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2; características de las ciudades del medio evo

Las ciudades medievales se desarrollaron con la expansión agrícola iniciada en el siglo XII que
generó prosperidad económica y favoreció los intercambios comerciales que se realizaban en
núcleos urbanos ya existentes, aunque despoblados desde el fin del Imperio Romano. Estos
intercambios también se llevaban a cabo en los castillos y en los monasterios del feudo,
especialmente si estaban situados en alguna ruta comercial transitada o tenía puerto.

Las ciudades medievales no tienen un modelo, por lo que en general se adaptan a las
circunstancias históricas y geográficas. Las calles son de un trazado irregular pero están
organizadas de tal manera que forman un espacio unitario, siendo imposible tener una idea
general del barrio o la ciudad.

Las calles no son iguales, sino que existe una gradación de arterias primarias y secundarias, las
plazas son ensanchamientos muy relacionados a ellas, excepto las vías secundarias (simples
pasajes). El resto es utilizado para el comercio, las reuniones, etcétera. Las casas, casi siempre de
varias plantas, contribuyen a formar él ambiente de las calles y las plazas. Los espacios públicos y
privados no forman zonas continuas y separadas, sino que existe un espacio público común,
complejo y unitario que se reparte por toda la ciudad. El espacio público de la ciudad tiene una
estructura compleja, puesto que debe guardar espacio para los distintos poderes por lo que no
hay un “centro”, sino varios: centro cívico (palacio municipal), centro religioso (catedral y palacio
episcopal) y uno o más centros comerciales (asociaciones mercantiles). Las ciudades se organizan
en barrios que tienen su propia fisonomía individual y a menudo su propia organización política.
En el centro de la ciudad se ubica la gente con más dinero, mientras que la más pobre vive en los
suburbios. En el centro se construyen algunas estructuras muy altas, las que marcan el perfil
culminante de la ciudad. Toda ciudad debe tener una muralla, y a medida que esta va creciendo se
ocupan los espacios dentro de la antigua y se construyen nuevas casas.

El ambiente de las ciudades era muy insano. Pocas calles estaban empedradas, por lo que se
caminaba entre el barro. Las ciudades carecían de alcantarillas y los desperdicios de las casas se
arrojaban directamente a las calles. Por ellas correteaban también los animales domésticos
(gallinas, cerdos, etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las enfermedades eran
frecuentes. Como muchas viviendas eran de madera se producían numerosos incendios.

Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas para su protección. En sus puertas se
cobraban los impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad. Las puertas se cerraban
por la noche pero por el día permanecían abiertas.

1 Todas ellas se protegían con murallas de piedra cuyas puertas de acceso cerraban por la noche.

2 En su interior, las viviendas se apiñaban en calles sucias,estrechas y mal ventiladas. Las casas
eran altas y de fachadas estrechas
3 El centro de la ciudad suele estar presidido por el ayuntamiento. Era el núcleo del poder civil
donde se guardaban los símbolos de la ciudad como: el sello, el escudo de armas, los archivos de
su fundación y el tesoro.

4 Junto a éste y en la plaza principal, suele encontrarse la catedral que era el núcleo del poder
religioso.

5 Además existen barrios extramuros es decir, fuera de la muralla, creados cuando la ciudad se
desbordaba con la llegada masiva de población.

6 Hay barrios gremiales donde los artesanos se agrupaban según oficios: herreros, carpinteros,
etc. Curiosamente, muchos de estos barrios siguen manteniendo estos nombres en la actualidad.

7 El barrio judío o ghetto, se diferenciaba del resto de la ciudad. En ellos los judíos debían llevar un
distintivo (gorrete rojo) y las puertas del barrio se cerraban por la noche.

Sin embargo, el rasgo común a todas ellas era la escasa higiene de sus calles. La proliferación de
pulgas y ratas atraídas por los desperdicios que se iban acumulando las convirtieron en focos de
enfermedades como el cólera, el tifus o la temida peste. Todas ellas hicieron estragos entre la
población europea durante gran parte de la Edad Media, como sucedió con la peste de 1348
conocida como la Peste Negra, en la que se calcula murieron 25 millones de personas en el
continente.

Además los incendios era frecuentes debido a la utilización de vigas de madera en las viviendas,
este hecho y la cercanía de las casas aumentaba el peligro de ser afectado por el fuego.
2; principales características de la arquitectura románica

Características Generales De La Arquitectura Románica

El arte Románico florece en el Occidente cristiano entre los siglos XI y XII e incluso XIII, según los
países. Son formas y técnicas ya usadas con anterioridad, pero que ahora se utilizan con un nuevo
espíritu.

