Está en la página 1de 186

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

INAH SEP

TIERRA Y PODER EN EL EJIDO MISIÓN DE CHICHIMECAS, SAN LUIS


DE LA PAZ, GUANAJUATO 1920-2008
TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE:
LICENCIADA EN
ETNOLOGÍA
PRESENTA
EDITH REGINA ESCUTIA SOLIS

DIRECTORA DE TESIS: DOCTORA MARIA MANUELA


SEPÚLVEDA GARZA

MEXICO, D.F. 2010


A mis padres, Ruth y Sergio.
AGRADECIMIENTOS

Deseo expresar un agradecimiento especial a mis abuelos Carmen, Ascención (que en paz
descansen), Teresa, Ezequiel y a toda mi familia por su apoyo incondicional.

A Manola Sepúlveda por sus valiosas enseñanzas, dedicación y perseverancia.

A todos los profesores de la ENAH por compartir sus conocimientos.

A todos mis compañeros de generación por haber compartido nuestra formación como
antropólogos.

A la familia Vázquez Espínola por el apoyo brindado durante la realización del trabajo.

Y primordialmente a toda la gente de Misión de Chichimecas por su colaboración para el


desarrollo de esta investigación y por sus contribuciones para la permanencia de su historia.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 1
I- Misión de Chichimecas: su historia de 1890 a 1940 17
1. El poblado entorno a 1890-1920 21
1.1. Entorno social 28
a) Hacienda Ortega 28
b) San Cristóbal 30
c) Paso Colorado 30
d) La Cienega 31
2. La formación del ejido: un asunto de minorías pro-gobierno 32
2.1 El proceso de dotación ejidal 1922-1928 33
a) Resolución Presidencial 40
b) Posesión de la tierra 41
c) Irregularidades de la Resolución Presidencial y las tierras otorgadas 42
2.2 La ampliación del ejido y radicalización social 1936-1937 44
a) Solicitud de ampliación 48
b) Posesión provisional y Resolución Presidencial 51
2.3 El internado indígena 1937-1940 54
3. Memoria colectiva sobre la formación del ejido 56
4. Consideraciones en torno a las reformas sociales 60

II- El ejido Misión de Chichimecas durante 1940-1968. El cacicazgo y sus facciones 64


1. Tarquín, el primer cacique ejidal 1939-1953 69
2. Renta de recursos del colectivo 1946-1953 73
3. La alternancia de los grupos de poder 1951- 1953 75
4. Consolidación del cacicazgo 1953-1958 84
5. Lucha de facciones: dos Comisariados ejidales 1958-1963 92
6. Declive caciquil 1963-1967 100
7. Consideraciones 105
III- El rescate gubernamental, el declive del ejido y el cambio de modelo (1968-2008) 109
1. El inicio de las transformaciones 110
2. La regularización técnica 113
3. Las inversiones productivas 120
4. Autoridades Ejidales 129
5. Declive del modelo productivo 134
5.1 La infructuosa demanda de la tierra y el fin del ejido colectivo 135
5.2 El Procede 142
5.3 Trabajo en el ejido en el año 2008 145
6. Consideraciones 149
Características del cacicazgo en el ejido Misión de Chichimecas 153

IV- Misión de Chichimecas en los albores del nuevo milenio: breve etnografía 157
1. Población, medio ambiente y recursos 157
2. Economía y empleo 160
3. Organización social 163
a) Autoridades Locales 165
4. Identidad 168
5. Permanencias y contrastes en Misión de Chichimecas a un siglo de distancia 175

FUENTES 178

BIBLIOGRAFÍA 179
Tierra y poder en el ejido Misión de Chichimecas,
San Luis de la Paz, Guanajuato (1920-2008)

INTRODUCCION

Esta investigación describe la historia del ejido Misión de Chichimecas desde su formación
en la década de los veinte, hasta la actualidad. Mi interés por el área rural y por este ejido
en particular, surgió de la inquietud por saber cómo se dio el reparto agrario en una
población indígena no agricultora ubicada en un contexto mestizo con una fuerte tradición
católica. Seguí la trayectoria del poblado y en esta identifico el periodo que va del
Porfiriato a la Revolución (1882-1920); el proceso dotatorio de tierras (1923-1937); la
dinámica interna en el ejido (1940-1968); el auge del proyecto ejidal y su caída (1968-
1992); y la situación contemporánea (1992-2008). Con este largo recorrido trato de
describir y analizar cuál ha sido el significado social del ejido, qué figuras se crearon a
partir de la existencia de este, qué dinámicas sociales ha vivido la población y que persiste
de todo ello.

Una de las razones que me motivó estudiar esta población es considerar que el territorio
ha tenido un papel fundamental para la reproducción y permanencia de los chichimecas
como grupo étnico. También me di cuenta que el grupo chichimeca jonáz ha sido relegado
por lo etnólogos y antropólogos, pues existen pocas investigaciones sobre su historia y su
cultura, por lo cual me pareció que mi trabajo no sólo cumpliría un requisito académico,
sino que podría contribuir a una mejor comprensión de esta población indígena.

En efecto, el Norte de Guanajuato y específicamente el municipio de San Luis de la Paz,


han sido poco estudiados, son contadas las investigaciones sobre el significado del reparto
agrario1. Para Misión de Chichimecas, los escasos escritos existentes se refieren a otras

1
Manola Sepúlveda Garza realizó algunos trabajos sobre los municipios San Diego de la Unión y Dolores
Hidalgo y Jorge Uzeta sobre las poblaciones otomíes de Tierra Blanca, ver Bibliografía.
temáticas, por ejemplo: como fue la participación de la población en la Revolución 2; el
movimiento cristero3; la producción minera4; la migración y significación de las danzas5,
entre otros. Solamente Luis Enrique Ferro 6 ha trabajado algunos aspectos de Misión de
Chichimecas ligados a la tradición cultural del grupo y Jorge Uzeta 7 y Eloy Rodríguez8 han
realizado estudios sobre la tenencia de la tierra en este poblado.

También elegí este tema porque considero que los estudios agrarios son trascendentales
para la investigación social e histórica y para ello, hay que rescatar la información
documental y la memoria de los ejidatarios, sobre todo ahora que la existencia del ejido se
ve amenazada y discutida por la nueva reglamentación agraria y los flujos migratorios.

El trabajo que aquí ofrezco trata de despertar el interés por los estudios sociales del área
rural y comprobar la eficacia de algunas herramientas de primera mano como son los
archivos y la memoria colectiva. Creo poder mostrar el valor de los documentos que se
conservan en los archivos gubernamentales y saber darle importancia a la historia oral de
pueblos y/o personas que vivieron esos sucesos únicos, por lo que pretendo recalcar la
combinación de estas dos fuentes sin las cuales, en mi opinión, se vería truncada la
investigación antropológica. Otro aspecto que me interesa estimular es la reflexión sobre
los efectos del reparto agrario que como proyecto de Estado, marcó una nueva ruralidad y
definió la vida de mucha gente en los pueblos de nuestro país.

2
Pons Álvarez, Ma. Apuleya Patricia. Encarnación Olguín y Juana Lucio: lideres del movimiento
revolucionario en Pozos Gto. 1914. Tesis de Etnohistoria. Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México, 2005.
3
Meyer, Jean. La Cristiada Tomo I, II y II. Fondo de Cultura Económica, México, 1974.
4
Meyer Cosio, Francisco Javier. La minería en Guanajuato denuncias, minas y empresas 1892-1913. Colegio
de Michoacán y Universidad de Guanajuato . México, 1998.
5
Manjarrez García , Guadalupe Adriana Cruz y Menindez Pérez, Lara Ivonne. Hacia un análisis del
movimiento significativo en la danza chichimeca de San Luis de la Paz, Guanajuato. Instituto Nacional de
Bellas Artes, Tesis para maestra en danza folklórica. México, 1994.
6
Ferro Vidal, Luis E. Perennidad Chichimeca en Querétaro, en Estudios antropológicos de pueblos otomíes y
chichimecas de Querétaro. María Elena Villegas Molina. Instituto Nacional de Antropología e Historia.
México, 2005.
7
Uzeta Iturbide, Jorge. Ejidatarios y chichimecas: identidad india a través de la formación de un ejido
guanajuatense, en Guanajuato: aportaciones recientes para su estudio. Colegio de San Luis y Universidad de
Guanajuato México 2004.
8
Rodríguez Luis, Eloy. El conflicto agrario de Bienes Comunales en Misión de Chichimecas. Universidad
Autónoma de Chapingo. Tesis de maestría en Sociología Rural. México 2005.
Misión de Chichimecas es un poblado existente desde el siglo XVI; fue creado como parte
de la empresa colonizadora española que pretendía dar seguridad a las caravanas de
metales que se transportaban de las minas de Zacatecas a la Ciudad de México. La
población tiene su origen en 1560 cuando la Corona Española fundó la Villa de San Luis
Xilotepeq como un poblado indígena y la Villa de San Luis como poblado español (1590).
Ambos asentamientos recibieron mercedes de tierra y por ordenes del virrey Luis de
Velasco II, a los indígenas se les darían cantidades regulares de alimentos y de vestidos
una vez al año9. Por su localización en el camino real, ambas poblaciones fueron
estratégicas para lograr la convivencia pacífica entre españoles e indígenas nómadas.

Para finales del siglo XVI, San Luis de la Paz ya se constituía como un poblado importante
debido al descubrimiento de minerales en el cercano presidio de Palmar de Vega
(establecido entre 1575-1576 a escasos 8 Km. de San Luis, hoy conocido como Mineral de
Pozos). Se empezaron a desarrollar actividades agrícolas, comerciales y mineras
promovidas por los jesuitas que llegaron desde 1594, por ser considerados por el virrey los
más capacitados para evangelizar a las tribus chichimecas debido a su facilidad para
aprender las lenguas y por su conocimiento de la zona 10. Los misioneros jesuitas
enseñaron a los nativos la extracción de la plata con el método de patio o beneficio, que
consiste en el uso de azogue o mercurio y se les atribuye la construcción de los hornos de
fundición de Santa Brígida en 159511.

9
Powell, Philip. La Guerra Chichimeca (1550-1600). FCE, México, 1975. pp. 19.
10
Ídem. pp. 218.
11
Soltero, Ricardo. Aspectos históricos del Mineral de Pozos. Manuscrito.
Foto 1: Hornos de Santa Brígida

Foto 2: Presidio de Palmar de Vega


Durante el siglo XVII se consolidaron los caminos que comunicaban a San Luis con los
nuevos centros de población importantes de la zona: San Miguel el Grande, San Felipe,
Real de Minas de Xichú y la misión jesuita San Juan Bautista de Xichú de Indios,12 y con las
estancias o haciendas ganaderas que se establecieron en la época, unas administradas por
jesuitas y otras por particulares13. La producción de las fincas se concentraba en la
ganadería y la explotación forestal y en menor grado en la agricultura; los productos se
utilizaban para abastecer los centros mineros que además de mano de obra y alimentos
requerían de tracción animal, pieles, y leña, entre otros. Las ramas productivas eran
apoyadas por población indígena que inmigraba, pues escaseaba la mano de obra y los
chichimecas mostraban rebeldía para integrarse a los trabajos, ya que todavía en el siglo
XVIII persistían indígenas rebeldes que se negaban a ser congregados14.

En el siglo XIX el poblado Misión de Chichimecas persistió independiente de las fincas


aledañas, aunque sus habitantes se integraban al trabajo en haciendas y minas, lograron
conservar alrededor de 500 hectáreas de “propiedad comunal” donde obtenían recursos
para su subsistencia.

Durante el siglo XX cambió el status de la población al recibir dotación de ejido en 1928 y


ampliación en 1937. Es importante recalcar que Misión de Chichimecas fue el primer ejido
que se estableció en el municipio y su formación se dio en un contexto de oposición a las
políticas del gobierno. El proceso de dotación ejidal se dio durante la revuelta Cristera y el
proceso de ampliación surgió en un marco de mayor radicalización (tanto del Estado como
de la sociedad local), donde hubo frecuentes enfrentamientos entre gavillas antiagraristas
o guardias blancas contra los federales, agraristas y maestros, que, sin embargo, no
pudieron evitar la formación del ejido.

12
Ruiz Guadalajara, Juan Carlos. Dolores antes de la Independencia Vol. I, Colegio de Michoacán y Colegio
de San Luis, México, 2004. pp. 101,110,133.
13
Las estancias jesuitas eran La Sauceda, Pozo Hondo, Potrero Santa Rosa y las particulares El Jofre y las
estancias de ganado menor de Juan Cano, Martin Ochoa y Diego Valderrama. Obispado de Michoacán en el
siglo XVII, p. 54
14
Powell, Ibíd. pp. 217, 218
Con el viraje de la política gubernamental en los tiempos considerados de contrareforma
agraria, el ejido Misión de Chichimecas pasó por un proceso que he llamado de
rancherización, en el cual se afianzaron las figuras caciquiles que marcaron un estilo en la
vida del ejido con elementos que subordinaron a los indígenas. Durante las
administraciones presidenciales de Luis Echeverría y José López Portillo se intentó retomar
los ideales de la Revolución y se dieron apoyos para la producción. En Misión de
Chichimecas se implementaron proyectos productivos con recursos gubernamentales y se
incorporaron más indígenas al ejido, aunque no se logró eliminar las figuras caciquiles.

En las dos últimas décadas del siglo XX las inversiones productivas declinaron y con las
modificaciones al Artículo 27 Constitucional de 1992, cambió la organización productiva
en el ejido y se transformaron sus dinámicas tanto internas como hacia el exterior.

Así pues, mi estudio consiste en analizar la dinámica de los agentes sociales que
participaron en el ejido de Misión de Chichimecas desde 1920 hasta el 2008 (campesinos,
Estado y sociedad municipal). El eje analítico que seguí se refiere a la organización de los
ejidatarios; trato de analizar las figuras de poder que surgieron a partir del otorgamiento
de recursos por parte del Estado; cómo se integraron o no los indígenas de La Misión y
qué relaciones se establecieron con la sociedad municipal y con el Estado.
Mapa 1: Ubicación de Misión de Chichimecas

Como ya mencioné, sólo dos autores han tratado el tema del reparto agrario en Misión de
Chichimecas. Por un lado, el antropólogo Jorge Uzeta Iturbide (en el artículo Ejidatarios y
chichimecas: identidad india a través de la formación de un ejido guanajuatense) hace un
análisis de los efectos que el reparto agrario posrevolucionario ha tenido en la comunidad
chichimeca. Menciona que en este caso “la recuperación de su pasado y de su territorio se
encuentra entrelazada a la lucha por el ejido, a su quiebra política y a la emergencia de
nuevas generaciones que cuestionan los alcances de esa institución agraria”15. Según él “a
partir de la dotación ejidal la vida comunitaria, se supeditó a los vaivenes políticos del
propio ejido… *el cual+ representaba una forma de organización política y económica

15
Uzeta Iturbide, Jorge. Ejidatarios y chichimecas: identidad india a través de la formación de un ejido
guanajuatense. En: Guanajuato: aportaciones recientes para su estudio. Patricia Moctezuma Yano, et al.
Colegio de San Luis y Universidad de Guanajuato. México, 2004. Ídem. pp.207.
exitosa para una comunidad que se había perfilado desventajosamente como proveedora
de jornaleros para las haciendas y minas de los propietarios mestizos. De hecho, el
agrarismo los había reubicado en el entorno regional permitiéndoles sacudirse
parcialmente el dominio mestizo” 16. Así, la creación del ejido en Misión de Chichimecas
por un lado ayudó a reforzar la identidad indígena del grupo étnico, pero, por otra parte,
“la estructura ejidal fue eliminando la representatividad de las autoridades tradicionales
justamente porque estas carecían de capacidad de intermediación con instituciones
estatales”17. Sin duda, el trabajo de Jorge Uzeta hace aportaciones substanciales para
comprender a los indígenas chichimecas y muestra ciertos efectos del reparto agrario en
esta población; pero sus observaciones en torno al ejido posiblemente se refieren a los
años setenta en que hubo mayor integración de los chichimecas al esquema ejidal. En mi
opinión, con investigaciones con mayor información documental que se remitan a etapas
más lejanas se revelan otras dinámicas que matizan y/o entran en polémica con las
afirmaciones que realiza Uzeta.

Por otra parte, acerca de las particularidades territoriales actuales de los chichimecas
existe el trabajo de Eloy Rodríguez Luís18 (El conflicto agrario de Bienes Comunales en
Misión de Chichimecas) quien expone los conflictos surgidos a partir del reconocimiento
de 546 hectáreas como Bienes Comunales. El autor afirma que en este caso se evidencia la
resistencia del Estado por reconocer derechos originarios y su obstinación por formar
áreas de pequeños propietarios19. Según él, en La Misión el reconocimiento de los bienes
comunales originó conflictos al interior del poblado, por lo que los chichimecas se
encuentran ante la disyuntiva de mantener con plenos derechos de uso los bienes
comunales o reducir aun más, lo que históricamente les pertenece20. Rodríguez afirma
que “las nociones de territorio e identidad indígena que manejan los chichimecas han sido
construidas alternativamente dentro y fuera de sus relaciones con sus dominadores y las

16
Ídem p.218, 220.
17
Ídem. p.220.
18
Rodríguez Luis, Eloy. El conflicto agrario de bienes comunales en Misión de Chichimecas. Tesis para
obtener grado de maestría en Sociología Rural. Universidad Autónoma Chapingo. 2005.
19
Ídem. p. 5.
20
Ídem. p. 9
diversas etapas del Estado… el territorio como memoria histórica es un poderoso símbolo
étnico que los chichimecas han utilizado para negociar políticamente el espacio que
ocupan en el ámbito regional y, mas ampliamente, para resistir y negociar la forma de
relaciones con el Estado”21. A manera de conclusión, el autor dice que el conflicto de los
Bienes Comunales “se inscribe, como en muchos pueblos indígenas, en la permanente
tensión histórica, de las relaciones sociales por la ocupación, uso y disfrute de los
beneficios que otorgan los recursos naturales”22. Tal como Rodríguez afirma, la cuestión
territorial esta ligada a los elementos que dan cohesión e identidad a un determinado
grupo, sin embargo, me pregunto por qué el reconocimiento de los Bienes Comunales fue
tan conflictivo, pues las tierras otorgadas ya las poseían los indígenas desde tiempos del
porfiriato (o antes) y a mi parecer, su legalización sólo formalizó un vínculo ya existente
con el Estado. Además las tierras reconocidas fueron pobres en términos productivos y no
afectaron los terrenos ejidales ni la propiedad privada. El estudio de Eloy Rodríguez da
cuenta de la situación territorial actual de los chichimecas y es claro que su objetivo no fue
profundizar en la historia de este grupo indígena.

Los conceptos teóricos básicos necesarios para realizar mi estudio son: ejido, poder y
cacicazgo. Hasta antes del siglo XX, el ejido se refería a las tierras comunales alrededor de
los pueblos que eran usufructuadas por sus habitantes para el pastoreo de ganado y
recolección de madera y frutos. Con el movimiento revolucionario y el decreto carrancista
del 6 enero de 1915, se posibilitó la restitución de tierras comunales para poblaciones que
las hubieran perdido. Dicha ley se ratificó en el Artículo 27 de la Constitución de 1917 que
establecía la restitución y dotación de ejidos para los campesinos como sujeto colectivo:
debían ser 20 como mínimo, mexicanos, residentes en el lugar, mayores de 16 años y
trabajadores del campo. La tierra otorgada no podía ser vendida, transferida, hipotecada o
prescrita por concesionarios. Con las reformas al Artículo 27 de 1992 y la nueva Ley
Agraria se suprimieron las restricciones para vender, transferir, hipotecar o concesionar la

21
Ídem. p. 4
22
Ídem. p. 124
tierra23 y se reconocen tres tipos de propiedad: pública, privada y social. La propiedad
social corresponde a los núcleos agrarios: ejidos y comunidades agrarias. “El ejido se
define como las tierras, bosques y aguas entregadas por el gobierno a un núcleo de
población campesina para su explotación”24. Los núcleos agrarios se componen de uno o
varios polígonos territoriales y en estos, el uso de la tierra puede ser de tres tipos:
asentamiento, tierras de cultivo y tierras de uso común (agostaderos).

Swartz, Turner y Tuden, autores del artículo Antropología política: una introducción,
definen el poder como la capacidad de asegurar la obediencia con decisiones
ineludibles25. Ellos a su vez, se refieren a Parsons quien consideró el ejercicio del poder
como una interacción, donde quien lo detenta logra la obediencia, “con decisiones
relativas a las metas grupales, a cambio de la comprensión de que la entidad obediente
este autorizada a invocar ciertas obligaciones en el futuro. En otra palabras, la obediencia
hacia el líder esta condicionada a su ejercicio (tácito o explicito) para posteriormente
actuar en reciprocidad con acciones benéficas” 26. Swartz, Turner y Tuden señalan que el
funcionamiento del poder depende “de las expectativas que su empleo genera en
aquellos que lo acatan… En virtud de que el poder es simbólico, es un medio generalizado
que opera independientemente de circunstancias, sanciones, situaciones o individuos
particulares”27. En el caso de Misión de Chichimecas veremos, como lo afirman los
autores, que el poder ejercido por los distintos caciques dependió de las expectativas que
los ejidatarios tenían respecto al ejido, lo cual originó interacciones o juegos de poder
entre distintos personajes.

Asimismo para la presente investigación es necesario concebir los distintos niveles del
poder como lo planteó Eric Wolf “Concebir el poder en términos correlativos, en vez de
imaginarlo como un “paquete de poder” concentrado, tiene la ventaja adicional de que

23
Sobre las características del reparto agrario ver Warman, Arturo. El campo mexicano en el siglo XX. FCE,
México 2002.
24
INEGI. Núcleos Agrarios, Tabulados básicos por Municipio 1992-2006, p. 2
25
Swartz, Turner y Tuden. “Antropología política: una introducción” en Alteridades, Año 4 Num. 8, México
1994. p. 110.
26
Ídem. p. 109
27
Ídem.
nos permite considerar el poder como un aspecto de muchos tipos de relaciones. El poder
funciona de manera distinta en las relaciones interpersonales, en los medios
institucionales y al nivel de las sociedades” 28. Y es que no podemos considerar el poder
como una fuerza abstracta e independiente, ya que el poder en concreto se relaciona
siempre con algún personaje, es decir, invariablemente debe ser ejercido por alguien. En
el caso de Misión de Chichimecas veremos que el ejido posibilitó el surgimiento de
personajes de poder y debido a su carácter progresivo, estos se convirtieron en caciques.

Para abordar el cacicazgo me remito a Allan Knight, quien lo considera una forma de
dominación política típica del México rural y lo inserta dentro del universo de relaciones
clientelares que une actores de peso sociopolítico desigual provenientes de jerarquías de
autoridad duraderas. También indica que este fenómeno “involucra la búsqueda de metas
dentro de un contexto mundano (y moderno), pero al mismo tiempo sigue una lógica
arbitraria, personalista e ilegal”29. Afirma que el caciquismo requiere que las reglas
formales se supediten a la voluntad individual y que depende de la práctica cotidiana y no
de principios universales. Según el historiador, los caciques hacen uso de una violencia
discreta, rechazan el oficio formal y gobiernan por medio de “peleles”; para mantener su
poder premian a los amigos y castigan a enemigos, su duración depende de habilidades
individuales y virtudes maquiavélicas, así como del ciclo de vida del propio individuo.

Alan Knight menciona cinco niveles de caciquismo en nuestro país: nacional, estatal,
regional, municipal y local. Para mi estudio analizaré la figura del cacique local cuya
influencia se limita a una sola comunidad. Este tipo de cacique, según el autor, logra un
control de la comunidad por medio del contacto y conocimiento personal. Los caciques
locales pueden ser agentes del gobierno, ancianos respetados o incluso curas (aunque no

28
Wolf, Eric. Figurar el poder. Ideologías de dominación y crisis. CIESAS, México 2001. p. 20
29
Knight, Alan. “La política agraria en México desde la Revolución”, en Estructuras y formas agrarias en
México. Del pasado y del presente. Registro Agrario Nacional/Archivo General Agrario/CIESAS, México
2001. P. 331
es el caso) y generalmente son muy duraderos ya que los cacicazgos tienen una duración
en proporción inversa a su poder30.

Knight señala que dado que el caciquismo carece de reglas claras es común que
desemboque en lucha de facciones o transición de caciques y esto trataré de ilustrarlo en
el caso de Misión de Chichimecas. Asimismo con mi investigación corroboraré la
afirmación de Knight relativa a que existe un fuerte lazo entre el caciquismo, el poder
político y la tierra.

Los objetivos que persigue mi estudio son los siguientes:

1) Dar una reseña de las características del poblado Misión de Chichimecas en los
albores del siglo XX, es decir, en una época de enorme polaridad social y de
“desprecio” a la población indígena.

2) Describir y analizar las acciones agrarias en Misión de Chichimecas iniciadas con los
procesos de dotación y ampliación de ejido (1922-1937).

3) Describir y analizar la dinámica ejidal de 1939 hasta 1968. Esta época representa
un gran vacio no sólo para Misión de Chichimecas, sino para el sector ejidal a nivel
nacional. La carencia de estudios de este periodo frecuentemente es fuente de
tergiversaciones en la interpretación de la historia agraria del país31.

4) Revelar la significación social del ejido para los chichimecas en los tiempos en que
el Estado retomó el proyecto agrarista (1960-1982) y actualmente, con las políticas
contemporáneas. Mostrar como se desarrollan las dinámicas ejidales hoy en día y
que importancia tienen para la población.

5) Hacer una breve etnografía que describa la situación actual de Misión de


Chichimecas y analizar los efectos de las políticas estatales más actuales.

30
Ídem. p. 339
31
Alan Knight y otros historiadores del México rural reconocen la carencia de investigaciones en esta época.
Son carencias difíciles de resolver porque implican un arduo trabajo de investigación documental en los
archivos.
Las hipótesis que trataré de demostrar a lo largo de mi investigación son las siguientes:

1.- La creación del ejido en Misión de Chichimecas fue un asunto de minorías, ya que a
pesar de que la demanda de la tierra se expresó durante los años de la Revolución,
posteriormente esta demanda fue absorbida por el movimiento agrarista que surgió
ligado al grupo que se fortalecía en el poder. Además, el reparto agrario en el centro-
oeste del país, se vio inmerso en movimientos de oposición al gobierno: primero, por las
políticas anticlericales de los años veintes (movimiento cristero) y después, por el
radicalismo del Estado cuyas políticas se interpretaron como socialistas por la reforma
educativa (en 1934 la educación pasó a ser socialista); la posibilidad de que los
trabajadores rurales pudieran acceder al ejido; y el carácter colectivo de esta célula social
con ligas estrechas con el Estado. Ante lo cual la oposición tomó un rasgo marcadamente
antiagrarista. Por todo ello, la idea e instauración del ejido en La Misión fue lucha de unos
cuantos.

2.- La formación del ejido en Misión de Chichimecas lejos de unir a la población, la dividió.
La idea de convertir a los chichimecas en agricultores se logró sólo para unos cuantos, ya
que la gran mayoría persistió en sus actividades de caza-recolección (en territorio ejidal o
privado) combinado con empleos temporales. La historia ejidal de 1930 a 1968 se separó
de la historia del resto de la gente de Misión de Chichimecas que siguió marginada tanto
de las dinámicas de la población mestiza, como de las del Estado.

3.- Con la presencia del ejido, a las estructuras de autoridad local que se basaban en el
reconocimiento de un cacique indígena se le agregaron nuevas figuras de poder que
buscarían el control total de las tierras y de los recursos que otorgaba el gobierno. En
efecto, la representación del ejido tomó características caciquiles en cuanto al control de
los recursos y en su intermediación con el Estado. Las relaciones de este “nuevo tipo” de
caciques, con los de corte tradicional (cacique indígena), en algunas ocasiones fueron de
afinidad y en otras de conflicto.
4.- En la larga historia del ejido se puede encontrar una clara periodización que tiene que
ver con las políticas implementadas por el Estado. Sin embargo, hasta antes de los
gobiernos panistas aparece como constante una figura caciquil que organiza y manipula
los intereses de la sociedad local.

5.- En Misión de Chichimecas actualmente persisten ciertas figuras de tipo caciquil más
cercanas a la creada por el reparto agrario, que a la del antiguo cacique indígena. Con las
políticas implementadas en los últimos años, el cacicazgo ha dejado de ser ese Presidente
del Comisariado Ejidal que centralizaba el poder (hasta 1970) o que lo compartía con su
parentela (hasta 1996) y se ha pulverizado en los distintos Comités que ha creado el
gobierno con sus inversiones.

Presentación del escrito

Mi trabajo lo presento en cuatro capítulos y cada uno marca una etapa del reparto agrario
relacionada con las políticas gubernamentales. En el primer capítulo escribo una reseña de
las características generales de Misión de Chichimecas durante los últimos años del
Porfiriato y en las primeras décadas del siglo XX. Después me refiero a la formación del
ejido en los procesos de dotación y ampliación, y doy una descripción del contexto
regional que imperaba en ese entonces. A continuación presento una recopilación de
relatos sobre la memoria colectiva de los ejidatarios acerca de la creación del ejido y sus
efectos. En las consideraciones hago una serie de reflexiones en las que desarrollo las
ideas esbozadas en las hipótesis uno y dos.

El segundo capítulo se refiere al periodo conocido como de contrareforma agraria y hasta


1968. Aquí me refiero a la organización de la producción en el ejido y a las dinámicas
surgidas entre los habitantes. En principio, hablo sobre una situación que he caracterizado
como de “rancherización del ejido” por la participación de particulares y agentes externos
en la dirección de la producción (1940-1952). Posteriormente, analizo el proceso de
creación, consolidación, lucha de facciones y el declive de las figuras caciquiles de la vieja
época que controlaron al ejido hasta los últimos años de la década de los sesenta. En las
consideraciones reflexiono acerca de las figuras caciquiles que se dieron en este periodo,
lo cual corresponde a las hipótesis dos y tres.

El tercer capítulo se refiere al “rescate gubernamental del ejido”, es decir, analizo una
época en la que el gobierno retomó algunos ideales del cardenismo y se propuso impulsar
la colectivización y la producción agrícola y ganadera. En este periodo, el gobierno
participó activamente en el ejido con inversiones productivas y proyectos que integraron a
mayor número de indígenas al ejido. La figura caciquil persistió, aunque fuertemente
ligada a las estructuras tradicionales de poder. Después, señalo el declive de las
inversiones y el fin del agrarismo ocasionado por el agotamiento de un modelo de Estado
y las modificaciones al Artículo 27 Constitucional. Posteriormente presento una breve
descripción del trabajo actual en el ejido, los efectos de la aplicación del Procede y la
forma de organización de los ejidatarios. Para cerrar, en las consideraciones hago un
esquema del desarrollo y las características del cacicazgo en Misión de Chichimecas;
también reflexiono sobre los efectos de las políticas gubernamentales y su incidencia en la
actuación de los caciques, dichas ideas corresponden a las hipótesis tres, cuatro y cinco.

Por último, en el capítulo cuatro expongo una etnografía con el fin de caracterizar a la
población de Misión de Chichimecas en la actualidad. En ésta describo brevemente la
organización comunitaria, los elementos de identidad, los recursos con que cuentan, el
ciclo festivo y las mayordomías. Quise presentar esta información, ante la carencia de un
trabajo que nos muestre las particularidades culturales de los chichimecas y como una
forma de darle voz a esta población, que ha persistido un poco olvidada y desconocida.

Para un trabajo tan extenso me pareció más apropiado hacer consideraciones parciales al
finalizar cada capítulo, en lugar de presentar conclusiones generales, las cuales las omití.
En las consideraciones parciales presento una serie de reflexiones con el fin de corroborar
las hipótesis presentadas en esta introducción.

La metodología que utilicé para esta investigación consistió en la consulta y análisis de


material documental, entrevistas de historia oral y recorridos de campo. El trabajo
documental lo realicé en el Archivo del Registro Agrario Nacional con sede en Guanajuato
y en la Ciudad de México, ahí revisé todos los legajos del expediente del ejido Misión de
Chichimecas, lo cual representó el análisis de alrededor de cuatro mil hojas. El trabajo
etnográfico lo hice en colaboración con el estudiante de antropología social Luis Efraín
Vázquez Espínola durante cinco meses en los años 2005 y 2006. En el 2008 recibimos
apoyo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas para otros tres
meses de trabajo de campo. La información que presento en la parte etnográfica forma
parte del proyecto “Registros Etnográficos de los Pueblos Indígenas del México
Contemporáneo” de dicha institución, por lo que es posible que algunos datos coincidan.
I- Misión de Chichimecas: su historia de 1890 a 1940

En México el periodo que va de 1882 a 1910 (porfiriato) se conoce como de estabilidad


política, inversión extranjera, modernidad y polaridad social; en ese entonces, el 87% de la
superficie territorial estaba concentrada por el 1% de la población y el país era
mayoritariamente rural (80% de la población vivía en el campo), aunque la inmensa
mayoría era gente sin tierra32.

Buena parte del norte de Guanajuato y el municipio de San Luis de la Paz, en aquellos
tiempos se organizaba en grandes haciendas agroganaderas. En San Luis de la Paz las más
conocidas eran Pozo Hondo, Santa Ana y Lobos, Manzanares, Ortega, Lourdes, Bozo, San
Isidro, San Juan de los Rangeles, Jofre y Pisadero. En ellas se combinaba la agricultura con
la ganadería y la explotación de recursos forestales, sin embargo, en unas fincas la
producción se concentraba en las actividades agrícolas y en otras en la cría de ganado. El
trabajo era realizado por peones, jornaleros, vaqueros y en menor escala por aparceros y
renteros. Algunas de estas fincas fueron propiedad de los jesuitas, pero después de su
expulsión en 1767, pasaron a ser administradas por la Real Hacienda y luego, en el
transcurso del siglo XIX, fueron vendidas al sector privado. Con las diversas políticas
efectuadas durante el porfiriato, las haciendas de San Luis de la Paz pudieron ampliar sus
dominios y por lo regular lo hicieron a costa de los terrenos de las congregaciones y
poblados. Misión de Chichimecas es un claro ejemplo de la forma en que las haciendas
redujeron a lo mínimo los recursos de las poblaciones indígenas.

Con el auge minero (1894-1899 y 1901-1903) en la población vecina de Pozos, también se


establecieron haciendas de beneficio de metales, se introdujo las vías del ferrocarril, la
electricidad y hubo afluencia y movilidad de trabajadores. En 1897 a la población de Pozos
se le dio la categoría de ciudad y se le denominó Porfirio Díaz33. En 1900 esta ciudad

32
Mejía Fernández, Miguel. Política Agraria en México en el siglo XIX. Siglo XXI, México1979.
33
Meyer Cosío, Francisco Javier. La minería en Guanajuato denuncias, minas y empresas 1892-1913. p. 46
minera tenía una población de 11,751 habitantes34, la cual se redujo a la par de las bajas
de la producción: en 1910 sólo se reportó 5,598 habitantes y para 1921 bajo a 2,938 35.

En 1900 el municipio de San Luis de la Paz tenía una población de 30,549 habitantes. La
gran mayoría profesaba la religión católica en los 25 templos o iglesias que existían, y el
82% eran analfabetas36. Según ese mismo censo, el 32% residía en la cabecera y el resto se
distribuía en nueve haciendas, 29 ranchos y dos congregaciones 37. Esta concentración de
la población en la ciudad del municipio, posiblemente corresponda a la migración habida
por el auge minero, ya que los censos posteriores reportan bajas considerables (en 1910
5,598; en 1921 2,938 habitantes)38.

El municipio de San Luis de la Paz es representativo de la polaridad social de la que se


habla que existió en el porfirato: la concentración de tierras era un hecho, así como la
existencia de una amplia base de gente sin tierra que estaba integrada a las dinámicas
productivas de las haciendas, de las minas o en el desempleo. Toda esta población era
devotamente católica. En las fincas agroganaderas los vínculos patrón-trabajadores eran
estrechos y estaban relativamente aislados de lo que sucedía en otras fincas; mientras que
en las minas había mayor movilidad de trabajadores así como mayor pobreza. Para ambos
sectores la actividad del clero era importante y su prédica, en cierta forma, justificaba el
orden social existente.

Un mejor reparto de la tierra, de la riqueza y de la educación fueron demandas


expresadas en el movimiento revolucionario que inició en 1910. Guanajuato no sólo
representó el escenario donde se libraron importantes batallas de diferentes ejércitos
(Carrancistas, Villistas y otros), sino también se vio afectado por la inestabilidad político
administrativa y la crisis económica afectó a todos los sectores sociales. San Luis de la Paz
y Mineral de Pozos dejaron de ser centros dinámicos de producción y pasaron a ser
34
Secretaría de Fomento, Comercialización e Industria. Censo general de la República Mexicana verificado el
28 octubre 1900. Dirección general de estadística. Guanajuato, México 1903.
35
INEGI Archivo Histórico de Localidades.
36
Secretaría de Fomento, Comercialización e Industria. Censo general de la República Mexicana verificado el
28 octubre 1900. Dirección general de estadística. Guanajuato, México 1903.
37
Ibíd.
38
INEGI Archivo Histórico de Localidades.
centros en cierta forma desolados, por su parte, las fincas agroganaderas dieron cabida a
parte de los desempleados y en cierta forma se fortalecieron.

Después del movimiento armado, la Constitución de 1917 expresó el “acuerdo” de las


distintas fuerzas políticas. En este documento se fortaleció al Estado, se propuso
encaminar a la nación por las vías del progreso y modernización, y se elevaron a nivel
constitucional las reformas sociales planteadas durante el movimiento. La nueva ley
disminuyó el poder de la oligarquía porfiriana, limitó la posibilidad del clero de acumular
capital y su participación activa en el ámbito político y educativo. Por otra parte, en apoyo
a los sectores populares, en el Artículo 27, el Estado asumió el compromiso de restituir la
tierra a las comunidades que la habían perdido a partir de las leyes de 1856, se
comprometió difundir la educación (Artículo 3) y darles protección laboral a los
trabajadores (Artículo 123)39.

Estas reformas no fueron bien aceptadas por los sectores afectados (clero y
terratenientes), quienes se organizaron para oponerse al nuevo régimen. Los años 1920-
1940 fueron de constantes enfrentamientos tanto al interior del grupo que se afianzaba
en el poder, como al “exterior”, con sectores importantes de la sociedad civil.

En lo que se refiere a la acción agraria, a nivel nacional, podemos identificar una fase
inicial en la que el gobierno otorgaba “tierras comunales” a los pueblos indígenas que
podían comprobar el despojo de sus tierras (restitución) y a las comunidades que ya no
tenían los títulos virreinales, se les otorgaba la dotación ejidal.

Pero, dado el ambiente de inestabilidad y conflicto, los gobernantes usaron el reparto de


tierras, no sólo como un proyecto de justicia social que daba respuesta a las demandas del
movimiento armado, sino como una herramienta para la pacificación y para formar las
bases que legitimaran al nuevo Estado40. Con los términos del Artículo 27 Constitucional
se planteaba crear una nueva ruralidad basada en la propiedad privada de extensión
39
Sepúlveda Garza, Manola. “Lineamientos del proceso agrario en el este de Guanajuato 1920 a 1982” en
Regiones, Vol. II, No. 4, México.
40
Bartra, Armando. Los herederos de Zapata. Movimientos campesinos posrevolucionarios en México 1920-
1980.Era, México, 1985. pp.20-22.
controlada, al lado de la propiedad social (tierras comunales y ejidos) cuyo dueño de las
tierras era el Estado y los trabajadores del campo eran los usufructuarios.

En Guanajuato la aplicación de la reforma agraria, en esta primera fase, tuvo una


oposición “moderada” en parte por la “poca” presencia indígena existente en su territorio
y porque en la Constitución se estimulaba dividir la propiedad mediante su venta. La
oposición de la población fue mayor por las políticas anticlericales que implementó el
presidente Plutarco Elías Calles. En efecto, en los años veinte (1925) se formó la Liga de
Defensa de la Libertad Religiosa y de 1926 a 1929 surgió el movimiento Cristero y con
éste, se dieron intensos enfrentamientos con los representantes del gobierno 41. San Luis
de la Paz representó el corazón del movimiento Cristero en la Sierra Gorda y unido a otros
municipios de Guanajuato y del Bajío, buena parte de su población enfrentó al gobierno
con las armas a través de organizaciones sucesivas como fueron la Liga Católica, los
Cristeros, La Base y el Sinarquismo42.

Por otra parte, Misión de Chichimecas representa una muestra de la polaridad social y la
pobreza existente a principios del siglo XX, efecto de las políticas implementadas durante
el porfiriato. También ejemplifica los primeros pasos de un reparto agrario que aunque no
estuvo ajeno de conflictos entre peticionarios y finqueros vecinos, no tuvo la violencia que
se presentó a nivel del municipio durante los años treinta. Las tierras otorgadas eran
pobres en términos productivos y no representaron gran pérdida para las fincas del
entorno. Esta etapa del reparto agrario fue una lucha en la que se involucró solamente un
sector minoritario, aunque el ejido benefició al colectivo.

41
Meyer, Jean. La Cristiada Vol I. Siglo XXI. México, 1974.
42
Para mayor profundidad del Movimiento Cristero y los movimientos sucesivos en San Luis de la Paz y en
el Bajio, véase: Meyer, Jean. La Cristiada Vol I. Siglo XXI. México, 1974 y Serrano A., Pablo La Batalla del
espíritu. El movimiento Sinarquista en el Bajío (1932-1951) Tomos I y II, CONACULTA, México 1992.
1. El poblado entorno a 1890 -1920
A inicios del siglo XX el poblado y territorio de Misión de Chichimecas se encontraba
rodeado por terrenos de haciendas y pequeñas propiedades. En 1900 eran alrededor de
32843 los habitantes de la congregación y poseían 556 hectáreas (has.). En la época
colonial, la Corona española les otorgó mercedes de un territorio más extenso: algunos
testimonios afirman que sus propiedades llegaban desde lo que ahora es Santa Ana y
Lobos (San Luis de la Paz) hasta Santa María del Río (San Luis Potosí)44, y se redujeron en
el siglo XIX por la aplicación de diversas leyes emitidas en la época de Juárez y durante la
administración de Porfirio Díaz.

En los albores del siglo XX, en San Luis de la Paz las haciendas habían desarrollado una
dinámica propia que les permitía ser casi autosuficientes en relación a la mano de obra,
pues contaban con trabajadores “propios” que vivían al interior de sus territorios. Sin
embargo, la población de Misión de Chichimecas no estaba atada a esta dinámica:
constituía un núcleo de trabajadores “libres” independientes en términos de la vivienda y
en cierta forma del empleo, lo cual les daba una movilidad que no correspondía al
contexto. Aun así, los chichimecas constantemente acudían a las haciendas y a las minas
en busca de ocupaciones temporales. Este tipo de empleos frecuentemente eran más
duros y menos ventajosos en comparación con el de los acasillados.

Una característica que distinguía a la congregación, era y es, la condición étnica de sus
habitantes, últimos portadores del idioma y la cultura chichimeca que anteriormente
dominó la región. Esta singularidad resalta ya que en el norte de Guanajuato eran muy
pocos los núcleos de población indígena y los que existían (otomíes llevados durante la
época colonial) se habían incorporado al sistema de trabajo en las haciendas y habían

43
Secretaría de Fomento, Comercialización e Industria. Censo general de la República Mexicana verificado el
28 octubre 1900. Dirección general de estadística. Guanajuato, México 1903.
44
6 enero 1923, petición de ejido del Comité Particular Ejecutivo Agrario. Expediente 50 Dotación y
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria. Misión de Chichimecas, 2006.
modificado su cultura, eran pocas las congregaciones que persistían45 y muchas habían
perdido sus tierras. En contraste, los chichimecas conservaban su tradición cultural y
prácticamente no habían integrado la agricultura a su forma de vida.

El poblado se situaba (y se sitúa) tan sólo a un kilómetro de la ciudad de San Luis de la Paz.
Esta cercanía facilitó que los chichimecas acudieran al mercado de la cabecera municipal
para vender los productos que recolectaban y que se dieran formas de discriminación y
racismo de mestizos hacia los chichimecas, quienes como forma de defensa tendieron a
refugiarse en su propio grupo conservando algunas tradiciones e idioma.

En 1921, Misión de Chichimecas estaba habitado por 408 personas 46. El caserío era
disperso, “las viviendas se agrupaban en montoncitos de 3 o 4 casas de gente de la misma
familia”47, y contaban con una escuela primaria creada en 1911. A orillas del poblado
había un camino que lo comunicaba al Oeste con San Luis de la Paz y hacia el Este con
Hacienda Ortega y después a Victoria y Xichú. El Ferrocarril Nacional pasaba a 8 km. en el
recorrido que hacía de la estación El Rincón a la de Mineral de Pozos.

Como ya hemos señalado, los chichimecas poseían 556 has. de tierras de uso común: 32
has. pertenecían a personas ajenas a la comunidad y sólo 141 eran de cultivo de
temporal48. Este grupo no había desarrollado tendencias agrícolas49, se dedicaban
principalmente a la caza y recolección. De aquellos tiempos nos cuentan: “A la gente de la
Misión no le gustaba la agricultura, eran seminómadas y preferían explotar el monte, las
mujeres vendían miel y los hombres se dedicaban a raspar el maguey” 50.

45
Una congregación otomí que conservó sus tierras fue Cieneguilla, en el municipio Tierra Blanca. Ver:
Uzeta Jorge, El camino de los santos: historia y lógica cultural otomí en la Sierra Gorda Guanajuatense.
Colegio de Michoacán y Ediciones La Rana. México, 2004.
46
INEGI Censo General de Habitantes estado de Guanajuato 1921.
47
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria. Misión de Chichimecas, 2006.
48
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la Comisión Local Agraria y Delegado de la Nacional Agraria en el
Estado, de Ing. Francisco Gracia. Misión de Chichimecas expediente 50, Dotación.
49
28 de Noviembre 1925. Informe de Luis Segura y Gama, CNA. Misión de Chichimecas expediente 50,
Dotación.
50
José Molina (N.1940 -) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
Los informes del personal de la Comisión Local Agraria (CLA), que desconocían la cultura
de los habitantes de La Misión, consideraban que vivían en un estado lamentable de
pobreza, pues no tenían tierras suficientes que les ayudaran a subsistir, por lo cual
buscaban trabajo con reducidos salarios. La propia población consideraba que por mucho
tiempo habían estado oprimidos, entre otras cosas por ignorar el castellano, por ese
motivo se convirtieron en misérrimos peones cuyo trabajo era mas duro que el de los
acasillados51.

Los hombres se vestían con camisas y calzón de manta blanca (patillo), faja roja y
sombrero de palma; las mujeres usaban blusa de manta blanca, quisqueme (jorongo en
forma de pico) bordado y faja azul52. Se piensa que en ese entonces los chichimecas “eran
muy ariscos, al rancho no se metía cualquiera pues lo apedreaban, no había quien saliera
limpio. Tampoco dejaban a los jóvenes casarse con gente de fuera. De 1940 para acá han
cambiado mucho las costumbres”53.

A pesar de la marginación económica y laboral, la presencia de clérigos católicos ha sido


una constante desde el siglo XVI debido a esto, la población fue adoptando santos y
festividades católicas que ocasionaron cierto sincretismo religioso. “La religión católica ha
permitido que continúen algunos rituales, por ejemplo, para muchos el Santo Entierro
representa a Majurrú (ultimo “cacique” chichimeca que luchó contra los españoles) y tal
vez la Virgen de Guadalupe represente alguna diosa. Detrás de los santos que adoran
debido a la evangelización es probable que se venere a los antiguos dioses chichimecas” 54.

