Está en la página 1de 12

EL JARRÓN AZUL

Peter B. Kyne
Hace 50 años Meter B. Kyne escribió la obra de un luchador que no
se da por vencido, una historia que enseña cómo llegar a ser uno.
Este libro ha servido de inspiración para millones de personas. Se
trata de un hombre de inquebrantable determinación para llevar a
cabo con éxito una tarea, no importando cuán grandes sean las
dificultades, un hombre que nunca deja las cosas a medio hacer, que
nunca se da por vencido y a quien nadie puede disuadirlo de su
objetivo. “Lo haré” son las palabras que se convierten en su lema de
guía, en un reto constante para vivir conforme a altos principios, en
un fuente inagotable de renovado valor. El señor Alden P. Ricks,
mejor conocido como Cappy Ricks, fue el fundador y el espíritu
dirigente de una importante empresa maderera y de vapores. En
teoría ya se había retirado de la dirección activa del negocio, pero en
realidad continuaba siendo su principal guía y consejero,
rehusándose –como el mismo expresó - a abandonar su actividad
mental no obstante haber suspendido su actividad física.
Los ayudantes y administrativos activos de Cappy eran: el señor
Skinner, encargado del negocio de maderas y Matt Peasley, que
dirigía el de vapores. Ambos eran hombres competentes en quienes
Cappy tenía plena confianza, aunque a veces le entraban dudas de
su
buen criterio, especialmente en lo referente a la habilidad de esos
señores para juzgar la capacidad de otros.
El problema que estos tres personajes confrontaban, según
principia la historia, era la situación que existía en su oficina de
Shangai. El empleado que habían enviado a hacerse cargo de ella
estaba dando mal resultado, aunque esto no sorprendía a Cappy,
porque en su opinión carecía de ciertas cualidades que él
consideraba
esenciales. - Skinner, ¿tienes un candidato para el puesto? Preguntó
Cappy. - Siento decirte que no, señor Ricks, todos los empleados
que
tengo bajo mis ordenes son jovenes …… demasiado jovenes para
Asumir esa responsabilidad

1 22
- Gracias señor Ricks, y perdóneme lo que le dije. Haré de mi - ¿Qué quieres decir con “demasiado jóvenes”? replicó Cappy.
parte todo lo posible para desempeñar mi cometido en Shangai - Bueno el único a quien yo consideraría competente para
a su ocupar el cargo sería Andrews, y el apenas tiene unos treinta
entera satisfacción. años.
- Eso bien lo sé Peck, pero dime: ¿No te viste a punto de - Treinta años, ¿eh?, pues si no mal recuerdo yo te empecé a
abandonar le empresa al tropezar con tantas dificultades casi pagar por un sueldo de diez mil dólares al año y a confiarte la
insaciable? responsabilidad de dos millones cuando apenas tenías
- Sí señor, me entraron deseos de suicidarme antes de haber veintiocho.
llamado por teléfono a cuantos “Browns” y “Brownes” hay en - Es cierto, pero Andrews….. bueno, no hemos puesto a prueba
San todavía su capacidad.
Francisco. Pero yo no acostumbro empezar una tarea y dejarla a - ¡Skinner! Interrumpió Cappy con voz resonante. No alcanzo a
medias, especialmente desde que, estando enfermo una vez en comprender por qué todavía no te he mandado al diablo. ¿Dices
el que
hospital, ya habiendo perdido casi la esperanza de todavía no hemos puesto a prueba la capacidad de Andrews?
rehabilitarme, un ¿Por
amigo fue a verme y me dijo: “William, tu no estás tan grave qué tenemos aquí gente que no sabemos lo que puede hacer?.....
como ¡Contéstame! El mundo de hoy es el mundo de la juventud, y
crees….. vas a vivir muchos años todavía” Yo le contesté que no métete
lo eso en la cabeza, y dirigiéndose al otro administrador continuó:
creía; entonces, mirándome con semblante serio agregó: - Matt,¿Qué te parece Andrews para el puesto de Shangai?
“William - Lo creo capaz.
Peck, tu no eres de los que se dan por vencidos y, si te lo - ¿Por qué?
propones,
te recuperarás….. para principiar, sonríe”. - Porque lleva bastante tiempo con nosotros para haber
- Desde entonces, mi lema en todo lo que emprendo es: adquirido la experiencia necesaria.
¡LO HARÉ! - ¿Crees, Matt, que también tenga el valor necesario para
asumir la responsabilidad?..... Eso es más importante todavía
que la
experiencia que Skinner y tú consideran como la más esencial.
- De eso nada puedo decirle a usted, pero me parece que tiene
energía e iniciativa, y personalmente es agradable.
