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2 El Segundo Mandamiento Del Matrimonio
2 El Segundo Mandamiento Del Matrimonio
Éxodo 20:4-6. No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarda semejanza con
lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que
hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los
adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son
malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta
generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos,
les muestro mi amor por mil generaciones.
Ejemplos:
1
cónyuge, es un área donde puede florecer la semilla amarga de los
celos.
Se han hecho imágenes, estatuas e imágenes que sustituyen a Dios. Todo eso
es imitación de Dios así que en el matrimonio no debemos tener tampoco
sustitutos.
2
Dios es un Dios celoso y demanda FIDELIDAD en espíritu, alma y cuerpo, y
todo sustituto rompe con la intimidad.
En Apocalipsis 2:4 y 5 “Pero tengo una cosa contra ti: que ya no tienes el
mismo amor que al principio. Por eso recuerda de dónde has caído, vuélvete a
Dios y haz otra vez lo que hacías al principio. Si no iré a ti y quitaré tu
candelabro de su lugar, a menos que te vuelvas a Dios”
El celo sano:
2.- Un medio a través del cual cuidamos nuestro matrimonio, por el esmero
y atención que ponemos en nuestro matrimonio.
3.- Nos ayuda a lograr una comunicación madura y profunda por el interés
demostrado.
3
4.- Motiva a confrontar los riesgos mayores antes de que se conviertan en
grandes problemas.
2.- Amenazas
3.- Autolástima
4.- Manipulación
Así que los celos pueden ser buenos o malos, el celo de Dios es aquel que
emana de su amor por nosotros y que lo lleva a cumplir con su pacto y buscar
reciprocidad en la relación, a través de la fidelidad nuestra.
Ese mismo celo debemos sentir por cumplir nuestro pacto matrimonial, un
celo que surge del amor tan grande por nuestro cónyuge, un celo que busca
proteger, cuidad, edificar, mantener, cumplir fortalecer, sustentar.
Las infidelidades se dan como vimos anteriormente por romper con el pacto
de exclusividad, por buscar sustitutos, y en muchas ocasiones generados por
la falta del celo sano del cónyuge que lleva la relación al descuido, a la rutina,
a la frialdad o a la indiferencia, abriendo puertas a la búsqueda de sustitutos.
4
La nueva versión internacional en la segunda parte del versículo dice “El
entusiasmo (celo sano; cuidado) de ustedes ha servido de estímulo a la
mayoría de ellos.
Orar por estos puntos: Dar amor, atención, aceptación, expresar admiración,
gratitud, tener cuidado de nuestro cónyuge, atenderle, no amar a sustitutos,
estar confiados y seguros en Dios y en nuestro matrimonio y poder ser así
matrimonios que “estimulan a la buenas obras”.