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VULVITIS

La vulvitis es la inflamación de la vulva. La vulvovaginitis es el


trastorno causado por la inflamación de la vulva y de la vagina.

La vulva es la zona situada alrededor de la abertura de la vagina que contiene los órganos
genitales externos femeninos.

Causas de la vulvitis
La vulvitis puede ser consecuencia de

 Reacciones alérgicas a sustancias que entran en contacto con la vulva (como


jabones, telas, perfumes y baños de burbujas)
 Trastornos de la piel (como la dermatitis)
 Infecciones, entre ellas las infecciones por levaduras y enfermedades de transmisión
sexual (como el herpes)
 Infestación con piojos púbicos (un trastorno denominado pediculosis del pubis)
 Irritación causada por la orina o las heces, si se mantienen en contacto con la vulva
(como puede suceder en mujeres que tienen incontinencia o están postradas en
cama).

El contacto con la orina y las heces a veces causa vulvitis crónica.

En las niñas, las infecciones de la vagina también pueden afectar a la vulva. Estas
infecciones pueden deberse a bacterias provenientes del ano o a otras bacterias.

Síntomas de la vulvitis
La vulvitis causa prurito, dolor y enrojecimiento. En raras ocasiones, los pliegues de la piel
(labios) alrededor de la vagina y los orificios uretrales pueden adherirse entre sí. La vulvitis
crónica puede ocasionar la aparición de placas dolorosas, escamosas, engrosadas o
blanquecinas en la vulva.

Diagnóstico de la vulvitis
 Evaluación médica

El médico examina la vulva para comprobar si hay enrojecimiento y alteraciones en la piel y


verifica si existe secreción de la vagina. También hacen preguntas relacionadas con la
secreción vaginal (si existe), con las posibles causas de los síntomas y con la higiene.

El médico suele hacer un examen pélvico para comprobar la existencia de otras infecciones


y, si existe secreción, se examina al microscopio. El médico también puede utilizar un
hisopo para tomar una muestra de líquido del cuello uterino. La muestra se examina para
detectar enfermedades de transmisión sexual.

Tratamiento de la vulvitis
 Medidas generales
 Hidrocortisona o estrógenos en forma de crema

Se pueden ensayar diversos tratamientos. Entre estos factores se incluyen los siguientes

 Evitar las sustancias que pueden irritar la vulva


 Mantener la vulva limpia y seca
 Tomar un baño de asiento con sustancias calmantes (para ayudar a controlar el
prurito)
 Aplicación en la vulva de hidrocortisona o estrógenos en crema

Si una vulvitis crónica no responde al tratamiento, por lo general se realiza una biopsia para
detectar la causa, incluyendo trastornos de la piel de la vulva (distrofias vulvares,
como liquen escleroso o hiperplasia de células escamosas) y cáncer.

Descripción general

Cáncer de vulva
El cáncer vulvar es un tipo de cáncer que afecta la superficie externa de los
genitales femeninos. La vulva es el área de piel que rodea la uretra y la vagina,
y comprende el clítoris y los labios.

Por lo general, el cáncer vulvar se manifiesta como un bulto o llaga en la vulva


que con frecuencia produce picazón. Si bien puede ocurrir a cualquier edad, el
cáncer vulvar se diagnostica con más frecuencia en adultos mayores.

El tratamiento para el cáncer vulvar generalmente implica una cirugía para


extirpar el cáncer y una pequeña parte del tejido sano que lo rodea. Algunas
veces, la cirugía de cáncer vulvar requiere la extirpación de toda la vulva.
Cuanto antes se diagnostique el cáncer vulvar, menos probable es que el
tratamiento requiera una cirugía más extensa.

Atención del cáncer vulvar en Mayo Clinic

Síntomas

Los signos y síntomas del cáncer vulvar pueden comprender los siguientes:

 Picazón que no desaparece

 Dolor y sensibilidad

 Sangrado que no proviene de la menstruación

 Cambios en la piel, como cambios de color o engrosamiento

 Un bulto, protuberancias que parecen verrugas o una llaga abierta (úlcera)

Cuándo consultar al médico

Pide una consulta con el médico de atención primaria o el ginecólogo si tienes


síntomas persistentes que te preocupen.

Solicite una Consulta en Mayo Clinic

Causas

No queda claro cuál es la causa del cáncer vulvar.

En general, los médicos saben que el cáncer comienza cuando una célula
produce mutaciones en el ADN. Estas mutaciones permiten que la célula
crezca y se divida con rapidez. La célula y el producto de las divisiones
continúan viviendo cuando otras células normales morirían. Las células
acumuladas forman un tumor que puede ser canceroso y que invade los tejidos
cercanos y se propaga a otras partes el cuerpo.
Tipos de cáncer vulvar

Determinar el tipo de célula en la que comienza el cáncer vulvar ayuda a que el


médico planifique el tratamiento más eficaz. Algunos de los tipos más
frecuentes de cáncer vulvar son los siguientes:

 Carcinoma epidermoide de vulva. Este tipo de cáncer comienza en las


células delgadas y lisas que recubren la superficie de la vulva. La mayoría de los
tumores vulvares son carcinomas epidermoides.

 Melanoma vulvar. Este tipo de cáncer comienza en las células productoras de


pigmento que se encuentran en la piel de la vulva.

Factores de riesgo

Aunque se desconoce la causa exacta del cáncer vulvar, ciertos factores


aumentan el riesgo, entre ellos:

 Edad avanzada. El riesgo de padecer cáncer vulvar aumenta con los años,
aunque se puede padecer a cualquier edad. La edad promedio del diagnóstico es
65 años.

 Exposición al virus del papiloma humano (VPH). El VPH es una infección de


transmisión sexual que aumenta el riesgo de padecer varios tipos de cáncer,
como el cáncer vulvar y el de cuello uterino. Muchas personas jóvenes y
sexualmente activas están expuestas al VPH, pero en la mayoría, la infección
desaparece sola. En algunas, la infección causa alteraciones en las células y
aumenta el riesgo de padecer cáncer en el futuro.

 Fumar. Fumar cigarrillos aumenta el riesgo de padecer cáncer vulvar.

