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La Evolución de los conceptos de

Comunicación y las Propuestas de


Paul Watzlawick
Ensayo

Jean Paul Gotopo


Proceso de la comunicación como espacio de
creación de significado
Ensayo
Por Jean Paul Gotopo

“Y allí estaba ella, mirándome fijamente, y al verme una lágrima furtiva


recorrió tempestivamente su mejilla, y al tocar la comisura de sus labios
¡Una leve sonrisa, como por magia, se abrió paso!
¡Ese fue el eterno momento en el que no pronunció ninguna palabra!;
¡Ese fue el instante en el que me dijo todo!”

El concepto de comunicación ha venido evolucionando desde los primeros intentos de


conceptualizarla. La tarea de definir o conceptualizar un aspecto se hace bien complicada
a la hora de delimitar todos los aspectos concernientes de lo que se quiere definir. Han
surgido propuestas de conceptualizaciones, en este caso, de la comunicación que, al ser
revisadas por otras personas, pueden encontrarse falencias en las mismas definiciones.

Uno de los primeros que define el término “comunicación”, en el siglo III antes de Cristo,
es Aristóteles, el filósofo griego, que definía a la comunicación como un “proceso en el
cual el emisor comunica un discurso a una audiencia en una determinada situación,
generando un efecto específico” (Beltrán, 2007) Bajo esta definición, Aristóteles presenta
un modelo de comunicación donde el centro de la comunicación es el emisor,
considerando que el flujo comunicacional se presenta de forma unilateral, considerando a
la audiencia como pasiva. De esta manera, para Aristóteles, sostiene que la función de la
comunicación consiste en persuadir a la audiencia.

Sin embargo, el modelo de Aristóteles presenta, partiendo desde su definición, una serie
de falencias como, por ejemplo, que dicho concepto no considera la retroalimentación por
ser unidireccional, tampoco considera los fallos o barreras que pueden haber en la
comunicación, y solo es aplicable al momento de hablar en público en condiciones de
nula interacción.

Luego, dando un gran salto cronológico en estas líneas por cuestiones de extensión; en
1928, R.V. Hartley es el primero que define a la comunicación como “transmisión de
información”, aunque luego cambia dicha definición por la de “sucesión sucesiva de
signos o palabras de una lista dada” (Aguado, 2004). Como se nota en dichas
definiciones, no hay consideración de la cuestión del significado de la definición de
información. Al presentarse como una selección sucesiva de signos (Hartley se basó en
las Estadísticas para sus propuestas), la información es relacionada con la frecuencia de
aparición de dichos signos (Aguado, 2004).

Posteriormente, Harold Dwight Lasswell en 1949, propone su modelo, el cual se basó en


sus investigaciones para relacionar la persuasión de la que habló Aristóteles con la
comunicación como tal. A Lasswell se le considera como el fundador de la psicología
política, dado que su trabajo como publicista le abrió un campo para el desarrollo de su
investigación acerca del impacto de la comunicación en un período marcado por las
tensiones mundiales posteriores a las guerras mundiales. En dicho modelo se incluye el
comunicador, el mensaje, el receptor, el canal o medio y el efecto (Caldera y Alonso,
2004).

Basados en estos antecedentes de la comunicación, el ingeniero Claude Shannon y el


matemático Warren Weaver publicaron en 1949 su Teoría Matemática de la
Comunicación. Esta teoría contribuyó a cambiar de manera radical el paradigma
científico acerca de la comunicación. Anterior a esta teoría, el esquema básico
consideraba al emisor, al mensaje y al receptor; pero bajo el modelo de Shannon y
Weaver, el esquema considera varios aspectos: El mensaje con su fuente y el transmisor,
la señal emitida, el canal bajo el cual se emite (incluyendo si hay fuente de ruido), la
señal recibida, el receptor y el destino. La comunicación es definida por Shannon y
Weaver como la transmisión de información en un mensaje entre dos instancias (receptor
y emisor) por medio de un canal en un contexto que afecta a la transmisión (Aguado,
2004).

Posteriormente, en 1960, David Kenneth Berlo, propone su modelo, a partir de una


definición de la comunicación como “un valor de interlocución, de poder, de influencia y
de control, cuya eficacia está sujeta a las estrategias avocadas a eliminar los ruidos o
barreras.” (INFOAMÉRICA | David K. Berlo, 2017). Dicho modelo propone como
elementos una fuente: el punto de partida dado por diversos factores como las
habilidades, conocimientos, actitudes y hasta la posición socio-cultural. Luego, el
codificador o código por el cual se emite el mensaje, este último también es constituyente
fundamental del modelo de Berlo. El mensaje se emite a través de un canal y, por último,
el receptor quien decodifica el mensaje.

