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Etapas

Estas son las etapas que tiene (o puede tener) una sesión de coaching:

1. Acuerdo

2. Vaciado y preparación

3. Objetivo y motivación

4. Narración inicial

5. Indagación para el cambio

6. Nuevo enfoque

7. Acción y compromiso
Acuerdo

No es exactamente una etapa de una sesión, sino que forma parte de los primeros
pasos con un usuario. El coach debe ser capaz de explicar brevemente qué es
coaching y cuáles son las características que van a regir la relación entre coach y
usuario.

Esto es tan importante, que algunas asociaciones de coaching lo incluyen como un


elemento imprescindible para poder certificar a un coach.

Ten en cuenta que el coaching es una profesión nueva que, además, está siendo
objeto de versionados diversos. Es decir, hay muchos profesionales haciendo
muchas cosas diferentes y llamándolas coaching.

Una vez, un usuario entró en mi despacho y al ver sólo dos sillas se quedó
sorprendido. Según parece, el coach con quien trabajó tiempo atrás, desarrollaba
las sesiones en una sala grande con diferentes elementos como pelotas de goma.
También hay quien no concibe el coaching sin ponerse de pie o sin el contacto
físico.

Por lo tanto, antes de comenzar un proceso de coaching, es importante que el


usuario y el coach estén de acuerdo en qué es lo que va a suceder en las sesiones y
cuáles son los compromisos de cada uno.

Vaciado y preparación

Imagina que un usuario llega a la sesión un día de lluvia, ha tenido que ir corriendo
desde la parada del autobús, en su carrera ha tropezado y casi pisa un charco. En su
intento por evitarlo, se ha golpeado con una señora mayor que, muy amable, no le
ha dado importancia. En este contexto, es muy posible que el usuario aún esté
pensando en su pequeña aventura al comenzar la sesión y no esté en disposición de
hablar sobre sus objetivos e intereses. Por este motivo, antes de comenzar cada
sesión, debe haber un proceso de vaciado y bienvenida.

El proceso de vaciado sólo requiere dedicar unos minutos a que el usuario


comparta aquello que tiene en la cabeza con tanta presencia que podría estorbarle.
Esto se puede hacer de forma explícita, explicándole lo que significa el vaciado y
pidiéndole que comparta esos pensamientos que puedan estorbar para dejarlos ir.

Antes de comenzar con la sesión, también es importante tratar de asegurar la


comodidad del cliente. Cada coach tendrá sus costumbres y conocerá los hábitos
sociales que puede aplicar con este fin, en cualquier caso, se trata de facilitar que la
persona esté cómoda para centrarse en sí misma y su proceso mental y no tanto en
si tiene frío o si le da la luz del sol en la cara.

Objetivo y motivación

Sin un destino claro, las personas son como un conductor que arranca el coche pero
no sabe a dónde quiere ir. Cuando una persona se encuentra en una situación que
quiere cambiar, puede intentar salir, pero si no sabe hacia dónde quiere ir, también
puede que ande en círculos, se quede donde está o termine en un sitio peor.

Sin unos motivos movilizadores, la persona puede que no tenga energía para
moverse. Es más, sin un motivo movilizador, es posible que se quede estancada. He
coincidido con muchas personas que quieren provocar un cambio en su vida y no lo
hacen porque no han identificado un motivo real, profundo y personal que las
movilicen.
El destino y el motivo son imprescindibles para ponerse en marcha y perseverar.

Imagina a una persona tumbada en un sofá pensando que debería estar haciendo
algo útil. Esa persona puede que se levante, pero si no sabe para qué se ha
levantado, volverá a sentarse. Es trabajo del coach ayudar al usuario a saber para
qué quiere salir del laberinto y a dónde quiere ir, de lo contrario, aunque elimine
todas las paredes, seguirá sin tener un rumbo claro. Encontrar, descubrir o dar
forma tanto al destino como a la motivación serán parte importante del proceso de
coaching.

