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(RESUMEN)
DOCENTE:
El Monteriano que en su anterior trabajo solo ganaba el mínimo, lo único que tenía como
transportarte era un carrito de raspados y lo más lejos que había viajado era a Moñito, le
pareció increíble todo lo que el entrevistador le estaba contando; es más, dicho
entrevistador también le dijo que el empleo era casi suyo, no podía confirmárselo debido a
que tenía que informarle al gerente, pero casi estaba garantizado. Le informó que si el
viernes a las 12:00 de la noche, no recibía un telegrama de la empresa cancelando todo el
proceso, podría venir a trabajar el lunes temprano.
El monteriano nunca había estado más contento en su vida y, llegado el viernes les conto a
toda su familia la noticia, luego al barrio y después a todo el pueblo. No resistiendo la
tentación de celebrar, el monteriano comenzó una fiesta que no tardo en convertirse en una
gran pachanga y claro todo el mundo en el pueblo estaba invitado.
Conforme las horas pasaban, mas derroche había, más personas llegaban y más licor se
gastaban y el monteriano no estaba preocupado por los gastos que ocasionaba dicha
pachanga, puesto que él estaba seguro que se pagaría con el primer sueldo que ganara.
Sin embargo, faltando menos de 10 minutos para la media noche se generó un suspenso y
un silencio incomodo, pues el maldito cartero se había presentado y tenía un telegrama para
el señor Barguil, (apellido del monteriano) ¡UN TELEGRAMA! el Monteriano estaba
asustado, su mujer se había desmayado y todos se preguntaban quien pagaría por los gastos.
Con el telegrama en la mano y presintiendo la peor de sus desgracias, el monteriano lo leyó,
y a medida que lo leía su expresión cambiaba. Finalmente miró al pueblo que lo esperaba y
todos respiraron tranquilo cuando el Monteriano gritó eufórico:
--menos mal…¡¡ SE MURÍO MI MAMÁ!!
Y con suma alegría todos continuaron celebrando el nuevo empleo del Monteriano.