- Bueno antes de mandarlo tenernos que convencernos de que
tiene energía e iniciativa….. que tendrá esas cualidades cuando
deba
tomar una decisión inmediata, seis mil millas distante de sus
jefes a
21 2
quienes pudiera consultar y proceder acertadamente de Cappy Ricks miraba a Peck con los ojos azorados, como si le
acuerdo consu criterio. Eso es lo más importante Skinner. creyera loco, Luego se echó a reír, lo hizo tomar asiento,
- Tiene usted razón señor Ricks, y creo que es usted quien y empezó a referir que todas las dificultades con las que se tropezó
debe hacer la prueba.- Convencido, Skinner. El próximo habían sido fraguadas intencionalmente, desde la dirección
representante que mandemos a Shangai tendrá que ser un equivocada del bazar.
luchador que no se de por vencido. Y hemos mandado a tres hasta el precio del jarrón, pues en realidad sólo valía 10 dólares.
que resultaron un fracaso y de esos no queremos más. Al oír esto, Peck casi de desmayó, pero rehaciéndose, prorrumpió
Sin decir otra palabra, Cappy se echó de espaldas en su sillón en tono alterado y grave:
giratorio y cerró los ojos. - Señor Ricks, yo estoy acostumbrado a obedecer órdenes sin
ambages, por necias que parezcan, a cumplir con los cometidos
- Parece que va a fraguar la prueba para Andrews, dijo Matt que se me confíen, con puntualidad si es posible, y si no, tan pronto
Peasley en voz baja a Skinner al salir de la oficina del Sr. Ricks. como me sea posible. Desde muy joven me inculcaron lealtad para
El destino no permitió dejar en paz al señor Ricks en sus mis superiores, pero ahora me duele realmente que mi estimado
reflexiones por mucho tiempo. A los diez minutos el teléfono jefe actual haya querido hacer de mi un payaso….. Burlarse de un
sonaba, y con no poco enfado, como si alguien le hubiera fiel servidor. Desde hoy en adelante puede usted mandar a Skinner
interrumpido un tranquilo sueño, tomó el receptor y gritó o a quien se le dé la gana a vender su abeto apestoso al cual tanto
“¿quién eres?”. trabajo me ha costado darle salida.
- Señor Ricks –respondió la telefonista de las oficinas Cappy Ricks pasó cariñosamente la mano por la cabeza de Peck, y
generales- está aquí un joven que se llama William Peck y le dijo:
desea verlo a usted personalmente. - Mi querido Peck, bien sé que lo que hice fue cruel,
Cappy suspiró para reflexionar. - Bien, dígale que pase. extremadamente cruel; pero tengo que confiarte un puesto de tal
importancia, que necesitaba ponerte antes a prueba para
Un empleado condujo al visitante ante el precedente de la cerciorarme de que podías desempeñarlo. Por eso te confié la
importante empresa maderera y de vapores. Al hallarse en su tarea más ardua que doy a personas que pienso destinar a cargos
presencia, saludó respetuosamente y dijo: que requieren hombres que nunca se dan por vencidos. Ahora te
- Señor Ricks, mi nombre es William Peck, le agradezco a comunico que en vez de haberme traído un jarrón que vale 2000
usted mucho la fineza de concederme una entrevista. dólares, saldrás de este tren con un puesto que vale 10000 dólares
al año como gerente de nuestra oficina en Shangai.
Mirándolo con semblante severo Cappy le dijo que tomara
La sorpresa de Peck al oír estas palabras no fue menor que la que
asiento, señalándole una silla frente al escritorio. Al acercarse había recibido antes y el señor Ricks continuó:
Peck a
- De 15 hombres a quienes he dado como prueba la búsqueda del
jarrón azul, tú eres el segundo que ha salido airoso.
3 20
que le llamaran a un taxi, y a toda velocidad se dirigió al la silla, Cappy notó que cojeaba un poco y que el brazo
aeropuerto. Ahí se informó de la residencia de su amigo aviador, se izquierdo lo tenía amputado hasta el codo.
comunicó con él, y a media noche ambos y el jarrón azul se perdían - Bien señor Peck, ¿qué desea usted?
en las nubes rumbo al sur. Hora y media más tarde en el valle de - He venido a que me de usted trabajo –respondió Peck-.
