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Sinopsis
Adriana
Tengo 16 años, siempre he sido una chica muy alegre y extrovertida, amo ser el
centro de atención y que todos volteen para verme, sin embargo soy un fantasma
para el chico que me gusta, pero… ¿y si fuera un fantasma para todos? ¿Qué
pasaría si nadie pudiera verme? Gritar y pasar por su lado, y… ser invisible.
Invisible para todos… excepto para quien antes no me veía, invisible para
todos… excepto para él.
Damián
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Prólogo
Él sostenía su mano y la abrazaba con desesperación, ella lo miraba con los ojos
vidriosos, ambos sabían que no le quedaba tiempo y que iba a morir.
Esas fueron sus últimas palabras, acababa de morir la mujer que lo había visto
crecer y que le había enseñado todo lo que sabe. Hundió su rostro en las manos
de la fallecida y lloró por última vez, juró que esas serían las últimas lágrimas y la
última vez que querría a alguien. Cuando alzó la vista, los vio.
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Capítulo 1
Parece que fue ayer cuando vi por primera vez lo que sería mi nuevo hogar.
Estaba muy emocionada, pues mi vida daría un giro de 180 grados, conocería
gente nueva, una casa nueva en un lugar nuevo, todo diferente a lo que estaba
acostumbrada, lo cual hacía todo más emocionante.
Entre mis primeras y mejores amigas está Daniela, pero todos la llamamos Dany,
una chica de ojos azules, muy pálida, y con una preciosa melena dorada bastante
larga. A pesar de ser muy bonita, Dany vive llena de complejos e inseguridades,
además de una timidez excesiva y que a veces me irrita más de lo normal.
Algunas personas dicen que somos tan amigas porque los polos opuestos se
atraen, pues yo soy más de disfrutar la vida, más liberal, más…loca…como
piensan algunos. Siempre he tenido confianza en mí misma, y si alguna cosa no
soy es tímida, amo ser el centro de atención, sin embargo, no puedo decir que no
tengo momentos de inseguridad.
Soy de estatura baja, bastante delgada, ojos café o tal vez un poco más claros y mi
cabello rojizo y lacio va un poco más allá del nivel de mis hombros, no soy una
súper modelo, pero tampoco soy la chica a la que nadie invita a bailar en las
fiestas, tengo mi encanto.
Ahora curso el segundo año de un pre universitario, donde Alma, Carla y Melody
forman además de Dany, parte de mi mundo. Alma es la mayor de las tres en
cuanto a la edad, pero su personalidad es la misma de una niña de 12 años. Tanto
ella como Carla son muy altas y de bonitos cuerpos, aunque no vivo mal con mis
45 kilos y mi miserable 1.60m las envidio un poco, tienen el pelo unos
centímetros más arriba de la cintura. Melody no está en nuestra clase, cosa que
no nos ha impedido desarrollar una linda e incondicional amistad. Ella es rubia, y
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posee un cuerpo envidiable que al parecer no agradece, porque se dice gorda y
hace dietas imposibles. Ya muchas personas se nos acercan preguntando si somos
familia, pues a pesar de nuestras diferencias somos algo parecidas, al menos eso
dicen todos.
Cuando abro los ojos veo a mi hermana menor Alicia al otro lado de la cama.
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Doy un suspiro de derrota y llego al baño dando tropezones y con los ojos aun
cerrados.
Cuando salgo del baño Alicia está despierta y René ya está en la sala
esperándonos, es mi mejor amigo y el más puntual de todos, siempre llega media
hora antes. No levanta la vista de la pantalla de su móvil. Ahora solo falta Dany,
que al contrario de René siempre llega media hora después, no es que yo pueda
criticarla mucho, es algo en lo que nos parecemos. Yo siempre digo ¨La gente
importante se hace esperar¨ -Jah! Yo soy importante- aunque claro, nunca lo
digo en serio.
Holaaaa, José -grito con la alegría de una niña a la que los reyes le trajeron
un maravilloso regalo-
Tú siempre con tus cambios de look, casi no te reconozco, te asienta. -dice
él al ver mi pelo rojizo y muy aliviado de que llegáramos, por cierto-
Vamos a entrar ya, antes de que caiga la noche. -bromea Alicia-
Pero si son las diez de la mañana. –replica Dany que jamás capta la
indirectas-
Durante el camino al Barco voy discutiendo con Dany, pues de algún modo
siempre que digo que algo va a ocurrir simplemente ocurre, como si conociera el
futuro, y esta vez le tomaba el pelo diciéndole que no iba a funcionar esa
atracción ni muchas otras. No había que ser profeta para saber que era verdad
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que muchas atracciones no estarían funcionando. Ese Parque necesita un buen
mantenimiento, la mitad de las atracciones están rotas, pero la que más me duele
es la montaña rusa, ¿De qué sirve haber venido si no puedo subir en la montaña
rusa?
Para rematar no dejo de reírme porque justo detrás viene René con cara de pocos
amigos porque le tocó la moto más pequeña y sus piernas sobresalen como si
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montara una bici infantil, viene tan despacio que parece que maneja un tractor, -
eso le pasa por tener una idea tan descabellada- el perdió su propia carrera y yo
mi dignidad.
Dany llega primer lugar con Alicia pisándole los talones, iban chocándose una a
la otra para sacarse mutuamente del camino, después de todo preferí haberme
caído por mi propia torpeza en vez de que una de ellas me empujara, tengo muy
mal carácter y probablemente le habría dicho hasta del mal que se iba a morir.
Los chicos no dicen nada, solo nos dedican una mirada de falsas disculpas.
Se ve feo cuando estoy dentro de la maldita cosa, es como una pequeña cápsula
con espacio para dos personas (José y yo) con dos minúsculos asientos, frente a
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nosotros hay un pedazo de hierro en forma de cilindro que se supone que debe
sostenernos, lo cual dudo mucho, y una rejilla, pienso que para otorgarnos un
poco de visibilidad.
Cuando creo que no puede ser peor eso empieza a girar hacia abajo y termino
por irme de cabeza contra la rejilla por la que solo cabe alguien como yo y casi
salgo volando.
Y así, cada vez que la cápsula daba una vuelta, yo volaba por los aires dentro del
pequeño aparato de hierro, golpeándome y golpeando todo. Cuando va hacia
adelante yo me voy contra la rejilla nuevamente pero esta vez se me sale la
cabeza, por suerte José tira de mi blusa hacia él, para sostenerme, de lo contrario
habría sido la primera mujer cohete en la faz de la tierra. Por fin termina mi
terrible castigo y logro salir de aquella cosa horrible lo más rápido que soy capaz.
No puedo creerlo, hoy todos los santos están en mi contra, y sin embargo pienso
que debo tener algún tipo de problema mental porque por alguna razón poco
lógica no dejo de reírme y si aún no me he vuelto loca tengo… ¡Sangre! Me partí
la boca. Primero me caigo de una moto, ahora esto ¿Qué falta? ¿Qué me pille una
avalancha de mierda bostezando? Pero no soy de las que se deprimen por estas
cosas, he de admitir que me estoy divirtiendo mucho. Además no soy la única, si
René no se ha tropezado diez veces no se ha tropezado ninguna, José y Alicia
están juntos todo el tiempo y Dany no se entera de nada. Todo está bien, claro,
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siempre y cuando no haya sangre, soy ¨sangrofóbica¨: palabra que expresa miedo
irracional a la sangre aparentemente inventada por mí.
En casa no hay nadie, solo mi perrita Baby que me mueve la cola como si no me
hubiese visto en días, además ¿Dónde está Alicia? Se supone que venía conmigo.
Comienzo a pensar que no va a pasar nada normal, y que es el Día Mundial de la
Rareza y nadie me avisó. Me dirijo al refrigerador a ver si hay algo para picar
cuando me doy cuenta que…creo que…no puede ser ¿Qué me pasa? No puedo
tocar nada, mi mano atravesó en refri, comienza a darme un ataque de nervios,
seguro mi cerebro me juega malas bromas…es el golpe…es el golpe…es el
golpe…es el golpe…me repito una y otra vez para convencerme de que no pasa
nada, solo estoy aturdida por el golpe. Voy al baño a lavarme la cara a ver si
espabilo, pero nada, ni siquiera consigo abrir el grifo, me quedo aterrorizada
cuando me doy cuenta que no me reflejo en el espejo.
Siento la puerta abrirse y salgo corriendo para ver quién llegó, es mi mamá, se ve
muy cansada y las ojeras parecen precipicios bajo de sus ojos.
Mami, al fin llegas ¿Dónde están Alicia y mi papá? –pregunto al ver que
viene sola-
No responde, me ignora completamente, intento hablar más alto, grito, paso una
infinidad de veces por delante de ella, pero es inútil, no repara en mi presencia,
simplemente no me ve ni me oye, soy un…¿Fantasma?¿Estoy muerta?¿Morí
atropellada? Voy a la sala y casi me caigo de espalda cuando me percato de la
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fecha, ha pasado una semana del accidente y en la mesita de centro observo el
cuadro de mesa que le compré en el parque. ¿Cómo llegó eso ahí? En ese
momento mil cosas invaden mi mente, como están el resto de mis amigos, mi
hermana…todos. Estar muerta no es como pensé, no veo ninguna luz, nada, no
sé por qué sigo aquí, no sé qué va a pasar ahora.
Papá entra acompañado de un señor que supongo que es el doctor por la forma
en que está vestido, no tienen buena cara. Dicen cosas que no entiendo y por lo
visto mi mamá tampoco porque pregunta si es muy malo.
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paciente está en estado de coma, como es el caso de su hija. –dijo el doctor
en un intento por explicar-
Eso significa… -comenzó a decir mi madre-
Eso significa que en este punto la cirugía es vital –la interrumpió el doctor
muy serio-
¿Se va a salvar? –intervino mi madre y luego estalló en sollozos-
Haré todo lo posible, pero debe estar preparada para lo peor, también
presenta lesiones en otros órganos vitales, si sobrevive, lo cual sería un
milagro, quedarían secuelas.
¿Qué tipo de secuelas? –preguntó mi padre que hasta ese momento no
había dicho nada-
Tal vez quede ciega, o paralítica… -dijo el doctor y acto seguido salió del
cuarto-
Ya han pasado tres semanas de la cirugía, fue un éxito, o al menos eso dicen, las
heridas de mi rostro han sanado casi totalmente, mi cuerpo evoluciona
rápidamente con ayuda de los medicamentos, pero mi estado sigue igual, nadie
sabe cuándo despertaré, ni siquiera saben si voy a hacerlo.
En este tiempo me visitaron Dany y René, Alicia ha venido varias veces, mis
amigas de la escuela llaman todos los días, me hace feliz ver que tanta gente me
quiere. También descubrí que tengo algunos poderes fantasmales, puedo
trasladarme de un lugar a otro imaginando donde quiero estar
(teletransportarme, creo) y aprendí que puedo tocar, pero no siempre, al parecer
necesito práctica, así como traspasar paredes. Pensé que los fantasmas flotaban en
el aire y eso me hacía mucha ilusión, pero no, eso es un cuento que se inventó
algún director de cine fanático de pelis de horror.
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Tanto tiempo sin salir de este deprimente hospital me aburre, no voy a quedarme
aquí viéndome llena de cables y tubos, y las caras de la gente que me miran como
si ya estuviera muerta, es como estar en un laaaaargo funeral. Mejor me voy a
otro lado, a la escuela por ejemplo, da un poco de miedo salir de estas cuatro
paredes, pero el miedo nunca ha sido un obstáculo para mí.
Capítulo 2
En la escuela todo anda igual, de vez en cuando mis amigos hablan de mí, señal
de que se preocupan, yo en su lugar haría lo mismo, ya que los aprecio mucho.
Carla y Alma han ido a visitarme y Melody llama a mi mamá con frecuencia.
Ojala alguien pudiera verme, no hablar para alguien como yo es algo
enloquecedor, si todos lo dicen, si hubiera un premio por habladora yo me los
llevo todos. Tengo que divertirme a como dé lugar.
Es genial poder salir sin que ningún profesor te regañe ni sermonee. Doy una
vuelta a la escuela y me paso por otras aulas, muchos chicos se quedan dormidos
y es muy entretenido asustarlos tirándoles los libros al suelo, uno de ellos dijo
incluso que era la muerte que había venido a por todos y yo solo podía reírme, no
deberían ver tantas pelis de terror.
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En el recreo había cuatro chicas de 1er año jugando a la Ouija en un área que
está en construcción en la parte trasera de la escuela, está prohibido el acceso a
ese lugar. Una de ellas era la que hacía las preguntas -la líder- parecía la más
valiente porque por las caras de las otras pude deducir que estaban horrorizadas.
La cabecilla del grupo preguntó si había alguien, y yo moví el objeto bajo sus
dedos índice para informarles que sí, aprovechando que podía tocar, no sé
cuándo dejaría de hacerlo. Acto seguido volvió a preguntar que quién era, a lo
que respondí que era Jessica –es una leyenda urbana que cuenta que en nuestra
escuela una joven con ese nombre, se quitó la vida en la última casilla del baño de
las chicas, y desde entonces su espíritu vaga por allí, por lo que nadie nunca usa
ese váter, incluida yo, no creo…bueno… no creía en fantasmas, pero por si las
dudas- Me reí hasta que me salieron lágrimas cuando aquellas ilusas salieron
corriendo con el horror tatuado en sus rostros. Si no hubiese sido lo que sea que
soy, me hubiera hecho pis.
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Me da mucha curiosidad saber cómo es su casa, cómo es él, qué hace por las
tardes, TODO. Jamás hemos cruzado palabra, creo que no sabe ni que existo.
Capítulo 3
¿Darme miedo? ¿Tú? –enarca una ceja con un gesto impertinente mientras
escribe-
Bueno, es cierto, es de lo más normal que se te aparezca un fantasma al
lado y te diga hola, sí, ocurre casi todos los días, la verdad es que la gente
no debería tener miedo de algo tan común como esto. –digo con todo el
sarcasmo del que soy capaz-
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Mi abuela era espiritista, decía que desde niña podía ver muertos, y
supongo que yo comencé a desarrollar esa capacidad cuando murió.
Nunca había hablado con ningún muerto, eres la primera.
Yo no estoy muerta.
Si…claro…Ninguno sabe que está muerto, es como cuando los locos dicen
que no lo están. –se burla el idiota-
Eres un imbécil!!!! No estoy muerta, ni siquiera sé por qué estoy aquí,
porque es evidente que tampoco estoy viva, estoy en modo vegetal en una
maldita cama de hospital. Y no le encuentro ninguna lógica a tu estúpida
comparación de los locos con los muertos. –digo casi gritando y noto como
las lágrimas comienzan a resbalar por mis mejillas, no lo había visto de ese
modo hasta ahora ¿y si no despierto nunca?-
¿Recuerdas qué te pasó?
Me atropelló un carro, y el chofer se dio a la fuga, voy a encontrarlo
aunque sea lo último que haga y voy a hacer su vida tan miserable que va a
desear morir.
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De todas formas no te conviene llevarte mal conmigo, en primer lugar no
me puedes impedir que me vaya contigo, y en segundo: ¿Quién no ha
soñado alguna vez con que un fantasma o lo que sea le diga la respuesta de
un examen?
¿Casa a cambio de fraude? –enarca una ceja, se ve tremendamente sexy-
Yo no lo vería de ese modo, más bien sería ayuda moral pagada con ayuda
intelectual. No es una casa lo que busco, en mi condición no necesito una. –
sonrío con picardía-
¿Qué tipo de ayuda necesitas exactamente?
¿Podemos hablarlo en tu casa? el señor de la cafetería te mira como si
estuvieras loco. –indico-
No, dímelo ahora, quiero saber a qué atenerme contigo. –vuelve a adoptar
esa actitud de chico imposible e insoportable-
No puedo hablar con nadie más que tú, sabes que en este momento te
necesito más de lo que quisiera, y te empeñas en ser el tipo hosco ¿tanto te
cuesta ayudar a alguien? –hablo en serio- quiero respuestas cuando ni
siquiera sé cuáles son mis preguntas. Estoy confundida, perdida en un
mundo que no es el mío, sola, sin mis padres –se me corta la voz cuando los
menciono, y mis ojos amenazan con estallar en lágrimas, pero me aguanto,
primero me muero antes de llorar frente a esta persona inhumana-
Bien, tú ganas. –rueda los ojos-
De camino a su casa me cuenta que antes vivía con sus abuelos, desde que su
padre murió en un accidente de barco, era marinero. Su abuelo falleció y pocos
meses después su abuela también lo hizo. Al ser menor de edad se vio obligado a
regresar a vivir con su madre, lo cual odia porque la relación con su padrastro es
pésima y por eso intenta pasar en casa el menor tiempo posible. Todo esto me lo
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cuenta porque insisto demasiado, no porque sea muy comunicativo. -¿Es que no
podía verme otra persona? Este chico es más ácido que sus jugos gástricos-
Nos detenemos ante una reja blanca muy elegante, con esas puertas eléctricas que
se abren con contraseña, tras la reja hay un caminito que llega hasta la puerta
principal, a un lado tiene un precioso jardín y un garaje al otro. Me quedo
admirando atontada cada detalle de aquel lugar, es como la casa de mis sueños,
pero mejorada. Si tenía la boca abierta con el exterior, el interior superó mis
expectativas, detrás de la puerta se levanta una escalera que lleva a la segunda
planta donde hay dos habitaciones, a la derecha de la escalera está la cocina, el
comedor, y al final un baño, a la izquierda está la sala, el estudio y una habitación
con baño propio. En la sala descansa un sofá ¨L¨ blanco y en frente un TV de 40 o
más pulgadas, casi todo es blanco y las ventanas son de cristal al igual que la
puerta. Estoy maravillada y me imagino viviendo con mi familia en una casa así,
pero de pronto un cachorro de labrador me saca de mi ensimismamiento, había
olvidado que los animales también podían verme y este me ladraba como si ya me
adorara sin apenas conocerme. Damián toma el cachorro y juguetea con él como
lo haría un niño, es muy tierno cuando no se empeña en mostrar su lado borde.
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¿Hay muertos? –lo interrumpo con hilo de voz y él comenzó a reír a
carcajadas al ver mi cara de espanto-
No, tranquila era broma, pero viendo tu cara, mejor no te digo cosas así,
no vaya a ser que esta vez te mueras de verdad, pero de un infarto… -dijo
intentando contener la risa-
Maldito idiota, pero no puedo negar que me encanta verlo reír, se le ilumina el
rostro cuando lo hace y no parece ese chico arrogante, sino un niño muy
adorable al que dan ganas de hacerle cosquillas para que nunca deje de sonreír
así, se ve feliz, como si se le olvidara todo el dolor que guarda su corazón y por
una vez lo entiendo, si a mí se me eriza la piel solo de pensar que los fantasmas
existen ¿Cómo sería tener que convivir con ellos todo el tiempo? Seguramente es
frustrante y él se comporta con mucha valentía, yo en su lugar estaría con el rabo
entre las patas, y probablemente viviría en la Antártida, donde mi único peligro
fuera el fantasma de un pingüino gruñón.
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hubiera aparecido un demonio no me hubiese extrañado, aunque he de admitir
que mi valentía se había esfumado y temblaba como una gelatina y si no estuviera
en este estado me hubiera dado un paro cardiaco. Todavía más me asusté cuando
todo se quedó totalmente oscuro y no podía moverme, de repente sentí como las
sillas y el escritorio se arrastraban como si alguien las moviera provocando un
horrible estruendo al chocar entre sí, no pude reprimir un grito y salí corriendo
justo en el instante en que me percaté de que una sombra sin forma venía hacia
mí a una velocidad sobrenatural, desapareciendo y apareciendo cada vez más
cerca.
Capítulo 4
Fui corriendo a toda prisa a la cocina, y por suerte estaba Damián allí, preferí no
decirle nada hasta estar segura de lo que había ocurrido, además supuse que él
no debía estar al tanto, ya que había dicho que no habían muertos, aunque
aquello no sé si fuera uno. Zeus -el perro- también parece percibir esa presencia
extraña que proviene del estudio, porque él no se acerca nunca a esa zona de la
casa.
