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Tema 5

Las dimensiones
superiores del espacio y
el desdoblamiento astral

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L AS DIME NSIONE S SUPE R IOR E S DE L
ESPACIO Y EL DESDOBLAMIENTO ASTRAL

Introducción

En la pasada lección revelamos una Clave maravillosa que cuando


se pone en práctica ayuda al despertar de la conciencia, y nos permi-
te experimentar por nosotros mismos la realidad de las dimensiones
superiores del espacio (La Clave S.O.L.).

Es necesario saber que existen 7 dimensiones fundamentales.


Lamentablemente, el “hombre-dormido” sólo percibe tres de esas
dimensiones. El “animal intelectual”, equivocadamente llamado
hombre, tiene una idiosincrasia psicológica tridimensional y por
ello su sentido espacial sólo percibe longitud, latitud y altura.

El desarrollo completo del sentido espacial sólo es posible con el


despertar de la conciencia. La clara percepción de las dimensiones
superiores del espacio, sólo se logra despertando la conciencia.

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Geometría dimensional

La huella que un punto deja al moverse en el espacio, forma la lí-


nea; la huella que una línea en movimiento deja en el espacio, forma la
superficie (el plano); la huella que una superficie al moverse deja en el
espacio, forma el sólido; la huella que un sólido deja al moverse en el
espacio forma el hiper-sólido…

Nosotros sólo podemos percibir e imaginarnos la línea, el plano y el


sólido, pero nuestro sentido espacial es incapaz de percibir o imaginar-
se el hiper-sólido…

La línea forma el largo de las cosas. El plano o superficie el alto. El


sólido nos muestra el fondo o ancho de las cosas. Estos tres aspectos
o factores geométricos delimitan el espacio tridimensional…

La línea es la 1ª dimensión, el espació unidimensional. La superficie


es la 2ª dimensión, el espacio bidimensional. El sólido es el espacio tri-
dimensional, la 3ª dimensión. El hiper-sólido es el espacio tetra-dimen-
sional o 4ª dimensión que nuestro deficiente sentido espacial no puede
percibir, pero no por ello deja de existir.

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La 4ª dimensión

La 4ª dimensión matemáticamente fue explicada por Einstein. Desde


él, los científicos han llamado a la 4ª di-
mensión el tiempo. Unas décadas antes
de Einstein, en 1857, Richard Wagner con-
cibió su opera Parsifal. En ella dejó mues-
tra de un conocimiento superior, anterior
al cientifismo moderno, en el que la 4ª
dimensión ya se conocía. Veamos el diá-
logo entre el héroe Parsifal y su maestro
Gurnemanz:

PARSI FAL : - “Sólo me trasladé un


poco y sin embargo, parezco haberme
alejado mucho”.
G U RN EMANZ: - “Ya ves, hijo mío,
aquí el tiempo se convierte en espacio”.

La Tradición Esotérica siempre ha sabido de la existencia de la 4ª


dimensión, y enseña cómo puede el estudiante experimentarla direc-
tamente.

Como hemos dicho, nosotros


tenemos una percepción espacial
de las tres dimensiones (alto, an-
cho, largo), desgraciadamente no
terminamos de comprender el
factor tiempo como la 4ª dimen-
sión, relacionada con las otras
tres.

Una mesa, por ejemplo, tiene


además de sus tres dimensiones
(largo, alto y ancho), un cuar to
factor que es el tiempo. ¿Cuánto
tiemp o hace q ue e l carp intero

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fabricó la mesa? Puede ser que sólo sean minutos, meses, o quizás
años; es claro que la mesa está sometida al factor tiempo, caracterís-
tica básica con la que medimos la antigüedad de cualquier objeto, ser,
circunstancia, etc. Todo tiene su largo, su alto, su ancho, y también su
tiempo. Todo nace, crece, envejece y muere. Todo lo que existe bajo
el sol ocupa un espacio y un periodo de tiempo definido. Por tanto
podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que el tiempo es la 4ª di-
mensión de todas las cosas.

Los dos aspectos del tiempo como 4ª dimensión

Es importante que sepamos que


esta 4ª dimensión tiene dos p ro-
p iedades o aspectos fundamenta-
les. Por una parte está el aspecto
temporal o cronométrico, que po-
demos considerarlo como la pro-
piedad “visible” de la 4ª dimensión
para nosotros. Y por otra tenemos
el aspecto espacial del tiempo, que
es su propiedad “invisible”. De es-
tas dos propiedades sólo somos
capaces de percibir, y muy subje-
tivamente, la primera; la segunda la
ignoramos completamente.

El aspecto cronométrico de la
4ª dimensión, es la parte superficial
de ésta. ¿Dónde podemos ver esta
propiedad? Pues lógicamente en el deterioro de todas las cosas. ¿Qué
vemos de la 4ª dimensión de un árbol, por ejemplo? Vemos el paso del
tiempo, su deterioro, su envejecimiento. El tiempo pasa y las cosas se
van haciendo viejas. En la figura de los abuelos vemos el factor cro-
nométrico de la 4ª dimensión: vemos el tiempo de vida acumulado en
sus cuerpos.

Otra cosa muy diferente es el aspecto espacial de la 4ª dimensión.