Salinas, cerca de la vía del ferrocarril, Peck descendió y el aviador - Habla usted como si tuviera la seguridad de que va a
emprendió el vuelo de regreso a San Francisco. Peck corrió hacia la conseguirlo.
vía férrea con un periódico en la mano, y pocos momentos después,
cuando vió que el tren donde venía el Sr. Ricks se aproximaba, hizo - Ciertamente, señor Ricks, yo se que usted no me lo negará.
del periódico una antorcha y empezó a hacer señas con ella en - ¿Por qué? Peck, sonriendo en una forma que le simpatizó al
medio de la vía. El tren se detuvo, el conductor abrió la puerta de señor Ricks, contestó:
uno de los coches para averiguar qué pasaba, y Peck se metió de un - “Yo soy agente vendedor y se que puedo vender cualquier
salto. - ¿Quién diablos es usted?, preguntó el conductor. - ¿Por qué cosa que tenga algún valor, porque lo he demostrado durante
hizo parar el tren? - Porque tengo urgencia de ver a un pasajero que 5 años y quiero demostrárselo a usted”.
viene en la sección A del coche # 7, yo le pago mi pasaje. - ¡Ah!..... - Señor Peck….. Dijo Cappy sonriendo, de eso no tengo la
Es un señor de baja estatura, avanzada edad, ¿verdad?, antes de
salir de San Francisco preguntó si no habían visto a un individuo con menos duda, pero dígame, ¿acaso sus defectos físicos son
un paquete bajo el brazo….. - Sí, ese soy yo, aquí le traigo el paquete algún impedimento?
que no pude - No señor Ricks, de ningún modo….. lo que me queda del
entregarle a tiempo….. hágame el favor de llevarme a su sección. cuerpo está sano, sobre todo mi cabeza y me queda el brazo
Hubo que tocar el timbre varias veces para despertar a Cappy Ricks, derecho. Puedo pensar y puedo escribir y, aunque cojeo puedo
quien al fin abrió la puerta en pijamas. ir tras un pedido más aprisa y más lejos que la mayoría de los
- Soy William Peck señor Ricks, perdóneme que venga a que tienen dos piernas, ¿estoy contratado señor Ricks?
importunarle a esta hora, pero es que tropecé con tantas - No señor Peck, lo siento, usted sabrá que yo no tomo parte
dificultades para conseguir el jarrón azul que usted tanto quería, activa en la administración en este negocio desde hace 10
que no pude llegar a tiempo a la estación. La dirección de la tienda años. Aquí simplemente tengo mi oficina para despachar mi
no era la que usted me dio, tuve que buscarla por todo San correspondencia particular y atender asuntos personales. A
Francisco y llamar por teléfono a todos los “Browns” y “Brownes” quien debe usted ver es al señor Skinner.
que hay ahí y en los suburbios; además, fue imposible conseguir el - Ya vi al señor Skinner, replicó prontamente Peck, pero por el
domingo por la noche los 2000 dólares que costaba el jarrón, pero
aquí tiene usted, por que moso en que habló parece que no le simpaticé. Me dijo que
le prometí entregárselo….. y lo que yo prometo lo cumplo. actualmente no había suficiente negocio ni para mantener
ocupado al

19 4
personal que tiene. Yo le manifesté que estaba dispuesto a - Lo sé, pero por favor présteme 2000 dólares
aceptar cualquier ocupación, de taquígrafo para arriba. Puedo - ¿Para qué?
escribir a máquina bastante rápido con una mano, puedo - Para comprar el jarrón azul.
llevar contabilidad y hacer cualquier trabajo de oficina.
- Ahora ya no me cabe duda de que estás loco….. si el señor
- ¿No le dio ninguna esperanza? - No señor.
Ricks supiera que estas dispuesto a pagar 2000 dólares por
- Entonces -le dijo Cappy en tono confidencial-, vaya a ver a ese jarrón, te mandaría al manicomio.
mi yerno, el capitán Peasley, que dirige los transportes
marítimos de esta empresa. - Oiga señor Peasley….. ¿Me va a prestar los 2000 dólares o
- Ya hablé con el capitán Peasley, quien me trató con mucha no?
amabilidad, me dijo que con todo gusto me daría un puesto, - No Peck, vete a tu casa a dormir y olvídate del jarrón azul…..
pero que los negocios estaban tan malos, que por ahora era - ¡Por favor señor Peasley!..... A usted le pueden cambiar un
imposible. cheque porque lo conocen bien, y a mi no, además es
- Bueno amiguito, entonces ¿para qué viene a verme a mi? domingo….. - Bueno….. interrumpió Joost….. ¿Vamos a pasar
Sonriendo nuevamente, Peck respondió: Porque quiero aquí toda la noche?
trabajar aquí en esta compañía, no importa de qué, con tal Peck, colgando el teléfono, lo miró con actitud de desafío y le
que sea algo que yo pueda hacer. Si me dan trabajo que pueda dijo: ¿Es usted conocedor de diamantes?
hacer, será hecho mejor que nunca, y si no puedo hacerlos - Sí, contestó Joost.
renunciaré voluntariamente, para evitarle a usted la molestia - ¿Me aguardará aquí hasta que vaya al hotel para traer uno?