El románico es, ante todo, un arte arquitectónico. La pintura y la escultura se conciben,


comúnmente, como partes orgánicas del edificio.

Las experiencias constructivas de los reinos germánicos anteriores al siglo XI (sobre todo
carolingias y otonianas), las influencias y las aportaciones islámicas y bizantinas, junto con la
tradición arquitectónica romana, definen las múltiples variedades regionales del arte románico. La
existencia de una gran diversidad de propuestas según el momento y las regiones, hace difícil el
hablar de un modelo ideal de edificio románico.

Elementos constructivos:

Entre los elementos arquitectónicos que destacan en el estilo románico los más característicos del
mismo son:

El pilar compuesto y de núcleo prismático.

El arco de medio punto.

La cubierta de bóveda de medio cañón y de arista.

La cúpula poligonal sobre trompas.

Los ábsides semicirculares en planta de cruz latina en las iglesias.

La planta basilical es la típica latina.

A continuación otros de los elementos arquitectónicos propios del estilo:

Contrafuertes muy desarrollados

Arcos doblados y arquivoltas

Capiteles decorados
Impostas, frisos decorativos

Escultura monumental aplicada a la arquitectura

A) CARACTERÍSTICAS GENERALES

Innumerables castillos, iglesias y monasterios románicos se destacan aún hoy en el paisaje


europeo, desde el sur de Italia hasta Escandinavia, desde España hasta Polonia, en una época, que
aunque sometida a disturbios, divisiones políticas, etc., poseía, sin duda, una sólida unidad
cultural.

La característica más notoria de los edificios carolingios y románicos es su combinación del recinto
macizo (predomina lo macizo sobre el vano) con una fuerte dirección vertical (torres, cimborrios).
Así pues, por primera vez en la historia de la arquitectura, la torre se convierte en un elemento
formal de primera categoría.

Otra de las propiedades básicas de la arquitectura románica es la articulación rítmica del espacio.
Es destacado así, la peculiar y característica forma en que se combinan los elementos
arquitectónicos del edificio. Todo ello unido a la adopción de nuevas técnicas que posibilitan
construcciones insospechadas hasta este momento y la nueva mentalidad de la época, configuran
la arquitectura románica.

El origen del Románico, sin embargo, no está muy claro. Se sabe que nace en Francia, pero se va a
configurar con una serie de precedentes muy variados: paleocristianos, romanos, bizantinos,
carolingios, asturianos, etc.

Los materiales y los muros: el sistema constructivo se basa en un tipo muy peculiar de muro muy
grueso, formado por dos paredes realizadas con paramento a soga y tizón de sillería y un hueco
vacío intermedio que se rellena de ripio, a base de arena o mampostería. De esto se deriva, en
principio, la importancia de la piedra, que según el lugar de obtención, tendrá variadas
policromías, lo que influye en el aspecto de los edificios.

Los cimientos: son profundos y nos permiten conocer, si se conservan, muchos de los aspectos de
la construcción, si ésta ha desaparecido.
La planta: las iglesias románicas utilizan plantas basilicales (utilizadas por romanos y bizantinos),
aunque predominan las plantas de cruz latina, por lo general de tres naves, siendo la central más
alta y ancha (normalmente el doble) que las laterales. El punto de intersección de la nave central
con los brazos menores de la cruz, llamado transepto (origen paleocristiano), da lugar al crucero,
donde se sitúa el cimborrio. Los ábsides se multiplican al final de las naves y, a veces, aparecen los
absidiolos y una girola o deambulatorio al final del ábside principal o cabecera, que permite
deambular alrededor del altar mayor. El conjunto de la iglesia se suele completar con dos torres
(sentido ascensional) gemelas que flanquean la entrada. A veces la iglesia forma parte de una
abadía o monasterio, en cuyo caso resulta obligado la presencia de un claustro.

Los arcos, los elementos sustentantes y las cubiertas: la arquitectura románica se caracteriza por la
utilización de arcos de medio punto (ya utilizados en Roma) en los vanos. Este arco necesita ser
moldurado para ganar en profundidad y para su refuerzo (también por el deseo de enriquecerlo),
de otro arco complementario. Todo ello da como resultado los característicos vanos abocinados
que se aprecian en puertas y ventanales. Al final del románico, en algunos templos, empieza a
utilizarse el arco apuntado u ojival, propio del Gótico.