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Éste es el mundo vital o etérico, el espacio donde existen los Reinos
Elementales de la Naturaleza; el lugar donde se encuentra la vitalidad
de todo lo que existe aquí en el mundo físico. Es el llamado “Paraíso”
de los antiguos, el “Edén”, donde se encuentran las regiones Jinas… En
el ser humano, este aspecto espacial es el cuerpo etérico o “aura” que
lo envuelve.

La Relatividad y la Curva del Tiempo

Para entender mejor el aspecto temporal de la 4ª dimensión, debe-


mos tener en cuenta dos cosas que nos ayudarán a cambiar nuestra
equivocada forma de pensar sobre el concepto tiempo. Por una parte
su relatividad, y por otra la concepción curva del tiempo.

La relatividad del tiempo está en relación con la mayor o menor


velocidad en el ritmo de los latidos del corazón de cada ser, con la
mayor o menor frecuencia vibratoria de la constitución energética de
cada ser.

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La unidad de vida para cual-
q u i e r cr i at u ra, s u t i e m p o d e
vida, equivale de hecho a cada
latido de su corazón. La vida
total de cualquier mundo que
centellea entre el seno profun-
do del inalterable infinito, equi-
vale a una suma completa de
2. 70 0 m i llones de lat i dos del
corazón cósmico. El número de
latidos cardiacos para bestias,
hombres y mundos siempre es
el mismo; bien se dé en forma
más rápida o en forma más len-
ta, es siempre de 2.700 millones de latidos. El humilde insecto que sólo
vive una tarde de verano, en verdad vive tanto como un hombre o un
mundo, lo que sucede es que lo vive en otra escala de tiempo, de for-
ma mucho más rápida.

El tiempo es demasiado relativo. Por el escenario de la vida va-


mos pasar muchos actores cargando sus propios cronómetros. Todos
somos como relojes vivientes y tenemos perfectamente calculada la
cuerda para dar los 2.700 millones de latidos… Aparte, por supuesto,
de las cuestiones kármicas que nos pueden acortar o alargar la existen-
cia. Todo esto debe hacernos reflexionar.

Quienes viven ajetreadamente, por ejemplo, el ejecutivo de em-


presa, los estresados de la vida, que llevan siempre el corazón a “100
por hora”, está claro que esto indica que van a envejecer antes, y que
pueden morir antes. Todo lo contrario ocurrirá con el que lleve una
vida, aunque activa, más serena; su tiempo lógicamente se alargará. El
tiempo de vida es relativo, no depende sólo de la edad, sino del ritmo
vital de la 4ª dimensión en nosotros.

Otra cosa a tener en cuenta es cómo debemos concebir el tiempo.


Antes de que Einstein sorprendiera al mundo con su magnífica Teoría
de la Relatividad, cualquier hombre culto de la época concebía el fac-
tor tiempo de una forma lineal, como una línea recta que se extiende

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en el tiempo, del pasado hacia el futuro. Esta idea sigue vigente hoy
en día en la mayoría de las personas. Esta forma de pensar lleva, por
ejemplo, a la convicción de que la humanidad surgió en un momen-
to determinado de la historia, inició su marcha evolutiva y continuó
desarrollándose hasta llegar al punto donde ahora nos encontramos.
Y según esta forma pensar, la evolución, que no se detiene, llevará al
hombre a niveles de desarrollo que ahora ni remotamente podemos
imaginar. Esta es la falsa i dea en la que se fundamentan las teorías
evolucionistas.

La Tradición Esotérica sabe que “el tiempo es curvo”, no lineal.


Es curvo porque todo
tiende a reencontrarse en
el punto de partida origi-
nal, para volver a iniciar
un nuevo ciclo. Por tan-
to, es falsa la idea de la
p e rman e n te evo lu c i ón,
la reali dad es que con-
t i n ua m e nte n os va m os
e n co n t ra n d o a s í m i s -
mos, repitiendo lo mismo
que ya sucedió. Todo se
repite, sólo cambian las
apariencias o circunstan-
cias visibles: el ropaje, lo
externo…

Las gentes tienen una concepción lineal del tiempo, más la propia
Naturaleza nos demuestra que el tiempo es curvo: cada año repite sus
estaciones y fenómenos; el ser humano se perpetúa con otra nueva
generación en la que se repiten sus ciclos físicos y psicológicos, etc.
“No hay nada nuevo bajo el Sol. Estos fenómenos explican y demues-
tran dos leyes importantísimas: la Ley del Eterno Retorno de Todas las
Cosas y la Ley de la Recurrencia.

(Dos leyes que estudiaremos a fondo en próximas clases de este curso).

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La 5ª dimensión

Hay una dimensión que se encuentra “más allá” de la 4ª, esta es la


5ª dimensión. ¿Qué nombre recibe? Eternidad. Este concepto está es-
pecialmente ligado al aspecto temporal de la 5ª dimensión, porque al
igual que en la 4ª, también existen dos propiedades fundamentales en
la 5ª dimensión: una es su aspecto temporal y otra el aspecto espacial.

