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REALIDAD Y JUEGO D. W.

WINNICOTT
Editorial Gedisa Barcelona, 1993

ÍNDICE Prólogo ................................................................................................................................1


Agradecimientos ...........................................................................................................................11
Introducción ...................................................................................................................................13
1. Objetos transicionales y fenómenos transicionales ..................................................................17
2. Sueños, fantasía y vida. Historia de un caso que describe una disociación primaria ................47
3. El juego: exposición teórica ........................................................................................................61
4. El juego: actividad creadora y búsqueda de la persona .............................................................79
5. La creatividad y sus orígenes ......................................................................................................93
6. El uso de un objeto y la relación por medio de identificaciones
7. La ubicación de la experiencia cultural ....................................................................................129
8. El lugar en que vivimos ............................................................................................................139
9. Papel de espejo de la madre y la familia en el desarrollo del niño ..........................................147
10. El interrelacionarse aparte del impulso instintivo y en términos de identificaciones cruzadas
…………………………………………………………………….................................................................................157
11. Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo adolescente, y las inferencias que de ellos se
desprenden en lo que respecta a la educación superior…………………………………………. ……………….179

Apéndice ........................................................................................................................................195

Referencias ...................................................................................................................................197

9. Papel de espejo de la madre y la familia en el desarrollo del niño

En el desarrollo emocional individual el precursor del espejo es el rostro de


la madre. Mereferiré al aspecto normal de esto, así como a su psicopatología. No
cabe duda de que el trabajo de Jacques Lacan, "Le Stade du Miroir" (1949), influyó
sobre mí. Lacan se refiere al uso del espejo en el desarrollo del yo de cada
individuo. Pero no piensa en él en términos del rostro de la madre, como yo deseo
hacerlo aquí. Me refiero solo a los niños que tienen vista. La aplicación más amplia
de la idea, de manera de abarcar a los que tienen mala visión o carecen de ella por
completo deberá quedar para cuando se haya expuesto el tema principal. La
afirmación desnuda es la siguiente: en las primeras etapas del desarrollo emocional
del niño desempeña un papel vital el ambiente, que en verdad aún no ha sido
separado del niño por este. Poco a poco se produce la separación del no-yo y el
yo, y el ritmo varía según el niño y el ambiente. Los principales cambios se
producen en la separación de la madre como rasgo ambiental percibido de manera
objetiva. Si no hay una persona que sea la madre, la tarea de desarrollo del niño
resulta infinitamente complicada. Permítaseme simplificar la función ambiental y
afirmar en pocas palabras que implica:
1.Aferrar — 2 Manipular — 3. Presentar el objeto.
El niño puede responder a estos ofrecimientos ambientales, pero el resultado
en el bebé es la máxima maduración personal. Por maduración en esta etapa
entiendo los distintos significados de la palabra integración y relación de objeto
psicosomáticos. Un bebé es sostenido y manipulado de manera satisfactoria, y
dado esto por sentado sele presenta un objeto en tal forma, que no se viola su
legítima experiencia de omnipotencia. El resultado puede ser el de que el bebé
sepa usar el objeto y sentir que se trata de un objeto subjetivo, creado por él. Todo
ello corresponde al comienzo, y de ahí nacen las inmensas complejidades que
abar-can el desarrollo mental y emocional del bebé y el niño.
En cierto momento el bebé echa una mirada en derredor. Es posible que cuando
se encuentre ente el precio no lo mire. Lo más probable es que un rasgo
característico sea el de mirar la cara (Gough, 1962). ¿Qué ve en ella?. Para llegar
a la respuesta debemos basarnos en nuestra experiencia con pacientes
psicoanalíticos que pueden recordar los primeros fenómenos y verbalizar (cuando
sienten que es posible hacerlo) sin ofender la delicadeza de lo que es preverbal,
no verbalizado y no verbalizable, salvo, quizás, en poesía. ¿Qué ve el bebé cuando
