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Publicado en Revista Redes y Paradigmas Nº3 (2009), pp 353-370.

Editorial Polemos, ISSN 1851 33425

Interdisciplina en Trastornos Alimentarios

Rutsztein, Guillermina grutsztein@psi.uba.ar tel 4803-1279


Armatta, Ana María anaarmatta@gmail.com tel 4827-1213
Murawski, Brenda bmurawski@psi.uba.ar tel 4294-8017

Resumen
Objetivo: El presente estudio se propone evaluar la percepción y el grado de satisfacción con la propia
imagen corporal que presentan mujeres que consultaron a un equipo interdisciplinario de trastornos
alimentarios y mujeres estudiantes de escuelas secundarias, así como analizar las diferencias y similitudes
entre ambos grupos respecto al índice de masa corporal y a la presencia de conductas dietantes, de
conductas compensatorias inapropiadas para el mantenimiento o reducción del peso y de rasgos
psicológicos asociados a los trastornos alimentarios.
Metodología: Participaron del estudio 42 pacientes mujeres que consultaron a un equipo interdisciplinario
de trastornos alimentarios de la Ciudad de Buenos Aires y 283 estudiantes mujeres de cuatro escuelas
secundarias de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires (dos públicas y dos privadas), cuyas
edades estaban comprendidas entre los 13 y los 18 años. Las participantes del estudio completaron un
Cuestionario sociodemográfico, el Eating Disorder Inventory-2 (EDI-2) y el Figure Scale (FS). Además,
ellas fueron pesadas y medidas por un médico del equipo interdisciplinario según las normas
antropométricas de medición de la Sociedad Argentina de Pediatría. Luego, se cálculo el Índice de Masa
Corporal.
Resultados: Las pacientes presentaron puntajes medios significativamente mayores en nueve subscalas
del EDI-2: Búsqueda de delgadez, Bulimia, Insatisfacción con la imagen corporal, Ineficacia,
Desconfianza interpersonal, Conciencia interoceptiva, Ascetismo, Impulsividad e Inseguridad social. En
cambio, las estudiantes presentaron un puntaje promedio significativamente superior sólo en una de las
subescalas: Miedo a madurar. A su vez, las pacientes desean verse significativamente más delgadas que
las estudiantes. Asimismo, una proporción significativamente mayor de pacientes presenta amenorrea
secundaria, realiza dieta para adelgazar, bajó 5 kg o más por la dieta para adelgazar, presenta conductas
compensatorias inapropiadas con el fin de mantener o bajar de peso, presenta un alto un grado de
insatisfacción con la imagen corporal y presenta distorsión de la imagen corporal.
Conclusiones y Discusión: Los resultados muestran que los instrumentos utilizados en este estudio
discriminan apropiadamente entre pacientes con trastorno alimentario y controles pertenecientes a
población general, lo cual indica que dichos instrumentos pueden ser utilizados como una herramienta
eficaz de cribado para detectar población de riesgo.