 Tener el sistema inmunitario debilitado. Las mujeres que toman


medicamentos para inhibir el sistema inmunitario, como las que se han sometido
a trasplantes de órganos, y las que padecen afecciones que debilitan el sistema
inmunitario, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), tienen un
mayor riesgo de padecer cáncer vulvar.

 Tener antecedentes de enfermedades precancerosas de la vulva. La


neoplasia intraepitelial vulvar es una enfermedad precancerosa que aumenta el
riesgo de padecer cáncer vulvar. La mayoría de las mujeres con neoplasia
intraepitelial vulvar nunca presentará cáncer, pero unas pocas sí pueden padecer
un cáncer vulvar invasivo. Por este motivo, el médico puede recomendarte un
tratamiento para eliminar la zona de células anormales y controles periódicos de
seguimiento.

 Tener una enfermedad de la piel que afecte la vulva. El liquen escleroso,


que produce alisamiento y picazón en la piel de la vulva, aumenta el riesgo de
padecer cáncer vulvar.

Prevención
Reduce el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual

Para reducir el riesgo de padecer cáncer vulvar, reduce el riesgo de contraer la


infección de transmisión sexual por VPH:

 Limita la cantidad de parejas sexuales. Cuantas más parejas sexuales


tengas, mayor es el riesgo de exposición al VPH.

 Utiliza un preservativo cada vez que tengas relaciones sexuales. Los


preservativos pueden reducir el riesgo de contraer el VPH, pero no pueden
protegerte totalmente contra el virus.

 Aplícate la vacuna contra el VPH. Las niñas y las mujeres jóvenes deberían


considerar la posibilidad de aplicarse la vacuna contra el VPH, que protege
contra las cepas del virus que se cree que causan la mayoría de los casos de
cáncer vulvar.

Cervicitis

a cervicitis es la inflamación infecciosa o no infecciosa del cervix. Los


hallazgos pueden incluir flujo vaginal, sangrado vaginal, y eritema y
friabilidad cervical. Las mujeres se deben estudiar para causas
infecciosas de vaginitis y enfermedad inflamatoria pélvica y se tratan por
lo general empíricamente para la infección por clamidia y la gonorrea.

La cervicitis aguda generalmente es producto de una infección; la cervicitis crónica


usualmente no es causada por una infección. La cervicitis puede ascender y causar
endometritis y enfermedad inflamatoria pélvica (EIP).

La causa infecciosa más común de cervicitis es Chlamydia trachomatis, seguido


por Neisseria gonorrhea. Otras causas incluyen el virus del herpes simple
(VHS), Trichomonas vaginalis, y Mycoplasma genitalium. Frecuentemente no se logra
identificar un patógeno. El cuello uterino también puede estar inflamado como parte de una
vaginitis (p. ej., vaginosis bacteriana, tricomoniasis).

Las causas no infecciosas de cervicitis incluyen procedimientos ginecológicos, cuerpos


extraños (p. ej., pesarios, dispositivos anticonceptivos de barrera), productos químicos (p.
ej., en duchas o cremas anticonceptivas), y los alérgenos (p. ej., látex).
Signos y síntomas
La cervicitis puede no causar síntomas. Los síntomas más comunes son flujo vaginal y
hemorragia vaginal entre períodos menstruales o después del coito. Algunas mujeres
tienen dispareunia, irritación vulvar y/o vaginal, y/o disuria.

Los hallazgos del examen pueden incluir flujo purulento o secreción mucopurulenta,
friabilidad cervical (p. ej., sangrado después de tocar el cuello uterino con un hisopo) y
eritema y edema cervical.

Cervicitis mucopurulenta
Con autorización del editor. Tomado de Goldfarb A. En Atlas of Clinical Gynecology:
Pediatric and Adolescent Gynecology . Publicado por M Stenchever (editor) y AF Goldfarb.
Philadelphia, Current Medicine, 1998.
Diagnóstico
 Signos clínicos

 Estudios para vaginitis y enfermedades de transmisión sexual

La cervicitis se diagnostica si las mujeres tienen exudado cervical (purulento o


mucopurulento) o friabilidad cervical.

Los hallazgos que sugieren una causa específica u otros trastornos incluyen los siguientes:

 Fiebre: EPI o infección por HSV

 Dolor cervical a la movilización: EPI

 Vesículas, dolor vulvar o vaginal, y/o ulceración: infección por HSV

 Hemorragias puntiformes (manchas de fresa): Tricomoniasis

Las mujeres deben ser evaluadas clínicamente para EPI (ver Enfermedad pelviana
inflamatoria (EPI) : Diagnóstico) y se deben efectuar pruebas para la infección por clamidia
(ver Infecciones en mucosas por clamidias, micoplasmas y ureaplasmas : Diagnóstico) y
gonorrea (p. ej., con PCR o cultivo-ver Gonorrea : Diagnóstico), vaginosis bacteriana
(ver Vaginosis bacteriana : Diagnóstico), y tricomoniasis (ver Tricomoniasis : Diagnóstico).

Tratamiento
 Tratamiento usualmente empírico para la infección por clamidia y gonorrea

En la primera visita, la mayoría de las mujeres con cervicitis aguda deben ser tratadas
empíricamente para la infección por clamidia, sobre todo si tienen factores de riesgo para
enfermedades de transmisión sexual (p. ej., edad <25, nuevas o múltiples parejas
sexuales, sexo sin protección) o si el seguimiento no se puede asegurar . Las mujeres
también deben ser tratadas empíricamente para la gonorrea si tienen factores de riesgo
para enfermedades de transmisión sexual, si la prevalencia local es alta (p. ej.,> 5%), o si
el seguimiento no se puede asegurar.

El tratamiento consiste en lo siguiente:

 Infección por clamidia: azitromicina 1 g por vía oral una sola vez o con 100 mg de
doxiciclina 2 veces al día, por vía oral, durante 7 días

 Gonorrea: ceftriaxona 250 mg IM una vez más la azitromicina 1 g por vía oral una
vez (debido a la resistencia emergente de N. gonorrhoeaea las cefalosporinas)

Una vez que la causa o las causas se identifican sobre la base de los resultados de las
pruebas microbiológicas, el tratamiento posterior se ajusta en consecuencia.

