Está en la página 1de 5

EL RITO DE

LA GAVILLA MECIDA
PRUEBA DE CRISTO Y DE LA BIBLIA

por Lawson C. Briggs

L OS antiguos sacerdotes de Jerusalén tenían un ritual en el que asombrosamente - se


representaba el secreto entero de la muerte, resurrección y misión de Cristo el Mesías, al igual
que el nacimiento, la vida y el destino de la verdadera iglesia cristiana.
No fue ningún accidente que las multitudes de judíos del siglo primero que conocían el
significado de este rito se convencieron de la autenticidad de Jesús y su mensaje, y afanosamente
aceptaran el nuevo nombre de cristianos: “... y el número de los discípulos se multiplicaba
grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hch. 6:7).
La larga existencia previa del rito - y su conocido y establecido origen divino, instaurado por
el Dios de Israel y el Dios del universo - era para sus mentes prueba fehaciente de que esta nueva
modalidad de la religión de Israel era efectivamente la continuación y revelación de la verdad de
Dios el Creador.
Examinando ese mismo rito y su perfecto y detallado cumplimiento por Cristo y la Iglesia,
nosotros en este extremo del túnel del tiempo que abarca 2.000 años, aún lo encontramos
igualmente impresionante y convincente. Y para nosotros no sólo es un testimonio tremendo de la
divinidad y autenticidad de Cristo, sino también de la exactitud v autoridad de las Escrituras del
Antiguo Testamento.
El rito era una profecía - ¡que tuvo su cumplimiento!

Dado a través de Moisés.

El mandamiento original fue dado en el desierto - treinta y nueve años antes de que los
israelitas Ilegaran a la Tierra Prometida y tuvieran una cosecha a la que pudiera aplicarse. Fue
ordenado por el Dios del Antiguo Testamento, quien habría de convertirse en el Jesucristo del
Nuevo Testamento, a quien prefiguraba el rito.
“Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis
entrado en la tierra que Yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia
de los primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla delante del Eterno, para
que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo Ia mecerá” (Lev. 23:9-71 ).
Notara que la “gavilla” habría de ser elevada y mecida hacia el cielo, como símbolo de algo
que fuera efectivamente transferido al cielo para ser presentado y aceptarlo por Aquel que esta
sentado en el trono del universo.
La gavilla tenia que ser de las “primicias” - lo primero de la cosecha en ser segado. “No
comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido
la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis”
(versículo 14).
¿Por qué tenía que ser ofrecida la gavilla primeramente - antes de que pudiera ser usado
el resto de la cosecha? Porque representaba a Jesucristo: “Mas ahora Cristo ha resucitarlo de los
muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Cort. 15:20); “. . . cada uno en su debido or-
den: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (versículo 23). “Cristo ... el
primero de la resurrección de los muertos”
para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”; ... el primogénito de entre los muertos”;
...al Primogénito” (Hch. 26:23; Rom. 8:29: Col. 1:18; He. 1:6).
El rito debía repetirse cada año conforme arribaba la temporada de la cosecha, puesto que
estaba estrechamente relacionada con el ciclo anual de festivales santos que escenifican el plan
de Dios y su cosecha espiritual.
“Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la
gavilla de la ofrenda mecida: siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo
día de reposo contaréis cincuenta días (es decir. hasta Pentecostés, que significa
“quincuagésimo”)... De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán
de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para el Eterno...y el
sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante del Eterno ...» (Lev. 23:15-17, 20).
He aquí un lapso de tiempo - representado por 50 días - que habría de transcurrir después
del ofrecimiento y aceptación de Cristo, después de los cuales algo o alguien (representado por
dos «panes de las primicias», en los que se encontraba levadura) se hacía también apto para ser
elevado v mecido hacia el cielo.
El significado de este último simbolismo se hará obvio cuando comprendamos en su
totalidad la primera parte del rito.

Aspectos adicionales del rito.

