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El Mundo y Yo.

Paula Valenzuela

Personajes
Yo
El Mundo, que puede ser representado por uno o varios actores en escena.
La Luz, que también puede ser representado por uno o varios actores en escena.
Escena 1
Entra Yo al escenario leyendo en un celular. Mientras camina tararea.
Yo: Tengo tanto que hacer. Tanto que conocer, tanto que crear que siento que no
me alcanza la vida. Leo las vidas de los que admiro tanto y me pregunto si mi vida
será tan memorable como la de ellos. El mundo en sí es un universo que se
expande y mi cabeza también lo es; se expande cada minuto, cada segundo que leo
sobre gente extraordinaria, y cada vez más me convenzo de que quiero ser alguien
extraordinario. Quiero llegar lejos, quiero saltar a las estrellas y quedarme ahí
flotando por la eternidad. (Se pasea por el escenario tarareando, se sienta en el
suelo.) Quiero ser una estrella.
El Mundo: ¿Pero tú sabes realmente el esfuerzo que conlleva lo que estás diciendo?
Tienes que levantarte temprano cada día, trabajar exhaustivamente, probablemente
no vas a tener resultados de inmediato como esperas que suceda. No basta con
quererlo.
Yo: Es que no solo lo quiero. Lo sueño, lo anhelo, lo imagino. Es mi fantasía. Y mi
fantasía se convertirá en mi realidad. Pero déjenme contarles un poco más de mis
anhelos.
El Mundo: Y aquí vamos...
Apagón
Escena 2
Yo: Nací un día lluvioso, la segunda hija de un matrimonio feliz, hasta ese momento.
A los tres años ya me veían en presentaciones de danza, canto y, obvio, actuación.
Siempre me ha encantado esa sensación; los reflectores, el nerviosismo antes de
entrar a escena, el público viéndome.
El Mundo: Pero si nunca te vieron, iban 5 personas, tu familia.
Yo mira a El Mundo unos segundos y continúa hablando.
Yo: A los 5 años me enamoré por primera vez, la primera de tantas... Me enamoro
tan rápido. (El Mundo se le acerca, la toma por la cintura y la hace girar en el aire
mientras ríen. La baja y la deja sola en escena). Y el desamor es eterno, en algunos
casos. Hubo enamoramientos que duraron 5 minutos, y algunos que duraron 10
años o más. Cada vez que conozco a alguien me pregunto cuánto durará ese ser
humano en mi vida.
El Mundo: Tu te has enamorado tantas veces, ¿Y cuantas veces fue recíproco?
Exacto, ninguna. Cuántas veces te rechazaron. Es que mírate. Eres gorda. Fea.
Quizás si bajaras de peso tendrías alguna posibilidad con alguien. Nadie jamás se
ha fijado en tí, nadie lo hará tampoco. Tendrías que volver a nacer.
Sus palabras afectan a Yo, quien continúa hablando.
Yo: Uno no elige de quién se enamora, solo pasa. Yo no quiero a alguien, no amo a
alguien esperando algo a cambio. Solo lo hago. Confío. Confiar es algo que me
resultaba sencillo antes, pero jamás confié en las personas. Cuando era pequeña,
mi único refugio eran los libros, en ellos confiaba eternamente. Y en la música. La
música siempre será mi refugio, mi escape. El teatro. El teatro me permite
redescubrirme; encontrar mi voz. Y sin mi voz, sin tener algo que decir y las ganas
de decirlo, creo que simplemente me habría rendido hace mucho tiempo.
El Mundo: ¿Y ha resultado bien eso? Nadie te quiere. Estás sola. (Desaparece en
la oscuridad).
Yo: Creer en mí es algo que siempre me resultó fácil. Ya sea en un escenario, en un
estudio, en mi habitación, ahí en especial, mi mente vuela. Mi mente crea, mi mente
escribe. Escribo de la misma forma en la que escribía Alexander Hamilton, de la
misma forma en la que Lin Manuel Miranda escribió su historia. Si hay algo de lo
que no estoy segura es de quién contará mi historia. Hamilton no tenía idea que 200
años después de que vivió alguien iba a tomar su biografía e iba a escribir el mejor
musical del último tiempo. Ese musical, el conocer esa historia, es una de las tantas
historias que me hacen querer ser alguien extraordinaria. Hay tantas leyendas de
Broadway que me inspiran, que no podría elegir una sola. Solo me queda
convertirme en una. Estar en los escenarios, sentir la adrenalina del teatro, de la
música. La luz sobre mí. (un foco se enciende, sólo se ve Yo en el escenario.)
Cuando el cuerpo y las palabras no pueden expresar más, se debe cantar.
Yo comienza a cantar.
No imagino nada más
que el reflector en mi piel
Y la música sonando.
No imagino nada más
que mis pies danzando.
No necesito nada más que el teatro.
Aquí me siento feliz
Me siento plena
Me siento audaz, capaz
De comerme el mundo.
Soy la reina del lugar,
mírame, escúchame
No te voy a decepcionar.
A las estrellas yo quiero saltar,
y en la estratósfera me quiero quedar.
No necesito nada más que el teatro.
Nada, nada más
Que cantar, bailar, actuar.
Los reflectores.
Los aplausos.
No necesito nada más que el teatro.