Si la cervicitis persiste a pesar de este tratamiento, se debe descartar la reinfección con


clamidias y N. gonorrhoeae, y se debe iniciar el tratamiento empírico con moxifloxacina
400 mg por vía oral una vez/día durante 7 a 14 días (p. ej., durante 10 días) para cubrir
una posible infección por M. genitalium.

Si la causa es una enfermedad de transmisión sexual bacteriana, las parejas sexuales


deben ser examinadas y tratadas simultáneamente. Las mujeres deben abstenerse de
mantener relaciones sexuales hasta que la infección haya sido eliminada en ellas y en sus
parejas sexuales.

Todas las mujeres con infección por clamidia o gonorrea confirmada deben realizar
pruebas entre 3 y 6 meses después del tratamiento porque la reinfección es común.

Conceptos clave
 La cervicitis aguda es generalmente causada por una ETS y puede presagiar una
enfermedad pelviana inflamatoria (EPI).

 La infección puede ser asintomática.

 Realizar pruebas para la infección por clamidias, gonorrea, vaginosis bacteriana y


tricomoniasis.

 Tratar a la mayoría de las mujeres para la infección por clamidia y gonorrea en la


primera visita.

Endometrtis
a endometritis puerperal es la infección uterina, típicamente causada por
bacterias ascendentes desde el aparato genital inferior o el tracto
urogenital. Los síntomas son dolor uterino espontáneo, dolor pelviano o
abdominal, fiebre, malestar general y, a veces, flujo. El diagnóstico es
clínico, rara vez se realizan cultivos. El tratamiento se realiza con
antibióticos de amplio espectro (p. ej., clindamicina más gentamicina).

La incidencia de la endometritis posparto se ve afectada principalmente por el modo de


extracción del feto:

 Partos por vía vaginal: 1 a 3%

 Cesáreas programadas (antes de que comience el trabajo de parto): 5 a 15%

 Cesáreas no programadas (después de que se inició el trabajo de parto): 15 a 20%

Las características de las pacientes también afectan la incidencia.

Etiología
La endometritis puede aparecer después de una corioamnionitis durante el trabajo de parto
o en el posparto. Los trastornos predisponentes incluyen

 Rotura prolongada de membranas

 Monitorización fetal interna

 Trabajo de parto prolongado

 Cesárea

 Examen digital vaginal repetido

 Retención de fragmentos placentarios en el útero

 Hemorragia posparto

 Colonización del tracto genital inferior

 Anemia

 Vaginosis bacteriana

 Edad materna joven

 Bajo estado socioeconómico

Las infecciones tienden a ser polimicrobianas; los patógenos más comunes son

 Cocos grampositivos (predominantemente, estreptococos del grupo B


streptococci, Staphylococcus epidermidis y especies de Enterococcus)
 Anaerobios (predominantemente, peptostreptococos, especies de Bacteroides y
de Prevotella)

 Bacterias gramnegativas (predominantemente, Gardnerella vaginalis, Escherichia


coli, Klebsiella pneumoniae, y Proteus mirabilis).

Rara vez pueden aparecer peritonitis, abscesos pelvianos o tromboflebitis pelviana (con
riesgo de embolia pulmonar). Muy rara vez, puede producirse un shock séptico y sus
consecuencias, incluida la muerte.

Signos y síntomas
En general, los primeros síntomas son dolor abdominal bajo y dolor uterino a la palpación,
seguidos de fiebre (dentro de las primeras 24 a 72 h posparto). Los escalofríos, las
cefaleas, el malestar general y la anorexia son comunes. A veces, el único síntoma es
fiebre leve.

Con frecuencia, también hay palidez, taquicardia y leucocitosis, y el útero es blando,


grande y doloroso. El flujo puede ser escaso o profuso y maloliente, con o sin sangre.
Cuando se ven afectados los parametrios, el dolor y la fiebre son intensos; el útero, grande
y doloroso, está indurado en la base de los ligamentos anchos, y la inflamación se
extiende hasta las paredes pelvianas o el fondo de saco posterior.

El absceso pelviano puede manifestarse como una masa palpable separada y adyacente
al útero.

Diagnóstico
 Evaluación clínica

 En general, estudios para excluir otras causas (p. ej., análisis y cultivo de orina)

El diagnóstico dentro de las 24 h del parto se basa en los hallazgos clínicos de dolor
espontáneo y a la palpación, y de una temperatura > 38°C.

Después de las primeras 24 h, debe presumirse una endometritis si no hay otras causas
evidentes en pacientes con una temperatura ≥ 38°C en 2 días sucesivos. Otras causas de
fiebre y síntomas abdominales bajos incluyen infecciones uterinarias, una infección de la
herida, una tromboflebitis séptica pelviana y una infección perineal. A menudo, el dolor
uterino es difícil de distinguir del dolor de la cicatriz en pacientes con una cesárea.

Los pacientes con fiebre leve y sin dolor abdominal deben ser evaluadas en busca de otras
causas ocultas, como atelectasias, ingurgitación o infección mamaria, infección urinaria o
tromboflebitis en las piernas. La fiebre por ingurgitación mamaria tiende a
permanecer ≤ 39°C. Si la temperatura se eleva abruptamente después de 2 o 3 días de
una fiebre leve, es probable que la causa sea una infección en lugar de una ingurgitación
mamaria.

En general, se realizan análisis y cultivos de orina.

Rara vez se indican cultivos endometriales, porque las muestras recogidas a través del
cuello uterino casi siempre están contaminadas por la flora vaginal y cervical. Sólo deben
realizarse cultivos endometriales cuando la endometritis es refractaria a los regímenes
antibióticos de rutina y no hay otra causa evidente de infección; se usan técnicas estériles
con un espéculo para evitar la contaminación vaginal, y la muestra se envía para cultivos
de aerobios y anaerobios.

Los cultivos de sangre rara vez están indicados y sólo deben realizarse cuando la
endometritis es refractaria a los regímenes antibióticos de rutina o si los hallazgos clínicos
sugieren septicemia.