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¿De qué murió tu abuela? –pregunté en un intento inútil por cambiar el
tema-
Vio un ratón y le dio un infarto, como casi te da a ti.
Ahí está otra vez con sus bromas fuera de lugar, no dije nada al respecto, por su
forma supe que iba a continuar hablando.
La verdad es que no lo sé, ante los ojos de todos le dio un infarto, pero ella
era la persona más sana que conozco, hacía ejercicio, cumplía con la dieta,
es imposible que se haya muerto así, sin más. –añade-
¿La has visto?
No, sé que está aquí, pero no la he visto. –puedo leer en su mirada el dolor
que le produce haberla perdido-
¿Cómo sabes que aún está aquí?
Demasiadas preguntas. ¿No te parece? –resopla irritado, volteándose hacia
mí y cruzándose de brazos-Te respondo una pregunta y luego me
respondes tú lo que te he preguntado antes. ¿Trato? –asentí y el continuó-
Me prometió que se irá el día que yo encuentre el amor, a alguien que no
me abandone, no quiere dejarme solo. ¿y bien? –enarca una ceja esperando
mi respuesta a su pregunta-
No me pasa nada, solo estoy cansada –miento-
¿Los fantasmas se cansan? –dice con ese estúpido tono de burla que me
saca de quicio-
¡Maldita sea! No soy un fantasma, ¿nunca te cansas de ser idiota?
Grito enfadada, todas las lámparas explotaron en ese momento al unísono y los
cuchillos salieron disparados en su dirección, pero ninguno llegó a herirlo ¡Qué
alivio! Sin embargo su rostro no expresaba ni pizca de susto o miedo, sino pena y
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arrepentimiento. Preferí irme a su habitación antes de que dijera otra estupidez y
me hiciera estallar de nuevo. No podemos hablar sin terminar discutiendo.
Su cuarto está muy limpio y ordenado para ser de un chico, tanto que me
sorprende, noto que no hay espejos ni cuadros, solo hay una cama imperial con
dos ángeles tallados en la madera de la cabecera, al frente un armario no muy
grande de dos puertas, y a la izquierda, entre el armario y la cama está la
computadora, situada encima de un elegantísimo escritorio de madera a un lado
de una puerta de correderas de cristal bastante grande que da a un pequeño
balconcillo y muestra una hermosa vista al jardín.
Todo es blanco excepto las paredes y la sobrecama que son de un color azul claro
precioso y que combinan a la perfección. El suelo está cubierto de moqueta del
mismo color de las paredes, la verdad es que la habitación es bellísima, y tres
veces más grande que la mía, si por mí fuera no saldría de allí, creo que es mi
lugar favorito de la casa. Ahora que lo pienso el cuarto muestra la personalidad
de Damián, elegante y fría por fuera, pero hermosa por dentro.
Sigo enfadada con él, odio que me llame ¨fantasma ¨ me hace sentir muerta, pero
sobre todo me hace recordar que no sé que soy, que estoy perdida.
Voy hacia el balcón, desde ahí contemplo las estrellas. Me pregunto qué habrá
después de la muerte, ¿Existe el cielo realmente?, no el cielo común, sino al que
van las buenas personas y los animales cuando mueren, como me decía mi madre
cuando era pequeña y tenía que avisarme que alguien murió, decía que ahora
estaba en el cielo y desde ahí me cuidaría. ¿Yo iré ahí algún día?
No sé por qué, pero algo me obliga a mirar hacia abajo, como si de un imán se
tratase, se ve en la oscuridad de la noche un pequeño columpio en el medio del
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jardín, en el que hay sentado un hombre…muerto, ¿Quién será y qué hace aquí?
Me dispongo a bajar.
Hola… ¿Quién eres? –digo con un hilo de voz, este tío no me da buena
espina para nada, él no responde-
Oiga…s-señor –
Digo un poco más alto, no puedo verle la cara, pero creo que no quiero hacerlo
cuando comienza a girar la cabeza con una lentitud terrorífica hacia mí, lo
repaso de arriba abajo y me percato de que no tiene brazos, el izquierdo acaba en
el codo, y el derecho un poco antes. Cuando mi cerebro termina de asimilar lo
que han visto mi ojos, demasiado tarde por cierto, él ya estaba de pie en frente de
mí con la mirada fija cargada de un odio feroz, continuó acercándose como lo
haría un psicópata que disfruta a cada paso el sufrimiento de su víctima. Algo me
dijo que no se acercaba a mí de ese modo para saludarme cordialmente, así que
por segunda vez en el día salí corriendo como un cachorro asustado. Con la
esperanza de volver a encontrar a Damián en la cocina me dirijo hacia allí, qué
ilusa soy, me puede pasar lo mismo dos veces un mismo día, pero no puedo
encontrar a Damián dos veces en la cocina en un mismo día, qué putada.
Me da horror quedarme sola en esta casa, muy linda y todo pero quiero salir de
aquí cuanto antes.
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La segunda nota no tenía firma pero no la necesito para saber quién la escribe y
para quien va dirigida.
Decido regresar al cuarto y quedarme ahí hasta que él vuelva, hoy he tenido
muchos sustos, aunque tengo la sensación de que el día aun no acaba. Su
habitación queda al final del largo y oscuro pasillo, lo recorro maldiciéndome por
hacer estallar las lámparas, debería controlar mi ira. De pronto una mano se posa
en mi hombro desde atrás, por lo que no veo de quién se trata. No hay qué temer
–pienso- si me toca es porque no está vivo, y si no está vivo no me puede hacer
daño ¿por qué no se me ocurrió eso cuando estaba en el estudio o en el jardín?,
me giro para encarar lo que sea que osara tocarme…
Capítulo 5
Iba a decir algo antes de que Damián cruzara el pasillo en mi dirección, ella se
desvaneció en el aire antes de que él pudiera verla.
Tengo los pelos de punta, no sé qué hacer ni que decir, por un lado pienso irme
de esta espeluznante casa y por otro lado quiero quedarme para no darles el
gusto a estos fantasmas antipáticos, y en segundo lugar, creo que aquí puedo
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encontrar algunas repuestas. La abuela de Damián fue espiritista, eso tiene que
ayudar en algo.
Espero que te hayas calmado, no quiero tener que ir a por más bombillas
por tu culpa. –dice el muy cínico-
Con respectoa eso… creo que te debo una minipequeñísima disculpa, he
estado un poquitín agobiada.
¿Solo un ¨poquitín¨? Tienes un grave problema con minimizar las cosas. –
enarca una ceja, odio cunado hace eso, quiero estrangularlo, si tan solo
pudiera tocar…-
Vale, estaba alterada, odio que la única persona que puede ayudarme me
llame fantasma y se comporte como idiota…casi… me duele.
¿qué te duele, que me comporte como un idiota resentido o que te llame
fantasma? –pregunta de una forma que no sé descifrar, no sé si se burla de
nuevo o lo dice en serio.-
¿Ambas? Sí, puede que ambas –confieso un poco nerviosa por su respuesta,
pues estoy segura que va a decir algo estúpido, pero para mi sorpresa dice:-
Lo siento, he sido un poco egoísta cuando tú la estás pasando peor, voy a
intentar poner de mi parte, pero sé que no eres tan seria y no es usual en ti
que estés tan callada y distante. –percibo preocupación en su voz-
No pasa nada en serio, me asusté es todo, ya pasó.
¡Mierda! Si estamos juntos en esto necesito que no me mientas y me digas
lo que te ocurre para que pueda ayudarte, -grita exasperado, pero luego de
calma y continúa- ¿por qué te cuesta compartir tus problemas con los
demás y te los guardas para ti? –wau!!! mira quién lo dice-
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Respiro hondo y comienzo a hablar:
Dijiste que no había fantasmas en esta casa, -él asiente- tal vez no los veas
o ellos se oculten de ti, pero yo si los he visto y no tienen pinta de ser
buenas personas, o de estar en esta casa para velar por la paz y la
tranquilidad. En el estudio hay uno, descubrí algo que él o ella no quería
que descubriera, ni yo ni nadie. En el jardín hay otro sin brazos, por su
apariencia creo que murió de la peor forma. Y el tercero…era ella.
¿Qué? ¿Quién? –me interrumpe-
Pues ella…tu abuela, iba a decirme algo antes de que llegaras.
Su cara se descompuso por la rabia o tal vez por la decepción, pero preferí no
decirle nada más y dejarlo solo así que me giré con la intención de marcharme.
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Está a punto de amanecer y me muero del aburrimiento, esto de que los fantasmas
no duermen es una injusticia, me recuesto en el sofá y cierro los ojos, es lo más
parecido a dormir y es muy relajante. Al cabo de un rato siento su voz.
¿Estás dormida? –no respondo, es evidente que no sabe que los fantasmas
no duermen, puedo usar eso a mi favor- ¿Por qué crees que mi abuela
estando aquí no haya venido a verme ni una sola vez? ¿Crees que ella
también me abandonó? Al final todos los que quiero lo hacen, así son las
personas…
No todas.
C-Creía que estabas dormida…-tartamudea sin poder ocultar la vergüenza
en su rostro-
¿Por qué esperas a que duerma para hablarme con sinceridad?
A veces quiero gritar todo lo que me ahoga, pero no quiero que nadie me
escuche. –confiesa-
Creo que te entiendo.
Son como las cuatro de la tarde ya, parece mentira que ayer llegué aquí por
primera vez y ocurrieran en una horas tantas cosas, pero no puedo perder el
tiempo, cuanto antes salga de aquí y despierte, mejor. No he hecho otra cosa en el
día que inspeccionar a fondo la casa, aprovechando que Damián ha ido a la
escuela. Fui al estudio en busca de lo que fuera que montara todo ese numerito
ridículo de los libros volando y toda la cosa (ahora me parece ridículo, pero ayer
casi me muero del susto), pero todo estaba en su lugar, como si allí nunca hubiera
ocurrido nada, intento traspasar la estantería de la que cayó el primer libro, pero
una extraña fuerza invisible volvió a impedírmelo, ahí detrás hay algo realmente
importante, estoy segura. En el Jardín tampoco encontré al hombre sin brazos,
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pero no me desanimo, pocas veces me rindo cuando me propongo algo, y esta vez
voy a descubrir los misterios de esta casa.
Las horas pasan y pasan y ya son casi las 10:00 PM, me empiezo a preocupar,
Damián debería haber llegado hace horas y no sé nada de él. El teléfono suena y
sale la contestadora, y luego escucho la voz de Damián, tal vez tengamos algún
tipo de conexión, justo ahora pensaba en él.
Esa manía suya de llamarme fantasma se la voy a arrancar aunque sea a golpes,
ah!! Cierto, no puedo tocar –pienso-. ¿Acaso no sabe mi nombre? Un momento,
no puede saberlo cuando no se lo he dicho, aunque él tampoco se ha inmutado y
la verdad es que no creo que lo haga, en la escuela todas las chicas babean por
Damián y él las ignora a todas como si no existieran, no dudo que yo esté entre
esas.
Juego con Zeus (a perseguirle, porque no se me ocurre otra cosa que no requiera
contacto) hasta que llegue Don Simpatía, quien no demora. Suena el timbre y al
momento entra él por la puerta, y sin mirarme siquiera se dirige a su habitación.
A juzgar por la hora no creo que vuelva a salir de ahí hasta la mañana, así que
me las ingenio para sobrevivir al ¨aburrimiento nocturno¨.
Ya son las 11:00 de la mañana y Damián aun no despierta, ¿es que no piensa ir a
la escuela?
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ganas de lanzar una ojeadita me invaden al punto de perder la cordura…lo
intento con todas mis fuerzas, pero no puedo resistirme… ¡Santo Dios! ¿Por qué
seré tan…yo? Solo imaginar lo que debe haber detrás de esa puerta…un chico
súper sexy…horas de gimnasio…
Solo será una miradita rápida, venga -me dice mi pequeño diablillo-,
¡Nooo! Ni se te ocurra, acaso ¿Eres una pervertida? -aparece el angelito del otro
lado de mi cabeza-,
Sé que ambos son mi subconsciente, pero la mayoría de las veces le hago caso al
diablillo, esa parte de mí que me impide ser como las otras chicas,
tranquila…disciplinada, y me convierte en un torbellino impulsivo que actúa sin
pensar.
Capítulo 6
29
¿Qué? ¿No vas a decir nada? ¿Qué querías ver exactamente? –qué creído
es-
¿Q-Qué estás insinuando? ¿Por quién me tomas? –finjo ofenderme- yo solo
venía a decirte que…que… -mierda, no se me ocurre nada- además no
hay nada que ver, tienes el peor cuerpo que he visto en toda mi vida. -
interrumpo mi propia frase, la verdad es que tiene un cuerpo monumental,
con los músculos bien definidos, sobre todo los del abdomen.
Contemplo como el pelo rubio cae mojado sobre su frente como cascadas de oro
fundido y las gotas de agua se deslizan sobre su piel, me deleito con la gran vista
que tengo delante, está para comérselo con toalla y todo, aunque pasara un mes
cagando trapos. Con un breve movimiento de su cabeza se quita el pelo de la cara
y luego se acerca a mí con pasos lentos, que con cada uno e pongo más y más
nerviosa.
¿Y bien? ¿Qué venías a decirme? –dice al ver que no hablo, el muy maldito
sabe que no se me ocurre ninguna excusa-
Nada, mejor no te digo nada, ¡Ufff! Eres muy idiota.
Y tú muy curiosa ¿no te parece? Demasiado para ser un fantasma.
¡No soy un fantasma! Y, por cierto, para que te enteres me llamo Adriana
no es necesario que vayas llamándome fantasmita por todos lados. -grito
enojada-
Sé que te llamas ADRIANA –dice imitando mi voz- pero es mucho más
divertido llamarte así, siempre te enfadas, te ves linda cuando te enfadas. -
dice inclinando su cuerpo hacia adelante para estar a mi altura y
acercando descaradamente su cara a la mía-
¿Cómo sabes mi nombre? -pregunto con verdadera curiosidad, pensé que
no sabía ni que existo-
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Te he visto un par de veces en la escuela, como no verte si siempre andas
gritando, corriendo y saltando, eres horriblemente molesta -suelta de
repente-
Lo espero en la cocina, él baja casi al instante, viste una sudadera blanca de cuello
“V” en la que se marcan sus voluptuosos músculos, unos pantalones negros
ajustados y botas cuero negras, se ve terriblemente sexy.
Me explica que anoche llegó tarde porque recibió una llamada de su madre,
decía que a Mónica –su hermana- le había dado una apendicitis en casa de su
amiga y la llevaron al hospital de urgencia y la sometieron a cirugía, ya está bien,
pero él tenía que regresar porque su mamá se fue a trabajar. Me pidió que lo
acompañara con el pretexto que se aburre mucho sin poder hablar con nadie.
¿Te vas a quedar ahí parada? –dice con impaciencia y algo de arrogancia-
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Mónica es una niña preciosa, con una hermosa melena rubia bastante larga y los
ojitos de un maravilloso azul eléctrico idénticos a los de su hermano, la verdad es
que se parecen mucho. Observé que Damián le dice Mona de cariño. La pequeña
ya está estable, pero debe quedarse unos días en observación.
Esto me hace sonreír, solo mi hermana puede chocar con todos a su paso, la
verdad es que un poco distraída si es, qué digo un poco, muchísimo.
¿Qué te causa gracia? Hace dos minutos estabas cabreada, ahora solo
pienso que estás como una cabra. -dice confuso-
Esa chica era mi hermana, hay cosas que nunca cambian.
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Entramos en la habitación y no hay nadie más que mi pobre cuerpo, sigue igual,
sin mejorías. Mi madre ha ido a la casa, papá habla con el doctor y yo…estoy
allí…pálida, triste, vacía…no puedo soportarlo y por mucho que me niego a
llorar frente a Damián, no lo logro. Lloro en silencio, si no fuera por las lágrimas
que resbalan por mis mejillas, nadie lo habría notado. Él mira a esa niña que
tanto me cuesta creer que soy yo, y se acerca a la cama donde parece que duerme,
de pronto siento un cosquilleo en mi mano izquierda y cuando lo miro él la
sostiene y se la lleva a los labios para besarla.
Tienes las manos muy frías -murmura para sí mismo, tan bajo que casi no
logro escucharlo-
Antes de que pudiera decir algo aparece Dany por la puerta, no capto ni un atisbo
de humor en su rostro. Damián también la mira algo sorprendido y nervioso.
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que tiene una foto en la que aparecemos abrazadas de fondo de pantalla, nos
veíamos muy felices, no me molesta que lo use, pero más le vale que lo cuide, si
no la que va a estar en coma va a ser ella como me rompa algo. Se ve más
madura, en un mes ha crecido, se ve diferente.
Ella responde:
Yo también, mi hermana sigue igual, no puedo verte hoy, tengo que estudiar y
preparar la cena cuando llegue a casa. Te quiero.
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¿De qué tanto te ríes? Deberías agradecer que la gente no puede verte. -
dice Damián que se acerca por detrás sin preocuparse por ocultar su mal
humor-
¡¡¡Qué carácter!!! ¿Podría decirme el Señor Simpatía que le ha bajado tanto
los zumos? -le pregunto con una nota de petulancia en la voz-
Nada, nos vamos.
Pero yo estaba pensando en…
¿Vienes o no? -me interrumpe con tono autoritario-
Capítulo 7
No digo nada y me limito a obedecer por una vez en mi vida, sé que es mejor no
contradecirlo ahora que está muy alterado ¿Qué habrá pasado? Cuando llegamos
a la casa eran ya las 3:13AM. Damián no dice una palabra y se va a dormir. Yo
me quedo en el sofá pensando en lo que hubiera podido suceder si nunca hubiera
tenido ese accidente, y otras tonterías.
2341, 2342, 2343. Bien, el techo tiene 2343 agujeros, me he pasado estas noches
pensando, hablando conmigo misma, e incluso contando los huecos de las
paredes y los del techo, las noches me aburren –estoy al borde de la locura- ¿Por
qué no puedo dormir como todos? -Tal vez porque yo llevo bastante tiempo
dormida- la idea invade mi mente.
Por fin ya amaneció, hace ya varios días desde que fui al hospital a ver a la
hermana de Damián y desde que salimos de allí casi no para en la casa, solo para
dormir y algunas veces que llega temprano de la escuela se encierra en su
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habitación, por lo que me he pasado todos estos días prácticamente sola, creo que
me está evitando, pero no sé por qué, si hablamos dos veces fueron demasiadas.
Me pregunto qué mosca le habrá picado.
Mientras corro con la mayor velocidad que pueden alcanzar mis pies siento la
dulce y aguda vocecita de una niña que me pide que me detenga, cosa que hago y
volteo para verla, es Mónica.
No le tengas miedo, él no es malo, tal vez solo está jugando. -me dice la
pequeña con una gran sonrisa-
No sé cuál sea su concepto de jugar, pero no se parece al mío en lo
absoluto… ¡un momento! ¿Puedes verme?
Sí, pero no le digas a mi hermano ¿Prometido? -me tiende el dedo meñique
para sellar la promesa, pero lo baja de inmediato al recordar que no puedo
tocar-
¿Por qué no quieres que lo sepa? -no puedo dejar de pensar en el suplicio
en que se convertirá la vida de Mónica en un par de años-
La abuela me dijo que no le dijera a nadie, y que los espíritus no me harían
daño, que no les tuviera miedo. -me explica- También me dijo que debía
decirte que el destino comete errores, pero tú tienes luz suficiente para
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alumbrarte tu propio camino de regreso. No sé qué significa eso, yo solo
debía darte ese mensaje.
Eso era lo que me quería decir la abuela el día que apareció frente a mí, pero no
pudo por la interrupción de la llegada de Damián, lo inoportuno no se lo quita
nadie.
Espero que se te hayan pasado ya las ganas de “jugar” -digo en voz alta
para llamar su atención- ¿Quién eres? -pregunto-
Marcos -responde con voz grave, solo eso, no dice nada más-
Bueno, Marcos, ¿qué relación tienes tú con Mónica?