Cuando una persona decide comenzar un proceso de coaching, no siempre sabe lo


que puede esperar, a veces ni siquiera tiene claro qué quiere conseguir, tal vez sólo
sabe que quiere salir de una situación. El primer beneficio de un proceso de
coaching es que el usuario transforme su inquietud en un objetivo realmente
abordable.

Al comienzo del proceso y al comienzo de cada sesión, el coach ayudará al usuario a


que sus intereses se conviertan en objetivos abordables.

Narración inicial

El Coaching Realista trabaja sobre el discurso del usuario. El coach escucha cómo
el usuario narra la situación y le ayuda a enriquecer esa narración con información
que el usuario ya tiene pero no está observando. Cuando el coach y el usuario han
aclarado cuál es el objetivo del proceso y la sesión, el coach curioseará en la versión
del usuario para identificar síntesis mentales, inferencias, subjetividades, etc.

En esta fase, el usuario explicará su interpretación y el coach le preguntará usando


diferentes técnicas para ayudarle a enriquecer lo que podríamos llamar su mapa
(más adelante ampliaré este concepto), punto de vista, discurso, narración, etc.

La intención de esta fase es conseguir que el usuario haga explícita toda la


estructura de su discurso, incluyendo los cinco elementos:

 Yo afectado

 Motivación

 Yo interno

 Yo influyente

 Situación deseada
El trabajo del coach será indagar. A los estudiantes de Coaching Realista les suele
sorprender que les diga que en las sesiones no tengo un rumbo intencionado.
Cuando el coach hace preguntas de indagación, no lo hace porque quiera llegar a un
lugar concreto, es más como un paseo por el bosque. El coach va paseando entre los
árboles preguntando al usuario qué está viendo. Es cierto que, dependiendo del
objetivo que hayan acordado, decidirá preguntar unas cosas u otras, pero no lo hará
porque sepa a dónde lleva la respuesta, sino porque entre las decenas de opciones
en las que curiosear, elegirá las que puedan tener más utilidad para el usuario y eso
viene determinado por su objetivo.

Mientras pasea, el coach indaga, curiosea y está muy atento a las respuestas para
identificar cuándo una respuesta es una puerta a algo nuevo y útil.

Por ejemplo, si un usuario quiere mejorar una relación personal y comenta que
suele tratar a su compañero de forma egoísta cuando están eligiendo una película,
el coach tomará conciencia de su propia ignorancia y podrá tener mucha curiosidad
sobre la película o sobre cómo esa persona es egoísta. Pudiendo preguntar sobre
qué tipo de películas le gustan, seguramente elija preguntar por la manera en que
es egoísta en ese momento, ya que es más probable que esto segundo tenga más
relación con el objetivo del usuario. No pregunta sobre la relación porque sepa qué
respuesta va a obtener, sólo elije esa pregunta porque el tema parece estar más
relacionado con el objetivo que la película en concreto.

Cuando el coach indaga no conoce las respuestas ni a dónde le llevará esa


indagación, pero sí está atento a lo que surja. Durante esa indagación aparecerán
síntesis mentales, cambios de objetivo, conflictos internos, contradicciones, etc. El
coach las escucha y decide cuál trabajar.

Hasta que eso suceda, seguirá indagando sin rumbo específico, como quien pasea
por el bosque entre los árboles atento a lo que pueda encontrar.

El beneficio para el usuario de esta fase y la indagación en general es que el usuario


tome nueva conciencia de lo que le rodea y de sí mismo. Cuando la persona
descubre matices de los que no se había percatado se puede producir un cambio de
observador. Cuando una persona consigue mirar con otros ojos la realidad, es como
si la realidad cambiara.

Cada persona tiene su propia visión del mundo. Cada uno tenemos una versión de
lo que es normal, correcto, inadecuado, posible, mejor, peor, etc. Sin embargo,
cuando el usuario describe su situación no es consciente de la mayoría de
subjetividades y síntesis mentales que utiliza.
Es trabajo del coach curiosear en la mirada del usuario y averiguar qué opinión
tiene de lo que sucede, qué interpretación hace de los hechos, qué convicciones
aplica, qué hace que esa situación sea un problema para él, etc.