Si a pesar del tratamiento adecuado de la endometritis la fiebre persiste > 48 horas


(algunos médicos usan el punto de corte de 72 horas) sin una tendencia a la disminución
de los picos febriles, deben considerarse otras causas como un absceso o una
tromboflebitis pelviana (en particular en ausencia de abscesos evidentes en los estudios
de diagnóstico por imágenes). Las imágenes abdominales y pelvianas, como la TC, son
sensibles para los abscesos pero sólo detectan la tromboflebitis pelviana si los coágulos
son grandes. Si las imágenes no muestran anomalías, en general se comienza un ensayo
con heparina para tratar una posible tromboflebitis pelviana, que normalmente es un
diagnóstico de exclusión. La respuesta al tratamiento confirma el diagnóstico.

Perlas Y Errores
Si el tratamiento adecuado de la endometritis puerperal no da lugar a
una tendencia a la baja de los picos febriles después de 48 a 72 horas,
considerar absceso pélvico y, sobre todo si no hay un absceso evidente en
las imágenes, en una tromboflebitis pélvica séptica.

Tratamiento
 Clindamicina más gentamicina, con o sin ampicilina

El tratamiento es un antibiótico de amplio espectro IV hasta que la mujer esté afebril


durante 48 h. La elección de primera línea es la clindamicina 900 mg cada 8 h más
gentamicina 1,5 mg/kg cada 8 h o 5 mg/kg 1 vez/día; se agrega 1 g cada 6 h si se
sospecha una infección por enterococos o si no se produce una mejoría dentro de las 48 h.
No es necesario un tratamiento continuo con antibióticos orales.

Prevención
Prevenir o minimizar los factores predisponentes es esencial. Debe alentarse el lavado de
manos apropiado. El parto por vía vaginal no puede ser estéril, pero deben usarse las
técnicas asépticas.

Cuando el parto es por cesárea, la antibioticoterapia profiláctica administrada dentro de los


60 minutos previos a la cirugía puede reducir la endometritis en hasta un 75%.

Conceptos clave
 La endometritis puerperal es más común después del parto por cesárea, en
especial si no es programado.

 La infección suele ser polimicrobiana.

 Tratar sobre la base de los hallazgos clínicos (p. ej., dolor posparto, sensibilidad
uterina o fiebre inexplicable), utilizando antibióticos de amplio espectro.

 Los cultivos de endometrio y hemocultivos no se realizan de rutina.


 Para el parto por cesárea, dar antibióticos profilácticos dentro de 60 minutos antes
de la cirugía.

Endometriosis

La endometriosis es la presencia de tejido endometrial fuera del útero.


La mayoría de las veces, estos focos de endometriosis se encuentran en
la zona pélvica (sobre el peritoneo, en los ovarios, el intestino o la
vejiga), pero, con menos frecuencia, pueden encontrarse en otras zonas,
como la piel o los pulmones.
Estos focos se desarrollan en base a las hormonas del ciclo
menstrual y, al igual que la mucosa uterina normal, evolucionan de
forma cíclica y sangran.
Esta patología evoluciona de forma imprevisible. En algunos casos, la
paciente presenta tejidos fuera del útero que no evolucionan, mientras
que en otras, pueden desarrollarse de forma más extensa.
Se caracteriza por ser una enfermedad inflamatoria, por lo que puede
ocasionar adherencias entre órganos.
Además, esta afección puede presentar diferentes grados:
 Mínima o de estadio I: se produce cuando existen implantes
aislados y sin adherencias.
 
 Leve o de estadio II: existen implantes superficiales adheridos o
diseminados sobre la superficie del peritoneo y los ovarios.
 
 Moderada o de estadio III: se presentan implantes múltiples que
se caracterizan por ser superficiales o invasivos. Existen adherencias
alrededor de las trompas de falopioo del ovario.
 
 Severa o de estadio IV: en este grado de la enfermedad, los
implantes son múltiples y profundos, además de producirse quistes
grandes y adherencias con las membranas de gran extensión.

Causas
No se conocen las causas exactas de la endometriosis pero, según los
especialistas, una de las opciones por las que se puede producir es que,
cuando una mujer tiene el periodo, se desarrolla un flujo retrógrado por
el que las células, a través de las Trompas de Falopio, pueden regresar a
la pelvis.
Una vez que se encuentran allí, se fijan y se multiplican causando la
endometriosis. En relación con esta causa, algunos investigadores
aseguran que puede deberse a fallos en el sistema inmunitario de las
mujeres, aunque es una hipótesis que se encuentra en vías de
investigación.
La endometriosis es una patología que, en algunos casos,
resulta hereditaria, es decir, puede transmitirse de madres a hijas y
comienza, probablemente, cuando la mujer comienza a tener los periodos
menstruales.
Existen, además, factores de riesgo, que aumentan las probabilidades de
padecer esta afección:
 La paciente tiene una madre o una hermana que padezca esta
enfermedad o nunca ha tenido hijos.
 
 El comienzo de los periodos menstruales se ha producido a
una edad temprana y éstos se caracterizan por ser frecuentes y/o duran
siete días o más.
 
 Tener el himen cerrado también puede bloquear el flujo menstrual
durante el periodo.

Evalúa tus síntomas

Síntomas
Las manifestaciones de esta enfermedad se dividen en cuatro grupos:
 Dolor menstrual (dismenorrea): es uno de los síntomas
principales en esta afección y aparece unos meses después del primer
periodo menstrual.
Este dolor aumenta progresivamente con el paso del tiempo y suele
deberse a la formación de las prostaglandinas, que son las causantes
de fuertes contracciones uterinas.
 
 Dolor en las relaciones sexuales (dispareunia): debido a la
penetración vaginal se puede llegar a presionar algunas zonas que estén
afectadas por endometriosis, tales como los ovarios, el techo vaginal o los
ligamentos uterosacros.
 
 Sangrado uterino anómalo: en muchos casos no se producen
sangrados anormales fuera de los ciclos pero, en algunos casos, éstos se
pueden ver alterados y generar sangrados fuera de los periodos.
 
