Las Farotas no es una danza indígena como mucha gente lo
pregona y tampoco es un baile africano o una mezcla triétnica, sino que es un baile típico de gitanos españoles que surgió a finales del siglo pasado como una manera de participar en los carnavales que se celebraran en Mompox y que agrupaba esencialmente a los descendientes de los antiguos españoles, italianos y alemanes que vivían en la Hacienda La Esmeralda, un hato exclusivo para la cría de ganado cubano y cultivo de naranjas a donde iba regularmente a holgar la famosa marquesa de Torrehoyos.
Vestuario: El vestuario de las farotas está compuesto
por una franela ajustada, llamada popularmente “amansa-loco” y encima llevan una gola adornada con profusión de lentejuelas y canutillos. Los aretes largos y extravagantes van pegados al sombrero que tiene un ala recogida al frente adornada con flores artificiales.
Instrumentos: instrumento fabricado con el tronco de
un árbol llamado banco. Los parches se elaboran con piel de venado, chivo u oveja. Los elementos se ensamblan con la ayuda de un par de aros en los que se aseguran, de manera indirecta, las membranas.