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Evelyn Flores
lealtad a su dueño. Y es la historia “blancos”. Por otro lado, la religio
derivada de la de La Esperanza, la sidad desempeñó un papel prepon-
del pueblo de Tonila, que tomó derante en el sentir de diversos Hacienda de San Antonio.
rumbos distintos a las de los prime- sectores de la población, al grado de
ros dos ejemplos. Estos tres relatos que la autora se cuestiona, en el caso
están unidos por un proceso coyun- particular de Tonila, si “la religión y momentos de conflicto social y en
tural, el movimiento cristero de las prácticas heredadas de los fran- qué medida éstas marcan el rumbo 4 169
1926 a 1929, y en ellos están repre- ciscanos fueron factores determi- que toma dicho conflicto, y a qué
sentados los bandos agrarista, paci- nantes que llevaron a los toniltecos responde la formación de organiza-
fista y cristero, lo cual enriquece la a sublevarse contra el gobierno ins- ciones civiles ante los problemas
obra al mostrar las distintas visiones tituido”, en un contexto histórico de sociales —Asociación Católica de
de lo acontecido. reverencia a la Inmaculada Concep- la Juventud Mexicana (ACJM) y mu-
A grandes rasgos, éstas son algu- ción y a la Guadalupana. Pregunta, jeres—.
nas de las conclusiones a las que lle- sin duda, difícil de responder. La autora analiza procesos de lar-
ga la autora: a) el pueblo agrarista Pero más allá de esto, la obra nos ga duración y procesos coyuntura-
de Suchitlán se unió al gobierno du- permite hacer otras lecturas al mar- les. Esto permite observar cómo ha
rante el movimiento cristero con el gen del movimiento cristero per se. sido históricamente la relación de
fin de preservar sus tierras. El go- Abre un panorama de ideas de di- los habitantes de un lugar con su
bierno le prometió que, por medio versa índole que comprenden las tierra, la índole de su arraigo, y ex-
de la ley, le brindaría la seguridad de políticas de la reforma agraria y la plicar por qué en momentos de co-
conservar sus terrenos, que antaño complejidad que este proyecto al- yuntura se comportan de una u otra
habían estado en manos de otros canzó a la hora de su implementa- forma. Así, la obra se enriquece con
dueños; b) la hacienda pacifista de ción; cómo se conforma una región el análisis del antes, durante y des
La Esperanza se mantuvo neutral más allá de sus límites políticos y pués de los acontecimientos, de ma-
—aunque no al margen— con res- cuáles son sus características —a nera que no queden aislados o fuera
pecto de uno y otro bando, debido propósito del sur de Jalisco y el nor- de contexto.
a que sus habitantes mostraron leal- te de Colima—; cuál es el papel de Por las faldas del volcán de Colima,
tad a su dueño, el alemán Enrique las élites gobernantes y religiosas en entonces, no sólo narra la historia o
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por un lado, y Tonila, por el otro—, agravar la lucha, e indaga las cir-
que pertenecen a dos estados distin- cunstancias históricas y coyuntura-
tos —Colima y Jalisco—, permane- les que hubo de por medio para la
cían bajo la influencia diocesana del resolución de los acontecimientos.
obispado de Colima. Ésta, por cier- Ante todo esto, surge una cues-
to, es una herencia de la Colonia, tión relevante: ¿qué papel desempe-
época en que las jurisdicciones polí- ñó la sociedad en esta época de
ticas no siempre coincidían con las choque entre autoridades políticas y
jurisdicciones eclesiásticas, lo cual, religiosas? Se dio un fenómeno so-
en su momento, fue motivo de con- cial interesante: la formación de
flictos al interior de las provincias asociaciones civiles que se pronun-
novohispanas. Cabe señalar, como ciaron a favor de una Iglesia sin res-
lo apunta la autora, que hoy en día tricciones y que movilizaron a
lugares jaliscienses como Tonila mujeres y hombres de todas las eda-
continúan bajo una fuerte influen- des. Frente a la disposición de prohi
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cia comercial y religiosa con respec- bir a los sacerdotes salir a la calle
to a la capital de Colima, y que con sotana, y ante la clausura y de-
Hacienda La Esperanza. numerosos trabajadores atraviesan comiso de edificios religiosos, o las
diariamente los límites entre un es- restricciones sobre el uso de campa-
tado y otro. De ahí que surja la duda nas, se fundó en 1917 la ACJM, que
las historias del conflicto cristero, de si “los cristeros jaliscienses que sería determinante en muchas de las
170 3 sino que busca exponer la comple lucharon bajo jefes colimenses no se acciones bélicas emprendidas contra
jidad de las políticas agrarias de la sentían más parte de Colima que de el gobierno durante el conflicto cris-
época y cómo cada comunidad asi- su propio estado”. tero y que tuvo un alcance a nivel
milaba de forma distinta los cam- Julia Preciado se pregunta tam- nacional. Otras asociaciones confor-
bios que venían de fuera. Se puede, bién cuál fue el papel de las élites en madas fueron la Junta Diocesana de
de tal manera, leer otra interpreta- el rumbo que tomó el movimiento Acción Católico-Social y la asocia-
ción del agrarismo. A decir de Julia cristero, advirtiendo el resquebraja- ción de Damas Católicas. Al respecto,
Preciado, el movimiento cristero fue miento del poder eclesiástico a par- la autora sostiene que “la existencia
el trasfondo que le permitió analizar tir de la época constitucionalista. previa de las asociaciones católicas
lo acontecido en las comunidades Analiza los perfiles, por una parte, laicas en Colima facilitó la moviliza-
estudiadas en relación con las políti- del arzobispo de Guadalajara, Fran- ción de los creyentes” en el periodo
cas agrarias: “La Cristiada fue el cisco Orozco y Jiménez, y del gober- posterior a 1926.
parteaguas que decidió el desarrollo nador de Jalisco, José Guadalupe Julia Preciado rescató el liderazgo
ulterior de la reforma agraria en la Zuno; y por otra, del obispo de Co- femenino en el movimiento cristero,
región […] ya que ésta no hubiera lima, José Amador Velasco, y sus ya que, “aunque pareciera una lucha
seguido las pautas que siguió, de no relaciones con el gobernador del entre hombres”, ellas tomaron parte
haberse dado el conflicto cristero, mismo estado, Francisco Solórzano activa en él, pues se trataba de un
que dividió para siempre la región, Béjar. Se cuestiona en qué medida conflicto que “también les pertene-
entre propietarios y desposeídos, influyeron las personalidades y acti- cía”, en una época en la que, en pa
ejidatarios y creyentes”. tudes de ambos en el devenir del labras del mismo gobernador de
Asimismo, se plantea cómo dos conflicto cristero y cómo sus rela- Jalisco, López Portillo y Rojas, las
lugares —Suchitlán y La Esperanza, ciones sirvieron para amainar o mujeres y los niños eran “personas
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