 Problemas reproductivos: éstos no resultan frecuentes pero, en
algunas mujeres, se puede producir esterilidad o infertilidad y resultan
ser patologías que permiten diagnosticar la endometriosis.
Esta infertilidad puede verse provocada por una inflamación en el
abdomen que impida la unión del ovulo con el espermatozoide
o elementos que puedan entorpecer el movimiento normal de las
trompas o la ovulación, tales como las adherencias o tejido en los ovarios.
Las mujeres que padecen esta afección cuentan con un mayor riesgo de
sufrir abortos, un problema que disminuye cuando la enfermedad ha sido
curada.

Prevención
No existen medidas preventivas concretas que puedan evitar el
desarrollo de la endometriosis, pero el tratamiento
con anticonceptivos puede ayudar a evitar o a retardar dicha patología. 

Tratar la endometriosis con anticonceptivos puede ayudar a evitarla

Tipos
Dentro de la clasificación de endometriosis, se encuentran tres tipos:
 Endometriosis peritoneal: este tipo presenta lesiones
superficiales en los ovarios o en la serosa peritoneal aunque, de forma
infrecuente, también se pueden formar lesiones rojas o lesiones
vesiculares o blancas que incluyen áreas de fibrosis y cicatrización.
 
 Endometriosis ovárica: este tipo de quistes que contienen un
fluido espeso  suelen formar adherencias con el peritoneo de la fosa
ovárica, las trompas y el intestino.
 
 Endometriosis profunda: esta es la forma más severa de la
patología y en ella se forman nódulos que afectan, sobre todo, a la zona
de los ligamentos útero-sacros aunque puede llegar a los uréteres, el
intestino y la vejiga.

Diagnóstico
Para detectar la enfermedad, los especialistas cuentan con varios
procedimientos. En primer lugar, se llevará a cabo un examen físico que
incluirá la pelvis para poder detectar la presencia de tejidos en las zonas
externas al útero.
Además, existen dos exámenes que se realizan con el fin de llegar a un
diagnóstico más exacto de la afección:
 Ecografía transvaginal: se emplea con el propósito de examinar
los órganos genitalesla mujer, incluyendo el útero, los ovarios y el cuello
uterino. La sonda para realizar la ecografía se colocará dentro de la
vagina.
 
 Laparoscopia pélvica: este procedimiento permite al especialista
visualizar directamente el contenido del abdomen y de la pelvis del
paciente.

Tratamientos
El tratamiento que se aplica a esta afección dependerá de los
síntomas que presente la paciente, de la voluntad de quedarse
embarazada, de la edad y de la extensión de la enfermedad, lo que hace
que cada caso deba tratarse de forma individual.
Las opciones terapéuticas hacen desaparecer los síntomas en la mayoría
de los casos y engloban terapia hormonal, analgesia (tratamiento para
erradicar el dolor) y métodos quirúrgicos.
En lo que respecta a los analgésicos, los especialistas recomiendan llevar
a cabo técnicas de relajación, para manejar el dolor, y tratamiento
con analgésicos de venta libre (como el paracetamol) o con prescripción
médica.
Además, los exámenes periódicos resultan necesarios para comprobar el
desarrollo de la afección.
En cuanto a la terapia con hormonas, se suelen recomendar tratamiento
con anticonceptivos, inyecciones de progesterona, que ayudan a
evitar el desarrollo de los tumores u otros medicamentos que impidan que
los ovarios produzcan estrógenos.
Por último, las técnicas que se emplean desde el punto de vista de la
cirugía se reducen a:
 Laparoscopia: que puede eliminar áreas de endometriosis y tejido
cicatricial.
 Laparotomía: que consiste en una incisión en el abdomen para
extraer las áreas de endometriosis.
 Histerectomía: es la cirugía más invasiva ya que extirpa el útero,
las trompas y los ovarios. Este tipo de tratamiento solo se aplicará en el
caso de que la paciente tenga síntomas graves y no desee tener hijos en
el futuro.

Otros datos
La endometriosis puede ser un impedimento para quedarse
embarazada. Pero, en la mayoría de las mujeres, los síntomas son leves
y, por tanto, este problema no les afecta.
En estos casos, el tratamiento que conlleva la laparoscopia y que elimina
los tumores y el tejido cicatricial puede ayudar a mejorar las
probabilidades de quedarse embarazada.
Otras complicaciones que puede provocar esta afección puede ser dolor
pélvico intensoque impida la normal realización de actividades sociales y
laborales o quistes que puedan romperse.
En este último caso, el tejido liberado en la endometriosis puede provocar
obstrucciones en los intestinos o las vías urinarias. 
Ca de cérvix

Descripción general

Cáncer cervical
El cáncer de cuello uterino es un tipo de cáncer que se produce en las células
del cuello del útero (la parte baja del útero que se conecta con la vagina).

Varias cepas del virus del papiloma humano (VPH), una infección de
transmisión sexual, tienen un rol importante en la aparición de la mayoría de los
tipos de cáncer de cuello uterino.

Al ser expuesta al VPH, el sistema inmunitario de la mujer normalmente impide


que el virus produzca algún daño. Sin embargo, en un pequeño grupo de
mujeres, el virus sobrevive durante años, lo que contribuye al proceso que
provoca que algunas células de la superficie del cuello uterino se transformen
en células cancerígenas.

Puedes reducir el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino la hacerte


pruebas de detección y recibir una vacuna que te protege contra la infección
por el VPH.

Atención del cáncer de cuello uterino en Mayo Clinic

Síntomas

Aparato reproductor femenino


Por lo general, el cáncer de cuello uterino en su fase inicial no produce signos
ni síntomas.

Los signos y síntomas del cáncer de cuello uterino en una fase más avanzada
incluyen los siguientes:

 Sangrado vaginal tras mantener relaciones sexuales, entre un una


menstruación y otra, o después de la menopausia

 Secreción vaginal líquida y sanguinolenta que puede ser espesa y tener mal
olor

 Dolor pélvico o durante las relaciones sexuales


Cuándo consultar al médico

Pide una consulta con tu médico si tienes signos o síntomas que te preocupan.