Palabras clave
Trastorno alimentario - Imagen corporal - Adolescencia

Introducción

Los trastornos alimentarios se caracterizan por la presencia de alteraciones importantes de las conductas
relacionadas con la ingesta de alimentos, acompañados por un gran temor a engordar y una excesiva
preocupación por la imagen corporal, la comida y el peso (15). Se trata de enfermedades
multideterminadas en las que los factores psicológicos, biológicos y socioculturales se encuentran en un
punto máximo de entrecruzamiento.
Los trastornos alimentarios están siendo foco de atención en las últimas décadas tanto en la literatura
científica como en la de divulgación general. Desde hace algunos años hacer dietas, ayunar, realizar
actividad física y estar pendiente de la comida y el peso son experiencias altamente comunes entre las
mujeres de la cultura occidental. Así es como el impacto y el significado que posee la excesiva
preocupación por el peso en la vida de las mujeres se ha convertido, desde hace unos años, en un área de
teoría e investigación en disciplinas académicas y entre los profesionales de la salud mental.
El interés de la investigación clínica en el área de los trastornos alimentarios surge como necesidad de dar
respuesta a las dificultades que presenta actualmente un amplio sector de la población: las mujeres
jóvenes que viven en la cultura occidental o que han sido “occidentalizadas”, las cuales han sido
identificadas por la literatura especializada como uno de los principales grupos en riesgo para el
desarrollo de trastornos alimentarios (6). En relación a lo mencionado anteriormente, en ciertas culturas
como la occidental, se observa una mayor presión dirigida hacia la mujer para que alcance estándares
irreales de delgadez, los cuales suelen asociarse con el ideal de belleza (6, 13).
Dado a que estas patologías traen aparejadas graves consecuencias para los sujetos que las padecen se
puede observar una creciente atención hacia ellas por parte de organismos internacionales y estatales a
través del desarrollo de programas de prevención y de tratamientos especializados (4, 17). En nuestro país,
se observa la relevancia social que estos cuadros han generado con la reciente promulgación de la Ley
26.396 sancionada por el Congreso de la Nación en la que se declara la prevención y el control de los
trastornos alimentarios como temas de interés nacional.
En Argentina, una investigación realizada por Quiroga, Zonis y Zukerfeld durante el período 1995/1997
señala que la prevalencia de los trastornos alimentarios en mujeres alcanzó un 13% (12). Por otra parte,
Quiroga y Vega, en un estudio realizado con cuestionarios autoadministrables en estudiantes mujeres con
edades entre 13 y 23 años que asistían a escuelas estatales del Distrito de Avellaneda (Provincia de Buenos
Aires), encontraron que la prevalencia de los trastornos alimentarios alcanzó un 18.8% (11). Un estudio
más reciente, realizado por Bay y colaboradores con una muestra de 1971 adolescentes (1231 mujeres y
740 varones) entre 10 y 19 años en el cual se utilizan instrumentos autoadministrables junto con un
cuestionario completado durante una entrevista diagnóstica con el pediatra, señala que el 6.95% de los
adolescentes argentinos que concurren al consultorio del pediatra presenta algún tipo de trastorno
alimentario (2). Además, en una investigación llevada a cabo por Rutsztein y colaboradores durante el año
2007 en dos escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires (una pública y otra privada) con una
muestra de 110 mujeres y 55 varones con edades entre 13 y 18 años, se identificó una prevalencia del 10%
de mujeres con trastornos alimentarios y no se identificaron varones con dicho alimentario (14).
Dado el aumento de pacientes con trastornos alimentarios (9, 19), la demanda por tratamientos
especializados tanto en internación como en forma ambulatoria, en instituciones públicas y privadas, se
incrementó notablemente en los últimos años. El concepto de especialización en trastornos alimentarios
produjo toda una reestructuración en lo que hace a la organización de los equipos tratantes, permitiendo el
desarrollo de un tratamiento coordinado, integrado por profesionales del campo de la salud mental y
médicos clínicos nutricionistas. Así es como a mediados de los ´80 ya era común la existencia de servicios
ambulatorios y unidades de internación específicas para el tratamiento de los trastornos alimentarios o, al
menos, instituciones que tenían lugares reservados especialmente para estos pacientes en países como
Inglaterra, Canadá y EEUU. Paralelamente al aumento de la demanda de tratamiento especializado, creció
en forma exponencial el interés profesional por los trastornos alimentarios.
Desde fines de los ´80, en nuestro país comenzó a desplegarse una línea de investigación empírica
especializada en trastornos alimentarios generada mayoritariamente desde los servicios hospitalarios y
ámbitos académicos. Así es como se han estudiado diversos temas como, por ejemplo, las características
que presentan este tipo de pacientes, la comorbilidad con otros trastornos mentales, las relaciones
familiares y los diferentes tipos de tratamiento. Los primeros equipos especializados en el área comenzaron
a trabajar en forma interdisciplinaria, lo que aparecía como una exigencia del cuadro mismo. Tengamos en
cuenta que el estudio de los trastornos alimentarios se caracteriza por esquivar las tentativas de síntesis e
ilustra de manera clara las insuficiencias de un estudio exclusivamente biológico, psicológico o
sociocultural. No existe un modelo único que pueda explicar los trastornos alimentarios, en este sentido se
puede afirmar que la interdisciplina encuentra en su estudio y tratamiento un lugar de ejercicio
privilegiado. Cada disciplina por separado ilumina sólo ciertos aspectos e ignora otros. En función de lo
anteriormente mencionado, se podría conceptualizar a los trastornos alimentarios como patologías que
desafían los modelos teóricos. La complejidad propia del cuadro y la urgencia clínica con la que muchas
veces se presenta exige un tratamiento interdisciplinario.
El presente estudio se propone evaluar la percepción y el grado de satisfacción con la propia imagen
corporal que presentan mujeres que consultaron a un equipo interdisciplinario de trastornos alimentarios y
mujeres estudiantes de escuelas secundarias. Además, se analizaran las diferencias y similitudes entre
ambos grupos respecto al índice de masa corporal y la presencia de conductas dietantes, de conductas
compensatorias inapropiadas para el mantenimiento o reducción del peso y de rasgos psicológicos
asociados a los trastornos de la alimentación.
Metodología

