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La argumentación

¿Por qué argumentar?


Antes de comenzar a tratar el tema especifico de la argumentación, será
necesario hacer un breve repaso sobre otras cuestiones relativas a la
importancia del lenguaje, sus usos e influencia.
Este sistema simbólico llamado lenguaje tiene una relevancia fundamental en
nuestra vida, nos proporciona las objetivaciones indispensables, configura el
orden donde adquiere sentido nuestra existencia y la de toda la red de
relaciones humanas que llevamos adelante, es un depósito objetivo de
acumulación de significados y experiencias, que perduran en el tiempo y se
transmiten a través de las generaciones.
Debemos tener en cuenta que el lenguaje, como facticidad externa, ejerce un
efecto coercitivo, ya que genera que nos adaptemos a él, a sus pautas.
Vale resaltar que es imposible existir sin poder comunicarnos ni interactuar; es
la nota distintiva del hombre, único con capacidad del habla. La relación con
nosotros mismos y el mundo que nos rodea debe pasar ineludiblemente por la
pantalla de las palabras.
Figura 1. La comunicación

Siguiendo a Copy (pág. 47) podemos expresar que el lenguaje puede llegar a
conformar un instrumento sutil, la mayoría de las veces perdemos de vista la
multiplicidad de usos y propósitos a veces no muy claros o encubiertos, dada la
tendencia a simplificar la mirada o no ver más allá de lo que las palabras dicen.
Por ejemplo, cuando luego de hablar un largo rato con alguien pensamos:
“¡tanta charla para decir tan poco!” o “me preguntó ¿cómo estaba?, ¿cómo si
eso le preocupara?”. Se ve claramente que hay una incomprensión de
propósitos, tal vez la pregunta: ¿cómo está?, es más un saludo amistoso que
un pedido de informe médico.
Debemos resaltar que la comunicación de ideas no tiene un único fin, sino
varios, entre los que podemos mencionar:
Despertar un sentimiento, pasión, sensación.
Propiciar o impedir alguna acción.
Colocar una determinada disposición.
Entre otros.
En cuanto a los usos, por fines didácticos, podemos clasificarlos de la siguiente
manera:
INFORMATIVO: pretende la formulación, afirmación o negación de
proposiciones.
EXPRESIVO: el ejemplo típico es la poesía, en donde se expresan sentimientos
del autor que pretende despertar en el lector similares experiencias.
DIRECTIVO: se utiliza para originar o impedir una acción manifiesta. Suelen
ser órdenes y pedidos, ante los cuales podemos estar o no de acuerdo,
situación por la cual nunca afirmamos que son verdaderos o falsos.

Esta división nunca es mecánica sino que en toda comunicación utilizamos los
tres juntos, por ello, decimos que son funciones más bien de tipo mixto.
Figura 2. Funciones del lenguaje

El cuadro anterior refleja las distintas funciones del lenguaje entre ellas
tenemos la referencial: que tiene por objeto informar, la emotiva que busca
expresar sentimientos, sensaciones, etc. La conativa llamada también apelativa
que intenta lograr que el otro sujeto actúe, la fática o de contacto que esta
orientada al canal de comunicación entre el emisor y el receptor, la función
poética o estética que no le interesa tanto lo que se dice sino como se dice para
llevarle al receptor sensaciones de belleza, creatividad, etc., Por último se
encuentra la metalingüística: se centra en el propio código de la lengua la cual y
se utiliza para hablar del propio lenguaje, aclara el mensaje.

La argumentación
Aristóteles
Es posible remontar el origen de la argumentación a los griegos, por el
desarrollo que ellos hicieron de los conceptos de Retórica y Oratoria. La
primera, para Aristotéles, es el arte de la persuasión, del buen decir, poder
comunicar con eficacia y moralidad. Implicaba la relación con el “método
dialéctico” (diálogo) que sirve para razonar sobre asuntos opinables en donde
no hay una sola verdad sino que debemos buscar la mejor de ellas, con motivos
a favor y en contra, comparando los argumentos que la sustentan. El poder de
la retórica entra en juego cuando quienes intentan convencer sobre sus tesis,
deben construir sus argumentos para fortalecer sus posiciones y debilitar al
contrario.
La oratoria es definida como el arte de hablar con elocuencia, la misma se
aplica en todos los procesos comunicativos hablados.
Para algunas personas, argumentar es sólo exponer sus prejuicios bajo una
nueva forma, por eso es muy corriente la idea de que los argumentos son
inútiles, desagradables o conflictivos, lo asimilamos a una discusión verbal,
como sinónimo de disputa. Pero en realidad esta visión no es representativa de
lo que significa en verdad su concepto.
En “Las claves de la argumentación” Anthony Weston dice que “dar un
argumento significa ofrecer un conjunto de razones o pruebas que apoyan a
una conclusión”, a partir de esto vemos que un argumento no es simplemente la
afirmación de ciertas opiniones, o una disputa, sino más bien los enfocamos
como intentos de apoyar ciertas opiniones con razones. Destacamos así el
carácter esencial que poseen los mismos, en contraposición de la visión que los
considera como inútiles.
Esa importancia que puntualizamos radica en que es una manera de tratar de
informarse acerca de qué opiniones son mejores que otras, dado que no
encontraremos puntos de vista idénticos, veremos que algunas conclusiones
pueden apoyarse en buenas razones y otras tendrán un sustento de carácter
mucho más débil. Cotidianamente, desconocemos cuál es cuál, por lo tanto,
tenemos que brindar argumentos a favor de las diferentes conclusiones y luego
valorarlos para considerar cuán fuertes son realmente. Desde este punto de
vista un argumento viene a ser un medio para indagar.
Otro motivo que evidencia su relevancia es que, al momento de arribar a una
conclusión sustentada en razones, la explicamos y defendemos mediante
argumentos. Un buen argumento nunca es una reiteración de conclusiones,
sino más bien una posibilidad óptima de encontrar pruebas y razones, para que
otras personas puedan formarse sus propias opiniones por sí mismas. Por
ejemplo, si tengo una convicción clara acerca del impacto perjudicial que
ejercen las papeleras en el medio ambiente, debo usar argumentos para
explicar cómo llegué a esa conclusión para poder convencer a otros, ofreciendo
las pruebas y razones que a mí me convencieron. Podemos decir de este
modo, que no es un error en absoluto tener opiniones, el error es no tener nada
más.
El debate es un medio para solucionar problemas en el campo político, jurídico,
científico, etc., tiene un efecto enriquecedor por la confrontación de distintos
puntos de vista. Sin duda tienen mayor necesidad de argumentar quienes
ejercen el poder, porque deben justificar los actos que realizan, de esta manera
quien condena, libera o gasta fondos públicos debe explicar sus actos, lo que
conforma a la vez una posibilidad de controlar la administración de la cosa
pública. Tendremos distintos procedimientos de argumentación que conllevan a
distintas clases de resolución, a saber:

FORO JUDICIAL
Es de base adversativa, una acción es presentada ante la corte, hay dos
partes opuestas, y el procedimiento será concluido cuando se emita un
veredicto a favor de una u otra.

NEGOCIACIONES ENTRE SINDICATO...


Su meta es opuesta al anterior ya que pretende lograr un compromiso
consensuado aceptado por ambas, una posición intermedia que sea
satisfactoria para las partes.

CAMPO ARTÍSTICO
La función principal de la argumentación será la clarificación. Por ej.: nos
preguntan sobre una película que vimos explicaremos la significación de
nuestra afirmación más que probar que la misma es correcta, podrán discutir
otros la validez de nuestras interpretaciones. No se pretende establecer lo
correcto o incorrecto del tema debatido.
Argumentar desde la lógica es encadenar proposiciones de tal manera que
algunas de ellas (premisas) le sirven de fundamento a otras (conclusión), por
ejemplo:
 Todos los hombres son mortales
 Sócrates es hombre
 Por lo tanto, Sócrates es mortal
Si aceptamos la verdad de las dos primeras proposiciones aceptaremos la
verdad de la tercera. Lo que justifica la conclusión son las premisas, ellas son
razones que sirven de validación a la conclusión
Figura 4. Esquema de representación de los
elementos de una argumentación

Comprender los ensayos basados en argumentos


Al momento de argumentar muchas veces transcribimos opiniones elaboradas
que son afirmaciones de nuestras opiniones, pero no llegamos a ofrecer
ninguna auténtica razón para pensar que las mismas son correctas; al escribir
un ensayo no lo hacemos basándolo en argumentos, esto configura un error
típico y natural, como expone Weston.
Cuando se requiere realizar un trabajo escrito interesado en los fundamentos
de nuestras creencias, las cuales puedan ser sometidas a prueba para luego
ser defendidas como puntos de vista, necesitamos aprender a pensar por
nosotros mismos, a formar nuestras propias opiniones de manera responsable.
Para poder escribir un buen ensayo basado en argumentos, debemos utilizar
razones tanto como medio para indagar, como para explicar y defender las
propias conclusiones. Se debe pensar el trabajo examinando los argumentos
contrincantes y luego escribir el ensayo mismo con un argumento, defendiendo
los puntos de vista propios como argumentos y valorando críticamente los
postulados por la parte contraria.

