi, 1912,86. No siendo posible traducir literalmente, la interpretación que personalmente he
dado a esta afirmación es la siguiente: a la base de las generaciones hay el sentimiento del amor y este se manifiesta en todos los
comportamientos de los seres humanos, que sacrificando algo, protegen los intereses de sus propios hijos.
[4] Our Common Future: Report of the World Commission on Environment and Development.Chapter 2: "Towards Sustainable
Development".A/42/427.
[5] Documento de Orientación Política, Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales - 3er Congreso Mundial de CGLU, Ciudad de
México, 17 de noviembre de 2010,pag.8. http://www.fd.ulaval.ca/site//fichier2615.pdf
[6] Las Políticas de la Unión sobre el medio ambiente <<se basa(n) en los principios de precaución y acción preventiva, en el principio de
corrección, como una prioridad en la fuente del daño ambiental y en el principio de “quien contamina paga”>>.En el año 2000 la Comisión
Europea también ha publicado un documento muy importante para perseguir un “cuádruple objetivo”: <<exponer la postura de la
Comisión ante la aplicación del principio de precaución, establecer directrices de la Comisión para su aplicación,elaborar una posición
común sobre cómo evaluar, valorar, gestionar y comunicar los riesgos que la ciencia no puede evaluar todavía plenamente y, por último,
evitar el recurso injustificado al principio de precaución como forma encubierta de proteccionismo (COM 2000 1 final de la Comisión
Sobre el recurso de Comunicación principio de precaución).
[7] Andorno, R.. “Validez del principio de precaución como instrumento jurídico”. En: Romeo Casabona Carlos María (Ed.). Principio de
Precaución Biotecnología y Derecho. Granada: Editorial Comares, 2004,18.
[8] Informe del Grupo de Expertos sobre el Principio Precautorio, 6.3.1, UNESCU,2005.
[9] I.G.E.P.P.,6.3.2,UNESCU,2005.
[10] Comunicación de la Comisión, 2000, 6.3.3.
[11] I.G.E.P.P.,UNESCO, 2005, 42
[12] Comunicación de la Comisión sobre el Principio de Precaución, 5.2.1,2000
[13] Comisión de las Comunidades Europeas, (Com)2000, 66, Final,19.
[14] Martínez Paulina María, Protección Ambiental: el principio precautorio. Ciudad Argentina Ed. 2008,39.
[15] Cafferatta, Néstor A., “Principio precautorio y derecho ambiental”, en LL, año LXVII, n.233, Buenos Aires, 3 de diciembre de 2003,
en Martínez Paulina María, Protección Ambiental, el principio precautorio. Ciudad Argentina Ed. 2008,39.
[16] Leite, José Morato y Ayala, Patryck de Araújo, Direito ambiental na sociedade de risco, segunda ed.,Rio de Janeiro, Forense
Universitaria,2004,59-63, en Martínez Paulina María, “Protección Ambiental, El principio precautorio”. Ciudad Argentina Ed., 2008,41.
[17] Principio 17 Declaración de Rio.
[18] Libro blanco sobre la responsabilidad ambiental. Bruxelles, 9/2/2000 COM(2000) 66.
[19] Los varios textos de Latouche muestran que los principales problemas ambientales y sociales de nuestro tiempo, dependen del
crecimiento. Según este autor, hay la urgencia de una estrategia de decrecimiento, encentrada en la simplicidad,en el sentido del límite y
sobre el tema “8R” (Revaluar,Reconceptualizar,Reestructurar,Relocalizar,Redistribuir,Reducir,Reutilizar y Reciclar).
[20] Georgescu-Roegen explicando su forma de analizar los fenomenos economicos en llave biologica y termodinamica, en “La teorìa
energética del valor económico:un sofisma económico particular”, Trimestre Economico, num. 198 (1983), afirmaba que: “La teoria
economica es en esencia bioeconomìa desde el momento en que atiende a la evolución y a la existencia de la humanidad como especie, y
no sólo como un individuo que busca nada más que la maximización de su utilidad o beneficio personal”.
[21] Refiriéndose a la definición de desarrollo data por Walt W. Rostow en “The stages of economic growth”, 1959, Econ History Review.
[22] UNEP-ILO-ITUC-IOE-Worldwatch Institute “Green jobs Report” 2008.
[23] WWF “Low carbon jobs for Europe “ giugno 2009
[24] AIE“Energy Technology perspectives. Scenari e strategie da oggi al 2050” OECD/IEA, 2008.

