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Salud-P e
Salud-P e
La presente monografía tiene como finalidad dar a conocer el sector salud en la época
de las privatizaciones en los años 90.
En los años 90 las empresas públicas peruanas atravesaban una seria crisis, no solo por
cuestiones financieras y de gestión sino también por su deslegitimación en la sociedad.
El sector salud, como todos los sectores sociales, estaba colapsado al inicio del actual
gobierno. Las primeras medidas dictadas en este campo durante 1991 tuvieron carácter
de un plan de urgencia destinado a reactivar la operatividad y funcionamiento del sector.
Es recién que a partir de 1994 que se inicia un proceso de discusión sobre las reforma de
este sector con el objetivo de mejorar el acceso de la población.
En el siguiente trabajo se describirá la situación y las reformas del sector salud durante
los años de la privatización de las empresas públicas.
Situación Social
Además, el Perú, de acuerdo con Cuánto S.A. (1991), era uno de los países con los más
altos índices de mortalidad infantil y materna en Latinoamérica. En 1990 la tasa de
mortalidad infantil ascendía a 55 por mil, siendo el 78% de los casos, muertes evitables
según el Ministerio de Salud. Este problema es mayor aún si se considera que en las
zonas rurales los niveles de mortalidad eran el doble de lo que se observaba en las zonas
urbanas.
La privatización: componente esencial de las reformas estructurales
La privatización de las empresas públicas, uno de los elementos centrales del programa
de reformas, también debía permitir trasladar al sector privado la iniciativa productiva y
empresarial con el fin de fortalecer al Estado en aquellas áreas en las que había perdido
presencia, como educación y salud. Sin embargo, la crisis profunda que padecen estas
áreas constituye una muestra clara del incumplimiento de este objetivo.
Si bien el gobierno desde 1990 ha destinado, en la medida que los recursos fiscales lo
permitía, una mayor cantidad de gasto a temas sociales y ha planteado una estrategia de
lucha contra la pobreza, poco es lo que se ha avanzado en reformar la manera en que se
brindan ciertos servicios como educación y salud.
El gasto social se incrementó de poco menos del 2% del PBI en 1990 a casi 8% del PBI
en 1995. Según estimados del gobierno esto implicó un aumento del gasto social per
cápita de US$12 por habitante en 1990 a US$ 176 en 1995.
La Reforma en Salud
Entre 1991 y 1992 se tuvo que enfrentar la epidemia del cólera, que afectó más de 139
000 personas en un año y demandó un gasto fiscal importante. Estos factores, junto al
terrorismo, no permitieron que se registren avances importantes en el sector salud. Las
primeras medidas dictadas en este campo durante 1991 tuvieron carácter de un plan de
urgencia destinado a reactivar la operatividad y funcionamiento del sector. Es recién a
partir de 1994 que se inicia un proceso de discusión sobre las reformas de este sector
con el objetivo de mejorar el acceso de la población, especialmente de la más pobre a
salud colectiva, y de modernizar el sector incorporando los avances tecnológicos en este
campo.
A
partir de
1995 el Minsa intentó desarrollar un programa de reforma integral del sector salud
intentando adaptar las recomendaciones de los organismos internacionales en cuanto a
la priorización de necesidades y focalización de gasto. La nueva Constitución de 1993
había allanado el camino para una reforma de esa naturaleza, al eliminar toda referencia
a la gratuidad de la salud, eliminar el monopolio del IPSS en la seguridad social y
declarar que los individuos tienen responsabilidad por su salud. El plan elaborado por el
Minsa incluyó el establecimiento de un nuevo sistema de financiamiento de los
servicios de salud, la modernización administrativa del sector y la creación de un
sistema privado de prestaciones de salud.
Según el Censo de Infraestructura Física y Recursos del Sector Salud, en 1995 el país
contaba con 7.304 establecimientos de salud, de los cuales 5.931 (81%) pertenecían al
MINSA; de estos, 134 eran hospitales, 1.028 centros de salud y 4.762 puestos de salud.
Hubo un incremento global de 63,4% (61,1% para los establecimientos de primer nivel
de atención) en relación a los 4.630 establecimientos de salud que existían en 1992; este
aumento se debió al amplio programa de inversiones que se realiza en el país,
principalmente mediante el programa de Salud Básica para Todos y del Programa de
Fortalecimiento de los Servicios de Salud.
CONCLUSIONES
En 1990 la situación del sector salud era crítica: el gasto público en salud se
había reducido en 15% en términos reales respecto de 1985, lo que ponía al Perú
en los niveles más bajos de gasto en Latinoamérica. Esto se manifestaba en el
gran número de establecimientos inoperativos, especialmente postas alejadas de
los centros urbanos, y en la mala calidad de las atenciones que recibía la
población. También la seguridad social y el sector privado de la salud se
encontraban en seria crisis. Todo ello se reflejó en indicadores de salud de la
población similares a los delos países más pobres de América Latina.
La búsqueda de soluciones no puede basarse únicamente en consideraciones
económicas como pretenden con la privatización del sector salud. Así lo
reconoce la constitución de la OMS cuando afirma que “uno de los derechos
fundamentales de todo ser humano es disfrutar del mayor nivel de salud
posible”. Los gobiernos son responsables de la salud de sus pueblos, la cual sólo
puede ser alcanzada cuando se ofrecen servicios sociales y de salud adecuado.
Las actividades de salud pública son responsabilidad del Estado y que la
atención médica constituye un mercado imperfecto, pero tienen grandes
dificultades en aplicar principios económicos a la salud pública, atención
médica, una realidad que, como hemos explicado anteriormente, es innegable.
Existen modelos que permiten establecer claramente el efecto positivo de las
intervenciones comunitarias en la salud, pero es difícil distinguir entre el efecto
de las responsabilidades reconocidamente públicas (las que presentan
externalidades, las que no permiten la autoexclusión y las que se consideran
bienes de interés social) de las responsabilidades individuales (utilización de
servicios, cambios de estilo de vida) en la mejora de la salud individual. Desde
este punto de vista, los servicios médicos se pueden considerar como bienes de
interés social.
Bibliografía
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