Me ayuda a encontrar al maldito que mató a mi mujer y me hizo esto, -su
voz me da miedo-
Me dices que usas a una niña pequeña para vengarte de un tipo que
evidentemente es muy peligroso, ¿No te das cuenta de que pones en riesgo
su vida? -gruño indignada-
Ya lo está y eso no es asunto tuyo, no vas a impedir que lo encuentre. -grita
Marcos poniéndose de pie y viniendo hacia mí a una bestialidad espantosa-
Puedes torturarme si eso te hace sentir mejor, pero no voy a dejar que
utilices a Mónica, es muy peligroso.
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El dolor cesa y la sangre también, Marcos baja la cabeza, se ve afligido y cansado,
Mona tenía razón cuando dijo que no era malo, pero a veces el dolor cambia a las
personas.
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Capítulo 8
Mónica y su madre han ido a casa de una tía, estarán allí unos días. Damián no
da señales de vida. Camino por la casa sin ser muy consciente de a dónde me
llevan mis pies, cuando mi mente baja de su nube me doy cuenta que estoy frente
al estudio, que raro, no recuerdo haber venido hacia aquí, pero más raro aún es
que la puerta se abre sola, como invitándome a entrar, cosa que hago, más por
curiosidad que por valentía.
Una vez dentro un libro cae de la misma estantería, pero esta vez dejando ver un
interruptor, ¡Lo sabía! Es una puerta, no puedo traspasarla, así que me concentro
e intento tocar el interruptor, lo logro al tercer intento. La estantería se desplaza
hacia un lado, dejando a la vista unas extensas escaleras que llevan a lo que
parece una especie de sótano. Alguien me toma de la mano.
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siempre estoy con él. –dicho esto desaparece, dejándome con miles de
preguntas-
No sé cómo voy a encontrar lo que busco sino sé qué estoy buscando. Examino
todo el lugar con la vista, me cuesta mucho trabajo poder tocar las cosas, pero
poco a poco aprendo a controlar la habilidad. Hay libros de hechizos muy
antiguos, objetos que utilizan los médiums para conectarse con el más allá, y
otras cosas que no me interesan. Un grito de enfado me sobresalta.
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símbolo en el centro que en mi vida he visto, lo tomo y lo pongo con cuidado en el
suelo. Me siento a un lado y comienzo a leer.
Opto por buscar a Damián, hay ciertas cosas que debemos aclarar. Lo encuentro
en su habitación escuchando música a través de los auriculares, está recostado en
su cama, con un pantalón de dormir celeste y el torso desnudo. Tengo que cerrar
los ojos y tragar saliva para concentrarme en lo que voy a decir y no en su
fantástico cuerpo. Él me ve, se quita los audífonos y se sienta en la cama.
¡Al fin te dignas a salir! ¡Pensé que te quedarías para siempre! Como te
grité y eso, creí que era un berrinche encerrarte ahí. -dice sin levantar la
vista de su iPhone, como si hablara con la pared-
Tú eres idiota, me importa poco si gritas o si te enojas con el mundo, no me
encerré por ti, de hecho, ni siquiera fue tanto tiempo, aun es de noche. -
digo cortante mientras enarco una ceja y me cruzo de brazos, este tonto me
pone a la defensiva siempre que hablamos, o mejor dicho, discutimos-
Llevas tres días encerrada. -dice con el ceño fruncido- es domingo y son las
11:30PM, casi cuatro días.
Juraría que solo he estado allí unas cuantas horas. -mi voz suena más
calmada-
Es obvio, no sientes hambre, ni frío ni... -dice, pero al ver mi expresión de
irritación cambia el tema- ¿Averiguaste algo? -esta vez me presta más
atención-
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Ahora entiendo por qué Sara decía que mi destino estaba torcido, el día del
accidente debió morir otra persona, el auto me atropelló en su lugar, yo no
tenía que estar ahí, y por eso estoy viva. -explicar no se me da bien, pero
intento hacerlo lo mejor posible para que me entienda-
Es decir, que si esa persona muere se cumpliría su destino y tú despertarías.
-me alegra que ate cabos, ni yo lo habría resumido mejor-
Pero no sé quién es esa persona, pudo haber sido cualquiera, había
demasiada gente ese día, y luego que la encuentre ¿Cómo hacer que
muera? ¿La mato? -reflexiono- Además solo tengo 63 días para todo eso.
Un momento, ¿63 días? ¿Solo eso? ¿Por qué? -pregunta sobresaltado-
Desde el momento en que los destinos se cruzan tengo 100 días para lograr
que quien debe morir muera, para que quien debe vivir viva. He perdido
demasiado tiempo.
¿Qué pasa si no logras que esa persona muera?
Yo moriría en su lugar, no hay espacio para los dos en el mundo de los
vivos. -lo escucho tragar saliva con fuerza- ¿Qué pasa? -pregunto-
Nada, en 63 días pase lo que pase al fin voy a poder descansar de ti. -su voz
suena indiferente y despreocupada, pero su cara es la evidencia de que
miente-
Necesito hacerte una pregunta. ¿Me ves brillar? -me siento ridícula, y al
verlo reír con ganas, aún más-
¿Brillar? Estás loca. -se ríe como si lo que acaba de escuchar el un total
estupidez-
El tipo sin brazos del que te hablé, me dijo que brillaba, que hasta que me
vio, pensaba que solo eran historias. Tu abuela también me dijo algo
parecido, pero no sé qué significa. -técnicamente no es una mentira, se lo
dijo a Mónica en un mensaje que era para mí-
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Sus facciones se tensan, señal de furia, siempre que hablo de su abuela se pone
así, el momento augura una nueva discusión si sigo hablando de ella, mejor me
voy a seguir leyendo, a ver qué más puedo investigar.
Por fin encuentro la razón por la que unas veces puedo tocar las cosas y otras no.
Se debe a que entre la persona viva por error y yo hay una especie de conexión,
mientras ella o él duerme (su alma está en un período de trance y es vulnerable
ya que su cuerpo técnicamente no funciona, es lo más parecido a la muerte) yo
puedo tomar parte del control, es decir, hacer cosas como tocar, sentir los olores,
pero ni me canso ni siento cosas como hambre o sueño. Pero… siempre hay un
pero…no puedo tocar a las personas, es decir, sí puedo, aunque no debería
hacerlo muy seguido…ya que mi ciclo vital es utilizado por alguien que debería
estar muerto, por lo que cada vez que toco a una persona viva esta pierde 100
horas de su existencia, excepto cuando está dormido. No es justo ¡La vida es
injusta! ¡Por lo visto la muerte también!
Ya llevo tres horas aquí, son casi las tres de la madrugada, ya no quiero leer más
este libro, cada vez que lo hago encuentro las respuestas que menos deseo
encontrar. Damián ya debe estar durmiendo, pero para mi sorpresa me lo
encuentro en la cocina bebiendo un té para poder conciliar el sueño.
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¿Aún no sabe que no duermo? Y encima me invita a dormir con él –qué tierno-
No pienso sacarlo de su error, al menos hasta que me convenga.
No respondo, solo sonrío y bajo la mirada, qué vergüenza ¿Por qué me saca
trapitos sucios ahora?
¿Eso es todo? ¿No me vas a decir imbécil, ni te vas a enojar porque te dije
fantasma? Me estoy preocupando. -abre mucho los ojos y frunce el ceño,
fingiendo espanto-
No, pero ahora veo que te gusta verme enfadada. -enarco una ceja
fingiendo incomodidad-
Tranquilo, a veces puedo tocar las cosas, pero no siempre. -digo para
calmarlo-
Lo sé, te he visto…no es eso, son tus manos… -toma mis manos entre las
suyas- están muy frías.
Las suyas, por el contrario, son cálidas y grandes, tanto que las mías caben dentro
a la perfección, se va acercando poco a poco a mí y creo que va a besarme, pero
no lo hace, ¡qué decepción! Se acerca a mi oído y susurra: ahora que puedes tocar
¿Debería replantearme lo de dormir en la misma cama
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Capítulo 9
De repente recuerdo que acabo de quitar 100 horas a su vida y saco mis manos
del dulce cobijo de las suyas con un fuerte tirón.
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despierto, intento retirar la mano de su cuerpo, pero él la agarra en el aire. ¡Me
ha cogido con las manos en la masa! Literalmente, ¡MIERDA! ¡DE NUEVO!
¿Tanto me odias que quieres que viva cuatro días menos? -dice
bromeando, pero sin soltarme-
P-Pensé que estabas dormido. -tartamudeo intentando inútilmente liberar
mi mano-
Mi corazón late tan rápido que juraría que estoy a punto de ser el primer
fantasma al que le dé un infarto. Me muero por que me bese, he esperado eso
desde la primera vez que lo vi. Pero me hago la dura, las cosas difíciles son más
tentadoras.
No pude concluir la frase, porque pega su boca a la mía, si muriera ahora moriría
eufórica, sus labios se mueven al compás de los míos. ¡Qué bien besa, joder!
Muerde mi labio inferior con una sensualidad enloquecedora, y sigue besándome
como solo él puede hacerlo, luego introduce su lengua en mi boca comenzando
una batalla de lenguas –es el punto medio de la frase ¨hágase el amor no la
guerra¨- Al mismo tiempo que sus manos descienden por mis caderas va
depositando besos en mi cuello, siguiendo una línea hasta el lóbulo de mi oreja,
mi cuerpo entero tiembla, ojalá pudiera estar así para siempre, sentir su piel sobre
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la mía es una sensación mágica e indescriptible. Entierra su mano en el interior
de mi blusa y acaricia suavemente la piel de mi vientre levantándola poco a poco,
dejando a su paso dulces escalofríos que recorren mi cuerpo. No quiero que esto
acabe, pero… ¡No! ¡No puedo permitir que esto siga! Lo empujo a un lado,
inútilmente, él es mucho más fuerte y solo retrocede un poco, intenta besarme de
nuevo y me toma por la cadera y tira de mí, pero ya no puede tocarme cuando se
acerca. Me siento aliviada de que ya no puede tocar, porque no sé si hubiera
podido detenerme una segunda vez.
¿A qué juegas? ¿No te das cuenta de que te estás metiendo con alguien sin
vida y que cada vez que la tocas succiona 100 horas de la tuya? ¿Qué te
pasa? -grito cuando recupero el aliento-
Y qué puedo hacer cuando me tocas de esa forma, soy un hombre, no un
pedazo de piedra. Casi me vuelvo loco intentando resistirme. -sus palabras
me llenan de ganas de saltarle encima y comérmelo, pero desaparezco,
para volver a aparecer en el jardín e intentar calmarme-
Damián baja corriendo las escaleras y siento sus pasos que se vienen acercando a
mí. Intento no hacerme ilusiones, no sé si despierte algún día, y aunque lo haga él
nunca va a sentir por mí algo más que una atracción sexual. –respira Adriana,
respira y olvida lo que pasó- me aconseja mi subconsciente que aparece cuando
quiere, ¿Por qué no me aconsejó que me alejara antes de besarlo? –aunque
tampoco estoy muy segura de si lo habría escuchado-
Ahora me debes 100 horas. -me dedica una media sonrisa de lo más
seductora-
200, en realidad –rectifico mostrando indiferencia-
Las primeras son nulas, lo hiciste para reducir un daño que iba a ser peor.
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¿Cuándo quieres que te pague mi deuda?
Cuando despiertes. –sonrió de medio lado y bajó la mirada, casi pude
imaginar lo que estaba pensando-
Damián despierta temprano, aunque por las grandes ojeras que se observan
debajo de sus ojos sé que no durmió nada.
¿Piensas quedarte sentada los días que te quedan sin buscar ni hacer nada
para regresar? Si lo hicieras rápido y regresaras antes sería mejor ¿No
crees? -wau, alguien despertó de mal humor, es muuuuy voluble-
Claro que estoy buscando, no me he cruzado de brazos, hace un rato estaba
en el estudio intentando hallar alguna pista que me ayude a comprender
por qué otros espíritus me ven brillar y dónde comenzar a buscar a quien
sea que robó mi vida.
Pero no puedes hacerlo sola. ¿verdad? -dice con su habitual tono engreído
y cruzándose de brazos- recordé que mi abuela tenía una amiga, Marta,
también es espiritista, eran muy íntimas, tal vez ella pueda ayudarte. -
prosiguió-
¿Qué haría yo sin ti? -pronuncié las silabas muy lentamente, como si
hablara con un niño pequeño con sordera-
¡Sarcástica! -gruñe-
¡Idiota!
¡Tonta!
¡Imbécil
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Capítulo 10
La tal Marta vive casi al otro lado de la ciudad, cuando llegamos a su casa ella
recibe a Damián como si hubiese sabido ya que vendría, me doy cuenta de que es
ciega, pero se mueve como si pudiera ver, cuando ella va a la cocina a preparar
té, él me susurra al oído que Marta no ve con los ojos, pero es capaz de sentir la
energía de aquello que la rodea. Regresa con dos tazas de té, coloca una delante
de Damián y otra para mí.
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Tú brillas -dice señalando en mi dirección con un dedo- y tú estás inmerso
en la oscuridad -esta vez se refiere a él- Sois la luz y la oscuridad, uno para
el otro.
¿Eso qué significa? -preguntamos al unísono-
Cada persona en el universo tiene su alma gemela, una es la luz y la otra es
la oscuridad, son muy diferentes (no sé por qué las llaman gemelas), se
hacen daño mutuamente, pero si se unen ya nada puede separarlos, actúan
como imanes, por mucho que intenten separarse el destino las va a volver a
juntar. Tienen una extraña conexión, como si fueran superpoderes, pero no
funciona hasta que están juntos, es decir, hasta que el amor sea
verdaderamente grande. Pero casi nadie la encuentra, es casi imposible, ya
que pueden surgir en lugares opuestos del mundo o incluso en épocas
diferentes. La luz brilla cuando la oscuridad está cerca, brillas porque eres
la luz. -me dice- Pero no siempre es bueno, otras almas verdaderamente
oscuras querrán aprovecharse de la luz que irradias.
La conexión aparece solo cuando nace el amor entre ellos, ¿No antes? –
Exacto, alguna vez escuché de un caso en el que cuando algo malo le
pasaba a uno, el otro podía sentirlo. -explica-
¿Por qué mi alma es oscura? Nunca le hecho daño a nadie. -interviene
Damián-
Nunca dije que tuvieras un alma oscura, sino que estabas inmerso en la
oscuridad. Significa que vives con inseguridades, que cierras tu corazón
por miedo a que te lo rompan, que te niegas a querer a la gente por miedo
a que te abandonen, vives lleno de dolor y encerrado en tu propio mundo.
Esto es ridículo, nunca debí haber venido. Nos vamos. -dice dirigiéndose a
la puerta-
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Sabes que en el fondo lo que digo es cierto, cuanto antes lo aceptes será
mejor para ti. -le dice Marta con voz suave y luego se dirige a mí- ¿Creí
que querías saber quién vive en tu lugar?
¿Usted lo sabe? -mi voz suena más desesperada de lo que hubiese querido-
Lamentablemente es algo que debes descubrir tú sola, pero puedo darte
una pista: Es alguien que estaba muy cerca de ti, y lo seguirá estando
después
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Querer a alguien no es algo que decidas hacer, como si se tratara de decidir
qué quieres cenar hoy, la gente se gana el cariño de los demás por como
son y por lo que valen como persona, y llegas a quererlos y a veces a
amarlos, sin poder evitarlo, incluso aunque esa persona no se lo merezca,
porque eso es cosa del corazón y no de la cabeza. Y no sé si ellos serían
capaces de hacer lo mismo por mí, yo no hago las cosas para recibir algo a
cambio. Debería importarte más lo que tú haces que lo que podrían
hacerte.
Cierro los ojos para concentrarme en qué lugar quiero aparecer cuando
desaparezca, pero él vuelve a gritar:
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Capítulo 11
Iba a decir que tal vez podría ayudarte si hablabas conmigo -enfatizo en las
palabras tal vez- pero tranquilo, no veo como pueda ayudarte un fantasma.
No me había dado cuenta de que pensaba en voz alta, qué vergüenza, y encima él
lo escuchó todo. Nunca me ha llamado Adriana ¿De qué va?
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La verdad es que no creías que pensara, si somos sinceros, para ti soy una
tonta sin cerebro. -lo corto antes de que acabara la frase-
Claro que no, por favor, escúchame, es la primera vez que le pido perdón a
alguien y no me lo estás poniendo nada fácil.
No necesitas pedirme perdón, al contrario, soy yo la que debe pedirte una
disculpa por entrometerme en tu vida tan complicada. Pero descuida que
ya me voy… -grito irritada-
Doy una vuelta con la intención de desaparecer de nuevo, pero él corre hacia la
meseta donde estoy.
¡Espera! -grita- Por favor, perdóname, por favor no te vayas, por favor. -
ruega con cierta desesperación, sus ojos brillan como nunca los había visto
brillar-
Nunca te había visto así, Damián, se supone que no te causo más que
problemas ¿Por qué quieres que me quede? ¿Por qué te comportas como
un imbécil conmigo?
Porque eres del tipo de persona al que es muy fácil quererla. -admite-
No te entiendo
No tienes que entenderlo, no me dejes solo, sé que te oculto muchas cosas,
pero no te vayas.
Puedo ver como los músculos se tensan debajo de su camisa, y tiene los ojos muy
rojos, pero no llora. La vena de su cuello amenaza con reventar si vuelve a gritar.
Pretende que me quede a su lado, pero siento que no sé quién es, todo en él es
misterio. Me mira fijamente con la respiración entrecortada, esperando que diga
algo.
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Me voy a casa, a mi casa. -puedo ver la decepción en sus ojos azules, está
destruido- Más te vale estar tranquilo mañana cuando regrese para que
podamos hablar con más calma, aún tenemos un asunto pendiente.
-continúo y su expresión cambia por una más relajada-
¿Me prometes que vas a regresar? -su pregunta parece la súplica de un
niño-
Si tú me prometes estar ahí cuando lo haga -le dedico una sonrisa sincera-
Te lo prometo.
¿La van a desconectar? ¡No! ¡No pueden hacer eso! … Sí, yo le aviso, no te
preocupes, vamos a encontrar el modo de impedirlo…sí, claro…cuenta
conmigo… ¿Qué opina Alicia? ... ¿Qué? ¿Cómo que no sabe nada? Hay que
avisarle…aún puede despertar, he visto casos de personas que despiertan
después de varios años…está bien…hasta mañana entonces, nos vemos en
el hospital a las 6.
Mientras René hablaba me di cuenta que podía tocar las cosas de nuevo, es decir,
que si él y José están despiertos entonces la persona que busco está entre Alicia y
Dany. Voy a buscarlas para ver cuál de las dos duerme y salir de dudas de una
vez, las encuentro a ambas en el hospital y duermen profundamente, un teléfono
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suena y despierta Alicia, Dany ni se inmuta, intento tocar el ramo de flores que
está a mi lado y no lo logro. Es ella…es Alicia, mi hermanita pequeña.
Mi hermana llora con desconsuelo y José la acuna con sus brazos y le deposita un
suave beso en los labios, a pesar de la tristeza que siento, esta es una buena
noticia. José es un chico dulce y cariñoso, me alegra mucho que sea él el novio de
Alicia. Me quedo allí hasta la tarde, no me gusta pensar que no están yendo a la
escuela por mi culpa, pero a la vez me llena de felicidad tener tanta gente que me
quiere a su lado. Ahora si puedo responder la pregunta que me hizo Damián,
ellos sí harían lo mismo por mí.
Cuando soy consciente de la hora recuerdo que Damián ya debe haber llegado de
la escuela hace buen rato, y voy hacia su casa.
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Capítulo 12
Se va sin decir una palabra más. Aprovechando que es de noche y que puedo
tocar pienso en ir a nadar a la piscina que está en la parte trasera de la casa,
mañana es posible que Damián me eche de aquí, con él nunca se sabe, y menos
ahora que me he rendido, ya no tiene que ayudarme ni ningún otro compromiso
conmigo.