Los puntos principales de un ensayo


Supongamos que llegamos a una conclusión que pensamos que es posible
defender adecuadamente, debemos:
Preparar un esquema.
Explicar el problema.
Preguntarnos ¿Por qué es importante? ¿Qué es lo que depende de la
respuesta? ¿Por qué otros deberían preocuparse por el tema o interesarse en
un cambio? ¿Qué nos llevó a interesarnos por la cuestión?

Debemos considerar a la audiencia, que tome conciencia de la gravedad del


problema para justificar el interés propio en la cuestión, apelar a valores o
pautas compartidas.
Formular una propuesta o afirmación definitiva.
Ser específico y concreto .
Desarrollar argumentos de un modo completo.
Una vez aclarada la importancia de la cuestión y decidido que es lo que nos
proponemos, el trabajo estamos en condiciones de desarrollar el argumento
principal.

Planificar es importante. Un argumento bien desarrollado es mejor que tres


argumentos tan sólo esbozados. No debemos usar cualquier argumento que
consideremos que favorece a nuestra tesis. Concentrémonos en uno o dos de
los mejores.
Argumentar acerca de causas y efectos, mediante ejemplos, etc.
Examinar las objeciones.
Examinar qué desventajas puede tener la propuesta. Sacar las desventajas y
responderlas.
Anticiparse a las objeciones.
Seleccionar las críticas más fuertes y comunes y tratar de responderlas.
Examinar las alternativas.
Si defendemos una propuesta debemos mostrar que es mejor que las otras
maneras.
Escribir el ensayo (el último paso).
Seguir un esquema.
Formular una introducción breve.
Exponer argumentos de uno en uno.
Regla general: argumento por párrafo.
Exponer intenciones con claridad.
Un buen ensayo primero explica la importancia de la cuestión, luego formula la
conclusión y finalmente dedica un párrafo (o varios) a defender cada una de las
premisas.
Utilizar los términos de un modo consistente.
Claridad.
Explicar las conexiones entre sus ideas.
Explicar el uso de términos clave.
Apoyar las objeciones con argumentos. No afirmar más de lo q ue ha probado.

Reglas generales

Distinguir entre premisas y conclusión:


Primeramente especificaremos el carácter proposicional tanto de las premisas
como de la conclusión. Éste hace alusión a la posibilidad de ser verdadero o
falso diferenciándolo de las preguntas, órdenes y exclamaciones. La diferencia
con las oraciones es que, por ejemplo, dos distintas pueden tener igual
significado:

Juan ama a María


María es amada por Juan

Se ve claramente que ambas son distintas, pero tienen significado idéntico.


Las premisas son afirmaciones por medio de las cuales damos razones a favor
de la conclusión; la misma no es más que una afirmación que tiene su
fundamento en las premisas. Debemos tener en cuenta que son términos
relativos, esto quiere decir que un enunciado puede ser premisa en un
razonamiento y en otro ser conclusión. Por ejemplo:

Todos los seres vivos son mortales


Todos los hombres son seres vivos
Por lo tanto, todos los hombres son mortales

Luego veremos:
Todo ser vivo nace y muere
Todo el que nazca y muera es mortal
Por lo tanto, todos los seres vivos son mortales
Esto nos hace ver que tomadas aisladamente ninguna proposición es premisa o
conclusión; puede suceder que nos encontremos con la conclusión al principio
del razonamiento y las premisas al final, como observamos en el ejemplo de la
Política de Aristóteles que aparece a continuación:
En una democracia los pobres tienen más poder que los
ricos.
Conclusión
Porque son más
Premisa
Y la voluntad de la mayoría es suprema
Premisa

Puede ocurrir que la conclusión esté entre las premisas:

Todo héroe es valiente, aunque algunos soldados no


son héroes porque algunos no son valientes.

Si lo reformulamos quedaría:

Todo héroe es valiente Algunos soldados no son


valientes
Por lo tanto, algunos soldados no son héroes

Es importante resaltar la presencia de indicadores de conclusión como: por lo


tanto, por ende, por consiguiente, luego, podemos inferir, etc. entre los
indicadores de premisa tenemos: porque, pues, en tanto, por la razón de que,
etc. aunque no podemos asegurar que un razonamiento contenga
necesariamente esas palabras o frases. En el caso siguiente se evidencia tal
situación:
No es necesario en modo alguno que el Poder Legislativo funcione de
manera permanente; pero sí es absolutamente necesario que el Poder
Ejecutivo funcione permanentemente, porque no siempre hay
necesidad de elaborar nuevas leyes y siempre se necesita poner en
práctica las leyes elaboradas.
Puede ocurrir que encontremos proposiciones afirmadas en forma de pregunta
retórica como en la siguiente situación:
Si el Código Penal prohíbe el suicidio; esto no es un argumento valido
para la Iglesia ¿Qué pena de muerte puede tener una persona que no
le teme a la muerte misma?

Atender a la existencia de las premisas implícitas (entimemas)


Esta situación es muy frecuente en particular en el razonamiento judicial, donde
se suele dar por sobrentendida una de las premisas llamada entimema
(generalmente la normativa), expresando sólo una parte del contenido del
silogismo. Logra sintetizar la argumentación pero se debe actuar con prudencia
ya que sino es conocida la premisa el discurso se torna confuso. Dicho contexto
resulta más peligroso para los jueces porque deben hacer explicitas todas las
razones que los llevaron a tomar el veredicto para que posteriormente puedan
ser conocidas, controladas y criticadas, generándose así un vínculo entre
argumento y ética profesional.
La mayoría de las inferencias se expresan de esta forma, en el lenguaje
cotidiano y aún en la ciencia, porque se presume que estas proposiciones son de
conocimiento común. Puede ser retóricamente poderoso y persuasivo, quizás en
mayor medida que cuando es expresado con todo detalle.
Observemos un ejemplo:
La conclusión “Juan es ciudadano” puede darse sólo con la premisa “Juan es
argentino nativo”. Este razonamiento se completaría de la siguiente forma:

Todos los argentinos nativos son ciudadanos


Juan es argentino nativo
Juan es ciudadano

Presentar las ideas en orden natural


Lo anterior es una condición que refiere a la necesidad de entrelazar
naturalmente las premisas y luego sea fácilmente inteligible la conclusión,
además para que sea posible discernir cuáles son las premisas que justifican
una afirmación.

Partir de premisas fiables


Significa que si partimos de premisas débiles la conclusión tendrá el mismo
vicio. Notemos la diferencia en los siguientes argumentos:
1
Todos los hombres son mortales
Sócrates es hombre
Por lo tanto, Sócrates es mortal

2
La mayoría de las mujeres de Italia le son fieles a sus esposos
Anabela es de Italia
Por lo tanto, Anabela le es fiel su esposo

Sin duda el primer argumento nos ofrece una mayor certeza que el segundo
debido a que en este último las premisas justificadoras no alcanzan a ser
fiables.

Evitar usar un lenguaje emotivo


Como expresamos en párrafos anteriores, el lenguaje puede tener diferentes
usos, uno de ellos es el expresivo o emotivo, el cual es recomendable
desestimar su incorporación en la argumentación ya que las palabras
generaran sugestión o impacto emotivo. Dicho uso tiene por función influir en
las emociones y sentimientos pero no conforma una manera racional ni seria de
dar razones.
Cabe recordar la independencia del significado literal y emotivo que ellas
manifiestan, el siguiente ejemplo clarificara esta idea:

A) Burócrata
B) Empleado del gobierno
C) Servidor público

Las tres palabras poseen un significado literal igual pero el de carácter emotivo
es diferente:
 Expresa resentimiento y desaprobación
 Expresa neutralidad
 Expresa simpatía y aprobación

Queda claro cómo el mismo hecho u objeto puede describirse por palabras con
impactos disimiles. El impacto emotivo puede entrar en relación con las
propiedades que posee a lo que hace alusión y también puede adquirir esta
significación por asociación, no es necesario que se produzca directamente con
el objeto denotado por la palabra.