Solicite una Consulta en Mayo Clinic

Causas

Dónde comienza el cáncer de cuello de útero


El cáncer de cuello de útero comienza cuando las células normales sufren un
cambio genético (mutación) que las convierte en células anormales.

Las células normales crecen y se multiplican a una velocidad constante y,


eventualmente, mueren en un momento determinado. Las células cancerosas
crecen y se multiplican sin control y no mueren. La acumulación de células
anormales forma una masa (tumor). Las células cancerosas invaden los tejidos
aledaños y pueden desprenderse de un tumor para expandirse (formar
metástasis) en otras partes del cuerpo.

No queda claro cuál es la causa del cáncer de cuello de útero, pero,


definitivamente, el virus del papiloma humano (VPH) participa en el proceso. El
VPH es muy frecuente, y la mayoría de las mujeres que tienen el virus nunca
padecen cáncer de cuello de útero. Esto significa que otros factores —como el
entorno o tu estilo de vida— también determinan si tú lo padecerás.
Tipos de cáncer de cuello de útero

El tipo de cáncer de cuello de útero que tengas determina el pronóstico y el


tratamiento. Los principales tipos de cáncer de cuello de útero son los
siguientes:

 Carcinoma epidermoide. Este tipo de cáncer de cuello de útero comienza en


las células planas y finas (las células del epitelio pavimentoso) que recubren la
parte externa del cuello del útero, el cual se abre hacia la vagina. La mayoría de
los casos de cáncer de cuello de útero son carcinomas epidermoides.

 Adenocarcinoma. Este tipo de cáncer de cuello de útero comienza en las


células glandulares en forma de columna que recubren el conducto
cervicouterino.

A veces, ambos tipos de células participan en el cáncer de cuello de útero. En


casos muy poco frecuentes, el cáncer se produce en otras células del cuello del
útero.

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo de cáncer de cuello uterino se incluyen los


siguientes:

 Muchas parejas sexuales. Cuantas más parejas sexuales tengas (y cuantas


más parejas sexuales tenga tu pareja), mayores serán las probabilidades de
adquirir el virus del papiloma humano.

 Relaciones sexuales a temprana edad. Tener relaciones sexuales a


temprana edad aumenta el riesgo de adquirir el virus del papiloma humano.

 Otras infecciones de transmisión sexual. Tener otras infecciones de


transmisión sexual (como clamidia, gonorrea, sífilis y VIH/SIDA) aumenta el
riesgo de adquirir el virus del papiloma humano.

 Sistema inmunitario débil. Las probabilidades de desarrollar cáncer de cuello


uterino pueden ser mayores si tienes otra enfermedad que debilita el sistema
inmunitario y tienes el virus del papiloma humano.

 Tabaquismo. El tabaquismo está asociado con el carcinoma de células


escamosas.

Prevención
Para reducir el riesgo de padecer cáncer de cuello uterino:

 Vacúnate contra el virus del papiloma humano (VPH). La vacuna está


disponible para niñas y mujeres de 9 a 26 años. La vacuna es más eficaz si se
administra a las niñas antes de ser sexualmente activas.

 Hazte exámenes de Papanicolaou. Los exámenes de Papanicolaou pueden


detectar afecciones precancerosas del cuello uterino, a fin de controlarlas o
tratarlas para prevenir el cáncer de cuello uterino. La mayoría de las
organizaciones médicas recomiendan que las mujeres comiencen a hacerse
exámenes de Papanicolaou de rutina a partir de los 21 años y los repitan cada
pocos años.

 Practica el sexo seguro. Usar preservativos, tener menos parejas sexuales y


retrasar el inicio de las relaciones sexuales puede reducir el riesgo de cáncer de
cuello uterino.

 No fumes.

https://www.msdmanuals.com/es-ec/professional/ginecolog%C3%ADa-y-
obstetricia/atenci%C3%B3n-posparto-y-trastornos-asociados/endometritis-puerperal

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/vulvar-cancer/symptoms-causes/syc-
20368051

https://www.msdmanuals.com/es-ec/hogar/salud-femenina/infecciones-vaginales-y-
enfermedad-inflamatoria-p%C3%A9lvica/vulvitis

https://www.msdmanuals.com/es-ec/professional/ginecolog%C3%ADa-y-obstetricia/vaginitis,-
cervicitis-y-enfermedad-pelviana-inflamatoria-epi/cervicitis

Hepatitis b

Datos y cifras
 La hepatitis B es una infección vírica del hígado que puede
dar lugar tanto a un cuadro agudo como a una enfermedad
crónica.
 El virus se transmite por contacto con la sangre u otros
líquidos corporales de una persona infectada.
 Se estima que hay 257 millones de personas con infección
crónica por el virus de la hepatitis B (definidas como
positivas al antígeno superficial del virus de la hepatitis B).
 En 2015, la hepatitis B ocasionó 887 000 muertes, la gran
mayoría debido a sus complicaciones (incluida la cirrosis y
el carcinoma hepatocelular).
 La hepatitis B representa un importante riesgo laboral para
los profesionales sanitarios.
 La hepatitis B es prevenible con la vacuna actualmente
disponible, que es segura y eficaz.
La hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal causada por el virus de
la hepatitis B (VHB). Constituye un importante problema de salud a nivel mundial.
Puede causar hepatopatía crónica y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y
cáncer hepático.

Desde 1982 se dispone de una vacuna contra la hepatitis B con una eficacia
del 95% en la prevención de la infección y la aparición de una enfermedad
crónica y cáncer de hígado debido a la hepatitis B.

Distribución geográfica
La máxima prevalencia de la hepatitis B se registra en las regiones de la OMS
del Pacífico Occidental y de África, en las que el 6,2% y el 6,1% de la población
adulta, respectivamente, está infectada. 
En las regiones de la OMS del Mediterráneo Oriental, de Asia Sudoriental y de
Europa se calcula que, un 3,3%, un 2,0% y un 1,6% de la población,
respectivamente, padece infección. En la región de la OMS de las Américas, el
porcentaje de personas con hepatitis B es del 0,7.