BIBLIOGRAFÍA
Borràs Pentinat Susana,J.Josè Pernàs Garcìa,Medioambiente, desarrollo y cooperaciòn intenaciònal: estudios juridicos sobre desarrollo
sustenible. Cizur Menor (Navarra). Aranzadi,2009.
Cadenas Marín, Burguillo Cuesta, del Río González y Vieira de Abreu Desarrollo sostenible en España en el final del siglo XX, Edición
electrónica gratuita,2011.
Georgescu-Roegen,“La teorìa energética del valor económico:un sofisma económico particular”, Trimestre Economico, num. 198,1983.
Latouche Serge, Breve trattato sulla decrescita serena,Bollati Boringhieri ed. 2008.
Martínez Paulina María, Protección Ambiental: el principio precautorio. Ciudad Argentina Ed. 2008
Martin Palmero Federico,Desarrollo sostenible: concepto, evoluciòn, modelos y sistemas de mediciòn. Federico Martìn Palmero. USC,
2007.
Naredo, J. M. Sobre el origen, el uso y el contenido del término sostenible. Primer catálogo español de buenas prácticas. Ministerio de
Obras Publicas, Transportes y Medio Ambiente. Madrid, España,1996.
Nathalie J. Chalifour, Patricia kameri-Mbote, Ling Heng Lye, John R. Nolon. Land use law for sustainable development IUCN (Academy
of environmental law research studies ),2007.
Novo Maria, El desarrollo sostenible- Su dimensiòn ambiental y educativa. Editorial Universitas, S.A.,2009.
Oriani A.,La rivolta ideale, ed. A.Gherardi, 1912
Rostow Walt W. , “The stages of economic growth”, Econ History Review,1959.
Romeo Casabona Carlos María (Ed.). Principio de Precaución Biotecnología y Derecho. Granada: Editorial Comares, 2004

Documentos oficiales
AIE“Energy Technology perspectives. Scenari e strategie da oggi al 2050” OECD/IEA, 2008
Comunicación de la Comisión sobre el Principio de Precaución, 2000.
Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones, de
12 de mayo de 2004.
Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano Estocolmo; 5 -16 de junio de 1972.
Directiva 85/337/CEE
Directiva 2001/42/CE
Documento de Orientación Política, Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales - 3er Congreso Mundial de CGLU, Ciudad de
México, 17 de noviembre de 2010,pag.8. http://www.fd.ulaval.ca/site//fichier2615.pdf
Fao, La Situation mondiale de l’alimentation et de l’agriculture, Roma, 2009
Final Report for the Assessment of the 6th Environment Action Programme Ecologic Institute, Berlin and Brussels in co-operation with
Institute for European Environmental Policy London and Brussels ,Central European University, Budapest 21 February 2011, 243
Informe del Grupo de Expertos sobre el Principio Precautorio de la UNESCO, 2005.
Libro blanco sobre la responsabilidad ambiental. Bruxelles, 9/2/2000 COM(2000) 66
Our Common Future: Report of the World Commission on Environment and Development,1987.
World Conservation Strategy – Living Resource Conservacion for Sustaintable Development. http://data.iucn.org/dbtw-wpd/edocs/WCS-
004.pdf
UNEP-ILO-ITUC-IOE-Worldwatch Institute “Green jobs Report” 2008
WWF “Low carbon jobs for Europe “ junio 2009.

Ética del medio ambiente

Guadalupe Ibarra Rosales                

El medio ambiente ha adquirido una gran importancia en México, sobre todo por la
riqueza de los recursos naturales con los que cuenta, lo cual demanda el
desarrollo de políticas tendientes a la conservación, preservación y uso racional de
estos recursos.
    Resulta fundamental recuperar la dimensión ética del medio ambiente, la cual
puede contribuir a construir e impulsar una estrategia de desarrollo sustentable
pertinente y factible que tienda a mejorar las condiciones de vida y el equilibrio
entre el desarrollo y la naturaleza. La ética del medio ambiente aborda esta
dimensión desde diversas perspectivas teóricas que plantean alternativas para
conocer y comprender la complejidad que encierra el medio ambiente, tomando en
cuenta la crisis actual que presenta a nivel planetario.
    En este trabajo se desarrollan dos vertientes de la ética del medio ambiente: la
versión antropocéntrica y la biocéntrica.