Video conceptual

La argumentación
Argumentos

Utilizar términos consistentes y con un único significado para ellos


Ello significa que debemos utilizar un solo conjunto de términos para cada idea,
para que no se contradigan o tengan significados diferentes además de perder
la conexión entre premisas y conclusión. Si atribuimos un único significado para
cada término, evitaremos la falacia de ambigüedad que luego desarrollaremos.
Por ejemplo:

El fin de una cosa es su perfección


La muerte es el fin de la vida
La muerte es la perfección de la vida

En este caso se evidencia que el término “fin” está utilizado de manera distinta
en las premisas del razonamiento.

Síntesis conceptual
Dar un argumento significa ofrecer un conjunto de razones o pruebas que
apoyan a una conclusión, no significa simplemente la afirmación de ciertas
opiniones, sino como intentos de apoyar ciertas opiniones con razones;
tienen un el carácter esencial. Un buen argumento es una posibilidad óptima
de encontrar pruebas y razones, para que otras personas puedan formarse
sus propias opiniones por sí mismas.
Para poder escribir un buen ensayo basado en argumentos debemos usar
razones tanto como medio para indagar, como para explicar y defender las
propias conclusiones. Resulta necesario examinar los argumentos
contrincantes y luego escribir el ensayo mismo con un argumento
defendiendo los puntos de vista propios como argumentos y valorando
críticamente los postulados por la parte contraria.
Reglas generales:
Distinguir entre premisas y conclusión.
Atender a la existencia de las premisas implícitas, llamadas entimemas.
Presentar las ideas en orden natural.
Partir de premisas fiables.
Usar un lenguaje concreto evitando términos abstractos o vagos.
Evitar usar un lenguaje emotivo.
Usar términos consistentes y con un único significado para ellos, con lo que
se evita la falacia de ambigüedad.

Argumentos deductivos y no deductivos


Los argumentos deductivos
Son los que pretenden que sus premisas ofrezcan fundamentos concluyentes,
la verdad de sus premisas, son prueba suficiente para garantizar la verdad de
sus conclusiones, ellas se encuentran lógicamente implicadas por las premisas.
La relación de deductibilidad es una relación de tipo lógico que no depende del
contenido informativo de las proposiciones sino de la forma lógica. Veamos un
ejemplo:

Si hoy es lunes, entonces mañana es martes


Hoy es lunes
Por lo tanto, mañana es martes

La primera proposición es un enunciado condicional o hipotético en donde


encontramos la un antecedente y un consecuente (si p entonces q). Él nos
ofrecerá certeza si las premisas son verdaderas:

Si hoy es lunes, entonces mañana es miércoles


Hoy es lunes
Por lo tanto, mañana es miércoles

En este caso tenemos un procedimiento válido pero la conclusión es falsa


debido a que la primera premisa es falsa. En la vida real rara vez son ciertas,
razón por la cual debemos tomar con cuidado este tipo de silogismos, ellos nos
ofrecen una forma adecuada de organizar argumentos pero deben ser
controlados con precisión.
Los razonamientos inductivos
No nos ofrecen fundamentos concluyentes para asegurar la verdad de la
conclusión solo nos dan algún motivo o razón, pueden ser mejores o peores
pero no válidos o inválidos. Ellos tendrán un grado de probabilidad o
verosimilitud que verificaremos en las premisas encargadas de conferir tal
carácter a la conclusión.
Sócrates es hombre y mortal
Platón es hombre y mortal
Aristóteles es hombre y mortal
Por lo tanto probablemente todos los hombres sean mortales

La conclusión de carácter universal se deriva de premisas particulares, este


hecho también es una nota recurrente de este tipo de enunciados, aunque
puede haber casos contrarios de igual forma. Por ello, no es conveniente creer
que los razonamientos deductivos son aquellos en donde obtendremos una
conclusión particular a partir de premisas generales; en caso de los inductivos
el correlato seria afirmar que únicamente derivan las conclusiones de carácter
general a partir de premisas particulares.
En el primer caso es más acertado estipular que la conclusión se desprende
con absoluta necesidad (DEDUCCIÓN) y en el segundo la misma se sigue con
alguna probabilidad (INDUCCIÓN).

Argumentos deductivos típicos


Argumentos categóricos
Las proposiciones categóricas son aserciones acerca de clases que afirman o
niegan que una de ellas este incluida en otra de manera total o parcial.
Encontramos cuatro formas típicas:
TODO S ES P
(S: sujeto y P: predicado)
La misma se denomina universal afirmativa la relación de inclusión es de
carácter completo o universal. Un ejemplo sería: “Todos los políticos son
mentirosos”.

NINGÚN S ES P
(S: sujeto y P: predicado)
Llamada universal negativa, la primera clase está excluida de la segunda,
niega que exista una relación de inclusión y lo hace universalmente. “Ningún
político es mentiroso”.
ALGUN S ES P
(S: sujeto y P: predicado)
De tipo particular afirmativa, significa que “al menos uno” entra en la clase, no lo
afirma universalmente sino parcialmente. “Algún político es mentiroso”.

ALGUN S NO ES P
(S: sujeto y P: predicado)
Particular negativa, en ella al menos un miembro está excluido de la clase que
designa el predicado. “Algún político no es mentiroso”.

Todos los razonamientos deductivos pueden afirmarse en base a estas formas,


no siempre son simples ya que pueden ser expresiones más complejas y no
palabras aisladas.
Debemos diferenciar calidad de cantidad, la primera hace mención al carácter
afirmativo o negativo de la proposición, y la segunda al hecho de ser “universal”
o “particular”, refiriéndose a todos, alguno o ninguno, los mismos toman el
nombre de cuantificadores. Como vimos en los ejemplos presentados, entre los
términos S y P aparece algún tiempo del verbo ser, esto se denomina cópula.

Distribución
En el caso de la proposición universal afirmativa: todos los diputados son
ciudadanos, se produce la distribución del término S, esto quiere decir que todos
los miembros de la clase que designa S no incluye a todos los miembros que
designa P. Por lo tanto, concluimos que la proposición distribuye un término si
se refiere a todos los miembros de la clase designada por él.
En el caso de la universal negativa se distribuye tanto el sujeto como el
predicado. Por ejemplo: ningún atleta es vegetariano, esto afirma de cada atleta
que no es vegetariano, que son todos los miembros de la clase S, es decir está
distribuida. A la vez afirma que toda la clase de los vegetarianos está excluida
de los atletas, de esta forma distribuye la clase P.
La particular afirmativa como sería “algunos soldados son cobardes” no afirman
nada de la totalidad de los soldados ni de los cobardes, por lo tanto ambas
clases no están excluidas ni incluidas totalmente, por ello no distribuye ni S ni
P.
La proposición particular negativa por ejemplo: algunos caballos no son de
pura raza, en ella vemos que no se dice nada acerca de todos los caballos
sino de algunos, quienes están excluidos de la totalidad de la clase pura raza
(P). Cuando decimos que algo está excluido de una clase hacemos referencia a
la totalidad de ella por lo tanto se distribuye el predicado. Podemos concluir que
la cantidad de una proposición determina que el sujeto esté distribuido o no, las
universales son las encargadas de hacerlo. En cambio la calidad de una
proposición determina que el predicado sea distribuido, quienes lo realizan son
las negativas solamente.

Silogismo categórico
Silogismo categórico
Es un razonamiento deductivo del cual se infiere la conclusión a partir de la
premisa. Posee tres proposiciones categóricas y tres términos de los cuales el
que aparece como predicado de la conclusión se llama término mayor en
cambio el sujeto de la conclusión es el término menor, el restante se denomina
término medio. Las premisas que los contengan adquieren el nombre de mayor
y menor respectivamente.
Observamos que el término mayor y menor aparece en premisas diferentes del
razonamiento. La forma típica de este silogismo es que encontremos la premisa
mayor primero luego la menor y por último la conclusión. Pueden diferir por la
posición de los términos medios, quienes pueden ser sujeto de la premisa
mayor, predicado de la menor, predicado de ambas o sujeto de ambas.

