Está en la página 1de 2

J.J.

Fux: Gradus ad Parnassum

Hay que explicar qué es consonancia y disonancia. Lo haremos en pocas palabras,


puesto que se desprende de la propia denominación que consonancia es ese efecto que
acaricia suavemente los oídos, sin discordancia alguna, y embelesa el alma; al contrario,
disonancia es ese otro que, obligando a transigir con algo desagradable y áspero a los
oídos, ocasiona más molestia que deleite.
Son consonancias el unísono, la tercera, la quinta, la sexta y la octava junto con sus
compuestos. De éstas, unas son perfectas y otras imperfectas. Son perfectas el unísono,
la quinta y la octava; imperfectas, la sexta y la tercera.
Los intervalos restantes, como la segunda, la cuarta, la quinta falsa, el tritono y la
séptima, junto con sus compuestos, son disonancias.
Y estos son los elementos con los que se forma toda obra musical. Su fin es
deleitar; el deleite es consecuencia de la variedad de los sonidos; la variedad se genera
transitando de un intervalo a otro; el tránsito se logra con el movimiento: queda, por
tanto, investigar qué es movimiento.
El movimiento en música es esa evolución por la que se produce la progresión de
un intervalo a otro, hacia el agudo o hacia el grave. Y, puesto que acostumbra a
producirse de tres modos, hay que establecer que dicha progresión es de tres tipos:
movimiento directo, contrario y oblicuo.
Se produce movimiento directo cuando dos o más voces, ascendiendo o
descendiendo, siguen la misma dirección, tenga esto lugar por grados conjuntos o por
saltos, como se evidencia en el ejemplo:

Movimiento contrario es cuando una parte asciende por salto o por grados conjuntos a la
vez que la otra desciende y viceversa.
Movimiento oblicuo es cuando una parte se mueve por salto o por grados conjuntos en
tanto que la otra permanece inmóvil, como se puede ver en los ejemplos:

Comprendidos estos tres tipos de movimiento, hay que ver la forma de emplearlos en la
práctica, doctrina que recogen las siguientes, por así decirlo, cuatro reglas cardinales:

Regla primera:

De una consonancia perfecta a otra perfecta se avanza por movimiento contrario u


oblicuo.

Regla segunda:

De una consonancia perfecta a una imperfecta, por cualquiera de los tres tipos de
movimiento.

Regla tercera:

De una consonancia imperfecta a una perfecta, por movimiento contrario u oblicuo.

Regla cuarta:

De una consonancia imperfecta a otra imperfecta, por cualquiera de los tres tipos de
movimiento.

Como comprobarás, el movimiento oblicuo es lícito en cualquiera de los cuatro tipos de


progresión. El conocimiento y el uso correcto de esos tres tipos de movimientos es,
como solemos decir, “la ley y los profetas”.

También podría gustarte