de despedirme. Tengo referencias comerciales de primera
clase. Cappy oprimió un botón en su escritorio, un momento - Sí.
después entró el señor Skinner, lanzando una mirada hostil a William Peck salió cojeando tan aprisa como pudo y veinte
William Peck y luego otra interrogativa al señor Ricks: minutos más tarde estaba de regreso con un anillo de platino
- Oye Skinner –dijo Cappy en voz baja- he estado meditando el que
asunto de enviar a Andrews a la oficina de Shangai y he tenía un hermoso brillante cercado de zafiros.
llegado a la conclusión de que nos tenemos que arriesgar. - Se lo dejo en prenda, Peck se apresuró a decir, déme un
Esa oficina está ahora a cargo de un empleado menor y es recibo y cuando haya cobrado usted mi cheque vendré a
preciso nombrar cuanto antes un gerente, así que haremos buscar mi
esto, vamos a mandar a Andrews en el próximo vapor, anillo.
haciéndole entender que asumirá el cargo temporalmente, si
vemos que no da resultado, le ordenaremos que se devuelva Quince minutos más tarde, con el jarrón azul cuidadosamente
para ocupar su puesto actual en el cual es bastente empacado, Peck entraba a cenar a un restaurante. Al terminar
pidió
5 18
- Bueno, entonces tenga la bondad de venir al centro a este joven….. dale una oportunidad de demostrar lo que
inmediatamente, abrir la oficina y sacar el dinero de la caja puede hacer….. Hazle ese favor Skinner….. Hazme ese favor…..
fuerte. El señor Skinner bien sabía que un ruego de Cappy equivalía a
- Eso no lo puedo hacer Peck, porque la caja fuerte tiene una una orden, y Peck, comprendiéndolo miró al administrador
combinación que nadie puede abrir antes de cierta hora. general con una sonrisa: - Muy bien señor Ricks, dijo Skinner
- Señor Skinner, hágame el favor de venir de todos modos para con cierto despecho: ¿Ha convenido con el señor Peck el
sueldo que ganará? - Ese detalle te toca a ti –contestó Cappy-.
que me identifique en alguna parte donde nos puedan aceptar No es mi intención inmiscuirme en tus asuntos
mi cheque personal. administrativos. Naturalmente le habrás de pagar al señor
- ¿Tienes suficientes fondos en el banco Peck? Esto, puso fin a Peck lo que valga y nada más.
la conversación y pedimentos, y Peck llamó enseguida a la Volviéndose hacia el triunfante Peck, lo amonestó diciéndole:
casa del señor Ricks, sabiendo que ahí residía su yerno, el “Oiga amiguito, no crea que porque he intercedido por usted
capitán Peasley. Afortunadamente lo halló en casa, y Peasley ya tiene su porvenir asegurado. Su porvenir usted mismo
lo escuchó con bastante amabilidad: tendrá que labrarlo y tiene que comenzar muy pronto.
- Peck, es casi increíble que te hayan asignado una misión La primera vez que meta la pata o no dé la talla en el trabajo
semejante, dijo el capitán Peasley. que se le confíe, lo amonestarán, la segunda vez lo
- Sigue mi consejo y olvídate del jarrón azul. suspenderán por un mes y la tercera vez quedará
- No puedo –replicó-….. el señor Ricks se sentiría muy definitivamente fuera de esta organización, ¿me he explicado
contrariado si no le entrego el jarrón, él se ha portado claramente? - Sí señor –contestó Peck sin vacilar-, “todo lo que
conmigo de yo pido es una plaza en la línea de combate, y le aseguro que
manera espléndida y considero un deber ineludible cumplir pronto me haré acreedor a la confianza del señor Skinner”.
con este deseo suyo. Dirigiéndose a Skinner: “Muchas gracias señor Skinner, por
haber consentido en darme una oportunidad, haré cuando
- Pero ya es muy tarde Peck, para entregárselo, se fue en el esté de mi parte para merecer su confianza”. - “Este diablo” –
tren de las 8:00 y ya son las 9:30 se dirigió así mismo Cappy- “Este tiene tacto y también tiene
- Lo sé, pero si puedo obtener el jarrón, yo se lo entrego antes sesos, no me explico cómo Skinner no puede darse cuenta de
de que baje del tren en Santa Bárbara a las 6 de la mañana. ello. Si este pobre chico se sale un poco de la raya o se brota
- ¿Cómo? en la cabeza alguna idea nueva que quiera poner en práctica,
es casi seguro que firmará su sentencia de muerte con esta
- Aquí en el aeropuerto tengo un amigo que con gusto me gente de cerebro fosilizado que hay en este mundo. El no
llevará en su avión a Santa Bárbara. podrá defenderse, pero por fortuna, todavía estoy aquí”. El
- ¡Estás loco! joven Peck, poniéndose de pie preguntó:
17 6
- ¿Cuándo puedo empezar? Con la impaciencia que es de suponer, Peck lo aguardaba.