Aun cuando Berlo propone a la Fuente, Codificador, Canal, Mensaje y Receptor como
elementos fundamentales de su modelo, también presta importancia al contexto que para
él es el lugar donde se realiza el proceso de comunicación; y a la situación, que es el
momento psicológico y social que impera mientras se desarrolla el proceso de
comunicación. Además, considera los Ruidos o barreras de comunicación y la
retroalimentación. Quizás su falla está en no saber incluir estos últimos dentro de su
modelo o, mejor dicho, cómo se relacionan con los constituyentes fundamentales.

Quizás con Berlo se extiendan más estas líneas, pero es importante destacar que para este
autor “la principal preocupación de la comunicación es el significado”. Siendo que el
mensaje es el único componente común a la fuente y al receptor, entonces la búsqueda de
un sentido para el significado debe partir del análisis del mensaje en sí. Así que la
construcción de significados se da en este proceso de comunicación, incluso desde que el
niño balbucea pues, Berlo citando la obra de Thorndike, señala que el balbuceo llega a
tener significado para el niño toda vez que dicha producción de sonidos parece ser
recompensatoria en sí, al ver que el padre comunica algo en respuesta de ello (Berlo,
1978).

Otras definiciones interesantes incluyen la de Paulo Freire, que la define como una
interacción basada en lo que él mismo denomina como la dialogicidad, lo cual implica un
encuentro entre partes que están a un mismo nivel, con carácter bidireccional,
construyendo significados a partir de esta dialogicidad, donde los interlocutores llegan a
poseer saberes y significados propios.

Después de haber dilucidado brevemente sobre la evolución de la conceptualización y


modelaje de la comunicación; es conveniente ahora, tratar sobre la propuesta de Paul
Watzlawick acerca de los cinco axiomas de la comunicación, una propuesta que resulta
muy interesante y sobre la cual, se abordará en las siguientes líneas.

Watzlawick definía la comunicación como “conjunto de elementos en interacción en


donde toda modificación de uno de ellos afecta las relaciones entre los otros elementos”
(Marc y Picard citado por Rizo García, 2011). De esta manera, Watzlawick es el primero
que aporta un enfoque sistémico a la conceptualización y teorización de la comunicación.
En la Teoría de Sistemas, un sistema es definido como un conjunto de partes, donde todas
interactúan para la consecución de propósitos definidos, de manera que se da un proceso
sinérgico donde el todo o la integridad del conjunto, es mayor que la suma de sus partes.

Como todo sistema, Watzlawick propone que la comunicación es regida por principios
como, por ejemplo, el principio de la totalidad, referido en párrafo anterior (el todo es
mayor que la suma de las partes), el principio de causalidad circular, que refiere a la
sinergia o juego de implicaciones mutuas entre las partes; y el principio de regulación que
propone que todo el proceso se da bajo ciertas reglas o convenciones, permitiendo un
equilibrio en el sistema.
Otro de los aspectos diferenciales de la Teoría de Watzlawick respecto a otras teorías o
concepciones, es la de considerar que todo comportamiento es en sí mismo un mensaje y,
toda vez que se acepta esto como cierto, ya el mensaje no se percibe como una unidad
monofónica, sino más bien como un como un conjunto fluido y multifacético de muchos
modos de conducta: verbal, tonal, postural, contextual, entre otros; los cuales delimitan el
significado (Watzlawick, 2014). Continúa diciendo Watzlawick que “si se acepta que
toda conducta en una situación e interacción tiene un valor de mensaje, es decir, es
comunicación, se deduce que por mucho que uno lo intente, no puede dejar de
comunicar” (Ibid). Tal como el poema del epígrafe, en el que la pareja comunican sin
decir absolutamente nada.

Esto último, es el planteamiento del primero de los cinco axiomas planteados por
Watzlawick, quien, como psicólogo, teórico y filósofo, pudo ver e incluir en su modelo d
comunicación, las formas no verbales, la situación y el contexto, como modeladores de
un mensaje. A través del desarrollo de su teoría, en el marco de sus investigaciones en
Psicoterapia en la Universidad de Palo Alto, concluye que no hay nada contrario al
comportamiento (no existe el “no-comportamiento”), en sus propias palabras: “es
imposible no comportarse”. De forma análoga concluye que no existe la no-
comunicación, por lo tanto “es imposible no comunicarse”.

El modelo o teoría de la comunicación humana de Watzlawick es también conocido como


el modelo orquestal, por el hecho que no centra su enfoque exclusivamente en el
contenido, sino también en las relaciones, tanto de los diversos elementos que participan
en la comunicación (interactuantes, situación, contexto, canal, entre otros), como de los
propios interactuantes. Esto es lo que establece el segundo axioma, el cual reza de la
siguiente manera: “Toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación,
de tal manera que el último clasifica al primero y es, por tanto, una metacomunicación”.
Por ejemplo, el comunicador dice: «Cuídate mucho». El nivel de contenido en este caso
podría ser evitar que pase algo malo y el nivel de relación sería de amistad-paternalista.