LA ÉTICA AMBIENTAL ANTROPOCÉNTRICA

En ésta se ubican las corrientes que se caracterizan por tomar en cuenta el agudo
deterioro del medio ambiente en función de las consecuencias que tiene en las
condiciones de vida del hombre, y no por los efectos depredadores que ha
experimentado la misma naturaleza, los cuales ponen en riesgo su proceso de
renovación.
    Esta ética se califica de antropocéntrica porque la reflexión moral que realiza del
medio ambiente gira en torno al hombre, el cual, desde su perspectiva, requiere de
condiciones ambientales favorables para el logro de su supervivencia, bienestar y
desarrollo.
    Para Margarita M. Valdés1 estas corrientes del pensamiento medioambiental no
logran estructurar una teoría ética nueva, porque parten de la teoría ética
tradicional y sólo incorporan la problemática ambiental para derivar planteamientos
y preceptos morales orientados a la conservación y preservación de la naturaleza
como medida necesaria para asegurar la sobrevivencia del hombre. Es por ello
que Tom Regan2 considera que la ética de corte antropocéntrica no es una ética
del medio ambiente, sino una ética para la gestión y el uso del mismo. Esta ética
parte de una cosmovisión, que constituye su fundamento, en la cual encontramos
la siguiente concepción del hombre y de la naturaleza:

