Teatro y Educación Profesora Maria Helena De Oliveira 2020 Cuando tenga 80 años espero estar viva, primero que todo. Espero seguir actuando. Espero seguir activa, tener una gran familia, vivir en la casa de mis sueños y también que este mundo sea otro. Quiero llegar a los 80 años sin haberme arrepentido de nada. De no haber hecho ciertas cosas que ahora sí haría, quiero estar feliz y que toda la gente de mi misma edad viva de forma digna, espero también durante mi vida contribuir a eso. Me veo a los 80 con premios, viajando no solo por Chile, por el mundo (soy una persona ambiciosa, yo no sueño en pequeño, incluso lo voy a decir, quiero un EGOT. (Emmy, Grammy, Oscar, Tony, porque estoy hecha para las grandes ligas, para allá voy)), espero haber contribuido a que la vida y el mundo sea mejor. También espero llegar a los 80, porque las estadísticas dicen que el 2030 ya el mundo se acaba, ojalá no pase eso. Espero tener una carrera armada, una posición y una influencia, y utilizarla para hacer de este mundo un mejor lugar. Cuando tenga 80 años me encantaría estar en una compañía, o hacer películas o dedicarme a hacer clases, pero después, solo por diversión me encantaría estar en un grupo de adultos mayores, en donde no solo hagan teatro, sino que mucho más. Yo sabía que mis abuelos participaban (antes del estallido social y la pandemia) de un grupo llamado “El Atardecer De Mis Años” (siempre odié el nombre, porque qué es eso de atardecer, después viene la noche = ¿muerte?), en donde además de hacer reuniones sociales, hacían paseos, salidas, incluso obras de teatro que ensayaban y todo. Yo recuerdo haber ido a ver a mis Tatas actuar en La Pérgola de las Flores en la plaza de su barrio, y ver a toda la gente reunida para ver como los más viejos de la comunidad hacen teatro me parece realmente algo muy bello. La comunidad de adultos mayores crece todos los días, con los avances en la medicina que hacen que las vidas humanas sean más longevas se debe adaptar todo para darle una mejor calidad de vida a los adultos mayores, eso es un hecho, y parte de eso es precisamente darle espacios de recreación, en donde puedan seguir siendo miembros activos de una sociedad que avanza todos los días. Pienso que el taller de teatro perfecto para la tercera edad sería uno en donde además de ser un espacio de sociabilización y recreación, hayan distintas disciplinas de las artes escénicas, ya sea danza, canto o actuación, las tres ramas contribuyen al desarrollo de los seres humanos, los mantiene activos mentalmente, les permite emocionarse, que es algo que los adultos mayores hacen con mucha facilidad, en diversas ocasiones he visto a ambos abuelos paternos llorar, y el que la sociedad les permita tener esos espacios lo veo totalmente necesario. La actividad física es fundamental en todas las edades, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, en todo el desarrollo vital es necesario el descubrir(se) y las instancias teatrales permiten esto. La forma de abordar los ejercicios también debe ser distinta, la mayoría de los adultos mayores tienen una movilidad reducida, por lo que ejercicios de alto impacto o muy difíciles no se podrían hacer. También considerando que el asma y la diabetes son enfermedades comunes en la tercera edad, creo que debería tenerse en consideración a la hora de planear un taller. También el que los adultos mayores conozcan sus límites y respetarlos. Para un adulto mayor el estar en uno de estos grupos les permite hacer vida social, generar amistades, salir, conocer. Para escribir esto llamé a mi abuela, hablé con ella sobre su grupo y le pregunté, “qué cree usted que aprendió en ese grupo, en esa instancia”, me respondió que le sirvió para hacer vida social, para salir de la rutina, me decía también que esto que está pasando ahora, el tener que estar encerrados y no poder salir a hacer precisamente actividades de recreación, como el grupo en el que estaba, ha hecho que la vida sea un poco más gris. Yo lo comparé con ser una plantita que se está muriendo porque no le llega sol. Gracias a mi abuela entendí que los talleres, sean de lo que sean, pero fundamentalmente los de teatro, son indispensables para mantener a los seres humanos activos. Así como cuando a un niño “problema” lo mandan a un taller de teatro, en donde aprende precisamente a descubrir(se), los adultos mayores (y adultos también, siento que los espacios teatrales son fundamentales para los adultos sobre estresados por el trabajo) también encuentran en estos grupos consuelo y también entretención. Prefiero mil veces que mis abuelos estén moviéndose, que sean activos y que la pasen bien en grupos de adultos mayores que que estén encerrados en su casa con una rutina de levantarse, comer, limpiar y sentarse a ver tele. Lamentablemente mientras dure esta pandemia circunstancias como esta están suspendidas, pero tengo la fe de que voy a poder participar de algo así, o voy a crear la instancia para que adultos mayores salgan a recrearse. La vejez no tendría por qué ser un atardecer, siento que es una etapa de la vida en donde todo tiene que seguir explorándose de la misma forma que en la juventud; con los años se ha hecho al adulto mayor más partícipe de la sociedad, y eso es un logro, puesto que mucho tiempo se desplazó a los ancianos a ser miembros no activos de la sociedad. Y como las sociedades comenzaron a envejecer, devolvieron ese lugar que tanto merecen las personas en su vejez, con toda su experiencia, sólo les queda compartirla a través del arte.