Participantes
Participaron de manera voluntaria 42 pacientes mujeres que consultaron a un equipo interdisciplinario de
trastornos alimentarios de la Ciudad de Buenos Aires y 283 estudiantes mujeres de cuatro escuelas
secundarias de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires (dos públicas y dos privadas), cuyas
edades estaban comprendidas entre los 13 y los 18 años.

Materiales
- Cuestionario de datos sociodemográficos. Este cuestionario se utilizó con el fin de recabar información
acerca de la edad, el nivel de escolaridad y la composición del núcleo familiar. Además, se preguntó
acerca del peso deseado, la propia percepción de la imagen corporal, la realización de dietas, la
regularidad de los ciclos menstruales (se definió como amenorrea primaria a la ausencia de la primera
menarca y como amenorrea secundaria a la ausencia de, al menos, tres ciclos menstruales consecutivos o
cuando la menstruación apareció únicamente tras el consumo de píldoras anticonceptivas u hormonas con
el fin de regularizar el ciclo menstrual) y la presencia de algunas conductas compensatorias inapropiadas
que son utilizadas con el fin de mantener o bajar de peso (actividad física excesiva, provocación de
vómitos, consumo de laxantes, diuréticos y/o pastillas para adelgazar). La actividad física fue considerada
excesiva cuando se realizaba con una frecuencia igual o superior a 2 veces por semana durante una hora o
más y con la intención de mantener o bajar de peso.
Además, los sujetos fueron pesados y medidos por un médico del equipo interdisciplinario según las
normas antropométricas de medición de la Sociedad Argentina de Pediatría (16). Luego, se cálculo el
Índice de Masa Corporal (IMC). Éste se trata de un indicador que permite relacionar el peso con la altura
de la persona con el fin de evaluar si presenta un peso saludable. Por último, se consideró distorsión de la
imagen corporal cuando el sujeto se ve “gordo” o “con exceso de peso” y presenta un IMC igual o
inferior a 20, lo cual indica un bajo peso en relación a la propia altura de acuerdo a los parámetros de la
Organización Mundial de la Salud (20).
- Eating Disorder Inventory-2 (EDI-2; 7). Se trata de un inventario multidimensional autoadministrable
que evalúa la presencia de síntomas asociados con los trastornos alimentarios y que se utiliza como
instrumento de cribado para detectar población de riesgo. El EDI-2 está conformado por 11 subescalas
que organizan a 91 ítems a los que se puede responder con las siguientes 6 posibilidades: siempre, casi
siempre, a menudo, a veces, casi nunca y nunca. Las tres primeras subescalas llamadas “de riesgo”
evalúan actitudes y comportamientos con respecto a la alimentación, el peso y la imagen corporal. Ellas
son: Búsqueda de delgadez, Bulimia e Insatisfacción con la imagen corporal. Las subescalas restantes
evalúan rasgos psicológicos asociados a los trastornos alimentarios que son clínicamente relevantes
(Ineficacia, Perfeccionismo, Desconfianza interpersonal, Conciencia interoceptiva, Miedo a madurar,
Ascetismo, Impulsividad e Inseguridad social).
- Figure Scale (FS; 5). Se trata de una escala gráfica de siluetas femeninas que evalúa el grado de
satisfacción con la imagen corporal y la diferencia entre el cuerpo que el sujeto desea tener y la imagen
corporal que cree tener. Las siluetas dibujadas son 9 y conforman una graduación que se extiende desde
una silueta muy delgada hasta la última que representa un sobrepeso importante. Por último, se consideró
alto grado de insatisfacción con la imagen corporal cuando un sujeto con un IMC menor a 30 se quiere
ver 3 o 4 figuras más delgado respecto de la figura con la que se percibe o cuando un sujeto con un IMC
mayor o igual a 30 se quiere ver 5 o más figuras más delgado respecto de la figura con la que se percibe.