Me lanzo al agua, para mi sorpresa puedo nadar y mojarme, hace poco descubrí
que podía hacerlo, pero no lo había intentado, también me enteré que los
fantasmas pueden tener sexo, creí que era mentira hasta que Paul (un chico ya
muerto que conocí en el hospital) me contó que se habían dado casos de
violaciones a mujeres vivas, no es que me importe tener sexo (tampoco tengo con
quien), pero jamás hubiera creído que las relaciones íntimas entre los muertos y
los vivos eran posible, además los muertos aprenden a desarrollar la habilidad de
tocar como si se tratara de cantar o bailar, yo sin embargo debo esperar a que
Alicia duerma, por un momento desearía que quien tomó mi vida fuera Dany, ella
se pasa el día durmiendo, y la noche también. Eso haría todo mucho más
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divertido, ya no estoy triste, ni le temo a la muerte, solo voy a divertirme mis
últimos días.
Nado de un lugar a otro, amo nadar, hace mucho tiempo que no lo hacía, estoy
sola y es un poco aburrido así que tomo una piedrecita y la lanzo al fondo de la
piscina, buceo hasta recogerla y repito la acción una y otra vez, recuerdo cuando
mi hermana y yo lo hacíamos de pequeñas, entonces era mucho más entretenido,
lanzábamos varias monedas y la que más recogiera se quedaba con ellas. Una vez
ella las recogió todas hasta contar con la suma suficiente para comprar un dulce,
mientras yo me empeñé en recoger una de cinco céntimos que había en la parte
más profunda y luego de tanto trabajo me quedé sin dulce y sin la moneda, pues
después que logré alcanzarla la lancé por una alcantarilla. Mi mamá decía que
eso demostraba mi perseverancia y de mi hermana también decía mucho, que era
terriblemente glotona. Recordar esas cosas me causa un ataque de risa y me
hundo, no puedo reír mientras nado, siempre me hundo.
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Este lunes con Matemáticas. Si quieres podemos estudiar juntos.
Estás loco, estudiar ocupa un lugar en mi lista de tres cosas que más odio.
después de la hipocresía, y que me despierten. -replico-
Vamos, necesito tu ayuda, al menos diste las primeras clases. ¿No? -me
pone carita de cachorro y no me puedo resistir- Genial, comenzamos
mañana después de que lleguen mi madre y Mona.
Por cierto, nunca he visto a tu padrastro. -observo-
Está en un viaje de negocios fuera del país. -por su expresión supe que era
mejor no tocar ese tema-
Para mañana cuando regreses de la escuela ya habrán llegado. -pienso-
Sí, para cuando regresemos de la escuela. -me rectifica acentuando en la
palabra “regresemos”-
No pienso ir a la escuela, estoy de vacaciones. -objeto-
No estás de vacaciones, te estás comportando como una enferma
desahuciada.
Claro que no.
¿Y entonces a que viene todo eso de divertirte y pasarla bien los últimos
días?
¿Por qué no podemos hablar sin acabar discutiendo? Además, es mi
decisión, ¿A ti que más te da? Ni que te importara.
Es de mala educación responder con otra pregunta.
Pues perdona mi falta de educación, educado caballero. -digo con
sarcasmo-
¿Qué pasaría si no quisiera dejarte ir? Tal vez sí que me importas -no logro
descifrar su rostro-
No lo dices en serio. ¿o sí?
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Se queda callado unos minutos y luego suelta:
Claro que no, solo me parece injusto. Has lo que quieras con tu vida.
Cuando el sol ocupa su lugar en el cielo, Damián baja a la sala, lleva puesto su
uniforme, le queda tremendamente sexy. Yo estoy destrozada en llanto, él me
mira preocupado y luego se echa a reír cuando ve la razón de mis lágrimas,
Leonardo Di Caprio acaba de morir. Apaga el televisor y me hace un gesto para
que nos vayamos.
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Capítulo 13
En la escuela una chica muy coqueta lo saluda con mucho descaro, y él lejos de
ignorarla como hace siempre le devuelve el saludo con el mismo coqueteo. Es una
lástima que no pueda tocar porque la dejaría calva en este instante. ¡Arghhhh!
De nuevo en la escuela, ¿Qué mal habré hecho para merecer esto? Qué aburrido,
Damián está sentado a mi lado en la mesa, no sé cómo puede dormir en clases y
que el profesor no le diga nada, a mí me habrían condenado al infierno, pero
como dicen: el que puede…puede, y yo por lo visto no puedo.
La zorra esa está sentada dos mesas más adelante, como siga mirando de ese
modo a Damián le saco los ojos, ya va a ver, mejor que no se meta en territorio
que no puede ver, literalmente.
Por fin la hora de receso ¡Al fin! Damián me obligó a permanecer allí en el salón
el turno Historia completo, total, para dormirse, pero esta sí que se la cobro, otro
que se mete en territorio equivocado. Salimos juntos del aula y esa perra
asquerosa acosadora se acerca a él de nuevo.
Dami, necesito un súper favor y solo tú me puedes ayudar, eres muy bueno
en Inglés y yo soy pésima ¿Crees que podamos estudiar juntos? -miente esa
estúpida mientras parece que hace una danza erótica en el lugar-
Damián creo que le está dando un ataque de epilepsia a esta chica ¿Por qué
no deja de moverse? -me burlo de ella, él intenta contener la risa-
Obvio, en mi casa el miércoles a las 5. Luego te paso la dirección.
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Dice él, le guiña un ojo y se va, ¿Por qué le coquetea? ¿Qué le pasa? No pienso
seguirlo, lo último que me falta es andar con sus estúpidos e inaguantables
amigotes. En fin, me voy a ver a mis amigas, Alma está más que feliz porque su
novio le compró un Oso de peluche, y le tiene preparada una sorpresa para este
fin de semana, pues cumplen dos meses juntos, la pobre está monotemática con el
asunto. Carla la escucha y a cada rato le hace un gesto como: Sí, ajá, para hacerle
entender que la está escuchando, cosa que dudo, ella siempre se quejaba conmigo
del horrible pitillo que tiene la voz de mi amiga, a ambas las quiero mucho, me
hace muy feliz que se hayan juntado más desde que no estoy con ellas, ya que
antes del accidente yo siempre estaba en medio de sus discusiones y era agotador.
Carla por lo que veo no tiene novio, lo último que recuerdo es que tonteaba con
un tal Michael, pero por lo visto no funcionó.
Después de pasar el rato con ellas, el segundo receso lo paso con Melody, aunque
con ella sí me aburro un poquito, pues siempre me he divertido mucho con Alma
y Carla, ellas son más como yo, pero andar con Mel no está mal. Le gusta un
chico, pero no tiene el valor de decírselo, yo era la encargada de aconsejarla y
esas cosas -soy Cupida- . Me propongo juntarla con él, la verdad es que el
muchacho es muy lindo y se ve que babea por ella, pero si hay algo peor que dos
tímidos juntos, es dos tímidos separados.
La hora de la salida me hace sentir viva de nuevo, no me había sentido tan feliz
hace tiempo, extraño lo que siente esperar con ansias las vacaciones, que estés a
punto de hacer un examen y que se te olvide todo en ese momento, que estén a
punto de decirte tu nota y el profesor de más lata que nunca…
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tan sonoro y un abrazo tan fuerte que pensé que le iba a romper los huesos.
Luego de una gran merienda que comió en un dos por tres me hizo señas para
subiera con él a su habitación, con gente en la casa es más difícil que podamos
hablar.
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¿Yo? No he hablado, lo juro.
Tramposa.
¡Wau! Tú me dices tramposa cuando eres quien me obliga a atender las
clases mientras duermes para que luego te explique la lección. Me siento
como la chica nerd de la que el chico guapo se aprovecha para que le haga
los deberes. –hago pucheros-
Capítulo 14
Su madre se va sin despedirse siquiera de él, a Mónica le dice que se porte bien y
le da un beso antes de subir al auto. Damián se levanta de un salto de la cama y
grita:
¡Monaaaa!
Alguien se ha vuelto muy sucia ¿acaso no te piensas bañar hoy? –le dice
con cariño a su hermana-
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¿Puedo comer primero?
De eso nada señorita. –dice y ella hace pucheros- pero cuando salgas
podrás comer lo que quieras. Y no corras, tienes que descansar, te operaron
hace menos de un mes. –le da un beso en la frente y ella se va al baño-
Ooooooouh!!!!!! ¿Quieres ser mi hermano mayor? ¿Puedes bañarme si
quieres? –bromeo-
Pervertida.
Tonto.
Mientras Mona toma una ducha y Damián prepara la cena –qué lindo, prepara la
cena, quiero un marido así- yo voy al hospital un segundo, quiero ver al resto de
mis amigos, ver a Alma, Carla y Melody me hizo extrañarlos a ellos.
Allí todo está igual, excepto Dany que se cortó el pelo y se ha acercado mucho a
René en plan amoroso estos últimos días –yo sabía que algo se traían estos dos-,
mi hermana planea una cena este sábado para presentar a su novio, no pienso
faltar ese día, todavía no me creo que la pequeña Alicia tenga novio, debería
ahorrarme lo de pequeña, porque ella parece mayor que yo en todos los sentidos,
siempre ha sido la más madura. Soy como la Hermana Mayor-Menor.
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¿Me quieres contar qué te ocurre? –pregunto-
La última persona a la que se lo conté terminó muerta, y sin brazos.
¿Hablas de Marcos? A mí me lo puedes decir, no creo poder irle con el
chisme a mucha gente ¿Verdad? Tampoco creo que me puedan cortar los
brazos, si te soy sincera. –ella suspira-
No son sueños normales, son sueños de muertes de personas, y luego
cuando despierto… mueren. –explica- Marcos lo sabía, su mujer era
psicóloga y me ayudaban, pero un día soñé que… -dejó de hablar-
Lo asesinaron. ¿Sabes quién fue?
No, no sé nada, por favor no me preguntes más.
Está bien, no te pregunto de ese tema, pero… ¿Desde cuándo te pasan estas
cosas?
Desde siempre, supongo. La primera muerte con la que soñé fue la de papá,
yo no quería que se fuera, pero él me prometió que no le pasaría nada. –
rompe a llorar de nuevo-
No es tu culpa, tú solo sabías que iba a pasar, pero no podías evitarlo.
Mi abuela también decía eso, pero cuando ella murió comencé a
ver…fantasmas. Con algunos he soñado, como con mi amiga Lucía, le dije
que había soñado que ella moría, y ahora no me deja en paz, dice que es mi
culpa.
No lo es, la próxima vez que esa chica te moleste mándala a tomar por el
culo.
Es genial podérselo contar a alguien, no podría decírselo a mi hermano.
¿Y qué soñaste?
Leo se va a suicidar, el amigo de mi hermano, tienes que impedirlo.
Está bien, te lo prometo.
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Justo cuando me giro para marcharme veo detrás de mí una niña de la edad de
Mona, supongo que es Lucía, no me da buena espina, desprende un aura oscura a
su alrededor.
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Capítulo 15
De camino a la shcool pasamos por una tienda de ropa, y veo a través del cristal
un conjunto blanco hermoso puesto en un maniquí, grito como si me estuvieran
matando. Es cierto lo que dijo Damián alias Don Simpatía aquel día en el
hospital, que debería agradecer que la gente no pueda verme. Cuando me giro él
está detrás de mí, boquiabierto:
¿Cómo hiciste eso? –pregunta, está tan asombrado que se le cae la baba-
¿Hacer qué? Y deberías cerrar la boca, no queremos que inundes la ciudad.
Tu ropa…te ves… ¿Cómo lo hiciste?
Lindo, lindo, lindo, que bella es la vida. -¡Viva el sarcasmo!- por culpa de la puta
vida ahora estoy aquí atrapada, que alguien como yo, tan…loca sea invisible es
todo un reto, amo hablar y solo puedo hacerlo con el aburridamente silencioso:
taratatán tatán (retoque de tambores, es obvio) Damián. Pero al menos ahora
tengo ropa nueva.
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pensando idioteces. ¿Pero qué hago para impedirlo? No puedo subir y decirle que
no lo haga porque se caería, pero del susto. - eso si llega a verme- Maldito
Damián, ¿Dónde andas? Echo a correr, tengo que encontrarlo, Leo no puede
morir antes de estar con Mel, además se lo prometí a Mona.
¿Cómo puedes estarte besando a esta zorra cuando tu amigo está a punto
de morir? –grito-
Dice el muy imbécil, y ella se ríe por lo bajo, un día le voy a sacar todos esos
dientes sucios para ver si le quedan ganas de reír. Lo tomo del brazo y para mi
sorpresa puedo tocarlo, pero…estas manos no son mías… ¿Qué me pasa? ¿Este es
el cuerpo de la chica que traspasé? No la traspasé, me metí en su cuerpo. ¡Wau!
Esto me gusta cada vez más, ahora que puedo tocar…podría hacer lo que tanto
he deseado…partirle la cara a esa zorra.
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Sí, no tengo tiempo para explicarte nada, solo ven conmigo, Leo se va a
lanzar de la azotea.
¿Qué? ¿Por qué?
Maldita sea Damián, porque descubrió que es pájaro y quiere volar ¿no te
jode? Se va a matar.
Mierda. –murmura y echa a correr a una velocidad sobrenatural-
Yo voy tras él, cuando pasamos por la cafetería me veo reflejada en una de los
ventanales de cristal, ¡¡¡¡Qué!!!! No me había dado cuenta que estoy dentro del
cuerpo de Melody. –los sueños sí que se cumplen- aunque no quería tener un
cuerpo así de ese modo precisamente.
Subo a la azotea con Damián, Leo se lanza pero mi dulce rubio cascarrabias logra
alcanzarlo antes que caiga y lo baja del muro, hasta dejarlo en un lugar seguro
donde no pueda cometer ninguna estupidez.
Leo es un chico muy guapo, pero visto así parece un animal herido, Mel va a
tener que brindarle mucho apoyo y paciencia.
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¿Tú qué sabes de la vida, de las heridas? A veces son demasiado profundas.
–dice mirándome a los ojos-
Sé más de lo que piensas, mi mejor amiga va a morir en poco tiempo. No te
parece injusto como los que tienen la oportunidad de vivir la malgastan, y a
aquellos que no la tienen no les queda más remedio que luchar para que
esa oportunidad les sea otorgada aunque lo hagan en vano, pero se aferran
a la más mínima esperanza. Ella no quiere morir, sin embargo tú, ¿Qué
haces? Haces que el esfuerzo de los que verdaderamente sufren sea
insignificante. Si odias tu vida, entonces mejórala, cambia lo que odias por
lo que amas y si no tienes esperanza para seguir adelante, entonces búscala,
debe estar ahí esperando a que la encuentres y no a que te rindas. –no soy
consciente de que estaba llorando, Damián me mira fijamente con
expresión afligida-
¿Qué esperanza podría buscar? ¿Cómo?
Pregunta Leo mientras seca una de mis lágrimas, y acaricia suavemente el rostro
de Melody, había olvidado que ocupo su cuerpo. Damián se levanta y nos deja
solos.
Leo acerca su cara a la de Mel para besarla, y acto seguido yo salgo de su cuerpo,
para que sea mi amiga la que disfrute el beso que lleva tiempo esperando. Me
hace feliz pensar que no he perdido facultades –de Cupida, no me refería a otras-
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¿Le has besado? –pregunta sin poder ocultar su enfado-
Pregunta el imbécil con una actitud arrogante que me dan ganas de matarlo. Así
que esa perra asquerosa que está a por los huesos de mi hueso se llama Amanda,
¡Ya verás, Amanda, ya verás! Buajajajaja (esa fue mi maravillosa risa diabólica),
pero el caso es que no me puedo bajar a su nivel y darle el gusto, así que decido
jugar su juego.
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Capítulo 16
Después de tres horas, esa chica aún no sabe ni decir THANK YOU. ¿Se puede ser
tan estúpida o es que lo hace a propósito para estar más tiempo? Yo no paro de
reír y él me dedica miradas reprobatorias, gritando ¡Vete! Con los ojos, es obvio
que se quiere quedar a solas con ella. ¡Aaaaay! ¡Hombres! Solo piensan con la
cabeza inferior.
Bajo a hablar con Mona, a ella también le cayó mal Amanda desde el primer
momento. Tiene buenas curvas pero… ¿Qué le ve Damián? –bueno…creo que ya
me respondí-. Mona llega al cuarto de Damián con dos vasos de jugo. Le entrega
uno a su hermano y cuando le va a dar a Amanda su vaso… ¡Ups! Se le cae
encima de ella. Yo simplemente no dejo de reír, Amanda le dice que no se
preocupe y que solo fue un accidente, pero por su cara creo que sabe que fue a
propósito, mira a Mona como si quisiera matarla.
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silueta poco nítida de mi imagen a través del reflejo empañado. Ella no puede
creer lo que ve cuando levanta la vista y limpia parte del vapor con la palma de la
mano, ya no hay rastro alguno de mi reflejo. Se gira nerviosamente, pero no ve
nada detrás de ella, se vuelve hacia el espejo donde, aprovechando unos minutos
que pude tocar escribí en una parte todavía empañada: Las zorras mueren
pronto.
La pobre salió corriendo del baño directo hacia la puerta, con el horror en la cara,
más pálida que una hoja de papel. Yo salgo detrás de ella andando despacio, muy
calmada y con una sonrisa maliciosa creciendo en mi rostro. Mona aún sigue en
el cuarto con su hermano.
No puedo dejar pasar el día de forma tan monótona, necesito divertirme, llevo
una semana haciendo lo mismo, la rutina escuela-casa me vuelve loca y eso que
no estudio ni atiendo a las clases, solo vengo para estar cerca de mi hueso, - que
de hueso no tiene nada, es más músculo que otra cosa- ya yo estoy jubilada.
Además HOY ES EL ÚLTIMO DÍA, ya estamos en las vacaciones de navidad. ¡Sííííí!
Por eso me voy a divertir al máximo hoy.
Las clases fluyen con gran rapidez, el turno de la tarde estará ocupado por una
fiesta de despedida organizada por los estudiantes. Hay de todo tipo de dulces,
buena música, se me ocurre buscar un cuerpo débil o enfermo (aunque sea gripe)
en el que entrar –si no está débil no puedo- pero me arrepiento enseguida, no
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quiero arrebatarle a nadie esta oportunidad de compartir con sus amigos por
última vez en este año.
Hey! Damián soy yo, Adriana, necesito tu ayuda urgente. –digo con
exagerada inquietud-
Tú te llamas Sandra ¿De qué vas? –me contradice esa perra-
Por lo visto la chica de la que ocupo el cuerpo se llama Sandra y encima Amanda
la conoce. ¡Wau! ¡Qué buena soy eligiendo cuerpos! -Sarcásticamente dicho-
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¡Toma eso, perra! ¿Lo ves? Yo soy más importante para él. Ella se va alterada y yo
la miro con suficiencia, espero que la dueña de este cuerpo no sea amiga suya, de
lo contrario ¡Adiós Amistad! No es que me importe mucho, en realidad.
¿Me llamó ¨Adriana¨? ¿O fue idea mía? Solo lo hace cuando está enfadado o
preocupado, y algunas veces cuando habla en serio.
Verás, hace mucho tiempo que yo… ¡Maldita sea necesito un helado YA
MISMO! –digo-
Damián me rodea los hombros con un brazo y tira suavemente de mí para que
camine a su lado, sé que aún se está riendo.
Vamos por tu helado niña pequeña. –se burla ¡EL MUY CABRÓN!-
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Capítulo 17
Al cabo de un rato llegamos a una heladería preciosa y con todo tipo de sabores,
las mesas están ordenadas en filas, muy elegantes, nos sentamos en una que nos
indica un mesero vestido con un gracioso traje de pingüino, y esperamos
pacientemente por el helado –que conste que hablo por Damián, a mí casi me da
un ataque-. Se me hace raro que los meseros vistan de pingüinos, hasta que leo en
la carta que el nombre de la heladería es: Polo Sur –qué original-
Si fueran a desaparecer las delicias del planeta y solo pudiera salvar una,
sería el helado. –contesto mientras termino mi-su plato.-
Nos levantamos y nos vamos a un parque cerca de allí a tomar el aire, el ambiente
es muy agradable, hay personas ejercitándose, otras entrenando, otras paseando a
sus perros…en fin cosas de parques. Yo me recuesto a un árbol y Damián se
coloca justo en frente de mí, demasiado cerca. Me mira los labios fijamente, y
muerde los suyos como si deseara que fueran otros los que estuvieran bajo sus
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dientes, desliza el dedo pulgar desde mi mejilla hasta una de las comisuras de mi
boca ¿va a besarme?