Figura 1

Naturaleza formal
La forma del razonamiento desde el punto de vista de la lógica es su aspecto más
importante. Tanto que la validez del mismo depende de ella, independientemente
del contenido específico.

Todo M es P Todo S es M
Por lo tanto, todo S es P

Este razonamiento es válido en virtud de su forma, por lo tanto otro que tenga la
misma también lo será. Podremos demostrar la incorrección de un silogismo
presentando otro que posea la misma forma pero que de antemano
conozcamos la verdad de sus premisas y la falsedad de su conclusión.
Todos los conejos son veloces
Algunos caballos son veloces
Por lo tanto, algunos caballos son conejos

Esta forma puede tener limitaciones propias de nuestro pensamiento, ya que si


no es posible lograr hacer una analogía con premisas verdaderas y conclusión
falsa, no significa que la forma sea válida, sino que necesitamos un método
más eficaz para determinar la validez.

Modus ponens
Significa “poner”, puesto “P” se sigue “Q”, en este razonamiento se afirma el
antecedente y como conclusión se afirma el consecuente.
Si P entonces Q
P
Por lo tanto Q

Un ejemplo sería:
Si los optimistas tienen más posibilidades de éxito que los pesimistas,
entonces Ud. deberá ser optimista.
Los optimistas tienen más posibilidades de éxito que los pesimistas.
Por lo tanto, deberá ser optimista.

Con este tipo de silogismo es posible incurrir en la falacia de afirmar el


consecuente.

Modus tolens
Viene de “tollere” que significa quitar, en este modo realizamos la negación del
antecedente para poder en la conclusión negando el antecedente.

Su forma lógica es la siguiente:


Si P entonces Q
No Q
Por lo tanto no P
Si un perro no conoce bien al visitante, entonces ladra
El perro no ladra
Por lo tanto, el perro conoce bien al visitante

A través del uso de este argumento se puede caer en la falacia de negar el


antecedente y no el consecuente.

Silogismo Hipotético
En este caso, la condición para que se evidencie el tipo de razonamiento, es
que el consecuente de una premisa sea el antecedente de la siguiente y que
luego en la conclusión se enlace el primer antecedente con el último
consecuente.
Como vimos en párrafos anteriores, una proposición condicional está
conformada por dos proposiciones componentes, el antecedente (“si”) y el
consecuente (lo que sigue a entonces).
Forma lógica:
Si P entonces Q
Q entonces R
Por lo tanto P entonces R

Ej.:
Si Ud. estudia otras culturas, entonces comprenderá que existe una
diversidad de costumbres humanas.
Si Ud. comprende que existe una diversidad de costumbres humanas,
entonces pone en duda sus propias costumbres.
Si Ud. pone en duda sus propias costumbres, entonces será más tolerante.
Por lo tanto, si Ud. estudia otras culturas, entonces será más tolerante.

Silogismo disyuntivo
También llamado alternativo, este caso no afirma la verdad de una u otra de
sus opciones, sino que al menos una es verdadera o ambas pueden serlo.
Es importante mencionar que el “o “puede tener 2 sentidos:
INCLUSIVO
EXCLUSIVO

En este caso p o q son verdaderas o bien ambas. Su forma lógica es:

P o Q No P
Por lo tanto Q

Un ejemplo del siguiente razonamiento puede ser:


Esperamos el progreso mediante el perfeccionamiento de la moral o lo esperamos mediante el perfeccionamiento de la inteligencia.
No podemos esperar el progreso mediante el perfeccionamiento de la moral.
Por lo tanto, debemos esperar el progreso mediante el perfeccionamiento de la inteligencia.

INCLUSIVO EXCLUSIVO

Aquí nos encontramos con que una de las posibilidades es verdadera pero
no las dos
PoQP
Por lo tanto no Q
Ej.: Sólo Carlos o Roberto pudieron haber sustraído el libro Roberto lo hizo
Por lo tanto, Carlos no lo hizo

La validez de esta clase de silogismo, se evidencia cuando la premisa


categórica contradice una de las disyuntivas y la conclusión afirma la otra,
la misma se sigue de manera entimemática.

Dilema7
Esta es una forma de razonamiento bastante común en lenguaje ordinario, ha
sido heredada a través del tiempo de la mano de la Lógica y la Retórica,
disciplinas que sin duda estaban más entrelazadas y conectadas que en la
actualidad. La última de ellas toma al dilema como un elemento poderoso e
impactante en la persuasión, como arma devastadora en una discusión.

Significa elegir entre dos alternativas que son malas o desagradables, se suele
decir que se está “atrapado entre los cuernos de un dilema” y por ello sea
cual fuera la solución estamos obligados a llegar a una conclusión
desagradable. Pretende arrinconar al contrincante y allí aniquilarlo, por decirlo
de alguna manera adversarial. Su forma lógica:

p o q.

Si p entonces r.

Si q entonces s.

Por lo tanto r o s.

Ej:

Si dices lo que es justo, los hombres te odiarán Si


dices lo que es injusto los dioses te odiarán Debes
decir lo que es justo o lo que es injusto Por lo tanto,
en ambos casos serás odiado

Para refutarlo es posible transitar distintos caminos:


“Escapar entre los cuernos” siguiendo la terminología de la
metáfora empleada. Esto se logra rechazando la premisa disyuntiva, es el
método más fácil para eludir la conclusión de un dilema, no significa demostrar
que
la misma es falsa sino simplemente mostrar que el razonamiento no constituye
base suficiente para aceptarla.

Tomarlo o asirlo por los cuernos, esto implica rechazar la


premisa constituida por la conjunción, para ello basta con negar una de sus
partes, se trata de mostrar que al menos uno de los condicionales es falso.

Replicar con un contradilema, la cual es la manera más


entretenida, ya que es necesario construir otro dilema cuya conclusión debe ser
opuesta a la original. Puede ocurrir que las dos conclusiones sean verdaderas,
sin haber refutación alguna, pero en la controversia el público pensara que la
réplica demuele el razonamiento original. Pero puede ser simplemente que
direcciona la atención a un aspecto diferente de la misma cuestión, por ejemplo
un optimista diría:

Si trabajo, gano dinero y si estoy ocioso, me divierto

O bien trabajo o estoy ocioso

Luego o gano dinero o me divierto

Un pesimista podría refutar con el siguiente contradilema:

Si trabajo, no me divierto y si estoy ocioso no gano dinero. O bien trabajo o bien


estoy ocioso. Luego o no gano dinero o no me divierto.

Estas situaciones nos muestran maneras distintas de considerar los mismos


hechos, no llegan a configurar un desacuerdo de cuales son los hechos. Otra
estrategia muy usada en especial en el análisis del Derecho, es la reducción al
absurdo, que viene a ser una versión del modus tollens.

Su forma lógica es:

Para probar P

Se asume no P (que P es falso)


Se deriva Q
Se muestra que Q es falso

Conveniencia de aceptar P

Veamos un caso:

El mundo tiene un creador que no tiene parecido alguno con el creador de


viviendas.

El mundo tiene un creador que es parecido al creador de viviendas.

Si fuera así, él tendría los mismos defectos que los creadores de viviendas.
Afirmamos que Dios es imperfecto.

El creador del mundo no tiene parecido alguno con el creador de viviendas.

Para seguir afianzando los conocimientos, te propongo la siguiente lectura


obligatoria sobre los "Problemas sobre la distinción entre razonamientos
deductivos e inductivos y su enseñanza".

Falacias

Falacias formales y no formales1

Una falacia en sentido general significa toda idea equivocada o creencia falsa; en lógica se la utiliza desde una óptica
más restringida, haciendo alusión a un error de razonamiento, aquí sucede una particularidad, que tiene que ver con
que algunos no son obviamente incorrectos y se usan comúnmente por ser altamente persuasivos (principalmente en
la argumentación jurídica). Su estudio es provechoso y necesario dado que a medida que adquiramos mayor
familiaridad con ellas evitará que seamos engañados por las mismas.

No existe una clasificación que haya sido universalmente aceptada, digamos que ha sido una preocupación
constante establecer una que las contenga todas, asimismo la más adecuada para su estudio es la que distingue en:
formales y no formales.

Las primeras debemos analizarlas en conexión con esquemas de razonamiento válido, ya que son errores
evidenciados desde la lógica. En cambio las no formales no cumplen con las reglas no formales (del contenido y
fiabilidad de las premisas, que ya repasamos en apartados anteriores) son errores de razonamiento en los que
podemos caer por inadvertencia o falta de atención, a la vez ellas se subdividen en falacias de atingencia y
ambigüedad.