a) EL HOMBRE EN LA ÉTICA ANTROPOCÉNTRICA


El ser humano es el centro y el eje del universo por su capacidad de razonar y de
actuar conforme a fines, lo cual le permite transformar a la naturaleza y crear una
realidad para sí mismo.
    Esta visión del hombre se consolida gracias a los planteamientos del
Iluminismo, el cual, apoyándose en los avances de la ciencia, pudo erigir a la
razón instrumental como la cualidad que le permite al hombre comprender las
causas y efectos de los hechos, así como utilizar a la naturaleza para su provecho
a través de medios e instrumentos técnicos adecuados que posibilitan lograr el
control y el dominio del mundo natural.
    De esta forma se establece la superioridad del hombre sobre todo miembro de
la biosfera, y se adopta a la ciencia y a la tecnología como los principales
instrumentos para sujetar el mundo natural a los fines del hombre.
    De acuerdo con Aledo y colaboradores,3 en este paradigma que predominó en
los siglos XVII y XVIII, la ciencia queda atrapada por la racionalidad instrumental
(Zweckrationalität), un tipo de pensamiento que se guía conforme a fines que
buscan la utilidad y el resultado provechoso por encima de cualquier otro objetivo,
cancelando con ello a la racionalidad conforme a valores (Wertrationalität). No
obstante, los avances de la misma ciencia contribuyen a fracturar este paradigma,
puesto que señalan los límites de la racionalidad instrumental y proporcionan una
visión integral de la realidad, la cual permite reconocer la interdependencia de
todos los elementos que conforman la comunidad Tierra.
4
    Desde otra perspectiva, Tom Regan  señala que si bien la filosofía de
Emmanuel Kant no es antropocéntrica, su planteamiento de la condición moral del
hombre tiene implicaciones en esta ética.
    De acuerdo con este autor, Kant postula que sólo los seres humanos poseen
valor intrínseco o valor en sí mismo, puesto que son sujetos con autonomía
racional que buscan su realización y por ello merecen respeto, así como
consideraciones y deberes morales. En el pensamiento de este filósofo, la
capacidad del hombre de pensar y tener conciencia es la cualidad que, a la vez
que lo distingue, permite considerarlo como un fin en sí mismo cancelando la
posibilidad de visualizarlo como medio o instrumento.
    En estos postulados se basa la visión antropocéntrica de la ética ambiental para
plantear que sólo los seres humanos pueden ser considerados sujetos morales,
con derechos y deberes éticos en tanto que son agentes racionales capaces por
ello de tomar decisiones y asumir responsabilidades. Desde su óptica, la ética sólo
puede regir entre los seres humanos, ya que éstos pueden establecer relaciones
simétricas al poseer las mismas capacidades racionales, posibilitando con ello el
establecimiento de la justicia como principio regulativo que opere en las
interrelaciones humanas. Esta línea considera que el hombre tiene el derecho
intrínseco de buscar y lograr su realización reduciendo al resto de los elementos y
especies que conforman a la biosfera a simples medios para alcanzar este fin. De
esta forma, la ética queda limitada al ámbito de la vida humana, mientras que para
el resto de los demás componentes de la comunidad Tierra, incluyendo los seres
vivos no humanos, sólo es posible ejercer la beneficencia y la compasión.
b) LA NATURALEZA SEGÚN LA ÉTICA ANTROPOCÉNTRICA
La naturaleza es materia que puede ser sujeta a la transformación y explotación
del hombre para el logro de su supervivencia y desarrollo. En esta visión, la
naturaleza es un mero objeto cuyo sentido o razón de ser en tanto que materia es
satisfacer las necesidades e intereses del hombre.
5
    Para Aledo y colaboradores,  esta concepción utilitarista de la naturaleza tiene
sus orígenes en el siglo XVII con René Descartes, quien rompe con la
cosmovisión mítica y religiosa de la naturaleza.
    Con ello se sientan las bases de la concepción moderna de la naturaleza, ya
que al concebirla como una máquina se cancelan las cualidades sustantivas que
posee como fuerza o potencia generadora de vida y se le reduce a un objeto inerte
posible de manipular y controlar.
    En esta perspectiva, la naturaleza no posee valor intrínseco, es decir, no posee
un valor propio, sólo el valor instrumental asignado y reconocido por el hombre
que la valora, en la medida en que le proporciona las condiciones y los bienes
materiales para el logro y desarrollo de la vida humana.
6
    Es importante señalar que de acuerdo con Aledo,  esta visión mecanicista de la
naturaleza predomina hasta principios del siglo XIX, periodo durante el cual se
produjeron avances científicos, incluyendo la revolución de la física clásica, que
desembocaron en una visión más compleja de la naturaleza, lo cual contribuyó a
abrir otra perspectiva para comprender y relacionarse con el mundo natural.
    Otro aspecto de esta visión de la naturaleza es que la considera ilimitada, ya
que la visualiza como la fuente inagotable de la que se pueden obtener los bienes
y recursos que el hombre necesita y quiera.
    La importancia de esta visión es fundamental porque apoyándose en esta idea
se ha realizado la explotación indiscriminada de la naturaleza desde la Revolución
Industrial, hasta el proceso de modernización de la sociedad contemporánea que
tuvo como eje la industrialización, la cual se apoyó en la tecnología para arrasar
con el mundo natural.