Ahora bien, estas relaciones pueden mostrar la gradación que los participantes pueden
hacer de las secuencias comunicacionales entre ellos. Mientras que Shannen y Weaver,
así como sus antecesores, presentaron una relación lineal entre emisor y receptor,
Watzlawick, lo presenta como un modelo cíclico en el que cada parte contribuye a la
continuidad (o ampliación, o modulación) del intercambio; es decir, mientras otros
modelos se basan en la propuesta psicológica lineal de estímulo-respuesta, Watzlawick
(2014) lo ve como un ciclo de estímulo-respuesta-refuerzo, denominada por Bateson y
Jackson como la “puntuación de la secuencia de hechos”. De esta manera, se presenta el
tercer axioma que dice que “la naturaleza de una relación depende de la gradación que los
participantes hagan de las secuencias comunicacionales entre ellos”.

En este mismo orden de ideas, y como se mencionó anteriormente, Watzlawick considera


las formas no verbales como formas de comunicación, y basándose en su enfoque
sistémico, plantea dos formas de comunicación en su axioma cuarto: una forma digital, es
decir, las palabras o lo que se dice; y la analógica: no verbal, la manera en que se dice. Es
aquí donde el significado empieza a tener lugar dentro de los axiomas. El significado es
visto como “una respuesta interpretativa subjetiva del receptor, afectada por el contenido
de los signos y por la relación necesaria entre los individuos” (Llacunas, 1999).

Luego, el último axioma, que plantea que “los intercambios comunicacionales pueden ser
tanto simétricos como complementarios, bajo el cual se establece que las relaciones entre
los interactuantes pueden tender hacia la reciprocidad, es decir, se comparten las mismas
conductas o comportamientos comunicacionales; o se tiende a la diferencia, toda vez que
uno de los interactuantes ejerza cierto dominio sobre otro. Claro está que este dominio
como dice Watzlawick(2014) no tiene que ver con bueno/malo o fuerte/débil, sino que es
establecida por un contexto social o cultural (como en los casos de madre e hijo, medico
y paciente, maestro y alumno).

Retomando los aportes de Watzlawick (2014) acerca de lo que es el significado, estos se


construyen en medio de la interacción humana, y establece lo siguiente:

“El nivel de la comunicación supuestamente objetiva. Sin embargo,


en toda expresión también aparece siempre el nivel de la relación, en
el que puede desarrollarse algo completamente distinto. En este nivel
se refleja el significado que el emisor quiere transmitir al receptor, o
que transmite de forma involuntaria, de su relación. Muchas veces la
interpretación y los signos de este nivel no son unívocos y pueden ser
el origen de duros conflictos.”
Para Watzlawick, en su enfoque sistémico, la interpretación se hacía dentro de lo que se
conoce en teoría de sistemas como una “caja cerrada”, expresión que hace referencia a
todo sistema que, al ingresar un input o entrada, elabora todo un proceso de manera
intangible, pero arroja una salida. Esta salida dependerá del proceso realizado, y con
relación a la comunicación, el autor da a entender que se trata de nuestra capacidad
cognitiva. Pero no solo depende del proceso dentro, sino de la relación entre los
interactuantes, y entre los signos (verbales y no verbales) expresados en la interacción.
Ahora bien, elaborando una relación de teorías, se propone a la comunicación como un
sistema complejo que relaciono con el sistema nervioso, el cual se subdivide en sistema
nervioso central (SNC) y sistema nervioso periférico (SNP). El sistema cognitivo del
interactuante A, tal como el SNC, procesa todo el contenido (digital y analógico), y a
través del contexto, la situación, y el mismo contenido, se da una especie de sinapsis o
nivel de relación, que generará una estimulo inicial en la comunicación. Este estímulo
inicial marca la puntuación de la secuencia de hechos, dado que genera una respuesta del
Interactuante B, que dependerá del contexto compartido con A, es decir, dependerá que
los espacios mentales (propuestos por Fauconnier) de ambos, compartan elementos o
comprendan un espacio genérico. La comunicación no es una simple relación situación-
signo, sino todo un fluir de relaciones sinápticas que, voluntaria o involuntariamente, tal
como el SNP, determina la funcionabilidad de la comunicación: la construcción de
significados. Al relacionarse estos elementos, el entorno o contexto, crean lo que
Fauconnier y Turnes (2002) denominan como frame o marco, que ayudará a cada
interactuante a generar significados en la medida que se manifieste ese “conjunto fluido y
multifacético de muchos modos de conducta: verbal, tonal, postural, contextual, etcétera”
llamado comunicación.
Referencias Bibliográficas

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Llacunas Morera, J. (1999). Comunicación interpersonal: el efecto Palo Alto.


Guía de Buenas Prácticas - INSHT - España.
https://www.insst.es/documents/94886/326853/ntp_312.pdf/0bcd3912-
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Rizo García, Marta (2011). Reseña de "Teoría de la comunicación humana" de


Paul Watzlawick. Razón y Palabra, (75), .[fecha de Consulta 6 de Agosto
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https://todosobrecomunicacion.com/concepto-de-comunicacion/

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