¿Qué es la eternidad? Las gentes en su equivocada forma de pensar


la conciben como algo profundo, lejano e infinito, que está más allá
del tiempo… Debemos cambiar esta forma de pensar; la eternidad es
el eterno aquí y ahora, es el momento presente, el instante eterno en
que siempre nos encontramos. La eternidad es cada uno de los puntos
que componen la línea curva del tiempo. La curva del tiempo se des-
envuelve dentro de un instante eterno…

Cada uno de nosotros tie-


ne su p rop io t iemp o de vi da.
Nuestro pasado y nuestro fu-
turo están ya prefijados desde
que nacemos. Tenemos nuestra
curva de vida marcada mecáni-
camente, y ésta se procesa de
instante en instante. Por Ley de
Recurrencia nos esperan una se-
rie de compromisos ineludibles
para mañana mismo, y para la
semana que viene, y para el mes
que viene, y para los próximos
años. Acontecimientos que se
van a cumplir mecánicamente, a
no ser que aparezca un elemen-
to de cambio que trastoque la
mecánica de nuestro tiempo de
vida. Ese elemento, por supues-
to, es la conciencia. Con el des-
pertar de la conciencia se inicia
la capacidad de hacer…

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La 5ª dimensión en su aspecto temporal es el ahora mismo. La eter-
nidad es el presente eterno en el que viven aquellos que despertaron
la conciencia. Para estos no hay nada viejo que repetir, nada rutinario y
monótono; cada momento es nuevo. Han “despertado” y viven cons-
cientes aquí y ahora, de instante en instante.

En nosotros, por desgracia, ha cristalizado la “enfermedad del ma-


ñana” y siempre pensamos que mañana todo va a ser mejor, que todo
nos va a funcionar mejor. Tenemos la esperanza mecánica de que
mañana las cosas cambiarán para nuestro bien... De esta forma nos ol-
vidamos de vivir el presente, viviendo realmente en un mundo ilusorio
de sueños, fantasías e irrealidades.

Por otra parte, el aspecto espacial de la 5ª dimensión es el MUNDO


ASTRAL, un mundo que se encuentra aquí y ahora, pero que nuestro
estado de conciencia no nos permite experimentar. La tierra y todo lo
que existe sobre ella tienen su realidad astral. Nosotros sólo conoce-
mos la región astral por los sueños. Durante las horas del sueño deam-
bulamos inconscientemente en el mundo astral… Hay que aprender a
despertar conciencia en el astral.

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La 6ª y 7ª dimensiones

Más allá de la 5ª dimensión, está la 6ª dimensión. Más allá del tiem-


po y de la eternidad está el mundo de las causas naturales. Este mundo
apenas lo podemos imaginar. Sólo lo podemos intuir al comprender
que todos los fenómenos que se procesan en el mundo físico tienen
una causa o noúmeno, que es su razón de ser. En el mundo de las
causas naturales se gesta todo cuanto ha de acontecer. Allí se en-
cuentra “escrito” nuestro destino
kárm ico. Todo efecto tiene su
causa. Acción y consecuencia
están íntimamente ligadas. Según
nuestro destino, todo nos suce-
de en el tiempo, procesándose
de i nstante en i nstante (en la
eternidad).

El hombre consciente no es
un “hombre-máquina”, sujeto a
un destino mecánico. Él tiene la
cap ac i dad de hacer. Es dueño
de su vida. Esa es la gran li ber-
tad que ofrece el despertar de la
conciencia…

Existe además el cero absoluto en cuestión dimensional. La dimen-


sión cero es el mundo del espíritu puro; ésta es una 7ª dimensión, in-
concebible para nosotros en nuestro estado actual.

La vida multidimensional

Así como existen las diferentes dimensiones o regiones del espacio,


también existen diferentes formas de vida manifiesta en cada una de
esas dimensiones. Según su nivel de conciencia, cada ser vivo percibe
la dimensión que sus capacidades le permiten experimentar.

Las criaturas o seres unidimensionales sólo poseen sensaciones (frio

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y calor, placer y dolor, gusto y disgusto, agradable y desagradable). Se
encuentran encerradas en un estrecho mundo lineal del cual no pue-
den escapar, por ejemplo el caracol.

Las criaturas o seres bidimensionales, tales como el perro, el gato, el


caballo (y en general todos los mamíferos, salvo el “mamífero racional”,
equivocadamente llamado hombre), poseen sensaciones y represen-
taciones. Viven encerradas en un estrecho mundo de percepción de
superficies y planos, del que tampoco pueden escapar.

El “animal intelectual” posee sensaciones, representaciones y con-


ceptos. La capacidad racional le otorga la posibilidad conceptual que
le permite percibir el tercer factor del espacio. El “animal racional”, el
hombre-dormido, vive atrapado en un estrecho mundo de percepción
tridimensional, del que sólo puede escapar despertando la conciencia.
Jamás podría desarrollarse el sentido espacial sin el despertar de la
conciencia. El sentido espacial incluye en forma absoluta los cinco sen-
tidos de percepción sensorial y muchos otros que los fisiólogos ignoran
totalmente.

Desarrollando el sentido espacial podemos ver todas las cosas en


“sí mismas”, tal cual son. Desarrollando el sentido espacial podemos
ver el cuerpo de un hombre en “sí mismo”, tal cual es. La imagen de
un hombre no es el hombre en
sí mismo; con el sentido espa-
cial desarrollado podemos ver
el cuerpo vital del hombre, el
cuerpo energético que envuelve
su cuerpo físico (el Lingam-Sarira
e n la t rad i ci ó n h i n d ú). D i ch o
cuerpo es el asiento vital de to-
dos los fenómenos biológicos,
físicos, químicos, electro-mag-
néticos, etc. Sin el fondo vital la
mecánica de la vida celular se-
ría imposible. El cuerpo vital es
la “cosa en sí”, “el cuerpo en sí”
del hombre.

