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Mi Muñequita-La Farsa

Escrita en el año 2000 por Gabriel Calderón y estrenada en el año 2004 por el Colectivo
Complot en el Teatro Circular de Montevideo Uruguay bajo la dirección de Ramiro
Perdomo.

Sinopsis

Adhiriendo explícitamente desde el título a la dimensión de farsa, Calderón pone sobre el


texto una serie de criaturas sin reminiscencia a un teatro de corte realista o naturalista,
donde el humor, la irreverencia y un ritmo trepidante son las herramientas a través de las
cuales su autor y director escenifica este texto feroz con el mundo y la familia.

Mi muñequita alza una lente deformante sobre la concepción burguesa de familia, sumida
en la vorágine de un entorno cruel, una niña será, junto a su muñequita, la nada cándida
superviviente de un perverso juego de adultos; muestra lo privado a través de la develación
de secretos escabrosos de personas condenadas a repetirse, mostrando las atrocidades que
rigen desde un nivel subterráneo a la moral que se pregona desde la superficie.

Preestreno

Martes 11 de septiembre por el Colectivo Escénico Rompe-Cabezas en la sala de Teatro de


la Fundación Encubarte, Pereira Risaralda.

Dramaturgia- Gabriel Calderón


Dirección-Yulian Olaya

Reparto

Niña  Geraldine Gómez


Muñeca  Karen Vargas 
Madre  Claudia Sánchez 
Tío  Ariel Días
Padre  Daniel Palma 
Mayordomo Diego Días
La farsa 

Una farsa es un tipo de obra teatral cuya estructura y trama están basadas en situaciones en
que los personajes se comportan de manera extravagante y extraña, aunque por lo general
mantienen una cuota de credibilidad. Del latín farcire, “rellenar” por la costumbre de
emplear las farsas como breves interludios cómicos en los dramas serios; es una
forma dramática en la que los personajes se desenvuelven de manera caricaturesca o de
situaciones no realistas. La farsa no existe en estado puro, ni es un género propiamente
dicho; es más bien un proceso de simbolización que puede sufrir cualquier género
dramático, en una relación similar a la existente entre la palabra y la metáfora, se
retroalimenta de las relaciones sociales, de las relaciones humanas, religiosas, e incluso
la psicología de la época y el país.
 
Origen de la farsa teatral

Al ser un género derivado de la simbolización de cualquier acto dramático, la historia de la


farsa en occidente se remonta a los primeros tiempos del teatro griego. Ha sobrevivido de
manera ininterrumpida desde la época clásica, aunque fue en la era moderna cuando
alcanzó dimensión considerable hasta, en el siglo XX, lograr posicionarse entre los
principales géneros dramáticos
.
La farsa teatral nace en la época medieval, cuando la gente que seguía estrictamente las
leyes dadas por la religión se aburrieron de los dos principales géneros teatrales que en ese
momento existían: el de los misterios y el de las moralidades. La farsa nace del género de
los misterios que antes hablaba de Dios y de los misterios de la Biblia. La farsa en su
momento fue conocida como el género teatral que era para familias pobres y humildes, pero
ahora ha sido adaptada para todos los públicos.

Características de la farsa como género teatral

Se caracteriza por mostrar hechos exagerando la realidad. Con la intención de que el


público capte una realidad evidentemente. Muchas veces criticando situaciones de tipo
social. Los temas y personajes pueden ser fantásticos, pero deben resultar creíbles y
verosímiles. Aunque la farsa es predominantemente un estilo cómico, se han escrito farsas
en todos los registros teatrales.

A la Farsa se le asocia comúnmente a lo cómico grotesco y bufonesco, a una risa grosera y


a un estilo poco refinado. La Farsa ha sido un género tradicionalmente menospreciado y a
la vez admirado, pero siempre muy popular. Es una situación de la realidad por otra
esquemática. Es una visión absurda de la realidad. Hace reír con una risa franca y popular. 
Utiliza un material imaginativo y universal. La misma critica o se burla de las costumbres y
defectos de la sociedad. Es rica en situaciones cómicas, grotescas o bufonescas con un
estilo poco refinado. Es un género muy popular que gusta mucho al público y hace reír con
mucha facilidad. La risa liberadora triunfa sobra la inhibición y la angustia trágica bajo la
licencia poética. A través de la farsa el espectador se venga de las limitaciones de la
realidad y de la razón. Tiene final feliz o final abierto, nunca final catastrófico.
Diferencia entre farsa y comedia

La principal diferencia entre comedia y farsa está en sus afanes primarios. Mientras la


comedia intenta reconciliar al espectador con sus propios vicios humanos y de esa manera
mantenerlos bajo control en sociedad, la farsa pretende denunciar una realidad oculta,
ignorada o controlada. A diferencia de la comedia, la farsa no siempre moverá a la risa,
pero siempre conmoverá la vergüenza del espectador. Además, la comedia suele tener una
profundidad conceptual mayor, en la que todo emana de lo profundo del personaje, de sus
diálogos e ideas, mientras que en la farsa, son principalmente la situación y las acciones las
que soportan la tensión dramática. Es decir, la risa en la comedia es reflexiva, mientras que
en la farsa la risa es impulsiva e irreflexiva.

