Está en la página 1de 3

¿Qué es el trabajo colaborativo y cómo

introducirlo en el aula?
El trabajo colaborativo invita a que los estudiantes sumen esfuerzos para conseguir un
mismo objetivo. Descubre los beneficios que aporta y las actividades que pueden
plantearse.

Estudiar el rol de las mujeres a lo largo de la historia, un proyecto que traslada a un


grupo Infantil a la Prehistoria o aprender la cultura y lengua francesa. Estos ejemplos
son experiencias de trabajo colaborativo, una metodología que, aplicada a la educación,
ayuda a los estudiantes a generar y compartir el fin de un objetivo común; en este caso,
un producto o proyecto creado conjuntamente.

¿Qué es el trabajo colaborativo?


En el desarrollo de este proceso, el alumnado interactúa y aporta sus capacidades,
conocimientos y esfuerzo. La realización de la tarea se supedita al compromiso personal
que cada uno ponga. Asimismo, la comunicación y el respeto a las contribuciones del
resto de los compañeros son pilares importantes.
Este aprendizaje funciona por igual en todos los niveles educativos y asignaturas. La
única diferencia es que la complejidad de las experiencias es mayor a medida que crece
el alumnado. Por lo tanto, es posible aplicar de forma indistinta el trabajo colaborativo
tanto a las materias científicas como a las de tipo humanístico y lingüístico. El foco no
sólo se encuentra en el contenido. También en hacer que éste tenga una transcendencia
en el alumno para que sea productivo, tome partido y proponga acciones que mejoren
su vida diaria.
El trabajo colaborativo aporta así varias ventajas al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por ejemplo, el empoderamiento de los estudiantes se ve favorecido y es posible
trabajar con ellos ciertas habilidades sociales y capacidades como la empatía y la
colaboración. Y por qué no, vincular los contenidos curriculares con los problemas del
entorno como los centrados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Esto nos
permitirá desarrollar la competencia más importante: aprender a aprender,
construyendo estrategias que el estudiante usará en el futuro para desaprender y
reaprender según las características del entorno.
Por otra parte, la propia naturaleza de esta metodología aporta al aula la posibilidad de
que los estudiantes sumen esfuerzos entre sí para lograr un mismo propósito; también
promoviendo entre ellos una mayor autonomía tanto a la hora de generar iniciativas
grupales como individuales. El trabajo colaborativo ayuda, en otro orden de cosas, a que
el profesorado puede atender de manera más adecuada la diversidad del alumnado con
ritmos y estilos de aprendizaje distintos.

Recomendaciones para los docentes

A la hora de poner en marcha una experiencia de trabajo cooperativo, existen varias


recomendaciones a tener en cuenta. La planificación es vital, como también lo es la
estructuración del proyecto en fases, los objetivos que se desean alcanzar, las
competencias a desarrollar y las técnicas elegidas para que la experiencia se materialice.
Es muy importante organizar bien la actividad para ceñirse al tiempo disponible.

Por otro lado, es importante partir del currículo escolar, de los criterios de evaluación y
de la propia realidad de los alumnos. De esta manera, los docentes pueden conocer qué
conocimientos tienen los alumnos sobre los temas y pueden invitarles a que investiguen
e indaguen en las estrategias más adecuadas para resolver los retos a los que se
enfrenten. Además, pueden utilizar herramientas digitales de especial uso en el
aprendizaje colaborativo como las incluidas en Google Apps for Education.
Propuestas para trabajar con el
alumnado

¿Cómo son las actividades y los ejercicios que puede desarrollar el profesorado en torno
al trabajo colaborativo? Algunas sugerencias son las tutorías de grupo (para ahondar en
el ambiente del aula) y la técnica del ‘Learning by Coding” para que los estudiantes se
ayuden entre sí. Lo que conseguimos es que cada compañero supervise el trabajo que
otro ha realizado, y que entre varios alcancen una solución final al tratarse de un trabajo
en grupo.

Los trabajos por proyectos son también una buena alternativa para fomentar el trabajo
colaborativo a través de iniciativas como la radio escolar, pues a través de este medio
de comunicación los alumnos trabajan en equipo, preparan grabaciones y audios,
elaboran el guion, etc. Es decir, juntos trabajan de manera coordinada para que el
programa salga adelante.

Destrezas y habilidades
Mejorar las capacidades de expresión oral y escrita, fomentar las habilidades requeridas
a la hora de razonar, debatir o resolver un problema, profundizar en las llamadas soft
skills como las relacionadas con el trabajo en equipo, el desarrollo emocional o la
creatividad… Estas son algunas de las destrezas y habilidades que los estudiantes ven
favorecidas gracias a esta metodología de enseñanza-aprendizaje.

Y es que el liderazgo, la capacidad de trabajo en equipo, la resolución de conflictos o la


competencia comunicativa, entre otras, son habilidades que en una entrevista de
trabajo son casi más importantes que los conocimientos científicos o técnicos que se
puedan demostrar con el expediente académico. Todas estas habilidades y destrezas no
se consiguen trabajando de manera individual en el aula, de manera memorística y
estudiando para un examen. Se consigue introduciendo en el aula otras maneras de
organizar al alumnado, pero sobre todo fomenten su autonomía y el trabajo
colaborativo.

También podría gustarte