Procedimientos
El equipo interdisciplinario se encuentra conformado por psicólogos, psiquiatras y médicos clínicos-
nutricionistas especializados en trastornos alimentarios en línea con la necesidad de combinar aportes de
diferentes disciplinas para llevar a cabo adecuadamente la evaluación diagnóstica y el tratamiento.
A partir de la información recabada en entrevistas con psicólogos, psiquiatras y médicos clínicos-
nutricionistas las pacientes mujeres con trastorno alimentario fueron diagnosticadas según los criterios
propuestos por el DSM-IV-TR (1).
Se solicitó el consentimiento correspondiente para llevar a cabo el estudio y, tal como lo indican los
principios éticos vigentes, se les aseguró a cada uno de los sujetos el carácter confidencial de la
información brindada y se les aclaró que la participación en esta investigación era voluntaria.
Tanto las pacientes como las estudiantes de escuelas secundarias fueron pesadas y medidas por un médico
del equipo interdisciplinario según las normas antropométricas de medición de la Sociedad Argentina de
Pediatría (16). Luego, se cálculo el IMC.
El análisis de los datos se llevó a cabo mediante el paquete estadístico SPSS para Windows (versión
11.0). Se utilizó la prueba estadística U de Mann-Whitney para el análisis de las variables que no cumplen
con los supuestos para ser analizadas mediante pruebas paramétricas; y en las que sí los cumplen se
utilizó la prueba t de Student. Para la comparación de las proporciones se utilizó la prueba de
proporciones.

Resultados

Variables antropométricas y peso deseado


En la Tabla 1 se presentan los puntajes medios de estas variables para ambos grupos.
Las pacientes presentaron una edad media de 16.07 (DE = 1.5) años y las estudiantes de 14.77 (DE =
1.27) años, siendo la edad de las pacientes significativamente mayor que la de las estudiantes.
Tanto el peso (M = 52.73 kg y DE = 9.31 kg en las pacientes y M = 54.19 kg y DE = 9.86 kg en las
estudiantes) como la altura (M = 1.62 m y DE = 0.06 m en las pacientes y M = 1.61 m y DE = 0.07 m en
las estudiantes) y el IMC (M = 20.11 kg/m2 y DE = 2.67 kg/m2 en las pacientes y M = 20.89 kg/m2 y DE
= 3.24 kg/m2 en las estudiantes) no son significativamente diferentes entre ambos grupos.
Tampoco se encontró una diferencia significativa respecto al peso deseado de las pacientes (M = 50.06 kg
y DE = 6.67 kg) en comparación con el de las estudiantes (M = 50.04 kg y DE = 6.47 kg).