Simbolización en la farsa

El proceso de simbolización fársica supone una tarea de sustitución de la realidad. Este


proceso de simbolización puede ser sufrido por los tres elementos estructurales del drama
(carácter, anécdota y lenguaje) o sólo uno o dos de ellos. Tanto el carácter como la
anécdota y el lenguaje fársicos aglutinan una gran cantidad de datos que serán captados, en
una primera etapa, por el subconsciente para después ser traducidos y desglosados por la
conciencia hasta quedar transformados en una visión de conjunto que le denuncia la
realidad. Esta misma densidad del discurso fársico hace que sea especialmente eficiente en
las obras breves, aunque puede darse en cualquier extensión de tiempo y espacio
dramático. 

La farsa y la metáfora son metalenguajes que guardan relación con los lenguajes. Así, los
lenguajes se ven ampliados en su significado, o bien, permiten asociaciones con otros
significados más lejanos. Al verse ampliado el significado de la acción, lenguaje o situación
o verse relacionado con otros significados, el espectador se somete a un discurso denso, en
el que un acto cualquiera reviste una serie de implicaciones que desnudan la realidad. Estas
son las fuentes que producen el tono grotesco propio de la farsa en general. Es decir, el
espectador está sujeto a un trabajo de codificación-decodificación vertiginoso. Al mismo
tiempo, al descubrir la “desnudez” de algo, el acto infraganti de tal desnudez provoca risa,
la carcajada liberadora de lo reprimido.

Desnudamiento y revestimiento de la farsa

La farsa es una reinterpretación de la realidad a través de la simbolización. Esta


reinterpretación se lleva a cabo mediante dos métodos distintos y contrapuestos, por lo
demás bastante simples: Desnudar y revestir. Al desnudar la realidad lo que se busca es
encontrarle sustancialidad. La desnudez en la farsa es sacar a relucir lo feo de la verdad,
implica la crítica, la burla, la denuncia, las miserias humanas. Podemos decir que es
pesimista y tanática. Por el contrario, al revestir la realidad, el fin es proponerla ideal. El
revestimiento propone una belleza mayor para la verdad, implica anhelo, el ideal, la
hipótesis, la fantasía. Puede decirse que es optimista y erótica.
El teatro del absurdo evolución de la farsa

El término puede considerarse como alternativa al de anti-teatro. Fue así, absurdo,


como Martin Esslin, crítico y teórico teatral, clasificó en 1962 a los dramaturgos que
escribieron en reacción contra los conceptos tradicionales del teatro occidental. Estos
autores son Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Jean Genet y Fernando Arrabal, entre otros.
Los dramaturgos del absurdo vinieron a ser investigadores para los cuales el orden, la
libertad, la justicia, la psicología y el lenguaje fueron una serie de sucesivas
aproximaciones a una realidad ambigua y decepcionante que ellos desmantelaron en el
teatro con humor corrosivo que combatió el viejo universo cartesiano y a su anquilosada
manifestación escénica. El teatro del absurdo surgió en Francia a mediados del siglo XX.
Si bien la obra de Ubu rey de Alfred Jarry fue muy influyente, hubo otros dos
acontecimientos que impulsaron esta modalidad: El dadaísmo y el surrealismo. Así, los
dramaturgos del teatro del absurdo dieron rienda suelta a su inconformidad por la situación
del mundo. En cuanto a la comicidad bufonesca del teatro del absurdo, ésta tiene sus raíces
en los filmes de los comediantes antes mencionados. Si vamos más allá, las raíces del
absurdo teatral pueden rastrearse hasta en la literatura del no sentido, como las obras
de Lewis Carroll o textos de James Joyce y Franz Kafka.

Bibliografía

Rivera, Virgilio Ariel (1993). La composición dramática. Escenología.


Alatorre, Claudia Cecilia (1999). Análisis del drama. Escenología.
Román Calvo, Norma (2007). Los géneros dramáticos, su trayectoria y su especificad. 

Webgrafía

http://www.alternativateatral.com/obra15037-mi-munequita-la-farsa
http://www.auditorio.com.uy/uc_530_1.html
http://dramaturgiauruguaya.uy/mi-munequita-la-farsa/

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