Skinner le contestó con cierta ironía: “Cuando este listo”. Finalmente a las 9:15 Joost se presentó acompañado de un
Peck miró rápidamente su reloj….. “Son las doce, añadió, voy a policía, a quien por precaución había pedido que lo
almorzar y estaré aquí a la una”. Skinner se retiró acompañara; abrió la puerta, encendió las luces, y con gran
mordiéndose los labios. Al cerrarse la puerta tras de él, Peck cuidado sacó del escaparate el jarrón azul.
levantó las cejas, y despidiéndose del señor Ricks le dijo: - ¿Cuánto vale? –preguntó Peck-
“Muchas gracias, señor Ricks, ha sido usted un extremo - 2000 dólares, contestó Joost….. tan fríamente como si
amable, pero parece que no voy a empezar bajo muy buenos hubiera dicho 50 centavos. Peck tuvo que reclinarse sobre el
auspicios”, y tomando su sombrero se marchó. mostrador para no caer, - 2000 dólares!- exclamó en una voz y
Apenas había salido cuando Skinner entró de nuevo, más con semblante de desesperación (tenía en el bolsillo 10
antes de poder abrir la boca, Cappy le impuso silencio dólares solamente). - ¿Acepta usted mi cheque señor Joost?
levantando un dedo y en voz cordial le dijo: - Yo no lo conozco a usted señor Peck –respondió Joost-
- “Ni una palabra, Skinner, ya se lo que me vas a decir y - ¿Dónde está su teléfono?
admito que tienes razón, Pero óyeme hijo….. ¿cómo era Joost condujo a Peck al teléfono y éste llamó a la casa del
posible rechazar a un joven que tanto empeño tiene en señor Skinner. - Señor Skinner –balbuceó Peck- estoy en un
trabajar y que no acepte un NO como final? A pesar de que no terrible apuro y casi exhausto, conseguí que abrieran el bazar,
encontró aquí más obstáculos para lograr su propósito no se pero el jarrón azul que tanto desea el señor Ricks cuesta 2000
dio por vencido ni se desanimó. Tú luchaste contra él, pero él dólares y yo entendí que costaba una friolera.
ganó, y vaya que tuvo que vérselas con un experto.
- No me digas Peck, ¿has estado en busca del jarrón todo este
¿Qué trabajo le vas a dar?” - El de Andrews naturalmente.
tiempo? - Sí, y estoy propuesto a llevármelo….. hágame el
- Ah si, había olvidado. Dime Skinner, ¿no tenemos disponible favor de enviar a alguien aquí, al bazar del señor Brown, en la
como medio millón de pies de abeto fétido? calle Post
Skinner asintió, y Cappy, continuando con la avidez de quien cerca de la Avenida Grand, con los 2000 dólares, porque yo ya
acaba de hacer un descubrimiento que cree que causará una no tengo fuerzas para ir por ellos.
verdadera revolución en el mundo científico le dijo: “Bueno, - Mi querido Peck –replicó el señor Skinner compasivamente
mándalo con esa madera apestosa y un par de furgones de no tengo aquí 2000 dólares….. esa es una cantidad demasiado
pinabete rojo o cualquiera de las maderas que casi nadie grande para llevarla en el bolsillo o guardarla en casa.
quiere ni regaladas”.
Skinner sonrió maliciosamente y dijo:
- “Convenido, pero si no vende le quitamos su pasaporte”.