La población realizaba (y realiza) fiestas para honrar a los santos. El 1° de Enero se


festejaba al Cristo del Santo Entierro, también conocido en el lugar como el Señor del
Llanito. Para celebrarlo una noche antes hacían la velación (con rezos y música durante
toda la noche), por la mañana se hacia una misa, había danzas chichimecas y también

51
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la Comisión Local Agraria y Delegado de la Nacional Agraria en el
Estado, informe del ingeniero Francisco Gracia. Misión de Chichimecas expediente 50, Dotación.
52
Consuelo García Barrientos, promotora de la lengua y cultura chichimeca. Misión de Chichimecas, 2008.
53
José Molina (N.1940 -) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
54
Jaime Martínez (N. 1957 - ) colaborador del Centro Coordinador de la CDI e integrante del grupo de
música tradicional Águilas que no se olvidan. San Luis de la Paz, 2008.
servían comida a los asistentes. Cuentan que este Santo fue adoptado en tiempos de la
Revolución, cuando la comunidad católica de San Luis de la Paz le regaló una imagen a la
gente de Misión55. Otro santo importante era el Señor de los Trabajos, patrono del
Mineral de Pozos y también venerado por los chichimecas, quienes caminaban hasta su
parroquia para ir a ofrecer el diezmo, que podía darse en dinero o en especie 56. El 25 de
julio festejaban al Señor Santiago, le rezaban un novenario y después hacían carreras a
pie; los corredores iban descalzos y se acostumbraba donar un pollo para los ganadores,
mismos que debían retribuir al año siguiente. Las carreras eran una forma de honrar al
Santo, sacaban su imagen y los ganadores le hacían reverencias 57. El 24 y 25 de agosto
festejaban a San Luis Rey, conocido por los chichimecas como San Luisito; la noche del 23
lo velaban en el poblado y el 24 lo llevaban en peregrinación a su capilla situada en la
cabecera municipal, lo acompañaban danzantes y un grupo de hombres cargando el
chimal, que es una ofrenda floral de alrededor de seis metros de altura hecha con hojas de
lechuguilla o sotol y que para muchos representa la identidad chichimeca. Por último, los
11 y 12 de diciembre festejaban a la Virgen de Guadalupe, peregrinaban a su Santuario en
la cabecera municipal con las danzas tradicionales y el chimal.

A todos los santos les llevaban “música tradicional, con tambora y violín, les cantaban y
tronaban cuetes”58. Otros instrumentos musicales eran “la concha de armadillo y
chirimía”59. Cada santo tenía sus padrinos, encargados de organizar la misa, llevar las
flores, la pólvora y la danza; en caso de que no hubiera misa, iba un grupo de señoras,
conocidas como “alabanceras” que cantaban y rezaban 60.

En ese entonces, los chichimecas también expresaban sus tradiciones en las ceremonias
matrimoniales, en ellas reconocían la autoridad del “cacique o Patriarca de la comunidad,

55
José Sánchez Hernández, organizador de la peregrinación a Cruz del Palmar en Dolores Hidalgo. Misión de
Chichimecas, 2008.
56
Loreto García García (N. 1965 -) médico tradicional y organizador de la danza chichimeca del 24 y 25 de
Agosto. Misión de Chichimecas, 2008.
57
Consuelo García Barrientos, promotora de la lengua y cultura chichimeca. Misión de Chichimecas, 2008.
58
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria. Misión de Chichimecas, 2006.
59
15 de Mayo 1939, al ingeniero Heriberto Allera, carta del Delegado de Promoción Ejidal Manuel García
Álvarez. Misión de chichimecas, expediente 50, General.
60
Consuelo García Barrientos, promotora de la lengua y cultura chichimeca. Misión de Chichimecas, 2008.
a quien le pedían consejo y autorización para todos sus actos y después realizaban las
ceremonias civil y religiosa”61. Después de las ceremonias hacían una procesión con los
novios por delante, luego los padrinos, atrás los músicos y al final los invitados. Iban a la
casa de la novia, donde ella hacia un recorrido con el sahumerio (bracero o incensario) a
manera de despedida, después iban a la casa del novio. Ahí habían colocado una
enramada donde los mayores les daban consejos a la pareja y repartían comida, dulces y
cigarros62.

En cuestión de salud, según los informes del personal de la Comisión Nacional Agraria
(CNA), los problemas principales se derivaban de la escasez de agua y la mala
alimentación; constantemente contraían enfermedades bacteriales por la impotabilidad
del agua. En los terrenos de la congregación había un ojo de agua que proporcionaba el
líquido necesario para usos domésticos, aunque no siempre era suficiente, por lo que
cavaban pozos o construían norias con una profundidad de 15 a 20 metros, pero en época
de secas el agua se agotaba63.

Las tierras de la congregación así como el asentamiento estaban muy próximos a la finca
Hacienda Ortega, lo cual provocaba dificultades sobre todo por el tránsito del ganado. Nos
cuentan “los chichimecas agarraban animales ajenos creyendo que les pertenecían porque
estaban en su tierra, creían que seguían siendo dueños de todo y eso generaba quejas por
parte de los hacendados, quienes si agarraban a alguien sacando vacas, se lo llevaban a la
cárcel”64, sin que el afectado entendiera el motivo de su reclusión. Otro de los
entrevistados nos dice: “A la gente de la Misión le gustaba mucho la carne, pero se les
pasaba la mano con los animales del hacendado. Ya cuando los chichimecas no robaban
animales, sino que lo hacia la “gente de razón”, les echaban la culpa a ellos. Por el
constante abigeato, los dueños de Ortega pusieron letreros en los límites de su propiedad,

61
15 de Mayo 1939, al ingeniero Heriberto Allera, informe del Delegado de Promoción Ejidal Manuel García
Álvarez. Misión de chichimecas, expediente 50, General.
62
María Guadalupe Mata Zavala (N. 1973 - ) Misión de Chichimecas, 2008.
63
15 de Mayo 1939, al ingeniero Heriberto Allera, carta del Delegado de Promoción Ejidal Manuel García
Álvarez. Misión de chichimecas, expediente 50, General.
64
Efraín Mata Gamboa (N.1972 -) Presidente del Comisariado Ejidal 2005-2007. Misión de Chichimecas,
2005.
que decían “se prohíbe el paso a toda la gente de Misión de Chichimecas” 65, lo cual no
tenía grandes efectos, pues no toda la población hablaba español y menos aun podía
leerlo.

Los chichimecas reconocían el mando de sus caciques que se encargaban de mantener el


orden “ellos eran quienes gobernaban, hablaban por la gente, si se cometían delitos
abogaban por nosotros, también regalaban terrenos a quienes les ayudaban y cuidaban
que no se vendieran las propiedades, por 1890 los caciques eran el señor Salome Mata y
su esposa Albina Vázquez”66. La “Ronda” (recorridos) era una forma de garantizar la
seguridad de los habitantes. Nos cuentan: “Cuando hacían Ronda salían algunas personas
a inspeccionar, si alguien hacia algo malo lo llevaban a la cárcel. La misma gente pedía su
justicia y hacían audiencias”67. Otra figura de autoridad que se ligaba a la Presidencia
Municipal de San Luis de la Paz era el Juez Auxiliar quien también se encargaba de
mantener el orden. Cuando se formó el ejido el gobierno estaba a cargo del Comisariado
Ejidal, sin desconocer a las autoridades existentes desde tiempos inmemoriales; y como
veremos más adelante, hubo lazos de parentesco entre el cacique de la Misión y los
peticionarios de la dotación y la ampliación.

Los chichimecas frecuentemente acudían a realizar trabajos en las haciendas cercanas y


en las minas de Pozos, otros pocos eran obrajeros, pero la mayoría subsistía de la
recolección de leña y de los productos del monte. En las haciendas realizaban trabajos
temporales de “albañilería” (construir bardas y caminos, por ejemplo) acudían a Ortega,
Manzanares y Santa Ana y Lobos, pero también se trasladaban a lugares más lejanos como
a la Hacienda La Sauceda en San Diego de La Unión y a El Jovero en San José Iturbide68. El
salario en las haciendas era de 40 centavos al día y en las minas de un peso69.

65
José Molina (N.1940 -) ejidatario. San Luis de la Paz, 2006.
66
Luis Mata Mendoza (N. 1950- ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
67
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria, Misión de Chichimecas, 2006.
68
16 de Diciembre 1923, al Presidente de la CLA Candelario Reyes Carta, del administrador de Hacienda
Ortega Moisés Rangel y del representante de San Cristóbal José Pilar Rivera. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Dotación.
69
28 de Noviembre 1923. Informe del Ingeniero Luis Segura y Gama CNA. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Dotación.
El trabajo en las minas era mejor pagado por la intensa actividad física que se veían
obligados a desempeñar en los tiros mineros y debido a los peligros latentes que implica
esta actividad, como derrumbes y explosiones. Además, después de trabajar en el
subsuelo varios años, la calidad de vida del trabajador se mermaba pues podía contraer
enfermedades respiratorias y eran propensos a una muerte temprana. El esposo de
Guadalupe Arvizu “se enfermó y después murió por beber el agua del tiro minero donde
trabajaba. De las minas sacaban cobre y plata, había un tiro (el de San Pedro) que tenía
oro, pero había mucha agua, salía a borbollones. El tiro de la Purísima estaba a punto de
hundirse, por eso ya no quisieron trabajarlo” 70.

En las tierras de La Misión algunos de los habitantes se dedicaban a la agricultura, pero


obtenían rendimientos escasos, pues en su mayoría eran tierras de agostadero y cerril. En
las 141 has. de temporal cultivaban maíz y fríjol, construían arados de madera y usaban
como bestias de tiro a los burros; a pesar de los esfuerzos era difícil lograr los cultivos por
lo variado de la época de lluvias y las continúas sequías, así que eran pocos los que se
aventuraban a realizar los trabajos agrícolas. Los productos que obtenían del cultivo y la
recolección se vendían en el mercado de San Luis de la Paz, los transportaban a lomo de
burro71. “Las personas que no tenían cosechita vendían leña de mezquite a un centavo el
montón, la gente comía sólo una vez al día, porque para desayunar y cenar consumían
pura miel de maguey. Los animales que se cazaban eran pajaritos, conejos, ratas de
campo y liebres; cuando era temporada se recolectaban tunas, garambullos y pitayas”72.

Ya que los terrenos no eran muy fértiles y la recolección tampoco era abundante, los
habitantes preferían buscar trabajo fuera, recordemos que los chichimecas preferían el
trabajo independiente como la caza-recolección y la agricultura aunque se practicaba, no
era una actividad generalizada. Sin embargo, la gente necesitaba dinero para comprar
telas para vestirse y maíz, así que aprovechaban cualquier recurso para poder subsistir.

70
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria, Misión de Chichimecas, 2006.
71
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la CLA y al Delegado de la CNA en el estado, de Francisco Gracia,
informe. Expediente 50, Dotación.
72
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria, Misión de Chichimecas, 2006.
1.1 Entorno social
Como hemos señalado, Misión de Chichimecas se encontraba rodeada de haciendas
agroganaderas y pequeños propietarios con igual actividad. La congregación limitaba al
Norte con terrenos de La Ciénega, al Sur con Cerro Prieto y Paso Colorado, al Sureste con
el Rancho San Cristóbal, por el Este limitaba con propiedades de la Hacienda Ortega y por
el Oeste con la ciudad de San Luis de la Paz que se encontraba a 1100 m. La ciudad de
Mineral de Pozos se situaba al sureste, a una distancia de 9 Km. Las propiedades de la
Ciénega y Cerro Prieto ya estaban fraccionadas, no así Hacienda Ortega y San Cristóbal73.

a) Hacienda Ortega
Según el cronista y la historia oral de San Luis de la Paz, Hacienda Ortega tuvo sus orígenes
en la época colonial. En ese tiempo, el casco se ubicaba a un lado de la parroquia de San
Luis Rey, frente a la plaza o jardín principal de la actual cabecera municipal. Sus
propiedades eran inmensas y se extendían hacia el noreste74.

En 1920 el casco se encontraba a algunos kilómetros al este de la ciudad y tenía un total


de 11, 135 hectáreas, en su mayoría de monte y cerril, sólo 1540 has. de temporal y 35
estaban ocupadas por un huerto75. Se sabe que fue propiedad de Juan Vázquez, quien al
fallecer (1920) la heredó a Tecla Vázquez, esposa de Antonio Huerta76. En el transcurso de
los años veinte, posiblemente por la formación del ejido Misión de Chichimecas, la finca
sufrió varia divisiones77: en 1921 para formar Paso Colorado; en 1924 para hacer el rancho
San Cristóbal y en 1929 se puso a nombre de diversos familiares como una forma de

73
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la CLA y al Delegado de la CNA en el estado, de Francisco Gracia,
informe. Expediente 50, Dotación.
74
Ricardo Soltero “El Químico”, cronista del municipio. San Luis de la Paz, 2006.
75
15 de Septiembre 1936, al Presidente de la CAM, del Ingeniero en jefe del 3° grupo Eduardo Juárez.
Misión de Chichimecas, expediente 1205, Ampliación.
76
10 de Enero 1923. Petición, de Comité Particular Ejecutivo Antonino Mata, Hermenegildo Mata y
Anastasio López. Misión de Chichimecas, expediente 50, Dotación.
77
15 de Septiembre 1936, al Presidente de la CAM, del Ingeniero en jefe Eduardo Juárez. Misión de
Chichimecas, expediente 1205, Ampliación.
protegerse de futuras afectaciones agrarias. Estas últimas divisiones se dieron a nivel
jurídico, pero persistía la administración central de los recursos 78.

En 1921, en Hacienda Ortega habitaban un total de 710 personas79 distribuidas en el


casco, la Norita y la Semita. En las inmediaciones del casco se situaba el caserío principal
que eran alrededor de 40 casas; en la Norita vivían caporales y aparceros, y en la Semita
residían los peones. En la finca había caminos en buen estado hacia San Luis de la Paz y
tenía acceso a la vía del ferrocarril80.

La finca tenia diversos recursos para el suministro de agua: en el casco existía un ojo de
agua, una noria y una presa que cuando acumulaba excedentes los conducía al vaso la
Ladrillera, otras presas eran Las Cabras y El Membrillal. Para el ganado contaba con
atarjeas donde la mayor parte del año podían abrevar81, y en la Norita tenían instalada
una bomba con la que podían regar 20 has.82. Además, el arroyo Pozos pasaba al noroeste
de la finca y con sus aguas lograban asegurarse las cosechas. Por estos recursos, la
hacienda se pensaba privilegiada pues en la región había pocas obras hidráulicas83.

En las primeras décadas del siglo XX (1920-1940) el administrador era Moisés Rangel. La
finca se dedicaba principalmente a la cría de ganado: poseía alrededor de 800 cabezas de
ganado mayor y como complemento se dedicaban a la agricultura. El trabajo lo realizaban
los peones y en menor escala los aparceros; también se elaboraba mezcal pues había una

78
El rancho Las Cabras quedó a nombre de dos menores de apellido Rangel, del resto de la finca una mitad se
puso a nombre de Dolores Huerta viuda de Cordero y la otra para su hija María Huerta Cordero. Dolores
Huerta además era dueña de alrededor de 15,640 has. distribuidas en las haciendas Pozo Hondo, La Encina y
Álamos de Martínez. 15 de Septiembre 1936, al Presidente de la CAM, del Ingeniero jefe Eduardo Juárez.
Expediente 1205, Ampliación.
79
INEGI Censo General de Habitantes del estado de Guanajuato 1921.
80
16 de Diciembre 1926, al Presidente de la CLA Candelario Reyes, del administrador de Ortega Moisés
Rangel y el representante de San Cristóbal José Pilar Rivera, carta. Expediente 50, Dotación.
81
9 de Enero 1938, al Delegado Agrario, del Jefe 4º Brigada Agraria Ingeniero Jesús Rotuno Soto.
Expediente 1205, General.
82
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la CLA y al Delegado de la CNA en el estado, de Francisco Gracia,
informe. Expediente 50, Dotación.
83
Además la finca contaba con los potreros La Cantera, El Chiquero, El Cambujal y El Pinal; los aguajes La
Leona y La Carbonera y el abrevadero de Palma Caída, entre otros. 16 de Diciembre 1926, al Presidente CLA
Candelario Reyes, de Moisés Rangel y José Pilar Rivera, carta. Exp. 50, Dotación. 9 de Enero 1938 al
Delegado Agrario, del Jefe 4ª Brigada Agraria Ing. Jesús Rotuno Soto, carta. Exp. 1205, General.
fábrica de regular importancia84. Las actividades productivas correspondían al tipo de
tierra que en su mayor parte eran agostaderos y tierras incultivables, es decir, terrenos
favorables para el ganado con miles de magueyes para elaborar el mezcal. Además,
mezquites y árboles de maderas finas que proporcionaban el material necesario para los
hornos en los que cocían las piñas del maguey para preparar el mezcal.

Los cultivos que se realizaban eran los propios de la región: maíz, frijol y ocasionalmente
trigo. Estas siembras se destinaban al consumo de los trabajadores de la finca. También
poseían una extensión de riego eventual, en las que había un huerto y un viñedo. Las
familias de peones, vaqueros y aparceros que mantenían la producción eran alrededor de
80, pero podían aumentar según las épocas del año y las necesidades de trabajo85.

b) Rancho San Cristóbal


Este rancho era de Silvestre Rivera quien se lo compró a los dueños de Hacienda Ortega
en agosto de 1924. Contaba con 1600 has. en su mayoría de labor de primera, por lo que
se sugiere que sus actividades económicas giraban en torno a la agricultura. La finca se
comunicaba con Mineral de Pozos, donde residía su dueño, y tenía acceso a las vías del
tren. También tenía un pequeño caserío donde habitaban los peones y había algunos tiros
mineros86. Se producía maíz, frijol, trigo y algunos frutales.

c) Paso Colorado
En 1921 en el asentamiento de Paso Colorado había 86 habitantes87. Este lugar perteneció
a Hacienda Ortega y fue adquirido por el español Ángel Bueno en 1923 88. La finca tenía
165 has., de las cuales 85 eran de temporal, también había un bordo y una zanja que
cruzaban el terreno. Al concertar la venta no se especificó la superficie, sino que según
testigos ambas partes convinieron en determinados linderos, pero el señor Huerta falleció

84
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la CLA y al Delegado CNA en el estado, del Ingeniero Francisco
Gracia, informe. Exp. 50, Dotación.
85
8 de Noviembre 1936. Estudio y proyecto Dictamen para ampliación. Exp. 1205, Ampliación.
86
Ídem.
87
INEGI Censo General de Habitantes estado de Guanajuato 1921.
88
17 de Diciembre 1926, al Presidente de la CLA y al Delegado CNA en el estado, del Ing. Francisco Gracia,
informe. Expediente 50, Dotación.
sin entregar las escrituras. La familia de Ángel Bueno poseía otro predio denominado La
Esperanza, el cual constituía la primera fracción de la hacienda El Bozo y La Mesa, contaba
con una superficie de 1,905 has. y fue adquirido en 192889.

d) La Ciénega
Esta pequeña población de 363 habitantes en 192190, estaba conformada por pequeños
propietarios que se dedicaban a la agricultura y ganadería. Sus predios se encontraban
alrededor del asentamiento y era común que los rentaran a los ganaderos de la región
para el pastoreo de animales. Es posible que este asentamiento se haya formado durante
el porfiriato con las leyes de parcelamiento de superficies supuestamente baldías.

Según la información anterior, los habitantes de Misión de Chichimecas tenían dos vecinos
básicos, la cabecera municipal y Hacienda Ortega. Con el primero establecía relaciones de
mercadeo en pequeño: frutos silvestres, leña, nopales, pulque y miel; y con el segundo,
tenia una relación conflictiva, en parte por el robo de ganado y posiblemente por el
usufructo de los agostaderos, pero también porque era un centro donde eventualmente
ocupaban a los chichimecas en las labores pesadas como construir cercas y caminos. Otra
relación importante era con los mineros de Pozos quienes les ofrecían trabajos menos
atractivos por los riesgos que implicaban.

Como hemos visto, durante los años veinte, el vecindario de Misión de Chichimecas se
diversificó en varias fincas desprendidas de Hacienda Ortega. En esta división
posiblemente influyó el proceso de dotación ejidal de La Misión que se inició en 1922 y
terminó en 1928. Es importante señalar que este ejido fue uno de los más antiguos que se
registraron en el estado de Guanajuato, (justamente por su carácter de congregación
indígena) y el primero que se formó en el municipio.

89
15 de Septiembre 1936, al Presidente de la CAM, del Ing. Jefe 3º grupo Eduardo Juárez, carta. Exp. 1205,
Ampliación.
90
INEGI Censo General de Habitantes estado de Guanajuato 1921.
2. La formación del ejido: un asunto de minorías pro-
gobierno
En el periodo que va de 1920 a 1940 Misión de Chichimecas experimentó serias
transformaciones que cambiaron su status en el contexto municipal. Lo que alteró el
orden fue la creación del ejido Misión de Chichimecas (1928), producto de la aplicación
del proyecto agrario que apenas comenzaba. A lo largo de este apartado analizaré el
proceso de dotación del ejido; resaltaré los factores que propiciaron su creación, así como
el cambio generado en la dinámica de la población tanto al interior como en sus vínculos
externos. Trataré de investigar si el ejido, en realidad, fue respuesta a una demanda
indígena, es decir, que tanta participación de los chichimecas hubo a lo largo de ese
proceso.

Como hemos señalado Misión de Chichimecas y San Luis de la Paz hasta 1928 habían sido
dos poblaciones que convivían sin mezclarse y, en mi opinión, el reparto agrario llegó
como parte de un proyecto que intentó integrar ambos mundos bajo el gobierno de la
posrevolución, pero los resultados fueron distintos: lejos de unificarlos se creó una tercera
célula que fue el ejido. Éste integró a unas cuantas familias indígenas y también a gente de
fuera, pues la tradición cultural de la población nativa no integraba la agricultura como
forma de subsistencia.

El proceso agrario implicó serios conflictos entre peticionarios y finqueros los cuales se
prolongaron hasta 1928. El ejido resultante estuvo muy lejos de restituirles las tierras que
durante la Colonia había poseído los indígenas, más bien les otorgaron agostaderos con
poca posibilidad de uso agrícola, e identificó a los nuevos ejidatarios como agraristas, es
decir, gente que apoyaba al gobierno y que estaba dispuesta a defender sus proyectos
ante la hostilidad de la sociedad regional.
2.1 El proceso de dotación ejidal 1922-1928

El 6 de septiembre de 1922 Antonino Mata, llamándose representante de los vecinos de


Misión de Chichimecas, dirigió un escrito al Gobernador del Estado en el que solicitó la
dotación de ejido para el poblado. Como argumentos expuso que el pueblo de San Luis
Xilotepeq había sido establecido desde la época colonial, en ese entonces, se le asignó
fundo legal y ejido, además de las mercedes que desde 1552 otorgó el virrey Luis de
Velasco a guachichiles y chichimecas, que ocupaban estas tierras. También señalaba que
entonces (1922) vivían 150 familias desposeídas de sus tierras y especificó que optaban
por la vía de dotación y no de restitución, para obviar trámites, porque seria difícil
comprobar la autenticidad de sus títulos virreinales, así como establecer la fecha y forma
en que fueron despojados de su territorio91.

Lo anterior es la constancia escrita más antigua que se conoce, sin embargo, uno de los
ejidatarios nos cuenta que “la solicitud de tierras se hizo durante el gobierno de
Venustiano Carranza, en ese entonces, los solicitantes caminaron hasta la ciudad de
México para pedir la tierra”92. Esto aunque parezca extraño es posible y puede ser
interpretado como expresión de la demanda de la tierra realizada por los campesinos
durante la Revolución.

Para darle seguimiento a la solicitud de 1922, el personal de la Comisión Local Agraria


(CLA) le aconsejó a los peticionarios que formaran un Comité Particular Ejecutivo Agrario
(Comité) el cual quedó integrado por Antonino Mata, presidente, Hermegildo López 1°
vocal y Anastasio López, quien también era Juez Auxiliar, como 2° vocal93. Esto quiere
decir que la gente de autoridad o sus parientes participaron en el proceso.

En enero de 1923 el Comité denunciaba que los dueños de Ortega se habían adjudicado
una gran extensión de terreno que no les pertenecía y que explotaban a los chichimecas

91
6 de septiembre 1922, al Gobernador del Estado, del representante de Misión de Chichimecas Antonino
Mata, Solicitud de ejido. Expediente 50, Dotación.
92
Luis Mata Mendoza (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
93
20 de Diciembre 1922. Acta de elección del Comité Particular Ejecutivo Agrario (Comité). Exp. 50,
Dotación. 15 de Octubre 1922, Acta de Anastasio López y Antonino Mata. Exp. 50, Dotación.
pagándoles un salario muy reducido. En su opinión, “con el objeto de desaparecer la raza
chichimeca para que no haya quien reclame la tierra”94. Por esta razón, insistían en la
solicitud ejidal y mencionaban la posible afectación de otras fincas que, según los
ancianos, también habían sido de ellos: Begonia, Manzanares, Zamarripa, San Juan
Palmillas, San Isidro, Lourdes, Jofre, San Antonio, El Chivato, Santa Ana y Lobos, Angelina,
San Isidrito, Viborillas y Carbonera95. Esta petición la respaldaban con una lista de las
familias chichimecas, una copia de la Merced otorgada por Melchor Hernández
Gobernador de San Luis de la Paz en 1740 y otra de las Mercedes otorgadas por Luis de
Velasco cuando se fundó San Luis Xilotepec y San Luis de la Paz 96.

Según los trabajos de la Comisión Nacional Agraria (CNA) en Misión de Chichimecas había
un total de 540 habitantes (144 jefes de hogar) y señalaban como fincas afectables
Hacienda Ortega y el rancho San Cristóbal. Además se dijo que los lotes familiares no
podían ser menores de 24 has. debido a las escasas lluvias97.

Poco después (1926) el personal de la CLA realizó un segundo censo del cual resultaron
520 habitantes, 180 jefes de familia y 170 capacitados para recibir tierra; se propuso
otorgar 12 has. por cada jefe de familia (9 ½ agostadero, 2 ½ labor) ya que era
indispensable combinar la agricultura y la cría de ganado menor por las escasas lluvias y
mala calidad de la tierra y se confirmó que las fincas afectables debían ser Hacienda
Ortega y San Cristóbal pues eran las únicas colindantes con la Misión que no se habían
fraccionado98.

Después de la elaboración del censo, los dueños de las fincas afectables intentaron
desvalorizar los argumentos a favor de la dotación. Moisés Rangel (representante de
Ortega) y José Pilar Rivera (representante de San Cristóbal) se dirigieron al presidente de
la CLA, Candelario Reyes, para impugnar los resultados del censo. Según el padrón
94
6 de Enero 1923. Petición del Comité. Exp. 50, Dotación.
95
Ídem.
96
9 de Mayo 1923, al Procurador de Pueblos en Celaya Francisco Munjia Torres, del Secretario CLA José
Hernández Gasca, oficio. Exp. 50, Dotación.
97
28 de Noviembre 1925. Informe y censo básico del Ingeniero CNA Luis Segura y Gama. Exp. 50, Dotación.
98
17 de Diciembre 1926, al Presidente CLA y al Delegado CNA en el estado, del Ing. Francisco Gracia,
informe. Exp. 50, Dotación.
electoral realizado en 1926 la congregación sólo tenía 96 habitantes99 y no 520 como lo
señalaba el censo. Además, había que descartar a 39 personas: tres porque eran
obrajeros, 18 por radicar en otras haciendas, cuatro que habían fallecido y 14 que no se
pudieron identificar. Para respaldar la veracidad de sus alegatos adjuntaron actas
certificadas por la Presidencia Municipal, donde consta que los obrajeros y jornaleros de
otras haciendas efectivamente se dedicaban a esas actividades y sobre los fallecidos
adjuntaron las actas de defunción. También mencionaron que una persona que aparece
en el censo posee más de 30 has., aunque no pudieron obtener el certificado. Además,
insistían que los chichimecas no tienen apego a la agricultura pues dejan sus tierras sin
cultivar y las de mejor calidad ya las habían vendido y que Antonio Huerta (antiguo
propietario) les había regalado una franja de tierra entre el arroyo Pozos y el lindero
actual100.

Las autoridades agrarias no consideraron estos alegatos y reconocieron como


peticionarios a los 19 vecinos que trabajaban en las haciendas inmediatas y a los 14 no
identificados ya que “las observaciones carecen de comprobación”101. A principios de
1926, el gobernador Enrique Colunga firmó la Resolución Provisional del ejido: otorgó 763
has. de diversas calidades a 143 jefes de hogar o mayores de 16 años y señaló que las
obras de irrigación del río Manzanares beneficiarían a los habitantes de La Misión102. A
partir de ese dictamen empezaron las confrontaciones entre peticionarios y propietarios.
Ambos grupos se creían con derechos sobre el terreno, lo cual provocó algunos episodios
de violencia.

Anastasio López, miembro del Comité, denunciaba ante la CNA los destrozos que se
realizaban, según él, “todos los días el hacendado manda cortar carretadas de maguey

99
5 de Enero 1928. Resolución Presidencial de Plutarco Elías Calles.
100
16 de Diciembre 1926, al Presidente CLA Candelario Reyes, de Moisés Rangel y José Pilar Rivera, carta.
Exp. 50, Dotación.
101
21 de Enero 1927, a miembros de CL, del Secretario CLA José Hernández, carta.
102
2 de Marzo 1926. Resolución Provisional del Gobernador de Guanajuato Enrique Colunga. Exp. 50,
Dotación.
para elaborar mezcal y procura destruir lo más posible los productos de la tierra”103. Por
su parte, Moisés Rangel, representante de Ortega, decía que los chichimecas eran quienes
cometían abusos, se creen con derechos sobre la tierra y diario van al monte más de 20
individuos, entre hombres y mujeres, y sacan leña para vender por las mañanas en la
plaza; también dijo que metían su ganado a pastorear, destrozan el maguey y provocan
incendios. Señaló que en el monte encontraron indios con machetes, entre ellos a
Anastasio López y que al reclamarles se volvieron hostiles y dijeron que cuidaban su
propiedad. Rangel pensó que se podía evitar esos hechos por medio de la fuerza
pública104.

El 30 de marzo de 1927 en la escuela del pueblo se dio la posesión provisional de los


terrenos y se nombró un Comité Particular Administrativo Agrario (Comité Administrativo)
integrado por Anastasio López, presidente; Mauro López, secretario y Amógono López,
tesorero. Se otorgaron 652 has. de Hacienda Ortega y 109 de San Cristóbal, pero el
terreno quedo repartido en tres polígonos, lo cual provocó más conflictos entre ejidatarios
y colindantes105.

Anastasio López, como presidente del Comité Administrativo, continuó con acusaciones
ante la CNA: decía que los dueños de la finca mandaban a sus empleados para hacer
quemazones en el monte al lado del ejido y que se adjudicaron tierras de los antecesores
chichimecas llevándose grandes trozos de leña, mezquite, huisache, palma y la piña de los
magueyes para la fábrica de vino. Aseguró que esa superficie antes estaba perfectamente

103
17 de Noviembre 1926, al Director CNA, del Representante agrario Anastasio López, carta. Exp. 50,
Dotación.
104
11 de Enero 1927, al Presidente CLA Candelario Reyes del administrador de Ortega Moisés Rangel, carta.
Exp. 50, Dotación.
105
30 de Marzo 1927. Acta de Posesión Provisional del Comité de Misión de Chichimecas Antonino y
Hermenegildo Mata, Octaviano García; y el Comité Administrativo Anastasio, Mauro y Amógono López, el
Presidente Municipal José Luna y el Ingeniero Francisco Gracia. 2 de Abril 1927, al Delegado CNA Abel
Hernández Coronado, de Francisco Gracia, oficio. 24 de Marzo 1927, Acta de Elección Comité
Administrativo. Exp. 50, Dotación.
poblada de árboles y ahora los propietarios querían llevarse el monte si les fuera posible,
pues ya tenían 30 personas de a caballo y peonada para talar el monte106.

Ante estas denuncias, Moisés Rangel invitó al Juez de Letras de San Luis de la Paz y al
propio Anastasio López a recorrer los terrenos para cerciorarse que no había tal
destrucción. El Presidente Municipal se colocó del lado de Rangel y siguiendo la
normatividad legal, le permitió explotar las magueyeras hasta el 30 de marzo de 1928. Con
este respaldo, Rangel se dirigió al Secretario de la CNA y le pidió que tomara medidas
enérgicas para acabar con la destrucción ya que, según sus palabras, los chichimecas no
respetan el maguey y el mismo Anastasio López incitaba a la gente para quebrarlo y sacar
aguamiel; incluso amenazó con desterrar de sus casas a quienes se resistieran. Expuso:
“…diariamente se puede ver por la mañana y por la tarde, indios que salen con grandes
cántaros de aguamiel y los más acomodados, en burros hacen su transporte para sacar
mayor cantidades. Otros se dedican a sacar leña o ambas cosas a la vez, y es fácil verlos en
esta operación... la destrucción esta siendo rápida y segura… ahora el abuso aumenta pues
están sacando la planta y tirando la piña, que es lo que nosotros aprovechamos. Le aseguro
que en muy poco tiempo veremos el terreno que con tanto trabajo hemos conservado
poblado, en las mismas o peores condiciones que las que poseía desde hace años. Las
tierras de cultivo abandonadas, sus montes talados y ellos dedicándose al abigeato que ha
sido su especialidad o al robo de lo que se les presente… yo no me he opuesto a la
repartición (de la tierra) pero si siento el mal que van a tener muchos que viven en verdad
de su trabajo… Yo hubiera dotado al mismo numero de individuos… hubiera hecho todo el
trabajo que asigna la Ley Agraria sin que le costara un sólo centavo al erario de la Nación,
con la simple condición de que fuera a individuos trabajadores y que lejos de destruir
aumentaran el valor del terreno”107.

Así pues, apenas se ejecutó la posesión provisional los peticionarios se lanzaron a la


explotación del terreno y no sólo los líderes, sino también un grupo amplio de indígenas
de La Misión. Este uso y abuso de los recursos de la gente de ambos bandos, se explica por
la transición en la propiedad de la tierra108 y porque en la explotación de sus recursos
(leña, pulque, aguamiel y frutas) vieron una posibilidad inmediata de obtener dinero en
efectivo. Por otra parte, en este proceso de cambio político-jurídico de la tierra es

106
22 de Abril 1927. Al Delegado Agrario, de Anastasio López representante de Misión de Chichimecas.
Exp. 50, Dotación.
107
18 de Mayo 1927, al Secretario de Gobierno del estado de Guanajuato, del Presidente Municipal de San
Luis de la Paz José Luna, carta. Exp. 50, Dotación.
108
De la dotación provisional a la resolución presidencial, el dueño de las tierras todavía tenia derechos sobre
ellas.
probable que no todas las incriminaciones que se hacían entre los grupos fueran
verdaderas, es claro que cada grupo defendía sus intereses valiéndose de cualquier
recurso.

La situación continuó tensa, Anastasio López (presidente del Comité Administrativo) acusó
a Moisés Rangel (representante de Hacienda Ortega) por mal informar al Ejército y a los
vaqueros del lugar para que echaran fuera a los ejidatarios que cuidaban el monte. Según
él, “llevaron a los pobres indígenas indefensos a la presidencia Municipal y el problema no
llegó a más, gracias a que el Ejército guardó el buen orden de no atropellar a nadie” y por
el apoyo que el Presidente Municipal le dio a los peticionarios. El presidente del Comité
indicó que con ayuda del ingeniero Mario Hellón, asesor del pueblo, ya tenían preparadas
las yuntas para cultivar sólo que por las dificultades con el señor Rangel se suspendieron
los trabajos, pero tenían el mismo deseo de sembrar y lo harían hasta donde fuera
posible, porque estaba próximo el cierre de las siembras, debido al clima tan helador 109.
Las confrontaciones entre los dos grupos continuaron. Moisés Rangel se dirigió
nuevamente al Presidente de la CLA para denunciar
“los daños y perjuicios que estaba sufriendo por los indios… después de que los indios se
desengañaron que la pasarían muy mal de seguir explotando las magueyeras, suspendieron
las quiebras, pero por venganza y para que la finca no pudiera hacer uso del maguey,
pusieron en practica una idea descabellada que sólo los salvajes pueden hacer: en los
magueyes introdujeron cartuchos de dinamita que al llegar a los hornos produjeron una
funesta explosión”110.

Esta situación se repitió cuatro veces: en el primer caso resultó muerto un empleado de la
hacienda y gravemente lesionado otro, además de los desperfectos en la obra; las otras
tres se tomaron precauciones y no hubo desgracias personales que lamentar, pero si
daños en la construcción. También denunciaba que “con una furia escandalosa” los
chichimecas se habían dedicado al robo de animales111. Los solicitantes, por su parte,
también presentaron quejas relacionadas con la introducción de ganado en los terrenos

109
2 Julio 1927, al presidente de la CNA Abel Hernández Coronado, del Presidente del Comité
Administrativo Anastasio López, carta. Exp. 50, Dotación.
110
27 Septiembre 1927, al Presidente de la CLA, del representante de Ortega Moisés Rangel. Exp50,
Dotación. Subrayado mío.
111
Ídem.
de posesión provisional, lo cual, según ellos, les afectaba las tierras laborales y destruían
las pocas siembras, y expusieron su deseo de que la posesión definitiva se las dieran en
una sola parte, para evitar trastornos con el vecindario112.

Sobre la confrontación entre peticionarios y propietarios hay ciertos elementos que es


necesario destacar. La postura racista y clasista que sostuvo el administrador de la finca en
relación al grupo peticionario: aunque les reconocía su identidad como grupo indígena, en
sus alegatos se observa como los menosprecia usando adjetivos como salvajes, incapaces,
abusivos etc. El señor Rangel además, siempre le pedía a las autoridades agrarias el apoyo
del Ejército para reducir los abusos, pero, en mi opinión, nunca lo tuvo ya que al gobierno
no le convenía intimidar a los peticionarios. El reparto agrario en esta época iba dando sus
primeros pasos en la zona y era difícil que los residentes de las haciendas se animaran a
pedir tierra porque sostenían vínculos muy estrechos con sus patrones. Además, la
incursión del movimiento Cristero amedrentaba a quienes intentaran apoyar el agrarismo.
Por otra parte, podemos caracterizar la postura del grupo peticionario como oportunista,
ya que al momento en que se da la resolución provisional se lanzan sobre la explotación
de los recursos sin respetar los tiempos que la propia ley señalaba a favor de los
afectados. Por otra parte, con el ejido el gobierno hacía un esfuerzo para que los indígenas
integraran la agricultura a su forma de vida y comenzaran a producir, tanto para su
subsistencia como para el mercado. Este propósito, nos recuerda la empresa colonizadora
española que llegó a la zona en el siglo XVI y de igual forma, con el repartimiento de
Mercedes, intentó que la población se dedicara a la agricultura y según parece no tuvo
éxitos.

La fase de posesión provisional que abarcó de marzo de 1927 a marzo de 1928, fue de
constantes conflictos y de definición de los grupos de poder: el propietario y su
administrador, defendían sus intereses que estaban en los recursos de la tierra y el

112
27 Septiembre 1927, al Presidente CNA de Guanajuato Abel Hernández Coronado, del Gerente de
Administración Ejidal y el Presidente del Comité Administrativo de Misión de Chichimecas Antonino Mata y
Anastasio López. Exp. 50, Dotación.
ganado, y el grupo de peticionarios buscó la apropiación del territorio y que se
reconociera que pasaría a ser propiedad de los chichimecas.

a) Resolución Presidencial

El censo que se tomó en cuenta para el dictamen presidencial fue el que realizó la
Comisión Local Agraria en 1926, en él se reconoció a 170 capacitados en materia agraria.
Sin embargo, por las presiones de los finqueros vecinos, la misma CLA excluyó a tres
personas por tener ocupaciones distintas a la agricultura, cuatro individuos que fallecieron
y un menor de edad; pero cuando el expediente fue analizado por las autoridades
centrales se decidió excluir a 18 personas más que trabajaban como obrajeros en las
haciendas Santa Ana, Sauceda y Jovero, por lo que el número de capacitados quedó en
144, de los cuales siete fueron mujeres.

El 5 de enero de 1928, (cinco años después de haber presentado la solicitud) el presidente


Plutarco Elías Calles firmó la Resolución Presidencial, en la cual otorgó 1273 has. a 144
jefes de hogar o mayores de 16 años. La parcela individual fue de 11½ has. y las fincas
afectadas resultaron Hacienda Ortega y San Cristóbal de las que tomaron 1090 has. y 183
respectivamente. Como los residentes de la congregación ya estaban en posesión de 382
has. esta cantidad se descontó del cálculo total. La calidad de la tierra debía ser de labor
de temporal y pastos cerriles, predominando esta última.

En la Resolución Presidencial se resolvieron ciertos aspectos tratados a lo largo del


proceso dotatorio. El primero tiene que ver con la superficie colectiva que ya poseía el
poblado, los primeros informes indican que eran 554 has., pero en el documento
presidencial se menciona que de esa superficie 141 has. pertenecían a pequeños
propietarios y 32 a individuos que no radicaban en la congregación, por lo que sólo se
consideraron 382 has. como de posesión colectiva.

La localización del ejido provocó dificultades posteriores ya que en medio del polígono
quedó la propiedad de Ángel Bueno, terreno de temporal inafectable por ser pequeña
propiedad.
b) Posesión de la tierra

La población de Misión de Chichimecas recibió el ejido el 30 marzo de 1928. Al acto de


entrega acudieron el Presidente Municipal de San Luis de la Paz, el ingeniero Francisco
Gracia de la CLA, los integrantes del Comité, la mayoría de los vecinos de la congregación y
representantes de otros pueblos. Los propietarios de las fincas afectadas no concurrieron
a la diligencia a pesar de que fueron notificados con anticipación.

Se reunieron en el lugar conocido como Puerta Blanca que en adelante sería uno de los
límites del ejido. Se hizo la lectura de la Resolución Presidencial, enseguida, todos los
presentes se dirigieron a identificar la superficie y basándose en el plano recorrieron los
linderos. El representante de la CNA dio posesión definitiva de las tierras que se
recorrieron e hizo formal entrega a la congregación, por conducto de su Comité. Éste
declaró recibir los terrenos y comprometerse a la buena administración del ejido de
acuerdo a las instrucciones de la CNA y la Secretaria de Agricultura y Fomento. Indicaron
que los ejidatarios disponían hasta el 31 de diciembre para desocupar los terrenos
ocupados en posesión provisional y por último, los presentes firmaron el acta113. En total
el ejido quedó conformado por 1656 has.: 8 has. de temporal, 174 de cerril y 1090 has. de
agostadero114.

Ángel Bueno, propietario de Paso Colorado, hizo una denuncia pues al deslindar el ejido
no se trazó la brecha del lado Este y los ejidatarios tomaban parte de su propiedad, por lo
que pidió una solución115. También denunció que se le desaparecieron tres bueyes de
trabajo y aseguraba que fueron los ejidatarios quienes los robaron. Según él, todo se
podría evitar con el trazo correcto del lindero de acuerdo al plano y mientras no se
arreglara, estaba expuesto a que lo dejaran sin un sólo buey116. Ante estas denuncias el

113
30 de Marzo 1928, Acta de Posesión Definitiva firmada por el Presidente Municipal de San Luis de la Paz,
el Comité Administrativo de Misión de Chichimecas y residentes. Exp. 50, General.
114
11 de Mayo 1928, al Ingeniero de Organización Regional en Celaya Carlos Ramírez, de Delegado CNA
Francisco Velásquez, carta. Exp.50, Ejecución.
115
26 de Mayo 1928, al Delegado de la CNA, de Ángel Bueno, carta. Exp. 50, General.
116
6 de Agosto 1928. al delegado de la CNA, de Ángel Bueno, carta. Exp. 50, General.
delegado de la CNA, Francisco Velásquez, no se tomó el tiempo para solucionarlo, lo cual
provocó conflictos entre ejidatarios y propietarios117.

No todos los pobladores de la Misión estuvieron de acuerdo con el ejido y algunos no se


integraron, incluso hubo familias que decidieron abandonar el poblado. El motivo fue la
ideología imperante de ese entonces que apoyaba a las estructuras tradicionales. En
efecto, la Iglesia amenazaba a la gente que se agregaba al proyecto agrario, “…muchos
rechazaron el ejido porque les decían que era del diablo y quedarían condenados”118;
además, el movimiento Cristero que se expresaba en defensa de la religión y en contra de
las políticas del gobierno estaba en apogeo en el Centro-Oeste del país y San Luis de la Paz
representaba un centro importante y rector de la oposición de la Sierra Gorda. Aunado a
esto, los finqueros también se sintieron amenazados por el reparto agrario, así que
armaron a los peones y trabajadores de confianza para que defendieran las haciendas, a
estas defensas se les conoció como Guardias Blancas.

Por su parte, el gobierno también armó a los ejidatarios para defenderse y proteger los
recursos otorgados. A fines de 1929 Anastasio López era el representante del ejido y
Comandante Rural de la defensa de Misión de Chichimecas. Con ese status le informaba a
las autoridades agrarias que cuando fue a devolver un toro mostrenco que encontró en
terrenos del ejido, a Raúl Cordero, dueño de Ortega, éste le hizo incriminaciones y
también denunció que en varias ocasiones los guardias blancas han intentado asesinar a
los ejidatarios a medio monte, por lo que pidió garantías y se declaró dispuesto a prestar
servicio al gobierno auxiliándolo con las armas119.

c) Irregularidades de la Resolución Presidencial y las tierras otorgadas

La dotación de Misión de Chichimecas fue irregular, el personal de la CNA observó que el


plano de posesión definitiva no se ajustaba a la Resolución Presidencial, porque incluye

117
24 de Agosto 1928, a Ángel Bueno, del Delegado de la CNA Francisco Velásquez. Exp. 50, General.
118
Luis Mata Mendoza, (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
119
14 de Diciembre 1929, al Presidente de la CLA, del Presidente del Comité Administrativo Anastasio
López, carta. Exp. 50, Dotación.
sólo tierras cerriles en lugar de temporal y cerriles, por lo que consideraron que había que
formular un nuevo proyecto120.

El 29 de agosto de 1930 se reunieron los representantes de la CNA con los integrantes del
Comité Administrativo del ejido y los vecinos del lugar, les explicaron el incumplimiento de
la Resolución y la conveniencia de cambiar la localización de las tierras a los terrenos de
labor que tuvieron en posesión provisional. Los ejidatarios no aceptaron el cambio por las
dificultades que tuvieron antes, pero decidieron solicitar el terreno de Ángel Bueno por
ser de labor y ubicarse junto al asentamiento. El ingeniero les explicó que ese terreno era
inafectable, por lo que eligieron quedarse con la tierra que ya poseían pues ya habían
emprendido trabajos de desmonte y solicitaron el agua del canal del Mochito. Como se
habían presentado problemas de linderos, en esta ocasión, se volvieron a marcar121.

Unos días después se hizo una asamblea (asistieron 50 ejidatarios) y se volvió a discutir el
asunto del cambio en la localización de las tierras al cual los ejidatarios se opusieron, se
inspeccionaron los terrenos y se vio que sólo había 20 has. sembradas. Esta superficie
equivale al trabajo de cuatro o cinco productores (y no de 50) y para justificar la poca
superficie sembrada, los ejidatarios manifestaron la carencia absoluta de animales de
trabajo y de yuntas, dijeron que las siembras las tenían que hacer con burros y se les
dificultaba, así que expresaron su deseo de que el Banco Ejidal les proporcionara un
crédito para poder abrir más tierras y cultivar122.

El 15 de diciembre de 1930 la CNA acordó no realizar el cambio de localización y aprobó el


plano con las tierras otorgadas en la posesión definitiva123. Con esto se dio por terminado
el proceso de dotación y los ejidatarios quedaron en posesión definitiva del ejido. Sin
embargo, sólo una parte de la población tomó los terrenos, la mayoría usufructuaba la

120
14 de Enero 1930, al Delegado de la CNA en Guanajuato, del Jefe de Departamento Técnico Francisco
Herrera. Exp. 50, General.
121
29 de Agosto 1930. Informe de la CNA. Exp. 50, Dotación.
122
2 de Septiembre 1930, al Delegado de la CNA, del Ing. Antonio Ramírez Zendejas. Exp. 50, Dotación.
123
15 de Diciembre 1930, al Delegado de la CNA, del Jefe de Departamento Técnico Gilberto Fábila, oficio.
Exp. 50, General.
tierra según sus costumbres (corte de leña, recolección de miel y cacería) y siguieron
indiferentes al proyecto y una minoría se alió a la oposición de la sociedad municipal.

En ese entonces (1929-1930) hubo acuerdos entre las elites de la Iglesia y del Estado y el
ex presidente Plutarco Elías Calles se inclinaba a finiquitar el reparto agrario, empero, en
los pueblos concretos se vivía la incertidumbre. La gran mayoría de la sociedad de San Luis
de la Paz defendía la libertad religiosa y las estructuras y líderes tradicionales (clero
católico y hacendados); además, formaban parte de un movimiento mayor (Centro-Oeste
del país), lo cual los hacia más fuertes. Por otra parte, la población indígena local ya había
logrado las tierras, por lo que los finqueros no se imaginaban que el asunto agrario
pudiera volverles a afectar.