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¿Cuál es la “cosa en sí” de una planta? El cuerpo vital de ésta. ¿Cuál
es la “cosa en sí” de un animal? El cuerpo vital de éste. ¿Cuál es la
“cosa en sí” de un cubo? El cubo tetra-dimensional de éste, es decir el
hiper-sólido colocado en la cuarta dimensión…

Los animales inferiores poseen sensaciones; los animales superiores


poseen sensaciones y percepciones; el “animal intelectual” posee sen-
saciones, percepciones y conceptos.

Existen dos clases de cerebración animal. La primera es la cerebra-


ción basada en la asociación mecánica de las ideas, palabras y pen-
samientos. La segunda es la cerebración por las formas, basada en la
asociación mecánica de imágenes. Ambos tipos de cerebración son
de tipo animal y otorgan una forma de pensar que nos hace percibir el
mundo de manera limitada y relativa.

Necesitamos una nueva forma de pensar, una lógica superior que


nos permita ver el mundo tal cual es. Necesitamos la cuarta unidad del
razonamiento. Quien quiere adquirir la cuarta unidad del razonamiento
debe liberarse de la psicología tridimensional a través de la meditación
y del despertar de la conciencia.

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La cuarta unidad del razonamiento es tan diferente del concepto,
como éste lo es de la percepción. La cuarta unidad del razonamiento
nos permite ver la cuarta característica de todas las cosas. La cuarta
unidad del razonamiento nos permite conocer directamente la cuarta
coordenada, la cuarta vertical, la 4ª dimensión espacial.

Realmente es un hecho que la tridimensionalidad del espacio es una


propiedad de la reflexión de nuestra conciencia. La tridimensionalidad
del mundo es tan solo un resultado de nuestra propia perceptibilidad
individual. La percepción del espacio depende de nuestro sentido es-
pacial.

Cada cual ve el mundo de acuerdo con la categoría de su sentido


espacial, esto significa que en nuestro ambiente y alrededor nuestro,
pueden coexistir seres que viven en distintos mundos de acuerdo con
la categoría de su sentido espacial. Concretaremos estas explicaciones
con algunos ejemplos:

El caracol ve al mundo con una sola dimensión porque él es uni-


dimensional. Los animales superiores tales como el perro, el caballo,
el elefante, etc., ven el mundo con dos dimensiones porque ellos son
animales bidimensionales. El “animal intelectual” ve el mundo con tres
dimensiones porque él es un ser tridimensional. Los hombres verdade-
ros ven al mundo con cuatro, cinco, seis y siete dimensiones, porque
ellos han desarrollado extraordinariamente el sentido espacial.

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El caracol es guiado por la brújula sensitiva de placer-dolor y trata
siempre de alcanzar el borde de la hoja sobre la que deliciosamente
descansa, e instintivamente se aleja de la hoja muerta. Todos los mo-
vimientos del caracol se procesan en una sola línea, yendo de lo desa-
gradable a lo agradable; fuera de esa línea nada existe para el caracol;
esa línea es todo su mundo; el mundo para un caracol es lineal.

Los animales superiores tales como el perro, el gato, el caballo, ven


el mundo como una superficie, como un plano; todo lo que no se
encuentre en ese plano pertenece a otra dimensión y no pueden per-
cibirlo tal cual es. Un perro o un gato perciben cualquier superficie
convexa o ángulo como cuerpos en movimiento. El ángulo de la casa
por donde diariamente pase el caballo, es percibido por éste como un
cuerpo en movimiento que se repite en el tiempo; al animal le falta el
concepto para corregir sus percepciones.

El hombre que marcha velozmente en un coche percibe árboles


que se mueven, casas que vienen y se van, etc., pero como es un “ani-
mal intelectual tridimensional”, corrige sus propias percepciones por
medio del concepto. Existen en el mundo seres tetra-dimensionales,
pentadimensionales, sextadimensionales y hasta heptadimensionales,
que ven a los seres tridimensionales en la misma forma en que éstos
últimos ven a los seres bidimensionales y unidimensionales.

El animal intelectual posee en sí mismo, en estado latente, inmensas


posibilidades que debidamente desarrolladas le permiten convertirse en
un hombre despierto, en un ser consciente con derecho a vivir y mani-
festarse en las dimensiones o regiones superiores del espacio.

El Movimiento Gnóstico tiene sistemas científicos para desarrollar


el sentido espacial. Toda persona que desarrolle el sentido espacial
adquiere la cuarta unidad del razonamiento. El razonamiento tridimen-
sional está ya anticuado para la Nueva Era que en estos momentos se
está iniciando. Necesitamos una nueva forma de pensar…

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E L D E S D O B L A M I E N TO A S T R A L
El mundo astral

El mundo astral es el mundo de los sueños. Todos visitamos esta


región cada vez que vamos a dormir; es un mundo paralelo en el cual
vivimos y nos desenvolvemos a través de nuestro cuerpo astral. Un
sueño es una vivencia en el astral; sólo que vivida inconscientemente.

El mundo astral es el mundo de los símbolos, donde las realidades


del espíritu toman el aspecto simbólico y mitológico para darnos a
conocer verdades trascendentales, solución a muchos problemas, o
sencillamente una guía en nuestro diario vivir.