7 16
enseguida a abrir el bazar y le venda el jarrón. Adiós. (El señor En el estado de Arizona, Peck consiguió varios pedidos de
Brown colgó el teléfono). Peck llamó inmediatamente al madera de refuerzo para pozos de minas, pero sólo hasta que
número que el señor Brown le había dado y preguntó por el llegó al centro de Texas empezó realmente a demostrar su
señor Hernan Joost. La mamá de este caballero contestó, extraordinaria habilidad para vender. Allí se especializó en la
manifestando que sentía muchísimo que su hijo no estuviera venta de madera para torres de taladrar pozos petroleros, y
en casa, pues había ido a cenar al Country Club. - ¿Cuál fue tal el bombardeo de pedidos que mandó a las oficinas
Country Club? La buena señora no sabía, así es que Peck pidió generales, que Skinner tuvo que telegrafiarle pidiéndole que
en la oficina del hotel una lista de todos los clubes de San se calmara un poco en la venta de esa madera por estársele
Francisco y alrededores y comenzó a llamar por teléfono. agotando las existencias, y que se dedicara a vender maderas
Eran ya las 8:00 y aun no había dado con el tal señor Joost, en de otras clases. Completando su itinerario, emprendió el viaje
ningún club lo conocían. - “Estoy perdido –murmuró Peck- de regreso vía Los Ángeles, pero de regreso se detuvo en Valle
pero no pueden decir que no perdí luchando, el único recurso de San Joaquín y vendió dos furgones más de abeto fétido. Al
que me queda es romper esa vidriera con un ladrillo y echar a recibir Skinner el telegrama, fue a mostrárselo al presidente:
correr con el jarrón” Acto seguido hizo llamar a un taxi, le dijo - “No cabe duda de que Peck puede vender madera” le dijo al
al chofer que lo aguardara a la vuelta de la esquina y le pidió señor Ricks de mala gana. “Ha conseguido 5 nuevos clientes y
prestado un martillo. Cuando llegó al bazar encontró un acaba de mandar otro pedido de otros dos furgones de abeto
policía parado frente a la puerta; en vista de eso, Peck fétido. Creo que tendré que aumentarle el sueldo el primero
continuó su camino sin detenerse, más adelante cruzó al otro del año”. - Óyeme Skinner, ¿por qué diablos quieres esperar
lado de la calle y se devolvió. Ya era de noche y al pasar de hasta el primero del año? Ese pernicioso hábito que tienes de
nuevo frente al bazar, observó un letrero iluminado sobre la dejar para más tarde lo que debes hacer hoy, especialmente
puerta en que el apellido del propietario no decía Brown sino cuando se trata de soltar dinero, nos ha costado la pérdida de
Brocen. Peck fue a donde el taxi lo esperaba y se devolvió al los servicios de más de un empleado. Sabiendo que Peck
hotel. Teniendo uno de esos espíritus que no aceptan la merece un aumento de sueldo, ¿por qué no se lo das ahora y
derrota fácilmente, volvió a llamar por teléfono al domicilio con gusto? Peck tendrá buena voluntad, trabajará más
del señor Joost y por primera vez la suerte le favoreció: el todavía y por lo menos te considerará como ser humano”.
señor Joost había regresado. Peck, con voz ansiosa le informó - Muy bien, señor Ricks, voy a asignarle el mismo sueldo que
lo que deseaba y de la orden que había dado el señor Brown. Andrews tenía antes que Peck tomara su puesto. - Skinner, tu
El cauteloso Joost contestó que primero tendría que hablar realmente me obligas a recordarte quien manda en esta
por teléfono con el señor Brown para cerciorarse de que era empresa, Peck vale más que Andrews, ¿verdad? - Así
cierto, agregando que si el señor Brown confirmaba su orden, parece….. - Entonces, por amor a la justicia, págale más y haz
él estaría en el bazar antes de las 9. efectivo ese aumento desde el día en que empezó a trabajar.
¡Vete de aquí que me pones nervioso!..... un momento…..

15 8
- Dándole a ganar a la compañía cablegráfica, contestó Un momento después, el señor Brown hablaba sumamente
Skinner con sarcasmo. Cablegrafía como tres veces por excitado:
semana sobre asuntos que él mismo podría resolver, Matt - ¿Es usted el jefe de bomberos? Preguntó con voz
Peasley está disgustado con él.
entrecortada. - No señor Brown, su tienda no se está
- Eso no me sorprende….. supongo que Matt vendrá a decirme quemando, pero tuve que decirle eso para hacerlo venir al
dentro de un poco que yo fui quien escogió a Adrews para el teléfono. Usted no me conoce, pero en el escaparate de su
puesto, pero no olvides Skinner, que le advertí que el puesto tienda, aquí en San Francisco, vi un jarrón azul que quiero
era temporal. - Sí señor Ricks. comprar urgentemente antes de las 7:45 le
- Bueno, creo que tendré que buscar a un sucesor e impedir ruego que inmediatamente se venga a abrir el bazar y me
que Matt venga a echarme la culpa en cara. Creo que Peck venda el jarrón.
tiene varias características de un buen administrador para la - ¡Qué demonios…..!!!! ¿Me está usted tomando el pelo o cree
oficina de Shangai, pero tendré que probarlo un poco más. que estoy loco?
Mirando a Skinner con una sonrisa picaresca: - No señor Brown, nada de eso….. si alguien está loco, ese soy
- “Oye Skinner voy a pedirle a Peck que me traiga el jarrón yo….. estoy loco por el jarrón azul y como tengo que salir de la
azul”. El semi-pálido semblante de Skinner casi se sonrojó. ciudad a las 8:00, quiero llevármelo ahora mismo.