2.2 La ampliación del ejido y radicalización social 1936-1937

En el municipio de San Luis de la Paz, la primera piedra del agrarismo se creó con la
formación del ejido Misión de Chichimecas que fue uno de los más antiguos de
Guanajuato. A inicios de los años treinta, a nivel nacional, no había certeza de que se
continuaría con el reparto agrario, pues había declaraciones de la élite gubernamental que
apuntaban a su término, sin embargo, los acontecimientos dictaron otra historia: el
agrarismo se fortaleció y ganó terreno durante la segunda mitad de los años treinta.

Durante los años en que se dio la dotación del ejido Misión de Chichimecas (1922-1928)
tenía una gran actividad el Partido Nacional Agrario que fue el promotor de las Ligas de
Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos. Con el Plan Sexenal (1933) y la
administración de Lázaro Cárdenas (1934-1940) a los trabajadores agrícolas de las fincas
se les reconoció como sujetos de derecho agrario y se intensificó el reparto de tierras. En
1935 se creó la Confederación Campesina Mexicana (CCM), antecesora de la
Confederación Nacional Campesina (CNC) formada en 1938. La CCM pretendió unificar a
los campesinos del país y organizarlos en la lucha por la tierra. Esta Confederación fue
organizada por los integrantes del PNR124.

En San Luis de la Paz durante 1934 y 1935 sólo hubo tres solicitudes de ejido (Santa Ana y
Lobos, Pozo Blanco y Pozo Hondo), pero en 1936-1937 el agrarismo se intensificó y en
lugares considerados como bastiones cristeros surgieron solicitudes agrarias. En efecto, en
ese par de años la Delegación Agraria registró 86 solicitudes de ejido de rancherías del
municipio, en contraste con una o ninguna durante los años siguientes 125. Sin embargo,
esas solicitudes en su mayoría, habían sido realizadas por los funcionarios
gubernamentales, las autoridades municipales y los pocos agraristas existentes en la zona.
Los trabajadores de las fincas tenían gran apego a la religión católica y respeto hacia sus
patrones, producto de una larga tradición arraigada desde tiempos de la Colonia, y los
enfrentamientos sucedidos por las políticas anticlericales del gobierno los habían hecho
opositores del reparto agrario. Fincas completas se hicieron defensoras de la libertad
religiosa, educativa, de la propiedad y de la hacienda como fuente de empleo. Este
movimiento, aunque en el campo siguió llamándose Cristero, Alzados o del Cerro, también
fue conocido como movimiento de “La Base” y representó la antesala de la Unión
Nacional Sinarquista formada en 1937.

En julio de 1936 se formó la “Casa del Agrarista” o “Liga Regional Campesina J. Guadalupe
Olvera”, en honor a un agrarista fallecido un mes antes a manos del “clericalismo
latifundista del lugar”. Se nombró como Secretario a Alfredo Guerrero Tarquín y se integró
con ejidatarios y peticionarios de tierra de San José Iturbide, Doctor Mora y San Luis de la
Paz126. Es interesante señalar que Guadalupe Olvera era comerciante y Alfredo Tarquín
tenía como oficio la carpintería, es decir, no eran líderes surgidos de las filas de los
trabajadores rurales, sino residentes de la pequeña ciudad de San Luis de la Paz que no
tenían ligas con los hacendados y parece ser que fueron individuos con este perfil y

124
Portes Gil, Emilio. La crisis política de la Revolución y la próxima elección presidencial. Editorial Botas.
México 1957, p. 74.
125
Listado de solicitudes agrarias del municipio San Luis de la Paz. RAN Guanajuato.
126
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. et al. La vida Airada: imágenes del agrarismo en Guanajuato. INAH,
México 1989. p. 38
trabajadores periféricos de las fincas, los que se convirtieron en defensores del proyecto
del gobierno.

Los activistas de la Liga Campesina apoyados por personal de la Delegación Agraria,


realizaron las campañas agrarias en la región y en 1937 hubo 26 solicitudes de tierra en el
municipio Doctor Mora, 45 en San José Iturbide, 70 en Victoria y 10 en Xichú. Ese mismo
año se fundó la “Casa del Agrarista Francisco Calixtro”, en el municipio de Xichú y en
Victoria se formaron los ejidos Misión de Arnedo, Santa Catarina y en Doctor Mora el ejido
Begonia127. Así que si San Luis de la Paz se consideraba el corazón del movimiento Cristero
de la Sierra Gorda de Guanajuato con las actividades de la Liga Campesina, se pretendía
transformarlo en el corazón del agrarismo del Noreste del estado, sin embargo, los
agraristas no tuvieron la fuerza para contrarrestar a la oposición regional que con sus
Guardias Blancas se lanzaba a afectar a los grupos de peticionarios.

Los agraristas se enfrentaban violentamente con los “alzados” en todo el norte de


Guanajuato: en junio de 1936 J. Guadalupe Olvera, solicitante de ejido en San Luis, fue a
combatir las gavillas del cristero Ezequiel Sandoval y logró aprehender a José Rodríguez,
pero fue atacado y herido de muerte128. En junio de 1937, el ingeniero Roque Rubio fue
asesinado cerca de la hacienda La Petaca situada en la frontera de San Miguel de Allende y
Dolores Hidalgo; y en junio de 1937, todos los habitantes del poblado Dulces Nombres,
San Luis de la Paz, fueron asesinados a manos de Ezequiel Sandoval, ya que en el lugar
había 10 peticionarios129.

En el ejido Misión de Chichimecas se había formado una Defensa Rural desde 1929 y los
ejidatarios salían a combatir a las gavillas y apoyar el trabajo del personal del
Departamento Agrario (DA), pues no eran bien recibidos en los poblados: en marzo de
1936, por ejemplo, dos topógrafos acudieron a la Ciénega, (poblado colindante de la
Misión) y relatan que cuando los campesinos supieron el objeto de su visita les dijeron:

127
Ídem. p.15
128
24 junio 1936, San Luis de la Paz, Expediente 1188, Dotación.
129
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. et al. La vida Airada: imágenes del agrarismo en Guanajuato. INAH,
México 1989.
“No queremos tierras y ahora mismo se nos largan de aquí hijos de la…... o los colgamos”,
al tiempo que desenvainaban guaparras y pistolas, así que los topógrafos se retiraron de
inmediato. Después supieron que “algunos de ellos eran guardias blancas y otros
probablemente solicitantes de ejido, pero que estaban intimidados por los Rebeldes. Ese
mismo día en la noche, al pasar por la alameda nos fueron disparados dos balazos de un
cerro cercano, sin saber quien haya sido ya que estaba oscureciendo y había bastante
nopalera”130.

Con este testimonio vemos que en la Misión apoyaban a los agraristas, pero también hubo
quienes se sumaron al bando contrario. La gente platica
“Aquí hubo agraristas como Antonino Mata, que fue el primero y otros fueron soldados;
pero ya en 1938 varios se sumaron a los rebeldes y se iban con ellos, andaban en la bola
como José Moisés López. Al poblado también venían redadas de cristeros a pedir comida y si
les daban… También hubo episodios violentos, la familia de mi abuela Marcelina Molina
Ramírez, fue asesinada por los del cerro y sólo ella quedó…” 131.

Otra persona recuerda


“Durante el proceso de solicitud se presentaron episodios violentos pues los de la hacienda
se convirtieron en cristeros contra los agraristas que apoyaban el gobierno. En una ocasión
mataron a unos indígenas porque los encontraron raspando aguamiel, ahí los dejaron
enterrados. Por eso el gobierno dio armas y formo la defensa rural, mi papá Anselmo Mata
pertenecía a ella. En las haciendas sólo se quedaban los viejitos, mujeres y niños porque los
hombres se metían a las gavillas de Alzados” 132.

Con estos testimonios nos damos cuenta del clima de tensión que se vivía y la desolación
en los poblados debido a la guerra, la señora Guadalupe recuerda “Yo vi un tiroteo entre
cristeros y agraristas allá por Pozo Hondo, en esa época se peleaban mucho y mataron a
tres habitantes de la Misión…”133. Es probable que como Misión de Chichimecas ya se
había constituido como un núcleo agrario, los del bando contrario se ensañaran con ellos
“Hubo una época, como de 1932 a 1939, donde cada tercer día llegaba un muerto de La

130
16 marzo 1936, al ingeniero auxiliar Luis Briones Moreno, del Topógrafo 2° Cesar Jiménez y Topógrafo
Auxiliar Manuel Cazares. Exp. 50, Dotación.
131
José Molina (N. 1940 - ) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
132
Luis Mata Mendoza (N.1950- ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
133
Guadalupe Hernández Arvisu (N. 1910- ) ejidataria. Misión de Chichimecas 2006.
Misión. Los cristeros estuvieron en las Mesas de Palotes y las Mesas de Jesús, de ahí salían
las gavillas…”134.

Así estaba el entorno social cuando los habitantes de La Misión solicitaron la ampliación,
eran tiempos difíciles y ser partidario del agrarismo significaba arriesgar la vida, por lo que
los peticionarios indígenas tuvieron el respaldo de reconocidos jefes agraristas como lo
era Alfredo Guerrero Tarquín, quien se autonombraba protector de los chichimecas,
Guadalupe Olvera135, el personal del Departamento Agrario y el del municipio.

a) Solicitud de ampliación

El 8 abril de 1936 Jorge Mata como presidente del Comisariado Ejidal y 25 vecinos de
Misión de Chichimecas le escribieron al Gobernador para solicitar la ampliación del ejido.
Como argumentos señalaron: “vivimos exclusivamente del cultivo de la tierra, trabajo al
cual nos dedicamos para atender nuestro sostenimiento y el de nuestras familias, el
poblado ha logrado un aprovechamiento eficiente del ejido… y hay más de 20 individuos
sin parcela… por lo que la ampliación se solicita para formar nuevas parcelas” 136.

Un mes después, se remitió la solicitud al presidente de la CAM137 y se comisionó personal


para levantar un censo agropecuario138 que empezó al día siguiente. Los solicitantes
expresaron que preferían las “… tierras de labor que colindan con su ejido que pertenecen
a Hacienda Ortega y al rancho Paso Colorado propiedad de Ángel Bueno”139. En los
informes del censo se menciona 292 habitantes tomados en cuenta para la ampliación
(146 jefes de familia y/o mayores de 16 años) y 116 con derecho a dotación, ya en ese

134
Luis Vázquez Lino (1934- ). San Luis de la Paz, 2005.
135
La solicitud fue en abril de 1936 y Guadalupe Olvera fue asesinado en junio de 1936.
136
8 abril 1936, al Gobernador de Guanajuato, del Presidente del Comisariado Ejidal Jorge Mata y 25
vecinos. Misión de Chichimecas, Exp. 1205, Legajo 1.
137
13 mayo 1936, al Presidente de la CAM, del Secretario General de Gobierno. Exp. 1205, Legajo 1.
138
21 mayo 1936, al Topógrafo Diego Gutiérrez, del Ingeniero Jefe del Grupo Eduardo Juárez. Exp. 1205,1.
139
25 mayo 1936, al Secretario de la CAM, de Comisariado Ejidal de Misión de Chichimecas, Jorge Mata,
Antonio Mata y Gregorio García. Exp. 1205, 1.
entonces se registró la existencia de 124 cabezas de ganado mayor y 133 de ganado
menor140.

Prisciliano Flores, representante de Hacienda Ortega, objetó el censo, señaló que durante
su elaboración no estuvieron presentes los residentes de La Misión y que muchos ya no
vivían en el poblado; pidió que se excluyeran a 16 personas que ya eran ejidatarios y 17
menores de edad y que se investigara el uso de la tierra de dotación 141. Sin embargo, estas
anomalías no fueron tomadas en cuenta por la autoridad.

Después de algunos sucesos violentos en el municipio (el asesinato del agrarista


Guadalupe Olvera el 24 de junio), el Jefe de Ingenieros de la Delegación Agraria le solicitó
a la Agraria Mixta que agilizara el proceso de ampliación “porque los vecinos de Misión de
Chichimecas son los únicos agraristas que siempre han estado dispuestos a
proporcionarnos toda clase de ayuda”142. A esta demanda se sumó el Jefe del
Departamento de Asuntos Indígenas143 y el personal de campo de la Agraria Mixta, quien
en respuesta a que muchos de los indígenas ya no vivan en La Misión, informaba que
algunos tenían que abandonar temporalmente el poblado para buscar trabajo, pero dejan
en él a su familia y su casa. Los que se dedican al trabajo en las minas en Mineral de Pozos
“… no es su ocupación habitual ni el trabajo de los minerales es de carácter permanente,
esta sujeto a las fluctuaciones en los precios de los minerales y a veces hay paro forzoso…
los habitantes hacen lo necesario para su subsistencia”144. El ingeniero hizo notar que era
difícil la subsistencia de las familias, pues era más alto el precio de realizar el cultivo que lo
obtenido de la cosecha y que las tierras que se dieron en dotación no los beneficiaban por
ser agostaderos incultivables. Como fincas afectables señalaban a Hacienda Ortega en la
fracción “Las Jaras” y un terreno de Paso Colorado. Se tomaría un total de 2436 has. (2271
tomadas de Ortega y 165 de Paso Colorado) con construcciones en ruinas y una noria

140
28 mayo 1936, al Ingeniero Jefe 3° Grupo Brigada 1° Eduardo Juárez, del Topógrafo Diego Gutiérrez
Galán. Exp. 1205, Legajo 1.
141
2 junio 1936, carta de Prisciliano Flores, representante de la dueña de Hacienda Ortega. Exp. 1205, 1.
142
24 julio 1936, al Secretario de la CAM Pascual Alcalá, del Ingeniero en Jefe Eduardo Juárez. Exp. 1205, 1.
143
11 septiembre 1936, al Delegado del Dpto. Agrario Ricardo Acosta, del Oficial Mayor Salvador Teuffer.
Exp. 50, General.
144
15 septiembre 1936, al Presidente de la CAM, del Ing. Jefe 3° Grupo Eduardo Juárez. Exp. 1205 L. 1.
llamada “La Norita”. En su opinión debía otorgarse una parcela tipo de 8 has. de temporal
y 13 de agostadero para que los ejidatarios pudieran combinar la agricultura y ganadería.
En el informe, el comisionado (Eduardo Juárez) se refería al ambiente de tensión social
que se vivía en el municipio y al apoyo que recibían de los chichimecas:
“existe un estado latente de rebelión entre los elementos fanáticos que son la mayoría.
Todo lo que proviene del gobierno es mal visto aunque sea benéfico para los mismos que lo
rechazan; la aplicación de la ley agraria así como la escuela están siendo combatidos de
manera sistemática por los elementos conservadores y reaccionarios. Los únicos que se han
atrevido a enfrentarse a estos elementos retardarios han sido los vecinos del poblado de
Chichimecas, en quienes el equipo de ingenieros que opera en la zona ha encontrado
amplio respaldo, sostén y cooperación. Si hay algún poblado que merezca que se le oiga son
estos sufridos descendientes de la raza chichimeca y debe dotárseles ampliamente como
recompensa por su fidelidad y su constancia en la lucha agraria del país y en esta región en
particular”145.

Eduardo Juárez insistió que se diera la ampliación cuanto antes porque “la resolución
del problema agrario esta siendo una verdadera lucha y estos campesinos son los
únicos que sin titubeos ni temores de ninguna clase se han prestado a cooperar con el
personal de ingenieros y han estado dispuestos a enfrentarse a los enemigos de la
causa”146.

Días después Jorge Mata, representante de La Misión, dio cuenta del “ambiente hostil
que prevalece en la región para el gobierno y para el agrarismo, que nos tiene
colocados a la tribu chichimeca (primeros agraristas de la región) en un medio
completamente difícil y peligroso”147. También un ingeniero auxiliar (Diego Gutiérrez
Galán) intercedió por los peticionarios, dijo que estaban amenazados por latifundistas,
el fanatismo y las gavillas que merodeaban la región y difundían amenaza y terror entre
los campesinos. Era vital resolver el expediente “…para que se le de mentís a la versión

145
Ídem.
146
11 octubre 1936, al Secretario de la CAM Pascual Alcalá, del Jefe 3° Grupo Ingenieros Eduardo Juárez.
Exp.50, Legajo 1.
147
21 octubre 1936, al Jefe 3° Grupo de Ingenieros Eduardo Juárez, del Comisariado Ejidal de Misión de
Chichimecas Jorge Mata y Gregorio García. Exp. 1205, Leg. 1.
propagada por la reacción, que la retirada por parte del grupo de ingenieros significa
que el agrarismo en estos lugares ha fracasado”148.

Con lo anterior se observa que el personal de la Delegación Agraria y del Departamento


de Asuntos Indígenas hacían un solo bloque con los peticionarios para lograr la
ampliación; también se deja ver el poco éxito que tenia el agrarismo entre los
trabajadores de las fincas y el ambiente hostil y peligroso al que había que enfrentarse,
todo lo cual obligaba a trámites “rápidos” que no dieran lugar a vacilaciones.

b) Posesión provisional y Resolución Presidencial

Seis meses después de haberse publicado la solicitud de ampliación, la Comisión Agraria


Mixta aprobó el proyecto presentado por el ingeniero Juárez: otorgar la ampliación de
Misión de Chichimecas con 2436 has., de las que 2271 (904 de temporal y 1370 de
agostadero) se tomarían Hacienda Ortega (con construcciones en ruinas y una noria) y 165
de Paso Colorado, para formar 112 parcelas más la escolar 149. El gobernador Enrique
Fernández Martínez confirmó el dictamen anterior150.

El acto de posesión provisional se realizó en la escuela del poblado el 26 de diciembre de


1936. Acudieron personajes como el ingeniero Gutiérrez Galán en representación de la
Comisión Agraria Mixta; Jorge Mata, Antonino Mata y Gregorio García Comisariado de
Misión de Chichimecas; integrantes de las Juntas de Administración Civil de San Luis de la
Paz y del municipio de Victoria; Alfredo Guerrero Tarquín como Secretario de la Liga
Regional Campesina; Everardo Juárez, profesor; reporteros del periódico “Guanajuato” y
Bonifacio Caballero Secretario del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros y
Metalúrgicos Similares. También asistieron varios peticionarios de ejido en Pozos, San Luis
de la Paz y el Quijay, además de los residentes de la propia Misión151.

148
22 octubre 1936, al Presidente de la CAM, del Ingeniero subauxiliar 3° grupo Diego Gutiérrez Galán.
Exp.1205, 1.
149
8 noviembre 1936. Estudio y proyecto de dictamen para resolver el expediente. Exp.1205, 1.
150
25 noviembre 1936. Dictamen del Gobernador Constitucional del Estado Enrique Fernández Martínez.
Exp.1205, 1.
151
26 diciembre 1936. Acta de posesión provisional y deslinde de la ampliación. Exp.1205, 1
El 5 de marzo de 1937, las autoridades agrarias en presencia del Comisariado Ejidal y el
Consejo de Vigilancia realizaron el deslinde del ejido. Las colindancias de la ampliación
quedaron de la siguiente forma: al norte las Mesas de Hacienda Ortega y terrenos de
Hacienda Manzanares, al este propiedades de Ortega, al sur el rancho San Cristóbal y el
ejido definitivo y por el oeste terrenos de la Ciénega y también del ejido 152.

Lázaro Cárdenas confirmó el dictamen del gobernador y firmó la Resolución Presidencial el


15 de junio de 1937. El 27 de septiembre de ese mismo año se hizo la ejecución y se
levantó el Acta de Posesión y Deslinde. En esta ocasión, si asistieron los representantes de
Hacienda Ortega y los propietarios colindantes, además de las autoridades agrarias y
municipales y por supuesto, la población beneficiada. Se leyó el documento presidencial,
se recorrieron las tierras otorgadas que incluían la presa Ladrillera, se marcaron las 14
mojoneras con montones de piedra y al día siguiente, se formó la Liga Femenil
Revolucionaria de Lucha Social, a cargo de Clemencia García153, esposa de Jorge Mata
presidente del Comisariado. Los funcionarios que entregaron la tierra pensaron que los
ejidatarios podían sembrar maíz, frijol, trigo, cebada, chile, tomate, patata, chícharo o
calabaza en las 904 has. de labor que les otorgaron. Además podían criar ganado ya que
en los agostaderos se sitúan los abrevaderos San Cristóbal, Palma Caída, la presa El
Mochito y la presa Ladrillera, aunque estas obras se encontraban en mal estado154.

152
5 marzo 1937. Acta de deslinde del poblado Misión de Chichimecas por ampliación provisional. Exp.1205,
Ampliación.
153
27 septiembre 1937. Acta de posesión y deslinde relativa a la ampliación de ejido. Misión de Chichimecas,
expediente 25/1026.
154
8 febrero 1938, al Ingeniero Jefe de 4° Brigada Agraria Jesús Rotuno Soto, del ingeniero comisionado Luis
Jiménez. Exp.25/1026.
Foto 3: Noria (La Norita) otorgada por Resolución Presidencial de Ampliación
La ejecución del ejido siguió siendo causa de conflictos con el vecindario. La dueña de
Hacienda Ortega, por ejemplo, intentó recuperar parte de sus tierras. Alegó que la
ampliación incomunicaba su finca y que le afectaron tres potreros destinados al pastoreo
de toros de lidia. El personal de la Delegación Agraria investigó y concluyó que la hacienda
no poseía toros de lidia, sino que llamaban así a un ganado bronco, el cual era propiedad
de arrendatarios colindantes y en cuanto al paso del ganado habló con el dueño de
Manzanares quien accedió a dejarlo transitar por una brecha de su propiedad 155. Todavía
en marzo, la dueña exigía que le devolvieran la presa Ladrillera156, pero nuevamente la
ignoraron porque los ejidatarios sufrían escasez de agua y la obra estaba en mal estado.
Además, el personal de la Delegación declaraba que el ejido Misión de Chichimecas era
“uno de los mejor organizados, a pesar de encontrarse en el centro de la reacción que hay
en el Norte del estado” y que ya poseían 600 cabezas de ganado mayor y 150 de ganado

155
9 enero 1938, al Delegado del Dpto. Agrario, del Ingeniero Jesús Rotuno. Este documento refiere la
comunicación entre el lic. Aguirre Cárdenas y el DA.
156
9 marzo 1938, al Jefe del Departamento Agrario, del albacea de la sucesión de la dueña de Hacienda
Ortega licenciado Flavio Aguirre Cárdenas. EXp.1205, Ampliación.
equino157. Así 16 años después de la primera solicitud agraria, el ejido Misión de
Chichimecas quedó consolidado con 4 068 has. para el usufructo de 257 ejidatarios.

Foto 4: Construcciones y tierras de cultivo otorgadas por Ampliación.

2.3 El Internado Indígena 1937-1940

En el intento de los gobiernos posrevolucionarios por lograr un Estado sólido y con


suficiente fuerza para mantener la estabilidad del país, la administración del General
Cárdenas realizó importantes logros y lo consiguió apoyándose basicamente en el reparto
agrario. No obstante, también emprendió otros proyectos de tipo social que buscaban la
integración de la sociedad nacional y para ello se apoyó en la educación.

En San Luis de la Paz hay un ejemplo del proyecto educativo Cardenista pues en 1937 se
creó un Internado Indígena158 con el fin de educar y enseñar labores productivas a la

157
22 abril 1938, al Delegado del Departamento Agrario, del ing. Jesús Rotuno Soto. Exp.1205, General.
población nativa. El Internado se ubicó en lo que fue el casco de la hacienda San José que
a principios del siglo XX funcionaba como hacienda de beneficio de metales, pero luego
se cerró debido al fin de la bonanza minera. El gobierno expropió el inmueble e instaló el
Internado que funcionó hasta 1940, asistían indígenas chichimecas y gente de otros
poblados como Ortega, Manzanares y San Luis, lo cual indica que había otros pro-
gobierno. Había alrededor de 125 estudiantes entre hombres y mujeres, les enseñaban
oficios, les daban alimentos, hospedaje y días libres para que visitaran a su familia 159. El
director era Ángel Morales y una de las maestras fue Virginia viuda de Díaz quien además
fue maestra por muchos años en La Misión160.

Sobre la vida en el Internado, el ejidatario Francisco López recuerda:


“En el año de 1939 fui al Internado para indígenas, ahí aprendí varias cosas: música, solfeo,
a leer notas musicales, carpintería y gimnasia; también aprendimos el saludo a la bandera y
a marchar. Nos levantaban a las seis de la mañana para hacer ejercicio, cuando ya
sudábamos íbamos a la alameda donde estaba una pileta para lavar la ropa, el profesor a
veces nos aventaba al agua para bañarnos. Cuando regresábamos al internado ya estaban
las mesas con bolillos, café y tortillas. En la noche nos daban camas a cada quien y cada
semana ropa limpia paliacates, boinas, pañuelos y zapatos.
De los chichimecas que asistían al internado algunos iban a escondidas porque la gente de la
Misión no los dejaba ir. Algunos de los internos iban a estudiar y otros a trabajar. Allá por el
panteón hacían verjas para la siembra de alfalfa, también había un profesor de agricultura
que nos llevaba por la Norita a sembrar chile. El tiempo que estuve en el internado fue
poco, como seis meses, yo tenía 13 años, ahí fue donde aprendí y me gustó la música. En el
tiempo que asistí me tocó ir hasta la ciudad de México al desfile del 20 de noviembre, ahí vi
al presidente Cárdenas que iba con su hijo Cuauhtémoc, que aun estaba muy chiquito.
Cárdenas ayudó a los chichimecas porque dio la ampliación y también porque puso el
internado…”161.

Durante los tres años (1937-1940) que funcionó el Internado los estudiantes eran
alentados a apoyar al gobierno y asistían a mítines y marchas en el municipio y en otros
estados, por ejemplo, el primero de mayo de 1937, cuando se conmemoró por primera

158
Ricardo Soltero “El Químico”, (N. 1923- ) cronista. San Luis de la Paz, 2006.
159
Luis Mata Mendoza, (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
160
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. et al. Ibíd. p. 46,47.
161
Francisco López (1926-2008) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
vez el Día del Trabajo en San Luis de la Paz, desfiló un contingente de agraristas y otro del
Internado Indígena162.

El inmueble donde estaba el Internado años después fue usado para comercializar
artesanías, cosa que no tuvo mucho éxito así que actualmente el edificio se encuentra
vacío y deteriorado.

Foto 5: Inmueble que albergó el Internado Indígena 1937-1940

3. Memoria colectiva sobre la formación del ejido


Los apartados anteriores están basados en información documental que es muy rica, sin
embargo, expondré los recuerdos que se tienen sobre la forma en que se vivió el proceso
agrario según la memoria de los ejidatarios más antiguos de La Misión.

162
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. et al. Ibid. p. 46,47.
Luis Mata Mendoza (ex ejidatario) nos dijo que en los primeros años muy poca gente se
atrevió a reclamar el ejido por temores que les infundó el cura de la Iglesia católica y que
también algunos de los trabajadores de las fincas vecinas apoyaban al ejido. Nos cuenta:
“Por creencias religiosas muchas personas no querían la tierra. En las misas el sacerdote
decía que no le quitaran la tierra al patrón. Hubo mucha presión y temor. Quienes querían
el ejido era porque la necesidad los obligaba y los que no quisieron se fueron a la Ciénega y
a Santa Ana y Lobos, en el pueblo nada más se quedaron los agraristas, que eran unas 270
personas en esos tiempos. En esos años también estaban los peones de Ortega y
Manzanares con el ejido, se querían quedar con él, pero los Cristeros los amenazaban. El
Comité lo formaron Anastasio López, originario de la Misión, Antonino Mata y otro que era
soldado de Porfirio Díaz. Con lo de la solicitud, los propietarios se molestaron, pero el
gobierno presionó y al fin los afectó”163.

En los recuerdos de Guadalupe Hernández (ejidataria) se refleja la violencia que se


experimentó a raíz del reparto de tierras y la idea de que el ejido era anticristiano. Según
ella, esta situación provocó la huida de muchos habitantes como su papá “Él no quiso ser
ejidatario, se peló para la Ciénega, después a Pozo Hondo y luego a Pozos. En ese tiempo
decían que los agraristas eran un partido malo, otras personas también se fueron para
Celaya. Muchos rechazaron el ejido porque era del diablo, se condenarían y su alma se iría
al infierno”164.

Francisco López (ejidatario) recuerda: “en ese tiempo si hubo muchos que no quisieron ser
ejidatarios, no les gustaba porque decían que eso no servía, prefirieron irse a Ortega o a la
Ciénega sólo dejaron aquí sus buenas casas vacías”165. José Molina (ejidatario) nos dice:
“Mi abuela me platicaba que cuando se formó el ejido, con Cárdenas, a la gente le decían
“tu serás ejidatario aunque no quieras”. Los que no quisieron la tierra se fueron del
poblado durante una temporada, fue como el 20% de los habitantes, algunos regresaron
cuando ya había pasado el peligro y todo estaba estable”166.
“Hubo mucha gente que no quiso la tierra porque tenían miedo y mejor se fueron a otros
lados. La iglesia intervino mucho, el padre les decía que los agraristas estaban condenados,
que eran el diablo. Les decía que si saludaban de mano a un agrarista, debían lavarse con lo
que fuera con agua o con tierra, eso lo decían y lo hacían por ignorancia.

163
Luis Mata Mendoza, (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
164
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria. Misión de Chichimecas, 2006.
165
Francisco López (1926-2008) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
166
José Molina (N. 1940 -) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
Los Cristeros también estaban con los hacendados y con la Iglesia, era gente que estaba con
los de la hacienda; les amenazaban, decían “Si tomas tierra de la hacienda serás colgado del
palo madre167 por ese temor algunos no quisieron nada, eran agradecidos con la hacienda y
ahí siguieron como peones. Entre quienes no quisieron tierras y se fueron hubo algunos que
regresaron para reclamarlas ya en los años setenta”168.

Con estos testimonios vemos el peso que tuvieron las ideas religiosas para que las familias
rechazaran el ejido. Por otra parte, en el caso de Misión de Chichimecas hubo migración
temporal o definitiva, lo cual nos muestra la profunda división que sufrieron los
campesinos con la instauración del ejido. Los ejidatarios también rompieron relaciones
con los peones de las haciendas vecinas, según nos cuentan, “Se llevaban bien con los
peones y cuando se formó el ejido fueron a decirles que ahora serian vecinos y que
debían respetarse, pero ellos contestaron que no querían saber nada de las tierras y se
fueron hacia el casco de Ortega o al de Manzanares”169.

Cuando se dio la ampliación, la lucha agraria se radicalizó. Estaba encabezada por líderes
que organizaban campañas y solicitudes de tierras, uno de ellos fue Alfredo Guerrero
Tarquín que se nombraba representante de la población indígena, era Secretario y
Tesorero de la Liga de Comunidades Campesinas y después fue Presidente Municipal.
“Alfredo Tarquín tenía su casa aquí en la Misión, fue un antigüe que se unió al ejido, no
era chichimeca pero protegió y le abrió mucho los ojos a los chichimecas” 170. Sobre las
características de este personaje Francisco López comenta: “Tarquín andaba siempre
armado, traía unos rifles tamaño que dan miedo y unas balotas porque andaban en contra
de los del cerro”171. Sobre su participación en la creación del ejido, otro ejidatario hace
memoria:
“Hubo tres personas que vivían en San Luis y se unieron al ejido, eran Alfredo Guerrero
Tarquín, Eliseo Muñoz y Luis Velásquez. Tarquín fue quien le entró a la ampliación, estuvo
asesorando a la población. El llegó a la Misión porque vio que la gente no podía hacer las
cosas por su ignorancia. Fue como un líder dentro del ejido, lo apoyaba un grupo de gente,
por ejemplo mi papá Adelaido Mata lo apoyaba aunque mi abuelo, Mauro Mendoza, estaba

167
Viga que esta en medio de los techos de dos aguas.
168
Efraín Mata Gamboa (1972- ) Presidente del Comisariado Ejidal 2005-2008 y Luis Mata Mendoza. Mision
de Chichimecas, 2005.
169
Luis Mata Mendoza, (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
170
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria. Misión de Chichimecas, 2006.
171
Francisco López (1926-2008) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
en el grupo contrario. A Tarquín la gente lo apoyó mucho para que fuera Presidente
Municipal.
Cuando los hacendados querían buscar los animales que se robaban los chichimecas,
Tarquín los acompañaba con gendarmes y policías, pero él entraba solo a las casas y comía
del animal robado. Cuando salía, les decía a los policías “aquí no hay nada”. Tal vez tenia
una deuda moral, por eso la historia de los chichimecas fue impulsada por él, pues nos
conocía muy bien”172.

Este relato nos deja ver que la ejecución de la ampliación fue apoyada y dirigida por este
agrarista que pudo disponer de sus relaciones ya que tenía influencias en todos los
niveles, por ejemplo, en diciembre de 1937 asistió al Congreso Agrario de Celaya y el 24 de
marzo de 1938 estuvo en el contingente guanajuatense que apoyó al General Lázaro
Cárdenas a raíz de la expropiación petrolera.173

En el tiempo que se dio la dotación, el gobierno armó a los ejidatarios para que
defendieran su proyecto “Cuando eso terminó empezó a haber horrores con las mismas
armas que dejo el gobierno, por eso después (1939) se las quitaron, pues se las dieron
para protegerse no para matarse”174.

Los relatos de los ejidatarios complementan la información documental y coinciden en


ciertos aspectos. Ambas fuentes señalan la presencia de los cristeros, más fuerte durante
los años treinta, la aversión general de la población hacia el ejido y las represalias de que
eran objeto los que se atrevían a pedir la tierra. Aunque los documentos expresan que si
había demanda de la tierra, en los relatos resalta la división que sufrió la población con la
creación del ejido, entre quienes lo apoyaban y los que no. Por otra parte, los documentos
no reflejan la migración de población chichimeca que al no aceptar el ejido se fue a otras
haciendas. En el proceso de ampliación, los documentos y los relatos coinciden en el
apoyo que brindó Alfredo Tarquín para la resolución del expediente y los enfrentamientos
entre los ejidatarios que formaban la Defensa Rural y los Guardias Blancas del bando de
los hacendados.

172
Luis Mata Mendoza, (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
173
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. et al. Ibid
174
Guadalupe Hernández Arvizu (N. 1910 - ) ejidataria. Misión de Chichimecas, 2006.
4. Consideraciones en torno a las reformas sociales
En este apartado pretendo hacer una reflexión sobre la forma en que se dio el reparto
agrario en Misión de Chichimecas, vimos que el proceso de dotación fue distinto al de la
ampliación debido a las políticas del gobierno y al contexto regional.

De 1926 a 1929 se dio el movimiento Cristero en San Luis de la Paz, en Guanajuato y en el


Centro-Oeste del país, hubo levantamientos y se emprendió una lucha armada organizada
por la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa. Este fue un movimiento popular
que defendió la religión y al clero católico como respuesta a las políticas gubernamentales
que surgieron en su contra. Precisamente en estos años fue cuando se dio la dotación
ejidal de Misión de Chichimecas, vimos que aunque hubo resistencia de los hacendados
afectados, finalmente aceptaron el ejido, en parte porque les quitaron “pocas” tierras y
estas eran de agostadero, pero también porque en ese entonces, el reparto agrario no
representaba una gran amenaza para sus propiedades. Los sujetos de derecho agrario
eran las congregaciones indígenas que perdieron sus tierras, y en San Luis de la Paz sólo
había un poblado que era Misión de Chichimecas y con su dotación se pensaba finalizado
el reparto en la zona. Por otra parte, para los chichimecas la posesión del ejido tampoco
trajo grandes cambios a su forma de vida, las tierras dotadas no eran aptas para la
agricultura y ellos continuaban practicando la caza y recolección. Lo que si cambió fue el
estatus de la población pues al convertirse en ejidatarios, los chichimecas también se
convirtieron en defensores del gobierno por un lado, y por otro, estaban en buenas
relaciones con las autoridades municipales y ocasionalmente tenían empleo.

La guerra Cristera “terminó” en 1929, pero persistió un movimiento de oposición al


gobierno que fue conocido como “movimiento de la Base” el cual persistió en su lucha
durante los años treinta. A partir de 1933, con el Plan Sexenal los trabajadores agrícolas se
incluyeron como sujetos de derecho agrario y el reparto de tierras constituyó una
amenaza real que podía afectar a todas las fincas, así que los hacendados se agregaron al
movimiento de la Base y a la defensa de la libertad religiosa, sumaron la defensa de la
libertad educativa, las tradiciones, la familia y la propiedad. El movimiento todavía se
conocía como Cristero, pero también les llamaban Rebeldes, Alzados o del Cerro y tuvo
una posición marcadamente antiagrarista. En San Luis de la Paz esta oposición fue mayor
en 1936 a la par que se intensificó la acción gubernamental, en ese entonces haciendas
completas encabezadas por sus dueños en alianza con los trabajadores, formaron gavillas
y entablaron una lucha contra los simpatizantes del gobierno que promovían reformas de
educación y reparto agrario con tintes socialistas. En ese contexto se dio el proceso de
ampliación de Misión de Chichimecas y la Defensa Rural, formada desde 1929, ayudó a
combatir a la oposición. En mi opinión, la ampliación se dio como una manera en que el
Estado se imponía en el contexto; ya que la creación de ejidos y las afectaciones agrarias
también fueron formas en que el Estado modificó las relaciones entre patrón-trabajador,
creándose un nuevo vínculo entre el gobierno y los campesinos y entre el gobierno y los
terratenientes, quienes si persistían como tales era por el favor del gobierno.

En el municipio de San Luis de la Paz durante el cardenismo se firmaron tres resoluciones


presidenciales (Santa Ana y Lobos, Pozo Hondo y la ampliación), pero si en La Misión sólo
unas cuantas familias tomaron las tierras, otros ejidos se vieron desolados e ignoraron el
mandato presidencial, lo cual no implica que no hayan existido, en forma minoritaria,
simpatizantes del agrarismo.

Por otra parte, quiero señalar la forma en que los chichimecas se apropiaron del ejido en
sus primeros años. En principio, vemos que no hubo mucha participación de los indígenas
en el proceso agrario, pues la dotación y la ampliación fueron dirigidas por líderes locales
que conocían bien el idioma español, podían leer y escribir y tenían vínculos tanto con las
autoridades municipales como con el patriarca de La Misión (Antonino Mata, miembro del
Comité era hermano del cacique indígena Jorge Mata). La ampliación, en buena parte, fue
gestionada y dirigida por Alfredo Tarquín, quien fue carpintero de primer oficio, se hizo
líder agrario durante el Cardenismo y se autonombraba representante del colectivo
chichimeca. Este sector, ligado a las autoridades de la cabecera municipal, dirigió el
proceso y tuvo el respaldo del cacique indígena; pero no se trató de una demanda
colectiva en la que los indígenas reclamaran su derecho a la tierra, aunque si respondieron
a las llamadas de los líderes cuando se trataba de apropiarse de los recursos de los
agostaderos. En efecto, tras las denuncias de los hacendados afectados, vemos que los
líderes tenían poder de convocatoria y podían movilizar a la gente. Los chichimecas por
tradición eran recolectores, cazadores y leñeros, por lo que si les invitaban a apropiarse de
los recursos del monte lo hacían de buena gana, mientras que los líderes podían
manipular la idea del interés colectivo para poder lograr sus intereses.

Así pues, a pesar de que hubo demanda de tierras durante el movimiento revolucionario,
posiblemente encabezada por los parientes del cacique local, los peticionarios fueron
captados por el agrarismo, que representó un nuevo movimiento aliado al grupo que se
afianzaba en la dirección del Estado de la posrevolución. La demanda de la tierra,
encausada en esta vía, no fue el principal obstáculo para que los indígenas de La Misión se
sumaran al ejido; lo que pesó más fue la postura anticlerical del gobierno: los indígenas de
La Misión si bien eran cazadores recolectores que combinaban el trabajo temporal en las
haciendas y en las minas, y no tenían asimilada la agricultura a sus formas de vida, sí
tenían vínculos con la Iglesia y ésta limitó su participación en la demanda del ejido.

En efecto, los líderes que encabezaron el proceso de la dotación ejidal (1923-1928) se


enfrentaron a la oposición que ocasionó en la región el anticlericalismo del gobierno y
durante la ampliación (1936-1937) a un mayor conservadurismo por parte de la sociedad
local. En lo que respecta a los recursos otorgados en la dotación fueron escasos porque
incluyeron pocas tierras de cultivo, en cambio, con la ampliación dieron mayor superficie
apta para la agricultura. Ambos procesos, debido al contexto antagónico hacia las políticas
del gobierno, originaron migración de la población indígena y una mínima integración al
ejido, ya que la mayor parte de los nativos persistieron indiferentes al proyecto, por lo
menos hasta los años setenta.

Con la formación del ejido se construyeron dos historias para la población de Misión de
Chichimecas: la de quienes se integraron y se involucraron en las labores agrícolas, y la de
quienes continuaron con la explotación del agostadero para su sobrevivencia,
ignorándolo. La instauración del ejido creó un nuevo sector entre la población más ligado
al gobierno, con mayor acceso a los recursos y a la expectativa de donativos e inversiones
gubernamentales.

El ejido Misión de Chichimecas, con una superficie total de 4 068 has. (1 632 de dotación y
2 436 de ampliación) de las cuales 912 eran de temporal para 257 ejidatarios surgió como
una célula “revolucionaria” en medio de la oposición de la mayoría de la sociedad local.
Con el ejido, el gobierno esperaba hacer “justicia” a los indígenas despojados décadas
atrás y facilitarles los recursos para que mejoraran su nivel de vida. Con optimismo se
pensó que este grupo social rechazado por la sociedad mestiza eran los aliados
“naturales” del gobierno y en el futuro darían muestra de las bondades del proyecto. Pero
las cosas fueron más complicadas, como lo veremos después.
II- El ejido Misión de Chichimecas durante 1940-1968.
El cacicazgo y sus facciones.

Desde 1936-1937 hubo acuerdos entre el Estado y la Iglesia, pero la oposición organizada
en la Unión Nacional Sinarquista y en el Partido de Acción Nacional, entre otros que
habían logrado una gran fuerza política, no entablaría negociaciones con el gobierno sino
hasta los años cuarenta. En ese entonces, la prioridad política del Estado era impulsar la
economía, fomentar la unidad nacional y lograr la reconciliación de los diversos sectores
sociales.

A nivel nacional, el periodo 1940-1960 se le conoce como de contrareforma, los


presidentes A. Camacho, M. Alemán y Ruíz Cortines frenaron el reparto agrario e
invirtieron en infraestructura (riego, caminos, maquinaria) para la mediana propiedad;
además otorgaron el derecho de amparo a los propietarios afectados y les dieron
certidumbre jurídica con la expedición de Certificados de Inafectabilidad. El ejido perdió
su característica de unidad colectiva, la parcela ejidal pasó de 3 has. de riego o su
equivalente en tierras de otras calidades, a 6 has. de riego o su equivalente … en 1942 y
después a 10 has. de riego o su equivalente, en 1946. La parcelización de los ejidos fue
una tarea prioritaria del gobierno junto con la expedición de Certificados de Derechos
Agrarios para cada ejidatario175.

Por otra parte, durante los años cincuenta el gobierno de la entidad intentó demostrar la
inexistencia de la demanda de la tierra y realizó recorridos de campo para anular las
solicitudes hechas durante el cardenismo; la demanda agraria persistía, pero en parte se
le canalizó para trabajar en la naciente industria y en los acuerdos de “braceros” para
trabajar en los Estados Unidos. Aunado a estas políticas, el gobierno hizo a un lado los
ideales de beneficiar a las “mayorías” y pasó a primer plano intensificar la producción
tanto en los ejidos, como en el sector privado.

175
Eckstein, Salomón. El ejido colectivo en México, FCE, 1972, p. 65, 68.
En los inicios de la década de los cuarenta, Misión de Chichimecas tenía un total de 535
habitantes integrados en 70 u 80 familias176. Vivían en un caserío extendido en las 550
hectáreas (has.) de “propiedad comunal” que poseían tiempo atrás. Como hemos
señalado, la población había experimentado una transformación política y jurídica al ser
beneficiados con una dotación (1928) y ampliación (1937) de ejido. En total, por las dos
Resoluciones Presidenciales les otorgaron 4,068 hectáreas (2,772 de agostadero y 912 de
temporal) para el usufructo de 256 ejidatarios, que según la ley debían ser jefes de hogar
o mayores de 16 años dedicados a la agricultura o ganadería y sin tierra propia.

En 1944 la Delegación Agraria entregó 160 Certificados de Derechos Agrarios (CDA), cifra
menor al total de beneficiados, pero quizás suficiente para la población existente. Buena
parte de la población, con o sin CDA, no se incorporó a las dinámicas ejidales y decidieron
mantenerse al margen; es probable que hicieran uso de los agostaderos y terrenos
comunales siguiendo sus prácticas de corte de leña, consumo de frutos silvestres, cacería
y eventual pastoreo de animales.

Jurídicamente, el ejido benefició al total de la población, pero en realidad, provocó


diferencias entre los habitantes: algunos pensaban que aceptar el ofrecimiento del
gobierno era traicionar su religión y a los antiguos patrones. Por este motivo, como señalé
en el capítulo anterior, en las décadas pasadas hubo constante emigración de chichimecas
hacia otras haciendas en la región e incluso a otras ciudades del país.

La emigración de algunas familias chichimecas se refleja en el cuadro 1 que expone las


cifras censales.

Cuadro 1: Población de Misión de Chichimecas


Año Número de habitantes en Misión de Chichimecas
1921 408
1930 475
1940 535

176
INEGI. Censo general de habitantes del estado de Guanajuato 1940.
1950 585
1960 750
1970 918
Fuente: INEGI Archivo histórico de localidades

Según esta información de 1921 a 1970 los chichimecas residentes en la Misión


aumentaron alrededor de 110%, lo cual es mínimo comparado al crecimiento registrado a
nivel nacional y al crecimiento demográfico actual.

Con el establecimiento del ejido se modificaron las autoridades locales. Por tradición, los
chichimecas reconocían la autoridad de un patriarca o cacique que los aconsejaba y esta
figura persistió por lo menos hasta los años sesenta. Con el ejido se crearon: la Asamblea
General de Ejidatarios, el Comisariado Ejidal (CE) integrado por Presidente, Secretario y
Tesorero, titulares y suplentes, que según la normatividad eran los encargados de la
administración de los recursos del colectivo; el Consejo de Vigilancia (CV) también se
integraba por Presidente, Secretario y Vocal titulares y suplentes, quienes debían
supervisar las funciones del CE. En total, eran 12 los puestos de representación. Estas
nuevas autoridades incidieron en las estructuras de poder basadas en el “cacique
indígena” que en adelante convivió con las autoridades ejidales.

La dinámica de Misión de Chichimecas se dividió entre aquellos que aceptaron el ejido y lo


integraban formalmente, y otro grupo que ignoraba la dinámica ejidal y vivía como
antaño. En este capítulo centraré mi atención en la población que se involucró en el ejido
y sólo haré referencias a los chichimecas cuando a estos se les hizo partícipes de la
dinámica ejidal.

Misión de Chichimecas, al tener el status de “ejido indígena”, fue beneficiado con


donativos y recursos gubernamentales desde su formación, por esta razón los puestos de
las autoridades ejidales eran muy peleados por los ejidatarios. Los recursos otorgados
para el conjunto de la población, propiciaron el surgimiento de otro tipo de caciques
“ejidales” que se apropiaron de los puestos de representación para poder controlar los
bienes que llegaban de “fuera”.
Y en efecto, durante 1928-1967 hubo diferentes líderes que a nombre de los chichimecas
pidieron y obtuvieron una gran variedad de recursos: tierra, agua, crédito, implementos
agrícolas, entre otros, pero en realidad, estos bienes sólo beneficiaron a unos cuantos. La
vida social y productiva del ejido desde su inicio (1923-1928) hasta los años sesenta se
movió por grupos y facciones. El concepto de comunidad ejidal era usado en el discurso de
las autoridades locales, pero en realidad, no existía; ésta se fue formando lentamente y
aparece como tal a principios de los años setenta.