TABLA 1 – Variables antropométricas y peso deseado

PACIENTES ESTUDIANTES
t de Student
(N=42) (N=283)
n+ M (DE) n+ M (DE) t p
Edad Promedio (años) 42 16.07 (1.5) 283 14.77 (1.27) 6.058 .0000 ****
Peso actual (kg) 36 52.73 (9.31) 253 54.19 (9.86) -0.834 .4052
Altura actual (m) 36 1.62 ( 0.06) 261 1.61 ( 0.07) 0.519 .6039
2
Índice de Masa Corporal (kg/m ) 36 20.11 (2.67) 253 20.89 (3.24) -1.382 .1680
Peso deseado (kg) 40 50.06 (6.67) 271 50.04 (6.47) 0.019 .9852

Nota.
+
No todos los sujetos respondieron a todas las variables, ni todos quisieron ser pesados y/o medidos.
**** Nivel de significación menor a 0.0001, *** Nivel de significación menor a 0.001, ** Nivel de
significación menor a 0.01, * Nivel de significación menor a 0.05.

Indicadores asociados a los trastornos alimentarios y conductas compensatorias inapropiadas


En la Tabla 2 se presentan las frecuencias de estas características para ambos grupos.
No se encontró una diferencia significativa entre ambos grupos en relación a la proporción de sujetos
(13.9% de las pacientes vs. 11.9% de las estudiantes) que presentan un IMC igual o inferior a 17.5 kg/m2,
lo cual indica un considerable bajo peso en relación a la altura de acuerdo a los parámetros de la
Organización Mundial de la Salud (20). A su vez, tampoco se observó una diferencia significativa entre
ambos grupos en relación a la proporción de sujetos (4.8% de las pacientes y el 3.2% de las estudiantes)
que presentan amenorrea primaria.
En cambio, se halló una proporción significativamente mayor de pacientes que presentan amenorrea
secundaria (36.8% de las pacientes vs. 4.1% de las estudiantes).
Además, se encontró una proporción significativamente mayor de pacientes que realizaron dieta para
adelgazar en los últimos 12 meses (61% de las pacientes vs. 24.7% de las estudiantes) y que bajaron 5 kg
o más por la dieta para adelgazar (50% de las pacientes vs. 10.6% de las estudiantes).
Respecto a la presencia de conductas compensatorias inapropiadas realizadas en los últimos 3 meses con
el fin de mantener o bajar de peso, se encontró una proporción significativamente mayor de pacientes que
realizan ejercicio físico más de dos veces por semana (45.9% de las pacientes vs. 17.7% de las
estudiantes) y que presentan alguna conducta purgativa (40.5% de las pacientes vs. 10.6% de las
estudiantes).
Respecto a la provocación de vómitos y el consumo de laxantes y diuréticos las diferencias halladas entre
los dos grupos son significativas. El 28.6% de las pacientes se provoca vómitos una vez al mes o más,
mientras que sólo el 7.4% de las estudiantes lo hace. El 21.4% de las pacientes consume laxantes una vez
al mes o más, mientras que sólo el 3.2% de las estudiantes lo hace. El 9.5% de las pacientes consume
diuréticos una vez al mes o más, mientras que sólo el 1.4% de las estudiantes lo hace.
Respecto al consumo de píldoras adelgazantes, no se encontraron diferencias significativas entre ambos
grupos. El 2.4% de las pacientes consume píldoras adelgazantes una vez al mes o más y el 2.5% de las
estudiantes lo hace.