- “Bueno, notifica al jefe de la policía y al propietario del bazar - ¿Sabe usted lo que vale ese jarrón?
para que no nos cueste tanto”. Cappy caminó hacia la ventana, - No, ni me importa….. yo lo quiero cueste lo que cueste.
mirando la calle pensativo
- ¿Qué hora es?..... déjeme ver…..
pero sonriendo todavía y añadió: “Tú convendrás conmigo
Skinner, Y después de un momento de silencio mientras veía el reloj
que se me trae el jarrón azul valdrá 10 mil dólares al año dijo: - Es un cuarto para las siete y el próximo tren para San
como gerente de Shangai”. Francisco no sale hasta las ocho, así es que no podré llegar
- Sin duda los valdrá, señor Ricks. allá antes de las 8:50, además estoy cenando con unos amigos
y apenas he terminado la sopa.
- Bueno, Skinner, haz los arreglos necesarios para que Peck
- Señor Brown, a mi todo eso no me importa, ese jarrón azul
esté listo el domingo a la una, yo me encargaré de los demás
tengo que llevármelo hoy.
detalles.
- Bien, si no puede usted aguardar, llame por teléfono al señor
El sábado de esa semana, el señor Skinner no se presentó en
Herman Joost, mi encargado, que vive en Clinton Apartament,
su oficina, de su casa avisaron por teléfono que se hallaba el número de su teléfono es 55-32-49; dígale de mi parte que
valla

9 14
cuantas personas de apellido Browne figuraban en la guía indispuesto. Su secretaria tenía instrucciones de avisarle a Peck que
telefónica de San Francisco, el resultado fue nulo. el señor Skinner deseaba hablar con él ese día, pero que debido a
Procedió a consultar las guías de varias poblaciones cercanas una indisposición repentina no podía verlo en la oficina, que
donde suelen vivir muchas personas que trabajan o tienen sus necesitaba conferenciar con él antes de que saliera nuevamente de
negocios en San Francisco, y continuó llamando a cuantos viaje el lunes, y que le agradecería que lo visitara en su casa el
Browne encontró. Al llamar al último sin mejor éxito, ya le domingo en la tarde a la una. Peck contestó que con todo gusto iría
corría el sudor por el cuello. Eran ya las 6, Peck volvió al bazar, a ver al señor Skinner a la hora indicada. A la una en punto del
y mirando nuevamente el letrero, notó con gran sorpresa que domingo se presentó en la casa del administrador general, a quien
halló en la cama, pero sin síntomas de estar enfermo. Después de
el apellido del dueño no era
desearle su pronta recuperación, entraron en discusión respecto a
Browne sino Brown y eso hacía necesario que volviera al hotel los nuevos clientes y a perspectivas que el señor Skinner estaba
a buscar a todos los “Browns” que hubiera en la ciudad. Hizo deseoso de que Peck investigara. En el curso de la conferencia,
cambiar un billete de 20 dólares en monedas pequeñas de Ricks telefoneó. El señor Skinner estuvo escuchando por varios
valores diversos, se dirigió al teléfono y de nuevo empezó a minutos, luego Peck lo oyó decir: “Con todo gusto complacería sus
llamar a cuantas personas Brown había registradas en San deseos, señor Ricks, si no fuera porque estoy en cama y no podré
Francisco y los suburbios. Al cabo de quien sabe cuántas salir hoy, pero el señor Peck está aquí y con seguridad no tendrá
llamadas, dio con la residencia del señor Brown que buscaba, inconveniente en eso que usted desea”. - “Claro que no”
pero tan sólo para que una sirvienta le informara que este interrumpió Peck….. y tomando el receptor se apresuró a saludar al
señor Ricks. - Oye Peck….. –dijo el presidente- quisiera confiarte un
señor había ido a comer a la casa de un tal señor Simón en la
vecina población de Mill Valley. Tres personas de apellido encargo, no puedo mandar a un muchacho, pero al mismo tiempo
me da pena darte esta molestia.
Simón aparecían como residentes de Mill Valley y Peck
- No será molestia alguna, señor Ricks, mande lo que guste
llamó a los tres Simón que encontró en la guía, preguntando si
que estoy a sus órdenes. - Gracias, Peck, por tu buena voluntad. Se
el señor Brown estaba allí. A la tercera llamada le dijeron que
trata de esto, andando yo en el centro a medio día, pasé frente a
sí, preguntándole quién era. Peck dio su nombre, transcurrió una tienda en la calle Sutter, entre Stockton y Powell, y es ahí donde
un rato en silencio y luego oyó esto: “El señor Brown dice que en un escaparate vi un jarrón azul. Yo soy muy afecto a los jarrones
no conoce a ningún William Beck, además está comiendo y no de ornato, Peck, y aunque éste no es nada extraordinario sucede
quiere que lo importunen a menos que sea un asunto de suma que una dama a quien le tengo una gran estimación tiene otro
importancia”. - Dígale que se trata de algo importantísimo y igual, y se que nada le agradaría más como regalo de su aniversario
que mi nombre es William Peck, no Beck. - ¿Deck? matrimonial que otro jarrón como ese para completar el par que
- No!!!!..... ¡Peck!..... ¡Peck!..... ¡Peck!!!!!..... Llámelo y dígale
que su tienda se está incendiando.