Suenan aplausos. Mientras disminuyen, se acerca El Mundo aplaudiendo


sarcásticamente.
El Mundo: (Aplaudiendo) Vaya, ¿terminaste? Porque déjame decirte que eso fue lo
más horrendo que he escuchado en mi vida. Por favor, no le aplaudan. Qué es esto.
¿Tu realmente crees que vas a llegar a algún lado? No eres nadie. No tienes
talento, nadie te escuchará jamás. Ríndete. Nadie te quiere. Estás sola.
Yo: El mundo siempre se ha encargado de decírmelo. Tantas veces lo he escuche
que hubo un tiempo que me lo creí.
El Mundo: Nadie te quiere. Estás sola. No tienes amigos. Ratón de biblioteca, nerd.
No cantas tan bien. No actúas tan bien. No eres popular. Nadie te quiere. Estás
sola. Mira qué gorda estás. Cierra la boca. Déjate de comer. A los hombres no les
gustan las mujeres gordas. Serías más bonita si bajaras de peso. Das asco. Tienes
que bajar de peso. Es por salud. Haz deporte. No, no hagas deporte, te ves mal en
ropa ajustada. Mira esa guata. ¿Cuando vas a bajar esa guata? Cierra las piernas.
Ponte una faja. No eres talentosa. Jamás lo vas a lograr. Crees que sabes más que
todos y en realidad no sabes nada. Nunca te van a querer de verdad. Nadie te
quiere. Estás sola. Y mucho más después de ese episodio.
Apagón.

