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Su rostro siempre ha sido diferente pero igualmente ensordecedor con unos cuantos rayos de

luz. Las visitas son confusas, sus pausas y ademanes me aseguran me tranquilizan, me lleva
tomando mi cuello con sus manos y me hunde hasta el fondo de las comisuras de una seda
celeste que los ángeles olvidaron en la pradera. Otra vez estoy buscandola esta noche.

El cielo se repite, yo cierro los ojos y la veo mover sus brazos rompiendo el viento, abriendo el
paraíso con su sonrisa incierta de ser irreal. Cuando aprieto mis ojos, persigo su figura por un
bosque espectral que se desvanece llevandose su figura al pasado de una garganta rota un
joven más joven, una persona distinta de la que encuentro en el espejo. Redimo el animo de
visitarla una vez más, aprieto los ojos, intento segarme con su cuerpo, revivir el cielo, reanimar
un poco de ratos felices de comisuras torpes, de risas rápidas y logro soñar antes de despertar.

Nos encontramos en la neve como es habitual. Cada dia tiene características diferentes cuando
salgo con ella. Hoy lleva una rosa en la cabeza y me abraza con dos besos en la mejilla que no
me meresco. Hoy hablamos de pantanos en la mente, yo hablo de recuerdos conviandos, el se
estremece como si me entendiera, entiendo que no es falso, entiendo que conectamos
demasiado.

Una vez más, intento revivirlo.

Estabamos en la neve, todo era perfecto, su voz era amable, yo estaba riendo, el mundo era
feliz. Por que tuvo que psar hoy, quién se llevo las estrellas que había en la pantalla?. Donde
esta el cuerpo, dónde esta el corazón. Lo necesito. El sabe como ver los arboles, sabe
emborracharse sin salir de su papel. Solo quiero un poco más de calor, una pisca de
entendimiento, un comentario real.

No estoy soñando, no es una pesadilla, el pasado no ha dado lo que necesito, no estoy en el


lugar que debería.

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