c) LA PROPUESTA DE LA ÉTICA AMBIENTAL ANTROPOCÉNTRICA


Fundamentándose en este paradigma se ha desarrollado la ética ambiental
antropocéntrica, que ante la crisis ecológica y ambiental que pone en riesgo la
supervivencia del planeta, se ha abocado a realizar diversos planteamientos éticos
para normar la relación del hombre con la naturaleza sin fracturar ni cuestionar el
paradigma en el que se sustenta.
    El principal postulado de esta ética es que la relación del hombre con la
naturaleza debe estar regulada por el deber ético de cuidar y preservar el entorno
natural para asegurar el futuro desarrollo del hombre y de la sociedad. Este
principio expresa que esta ética no reconoce el valor intrínseco, ni los derechos
morales que tiene la naturaleza para renovarse y desarrollarse, y sólo reivindica el
derecho que tiene el hombre a sobrevivir y realizarse, por lo cual plantea que es
indispensable que no acabe, ni agote esta fuente de la que obtiene los recursos
para satisfacer sus necesidades, así como las condiciones ambientales que le
proporcionan bienestar.
    Encontramos diferentes posturas dentro de esta ética. Aledo y
colaboradores7 señalan que la corriente que denomina antropocentrismo fuerte se
distingue por su apego al paradigma ético tradicional, el cual sigue considerando
que la naturaleza es ilimitada. Reconoce que la crisis ambiental es resultado del
proceso de modernización de las sociedades, pero lo considera un déficit que se
puede solventar a través de soluciones técnicas.
    María José Guerra8 desarrolla la vertiente que centra su reflexión ética teniendo
como eje la justicia intergeneracional, la cual se refiere al deber y responsabilidad
que tiene el hombre actual de procurar la protección de la naturaleza considerando
que los seres humanos por venir también son fines en sí mismos y, por lo tanto,
también tienen el derecho intrínseco de lograr su realización plena en el planeta
Tierra.
    En la línea de salvaguardar los derechos humanos de las generaciones
actuales y futuras, esta corriente parte de considerar que para asegurar la
protección y conservación de la naturaleza no es necesario asignarle derechos
éticos o morales a nuestra morada, pues basta con que el hombre experimente el
impacto de la devastación del entorno natural para tomar conciencia de que su
desarrollo está vinculado con el cuidado y preservación del mismo. 9
    Podría decirse que esta ética pone de nuevo a la naturaleza al servicio del
hombre, pero para satisfacer sus necesidades e intereses actuales. Esto es,
mientras que en el pasado la naturaleza estuvo sujeta a las necesidades del
desarrollo industrial bajo la ideología del progreso social generando con ello su
devastación, en el momento actual las necesidades e intereses del hombre se han
centrado en conservar un modelo de sociedad suntuario y garantizar el futuro de
sus próximas generaciones. Por ello, más que replantear la relación hombre-
naturaleza, proponen regular esta relación a través de preceptos morales que
permitan tomar conciencia de la importancia de conservar el entorno natural.
    Esta visión antropocéntrica de la naturaleza tiene consecuencias también en la
convivencia social de los hombres, puesto que la relación de poder que se
establece con la naturaleza se reproduce tanto a nivel de las relaciones de los
hombres entre sí, como de unos países con otros, lo que ha traído como
consecuencia que el deterioro ambiental impacte más en las condiciones de vida
de los países en desarrollo, en los cuales la crisis ambiental está asociada con el
crecimiento de la marginación y la pobreza.

LA ÉTICA AMBIENTAL BIOCÉNTRICA

En esta línea se ubican las perspectivas de la ética ambiental que recuperan el


valor intrínseco que tiene la naturaleza porque la consideran una potencia
generadora de la vida. Aquí se ubican corrientes como el enfoque biocéntrico, la
ecología profunda y el movimiento ambientalista radical, por mencionar algunas.
    De acuerdo con Margarita M. Valdés,10 la ética ambiental biocéntrica se
diferencia de la perspectiva antropocéntrica porque amplía e incluye en el ámbito
de la ética a los ecosistemas y a los seres naturales que los conforman, por lo que
esta autora la considera un pensamiento ético ambicioso y revolucionario. Aledo y
colaboradores11 señalan que la corriente del biocéntrismo fuerte va más allá, ya
que plantea un cambio del paradigma ético, lo que incluye una redefinición de sus
conceptos y valores.
    Esta ética también sostiene sus planteamientos morales en un paradigma que
incluye una concepción del hombre y de la naturaleza que fractura los cimientos
de la ética antropocéntrica. Los aspectos relevantes de este paradigma son los
siguientes:

a) EL HOMBRE EN LA ÉTICA AMBIENTAL BIOCÉNTRICA


La ética ambiental biocéntrica parte de considerar al hombre como un miembro
más de la comunidad biosfera y no como un ser superior a las otras especies. Con
ello, a la vez que coloca al hombre en su verdadero lugar y sitio en el hábitat,
establece que comparte el destino común con las otras especies y elementos de la
Tierra en tanto que forma parte de la totalidad de ese sistema.
    Esta visión es posible gracias a los avances de la ciencia, en especial la teoría
de la evolución de Darwin, la cual contribuyó a concebir que la especie humana es
sólo una más del conjunto de seres que habitan la comunidad Tierra. La visión
biocéntrica del hombre parte de este reconocimiento para establecer la identidad y
el destino común que tiene el hombre con el resto de las especies. En este
aspecto vale citar el siguiente planteamiento de Paul W. Taylor:12