¿Lo ves que eres una niña pequeña? Tenías helado en la cara. –me saca de
mi dulce fantasía-
¡Idiota! ¡nos vamos a casa YA! –grito desilusionada-
¿decepcionada? –pregunta con tono engreído-
La verdad es que sí.
¡¡¡¡Ay no!!!! Lo dije en voz alta, yo y mi mala costumbre de pensar en voz alta
¡MIERDA! Cuando muera voy a pedir que me cosan la boca, solo por si las
moscas.
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escalofríos al resto de mi cuerpo, o… quise decir… no es mi cuerpo el que
acaricia y besa, me separo de él cuando la idea cruza mi mente.
¿Besas a esta chica porque tiene un hermoso cuerpo? –pregunto con miedo
de la respuesta-
Beso a la chica que está adentro, porque aunque no pueda tocarlo tiene
además de tener un cuerpo hermoso, un alma hermosa y una personalidad
increíble. Beso a Adriana, a mi pequeña fantasma. –confiesa-
Mi dulce helado de hueso -me importa un mono púrpura con dos narices que no
exista ese tipo de helado- camina de mi mano casi todo el trayecto a pie hasta su
casa, cuando llegamos yo salgo del cuerpo y entro con él a la residencia –pobre
chica, no debe saber cómo llegó hasta ahí, pero igual gracias- Una vez dentro, su
cara se torna oscura y fría con un notable matiz de odio en cuanto lo ve.
Capítulo 18
Por alguna razón fuera de mis entendederas, lo reconozco, estoy segura de que ya
lo he visto antes pero… ¿Dónde?
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Vivo aquí. ¿Recuerdas? –grita el hombre en respuesta al rugido de Damián.
Por poco tiempo, hasta que cumpla 18 y esta casa sea mía, cuando eso pase
te voy a echar a patadas. –le espeta Damián-
¿Oh, en serio? No me digas. –finge miedo-
Mi padre me heredó esta casa a Mona y a mí. Tú quedas fuera.
Grita dando un paso con intención de partirle la cara a ese tipo, pero llega su
madre y lo detiene.
Comienza a hablar, pero Damián se suelta del agarre de su madre y voltea para
verla con una mirada cargada de dolor, mientras toma su mano.
Se va a su habitación sin dar tiempo a que nadie diga nada más, por supuesto yo
voy tras él –¿acaso hago algo diferente desde que lo conocí si no ir tras él?-
Toma una lámpara de la mesilla de noche y la lanza con furia contra el suelo,
luego le pega un fuerte puñetazo al espejo convirtiéndolo en trizas y dejando en
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su puño lleno de heridas, se dispone a arrojar la computadora por la ventana, yo
intento detenerlo.
¡Basta! No puedes perder el control de ese modo. ¿Te has vuelto loco?
¡Mierda, solo detente! Tienes que estar cuerdo para poder cuidar de
Mónica, no conozco a ese tipo, pero no es bueno.
Damián se para en seco, por fin hizo caso de mis palabras, su hermana es lo más
importante para él.
Ve a curarte la mano, maldita sea, no puedo ver sangre. –digo cerrando los
ojos para no ver sus heridas-
¿Te asusta la sangre? –pregunta divertido, si ya lo decía yo, este chico es
bipolar-
Solo ve a lavarte la mano antes de que termine yo de destruir lo poco que
queda vivo de tu habitación. –mascullo-
Cuando sale del baño lleva el puño vendado y se duchó –huele de maravillas-,
pero está muy serio, demasiado serio para mi gusto. No digo nada, sé que odia
que le hagan preguntas y más cuando está enojado.
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Me ha tomado desprevenida, no pensé que me confesara nada de su vida jamás.
¿Por qué se abre ahora? Tal vez necesita hablar con alguien, a lo mejor se siente
solo.
Ese imbécil, Hugo, golpea a mi madre, ella intenta ocultarlo, estoy seguro
de que lo hace.
Así que se llama Hugo. Quisiera asesinar con mis propias manos a todos esos
hombres cobardes que les pegan a las mujeres porque son más débiles. Les
pondría sus malditas lenguas de corbata y luego los diluiría en ácido mientras
aún están vivos. –Creo que soy un poco psicópata-
Es de noche, estoy un poco preocupada por Mona, desde que llegó de la escuela
no sale de su cuarto. Voy a verla.
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Cuando miro a su lado está ahí Lucía, esa chica oscura de antes. No es buena, lo
presiento, y nunca me equivoco en estas cosas.
¡Lárgate de aquí!
Interviene Mónica, pero él hace caso omiso a lo que acaba de decir, me mira con
furia.
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Sí, es eso.
¿Estás segura?
Sí. –digo bajando la mirada, no quiero mentirle, pero ya es demasiado
tarde-
Bien, entonces déjame solo con mi hermana. Necesito hablar con ella.
Ya son como las diez de la mañana y nadie en esta casa da señales de vida,
¡¡¡Ohhh!!! ¡Qué injusto! ¡Yo también quiero dormir! En lugar de eso me paso la
noche viendo películas de todo tipo en la laptop de Damián, ya que con gente en
la casa no puedo ver la tele, pensarían que hay un fantasma en la casa que
enciende el televisor en la noche –no estarían muy alejados de la realidad pero
sigue sonando loco-
Voy a la sala –no sé por qué, no tengo nada en mente-, desde ahí escucho un
sollozo que viene desde el cuarto de la madre de Damián –se llama Diana, si mal
no recuerdo- doy rienda suelta a mi curiosidad y me dirijo hasta allí. Está
discutiendo con Hugo. Es evidente que el muy canalla solo está con ella por su
dinero. Me quedo ahí para ver si osa golpearla, pero no lo hace, al menos no con
Damián cerca. Este tipo se comporta de una forma extraña, tiene una rara
obsesión con la limpieza, se frota las manos compulsivamente cuando se enoja, y
se le nota en la cara que es muy violento ¿Será psicópata? -¡Nah! Estoy viendo
muchas pelis- pero de lo estoy segura, Diana le tiene micho miedo. ¿Por qué
estará con un hombre como él? ¿La tendrá amenazada? –Ahí voy otra vez con las
pelis-, debería hacer otra cosa en las noches, porque por lo visto el cine me ha
desarrollado demasiado la imaginación.
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Hace buen tiempo que no me paso por el estudio –ya debe extrañarme-. Me dan
muchas ganas de seguir leyendo el libro de cosas paranormales. Es como el diario
de una antigua hechicera, o bien puede haber llegado hasta las manos de Sara
generación tras generación, es la única explicación que encuentro para justificar
que un libro de tantos años esté en esta casa y no en un museo. Lo bueno es que
yo lo hallé, y gracias a eso he resuelto muchas dudas.
Capítulo 19
Al cabo de unas dos horas decido salir e ir a hablar con Mónica, esa pequeña
mentirosa me debe una buena excusa para que yo le haya mentido a su hermano
de esa forma.
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a su alrededor que los envuelve, se llaman espíritus oscuros. Si una persona
fue en vida de malos sentimientos, asesina…esas cosas…entonces su
espíritu será oscuro al morir.
He aquí mi confusión, Lucía en vida era una niña buena y agradable, pero ahora
es un espíritu oscuro, eso no puede ser posible, hay algo que se me escapa, pero
qué.
Eso lo entiendo, pero… ¿Qué tiene que ver Lucía en todo esto?
Lucía es…
Estaba hablando algo muy importante con tu hermana, necesito hablar con
ella ahora… -protesto-
Y yo necesito que salgas. –dice con visible enojo-
Salgo de la habitación maldiciendo por lo bajo, es obvio que aún sigue enfadado
conmigo por no haberle contado lo de su hermana, maldito imbécil, me acaba de
quitar la oportunidad de advertirle que Lucía no era buena, le puede hacer daño
a Mona. Los espíritus oscuros no pueden entrar en el cuerpo de los vivos sin su
consentimiento, por eso se acercan a ellos para ganarse su confianza y ¡CHAS! Se
apoderan de su cuerpo y de su vida. Si eso pasa Damián jamás me va a perdonar
haberle ocultado cosas como esas, 1: que su hermana predice las muertes de las
personas y 2: que hay un ser maligno rondándola para arrebatarle su vida. Me
voy a volver loca, necesito hacer algo cuanto antes.
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Mira, quiero pedirte una disculpa, no podías decirme un secreto que no te
correspondía revelar a ti. Lo siento. –dice él-
No te preocupes pero… ¿De qué habéis hablado ustedes dos ahí dentro?
Damián abre la boca para responderme, pero en ese momento veo a Mona una
calle más delante ¿Cómo llegó ahí? Camina con la vista al frente como si no
reparara en la presencia de lo que la rodea. ¡MIERDA! No puede ser lo que estoy
pensando.
Grita Damián desesperado mientras corre hacia su encuentro, ella está muy lejos,
no la va a alcanzar a tiempo –al menos corriendo no lo va a lograr-. Me aparezco
justo detrás de ella.
¿Lu-lucía?
No sé por qué dije ese nombre, la pequeña se detiene en seco y gira su cabeza con
una aterradora lentitud, me dedica una sonrisa siniestra y una mirada vacía por
encima de su hombro. ¡Es ella, es Lucía! No es Mónica, sino… ¡Lucía!
Estos segundos que se detuvo sirvieron para que Damián lograra alcanzarla y
detenerla. La alzó en sus brazos y la llevó a casa, ella no ofreció resistencia, en
lugar de eso reía a carcajadas, con una risa malévola y espeluznante. Una vez en
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el suelo se lanzó al cuello de su hermano, sus intenciones eran muy claras, lo iba
a ahorcar.
Se burla lo que sea que esté en el cuerpo de Mónica, ni siquiera es la voz de una
niña, es la de un demonio, grave y escalofriante.
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Ambos salimos a la sala en busca del teléfono, y llamamos a Marta, pero dice que
no puede ayudarnos, que eso solo puedo hacerlo yo. ¿Cómo puedo hacerlo yo?
¿Acaso está loca?
Decido regresar al cuarto a vigilar a Mónica. Cuando llego las cuerdas que la
inmovilizaban están rotas, y la cama vacía.
Volteo y allí está Lucía con esos ojos sobrenaturales taladrándome el rostro, el
cuerpo de Mona descansa inconsciente en los brazos de Damián.
Esto sería una pelea un tanto desigual. Una niñita contra una chica grande
¿No crees?
Capítulo 20
89
Eres un demonio novato. ¿Verdad? ¿Por qué has desocupado el cuerpo?
Puede que no puedas volver a entrar luego. –advierto desafiante-
Ya lo veremos.
Se lanza sobre mí, y me corta un hombro con unas garras que le han salido de la
mano de repente. ¡Wau! Eso me ha tomado desprevenida. El dolor es insoportable,
obviamente no sangro, pero en mi hombro se observa una apertura horrible en
lugar de una herida, siento que se me paraliza el brazo del dolor.
Adriana, ten cuidado. –grita Damián sin poder soltar a su hermana, que
empieza a convulsionar en sus brazos.-
Vuelve a arremeter contra mí, pero le tomo del cuello, y el demonio comienza a
quemarse como si mi mano fuera un guante de hierro caliente. Lo acorralo contra
la pared y se resiste, aunque es muy fuerte, yo lo soy aún más.
¿Sabes por qué los demonios y los oscuros les temen a los espíritus
luminosos? Porque somos más fuertes aunque muy pocos, nuestra luz
puede convertir en cenizas a los de tu especie. –digo con tono victorioso-
No eres lo suficientemente fuerte para acabar conmigo y continuar
existiendo tú. Cada segundo que utilizas tu poder conmigo te debilitas,
cuando yo desaparezca tú estarás tan débil que también lo harás. –replica
retorciéndose del dolor mientras mi mano funde su garganta-
No te preocupes por mí, unos días más, unos menos, voy a desaparecer
igualmente.
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mis energías están el punto mínimo, ya no me quedan fuerzas, no voy a poder
lograrlo, entonces veo el sufrimiento de Damián mientras abraza
desesperadamente a su hermana y saco fuerzas de donde no las tengo. El demonio
emite un horrible y último grito de agonía, finalmente desaparece para siempre.
Si se resistía unos segundos más no habría podido hacerlo.
¿Lo ves? Sí que soy más fuerte que tú. –sonrío triunfante, aunque estoy
jadeando y muy mareada.-
¿Qué? ¿Dormida? ¿Cómo es posible? Puedo escucharlo, pero no logo abrir los
ojos ni hablar.
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recuperarme en varios días? Escucho los pasos de Mónica cada vez más lejanos y
supe que se había ido. Entonces Damián comienza a hablar.
Comienzo a abrir los ojos lentamente, aún sigo sin tener fuerzas, me siento débil,
pero ya no tanto. La cabeza de Damián descansa sobre sus brazos, y tiene los ojos
cerrados. Yo, para mi sorpresa estoy acostada en su cama.
Él levanta la cabeza con tanta rapidez que creí que podría desnucarse. Y me mira
un tanto avergonzado y otro tanto feliz. Noto las grandes bolsas bajo sus ojos, es
evidente que no ha podido dormir en días por estar a mi lado.
¿Estás bien? Creí que no despertarías, creí que… -se le corta la voz-
No te preocupes más, estoy aquí. –lo tranquilizo-
Dice Mona que eres su ángel guardián. –comenta con una sonrisa
confidente-
Me ha descubierto. –bromeo- por cierto, ¿Cómo llegué hasta tu cama?
No podía tocarte, así que te trajo un amigo de mi madre que murió hace
poco y había venido a pedirme ayuda. –explica- A cambio de que te trajera
aquí, yo le entregué a su hija un mensaje suyo.
92
Capítulo 21
Por el tono de su voz supe que no iba a decir nada más al respecto.
Mona baja las escaleras corriendo y Damián la sigue con toda la calma del
mundo.
¿Qué pasa? ¿Se puede saber por qué tanto alboroto? –refunfuña él con
desgana, si es que más ácido no puede ser-
Vamos a poner un árbol de Navidad. –aviso-
Síííí, qué bien. –asiente Mona emocionada-
Yo paso. –dice cruzándose de brazos-
93
Se da media vuelta con toda la disposición de irse, pero Mona lo detiene
agarrándolo de la cintura.
Vamos, no puedes hacer esto, hace mucho tiempo que no ponemos el árbol
–ruega Mona- Y ella no puede tocar nada, ¿dejarías sola a tu hermanita?
Además es algo que se hace en familia
No somos una familia, enana.
Entonces no necesito una, tú eres mi hermano, contigo me basta. –insiste
ella-
Al poco rato estamos los tres tirados en el suelo riendo y contando chistes, el árbol
apenas va por la mitad, pues cada 5 minutos decidimos tomarnos un descanso.
Mona se ha disfrazado de estrella del Rock y se ha puesto unas guirnaldas rosas
en lugar de cabello. No podemos dejar de reír. Al cabo de unas dos horas por fin
terminamos el árbol, bueno…ellos, porque yo no he podido tocar nada, pero mi
labor sigue siendo importante, ¡yo les di la idea! –gran labor, pienso
aplaudiéndome mentalmente-
94
¡Miren! –interviene Mona para evitar una nueva pelea- acabo de
encontrarlo, creí que lo había perdido.
Saca de la caja colgante con dos estrellas de oro, una grande y otra más pequeña.
Son idénticas al tatuaje de Damián. Mona se lo pone en el cuello y va a un espejo
para contemplarlo.
95
momento perdí a Damián de vista y cuando regresó traía unas cuantas bolsas de
más.
Saca su teléfono y se lo lleva al oído para disimular que ante la vista de todos,
habla solo. Ya saben… NO HABLES NUNCA CON UN FANTASMA EN PÚBLICO.
Sí, los regalos para tus padres, también tengo algo para ti.
No era necesario que te molestaras, además no debes gastar dinero en mí,
es absurdo que le compres algo a alguien que ni siquiera lo va a poder
tocarlo. –lo regaño-
Lo hago porque quiero, no por compromiso. Tu familia me cae bien, ¿Qué
tiene de malo?
Supongo que nada. –digo al fin dando mi brazo a torcer- ¿Y qué me has
comprado?
Es un regalo muy especial para cuando despiertes.
¿No te vas a rendir nunca con ese tema? –inquiero molesta-
No, me niego a perder siempre a la gente que quiero. –suelta de repente-
¿Tú… me quieres?
Por su expresión sé que dijo algo que no debió haber dicho, las palabras
simplemente se le escaparon de los labios. Se mueve en el lugar visiblemente
nervioso.
P-pero qué dices… y-yo… no, es decir… No, ¡Estás loca! –tartamudea-
Vale, no te pongas nervioso, solo es una pregunta inocente. –digo fingiendo
inocencia-
N-nervioso ¿Yo? Son ideas tuyas.
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Da media vuelta y se va, no sin antes murmurar un ¡Mierda! Mientras se aleja de
mí, yo me quedo parada en mi sitio, asimilando lo que acaba de pasar. ¿Me
quiere?
Capítulo 22
N-no…no pasa nada, estoy bien, anda pon la peli. –digo en un susurro-
Estás muy callada, y eso solo ocurre cuando…la verdad es que nunca
ocurre.
Es navidad. –digo-
Ajá, eso lo sé.
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Es tiempo de estar en familia, todos juntos, y comer cosas deliciosas…
Entiendo, extrañas tu familia, es la primera navidad que pasas sin ellos
¿Verdad? –asiento- También es la primera navidad que estoy solo, mis
abuelos se encargaban de que fueran perfectas, pero mi madre se encarga
de que sean un infierno. –añade-
Te equivocas en algo.
¿En qué? –pregunta confundido-
No estás solo esta navidad, estamos juntos ¿Recuerdas? No estás con Casper,
el fantasmita amistoso. Estoy yo aquí.
Oh! cierto, estoy con Adriana, la pequeña fantasma. –se burla-
Idiota, ¿Por qué no me cuentas de qué va la peli y te dejas de tonterías? –
digo con tono autoritario-
La película cuenta la historia de un chico con leucemia en fase terminal,
que conoce a una chica de la que se enamora, y ella de él, obvio. Aprenden
muchas cosas uno del otro. Es todo lo que dice en la sinopsis.
¡Wau! ¿Un drama? Pensé que te gustaban más las de acción y esas cosas.
Pensaste bien, luego de esta vamos a ver una de ciencia ficción.
Tal vez me ría durante todo el drama.
La película acaba y yo lloro y lloro como una tonta cuando muere el protagonista.
Damián no para de reírse de mí –maldito idiota-
Mierda, dije que me iba reír y mírame, por eso odio los dramas. Es que…
¿Por qué tenía que morir? No es justo. Ella lo amaba tanto. –cuestiono
ahogada en llanto-
Pues porque tenía leucemia, el amor no lo cura todo. ¿Qué esperabas un
milagro?
98
. Yo creía que los fantasmas eran historias para asustar a los niños hasta
hace unos días. ¿Por qué no creer en los milagros? Además, el amor curó el
corazón cerrado y frío de ella y le dio a él los mejores días de su vida,
murió feliz.–grito sollozando como una niña-
¿Me estás diciendo que crees en los milagros?
Creo en ellos desde que necesito uno.
Le hago un gesto con la mano para que se una, Damián pone los ojos en blanco,
pero cuenta conmigo.
99
Gritamos al unísono, y él destapa una botella de vino que tenía escondida debajo
del cojín del sofá, el corcho me da en la cabeza, significa BUENA SUERTE.
Espera!!! También significa que puedo tocar ahora, qué raro, Alicia nunca se
duerme en estas fiestas. Damián no pierde oportunidad y me abraza con fuerza, y
luego me da un beso en la frente, otro en la nariz y el último en la boca, besa para
morirse, sus labios se mueven al compás de los míos, Maldita Sea, qué bien besa,
mientras me pierdo en su boca pido mi deseo.
A la media noche debes besar a la persona que más cerca está de ti, eres la
única, no tuve opción. –dice indiferente- Además, dicen que como termines
el año, es como estarás el siguiente, yo quiero pasar el nuevo año a junto a
ti.