Como hemos señalado, el ejido Misión de Chichimecas nació con estrechos vínculos con
las autoridades federales, estatales y municipales: Anastasio López (quien fue uno de los
que encabezó la solicitud de tierras en 1923) y sus hijos eran ejidatarios y tenían empleo
como gendarmes en la cabecera municipal177 y Alfredo Guerrero Tarquín (destacado
agrarista local que apoyó el proceso de ampliación) era ejidatario 178 y ocupó
temporalmente (1939-1940) el puesto de Presidente Municipal.

Pero en el transcurso de los años cuarenta, las autoridades deslindaron a los ejidatarios de
funciones políticas y los limitaron al territorio ejidal. La defensa rural se desarmó
alrededor de 1939-1940, por abusos cometidos con las armas y los que permanecieron
armados pasaron a formar parte de la policía municipal.

En Misión de Chichimecas la idea del ejido se tergiversó y se pasó por un proceso de


“rancherización”; en éste, se desplazó a los líderes que participaron durante el cardenismo
y una pequeña minoría apoyada por los funcionarios del gobierno acaparó los recursos y
se benefició de ellos. En todo ese tiempo se vivió el enfrentamiento entre los líderes del
cardenismo (pioneros) y los surgidos en respuesta a los nuevos términos de la política
gubernamental. A pesar de que con el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964) el
Estado implementó políticas más acordes con el ideario agrarista (reparto de tierras y
apoyos para la producción), en Misión de Chichimecas poco se reflejaron estos cambios:
los enfrentamientos entre las dos facciones del ejido (los pioneros y los que ascendieron
177
29 agosto 1930. Informe de la Comisión Nacional Agraria. Exp. 50, Dotación.
178
Certificado de Derechos Agrarios #167259 a nombre de Alfredo Guerrero Tarquín expedido el 10 de junio
de 1942. Expediente 50, legajo Depuración.
en el alemanismo) continuaron y llegaron a expresarse en la existencia de dos
Comisariados Ejidales.

En efecto, el poco interés de los indígenas al ejido, dio un amplio margen para el
acaparamiento y control de los recursos y hubo quienes sacaron grandes ventajas de esta
situación: 1º Alfredo Guerreo Tarquín y sus aliados, durante 14 años (1939 a 1953) se
posesionaron de la Norita, que en ese entonces era el único terreno con posibilidad de
irrigación; 2º J. Jesús Álvarez Hernández, ingeniero y pequeño propietario, durante 10
años (1944-1955) hizo tratos con el Comisariado Ejidal y unas ocho o diez familias de
ejidatarios para trabajar las tierras ejidales, con la ayuda de chichimecas como mano de
obra. 3º J. Jesús Molina Huerta (oriundo de La Misión), durante los años cincuenta asoció
al ejido con el Banco Nacional de Crédito Ejidal, obtuvo múltiples créditos para beneficio
de él y su gente, también permitió la entrada de renteros (propietarios de ganado) que
habitaban terrenos colindantes al ejido.

La apropiación de los recursos del ejido que diferentes líderes lograron tener no pudieron
haberla hecha “solos”: hicieron tratos con los ejidatarios y establecieron alianzas con
autoridades gubernamentales, ya fuera con el personal de la Delegación Agraria y/o con
los funcionarios de campo del Banco. Por otra parte, también estaba Jorge Mata,
reconocido como el cacique tradicional; él, su esposa y algunos familiares en ocasiones
establecieron tratos con los caciques ejidales, otras veces los enfrentaron y así, a lo largo
de estos años hubo un juego de poder muy dinámico, pues lo que fue apropiación de
recursos se convirtió en apropiación del poder a través del manejo del presidente del
Comisariado Ejidal y de las asambleas, así también lo que fue control económico pasó a
ser conflicto político. La historia del ejido Misión de Chichimecas de 1936 a finales de los
años sesenta fue muy intensa, fue una secuencia de facciones en conflicto con frecuentes
enfrentamientos.

La dinámica que voy a relatar en este capítulo se refiere al uso y control de las tierras
cultivables y a los pastos del ejido. Ahí algunos chichimecas se incorporaron como mano
de obra y otros más, vivían en el poblado y aunque disfrutaban el agostadero, no
intervenían en las relaciones ejidales. En la vida productiva del ejido, se autoexcluyó la
mayoría indígena. Las relaciones fueron dirigidas por quienes tenían mayor conocimiento
del idioma español, de la cultura mestiza y de las acciones gubernamentales.

El ejido tuvo una lenta incorporación de los indígenas a la dinámica productiva, pues este
grupo étnico, como hemos señalado, no tenía una tradición agrícola. Se puede decir que
durante los primeros veinte años de su historia, sólo se reconocieron como ejidatarios
alrededor de 50 individuos, eran ellos los que participaban en las asambleas. La
indiferencia al ejido por parte de los nativos de La Misión, aunado a la presión del
gobierno para que se cultivara la tierra, posibilitó la entrada de agentes externos que
crearon intereses y contribuyeron a la formación de grupos de poder. La riqueza potencial
que representaba un ejido de más de 4 000 has. propició que se convirtiera en un botín y
no sólo por la tierra cultivable y los recursos del agostadero, sino también, por la entrada
de las inversiones bancarias. Todo esto posibilitó la formación de cacicazgos y de
enfrentamientos entre ellos.

En este capítulo, trataré de ver las características de los líderes que controlaron los
recursos productivos del ejido desde 1936 a finales de los sesenta. En esta larga narrativa
trataré de ver cómo defendieron sus espacios de poder, que apoyo obtuvieron de los
ejidatarios y del gobierno y finalmente, como declinaron. En un capítulo posterior trataré
de mostrar qué tanto esta forma de vida y de organización se dejó sentir en los años
posteriores.

1. Tarquín, el primer cacique ejidal 1939-1953


Alfredo Guerrero Tarquín (1909–1983), como ya hemos señalado, fue oriundo de San
Miguel Allende y carpintero de oficio en San Luís de la Paz. Desde muy joven (alrededor de
20 años) participó en los movimientos políticos que se vivían en la zona: durante la
revuelta Cristera combatió a los Alzados179 y difundió el agrarismo en el noreste de
Guanajuato. En 1936 fue un líder destacado por su participación en la acción agraria y
junto con Guadalupe Olvera180 intervino en la solicitud del ejido San Luís de la Paz
(1936)181 y apoyó a Misión de Chichimecas durante el proceso de ampliación. El primer
ejido no logró Resolución Presidencial en esos años, pero si la ampliación de Misión de
Chichimecas, por eso ahí tomó el status de ejidatario.

Tarquín también participó activamente en la formación de otros ejidos de la región


(Begonia, Dr. Mora, por ejemplo). En 1938 fue nombrado Secretario General del Comité
Regional de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos y posteriormente,
durante algunos meses entre 1939 y 1940 ocupó el puesto de Presidente Municipal de San
Luis de la Paz. Ya en los años sesenta, durante el gobierno de Díaz Ordaz, fue Diputado
suplente y en 1966 Procurador de Asuntos Agrarios en el estado de Guanajuato182.

En los años treinta, la relación de Tarquín con las autoridades estatales permitió el ingreso
de recursos para el ejido. En 1936 el Banco Nacional de Crédito Ejidal, por medio de un
crédito, le entregó a los ejidatarios una bomba hidráulica, arados, semillas y dinero en
efectivo ($700)183; en septiembre de 1940 Tarquín se reunió, en Dolores Hidalgo, con el
Presidente de la República Lázaro Cárdenas, el gobernador de Guanajuato Enrique
Fernández Martínez y funcionarios del Banco Ejidal y de su entrevista consiguió más
recursos para los ejidatarios: arados de metal y semillas 184; posteriormente, el General
Lázaro Cárdenas les regaló un “lote de sementales” para que pudieran trabajar las yuntas.

179
Existe un corrido que narra como Tarquín derrotó a Ezequiel Sandoval, cristero mas aguerrido del norte de
Guanajuato. Sin embargo, existe otra versión en la que Sandoval fue derrotado por agraristas en Terreros,
municipio de Dolores Hidalgo.
180
Guadalupe Olvera fue un agrarista en San Luis de la Paz que combatió la gavilla del cristero Ezequiel
Sandoval, pero fue herido de muerte y falleció el 24 de junio de 1936. En su honor la Casa del Agrarista, lleva
su nombre.
181
30 marzo 1936. Solicitud de ejido. San Luís de la Paz, expediente 1188.
182
Para entonces ya no participaba en el ejido y había donando sus derechos agrarios a la escuela del poblado.
Tomasa Guerrero Vázquez (N. 1941- ) hija de Alfredo Guerrero Tarquín. Ciudad de México, 2008.
183
31 julio 1941, al Jefe del Banco Nacional de Crédito Ejidal, de Presidente del Comisariado Ejidal de
Misión de Chichimecas Margarito Ramírez. Exp.50, Dotación.
184
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. Et. al. Ibíd.
Estos recursos fueron gestionados por Tarquín quien en ese entonces era ejidatario de la
Misión, Presidente Municipal interino y Secretario de la Liga.

En el ejido Misión de Chichimecas, Tarquín se instaló en la Norita, ya que había un pozo


equipado (subsidiado por el Banco) que alcanzaba a regar 30 has. Ahí dirigió la producción
agrícola (maíz, fríjol) apoyado con mano de obra de gente de La Misión185.

En esos años (1936-1940) había estrechos vínculos entre las autoridades municipales y los
activistas agrarios y fue entonces que Tarquín se convirtió en Presidente Municipal (1939-
1940). Con este puesto proporcionó trabajo a los ejidatarios de La Misión y en el ejido
estableció una unidad productiva más próxima a la organización de un rancho privado que
a un ejido colectivo como lo deseaban las autoridades gubernamentales. Este “rancho”
dirigido y usufructuado por Tarquín, incluía tierras de riego (en ese entonces, las únicas en
el ejido) y un poco de ganado. La complicidad de Tarquín con algunos ejidatarios que
dobleteaban tareas, funciones y acumulaban recursos, le ayudó a formar un grupo que
posteriormente se autonombró pionero del ejido y que fueron sus incondicionales.

En efecto, en los primeros años del ejido, Tarquín fue apoyado por una fracción de la
población (familias Mata y García), pero, desde 1940, hay serias críticas de su actuación
por parte de otros ejidatarios, quienes denunciaban que cuando fue Presidente Municipal,
“abusó de su autoridad”: se hacia pasar como líder chichimeca en todas las asambleas
foráneas, se autonombraba representante del ejido y junto con sus aliados, pedía recursos
para el colectivo. Pero en realidad, decían sus críticos, Tarquín solicitaba refacciones al
banco sin compartirlas con los demás, recogía las cosechas de los productores y quitaba y
daba parcelas a su antojo186. Esta versión fue confirmada por los ejidatarios actuales,
quienes dicen: “conocí a Tarquín cuando era autoridad, era el jefe del ejido, junto con
Eliseo Muñoz y Luís Ramírez eran los que mandaban. Ellos hicieron la ampliación y daban a

185
Luís Mata Mendoza (N.1950 -) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
186
2 septiembre 1940, al agente Banjidal Emilio Guzmán, del Delegado del Departamento Agrario Gabino
Vázquez. Exp.50, Dotación.
la gente semillas y yuntas, pero se quedaban con parte de la cosecha y los pobres no veían
reflejado su trabajo…”187.

En poco tiempo las autoridades se percataron que había problemas en el ejido. En 1941
Margarito Ramírez, Presidente del Comisariado Ejidal, le informaba al personal del Banco
los motivos por los que no se podían librar de la deuda contraída en 1936. Señalaba: “nos
ha sido imposible pagar por la miseria en que vivimos y por el tiempo que es tan
desfavorable”188. Este discurso que apela a la pobreza, escondía la existencia del
acaparamiento de los recursos: el equipo de bombeo y los sementales donados por
Cárdenas eran usufructuados por Tarquín y un reducido grupo de ejidatarios que también
acaparaba la poca agua y la explotación ganadera.

La gente de Misión de Chichimecas poco a poco se fue integrando al ejido, pero no como
poseedores de la tierra, sino como trabajadores de los ejidatarios del grupo de Tarquín.
Esto es importante ya que en esta primera década, los formadores del ejido pusieron las
bases de lo que sería la organización de este ejido en los siguientes veinte años.

En el periodo 1936-1950 Tarquín actuó como cacique ejidal al acaparar los recursos
otorgados por el gobierno: tierra, créditos y ganado. Pero, también se hacía pasar por
“patriarca chichimeca” (cacique tradicional). Aunque no era de origen chichimeca podía
presentarse de esta forma ya que estaba en complicidad con los descendientes de los
caciques tradicionales (Jorge Mata). Tarquín podía o no vivir en el ejido y esto no le
restaba poder, sin embargo, en 1951 surgió otro líder (Jesús Molina) que fue apoyado por
otra facción de ejidatarios; este nuevo grupo, se propuso quitarle los privilegios a los
pioneros ya en ese entonces acompañados sólo de la sombra de Tarquín, pues el líder
residía en la cabecera municipal y estaba muy distante de lo que sucedía en el ejido. A
partir de entonces, se desataron las confrontaciones entre estos dos grupos.

187
Francisco López (N. 1926- 2008) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
188
31 julio 1941, al Jefe del Banco Nacional de Crédito Ejidal, de Presidente del Comisariado Ejidal de
Misión de Chichimecas Margarito Ramírez. Exp.50, Dotación
En 1956 Tarquín se desligó del ejido y siguió su propio camino: fue escalando puestos y
llegó a ser Procurador de Asuntos Agrarios en el estado de Guanajuato (1966). Sería tema
de otro estudio hacer un seguimiento de los puestos, roles e influencia en el sector
campesino que tuvo en su edad madura, para ver si lo podemos ubicar en el nivel de
cacique regional al que se refiere Alan Knight.

2. Renta de recursos del colectivo 1946-1953


En este periodo la facción de ejidatarios aliados con Tarquín, convivió con otra facción que
se unió a trabajar con Jesús Álvarez. Entre estos dos grupos hubo mas colaboraciones que
conflictos, ya que Álvarez respetó el control de la representación ejidal que tenían los
otros.

El agrónomo J. Jesús Álvarez Hernández fue un pequeño empresario agrícola que a inicios
de los años cuarenta adquirió el rancho vecino Paso Colorado y también el rancho El
Carmen, el cual estaba escriturado a nombre de su esposa Teresa. Jesús Álvarez también
era conocido a nivel municipal pues, en 1939, fue el conciliador de la paz entre los bandos
de cristeros y agraristas que permanecían en conflicto189, después ocupó el puesto de
Presidente Municipal de San Luís de la Paz (1940 -1941)190 y posteriormente, fue Diputado
Local.

La participación de Jesús Álvarez en el ejido se inició en 1944 cuando realizaba las obras
necesarias para irrigar sus propiedades. En el poblado Santa Brígida (a unos 4 km. del
ejido) había un tiro de mina (San Pedro) propiedad de Juan Pons, quien se interesaba
únicamente en la explotación mineral y dejaba tirar el agua, por lo que Álvarez aprovechó
la situación e hizo un trato para llevar el líquido a sus terrenos, pero los canales (5 Km.)
inevitablemente debían pasar por las tierras del ejido, por lo que también hizo tratos con
las autoridades ejidales: les pidió que le permitieran dejar pasar el agua y tomar en
préstamo el terreno enmontado conocido como El Palmar, a cambio, él se comprometía a

189
Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. Et. al. Ibíd.
190
Soltero, Ricardo. Investigación de Jefes Políticos, Presidentes Municipales y Juntas de Administración
Civil en San Luis de la Paz, Guanajuato. Manuscrito, 2003.
desmontar esa superficie y contratar gente de La Misión para la siembra de chile poblano
(1948)191.

Tiempo después (1953) un tercer grupo de ejidatarios, dirigidos por Jesús Molina,
denunció que el ingeniero había invadido 200 has. de agostaderos, desmontó el terreno
con maquinaria por lo que dañó magueyes, nopales y palmas y emprendió el cultivo de
chile aunque a los ejidatarios no les daba más que desperdicios 192.

Esta es la versión de Jesús Molina (quien formaba un nuevo grupo en el ejido) pues los
ejidatarios que trabajaban para Álvarez estaban agradecidos porque les proporcionaba
yuntas, semilla y habilitación para que trabajaran en esos terrenos ejidales 193.

Según dicen, el ingeniero Álvarez tenía una personalidad imponente pues vestía de charro
y siempre andaba a caballo; en el ejido duro poco más de 10 años produciendo chile
poblano, en terrenos de su propiedad también cultivaba maíz y fríjol. Ocupaba peones de
La Misión y de otros lugares como la Ciénega y San Luís de la Paz, más lo que habitaban en
Paso Colorado194.

La cosecha la acaparaba el ingeniero, a veces les daba una paca o un surco a los
trabajadores, pero no más. En ese tiempo todos los tratos se hacían de “palabra” y así fue
como Álvarez acordó con los ejidatarios el préstamo de sus tierras a cambio de trabajo y
agua. “Todo el que tenia ganas de trabajar, trabajó con él y al final, si había compensación
porque les pagaba con dinero”195, es decir que el trato no era de mediería sino salarial.

El ingeniero Álvarez permaneció produciendo en el ejido hasta mediados de los años


cincuenta, en ese entonces, el grupo encabezado por Jesús Molina lo despojó de la tierra,
sin embargo, aún tenia el agua por lo que trasladó su producción a los terrenos comunales

191
José Molina (N.1940- ) ejidatario. San Luis de la Paz, 2006.
192
7 marzo 1953, al Presidente de la Republica, carta de 73 indígenas de Misión de Chichimecas. Exp.50,
Organización
193
José Molina (N.1940- ) ejidatario. San Luis de la Paz, 2006.
194
Ídem.
195
Ídem.
de la Misión. Ahí sólo duro unos tres años cultivando 30 has. de riego, después le quitaron
la concesión del agua y se fue a trabajar otro rancho196.

3. La alternancia de los grupos de poder 1951-1953


Jesús Molina Huerta (1919–1978) fue originario de Misión de Chichimecas, hijo natural de
Antonio Huerta (dueño de Hacienda Ortega) y la señora Marcelina Molina Ramírez
habitante de La Misión. Dos generaciones antes de él, por la década de 1880, su familia
tenia mucha autoridad, se dice que su abuelo era Patriarca (la autoridad más importante
para el pueblo chichimeca), pero durante la revuelta Cristera hubo muchos conflictos y
buena parte de la familia fue asesinada por los cristeros, quedando únicamente su
mamá197.

Según relatos, Jesús Molina fue a la escuela desde niño y hasta los 21 años, le faltó poco
para ser ingeniero y luego intervino de forma muy activa en el ejido, ya que intentó
inculcarle a la gente “que la tierra si dejaba” 198. Y en efecto, su intervención en la dinámica
ejidal fue muy importante: apoyado por un grupo de ejidatarios y por el representante del
Banco, tuvo el control del Comisariado Ejidal de 1951 hasta los años sesenta. Durante ese
tiempo, el gobierno autorizó varias inversiones para el ejido: créditos de avío, se amplió la
superficie cultivable y se extendió la irrigación. Pero lo más importante, es que Molina
enfrentó a los antiguos líderes que hasta entonces habían dirigido el ejido y a nombre del
colectivo, logró apropiarse de las nuevas inversiones. Por la forma en que Molina se
apropió de los recursos del ejido y las relaciones que entabló con sus amigos y enemigos,
considero que Jesús Molina actuó como un cacique, como lo veremos después.

A diferencia de Álvarez, Molina se confrontó con el grupo de pioneros y los conflictos


fueron una constante durante casi 15 años. El ejido vivió dividido entre unos que
apoyaban a Molina y otros vinculados a Tarquín, Álvarez y la familia Mata. Estos dos
bloques se disputaron el control total de los recursos del ejido: agua, tierra, créditos, renta

196
Luís Mata Mendoza (N. 1950) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
197
José Molina (N.1940- ) ejidatario. San Luis de la Paz, 2006.
198
Ídem.
de pastos y puestos en el Comisariado Ejidal. De esta forma se desarrolló una lucha entre
facciones de ejidatarios donde hubo violencia, manipulación y demagogia. A continuación
describiré la forma en que acontecieron los hechos.

Jesús Molina se integró al ejido alrededor de 1949 y para 1951 ocupó la representación
ejidal, según informes, impuesto por las fuerzas federales y los funcionarios de Banjidal199.
Con la autoridad respaldada por los agentes “externos”, en poco tiempo entró en conflicto
con los pioneros del ejido y a nombre de la legalidad, los subordinó y se apropio del
control de los recursos.

La entrada de Jesús Molina al ejido es poco clara: algunos informes del personal de la
Delegación Agraria dicen que en un principio el grupo de los Mata le prestó una parcela y
que poco tiempo después, fue secretario del Comisariado Ejidal; pero otros documentos
señalan que en septiembre de 1951 el ejido fue invadido por funcionarios de Banjidal y las
Fuerzas Federales, quienes quitaron al Comisariado electo en enero de ese año, que era
apoyado por la mayoría, y en su lugar colocaron “a elementos ajenos que nunca han sido
ejidatarios: Damián López, Jesús Molina, J. Luz Ramírez y María de Jesús Mata profesora
de la escuela”200.

Los nuevos representantes ejidales, muy pronto pretendieron reorganizar el ejido. En


mayo de 1952 Damián López (PCE) convocó a una asamblea a la que asistieron 60
ejidatarios y en ésta acordaron expulsar a cinco elementos que, en su opinión, eran los
causantes de las dificultades pues sólo buscaban lucro personal. Se trató de Alfredo
Guerrero Tarquín, Cirio Elías, Sixto, Germán y Juan García. Se les acusó de vender y rentar
parcelas a particulares y no acatar los acuerdos de la asamblea. También los
responsabilizaron de apoderarse de la Norita, permitirle al ingeniero Álvarez realizar

199
31 diciembre 1952, al Presidente República Adolfo Ruiz Cortinez, de Epifanio García, Esiquio García y
Cecilio García en representación de 78 ejidatarios. Expediente 50,Organización I.
200
Ídem.
desmontes y que la gente de Misión de Chichimecas trabajara para él como peones y
aparceros201.

Los denunciantes al solicitar la expulsión de sus compañeros, lo hicieron respaldándose en


un discurso de “justicia” para los chichimecas. Le decían al Delegado Agrario:
“Pedimos para el indio justicia, comprensión, trabajo, porque es la única raza en la
República Mexicana que conserva sus costumbres y tradiciones, que llora en la miseria en
que se le ha tenido, gime y espera del poder divino y público su civilización y su redención
económica, espera que la sangre derramada por los hombres de la Revolución hecha
gobierno, no sea estéril. Y así se nos haga justicia, para que podamos incorporarnos como
comunidad biológica en el concurso de la sociedad mexicana que marcha hacia delante” 202.

Con este tono supuestamente de justicia y legalidad, Damián López continúo el


desparcelamiento de ejidatarios y expulsó a siete campesinos que apoyaban a Álvarez 203.

Ante estos problemas, los ejidatarios ligados a Álvarez y a Tarquín se unieron y formaron
un Comité de Defensa de los Intereses del Ejido, presidido por Juan García. Él, en
compañía de ocho ejidatarios, acudieron a la Presidencia Municipal para denunciar que
Damián López, tres vigilantes municipales y 25 hombres más, a la fuerza, los obligaron a
abandonar sus labores y les destruyeron las orejeras de sus implementos de labranza. En
su opinión, todo esto fue por haber prestado o rentado a extraños animales para fines
agrícolas204. Como respuesta a esta acusación, López y Molina le informaban al Delegado
Agrario que no desparcelaron a nadie, pero si han intentado obligarlos a trabajar
“…porque sólo así, el Hombre vivirá con decencia, y porque trabajando podrán pagar sus
compromisos… sobre todo los campesinos renuentes que adeudan desde el año 1937” 205.

Pero en el ejido los asuntos se trataban de otra forma. Según denuncias, cuando Sixto
García se dirigía a su casa fue asaltado por Damián López (PCE), quien lo golpeó hasta

201
5 mayo 1952, al Delegado DA, de Autoridades ejidales de Misión de Chichimecas y 61 ejidatarios.
Exp.50, Org. I.
202
Ídem.
203
7 mayo 1952, al Delegado Departamento Agrario J. Villaseñor, del Comisariado Ejidal, Consejo de
Vigilancia y Comité Administrativo de aguas de Misión de Chichimecas. Exp.50, Organización I.
204
8 mayo 1952, oficio al Presidente Municipal Interino Prisciliano Flores. Exp.50, Organización I.
205
17 mayo 1952, al DDA J. Villaseñor, de Damián López y Jesús Molina. Exp.50, Organización I.
quedar rendido, por pertenecer al grupo que se quejó por el despojo de sus parcelas. Sixto
relata:
“…fui expulsado de mi casa que ocupaba en el ejido y amenazado de muerte por el
Presidente del Comisariado y su pandilla, no obstante, no me he salido del ejido hasta saber
la resolución de nuestro caso… como yo, están la mayoría de los ejidatarios, con la vida
pendiente de un hilo y sin poder salir a trabajar sus tierras, por el temor de ser muertos por
estos asesinos que encabeza Jesús Molina, que ni siquiera es ejidatario… siendo quien ha
entregado nuestras parcelas a medieros que ya las están trabajando en su beneficio…”206.

Por los abusos del PCE, el grupo opositor le solicitó al Delegado Agrario el cambio de
autoridades y que las que estaban en funciones fueran sometidas a juicio. Damián López,
por su parte, se dirigió a Guizar Valencia, Jefe de Zona, para explicarle que los ejidatarios
que arriendan parcelas se hacen pasar por víctimas207.

Los problemas entre los dos grupos rebasaron el contexto del ejido y de las autoridades
locales y a finales de 1952 llegan a la presidencia de la República. El grupo desplazado de
la representación ejidal hizo una reseña del maltrato del que había sido víctima y de los
conflictos sucedidos desde septiembre de 1951 en que las autoridades ejidales fueron
impuestas por funcionarios de Banjidal y del Ejército. Sixto García y sus hermanos
(Epifanio, Esiquio y Cecilio) escribieron:
“Se desató en contra nuestra una serie de persecuciones y arbitrariedades, que originaron
algunos casos de sangre y el consiguiente encarcelamiento de muchos de nuestros
compañeros, aprovechándose de calumnias y supuestos delitos que en la mayoría de los
casos ellos mismos han cometido, pero, que bien aprovecharon valiéndose de una
autoridad administrativa en este pueblo, el ing. Moisés Huerta Rangel Presidente Municipal
y tío carnal de Jesús Molina”208.

Además señalaron que cuando intentaron sembrar sus parcelas, fueron invadidas con lujo
de fuerza y los obligaron a no arrendar trabajo, ni maquinaria para las siembras.
Agregaban que
“Después vino el éxodo de nuestros familiares y de muchos de nuestros compañeros, que
privados de sus tierras y amenazados de muerte, sin ningún apoyo de las autoridades, se
han visto obligados a ausentarse del ejido en busca no de mejores tierras, pero si de

206
19 mayo 1952, al Jefe del Departamento Agrario y Dirección de Organización Agraria, del ejidatario
Sixtos García. Exp. 50, Org. I.
207
27 mayo 1952, al Jefe de Zona Ejidal Guizar Valencia, de PCE Damián López.
208
31 diciembre 1952, carta al Presidente de la Republica Adolfo Ruiz Cortines, de los ejidatarios Epifanio,
Esiquio y Cecilio García Ramírez. EXp.50,Org. I.
tranquilidad, paz y trabajo, viniendo solamente por las noches y a escondidas a visitar a sus
familiares”209.

También denunciaron que las autoridades de Banjidal, para favorecer a los usurpadores,
otorgaron un nuevo crédito a nombre del ejido para lo cual falsificaron firmas e
imprimieron huellas. “El dinero… lo dilapidaron en francachelas y vicios particulares e
intentaron un remedo de cultivo con semillas de trigo el cual fue un rotundo fracaso por
su falta absoluta de conocimientos agrícolas”210. Aunado a esto, señalaron que a fin del
año se les obligó a pagar contribuciones dobles por tierras que no ocupaban, pero
tuvieron que pagarle al Comisariado para que los dejara en paz. Agregaron que el
convenio con el ingeniero Álvarez era mejor, pues podían vender sus productos y abonarle
al Banco211.

Los problemas entre los dos grupos y las denuncias continuaron, el 31 de diciembre
(1952), los hermanos García, le informaron al Presidente de la República que:

“Damián López en compañía de un ayudante de la Zona Ejidal de San Miguel Allende…se


metieron a nuestras casas, originando el consiguiente susto a nuestros hijos y mujeres de
sumo temerosas e indefensas, se llevaron nuestros últimos elementos de trabajo que los
forman nuestros raquíticos semovientes y con ellos las esperanzas de continuar la obra
redentora que inicio usted…”212.

Los afectados suponían que los despojos se destinaron a cubrir ciertos adeudos en los que
no intervinieron (26 octubre 1951 y 22 julio 1952) “fueron hechos por los usurpadores en
conveniencia con el ingeniero Mariano Parra Hernández, empleado del Banco”213. Según
los denunciantes, la autoridad ejidal trataba de anular su presencia en el ejido y esto era
apoyado tanto por la Delegación Agraria como por el Banco y las autoridades municipales.
Además, se les obligaba a cubrir adeudos que no les correspondían y les quitaron sus
animales. El recurrir al Presidente era la única esperanza de justicia, y de hecho, el envío
de la carta fue el primer paso para llegar a algunos arreglos.

209
Ídem.
210
Ídem.
211
Ídem
212
Ídem.
213
Ídem.
El grupo de Sixto García estaba dispuesto a responder por los antiguos créditos otorgados
(en 1936-1940). En enero de 1953, los diez campesinos despojados de sus animales se
reunieron en la Presidencia Municipal y especificaron la deuda contraída por cada uno. El
crédito de aquel entonces se había otorgado en yuntas, arados, cuarterones y fanegas de
maíz y trigo, algunos habían dado pequeños abonos y otros no. De los diez, cuatro se
encontraban trabajando a jornal en el rancho El Esfuerzo, en Celaya, por tanto, no
pudieron oponerse al despojo y Primo Ramírez (ejidatario) no reconoció su deuda, pues
afirmó que fue una confusión. Al día siguiente se acordó que los ejidatarios afectados
darían una parte de sus adeudos en un plazo de 15 días y los animales se devolverían de
inmediato, con la advertencia de que se les decomisarían nuevamente si no saldaban su
adeudo214.

Posiblemente hubo una llamada de atención por parte de la Presidencia de la República,


ante lo cual el grupo de Damián López y Jesús Molina le informaban lo “benéfica” que
había sido su intervención en el ejido, pues, según ellos, “han luchado contra un grupo
caciquil y han mejorado los recursos del colectivo… el ejido había sido manejado por
personas ajenas a los chichimecas durante 17 años… los sementales finos regalados por
Cárdenas habían sido acaparados por Tarquín… el ingeniero Álvarez había obstaculizado la
dotación de aguas del tiro Santa Brígida; no pagaron contribuciones a la Oficina de Rentas
ni sus adeudos…*Por su parte, ellos] pagaron los adeudos a las Oficinas de Rentas y
pusieron a trabajar una noria [ e informaban que] de los 153 ejidatarios beneficiados, sólo
96 trabajaba su parcela, 19 estaba al servicio de particulares y el resto, salía del poblado
en busca de trabajo”215. También le solicitaron que continuaran las investigaciones para
saber el paradero que tuvieron otras inversiones “…que misteriosamente han
desaparecido del interior de la escuela” se referían a dos maquinas de coser y un molino
de nixtamal23.

214
21 Enero 1952, Acta de Conformidad del Banco Nacional de Crédito Ejidal, firmada por Epifanio Fosado
Picazo, Constantino Salas Picazo. Exp. 50, Org. I.
215
7 Marzo 1953, carta al Presidente de la Republica, de 73 indígenas de Misión de Chichimecas.Exp.50,
Org.
De esta confrontación en la que en apariencia el grupo de García y Mata se hace víctima y
el grupo de Damián López y Jesús Molina se presenta como los que encausan el ejido al
orden y a la normatividad y lo han dignificado es, en realidad, un conflicto de poder y de
control sobre los recursos. El segundo grupo cayó en igual o peores irregularidades de las
que acusaba al grupo de los pioneros, como lo demostraron los acontecimientos
posteriores. Pero volvamos a los años cincuenta y al seguimiento de los conflictos
caciquiles que se dieron en el ejido.

En mayo de 1953 se presentó una dificultad por la parcela escolar pues la profesora María
de Jesús Mata, que también era Secretaria del CE, renunció a este último cargo por no
poder atenderlo y la parcela continuo siendo trabajada por los miembros del CE. Días
después, la profesora acusó al PCE de entregar sólo el 20% de la cosecha de la parcela
escolar y no el 30% como debía ser216.

Ante esta acusación, Damián López respondió con otras acusaciones. Señaló que la
profesora fue nombrada vocal del Comité Municipal de Alfabetización, pero en lugar de
colaborar, ella y sus familiares reclamaron una gran parte de las tierras de riego. Agrega
que en busca de mejoras para la niñez del pueblo, se le propuso a la maestra el cambio de
la parcela escolar que era de dos y media hectáreas por una de cuatro hectáreas para que
la cultivaran todos los padres de familia:
“la señorita profesora aceptó… en beneficio de los niños, pero mas tarde cambio de opinión
acusándonos ante la delegación, pero la verdad es la siguiente: la parcela actual se
encuentra junto con las demás parcelas que ella usufructúa y no quiere desprenderse de
esta por el temor de que los padres de familia la trabajen y su producto sea puesto en
manos de algún inspector escolar y no en manos de la mesa directiva de padres de familia
que ella maneja con facilidad”217.

Es evidente que la profesora tenía cierta autoridad en el poblado, pues se relacionaba con
el mundo mestizo y el personal del gobierno, además, pertenecía a la familia de los
pioneros del ejido (familia Mata). Parece ser que María de Jesús, en un principio, apoyó la

216
20 Mayo 1953, Carta al Presidente del Comisariado, dela ejidataria Ma. De Jesús Mata. Expediente 50,
Organización I.
217
20 junio 1953,al Delegado DA, del Presiente Comisariado Ejidal Damián López y 26 ejidatarios de Misión
de Chichimecas. Exp.50, Org.I
actuación de Molina, pero luego surgieron diferencias por el usufructo de la parcela
escolar, la cual debería beneficiar a la escuela. Sin embargo, no sabemos si realmente se
beneficiaba la escuela ya que por un lado, los encargados de supervisar el destino de la
producción era el presidente del Comisariado (Damián López) que buscaba provecho para
su grupo y por otro, la maestra junto con sus familiares poseían todas las tierras
circundantes a la parcela escolar, por lo que es probable que ella y su familia la
usufructuaran.

A partir de junio de 1953 se volvió a desatar una serie de incriminaciones entre los dos
grupos por el desparcelamiento de algunos ejidatarios218. En julio se realizó una asamblea
con la intervención del representante de Zona Ejidal, ahí se comprobó que el PCE Damián
López y el SCE Jesús Molina eran los responsables del despojo y del tráfico de parcelas,
para entregarlas a personas ajenas al ejido. Además, les impedían a los ejidatarios
transitar por esas superficies y si lo hacían, les quitaban sus animales o les cobraban
multas. Se denunció al presidente del Comisariado por comprometer al ejido con
particulares como Alberto Loyola con quien tenían tratos para sembrar a medias;
señalaron que la mayor afectación al ejido la provoca la explotación de los recursos
forestales, pues Jesús Molina instaló una fábrica de cal para hacer negocio con el
agostadero. Por todo lo anterior solicitaron la destitución de las autoridades219.

Por su parte, López y Molina volvieron a responder con contraacusaciones y se colocaron


como los “auténticos benefactores del ejido”. Según ellos, el grupo encabezado por Jorge
Mata, Clemencia García y Esiquio García sólo vivían de la política, ya que cuando Jorge
Mata ocupó cargos en el ejido vendió yuntas y animales de los ejidatarios; la señora
Clemencia como presidenta de la Liga de Mujeres Revolucionarias obtuvo obsequios de
varios gobiernos: un lote de ropa, dos maquinas de coser y un molino de nixtamal con
motor y en lugar de ponerlos a disposición de las mujeres vendió la ropa a los mismos
ejidatarios, con la excusa de que debía pagar pasajes. Las máquinas de coser también

218
Luís Pérez Ramírez denuncia al CE por barbechar su parcela con la intención de quitársela.19 Junio 1953,
al DDA, del ejidatario Luís Pérez Ramírez. Exp.50, Org.I
219
25 Julio 1953. Acta de asamblea extraordinaria. Exp. 50, Org. I
fueron vendidas y el molino se lo dio a sus parientes de Tierra Blanca. Las autoridades se
protegieron y afirmaron que lo único que han hecho es mejorar el ejido desde 1951: por
medio de un crédito adquirieron un equipo de bombeo para aprovechar el agua de la
Noria e instalaron un canal; obtuvieron un tractor y pagaron las contribuciones a la Oficina
de Rentas. Por otra parte, acusaron a un grupo de 16 ejidatarios por nunca trabajar sus
tierras y señalaron que algunos de ellos se han quejado de desparcelamiento
injustificadamente, por ello solicitaron su expulsión. Presentaron la lista de ejidatarios que
querían destituir, entre ellos Jorge Mata, Alfredo Tarquín, Sixtos García y otros seis con el
mismo apellido. También pidieron que no interviniera el Jefe de Zona Guizar Valencia, ya
que había demostrado su complicidad con el otro grupo y “tiene una amistad estrecha con
el líder Tarquín, individuo que ha causado tanto daño al ejido” 220.

Con estas denuncias, queda clara la intención de anularles los derechos a los pioneros
pues estaban en rebeldía con las medidas dictadas por las autoridades ejidales. Aunque
Damián López actuaba como PCE, la autoridad real era Jesús Molina, quien no se atrevía a
ser PCE, posiblemente por no tener Certificado de Derechos Agrarios.

Sin duda, los años de 1951 a 1953 fueron tiempos de intensos conflictos en los que se
desplaza y hasta se pretende expulsar a los fundadores del ejido. En este tiempo resalta
que Jesús Molina, apoyado por el Banco y por un sector de ejidatarios, quiso imponer sus
propias reglas mediante el arrebato de privilegios a los antiguos ejidatarios. Es decir,
Molina busco afianzarse en el ejido excluyendo a antiguos líderes, usó un discurso que
alegaba a la justicia y con una estrategia de legalidad, acusaba a los otros de acaparadores
y oportunistas.

Sin duda, entre los pioneros (Mata, Tarquín) hubo corrupción, anomalías y usufructo
personal de las inversiones gubernamentales y aunque el nuevo grupo de poder entró con
un tono de legalidad, sólo limpiaba el camino para instalar un nuevo cacicazgo. En efecto,
en cuanto Molina obtuvo cierta autoridad y reconocimiento de una parte de los

220
27 Julio 1953, al Jefe de la Delegación Agraria en el Distrito Federal Cástulo Villaseñor, de Autoridades
ejidales y 72 ejidatarios de Misión de Chichimecas. Exp.50, Org. I.
ejidatarios emprendió trabajos para provecho personal, como la instalación de la fábrica
de cal, producción agrícola por medio de aparceros, renta de pastos y aprovechamiento
del agua, entre otras cosas.

4. Consolidación del cacicazgo 1953-1958


Para finales de 1953, a dos años de haber comenzado su intervención en el ejido, Jesús
Molina ya era respaldado por un amplio grupo de ejidatarios221 que lo apoyaba porque en
cierta forma obtenían privilegios. En contraparte, estaba otro grupo que no simpatizaba
con Molina y que se unieron a las familias Mata, García, Tarquín y Álvarez. Sobre estas
divisiones un ejidatario recuerda “Hubo dos grupos de ejidatarios uno encabezado por los
Mata y otro por Molina, peleaban principalmente por la renta de pastos… a Molina la
gente del ejido lo apoyaba por interés y conveniencia, a él le gustaba el alcohol y a la
gente también, así que les invitaba un trago o un refresco y ya lo apoyaban…” 222.

Lo que es un hecho es que la población del ejido estaba dividida: la mitad estaba con
Molina y la otra con Tarquín y los Mata. Esta confrontación entre grupos o facciones fue
una constante hasta mediados de los sesenta y en ocasiones enfrentó a miembros de una
misma familia. Por ejemplo, Luís Mata Mendoza nos relata que su abuelo estaba con los
Mata-García pero su padre, Anselmo Mata apoyaba a Molina, pues previamente trabajó
de yuntero con los Mata y lo explotaron porque no le pagaban bien, así que se alió con
Jesús Molina223. Es interesante ver como las concesiones gubernamentales para el
colectivo ejidal originaron divisiones al interior de las familias y en la población, con esto
confirmo que durante esta época, los chichimecas no se vinculaban como comunidad,
pues esta se dividió en facciones. Pero volvamos al año 1953 para ver como fue que
Molina pudo afianzar su poder en el ejido.

221
En los oficios aparecen hasta 60 o 70 nombres, pero no parece que sea una cifra confiable, ya que existen
acusaciones de que falsificaban firmas o registraba nombres de ejidatarios sin pedir su opinión.
222
José Quevedo (N.1947 - ) ejidatario, La Norita, 2006.
223
Luís Mata Mendoza (N.1950- ) ex ejidatario, Misión de Chichimecas, 2006.
En diciembre de 1953 Jesús Molina y Damián López enviaron los resultados de una
Investigación de Usufructo Parcelario224, en la cual resalta que 101 ejidatarios tenían una
situación de acuerdo a la normatividad; 51 estaban ausentes del ejido o no trabajan su
parcela; 10 la rentaron al ingeniero Álvarez y 17 habían cultivado la tierra por mas de dos
años sin tener CDA.
Cuadro 2: Situación de ejidatarios
Situación Numero de ejidatarios
En posesión de parcela con CDA 86
Herederos de ejidatarios ausentes que trabajan 15
Ausentes mas de dos años 35
No ejidatarios que han cultivado mas de dos años 17
Ejidatarios con CDA que no han trabajado varios años 16
Parcela escolar 1
Ejidatarios que rentaron tierra a Álvarez 10
Total 180
Fuente: 15 Diciembre 1953, carta de Damián López y Jesús Molina. Exp. 50, Organización.

Según el cuadro anterior, el 32% de los ejidatarios preferían salir a trabajar a las haciendas
y dejaban abandonadas las parcelas “…se iban a trabajar a Santa Ana y Lobos, Begonia, La
Escondida, San Isidro, El Carmen y también a Celaya…” 225. Para este sector, Molina y la
asamblea solicitaron que procediera el Juicio de Privación de Derechos Agrarios. A quienes
rentaban su parcela al ingeniero Álvarez se les respetaron sus derechos, pero se solicitó a
la Delegación Agraria que le ordenara a Álvarez desocupar las 100 has. del ejido que
“explota con contratos fuera de la ley” en los que sólo daba el 15% de la cosecha a los
ejidatarios. También se le hacia responsable de estar en acuerdos con Tarquín y a través
de las familias Mata y García poner en rebeldía a los ejidatarios226.

Es interesante anotar que se trataba de un asunto político, pues Molina por mucho
tiempo recurrió a la misma práctica de dar parcelas ejidales en renta. Nos cuentan:
“Molina rentaba algunas parcelas para trabajarlas, le daba el 20% (dos de 10 surcos) al
dueño de los derechos ejidales, agarraba la tierra de quienes no querían sembrar y tenían

224
Realizada en julio por Eduardo Calderón, Jefe de Organización Agraria y Alfonso Guizar Valencia, Jefe de
Zona Ejidal.
225
Luis Mata Mendoza (N.1950- ) ex ejidatario, Misión de Chichimecas, 2006.
226
15 Diciembre 1953, carta de Damián López y Jesús Molina. Exp. 50, Organización.
riego; sembraba con tractores…”227. En concreto en 1953, había sembrado 100 has. de
trigo aprovechando los apoyos del Banco, el agua de la mina Santa Brígida que le arrebató
a Álvarez y la Norita que se la quito a Tarquín228.

En septiembre de 1954 se realizó el cambio de autoridades ejidales, Jesús Molina siguió


ocupando el puesto de SCE, el PCE fue otro de sus allegados a quien podía controlar. El
grupo de Mata y García siguió en el Consejo de Vigilancia.
Cuadro 3: Autoridades Ejidales 1954-1958
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente J. Luz Ramírez Guerrero Epifanio García
Secretario J. Jesús Molina Huerta Juan Ramírez Reyes
Tesorero Hermenegildo López Juan García Torres
Suplentes
Presidente Antonio López García Valente García Mata
Secretario Daniel Ramírez Mata Pablo García Mata
Tesorero Andrés Ramírez Mendoza José Rangel Ramírez
Fuente: 7 septiembre 1954. Acta de Elección de autoridades. Exp.50, Org.

A la asamblea en la que se realizó la elección asistieron 64 ejidatarios (de los 127 activos).
Ahí también nombraron a los representantes de la Sociedad de Crédito entre los
integrantes del CE y CV que supieran leer y escribir.

La reelección del grupo que tenia el poder y el control de los recursos del ejido causó el
enojo de sus opositores, quienes insistían que se realizara otro “corte de caja”. Pero
Molina y su grupo les restaban sus derechos de queja, por ser “asalariados de
particulares” (se referían a que trabajaban con Álvarez); tener abandonadas sus parcelas y
junto con sus patrones, sólo ocuparse de sabotear las tareas del CE229. Además, se les
hacía responsables por la pérdida de esquilmos y de cuarenta mil plantas de maguey,
nopales, palmas y árboles que se destrozaron al permitir que Álvarez realizara desmontes.
Amenazaban de llamar a la Guardia Forestal para recuperar los terrenos invadidos y una
vez más, exponían las mejoras que habían hecho en el ejido gracias a su “buena
administración”.

227
José Molina (N. 1940- ) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
228
15 Diciembre 1953, carta de Damián López y Jesús Molina. Exp. 50, Organización.
229
23 septiembre 1954, al Jefe DA Cástulo Villaseñor, del Comisariado Ejidal de Misión de Chichimecas J.
Luz Ramírez, Jesús Molina y Hermenegildo López. Exp. 50, Organización.
Cuadro 4: Inversiones en el ejido (1953-1954)
Adquisiciones Costo
Equipo de bombeo $ 27 372
Caseta para motor $ 450
Canal y abrevadero de piedra $ 2 775
Arreglo de compuertas de la presa No especifica
Obras de canalización para Santa Brígida 4500 metros No especifica
Tractor $12 000
Deudas pagadas No especifica
Oficina de Rentas $ 2 705
Total $45 302
Fuente: 23 septiembre 1954. Carta del Comisariado Ejidal. Exp. 50. Organización.

Asimismo, informan que para realizar dichos trabajos fue necesario construir dos caleras
en el ejido. La producción de esa empresa se destinaba un 40% para trabajos del ejido;
otro 40% para mano de obra y material y el 20% restante, para “el compañero Molina por
su trabajo y dirección”230.

La Delegación Agraria no hacia gran cosa ante las denuncias que recibía, por lo que por
mucho tiempo la oposición y el conflicto entre estos dos grupos fue un fenómeno que
persistió. En 1955 Hermenegildo López (TCE) presentó una queja al Banco Ejidal, pues Mª
De Jesús Mata, Clemencia, Germán, y Epifanio García pretendían rentarle nuevamente sus
parcelas a Jesús Álvarez231.

A lo anterior y harto del problema, Epifanio García (respaldado por 50 ejidatarios) acudió
al Presidente de la República informándole que durante los últimos cinco años han
padecido la tutela de Molina, quien ha acaparado la presa Ladrillera, obligando a los
ejidatarios a salir en busca de empleo y lo responsabilizaron de una deuda de cien mil
pesos que contrajo a nombre del ejido, malversando el dinero. Además le decían:
“señor Presidente constituimos la mayoría de la tribu chichimeca que ha logrado supervivir
en el centro. La mayoría de nosotros malentiende el español y cuando en demanda de
justicia recurrimos ante diversas autoridades o no se nos quiere comprender o no se nos
quiere ayudar … *pedimos] mediante investigación del gobierno de la República, nos preste
ayuda material e intelectual, ya no para salvarnos a nosotros del pauperismo e ignorancia
en que estamos hundidos sino a nuestros numerosos hijos y que… se movilice la maquinaria

230
Ídem.
231
31 marzo 1955, carta al Agente General de Banjidal, del Tesorero del Comisariado Hermenegildo López.
Exp.50, Organización.
del Estado en la materia para poner remedio a nuestra situación, y de ser posible, siempre
que su bondad sea tanta, prestarnos ayuda para obtener algunos elementos que nos
permitan mover nuestras tierras, en caso de que sean devueltas y podamos trabajarlas” 232.