No negamos las diferencias entre nosotros y otras especies, pero mantenemos en


nuestra conciencia la cuestión de que en relación con los ecosistemas naturales
de nuestro planeta no somos más que una población de una especie entre
muchas. Así reconocemos nuestro origen en el mismo proceso evolutivo del que
surgieron todas las otras especies, y reconocemos que enfrentamos desafíos
ambientales similares a los que ellas enfrentan. Las leyes de la genética, de la
selección natural y de la adaptación se aplican por igual a todos nosotros como
criaturas biológicas. Bajo esta luz, nos consideramos unidos a ellas, no separados
de ellas.13

    Esta perspectiva rompe entonces con la posición de dominio del hombre sobre
la naturaleza basada en una relación jerárquica que sitúa al hombre en la cúspide
y le otorga privilegios. Sus propuestas éticas incluyen el respeto y la consideración
moral para con la naturaleza, no considerando sólo la supervivencia del hombre,
sino tomando en cuenta la totalidad de seres y elementos que integran a la
biosfera.
    Esta visión del hombre se fundamenta también en el paradigma holista e
integral de la ciencia; éste ha desplazado al paradigma positivista que planteaba
un mundo atomizado y jerarquizado, el cual cancelaba las posibilidades de
reconocer las interconexiones y vínculos entre los distintos elementos que lo
integran. Este nuevo paradigma le proporciona a la ética ambiental biocéntrica una
visión integral que permite desplazar al hombre como eje del universo y situarlo en
una relación de interdependencia con el resto de las especies y elementos del
hábitat.

b) LA NATURALEZA EN LA ÉTICA AMBIENTAL BIOCÉNTRICA


Con fundamento en el paradigma holista de la ciencia, esta ética ambiental
construye una visión integral de la naturaleza, la cual le permite recuperar su valor
intrínseco, puesto que la considera una entidad compleja y sistémica en la cual
todos sus elementos se relacionan y son interdependientes y, en su conjunto,
posibilitan el milagro de la vida.
    De esta visión se desprenden dos aspectos en los que se sustenta el valor
inherente de la naturaleza. En principio, se establece que la naturaleza no
constituye una materia inerte, sino una potencia que genera las condiciones de
vida en general y, en segundo término, que todos los elementos que la integran
participan y contribuyen de alguna manera a este proceso, por lo cual tienen el
derecho intrínseco de vivir y desarrollarse en la biosfera.
    Esta visión permite que no sólo el hombre pueda considerarse sujeto de
condición moral, sino que también la naturaleza es poseedora de consideraciones
morales puesto que en tanto fuerza viva tiene el derecho intrínseco de realizar sus
procesos cíclicos y desarrollar su capacidad de autorrenovarse.
    Desde esta perspectiva, la ética ambiental biocéntrica considera que la
naturaleza posee un valor en sí misma, más allá de la utilidad o beneficio que le
pueda proporcionar al hombre; dicho valor lo adquiere por el simple hecho de
existir y poseer dinámica y vida propia, por lo que se le podría considerar un fin en
sí mismo.
    En este marco, esta ética sí replantea la relación hombre-naturaleza
diferenciándose con ello de la ética antropocéntrica que no rompe el vínculo de
sujeción y dominio del hombre para con su entorno natural. Es decir, esta ética
sitúa al hombre y a la naturaleza en una relación simétrica y de reciprocidad
basada en: a) el reconocimiento de que todos los seres y elementos que integran
la biosfera (incluido el hombre) sobreviven y se desarrollan en interconexión e
interdependencia, b) el que todos y cada uno de los integrantes y elementos del
hábitat Tierra son valiosos en sí mismos, y por ello el sentido de su existencia es
su realización y desarrollo pleno al igual que el del hombre.