¿Era ese tu deseo? –pregunto coqueta-
No he pedido uno. –miente-
100
Capítulo 23
Damián se dirige al árbol navideño, muy hermoso por cierto, decorado con luces
de todos colores y figuritas de ángeles, el niño Jesús debajo y todo, pero no nos
vayamos del tema, él saca debajo del árbol tres cajas. Una es roja y alargada, lo
miro entusiasmada y doy pequeños saltitos de la emoción, él me mira y sonríe.
Él toma una caja con un envoltorio de Santa Claus y yo se la arranco de las manos
y le entrego otra más grande de envoltorio azul, ansiosa de que lo vea.
La abre y sonríe.
101
¿Qué? ¿No te gusta? Si no…
Es un barco metido en una botella pequeña, tiene dos estrellas en un lateral, como
su tatuaje.
El dos de enero decido pasar casa. Al parecer fueron a cenar a ese restaurante con
la familia de José y se quedaron en su casa el fin de semana. Pero por fin mi
102
familia ya está en su hogar y yo puedo verlos. Alicia está muy feliz. No habla de
otra cosa, se va a mi cuarto y se sienta en mi cama, yo hago lo mismo.
¿Sabes? Te extraño. Saqué el vestido azul que pensé que te pondrías para la
fiesta de Año Nuevo, eres impredecible, pero yo te conozco mejor que
nadie, si estuvieras despierta te hubieras puesto ese vestido, nunca te lo dije
porque lo quería para mí, pero a ti te queda mejor –suspira- No sé por qué
siempre que te extraño vengo a tu habitación y hablo sola, es ridículo, pero
a veces te siento a mi lado. Te quiero Big Sister.
Digo y una lágrima solitaria desciende por mi mejilla. Alicia se para en seco y da
media vuelta, rebuscando con la mirada en la habitación.
Me acerco a ella, y en el camino choco con mi peluche y este cae al suelo. Alicia
sonríe, pero le sigo viendo tristeza en los ojos.
Dice y sale de la habitación ¡Un momento! ¡Alicia está despierta! Y yo… puedo
tocar. Acabo de tocar mi peluche ¡No me lo puedo creer! ¡No es Alicia! Puedo
vivir, no es Alicia. No quepo de felicidad, Damián tiene que saberlo. Mi sonrisa se
borra de repente. Solo me queda 40 días ¿Cómo voy a encontrar a esa persona en
tan poco tiempo?
103
Capítulo 24
Qué bromista estás hoy, no me asusto con nada, así que pierdes el tiempo.
–dice de mal humor, otro que el estudio lo altera-
Hablando de perder el tiempo, Alicia no es la persona que debe morir en mi
lugar.
Mi hueso da media vuelta en su silla giratoria para poder verme frente a frente,
el brillo volvió a sus ojos.
¿Es en serio? Qué gran noticia –se levanta emocionado de su silla, pero se
recompone y se aclara la garganta- Lo digo por ti, debes estar muy feliz. –
dice como si no le importara-
¿No te importa que vaya a despertar o te estás haciendo el duro?
¿Por qué dices: ¨Hablando de perder el tiempo¨?
Es de mala educación responder una pregunta con otra. –replico- Como
sea, solo tengo 40 días para continuar la búsqueda, una vez más estamos en
el mismo punto, siento que estamos andando en círculos. –suspiro-
Hey! No te desanimes, Fantasmita, vamos a encontrar la manera de que
regreses, tranquila.
¿Sabes? Cuando estoy nerviosa… me pone más nerviosa aún que me digan
que me tranquilice. Por cierto, pensé que no te importaba. Y no soy un
fantasma. -digo trazando un círculo en el suelo con mi pie, fingiendo un
tanto de desinterés y otro tanto de sarcasmo en la última frase-
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Tal vez me importe un poco, pero TRANQUILA –se burla- no tan poco
como para que te sientas mal. –añade-
¿Damián? Hay algo que no sabes. –susurro-
¿Qué? –pregunta algo asustado-
Que el mundo no gira alrededor tuyo.
Tú mundo si gira a mi alrededor.
Creído!!! –gruño-
Tonta.
Idiota.
Damián me cuenta que no pudo entregar los regalos que le compró a mi familia,
así que envió un mensajero, pero que irá al hospital a verlos, ha creado vínculos
de cariño con ellos, últimamente se llevan muy bien.
Los días pasan, pasan, pasan y siguen pasando, y no tenemos ni una pista. No sé a
quién busco ni cómo hacerlo. Pero de algo estoy segura, y es que cada día es uno
menos, y un poco menos de esa esperanza que me movía al principio.
105
Damián me ayuda siempre que puede, aunque han comenzado las clases y a
veces se escapa de la escuela para ayudarme no hacemos algo que sirva de
mucho. Una vez irrumpimos en uno de los controles de cámaras de seguridad de
la zona del accidente, solo había una cámara y el video era de pésima calidad, así
que tampoco fue muy útil, sin embargo pudimos ver algunas personas que
estaban cerca.
Es cierto, cada día que mi alma pasa en la tierra, se irá debilitando poco a poco.
106
¡Adriana, joder, Adriana! –escucho que alguien me llama
desesperadamente-
¿Qué pasa? –me desperezo-
Te has…te has dormido. –parece muy preocupado-
¡¡¡¡QUÉ!!!! Eso es imposible, yo no duermo, nunca lo he hecho desde que
soy así.
Los fantasmas no duermen, lo sé. Te has sentido así otras veces… ya sabes
débil, sin fuerzas…
No, hoy es la primera vez, sabía que iba a pasar porque lo leí en ese libro
que encontré, pero no imaginé que… -un sollozo me corta la frase-
No te preocupes, voy a hacer que regreses, no sé cómo, pero voy a lograrlo.
107
Fue el día de su cumpleaños, el 28 de octubre. Fuimos juntos a tomar
helado. Casi me atropellan pero él me atrajo y el auto no me hizo daño.
luego nos enteramos que ese mismo día habían atropellado a una chica
varias calles más adelante.
Me levanto sobresaltada. ¡No puede ser verdad! El 28 de octubre fue el día que
ocurrió mi accidente, creo que fui yo la chica a la que el auto atropelló varias
calles más adelante después del incidente de Mona, que no puede ser una simple
casualidad, si esto es cierto entonces… si Damián no hubiera sacado a Mona del
camino, no la habría salvado y a mí no me habría sucedido nada. ¿Será Mónica?
No puede ser ¡Maldita sea! Esto no puede estar pasándome. ¡Dios, no puede ser
Mona!
Capítulo 25
Mona se pone nerviosa de repente y mira hacia todos lados menos a mí.
Y-Yo… no quiero hablar de eso. Me va a hacer daño si te digo –se frota las
manos con nerviosismo-
¿Quién te amenaza Mona? Nadie puede hacerte nada.
No quiero hablar, no puedo. Vete por favor. –dice mirando el suelo-
Está bien, no quiero presionarte, mañana hablamos. –me despido-
Me dirijo al lugar del accidente, a unas cuatro calles de allí hay una heladería
llamada: ¨Arco iris¨, cuando regreso le pregunto a Damián como quien no quiere
108
la cosa el nombre de la heladería y este me lo confirma. ¿es Mónica quien debió
morir en mi lugar? No puede ser…no puede ser…no puede ser.
109
No hagas promesas que no puedes cumplir. –lo interrumpo-
¡Hey, fantasmita! –su voz se dulcifica pero continúa triste- de verdad no
quiero perderte. No sé qué hacer, si no te quisiera todo sería tan fácil.
Es lo que pasa cuando decides querer a las personas –repetí la frase que me
dijo él un día-
No eliges a quien querer es cosa del corazón, ¿Recuerdas? Eso lo dijiste tú.
¿Me estás diciendo que me quieres?
Intenté evitarlo, me prometí a mí mismo no querer a nadie para no sufrir
su pérdida, siempre que quiero a alguien… se va. Tengo miedo de que te
vayas. –baja la mirada, parece un niño perdido-
Me siento en el césped del jardín y dejo que mi mente viaje. Tengo muchas cosas
que pensar, alguien está amenazando a Mónica y debo descubrirlo, no le dije
nada a Damián hasta estar segura y tener pruebas, pues al sospechoso ya lo tengo.
Por otro lado no recuerdo si he podido tocar cuando Mona está despierta, es la
única forma de averiguar si realmente es ella la persona viva por error y solo hay
un modo para saberlo.
En la tarde todos cenan, nunca los había visto a todos juntos, la tensión se puede
cortar con una tijera. Mientras comen observo que Mona evita todo lo que puede
a Hugo, es obvio que le tiene miedo, ella sabe algo que yo no, y pienso
averiguarlo, no dudaría que él fuera quien la amenaza, pero necesito pruebas y
no una simple especulación mía. Cuando entré en esta casa me prometí que iba a
descubrir sus secretos y pienso lograrlo.
Necesito hablar con Damián, él se levanta de la mesa y me hace un gesto para que
suba a su habitación.
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¿Sabes algo de Hugo, quiero decir su pasado, familia, trabajo?
Pues…no, ahora que lo dices no sabemos nada de él. ¿Por qué lo
preguntas? –frunce el ceño-
No me da buena espina, se comporta extraño, desaparece siempre. Y creo
que Mona sabe algo que nosotros no sabemos. –digo-
¿Mona? Vamos a preguntarle…
¡NO! no podemos, creo que la está amenazando, ella le tiene mucho miedo.
¿Qué hacemos entonces? –pregunta confundido-
Investigarlo, seguirlo sin que se dé cuenta, ya nos hemos infiltrado en la
policía, allí podemos obtener información de él.
Eres impresionante, fantasmita.
Lo sé.
Varios días han pasado desde que comenzamos a investigar a Hugo, Damián
descubrió que pasó siete años en un hospital psiquiátrico y ha ido a ese mismo
hospital para confirmarlo y conocer la razón por la que estuvo interno allí. Un
amigo de su madre que es policía lo está ayudando, claro, a escondidas de ella.
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Estoy sentada en el asiento del copiloto y de repente el auto choca con algo, Hugo
se va de bruces contra el volante, yo salgo disparada hacia afuera atravesando el
cristal y aterrizo en el suelo, hay un perro muerto justo entre de las llantas
delanteras, Hugo arranca nuevamente el auto y continúa su camino sin
preocuparse en saber qué fue lo que chocó. Cuando se pone en marcha el auto
me traspasa, tuve como una especie de déjà vu, entonces veo en mi mente un
recuerdo fugaz del accidente, ocurrió exactamente como ahora, solo que esta vez
no me ocurrió nada ni caí al suelo, pero en aquel instante pude ver al conductor,
fue Hugo quien me atropelló. Cuando lo conocí sentí que lo había visto antes, solo
que no lo recordaba.
Capítulo 26
112
Cuando lo seguí, me di cuenta de que fue él quien me atropelló aquel día,
lo recordé, es mismo auto.
No puede ser, hay muchos autos iguales, no puedes saberlo.
¿Lo estás defendiendo? Te digo que fue él.
No lo defiendo, solo quiero asegurarme que no estamos equivocados.
¿Por qué no me crees? ¿Acaso estoy loca?
Antes de que Damián pueda decir algo me doy la vuelta para desaparecer, pero
no lo logro, vuelvo a intentarlo y cuando abro los ojos sigo en el mismo lugar,
volteo para mirarlo y él me observa desconcertado. No puedo desaparecer y
volver a aparecer en otro sitio como antes, -adiós teletrasporte, fue lindo mientras
duró- Me siento vacía ahora, como si hubiera perdido una parte de mí.
Hoy termina mi plazo en la tierra, hoy es mi último día. Contemplo todo lo que
tengo alrededor, las flores, el azul del cielo, las aves, quiero recordarlo todo, y que
mi último recuerdo sea maravilloso. A las 5:41PM se cumplen exactamente 100
Días desde el accidente.
¿Otra vez pesadillas? ¿No son muy seguidas ya? –inquiero alzando una
ceja-
Yo, soñé con mi muerte, es horrible. –dice con la respiración entrecortada-
Mona, cálmate.–digo agitada acercándome a ella-
Me va a matar… me va a matar.
¿Qué? Ok, calma. Yo voy a ayudarte, solo necesito que me cuentes ahora
todo lo que sabes, mañana podría ser tarde. Demasiado.
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Susurro sentándome en su cama, distraídamente jugueteo con un hilito suelto de
la sábana, y me doy cuenta que no es Mónica tampoco la que debe morir. Tarde.
Me doy cuenta tarde. Maldito idiota que vives mi vida ¿Dónde estás?
Mona se queda callada de repente con la vista fija en la puerta, yo volteo para ver
qué ocurre y me encuentro con los ojos azul-verdosos de Damián que me miran
con una muestra de tristeza y culpabilidad.
114
¿Por qué no me dijiste que además de ver fantasmas podías ver sus
muertes, enana? ¿Por qué? –le besa el pelo-
Lo siento, no quería preocuparte, yo puedo con esto, en serio. –dice la
pequeña-
No voy a dejar que te pase nada, soy tu hermano mayor y me lo tienes que
contar todo. Sea bueno o malo, yo nunca te voy a dejar sola pase lo que
pase. Te amo.
Yo también te amo. –responde y le acaricia la mejilla a Damián- Hay algo
más que deben saber. –añade-
¿Qué cosa? –pregunto-
Soñé con la muerte de Hugo hace unos meses, debió haber muerto en su
auto, conducía borracho, pero no sé qué pasó, de pronto llegó a casa, vivo.
–explica-
Yo… -comienzo a decir- Tomé su lugar, voy a morir para que un asesino
viva.
No! Ahora sabemos qué es él. –espeta Damián-
Hoy es el Día 100, no queda tiempo, se acabó para mí. Al menos cumplí mi
objetivo, descubrir los secretos de esta casa, ya sabes lo que tienes que
hacer.
No quiero dejarte ir, no puedo separarme de ti.
Ni siquiera la muerte puede separarnos, Damián.
115
Capítulo 27
Me siento impotente, no puedo hacer nada, solo soy un fantasma inútil que ni
siquiera puede tocar, levanto mis manos y ya no puedo verlas, estoy
desapareciendo.
Narrador omnisciente
116
con toda la velocidad de la que es capaz, no logra alcanzarla, ella desaparece para
siempre justo antes de que él pueda decirle que la ama. Nunca se lo dijo y ahora
no podrá hacerlo, ella se ha esfumado en el aire, para siempre.
Damián se deja caer en el suelo, y llora como un niño. Otra más que se va, otra
persona más que me abandona –piensa. Su hermana se le acerca silenciosamente
por detrás y le pone una mano en el hombro.
¿Se ha ido para siempre? –pregunta ella sentándose sobre sus piernas-
Sí, enana.
Adriana siempre logra lo que quiere, mira como descubrió lo que no
fuimos capaces de descubrir nosotros. ¿Por qué no merecer otra
oportunidad para vivir alguien tan especial?
Porque la gente buena siempre se muere. –contestó Damián abrazando a
su hermana-
¿Dam…Estás bien?
Damián
Hoy se cumplen dos semanas desde que desapareció Adriana, dos semanas que
vengo a verla cada día, la casa se siente vacía sin ella, yo...también estoy vacío sin
ella. Me sacó de la tristeza con su alegría, para volver a hundirme en ella con su
117
ausencia. Se supone que debió morir aquel día que se acabó su plazo, no lo ha
hecho, pero tampoco despierta.
No sé por qué no ha vuelto aún, Hugo está muerto. Pero me temo que murió fuera
del plazo de los Cien Días, entonces ¿Por qué no ha muerto tampoco? Hace unos
días hablé con Marta, la amiga de mi abuela, ella no supo decirme, pero me
recordó una vez más la gran conexión que existía entre Adriana y yo. La
oscuridad atrae a la luz –dijo ella- Pero no sé qué significa.
Sostengo sus manos, ya no están tan frías como antes, como las de mi abuela. Me
inclino y beso su frente, se ve tan pálida como un moribundo, pero yo sé que no
lo es, tengo esperanzas de que va a despertar, y cuando lo haga yo voy a estar ahí,
donde siempre he estado, a su lado.
El doctor entra seguido de dos enfermeros. Hoy se cumple la prórroga que dieron
para desconectarla.
Debe dejarla ir -me dice-
¿Qué se cree ese imbécil? No sabe que dejarla ir sería aceptar mi propia muerte.
Hago caso omiso y con actitud desafiante me aferro a ella.
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Los enfermeros llegan de inmediato con el aparato.
Lo siento. Se ha ido.
No, no, no!!! ¡Maldita sea! –grito golpeando el suelo- Hey! Fantasmita, no
me hagas esto, por favor, abre los ojos. Si? Por favor. Te lo ruego. Vuelve
conmigo.
La abrazo con vehemencia, como si con aquel abrazo fuera a pasarle mi vida.
Siempre he sido egoísta, prefiero que ella no me tenga, antes que vivir yo sin ella.
Simplemente no puedo, es todo para mí, es mi vida y mi luz. La levanto y beso sus
labios, sus manos, su frente, la pongo en mi regazo y acuno en mis brazos su
diminuto cuerpo, tan delgada, tan frágil, y ahora sin vida, es imposible, no puede
estar muerta, ella no. Acaricio sus suaves y lacios cabellos. Coloco mi cabeza en su
pecho y no escucho los latidos de su corazón, solo hay un profundo y doloroso
silencio en su lugar.
119
No puedo aceptarlo, está muerta, muerta, muerta… MUERTA…esa palabra ya no
tiene ningún significado para mí. ¿Qué es la muerte? Es ese maldito juego injusto
del destino que se lleva a la personas cuando le han encontrado el truco, cuando
comienzan a ser feliz. Por qué se empeña en hacerle esto, es buena, es la chica
más dulce que he conocido, es alocada e impulsiva, y me saca de mis casillas y a
veces no aguanto su vocecita de niña pequeña que no para de hablar y sus
travesuras y sus inmadureces, pero daría todo lo que poseo para que abra esos
ojos castaños que hablan por sí solos y en los que me pierdo, solo para poder
decirle que la amo, y que adoro que se comporte como una niña pequeña aunque
finja que lo odio, y que si no está a mi lado mi vida es un infierno, y que me
encanta que sea testaruda y que no soportaría un solo segundo sin sentirla cerca
porque me volvería loco. La amo demasiado y no se lo dije, ahora ya no podré
hacerlo nunca, jamás sabrá que me moría por tocarla y que estaba dispuesto a
perder todas las horas que fueran necesarias para tenerla un solo minuto en mis
brazos.
Capítulo 28
No soy consciente del tiempo que llevo abrazándola, tal vez segundos, tal vez
minutos, no quiero soltarla, me aferro a su pequeño cuerpo como si fuera a
desaparecer de nuevo, mis lágrimas mojan su rostro pálido, parece el rostro de un
ángel dormido, no quiero dejarla ir, quiero irme con ella. Hoy he roto mi promesa
de no volver a derramar jamás una lágrima, de no volver a querer a nadie. Paso
mi mano por sus cabellos, la abrazo con fuerza, no puedo dejar de mirarla, no
quiero dejar de mirarla, quiero acordarme siempre de cada detalle. ¿Por qué ella?
Su hermana se me acerca y se arrodilla a mi lado.
120
Damián, ya ha pasado una hora, está muerta, ya tienen que llevársela. –dice
llorando-
No le hago caso, coloco la cabeza de la chica que se ha llevado mi vida en mi
hombro, lo único que puedo decir una y otra vez aunque en vano, es:
¿Quién eres?
Solo la persona a la que le acabas de devolver la vida. –respondo con
lágrimas en los ojos-
Salgo por un café, la felicidad me está volviendo loco. Es como si mi vida tuviera
sentido otra vez. Cuando volteo hacia el salón, justo detrás de mí, veo a mi abuela
con una sonrisa radiante.
121
La luz atrae a la oscuridad, por eso tú estás aquí. La oscuridad atrae a la luz,
por eso ella está viva, vuestra conexión es tan fuerte que no uno puede
vivir sin el otro, su mente no recuerda eso, pero sí su alma.
