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LA RELACION DE ARQUITECTURA MEXICANA EN LA MESOPOTAMIA

Desde los bocetos de Le Corbusier para un monumental museo-zigurat


en Ginebra (Mundaneum, 1929) hasta los planes urbanísticos de ciudades
como Nueva York en los años veinte, las formas mesopotámicas han
calado en la cultura visual y arquitectónica occidental moderna.

En el marco de la exposición Sumeria y el paradigma moderno, la


arqueóloga e investigadora Maria Gabriella Micale indaga cómo la
arquitectura del siglo XX se nutre de los dibujos de los pioneros de la
arqueología, reinterpretando y recomponiendo la arquitectura del
Próximo Oriente antiguo en el diseño de edificios modernos.

30_11_2017
Maria Gabriella Micale

Le Corbusier. Mundaneum, Museo Mundial, Ginebra, 1929. Lápiz, tinta, lápiz de color ©
Fondation Le Corbusier, París
El legado de la arquitectura mesopotámica en la espiral
de la reproducción de imágenes

La exploración arqueológica del Próximo Oriente antiguo se inició a


principios del siglo XIX en la región correspondiente al actual Irak.
Antes de esas misiones llevadas a cabo por los pioneros de la
arqueología del Próximo Oriente por encargo de los museos
europeos, no constaban grandes yacimientos arquitectónicos de las
antiguas Asiria y Babilonia. De hecho, su historia se conocía solo
parcialmente, y dicho conocimiento provenía de textos bíblicos o
clásicos, es decir, de Heródoto, cuyas famosas descripciones a menudo
servían de fuente de inspiración para las imágenes fantásticas de
las célebres ciudades perdidas de Mesopotamia creadas por
artistas europeos mucho antes de que fuesen descubiertas (Fig. 1). Así
pues, en teoría, los descubrimientos materiales de la antigua
Mesopotamia deberían haber permitido superar la distancia entre
imaginación y realidad, por lo menos en lo que concierne a la cultura
arquitectónica de esos artistas. Sin embargo, si indagamos la cuestión
más detenidamente, veremos que no se ha cumplido esta expectativa
lógica, ya que a partir de las investigaciones arqueológicas no se
reconstruyó la imagen de la arquitectura del Oriente Próximo antiguo, ni
siquiera en publicaciones teóricamente científicas.
Fig. 1. Pieter Bruegel el Viejo, La torre de Babel, 1563.
Fuente: Wikimedia Commons.

La exposición Sumeria y el paradigma moderno plantea un debate


sobre conceptos como la recepción artística y la memoria
cultural. No obstante, a menudo se subestima el poder que tienen
las imágenes arquitectónicas para transmitir significados
culturales distintos a través de elementos formales similares. Teniendo
esto en cuenta, es importante recalcar que la conexión entre la
arquitectura mesopotámica y la modernidad fue mediatizada
por los dibujos mostrados en las primeras publicaciones de
los hallazgos asirios (Fig. 2). Esas (re)construcciones
arquitectónicas, diseñadas como parte integral de dichas publicaciones
arqueológicas, tuvieron un impacto no solo en la historia de la
interpretación científica de la arquitectura antigua, sino también en la
construcción de diseños arquitectónicos modernos y ocasionalmente en
la reconstrucción de tradiciones, ya fuesen reales o teóricas (Fig. 3).
Ahora bien, la importancia de estos dibujos que reconstruían la
arquitectura mesopotámica antigua reside también en el hecho de que
funcionaban claramente como medio para introducir la arquitectura
antigua en el diseño moderno y crear así una poderosa espiral de
imágenes que viajaban a través del tiempo.

Fig. 2. Victor Place – Félix Thomas, Palais. Ensemble de la porte Z. du


harem, Ninive et l’Assyrie, 1867-1870. Fuente: General Research
Division, The New York Public Library Digital Collections.
Fig. 3. Iglesia caldea, Alepo, Siria, 2007. Fotografía: Maria Gabriella
Micale.

Los bocetos de Le Corbusier para el Mundaneum de Ginebra


(1929) expuestos en Sumeria y el paradigma moderno son un ejemplo
típico del uso de las formas mesopotámicas en la cultura visual y
arquitectónica occidental moderna. Asimismo, existen otros proyectos
más o menos contemporáneos (y más o menos famosos) que ponen de
manifiesto el grado de difusión de las formas mesopotámicas del
templo-torre/zigurat en el diseño de los edificios modernos,
independientemente del movimiento artístico al que perteneciesen sus
autores (Fig. 4). De hecho, resulta difícil detectar la premisa de la que
partían las distintas opciones de estas manifestaciones volumétricas
formales. Hugh Ferriss escribe sobre los planes urbanísticos de
aquellos años en los Estados Unidos: «El edificio se eleva
verticalmente sobre las líneas de su parcela conforme a las normativas
urbanísticas […]. A partir de aquí se inclina hacia adentro en
determinados ángulos […]. Una torre se eleva, según lo permitido, a una
altura ilimitada, siempre y cuando su superficie no sea superior a la
cuarta parte de la propiedad […]. La masa así delineada no es el diseño
de un arquitecto, sino simplemente una forma derivada de las
disposiciones legales». Y sigue: «El antiguo zigurat asirio es una
magnífica plasmación de la limitación legal moderna de
Nueva York: ¿acaso no podemos imaginarnos por un
momento una sucesión de zigurats modernos con
restaurantes y teatros en sus alturas?» (de The Metropolis of
Tomorrow, 1929: p. 74, 99). No parece que exista una correspondencia
explícita entre la antigua función religiosa de un zigurat y los edificios
monumentales modernos que evocan las torres antiguas (el proyecto de
una iglesia en memoria de los soldados realizado por Dominikus Böhm,
Göttingen, 1923 [Fig. 5], es una excepción en el contexto de una
arquitectura religiosa dominada por los modelos clásicos). Por otro lado,
puede observarse una clara referencia a la cultura mesopotámica en
algunos proyectos monumentales de la Turquía moderna, de las décadas
de 1930 y 1940, que podrían interpretarse como un reconocimiento al
modernismo (Fig. 6). Si bien no puede afirmarse que hubiese una
tradición mesopotámica, la referencia al zigurat puede estar ligada a la
idea de una relación racial/lingüística entre los turcos y los antiguos
sumerios sostenida por algunos intelectuales en los años veinte. En estos
ejemplos, la arquitectura entra en la esfera pública y crea
vínculos visuales que buscan el reconocimiento público de
los elementos formales y los significados de Mesopotamia,
independientemente de que estos vínculos se basen o no en lazos
culturales de peso.
Fig. 4. Sigismund Vladislavovich Dombrovski, Meeting-place of the
Peoples, 1919. Cortesía de: Wolfgang Pehnt.
Fig. 5. Dominikus Böhm, iglesia en memoria de los soldados, Göttingen,
1923. Cortesía de: Wolfgang Pehnt.
Fig. 6. Bruno Taut, Feria Internacional de Esmirna de 1938. Pabellón de
la Cultura del Ministerio de Educación. Fuente: Arkitekt 1939/9-10: 202.