Las falacias de atinencia

Tienen la particularidad que sus premisas carecen de atinencia lógica con respecto a sus conclusiones, son
incapaces de establecer una verdad, utilizadas para estimular emociones como temor, hostilidad, piedad,
entusiasmo, terror, etc. Ellas son:

1. Apelación a la fuerza (ad baculum)

Este razonamiento es usado para provocar la aceptación de una conclusión cuando fracasan las pruebas o
argumentos racionales, se amenaza con el uso de fuerza o violencia para doblegar a los opositores, es muy común
en política.

Un ejemplo en el ámbito internacional de esta clase es cuando luego de la Segunda Guerra Mundial, Churchill
informa a los demás que el Papa sugería un determinado curso de acción, dicen que Stalin manifestó su desacuerdo
aduciendo: “y cuántas divisiones dice Ud. que tiene el Papa para el combate”.

2) Argumento dirigido contra el hombre (ad hominem)


3)
A la vez se clasifica en
Ofensivo: en este caso en vez de refutar la verdad de lo que se dice se ataca a quien lo afirma, por esto equivaldría
decir que la filosofía de Bacon es indigna por fue desposeído del cargo de canciller por deshonesto. Se observa su
carácter falaz ya que lo personal carece de importancia lógica para establecer la verdad o falsedad de un enunciado.

Circunstancial: refiere a la relación entre la persona y las circunstancias que lo rodean, por ejemplo la réplica del
cazador al que se le acusa por sacrificar animales inofensivos por diversión y él pregunta ¿por qué se alimenta de
carne de ganado inocente? Vemos que no trata de demostrar que es correcto sacrificar vidas de animales para el
placer de los humanos, sino más bien le reprocha a su crítico que no sea vegetariano. Con este argumento atacamos
a la persona que nos discute, acusándola de contradicción entre sus creencias y prácticas. Vale resaltar que a
menudo logran su propósito, ya que son muy persuasivos, también se lo denomina “envenenar la fuente” las razones
de ellos son evidentes.
Fuente: http://es.wikipedia.org/falacias (28/08/2010)

Caricatura de Charles Darwin como un simio, en la revista Hornet. Se puede observar que lo representaban con
características propias de la rama de los simios, como manera de burla a su observación de la evolución del simio al
hombre actual. Evidencia la falacia comentada.

4) Argumento por la ignorancia (ad ignoratiam)


5)
Sería puesto en práctica si expreso la aserción que deben existir los fantasmas ya que nadie ha podido demostrar
que no los hay. La proposición sería verdadera porque no se pudo demostrar su falsedad.

Cabe hacer una excepción en el caso del derecho, ya que allí existe un contexto especial en donde no es falaz: la
Corte de Justicia; con la presencia del principio rector que supone la inocencia de la persona hasta que no se
demuestre su culpabilidad.

Siguiendo en el marco judicial, otro caso sería si una investigación no dio pruebas que la persona X es comunista, es
erróneo concluir que la investigación no aportó conocimiento alguno, al contrario la misma estableció que X no es
comunista.

6) Llamado a la piedad (ad misericordiam)


7)
Este recurso es utilizado para conseguir que se acepte determinada conclusión, lo encontramos con frecuencia en los
tribunales de justicia, cuando un abogado defensor deja de lado los hechos específicos que atañen al caso y
pretende generar piedad en los miembros del jurado y ponerlos a su favor.
Un ejemplo algo sutil es la defensa que hizo Sócrates de si mismo durante su juicio:

“Quizá haya alguno entre vosotros que pueda experimentar resentimiento hacia mi al recordar que él mismo, en una
ocasión similar y hasta, quizá, menos grave, rogó suplicó a los jueces con muchas lágrimas y llevó ante el tribunal a
sus hijos, para mover a compasión (…) yo en cambio aunque corra peligro mi vida, no haré nada de eso. El contraste
puede aparecer en su mente, predisponerlo en contra de mi e instarlo a depositar su voto de ira, debido a su disgusto
conmigo por esta causa (…) claro yo soy un hombre, una criatura de carne y sangre, y tengo familia, y tres hijos, ¡oh
atenienses! Uno casi hombre y dos aún pequeños, sin embargo no traeré a ninguno de ellos para que os pida mi
absolución”.
Esta forma de argumentar puede usarse en tono hasta ridículo si vemos el caso, por ej, de un joven que luego de
asesinar brutalmente a sus padres, frente a pruebas abrumadoras que lo comprometían seriamente, hacia un pedido
de piedad al jurado por haber quedado huérfano.

8) Llamado al pueblo (ad populum)


9)
Este método puede ser utilizado para ganar consentimiento, despertar pasiones y entusiasmo de la multitud, es
utilizado por los políticos demagogos que pretenden mover el sentimiento del público a favor o en contra de medidas
determinadas. Lo que evita la labor de reunir pruebas y argumentos.

Si la medida provoca cambios y se está en contra, arrojará sospechas de innovaciones arbitrarias y elogiará al “orden
existente”, pronunciarán términos difamatorios, sin intento racional de argumentación; si está a favor de ella hablará
de progreso oponiéndose a los “prejuicios anticuados”. Sobrados ejemplos invaden nuestra historia nacional, muchas
veces imposibilitando el sustento de una oposición fuerte y enraizada en la convicción republicana.

También en técnicas de publicidad y de ventas se suele manifestar la presencia de este llamado al pueblo; allí
producen la asociación del producto con un resultado/ efecto/sensación/situación etc. que alcanzaremos si lo
consumimos; es como si hechizaran sus productos y nos vendieran sueños e ilusiones.

El político en su campaña electoral argumenta que él debe recibir nuestros votos porque “todo el mundo “vota por él,
de igual manera se nos dice cuál marca de automóviles o cigarrillos es la mejor, porque es la que más se vende en el
país. Debemos considerar que la aceptación popular de una actitud no demuestra que sean razonables, ni
verdaderas.

Fuente: http://www.biografiFuasyevntidea: s.com (Octubre 2004)

En esta imagen vemos a Adolf Hitler (1889-1945) aclamado por el pueblo alemán, al cual supo convencer luego de la
devastadora derrota de la Primera Guerra Mundial que debía levantarse para reivindicar la nacionalidad; hábilmente
utilizaba técnicas discursivas para instarlo a seguir sus disposiciones. Lo llevarían a la segunda guerra y un saldo
más desfavorable aún que la primera.

10) Apelación la autoridad (ad verecundiam)


Tiene que ver con el sentimiento de respeto que siente la gente por personas famosas para tener asentimiento a una
conclusión. No siempre es falaz porque nos puede ayudar a sustentar la misma, pero si la citamos fuera del ámbito
de su especialidad si se convierte en falacia: por ejemplo apelar a Darwin (quien es una grana autoridad en biología)
para una discusión religiosa o a Einstein (quien es un gran físico) para una de índole política.

11) Accidente
12)
Incurrimos en el toda vez que aplicamos una regla general a un caso particular, cuyas circunstancias hacen
inaplicable la regla. Por ej.: la regla general sostiene que una persona debe pagar sus deudas, puede suceder que la
misma esté en estado de insolvencia y no pueda hacerlo. Lo que es verdad en general puede no serlo
universalmente y sin reservas, porque las circunstancias modifican los casos

13) Accidente inverso


14)
También denominado generalización apresurada al comprender y caracterizar todos los casos de una especie, se
puede prestar atención solo algunos de ellos. Los casos deben ser típicos, no atípicos, porque estos últimos son los
que nos pueden llevar a realizar una falacia de esta clase. Por ej: al ver el valor de los narcóticos que son
administrados por los médicos para los enfermos graves, con lo que se alivian sus dolores, podemos proponer que
los narcóticos estén a disposición de cualquiera. Estaríamos argumentando vía accidente inverso.

Fuente: http://es.wikipedia.org/falacias (28/08/2010)

Un niño de Palestina sostiene un cartel que dice: «No somos terroristas». No todas las personas que viven en Oriente
Medio son terroristas, presunción extendida a consecuencia de la propaganda estadounidense en la llamada "Guerra
contra el terrorismo”.