Aparte de lo que fue específicamente ordenado por Dios, había aspectos adicionales en
cuanto a la manera en que los judíos practicaban el rito que aún no hemos señalado.
¿Acaso alguno o algunos de entre los profetas y sacerdotes de Israel comprendieron,
quizás con siglos de anticipación, los acontecimientos y las circunstancias en torno a la primera
venida y partida del Mesías? ¿O acaso Dios en alguna manera simplemente reveló a los
sacerdotes que la gavilla mecida debía manejarse en la forma detallada en que lo hacían? No lo
sabemos. Pero podemos ver la razón, conforme examinamos esos detalles, algunos de ellos
quizás de diseño humano, por la que miles de judíos del siglo primero llegaron a comprender que
Jesús era el Cristo.
Cristo era un ser elegido - elegido por el Padre desde antes de la fundación del mundo (
1Ped. 1:19-20; Ef. 1:4; Ap. 13:8), elegido por el sumo sacerdote y los líderes de los judíos (Jn.
11:49-52), y elegido por el pueblo (Mr. 11: 7-10 ). Para representar a Cristo, no bastaría en tomar al
azar cualquier gavilla de entre todas las que crecen en el sembradío de cebada. Una gavilla
cualquiera no podría haber hecho honor a la calidad de primicia y primogénito de Cristo.
La Misná, una colección de leyes y tradiciones judías, describe la ceremonia de cortar,
preparar y mecer la gavilla. Puesto que se cree que la Misná fue consignada a la escritura alrede-
dor del año 200 de nuestra era, es posible que algunas de las descripciones de acontecimientos
que ocurrieron antes de la destrucción del Templo (en 70 d. de .J.C.) no sean del todo acertadas;
no obstante, los elementos principales de la ceremonia de la gavilla quedan corroborados por otras
fuentes fidedignas. He aquí la ceremonia tradicional según está consignada en la Misná:
“¿Cómo se hacía? Los mensajeros de la corte salían... y ataban las espigas de grano en
gavillas para facilitar el cortarlas” (Menahoth 10,3; traducción propia).
En seguida del pasaje anterior, la Misná dramáticamente describe cómo eran cercenados
los tallos de grano del suelo. De pie en el campo, junto a la gavilla escogida y atada, hoz en mano
y rodeado de otros para asegurarse que todo procediera conforme estaba designado, el sacerdote
preguntaba: “¿Se ha puesto el sol?” Le respondían: “¡Sí!” “¿Segaré?” Y le respondían, “¡Siega!” En
seguida cortaba el grano atado en gavillas.
Habiendo escogido y posteriormente cortado la gavilla, los sacerdotes procedían a hacer
de ella una representación apropiada del Mesías (aunque probablemente ni ellos mismos estaban
plenamente conscientes de lo que estaban representando). Lo que obviamente no podían hacer
mientras el grano estaba aún en la mata, lo hacían ahora. “Acostumbraban tostarlo con fuego ....
Lo batían con carrizos y tallos de plantas para que los granos no fueran molidos [antes de ser
tostados]” (Menahoth 10,4).
Ciertamente éste es más que un indicio de la tortura física - los azotes - que sobrellevó
Cristo a manos de los romanos, pero realizado de tal manera que no fuera molido el grano. ¿Por
qué? Porque ni un solo hueso de El habría de ser roto (Ex. 12:46; Nn. 9:12; Sal. :34:20: Jn. 19:36.
A continuación era tostado el grano, símbolo de la recepción que este mundo dio al hijo de Dios a
lo largo de su vida humana, y especialmente durante sus horas fínales.
Entonces, como si esto no fuera suficiente, los sacerdotes “lo coloraban en un molino y
tomaban de ahí una décima parte (de efa de harina) que era colada a través de trece cedazos . . .
lo colocaban en aceite, y con incienso...” (ibid.). Aquí nuevamente se representaban las
tribulaciones y pruebas de Cristo (el cernido), su Santo Espíritu (el aceite), sus oraciones y el dulce
sabor a Dios de su santidad (el incienso -Ap..5:8: 8:3).
Así, los aspectos de la vida y la muerte de Jesús quedaban representados por este rito.
Dios no hizo que se consignaran tales detalles en la Biblia, sin embargo, los usó en el
desenvolvimiento de su plan para identificar a su Hijo el Mesías, dando a los judíos de esta manera
un testimonio extraordinario con respecto a Jesús de Nazaret.

La Pascua un ejemplo similar.