En lo referente a las cubiertas, el hecho fundamental en las construcciones es la sustitución de la


cubierta de madera por la bóveda de cañón o aristas. En las basílicas se utilizaba la cubierta de
madera, pero por razones de seguridad y estética se utilizó este nuevo sistema que exigía un
complicado cálculo de ingeniería., que determinaba la consolidación del edificio con fuertes y
gruesos muros y un sistema de contrafuertes adosados. Sin embargo, en un principio, la bóveda
(cañón o de arista) se utilizó en naves estrechas o edificios reducidos. ¿Cómo se consiguió cubrir
grandes espacios? La solución parte de la experiencia de Cluny: las bóvedas se hallan reforzadas de
trecho en trecho por arcos perpiaños o fajones, que descargan el peso que recogen sobre
columnas o pilares y por fuera se contrarrestan con los contrafuertes. Cada pilar o columna
sustentante se enlaza con arcos formeros dispuestos en paralelo al eje de la bóveda. En muchos
casos, una galería alta o triforio cubierta con media bóveda actúa como descarga de la nave
central hacia el muro. La bóveda de cañón, la más habitual, ya se había empleado en Roma, y
suele cubrir la nave central; las de arista, se forman por la intersección de dos bóvedas de cañón, y
cubren las naves laterales. En cuanto a las cubiertas de tipo esférico, suelen emplear la cúpula
sobre trompas (influencia oriental), sobre pechinas (influencia bizantina), etc. Se suelen emplear,
como hemos dicho, los arcos de medio punto.

¿Qué elementos se utilizaban para sostener (elementos sustentantes) todo el entramado?: el


muro de sillería con piedras geométricas y unidas formando un muro sólido, que ya hemos
mencionado; la columna se sustituye por gruesos pilares rectangulares o cruciformes a los que se
adosan columnas o medias columnas, y sobre los que descansan los arcos de las bóvedas; la
columna rara vez se emplea exenta, salvo en claustros y girolas de templos. Es de fuste liso y los
capiteles son de varios tipos: derivados del Corintio, de forma cúbica, lisa con decoración de tallos
vegetales entrelazados, iconográficos o historiados con escenas evangélicas o simbólicas; hay
predominio del macizo sobre el vano, lo que presenta problemas de iluminación. Los edificios son
oscuros y se distinguen por su masa; los grandes contrafuertes exteriores, que se suelan adosar al
muro, etc.

En realidad, todo el sistema intenta buscar altura y lograr, de esta forma, que la luz penetre en el
templo. Ello lo trata de conseguir de varias formas: abriendo vanos en la nave central, situando
una cúpula-torre llamado cimborrio en el crucero.

La búsqueda de altura y luz por necesidades técnicas y del mayor espacio para acoger a los fieles,
hacen necesaria la presencia de una tribuna, ya nombrada, situada sobre las naves laterales y
abierta a la nave central. Esto constituye un elemento muy típico de las iglesias de peregrinación
francesas. Esta división horizontal se puede complicar con los triforios y los claristorios.
4: materiales de construcción de la arquitectura gótica

La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición del arte gótico, el
estilo artístico comprendido entre el románico y el Renacimiento, que se desarrolló en Europa
Occidental —cristiandad latina— en la Baja Edad Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV,
aunque más allá de Italia las pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.

La arquitectura define al gótico. Sus dos elementos fundamentales: arco apuntado u ojival y la
bóveda de ojivas o de crucería. Con éstos se rompe el estatismo del estilo románico.

El salto final hacia el estilo gótico se dio en la Isla de Francia, en la cuenca de París. La bóveda de
ojivas en sí no define al estilo gótico pero es su base, el cambio se produjo cuando se juntó el arco
ojival a la ojiva al apuntar las bóvedas y se colocó una clave en el cruce y después se transmitieron
las fuerzas a los apoyos y se crearon los contrarrestos.

*.- La aparición de la claves, a mediados del siglo XII, supuso la plena estabilidad de los nervios y
de la bóveda, lo mismo ocurrió con el uso de dovelas en los arcos.

*.- Luego los arcos se hicieron apuntados y toleraron una mayor esbeltez del trazado y una
disminución del empuje, lo que permitió vaciar los muros. Los nervios se fueron incrustando en la
bóveda, fragmentándola y dando origen a los plementos que se comportaban como el tegumento
del pie de las palmípedas.

*.- Después se añadieron otras transformaciones, a finales del siglo XII el arbotante, que alivió el
empuje y proyectó las aguas lejos de los edificios.

La esencia de la bóveda de ojivas consistió en concentrar las fuerzas en los nervios y posibilitó el
aligeramiento de los plementos. En las fases avanzadas del gótico se llegaron a perforar las
bóvedas.

El arco apuntado, también llamado arco ojival, es una tipología extensa de arcos que están
compuestos por dos tramos de arco formando un ángulo central en la clave. Se suele emplear en
contraposición geométrica al arco rebajado. El arco apuntado transmite mejor el empuje lateral
que uno de medio punto, esto hace que se obtenga mayor sensación de verticalidad.