Por su parte, el tesorero del CE también le escribió al Presidente e hizo alarde del respaldo
que le brindaban los ejidatarios, pues 73 de ellos exponen que avalan el comportamiento
del CE y de Jesús Molina porque “han hecho del ejido una verdadera fuente de trabajo” 233.
Con estos escritos, el personal de las oficinas centrales del Departamento Agrario, en un
esfuerzo por solucionar los problemas, convocó a una asamblea, asistieron el delegado de
Promoción Agrícola, el procurador de Asuntos Agrarios, los representantes de la agencia
del Banjidal en Celaya y un representante de la Liga. Pese a la presencia de estos
funcionarios, la asamblea no se realizó porque no se presentaron las autoridades del ejido
y sólo asistieron 59 ejidatarios234. Por lo que los problemas continuaron.

En abril de 1956 el Consejo de Vigilancia dirigido por Epifanio García, le escribió al


Gobernador de Guanajuato
“nuestro ejido se encuentra en el más completo estado de miseria económica, abandono y
desorganización, el actual Comité Ejidal…. no respeta nuestros derechos agrarios, no
tenemos garantías para trabajar nuestras tierras confiada y pacíficamente, cometen con
nosotros toda clase de arbitrariedades y abusos en perjuicio de la comunidad y de cada uno
de nosotros. Están explotando nuestros productos naturales del ejido para su provecho
personal, como son arrendamiento de pastos, venta de magueyes en grandes cantidades,
explotación de hornos para cal, nuestras cercas las están terminado de derrumbar para
utilizar el dicho “caliche” así como venta de piedra.

Luchamos porque se hagan asambleas… ya que obras de mejoras materiales no se hacen


ningunas y desconocemos el empleo que se le da al fondo común sobre el producto de las
ventas… nuestro ejido cada día va en la desorganización mas completa y en el mas rotundo
fracaso como organismo y como grupo, puesto que este señor Huerta Molina busca la
manera de desorganizarnos a fin de que nuestro ejido fracase ya que él es hijo del antiguo
dueño de lo que es el ejido, pero si busca beneficios en su provecho a nuestra costa”235.

Los denunciantes también informaban que la deuda con el Banjidal había aumentado a
190 mil pesos, con lo cual no se habían beneficiado, pues Jesús Molina acaparó la bomba

232
28 julio 1955, carta al Presidente Adolfo Ruiz Cortines, de los ejidatarios Epifanio, Germán y Juan García,
en representación de otros 50 ejidatarios de Misión de Chichimecas. Exp.50, Org.
233
31 agosto 1955, al Presidente de la Republica Adolfo Ruiz Cortines, de Hermenegildo López y 63
ejidatarios. Exp.50, Organización.
234
15 septiembre 1955, Acta no verificativo de asamblea. Exp.50, Org.
235
15 mayo 1956, al DDA, del Secretario General de Gobierno Felipe Ríos Cortes. Exp. 50, Organización.
del pozo de riego y los tractores. Además, le destrozaron un bordo a Jorge Mata, quien
pese a su avanzada edad, no le permiten buscar ayudantes, aunque Molina tiene socios y
medieros. Quienes formulan la queja se dicen
“…auténticos ejidatarios, vecinos y originarios de este poblado, ajenos a liderazgos; no nos
guía ningún fin personal, sino el bien de nuestra comunidad… somos campesinos dedicados
a labrar la tierra y conocemos los sufrimientos del trabajo del campo y no es justo señor
Gobernador que después de haber pasado por inmensas penalidades en épocas de la
revuelta “cristera” para obtener un pedazo de tierra que el señor Gobernador nos entregó
para que ahora este señor Huerta Molina nuestro acérrimo enemigo en la cuestión agraria,
sea el que este aprovechando los beneficios nuestros, falsificando firmas para pedir
refacciones al banco que él esta utilizando”236.

Ante estas acusaciones, Molina replicó acusando a Jorge Mata y a Clemencia García de no
trabajar nunca su parcela y fomentar divisiones entre los ejidatarios237.

En 1957, el grupo de Jorge Mata denunció al Presidente del CE (J. Luz Ramírez) por tener
un mediero en las tierras que riega la presa Ladrillera, quien a su vez contestó con otra
acusación, ahora contra el delgado de Promoción Agrícola Ejidal que con cinco campesinos
rompieron acequias y robaron la corona y válvula de la bomba238.

Al mes siguiente el Comisariado Ejidal le escribió al Gobernador


“Nuestro ejido esta compuesto por una raza de indígenas chichimecas, de los cuales 95%
nos encontramos ignorantes de los derechos individuales así como de las leyes que pueden
proteger nuestros derechos, dejándose ver que vivimos en una completa ignorancia y a
merced de personas y lideres malos que a todo trance siguen tratando de explotarnos. Lo
mas triste y desesperante de nuestra situación, Señor Gobernador, es que un grupo de
ejidatarios de nuestra misma raza engañados y encabezados por la líder señora Clemencia
García de Mata y su esposo Jorge Mata, a su ves de acuerdo con otros particulares,
constantemente nos han venido acusando con distintas dependencias con falsedades y
mentiras engañando a las propias autoridades. Llegando el colmo de estas acusaciones
infundadas hasta con el propio Presidente de la República… se han efectuado las
investigaciones correspondientes, sin que se aclare ninguna responsabilidad, ni contra
nosotros ni de ningún ejidatario….. Señor Gobernador, no es justo ni por ley ni por
humanidad, ya que todos somos mexicanos que por causa de una mujer sin miramientos
para su propia raza, sea motivo para que todos los ejidatarios vivamos en continuas reyertas
y zozobras, sin poder trabajar libremente, y que no sean satisfechas las ambiciones de
mando de esta señora y sus familiares, nos veamos envueltos constantemente en

236
Ídem.
237
14 mayo 1956, al DDA, del Comisariado Ejidal de Misión de Chichimecas. Exp.50, Org.
238
Febrero 1957, al Delegado del Departamento Agrario Guanajuato Rafael Carrillo, del Comisariado Ejidal
J. Luz Ramírez, Jesús Molina y Hermenegildo López. Exp.50, Org.
dificultades internas. No obstante… esta señora siempre ha pasado como victima de
nosotros sorprendiendo la buena fe que siempre le han dispensado algunas personas
relacionadas al Gobierno. Señor Gobernador, pedimos justicia que al impartírnosla no
solamente ayuda al bienestar de una raza, sino reanudara en bien de nuestra patria porque
libremente nos ocuparemos con más ganas a la producción de nuestras unidades de
dotación”.239

En estos documentos es interesante resaltar la forma en que ambas facciones del ejido se
nombran auténticos chichimecas y alegan a la idea de justicia usando un discurso a
nombre de la población indígena, como grupo ignorante, engañado y a merced de malos
líderes. Pero tanto un bando como el otro tenían líderes que sólo representaban un
pequeño sector de los Chichimecas y fácilmente manipulaban sus intereses. Otra situación
que llama la atención es la activa participación de mujeres en la dinámica ejidal,
específicamente la señora Clemencia García a quien algunos consideraban “muy buena
gente y apegada a los jefes de afuera”240, es decir, una líder que podía mover relaciones al
interior y exterior del ejido. También hay que recordar la participación que tenia la
profesora Mª de Jesús Mata, lo cual es importante ya que en los años cincuenta las
cuestiones de la tierra se consideraban propias del genero masculino y no era común que
a las mujeres se les escuchara o que pudieran dirigir a los ejidatarios, como fue el caso de
Clemencia. En la carta anterior también se expresa que la confrontación entre grupos ya
era conocida por el Presidente de la República a quien le escribían sus quejas y aunque
personalmente no les contestaba, daba órdenes a los encargados de la administración
agraria.

En marzo de 1957 se realizó una investigación con la presencia de Jesús Rotunno de las
oficinas centrales del Departamento Agrario e Hidalgo Gurria Jefe de Organización
Agrícola de la Delegación Agrícola. En esta ocasión, la mayoría de los ejidatarios (41)
apoyaron a Epifanio García y a Jorge Mata, en contraste con 31 que respaldaron a Molina.
En la reunión, los ejidatarios le solicitaron los cortes de caja al tesorero del Comisariado y
le preguntaron sobre el destino de la venta de pastos y magueyes, al no contestar, le

239
10 marzo 1957, al Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato, del Comisariado Ejidal J. Luz
Ramírez, Jesús Molina y Hermenegildo López. Exp. 50, Org.
240
Francisco López (N. 1926 - 2008) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
acusaron de haber repartido el dinero entre un reducido grupo241. Como resultado de la
investigación establecieron que la mayoría de los cargos lanzados eran responsabilidad de
los empleados de Promoción Agrícola por ser de su competencia el control de la venta de
esquilmos (pastos, maderas, carbón). En esta misma reunión, los allegados a Molina
indicaron que Clemencia García y Jorge Mata trataron de quitar al CE con el apoyo de
Jesús Rotunno, y en las oficinas del Banjidal señalaron a Jorge Mata como el “agitador” del
poblado. Por su parte, el comisionado Hidalgo Gurria informó que el CE cubrió gran parte
de los adeudos, por lo que el Banco les facilitó otros $17 000 para sembrar trigo y en
relación a las acusaciones contra las autoridades ejidales, indicó que no debían tomarse
en cuenta242. Es interesante que en esta investigación la mayoría de ejidatarios apoyara al
grupo de Epifanio García, no obstante el comisionado respaldó al grupo de Molina. Aquí se
dejan ver las relaciones que entablaron los líderes con los empleados del Departamento
Agrario y del Banco.

Con todo lo anterior, podemos precisar las características de Jesús Molina como cacique
de una facción de Misión Chichimecas (un nivel inferior al “nivel 5” de la jerarquía política
señalado por Alan Knight), en la medida que buscaba la consecución de metas y podía
controlar una parte de la comunidad por medio del contacto y conocimiento personal243;
además había establecido una red de relaciones clientelares con sus subordinados
ejidatarios, y con los superiores: funcionarios del Banco y del Departamento Agrario.
Asimismo, vemos que en un inicio Molina hizo uso de una violencia discreta para
imponerse ante el grupo de ejidatarios que tenían el poder. Así se confirma lo que
establece Knight acerca de “la autoridad caciquil, arbitraria, personalista e inestable que
necesitó de la violencia para establecerse y mantenerse”244. También podemos
comprobar otra característica que estableció el historiador cuando asegura que la
autoridad del cacique puede mitigar o evitar los fallos judiciales, ya que Jesús Molina fue
sujeto de investigaciones y según el grupo opuesto se confirmaban las acusaciones, sin

241
15 marzo 1957. Acta de Investigación, firmada por el representante de Agricultura Jesús Rotuno y el
comisionado del Dpto. Agrario Hidalgo Gurria. Exp.50, Org. I
242
16 abril 1957, a la Dirección de Organización Agrícola Ejidal, del comisionado Hidalgo Gurria
243
Knight, Alan. Ibid. pp. 336
244
Knight, Alan. Ibíd. pp. 346
embargo, nunca fue remitido con las autoridades ni fue sujeto de sanciones por su
actuación.

5. Lucha de facciones: dos Comisariados Ejidales 1958-1963


En 1958, la Delegación Agraria ordenó que se realizara el cambio de autoridades. En esta
ocasión, el representante del Banco sólo podía intervenir si trabajaba con la mayoría y no
era así, por lo que el Comisariado Ejidal quedó en manos de la familia García, aliados de
los Mata. Jesús Molina había solicitado la intervención de las fuerzas federales para el día
de la elección245 como una forma de presionar a la asamblea y conseguir la mayoría, pero
los federales no se presentaron y perdió la representación ejidal.

Cuadro 5: Autoridades Ejidales 1958-1959


Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Epifanio García Ramírez Hermenegildo López García
Secretario Octaviano García García Remigio García Mendoza
Tesorero Hesiquio García Mata Damián López García
Suplentes
Presidente Espiridion García León Baeza Mata
Secretario Valente García Mata Pedro Baeza Mata
Tesorero Pablo García Mata José Baeza Ramírez
Fuente: 24 marzo 1958. Acta de Elección de autoridades. Exp.50, Org.

El grupo al que Molina manejaba quedó en el Consejo de Vigilancia, (tuvo 20 votos contra
45), por lo que le tocaba estar en la oposición y como era de esperarse, impugnó la
elección: reclamó que no se tomó en cuenta a los campesinos que trabajaban sin
certificado de derechos agrarios; señaló que el PCE y SCE electos eran muy ancianos y
denunció al nuevo CE por no permitirles tener animales a medias y no dejar que los
medieros siguieran barbechando a pesar de que los ejidatarios tenían permiso de
aparcería por sus condiciones físicas 246. Antes de la temporada de siembra, los integrantes
del CV denunciaron que el nuevo CE despojó de su parcela a once campesinos (sin CDA)
que habían trabajado por más de dos años y solicitaron su cambio porque de acuerdo con

245
26 marzo 1958, al Delegado DA Guanajuato Rafael Carrillo, del Comandante General de Brigada Juan
Alpuche Pinzón. Exp.50, Org. I
246
8 abril 1958, a la agente de la Secretaria de Agricultura y Ganadería Isaura Zúñiga, del Consejo de
Vigilancia de Misión de Chichimecas. Exp. 50, Gral.
el ingeniero Álvarez (ex rentero y propietario vecino) entorpecían la dotación de aguas de
la mina Santa Brígida, además querían despojar a 30 campesinos que habían trabajado
más de siete años en el ejido247.

Los desparcelados y los que tenían riesgo de serlo, eran individuos que respaldaban a
Molina, a este sector no se le había considerado en la Asamblea y quitándoles la tierra, le
restaban poder al líder. Las quejas de Molina y su grupo no tuvieron eco y ahora se
enfrentarían a la revancha de los García-Mata, que no era diente por diente, sino
“quijadas por diente”.

Las pugnas entre los líderes de las facciones continuaron y en estas se dio la intervención
de las autoridades agrarias locales. Los García-Mata pretendían expulsar del ejido a
Molina: lo acusaban de no figurar en el censo básico ni en otros posteriores y de poseer
un capital importante (100 cabezas ganado mayor, casa en San Luís de la Paz, tractor y
equipo de bombeo). También pretendían destituir al Consejo de Vigilancia por estar a su
servicio. Ante estas acusaciones y otras que lo involucraban en mal manejo de créditos,
Molina se defendía. Argumentaba que lo difamaban al decir que obtuvo créditos para su
provecho personal y a su vez, expresaba que eran ellos (García-Mata) quienes jamás
habían pagado las deudas bancarias contraídas en 1937; que no puede quitar el equipo de
bombeo en 15 días como se le pide, porque quedarían sin agua los abrevaderos de los
animales de los ejidatarios y porque tiene una parcela de tres hectáreas que quedaría sin
este servicio. Agregaba que si dejó sin agua a los ejidatarios del grupo García-Mata es
porque ellos no dan nada a cambio de ese servicio y se auto nombra “el único que he
defendido mi raza (chichimeca) y que no me he dejado sugestionar por los particulares…
[por el contrario] mi acción beneficia a 70 padres de familia verdaderamente
chichimecas”248.

De esta discusión, la Agencia del Ministerio Público notificó que las acusaciones a Molina
fueron parcialmente comprobadas y se confirmaron los cargos de malversación de fondos,
247
20 Mayo 1958, al DDAA, de la Dirección de Organización Agrícola. Exp. 50, Org.
248
21 julio 1959, al Jefe de Zona Ejido Jorge de la Torre y Mancera, de el ejidatario chichimeca Jesús Molina
Huerta. Exp.50, Org.
explotación forestal y daño en propiedad ajena249. Sin embargo, Jesús Molina no se
amedrentó.

Un poco después (agosto 1959) murió Epifanio García, PCE y como el suplente no sabia
leer ni escribir se convocó a elecciones y resultó electo Juan García. Pero, por órdenes
de la Dirección de Organización Agrícola se hizo nueva elección, a la asamblea
asistieron el inspector del Banco, un representante del Departamento Agrario (DAAC),
la mayoría de los ejidatarios y los campesinos en posesión de parcela, pero sin CDA. En
total fueron 87 y con la incorporación de los campesinos sin CDA se favoreció a Molina
y su grupo (ver cuadro 6).
Cuadro 6: Autoridades Ejidales 1959-1963
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Antonio López García Juan García Torres
Secretario Jesús Molina Valente García Mata
Tesorero Damián López Espiridion García
Suplentes
Presidente J. Luz Ramírez Guerrero Cecilio García
Secretario Adelaido Mata Octaviano García
Tesorero Hermenegildo López Hesiquio García
Fuente: 22 octubre 1959 Acta de Elección

Esta elección fue impugnada por el grupo opositor quien señalo que la convocatoria a la
asamblea se hizo un día antes y que el CE había sido impuesto por Isidro Hernández
representante del DAAC, pues sus miembros no contaban con CDA y no radicaban en el
poblado, además dos de ellos tenían antecedentes penales250.

Las acusaciones continuaron, en mayo de 1960 el CV presidido por Juan García Torres
convocó a otra asamblea en la que acusaron al CE Antonio López García por no dar a
conocer los ingresos por renta de pastos y además, ya estaban cobrando las cuotas por los
años 1961 y 1962. También lo denuncian por vender grandes cantidades de piedra y cal
procedente del monte ejidal y por enésima vez reiteran las acusaciones contra Molina:
“…es un asesino desalmado que mato a su propio tío Raúl Cordero… nos ha estado robando
el patrimonio de nuestros hijos… es dueño de ranchos, maquinaria y ganado…tiene ganado

249
21 julio 1959, al Jefe DAAC, de la Dirección General de Averiguaciones Previas. Exp. 50. Org.
250
29 octubre 1959, al Delegado DA Guanajuato Rafael Carrillo, del Jefe de Zona Jorge de la Torre y la
ejidataria María de Jesús Mata. Exp. 50, Org.
a medias en los pastos del ejido… aparceros a su servicio… el Presidente del Comisariado es
un infeliz pelele que maneja a su antojo… *en síntesis+ el cacique Jesús Molina… es un
terrible enemigo de los campesinos..”251.

Jesús Molina impulsó la regularización (como ejidatarios) de sus aparceros y de otros


campesinos del vecindario para lograr mayor fuerza. Así, un grupo de 23 campesinos de la
Ciénega, le pidieron al DAAC que los integrara al ejido, señalaban que habían sido
aparceros en el lugar por más de tres años, habían entregado el 30% de la cosecha al CE y
habían pagado por el pastoreo de sus animales. Además hay suficiente tierra en el
ejido252.

Los ejidatarios de Misión de Chichimecas (probablemente del grupo García-Mata) se


opusieron a aceptarlos, en su opinión debían considerarse en primer lugar los derechos de
los sucesores.

La disputa por las parcelas continúo. En esta ocasión el CE (grupo de Molina) quiso
arrebatarle la tierra a los ejidatarios que por incapacidad se auxiliaban de medieros: 13
viudas, cuatro herederas solteras, cinco enfermos o impedidos con familia a su cargo,
siete mayores de 70 años y seis que estaban presos253.

Estos conflictos redundaron en el cambio autoridades el 13 de agosto de 1960. El CE


vuelve a “ganarlo” el grupo de García-Mata y de nuevo se da la impugnación de las
elecciones. Molina afirma que más de 80 ejidatarios están inconformes ya que no hubo
convocatoria y ese “cambio sin justicia ni orden, parece que fue una consigna de De la
Torre… quien ha creado problemas a fin de sacar partido” 254.

Posteriormente el ingeniero De la Torre, Jefe de Zona Ejidal, informó que a la elección no


asistió el CE depuesto por lo que no hubo corte de caja ni inventario, los antiguos
dirigentes se negaron a entregar el sello y la documentación, además de haber destruido
251
29 mayo 1960, al Delegado de DDAC en Guanajuato Fernando Rumebe Avilés, del Secretario del CV
Valente García, el ejidatario Germán García y 4 más. Exp.50. Org.
252
15 julio 1960, al Jefe DAAC, de 23 campesinos de la Ciénega. Exp. 50, Org.
253
2 diciembre 1960, al Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, de los ejidatarios de Misión de
Chichimecas Germán Gracia, Valente García, Mª de Jesús Mata y Juan García Torres. Exp. 50. Org.
254
14 agosto 1960, al Ingeniero Jesús Santana Gallo, de Luz Ramírez, Hermenegildo López, Luz Baeza,
Mauro López, Adelaido Mata, Damián López y Jesús Molina en representación de los ejidatarios.
las convocatorias a la asamblea. Cuando abordaron a Jesús Molina expresó “que no estaba
dispuesto a entregar nada hasta que se hiciera una junta general de ejidatarios o se
dirigieran a las oficinas centrales de México”. Por este motivo, el Jefe de Zona hizo las
consignaciones, pero consideró que debía actuarse con mas energía, con la intervención
de un representante del Banco “institución acreedora de Molina y no del ejido”255.

Cuadro 7: Autoridades Ejidales 1960-1963


Comisariado Ejidal Consejo Vigilancia
Presidente Valente García Mata Juan García Torres
Secretario Germàn García López Pablo Mata
Tesorero Mª de Jesús Mata Juan Molina
Suplentes
Presidente Juan Ramírez Reyes José Rangel
Secretario Octaviano García García Teodoro Mata
Tesorero Pablo García Mata Regino Mata
Fuente: 13 agosto 1960 Acta de Elección de autoridades. Exp. 50, Org.

Es interesante destacar que ante el conflicto de los dos grupos no había mediación de un
tercero y que el Jefe de Zona de la Delegación Agraria tomaba partido por los García-
Mata, mientras que funcionarios del Banco apoyaban a Molina. En mi opinión, este
conflicto representaba el enfrentamiento de dos facciones con fuertes intereses, en el que
se manipulaba la asamblea. El poder que se peleaba era el control y usufructo de los
recursos del ejido realizada por unos cuantos (de un grupo o de otro) y los campesinos y/o
indígenas chichimecas sólo eran utilizados en el discurso.

En septiembre de 1960 se intentó darle cierta normatividad al uso del agostadero y a la


renta de pastos. Se organizó una asamblea dirigida por los García-Mata en la que se
presentó Jesús Molina en estado de ebriedad y con una actitud violenta. Los participantes
de la asamblea le preguntaron sobre la renta de pastos que había cobrado por adelantado
($7046), correspondientes a los años 1958 a 1961, Molina contesto “que ya llegaría el
momento de aclarar las cosas… que no tenia miedo a nada”. Ante esta actitud, el Jefe de
Zona (Jorge de la Torre) le dijo a la asamblea que Jesús Molina no representaba autoridad
en el ejido y por su evidente estado de ebriedad, le pidió retirarse. Fuera del salón empezó

255
31 agosto 1960, a DDAAC Fernando Rumebé Aviles, del Jefe de Zona Jorge De la Torre. Exp. 50. Org.
a agredir con toda clase de improperios, tildando de borracho y bandido a Jorge de la
Torre, con lo cual los asambleístas le gritaron “tu eres un bandido, porque nos has
explotado; te llevaste el tractor y la bomba que es de nosotros” 256. El comisionado impuso
moción al orden para dar a conocer el estado financiero del ejido que tenía una deuda por
$327 544, dinero que según la asamblea, nunca recibieron los ejidatarios ya que lo obtuvo
Molina falsificando firmas.

En la junta se establecieron los derechos de pasteo hasta por 25 cabezas de ganado menor
y 10 de ganado mayor, en caso de excedentes se cobraría 5 y 13 pesos respectivamente,
asimismo solicitaron que no pasaran el ganado sobre los bordos pues los perjudicaba. Por
los problemas con Molina, el comisionado concluyo que “debido a la falta de cultura de
esta gente… Molina Huerta supo aprovechar su ignorancia en beneficio de sus intereses”,
por lo que ordenó la investigación procedente257 y unos días después, la Oficina
Subalterna Federal de Hacienda pidió consignar a Antonio López, Damián López y Jesús
Molina por malversación de fondos, amenazas y usurpación de funciones 258, pero no lo
hicieron.

El grupo de los García-Mata respaldados por un buen sector de ejidatarios, insistieron en


que se realizara una investigación bancaria para desenmascarar a Molina. De esta
resultaron serias anomalías: de ocho campesinos que habían firmado pagares por $9 940,
tres reconocieron deber solo $200 y declararon que Molina les había engañado para que
firmaran; a otro ejidatario le atribuían una deuda de $5 000 (distribuidos en 21 pagares) y
declaró no haber recibido o firmado nada, peor aún tuvo que vender sus yuntas y
animales para sostener sus siembras y cuando levantó la cosecha, el Banco se la llevó
toda. Además de estas irregularidades, los García-Mata denunciaron que Damián López
(aliado de Molina) sustrajo el equipo de bombeo sin pedir permiso por lo que le exigieron
que lo devolviera. Si esto fuera poco, los que rentaban superficie para el pastoreo
probaron que le habían pagado a Molina un año de pastos por adelantado ($10 000) y no

256
28 septiembre 1960, al Ingeniero Fernando Rumebe Avilés, del Jefe de Zona Jesús González Macías,
informe. Exp.50, Org.
257
Ídem.
258
27 septiembre 1960, a la Oficina Subalterna Federal de Hacienda, de Jorge De la Torre. Exp. 50, Org.
había registro sobre este dinero. Por todo esto, exigieron que enjuiciaran a Molina y sus
cómplices259.

Al mes siguiente, el CE dirigido por Valente García solicitó una auditoría al Banco por las
irregularidades en el manejo del crédito “… en vista que el C. Presidente de la República
ha ofrecido hacer justicia en casos como estos y ha pedido los nombres de los judas que
desvirtúan el espíritu de nuestras leyes y de la Revolución Mexicana… los judas de nuestro
ejido son los hermanos López García y Jesús Molina…” además señalan que “el Comité
saliente, caprichosamente, retiene en su poder toda la documentación relacionada con la
administración del ejido y se niegan a entregarla…”. 260

Para ese entonces, no sólo los ejidatarios estaban divididos y en conflicto, sino que
también se había involucrado a los representantes del gobierno: el personal del Banco
apoyaba a Molina y su grupo, y Jorge de la Torre, de la jefatura de zona, a los García-Mata.
Además, funcionaban dos CE, por lo que intervino Eduardo Martínez Trejo, como
inspector especial de las oficinas centrales del DAAC.

Martínez informó: se realizó una asamblea con la asistencia de 61 ejidatarios y se


presentaron los dos Comisariados que fueron electos con un mes de diferencia, uno por la
Jefatura de Zona y otro por la Delegación de Organización Agrícola. Se discutió cual era el
auténtico, pero no se llegó a ningún acuerdo. Un grupo de ejidatarios persistió en sus
acusaciones contra el mal manejo del crédito que por años había realizado Molina; Mª
Jesús Mata señaló que su padre murió en 1947, pero en 1953 y 1954 apareció su nombre
con una deuda de más de dos mil pesos. Apoyaron a Jorge de la Torre por el cambio de
autoridades que realizó. Martínez dio a conocer que la Delegación de Organización aceptó
la documentación de la elección presentada por Isidro Hernández (del grupo de Molina) y
no por De la Torre (grupo García-Mata), así que ordenaría la reposición de la elección. Por

259
15 noviembre 1960, Acta de asamblea para aclarar cuentas, del Comisariado Ejidal Germán García,
Valente Mata y Mª de Jesús Mata y el Consejo de Vigilancia Pablo Mata, Juan García y Espiridion García.
Exp. 50, Org.
260
4 diciembre 1960, al Director Banjidal, El Comisariado Ejidal de Misión de Chichimecas Germán García,
Valente García y Mª Jesús Mata.
último, le pidieron a Molina que regresara el equipo de bombeo sustraído, porque era
propiedad del ejido261.

De febrero de 1962 a octubre de 1963 continuaron los dos Comisariados diciéndose


legales cada uno de ellos; persistieron las acusaciones de mal manejo de créditos por
ambos grupos: el grupo de los García-Mata y tras ellos Guerrero Tarquín, acusados por los
créditos ejercidos de 1936 a 1940, con el aprovechamiento de esquilmos y recursos del
agostadero y con el usufructo del riego de la Norita; y el grupo de Molina por los créditos
de 1947 a 1959, la apropiación del equipo de bombeo del pozo y la renta de una parte del
agostadero. La disputa también se dio por la superficie de pastoreo que se rentaba en
1961 y 1962. El ganado era recogido por los García-Mata quienes exigían que el pago
fuera para ellos. Los problemas y acusaciones mutuas llegaron a las oficinas de la
Presidencia de la República262.

Sin duda, los dos grupos habían cometido fraudes e irregularidades en el manejo del
crédito y de los recursos del ejido. Y en su momento, ambos se declaraban benefactores
del grupo chichimeca, pero en realidad, se trataba de una lucha de facciones caciquiles, en
la que Molina tenia cierta desventaja ya que los García-Mata se apoyaban en una
estructura familiar, mientras que él se movía relativamente solo, las alianzas con su grupo
no eran tan profundas como podía serlo la estructura familiar. Con estos enfrentamientos
entre facciones podemos ver las características específicas que adquirió este fenómeno en
Misión de Chichimecas, donde las facciones eran dirigidas por caciques y estos a su vez
podían manipular y mediar la lucha con recursos económicos y simbólicos. Considero que
esta es una aportación al ámbito de los estudios rurales pues “de una manera u otra, los

261
2 febrero 1961, Acta de Asamblea General de ejidatarios, firmada por 55 ejidatarios más las Autoridades.
Exp. 50, Org.
262
4 abril 1962, a Norberto Vega Villagomez, de Presidente del Comisariado Ejidal Valente García Mata. Exp.
1205, General.
19 febrero 1963, Responsabilidades y causantes de todas las dificultades del ejido, del Presidente del
Comisariado Ejidal Antonio López García, en representación de más de 100 ejidatarios padres de familia.
Exp.50, Org.
fenómenos de faccionalismo y caciquismo son características claves del campo
mexicano”263.

6. Declive caciquil 1963-1967


En octubre de 1963 se regularizaron las autoridades ejidales, el Comisariado Ejidal lo
obtuvo el grupo de los García-Mata y Molina no ocupo ningún puesto de representación.
A la asamblea de elección asistieron 99 ejidatarios y por la anterior existencia de dos CE se
practicaron dos cortes de caja, el CE de Valente García reportó una existencia de mil
novecientos pesos, por el contrario Molina declaró la caja en ceros.

Cuadro 8: Autoridades Ejidales 1963-1965


Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Germán García J. Luz Ramírez Guerrero
Secretario Pánfilo Ramírez Jesús Quevedo Mata
Tesorero Adelaido Mata Moisés López
Fuente: 17 octubre 1963 Acta de Elección

En diciembre, el nuevo Comisariado le solicitó al mediero de Jesús Molina (Adolfo Rivera)


abandonar la explotación del agostadero, sin embargo, Molina presentó un Certificado
Médico en el que consta que sufrió una fractura abierta en la pierna izquierda hace unos
20 años264, por lo que se le permitía tener un mediero.

En 1964 Miguel Fragoso Garza realizó una Investigación de Usufructo Parcelario265, en su


informe describe la situación de las 160 parcelas del ejido: 28 estaban vacantes debido al
fallecimiento o ausencia del titular; el Certificado de Derechos Agrarios (CDA) que
perteneció a Esteban Velásquez (finado) se lo apropio Jesús Molina Huerta y valiéndose de
él, estafó al ejido, según dijeron algunos ejidatarios. El acusado dijo que desde 1942 había
trabajado su parcela y aceptó que las cuentas del Banco estaban alteradas y de esto
responsabilizó a los funcionarios. El experto agrario informó que el total de campesinos en
posesión de parcelas era 152, de los cuales 45 tenían el CDA en trámite. Aparte, hubo
siete campesinos con menos de dos años de trabajar parcelas que la asamblea reconoció

263
Knight, Alan. Ibid. pp. 342
264
Sin fecha, Secretaria de Salubridad y Servicios Sociales Médicos CNC. Exp.50, Depuración censal.
265
21 febrero 1964, al Experto Agrario I Miguel Fragoso Garza Ramos. Exp.50, Depuración censal.
como ejidatarios. El total de parcelas, con la escolar, sumaron 160, así que la asamblea
solicitó los CDA correspondientes266.

Un poco después, se le otorgó a Valente García Mata el cargo de Secretario General del
Comité Regional de la Liga, por lo que le permitieron tener un aparcero267. Es interesante
señalar que Valente García Mata, desde principios de los años cincuenta, había tenido una
constante participación con el grupo de los García Mata, había denunciado las acciones de
Molina y fue creando relaciones con funcionarios de organizaciones agrarias y otras
instituciones, en ese entonces se integró a la Liga, pero más adelante propiciaría la
intervención de otras instancias gubernamentales en el ejido.

Molina aun intentaba dirigir la producción a pesar de que su poder de convocatoria se


había menguado: solicitó al gerente del Banco una constancia para que la Secretaria de
Recursos Hidráulicos le autorizara perforar dos pozos, argumentó que las obras
beneficiarían a “…ejidatarios amantes del trabajo que verdaderamente viven del producto
de la tierra…”268. Ante esta solicitud, el CE integrado por individuos del grupo opuesto,
aseguraba que Molina “cuando le conviene pertenece a CNC, PAN, PRI y ahora a la CROC…
extorsiona a campesinos, se apropia de personalidades que no tiene y obtiene buenas y
jugosas ganancias, es recolector de limosnas del clero y promotor de construcciones
piadosas; es multifacético y desorganizador de ejidos y comunidades en su beneficio”269.

A principios de 1965 se deja ver otra irregularidad en la elección de autoridades del ejido,
pues el Jefe de Zona José López, se enteró que cuando practicaron la Investigación de
usufructo parcelario, también se cambiaron las autoridades y quedaron de esta forma270.

266
14 marzo 1964, Acta informativa sobre IGUPE. Exp.50, Org. I
267
19 marzo 1964, al Presidente del Comisariado Ejidal, de Norberto Vega Villagomez. Exp.50, Org.
268
16 agosto 1964, al Gerente General de Banjidal, del CE Salvador Chavero Perales, Arturo Ramírez
Mendoza y Antonio López García y los representantes de la Sociedad de Trabajos Agrícolas del ejido Jesus
Molina y Damián López. Exp.50, Org.
269
23 agosto1964, a Delegado Dpto. Asuntos Agrarios y Colonización Norberto Vega Villagomez, de los
ejidatarios Manuel García, Juan Ramírez y Regino Mata.
270
13 marzo 1965, al DAAC, del Jefe de Zona Ejidal 1José López Reyes. Exp.50, Org.
Cuadro 9: Autoridades Ejidales 1965-1966
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Manuel García Mata J. Jesús Guerrero Mata
Secretario Juan Ramírez Reyes Manuel García Mata
Tesorero Regino Mata Mendoza Martiniano Quevedo
Fuente: 13 marzo 1965, al DAA, de la Jefatura de Zona Ejidal I. Exp.50, Org.

A fines de 1965, nuevamente se reunieron los ejidatarios para correr al mediero de Molina
(Adolfo Rivera), quien ocupaba una parcela de la ejidataria Pánfila García sin pagarle, por
lo que le pidieron que abandonara la casa que ocupaba271.

Por su parte, Jesús Molina intentaba rentar una fracción del ejido a un nuevo particular: le
escribió al Presidente de la República que, esforzándose por mejorar la comunidad
chichimeca y el ejido, en 1958 gestionó un crédito particular con Odón León Patiño para la
perforación de dos pozos, se realizaron los estudios técnicos y la Dirección de Fomento
Agrícola Ejidal aprobó el contrato el 27 de octubre de 1964, el cual tendría una duración
de 6 años y se renovaría cada año. Trabajaron 12 meses, pero el CE junto con Valente
García y la profesora Ma. De Jesús Mata intentaban nulificarlo “para que nuestro ejido
siga viviendo en la miseria y sirva de paracaídas de los Líderes Políticos que utilizan a
varios indígenas en sus maniobras que sólo redundan en provecho de ellos y así
mantienen la división” 272. Además señalaba que las personas que ocupan los puestos del
Comisariado Ejidal y el Secretario de la Liga los tienen porque fueron impuestos por
Guerrero Tarquín, Procurador de Asuntos Agrarios en Guanajuato273.

En febrero de 1966 se realizó la elección de autoridades, asistieron 154 ejidatarios, se


realizó el corte de caja e informaron que el Presidente del CE anterior (Manuel García
Mata) dispuso de casi seis mil pesos para uso personal274. Con ello, vemos que la figura del
Presidente del Comisariado Ejidal (PCE) tenia la posibilidad de tomar el dinero de los
fondos del ejido y usarlo como quisiera, y estas acciones pocas veces fueron denunciadas
ya que el colectivo pensaba que el PCE lo hacía en cumplimiento de sus funciones.

271
13 septiembre 1965, Acta de asamblea general. Exp.50, Org.
272
14 enero 1966, al Delegado DAAC, del Lic. Ernesto Rosas Ruiz. Exp.50, Org.
273
Ídem.
274
10 febrero 1966, Acta de Elección de Autoridades. Exp.50, Org.
Cuadro 10: Autoridades Ejidales 1966-1969
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Salvador Chavero Martiniano Quevedo
Secretario Andrés Ramírez Juan García Torres
Tesorero Antonio López Aurelio García
Fuente: 10 febrero 1966. Acta de Elección de autoridades. Exp.50, Org.

En esta ocasión el Comisariado volvió a quedar en manos de los simpatizantes de Molina,


por lo que los García-Mata impugnaron la elección, 82 ejidatarios, encabezados por el CV,
le escribieron al Presidente de la República:
“Somos indígenas de la última raza chichimeca que existe en el país en estado autóctono,
que por acuerdo de paz celebrado… con el virrey Don Luís de Velasco, vivimos sometidos al
mandato de las leyes de México en condiciones muy precarias de vida, por la falta absoluta
de elementos de trabajo y de ayuda para subsistir. Nadie se ocupa de tendernos una mano
amiga que mitigue nuestras necesidades y nos permita vivir en paz como lo deseamos en
nuestra miseria… nada hemos alcanzado de los triunfos de la Revolución, que no sean
persecuciones y latrocinios cometidos en contra de nuestros hermanos de raza y en los
bienes de nuestra comunidad que es muy humilde…”275.

Señalaban que Jesús Molina ha contribuido a crear su miseria, siempre se hace pasar por
“una inocente víctima” y ahora celebró un convenio personal con Odón León Patiño,
rentero que ha explotado parcelas en otros ejidos y ya inició la perforación de dos pozos
sin el consentimiento de los ejidatarios. Además, le dijeron que Molina “moviendo sus
hilos en la CNC” impuso como presidente del Comisariado Ejidal a Salvador Chavero, ebrio
consuetudinario, y como Tesorero del Comisariado a Antonio López, quien anteriormente
malversó fondos del ejido.
“… con esta maniobra ya se corren rumores… de que por 10 años no volveremos a ver las
parcelas a nuestro nombre ni las autoridades a nuestro favor, con lo que seguirá nuestro
viacrucis en nuestra vida miserable, donde posiblemente no llegaremos a ser
verdaderamente independientes como raza chichimeca o como mexicanos amparados por
la Constitución Política que es garantía para todos, sin distinción de clases…Le pedimos
como indígenas, de los últimos que quedan en el territorio nacional, que nos tienda la mano
y nos defienda para que no seamos victimas de estos vívales, pero con todo el peso de su
suprema autoridad, para que no burlen estos enemigos de nuestra raza la acción del
gobierno y a sus leyes” 276.

Con estos escritos el grupo mayoritario de ejidatarios denunciaba las acciones caciquiles
de Jesús Molina, quien valiéndose de sus relaciones con las autoridades agrarias y con la
275
11 febrero 1966, al Presidente de la República, carta de 82 ejidatarios de Misión de Chichimecas. Exp.50,
Org.
276
Ídem.
CNC, asignó los puestos de representación ejidal a sus aliados y por medio de ellos
pretendía arrebatar las parcelas a los ejidatarios, para rentarlo a un particular. Para
respaldar su acusación y como una forma de exigir justicia, los denunciantes alegaban su
condición indígena, la pobreza extrema en que vivían y la indiferencia de las autoridades
ante su situación.

En el transcurso del año 1966 se presentaron varios problemas por la invasión de


parcelas277, debido a ello el Departamento Agrario le ordenó al Jefe de Zona realizar una
Investigación de Usufructo Parcelario con Juicio de Privación de Derechos a quienes no
hayan trabajado la tierra por mas de dos años278.

Por estas fechas ya participaba en el ejido un particular: Jesús Molina y su grupo hicieron
un contrato con el arrendador Odón León Patiño que instaló un equipo de bombeo con
motor de 10 pulgadas en el tiro de mina Santa Brígida, salían 110 litros de agua por
segundo y esto le sirvió para sembrar chícharo y chile en terrenos ejidales. El contrato
consistía en dar una parte del agua a los ejidatarios a cambio del préstamo de la tierra y
en cinco años, León Patiño les donaría el equipo de bombeo. En total, el rentero sembró
50 has., contrató a la misma gente de La Misión que buscaba una fuente de empleo y los
peones barbechaban usando tractores propiedad de Odón 279. Sin embargo, no todos
estaban de acuerdo. A fines de año, Valente García Mata envió un telegrama para solicitar
la anulación del contrato pues, en su opinión, no convenía a los intereses ejidales280.

A fines de 1967 un grupo de 12 campesinos protestó porque no se les tomó en cuenta


para el levantamiento del nuevo censo, indicaron que ninguno de los ejidatarios censados
son genuinos campesinos ya que hay gente que no es del municipio y hasta aparecen
ejidatarios de San Diego de la Unión; solicitaron que se realice una depuración censal
donde se les tome en cuenta “y se ponga el ejido en manos de verdaderos campesinos
que sean agricultores y no vagos y mal vivientes como muchos de los que actualmente
277
15 febrero 1966, carta de la profesora Ma. De Jesús Mata. 11 abril 1966, carta del ejidatario Ángel
Quevedo Ramírez. 20 septiembre 1966, al DAAC, del ejidatario Salvador Chavero Perales. Exp.50, Org.
278
14 abril 1966, al Jefe de Zona Ejidal Cirenio Torres, de DDAAC Norberto Vega. Exp.50, Org.
279
Odón León Patiño (N. 1941 -) ex Presidente Municipal. San Luis de la Paz, 2006.
280
12 enero 1967, al DDAAC, del Ingeniero Roberto Torres Sevilla. Exp.50, General.
aparecen como ejidatarios…” pues no tienen arraigo por la tierra y la quieren para dársela
al arrendador León Patiño. Solicitaban se volviera a levantar el censo sin la intervención
de la Comisión Agraria Mixta porque no amerita confianza281.

7. Consideraciones
Una vez expuestos los múltiples conflictos surgidos en el ejido a partir de la entrada de
Jesús Molina, es momento de hacer algunas observaciones. Antes de la llegada de este
personaje, la producción del ejido era dirigida por el grupo de pioneros: Jorge Mata aliado
a Tarquín por un lado, y el ingeniero Álvarez y sus apareceros por otro. Estos dos líderes
no entraron en conflicto, ni compitieron por la representación del ejido, explotaban los
recursos y los indígenas del lugar se sumaban a trabajar con unos o con el otro. Pero el
ejido era poseedor de 4 068 has. y había amplios espacios sin producir, lo cual permitía la
entrada de otros personajes, además eran tiempos que el gobierno insistía en
implementar la producción y los agraristas de antaño tenían cierto desprestigio.

Jesús Molina llegó al ejido “modestamente” como un “rentero” más (1944) y entabló
buenas relaciones con las autoridades locales, pero luego tomó la representación del ejido
apoyado por el Ejército y el Banco Ejidal (1951). Se hizo líder con el perfil de “la nueva
época”: intensificar la producción, aprovechar las inversiones bancarias, hacer que los
ejidatarios pagaran antiguas deudas (bancarias y a la Oficina de Rentas) y si no lo hacían,
con tonos de legalidad, correr a los “políticos parásitos” de la vieja época.

Los ejidatarios que vivieron ese tiempo recuerdan:


“Molina vio que el dinero se ganaba fácil… era autoridad y usando ese puesto formó su
grupo… el Banco Ejidal dio un crédito en 1953, dio semilla para siembra y se irrigaba con la
presa Ladrillera, pero, Molina junto a un gerente del banco sacó todo el dinero y a los
trabajadores sólo les dieron un costalito de trigo. Después pusieron unos guardias para
cuidar la cosecha, tal vez por el temor de que los verdaderos dueños (los trabajadores)
quisieran recoger su parte… Molina metía personas para apropiarse de todo, así se hacia del
producto de la tierra. Otra ocasión, de acuerdo al mismo gerente del Banco, se adueñó del
dinero que después le cobraron a los ejidatarios… aunque si lo seguía mucha gente…”282.

281
23 octubre 1967, al DAAC, del representante Jesús Zavala Coronilla. Exp.50, Organización.
282
Luis Mata Mendoza (N. 1950- ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
Sin duda, algunas de las personas que lo apoyaron consiguieron algún tipo de beneficio.
Dicen que Molina obtenía los créditos “…aprovechándose de los ejidatarios, era muy
astuto, los emborrachaba y ya les decía haber fírmale aquí”283. Es interesante resaltar el
uso del alcohol como estrategia de convencimiento; la fortaleza de un grupo como
respuesta de la oposición, y la seguridad que le daba el respaldo del Banco. Otras
estrategias del caciquismo284 que usó Jesús Molina fueron: ejercer el gobierno por medio
de “peleles” (en este caso Damián López), control de la comunidad por medio de
conocimiento personal y poder de convocatoria.

Por otro lado, el cacique tradicional mantuvo su poder entre los chichimecas y entró al
juego organizando la oposición contra Jesús Molina. Este personaje, representado en esa
época por Jorge Mata, también usó tácticas de estilo caciquil y pudo hacerse de bienes
para su provecho, nos cuentan: “Personas como Jorge Mata aquí tuvieron su historia, era
jefe y se podía adueñar de terrenos. Él hacia pulque y a los que venían a tomar les fiaba y
ya que le debían unos 50 centavos, llegaban con las escrituras de la tierra para que les
diera más. Así Jorge aprovechó y compró buenos terrenos hasta por cinco pesos”285.
Clemencia García286, su esposa, también eran respetadas por los ejidatarios y por los
chichimecas:
“Jorge Mata y sus hermanos supieron hacer su poder. Se casó con la líder indígena
Clemencia García, ella representaba a los indígenas, era una líder aunque para beneficio
personal. Tuvo poder pero hizo poco por la comunidad, cuando trajo la luz eléctrica fue sólo
a su casa, pedía ayudas al gobierno pero buena parte se las quedaba ella y su familia, si
sobraba algo ya lo repartía… siempre vestía el traje típico de india”287.

Molina entró en conflicto con los García-Mata, pero nunca logró echarlos del lugar:
pasaron 18 años con acusaciones mutuas en las que se veían involucrados las instancias
gubernamentales (personal del Departamento Agrario y del Banjidal). Fueron tiempos
dinámicos en los que no había acuerdos y donde cada grupo encontró sus espacios de

283
José Quevedo (N. 1947-) ejidatario. La Norita, 2006.
284
Knight, Alan. Ibid. pp. 331, 333, 334, 336, 342, 347.
285
Trinidad García (N. 1941 - ) ejidatario y Juana Mata García (N. 1943 - ) su esposa. Misión de
Chichimecas, 2008.
286
Según dicen, Clemencia García fue originaria del municipio Tierra Blanca y era otomí.
287
Arturo Mata, Presidente del CE 2008-2010 y Hermenegildo García Presidente del CV 2008-2010. Misión
de Chichimecas, 2008.
poder y en cierta forma lograron cohesión interna al siempre tener presente al opositor y
sus denuncias.

A Molina lo puedo considerar como cacique ejidal (nivel 5 en la escala de Alan Knight):
controló la representación del ejido y con ésta, el poder de dar y quitar parcelas; tenía
alianzas y apoyos de las instancias gubernamentales; controló el crédito y “todo” lo que
entraba al ejido (renta de pastos de los agostaderos a los finqueros vecinos, usufructo de
la cal del agostadero, de la parcela escolar y de la parcela de la Liga de Mujeres
Revolucionarias); tuvo el reconocimiento y la gratitud de quienes trabajaron con él;
entabló relaciones pacíficas con los chichimecas que residían en La Misión y que
usufructuaban el agostadero. Pero nunca tuvo el control total.