13 10
necesita para las dos rinconeras que tiene en su comedor. Yo ningún jarrón azul o de otro color ni tienda alguna donde vendieran
tengo que tomar el tren a las ocho de este noche para llegar a tal clase de artículos.
tiempo mañana a Santa Bárbara, donde ella vive, y poder - “Sin duda que Cappy se equivocó en el nombre de la calle o
felicitarla personalmente, así como entregarle el regalo y ese yo le entendí mal” –dijo Peck para sí mismo- “voy a hablarle por
jarrón, Peck es lo que quiero. teléfono para que me repita la dirección”. Habló a la casa del señor
- Muy bien señor Ricks, comprendo que si aguardamos hasta Ricks, pero la criada le informó que el señor había salido y no sabía ella
a dónde había ido ni a que hora volvería. Entonces Peck, regresó a la
mañana lunes a que abran la tienda, no podrá llegar a tiempo calle Sutter y la recorrió de nuevo, por uno y otro lado, sin mejor
a Santa Bárbara, sino hasta el martes. resultado que la primera vez, luego dobló hacia una de las calles que
- Ese es precisamente el caso Peck, ojalá que lo hubiera visto cruzaba, caminando dos cuadras en una dirección y dos en otra, así
continuó recorriendo todas las calles del barrio sin vislumbrar en
ayer para no tener que molestarte. Los siento mucho.
ninguna parte en concebido jarrón azul. No por eso se dio por vencido,
- No necesita usted darme explicaciones, ni disculpas, señor sino que emprendió la pesquisa en otra zona comercial. Caminó calles
Ricks. Sólo hágame el favor de describir el jarrón. y más calles en todas las direcciones sin mejorar su suerte, y como
último recurso, se dirigió a una cuadra aislada de la calle Post –la única
- Es un jarrón cloisonné, Peck, de un azul entre pálido y oscuro, que no había recorrido- donde recordó que existían dos o tres
con figuras orientales de pájaros y flores. No te puedo decir pequeñas tiendas. Al llegar a la última de ellas, notó de pronto en el
con exactitud el tamaño pero me parece que tiene como 30 escaparate un jarrón azul que al parecer respondía a la descripción del
cm de alto y 10 de diámetro en el centro y está montado sobre que el señor Ricks quería. Al examinarlo de cerca y convencerse de que
una base de madera teca. - Con eso basta, señor Ricks, yo le ese era en realidad el jarrón que buscaba, dio un profundo suspiro de
llevaré el jarrón. - Gracias Peck, muchas gracias. Me harás satisfacción. Trató de abrir la puerta pero estaba cerrada con llave,
entregármelo 5 minutos antes de las 8 en la sección del tren como ya lo suponía….. de todos modos, golpeó con fuerza por si acaso
del pacífico, yo estaré a bordo del tren en el coche dormitorio hubiera alguien dentro que pudiera abrirle, pero sin resultado.
número 7 sección A. - Convenido, señor Ricks. Entonces, levantando la vista, vio en la fachada un letrero que
- Oye Peck, el costo no será gran cosa. Tu podrás pagarlo y decía “Browne’s Art Shop”. Sin pérdida de tiempo se dirigió al hotel
más cercano a buscar en un directorio telefónico el nombre del bazar
mañana se lo cobras al cajero diciéndole que lo cargue a mi
susodicho sin encontrarlo. En la guía, estaban escritas 19 personas
cuenta. Ricks colgó el receptor.
de apellido Browne, entonces pidió en la oficina del hotel un
Skinner reanudó la conferencia y Peck no salió de la casa
directorio de los habitantes de la ciudad en el cual halló el nombre de
hasta las tres de la tarde, dirigiéndose enseguida a buscar el Browne como propietario de un bazar de objetos de arte situado n el
famoso jarrón azul. Al llegar a la calle Sutter caminó por una establecimiento donde había encontrado el jarrón azul, pero sin dar
acera, entre Stockton y Powell, luego por la otra, y aunque se
la dirección de su residencia particular. Inmediatamente, cambió un
fijó con el mayor cuidado en todos los escaparates y vitrinas
dólar por feria y dirigiéndose de nuevo al teléfono empezó a llamar a
que había, no pudo ver

11 12

También podría gustarte