mira el rostro de su madre?. Yo sugiero que por lo general se vea sí mismo. En
otras palabras, la madre los mira y lo ella parece se relaciona con lo queve en él.
Todo esto se da por sentado con demasiada facilidad. Yo pido que no se dé por
supuesto lo que las madres que cuidan a sus bebés hacen bien con naturalidad.
Puedo expresar lo que quiero decir yendo directamente al caso del bebé cuya
madre refleja supropio estado de ánimo o, peor aun, la rigidez de sus propias
defensas. En ese caso, ¿qué ve el bebé?. Por supuesto, nada se puede decir sobre
ocasiones aisladas en que la madre no puede responder. Pero muchos bebés
tienen una larga experiencia de no recibir de vuelta lo quedan. Miran y no se ven a
sí mismos. Surgen consecuencias. Primero empieza a atrofiarse su capacidad
creadora, y de una u otra manera buscan en derredor otras formas de conseguir
que el ambiente les devuelva algo de sí. Es posible que lo logren con otros méto-
dos, y los niños ciegos necesitan reflejarse a sí mismos por medio de otros sentidos
que no sean los de la vista. En verdad, cuyo rostro se encuentra inmóvil puede
responder de algún otro modo. La mayoría de ellas saben responder cuando el
bebé está molesto o agresivo, y en especial cuando se encuentra enfermo. En
segundo lugar, este se acomoda a la idea de que cuando mira ve el rostro de su
madre. Este entonces, no es un espejo. De modo que la percepción ocupa el lugar
de la apercepción, el lugar de lo que habría podido ser el comienzo de un
intercambio significativo con el mundo, un proceso bilateral en el cual el auto
enriquecimiento alterna con el descubrimiento del significado en el mundo de las
cosas vistas. Es claro que en este esquema de cosas hay etapas que se detienen
a mitad de camino. Algunos bebés no abandonan del todo las esperanzas y
estudian el objeto y hacen todo lo posible para ver en él algún significado, que
encontrarían si pudiesen sentirlo. Otros, atormentados por este tipo de fracaso
materno relativo, estudian el variable rostro de su madre, en un intento de predecir
su estado de ánimo tal como todos nosotros estudiamos el tiempo. El bebé aprende
muy pronto a hacer un pronóstico: "Ahora puedo olvidar el talante de mamá y ser
espontáneo, pero en cualquier momento su expresión quedará inmóvil o su estado
de ánimo predominará, y tendré que retirar mis necesidades personales, pues de
lo contrario mi persona central podría sufrir un insulto". Para volver al avance
normal de los hechos, cuando la joven normal estudia su rostro en el espejo se
está diciendo que ahí se encuentra el rostro de su madre, y que esta puede verla
y está en rapport con ella. Cuando, en su narcisismo secundario, las jóvenes y los
muchachos miran para ver belleza y para enamorarse, ya existen pruebas de que
se ha insinuado la duda acerca del amor y preocupación permanentes de la madre.
De modo que el hombre que se enamora de la belleza es muy distinto del que ama
a una joven y siente que es hermosa y se encuentra en condiciones de ver qué hay
de bello en ella.
No insistiré en mi idea; por el contrario, ofreceré algunos ejemplos, de manera que
el lector pueda elaborarla.
Ejemplo 1.Me refiero primero a una mujer que conozco, quien se casó y crió a tres
magníficos hijos varones. Además fue un buen respaldo para su esposo, que tenía
un puesto importante y creador. Entre bambalinas, esta mujer se encontraba
siempre cerca de la depresión. Per-turbó gravemente su vida matrimonial al
despertar todas las mañanas en estado de desesperación. No podía hacer nada
para evitarlo. La solución de la depresión paralizante se producía todos los días
cuando llegaba el momento de levantarse y al final de sus abluciones, y luego de
vestirse, podía "ponerse la cara". Entonces se sentía rehabilitada y le era posible
enfrentar al mundo y hacerse cargo de sus responsabilidades familiares. Ala larga,
esta persona, excepcionalmente inteligente y responsable, reaccionó ante una
desgracia con un estado depresivo crónico, que al final se convirtió en una
perturbación fí-sica, crónica es incapacitante. He aquí un molde repetido, cuyo
similar cualquiera puede encontrar en su experiencia social o clínica. Lo que
muestra este caso no hace más que exagerar lo que es normal. Se exagera la tarea
del espejo, de tomar nota y aprobar. La mujer tenía que ser su propia madre. Si
hubiese tenido una hija, no cabe duda de que habría encontrado un gran alivio,pero
quizás aquella habría sufrido por el hecho de tener excesiva importancia en lo refe-
rente a corregir la incertidumbre de su madre en relación con la visión que esta
tenía de ella. El lector estará pensando ya en Francis Bacon. No me refiero al
Bacon que dijo: "Un rostro hermoso es un elogio silencioso" y "Lo que un cuadro
no puede expresar es la mejor parte de la belleza", sino al exasperante, diestro y
desafiante artista de nuestro tiempo que pinta una y otra vez el rostro humano