Por su parte, los García-Mata fueron los caciques hegemónicos desde que se formó el
ejido (aunque en los primeros años obedecían el mando de Tarquín), hasta la toma de
posesión de la representación ejidal de Molina (1951). En los largos años de adversidad,
lograron resistir y también formaron su facción política, y aunque no tenían el manejo del
crédito ni la simpatía de los funcionarios de gobierno lograron consolidar un grupo,
producir y denunciar constantemente a su opositor.

El que en el ejido haya habido dos Comisariados Ejidales en los tiempos de López Mateos
(1958-1964) nos habla de esa competencia entre facciones y de un tránsito político que
iba a inclinar la balanza hacia los pioneros del ejido. En efecto, tanto los García-Mata como
Molina fueron líderes de su “tiempo”: unos criaturas del Cardenismo y otro producto del
Alemanismo. Pero hay dos diferencias fundamentales: los García-Mata tenían el respaldo
de sus amplias familias y del cacique indígena de Misión de Chichimecas, mientras que
Molina estaba “solo” (hijo natural del hacendado y con poca familia) y además, la política
del gobierno retomaba proyectos de reformas sociales más parecidas al cardenismo, lo
cual facilitaba el resurgimiento de los líderes desplazados.

Molina acusaba a Valente García Mata de haber sido colocado por Tarquín en el Comité
Regional Campesino de San Luis de la Paz y que este era quien seguía apoyando a los
García-Mata, y es probable que la acusación fuera cierta y que desde el Comité se fueran
conformando los nuevos cuadros que necesitaba la política agraria, la cual revivía el
proyecto ejidal y el discurso de cambios para el “beneficio de los indígenas y de los
campesinos”.

Por otra parte, tanto los García-Mata como Molina cuando tuvieron la representación
ejidal se sintieron los nuevos dueños de la tierra y los usufructuarios del crédito y de otras
inversiones del gobierno. Los dos usaron el discurso de “beneficiar a la población
chichimeca” para el beneficio propio; los dos se dijeron representantes de los chichimecas
para allegarse mayores recursos y los dos se hicieron víctimas ante el Presidente de la
República para desprestigiar al otro.

También quiero señalar que la idea del ejido como una célula de producción democrática
en el reparto de sus recursos y en la toma de decisiones, no funcionó en Misión de
Chichimecas. La utopía agrarista nunca se plasmó: Tarquín, Álvarez, los García-Mata y
Molina trabajaron como “rancheros”, como patrones y los trabajadores que se integraban
con ellos los reconocían como tales. Por otra parte, hay que recalcar que la mayoría de la
gente de La Misión seguían automarginados, persistían con sus actividades de caza-
recolección y de empleo eventual con la gente del ejido o con los patrones del vecindario.

Por último, a partir de las dinámicas sucedidas en el ejido Misión de Chichimecas vemos
que la figura del “cacique ejidal” no fue un producto directo de la Revolución, más bien, la
institucionalización de la Revolución y del reparto agrario crearon las condiciones
apropiadas para cimentar el sistema caciquil. Después del movimiento armado, los
gobernantes intentaron dar estabilidad al sistema político nacional y una forma de
mantenerla fue a través de los caciques que se afianzaron a nivel local y que mantenían
cierto orden social.
III- El rescate gubernamental, el declive del ejido y
el cambio de modelo 1968-2008

En este capítulo veremos el funcionamiento y las dinámicas del ejido Misión de


Chichimecas de 1968 al año 2008. Al inicio del periodo observamos la intervención del
gobierno para expulsar a los antiguos líderes y la implementación de múltiples proyectos
productivos que fueron constantes hasta principios de los años ochenta. Sin embargo, el
impulso a la producción ejidal no evitó la concentración de recursos y de poder, de tal
forma que la figura caciquil persistió y convivió con un discurso gubernamental de apoyo a
los indígenas.

En efecto, durante los años setenta y hasta 1982, los gobiernos implementaron un modelo
económico y político para el campo: Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo hablaban
de una reforma agraria integral y se propusieron hacer del ejido una célula productora de
excedentes, para lo cual el Estado debía intervenir activamente con inversiones
productivas. Aunado a esto, el gobierno volvió a darle atención y reconocimiento a las
diferentes comunidades indígenas, lo cual en Misión de Chichimecas posibilitó la
emergencia de personajes que pudieron apropiarse de la representación del grupo y de
los beneficios que esto implicaba.

Más tarde (1982-1992) México vivió una intensa crisis financiera que provocó la retirada
de las inversiones gubernamentales. En Misión de Chichimecas esta crisis se reflejó en el
deterioro de las inversiones productivas antes implementadas, una mayor competencia
por el control de los recursos, el debilitamiento del cacicazgo, oleadas de migración y en
general, mayor pobreza.

En los años noventa, con los cambios al Artículo 27 Constitucional y las presiones para
pagar las deudas bancarias, tanto en Misión de Chichimecas como en buena parte de los
ejidos del país, se dio la quiebra del modelo ejidal, bajó la producción, se amplió la
diversidad ocupacional así como la migración.
En los primeros años del nuevo milenio (2000-2008) se han implementado políticas,
programas e inversiones de corte neoliberal que han desmantelado la estructura agrarista
de carácter colectivo centralizada en el Presidente del Comisariado Ejidal y dificultado la
reconstrucción del cacicazgo, como lo veremos después.

1. El inicio de las transformaciones


En 1968 se iniciaron los cambios para el ejido Misión de Chichimecas. Como ya señalamos,
anteriormente persistían dos facciones o grupos de poder que convivían siempre
enfrentados y en disputas por el control de los recursos. Pero durante los años setenta el
gobierno cambió sus directrices y entró al rescate del ejido: los recursos debían ser
usufructuados por los nativos de la Misión. Con las nuevas políticas se logró expulsar a los
líderes del pasado (Molina) y a otros agentes externos (renteros y trabajadores agrícolas
del vecindario); se delimitó el territorio ejidal, se actualizaron los listados de ejidatarios y
se implementaron diversos proyectos de desarrollo agrícola y ganadero. En esta época se
vivió un gran entusiasmo entre la población chichimeca, lo cual ocasionó que muchos se
integraran al ejido y participaran en las asambleas ejidales.

Las instancias gubernamentales (Departamento Agrario e Instituto Nacional Indigenista)


encabezaron los cambios. A inicios de 1968, el Delegado Agrario convocó a una Asamblea
General de ejidatarios con la participación del Instituto Nacional Indigenista (INI), para
solucionar las pugnas internas del ejido 288. A la asamblea, asistieron 98 ejidatarios y
representantes de las instancias gubernamentales y de la CNC. Los funcionarios dieron a
conocer un programa de desarrollo integral que abarcaba el aspecto educativo,
mejoramiento de cultivos, de la vivienda y la introducción de ganado y para lograrlo, era
necesario que el ejido solicitara créditos bancarios. Los ejidatarios aceptaron la propuesta
y le agradecieron al gobierno su intervención para la solución de los conflictos. Además,
denunciaron que existía un contrato con el particular Odón León Patiño desde 1966 que

288
8 febrero 1968 Al Cuerpo Consultivo Agrario, del Delegado Agrario, oficio. Misión de Chichimecas
expediente 50, General.
beneficiaba a muy pocos y el colectivo no lo había aprobado289. En esa misma asamblea,
78 de los 98 asistentes decidieron que se nulificara ese contrato, ya que preferían trabajar
con el plan de desarrollo social que implementaría el gobierno. Esta decisión fue apoyada
por el Delegado Agrario290.

A principios de 1969, el programa de desarrollo impulsado por el INI había comenzado: los
ejidatarios ya tenían sembradas 80 has. de maíz, pero se suscitó un problema por el uso
del pozo entre estos ejidatarios y los que trabajaban con Molina y tuvo que intervenir el
Ejército a favor del INI.

Damián López (Presidente del Consejo de Vigilancia) y Jesús Molina denunciaron que un
grupo de ejidatarios, apoyados por el INI y con la fuerza policiaca, se apropiaron del
equipo de bombeo situado en el tiro de mina de San Pedro y que la falta de riego les
ocasionó pérdida de sus cosechas: 20 has. de jitomate, 10 de chile y 60 preparadas para
sembrar maíz. Señalaron que cuando Antonio López (ejidatario) fue a solicitar agua para
las siembras “...Fue insultado por un sargento de la policía… amarrado… y llevado a la
cárcel municipal”. Se preguntaban si a esos actos se le puede llamar justos “… ¿Es así
como el INI procede para ayudar a los indígenas del país? Haciéndolos pelear, quitando a
los verdaderos ejidatarios que viven de la tierra sus intereses y su patrimonio, para
entregarlo a otros que nada les ha costado…”. Agregaban que solicitaron el apoyo de la
CNC, pero el INI ha sido inflexible, por lo que existe riesgo de llegar a hechos
sangrientos291.

Con esta denuncia vemos que Jesús Molina se valía de estrategias utilizadas en el pasado:
denunciar a alguna institución gubernamental, valerse de la condición indígena y de una
política étnica como representante del colectivo, y hacerse victima de arbitrariedades.

289
Las instituciones participantes fueron Delegación Agraria, Gobierno del Estado, INI, Fomento Agrícola
Ejidal, Presidencia Municipal, Organización Agrícola, Liga de Comunidades Agrarias. El programa de
desarrollo integral fue elaborado por el Director de Zootecnia del INI. 7 septiembre 1968 Acta de Asamblea
del 7 abril 1968. Misión de Chichimecas expediente 50, Organización I.
290
23 enero 1969 Al Gobernador del Estado, del Delegado Agrario Norberto Vega Villagomez, oficio. Misión
de Chichimecas expediente 50, General.
291
24 junio 1969 al Delegado Asuntos Agrarios y Colonización (DAAC), del Oficial Mayor Everardo Varela,
oficio. Misión de Chichimecas expediente 50, General.
Pero ya no fue apoyado por el gobierno, que manejaba políticas distintas, lo cual
anunciaba su fin como gente de poder en el ejido.

Según el personal de la Delegación Agraria las denuncias de J. Molina eran exageradas:


sólo existían once has de jitomate que les faltaba riego (y no 20 de jitomate y 10 de chile
como señalaban) y había 50 has. que estaban listas para ser sembradas (y no 60), estas
pertenecían a 15 ejidatarios y habían sido trabajadas sin su autorización. Además, esa
superficie, en realidad, la tenía en contrato Odón León Patiño, quien también era dueño
del equipo de bombeo292. Ellos insistían en trabajar esas tierras, aunque el contrato ya se
había cancelado, la inversión que había hecho León Patiño con la compra del equipo de
bombeo se la reembolsarían los ejidatarios293.

León Patiño recuerda que “En ese tiempo el ejido no tenía infraestructura y con el
contrato les iba a perforar dos o tres pozos, pero llegó la campaña del gobierno que
apoyaba a los indígenas y ya tenia su plan para mejorar el ejido…” y tuvo que retirarse294.

Los ejidatarios de ahora nos cuentan

“El pleito inició porque el agua era para todos y sólo algunos la aprovechaban con
particulares como Odón. El grupo que encabezaba Molina peleó el agua en 1969; los
opuestos los representaba Martiniano Quevedo, por medio de él recibieron el apoyo de
Alfonso Caso a través del INI… Molina siempre portaba armas y los demás también, por eso
vino el Ejército pues ya se querían balacear, no quería dejar pasar el agua para que la usaran
los ejidatarios, Molina sólo quería trabajar con Odón porque puso el equipo y había peligro
de enfrentamiento. El INI nos asesoró diciendo que no provocáramos violencia, luego trajo
al Ejército que estuvo como un mes y así fue como se calmaron las cosas… cuando
recuperamos el agua ya empezamos a trabajar. El INI dio apoyos para semillas, prestó un
tractor y después otros…” 295.

Con la ruptura del contrato (Molina-León Patiño) llegaron las inversiones del gobierno;
Jesús Molina fue desacreditado por la mayoría de sus compañeros incluso por quienes

292
11 Junio 1969 Acta de Investigación. Misión de Chichimecas expediente 50, legajo Organización I.
293
Los ejidatarios ya habían dado un abono por 29 765 pesos. 16 junio 1969 al DAAC, del Jefe de Sección de
Fomento Agrícola Ejidal Lorenzo Arrubarrena, carta. Misión de Chichimecas, expediente 50, General.
294
Odón León Patiño (N. 1941 - ) ex Presidente Municipal. San Luis de la Paz, 2006.
295
José Quevedo (N. 1947 - ) ejidatario. La Norita, 2006.
antes lo habían apoyado. “En 1969 desapoderaron a Molina, se le quito el poder que
mantenía sobre el grupo. El INI ayudó, dio fuerza y así ganaron el pleito” 296.

Con estos acontecimientos terminó la época en que el ejido trabajó con particulares por
medio de la renta de tierra y mano de obra, donde los tratos los establecía el cacique
ejidal quien además recibía ingresos por negociar con los recursos del ejido: renta de
pastos y distribución del agua. Las nuevas dinámicas dieron paso a la intervención
gubernamental que pretendía que, efectivamente, el ejido fuera para los chichimecas, sin
la intervención de empresarios del sector privado. Estas ideas empataron con la corriente
indigenista que estaba en apogeo en esos años. En Misión de Chichimecas vemos que el
INI apoyó tanto los proyectos encaminados a aumentar la productividad, como aquellos
que impulsaron la afirmación de la identidad del colectivo.

Los cambios también se vieron a nivel de las autoridades ejidales, más adelante veremos
cómo el grupo de la familia Mata conservó el Comisariado y los que quedaban del grupo
de Molina, al principio tomaron el Consejo de Vigilancia, pero con el tiempo, el grupo se
desvaneció y los Mata pudieron tener el control de todo el ejido.

La facción de los Mata, que en otro tiempo eran la oposición al cacique, en esta época
pudieron extender su control y tomar los puestos del Comisariado Ejidal, Consejo de
Vigilancia, secretarios del crédito y de comercio y de los representantes de los grupos
productivos. El poder que lograron fue muy diversificado, pues se repartió entre la familia
extensa, además nunca tuvieron una oposición ni tan fuerte ni tan constante como la que
ellos sostuvieron ante el grupo de Molina en la época pasada.

2. La regularización técnica
La regularización técnica del ejido consistió en el deslinde de su superficie y la definición
del grupo de ejidatarios que trabajaban la tierra. Esta reglamentación fue más una
demanda gubernamental previa a la ejecución de las inversiones, que una exigencia del
colectivo de ejidatarios. En los trabajos de delimitación de la superficie ejidal hubo éxitos y

296
Ídem.
no tantos en la conformación del grupo ejidal, pues todavía en los años noventa se
hablaba de parcelas vacantes, siendo que había un amplio grupo de gente sin tierra.

En 1973, se reunieron los integrantes del Comisariado Ejidal y del Consejo de Vigilancia
con un funcionario de las oficinas centrales del Departamento Agrario para hacer el
deslinde y amojonamiento total de los terrenos otorgados por la ampliación de acuerdo a
la Resolución Presidencial del 9 de junio de 1937. Se midieron y quedaron deslindadas 904
has. de temporal y 1508 de agostadero, con lo que la ampliación quedo ejecutada. Esta
superficie ya se había deslindado en los años treinta, pocos meses después de que se
publicó la Resolución Presidencial, pero es probable que se volviera a realizar por los
conflictos entre ejidatarios y a solicitud de los colindantes. En la definición de los linderos
asistieron los propietarios colindantes y 68 ejidatarios; el terreno quedó en un solo
polígono fronterizo con propiedades de la Ciénega, Ex Hacienda Ortega, Ex Hacienda
Manzanares y tierras de Guadalupe Morín 297. En el acto se resolvió el conflicto que había
por una fracción de tierras298. Este trabajo se ratificó en 1984299.

En lo que se refiere a la definición del grupo de ejidatarios se hizo por medio de


Investigaciones de Usufructo Parcelario Ejidal (IGUPE), Depuraciones Censales y en caso
de ameritarlo, se aplicaba el Juicio de Privación de Derechos Agrarios. Esta tarea fue una
constante: se inició en los años cuarenta, volvió a hacerse en los sesenta, pero para los
años setenta sólo unos cuantos ejidatarios estaban dentro de la normatividad y poseían
sus Certificados de Derechos Agrarios, de tal forma que cualquier depuración tenía que
partir del listado original. Por otra parte, en las depuraciones censales los ejidatarios
quedaban registrados en listados, pero pasaban varios años antes de que tuvieran en sus
manos documentos que les dieran certidumbre jurídica. Otro elemento a considerar es
que Misión de Chichimecas se convertía en un centro de inversión gubernamental, por lo

297
27 noviembre 1973 Acta de Deslinde y Amojonamiento total. Misión de Chichimecas expediente 25/1026.
298
29 noviembre 1973 al DDAAC Lic. Rodolfo Alavés, del Ing. Jesús E. Mendoza, informe. Misión de
Chichimecas expediente 25/1026.
299
1 junio 1984 al Subdirector Derechos Agrarios Lic. Pablo Prado Blagg, de Delegado de la SRA José Claro
Ramírez Mena. Misión de Chichimecas expediente 25/1026.
que integrarse al ejido resultó algo atractivo tanto para los chichimecas, como para sus
vecinos mestizos que habían trabajado en el ejido y que buscaban acomodo.

En efecto, durante 1973 un grupo de alrededor de 30 campesinos de la Ciénega,


representados por Gabriel Guerrero Villanueva, le solicitó al Jefe de Zona que les
reconociera sus derechos ejidales, ya que habían trabajado las tierras por más de 36
años300. Pero, al enterarse el Comisariado Ejidal de esta demanda, les impidió seguir
trabajando en las tierras del ejido301. Los trabajadores insistieron con las autoridades
agrarias y buscaron el apoyo de la Unión General de Obreros y Campesinos de México
(UGOCM) pedían incorporarse en las tierras de la ampliación que según ellos, estaban
ociosas y que les dejaran pasar su ganado por el ejido, para acceder a una propiedad
donde pastoreaban302.

Ante esta exigencia de gente que había trabajado en el ejido desde que se formó la
ampliación y que había creado derechos, se realizó una asamblea general con la asistencia
de el Comisariado Ejidal, el Jefe de Organización y Derechos Agrarios del DAAC, el Jefe de
Zona, el residente del Banco Agropecuario del Centro, el residente del INI, Gabriel
Guerrero representante de los campesinos de la Ciénega, el Secretario General de la
UGOCM y el Delegado Municipal. En esta se concluyó que se les permitiría el paso del
ganado, siempre y cuando respetaran las siembras y los terrenos de uso común, pero no
los aceptaban como ejidatarios ya que “No permitirían la invasión del ejido por ningún
motivo” 303.

Así que del ejido se excluyó no sólo a los renteros (León Patiño) sino también a muchos
que habían trabajado las tierras por décadas: Misión de Chichimecas debía ser para los
chichimecas. Esta actitud, nos muestra la emergencia de ciertas ideas de reivindicación
étnica a tono con las políticas indigenistas, que además, evitaba la formación de otros
300
29 enero 1973 al Jefe de Zona Ejidal Gerardo Contreras, de DDAAC Lic. Rodolfo Alavés, oficio. Misión
de Chichimecas expediente 50, Organización I.
301
9 mayo 1973 al Lic. Hernández Ochoa AMPF, de DDAAC Rodolfo Alavés, oficio. Misión de
Chichimecas expediente 50, Organización I.
302
23 septiembre 1974 Acta de Inspección por terrenos ociosos. Misión de Chichimecas expediente 50,
Organización I.
303
Ídem.
grupos de poder y hacía necesaria una depuración censal que incluyera a un número
mayor de indígenas.

En 1974 la Delegación Agraria realizó una depuración censal. Los ejidatarios reunidos en
asamblea informaron que los 146 campesinos reconocidos en la Resolución Presidencial
de Ampliación eran desconocidos, por lo que la tierra se había repartido entre los
ejidatarios de la dotación, y solicitaban que se cancelara el listado de la ampliación.
Señalaron que 62 campesinos se encontraban trabajando su parcela, de ellos sólo 14
contaban con Certificado, pues los 48 restantes lo tenían en trámite. Por su parte, el
Comisariado informó que 19 personas no figuraban como ejidatarios, pero estaban en
posesión pacífica de las unidades, también dio a conocer una lista de 80 campesinos,
entre ellos 18 mujeres, que solicitaron constancias de posesión de parcelas para poder
integrarse a la Sociedad de Crédito Ejidal 304. La suma total era de 161 campesinos con
parcela, más la escolar. Con esta cifra vemos que se incluyó a familias de chichimecas para
evitar la existencia de parcelas vacantes y con esto la posibilidad de entrada de otros
campesinos de la zona.

En 1977 el PCE informó que la investigación de usufructo parcelario (de 1974) no siguió su
curso y se dirigió a la Sección de Derechos Agrarios para indicar que la asamblea no
solicitó juicios de privación. Anexó una lista de 134 campesinos en posesión de parcela
que solicitaban se les expidieran Certificado de Derechos Agrarios (CDA) 305. En 1978 las
autoridades ejidales enviaron las constancias de quienes usufructuaban su parcela, en
total eran 201 ejidatarios (30 mujeres) de los cuales sólo 66 contaban con CDA, los demás
estaban en trámite. Indicaron que los campesinos pertenecían al grupo de Trabajos
Colectivos que financiaba el Banco de Crédito Rural del Centro (Banrural)306 y las

304
19 marzo 1974 Acta de Investigación de Usufructo Parcelario y Depuración Censal. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Depuración.
305
27 septiembre 1977 del Delegado SRA Lic. Alfredo Arrieta, constancia. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Organización II.
306
28 febrero 1978 al Delegado Agrario Alfredo Arrieta Corral, de las Autoridades Ejidales, carta. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Organización II.
constancias se expidieron para que la Secretaria de Agricultura y Recursos Hidráulicos
(SARH) les autorizara la perforación de cinco pozos de riego307.

A finales de 1983, cuando las inversiones del Estado iban en declive, la Secretaría de la
Reforma Agraria (antes Departamento Agrario), registró a 176 campesinos en posesión de
terrenos ejidales. Las autoridades convocaron a los ejidatarios a Asamblea General, pero
por falta de interés del colectivo se realizó dos meses después308. Los resultados se
expresan en la gráfica uno.

Gráfica 1: Resultados de Investigación de Usufructo Parcelario 1983

14 Parcelas
sometidas a IGUPE 1983 44 Ejidatarios con
CDA en posesion
sorteo por
pacifica de su
ausencia de
parcela
titulares y
25%
sucesores
8%

18 Sucesores en
posesion de
21 Campesinos sin parcelas, solicitan
CDA que abrieron traslado de
tierras al cultivo dominio
79 Nuevas 10%
12% adjudicaciones
45%

Fuente: 11 Noviembre 1983 IGUPEDC. Misión de Chichimecas, expediente 50, Depuración.

Esta gráfica hace referencia a los 160 CDA expedidos por dotación, resalta que una gran
parte de los ejidatarios originales para ese entonces (1983) ya se habían ausentado del
poblado o habían fallecido, por lo que otros campesinos, o en su caso los sucesores,
trabajaron sus parcelas y constituyen los 79 que solicitaban se les expida su Certificado.
También hubo 14 parcelas de las que los titulares nunca tomaron posesión, o bien la

307
Los pozos se perforaron pero nunca se utilizaron, por falta de permisos y escases de agua. 21 septiembre
1977 al Delegado SRA, de las Autoridades Ejidales. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
308
A la segunda convocatoria hubo un problema por un grupo de ejidatarios que violentaron la asamblea, se
suspendió y se reanudo semanas después con la presencia de la policía municipal.30 enero 1984 al Jefe de la
Promotoría 8 Ing. Héctor López Rendón, de los comisionados Rodolfo Pérez y Marino Cabrera. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Depuración.
parcela no existió pues no se abrieron las tierras al cultivo, en este caso los terrenos se
sortearon, entre quienes quisieran trabajarlos.

Respecto a los CDA otorgados por ampliación (en la resolución eran 114 aunque existían
146) del listado original únicamente había dos ejidatarios que hacían uso de su parcela, los
144 restantes nunca tomaron la tierra por fallecimiento o ausencia, así que la Asamblea
solicitó la privación de sus derechos. Hubo 21 campesinos que abrieron tierras al cultivo y
las habían trabajado por más de dos años, así que los asambleístas solicitaron
reconocerles sus derechos309.

En 1986, tres años después de la investigación, se publicó en el Periódico Oficial del


Gobierno del estado la lista de los 80 certificados anulados y los 101 nuevos ejidatarios a
quienes se les expidió CDA. La Comisión Agraria Mixta decidió privar de sus derechos a
239 ejidatarios ausentes y a los 155 sucesores correspondientes, reconoció los derechos
de 101 campesinos que habían cultivado las tierras colectivamente, sólo quedaban 14
parcelas vacantes y 123 campesinos con “derechos a salvo” por lo que ordenaron hacer
otra investigación para acomodarlos310.

Después, el Departamento Agrario le avisó a los ejidatarios que la investigación era


irregular, así que se volvió a practicar311. Resultaron 137 ejidatarios trabajando su parcela,
sólo 39 contaban con CDA, los demás estaban en trámite pues fueron reconocidos por las
autoridades en 1984. Se cancelaron 28 certificados y se reconocieron 24 nuevos
ejidatarios312. En la inspección ocular se percataron que de las 168 parcelas, 79 estaban
baldías o enmontadas; 26 estaban sembradas con chile y vid con la red de riego por goteo
y en 22 se trabajaban los cultivos de frijol, alfalfa y avena para el establo. Resaltó que 16
campesinos abrieron 34 has. de monte para cultivar, pero, aun no habían sembrado;

309
30 enero 1984 Informe de IGUPE, Depuración Censal y Privación de Derechos realizados los días 11, 14,
15, 16, 17 y 30 de noviembre de 1983 por los comisionados Marino Cabrera Moreno y Rodolfo Pérez Flores
representantes de la SRA. Misión de Chichimecas, expediente 50, Depuración.
310
30 noviembre 1984 Relación de ejidatarios acreedores a privación de derechos por Resolución de la CAM.
Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
311
24 abril y 12 mayo 1986 al Jefe de la Promotoría 8, del Delegado Agrario del Estado. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Depuración.
312
27 mayo 1986 Acta de reposición por IGUPE. Misión de Chichimecas, expediente 50, Depuración.
también dieron a conocer que se instaló un huerto de nopal como parte de los proyectos y
era respaldado por 24 campesinos313. El comisionado explicó que aunque la mayor parte
de las parcelas estaban enmontadas o baldías desde hacia mas de cuatro años, la
asamblea por unanimidad decidió ratificar los derechos de los ejidatarios, sin considerar
que realmente trabajaran la tierra314.

Según el informe anterior se reconocía la existencia de 168 parcelas (ejidatarios). De estas,


el 47% no estaba trabajada, posiblemente se trató de familias registradas como
ejidatarios, pero que no habían asimilado la agricultura a su forma de vida y persistían con
sus actividades de caza y recolección. De las 89 parcelas trabajadas (53% del total), sólo 16
eran independientes de los proyectos productivos del gobierno, las otras (43% del total)
se trabajaban en torno a las inversiones bancarias. Por otra parte, no queda claro el
tamaño de la parcela, ya que un ejidatario podía tener pequeñas superficies distribuidas
en tierras de riego y de temporal, con o sin crédito y el número de hectáreas que poseía
variaba según su antigüedad en el ejido y sus vínculos con los grupos de poder.

A pesar de las constantes investigaciones sobre usufructo parcelario a partir de las cuales
se definía el grupo de ejidatarios, en Misión de Chichimecas persistieron las
irregularidades. Todavía en los años noventa se hablaba de parcelas vacantes y de
campesinos de los alrededores que pretendían sumarse al ejido. La definición del grupo
ejidal se dio hasta la entrada del Procede (1996) como lo veremos más adelante.

En términos productivos Misión de Chichimecas no representaba una comunidad: estaban


divididos entre los que practicaban la agricultura y la ganadería que fueron mayor número
que en las décadas anteriores, y los que persistían en sus practicas de caza-recolección.
Por otra parte, el modelo gubernamental sustituyó a los agentes externos (renteros) y
encabezó la producción, y sólo algunos cuantos ejidatarios persistían sin esos vínculos.
Además, la conformación de los grupos de poder en el ejido también estuvo ligada al

313
10 marzo 1986 Acta de inspección ocular previa a IGUPE. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Depuración.
314
17 junio 1986 al Jefe de la Promotoría 8 Ing. Héctor López Rendón, de Humberto Arroyo Arroyo. Misión
de Chichimecas, expediente 50, Depuración.
Comisariado Ejidal, pero tuvo características distintas a las de antaño, como lo veremos
más adelante.

3. Las inversiones productivas


En el ejido Misión de Chichimecas la presencia gubernamental con intensas inversiones
comenzó en 1968 y se prolongó hasta 1982. En este periodo se implementaron programas
de desarrollo social y proyectos productivos, pues se pretendía que el ejido fuera una
célula productora de excedentes. La intervención del gobierno logró solucionar las
divisiones que había en el ejido y mejoró su situación financiera, pues las deudas
anteriores fueron absorbidas por los nuevos proyectos. Según nos cuentan “La solución a
los créditos contraídos en los años cincuenta y sesenta la realizó el INI” 315.

Como mencioné, en 1968 se implementó un Programa de Desarrollo Integral y con este se


excluyó a renteros y trabajadores externos y los recursos para obtener riego quedaron en
manos de los ejidatarios. Según nos cuentan “…el pozo numero 1 (Santa Brígida) y la
renovación del equipo de la Norita fueron financiados por el INI junto con el gobierno del
estado y la SARH. Esto fue alrededor de 1970, en ese año también dieron apoyos a todos
los ejidatarios para sembrar alpiste, maíz y frijol” 316. Otras obras de irrigación se realizaron
entre 1972 y 1975, véase cuadro uno.

Cuadro 1 : Obras de irrigación en el ejido


Obras Antecedente Actualización Superficie
irrigada
La Norita Perteneció a Hacienda Ortega. La 1970 40 has.
usaron los ejidatarios desde 1939.
Tiro de mina San Pedro, Equipado por Álvarez (rentero) 1969 90 has.
en Santa Brígida. alrededor de 1944.
Maravillas Hecho en 1972 1972 ¿?
Bordo “Plan Juárez” Planeado para irrigar 300 has. 1974 (100 has.)
Red de Riego por Goteo Hecho 1975 1975 70 has.
Fuente: 3 julio 1972 Acta de posesión provisional de equipo de bombeo. 19 marzo 1974 Acta por IGUPE. 22
mayo 1980 Acta de asamblea. Misión de Chichimecas, expediente 50. Depuración.

315
Luís Mata Mendoza (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2006.
316
José Quevedo (N. 1947 - ) ejidatario. La Norita, 2006.
En el cuadro observamos las obras de irrigación que se construyeron o remodelaron con
recursos gubernamentales en los años setenta y que fueron el comienzo de la época más
productiva del ejido, de hecho, estas mismas obras son las que continúan hoy día y como
hemos visto y veremos más adelante, fueron elementos de interés para los grupos de
poder. En 1974 el Gobierno Federal adaptó un bordo (Plan Juárez) para regar 300 has.,
realizaron desmontes y acomodaron a 44 campesinos, por lo que solicitaron expedirles
sus Certificado de Derechos Agrarios317.

También en 1974 comenzaron los trabajos topográficos para la construcción del “Parque
Industrial Misión de Chichimecas”318, los ingenieros del Departamento Agrario realizaron
el levantamiento topográfico y la nivelación del terreno en 25 has. 319. A este proyecto se
le dio continuidad hasta finales de 1975 cuando se realizaron los trazos del complejo
agroindustrial, las cepas para el drenaje y la red de agua potable 320. No obstante, hasta
aquí quedó el proyecto y por el año 2000 el terreno se utilizó para instalar una
maquiladora.

En 1975 se instaló un establo lechero financiado por Banrural con asesoría técnica por
parte del INI. El agua de los pozos recién perforados y equipados se destinó al riego de las
parcelas sembradas con alfalfa, avena y maíz forrajero que se utilizarían para alimentar al
ganado321. El Banco también les financió un molino de nixtamal y 26 cabezas de ganado
porcino, además de los créditos de avío que financiaban las siembras de frijol, chile y los
cultivos forrajeros322.

El establo comenzó con 210 vacas de raza canadiense, las instituciones gubernamentales
facilitaron el equipo y el personal necesario: corrales, maquinas ordeñadoras y un

317
19 marzo 1974 Acta de Investigación por IGUPE. Misión de Chichimecas, expediente 50, Depuración.
318
19 noviembre 1974 al Ing. Barrón Patlán, del Delegado Agrario Rodolfo Alavés, oficio. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Depuración.
319
3 diciembre 1974 al DA Lic. Rubén Alavés, del Ing. Barrón Patlán, informe. Misión de Chichimecas,
expediente 1205, Ampliación.
320
11 noviembre 1975 al DA Lic. Rubén Alavés, del Ing. comisionado Barrón Patlán. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Ejecución.
321
José Quevedo (N. 1947 - ) ejidatario. La Norita, 2006.
322
2 julio 1975 Inventario de propiedades del ejido por motivo de elección de autoridades. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Organización II.
veterinario asesor. Los encargados de la administración del establo eran los miembros del
Comisariado, que administraban las ganancias y para las relaciones con el Banco había un
secretario y un auxiliar quienes encabezaban la sociedad de crédito que se formó con 94
ejidatarios. Todas las inversiones estaban aseguradas por el Banco 323.

Foto 6: Panorámica del establo de Misión de Chichimecas

A los dueños de las parcelas sembradas con cultivos destinados al establo se les pagaba
una renta anual. En la época de corte, cada semana participaban entre 35 y 40
campesinos, quienes recibían un salario324. Para las labores cotidianas del establo había
becerreros, ordeñadores, veladores, recolectores de forraje, sembradores y queseros que
tenían un sueldo. Los trabajadores eran principalmente ejidatarios y sus hijos, aunque
también había vecinos de los poblados colindantes325.

323
Arturo Mata Presidente del Comisariado Ejidal 2007-2010. Misión de Chichimecas, 30 octubre 2008.
324
Relación de personas que trabajaron en la alfalfa en las semanas del 6 al 12 de abril 1980 y 31 de junio al 6
de julio 1981. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
325
Manuel Ramírez López (N.1947 -) ejidatario. La Norita, 2006.
Foto 7: Lo que queda del establo

En el establo se producía queso de varios tipos (asadero, ranchero, botanero) cajeta,


crema, mantequilla y leche. Estos productos se vendían a la empresa Chipilo ubicada en el
entronque de Doctor Mora y en los mercados de las ciudades cercanas (San Luis de la Paz,
Dolores Hidalgo y Querétaro). Con las ganancias se pagaban salarios a los trabajadores y
se daban abonos para liquidar los créditos326.

326
Arturo Mata Presidente del Comisariado Ejidal 2007-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
Foto 8: Restos de la infraestructura del establo

Para mediados de 1975 con motivo de la elección de autoridades, se realizó un inventario


de las propiedades del ejido: tenían un establo equipado, una porqueriza y un molino de
nixtamal. También se reportó que se hicieron mejoras al edificio de la escuela y la
existencia de 11,251 pesos en efectivo en la caja. Además, para ese entonces, el ejido ya
tenia cuatro pozos de irrigación, un bordo de almacenamiento de agua, cinco tractores,
maquinaria para la agricultura (rastrillos, segadoras, arados, cultivadora y empacadora),
camionetas, remolques y un trascabo327. Nunca antes había habido tanta infraestructura
invertida ni tantos chichimecas involucrados con los proyectos gubernamentales. Con
estas inversiones también llegaron otros beneficios para la población como la mejora de
servicios educativos y con la instalación de nuevos pozos, se facilitó el acceso a las redes
de electricidad y agua potable. En ese mismo año (1975) se terminó de reconstruir la Casa
del Pueblo y las canchas de futbol, y se financiaron viviendas para familias que fueron
elegidas por sorteo328.

Con el cambio de sexenio y los efectos de la devaluación del peso (1976) las inversiones al
campo disminuyeron. En Misión de Chichimecas se observa la baja del flujo de recursos
327
2 julio 1975 Inventario de propiedades del ejido por motivo de elección de autoridades. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Organización II.
328
Flora García (N. 1925 - ) encargada del templo. Misión de Chichimecas, 2006.
gubernamentales y la presión del presidente del Comisariado Ejidal (PCE) para obtener
mayores rendimientos de los recursos del ejido.

En efecto, en 1977 el PCE, Valente García Mata convocó a una asamblea a la que
asistieron 104 ejidatarios. Informó que el agostadero y los cultivos se encontraban en muy
malas condiciones, en su opinión, la causa era la actuación de personas que usaban los
pastos para alimentar su ganado y no los pagaban, por lo que hizo que la asamblea
acordara que se desalojara a los “externos” que tenían ganado a medias en los pastos del
ejido. Además, se acordó vender los cerdos que habían adquirido dos años antes, ya que
no podían mantenerlos y depositar el dinero al Banco de Comercio de Guanajuato para
disminuir la deuda. Por último, el PCE recomendó a los ejidatarios vigilar las cercas que
delimitaban el ejido, ya que había personas ajenas que sacaban piedras329.

Para finales de la década se reanudó la inversión gubernamental para fortalecer los


proyectos del pasado. En 1980 se realizó una asamblea con la asistencia de 76 ejidatarios
y varios representantes de las instancias gubernamentales con intereses en el ejido. El
objetivo fue mejorar la organización del establo y los distintos proyectos para incrementar
la productividad. El ingeniero encargado de la sección de agronomía del INI, propuso un
programa de cultivos forrajeros para alimentar el ganado del establo, la asamblea acepto
unánimemente; pero, hubo inconformidad del representante de Banrural, quien afirmó
que el programa no cubría los requisitos. Ante esta objeción, Valente Mata se impuso y
declaró que en el futuro el ejido sólo aceptaría asesoría de los técnicos del INI ya que con
el personal del Banco nunca ha habido productividad. Además, en esta ocasión designaron
a Manuel Ramírez García como encargado de la venta de leche y responsable de llevar la
contabilidad mensual330.

Por otra parte, en la asamblea se acordó que con el sistema de riego por goteo, (que
irrigaba 70 has.) se emprenderían nuevos cultivos y se le daría preferencia a la mano de

329
28 enero 1977 Acta de asamblea general de ejidatarios. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Organización II.
330
22 mayo 1980 Acta de Asamblea General Extraordinaria. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Organización II.
obra chichimeca. Los encargados de estas siembras serian Félix Mata y Ezequiel García.
Con los recursos institucionales se sembraron 20 has. de vid y 50 con brócoli, ajo y coliflor.
En este proyecto trabajaban alrededor de 100 campesinos, entre ejidatarios y sus hijos, y
la producción se vendía a un particular (Javier Usabiaga, político que fue candidato a
Gobernador del estado y posteriormente Secretario de Agricultura)331. También los
ejidatarios pactaron donar un terreno de 2.5 hectáreas para que el INI estableciera una
“oficina representativa”332.

Cabe destacar el papel del señor Valente G. Mata quien, por sus continuas intervenciones
en todos los temas tratados, regentó la asamblea, pues sus palabras constituyeron las
decisiones tomadas. Además, firmó el acta como “Jefe Supremo Chichimeca”, los Consejos
Supremos fueron organismos promovidos por el INI en los años setenta con el fin de
renovar las relaciones entre el Estado y las etnias, sin embargo, el que hayan designado a
Valente como el Jefe del Consejo nos sugiere que ya se perfilaba como un cacique legítimo
ante la población. Es importante señalar que Valente Mata tenía mucho mejor relación
con el INI que con la agencia bancaria, de hecho fue el INI quien encabezó la
reorganización del ejido en 1968, les ayudo a anular los adeudos bancarios anteriores y
había llevado a Valente a foros latinoamericanos en los que se exaltaba la etnicidad de los
indígenas. El INI había contribuido a la construcción de este líder que a nivel externo se
mostraba representante y benefactor de los chichimecas e intermediario entre ellos y el
gobierno.

En 1982, llegaron nuevos proyectos impulsados por el Plan Nacional de Zonas Deprimidas
y Grupos Marginados (COPLAMAR)333. Este programa federal impulsó la creación de un
vivero: lo integraron 42 socios, de los cuales sólo 20 eran ejidatarios; a los trabajadores les
pagaban un sueldo mínimo, alrededor de 100 pesos por semana. Había un administrador

331
José Quevedo (N. 1947 - ) ejidatario. La Norita, 2006.
332
La oficina nunca se construyó.
333
COPLAMAR fue una agrupación dependiente del poder ejecutivo que reunió once instituciones para
“lograr programas de desarrollo a mediano y corto plazos que posibiliten a determinada región a salir de su
condición de marginalidad mediante su participación activa en la elaboración de proyectos y en su ejecución”.
INI 30 Años después: revisión crítica. México 1978. p. 19
externo que les decía que hacer y los árboles que crecían los destinaban a las escuelas,
parques o reforestación del campo334.

Otro proyecto de COPLAMAR fue el cultivo de nopal y tuna reina, sembraron 177 has. El
vivero y el cultivo de nopal, son los únicos proyectos de esta época que aun continúan,
claro que con distinta administración. En ese entonces, los Comisariados administraban
todos los proyectos: los cultivos de alfalfa, avena, maíz, frijol, uva, ajo, nopal, el establo y
el vivero; y con ellos, los pozos de irrigación335.

Para 1983, en el ejido existían 22 parcelas sembradas con maíz, frijol, avena y alfalfa que
estaban ligadas a las necesidades del establo; en 17 parcelas se cultivaba vid, ajo, chile,
frijol, maíz y jitomate con el sistema de riego por goteo y otras cinco parcelas estaban
sembradas con nopal como parte del programa de Empleo Rural. En total había 44
parcelas ligadas a proyectos productivos con inversión gubernamental. Según la gráfica
dos el 56% de las parcelas no estaban cultivadas, lo cual nos indica que una parte
importante de los ejidatarios no se sumó a los proyectos bancarios.
Gráfica 2: Situación de parcelas en 1983336

9 Vacantes 23 Trabajadas
5% Uso de parcelas por
campesinos
sin CDA
13%

95 Sin 44 Trabajadas
cultivar para
56% proyectos
productivos
26%

Fuente: 9 Noviembre 1983 Acta de inspección ocular previa a IGUPE

Para 1984, las autoridades del ejido presentaron a la asamblea la existencia de un capital
de 23,578 pesos y se menciona que ellos obtuvieron un pago de comisiones por 35,209

334
Francisco López (N. 1926 - 2008) ejidatario y encargado del vivero. Misión de Chichimecas, 2006.
335
Hermenegildo García Presidente del Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
336
La situación de 15 parcelas que no se representan en la gráfica correspondían: cuatro a posesionarios
desconocidos por los ejidatarios, 11 a ejidatarios que usaban dos parcelas y la unidad de Jorge Mata que
usufructuó tres parcelas.
pesos337. También se eligió a los encargados de: crédito, comercialización, producción,
acción social, riego y maquinaria. Esto indica que a pesar de que el Comisariado tenia
cierto control, la posibilidad de manejar los recursos estaba más distribuida que en las
décadas anteriores. En esta asamblea se dijo que el Banrural no había dado información
clara sobre las cuentas del ejido desde hacía tres años. En 1985 el personal del Banco les
informó a los ejidatarios que tenía una deuda por más de 26 millones de pesos, lo cual les
sorprendió mucho ya que creían haber abonado los pagos a tiempo338. Esto es importante
ya que visto desde fuera, el ejido con las últimas inversiones y varios proyectos trabajando
parecería una empresa redituable, pero diez años después de verse beneficiado con
múltiples recursos se convirtió en una empresa generadora de deudas fuera de su control.
La responsabilidad del endeudamiento no fue sólo de los ejidatarios, sino también de los
funcionarios que no hacían cuentas claras y lejos de exigirles pagos, les seguían dando
recursos.

Los pozos de irrigación y el establo representaron las inversiones más importantes para el
ejido. El establo funcionó alrededor de 20 años y según nos cuentan aportaba recursos
para unas 100 familias339. Este proyecto incidió en la vida de los chichimecas, aportó
fuentes de empleo y a diferencia de otros apoyos, fue una obra para el ejido en su
conjunto: todos los ejidatarios y sus familias se beneficiaron de alguna forma. Algunos
ejidatarios recuerdan:

“El establo empezó muy bonito, vino un veterinario que dirigía todo y con el iban bien las
cuentas, el banco nos daba cierta cantidad de dinero al año, pero a veces los apoyos
llegaban tarde y algunos compañeros tomaban préstamos. Después hubo malos manejos,
las autoridades sacaban dinero de la caja hasta $50 000 cada semana, el veterinario se dio
cuenta no quiso seguir y se fue. Había compañeros que llegaban en la noche a sacar 10 o 12
litros de leche, cuando la recogían en la mañana ya no estaba completa. Así, todos
contribuimos a que se fuera para abajo…” 340.

337
16 Julio 1984 Corte de caja por motivo de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Organización II.
338
27 agosto 1984 al Delegado Agrario Ing. Marcelino Martínez, de la SRA, informe. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Organización II.
339
José Quevedo (N. 1947 - ) ejidatario. La Norita, 2006.
340
Arturo Mata Presidente del Comisariado Ejidal 2008-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
Este relato coincide con el de otros ejidatarios que recuerdan con añoranza al establo y
que remarcan la mala administración y el abuso de unos cuantos ligados a las autoridades
ejidales.

4. Autoridades Ejidales
En este apartado intentaré hacer una reflexión sobre la relación que existió entre las
inversiones gubernamentales y las autoridades del ejido. Pretendo analizar como se
dieron las dinámicas de poder en esta época y me adelanto a decir que si anteriormente,
quienes controlaban la representación ejidal tuvieron la presión de la facción de los
pioneros, ahora la siguiente generación de los pioneros logró dominar todos los recursos
del colectivo. Resalta Valente Mata como líder y cacique del ejido, pero éste extendió su
poder a través de colocar a sus parientes y gente de confianza tanto en el Consejo de
Vigilancia, como en los puestos de encargados de los proyectos productivos. Jesús Molina
y su grupo desvanecieron su poder y en una época de estímulo a la integración de mayor
número de chichimecas al ejido y de democracia en la participación de los recursos, se
construyó un cacicazgo más sólido que los de antaño y fue sostenido por las redes de
parentesco y los proyectos de dignificación de la población indígena realizados por el INI y
el Banrural. Haremos un seguimiento de cómo fueron cambiando las autoridades del
ejido.

En 1968, cuando comenzaba a implementarse el nuevo modelo ejidal, hubo quejas por
parte de la profesora Ma. De Jesús Mata hacia el Comisariado integrado por Salvador
Chavero, Andrés Ramírez y Antonio López, del grupo de Jesús Molina. La asamblea la
apoyó con 70 votos, para que se eligieran nuevos representantes.
Cuadro 3: Autoridades Ejidales 1968- 1969
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Martiniano Quevedo Juan García Torres
Secretario Valente García Mata Pablo Mata
Tesorero J. Luz Ramírez Guerrero Antonio Ramírez
Fuente: 7 abril 1968 Acta de Asamblea. Misión de Chichimecas, expediente 50.
Meses después, el Comisariado destituido interpuso un amparo para recuperar sus
funciones, pero no fue aceptado. El grupo que le había brindado su apoyo a Jesús Molina
en la época pasada, ya no lo hacía, ni lo dejaban participar en la organización productiva,
pues a su parecer, seguían cometiendo “arbitrariedades lesivas al ejido” 341.

En febrero de 1969 se practicó una nueva elección de autoridades, estuvieron presentes


observadores de instancias gubernamentales (Gobierno del Estado, INI, CNC, Fomento y
Organización Agrícola) y asistieron 121 ejidatarios, es decir, casi el doble en comparación
con la última asamblea. Los puestos del Comisariado los obtuvieron miembros del grupo
García-Mata (que en adelante sólo será Mata) y en el Consejo de Vigilancia todavía
estaban los cómplices de Molina.
Cuadro 4: Autoridades Ejidales 1969-1972
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Martiniano Quevedo Damián López García
Secretario Valente García Mata Saturnino Mendoza
Tesorero Antonio Ramírez Quevedo Paulino García
Fuente: 12 febrero 1969 Acta de Elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

En 1971, el PCV Damián López sufrió un accidente y falleció, por lo que fue necesario
substituirlo y la asamblea nombró a Antonio López y como suplente Jesús Molina 342. Esta
elección nos deja ver que aunque Molina ya no incidía directamente en la dirección o
toma de decisiones sobre asuntos ejidales, algunos de sus aliados continuaban en los
cargos del Consejo de Vigilancia, por medio de los cuales podían desacreditar las acciones
del Comisariado que representaba el grupo opositor.