TABLA 2 – Indicadores asociados a los trastornos alimentarios y conductas compensatorias inapropiadas

PACIENTES ESTUDIANTES Prueba de


(N=42) (N=283) proporciones
n+ % (f) n+ % (f) z p
IMC ≤ 17.5 kg/m2 36 13.9% (5) 253 11.9% (30) 0.08 .9390
Amenorrea primaria 42 4.8% (2) 281 3.2% (9) 0.06 .9493
Amenorrea secundaria 38 36.8% (14) 267 4.1% (11) 6.56 .0000 ****
Conducta dietante 41 61% (25) 283 24.7% (70) 4.58 .0000 ****
Descenso de 5 kg o más por
42 50% (21) 283 10.6% (30) 6.32 .0000 ****
dieta para adelgazar
Actividad física excesiva 37 45.9% (17) 282 17.7% (50) 3.75 .0002 ***
Conductas purgativas 42 40.5% (17) 283 10.6% (30) 4.9 .0000 ****
Vómitos autoinducidos 42 28.6% (12) 283 7.4% (21) 3.96 .0001 ***
Laxantes 42 21.4% (9) 283 3.2% (9) 4.46 .0000 ****
Diuréticos 42 9.5% (4) 283 1.4% (4) 2.63 .0085 **
Píldoras adelgazantes 42 2.4% (1) 283 2.5% (7) 0.5 .6189

Nota.
+
No todos los sujetos respondieron a todas las variables, ni todos quisieron ser pesados y/o medidos.
**** Nivel de significación menor a 0.0001, *** Nivel de significación menor a 0.001, ** Nivel de
significación menor a 0.01, * Nivel de significación menor a 0.05.

Imagen corporal
En la Tabla 3 se presentan los puntajes medios en el Figure Scale de las pacientes y las estudiantes.
Si bien no se hallaron diferencias significativas respecto a la figura media que representa como se ven las
pacientes y las estudiantes (M = 5.21 y DE = 1.84 en las pacientes y M = 4.73 y DE = 1.63 en las
estudiantes), se encontró que la figura media que representa como desean verse las pacientes es
significativamente menor que la figura media que representa como desean verse las estudiantes (M = 3.27
y DE = 1.05 en las pacientes y M = 3.81 y DE = 1.15 en las estudiantes).
Por otra parte, se observó una proporción significativamente mayor de pacientes (35%) que de estudiantes
(10.1%) con un alto grado de insatisfacción con la imagen corporal. Además, se encontró una proporción
significativamente mayor de pacientes (10.8%) que de estudiantes (2.6%) con distorsión de la imagen
corporal (ver Tabla 4).

TABLA 3 – Figure Scale (FS)

PACIENTES ESTUDIANTES U de Mann-


(N=42) (N=283) Whitney
n+ M (DE) n+ M (DE) z p
“Me veo” 42 5.21 (1.84) 283 4.73 (1.63) -1.377 .1686
“Me gustaría verme” 42 3.27 (1.05) 281 3.81 (1.15) -2.917 .0035 **
“Prefieren los hombres” 42 3.61 (1.13) 278 3.47 (1.25) -0.542 .5878
“Prefieren las mujeres” 41 2.91 (1) 278 2.91 (1.13) -0.037 .9707
Nota.
+
No todos los sujetos respondieron a todas las variables.
**** Nivel de significación menor a 0.0001, *** Nivel de significación menor a 0.001, ** Nivel de
significación menor a 0.01, * Nivel de significación menor a 0.05.

TABLA 4 – Insatisfacción y distorsión de la imagen corporal

PACIENTES ESTUDIANTES Prueba de


(N=42) (N=283) proporciones
n+ % (f) n+ % (f) z p
Alto grado de insatisfacción con la
40 35% (14) 278 10.1% (28) 4.1 .0000 ****
imagen corporal
Distorsión de la imagen corporal 37 10.8% (4) 269 2.6% (7) 2.04 .0410 *

Nota.
+
No todos los sujetos respondieron a todas las variables, ni todos quisieron ser pesados y/o
medidos.
**** Nivel de significación menor a 0.0001, *** Nivel de significación menor a 0.001, **
Nivel de significación menor a 0.01, * Nivel de significación menor a 0.05.