Transmisión
El virus de la hepatitis B puede sobrevivir fuera del organismo por lo menos
siete días. En ese periodo todavía puede causar infección si penetra en el
organismo de una persona no protegida por la vacuna. El periodo medio de
incubación de la hepatitis B es de 75 días, pero puede oscilar entre 30 y 180
días. El virus, que puede detectarse entre 30 y 60 días después de la infección,
puede persistir y dar lugar a una hepatitis B crónica.

En zonas con alta endemicidad, el virus de la hepatitis B se transmite


normalmente de la madre al niño durante el parto (transmisión perinatal) o por
transmisión horizontal (exposición a sangre infectada), en particular de un niño
infectado a un niño sano durante los primeros cinco años de vida. La aparición
de infección crónica es muy común en los lactantes infectados a través de su
madre o antes de los 5 años de edad.
La hepatitis B también se transmite por exposición percutánea o de las
mucosas a sangre o diferentes líquidos corporales infectados, así como a
través de la saliva y los líquidos menstruales, vaginales y seminales. La
hepatitis B puede transmitirse igualmente por vía sexual, especialmente en el
caso de hombres sin vacunar que mantienen relaciones sexuales con hombres
y de personas heterosexuales con múltiples parejas sexuales o que tienen
contacto con profesionales del sexo.

La infección en la edad adulta desemboca en hepatitis crónica en menos del


5% de los casos. El virus también puede transmitirse con la reutilización de
agujas y jeringas bien en entornos sanitarios o entre consumidores de drogas
inyectables. Además, puede producirse la infección durante procedimientos
médicos, quirúrgicos y dentales, la aplicación de tatuajes o mediante el uso de
cuchillas de afeitar y objetos similares contaminados con sangre infectada.

Síntomas
La mayor parte de los afectados no experimentan síntomas durante la fase de
infección aguda, aunque algunas personas presentan un cuadro agudo con
síntomas que duran varias semanas e incluyen coloración amarillenta de la piel
y los ojos (ictericia), orina oscura, fatiga extrema, náusea, vómitos y dolor
abdominal. Un pequeño grupo de personas con hepatitis aguda puede sufrir
insuficiencia hepática aguda, que puede provocar la muerte.

En algunos casos la hepatitis B puede causar también una infección hepática


crónica, que posteriormente puede dar lugar a cirrosis hepática o cáncer de
hígado.

¿Quiénes corren riesgo de sufrir la


enfermedad de forma crónica?
La probabilidad de que la infección se cronifique depende de la edad a la que
se produzca. Los niños infectados con el virus de la hepatitis B antes de
cumplir los seis años son los más expuestos al riesgo de sufrir infecciones
crónicas:

En los lactantes y niños:

 entre un 80% y un 90% de los lactantes infectados en el primer año de vida


sufrirán una infección crónica; y
 entre un 30% y un 50% de los niños infectados antes de cumplir los seis años
sufrirán una infección crónica.

En los adultos:

 menos de un 5% de las personas sanas que se infecten en la edad adulta sufrirán


una infección crónica; y
 entre un 20% y un 30% de los adultos que padecen una infección crónica
sufrirán cirrosis y/o cáncer hepático.

Coinfección por el VHB y el VIH


Aproximadamente el 1% de las personas infectadas por el VHB (2,7 millones)
también lo están por el VIH. Por otra parte, la prevalencia mundial de la
infección por el VHB en personas infectadas por el VIH es del 7,4%. Desde
2015, la OMS recomienda el tratamiento de todas las personas diagnosticadas
de infección por el VIH, independientemente del estadio de la enfermedad. El
tenofovir, que forma parte de las combinaciones de primera línea
recomendadas para el tratamiento de la infección por el VIH, también es activo
frente al VHB.

Diagnóstico
Las manifestaciones clínicas no permiten diferenciar la hepatitis B de la
hepatitis causada por otros agentes virales y, consiguientemente, es esencial la
confirmación del diagnóstico en laboratorio. Se dispone de algunas pruebas de
sangre para diagnosticar la hepatitis B y hacer el seguimiento de los pacientes.
Mediante esas pruebas se pueden distinguir las infecciones agudas y las
crónicas.
El diagnóstico de laboratorio de la hepatitis B se centra en la detección del
antígeno superficial del virus de la hepatitis B (HBsAg). La OMS recomienda
que se analicen todas las donaciones de sangre para detectar la infección,
garantizar la seguridad de la sangre y evitar la transmisión accidental del virus
a los receptores.

 La infección aguda por el virus de la hepatitis B se caracteriza por la presencia


del HBsAg y de la inmunoglobulina M (IgM) en el antígeno del núcleo
(HBcAg). En la fase inicial de la infección los pacientes también son
seropositivos para el antígeno e de la hepatitis B (HBeAg). Este antígeno es
normalmente un marcador de que el virus se replica de forma intensa y su
presencia indica que la sangre y los líquidos corporales de la persona infectada
son muy infecciosos.
 La infección crónica se caracteriza por la persistencia (más de seis meses) del
HBsAg (con o sin concurrencia de HBeAg). La persistencia del HBsAg es el
principal marcador del riesgo de sufrir una hepatopatía crónica y cáncer de
hígado (carcinoma hepatocelular) posteriormente.

Tratamiento
No hay un tratamiento específico contra la hepatitis B aguda. Por tanto, la
atención se centra en mantener el bienestar y un equilibrio nutricional
adecuado, especialmente la reposición de los líquidos perdidos por los vómitos
y la diarrea. 
La infección crónica por el virus de la hepatitis B puede tratarse con
medicamentos, en particular agentes antivirales orales. El tratamiento puede
ralentizar el avance de la cirrosis, reducir la incidencia de cáncer de hígado y
mejorar la supervivencia a largo plazo.

La OMS recomienda la administración de tratamientos orales (tenofovir o


entecavir) porque son los fármacos más potentes para suprimir el virus de la
hepatitis B. Rara vez desembocan en farmacorresistencia en comparación con
otros fármacos, son fáciles de tomar (1 pastilla al día) y tienen pocos efectos
secundarios, por lo que solo exigen un seguimiento limitado.