Así pues, ¿fue la materialidad fragmentaria de la arquitectura


mesopotámica sacada a la luz por la arqueología el origen de
los proyectos en forma de torre realizados tanto en Europa
como en Turquía? ¿O bien esos edificios se inspiraron en los dibujos
arqueológicos publicados en la literatura científica para explicar y
sostener las diferentes hipótesis de reconstrucción? En ambos casos la
imagen se percibe y se utiliza como si fuera la realidad, mientras que las
formas arquitectónicas que esta imagen transmite tienen el poder de
encarnar significados diferentes en contextos diferentes.

Sin embargo, ¿en qué medida la arquitectura moderna y


contemporánea se nutre de estos dibujos arqueológicos? ¿Y
en qué medida estos dibujos se derivan de la cultura visual individual o
de la formación de los arqueólogos que reconstruyen la arquitectura
antigua? La mayoría de los dibujos de Robert Koldewey parecen sugerir
su aceptación tácita de los principios del racionalismo arquitectónico,
mientras que Walter Andrae, discípulo de Cornelius Gurlitt en la
Universidad de Dresde, parece estar influenciado por los principios del
Jugendstil alemán y las perspectivas compositivas en boga con el
renacimiento gótico en los años veinte. Las reconstrucciones
arquitectónicas de la arquitectura del Oriente Próximo antiguo y de los
entornos urbanos estuvieron fuertemente influenciadas por proyectos que
aparentemente eran muy conocidos en el momento en que se llevaron a
cabo dichas reconstrucciones. Encontramos ejemplos de ello en
la reconstrucción en perspectiva de la ciudadela de
Khorsabad (c. 1938), que recuerda el National Mall and Memorial
Parks de Washington, concebido por la Comisión McMillan (1901), o en
el Proyecto de una ciudad de tres millones de habitantes de
Le Corbusier (1922). Asimismo, otra reconstrucción arqueológica
mucho más reciente inspirada en un edificio moderno puede ser el dibujo
en perspectiva del Templo de Salomón de Theodor Busink (1970)
(Fig. 7), cuyo modelo probablemente fue el famoso edificio de
oficinas Larkin diseñado por Frank Lloyd Wright (1906) (Fig. 8).
Curiosamente, los interiores del edificio de Wright (Fig. 9) parecen haber
inspirado también los interiores de la sinagoga de Plauen diseñada por
Fritz Landauer, destruida durante la Noche de los cristales rotos
(Kristallnacht) (9-10 de noviembre de 1938) (Fig. 10). Sin embargo, este
paralelismo tan solo nos indica que el famoso edificio de Wright sirvió
de modelo para una gran variedad de diseños modernos, así como para
reconstrucciones modernas de edificios antiguos, pese a ser una forma
desconectada de su significado y función.
Fig. 7. El Templo de Salomón según la idea de Th. Busink, c. 1970.
Edición gráfica posterior a la reconstrucción de Busink: Maria Gabriella
Micale.

Fig. 8. Frank Lloyd Wright, edificio de oficinas Larkin, Buffalo, Nueva


York, 1906. Fuente: Wikiarquitectura.
Fig. 9. Frank Lloyd Wright, edificio de oficinas Larkin, interiores.
Fuente: Wikiarquitectura.

Como conclusión, podemos afirmar que, a diferencia del arte figurativo,


que establece una relación directa entre artistas antiguos y modernos, la
arquitectura mesopotámica antigua solo se hace presente en
el mundo moderno a través de la mediación de la
recomposición e interpretación de sus fragmentos por parte
de arqueólogos y arquitectos. Pero se trata de una mediación
bidireccional, ya que los conceptos modernos de espacio y volumen
tienen un profundo impacto en el modo en que el arqueólogo interpreta y
comunica la arquitectura antigua. Esta relación dual entre lo antiguo y lo
moderno es precisamente la clave para entender la creación de un
repertorio de imágenes prêt-à-porter de la arquitectura del Próximo
Oriente antiguo —imágenes cada vez más alejadas de sus contextos
artísticos, culturales y arqueológicos— que tienen el poder de
«orientalizar» la arquitectura según sea necesario, tanto en Oriente como
en Occidente.

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