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SEMINARIO SAN CARLOS Y SAN AMBROSIO

SEMINARIO DE SÍNTESIS BÍBLICA


El profetismo en: Ageo, Zacarías y trito Isaías

PROFESOR: DIACONO ORLANDO FERNÁNDEZ GUERRA


ESTUDIANTE: DIACONO HANOI MANUEL FERRER PÉREZ

LA HABANA 2021
1
1- Introducción:

En este trabajo, presentamos brevemente a los Profetas del período del post exilio. Es un
tiempo difícil y precioso, el tiempo del regreso. Corresponde a ellos el tiempo de la
reconstrucción de un modo especial se ve la reconstrucción del templo como la
renovación de la alianza y la presencia y garantía de un Dios cercano y fiel.
2- Profeta Ageo.

El libro del profeta Ageo nos permite ubicar con bastante precisión el entorno histórico
y político de su mensaje. La clara referencia al primer día del mes sexto del segundo
año del rey Darío (Ag 1.1), corresponde al mes de agosto de 520 a. C., cuando se
celebraba en el pueblo la fiesta de la luna nueva (1 S 20.5; Is 1.13-14; 66.23; Ez 46.1;
Am 8.5). De acuerdo con el libro, posiblemente el ministerio de Ageo se llevó a efecto
del 29 de agosto al 18 de diciembre de 520 a. C. En efecto, el profeta, en ese singular
contexto de celebraciones nacionales, aprovechó la reunión para presentar su mensaje.
El nombre de Ageo significa «festival» o «celebración», y revela de entrada el objetivo
profético: incentivar las celebraciones religiosas en el templo restaurado de Jerusalén1.
El libro del profeta Ageo no tiene propiamente título y consta de dos capítulos. Del
profeta se habla en tercera persona, lo que permite suponer una importante labor
redaccional (del cronista, según Beuken). Contiene cuatro dataciones que dividen el
libro en cuatro secciones: 1) 1,1: «El año segundo del reinado de Daría, el día primero
del mes sexto»; 2) 1,15-2,1: «Era el 24 del sexto mes. El año segundo del reinado de
Daría, el 21 del mes séptimo»; 3) 2,10: «El año segundo del reinado de Daría, el 24 del
mes noveno»; 4) 2,20: «El 24 del mismo mes»2.
El mensaje de Ageo está muy centrado en la animación de la pequeña comunidad judía,
especialmente a través de la reconstrucción del templo. Las malas condiciones
económicas, la división entre residentes y repatriados, y la general situación de escasez
habían creado una situación de desánimo que el profeta atribuye a una causa más
profunda: la falta de religiosidad que se manifiesta en el escaso interés por la
reconstrucción del templo. Las labores de reconstrucción, por el contrario, significarían
el renacer de la verdadera religiosidad, se despertaría la benevolencia del Señor y, en
consecuencia, mejoraría la situación. Junto con esta finalidad inmediata y material se
aduce otra corriente de pensamiento no menos material, pero de más amplios

1
S. PAGÁN, Los libros proféticos, Editorial Clie, PDF (este PDF, no contiene
numeradas las páginas)
2
J. ABREGO DE LANCY, Los libros proféticos, Navarra 1993, 238.
2
horizontes: reconstruir el templo significa renovar la esperanza en el futuro, en las
grandes promesas escatológicas, en el magnífico futuro que el Señor tiene preparado a
su pueblo. Este futuro tiene que ver con las naciones: convencidas o derrotadas acudirán
a Jerusalén con sus riquezas (2,7.22); Israel logrará vencer conducido por su Mesías
davídico (2,20-23), recibiendo como don la paz (2,9); el gran día irá acompañado por
tremendas convulsiones cósmicas. Zorobabel y su obra son el anticipo de esta promesa.3
3- Zacarías.