El mundo astral es la eternidad, donde el pasado, el presente y el


futuro se hermanan en un eterno ahora; es así que es posible que
podamos ver en un sueño el pasado, incluyendo otras existencias, y
es posible también que pueda uno ver el futuro. Quizás más de uno

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de nosotros ha tenido un sueño que más tarde se realizó en el mundo
físico, o quién de nosotros no ha soñado con una época remota que
desconocemos…

En el mundo astral se encuentran los Templos de Sabiduría donde


uno puede asistir consciente y positivamente, para recibir enseñanzas
de los más grandes y sabios maestros de la Fraternidad Blanca y cono-
cer los grandes misterios de la naturaleza y el cosmos. En este mundo
paralelo denominado astral o de los sueños, también podemos indagar
sobre nuestro propio mundo interior, sobre lo que se encuentra en
nuestro subconsciente, sobre el origen de nuestros problemas, traumas,
adversidades, etc. Podemos vernos tal como somos y no como apa-
rentemente somos. Podemos estudiar los distintos elementos psicológi-
cos indeseables que en nuestro interior cargamos… El mundo astral es
la Universidad del Auto-Conocimiento.

La Esenc ia espiritual de cada ser humano ha emanado de una


parte Superior de él mismo: su Real Ser interior. Dios como padre es
Sabiduría; Dios como madre es Amor. El ser humano tiene un Padre

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que está en secreto y una Madre divina. Si lográramos estar cons-
cientes en el mundo astral, si lográramos hacer conciencia de lo que
hacemos cada vez que dormimos, podríamos hablar cara a cara con
nuestros Padres internos y recibir de ellos conocimientos superiores.

El mundo astral o mundo de los sueños es un medio a través del


cual podemos conocer las maravillas del universo, en forma directa y
por sí mismos. De esta manera dejamos de teorizar para guiarnos de
manera correcta en la Senda espiritual; de esta forma nos liberamos de
ese laberinto de teorías y más teorías en el que está atrapada la mente
humana.

Lo importante es experimentar por sí mismos la realidad de las di-


mensiones superiores. Todos tenemos la posibilidad de lograrlo, sola-
mente es necesario proponérselo y tener la paciencia necesaria para
practicar diariamente los ejercicios adecuados.

Hay algunos pseudo-ocultistas y pseudo-esoteristas que propa-


gan “mete-miedos” contra las salidas voluntarias en cuerpo astral.
Realmente la salida en cuerpo astral no tiene ningún peligro, porque
todos los seres humanos salen al astral durante las horas de sueño.
Desgraciadamente, las gentes andan en cuerpo astral con la conciencia
dormida. Las gentes no saben salir a voluntad en cuerpo astral…

No existe ningún peligro en que una persona se haga consciente de


sus propias funciones naturales,
como son el comer, el beber, el
respirar, el salir en cuerpo astral,
etc. Todas estas funciones son
totalmente naturales. Si la salida
en cuerpo astral fuera peligrosa,
como lo afirman los propagado-
res de este “mete-miedos”, ya
no habría gente viviendo sobre
la tierra, porque todo el mundo
sale cada noche en cuerpo as-
tral, lametablemente con la con-
ciencia dormida, y sin embargo

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nada les pasa. ¿Entonces, qué? En el camino espiritual necesitamos des-
envolvernos conscientemente en el mundo astral; es urgente despertar
la conciencia. Quien aprende a salir en cuerpo astral a voluntad puede
estudiar a los pies de los Grandes Maestros de Sabiduría. En el mundo
astral encontramos a nuestro Gurú, el cual nos instruirá en los Grandes
Misterios.

La clave fundamental para salir en cuerpo astral

Las salidas astrales y la ATENCIÓN son un todo integral. Existe un


estado de transición entre la vigi lia y el sueño. Todo ser humano se
sale del cuerpo físico en ese instante, pero involuntariamente. Poniendo
atención podemos salir voluntaria y conscientemente en ese instante
de transición que existe entre la vigilia y el sueño. Lo importante es
VIGI LAR E L SUE ÑO. Cuando ya nos encontramos en un estado de
lasitud y profunda relajación en el que nos invade el sueño, entonces
podemos levantarnos del lecho y salir de nuestra casa rumbo a los
Templos de instrucción de los mundos superiores (el Maestro Samael
aconseja ir a la Iglesia Gnóstica del mundo astral).

La explicación que damos debe tradu-


cirse en hechos. Los que han leído mucho
suponen erradamente que la cuestión es
mental, piensan que deben levantarse men-
talmente. Repetimos, debe traducirse en
hechos: hay que levantarse con tanta natu-
ralidad como lo hacemos por las mañanas.

Así podremos transportamos en cuer-


po astral a los Templos de la Logia Blanca
para estudiar a los pies del Maestro. Esto es
mejor que meternos libros y teorías en la
cabeza. Las muchas teorías confunden. Las
teorías falsean la mente y dañan el cerebro.
La Ciencia Oculta se estudia en los mundos
internos. El que no sepa salir en cuerpo as-
tral a voluntad, no sabe ocultismo.

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R E S P U E S TA S D E L M A E S T RO SA M A E L
S O B R E E L D E S D O B L A M I E N TO A S T R A L
1- Pregunta: ¿Qué es el desdoblamiento?