deformado de manera significativa. Desde el punto de vista de este capítulo, este
Francis Bacon de hoy se ve en el rostro de su madre ,pero con cierto retorcimiento
en él o ella que nos enfurece, a él y a nosotros. Nada sé acerca de la vida privada
de este artista, y solo lo presento porque se introduce por la fuerza en cualquier
estudio actual sobre el rostro y la persona. El rostro de Bacon me parece estar muy
lejos de la percepción de lo real; cuando mira caras me da la impresión de estar
esforzándose penosamente para que se lo vea, cosa que constituye la base del mi-
rar creador. Advierto que vinculo la apercepción con la percepción al postular un
proceso histórico (enel individuo) que depende del ser visto:. Cuando miro se me
ve, y por lo tanto existo. Ahora puedo permitirme mirar y ver. Ahora miro en forma
creadora, y lo que apercibo también lo percibo. En verdad no me importa no ver lo
que no está presente para ser visto (a menos de que esté cansado).
Ejemplo II.
Una paciente informa: "Ayer por la noche fui a un café y me sentí fascinada al ver
allí a los distintos personajes", y describe a algunos de ellos. Ahora bien, esta
paciente tiene un as-pecto llamativo, y si supiese-usarse podría ser la figura central
en cualquier grupo. Le pregunté: "¿Alguien la miró? " Consiguió pasar a la idea de
que en verdad había atraído buena parte del fuego de las miradas, pero la
acompañaba un amigo y sintió que la gente lo miraba a él. A partir de ahí pudimos
realizar un estudio preliminar de su historia de recién nacida y dela infancia, en
términos de ser vista en una forma que pudiese hacerle sentir que existía. En rigor
había tenido una experiencia deplorable en ese sentido. Este tema quedó luego
perdido, por el momento, en otros tipos de material, pero en cierto modo todo el
análisis de esta paciente gira en torno de ese "ser vista" como lo que en realidad
es, en un momento cualquiera; y en ocasiones ese ser vista de verdad es para ella,
de una manera sutil, lo principal de su tratamiento. Es particularmente sensible
como crítica pictórica, y la falta de belleza desintegra su personalidad, a tal punto,
que reconoceesa falta porque ella misma se siente espantosa (desintegrada o
despersonalizada).
Ejemplo III. Tengo un caso de investigación, una mujer que ha sido objeto de un
análisis muy prolongado. En un etapa muy avanzada de su vida esta paciente ha
llegado a sentirse real, y un cínico podría decir: ¿Para qué?. Pero a ella le parece
que ha valido la pena, y gracias a ella yo mismo aprendí mucho de lo que sé sobre
los primeros fenómenos. Este análisis involucraba una grave y profunda regresión
a la dependencia infantil. La historia ambiental era muy perturbadora en muchos
sentidos, pero en este caso me refiero al efecto que tuvo sobre ella la depresión de
su madre. Esto se elaboró en repetidas ocasiones, y como analista tuve que
desplazar a esa madre para permitir que la paciente empezara a ser persona.
Ahora, cerca del final de mi trabajo con ella, me envió un retrato de su nodriza. Yo
ya tenía uno de su madre, y llegué a conocer muy íntimamente la rigidez de las
defensas de esta. Se hizo evidente que la madre (según dijo la paciente) había
elegido una nodriza deprimida para que la reemplazara, de manera que pudiera
evitar la pérdida total del contacto con sus hijos. Una nodriza vivaz habría
"arrebatado" los hijos a esa madre deprimida. Esta paciente muestra una notable
falta de lo que caracteriza a tantas mujeres: el interés por su rostro. Por cierto que
no había pasado por la fase adolescente de examen de sí misma en el espejo, y
ahora solo se mira en él para recordarse de que "parece una vieja bruja" (según
sus propias palabras).Esa misma semana la paciente encontró una foto de mi cara
en la sobrecubierta de un libro. Me escribió para decirme que necesitaba una
ampliación para ver las líneas y todos los rasgos de ese "viejo paisaje". Le envié la
foto (vive lejos, y ahora solo la veo de vez en cuando), y al mismo tiempo le ofrecí
una interpretación basada en lo que trato de decir en este capítulo.
La paciente creía que no hacía más que adquirir el retrato de ese hombre que tanto
había hecho por ella (y así es). Pero necesitaba que se le dijera que mi rostro
surcado de arrugas tenía ciertos rasgos que para ella se vinculan con la rigidez de
los de su madre y su nodriza. En verdad esta paciente tiene una cara muy buena,
y cuando está con humor para ello es una persona simpatiquísima. Sabe
preocuparse, durante un período limitado, por los asuntos de otras personas y por
sus problemas. ¡Cuántas veces esta característica sedujo a otros individuos y los
hizo pensar que ella era alguien en quien resultaba posible apoyarse!. Pero la
verdad es que en cuanto se siente comprometida, en especial con la depresión de
alguien, mecánicamente se retira y se acurruca en la cama, con una botella de
agua caliente, para abrigar su alma. En ese momento es vulnerable.