A principios de 1972, la profesora Mª de Jesús Mata (sobrina de Clemencia y de Jorge


Mata) que en los enfrentamientos entre grupos cambiaba de bando, intentó desacreditar
al PCE Martiniano Quevedo. Lo acusó por despojarla de una fracción de su parcela en un
acto de abuso de autoridad, motivado por la ambición de poseer tierras de buena calidad.
En su alegato afirma buscar el bienestar de su gente

341
20 septiembre 1968 al DDAAC, del PCE Martiniano Quevedo, carta. Misión de Chichimecas, expediente
50, Organización I.
342
27 febrero 1971 Acta de asamblea extraordinaria. Misión de Chichimecas expediente 50, Organización I.
“Soy originaria del lugar y correspondo a la raza de los Chichimecas, por la sangre desciendo
de los caciques que dirigieron la congregación desde su conquista, siendo por esa causa que
mi situación ha sido la de empeñarme en la buena marcha de nuestra administración ejidal,
propugnando por alcanzar para mi raza todos los mejoramientos posibles, de acuerdo con el
contenido de nuestras leyes y reglamentos”343.

Más tarde, se hizo la renovación de autoridades. A la asamblea asistieron 88 ejidatarios,


mismos que no aceptaron el voto de Jesús Molina. Se registró una existencia en caja de
10,900 pesos y el Comisariado fue electo por 56 votos.
Cuadro 5: Autoridades Ejidales 1972-1975
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Gabriel Ramírez Hermenegildo López
Secretario Roberto Cruz León López
Tesorero Ezequiel Gracia Antonio López
Fuente: 1º junio 1972. Acta de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

En esta asamblea también se designaron secretarios auxiliares de Crédito, Apolinar García;


de comercialización, Jesús Mata; y de Acción Social la profesora Ma. De Jesús Mata. Los
proyectos de siembra de maíz y frijol con los nuevos pozos eran responsabilidad de los
encargados del crédito y la comercialización, aunque ellos debían rendir cuentas al
presidente del Comisariado.

En 1975 se realizó nueva elección de autoridades: a la asamblea asistieron 134, de los 204
ejidatarios. La representación del ejido se integró con el CE en manos de las familias Mata
y García. Se nombró Secretario de Crédito a J. Cruz Mata; de Comercialización a Luis Mata
Mendoza y de Acción Social a Hermenegildo López.
Cuadro 6: Autoridades Ejidales 1975-1978
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Valente García Mata Antonio Ramírez
Secretario Quirino Mata Antonio López
Tesorero Julián García Juan García
Fuente: 2 julio 1975 Acta de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

En 1976 se legalizó el Certificado de Derechos Agrarios de Jesús Molina, 25 años después


de que iniciara su participación activa en el ejido344, para entonces, su intervención en los

343
13 febrero 1972 al Delegado de Asuntos Agrarios, de ejidataria Mª de Jesús Mata, carta. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Organización I.
344
7 mayo 1976 a Jesús Molina, del Director General del RAN, oficio. Misión de Chichimecas, expediente
25/1026.
asuntos ejidales había menguado y ya no ostentaba el poder que tuvo en los años
cincuenta y sesenta.

En 1978 se hizo el cambio de autoridades ejidales. Esta vez se formaron tres planillas y el
voto fue secreto. Asistieron 97 ejidatarios, la planilla electa para Comisariado tuvo 50
votos y la que eligieron para Vigilancia contó con 24.
Cuadro 7: Autoridades Ejidales 1978-1981
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Félix Mata Ángel Quevedo
Secretario J. Cruz Mata Manuel García Mata
Tesorero Ezequiel García Aurelio Quevedo
Fuente: 29 junio 1978 Acta de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

En esta ocasión, también se nombró como Secretario de crédito a Luís Mata Mendoza; de
comercio a Manuel Ramírez y de acción social a Rafael García. Se presentaron cuatro
ejidatarios que no estaban en la lista de los autorizados para votar, pero la asamblea los
reconoció y les dio voz y voto.

Aunque la asamblea se realizó por segunda convocatoria, el número de ejidatarios


asistentes nos muestra que la presencia del gobierno reflejada en las inversiones, logró
atraer a campesinos que en los años cincuenta y sesenta no se integraban a las dinámicas
ejidales, en aquel entonces acudían a las asambleas un máximo de sesenta ejidatarios. Por
otra parte, la votación de autoridades también nos deja ver que ya no había una pugna
tan cerrada entre dos grupos, como en la etapa anterior en que el CE se elegía por menos
de diez votos de diferencia.

En 1981 se eligieron nuevos representantes del ejido.


Cuadro 8: Autoridades ejidales 1981 a 1983
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Fidel Ramírez García Juan Martínez Quevedo
Secretario Tomas Molina Quevedo Gabriel Ramírez Quevedo
Tesorero Manuel Ramírez García Aurelio García Quevedo
Fuente: Noviembre 1983 Actas e informes por depuración censal. Misión de Chichimecas, expediente 50.

A mediados de 1984 se eligieron nuevas autoridades. Se propusieron dos planillas que


integraban los seis cargos del CE y CV; una fue propuesta por J. Cruz Mata y la otra por
Herculano López, la ganadora fue la primera con 54 votos. Estas dos planillas expresan la
existencia de ciertas inconformidades con Valente Mata, las cuales se intensificarían poco
después. En la asamblea también eligieron encargados para: crédito Benjamín Quevedo;
comercialización Ezequiel García; producción Ramón Quevedo; acción social Secundino
Quevedo; riego Fidel Ramírez y maquinaria J. Cruz Mata.
Cuadro 9: Autoridades Ejidales 1984 a 1987
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente José Ramírez López Gabriel Ramírez Quevedo
Secretario Cecilio Ramírez García José Quevedo Ramírez
Tesorero Luis Chavero Hernández J. Cruz Ramírez López
Fuente: 16 julio 1984 Acta de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

Al mes siguiente, un grupo de ejidatarios se manifestó inconforme con la elección de


autoridades porque “cada planilla se designó con un color y como muchos ejidatarios no
asistieron a la escuela los desconocían”; por esa razón se invalidaron sus votos y otros
campesinos votaron a favor de otra planilla inconscientemente. Además, afirmaron que
los miembros del CE no reunían los requisitos y el tesorero desconocía el alfabeto 345. A
pesar de estas inconformidades las autoridades agrarias aceptaron la elección.

En 1987 se renovó la representación ejidal, 113 de los 187 ejidatarios reconocidos votaron
unánimemente por la única planilla que se presentó. El corte de caja no reportó la
existencia de efectivo y en el inventario resalta que dos de los cuatro tractores estaban en
mal estado. Como secretario de crédito se eligió a Tomas García; de comercialización a
Raúl Ramírez y de acción social a Emiliano Quevedo.
Cuadro 10: Autoridades Ejidales 1987-1990

Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia


Presidente José Ramírez Quevedo Juan Martínez Quevedo
Secretario Efrén Quevedo Ramírez Martiniano Quevedo López
Tesorero Arturo Mata Hernández Rogelio Ramírez Quevedo
Fuente: 16 julio 1987 Acta de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

En 1990 se volvieron a elegir autoridades, sólo se presentó una planilla que obtuvo los 111
votos de los asistentes. En el inventario de las propiedades del ejido se registró la
existencia de 260,320 pesos en efectivo, cuatro tractores, dos camionetas, un camión y un

345
27 agosto 1984 al Delegado Estatal de la SRA Ing. Marcelino Martínez, carta. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Organización II.
establo con 103 vientres y 18 becerros. Es decir, la mitad de las vacas con que inició el
establo.
Cuadro 11: Autoridades Ejidales 1990-1993
Comisariado Ejidal Consejo de Vigilancia
Presidente Martiniano Quevedo López Francisco García Quevedo
Secretario Gabriel Ramírez Quevedo Odilón Quevedo López
Tesorero Emiliano Quevedo Ramírez José García Mireles
Fuente: 27 julio 1990 Acta de elección de autoridades. Misión de Chichimecas, expediente 50.

En esta época en que las inversiones habían declinado, observamos menor competencia
por ser autoridad ejidal. El ejido dejaba de ser una fuente de entrada de recursos
gubernamentales, por tanto, disminuyó el interés de los ejidatarios por controlarlo.

5. Declive del modelo productivo


El proyecto político del presidente Carlos Salinas de Gortari se propuso limitar las acciones
gubernamentales de apoyo a la economía y favorecer la entrada de capital externo en la
industria, la banca, el comercio y el campo. Estas nuevas directrices ya no contemplaban
el reparto de la tierra como instrumento político ni como herramienta de justicia social,
por lo que se modificó el Artículo 27 Constitucional. Con ello, se declaró el fin del reparto,
sólo se resolverían los expedientes de rezago agrario y con la aplicación del Procede se
pretendía darle una nueva normatividad jurídica a la posesión de la tierra.

Las modificaciones jurídicas intentaban elevar la productividad, estimular la inversión y


capitalización del campo permitiendo formas de asociación entre el sector social y el
capital privado. Por otra parte, como una forma de disminuir la oposición de las
organizaciones campesinas, el presidente Carlos Salinas de Gortari propuso condonar el
70% de las carteras vencidas. Ante la ley reformada y las políticas neoliberales hubo
oposición de algunos sectores independientes del aparato gubernamental, pues
consideraron que las reformas favorecían al capital y se olvidaban de los campesinos, la
autosuficiencia alimentaria y el cuidado de la ecología.

En Misión de Chichimecas el proyecto productivo impulsado por las instancias del


gobierno comenzó su declive en 1984 y se declaró abiertamente a partir de 1986. Con la
baja de las inversiones el poder del cacique (Valente Mata) se vio debilitado y fueron más
frecuentes las denuncias en su contra. En efecto, la crisis del modelo ejidal estuvo definido
por una baja de las inversiones gubernamentales, el debilitamiento del cacicazgo, el
surgimiento de líderes de oposición dentro de los aparatos de representación y una
constante demanda de la tierra incluso de gente de La Misión, que a pesar de haber sido
apoyada por organizaciones campesinas con diversos tintes políticos, no lograron
acomodo. Valente Mata se vio presionado para redistribuir la tierra y sí repartió una
mínima parte entre las personas ligadas a su grupo y aunque con la disminución de las
inversiones se vieron afectados sus ingresos, se aferró al control de diversas parcelas y
acaparó el agua para riego.

En este periodo, el ejido Misión de Chichimecas dio muestras de ser incapaz de solventar
las necesidades de su población y la gente tuvo que buscar sus propios medios de
subsistencia en un territorio cada vez más lejano. La carencia de agua fuera de la
superficie irrigable tampoco posibilitaba el empleo al interior y los ejidatarios ya no
sentían la euforia de los años anteriores.

5.1 La infructuosa demanda de la tierra y el fin del ejido


colectivo

El ejido Misión de Chichimecas con alrededor de cuatro mil hectáreas, desde su formación
fue atractivo para los mestizos del vecindario. Recordemos que anteriormente un grupo
de campesinos de la Ciénaga intentó incorporarse, pero los ejidatarios no los aceptaron.
En los años ochenta se incrementó la presión sobre la tierra no sólo por parte de los
externos, sino también por los propios chichimecas. Los abundantes recursos parecían
dejar de serlo ante el constante crecimiento demográfico y la carencia de fuentes de
empleo en el entorno del municipio. En la década pasada (setentas) las autoridades
ejidales, como una forma de mantener el control, registraron como ejidatarios a un sector
de chichimecas que había permanecido al margen, pero en los ochenta, estos mismos
chichimecas, apoyados por las nuevas generaciones, reclamaron mayor acceso a los
recursos.
En 1986, cuando se realizó una investigación de usufructo parcelario, un grupo de 24
ejidatarios e hijos de ejidatarios sin tierra, encabezados por Herculano López Ramírez
como “Presidente del Consejo Supremo”, denunció a las autoridades del ejido (José
Ramírez López PCE) y a otros que habían sido autoridades (Valente Mata, Fidel Ramírez,
José Quevedo) por no trabajar sus parcelas, a pesar de tener buena salud y de recibir
insumos para la siembra. Además, apoyados por sus familias y por su mayor conocimiento
del idioma español, les quitaban tierra a los campesinos que si cultivaban para trabajarla
con su grupo, que obtenía financiamiento de Banrural346. Los campesinos sin tierra
solicitaron la regularización de sus derechos agrarios, pero la asamblea manipulada por el
Comisariado Ejidal (CE), se los otorgó a otro grupo que no era peticionario347.

Para acomodar a los nuevos ejidatarios (apoyados por el CE), la Delegación Agraria realizó
un estudio agrícola socioeconómico donde se menciona que los cultivos no dan ingresos
suficientes, “los ejidatarios logran subsistir por la venta de ganado y porque en tiempo de
secas van a trabajar como asalariados a Querétaro, México y San Luis Potosí”, a pesar de
esto, ellos viven arraigados en su terruño, por lo cual debían reconocerse los derechos
agrarios de esos y de los otros peticionarios348. Pero los 24 encabezados por Herculano
López, al no ser aceptados por las autoridades del ejido buscaron el apoyo de la Central
Campesina Independiente (CCI) y le solicitaron acomodo a la Delegación Agraria.
Señalaron que desmontaron y sembraron una superficie de tierra ociosa, pero Valente
Mata junto al CE, les prohibieron trabajarla y enviaron personal del Banco a trillarles las
siembras con un tractor349. Más tarde, este grupo de peticionarios se amplió: eran 38

346
24 marzo 1986 al Delegado de la Reforma Agraria en Guanajuato, de los ejidatarios Herculano López,
Luis Ramírez, Germán García y seis más. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
347
23 mayo 1986 Acta de asamblea de 24 campesinos de Misión de Chichimecas. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Organización II.
348
23 mayo 1986 Estudio Agrícola Económico de Humberto Arroyo Arroyo. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Depuración.
349
27 junio 1986 al Secretario de SRA Lic. Rafael Rodríguez Barrera del Senador Alfonso Garzón
Santibáñez, oficio. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
personas que insistieron en su demanda, con el argumento que había tierras abandonadas
por sus dueños desde hacía más de 20 años350.

Ante esta insistencia, la Delegación Agraria realizó una investigación y en ésta se aclaró
que en el ejido había 223 has. sin explotar (23 eran de riego y pertenecían a ejidatarios
incapacitados físicamente). Los interesados pidieron acomodo en 25 has. de temporal,
pero los ejidatarios no los aceptaron. Los representantes ejidales les ofrecieron a los
solicitantes trabajar a medias las parcelas de los incapacitados, pero esta oferta no fue
aceptada351. Después, se hizo una asamblea para repartir los terrenos enmontados de El
Palmar, la Biznaga, Potrero San Juan y San Cristóbal. Para ese entonces, los solicitantes
eran 33 y pedían los terrenos de San Cristóbal, Noria de los Dolores y una parte de El
Palmar, pero las autoridades del ejido se las negaron352.

Los peticionarios no desistieron y acudieron a la UGOCM quien pidió acomodar a 35


campesinos en las 137 parcelas vacantes (124 de ampliación y 14 de dotación) 353. El
personal de la Delegación Agraria inspeccionó nuevamente las tierras y comprobó que
seguían enmontadas. Los 116 ejidatarios presentes en la asamblea informaron que eran
parcelas de la ampliación, pero nunca fueron abiertas al cultivo y no aceptaron el ingreso
de los solicitantes. El Comisariado indicó que se impulsaría a los ejidatarios a trabajar su
tierra y de no hacerlo, los privarían de sus derechos354.

Meses después, los peticionarios continuaban solicitando su incorporación a las tierras


ejidales de manera legal, esta vez se apoyaron en el Comité Municipal Campesino, afiliado
a la CNC, pues sabían que había alrededor de 100 has. sin cultivar. El Delegado Agrario
sugirió otra investigación, inspeccionaron 44 parcelas: 35 estaban enmontadas y las nueve

350
4 noviembre 1986 al Delegado Agrario en el Estado Lic. Saúl Núñez, del Presidente y Secretario del
Consejo Supremo Herculano López y Luis Mata Mendoza. Misión de Chichimecas, exp. 50, Org. II.
351
8 diciembre 1986 al Secretario de la CAM Lic. Bernardino López Gómez, del comisionado Abel
Marmolejo García. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
352
25 febrero 1987 Informe por investigación general de terrenos vacantes. Misión de Chichimecas,
expediente 50, Depuración.
353
18 noviembre 1987 al Jefe de la Promotoría 8 Ing. Héctor I. López, del Delegado Agrario Lic. Saúl Núñez.
Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
354
27 enero 1988 Acta de Asamblea General Extraordinaria; 8 febrero 1988 al Ing. Héctor López, de:
Humberto Arroyo, informe. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
sembradas recibían financiamiento de Banrural355. En la asamblea informaron que 34
ejidatarios eran acreedores a privación de derechos por no cultivar, pero los 129
asistentes decidieron que conservaran sus unidades, alegando que alrededor de las
parcelas había potreros con ganado libre que afectaban las siembras y los peticionarios
eran muy conflictivos. A los solicitantes les ofrecieron acomodarlos en tierras de la presa
Ladrillera, pero estos no aceptaron por ser un terreno muy pequeño 356. Así pues, aunque
la asamblea dio su apoyo a los ejidatarios que no cultivaban, el Delegado ordenó iniciar el
juicio privativo357. Este se resolvió en 1989, sólo privó a dos ejidatarios de sus derechos y
reconoció a 16 campesinos por abrir tierras al cultivo y trabajarlas; por lo que ordenó
expedir su CDA358. No obstante, ninguno de los nuevos ejidatarios había sido del grupo de
solicitantes359.

Así, a pesar de los repetidos intentos realizados durante tres años y de contar con el
apoyo de varias organizaciones campesinas, los hijos de los ejidatarios que no contaban
con la simpatía del CE, no pudieron integrarse al ejido. Es muy posible que trabajaran en
él, ya fuera en el establo o cultivando las parcelas con riego a cambio de un salario, pero
se daban cuenta que los ejidatarios recibían mayores ingresos. Los solicitantes rechazados
no desistieron y apoyados por Jesús Orta Guerrero, líder de la UGOCM, hicieron una
solicitud de segunda ampliación360, pero fue improcedente por no existir predios
afectables361.

355
20 septiembre 1988 al Ing. Héctor López Rendón, del Lic. Saúl Núñez; 8 octubre 1988 Investigación
ocular previa a Asamblea para privación de derechos agrarios. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Depuración.
356
18 octubre 1988 Acta de asamblea extraordinaria para acomodo de campesinos; 24 octubre 1988 Informe
de asamblea del comisionado Humberto Arroyo Arroyo. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Organización II.
357
25 noviembre 1988 al Secretario de la CAM, de Saúl Núñez, oficio. Misión de Chichimecas, expediente
50, Organización II.
358
20 julio 1989 Privación de derechos agrarios y nuevas adjudicaciones. Misión de Chichimecas, expediente
50, Organización II.
359
27 enero 1988 Censo de Solicitantes, de Herculano López. Misión de Chichimecas, expediente 50,
Organización II.
360
18 enero 1989 al Delegado Agrario Saúl Núñez, del Consejero agrario Jesús A. García Esquivel. Misión de
Chichimecas, expediente 1205, General.
361
7 abril 1989 a Jesús A. García, de: Saúl Núñez. Misión de Chichimecas, expediente 1205, General.
A pesar de que en Misión de Chichimecas existía una cantidad importante de jóvenes sin
tierra que solicitaba su ingreso al ejido, esta demanda no tuvo grandes efectos. Al no
aceptar al grupo de peticionarios, vemos que las autoridades ejidales y la asamblea,
seguramente aconsejados por Valente Mata, se aferraban a los recursos. Aunque los
proyectos productivos ya no eran exitosos, el grupo en el poder pretendía seguir
administrándolo como una forma de mantener su control sobre las inversiones del
pasado, ya que en el presente (1989) se habían reducido notablemente. Además, con
todas las investigaciones realizadas quedo claro que el grupo de poder (Valente Mata, su
familia e incondicionales) realmente no trabajan la tierra, su papel era más de
“funcionario directivo” que de productor. Por otro lado, es probable que el grupo de
peticionarios constituyera el conjunto de trabajadores que se involucraba directamente
en el trabajo de las tierras.

En 1989 la Agraria Mixta volvió a hacer una investigación y resolvió retirarle sus derechos
a los 35 ejidatarios que no cultivaban, pero ellos no dejarían los privilegios que les
brindaba pertenecer al ejido y encabezados por Fidel Ramírez interpusieron un amparo.
Hicieron una audiencia de pruebas y alegatos, Fidel dijo que nunca habían abandonado la
tierra, la cultivaban con el sistema de trabajo colectivo y si no sembraban era por falta de
lluvias y recursos; cuando se ausentaban era por necesidad y no lo hacían por más de
cuatro meses. Las autoridades ejidales ratificaron el testimonio y solicitaron respetarles
sus derechos. Al día siguiente, se presentó la contraparte: Herculano López y tres
ejidatarios dijeron que el ejido nunca había trabajado en colectivo, había parcelas
asignadas desde 1975 que nunca fueron cultivadas por los dueños, porque en realidad,
trabajaban fuera. El comisionado declaró incongruentes ambas posturas y ordenó una
investigación complementaria, en ella inspeccionaron 28 parcelas de las cuales hubo
nueve enmontadas, cinco cultivadas con los trabajos colectivos y 14 con una parte
sembrada por sus dueños362. Las autoridades del ejido informaron que Herculano López
cosechaba una parcela que no le correspondía y era una persona problemática. El

362
Siete de los campesinos privados no formaron parte del amparo. 11 abril 1991 al Jefe de la Promotoría 8
Apolinar Palomino, del Delegado Agrario en el Estado Adalberto Puente Pérez, carta. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Depuración.
comisionado observó que existían grandes cantidades de agostadero susceptibles de
abrirse al cultivo, si la asamblea lo decidiera 363.

Días después, en otra asamblea, los 70 ejidatarios asistentes decidieron confirmar los
derechos de los acreedores a privación, porque eran reconocidos como ejidatarios,
cumplían con faenas, cuotas, comisiones y participaban en las labores colectivas desde
hacía 15 años. Martiniano Quevedo dijo que Herculano López, Luis Mata y sus secuaces
sólo buscaban crear problemas y que no demostraron sus ganas de trabajar al negarse a
cultivar en aparcería las parcelas de los ejidatarios mayores, por estos motivos ahora la
asamblea se negó a aceptarlos364.

Con todo esto, podemos observar que la presión sobre la tierra no tuvo grandes
resultados. A pesar de que se integró un pequeño sector de campesinos y les dieron
Certificados, ellos no eran del grupo de peticionarios, éstos seguramente habían trabajado
en el ejido por varios años, con lo cual habían creado derechos; pero el grupo en el poder
nunca los aceptó, aunque había tierra disponible, ellos defendían sus intereses y sólo
incorporaron a sus aliados.

En el periodo de 1986 a 1995 observamos que hubo continuidad de los créditos de avío
para que los ejidatarios trabajaran como colectivo, aunque disminuyeron y fueron usados
solamente por el grupo ligado al cacique. Este grupo se aferró al poder que había logrado
por medio de controlar las inversiones del pasado y la representación ejidal. La presencia
de rupturas en el colectivo ejidal y el surgimiento de la oposición también fueron
expresiones de la crisis económica del país.

En efecto, a principios de 1992, Herculano López y 28 ejidatarios solicitaron la ayuda del


gerente de Banrural para aclarar las deudas. Dijeron no tener información sobre los
créditos que se otorgaron desde 1973 hasta 1983 para reposición de vacas, equipo de
ordeña, adquisición de maquinaria y siembra de alfalfa y vid. Explicaron que la venta de
363
13 agosto 1991 Acta con motivo de inspección ocular complementaria, del comisionado Apolinar
Palomino. Misión de Chichimecas, expediente 50, Depuración.
364
29 agosto 1991 Acta de asamblea y 2 noviembre 1991 al Delegado Agrario, de Apolinar Palomino, carta.
Misión de Chichimecas, expediente 50, Depuración.
las cosechas no les dejó utilidades y que el Comisariado Ejidal se había negado a repartir
las ganancias de la venta de tuna porque afirmaba que estaban destinadas al pago de la
deuda365. Poco después, hubo denuncias por parte de 52 ejidatarios habitantes de Misión
de Arriba contra Valente Mata y su “incondicional” Martiniano Quevedo (PCE) por
acaparar el agua del tiro de mina y hacer negocios con las tierras con un grupo de
mestizos366.

Para 1994, en Misión de Chichimecas ya era evidente la decadencia del modelo productivo
ejidal: disminuyeron las inversiones, el gobierno exigía el pago de deudas atrasadas (36
millones de pesos), había poca productividad, presión sobre la tierra y concentración de
parcelas por parte de los ejidatarios y autoridades. Asimismo, era evidente el deterioro
natural de los recursos: muerte de las vacas del establo, desgaste de tractores y de la
maquinaria.

Para 1995, los ejidatarios y autoridades agrarias declararon el fin del trabajo colectivo en
el ejido. Se realizó una asamblea, con personal de Banrural y la SRA en la que muchos
ejidatarios se quejaron porque no les tocaban ganancias por trabajar en los proyectos, se
sentían explotados por el Banco, así que decidieron desligarse del ejido y los que se
hicieron cargo de la deuda sólo fueron 94367. Ellos acordaron vender lo que quedaba del
establo (unas 30 vacas, equipo de ordeña y de hacer queso), un camión, una camioneta y
dos tractores para abonar el dinero al Banrural. A partir de entonces, quienes cubrieron la
deuda se organizaron en tres grupos para trabajar y esa organización aun continúa. Las
agrupaciones son: el grupo 1 La Norita; grupo 2 Maravillas y grupo 3 Riego por Goteo,
ahora cada grupo lo conforman entre 15 y 20 ejidatarios y tienen su propio pozo de
riego368.

365
14 enero 1992 al Gerente Estatal de Banrural Ing. Pablo Soto Fierro, del Subsecretario Agrario Miguel
Ramírez Silva. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
366
28 marzo 1993 al Gobernador del Estado Ing. Carlos Medina Plasencia, de 52 ejidatarios de Misión de
Arriba. Misión de Chichimecas, expediente 50, Organización II.
367
Hermegildo García, Presidente del Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
368
Efraín Mata Gamboa (N. 1972- ) Presidente del Comisariado Ejidal 2005-2007 y Luis Mata Mendoza N.
1950- ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2005.
Ahora, algunos ejidatarios reflexionan sobre los motivos que causaron la decadencia de
los proyectos gubernamentales: “El establo y las inversiones terminaron porque el Banco
ya no dio más créditos y con la devaluación de Salinas todo se fue para abajo. Los insumos
se elevaron y la leche no tenía precio, costaba más caro un refresco que un litro de leche.
Se vendió todo lo que quedaba para abonar al Banco, aunque al último tuvieron que
condonar una parte de la deuda”369. Otros ejidatarios piensan que

“Los proyectos terminaron porque eran manejadas por Banrural, el Comisariado sólo era
una herramienta porque quien administraba era el Banco. Realmente quien explotó el ejido
fue Banrural y no la gente, los chichimecas sólo eran empleados. En los trabajos colectivos le
pagaban un salario a los ejidatarios, pero no se beneficiaban con la producción ya que todas
las ganancias las recogían: el ejido administraba y el banco cobraba. De esta forma murió el
proyecto colectivo, los encargados de los proyectos al inicio andaban a pie y al año ya traían
un buen carro…”370.

Por otra parte, tanto en los tiempos de las fuertes inversiones gubernamentales como en
los del declive en la inversión, la población que se sumó a esas dinámicas acentuó su
diferenciación. Para los años noventa había por lo menos cinco sectores de ejidatarios: 1)
el grupo caciquil que se afianzó en la representación del ejido y acaparó las inversiones del
pasado; 2) la oposición que le interesaba la producción en el ejido, que pedía las tierras,
pero se vio bloqueado por el grupo de poder; 3) los ejidatarios que trabajaba la tierra que
podían (o que les daban) y que necesitaba salir a trabajar fuera para completar sus
ingresos; 4) los que usufructuaban el ejido únicamente como agostadero, pues persistían
en sus actividades de caza y recolección manteniéndose ajenos a las dinámicas ejidales y
por último, 5) la gente sin tierra que no sólo eran las generaciones jóvenes.

5.2 El Procede

La reforma al Artículo 27 de 1992 y la exigencia del pago de las carteras vencidas fueron
parte de las nuevas reglas del juego que en adelante tendrían que asumir los habitantes
del campo. El proyecto que concretó el fin del agrarismo gubernamental y que en Misión
de Chichimecas surgió en 1996, fue el Programa de Certificación de Derechos Ejidales

369
José Quevedo (N. 1947 - ) ejidatario. La Norita, 2006.
370
Hermenegildo García Presidente de Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
(Procede). Este programa federal propuso: transferir la propiedad de los ejidos y
comunidades de la nación a los ejidatarios y comuneros; precisar las distintas áreas que
conforman la propiedad social; establecer con claridad los derechos individuales o
colectivos y los mecanismos para ejercerlos o transmitirlos; promover la circulación de
tierra para crear unidades económicas viables; autorizar la sesión de derechos parcelarios
a los avecindados; autorizar el cambio de dominio y la venta de tierras ejidales sujetos a
aprobación de la asamblea y dar libertad para arrendar la tierra o trabajarla mediante
cualquier forma de asociación371. Con todo esto, el Estado pretendía terminar con el
paternalismo hacia los campesinos, dar libertad a comuneros y ejidatarios y crear
certidumbre sobre la propiedad; pero en realidad, el Procede ha sido un mecanismo que
llegó a desmantelar el proyecto agrarista de la posrevolución, fomentar la privatización de
la propiedad social y posibilitar la concentración de tierras. También, se benefició a los
caciques, ya que al exigir el pago de las deudas, el gobierno posibilitó la concentración de
recursos entre quienes las pagaron y después se aplicó el Procede que ratificó tal
concentración. En efecto, la nueva ley no acabó con los subsidios al campo ni dejo “libres”
a los ejidatarios, más bien, con la implementación del Procede se legalizó la diferenciación
que se dio con los pagos de las deudas bancarias y dio por terminada la aplicación del
proyecto agrarista de la posrevolución que había subsistido por alrededor de 80 años.

En el ejido Misión de Chichimecas los ejidatarios pusieron estacas en los límites de lo que
consideraban su parcela y así fue como regularizó el Procede la posesión de la tierra.
Algunos campesinos se resistieron al programa porque había problemas de linderos entre
ellos, pero los promotores les dijeron que les daría mayor seguridad, por lo que al final
todos aceptaron. La asamblea aprobó los planos y los terrenos medidos372; se otorgaron
184 Certificados de Derechos Agrarios (CDA) que avalaban el usufructo de las parcelas 373.
Los agostaderos del ejido quedaron como terrenos de uso común, es decir, no se
dividieron.

371
Warman, Arturo. El campo mexicano en el siglo XX. FCE, México 2001. Pp.181-182.
372
Efraín Mata Gamboa (N. 1972- ) Presidente del Comisariado Ejidal 2005-2007 y Luis Mata Mendoza N.
1950- ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2005.
373
Hermenegildo García, Presidente del Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
A partir de entonces, cambió la forma de producción en el ejido, los ejidatarios ya no
trabajan prioritariamente con el banco, ahora es más común que hagan contratos con
renteros para trabajar algunas superficies. Los ejidatarios creen que la entrega de los
títulos trajo ciertos beneficios, pero también efectos adversos. Por un lado, les dieron
certidumbre sobre sus tierras, ya que antes se podían negociar las parcelas manipulando
los certificados. Con los nuevos títulos, se actualizaron los listados de ejidatarios, algunos
sucesores pasaron a ser titulares y otros CDA se transfirieron a nuevos beneficiarios; en
general la mayoría de los ejidatarios esta satisfecho 374.

Por otra parte, otra consecuencia de la implementación del Procede es que han
aumentado considerablemente las ventas de terrenos ejidales, aunque se dan de manera
ilegal porque no han sido aprobadas por la asamblea. En principio, ésta acordó no aceptar
externos pues pretendía conservar la tierra para su misma gente, pero ahora muchos han
vendido o dado parcelas a cambio de autos o camionetas. Las personas que compran
(vecinos de San Luis de la Paz o pequeños agricultores) saben que lo hacen ilegalmente y
que no tienen acceso a los derechos ejidales como el uso de los agostaderos, del tractor o
del riego. Hasta ahora (2008) hay alrededor de 50 posesionarios con tierra y los ejidatarios
no saben que hacer con ellos, pues no han recibido asesoramiento legal 375. Las tierras del
ejido que se han vendido son alrededor del 25% y todas han sido ilegales 376.

Debido al crecimiento demográfico en Misión de Chichimecas, acrecentado por la


población mestiza que ahí llega a establecerse, en el año 2000, un grupo de padres de
familia, dirigidos por Aurelio Quevedo, solicitó el reconocimiento de Bienes Comunales. El
expediente se resolvió en el año 2002 y así pasaron de ser una comunidad de hecho a una
comunidad de derecho. Se reconocieron 547 has. para el usufructo de 112 comuneros,
pero con el tiempo se han integrado más y ahora son 185. Las propiedades de Bienes

374
Ídem.
375
Efraín Mata Gamboa (N. 1972- ) Presidente del Comisariado Ejidal 2005-2007 y Luis Mata Mendoza N.
1950- ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 11 enero 2005.
376
Hermenegildo García, Presidente del Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de Chichimecas, 26 agosto
2008.
Comunales abarcan el asentamiento y sólo 80 has. de agostadero377. Algunos chichimecas
que ya eran ejidatarios, también se hicieron comuneros pues sus viviendas están en ese
territorio, pero a partir del reconocimiento de los Bienes Comunales surgieron problemas
con pequeños propietarios, quienes reclamaron 70 has. de las propiedades reconocidas y
este conflicto aun continua vigente.

5.3 Trabajo en el ejido en el año 2008

Actualmente existen 184 ejidatarios titulares, aunque son 256 campesinos quienes se
involucran en el trabajo ejidal. De los 72 que trabajan sin Certificado de Derechos
Agrarios, algunos son sucesores, otros son personas que han demostrado sus ganas de
trabajar y han ganado la confianza de los ejidatarios que les prestan parcelas y otros más,
son gente que participa en las labores colectivas del ejido.

Existen varias organizaciones o cooperativas para llevar a cabo la producción agrícola y


ganadera. En primera instancia los ejidatarios están agrupados por la distribución del
riego, hay tres grupos: Maravillas, La Norita y Riego por Goteo y cada uno administra un
pozo. Cada pozo irriga alrededor de 50 ha. que se distribuyen entre los integrantes: entre
15 y 20 miembros, es decir, participa alrededor de la tercera parte de los 184 ejidatarios
con certificado. Los usufructuarios del riego tienen que pagar una cuota anual por el agua
y la electricidad de la bomba; siembran maíz y frijol para el autoconsumo, y brócoli, chile y
alfalfa para su comercialización. En ocasiones las parcelas de riego se rentan entre los
mismos ejidatarios: el que toma la tierra debe dar el 10% o 20% de su producción al
propietario, según se estableció en la asamblea, la cual siempre tuvo presente el trabajo
“a partido”.

Los grupos trabajan de manera independiente, pero a veces establecen alianzas para
llevar a cabo algún proyecto, dar superficies en renta a los particulares o administrar
recursos otorgados por instituciones gubernamentales.

377
Aurelio Quevedo, Comisariado de Bienes Comunales 2002-2006 y Delegado Municipal por varios
periodos. Misión de Chichimecas, 2006.
Durante los años que van de 1940 a 1960, los ejidatarios acostumbraban rentar
superficies a pequeños empresarios agrícolas de la región. Esto disminuyó con los apoyos
gubernamentales a la producción implementados en 1970 y hasta 1982, pero, desde la
aplicación del Procede en 1996, las rentas de superficies ejidales a particulares se han
vuelto a practicar. Este arrendamiento es más frecuente en los terrenos de riego, aunque
también se da en los de temporal y las superficies rentadas varían desde 10 hasta 50 ha.
Los contratos se realizan por un determinado tiempo que puede ser desde uno hasta 10
años, quienes rentan utilizan la superficie para emprender diversos cultivos (alfalfa, maíz,
chile, brócoli, jitomate y cebolla, por ejemplo) y es frecuente que contraten a los
ejidatarios como mano de obra a cambio de un salario. Sin embargo, han surgido
problemas por el pago de la electricidad, ya que los ejidatarios han tenido que asumir los
adeudos dejados por los contratistas que no pagaron.

En el año 2007, 25 ejidatarios de los grupos Maravillas y Riego por Goteo se organizaron
para implementar un proyecto de cultivo de hortalizas. Esta asociación se llama Fajir Uza
Mare Ur Zaerra (Compañeros Viejos Trabajando) y cuenta con un presidente, secretario y
tesorero; se dedican a cultivar brócoli en 60 ha. de riego y anualmente obtienen dos
cosechas que venden a particulares. Han recibido apoyos por parte de la Comisión
Nacional para el Desarrollo de Ios Pueblos Indígenas (CDI) que financió un préstamo para
adquirir semillas, abono y maquinaria. A pesar de ello, en ocasiones se han presentado
contratiempos, por ejemplo, a los campesinos se les dificulta conseguir transporte para
levantar la cosecha y distribuirla, ya que en la región cobran muy caro el flete, por lo tanto
están buscando otros medios para abaratar los envíos. Otro problema consiste en la
distribución de las ganancias, ya que a los dueños de las parcelas sembradas con brócoli se
les paga una parte proporcional de los ingresos, por ejemplo, a un ejidatario que dio
media hectárea, en la última cosecha le tocaban $2500, pero el pago no se realizó. Por
estos motivos, los campesinos se desilusionan y también se desesperan ya que cuando
siembran maíz y frijol al menos tienen que comer, pero con la hortaliza al no recibir el
pago que les corresponde, se quedan sin nada, ni alimentos ni dinero para comprarlos.
Otro tipo de trabajo colectivo se realiza en el Vivero, éste se creó en la década de los
ochenta y funcionó por varios años. En el 2008, un grupo de 10 voluntarios (ocho mujeres
y dos hombres) decidió reavivarlo y solicitaron apoyo a la Comisión Nacional Forestal
(CONAFOR). Esta institución les proporcionó árboles para la reforestación de la región y
así cultivaron mezquite, huizache, pirúl, palma, pino y otras especies de la zona como
maguey, sábila y varios tipos de nopal. La administración del vivero no ha estado ajena de
ciertas dificultades, al principio se acordó que los voluntarios recibirían un salario mínimo
y si se pagó, pero ahora les deben varios meses de sueldo y por este motivo quienes
participaban se han desanimado y abandonado el trabajo en el vivero, únicamente
continúan dos mujeres que ya han cosechado alrededor de cinco mil plantas; pero hacen
falta recursos económicos para volver a producir. Quienes aun participan en el vivero
están desconcertados ya que la CONAFOR les apoya con las plantas o semillas, pero no les
informa el uso que se les dará, a quien se venderán o donde se sembrarán. Por otra parte,
algunos pobladores han visto los beneficios que el trabajo en el vivero ha traído al medio
ambiente y tienen el proyecto de integrar arboles frutales a su producción.

Otra organización productiva se formó recientemente debido a la iniciativa de un grupo de


ejidatarios que intenta revivir el establo lechero que funcionó durante 20 años. La
agrupación se llama Luri Uri Uwo Epi (En la Noria un grupo de ejidatarios) participan 15
ejidatarios y ya cuentan con un acta constitutiva. Pretenden adquirir 180 cabezas de
ganado bovino de raza Angus negro, dedicarse a su engorda y abrir carnicerías en la zona.
Aunque todavía es un proyecto, ya han solicitado el apoyo de la Secretaria de Agricultura,
Ganadería, Recursos hidráulicos y Pesca (SAGARPA), la CDI y la Presidencia Municipal.

Otro proyecto de un sector de los ejidatarios es la creación de un nuevo centro de


población. Éste se ubicaría en una superficie de 175 ha. del agostadero y sería habitado
únicamente por los ejidatarios y sus familias. Los organizadores son las autoridades
ejidales actuales y pretenden desplazar a los 185 ejidatarios con título y posibilitar que
cada uno lleve dos o tres familias de siete u ocho integrantes. La creación del nuevo
asentamiento se realizaría con el fin de conservar la tierra para los propios indígenas, así
como una forma de preservar a la población chichimeca, su idioma, las costumbres y su
cultura en general, sin la intervención de los mestizos. Ya que últimamente mucha gente
del municipio ha llegado a establecerse en el caserío de La Misión y han comprado
importantes superficies de tierra, también es frecuente que acaparen los apoyos del
gobierno que se destinan a la población indígena. Con el nuevo centro de población se
evitarían estas dificultades y sería un espacio “netamente chichimeca”.

Uno de los problemas que persisten en el ejido tiene que ver con el uso de los
agostaderos, ya que existe un reglamento, pero no se respeta. En una junta de ejidatarios
acordaron un numero máximo de animales que podía tener cada quien: 11 cabezas de
ganado mayor, 22 de ganado menor y dos burros; además fijaron cuotas para los no
ejidatarios que poseen ganado y por cada animal excedente, pero hasta ahora nadie ha
acatado el reglamento y hay quienes tienen hasta 40 vacas y no pagan lo que
corresponde.

Por otra parte, persisten profundas divisiones entre el grupo de comuneros y los
ejidatarios debido al control de los predios baldíos de la zona urbana de Misión de
Chichimecas y porque un sector de la población considera que los comuneros sólo buscan
acaparar las propiedades para venderlas a personas externas. En mi opinión, la causa
central del conflicto se refiere al crecimiento poblacional y la apropiación de espacios, ya
que los hijos de algunos ejidatarios y otros jóvenes que no tenían acceso a la tierra y no se
integraban en algún organismo de poder, lograron el acceso a los recursos y a la toma de
decisiones a partir de la formación de los Bienes Comunales y este nuevo elemento ha
trastocado la organización territorial que se había mantenido por años.
6. Consideraciones
En este apartado hago algunas reflexiones sobre la figura caciquil que se mantuvo en todo
el proceso controlando los recursos más importantes y ostentando un poder y legitimidad
como nadie en el ejido lo había logrado, me refiero a Valente Mata, quien desde los años
setenta fue el cacique del ejido, además fue reconocido como el cacique indígena y ambos
poderes los conservó hasta el momento de su muerte en los albores del nuevo milenio.

En el periodo que va de 1968 hasta 1995, podemos observar que en un principio, el grupo
de los García-Mata compartió la autoridad con Jesús Molina, pues los aliados de este
último tenían los puestos del Consejo de Vigilancia, pero en 1969, los ejidatarios
desacreditaron a Molina y su grupo se disolvió inmediatamente. En adelante, la autoridad
reconocida como el cacique del ejido y también de la población, fue Valente Mata, aunque
fue un estilo de poder diferente del ostentado por el cacique de la época pasada, Valente
pudo controlar al ejido con ayuda de su familia extensa, los Mata 378. En contraste con el
periodo anterior, Valente tuvo el apoyo de las instancias gubernamentales y él, por su
parte, fue un intermediario político entre estos organismos y la población. Valente
además, tuvo una participación activa en el ámbito agrario nacional (fue Secretario de la
Liga y delegado de Guanajuato en el Consejo Consultivo Nacional) y representaba a los
indígenas mexicanos ante la comunidad internacional, (viajó a congresos Indigenistas
realizados en países como Perú)379. Aprendió el discurso indigenista oficial, viajó para
difundirlo y aunque sus predecesores también lo manejaron, no tuvieron tantos apoyos
gubernamentales como Valente.

Por otra parte, la actuación del cacique en este periodo también es contrastante con los
caciques de La Misión durante el cardenismo. En aquel tiempo, no hubo un líder indígena
que asumiera el papel de representante del colectivo, Alfredo Guerrero Tarquín
temporalmente se autonombró representante chichimeca, pero no pertenecía al grupo

378
En los documentos Valente García Mata también aparece como Valente Mata García y Valente Mata
Mata, por lo que no fue posible aclarar su genealogía.
379
Valente Mata García (N. 1928 – 2002 aprox.) cacique de Misión de Chichimecas. Trabajo de campo
colectivo, dirigido por Manola Sepúlveda, 1997.
indígena y su carrera política tomó otro rumbo, ya que pudo escalar en la escala de poder
hasta ser Procurador de Asuntos Agrarios en el estado. Sobre este personaje y su
actuación no hay un estudio específico, Tarquín escribió reseñas de sus andanzas como
líder agrarista durante los años treinta, sin embargo, después asumió una posición
marcadamente antiagrarista pues, entre otras cosas, manipuló la entrega del ejido San
Luis de la Paz a territorios más lejanos y tuvo actitudes caciquiles en Misión de
Chichimecas. Sería interesante un estudio que profundizara en su carrera política, pero,
por ahora regresemos con la actuación de Valente Mata.

En el ejido, el grupo de los Mata, con Valente a la cabeza, logró el control de las
inversiones: el establo, los proyectos productivos, los créditos de avío y refaccionario y los
pozos para irrigación. Sus aliados o parientes eran “elegidos” secretarios de crédito y
comercialización y con estos puestos podían administrar a su conveniencia. En estos años,
se notó el control que lograron, ya que no tuvieron un grupo de oposición que los
denunciara o se quejara de sus acciones. La ausencia de denuncias por parte de los
ejidatarios posibilitó que Valente Mata tuviera redes de control de recursos entre sus
familiares, así, él podía viajar o no estar presente, mientras sus intereses en el ejido se
mantenían intactos.

El grupo de oposición a los Mata, surgió hasta finales de los años ochenta a la par que
comenzó el declive de las inversiones gubernamentales y de su modelo ejidal. En efecto,
vimos que desde 1993 hubo acusaciones contra Valente Mata y su “incondicional”
(Martiniano Quevedo, Presidente del Comisariado) por hacer negocios con un grupo de
mestizos mercantilizando el agua y las tierras380. Otros testimonios recuerdan a Valente
como un cacique y regidor, pero bondadoso “Valente Mata era muy pícaro y leído, sabía
muchas cosas y viajó mucho. Fue regidor de la comunidad y representaba a los indígenas,
era bueno, pero murió pronto…”381.

380
28 marzo 1993 al Ing. Carlos Medina Plasencia, de ejidatarios de Misión de Arriba, carta. Misión de
Chichimecas, expediente 50, Organización II.
381
Trinidad García (N.1941 - ) ejidatario. Misión de Chichimecas, 2008.
“Valente Mata fue un líder o cacique tradicional, era presidente del Consejo Supremo, que
fue un grupo de puros ejidatarios mayores a quienes se les daba preferencia. Tuvo mucha
autoridad en el ejido y en el poblado, primero se relacionaba con la CNC, después fue
representante de Guanajuato en el Consejo Consultivo Nacional... Fue un buen líder, era
cien por ciento chichimeca de lengua materna ézar. Claro que había quienes criticaban sus
acciones, pero eso es normal, creo que nunca se podrá complacer a todos….” 382.

Los relatos corroboran el poder que logró este personaje en Misión de Chichimecas
durante los años de mayor inversión gubernamental. Sin duda que Valente tuvo
habilidades personales, “buenos maestros” entre sus parientes que vivieron durante el
cardenismo, pero también fue una construcción del Estado y de sus políticas indigenistas
dirigidas por el INI. El gobierno lo apoyó al brindarle recursos que supuestamente
deberían beneficiar a toda la población; pero él y su grupo los administraban, los repartían
y ejercían un amplio control en el colectivo, con lo cual convirtieron el poder de la
representación en un poder económico.

Valente consolidó su poder en el ejido usando algunas tácticas del cacique ejidal del
pasado, pero más que nada se apoyó en su parentela, en sus incondicionales y en el
colectivo de ejidatarios. A ellos les repartía una parte de los recursos de forma escalonada,
según el nivel de cercanía y con esto le brindaban respaldo y no surgió una oposición
organizada.

La población chichimeca respetaba el linaje de Valente Mata, pero también fue admirado
por la fortaleza y superioridad que demostraba al sostener buenas relaciones con las
instancias gubernamentales que además, le permitían tener una vida muy distinta a la de
cualquier chichimeca, con viajes frecuentes y comunicándose con altos funcionarios, con
lo cual recalcaba su “superioridad” con el resto de la comunidad.