R. ¿Ignora usted realmente lo que es el desdoblamiento? Entiendo


muy bien, señorita, que su pregunta es sincera. El desdoblamiento es
sumamente simple y sencillo; es un fenómeno natural como el co-
mer, el beber, el respirar, etc. Es claro que cuando el cuerpo físico
está adormitándose el alma se sale de éste y viaja por todas partes; al
regresar el alma, al meterse otra vez en su cuerpo recuerda muchas
veces los lugares donde estuvo, las personas con las que habló, etc., y
a esto le denomina sueños; tal es realmente el desdoblamiento.

2- ¿Esto sólo puede hacerse en sueños o también a voluntad?

R. De todas maneras se necesita sueño para poder desdoblarse,


aunque sea a voluntad.

3- ¿El desdoblamiento no es peligroso?

R. Me parece que hacerse uno consciente de sus propios fenóme-


nos naturales jamás puede ser peligroso; uno debe hacerse consciente
de los alimentos que come, de lo que bebe, del estado en que se en-
cuentra su salud y también del proceso del desdoblamiento que ocurre
(a diario) en toda criatura viviente.

4- Explíqueme usted la técnica para poder desdoblarme. Quisiera


ir a París a voluntad.

R. Aquello que hace usted siempre en forma involuntaria, incons-


ciente, aprenda a hacerlo en forma voluntaria y consciente. Siempre
se ha desdoblado usted. En instantes al estar dormitando toda alma se
sale del cuerpo en forma, desafortunadamente, inconsciente; haga us-
ted eso mismo pero en forma voluntaria y consciente. Repito: cuando
se sienta en ese estado de laxitud propia del sueño, cuando comience
a dormitar, imagínese ser como un fantasma sutil, vaporoso; piense

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que se va a salir de su cuerpo; comprenda que usted no es el cuerpo;
entienda que usted es un alma; siéntase siendo alma y levántese de su
lecho con suavidad, delicadamente, como se levantan las almas. Esto
que le estoy diciendo tradúzcase en hechos concretos.
¡No se trata de pensar, sino de hacer! Al levantarse, de luego un
“saltito” dentro de su propia recámara con la firme intención de flotar
en el espacio; así, es claro que si flota es porque ya está fuera del
cuerpo físico; entonces puede salir de su recámara y flotar en el espa-
cio; puede irse a París, Londres o al lugar a donde quiera; mas si no flo-
tare es porque se ha levantado de su cama con cuerpo físico, entonces
métase nuevamente entre su lecho y repita el experimento.

5- ¿Al flotar, el cuerpo físico queda en el lecho?

R. Quiero que usted me entienda; es claro que si usted flota en el


medio ambiente circundante es porque está fuera del cuerpo físico; en
este caso concreto debe usted comprender que su cuerpo ha quedado
metido dentro de la cama y que usted está fuera del cuerpo y lejos de
la cama.

6- ¿Cuando uno se siente flotar debe pensar que viaja a un lugar


determinado?

R. Quiero que usted comprenda que no se trata de pensar, sino de


hacer, que es diferente. Por ejemplo, yo estoy viéndola a usted sentada
en esa silla, más si usted piensa que se va a levantar de esa silla y se va
a la calle y no actúa, es claro que ahí permanecerá sentada en la silla;
acción es lo que se necesita: ¿me ha entendido?

7- Eso es lo que me gusta de la Gnosis que todo lo que no entien-


do me lo explican claramente.

R. Eso es claro; a nosotros nos gusta la exactitud en todo, la preci-


sión.

8- ¿Puede contarme algún caso concreto de desdoblamiento a vo-


luntad?

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R. Con el mayor placer, distinguida señorita, voy a relatarle un caso
personal. Quiero contarle a usted mi primer desdoblamiento; era yo
muy joven todavía cuando resolví desdoblarme a voluntad. Recuerdo
claramente que entonces puse mucha atención en el proceso del sue-
ño y cuando ya me sentí dormitando en ese estado de transición que
existe entre vigilia y sueño, actué inteligentemente.

Yo no me puse a pensar en que me iba a desdoblar, porque es


obvio que me hubiera quedado pensando y no hubiera realizado el
anhelado experimento; repito: actué, me levanté con gran suavidad de
mi propio lecho y al hacerlo se produjo una separación muy natural
entre el alma y el cuerpo; el alma quedó afuera y el cuerpo quedó en
la cama dormido.

Salí de mi casa a la calle en forma espontánea y clara y luego ca-


miné por una calle solitaria. Deteniéndome en la esquina siguiente de
la calle, reflexioné por unos instantes sobre el lugar a donde debería
dirigirme; resolví marcharme a Europa.

Es ostensible que tuve que viajar por encima de las aguas del
Atlántico, flotando maravillosamente en el espacio luminoso; me sentí
lleno de una dicha inconcebible para los seres humanos y al fin llegué
a la ciudad de París.

Caminando o mejor dicho flotando en esa atmósfera luminosa, sen-


tí instintivamente la necesidad de entrar en una casa. No me pesa ha-
ber penetrado en cierta mansión. Lo curioso del caso fue el encuentro
con un Iniciado que había conocido en antiguas reencarnaciones.