El profeta Zacarías (el Señor ha recordado), perteneció a la comunidad posteríos al


exilio de Judá entre 522 y 515 a.C., igual que su coetáneo Ageo, deseaba que se
reconstruyera el templo de Jerusalén, puesto que era el lugar donde Dios había decidido
habitar, había que reconstruir su hogar. No obstante, a la sazón, Israel padecía una gran
pobreza, y el desánimo cundía entre sus habitantes. Si bien en un principio los exiliados
retornados habían puesto un gran interés en reconstruir el templo, aquel fervor se había
desvanecido. Zacarías, promovía el proyecto de reconstrucción porque pensaba que el
templo reconstruido contribuiría a iniciar el reino mesiánico. Zacarías, tuvo ocho
visiones nocturnas (Zacarías 1,7-6,8) que demostraban que el plan de Dios se estaba
ejecutando en el mundo: babilonia seria destruida, se reconstruiría el templo y el Señor
ya había escogido a dos líderes para dirigir la nación de Israel recién restaurada, el sumo
sacerdote Josué y el príncipe Zorobabel. Eran los dos Ungidos (Zacarías 4,14) que
debían impulsar el proyecto de reconstrucción del templo (6,12-13). La predica de
Zacarías contenía dos mensajes fundamentales: ánimo para proseguir la reconstrucción
del templo y confirmación de que la era mesiánica estaba a punto de comenzar con
Zorobabel4.
4- Trito Isaías.

Existe un amplio consenso sobre la datación del Tercer Isaías en época postexílica, siglo
VI a.C., que algunos extienden hasta algunos decenios del siglo V. También se admite
una relación literaria con el Segundo Isaías, especialmente, con los CC. 60-62, por lo
que se refiere a la variedad del lenguaje y contenido, y sobre la afinidad entre bloques
de capítulos.5

3
Ídem. 240
4
Atlas de la Biblia. Un recorrido histórico por las tierras de la Biblia, Bilbao, 2014,
198.
5
M. TABET, Introducción al Antiguo Testamento, Madrid, 2008, 165.
3
En esta parte del libro, Dios es invocado con un nuevo nombre: «el que congrega a los
dispersos» (56, 8), expresión que parece indicar que, al regreso a Jerusalén, habría
debido seguir la formación de una verdadera comunidad. Dios pide, además, un
comportamiento religioso, atento a las exigencias de los pobres, a quienes envía a su
consagrado para anunciar su mensaje, y al final promete que habrá cielos nuevos y una
nueva tierra. Este programa divino está unido al tema de la «justicia», vocablo que,
tomando el sentido de muchos textos del Primero y Segundo Isaías, expresa tanto un
don de Dios como su atención por el hombre. El término justo/justicia aparece veintitrés
veces, como sustantivo masculino o femenino y como adjetivo6.
Is 61, situado en el centro de la tercera parte del libro de Isaías, anuncia la vocación de
un profeta, enviado a la Jerusalén histórica, signo de aquella escatológica
resplandeciente de luz y justicia, como ilustran los dos capítulos contiguos: «Las
naciones caminarán a tu luz, los reyes, al resplandor de tu aurora» (60, 3): «Las
naciones verán tu justicia, y todos los reyes, tu gloria; te llamarán con un nombre nuevo,
que pronunciará la boca del Señor» (62, 2)7.
5- Conclusiones:

El don profético fue recibido por personas de las más diferentes condiciones (de edad,
profesión, cultura, santidad de vida), hecho que demuestra que Dios lo concedía
indistintamente a quien quería, sin que situación humana alguna lo exigiera.
Por otra parte, aunque Dios se sirviera, frecuentemente, de unas mismas personas para
el ministerio profético, la acción de profetizar era esporádica, transitoria, limitada a
determinadas misiones.
6- Bibliografía

S. Pagán, Los libros proféticos, Editorial Clie, PDF (este PDF, no contiene numeradas
las páginas)
J. Abrego de Lancy, Los libros proféticos, Navarra 1993.
Atlas de la Biblia. Un recorrido histórico por las tierras de la Biblia, Bilbao, 2014.
M. Tabet, Introducción al Antiguo Testamento, Madrid, 2008.

6
Ídem. 168.
7
Ídem. 176.

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