Dios hizoo algo parecido con la práctica de los judíos en los acontecimientos que
condujeron a y culminaron en la muerte de Cristo como el Cordero Pascual. Los judíos en tiempos
de Jesús mataban sus corderos casi 24 horas después del tiempo señalado en las Escrituras,
quizás alrededor de las tres de la tarde del 14 de nisán (véase el cuadro adjunto), y tal vez los
mataban aun antes, puesto que Filón escribió “que ocurría entre el medio día y la noche” (De
Specialibus Legibus, 2:145), lo que habría sido entre las doce y las seis de la tarde. Lógicamente,
este horario más temprano habría sido necesario por la gran multitud de corderos que se traían a
sacrificar al Templo.
Y para patentizar aun más a su Cordero Pascual ungido que habría de quitar el pecado del
mundo, Dios reconoció y, hasta cierto punto, honró la práctica de los judíos. En efecto, lo hizo a tal
grado que la Tierra se oscureció a medio día, mientras Cristo colgaba del madero y empezaba a
agonizar, dejando que finalmente expirara alrededor de las tres de la tarde (Lc.23: 44-46; Mr.
15:33-34; Mt. 27:45-46).
El tiempo fijado por los judíos en efecto representó la hora en que Cristo, nuestra Pascua,
murió. Para los incrédulos de entre los judíos, la perspectiva limitada que esto ofrecía del sacrificio
de Cristo fue suficiente - fue un testimonio - fue lo suficiente como para que hubiesen creído.
Según resultaron las cosas, en efecto representaron para sí - a futuro, para cuando tengan
la percepción para ver y creer - la muerte de su Salvador y de su Pascua así como la nuestra.
Únicamente los cristianos tienen necesidad - y, la tenían en aquel entonces - de comprender y
guardar la ordenanza de la Pascua según el ejemplo de Jesús al inicio del 14 de nisan porque
únicamente ellos perciben su futura necesidad de protección previa cuando Dios ejecutará a más
que sólo los primogénitos y por todo el mundo “pasará sobre y por alto” (el significado de la palabra
Pascua) únicamente aquellos sobre quienes está la sangre de Cristo, quien se dejó tomar preso a
sí mismo a la media noche en su lugar por la chusma en Getsemaní.

La gavilla mecida.

En tiempos de Jesús la gavilla mecida se ofrecía en el domingo que acaecía en la semana


de la Pascua, o sea, durante los Días de Panes Sin Levadura. Esto es evidente, puesto que los
sacerdotes - quienes eran en su mayor parte saduceos - estaban a cargo del Templo y todo el
ceremonial correspondiente (Hch. 4:1-6; 5:1 7). La precisión en el tiempo y el simbolismo de esta
ceremonia habrían resultado anonadadores para quienes conocieran los acontecimientos de la
muerte y resurrección de Jesús.
La gavilla mecida había sido escogida de antemano, como lo fue Cristo. Estaba atada en
un manojo, simbolizando el cautiverio. Justamente a la puesta del sol era arrancada del suelo - la
hora exacta a la que Cristo resucitó de entre los muertos después de tres días y tres noches en el
sepulcro. El cortar el grano simbolizaba la resurrección literal de Cristo. como la gavilla cortada
ahora del suelo, el Cristo resucitado quedaba libre de toda dependencia física del aire, del agua y
del sustento que le mantenía atado (dependencia que mantiene atados a todos los humanos) a
esta tierra de la cual derivamos nuestra vida y crecimiento. Así, en el rito, Cristo era muerto y
resucitado, pero aún no había ascendido al cielo.
Y así, finalmente los sacerdotes mecían el producto de su labor (¿o sería mejor llamarle
maltrato?) hacia el cielo y el Padre. Y así como la gavilla era elevada y después bajada, Jesucristo
ascendió al cielo a su Padre. y volvió en ese mismo día (compárense Jn.20:17 y Mt. 28:9).
La cosecha de la cebada y el trigo que continuaba desde el día de la gavilla mecida hasta
Pentecostés simbolizaba la cosecha espiritual que ha estado en proceso dentro de la iglesia desde
entonces. Pero no se mecía ninguna porción de ella sino hasta el quincuagésimo día. Entonces
dos piezas de pan mecidas eran cocidas, con harina traída de las casas del pueblo. El sacerdote
las elevaba. las mecía hacia el cielo y las bajaba. ¿Qué significado tenían estas dos piezas de
pan? Obviamente representaban las muchas primicias adicionales que habrían de recibir vida
eterna, en los períodos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (Stgo. 1:18; Ro. 16:5). Los
panes eran cocidos con levadura, que representa el pecado (1 Co. 5:7), pues ninguno de nosotros
- excepto Cristo - ha sido libre de pecado.
Ningún detalle especifico del rito parece haber sido diseñado para mostrar nuestra
liberación de toda dependencia de la Tierra, el final de nuestra dependencia del sustento físico, ya
que nuestra resurrección y ascenso al aire para encontrar a Cristo son un mismo acontecimiento.
Algunos aún vivirán cuando ocurra esto y no serán resucitados, sino “transformados, en un
momento, en un abrir y cerrar de ojos” (1 Co.. 15:51-52; 1 Ts. 4:13-18). Pero así como el sacerdote
elevaba los panes y después los bajaba, así también nosotros ascenderemos a las nubes antes de
regresar, casi inmediatamente, a la Tierra junto con Cristo, cuando sus pies se afirmen en ese día
sobre el monte de los Olivos (Zac. 14:4).
En fin, la analogía general de 1 Corintios 15:35-44, 49 se refiere principalmente a nosotros;
pero el rito de Levítico 23, con todos sus detalles adicionales, primordial y vívidamente describe e
identifica a Jesucristo. De manera que no es de extrañar que decenas de miles de judíos del primer
siglo - quienes más sabían acerca de las profecías de la Biblia (y del Éxodo y Levítico 23) - se
convirtieran en creyentes. ¿Acaso fue sólo una coincidencia que todo ello tuviera lugar en sus
tiempos? ¡Absurdo! ¿Es posible que este conocimiento le ayude a usted a creer? I.D.D Chile
LA PASCUA DE LOS JUDIOS.