Ejemplo IV.Después de escribir todo lo que antecede una paciente me trajo, en
una hora analítica, material que habría podido estar basado en lo que escribo. La
mujer de que se trata se muestra muy preocupada por la etapa de su
establecimiento como individuo. A lo largo dela hora introdujo una referencia a
"Espejo, espejo de la pared", etcétera, y luego dijo: "¿No sería terrible que el chico
mirase en el espejo y no viera nada?". El resto del material se relacionaba con el
ambiente proporcionado por su madre cuando ella era pequeña, y la imagen era la
de una madre que hablaba con algún otro, salvo que se encontrase ocupada en
forma activa en una relación positiva con el bebé. La insinuación quería decir que
este miraba a la madre y la veía hablando con cualquier otra persona. La paciente
describió luego su gran interés por las pinturas de Francis Bacon, y se preguntó si
podría prestarme un libro sobre el artista. Se refirió en detalle al libro. Bacon "dice
que le gusta tener un espejo sobre sus cuadros, porque cuando la gente los mira
nove solo un cuadro; incluso puede llegar a verse a sí misma". Después la paciente
habló sobre "Le Stade du Miroir", porque conoce el trabajo de Lacan, pero no pudo
establecer la vinculación que yo me siento capaz de elaborar, entre el espejo y el
rostro de la madre. No era mi tarea en esa sesión ofrecer esa vinculación a mi
paciente, porque en esencia esta se encuentra en la etapa de descubrir cosas por
su propia cuenta, y en tales circunstancias una interpretación prematura aniquila
su creatividad y resulta traumática, en el sentido de que contraría el proceso de
maduración. Este tema sigue teniendo importancia en el análisis de la paciente,
pero también aparece con otras formas. Esta visión del bebé y el niño que ven la
persona en el rostro de la madre, y después enun espejo, ofrece una manera de
ver el análisis y la tarea psicoterapéutica. La psicoterapia no consiste en hacer
interpretaciones inteligentes y adecuadas; en general es un de-
En su Introducción a este libro John Rothenstein escribe: "...contemplar un cuadro
de Bacon es mirar en un espejo y ver en él nuestras propias penas y nuestros
temores a la soledad, el fracaso, la humillación, la vejez, la muerte y el peligro de
una catástrofe innominada Su preferencia, confesada, por el barnizado de sus
cuadros también tiene relación con su sentimiento de dependencia respecto de la
casualidad. Dicha preferencia se debe al hecho de que el espejo aparta en cierto
modo a los cuadros de su ambiente (así como las margaritas y las ba-randillas
apartan a sus figuras de su ambiente pictórico) y protege, pero lo que más importa
en ese caso es su creencia de que el juego de reflejos fortuitos realzará sus
cuadros. Le he oído observar que sus trabajos, en especial los de tono azul oscuro,
se benefician cuando permiten que el espectador vea su propio rostro en el espejo".
volver al paciente, a largo plazo, lo que este trae. Es un derivado complejo del
rostro que refleja lo que se puede ver en él. Me gusta pensar en mi trabajo de ese
modo, y creo quesi lo hago lo bastante bien el paciente encontrará su persona y
podrá existir y sentirse real. Sentirse real es más que existir; es encontrar una forma
de existir como uno mismo,y de relacionarse con los objetos como uno mismo, y
de tener una persona dentro de la cual poder retirarse para el relajamiento. Pero
no querría dar la impresión de que pienso que esa tarea de reflejar lo que trae el
paciente es fácil. No lo es, y resulta emocionalmente agotadora. Aun cuando
nuestros pacientes no lleguen a curarse, se muestran agradecidos con nosotros
porque los vemos como son, y ello nos proporciona una profunda satisfacción. Lo
que mencioné, en términos del papel de la madre, de devolver al bebé su persona,
tie-ne la misma importancia para el niño y la familia. Es claro que a medida que el
primero se desarrolla y los procesos de maduración se vuelven más complicados,
y las identificaciones se multiplican, aquel depende cada vez menos de la
devolución de la persona por el rostro de la madre y el padre, y por los rostros de
otros que se encuentren en relaciones de padres o de hermanos (Winnicott,
1960a). Pero cuando una familia está intacta y marcha hacia adelante durante un
período, todos los niños se benefician gracias a que pue-den verse en la actitud de
los miembros de la familia o en la de toda esta. Podemos incluirá quí los espejos
reales que existen en la casa, y las oportunidades que tiene el chico de ver a los
padres y a otros mirarse al espejo. Pero es preciso entender que el espejo real
tiene importancia ante todo en su sentido figurativo. Esta podría ser una manera
de formular la contribución que puede realizar una familia en lo que se refiere al
crecimiento y enriquecimiento de la personalidad de cada uno de sus integrantes

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