Me dedica una sonrisa alentadora y desaparece tras una luz dorada que aparece
detrás de ella, iluminándole el camino, hace un gesto de despedida con la mano y
se desvanece.
Me hace feliz haber vencido los fantasmas del pasado, no lo digo literalmente, me
refiero a que el miedo a querer a las personas ha desaparecido, mi corazón vuelve
a latir con calidez, con alegría. Ahora todo es luz, ahora puedo ver las cosas que
no veía cuando estaba oscuro.
Adriana
Abro los ojos, la luz me molesta. Siento uno brazos fuertes y cálidos alrededor de
mi cintura, mi cabeza descansa sobre unos amplios hombros y su rostro llora en
mi cuello. No logro reconocerle.
¿Quién eres?
Solo la persona a la que le acabas de devolver la vida.-responde el chico
con lágrimas en los ojos-
122
Me he quedado dormida después de las 123481324 de pruebas que me han
hecho, me siento como un ratón de laboratorio, y aun no sé qué pasa. Por fin
puedo ver a mi familia, no los he visto desde que desperté.
Sabía que ibas a despertar, eres la persona más grande que conozco. –dice
él-
123
¿¡QUÉ!? ¿Qué día es hoy? –inquiero atónita-
Es 19 de febrero de 2017. –responde Alicia-
P-Pero ¿Me perdí la fiesta de Año Nuevo? –grito- Ay! Nooo!!!! Voy a morir.
Todos volvieron a reír, ¿De qué tanto se ríen? ¿Tengo algo en la cara?
No llores mami, ya sabes que soy bien sensible. –hago pucheros llorando
también.-
Te extrañé mucho mi vida. -dice papá-
Te extrañamos mucho. –mamá lo corrige de mala gana y yo comienzo a
reír-
Hay cosas que nunca cambian. ¿Verdad? –afirmo-
Eso díselo a él/ella –dicen al unísono-
Después de muchos abrazos y de que todas las personas que conozco vinieran a
verme, me quedé dormida.
Malditos médicos, un día voy a eliminar todas las agujas del mundo.
124
Capítulo 29
125
Adri, cariño, ese chico es tu novio. Y vino a verte muy seguido en estos
meses. –dice Alicia-
Es cierto, tal vez no lo recuerdes, los doctores dicen que puedes tener
amnesia, es normal que no recuerdes algunas cosas. –dice Dany-
¿Por qué su mamá está en un Proceso Judicial? –inquiero-
Su padrastro intentó hacerles daño, estaba loco, ella le disparó en defensa
propia.
Dany y Alicia se fueron a sus casas para prepararse para mañana lunes la escuela.
Los médicos dicen que evoluciono demasiado rápido, raramente para ellos, pero
después de tanto tiempo en coma y muerta, ya nadie espera algo normal de mí.
Mi destino es marcar siempre la diferencia.
126
Es cierto! Lo retiro.
El autobús se detuvo en la entrada del instituto y yo bajé con cara de: Maldita
mierda, ¿Es que nadie se ha dignado aun a ponerle una maldita bomba a la
escuela?
Caminé hacia dentro con toda la lentitud de la que soy capaz, entonces siento un
fuerte impacto contra mi cuerpo, era alguien mucho más grande que yo, bueno,
si me fío de eso, pudo haber sido cualquiera. Era Alma, que me abrazaba como si
nunca me fuera a ver de nuevo. Le devolví el abrazo.
Estúpida, ¿No sabes mirar hacia ambos lados en la calle? Casi me muero sin
ti. –dice mi amiga con exagerado dramatismo, común en ella-
Casi me muero yo… del aburrimiento, no sabes toda la mierda que puede
hablar Alma en dos segundos. –la interrumpe Carla que se acercaba a
nosotras desde atrás-
127
Ustedes dicen ¨casi me muero ¨, déjenme decirles que yo morí, literalmente.
¿En serio? Cuando Melody nos lo dijo, no nos lo creímos. –dice Alma-
¿Cómo lo sabe Melody? –pregunto-
Es novia de Leo, el mejor amigo de tu novio. ¿Cómo iba a saberlo si no? –
responde Carla-
Se supone que tampoco debería saber que Melody y Leo son novios, ¿Por qué lo
sé? Todo es muy extraño.
¿Cómo puede ser Damián mi novio? No recuerdo haber hablado con él una
sola vez y ahora es mi novio.
Hablando del Rey de Roma. –comenta Carla-
Volteo y ahí está él, con ese aire despreocupado que me vuelve loca, mirándome
con esos ojazos que invitan a perderse en ellos.
128
Damián sonríe y baja la mirada, como si se riera de una broma que solo él
conoce.
La verdad es que es realmente raro que te quedaras sin palabras, eso nunca
pasa desde que te conozco. Espera… ¿dijiste que yo te gustaba desde antes
del accidente? –dice sonriendo de medio lado y con una mirada que me
corta el rostro-
Y-yo… jamás dije eso. ¿Cuándo lo dije?... te estás imaginado cosas.
Tartamudeo como una tonta y la sonrisa de Damián se ensancha. ¡Dios! Pero qué
creído es.
Él suelta una carcajada y se acerca hacia mí, hasta que nuestros cuerpos chocan,
yo doy un paso hacia atrás pero él me agarra de la cadera y tira de mí,
volviéndome a pegar a su cuerpo, aproxima su boca a la mía sin llegar a besarme.
Capítulo 30
129
¿En serio? Porque a mí me encantan las niñas como tú, sobre todo cuando
se ponen nerviosas.
Se va con las manos en los bolsillos, no sin antes dedicarme una media sonrisa y
guiñarme un ojo.
¡RECESO! Adoro ese horario, voy con mis amigas al área de recreo, lo llamamos
polígono. En fin, nos sentamos en un banco frente al polígono a conversar, lo de
siempre.
Nos vamos las cuatro a dar un paseo por la escuela, andamos todas de la mano, yo
me suelto en una pendiente y me deslizo por ella.
Hace mucho tiempo que nadie hacía locuras como esa. –comenta Mel-
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Si, tenía que ser Adriana. –responde Alma-
Hay cosas que nunca cambian. ¿Verdad? Siempre chocando con todo.
Choqué un auto, deberías ver cómo quedó.
¿No se dio a la fuga? –replica divertido-
Lo mismo que deberías hacer tú antes de que decida dejarte sin
descendencia.
Tenemos una conversación pendiente. ¿No crees?
¿Conversación? No puedo, estoy con mis amigas.
¿Qué amigas? –enarca una ceja-
Volteo y ellas ya no estaban ahí, malditas ya se las verán conmigo por dejarme
sola en manos de este chiquillo engreído. Ya verán.
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Y no sabes hasta qué punto, fantasmita.
No soy un fantasma. No te entiendo.
Tranquila, no tienes que entenderlo. Perdón, odias que te digan tranquila
porque te pone nerviosa. –lanza una pequeña sonrisita-
¿Cómo lo sabes? ¿Qué sabes sobre mí Damián?
En el aula estaba peleando con mis amigas por dejarme sola. El profesor no llegó a
clases.
Un chico llega a la clase justo antes que el profesor, pregunta quién es Adriana y
yo voy en su encuentro, me da un sobre sin remitente y se va sin decir nada.
Abro el sobre con la curiosa mirada de mis chismosas amigas encima, decía:
Que estudiar está en tu lista de 3 cosas que más odias luego de la hipocresía y que te despierten.
Que adoras nadar de noche, porque se siente volar bajo las estrellas.
Que si pudieras salvar una comida que fuera a desaparecer para siempre, sería el helado.
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Que en las pelis tristes te muerdes el labio inferior para no llorar, pero terminas siendo un mar
de lágrimas.
Que adoras la navidad, dices que es por la familia, pero yo sé que es más por la comida.
Que cuando mientes te colocas un mechón de pelo detrás de la oreja y ladeas la cabeza.
Que no soportas que te digan que te calmes porque te pone más nerviosa.
Capítulo 31
133
Sí, pero no grites. Y no le llames Príncipe azul, me gusta más Abominable
Hombre de las nieves. –digo haciendo un gesto de propaganda con mis
manos y mis amigas se echan a reír-
Así que soy frío y abominable. –dice una voz detrás de mí y yo volteo con
carita de Yo no fui.-
Oh-ooh! Ambiente incómodo! –dice Carla y se gira hacia Damián-
Deberías agradecerme, acabo de convencerla para que diga que sí.
Gracias. No sé cómo pagarte semejante favor. –dice él con ironía en su
sonrisa-
Soy la única soltera del grupo, solo tienes que presentarme uno de tus
amigos guapos y deuda saldada. –dice ella divertida, Damián se ríe y
asiente-
¿No deberías estar en clases? –pregunto cuando las chicas se van-
Tengo asuntos más importantes que atender.
¿Qué tipo de asuntos?
Unos con ojos que te matan y una boca muy tentadora. –susurra
acercándose a mí-
Tienes buen gusto. –bromeo y él ríe como un niño-
¿Qué? –pregunta al ver que me quedo mirándolo embobada-
Nunca te había visto reír así. –respondo-
Sí que me has visto, solo que no recuerdas.
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¿A dónde vamos? –pregunto curiosa-
Vamos a hacer lo que más te gusta.
¿Helado? –pregunto con una vocecita de niña pequeña emocionada-
Exacto.
El local es fantástico, creo que se llama el Polo Sur o algo así, los meseros van
vestidos de pingüino, no sé por qué, pero siento que estuve aquí antes. Estoy
segura de que ya he venido a este lugar.
En donde sea que estés siempre vas a ser tú, nunca vas a cambiar. –dice-
¿Por qué lo dices?
La primera vez que salimos juntos fuimos a esa misma heladería y pediste
exactamente el mismo sabor que ahora, luego vinimos al parque y escoges
el mismo árbol en el que descansaste aquel día. Sin duda eres la misma.
¿Por qué siento que no te ríes de eso solamente? Hay algo más.
Nos besamos bajo este mismo árbol. ¿En serio lo olvidaste, fantasmita? –
puedo sentir nostalgia en su voz-
No puedo recordarlo, siento que es cierto lo que dice, sé que he estado aquí, pero
no recuerdo cuando.
No me acuerdo, pero dijiste que íbamos a crear nuevas historias para llenar
el vacío que dejaron las que olvidé. Y no me molestaría un recuerdo de otro
beso aquí.
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Damián se quedó confundido, como si intentara creer lo que acabo de decir. Yo
me pongo de puntillas para estar a su altura, tomo su rostro en mis manos y lo
beso. Él demora un segundo en asimilarlo y me devuelve el beso con intensidad,
de repente sus manos me agarran de las caderas con vehemencia y me acercan
aún más a él, como si nunca fuera suficiente, como si llevara esperándolo desde
hace mucho tiempo.
Llego a casa y son poco más de las once de la noche, tomo una ducha rápida y a
dormir, mañana hay escuela y mi madre no me perdonaría un: Déjame dormir
diez minutos.
Ha pasado una semana y todo va muy bien con Damián, no he recordado nada,
absolutamente nada, él dice que no importa, pero yo realmente quiero recordar lo
que viví con él, cuando hablamos por primera vez…nuestro primer
beso…cuando me dijo que me quería. –si es que realmente ocurrió-
Lo raro es que lo recuerdo todo hasta el momento del accidente, y hasta ese
momento entre nosotros no había pasado nada, solo puede ser posible si ocurrió
después de eso, lo cual sería absurdo porque yo estaba en coma. ¿Por qué no
puedo recordar? ¿Cómo ocurrió todo esto? Maldita sea, voy a volverme loca.
Ya lo estás.
En el recreo estoy sentada con Damián en un murito en una esquina del polígono,
él nunca me cuenta nada de lo que pasó entre nosotros porque dice que no lo
entendería o peor, que no le creería, es una historia muy complicada. Yo estrujo
mi memoria en esfuerzo por recuperar lo que olvidé. Necesito recordar…necesito
recordar…necesito recordar… me repito una y otra vez, forzando al máximo a
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mi cerebro a encontrar algo en él. Llevo días intentando descubrir algo, pero todo
está guardado bajo llave dentro de mi mente.
Capítulo 32
Estoy de nuevo en el hospital cuando abro los ojos. El doctor ha dicho que puedo
volver a casa, pero aún me estoy recuperando de un trauma muy fuerte y no
puedo presionarme demasiado, los recuerdos vendrán por sí solos –no lo creo- de
lo contrario los resultados serían peligrosos. No emociones fuertes, no presión y
blablabla.
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Salimos del hospital, mis padres me llevan a casa, Damián tuvo que irse antes de
que yo despertara para cuidar de su hermanita que estaba sola.
No le doy tiempo a responder. Doy media vuelta y camino hacia otro lugar lejos
de ahí, él corre detrás de mí, me alcanza y toma mi mano.
Damián
Adriana se va enojada, muy enojada. Yo corro detrás de ella para detenerla, para
pedirle perdón, es cierto que para ella todo esto es muy difícil y no se lo estoy
haciendo más ameno para nada. Pero tampoco puedo decirle: ¨te vi cuando
estabas en coma y eras un fantasma y nadie podía verte.¨ Pensaría que estoy loco,
nadie cuerdo creería algo tan descabellado.
Si hace un tiempo alguien me hubiera dicho que correría detrás de una chica
para pedirle perdón, probablemente le hubiera escupido en la cara por idiota.
Adriana no cambia, lo cambia todo a su alrededor, incluido a mí.
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Me acerco y tomo su mano. Entonces veo quien se aproxima a nosotros. Amanda.
No sé qué está planeando, pero no es nada bueno.
Asiento ¡Mierda! Iba a decírselo, pero no así, no quería que se enterara de esta
forma, tiene los ojos vidriosos, pero no va a llorar, la conozco demasiado bien
como para saber que no va a llorar aunque se muera de ganas, no frente a mí, su
orgullo no se lo permite. Aún tengo su mano agarrada, siento como la aprieta con
fuerza sin darse cuenta.
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Cuando me enteré de que había sido solo una apuesta para tu lindo
Damián, no me importó y seguí a su lado porque lo quería.
Y por eso te convertiste en su entretenimiento, sé el resto. ¿Sabes? Eres
como un parque de diversiones. Todos van pero solo a divertirse un rato.
Adriana la mira de una forma extraña, estoy seguro que dentro de su cabeza se
imagina golpeando a Amanda hasta matarla. Esta le dedica una media sonrisa
llena de odio.
Esta vez no lo dije por Adriana, de hecho lo dije por ella misma, no le aconsejo a
nadie meterse con Adriana. Miro alrededor y había un círculo lleno de personas
mirando la escena.
No termina la frase, Adriana se le lanza encima con un fuerte cachetada que hace
le voltea la cara a Amanda, antes de que pudiera detenerla. Ambas caen al suelo
jalándose el pelo. Amanda está sobre ella pero Adriana gira con la fiereza de un
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felino colocándose encima dándole seguidos golpes a Amanda una y otra vez en
la cara, sentada a horcajadas encima de ella para inmovilizarla. Aunque disfruto
ver como alguien le da a esa víbora su merecido, agarro a Adriana de las caderas
y la levanto en el aire, ella forcejea para volverse a lanzar, no entiendo como
alguien tan pequeño tiene tanta furia en su interior. Leo toma a Amanda, quien
está toda magullada, con un rasguño en la mejilla, la nariz le sangra y tiene una
herida en la ceja. Adriana por su parte solo tiene los nudillos ensangrentados por
la paliza que le dio a esa bruja y un pequeño corte en el labio.
Adriana, yo... –empiezo a hablar, ella me hace un gesto con su mano para
que me detenga-
No te vuelvas a acercar a mí nunca más. -Se aleja unos pasos y la detengo
tomándola del brazo, se libera con brusquedad y se acerca a mi rostro-
Me das asco. –susurra entre dientes-
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Capítulo 33
Adriana
Es un idiota por creer que iba a caer en su trampa así de fácil. ¿se cree que puede
hacer lo que quiera solo por estar terriblemente bueno y tener una linda cara y
un cuerpo de muerte y un pelo que te cagas y unos ojos hermosos y ser
inteligente y sexy y lindo y alto y fuerte y… ¿En qué estaba? Cómo sea, jamás voy
a caer en su juego.
Calla! Maldita.
Estoy sentada en el salón de clases con los pies cruzados sobre la mesa y los
brazos cruzados sobre mi pecho. El profesor aun no llega. Alma está sentada a mi
lado. Carla no pudo venir hoy a la escuela porque estaba enferma, debe estar muy
grave para no haber venido, para ella una ausencia a clases es un pecado de los
peores. En fin, Alma habla y habla sin parar, yo solo finjo escucharla, pero mi
mente está perdida en otra galaxia, estudio el ciclo de vida de los marcianos, al
menos eso es menos enloquecedor que la vocecilla de mi amiga hablando de lo
bella que es la vida con su novio. ¿Acaso no se da cuenta o su sentido común se
fue a jugar con vacas verdes al polo norte?
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Nena, llevas dos días así, por qué no dejas que Damián te explique lo que
pasó.
No quiero que me explique nada, no voy a escuchar sus mentiras. ¿no te
das cuenta que es un puto playboy? –grito bajando los pies de la mesa-
No puedes confiar en lo que dice Amanda, ni siquiera puedes escucharlo
porque nunca es cierto que dice.
Tampoco Damián.
¿No estás exagerando un poco? –cuestiona Alma-
No, no estoy exagerando nada. Imagina que un día te vas a dormir siendo
ignorada totalmente por un chico, de repente él te ama con locura cuando
despiertas y luego te dicen que fue una apuesta. ¿Lo creerías?
Bueno, viéndolo de esa forma… supongo que sí. Pero no deberías sentirte
mal, el que la hace…la paga. Justicia Divina.
¿Crees en algo como la Justicia Divina? –inquiero- para mí no es más que
un término que inventó un cura para erradicar el sentimiento de venganza
de las personas.
¿Qué estás pensando, Adriana? Conozco esa cara. –sentí como una sonrisa
maliciosa se abría paso en mi rostro-
¿Qué cara? –pregunto haciéndome la inocente-.
Alma me conoce demasiado bien como para saber que nunca me quedo de brazos
cruzados, ella dice que soy loca, alegre y todo lo bueno como amiga, pero la más
vengativa y rencorosa cuando alguien me hace daño, ella dice que no puedo
simplemente perdonar y olvidar.
Tiene razón.
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No soy rencorosa, solo siento la terrible necesidad de devolver el daño.
El profesor llega al aula y ella toma asiento a mi lado, la aburrida clase comienza.
Esto es muy raro, se supone que no debería entender nada de lo que está
explicando el profesor debido a mi ausencia a clases, sin embargo entiendo cada
palabra, es como si hubiera venido a la escuela durante esos cuatro meses.
Capítulo 34
Damián
La campana del recreo suena y me levanto. Salgo del salón y alguien me detiene
tirando de mi brazo. Volteo y es Amanda, sentí un pinchazo de decepción, por un
momento pensé que podría ser Adriana.
Amanda me arrastra hasta el baño de chicas bajo la excusa de que tiene algo muy
importante que decirme.
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Solo quería recordarte los viejos tiempos. –hace un intento por lanzarse
sobre mí, pero la detengo, sé perfectamente lo que busca-
Creo que te dejé bastante claro que no quiero nada contigo, ni amistad, ni
sexo, nada. Por culpa de tu maldita mentira Adriana me odia, métete en tu
cabeza que yo solo la quiero a ella. Tú solo fuiste una apuesta, sabes que
ella no lo es.
Por qué la prefieres a ella, es una pequeña zorra astuta. No está a mi altura.
–masculla-
Es cierto, está muy por encima de ti.
¿Es mejor que yo en la cama?
Adriana pasa por su lado y una sonrisa se dibuja en su rostro al ver los golpes que
ella misma le hizo a Amanda aun en su rostro. No dice nada, callada, solo
continúa callada, muy raro en ella. En su camino hacia adentro del baño pisa a
Amanda.
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Perdona, me dijeron que pisar mierda daba buena suerte.
Lleva cabello recogido en un moño alto, el cual cae hacia un lado, ella lo desata y
mueve su cabeza de un lado a otro agitando su melena. Una vez que se acomoda
el pelo sobre los hombros da media vuelta y se recuesta a la encimera del baño.