c) LA PROPUESTA DE LA ÉTICA AMBIENTAL BIOCÉNTRICA


Las distintas corrientes de la ética biocéntrica tienen en común que asumen una
nueva perspectiva, la cual posibilita realizar planteamientos éticos novedosos y
diferentes, más allá de la toma de conciencia del deterioro ambiental, ya que
pretenden lograr el replanteamiento de la relación hombre-naturaleza como la
base para buscar alternativas viables para enfrentar esta crisis a nivel planetario.
Aquí desarrollamos la propuesta de Aldo Leopold,14 Paul W. Taylor15 y Arne
Naess16 (este último, representante de la ecología profunda).
17
    De acuerdo con Margarita M. Valdés,  Aldo Leopold se considera uno de los
pioneros de esta corriente de pensamiento ético ambiental, ya que en su artículo
titulado “La ética de la Tierra” propone ampliar e incluir en el universo moral a la
naturaleza y considera que la Tierra en su conjunto es una comunidad biótica de la
cual forma parte el hombre.
    Con base en esta visión establece que la relación del hombre con la naturaleza
ha estado regida por el interés económico, lo cual ha traído consigo la devastación
del mundo natural. Al enfatizar la utilidad económica que media entre el hombre y
la naturaleza es posible establecer que mientras predomine el rendimiento
económico, se cancelan las posibilidades de que el hombre se visualice como un
miembro más de la comunidad biótica, ya que siempre buscará satisfacer el
interés propio, el logro del provecho o de la utilidad.
    Aldo Leopold18 considera que la ética ambiental sólo podrá ejercerse en la
medida en que el hombre se reconozca como un elemento más de la biosfera y
aplique el respeto para con los otros miembros de la misma, con quienes
comparte la vida.
19 
    Paul W. Taylor considera en su propuesta que la ética ambiental tiene como
punto de partida la adopción de una actitud moral básica para con la naturaleza.
Esto implica adoptar un punto de vista biocéntrico sobre la naturaleza, el cual
asume una concepción holística de la naturaleza y una visión del hombre que lo
sitúa en su verdadero lugar en el cosmos, así como reconocer el valor inherente
que posee el mundo natural.
    Este autor demanda del hombre la aceptación de dos conceptos que encierra
su propuesta ética. El primero está relacionado con su visión de la naturaleza
como una entidad compuesta de múltiples y diversos organismos individuales los
cuales concibe como “centros teológicos de vida que buscan su propio bien a su
manera”.20
    Taylor21 señala que toda población de una especie y todo organismo que forma
parte de la misma tiene un bien propio consistente en el desarrollo completo de
sus potencialidades biológicas. Esto incluye cumplir con su ciclo normal de vida y
preservar con ello la existencia de su especie. Este autor, si bien reconoce que la
naturaleza se desarrolla a través de una compleja red de interdependencia entre
sus componentes, considera que cada organismo individual en la medida en que
busca su desarrollo y realización es un centro teológico de vida “en el sentido de
que cada uno es un sistema unificado de actividades orientadas hacia una meta y
dirigidas hacia su preservación y bienestar”.22
    El segundo concepto que propone Taylor23 es el del valor o dignidad inherente
que posee todo organismo o elemento de la naturaleza. En un horizonte moral el
bien o el logro de una especie u organismo es algo intrínsecamente valioso por el
simple hecho de que son miembros de la comunidad Tierra y por ello tienen el
mismo derecho de realizar su proceso natural de vida.
    Otra vertiente de la ética ambiental biocéntrica es la “ecología profunda”, cuyo
iniciador es Arne Naess,24 quien desarrolla una crítica al modelo de producción y
consumo occidental. Señala que esta maquinaria económica que antepone el nivel
de vida por encima de la calidad de vida sólo ofrece el bienestar a corto plazo de
una minoría a costa de una elevada devastación y destrucción de las condiciones
de vida del planeta.
25
    La propuesta ética de Naess  resalta la importancia que tienen los valores en la
relación del hombre con la naturaleza. Plantea que la crisis ambiental representa
una oportunidad para que el hombre pueda elegir una nueva forma de vida, con
nuevos y diferentes criterios de acción racional, eficiencia y progreso.
    La ecología profunda que plantea Naess26 tiene como base el igualitarismo
biosférico que consiste en el reconocimiento de que todos los elementos e
integrantes de la biosfera tienen el mismo derecho de vivir y florecer. Con base en
esto, la plataforma del movimiento ecológico profundo sostiene dos principios
básicos en los que se sustenta su propuesta ética. Estos son:

El florecimiento de la vida humana y no humana en la Tierra tiene un valor


intrínseco. El valor de las formas de vida no humanas es independiente de la
utilidad que pudieran tener para propósitos humanos estrictos.
    La riqueza y diversidad de formas de vida son valores en sí mismos y
contribuyen al florecimiento de la vida humana y no humana en la Tierra.27