15) Causa falsa


16)
Esta falacia ha recibido distintas denominaciones como: non causa pro causa y “post hoc ergo propter hoc”2 . La
primera es caer en el error de tomar como causa de un efecto algo que no es su causa real, y la segunda sería la
inferencia de que un acontecimiento es causa de otro sólo porque el primero es anterior al segundo. Una creencia de
pueblos antiguos que relacionaban el hacer sonar sus tambores como causa de reaparición el sol luego de un
eclipse., ofreciendo como prueba que cada vez que se hicieron sonar los tambores durante el eclipse el sol apareció.

[2] Significa después de esto, por lo tanto, a consecuencia de esto.


Fuente: http://es.wikipedia. org/supersticion (23/06/2010)

La esencia justificativa de las supersticiones se avala mediante este argumento falaz, la imagen nos muestra una
herradura colocada en la puerta de la vivienda con el propósito de atraer la buena suerte.

Significado de causa
Ya advertimos la importancia del conocimiento de las conexiones causales, pero debemos diferenciar las condiciones
necesarias de las suficientes; las primeras son circunstancias que si no están el fenómeno no se produce, por ej.: el
humo es la consecuencia necesaria del fuego.A es necesario para que B se produzca, donde quiera que exista B
ahí existe A. El fuego no puede ocurrir sin que exista humo; tener 18 años es necesario para obtener la licencia de
conducir, es posible aseverar que una condición necesaria puede ocurrir por sí sola ya que hay formas de generar
humo sin fuego.En cambio las segundas son aquellas circunstancias en cuya presencia el fenómeno debeo currir, es
lo justo o lo adecuado para que la otra cosa exista: A no puede ocurrir sin B, no puede suceder sin aquello para lo
que es condición, no puedes tener una licencia sin 18 años.

Es muy frecuente que usemos el término causa tanto como condición suficiente, cuando queremos que se produzca
algo deseable, como necesaria la cual tiene un carácter aún más usual.

Otro sentido que se le puede atribuir es por él, en el caso de una compañía de seguros que envía a investigar un
incendio misterioso. Ella no está interesada en buscar o diferenciar entre condiciones necesarias o suficientes, si
pretende descubrir la acción que marque la diferencia entra la aparición y la no aparición del acontecimiento. Aquí
entra en juego otra distinción: causas remotas y próximas.

CAUSA PRÓXIMA CAUSAS REMOTAS

En este ejemplo será la acción de encender el fuego por el titular de la póliza.


CAUSA PRÓXIMA CAUSAS REMOTAS

La persona fue instado por su mujer para que gane más dinero. Exigencias de ella de tener más
ropa.
Dado que la vecina se compró un valioso tapado.

Por la especulación en los cereales del marido de la vecina.

Favorecido por el aumento de precios.

Pérdida de cosecha en India, ésta última sería la causa más remota del
hecho.

Nunca encontraremos ni lograremos definir una única causa que se ajuste a todos los requerimientos. Puede haber una pluralidad de causas, en el caso de una
muerte puede darse por una ataque al corazón, envenenamiento, bala, accidente, etc., no podemos hacer aquí inferencias que vayan desde los efectos a las
causas, pero especificaciones posteriores (autopsia) aclararan el panorama disminuyendo el número de ellas.
Toda vez que usemos la palabra causa estamos relacionándola con efecto, debido a que están conectados uniformemente: una circunstancia particular causa un
efecto particular, causas similares producen efectos similares.
Las causas que producen ciertos efectos es un caso de ley causal general ya que van siempre acompañadas de tales fenómenos, no es una relación lógica ni
deductiva, sino que debe descubrirse a priori.
El diagrama causa-efecto o también llamado espina de pescado sirve para ayudarnos a graficar las causas del problema que queremos analizar, incluye los
siguientes elementos:

El problema principal que se desea analizar.

Las causas principales que han originado el problema. Las causas secundarias de cada causa principal.

En el siguiente ejemplo observamos un diagrama de Causa-Efecto en la fabricación de mayonesa.

Figura 1. Causas principales

Fuente: http://img56.images.us/img565153dadca4bn1 (08/08/2005)

Figura 2. Causas secundarias - Correspondientes a cada causa principal


Fuente: http://img56.images.us/img565153dadca4bn1 (08/08/2005)

17) Petición de principios


18)
Al establecer la verdad de una proposición buscamos premisas aceptables de las que podemos deducir la
conclusión, tomamos como premisa la misma conclusión que se pretende probar, por lo cual adquiere carácter
circular este razonamiento. En el caso de alguien que quiere probar la existencia de Dios y expresa: “Dios existe
porque así lo dice la Biblia, lo cual es verdad porque la Biblia la escribió Dios”.

No se esta dando razones que justifiquen conclusiones, sólo se usa la conclusión para justificarla a sí misma.

19) Pregunta compleja


20)
Exponer una pregunta o cuestión de manera que no se pueda acordar con un sí o con no en forma directa. Tiene
como efecto ratificar o confirmar la respuesta implícita en la pregunta formulada. Por ej., en un interrogatorio un
abogado puede plantearlas para confundir o acusar a un testigo: ¿qué hizo con el dinero que robó?

Lo que se debería hacer en estos casos, es analizar a la pregunta compleja en sus partes componentes, así cuando
respondamos la parte implícita la explícita es posible que sea diluida simplemente

21) Conclusión inatinente (ignotario elenchi)


22)
Se trata de una falacia donde se usa un razonamiento que está dirigido a establecer una conclusión particular es
usado para una diferente; sus premisas se dirigen a otra conclusión de aquella a la que se supone establecida por
ella.

Por ej: probar que el acusado de asesinato es culpable argumentando que el asesinato es un horrible delito para
despertar horror y desaprobación. Cabe resaltar que puede usarse un lenguaje neutro y frío asimismo caer en este
tipo de error argumental.

Falacias de ambigüedad3

[3] 6 Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 104 a 113
[4]
Son razonamientos cuya formulación contiene palabras o frases ambiguas; si retomamos las reglas del lenguaje que
vimos paginas atrás, recordaremos que debe utilizarse un único significado para cada término.
Las siguientes están clasificadas según las distintas maneras en que pueden presentarse sus ambigüedades:

El equívoco

La mayoría de las palabras tienen más de un significado literal, si distinguimos estos diferentes sentidos
tendremos inconveniente alguno, pero si los usamos dentro del mismo contexto con distintos sentidos, entonc
caemos en el equívoco. El ejemplo tradicional de este tipo de argumentos es:

El fin de una cosa es su perfección La muerte es el fin de la vida


La muerte es la perfección de la vida

Aquí se confunden dos sentidos distintos del término “fin”, uno como objetivo y otro como último acontecimien
ambos son legítimos pero lo ilegitimo es confundirlos. Genera que la conclusión no sea deducida de las premisas.
Hay una clase de equívoco que se relaciona con los términos relativos, es decir los que tiene diferentes significad
en contextos distintos. Por ej. la palabra “bueno” se la usa con frecuencia equívocamente, cuando decimos que deb
ser una buena persona porque es un buen matemático.

La anfibología –
Cuando se argumenta con premisas cuyo significado es confuso debido a la manera descuidada en que sus palabra
están combinadas; son premisas peligrosas, raramente las encontramos en discusiones serias; suelen aparecer
epígrafes o títulos de periódicos como el siguiente: “un granjero se saltó la tapa de los sesos después de despedir
afectuosamente de su familia con un revolver”.
Mi padre fue al pueblo de José en su coche (Texto anfibológico) ¿En el coche de quién?