El entecavir ya no está protegido por patente, pero su disponibilidad y costos


son muy variables. A su vez, el tenofovir está protegido por patente hasta 2018
en la mayoría de los países de ingresos altos y medios-altos, en los que el
costo de un año de tratamiento oscilaba en febrero de 2017 entre US$ 400 y
US$ 1500. Aunque algunos países de ingresos medios-altos, como China o la
Federación de Rusia, todavía tienen obstáculos relacionados con la patente
para acceder al tenofovir, el tenofovir genérico es asequible en la mayoría de
los países en los que hay acceso a él. El Mecanismo Mundial de Información
sobre Precios indica que el costo de un año de tratamiento oscilaba en febrero
de 2017 entre US$ 48 y US$ 50.

Ahora bien, en la mayoría de las personas el tratamiento no cura la infección


por el virus de la hepatitis B, tan solo suprime la replicación del virus. Por tanto,
cuando se inicia el tratamiento contra la hepatitis B, se debe continuar durante
toda la vida.

En muchos entornos de escasos recursos el acceso al diagnóstico y


tratamiento contra la hepatitis B sigue siendo limitado. En 2015, solo el 9% (22
millones) de los 257 millones de personas con infección por el VHB estaban
diagnosticadas. Entre los casos diagnosticados, la cobertura mundial del
tratamiento era de tan solo un 8% (1,7 millones). Muchas personas solo son
diagnosticadas cuando ya tienen hepatopatía avanzada.

Entre las complicaciones a largo plazo de las infecciones por el VHB, la cirrosis
y el carcinoma hepatocelular son causa de una gran carga de morbilidad. El
cáncer de hígado avanza rápidamente y, puesto que las opciones de
tratamiento son reducidas, el desenlace es por lo general descorazonador. En
los entornos de ingresos bajos, la mayoría de las personas con cáncer de
hígado muere a los pocos meses del diagnóstico. En los países de ingresos
altos, la cirugía y la quimioterapia pueden prolongar la vida unos cuantos años,
y el trasplante de hígado se utiliza en pacientes con cirrosis, con resultados
variables.

Prevención
La vacuna contra la hepatitis B es el principal pilar de la prevención de esa
enfermedad. La OMS recomienda que se administre a todos los lactantes lo
antes posible tras el nacimiento, preferentemente en las primeras 24 horas. La
baja incidencia actual de infección crónica por el VHB en menores de 5 años es
atribuible al uso generalizado de la vacuna contra la hepatitis B.
La prevalencia mundial estimada de la infección por el VHB en este grupo de
edad era en 2015 de aproximadamente un 1,3%, en comparación con
alrededor de un 4,7% en la era anterior a la vacunación. La dosis inicial deberá
ir seguida de dos o tres dosis para completar la serie primaria. En la mayoría
de los casos se considera apropiada cualquiera de las dos opciones siguientes:

 tres dosis de la vacuna; la primera (monovalente) al nacer, y las dos


subsiguientes (monovalentes o combinadas) al mismo tiempo que las dosis
primera y tercera de la vacuna contra la difteria, la tos ferina y el tétanos (DTP);
o
 cuatro dosis de la vacuna; la primera (monovalente) al nacer, y las tres
subsiguientes (monovalentes o combinadas) al mismo tiempo que otras vacunas
infantiles sistemáticas.

La serie completa de vacunas genera anticuerpos que alcanzan niveles de


protección superiores al 95% en lactantes, niños y adultos jóvenes. La
protección dura por lo menos 20 años, y probablemente toda la vida. Por lo
tanto, la OMS no recomienda dosis de refuerzo en las personas que hayan
recibido la serie completa de la vacuna en tres dosis.

En los países de endemicidad baja o intermedia se debe vacunar a todos los


niños y adolescentes menores de 18 años que no estén vacunados. En esos
entornos es posible que más personas de los grupos de alto riesgo adquieran
la infección, por lo que también deberían ser vacunadas. Esto incluye a:

 personas que necesitan transfusiones frecuentes de sangre o productos


sanguíneos, pacientes sometidos a diálisis y receptores de trasplantes de órganos
sólidos;
 reclusos;
 consumidores de drogas inyectables;
 parejas sexuales o personas que conviven con pacientes con infección crónica
por el virus de la hepatitis B;
 personas con múltiples parejas sexuales;
 personal sanitario y otras personas que por su trabajo podrían estar expuestas al
contacto con sangre y productos sanguíneos; y
 personas que no hayan recibido la serie completa de vacunas contra la hepatitis
B y prevean viajar a zonas en las que la enfermedad sea endémica.

La vacuna tiene un excelente historial de seguridad y eficacia. Desde 1982 se


han administrado más de mil millones de dosis en todo el mundo. En muchos
países en los que entre un 8% y un 15% de los niños solían infectarse de forma
crónica con el virus de la hepatitis B, la vacunación ha reducido esa tasa a
menos del 1% entre los niños vacunados.

En 2015, la cobertura mundial con tres dosis de vacuna llegó al 84%, y la


cobertura mundial con la dosis al nacer fue del 39%. Las Américas y el Pacífico
Occidental son las únicas regiones de la OMS con una amplia cobertura.

Por otra parte, la aplicación de estrategias sobre seguridad de los productos


sanguíneos, en particular las pruebas de detección de calidad asegurada para
toda la sangre y los componentes sanguíneos donados destinados a
transfusión, pueden prevenir la transmisión del virus de la hepatitis B. En 2013,
el 97% de las donaciones mundiales de sangre fueron sometidas a cribado y
tuvieron garantía de la calidad, pero sigue habiendo deficiencias.

Las prácticas para la seguridad de las inyecciones, al eliminar inyecciones


innecesarias e inseguras, pueden ser eficaces para proteger contra la
transmisión del virus de la hepatitis B. Las inyecciones realizadas en
condiciones no seguras han disminuido del 39% en 2000 al 5% en 2010.
Asimismo, adoptar prácticas sexuales más seguras, por ejemplo reducir al
mínimo el número de parejas sexuales y utilizar medidas de protección
(preservativos), protege contra la transmisión.

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-b

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