Él también estaba fuera del cuerpo; pude evidenciar ciertamente


que su cuerpo yacía dormido entre la cama; junto a él vi a una mujer y
dos niños que también dormían; entendí que se trataba de su esposa y
de sus hijos. Saludé cariñosamente a mi amigo y al alma de su esposa,
que estaba también fuera del cuerpo; no está de más decir que como
los niños aquellos dormían, sus almas estaban afuera.

Trataron de asustarse aquellas almas infantiles con mi inusitada


presencia; comprendí la necesidad de retirarme para evitar que tales

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almas espantadas regresaran a sus respectivos cuerpos; es incuestio-
nable que si esto hubiera sucedido, los niños hubieran llorado entre la
cama y el llanto habría despertado a mi amigo y a su esposa; entonces
el diálogo se habría suspendido; tanto el alma de mi amigo como la de
su esposa se hubieran visto obligadas a penetrar en sus respectivos
cuerpos de carne y hueso.

Todo esto lo comprendí en milésimos de segundo y para evitar


precisamente este problema, propuse a mi amigo abandonar la casa
para salir conmigo a dar una vuelta por las calles de París; grande fue
mi alegría cuando él aceptó.

Nos fuimos juntos por las afueras de aquella gran ciudad y hasta le
aconsejé volver al Camino entrando en la Senda de la Luz; por último
le propuse visitar un Templo maravilloso que existe en Alemania. Mi
amigo declinó tal invitación diciéndome que no podía hacer eso por-
que debía concentrar su atención en los problemas de la vida práctica,
puesto que tenía mujer, hijos, etc., etc. Me despedí de aquel Iniciado
y suspendiéndome en la atmósfera pasé por encima de unas grandes
murallas y luego me fui por una carretera, por un camino serpentino
lleno de cuervas, hasta que llegué a un Templo maravilloso.

Frente a tal Santuario vi a muchas almas de distintas nacionalidades;


gentes que durante las horas del sueño se escapaban de su cuerpo
denso para llegar hasta aquí.

Todas esas gentes reunidas en distintos grupos platicaban entre sí;


hablaban del Cosmos, de las leyes, de las reencarnaciones y del kar-
ma, de los misterios de la vida y de la muerte, etc. Busqué entre tales
grupos a cierto amigo hábil en el desdoblamiento, mas no lo hallé.
Entonces me acerqué hasta el umbral del Templo y vi un jardín exquisi-
to con flores deliciosas que exhalaban un perfume embriagador; en el
fondo se destacaba la silueta de un Templo espléndido iluminado por
los esplendores de las estrellas; quise entrar, más el guardián intervino
diciéndome: “Este es el Templo de la Sabiduría; retírate, todavía no es
tiempo”.

Obedeciendo las órdenes, me retiré a cierta distancia sin alejarme

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demasiado del umbral; entonces me miré a mí mismo; observé mis
manos y mis pies espirituales y hasta me permití el lujo de compararlos
con las manos y pies de ese cuerpo de carne y hueso que allá, en la
América Latina, en la tierra sagrada de los aztecas, había dejado dor-
mido entre el lecho.

Es evidente que todas estas comparaciones dieron por resultado


que instantáneamente regresara a mi vehículo físico material que ron-
caba profundamente dormido entre la cama; entonces desperté sobre-
saltado diciéndome: “Estuve en el Temp lo de la Sabiduría; qué dicha,
qué felicidad”. Todavía hoy no puedo olvidar aquella luz tan blanca, tan
inmaculada que resplandecía en aquel Santuario. Ciertamente esa luz
no parecía de ninguna lámpara física; salía de todas partes y no hacía
sombra de ninguna especie…

9- ¿Puede uno viajar a cualquier lugar aun sin conocerlo?

R. Yo fui a ese Templo divino y sin embargo no lo conocía, me llevó


dijéramos un “sentido telepático superior”; podría decirle que me guió
mi propio Espíritu.

10- ¿Cuándo se hace el desdoblamiento a voluntad, puede recordar


cuando despierta a dónde fue?

R. Es claro que si no recuerda es porque no se ha desdoblado a vo-


luntad, pues a mí me parece imposible que una persona que se desdo-
bla a voluntad, que sale del cuerpo intencionalmente, conscientemente,
no sea capaz de recordar lo que vio fuera de su cuerpo. Por ejemplo,
cuando usted sale de su casa a la oficina y luego regresa de la oficina
a su casa, ¿recuerda lo que vio en la oficina? ¿El trabajo que ejecutó, las
órdenes de su jefe?

Si, recuerdo todo lo que hice en la oficina cuando regreso a la casa.

R. Pues este es el mismo caso, señorita; recuerde que su cuerpo


físico es una casa de carne y hueso; si usted se sale a voluntad de tal
casa verá muchas cosas y si se regresa usted voluntariamente, también
es obvio que recordará todo lo que vio y oyó…

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P R ÁC T I C A R E COM E N DA DA
Todo hombre tiene una nota clave que lo caracteriza, y esa nota
clave es la del Rayo a que pertenece. Esa nota clave vive resonando
en todo nuestro organismo y si el estudiante quiere salir en cuerpo
astral con facilidad, le basta escuchar en el si lencio de la noche esa
nota clave que parece salir de dentro de las celdillas del cerebelo, y
luego hacerla resonar más fuertemente con la voluntad, y entonces,
cuando ya el sonido invada todo su cerebro, se levantará suavemente
de su cama y al intentar caminar notará que pesa menos y es que se
ha levantado en astral, y su cuerpo ha quedado en el lecho. Claro que
el instante que se debe aprovechar para ese experimento es el estado
de transición entre la vigilia y el sueño, ese es el instante maravilloso
para salir en cuerpo astral…

Repetimos: dentro del cerebro humano, en el interior de sus celdi-


llas, resuena incesantemente la “sutil voz”. Es un sonido sibilante, agu-
do; es el “canto del grillo”, el silbo de la “serpiente”, el “sonido Anahat”
(la Voz de Brahma). Dicen los sabios orientales que tiene diez tonalida-
des que el estudiante debe aprender a escuchar. Lo importante es que
la mente del estudiante debe absorberse en ese sonido, como abeja en
el néctar de las flores.