Cuando Dios dio a los israelitas la ley de matar y comer la Pascua en el día 14 de nisán
(Éxodo 12), no les dijo que mataran el cordero en la tarde y finalmente lo asaran y se lo comieran
después de la puesta del sol al iniciarse el día 1 5 - después de que hubiese terminado el día de la
Pascua. (Recuerde que un día en la Biblia se calcula desde la puesta del sol de manera que
comprende, en este orden, una noche y un día - véanse Lv. 23:32; Gn. 1 :5, 8, 13.) Él les dijo: “En
el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es del Eterno. Y a los quince
días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura...” (Lv. 23:5-6).
Por siglos los judíos han considerado como la misma ceremonia el comer el cordero y la
Fiesta de los Panes Sin Levadura (¿pero cómo podría ser la “Fiesta de los Panes Sin Levadura” si
es la fiesta del “cordero”?) Así, han confundido las dos festividades, observándolas como una sola.
Pero resulta evidente, del propio ejemplo de Jesucristo y su “última cena”, que el tiempo
originalmente ordenado para sacrificar el cordero era temprano, al principio del día 14 como lo
expresa Éxodo 12:6: “entre las dos tardes” - durante el crepúsculo.
Como el Dios del Antiguo Testamento, Cristo sabía de antemano que habría de cambiar
los símbolos de la Pascua por los del pan y el vino, y El sabía bien a qué hora y en qué día quería
que ello tuviese lugar. Por tanto El dijo a los israelitas que sacrificaran el cordero en la tarde,
pusieran su sangre en los dinteles de las puertas, asaran al cordero y se lo comieran,
permaneciendo dentro de sus casas hasta la mañana (Ex. 12:6-8, 22). ¿Por qué? Porque
únicamente aquellos primogénitos humanos que estuviesen dentro de las casas marcadas y
protegidas serían preservados de la muerte a la medianoche. El Señor habría de “pasar por alto” o
“pasar sobre” aquellas casas - a la medianoche, aún en la parte nocturna del día de 24 horas - y
ese “pasar sobre” habría de dar al día 14 su nombre de “Pascua” (versículos 12-13, 23, 29). Y si
Dios no hubiese “pasado por alto” las casas de los israelitas sino hasta la porción nocturna del día
1 5, ese día - el 15 - habría sido la Pascua, y no el 14.
Si los israelitas hubiesen sacrificado y consumido el cordero pascual a la misma hora del
día en que Ilegaron a hacerlo después los judíos, ¡sus primogénitos no se habrían salvado! I.D.D Chile

También podría gustarte