Además, Valente fue reconocido por el colectivo como el cacique tradicional chichimeca,
por ser descendiente de la familia Mata. Con esto, ostentó una legitimidad como ningún
otro lo había logrado. Cuando surgió la oposición, hubo elementos para pensar que se

382
Hermenegildo García Presidente del Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de Chichimecas, 2008.
renovaría el cacicazgo, sin embargo, las políticas del Estado cambiaron y ya no hubo tal
posibilidad, parece ser que no se repetirían los ciclos del pasado.

En los años noventa con la implementación del Procede y el cambio de modelo ejidal, la
figura caciquil de Valente Mata en el ejido se fue disolviendo. Influyeron diversos factores:
el término de las inversiones productivas; el cese de los créditos y la exigencia del pago de
las deudas; la intervención de renteros y “externos” que han comprado parcelas ejidales;
y la organización ejidal en tres grupos productivos con lo que se amplió la posibilidad de
manejo del poder. A pesar de esto, Valente a su avanzada edad, siguió siendo reconocido
como el cacique indígena por el resto de la población chichimeca.

En los primeros años del nuevo milenio, hemos visto que no ha surgido otra figura con
características caciquiles como las de Valente. Ya que por un lado, en el ejido persisten
figuras de poder, pero no tienen un poder total, ya que éste se ha diversificado entre los
representantes de los tres grupos productivos, el Presidente del Comisariado, el
Presidente de Vigilancia y los representantes o encargados de las otras organizaciones
productivas (el vivero, la hortaliza, el proyecto del nuevo establo y quienes encabezan la
formación del nuevo centro de población).

Por otro lado, entre la población indígena han surgido lideres jóvenes que han defendido
los recursos y han impulsado la conservación y difusión de la cultura y patrimonio
chichimecas. Aurelio Quevedo encabezó la solicitud de reconocimiento de los Bienes
Comunales y reclamó que la construcción de una maquila coreana en su territorio
beneficiara a la población local. Adela Ramírez ha sido varias veces Presidenta de Bienes
Comunales y ahora encabeza los litigios legales contra un grupo de particulares que
reclama estos terrenos. Ambos jóvenes representan a la nueva generación chichimeca y
hasta ahora su participación en los asuntos colectivos tiende a ser “democrática”, es decir,
la población indígena los reconoce como sus representantes, pero no les nombran
“cacique” ni les otorgan control sobre sus recursos, más bien consideran que son los
indicados para expresar las aspiraciones e inquietudes del grupo indígena ante las
instancias externas.
Características del cacicazgo en el ejido Misión de Chichimecas

En la larga trayectoria del ejido estudiado observamos que aparece como constante una
figura caciquil desde sus primeros años de vida (1939) hasta fines de los años ochenta, sin
embargo, hay matices en esta figura que se fueron dando en el tiempo y por las
circunstancias, es decir, los caciques fueron agentes dinámicos, sus características se
fueron creando y son éstas las que ahora quiero apuntar, a través de fases que reflejan la
historia del ejido.

En un primer estrato tenemos la figura del protocacique que fue representada por el líder
“foráneo” Alfredo Guerrero Tarquín, él se hizo de un grupo de aliados y los posicionó
como líderes en La Misión. Tarquín se fue, continúo su carrera política y ascendió en la
escala social, aunque quedó en el ejido como sombra de protección y su figura continuó
pesando entre quienes alguna vez fueron sus seguidores.

Después, viene la primera fase de cacicazgo, en ésta, el grupo García-Mata (aliados de


Tarquín) buscó aliados externos para la producción, el ingeniero Jesús Álvarez, quien
además representaba una figura “fuerte” tanto económicamente, como por su respaldo
político. Este grupo consumió las inversiones para si mismo con cierto nivel de
irresponsabilidad, falta de compromiso y de espíritu agrario, ya que no realizaban los
pagos correspondientes al Banco ni repartían los beneficios entre el colectivo; se sentían
los nuevos “dueños” de la tierra y su perspectiva económica era muy limitada.

En la segunda fase de cacicazgo se dio el desplazo de los pioneros por un liderazgo


apoyado por las instancias del Estado, que, sin embargo, nunca logró la hegemonía. Los
pioneros persistieron como oposición por casi 20 años y por paradójico que parezca este
periodo fue muy dinámico por los frecuentes enfrentamientos. No me atrevería a señalar
que fue democrático porque se trató de un conflicto permanente entre facciones, que
sólo incorporaron a los indígenas como mano de obra subordinada a uno u otro grupo de
poder. En este periodo se dio un proceso de “rancherización” del ejido, donde la actividad
productiva se realizaba con base en la aparcería y la renta de recursos, al estilo de los
patrones del vecindario. Estos tiempos fueron de constantes denuncias en las que a
nombre del bienestar de los chichimecas se escondían los conflictos de poder, el
acaparamiento de las inversiones del Estado, y en los hechos, se perdía la idea del
bienestar para las mayorías.

Los García-Mata tuvieron ligas con el cacique indígena, aunque se manejaron


independientes de él; ellos se enfrentaron a Jesús Molina que fue hijo de indígena y del
propietario de Ortega, cuya mezticidad de clase le daba mayor status y apoyo
institucional: al principio del Banco, del Departamento Agrario y las fuerzas armadas, y
después sólo del Banco. En esta fase observamos que cada grupo o facción utilizó
mecanismos de integración similares: opciones laborales, padrinazgos, intimidación,
repartir alcohol para los suyos y la cohesión que implicaba tener un enemigo en común.
En estas dinámicas cabe resaltar el control que Molina tuvo sobre los recursos, en
contraste con los García-Mata que se manejaron como oposición, ligados al cacique local.
Esta segunda fase de cacicazgo fue de una intensa lucha de facciones, lo cual se expresó
en la existencia de dos Comisariados Ejidales, ya en una etapa de declive o de tránsito de
cacicazgos. Las instituciones del Estado se dividieron: el Banco apoyó a Molina y el
Departamento Agrario a los García-Mata, con ello se anunciaron nuevos tiempos con
tintes neocardenistas que inclinaban la balanza hacia el grupo de los pioneros.

En la tercera fase tenemos un cacique hegemónico representado por Valente Mata, quien
tuvo múltiples logros: 1) anuló al grupo dominante anterior representado por Jesús
Molina 2) consiguió el apoyo de las instancias del gobierno representadas por el INI, que
con el lema de “Misión de Chichimecas para los chichimecas” pudo expulsar a los externos
que pretendían continuar trabajando en el ejido (León Patiño) 3) vinculó mayor numero
de indígenas al ejido, algunos como ejidatarios productores y otros sólo de título 4)
absorbió la figura del cacique indígena 5) organizó un “gobierno al interior” con un grupo
de aliados y su parentela, y resaltó su rol más allá del ejido como representante de los
chichimecas a nivel del movimiento indígena latinoamericano, y 6) controló el conflicto
interno ya que aunque existió oposición, no estaba organizada. En esta fase resalta la
integración parcial de las dos historias de Misión de Chichimecas, ocasionada por la
absorción de la figura del cacique indígena por el cacique ejidal; y por la incorporación de
la población nativa a las dinámicas y a la producción ejidal.

La cuarta fase se refiere a la transición caciquil truncada, surgió una oposición más o
menos organizada (1986-1992) con demandas agrarias (tierra, créditos, etc.) y se dieron
ciertas condiciones que propiciaban el tránsito de la figura caciquil, como el
envejecimiento de Valente Mata, la baja de las inversiones y el surgimiento de demandas
sociales y de empleo, sin embargo, se “toparon” con la indiferencia del Estado y/o su
negativa a satisfacer dichas demandas. Ante esta actitud gubernamental el cacique
anterior (Valente Mata) volvió a controlar el conflicto interno y se afianzó en los recursos
e inversiones de antaño.

Por último, la quinta fase corresponde al fin del cacicazgo monolítico o la pulverización de
la figura caciquil en pequeñas unidades. Se crearon los Bienes Comunales y vuelve a haber
dos células en cuanto a la tenencia de la tierra, cada una con sus propios líderes de
representación. Aunque este nuevo elemento unió a la población en aspectos culturales,
religiosos, festivos y de preservación del idioma; por otra parte, ocasionó conflictos
internos por el usufructo de la tierra. En esta última fase también observamos que las
inversiones para la producción sólo se otorgan para el ejido y dentro de este, únicamente
a los 60 productores que integran alguno de los tres grupos y tienen acceso al riego. Por
otro lado, surgieron los comités de infraestructura social impulsados por el Estado, cada
uno con representantes que a pesar de haber adoptado algunas estrategias caciquiles,
únicamente tienen la ilusión del poder, ya que no se otorgan recursos abundantes.

Por último, actualmente el papel del ejido para la población de Misión de Chichimecas es
el de un recurso donde se cultiva para el autoconsumo, se practica la caza-recolección y
pastoreo de ganado en los agostaderos, y en caso de necesidad se puede vender o rentar;
con todo esto ha dejado de ser una unidad productiva que satisfaga las necesidades de su
población y se ha ido convirtiendo en un lugar de reserva de mano de obra, pero también
en un lugar que da arraigo a la cultura chichimeca, donde pueden reproducir sus
tradiciones particulares. Los ejidatarios piensan que es necesario cuidar los recursos del
ejido para que en el futuro pueda incrementarse su producción y se hereden las tierras a
las nuevas generaciones para que no tengan que migrar en busca de empleo.
IV- Misión de chichimecas en los albores del milenio:
breve etnografía

En este capítulo pretendo exponer la situación en la que viven los chichimecas


actualmente y explicar las dinámicas en las que se desenvuelven. Describiré el medio
ambiente y la forma en que aprovechan sus recursos naturales; su organización social y
sus actividades de subsistencia. También hablaré sobre los problemas actuales de la
población y los elementos que los identifican como chichimecas y refuerzan su cultura.

Presento esta breve etnografía con el fin de caracterizar a la población en la actualidad y


para señalar ciertas similitudes y diferencias entre la Misión de Chichimecas de 1900 y el
poblado hoy en día.

1. Población, medio ambiente y recursos

Misión de Chichimecas o Rancho Uza tiene sus orígenes en la época colonial y


actualmente es la única población que concentra a los indígenas chichimeca jonáz o ézar,
nombre con el que se autodenominan. Los habitantes del poblado en el año 2005 fueron
4262, de ellos, sólo 2348 se reconocieron como población indígena, lo cual corresponde al
55%. Los chichimecas que aun conservan su idioma son 1304, es decir, el 56% de la
población indígena y 30% de la población total383. Los habitantes no indígenas son
personas del municipio que han llegado a establecerse en la localidad a partir de la
década de los noventa.

El poblado cuenta con los servicios educativos básicos: tres jardines de niños, tres
primarias, secundaria, tele secundaria, video bachillerato y un centro de capacitación.
Alrededor del 85% de los habitantes cuenta con electricidad, agua potable y drenaje; y de
acuerdo a las cifras oficiales tienen muy alto grado de marginación 384. El poblado también

383
CDI-PNUD. Sistema de indicadores sobre la población indígena de México con base en: INEGI II Conteo
de Población y Vivienda. México 2005.
384
Ídem.
cuenta con una clínica de salud, una iglesia (La Purísima Concepción, construida entre
1968-1975) y tres pequeñas capillas (San Luisito, Señor Santiaguito y la Santa Cruz).

La población se dividió con la construcción de la carretera-libramiento a San Luis de la Paz


en la década de los sesenta. A partir de entonces, la fracción que se sitúa al este se conoce
como Misión de Arriba, tiene un patrón de asentamiento disperso y la mayoría de
habitantes habla lengua indígena; al oeste se ubica la Misión de Abajo que colinda con San
Luis de la Paz, tiene un tipo de asentamiento concentrado y mayor presencia e influencia
de la población mestiza, por lo que sólo 30 ó 40% habla lengua ézar. Sin embargo, esta
división la han hecho los foráneos ya que los chichimecas consideran que habitan una sola
población.

El ecosistema en que se sitúa esta localidad, de clima semiseco e integrado por pastizales,
cactus y algunos arboles, se ha degradado en los últimos años. Anteriormente era común
observar mamíferos como venados, conejos, coyotes, liebres, y aves como correcaminos y
águilas. Ahora los animales silvestres comunes son las ratas de campo, las víboras de
cascabel o ratoneras y reptiles pequeños como lagartijas.

La localidad cuenta con terrenos ejidales, dotados durante las primeras décadas del siglo
XX y una propiedad de Bienes Comunales reconocida en el año 2002. El ejido tiene
alrededor de 3400 has. (las Resoluciones Presidenciales otorgaron un total de 4068 ha.
pero es probable que debido a las ventas de los últimos años se hayan reducido), de estas
600 son para agricultura de temporal y un aproximado de 150 para agricultura de riego.
Los agostaderos constituyen 2700 ha. y se dividen en tres polígonos. La tierra es para el
beneficio de 184 ejidatarios, cada uno tiene una parcela y derecho de uso del
agostadero385. La superficie de las parcelas es variable, pueden ser desde 1 ½ hasta 9 has.,
aunque hay quienes concentran hasta 18 has., la parcela promedio es de 8 y hay
ejidatarios que han heredado dos parcelas386.

385
Hermenegildo García (N. 1961 - ) Presidente del Consejo de Vigilancia 2008-2010. Misión de
Chichimecas, 2008.
386
Luis Mata Mendoza (N. 1950 - ) ex ejidatario. Misión de Chichimecas, 2005.
Para la agricultura de riego, el ejido cuenta con tres pozos La Norita, Maravillas y Riego
por Goteo; cada uno irriga entre 40-60 has. (dependiendo la capacidad de la bomba) y
para la producción, los 60 ejidatarios se organizan en tres grupos según los pozos y las
posibilidades de pagar la electrificación necesaria. Además, en los agostaderos hay bordos
y abrevaderos pequeños que se llenan con agua de lluvia y les dura entre cuatro y seis
meses. Sólo hay un bordo que podría irrigar hasta 300 has. y se le conoce como Plan
Juárez. Además, la localidad cuenta con dos pozos para el abastecimiento de agua potable
y un tiro de mina.

En épocas pasadas, el ejido recibió múltiples apoyos del gobierno para su desarrollo y
producción, de estos proyectos sobrevive un vivero donde se cultivan árboles para la
reforestación de la zona. Lo administran y trabajan los ejidatarios con apoyo de la
Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y aunque no está ajeno de problemas, ha
cumplido con su objetivo.

Foto 9: Vivero
Los Bienes Comunales de Misión de Chichimecas fueron otorgados por el Tribunal
Superior Agrario el 29 de noviembre del 2002, les dotaron 547 has. para beneficio de 112
comuneros, aunque con el tiempo han aumentado y hoy suman 185. La mayoría de los
terrenos otorgados constituyen el área urbana y tiene una extensión de 467 ha., por lo
tanto, sólo existen 80 has. de terrenos de uso común o agostaderos para el beneficio
colectivo.

Aparte del vivero, en esta población no se aplican programas de desarrollo sustentable o


para la conservación del medio ambiente. Anteriormente intentaron llevar a cabo un
programa para separar la basura y poner un centro de acopio para el reciclaje, pero hubo
dificultades internas y el proyecto no se concluyó. Sin embargo, los habitantes son
conscientes de la sobreexplotación del ecosistema y el agotamiento de los recursos
naturales.

2. Economía y empleo

La economía de la población chichimeca se basa principalmente en la agricultura y en


menor escala realizan actividades de recolección y eventualmente de caza. En los terrenos
ejidales cultivan por su cuenta y en ranchos de particulares los contratan para las labores
agrícolas; complementan sus ingresos con la ganadería en pequeña escala. Otra parte
importante de la población desempeña trabajos como jornaleros o albañiles en otros
poblados del municipio y en otros estados de la República a donde acuden cuando no es
temporada de siembra y cosecha.

En La Misión se practica la agricultura de autoconsumo: maíz y frijol, y es común que en la


misma parcela siembren calabaza, haba, ejote, chícharo o garbanzo. Estos cultivos están
más extendidos en las parcelas de temporal y durante la siembra y cosecha participan
todos los integrantes de la familia. Para este tipo de agricultura tradicional, los
chichimecas utilizan la yunta de burros o de bueyes y otras herramientas como la hoz,
azadón, pala y machete.
Las actividades de caza-recolección son muy importantes para la subsistencia de los
habitantes de La Misión, los productos que recolectan en el monte y en los agostaderos
son: tunas, nopales, garambullos, pitahayas, borrachitas y leña; es común que se
involucren las mujeres y los niños en esta actividad. La cacería la realizan los hombres
esporádicamente, ya que la fauna ha disminuido, ahora con suerte cazan animales
pequeños como ratas magueyeras, liebres, víboras y palomas; también se encargan de
raspar los magueyes para obtener pulque y aguamiel.

La actividad ganadera más importante es la de ganado menor, la mayoría de las familias


tienen borregos, chivos o cabras, pero hay otro sector que se dedica a la cría de ganado
mayor (vacas, bueyes, caballos y burros). Los animales pequeños se destinan al consumo y
en menor escala a la venta. El ganado mayor se utiliza para las actividades agrícolas y para
el comercio, que se da tanto al interior como al exterior de la localidad. La cantidad de
animales que tiene cada familia es variable, aunque hay alrededor de 20 que únicamente
se dedican a la cría de ganado mayor. De igual forma, en las casas y solares se crían aves
domésticas que se destinan al consumo familiar.

Los chichimecas también practican la agricultura para comercializar, lo hacen en los


terrenos ejidales de riego y en menor escala en los de temporal, ya que las parcelas
irrigables dan dos cosechas al año y las otras sólo una. La época de siembra y cosecha es
variable de acuerdo al tiempo en que se presenten las lluvias, por lo regular siembran en
mayo o junio y cosechan en septiembre u octubre, aunque hay cultivos que tienen su
propio ciclo como el brócoli que se siembra en febrero, se riega en marzo y se cosecha en
julio, para volver a sembrar en agosto y cosechar en noviembre. También hay cultivos de
invierno como la avena.

En los terrenos de riego los cultivos más importantes continúan siendo maíz y frijol, le
siguen la alfalfa, chile, brócoli y coliflor, estos últimos se venden en el mercado local. Sin
embargo, estos cultivos requieren insumos especiales como fertilizante, insecticida y
fungicida, por lo que es poco común que los ejidatarios los lleven a cabo si no tienen
respaldo de alguna institución.
Los campesinos chichimecas consideran que tienen varias dificultades para emprender el
trabajo agrícola. Una de ellas es el clima, ya que son frecuentes las heladas, hay años de
sequia extrema y en otras ocasiones se inundan las parcelas y se pierden las cosechas.
Otra situación que desanima a los agricultores es el obtener pocos rendimientos y los
precios tan bajos que tienen sus productos en el mercado. Para estimular la producción
agrícola el gobierno federal los apoya por medio de Procampo que otorga alrededor de
mil cien pesos anuales por cada hectárea sembrada y aunque este ingreso les ayuda, a
veces es insuficiente y los integrantes de las familias se ven obligados a dejar de cultivar y
buscar otros empleos.

El trabajo más frecuente que desempeñan los chichimecas es como jornaleros agrícolas,
ya sea en la localidad o fuera de ella. En esta actividad participan hombres, mujeres, niños
y adultos mayores, que en total suman alrededor de 2500. En el trabajo agrícola dentro de
La Misión se pueden contratar como regadores o desquelitadores del brócoli, en el corte
de alfalfa y como veladores para cuidar que el ganado no invada las parcelas. Al exterior,
es común que los contraten como jornaleros en ranchos agrícolas, ahí pagan 100 pesos
por el turno de ocho horas, en ocasiones los empresarios acuden al poblado para
contratarlos y les brindan transporte. Acuden a otros municipios como Dolores Hidalgo,
León, San José Iturbide y la zona agrícola del Bajío; también van a otros estados como
Querétaro, Tamaulipas, San Luis Potosí, Nayarit, Baja California y Michoacán. Este último
ya es un destino definido, pues cada año acuden alrededor de 200 chichimecas a trabajar
en la zona agrícola de Yerécuaro.

Los chichimecas también acuden a las ciudades importantes en busca de trabajo, por lo
regular se emplean como albañiles en la Ciudad de México, Querétaro, San Luis Potosí,
León, Guadalajara y Dolores Hidalgo. Hay unos “pocos” (120 personas) que se van a los
Estados Unidos, lo hacen por temporadas y allá también se desempeñan como jornaleros
o en la industria de la construcción y las mujeres que salen, trabajan en el servicio
doméstico.
La fuente de empleo más común al interior de la población, es en la industria de la
construcción donde los hombres se contratan como albañiles, otra es en las escuelas
donde hombres y mujeres pueden trabajar como maestros bilingües, sin embargo, existen
muy pocas plazas. También pueden trabajar en el vivero con un salario de 100 pesos por
día, pero la paga no siempre es puntual. Hay 10 personas que tienen tractores y en la
época de siembras los rentan a los campesinos. Por último, hay quienes se contratan
como músicos para las fiestas y peregrinaciones, ya sea que toquen el violín o la guitarra,
el salario es variable ya que hay quienes lo hacen por gusto y otros lo hacen por
necesidad. También existe el trabajo infantil, es frecuente ver niños que trabajan como
jornaleros y reciben el mismo salario que los adultos, pues desempeñan el mismo trabajo;
además al interior de las familias a los infantes se les designa el cuidado y pastoreo de los
animales. Los contratos con los empresarios agrícolas y con los constructores se hacen de
palabra, no hay un salario mínimo establecido y no otorgan prestaciones, ni aguinaldo o
vacaciones.

Es importante resaltar la heterogeneidad ocupacional de los chichimecas, lo cual se debe a


que la gran mayoría es gente sin tierra que vende su fuerza de trabajo para poder
subsistir. Con ello, puedo afirmar que la población chichimeca se encuentra en un proceso
de proletarización por la falta de recursos productivos en la localidad.

3. Organización social

La sociedad chichimeca considera que la base de su organización es la familia (nuclear o


extensa), ahí se transmiten los valores y pautas culturales que permiten la permanencia
de sus tradiciones y su cultura y se establecen lazos para la convivencia entre los
integrantes, que después se extenderán hacia otras familias.

La edad promedio para el matrimonio en los hombres es 18 años y en las mujeres 16. Para
los casamientos es preferible que los padres de ambos miembros de la pareja den su
consentimiento, aunque también se practica el robo de la novia y del novio;
invariablemente, la pareja busca formalizar su unión y realizan la boda por la iglesia y el
civil. Después de celebrar la boda, por lo regular, la pareja se muda a la casa del novio y
tienen muchos hijos, frecuentemente más de cinco. A pesar de que persisten los roles
tradicionales del hombre como el proveedor y la mujer como encargada de los hijos y la
casa, ahora cada vez más, se ven mujeres que salen a trabajar y hombres que colaboran
en el trabajo doméstico del hogar, esto expresa que los chichimecas han ido tomando
conciencia de que debe existir una división justa del trabajo y de las labores de la casa.

Aunado a esto, en las últimas décadas se ha visto una importante disminución de la


discriminación hacia las mujeres y una nueva conciencia entre ellas sobre sus derechos.
Anteriormente, las mujeres permanecían sumisas ante sus padres y después ante el
marido, eran muy comunes los casos de maltrato y violencia familiar. Eso ha cambiado y
ahora los chichimecas reconocen que las mujeres son el sostén de su sociedad, ya que
aparte de ser muy trabajadoras y emprender proyectos para el bien de todos, inculcan
valores y tradiciones a las nuevas generaciones, lo cual es elemental para que la cultura, el
idioma y las tradiciones chichimecas permanezcan. Además, ahora se involucran en
trabajos y roles que tradicionalmente desempeñaba el género masculino: se reconocen
como jefas de familia y ocupan puestos de representación, como Delegadas o
Comisariadas, y se involucran en la organización comunitaria.

Uno de los elementos que cohesiona a la población chichimeca es el sistema de


mayordomías que han establecido para la organización de las fiestas religiosas. Los
mayordomos o “esclavos” son los encargados de organizar una fiesta determinada. Hay
esclavos para la celebración del Santo Entierro o Señor del Llanito, el 1° de enero; para la
ceremonia de Nuestra Señora de San Juan el 2 de febrero; para la fiesta de la Santa Cruz,
los días 2 y 3 de mayo; para conmemorar a San Isidro Labrador el 15 de mayo; para el
festejo de la Purísima Concepción los 30 y 31 de mayo; para el señor Santiaguito el 25 de
julio; para las festividades de San Luis o San Luisito los 24 y 25 de agosto; para celebrar a la
Virgen de la Luz o de la Concepción el 8 de diciembre y por último, para homenajear a la
Virgen de Guadalupe los días 11 y 12 de diciembre.
Los esclavos se encargan de hacer colectas para realizar las celebraciones, ellos también
aportan algún recurso, apoyados por su familia. Así juntan dinero para contratar danzas,
música, preparar comida para los invitados, llevar a un padre que oficie las misas y
comprar cohetes. En las festividades más importantes (La Santa Cruz, La Purísima
Concepción, Señor San Luisito y La Virgen de Guadalupe) los esclavos se organizan en
mesas directivas ya que son celebraciones grandes. En las demás festividades la
organización se hace al interior de cada familia y como cada grupo familiar tiene devoción
por un santo en particular, no en todos los festejos participa toda la población.

Los encargados de las celebraciones o esclavos se designan por tradición familiar


mediante línea paterna y una vez elegidos conservan el cargo de por vida, por este motivo
cada año son las mismas personas y familias las que se encargan de organizar
determinada fiesta.

a) Autoridades locales

En Misión de Chichimecas la autoridad indígena desde tiempos de la Colonia recaía en una


figura patriarcal. En el siglo XX, hasta la década de los sesenta los “caciques”, como
también les llaman, eran Jorge Mata y su esposa Clemencia García. Después, la figura
recayó en Valente Mata, pero cuando él falleció a principios del nuevo milenio, nadie
tomó su lugar y la autoridad se diluyó. Las funciones de los antiguos caciques eran
mantener el orden en la comunidad y dar el visto bueno para los matrimonios, ventas de
tierra y construcciones de viviendas. También representaba a los chichimecas ante
agentes externos, gestionaba apoyos y previo a la formación del ejido, repartía terrenos
entre los habitantes.

Actualmente, los chichimecas reconocen como autoridades oficiales al delegado


municipal, al presidente del Comisariado Ejidal y al presidente del Comisariado de Bienes
Comunales. El delegado es una figura relacionada con las autoridades municipales, es
elegido por toda la población de La Misión y el puesto tiene una duración de tres años
aunque es posible la reelección; sus funciones son mantener el orden y tomar decisiones
relativas a la comunidad, así como organizar a la gente cuando llegan personas externas
con propuestas o programas de apoyo.

Las autoridades del ejido son el Comisariado Ejidal, el Consejo de Vigilancia y la Asamblea
General de Ejidatarios. El Comisariado Ejidal se reconoce como la autoridad principal, se
encarga de administrar los recursos y los proyectos productivos que lleguen al ejido; se
integra por presidente, secretario y tesorero, titulares y suplentes, sin embargo, la gente
reconoce más la autoridad del presidente. El Consejo de Vigilancia también lo integran un
presidente, secretario y vocal, titulares y suplentes, y se encargan de vigilar las acciones
del Comisariado y cuidar los linderos para que no haya invasiones a las propiedades del
ejido. La elección de los representantes ejidales se realiza cada tres años, los ejidatarios
proponen planillas y ejercen el voto libre y secreto. La planilla que obtiene más votos
ocupa los puestos del Comisariado Ejidal y la otra toma el Consejo de Vigilancia.

La Asamblea General de ejidatarios la integran todos los ejidatarios con Certificado de


Derechos Agrarios y se realiza cuando es necesario tomar decisiones respecto a la
organización del colectivo, es decir, para establecer reglamentos respecto al uso y
repartición de las parcelas y el agostadero; para aprobar o rechazar ventas de tierras
ejidales; para permitir la entrada de nuevos ejidatarios y suprimirle los derechos a quienes
cometan faltas o para acordar la forma de llevar a cabo los proyectos productivos.

Las autoridades de Bienes Comunales se integran de forma similar a las del ejido, tienen
un Comisariado y un Consejo de Vigilancia constituidos por presidente, secretario y
tesorero. También hay una Asamblea General que representa la autoridad máxima, pero
el Comisariado debe vigilar que se respeten las propiedades y asegurar que se cumpla el
Estatuto Comunal; éste fue un acuerdo que establecieron los comuneros para perpetuar
los usos y costumbres y evitar la expansión de los mestizos en Misión de Chichimecas.

En los últimos años han surgido líderes jóvenes, como Aurelio Quevedo y Adela Ramírez,
quienes han ejercido cierto impacto entre los chichimecas por la forma de defender sus
recursos, principalmente la tierra, de los mestizos y acaparadores que quieren enajenar
sus propiedades. Ellos personifican una nueva generación de chichimecas y ha recaído en
ellos la representatividad del pueblo indígena ante organismos externos. También son un
nuevo agente que relaciona a los chichimecas con las autoridades gubernamentales, tanto
municipales, estatales y federales. A diferencia de los líderes del pasado, ellos aun no son
reconocidos como caciques por el colectivo.

Ahora también, la población reconoce la autoridad de los representantes de los diversos


comités organizados por instancias gubernamentales para dar y distribuir recursos o
aplicar programas de desarrollo. Existe un Comité de Aguas, Comité de Rescate de la
Cultura y Lengua Chichimeca, Comité de Educación, además de los programas que
administra el Comisariado de Bienes Comunales y el Delegado Municipal. Para el ejido
reconocen las autoridades del Presidente del Comisariado Ejidal; del Presidente del
Consejo de Vigilancia; de los representantes de los tres grupos productivos La Norita,
Maravillas y Riego por Goteo; del encargado del vivero; de la mesa directiva del grupo que
produce hortaliza; de los que representan el proyecto de renovación del establo; del
encargado de Procampo; de quienes organizan el programa Oportunidades y de quien
dirige Proárbol.

Para elegir a los representantes de los comités y los proyectos, los interesados se reúnen y
designan a un encargado que deberá administrar los recursos y llevar a cabo los
programas. Es de recalcarse la importancia de estas nuevas figuras, ya que ahora son las
únicas autoridades locales que manejan recursos y dinero. El ejido ya no recibe ingresos
importantes, por lo tanto las autoridades ejidales están volcadas hacia las inversiones del
pasado, es decir, los pozos de riego y los terrenos irrigables. El representante de Bienes
Comunales y el Delegado sólo manejan dinero eventualmente y por ello, estos puestos ya
no son tan peleados entre los habitantes.
4. Identidad

Los elementos más representativos de la cultura chichimeca jonáz son su idioma, las
danzas guerreras y la ofrenda del chimal que realizan en las celebraciones importantes, las
peregrinaciones religiosas y algunos conocimientos sobre plantas medicinales que se han
transmitido de generación en generación. Estos elementos constituyen los componentes
de su identidad como grupo indígena y refuerzan sus lazos culturales.

Foto 9: Procesión de indígenas chichimecas llevando el chimal en honor a San Luisito.

En el año 2005 se registraron 1621 hablantes del idioma chichimeca o ézar, 80% de ellos
residentes en Misión de Chichimecas387, sin embargo, el 48.3% de la gente que se adscribe
como chichimeca no conoce la lengua. A pesar de ello, los chichimecas afirman que el
idioma es el elemento que los identifica como tales ya que por medio de él transmiten su
cultura. Paradójicamente, el hecho de que casi la mitad de los indígenas no conozca el
idioma muestra que ciertas generaciones no lo transmitieron a sus descendientes. Ahora,
la mayoría de los niños conocen su lengua indígena, en contraste con los adultos que la

387
Del resto un 6.2% en otros poblados del municipio, 6.6% en otros municipios del estado y 6.7% en otros
estados del país. CDI-PNUD. Sistema de indicadores sobre la población indígena de México con base en:
INEGI II Conteo de Población y vivienda, México 2005.
hablan muy poco; esto se debe a la educación bilingüe que se imparte en las primarias
desde la década de los noventa.

La educación bilingüe llegó al poblado en la década de los noventa cuando se crearon 10


plazas para profesores bilingües, mismas que continúan hoy día. Por ello, ahora los
maestros de idioma son insuficientes y tienen que organizarse para dar dos horas de clase
a cada grupo por semana. No obstante, últimamente se ha reforzado el uso de la lengua
ézar con distintos proyectos llevados a cabo por la población con el apoyo de autoridades
municipales y estatales. Uno fue un programa de radio en el que se contaban cuentos en
lengua chichimeca y ahora un grupo de maestros esta trabajando para elaborar un
diccionario español-chichimeca.

Foto 10: Peregrinación chichimeca en honor a San Luis Rey o San Luisito.
Las fiestas religiosas también refuerzan e identifican a la sociedad chichimeca, se realizan
para celebrar a los santos católicos que ya mencioné cuando hable de las mayordomías.
Por lo regular, las celebraciones comienzan un día antes del día de la fiesta con la
“velación” que consiste en hacer rezos, llevar música a la imagen del santo durante toda la
noche y al amanecer le llevan un mariachi para que les cante “Las Mañanitas”. Para las
fiestas de la Santa Cruz el 2 y 3 de mayo, la Purísima Concepción el 30 y 31 de mayo, el día
de San Luis el 24 y 25 de agosto y para la Virgen de Guadalupe los 11 y 12 de diciembre,
los chichimecas elaboran el chimal, que es una ofrenda floral elaborada con una planta
endémica llamada sotol o lechuguilla. Consiste en dos mástiles de seis metros de alto
unidos transversalmente por tres o cuatro varas de un metro y medio de largo, sobre ellas
realizan un atractivo tejido con la lechuguilla, listones de colores, flores y lo coronan con
una cruz hecha con la misma planta. Esta ofrenda la llevan en peregrinación, desde el
lugar donde la elaboraron, que pueden ser las capillas o las casas de los “esclavos”, hacia
la iglesia del santo celebrado; un grupo de hombres lo lleva cargando, atrás caminan los
“esclavos” con las imágenes celebradas, después los invitados y por último los músicos.
Para los chichimecas el chimal representa el cambio que hubo al momento de la conquista
española y también lo hacen con el fin de recordar a los guerreros que sacrificaron su vida
para establecer la paz.

Foto 11: Chimal, ofrenda chichimeca.


Para estas mismas celebraciones, que son las más importantes, se representa una danza
guerrera conocida como la Danza de los Apaches, o de los Rayados contra los Franceses.
Es bailada por hombres, mujeres, jóvenes y niños; ellos integran dos bandos, el de los
indios y el de los europeos o franceses. La danza representa las batallas que se dieron al
momento de la conquista entre indígenas y europeos, se acompaña por la música de golpe
que se ejecuta con la tambora. En las procesiones los danzantes chichimecas se ubican al
frente del chimal y en ocasiones se juntan con otras danzas interpretadas por mestizos de
otros poblados del municipio, que también tienen la costumbre de ofrendar su baile a los
santos. Para las fiestas de San Luisito y de la Virgen de Guadalupe es tradición que los
chichimecas inviten a grupos de danzantes otomíes de Cruz del Palmar (San Miguel
Allende) y realizan el “Encuentro” de danzas.

Foto 12: Danzantes chichimecas

Las fiestas y los elementos que las integran constituyen mecanismos que cohesionan los
lazos sociales y culturales de los chichimecas. Ya que en ellas se reúne gran parte de la
población y conviven en torno a sus tradiciones, usan libremente su idioma y transmiten
las costumbres a las nuevas generaciones, ya que niños y niñas participan en todos los
festejos, incluso en las velaciones y en la elaboración del chimal.

Foto 13: Danza chichimeca, la columna izquierda representa al bando indígena y la derecha al bando francés.

Foto 14: Encuentro de danzas


El conocimiento y uso de plantas medicinales endémicas del lugar, es otro elemento
integrante de la cultura ézar. Los chichimecas hacen uso cotidiano de plantas y frutos
silvestres de los que conocen propiedades para prevenir y curar enfermedades. Estos
conocimientos se han transmitido de generación en generación, aunque algunos ya han
desaparecido. En Misión de Chichimecas existen 10 médicos tradicionales con certificado
de la Secretaria de Salud, pero el uso y propiedades de las plantas son conocidos por la
mayoría de la población. Las plantas que más utilizan son: albahaca, ajenjo, epazote,
gordolobo, hierba de perro, hinojo, hoja de granada, hoja de durazno, nopal, pirúl, peyote,
romero, ruda, sábila y tlanchalagua. Los tratamientos son variados, pueden ser tomados
en infusiones, aplicados con compresas, o aspirados en sahumerios o en el temascal.

Últimamente los chichimecas valoran más su cultura y tradiciones particulares, hasta la


década de los noventa existía discriminación por parte de los mestizos hacia el idioma y
las costumbres ézar, esto se ha modificado, ahora hay esfuerzos tanto por parte de los
nativos, como de las autoridades y la sociedad local, por reforzar y valorar los elementos
de la identidad chichimeca. Algunas acciones llevadas a cabo son un concurso de
gastronomía indígena impulsado por el gobierno estatal, la Semana Cultural Chichimeca
que se realiza en el poblado a fines de mayo, la creación del grupo de música prehispánica
Chichimeca Xonas, integrado por algunos danzantes y la elaboración de un catálogo de
plantas medicinales. Con todo esto, vemos que ahora existen espacios de reivindicación
para la cultura chichimeca, que contribuirán a su permanencia.
Fotos 15 y 16: Danzantes, defensores de la cultura chichimeca.
Es importante señalar que la idea de identidad colectiva como grupo indígena posibilita
ciertas formas de convivencia entre la población, que no se dan en otros espacios. Ya que
a pesar de que los ejidatarios y comuneros comparten el asentamiento y ambos grupos se
integran con indígenas chichimecas, persisten profundas divisiones entre ellos, además de
tener una historia distinta. Sin embargo, para las festividades religiosas y en ciertas
cuestiones de identidad étnica como, las danzas y el chimal, esta oposición se borra y
todos conviven en relativa armonía por unas cuantas horas.

5. Permanencias y contrastes en Misión de Chichimecas a


un siglo de distancia

Una vez expuestas las características generales de Misión de Chichimecas en la actualidad,


quisiera señalar algunas similitudes y diferencias con respecto a la situación del poblado
durante las primeras décadas del siglo XX, cuando se dio el reparto agrario.

Entre las diferencias resalta el número de habitantes que en 1900 eran 328 y ahora son
alrededor de 4262; la explosión demográfica ha generado una población diversificada en
cuanto a empleo, recursos y actividades. En el siglo pasado había un sector mayor de
cazadores recolectores y la minoría eran jornaleros y mineros eventuales, muy mal
pagados y maltratados. Ahora hay más variedad en cuanto al empleo tanto al interior,
como hacia afuera de la localidad, ya no se les discrimina tanto por ser indígenas y
persiste un pequeño sector que sigue practicando la caza y recolección en los agostaderos
para ayudarse en su subsistencia. Entre las similitudes destaca la condición marginal de la
población, ya que la mayoría eran pobres en 1900 y siguen siendo pobres en el inicio del
nuevo milenio, aunque han aumentado los servicios básicos, ahora está más extendida la
educación, hay clínica de salud pública, agua potable y electricidad.

La práctica de la agricultura también se incrementó, debido a la dotación de tierras, ahora


mayor número de chichimecas se involucra en actividades agrícolas para la producción y la
gran mayoría practica la agricultura de subsistencia, a diferencia de 1900 cuando eran
raros los indígenas que cultivaban la tierra.
Otra diferencia consiste en la desaparición de la figura de autoridad o “cacique indígena”
que persistió todo el siglo pasado, pero fue desplazada por los representantes de las
instancias oficiales que ahora son reconocidos como las autoridades locales.

En cuanto al usufructo de los recursos productivos persiste el control y ciertas diferencias


entre los grupos de productores, ejidatarios y comuneros; pero, para la celebración de
fiestas religiosas y algunos aspectos de identidad étnica, los desacuerdos se borran y
todos conviven entre si.

Por otra parte, en los albores del milenio en Misión de Chichimecas sólo un diez porciento
de la población (alrededor de 60 familias) son productores y tienen acceso a los terrenos
irrigables, ya que los jefes de familia son integrantes de alguno de los tres grupos
productivos. Entre el 35 y 40% de la población total, son familias de ejidatarios que se
apoyan en los recursos del ejido para defenderse del desempleo y la sobrepoblación.
Entre dichos recursos, el que más les ayuda es el agostadero pues ahí obtienen frutas,
leña, pastos y forraje para el ganado y practican la caza eventual. Todos estos elementos
ayudan a cubrir sus necesidades de subsistencia. Dentro de este aspecto, resalta como
contraste de siglo a siglo, el hecho de que persista el ejido como una fuente de recursos,
en contraste con los inicios del siglo pasado, cuando los indígenas no contaban con
medios de subsistencia, más que su mano de obra y el agostadero. Sin embargo, nos
dimos cuenta que el ejido no proporciona recursos suficientes, ahora existen alrededor de
mil personas sin acceso a la tierra y la población se encuentra en un proceso de semi-
proletarización y sub-empleo, pues se ven obligados a combinar el trabajo en el ejido con
empleos temporales.

Por último, entre las semejanzas de siglo a siglo encontramos que a los habitantes de
Misión de Chichimecas se les reconoce su identidad étnica y eso les da cierta “categoría”
distinta al resto de poblaciones mestizas. Ya que la sociedad nacional los clasifica, dada su
condición indígena, dentro del sector que vive apartado, en la pobreza, con servicios
precarios y es propenso a la migración. Sin embargo, un contraste consiste en que ahora,
esta condición étnica, les facilita el acceso a recursos y programas que intentan reforzar su
cultura y prácticas tradicionales, ya que además, ha ocurrido cierta revalorización de la
cultura indígena tanto de la propia población chichimeca, como de la sociedad local.
Fuentes Primarias
 Investigación Documental

Archivo del Registro Agrario Nacional (ARAN) del Distrito Federal, 2005. Expedientes
consultados:

25/1026 Misión de Chichimecas Ampliación.

271/24630 Misión de Chichimecas Privación de Derechos Agrarios.

ARAN Guanajuato, 2005. Expedientes:

50 Dotación Misión de Chichimecas, legajos: Dotación, Ejecución,


Organización Ejidal Tomo I y II, Depuración Censal.

1205 Ampliación Misión de Chichimecas, legajos: Ampliación 1, Ejecución y


Duplicado.

 Investigación etnográfica

Trabajo de campo exploratorio con ejidatarios del municipio de San Luis de la Paz, enero
2005.

Recorridos de campo y entrevistas con ejidatarios de Misión de Chichimecas realizadas en


enero, abril, mayo y agosto del 2006.

Entrevistas y observación participante con ejidatarios de Misión de Chichimecas durante


agosto, septiembre y octubre del 2008.

 Fuentes estadísticas

INEGI
1921 Censo General de habitantes 1921, estado de Guanajuato.
1940 Censo General de habitantes 1940, estado de Guanajuato.
2005 II Conteo de Población y vivienda 2005.
Archivo Histórico de Localidades

Secretaría de Fomento, Colonización e Industria.


1903 Censo General de la Republica Mexicana verificado el 28 de octubre de
1900. Dirección General de Estadística.

Comisión para el Desarrollo de Ios Pueblos Indígenas- PNUD

2009 Sistema de indicadores sobre la población indígena de México.


 Bibliografía
Balandier, Georges
2004 [1967] Antropología política. Del Sol, Buenos Aires.

Bartra, Armando
1985 Los herederos de Zapata. Movimientos campesinos pos revolucionarios en
México, 1920-1980. Era, México.

Cervantes, Beatriz. Crespo, Ana. et. al.


1989 La vida airada: imágenes del agrarismo en Guanajuato. INAH/Gobierno de
Guanajuato, México.

Eckstein, Salomón
1972 El ejido colectivo en México. FCE, México.

Ferro Vidal, Luis Enrique


2005 “Perennidad chichimeca en Querétaro”, en: Villegas Molina, María Elena
(coord.) Estudios Antropológicos de pueblos otomíes y chichimecas de
Querétaro. INAH, México.

Giménez Montiel, Gilberto


2005 Teoría y análisis de la cultura Vol. I. CONACULTA, México.

Gutelman, Michel
1985 Capitalismo y reforma agraria en México. Era, México.

Hobsbwan, Eric
2001 Bandidos .Critica, España.

Instituto Nacional Indigenista


1978 INI 30 años después: revisión crítica. INI, México.

INEGI
2006 Núcleos agrarios. Tabulados básicos por municipio 1992-2006. INEGI,
México.

Katz, Friedrich
1996 Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al
siglo XX. Era, México.

Knight, Alan
2001 “La política agraria en México desde la Revolución” en Escobar Ohmstede y
Rojas Rabiela (coords.) Estructuras y formas agrarias en México. Del pasado
y del presente. Registro Agrario Nacional/Archivo General Agrario/CIESAS,
México.
Martínez Ramírez, Fulgencio
Sin año Efemérides de San Luis de la Paz, Guanajuato. Manuscrito, México.

Mejía Fernández, Miguel


1979 Política Agraria en México en el siglo XIX. Siglo XXI, México.

Meyer Cosío, Francisco Javier


1998 La minería en Guanajuato denuncias, minas y empresas 1892-1913.Colegio
de Michoacán/ Universidad de Guanajuato, México.

Jean, Meyer
1974 La Cristiada. Tomo I, II y III. Siglo XXI, México.

Pons Álvarez, Ma. Apuleya Patricia


2005 Encarnación Olguín y Juana Lucio: lideres del movimiento revolucionario en
Pozos Guanajuato 1914. Tesis Etnohistoria, ENAH, México.

Portes Gil, Emilio


1957 La crisis política de la Revolución y la próxima elección presidencial. Botas,
México.

Powell , Philip
1975 La Guerra chichimeca 1550-1600.FCE, México.

Reina, Leticia
1984 Las rebeliones campesinas en México 1819-1906. Siglo XXI, México.

Rodríguez Luis, Eloy


2005 El conflicto agrario de Bienes Comunales en Misión de Chichimecas. Tesis de
maestría en Sociología rural. Universidad Autónoma de Chapingo. México.

Ruiz Guadalajara, Juan Carlos


2004 Dolores antes de la Independencia: microhistoria del altar de la patria. Vol.
I. Colegio de Michoacán/Colegio de San Luis, México.

Sepúlveda Garza, Manola


1994 “Lineamientos del proceso agrario en el este de Guanajuato 1920 a 1982”
en Regiones, Vol. II, No. 4, México.

2000 Políticas agrarias y luchas Sociales. San Diego de la Unión, Guanajuato


1900-2000. Procuraduría Agraria/ CONACULTA, México.

2004 “Paradojas de la historia ejidal: El Llanito, Dolores Hidalgo, Guanajuato,


1930-1960” en Cuicuilco, Nueva Época, Vol. 11, No. 31, ENAH, México.
2009 “De agrarista a cacique: la historia de la formación del ejido Rio Laja,
Dolores Hidalgo” en Convergencia, Año 16, Num. 50 UAEM, México.

Serrano, Pablo
1992 La batalla del espíritu. El movimiento sinarquista en el Bajío (1932-1951).
Tomo I y II. CONACULTA, México.

Soltero, Ricardo (cronista de San Luis de la Paz)


Estudio biográfico de San Luis de la Paz, Guanajuato. Manuscrito.
Aspectos Históricos del Mineral de Pozos. Manuscrito.
2003 Investigación de Jefes políticos, Presidentes Municipales y Juntas de
administración civil en San Luis de la Paz, Guanajuato. Manuscrito.

Swartz M. J. (ed.)
1968 Local- level politics: social and cultural perspectives. Aldine, Chicago.

Swartz, M., Turner, V., Tudend, A.


1994 “Antropología política: una introducción” en Alteridades, Año 4 Num. 8,
México.

Uzeta Iturbide, Jorge


2004 El camino de los santos: historia y lógica cultural otomí en la Sierra Gorda
Guanajuatense. Colegio de Michoacán/La Rana, México.

2004 “Ejidatarios y chichimecas: identidad india a través de la formación de un


ejido guanajuatense” en Moctezuma Yano, Ruiz Guadalajara e Uzeta
Iturbide (coords.) Guanajuato: aportaciones recientes para su estudio.
Colegio de San Luis/ Universidad de Guanajuato. México

Varela, Roberto
1984 Expansión de sistemas y relaciones de poder: antropología política del
estado de Morelos. UAM, México.

J. Van Velsen
1968 “The extended case method and situational analysis” en The craft of social
anthropology, A.L. Epstein (ed.), Rare class, London.

Warman, Arturo
2002 El campo mexicano en el siglo XX.FCE, México.

Wolf, Eric
2001 Figurar el poder: Ideologías de dominación y crisis. CIESAS, México.

También podría gustarte