    Estas corrientes de la ética ambiental biocéntrica, si bien aceptan que la


degradación del entorno natural afecta a las condiciones de vida del hombre,
postulan que el cuidado y preservación de la naturaleza debe realizarse
reivindicando el derecho que tiene la misma de autorrenovarse, lo que obliga al
hombre a asumir este derecho como parte de sus compromisos morales.
    Con base en estos planteamientos podría decirse que la dimensión ética del
medio ambiente y el desarrollo sustentable van de la mano. Es decir, el desarrollo
social en equilibrio con la naturaleza, el cual postula el desarrollo sustentable,
requiere fundamentarse en el reconocimiento del hombre como parte integrante e
interdependiente de la comunidad biosfera, así como en el valor intrínseco que
tiene la naturaleza de prosperar y florecer como parte de su proceso natural.

CONCLUSIONES

El análisis de la ética ambiental muestra la importancia que tiene el cuidado y la


preservación de las condiciones de vida de la Tierra. Una de las contribuciones
que realiza la ética ambiental es plantear que es necesario un cambio en la
comprensión y el manejo del entorno natural, ya sea para asegurar el futuro
desarrollo del hombre o de toda la biosfera.
    De ahí la pertinencia de que en los estudios universitarios se incluya la
formación en ética ambiental. Ésta no debe limitarse a las profesiones vinculadas
con el conocimiento y manejo del medio ambiente, ya que todas las profesiones
universitarias desde su particular ámbito o esfera de acción pueden contribuir a
tomar conciencia de la importancia que tiene el respeto y la preservación del
entorno natural como fuente de vida.
    La formación en ética ambiental posibilita que los futuros profesionistas puedan
asimilar y comprender que nuestro futuro está indisolublemente ligado a las
capacidades de autorrenovación de la naturaleza, la cual ya muestra signos
agudos de agotamiento, por lo que es urgente y necesario un cambio de actitud
hacia el entorno natural, que podría ser resultado de esta formación ética.

REFERENCIAS


Valdés MM. “Introducción al libro” en Valdés MM (comp.), Naturaleza y valor. Una
aproximación a la ética ambiental, Universidad Nacional Autónoma de México,
Instituto de Investigaciones Filosóficas, Fondo de Cultura Económica, México
(2004) 8.

Regan T. “¿Se basa en un error la ética ambiental?” en Valdés MM
(comp.), Naturaleza y valor. Una aproximación a la ética ambiental, Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas, Fondo de
Cultura Económica, México (1992) 120.
3
 Aledo A, Galanes LR y Ríos JA. “Éticas para una sociología ambiental” en Aledo
A y Domínguez Gómez JA, Sociología ambiental, Grupo Editorial Universitario,
Granada (2001) 2. Disponible en .
4
 Regan T. Op. cit., 135.

Aledo A et al. Op. cit., 12.

Ibid.,13.
7
 Ibid.,15, 16.
8
 Guerra MJ. Breve introducción a la ética ecológica, Antonio Machado Libros,
Madrid (2001) 35.
9
 Idem.
10
 Valdés MM. Op. cit., 9.
11
 Aledo A et al. Op. cit., 19.
12
 Taylor PW. La ética del respeto a la naturaleza. Cuadernos de Crítica 52.
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Filosóficas, México (2005).
13
 Taylor PW. Op. cit., 25.
14
 Leopold A. “La ética de la Tierra” en Valdés MM (comp.), Naturaleza y valor.
Una aproximación a la ética ambiental, Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Filosóficas, Fondo de Cultura Económica,
México (1949).
15
 Taylor PW. Op cit.
16
 Naess A. “La crisis del medio ambiente y el movimiento ecológico profundo” en
Valdés MM (comp.), Naturaleza y valor. Una aproximación a la ética ambiental,
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Filosóficas, Fondo de Cultura Económica, México (1989).
17
 Valdés MM. Op. cit., 13.
18
 Leopold A. Op. cit., 27.
19
 Taylor PW. Op. cit., 24.
20
 Ibid., 31.
21
 Ibid., 12.
22
 Ibid., 31.
23
 Ibid., 14, 15.
24
 Naess A. Op. cit., 215, 216.
25
 Ibid., 214.
26
 Ibid., 219.
27 
Ibid., 220, 221.

Guadalupe Ibarra Rosales, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad


y la Educación, UNAM. email: irge@servidor.unam.mx

También podría gustarte