Subescalas del Eating Disorder Inventory-2


En la Tabla 5 y la Figura 1 se presentan los puntajes medios en las subescalas del EDI-2 de las pacientes y
las estudiantes.
Se encontró que las pacientes presentan puntajes medios significativamente mayores en nueve de las once
subscalas del EDI-2: Búsqueda de delgadez, Bulimia, Insatisfacción con la imagen corporal, Ineficacia,
Desconfianza interpersonal, Conciencia interoceptiva, Ascetismo, Impulsividad e Inseguridad social. En
cambio, las estudiantes poseen un puntaje medio significativamente superior sólo en una de las
subescalas: Miedo a madurar. En la única subescala que no se hallaron diferencias significativas entre
ambos grupos es en Perfeccionismo.

TABLA 5 – Puntajes medios en las subescalas del EDI-2 de las pacientes y las estudiantes

PACIENTES ESTUDIANTES U de Mann-


(N=42) (N=283) Whitney
n+ M (DE) n+ M (DE) z p
11.14
Búsqueda de delgadez 42 280 4.02 (5.51) -6.059 .0000 ****
(7.15)
Bulimia 41 3.02 (3.71) 280 1.39 (2.82) -2.981 .0029 **
Insatisfacción con la imagen corporal 40 13.3 (9.21) 280 6.64 (6.61) -4.439 .0000 ****
Ineficacia 41 7.27 (6.91) 280 4.22 (5.14) -3.29 .0010 **
Perfeccionismo 42 4.52 (3.73) 280 3.7 (3.11) -1.177 .2392
Desconfianza interpersonal 41 5.12 (4.96) 282 2.93 (2.91) -2.517 .0118 *
Conciencia interoceptiva 41 8 (6.28) 283 4.04 (4.22) -4.29 .0000 ****
Miedo a madurar 39 6.33 (4.09) 280 7.35 (3.98) -2.1 .0358 *
Ascetismo 39 6.28 (4.83) 276 2.9 (2.90) -4.303 .0000 ****
Impulsividad 39 8.82 (7.7) 277 5.04 (4.84) -3.021 .0025 **
Inseguridad social 40 4.53 (4.64) 279 2.23 (2.46) -3.116 .0018 **

Nota.
+
No todos los sujetos respondieron a todas las variables.
**** Nivel de significación menor a 0.0001, *** Nivel de significación menor a 0.001, ** Nivel de
significación menor a 0.01, * Nivel de significación menor a 0.05.

FIGURA 1 – Puntajes medios en las subescalas del EDI-2 de las pacientes y las estudiantes

