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Universidad Abierta Para Adultos

ESCUELA

Escuela de Negocios

ASIGNATURA

Infotecnología Para el Aprendizaje

FACILITADOR

Rafael Chalas

PARTICIPANTE

Leidy Laura Frías Cordones

MATRICULA

2020-05652

TEMA

Tarea Semana III- Word

FECHA

22/10/2020

Mi Primer Documento
Índice

La Almohada Maravillosa.................................................................................................1
Participantes del Foro Estudiantil......................................................................................5
Moralejas del Cuento.........................................................................................................6

Mi Primer Documento
La Almohada Maravillosa

Hace muchísimos años un anciano muy sabio


paseaba despacito por un sendero que
conducía a la pequeña aldea donde vivía. Iba
cargado con un saco, y entre el peso y tanto
andar, empezó a notar que sus piernas estaban
cansadas y necesitaba reponer fuerzas.

Descubrió una arboleda donde daba la sombra y decidió que ese era el lugar adecuado
para hacer un alto en el camino. Buscó el árbol más frondoso, puso una esterilla a sus
pies, se sentó en ella, y para estar más cómodo apoyó la espalda en el tronco ¡Descansar
un rato le vendría muy bien!

Casualmente pasó por allí un joven campesino.

– ¡Buenas tardes, señor!

El anciano le dedicó una sonrisa e hizo un gesto con la mano derecha para que se
sentase a su lado.

– Si quieres descansar tú también, compartiremos la esterilla y nos haremos compañía.

El chico aceptó la invitación y los dos se pusieron a charlar. Después de una hora de
animada conversación, el joven, de forma inesperada, le confesó una pena que llevaba
muy dentro del corazón.

– Estamos aquí, riendo y pasando un rato agradable… Seguro que usted piensa que soy
un hombre feliz, pero las apariencias engañan: mi vida es un desastre y me siento muy
desdichado.

El anciano le miró fijamente.

Mi Primer Documento 1
– ¿Y por qué no eres feliz? Eres un chico guapo, estás sano, y gracias a tu trabajo en el
campo siempre tienes comida que llevarte a la boca ¿No te parecen suficientes motivos
para sentirte dichoso?

El campesino, con los ojos llorosos, se sinceró.

– ¡Mire qué pinta tengo! Mi ropa es vieja y a pesar de que trabajo quince horas diarias
sólo puedo permitirme comer pan, sopa y con suerte, carne un par de veces al mes ¡Mi
sueño es convertirme en un hombre rico para disfrutar de las cosas buenas de la vida!

El viejo le preguntó con curiosidad.

– ¿Y cuáles son para ti las cosas buenas de la vida?

Al joven se le iluminó la cara.

– ¡Pues está muy claro! Tener dinero para vestir como un señor, comprarme una bonita
casa y comer lo que me apetezca, pero por desgracia, los sueños nunca se hacen
realidad.

Nada más pronunciar estas palabras, el campesino, como por arte de magia, se quedó
profundamente dormido. El anciano, sin hacer ruido, sacó una almohada de su saco y se
la colocó bajo la cabeza para que estuviera más cómodo.

Mientras escuchaba los ronquidos,  susurró:

– ¡Esta almohada hará realidad todos tus deseos!

¡Y es que la almohada no era una almohada normal! No era blanda ni estaba cosida por
los lados como todas, sino que era de porcelana y tenía forma de tubo abierto por los
lados.

El chico, apoyado plácidamente sobre ella, comenzó a tener un sueño maravilloso.

¿Quieres saber qué soñó?…

Soñó que era el propietario de una elegante casa por la que pululaban un montón de
sirvientes, todos a su disposición; por supuesto, iba ataviado con ropa elegante porque
ya no era un simple campesino sino un hombre sabio experto en leyes ¡Tenía una vida
maravillosa, la que siempre había querido!

Mi Primer Documento 2
El sueño fue muy largo y lo vivió como si fuera absolutamente real. Tan largo fue que
hasta pasó el tiempo y conoció a una mujer bellísima de la que se enamoró
perdidamente. Por suerte fue correspondido, se casaron y tuvieron cuatro hijos.

Su vida era increíble, pero se convirtió en perfecta cuando el rey en persona le nombró
su consejero principal. Empezó a rodearse de gente importante que se pasaba el día
haciéndole la pelota y obsequiándole con fabulosos regalos  ¡Ahora sí que había
conseguido todo y se consideraba el tipo más afortunado de la tierra!

Así fue hasta que un día las cosas se torcieron. Sucedió algo terrible: un ministro del
rey, que le tenía mucha envidia, le acusó de ser un traidor. No era cierto, pero no pudo
demostrarlo y  fue llevado ante un tribunal.

Con las manos atadas, tuvo que escuchar el veredicto del juez.

– ¡Este tribunal le declara culpable de traición al soberano! El castigo será el destierro.


A partir de hoy, deberá abandonar el país y se le quitarán todos sus bienes.

– ¡Pero si yo no he hecho nada, soy inocente!

– ¡Silencio en la sala! Como acabo de decir, el estado se quedará con todo lo que tiene.
Nadie podrá darle trabajo y sólo se le permitirá pedir limosna por las calles ¡Vivirá sin
nada el resto de su vida! ¡Dicho esto, que se cumpla la sentencia!

El pánico le invadió y dio un grito de terror que le despertó. Estaba empapado en sudor
y le temblaban las manos. Desconcertado, abrió los ojos y vio que a su lado estaba el
anciano acariciándole la frente para que se calmara ¡El sueño maravilloso se había
convertido en una horrible pesadilla!

– ¿Qué te pasa, muchacho? ¡Has dormido un buen rato!

El chico contestó con la voz entrecortada:

– He tenido un sueño… ¡un sueño espantoso! Bueno, al principio fue bonito porque yo
era un hombre rico e importante,  pero alguien me traicionó y me acusó de algo que no
había hecho ¡y me condenaron a vivir en la miseria!

– ¡Vaya!… ¿Y qué piensas ahora?

El chico se levantó, se sacudió el polvo de los pantalones, y le dijo sin dudar:

Mi Primer Documento 3
– ¡Pues que ya no quiero ser un hombre importante! Prefiero seguir con mi vida sencilla
y tranquila donde no hay gente envidiosa ni falsos amigos. Pensándolo bien, tampoco
me va tan mal ¿verdad?

El anciano le guiñó un ojo y le tendió la mano para despedirse.

– Hasta siempre, joven. Espero que a partir de ahora disfrutes de lo que tienes y sepas
apreciar que la felicidad no siempre está en tenerlo todo, sino en apreciar las pequeñas
cosas que nos rodean.

– Así lo haré, señor. Estoy encantado de haberle conocido y espero que nos veamos en
otra ocasión.

– ¡Seguro que sí!

El muchacho se alejó silbando de alegría rumbo a su modesta casa; el octogenario, con


mucho mimo, guardó su valiosa y extraña almohada en el saco, por si volvía a
necesitarla en otra ocasión.

Mi Primer Documento 4
Participantes del Foro Estudiantil

NOMBRE EDAD

Carlos Alfredo Gonzales 38

Julieta Minerva Carmona 40

María Esther Castellanos 28

Miranda Álvarez Gutiérrez 32

Julián Francisco Terrero 53

David Antonio Castillo 25

Mario Pérez Guzmán 22

Vanessa Alcántara Ramírez 36

Gustavo A. Sánchez Montero 44

Luis Geraldo López Santana 65

Mi Primer Documento 5
Moralejas del Cuento

Sabidurí
Codicia Envidia
a

Mi Primer Documento 6

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