Composición –
Esta falacia se aplica a dos tipos de razonamientos muy vinculados entre si; el primero se define como llevar
razonar falazmente desde las propiedades de las partes de un todo, a las propiedades del todo mismo. Un ejemp
sería: si todas las partes de una maquina determinada son livianas la máquina “como un todo” es liviana. El error
vemos cuando consideramos una máquina muy pesada que puede estar compuesta por partes livianas.
El segundo tipo de razonamiento, procede a partir de las propiedades de los miembros individuales de una colecció
para pasar a las propiedades poseídas por la colección. Equivaldría decir que si un ómnibus gasta más nafta que
automóvil, todos los ómnibus gastan más nafta que los automóviles; lo que se confunde en esta clase es el sentid
distributivo y el sentido colectivo de términos generales.
Ambos cosas aunque son semejantes la diferencia radica en la distinción entre simple colección de elementos y
todo construido a partir de esos elementos. Por ello una mera colección o clases de partes no es máquina; una me
colección de ladrillos no es una pared. Una totalidad (máquina/ pared) tiene sus partes organizadas de cierta mane
definida

División –
Es la inversa de la anterior, se presenta la misma confusión pero la inferencia procede en la dirección opuest
Tenemos dos géneros de falacia de división, el primero consiste en argumentar falazmente que lo que es cierto de
todo, debe serlo también de cada una de las partes. Por ej. si sostenemos que un equipo de futbol es bueno decimo
que cada uno de sus jugadores lo es.
El segundo subtipo consiste en deducir de las propiedades de una colección de elementos las propiedades de l
elementos mismos. Argüir que dado que los estudiantes universitarios estudian Medicina, Derecho, Ingenier
Odontología y Arquitectura, por lo tanto cada uno de ellos o algunos estudian Medicina, Derecho, Ingenierí
Odontología y Arquitectura. Es verdad que colectivamente estudian esas disciplinas, pero es falso que lo haga
distributivamente.
 Ambigüedades en publicidad

En Argentina, un famoso shampoo anticaspa tenía por eslogan «Para la caspa». Cuando se lo usaba en televisión, el locutor lo decía de tal modo
que todos se preguntaban si se refería al verbo parar o a la preposición. Se trata de un ejemplo de ambigüedad positiva.

La doble interpretación siempre tendría que remitir a algo bueno para el producto, sin que quede lugar para las dudas.

El extremo opuesto, una ambigüedad negativa: «Televisores Mega. Son lo que tú ves». ¿Qué habrá querido decir el redactor con esta frase?
¿Qué son lo que se ve? ¿Qué no son nada más que eso? ¿Qué son los televisores que ve todo el mundo? ¿Dónde los ven? ¿En sus casas, en los
avisos o en las vidrieras?

El manejo de la ambigüedad es un arte complejo. Si se lo utiliza, es preciso asegurarse de que la ambigüedad vaya en un solo sentido, se la tome como se la tome. Si no,
es aconsejable volver al seguro terreno de lo directo y sencillo.

Falacias formales4

[5] Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 224 a 231
[6]
Caemos en ellas al tomar la verdad de sus proposiciones como garantía de la validez del razonamiento, son fallas de
sintaxis lógica, su número es extenso, pero tiene en común que si abstraemos su forma lógica es posible una nueva
interpretación con premisas verdaderas y conclusión falsa.

Falacia de afirmar el consecuente en el modus ponens y no el antecedente como es debido:

Ej: Si Bacon escribió Hamlet, entonces, Bacon era un gran escritor

Bacon era un gran escritor

Por lo tanto, Bacon escribió Hamlet.

Conclusión absurda.

Si llueve, entonces me mojo

Me mojo

Por lo tanto, llueve.

Es posible mojarse por otra causa.

Falacia de negar el antecedente en el modus tollens y no el consecuente

Ej: Si Carlos mató a su amigo, entonces cometió un grave delito


Carlos no mató a su amigo

Por lo tanto, no cometió un grave delito.

Puede haber cometido otro delito.

Falacia de cuatro términos: un silogismo categórico debe contener sólo tres términos, puede
que uno esté usado en dos formas distintas. La conclusión sólo puede justificarse si las premisas muestran la
relación de los términos de la conclusión con el tercer término.

El término medio debe estar distribuido en una premisa al menos, observemos el siguiente caso:

Todos los perros son mamíferos


Todos los gatos son mamíferos

Por lo tanto, todos los gatos son perros.

El término medio mamíferos no está distribuido, las premisas deben mostrarnos como los dos términos están
conectados con un tercero

Falacia de premisas excluyentes: cuando son negativas, generan que no sea válido el silogismo.

Falacia de extraer conclusión afirmativa de premisas negativas: conforma un error ya que la


misma no puede decir más o ir más allá que ninguna premisa. Falacia existencial: extraer una
conclusión particular cuando ambas premisas son universales.
Ej: Todos los animales mimados son animales domésticos.

Ningún unicornio es un animal doméstico

Por lo tanto, algunos unicornios no son animales domésticos

Para implicar una conclusión afirmativa ambas premisas deben afirmar una inclusión de
clases. La conclusión afirmativa sólo se deduce de premisas afirmativas, si una es negativa la conclusión es
negativa sí o sí.

Para profundizar los conceptos centrales de la lectura, te propongo la siguiente lectura obligatoria sobre "Falacias y
verdades en las justificaciones actuales de los derechos fundamentales".
Fuente: Herrera Daniel Alejandro. (2010). Falacias y verdades en las justificaciones actuales de los derechos
fundamentales. Colombia: Universidad de La Sabana.

Síntesis conceptual

Los argumentos deductivos son los que pretenden que sus premisas ofrezcan fundamentos
concluyentes, la verdad de sus premisas, son prueba suficiente para garantizar la verdad de sus conclusiones, ellas
se encuentran lógicamente implicadas por las premisas.

Los razonamientos inductivos no nos ofrecen fundamentos concluyentes para asegurar la


verdad de la conclusión solo nos dan algún motivo o razón, pueden ser mejores o peores pero no válidos o
inválidos.

Argumentos categóricos las proposiciones categóricas son aserciones acerca de clases que
afirman o niegan que una de ellas esté incluida en otra de manera total o parcial. Tenemos cuatro formas típicas:

TODO S ES P
NINGÚN S ES P

ALGÚN S ES P

ALGÚN S NO ES P

Debemos diferenciar calidad de cantidad, la primera hace mención al carácter afirmativo o negativo de la proposición,
y la segunda al hecho de ser “universal” o “particular”.

Silogismo categórico: Es un razonamiento deductivo del cual se infiere la conclusión a partir de


la premisa. Posee tres proposiciones categóricas y tres términos de los cuales el que aparece como predicado de la
conclusión se llama término mayor en cambio el sujeto de la conclusión es el término menor, el restante se denomina
término medio

Modus ponens: Significa “poner”, puesto “P” se sigue “Q”, en este razonamiento se afirma el
antecedente y como conclusión se afirma el consecuente.

Modus tolens: Viene de “tollere” que significa quitar, en este modo realizamos la negación del
antecedente para poder en la conclusión negando el antecedente.
Silogismo hipotético: la condición es que el consecuente de una premisa sea el antecedente de
la siguiente y que luego en la conclusión se enlace el primer antecedente con el último consecuente.

Silogismo disyuntivo: también llamado alternativo, este caso no afirma la verdad de una u otra
de sus opciones, sino que al menos una es verdadera o ambas pueden serlo.

Dilema: significa tener que elegir entre dos alternativas que son malas o desagradables, es un
elemento poderoso e impactante en la persuasión, como arma devastadora en una discusión.

La inducción se basa en razonamientos que no aspiran a mostrar la verdad de sus conclusiones


como derivación necesaria de las premisas, sino que tienen cierta Síntesis conceptual 14 probabilidad; la misma no
demuestra como ciertas las leyes a las que conduce sino más bien como altamente probables.

Razonamiento por analogía es muy usado en la vida cotidiana, se encuentra el fundamento por
medio de la experiencia pasada que nos permite discernir el futuro

Estimación de razonamientos analógicos

Número de entidades entre las cuales se afirman por analogía. Número de


aspectos en los que se establecen analogías.

Fuerza de las conclusiones con respecto a las premisas.

Número de desemejanzas o diferencias entre los ejemplos mencionados en las premisas y el


ejemplo de la conclusión Atinencia de las premisas.

Significado de causa
Es frecuente que usemos el término causa tanto como condición suficiente como necesaria.

Nunca encontraremos ni lograremos definir una única causa que se ajuste a todos los
requerimientos.

Toda vez que usemos la palabra causa estamos relacionándola con efecto, debido a que
están conectados uniformemente: una circunstancia particular causa un efecto particular.

Las causas que producen ciertos efectos es un caso de ley causal general ya que van siempre
acompañadas de tales fenómenos, no es una relación lógica ni deductiva, sino que debe descubrirse a priori.

Inducción por enumeración simple


Es similar a los razonamientos por analogía, se usa a menudo para establecer relaciones causales, tiene los mismos
criterios que los anteriores, a mayor número de casos mencionados habrá una mayor probabilidad de conclusión.
Debe tenerse precaución porque no son capaces de distinguir entre ejemplos de leyes causales y meros accidentes o
coincidencias

Falacias formales y no formales

Una falacia significa toda idea equivocada o creencia falsa; en lógica se la utiliza, haciendo alusión a un error de
razonamiento. Aquí sucede una particularidad, algunos no son obviamente incorrectos y se usan comúnmente por
ser altamente persuasivos (principalmente en la argumentación jurídica).