¿No quieres ocultar esos golpes? Digo, pareces perra normalmente, pero así
luces como una perra callejera. Quien te los dio seguro te odiaba mucho.
Le ofrece el polvo, Amanda no lo acepta y sale echando pestes del baño, yo cierro
la puerta con seguro tras su salida y me coloco detrás de mi chica, ella ríe a
carcajadas hasta que siente mi contacto en su piel. La tomo de las caderas y la
giro hacia mí con un solo movimiento.
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Entonces te perdono. De todos modos no siento nada por ti. –musita con
una sonrisa maliciosa y coloca un mechón de pelo detrás de su oreja-
No te creo. ¿por qué tiemblas entonces?
Digo acercándome más a su cuerpo, mis manos aún descansan sobre sus caderas,
mis dedos se entierran en ellas y se le escapa un gemido casi imperceptible. Ella
abre la boca para responderme pero no la dejo decir nada, uno sus labios a los
míos y la beso. ¡Solo Dios sabe cuánto deseo sus besos! ¡Cuánto la deseo a ella!
Mordisqueo su labio inferior. Se separa de mí.
La beso de nuevo, mis manos viajan más allá de su espalda, más abajo. Adriana
sube sus manos desde mi abdomen, mi pecho, y las deja descansar detrás en mi
nuca. Mi boca viaja a su cuello y ella ladea la cabeza dándome total accesibilidad
a él, la levanto en mis brazos y la coloco sobre la encimera, sus piernas se
enredan en mi cintura. Recorro su pierna con mi mano, luego su cintura, hasta
que llego a la parte superior de su blusa y abro el primer botón. Ella se aleja un
poco y lleva sus manos hasta mi camisa y me la quita, me deshago de mi
pantalón, quedándome solo en bóxer. Adriana sonríe al ver el efecto que provoca
en mí, posa la mirada en mi erección y suelta una carcajada. Acaricia mi cuerpo
con sus finos dedos mientras se baja de la encimera.
¿Pensaste que iba a hacerlo contigo en un baño? Lo siento pero te dije que
era un juego y evidentemente has perdido.
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En un abrir y cerrar de ojos sale del baño con mi ropa y corre por el pasillo
riendo de su travesura. No me puede dejar así. Estrujo mi cerebro buscando la
forma de salir de aquí sin que nadie me vea y encima desnudo. Al menos llevo
puesto unos bóxer, no tengo opción, voy a tener que salir corriendo sin ropa
hasta mi auto y regresar a casa ¡Niña Traviesa! ¿Quieres jugar? Pues juguemos.
Esta me la vas a pagar, te lo juro.
Capítulo 35
Adriana
Llegamos, todos estaban allí. Choco con una pareja que se estaba besuqueando,
volteo para pedir disculpas y la chica me mira con ganas de matarme, hasta que
mis ojos se adaptaron un poco y pude distinguir que era Melody y Leo con los que
había chocado.
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En eso tenemos algo en común, pero yo le devolví el daño a él por no haberme
dicho lo de Amanda, además él no puede devolverme un daño devuelto, bueno ni
yo entendí eso último que dije.
Bailaba con mis amigas hasta que sentí un brazo fuerte y musculoso tomar
posesión de mi cintura, él se colocó detrás de mí.
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Ahora me debes 100 horas.
200, en realidad.
Las primeras son nulas en vista que lo hiciste para reducir un daño que iba
a ser peor.
¿Cuándo quieres que te pague mi deuda?
Escucho el eco de la voz de Damián cada vez más nítido, como un sonido lejano
que se va acercando. Vuelvo en mí, y él me sacude suavemente por los hombros.
Un mareo momentáneo me hace tambalear pero él me sostiene antes de que caiga
al suelo.
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Oh!! Mierda, lo había olvidado, y ni siquiera he preparado mi maleta.
En mi escuela, los meses de febrero y marzo hacen excursiones, en las que cada
semana van dos grupos diferentes, allí aprendemos a pescar, cazar, las
aplicaciones de las diferentes plantas medicinales, fogatas, es decir, es como una
escuela campestre. Esta semana le toca a mi clase y a la de Damián, si es que este
chico me sale hasta en la sopa, no podía ser otra clase, tenía que ser la suya.
No he preparado mis cosas aun, tengo que empacar mi ropa, mi loción anti
mosquito, zapatos. Aush! Creo que no podré ir a tu casa mañana. –me
excuso y hago un fingido gesto de tristeza-
Buen intento pero no te vas a escapar de esta, paso por ti mañana a las
cuatro. –fue más su decisión que mía-
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¿Qué? ¿Yo, madura? ¿Damián, un poco arrogante? Damián es muuuuuuuy
arrogante. A mi mamá definitivamente le afectó mi casi muerte.
Capítulo 36
Llegamos a la casa de Damián y sale corriendo una pequeña que llega hasta mí
con tanta fuerza que las dos caemos al suelo y Damián suelta una fuerte
carcajada. La niña me abraza aun en el suelo y cuando voy a levantarme sale el
perro con la misma rapidez, yo grito y vuelvo al suelo antes de que el perro me
lance también sobre el césped.
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Damián me tiende una mano para ayudarme a levantarme, pero a mitad de
camino me arrepiento y decido tirar de él al y cae al suelo junto con la niña, el
perro y yo. Todos reímos como locos, excepto el perro. ¿Los perros pueden reír?
Recorro la casa, pero extrañamente conozco cada lugar. Como si hubiera estado
aquí antes. La madre de Damián se quedará esta noche en la oficina, solo
estaremos él, Mona y yo en la casa. ¡¡¡SOLOS!!!
Me acerco con cuidado para ver que tiene, dudo un poco al principio teniendo en
cuenta que soy sangrofóbica.
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Cuando veo el motivo de la sangre me da un ataque de risa, caigo al suelo
aguantándome el estómago sin poder dejar de reír. Ella llora aún más cuando ve a
su hermano entrar en su dormitorio preguntándole que le ocurre muy
preocupado, yo me incorporo intentando ponerme seria y le explico.
Damián, creo que es hora de que hables con Mona sobre eso.
¿Sobre qué? –frunce el ceño-
Sobre ESO. –digo enfatizando en la última palabra-
Aaaaaah! Ya entiendo.
¿De qué hablan? Sigo aquí, ¿saben? –interviene Mona y Damián me mira
con cara de: ¿qué digo?
Verás…enana, -empieza a decir- Adriana te lo va a explicar.
¿Yo? No puedo, es tu hermana, no sé qué decirle.
Fantasmita, eres mujer, dile lo mismo que le dijiste a tu hermana cuando
pasó.
Le dije que había tomado veneno y moriría en dos días. Y no soy un
Fantasma.
¿En serio le dijiste eso a tu hermana? ¿Estás loca? Bueno, eso no importa
ahora, dile lo que te dijo tu mamá.
Tomé aire y miré a Mona, no sabía cómo explicarle que ya era una chica grande
que menstruaba.
Mona, esa sangre se llama menstruación o regla o periodo o tus días, como
quieras llamarlo, vas a sangrar cada mes. Es el primer paso de las mujeres
cuando se hacen mayor, luego pierden la virginidad, y más tarde tienen
hijos. –explico como puedo, pero ella me mira confundida-
¿Qué significa perder la virginidad? –pregunta ladeando la cabeza-
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Pues… es cuando una persona tiene sexo por primera vez, ya sabes, el
hombre…
Sí, ya entendió. –me interrumpe Damián, a quien los colores habían
desaparecido de su rostro, yo río por lo bajo-
¿Tú perdiste la virginidad? –pregunta ella-
Yo palidezco.
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Capítulo 37
¿Te has vuelto loco? Casi me muero del susto. –grito al ver que fue Damián
quien tiró de mis pies-
No puedes morir dos veces el mismo año, así que calma. –se lanza a la
cama-
Idiota, mejor me voy a bañar, antes de que se active mi interruptor de la
violencia y te golpee en la cara.
Fantasmita… ¿De verdad eres virgen? –frunce el ceño incrédulo-
¿Qué te importa?
Adoro las chicas que aún no se han estrenado.
Sé que fue una broma pero quise romperle la nariz, antes de que me diera cuenta
estaba pegado a mi cara, muy cerca. Intenta robarme un beso pero le pego una
cachetada y entro al baño.
Damián entra sobresaltado por mi grito y ella viene hacia mí, yo me lanzo a los
brazos de Damián para evitar que se acerque a mis pies, él me sostiene
confundido y un poco divertido.
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¿Alguien puede matarme, por favor?
¿Acaso solo yo hago este tipo de cosas? Por favor díganme que no soy la única. Él
intenta reprimir la risa y me deja sobre su cama, no se ríe, se comporta como todo
un caballero, al menos hasta que saca la horrible bestia del baño.
Damián
157
¿Por qué nunca me dijiste que eras virgen? Hemos estado a punto de
hacerlo en dos ocasiones. –la interrumpo-
La primera fue en el baño de la escuela. –sonríe al recordar su travesura-
¿Y la segunda?
En realidad esa fue la segunda.
Ella hace una mueca de dolor y comienza a sudarle la frente, el móvil cae de sus
manos y las lleva a su cabeza. Yo la tomo preocupado y la coloco sobre mi regazo
acunando su cabeza en mi pecho, ella tiembla y se le escapa un gemido
desgarrador como muestra del dolor que sintió de repente. No sé qué hacer.
158
Solo te importan las chicas guapas para tener sexo. ¿Por qué yo? Hay otras
más bonitas. –une sus manos y baja la vista a ellas, yo levanto su barbilla
para que me mire a los ojos-
Yo no te quiero para tener sexo. –confieso- Eres más que eso, yo sé que no
me crees, pero voy a demostrártelo con hechos y no con palabras. Solo
dame una oportunidad.
Ya te la di, y Amanda terminó con la cara echa una mierda, y yo con mi
corazón echo otra mierda aún más grande.
¿Eso fue un ¨no¨?
Fue un ¨duérmete¨.
Adriana.
Sonreí.
Capítulo 38
159
Voy dormida en el ómnibus, elegí el asiento junto a Melody, Damián va con Leo
detrás y Alma y Carla van delante, todos están muy felices y yo roncando
prácticamente.
Por fin llegamos al lugar, las cabañas donde dormiremos no son como pensé, me
imaginaba habitaciones mugrientas y pequeñas, pero son muy limpias,
acogedoras y cada una tiene dos camas. A Melody y a mí nos toca dormir juntas,
así que unimos las camas, las cuales son pequeñas, pero unidas se convierte en
una cama para dos bastante espaciosa. Aunque he de reconocer que los colchones
son una maravilla.
Nos explica que mañana comenzarán las clases, que el día de hoy es para
familiarizarnos con el lugar y las personas, muestra los horarios y revela las
reglas, no alcohol, no tardanzas, mucha disciplina, no peleas, etcétera.
Celosa.
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Comenzamos la caminata, el juego consiste en encontrar tres objetos, pero no
sabemos qué son, pero en el camino iremos encontrando pistas, el equipo que
llegue primero al inicio ganará.
Creo que deberían dejar su gran amor para otro momento, acabo de
encontrar una pista. –digo molesta, señalando la rama de un árbol, no
logro alcanzarla, así que salto, inútilmente, Damián ríe-
¿Necesitas ayuda, pequeña? –se burla-
No necesito nada de ti. –grito y la estúpida esa ríe-
Las niñas no pueden hacer esas cosas, déjaselo a los grandes.
Si no quieres que sea tu cara el primer objeto que lleve mejor cállate. –volví
a saltar y esta vez alcancé el pedazo de papel, tenía los puntos cardinales
pintados en él.-
¿y eso que significa? –pregunta Amanda molesta-
Que buscamos una brújula –Damián y yo hablamos al unísono-
Supongo que las grandes mentes piensan igual. –bramé mirando a Amanda
quien había entendido la indirecta-
Estoy un poco indecisa pero creo que se trata de una linterna. –susurro y
Damián sonríe-
161
Estaba pensando eso mismo. –sé que no era cierto, solo lo dijo para fastidiar
a Amanda quien tenía una cara de asesina en serie y me fulminaba con la
mirada, yo le dediqué una media sonrisa para molestarla más-
Lo ves? Las grandes mentes piensan igual. –repetí lo que había dicho con la
pista anterior y prácticamente sentí la sangre hervirle-
¿Qué insinúas mocosa? –dijo dando grande y furiosas zancadas hacia mí,
yo no me moví del lugar-
Pero que agresiva. –dije sarcástica-
162
Por más que odies a alguien nunca lo harías menos, no sé Adriana, pero no
eres la misma.
Sí que soy la misma, solo que tú no me conoces tan bien como crees. ¿Por
qué he cambiado según tú? Porque la golpeé cuando me insultó frente a
todos, porque odio verla cerca de ti, porque no soporto la idea de que haya
estado en tus brazos, ¿por eso soy como ella? Tú eres un imbécil que no
sabe nada. Es evidente que tienes una idea equivocada de mí, no soy mala
por defenderme de las personas como ella, si te diste cuenta ella iba a
pegarme. Pero ¿Sabes qué? si tanto te preocupa tu dulce Amanda ve tras
ella.
Capítulo 39
Damián
Me arrepentí de lo que dije nada más salir las palabras de mi boca, Adriana tenía
razón, ella era la misma, era yo el que no la veía tal y como era, una niña buena y
tierna, pero que podía convertirse en una leona cuando se sentía amenazada y
eso sucedía cuando Amanda estaba cerca, yo no pude darme cuenta de eso y
evitarlo, al contrario, le dije cosas que sabía que le iban a hacer daño.
Faltan pocas horas para que anochezca y la tormenta se acerca, no sé dónde está,
hace horas que debería haber llegado. No debí dejarla sola, tiene un pésimo
163
sentido de la orientación. Hablé con Melody y Leo, para que me acompañaran a
buscarla, antes de que alguien se diera cuenta de que había desaparecido y se
metiera en problemas.
Ya había oscurecido y el viento azotaba con fuerza las ramas de los árboles, los
truenos comenzaron a escucharse a lo lejos, Leo y Melody me dijeron que ya era
hora de irse y pedir ayuda, llevábamos tres horas buscándola y no había rastro de
ella. Me negué, les prometí que si no regresaba al amanecer entonces llamaran a
la policía. Ellos asintieron dudosos y se fueron, yo seguí buscando y gritando su
nombre.
164
Hola, Damián, cuanto tiempo. –saludó con una sonrisa que se desvaneció al
ver a Adriana en mis brazos-
Necesito ayuda, se perdió en el bosque y está ardiendo por la fiebre.
Al poco rato regresó con la infusión, vendas y ropa seca para Adriana, la mía no
se había mojado tanto gracias a mi abrigo impermeable.
Adriana hizo mil muecas y puso mil pretextos para no beber aquella cosa, pero
terminó tomándolo.
Adriana
165
Recuerdo que mientras corría por el bosque tropecé y caí casi inconsciente en el
suelo, así fue como me herí la pierna. Un dolor muy fuerte azotó mi cabeza. En
ese momento vi imágenes pasar a modo de película por mi mente…un carro
atropellándome…yo sin poder tocar…yo en el hospital…yo en casa de
Damián…la abuela de Damián mostrándome un cuarto…un libro
extraño…Mona poseída…Fin de año…Hugo con un arma…lo recordé todo…
por un momento pensé que estaba delirando por el golpe, pero recordé por qué
Damián me llamaba fantasmita, y otras conversaciones que no entendía porque
no recordaba, sobre todo cuando me decía que no le iba a creer si me contaba lo
que había olvidado. Era cierto.
Tenía el torso desnudo, muy bien definido y musculoso, para abajo solo vestía un
pantalón negro. Intenté alejarlo empujándolo por el estómago, pero me arrepentí
cuando sentí la piel de su abdomen bajo mis manos, todo estaba completamente
166
oscuro, pero juraría que lo vi sonreír. Él llevó sus manos hacia mi espalda
desnuda y comenzó a trazar círculos en ella.
Levanté mi vista y él me atrajo por la nuca hacia su boca. Fue un beso suave al
principio, pero fue haciéndose más y más intenso a cada segundo. Damián se
colocó encima de mí y me besó el cuello, sus manos bajaron a mis muslos y
fueron subiendo el vestido con lentitud por mis piernas. Su boca bajó a mi
vientre, trazando una línea de besos hasta llegar a mis labios. De repente se
separó de mí y se sentó a mi lado.
167
Sí, quiero que seas tú, no me importa no ser la primera, solo ser la más
importante.
Capítulo 40
Un rayo de sol se posa en mi cara, despertándome. Abrí los ojos con una gran
sonrisa, cuando volteé me encontré con la mirada de Damián a mi lado, recostado
de lado sobre un codo.
168
No me hiciste daño, fue genial, en serio. –envolví su rostro en mis manos y
besé sus labios, él me abraza y deposita un tierno beso en mi cuello-
Te amo, pequeña.
Las dejo solas, voy a buscar a Leo para avisarle que estamos bien, al rato
vengo con tu desayuno, pequeña.
Mi amiga y yo hablamos durante una hora, le conté lo que ocurrió, por supuesto
obviando algunos detalles.
169
Conocí al chico perfecto, eso pasó.
¿Lo hiciste con Damián anoche, verdad? –chilló dando pequeños aplausos-
Shhhh! Habla bajo. –la regañé-
¿Eso es un sí? Wau! ¿Cómo estuvo?
Genial.
Damián y Leo entran por la puerta y Mel se lanza sobre Leo, es una lástima que
no pueda hacer lo mismo. La parejita feliz nos otorga privacidad a Damián y a mí.
170
Capítulo Final
Hoy cumplimos un año de novios, ha sido un año perfecto, maravilloso. Cada día
que pasa nos enamoramos más. Lo nuestro promete ser para siempre. Decidimos
pasar nuestro día solos, sin nadie más, solo él y yo.
Llevamos un buen rato tumbados sobre la arena, el mar es del mismo color de sus
ojos, esos ojos en los que me pierdo, mi cabeza descansa sobre su pecho y puedo
escuchar los latidos de su corazón, mientras Damián juguetea con mis cabellos, se
inclina hacia mí y me susurra al oído:
¡Gracias!
171
reproducirse un video con fotos nuestras, desde el inicio de nuestra relación hasta
las de ayer, no podía dejar de llorar, él se levantó y me apretó contra su pecho, no
sin antes besarme en los labios.
172
un beso y luego a la madre de Damián bailando con Mona, me alegró ver que la
felicidad y el amor tocaran las puertas de todos. Miré a Damián y supe que
pensaba lo mismo que yo.
173
Epílogo
10 años después…
Mamá, ven quiero mostrarte algo. –me dice mi pequeño y adorado hijo,
cada día se parece más a su padre-
David, mira como vienes, ¿Dónde estabas?
Con mis amigos. –responde mi pequeño-
Diles que entren para que merienden algo. ¿ya los invitaste a la fiesta?
Mamá están aquí. ¿no los ves? –David ladea la cabeza con asombro-
Antes de que pueda responder veo a Damián entrar por la puerta con un pastel
muy grande, así que por eso estaba perdido, no deja de sorprenderme.
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Su padre lo abraza y lo besa, luego me mira a mí angustiado. David ha heredado
el don de su padre, él también puede ver fantasmas. Mi pequeño se va a jugar y
Damián se acerca a mí y me abraza.
Tranquilo, -digo pasando una mano por su espalda- si tú pudiste vivir con
esto él también lo hará, además nos tiene a nosotros. Ahora disfruta de la
fiesta.
¿Qué haría sin ti? Pero bueno, basta de drama, ¿Qué falta?
Nada, mientras te perdiste yo lo hice todo. –pone cara de inocente- por eso
te toca poner la piñata.
Cuando todos los invitados llegan Alicia y José lanzan la bomba de que se han
comprometido, yo casi me echo a llorar.
Noto que Melody está muy rara y sube al segundo piso, yo decido seguirla. Entro
a la habitación a la que ella acaba de entrar y pongo las manos en las caderas.
Al cabo de unos minutos Mel sale con una sonrisa de oreja a oreja.
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Dany y René tienen unos gemelos maravillosos, cumplen los siete años el mes que
viene.
Fin.
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