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Así nos hizo Dios…

Chin... debí esperar a terminar de reparar esta chimoltreta. Pero no me hubiera dado tiempo de ir
y venir para el taller, es lo malo de ser tan buena gente. No le hubiera prestado el coche a la
Franza; pero igual como me dijo que Ni modo que entrara a pie al sauna. Ya ni la chifla aquella,
pero es bien necia y de que se le mete en la cabeza un fulano hasta que no se lo come…

Mejor me apuro, ya nada más que me traigan los empaques y listo; ya termino con esta
“cafetera”.

La bronca va ser a la hora de la cobrada, me choca que empiecen a regatear y sobre todo que
piensen que no se cobrar por mi trabajo. Pero igual estos pendejos piensan que solo sabe uno
cosas de “mujeres”…

- A ver a qué hora mujer, ya ni la amuelas. Ya iba ir por ti o empezar a llamar al novecientos
once.
- Aguanta, ya estuvo este asunto.
- ¿Cómo te fue…? Me imagino que el jabón estaba suavecito o el estropajo muy duro…
¡vienes hasta colorada!
- Ya luego te cuento, gracias por prestarme el coche. Necesito otro favor…
- Nel que, tú quieres que te sirva de tapadera para todo. Un día ya no se va tragar el cuento
de tantas salidas; ya deberías de cantarle al tiro que lo suyo ya sobró. Sería lo mejor y no
estarte escondiendo.
- Él ya sabe que no lo quiero, lo sabe desde hace muchos años. La verdad ya se volvió
costumbre y si seguimos juntos es nomás para que los chavos no se sientan raros de no
ver más a su papá.
- ¿Oye? ¿qué te dijo del a serenata de ayer?
- Nada, le dije que tú le habías dado mi dirección a un cliente que te anda rondando y que
para que no se sintiera despreciado… pues le diste la dirección de la casa.
- ¿Y, qué te dijo?
- Nada, nada más me dijo: “pues diles que se avienten la de 100 años. Total ya está pagada
la canción…”
- Te pasas Franza…
- ¿Qué hago? Así nos hizo Dios de chingonas …

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