En esta fase, el coach curioseará en el punto de vista del usuario y le ayudará a


mirar donde aún no ha mirado para generar nueva conciencia. Durante la
conversación, el usuario enriquecerá su interpretación de la realidad desde su
propia observación provocando cambios en:

 La percepción de sí mismo, sus valores y motivaciones.

 Su percepción como influyente en la situación.

 Su percepción como responsable de su actuación frente a lo que sucede.

 Fundamentación de convicciones, opiniones y motivaciones en general.

 Comprensión del contexto.

El coach acompañará en este proceso siendo consciente de su propia mirada y


tratando de evitar que esta contamine o limite el proceso de indagación. Cuando el
coach está de acuerdo con una opinión del usuario es fácil que no la aprecie como
tal, sino como un hecho. El coach debe indagar aun estando de acuerdo con
la interpretación del usuario, porque no indaga para sí sino para él. En una
sesión de coaching, la opinión del coach no importa, sólo importa cómo está
narrando la situación el usuario y cómo el coach puede ayudarle a cambiar el
observador que está siendo.

Más adelante veremos para qué indaga el coach y qué información quiere conseguir
en esta fase.

Indagación para el cambio

La intención de esta fase es provocar un cambio de observador para que todo


cambie. El coach ya no escucha para dibujar el mapa del usuario que comenté
antes, sino que pregunta queriendo provocar un cambio. Se trata de un cambio no
dirigido porque el coach sólo decide dónde buscar, pero no sabe qué se va a
encontrar.

En este momento de transición, el usuario se replanteará lo que cree saber, se


cuestionará sus convicciones y dudará de sus aprendizajes. El coach alienta esto
para que el usuario observe la misma situación siendo diferentes observadores.
Hasta que produce un clic. Como un engranaje bloqueado, una adecuada
intervención elimina un obstáculo y la maquinaria se pone en marcha:

 Un alumno percibirá diferente el aula cuando se ponga en el papel el


profesor.

 Un amigo que se considera traicionado cambiará su percepción al conocer


los motivos de quien supuestamente lo traicionó.

 Una situación en el trabajo, siendo una única situación, puede ser molesta
para unos y para otros no.

 La relación de pareja cambia cuando la persona descubre qué es lo que


realmente está necesitando y no sabía identificar.

 No poder hacer algo deja de ser imposible cuando la persona toma


conciencia de que ya lo consiguió en el pasado.

Nuevo enfoque

Una vez que la realidad tiene una nueva interpretación y el usuario adopta uno o
varios nuevos puntos de vista, es momento para explorar y encontrar nuevas
posibilidades en el más amplio sentido de la palabra ya que, reinterpretado la
realidad, todo lo visto hasta ese momento será susceptible de cambio.

Para que el coaching sea realmente transformador, el usuario debe transformarse


en otro observador y obtener un nuevo enfoque de la situación. Si al finalizar la
sesión sigue viendo todas las facetas del problema de la misma forma, es posible
que nada haya cambiado.

La mayoría de las veces, ese cambio se produce a través de la indagación del coach
y no porque éste lo provoque conscientemente. Es cierto que en algunas situaciones
se puede recurrir a técnicas específicas para objetivos concretos, en ese caso el
coach participa del cambio más activamente aunque siempre sin conocer el
resultado final.

Algunos de estos objetivos con técnicas específicas pueden ser:

 Mejorar una relación con otra persona.

 Gestionar una disputa interior.

 Tomar una decisión.


 Gestionar o comprender un enfado.

Cuando el usuario quiere alcanzar alguno de estos objetivos, el coach puede


recurrir a esas técnicas que siguen un guion.