El arco se compone de dos arcos circulares tangentes a las líneas de mocheta y que se cortan en
vértice agudo. En la Europa del siglo XII, el arco ojival no sólo supone a un cambio estético que
rompe con el clasicismo del arco de medio punto, propio de la arquitectura romana y la románica,
sino que además, resulta más eficaz, pues gracias a su verticalidad las presiones laterales son
menores que en el arco de medio punto, permitiendo salvar mayores espacios.Pertenece al estilo
gotico.

Arbotantes, vidrieras de colores:

El arbotante es la característica externa que define la arquitectura gótica. Estos contrafuertes


propagan de manera efectiva el peso de los nuevos diseños, sacando el peso de las paredes y
transfiriendo la fuerza directamente a la tierra. Sin embargo, lo que es particularmente notable
sobre los arbotantes es a pesar de ser función en la estructura también son decorativos.

En lugar de limitarse a ser un simple apoyo, los arbotantes eran a menudo elaborados diseños y
muy decorativo. Parecían dardos y barreras alrededor de cada edificio, dando una sensación de
movimiento y de grandeza.

Pináculos, muros más ligeros:

Un pináculo es un elemento arquitectónico constructivo y decorativo que se utilizaba en la


arquitectura gótica. Posee forma de pilar rematado en su parte superior con una figura piramidal o
cónica. Solían realizarse en piedra, aunque también los hay de plomo.

Su uso da sensación de mayor altura al edificio y estiliza su imagen, pero también tiene una
función estructural, la de estabilizar las fuerzas oblicuas de los arbotantes, utilizando su peso para
centrar la fuerza vertical en los contrafuertes y contrarrestar los empujes laterales que podían
ocasionar la combadura de las fábricas resistentes.

La necesidad de pináculos se debe a la altura de las fábricas góticas y al elevado número de


aperturas que se hacían, mucho mayores que en los edificios románicos. Al ser por ello el muro
gótico menos resistente se debía de contrarrestar el peso de la cubierta con los arbotantes, que
transmiten los esfuerzos a los contrafuertes. Sin los pináculos, las fuerzas horizontales excesivas
descentrarían las cargas (el núcleo central no coincidiría con el centro geométrico de la sección del
muro), con lo cual el sistema se desestabilizaría y el edificio podría derrumbarse en el peor de los
casos, o combar sus muros en el mejor, mediante el fenómeno del pandeo. Por esta razón los
pináculos clavan los arbotantes cuando se encuentran perpendiculares a los muros.
Su función no es meramente estética o decorativa también tiene la finalidad de bajar las fuerzas
laterales que vienen de los arbotantes para que se vuelvan verticales y bajen por su peso.

Da una sensación de mayor altitud al edificio, una de las características de la arquitectura gótica.
Sin embargo, sirve igualmente para reforzar con su propio peso la resistencia de los contrafuertes
sobre los que se asienta, que a la vez contrarrestan el empuje de los arbotantes.

Elementos decorativos: gabletes, tracerías de las ventanas, florones, gárgolas, etc.

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5:significado político religioso de la arquitectura de la arquitectura gótica

Los conceptos arquitectónicos esenciales del gótico son la luminosidad y la elevación, ambas ideas
al servicio de la espiritualidad. En este sentido, hay que tener en cuenta que hay un debate
filosófico-religioso entre la razón y la fe y la arquitectura gótica representa el triunfo y el
predominio de la fe. Lo material de la existencia debe estar supeditado a lo espiritual y esta
valoración ya está presente en la primera construcción gótica, la catedral de Saint Denis, erigida en
Paris a mediados del siglo Xll. La catedral gótica pretende comunicar a los creyentes que la otra
vida es el verdadero fin de la existencia humana.
6: principales características de la arquitectura gótica

La arquitectura gótica nace en el norte de Francia, en la Île-de-France, lo hace acercando unos


renovados valores a los fieles, pero, ¿cómo lo consiguieron? materializando lo espiritual, es decir,
empleando un nuevo sistema constructivo basado en el arco apuntado, la bóveda de ojivas y el
arbotante. De esta forma consiguieron levantar estructuras más esbeltas, más ligeras. Así, gracias
a las estructuras que trabajaban a tracción y no a compresión lograron unos espacios diáfanos, es
decir, profundizaron el interior de los templos. Asimismo, los maestros de obras crearon con estas
características espacios literalmente luminosos, en los que la luz natural coloreada por las
vidrieras, se filtraba por éstas. No hay duda: la catedral gótica es ligereza y luminosidad.

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