Aquel que desee escuchar el soni-


do Anahat debe vaciar la mente, tener
la mente quieta, no aquietada; repeti-
mos: quieta. El que intente y se pro-
ponga escuchar ese místico sonido,
que mantenga la mente en silencio,
no silenciada; repetimos: en si lencio.
Distíngase entre una mente que está
quieta, porque ha comprendido que
es inútil pensar; y una mente aquieta-
da artificialmente. Diferénciese entre
una mente que está en silencio natu-
ral, espontáneamente, y una que está
silenciada a la fuerza, violentamente.

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Cuando la mente está quieta, en profundo silencio, el estudiante sí
puede escuchar inevitablemente el sonido del grillo: un sonido sutil,
agudo, penetrante. Aún más, si el Alma se absorbe en este místico so-
nido se abren para el estudiante las “puertas del misterio”. Pues bien,
en esos instantes levántese del lecho, instintivamente, y salga de la
recámara para dirigirse a los Templos de la Logia Blanca o a cualquier
lugar del Universo.

Se puede tamb ién adormecer el estudiante voca l izan -


do muy suavemente la letra S, como un silbo dulce y apacible, así:
Ssssssssssssssssssss... Con la vocalización de esta letra adquirirá la capa-
cidad de hacer resonar en su cerebro la “sutil voz”, el sonido de Anahat
a voluntad, el cual le permitirá salir conscientemente en cuerpo astral.

En próximas conferencias entregaremos nuevas claves para salir


conscientemente en cuerpo astral, pero para que esas claves den re-
sultado, es siempre necesario que el estudiante trabaje sobre su con-
ciencia durante el día. El desdoblamiento astral es una cuestión de nivel
de conciencia. Es por eso que os recomendamos practicar la CLAVE
S.O.L. continuamente. Ese acto de voluntad por mantenernos conscien-
tes durante el día, nos ayudará a despertar nuestra conciencia.

Finalizamos esta lección con unas palabras del Maestro Samael, en


las que aporta luz sobre el este trabajo diario que debemos hacer so-
bre la conciencia

El Discernimiento:
Nuestra Alma (la psiquis) se ocupa durante las horas del sueño en
los mismos oficios y ocupaciones del día. Fuera del cuerpo, los comer-
ciantes compran y venden en sus almacenes, sin darse cuenta de que
están fuera del cuerpo. Durante las horas de sueño vemos a las Almas
(las psiquis) de las modistas, de los mecánicos, de los tenderos, de los
vendedores ambulantes, etc., dedicadas a los mismos oficios y menes-
teres del día.

Esas Almas andan dormidas, convencidas, seguras de que se encuen-


tran en cuerpo de carne y hueso y cuando alguien les dice que están fue-
ra del cuerpo, si despertarán, entonces podrían transportarse a cual-

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quier rincón del mundo en pocos instantes. Lo importante es conocer
la clave, el secreto para darse cuenta de que se está fuera del cuerpo
físico. Esa es la clave del Discernimiento.

Durante el día debemos hacernos esta pregunta: ¿Estaré en el cuer-


po físico o estaré fuera del cuerpo? Brinque usted entonces, dé un pe-
queño saltito con la intención de flotar en el espacio, y si flota es porque
usted está fuera del cuerpo. Entonces suspendido en el espacio, diríjase
a donde su corazón lo lleve.

Supongamos que va caminando por la calle y se encuentra con un


amigo que hacía tiempo no veía; entonces hágase la pregunta: ¿Estaré
en mi cuerpo o fuera de él?. Esta pregunta deberá hacérsela duran-
te el día en presencia de cualquier cosa curiosa. Un tumulto, un objeto
raro, el encuentro con un fallecido, el encuentro con un amigo lejano, en
fin, en presencia de cualquier detalle insignificante. Esta es la clave del
discernimiento. Se debe practicar durante el día, a cada paso, a cada
instante, para que se grabe bien en nuestra mente y actúe durante el
sueño.

Todo lo que uno hace durante el día, lo hace también en el sueño y si


durante el día se acostumbra a esta práctica, durante la noche resultará
usted haciéndola en horas del sueño, cuando su Alma (psiquis) esté fue-
ra del cuerpo. Entonces al hacerse esta pregunta dará el saltito tal como
lo ha hecho durante el día.

Lo importante es que el Alma (psiquis) se dé cuenta de que anda


fuera del cuerpo, para poder visitar cualquier lugar lejano. Fuera del
cuerpo podemos invocar a los Maestros y éstos concurren a nuestro lla-
mado para enseñarnos sabiduría…

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