Sin embargo, en la mayoría de las situaciones, el coach indaga con curiosidad


aplicando las premisas y convicciones del coach, como resultado se suele producir
un cambio de observador en el usuario que supone un desbloqueo. En ese
momento el coach acompaña al usuario a observar ese cambio, descubrir nuevas
opciones y concretar nuevas acciones y compromisos.

Acción y compromiso

Finalmente, el usuario determinará qué quiere hacer y el coach lo acompañará para


confirmar su elección, validarla con su motivación, revisar su idoneidad para el
objetivo y, finalmente, asegurar el compromiso de acción.

Flexibilidad

Puede parecer que cada sesión debe comenzar por el primer paso e ir avanzando
hasta llegar al final, pero no es así. Las fases son una pauta a tener en mente, pero
no se debe interpretar como una metodología estricta. Cada persona, cada sesión y
cada proceso son diferentes. Si bien se deben tener presentes estas etapas, hay que
permitir un poco de flexibilidad considerando:

 Conviene siempre comenzar por el objetivo porque da sentido a todo lo


demás.

 Para completar una etapa a veces hay que saltar a otra y luego regresar.

 Un descubrimiento en cualquier etapa puede afectar a las conclusiones


anteriores y, por lo tanto, requerir volver a cuestionarlas.

 Por lo general, el paso entre etapas es progresivo, no existe una clara línea
divisoria sino que va cambiando el foco de la indagación. La fase de objetivo y la de
acción son las que más se diferencian.

 A veces es adecuado seguir el orden propuesto paso a paso, otras veces es


mejor avanzar en varias en paralelo y también se pueden recorrer todas de forma
breve varias veces en lo que llamamos iteraciones (repeticiones del mismo proceso
para ir refinando un resultado).

He participado en procesos en los que el usuario sólo ha necesitado una sesión para
desbloquearse. Esto se debió a que su principal barrera estaba en la identificación
del objetivo o de sus motivos. Una vez aclarado lo que realmente quería y para qué
lo quería, el resto vino solo.

Otras veces sucede que el objetivo cambia cuando se cuestionan los motivos o
cuando se analiza la situación. Algunos descubrimientos provocan un cambio tal en
el individuo que hace que éste se replantee todo.

Sin embargo, el orden importa y tiene un motivo. El error más común que he visto
entre principiantes es que el coach indague sobre la acción sin haber completado
las fases previas. De hecho, ese suele ser el modelo mental del usuario ya que,
cuando sabe lo que quiere, suele buscar qué hacer para conseguirlo y, si ha
solicitado coaching es porque esto no le ha funcionado. El coaching introduce los
pasos intermedios para facilitar el desbloqueo. Partimos de que el usuario vive una
situación de bloqueo y el coaching sirve para ayudarle a cambiar el observador que
está siendo, mientras este cambio no se produzca, seguirá dentro del mismo
problema. Por lo tanto, antes de preguntar sobre “qué hacer”, el coach debe indagar
hasta que se produzca un cambio en cómo el usuario está observando la situación.

En una sesión real, no se suele avanzar por las fases de una en una sino que se van
cubriendo etapas en las que las fases se solapan. A mí me gusta enfocarlo de esta
forma:

El proceso comienza con una fase de bienvenida que ya hemos visto y luego se
pregunta por el objetivo. En primera instancia, no es necesario que el objetivo sea
perfecto, sólo necesitamos que sea potencialmente válido. El coach indagará en
cómo está viendo el usuario la situación e irá completando toda la información
necesaria (que se explica más adelante) al mismo tiempo que trata de que aparezca
un objetivo formulado más adecuadamente.

Cuando el objetivo ya esté bien definido, el coach se centrará en completar la


narración inicial hasta que toda la información necesaria haya aflorado.

El siguiente paso será buscar el cambio y dar forma al nuevo enfoque, hasta que
este aparezca y, cuando ya sea evidente, confirmará su relación con el objetivo y las
nuevas acciones en la  nueva realidad.

Por último, es importante señalar que la aplicación de estos pasos puede realizarse
en el proceso, en la sesión, de forma lineal y/o iterativa.

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