Escena 3
Yo sola en escena. Los recuerdos le molestan, le duelen, entra en desesperación y
grita. Todo se detiene. Yo cae al suelo.
Yo: Ustedes ni se imaginan lo mucho que me duele la situación. Lo que es
despertar, ver tus redes sociales y que tu nombre junto con la palabra “abuso” estén
por todos lados. No se imaginan el dolor de leer un montón de cosas sobre tí, que ni
siquiera son reales, que fueron tergiversadas para hacerte ver como alguien malo,
alguien que hizo algo tan terrible que se ganó la marginalidad social. Luego de que
publicaran ese texto, lloré. Lloré un mar de lágrimas porque ni siquiera pude
defenderme. Tuve que aceptar lo que sea que viniera. Lo que sea que la gente
dijera de mí, porque si me defendía, era peor.
Eran mis amigas. Doce años juntas, doce malditos años donde hicimos tantas
cosas. Que te traicionen de esa forma te desgarra el corazón, hace que no quieras
tener nunca más nada con nadie, no confías en nadie. No puedo esperar que todo
el mundo me vaya a hacer lo mismo, pero existe siempre una leve posibilidad.
El mundo: Eres una mentirosa, te crees feminista y abusaste de tu propia amiga. Te
encerraste con ella en esa habitación, sin su consentimiento. Y te escudas en que
estabas ebria. Mentira, fingiste solo para acercarte. Siempre pasaste por encima de
todos, y nadie podía pasar por encima tuyo. Te crees que sabes más que todos.
Eres una falsa. Mala amiga. Nunca te quisieron. Estaban contigo por lástima. (Se va
acercando a Yo mientras dice el texto, hasta llegar a susurrarle en el oído).
Yo cae al suelo, llora.
Yo: En ese momento creí que todo se desmoronaba. Mis amigas de toda la vida
hablando como si yo fuera una total desconocida. Creí que iba a quedarme sola.
Que nadie iba a confiar en mí nunca más. Que mis sueños de ser una estrella y
volar alto no iban a cumplirse porque ya nadie me quería.
Apagón.
Escena 4
En escena está solo Yo. Aparece La Luz, la levanta y le da un abrazo.
La Luz: No escuches más a esa voz que te dice que no puedes hacerlo. Eres
suficiente para todo lo que quieras hacer. Mira hacia arriba. ¿Ves esas estrellas?
Ahí estarás algún día. Y brillarás tanto que iluminarás el cielo con tu luz. Nos
iluminarás a todos. Solo tienes que confiar en tí. Creer en tí. Quererte, amarte y
respetarte a tí. Perdonarte por el daño que haces, perdonar a los que te hacen
daño. Las palabras ajenas solo pueden afectarte si lo permites.
Yo: Las palabras ajenas solo pueden afectarme si lo permito.
La Luz: Así es, mi niña preciosa. Levanta la cabeza siempre, que la única persona
que puede definir quién eres, eres tú.
La Luz le da un abrazo a Yo.
Apagón.
Escena 5
Yo en escena, se abraza a ella misma. Mira a público.
Yo: La única que puede definir quién soy, soy yo. Nadie más. Palabras ajenas
nunca más me afectarán. Soy hermosa, talentosa, soy una buena persona. Me amo,
me respeto, me perdono.
Escena 6
Yo en escena, comienza a cantar.
Trataron de hacerme caer, y lo lograron
Pero me demostraron que soy más fuerte de lo que ellos creen.
Me tiraron a la batalla y salí victoriosa
Así que puedo hacer cualquier cosa
Si simplemente confío en mí.
Soy fuerte, soy valiente
Soy resiliente.
Soy potente.
Soy quien soy, quien he construido ser.
Aprendí de los porrazos. Dando portazos
Cerrando puertas a quienes se lo merecían, pero abriendo ventanas por donde salí
Y escapé de la casa en llamas, me recuperé, y me sigo recuperando.
Sigo prosperando, nunca parando.
Pero está bien descansar en el camino,
tomar fuerzas, darme ánimo
Para seguir avanzando a dónde quiero llegar
A quien quiero ser
A quien quiero abrazar y amar.
A mí misma.
A nadie más.

Yo: Recuerdo la primera vez que canté frente a un público. Cuando realmente
canté. Las veces anteriores era tan niña, me inscribia en instancias donde habían
muchas personas oyéndome, pero no escuchando. Tenía 15 años cuando descubrí
lo que quería ser. Y 16 cuando decidí ir por un camino y no salirme nunca más.
Recuerdo que después de salir del escenario lloré. Soy tan llorona. Soy emocional,
me dejo llevar por mi sentir, siento todo lo que me pasa. No lo ignoro. Me acuerdo
que uno de mis compañeros se me acercó creyendo que lloraba porque me había
salido mal. Todo lo contrario, me sentía orgullosa de mí misma por haberme
atrevido contra todo pronóstico a cantarle a un grupo de desconocidos. En ese
momento decidí que no quería hacer nada más en mi vida.
El Mundo: Lloraste porque sabes que lo hiciste mal. Porque sabes que no eres lo
suficientemente talentosa para seguir una carrera. Para comprometerte con algo.
Eres mala. No sirves para esto.
Yo mira a El Mundo, pero lo ignora.
Yo: Después entré a estudiar teatro. Descubrí que no era realmente lo que creía ser,
tuve que aprender a la mala, equivocándome una y otra vez, pero estaba tan
dispuesta a hacerlo. Me esforcé todos los días como sabía que podía hacerlo, no
hice lo suficiente los primeros años, aún dudaba de mí misma.
El Mundo: Y como no, si no sirves para esto, el teatro es un mundo cerrado, vas a
tener que hacer cualquier cosa para entrar. Seducir a alguien, que eso no te sale.
Pagar, venderle tu alma al diablo, porque con lo que tienes nunca vas a triunfar.
Yo: Hubo un momento en el que pensé realmente eso. Que no lo iba a lograr, que
me tenía que ir, abandonar. Pero gracias a gente hermosa que me salió en el
camino (Aparece La Luz, le toma la mano), continué. Ya no dudaba de mí misma, y
en el momento en el que empecé a confiar en mí, a creer que puedo hacer cualquier
cosa, que nadie me detendrá jamás, nada me pudo parar. (La Luz desaparece)
Escena 7
Yo camina hacia primer plano. El mundo camina al lado de ella.
El Mundo: ¿A dónde crees que vas? Tu no perteneces ahí, no tienes lo que se
necesita para ser una estrella. Eres cualquier cosa, es más, no eres nada. No eres
nadie, jamás serás alguien.
Yo continúa avanzando. El Mundo se va quedando atrás.
El Mundo:¿No me escuchaste? Detente, no perteneces ahí, jamás lo lograrás.
Siempre serás la mierda de este mundo. No lo vas a lograr. No lo vas a lograr. NO
LO VAS A LOGRAR.
Yo se detiene. Mira al frente. Después mira a El Mundo.
Yo: Obsérvame.
Apagón.
Escena 8
Entra Yo a escena, se queda en el fondo. Un reflector la ilumina. Comienza a cantar.
Cuando ya no puedo más, cuando ya colapsé, cuando me duele, mis ojos llueven.
Es la tormenta más potente que genero.
Cuando ya no puedo más se me cierra el pecho,
se me quiebra la voz,
mi respiración se altera.
Es como si no pudiera detenerlo. No puedo.
Abrieron mis lagrimales y dejaron salir todo su contenido por el sentir del corazón.
A veces también se le une la razón.
Olvido dónde estoy,
anhelo gente que nunca estuvo ahí,
mi único objetivo es dejar salir.
Dejar salir la pena, la rabia,
muchas veces la alegría.
Y me siento sola;
me sentiría así incluso si hubiera miles de personas a mí alrededor.
Pero ojo, la soledad no es algo malo.
Te vuelve poderoso sobre tí mismo.
Porque cuando ya colapsé, no importa,
lo dejo salir.
Me dejo sentir,
me dejo perder el control.
Porque sé que puedo entrar en lo más oscuro, pero siempre, siempre, siempre,
siempre, siempre vuelvo a la luz.

