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TEMA 46 : LAS VIRTUDES DE LA FORTALEZA Y TEMPLANZA.
46.1) Sensibilidad y raz—n en la vida humana
46.2) Objeto y caracter’sticas de las virtudes de la fortaleza y de la templanza: su importancia en el
desarrollo moral y ascŽticos del hombre

46.1 SENSIBILIDAD Y RAZON EN LA VIDA HUMANA

Dada la naturaleza ca’da del hombre tras el pecado original, quedan en nosotros unas
secuelas que afectan a las potencias y apetitos del alma.
El apetito sensible del hombre, en s’ mismo considerado, es bueno, pues forma parte de la
naturaleza humana. Debe someterse a la raz—n y la fe sino se corre el riesgo de caer en
desorden si la parte inferior se impone a la superior.
En el caso de estas virtudes cardinales, Dios ha permitido que queden estas malas
inclinaciones para la lucha, que ser‡n fuente de mŽrito y de humildad. En la Fortaleza y la
Templanza el apetito sensible -irascible y concupiscible- se somete a la recta raz—n, si se trata
de la virtud natural correspondiente, o a la raz—n iluminada por la Fe, si se trata de la virtud
sobrenatural.
Las dos son importantes y necesarias, pero es m‡s dif’cil de vivir la fortaleza, cosa que no
se suele tener presente en la lucha ascŽtica.
Existe pues la necesidad de someter tanto el apetito irascible y el concupiscible al dominio
de la raz—n, coloc‡ndolos en su lugar correspondiente. Este sometimiento lejos de ser algo
antihumano o antinatural restablece el orden querido por Dios.
Las virtudes est‡n estrechamente relacionadas con el bien y m‡s excelsa ser‡ una virtud
cuanto m‡s directamente se ordena al bien. La prudencia y justicia son constitutivas del bien, la
fortaleza y la templanza son conservativas del bien ya que liberan al hombre de todo aquello que
puede impedir realizar el bien constituido por la prudencia o la justicia.

46.2 OBJETO Y CARACTERISTICAS DE LAS VIRTUDES DE LA FORTALEZA Y LA


TEMPLANZA

A.- FORTALEZA: Definici—n: Virtud cardinal que tiene por sujeto el apetito irascible
en cuanto subordinado a la raz—n y que tiene por fin remover impedimentos que provienen de
las pasiones, del temor, y de la temeridad; para que la voluntad no deje de seguir los dictados de
la recta raz—n cuando se enfrenta a peligros inmateriales o materiales, en orden al bien.
(Estamos haciendo referencia al bien arduo, cuya consecuci—n exige vencer algœn obst‡culo).
Objeto: es doble
-Temor, que provoca un retraimiento ante el mal que amenaza.
-Audacia y temeridad, que es la disposici—n del hombre a atacar el mal.
Fin: remover los impedimentos para que la voluntad pueda seguir finalmente los dictados
de la raz—n.
Esencia: No vencer las dificultades; Si obrar el bien.

El grado supremo de fortaleza es el martirio, que es la disposici—n del alma para


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conseguir el Bien supremo. Se sacrifican los bienes inferiores por los superiores, con una
disposici—n seria y estable.

Actos fundamentales de la fortaleza:


-Agred’ per’cula: atacar las cosas que impiden la consecuci—n de un bien. Tiene unas
virtudes anexas: magnanimidad, confianza, magnificencia.
-Sustinere mala: resistir el cansancio que lleva impl’cito el conseguir el bien arduo.. Tiene
unas virtudes anexas: paciencia, perseverancia.
La primac’a de estos dos actos est‡ en el resistir. El œltimo grado de fortaleza es aguantar.
Resistir es tanto aguantar los males como perseverar en el amor, del que no nos aparta ninguno
de los males que se nos viene encima.

Importancia en el desarrollo ascŽtico y moral del hombre. Para vivir esta virtud no hay
que esperar a que se presenten peligros graves. La vida ordinaria exige una lucha continua para
cumplir la voluntad de Dios, ejercit‡ndola de modo habitual en la constancia en el trabajo, la
perseverancia ante las dificultades y tentaciones, sin ceder a la tranquilidad, comodidad o
cansancio.
Son manifestaciones de la fortaleza interior: el olvido de s’, el no dar vueltas a los propios
problemas, no llamar la atenci—n,...

B.- TEMPLANZA Definici—n: virtud cardinal que inclina al apetito concupiscible a


ordenar sus actos propios segœn el imperio de la raz—n iluminada por la fe. La templanza busca
el bien dentro de uno mismo (la prudencia busca el bien en toda su universalidad, la justicia con
respecto a los dem‡s y la fortaleza a pesar de uno mismo).

Partes de la Templanza:
1- Partes integrantes:
a)VergŸenza: temor al oprobio propio o ajeno.
b)Honestidad: Amor al decoro.
Estas dos virtudes responden al se–or’o que tiene que tener el hombre sobre la creaci—n
fruto de un juicio real sobre las cosas.
2- Partes potenciales:
a) Continencia: Disposici—n que robustece la voluntad para resistir la concupiscencia
desordenada.
b) Mansedumbre: virtud que modera y encauza la ira.
c).Clemencia: virtud que inclina a un superior a mitigar segœn las circunstancias un
castigo a un culpable.
d).Modestia: virtud que modera los movimientos internos o externos dentro de unos
limites para adecuarlos a la verdad concreta de una persona. Tiene 5 formas:
-Humildad: modera el movimiento interno hacia la propia excelencia.
-Studiositas: habito que modera el impulso de experimentar y conocer.
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-Modestia corporal: decoro debido en gestos y movimientos.
-Eutrapelia: modera segœn raz—n los juegos y diversiones.
-Modestia en el ornato.
3- Partes subjetivas:
a) Abstinencia: virtud moral que inclina al uso moderado de alimentos segœn raz—n en
orden al bien moral.
b) Ayuno: tomar alimentos en menor cantidad.
c) Sobriedad: parte de la virtud de la templanza que modera la inclinaci—n hacia bebidas
embriagantes y drogas y su uso.
d) Castidad.: ver otro tema.

Importancia en el desarrollo ascŽtico y moral del hombre . En el hombre siempre se da


un desorden muy dif’cil de explicar si no es por el dato de fe.. Cuando uno quiere algo ha de
renunciar a otra cosa. Aqu’ entra en juego la mortificaci—n cristiana que es el vencimiento por
un fin.
Por la gracia se eleva y sana la naturaleza humana; por la mortificaci—n se consigue que
las disposiciones estables de inclinaci—n al mal sean cambiadas.
El ejercicio de la templanza nos lleva a usar de las cosas en cuanto llevan a Dios. Es pues
la moderaci—n de las delectaciones del gusto y el tacto y de las cosas materiales que nos
producen delectaci—n sensible.

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