Medias de las subescalas del EDI-2

Pacientes Estudiantes

14

12

10
Media

0
Perfeccionismo

Desconfianza

Interoceptiva
con la Imagen

Ascetismo
Búsqueda de

Insatisfacción

Impulsividad

Inseguridad
Interpersonal
Ineficacia

Madurar
Bulimia

Miedo a
Conciencia
Delgadez

Corporal

Social
Subescalas del EDI-2

Conclusiones y Discusión

Los resultados indican que las pacientes no se diferencian significativamente de las estudiantes en
relación a su peso actual, peso deseado, altura actual e IMC. Tampoco se observó una diferencia
significativa entre ambos grupos respecto al porcentaje de adolescentes que presenta un bajo peso (IMC ≤
17.5 kg/m2) de acuerdo a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (20).
Por otra parte, tampoco se halló una diferencia significativa entre la proporción de pacientes y de
estudiantes que presentan amenorrea primaria. Por lo contrario, sí se observó una diferencia significativa
entre los grupos respecto a la presencia de amenorrea secundaria encontrándose una proporción
significativamente mayor de pacientes que la presentan.
Además, respecto a diversos métodos de control del peso, se encontró una proporción significativamente
mayor de pacientes que realizaron dieta para adelgazar en los últimos 12 meses, bajaron 5 kg o más por la
dieta para adelgazar, y realizaron ejercicio físico más de dos veces por semana, se provocaron vómitos y
consumieron laxantes y diuréticos en los últimos 3 meses con el fin de mantener o bajar de peso. No se
encontró una diferencia significativa entre ambos grupos respecto al consumo de píldoras adelgazantes.
En función de la percepción de su imagen corporal, si bien no se hallaron diferencias significativas
respecto a la figura media que representa como se ven las pacientes y las estudiantes, se encontró que la
figura media que representa como desean verse las pacientes es significativamente menor que la figura
media que representa como desean verse las estudiantes.
Asimismo, se observó una proporción significativamente mayor de pacientes que presentó un alto grado
de insatisfacción con la imagen corporal y distorsión de la imagen corporal respecto a las estudiantes.
Pareciera existir una clara conexión entre los ideales de extrema delgadez instituidos socialmente en la
cultura occidental y el aumento de casos con trastornos de la alimentación en las últimas décadas. En
relación a lo mencionado anteriormente, Thurfjell, Von Knorring, Eliasson, Swenne y Engström (18)
explican que las mujeres adolescentes con trastorno alimentario están más inclinadas a señalar a la
apariencia física de extrema delgadez como parte de sus propios ideales en comparación con las mujeres
adolescentes de población general. Asimismo, Jarry (8) sostiene que los pacientes con trastorno
alimentario centran su atractivo en la imagen corporal, cumpliendo dicha imagen un rol fundamental en la
regulación de la autoestima.
En el EDI-2 se encontraron puntuaciones significativamente mayores en las pacientes en aquellas
subescalas que evalúan conductas y actitudes con respecto a la alimentación, el peso y la imagen corporal
asociados específicamente a los trastornos alimentarios (Búsqueda de delgadez, Bulimia e Insatisfacción
con la imagen corporal). Además, en las subescalas del EDI-2 que evalúan rasgos psicológicos asociados
a los trastornos alimentarios, se halló que las pacientes presentan puntajes medios significativamente
superiores en Ineficacia, Desconfianza interpersonal, Conciencia interoceptiva, Ascetismo, Impulsividad
e Inseguridad social. En cambio, las estudiantes poseen un puntaje promedio significativamente superior
sólo en una de las subescalas: Miedo a madurar. En la única subescala que no se hallaron diferencias
significativas entre ambos grupos fue en Perfeccionismo. Nevonen, Clinton y Norring (10) en un estudio
realizado en Suecia, con mujeres cuyas edades están comprendidas entre los 18 y los 50 años, que tiene
como propósito validar el EDI-2 encontraron que las pacientes con trastorno alimentario presentan
puntajes medios significativamente superiores que las mujeres pertenecientes a población general en
todas las subescalas de dicho instrumento. Por otra parte, Boyadjieva y Steinhausen (3) hallaron en
Bulgaria que pacientes mujeres y varones adolescentes con anorexia nerviosa obtuvieron puntajes
promedio significativamente mayores en diversas subescalas del EDI (Búsqueda de delgadez, Bulimia,
Insatisfacción con la imagen corporal, Ineficacia, Perfeccionismo, Desconfianza interpersonal y
Conciencia interoceptiva) en comparación con diferentes grupos pertenecientes a población general. Los
autores anteriormente mencionados no encontraron diferencias significativas en Miedo a madurar.
En conclusión, los resultados muestran que los instrumentos utilizados en este estudio discriminan
apropiadamente entre pacientes con trastorno alimentario y controles pertenecientes a población general,
lo cual indica que dichos instrumentos pueden ser utilizados como una herramienta eficaz de cribado
para detectar población de riesgo.
Respecto a las limitaciones del estudio resulta necesario aclarar que no se ha tenido en cuenta la variable
tiempo de tratamiento de las pacientes con trastorno alimentario, que la población general adolescente
evaluada sólo incluye a mujeres que se encuentran escolarizadas y que sería de interés ampliar la muestra
de población clínica.
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