Yo: Si hay algo de lo que estoy segura desde que tengo uso de razón es que tengo
talento. Tengo las ganas, tengo todo para lograr lo que quiero. Hubo momentos en
donde sentía que necesitaba que alguien externo me dijera que hacer, para donde
ir, que debía cambiar. Me dejé llevar por malos caminos, por personas que no me
aportaban en nada, personas que solamente me tiraban abajo. Que no confiaban en
mí realmente, me rodeé de esa gente porque creí que era la única que existía.
Gracias al cielo y a mí salí de los lugares más oscuros en los que he estado. Toqué
fondo muchas veces, me ahogué en vasitos de agua. Dejé que mis demonios
controlaran mi vida, que modificaran mi visión propia. Me creí cada una de las
palabras que me dijeron. Después del episodio creí que nadie confiaría en mí nunca
más. Y realmente lo único que hizo ese episodio fue sacarme a la gente que no
necesitaba en mi vida, y me dejó a quienes realmente quieren estar, quienes
realmente me quieren. Personas que me respetan, que me celebran. Nunca antes
me habían celebrado de esta forma. Nunca antes me habían tratado como un ser
humano decente. Nunca antes había confiado en mí misma. No me había querido
nunca. Yo sabía que tenía todo dentro de mí, solo bastaba sacarlo, mostrarlo,
demostrarlo. Y no para el resto, para mí. No puedo permitir nunca más que alguien
venga a definir quién soy. Nadie más puede hacer eso más que yo. Y yo defino que
soy una mujer fuerte, valiente, resiliente. Soy talentosa, soy amorosa, soy buena
persona. Soy una buena cantante, una buena actriz y una bailarina en proceso. Hay
que tener claro en lo que fallamos, en lo que somos buenos, en lo que tenemos que
trabajar. Muchas veces confiar en uno mismo se confunde con querer ser mejor que
el resto. Eso es mentira; significaría que compito con el resto y con la única persona
con la que compito es con la que fui ayer. Quiero ser alguien extraordinario. Seré
alguien extraordinario como las estrellas. Seré una Estrella. Soy una estrella. De
ahora en adelante, me niego a escuchar a mis demonios. Tengo que convivir con
ellos siempre, existen, muchas veces van a querer echarme abajo. Pero se les
olvida un detalle: Yo estoy escribiendo la historia. Yo tengo el poder en esta obra.
Apagón.
 

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