l u g a r

Daniela Yatzy Martínez Sánchez

E l
o n d e c r e c e
d
la h i e r b a
LUISA JOSEFINA HERNÁNDEZ
Cautiva en la casa de un desconocido, alejada
de todo contacto con el exterior y de los
hombres que alguna vez amó, una mujer
reflexiona sobre su vida y todo aquello que la
ha llevado a estar en su actual situación de
vida o muerte.
Al ser acusada del robo de 25 mil pesos y estar siendo buscada por la policía, a
nuestra protagonista (sin nombre) deciden ocultarla en casa de un amigo de su
marido Patrick, llamado Eutifrón, y ahí comenzará a escribir cartas y diarios
mediante los cuales nos enteraremos de toda su historia.
Con una prosa que parece poesía la
protagonista comenzará dedicando sus cartas
a Enrique, su primer y gran amor, con quien
vivió una relación pasional pero tormentosa.
En sus cartas le cuenta a Enrique cómo vive su
encierro: duerme en la habitación de los hijos de
Eutifrón (que están, junto con su esposa, en el
extranjero), se siente terriblemente sola y teme
que se descubra la verdad detrás del robo.

Querido Enrique:
Con maestría, la narración alterna entre su situación
actual y la historia de las relaciones con los hombres
que han pasado por su vida; todo mediante un fluir de
conciencia altamente poético.
A lo largo de toda la obra se cuestiona el rol de la mujer en las relaciones, la
sexualidad, la fidelidad e incluso habla sobre el aborto.
Otro tema muy importante es el de la crítica social. La
protagonista, en este encierro que la asfixia, recurre a mirar
compulsivamente por la ventana de su habitación y es a través
de la observación de las personas, sus atuendos, sus accesorios,
que hace un análisis muy interesante sobre las clases sociales
en México.
Así mismo se abre una alegoría con su propia vida porque ella,
al ser una mujer de bajos recursos y verse rodeada de lujos a
los que la sociedad le dice que jamás podrá aspirar, una
amargura y una crítica mordaz se revela, así como una nueva
duda ¿robó el dinero para poder aspirar a más?
 Insospechadamente una nueva trama comienza a gestarse cuando la
protagonista comienza a interactuar más con Eutifron y se descubre
indiferente a su esposo, quien ha dejado de visitarla y también parece
haberle perdido afecto. Eutifrón en cambio, discretamente, se revela
cautivado por ella.
Es así, mediante confesiones del pasado, reflexiones
existenciales, romances pasionales y secretos
irrevelables que Josefina Hernández nos adentra en
una historia que dejará al lector intrigado y
preguntándose a cada momento:

¿Es o no culpable la protagonista del robo? ¿Qué hizo

con el dinero? ¿está enamorada? ¿de quién? ¿escapará
para huir de su sentencia?