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Universidad marino Gálvez de Guatemala

Curso: SALUD MENTAL II, PSICOLOGÍA DE LA ANORMALIDAD


Estudiantes:
Katy Michelle Chanchavac Martínez6200-21-6353
Resalió Gerardo Teleguario salvador 6200-21-10295
Licenciado: LOURDES GUISELA FELIX RUIZ
TERREMOTO DE 1976
El terremoto de Guatemala de 1976 fue un sismo de magnitud de 7.5 grados que sacudió
a Guatemala el miércoles 4 de febrero de 1976 a las 03:01:43 hora local (09:01:43 UTC). Tuvo una
profundidad de 5 kilómetros, cerca de la ciudad de Los Amates, en el departamento de Izabal, a
160 kilómetros al noreste de la capital Ciudad de Guatemala; en solo 39 segundos un tercio de la
capital quedó reducido a escombros y miles de edificios colapsaron; el terremoto se sintió también
en Belice, El Salvador, Honduras y México, hasta donde se sintieron sus ondas telúricas en
la Ciudad de México. También se registró un gran número de réplicas, siendo las más fuertes las
de 5,8, 5,7 y 5,2 grados.
Los efectos del terremoto fueron devastadores: aproximadamente veintitrés mil personas
fallecieron, setenta y seis mil resultaron heridos y hubo más de un millón de damnificados.
El terremoto se produjo durante la noche cuando la mayoría de la población se encontraba
durmiendo dentro de sus casas. Esto ha contribuido al elevado número de víctimas y sucedió en
plena guerra civil que abatió al país entre 1960 y 1996.2 El sismo también ocasionó daños al
patrimonio cultural de la nación.

VICTIMAS Y DAÑOS:
La zona más afectada cubría alrededor de 30.000 km², con una población de 2,5 millones de
personas. Cerca de veintitrés mil personas fallecieron y setenta y siete mil resultaron gravemente
heridas. 258,000 casas fueron destruidas, dejando a cerca de 1,2 millones de personas sin hogar.
40 % de la infraestructura hospitalaria nacional fue destruida, mientras que otros centros de salud
también sufrieron daños sustanciales. Aparecieron grietas en el suelo en muchos lugares del país,
y algunas llegaron a medir hasta un metro de ancho; también la cima de algunos cerros se agrietó
y luego los cerros se desmoronaron, soterrando pueblos enteros y carreteras.
Treinta y seis horas después del terremoto, los sobrevivientes vivían en albergues temporales
improvisados en las calles y no tenían alimentos, ni agua potable ni dinero. Las réplicas también
provocaron víctimas mortales cuando a éstas les cayeron paredes de casas en ruinas sobre los
albergues que habían instalado en las aceras junto a las paredes inestables; los sobrevivientes
optaron entonces por mover sus albergues al centro de las calles.
El riesgo de una epidemia de fiebre tifoidea se logró evitar porque cuando se suspendió el servicio
de agua potable, el gobierno emitió boletines radiales de información sobre como prevenir
enfermedades derivadas del consumo de agua sin tratamiento. Tampoco hubo un incremento en
problemas psicosomáticos entre los sobrevivientes, a pesar de la experiencia traumática que
padecieron. Los problemas que sí se dieron fueron: diarrea, problemas pulmonares y oculares,
estos últimos por la cantidad de polvo que se levantó de los escombros y por las réplicas.
El pillaje también se desató, y ante la falta de elementos de seguridad por las labores de ayuda se
organizaron patrullas civiles para evitarlo; los miembros de las patrullas eran vecinos voluntarios
que estaban armados como podían y no llevaban a los capturados a las autoridades sino que ellos
mismos se encargaban de escarmentarlos.
Innumerables derrumbes en los taludes de relleno y en los taludes de corte en las carreteras
dejaron numerosas comunidades incomunicadas, especialmente en la carretera al Atlántico —
paralela a la línea del Ferrocarril del Norte de Guatemala—, la carretera entre San Lucas
Sacatepéquez y Antigua Guatemala y la carretera CA-I entre Patzún y Panajachel.

Daños al patrimonio cultural:


El sismo también causó daños al patrimonio cultural nacional con la destrucción total o parcial de
varias iglesias coloniales y varios edificios históricos así como ruinas precolombinas. Las ruinas
de Mixco Viejo, en el departamento de Chimaltenango, sufrieron enormes daños y algunas estelas
mayas de Quiriguá, en el departamento de Izabal, cerca de Los Amates, se cayeron. Aparte de los
daños que sufrieron los templos coloniales de la capital del país también hubo daños en las iglesias
de otras partes del país. En Antigua Guatemala hubo destrozos en la Catedral de San José, los
palacios del Ayuntamiento y de los Capitanes Generales, las iglesias del Carmen, La
Compañía (que entonces albergaba un mercado), San Francisco y San Sebastián, así como casas
de valor arquitectónico; en el que se aprecian los daños de la Iglesia de San Sebastián así como
imágenes de santos que fueron sacadas al atrio de la Iglesia La Merced. Por cierto, que la Iglesia
de La Merced resistió los embates telúricos sin mayores daños; pero, por otra parte, según la
Conferencia Episcopal hubo veintiocho iglesias con daños de consideración. En la capital,
bibliotecas y colecciones muy importantes quedaron dañadas, entre ellas las de la Sociedad de
Geografía e Historia de Guatemala y la Hemeroteca del Archivo Nacional ubicada en el edificio de
la Biblioteca Nacional de Guatemala.
El sismo también impactó el trabajo artesanal, pues la mayoría de artesanos perdieron materias
primas, instrumentos de trabajo, productos terminados y hornos destruyéndose objetos valiosos y
pintorescos, expresivos de la cultura indígena y colonial, por lo que los productores artesanales
enfrentaron temporalmente el impacto económico causado por el desastre.

DAÑOS AL SECTOR EDUCACIONAL:


El sismo también afectó parcialmente o dañó gravemente mil doscientas quince escuelas públicas
y privadas por lo que el Ministerio de Educación Pública ordenó, mediante comunicado,
recomenzar las clases el 15 de marzo, ocasionando un retraso de mes y medio. Esto implicó
costos al sistema educativo y la reconstrucción de estos colegios costó 42 millones de quetzales.
En la educación superior los daños a las instalaciones, tanto de la estatal Universidad de San
Carlos y de las universidades privadas como la Francisco Marroquín y la Rafael Landívar no fueron
tan importantes por lo que fueron reparados.

IMPACTO EN EL TURISMO:
En los días posteriores al terremoto muchos turistas regresaron a sus países de origen y hubo
numerosos vuelos cancelados de quienes tenían planeado visitar Guatemala; pero esta situación
cambió en las semanas siguientes al punto que ya para la Semana Santa se había normalizado el
flujo de turistas.

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