No existe una única clasificación la más adecuada para su estudio es la que distingue en:
formales y no formales.

Las primeras deben ser analizadas en conexión con esquemas de razonamiento válido, ya que son errores
evidenciados desde la lógica. En cambio, las no formales, no cumplen con las reglas no formales (del contenido y
fiabilidad de las premisas, que ya repasamos en apartados anteriores) y a la vez se subdividen en falacias de
atingencia y ambigüedad.

Las falacias de atinencia Apelación a la fuerza

Argumento dirigido contra el hombre

Argumento por la ignorancia

Llamado a la piedad

Llamado al pueblo

Apelación la autoridad

Accidente

Accidente inverso

Causa falsa
Petición de principios

Pregunta compleja

Conclusión inatinente

Falacias de ambigüedad Equívoco


Anfibología

Composición

División

Falacias formales

Falacia de afirmar el consecuente en el modus ponens y no el antecedente

Falacia de negar el antecedente en el modus tollens y no el consecuente

Falacia de cuatro términos

Falacia existencial

Falacia de premisas excluyentes

Falacia de extraer conclusión afirmativa de premisas negativas

El término medio debe estar distribuido en una premisa al menos

La inducción
Como ya se mencionó, al momento de distinguir el proceso de la deducción del de la inducción, éste tiene que ver
con los razonamientos que no aspiran a mostrar la verdad de sus conclusiones como derivación necesaria de las
premisas, sino que tienen cierta probabilidad.

Con referencia a la misma podemos esbozar que no demuestra como ciertas las leyes a las que conduce sino más
bien como altamente probables. Por ej.: la probabilidad de que si tiramos una moneda al aire salga cara es ½, o
también podemos decir que es altamente probable la teoría de la Darwin en relación al relato de la creación del
Génesis de la Biblia.

La Teoría de la Probabilidad comienza con Blas Pascal y la siguen entre otros Laplace, De Morgan, Keynes, etc.; ella
siempre mide el grado de creencia racional, es el resultado del conocimiento parcial y la ignorancia parcial; si se
conociera el movimiento exacto de los dedos al lanzar la moneda, sumado a la posición inicial, más las dimensión y
distribución del peso de la moneda, podríamos predecir la trayectoria y posición final con toda seguridad. Esto es
imposible porque contamos con información limitada, sólo sabemos que la moneda tiene dos lados, que caerá y que
hay dos posibilidades, cara es una de ellas de ahí surge que tengamos ½ de probabilidad que salga cara.

La probabilidad indica lo fácil que es que algo pase. Se puede usar una línea para representarla

Figura 1. Probabilidad
Podemos decir que la probabilidad de que algo pase está entre imposible y seguro.

Además de usar palabras se pueden usar fracciones o decimales para indicar la probabilidad de que algo pase.
Imposible es cero y seguro es uno.

Figura 2. Línea de probabilidad

El razonamiento que acabamos de realizar conforma una teoría a priori de la probabilidad porque lo conseguimos
solo con el conocimiento de condiciones necesarias sin realizar un ensayo o examinar una muestra. Otra visión
toma a la probabilidad como medida de frecuencia relativa para justificar investigaciones estadísticas, como es el
caso de la determinación de la tasa de mortalidad:

Figura 3. Investigación sobre tasa de mortalidad

Ningún acontecimiento tiene una probabilidad intrínseca sólo puede asignarse probabilidad sobre la base de datos de
que se dispone.

Figura 4. Razonamiento
Razonamiento por analogía

Es muy utilizado en la vida cotidiana, se encuentra el fundamento por medio de la experiencia pasada que nos
permite discernir el futuro. De esta manera si me compré un par de zapatos sé que me darán buen resultado si los
comparo con otros que tuve de la misma marca y la misma tienda. La mayoría de nuestras inferencias las
hacemos por analogía, partiendo de experiencias pasadas en donde comparamos resultados y procesos a partir de
similares condiciones a las actuales. No pretenden ser matemáticamente seguros. Volviendo a la situación
mencionada de los zapatos vemos que podemos hallar tres puntos de analogía, los mismos son:

Figura 5. 3 puntos de analogía

A través de la presencia de la similaridad de dos cosas, una de ellas tiene una tercera característica de la cual
extraemos la conclusión, que la otra la tendrá también.

La forma lógica sería:

A, B, C y D tienen todos, las propiedades P y Q A, B y C tienen todos la propiedad R


D tiene la propiedad R
Presentamos otro ejemplo:

La 1° Revolución Industrial, significó la desvalorización del brazo humano por al competencia de las maquinas. De
manera similar, la moderna Revolución Industrial, está destinada a desvalorizar el cerebro humano, al menos en sus
decisiones más simples y rutinarias. Así como el carpintero, el mecánico y la modista hábiles han sobrevivido a la 1°
Revolución, de igual modo el científico y el administrativo hábiles pueden sobrevivir a la 2°.

Estimación de razonamientos analógicos


Número de entidades entre las cuales se afirman por analogía:

Por ejemplo aconsejo no enviar camisas a determinada lavandería porque mandé sólo una y volvió arruinada. Así
estoy sacando conclusiones apresuradas, en cambio si doy el mismo ejemplo pero lo justifico relatando cuatro
situaciones iguales y además le agrego testimonios de dos amigos también similares, la proposición tendrá más
fuerza, apuntalada por una mayor cantidad de hechos.

Número de aspectos en los que se establecen analogías:

Retomando el ejemplo de los zapatos, tendremos mayores probabilidades si fueran manufacturados por la misma
fábrica, se vendieran al mismo precio, fueran del mismo tipo, los usara para la misma actividad y en las mismas
circunstancias.

Fuerza de las conclusiones con respecto a las premisas:

Si Juan tiene un auto nuevo que gasta 3 litros de nafta cada 20 km, Pedro puede inferir que su auto nuevo de la
misma fábrica, de igual modelo también tendrá buen rendimiento. Además puede elaborar otros razonamientos,
usando con las mismas premisas pero llegará a distintas conclusiones, a saber:

Número de desemejanzas o diferencias entre los ejemplos mencionados en las premisas


y el ejemplo de la conclusión.
Esta situación debilita el razonamiento y reduce la probabilidad de la última, ya que tornará dudosa.

Notemos lo que sucede si al argumento que venimos analizando le agregamos que: Juan conduce a escasa
velocidad, en cambio Pedro lo hace a más de 80 km (recordemos que a una mayor velocidad tendremos un mayor
consumo de combustible).

Atinencia de las premisas:

Se trata de un requisito fundamental. Debemos explicarla en función de la causalidad, es decir que las analogías que
importan son aquellas que se refieren a circunstancias relacionadas causalmente. Esto hará que los razonamientos
sean altamente probables cuando van de la causa al efecto o del efecto a la causa, lo cual exige el conocimiento de
las conexiones causales, lo cual solo puede llevarse delante de manera empírica.

Si un médico dice que el Sr. X mejorará porque el Sr. Y mejoró, se hizo un análisis de sangre que verificó la
presencia de gérmenes idénticos a los que tienen el Sr. X; es más coherente la analogía que si expresa que el Sr. A,
B y C mejorarán porque son clientes de la misma marca de ropa, tienen igual modelo de auto, la misma cantidad de
hijos, signo de zodiaco en común, etc.

Como es evidente los puntos de semejanza citados carecen de relación con la conclusión en el último ejemplo citado,
lo que no sucede en el primero.

Inducción por enumeración simple


Este tipo de inducción es similar a los razonamientos por analogía que acabamos de explicar, se usa a menudo para
establecer relaciones causales, tiene los mismos criterios que los anteriores, a mayor número de casos mencionados
habrá una mayor probabilidad de conclusión. Pero debe tenerse precaución, porque no son capaces de distinguir
entre ejemplos de leyes causales y meros accidentes o coincidencias, es lo que sucede en el ejemplo subsiguiente:

Juan rompió un espejo y se cortó, lo cual fue mala suerte

Pablo rompió un espejo y luego perdió la billetera, lo cual fue mala suerte Carlos rompió un espejo y luego se enfermó, lo cual fue

mala suerte
Por lo tanto romper un espejo trae mala suerte.

Si a lo anterior le sumamos un único ejemplo negativo, será suficiente para derribar la ley causal que se pretendía
establecer. Si lo analizamos vemos que apela a tres ejemplos confirmatorios, ante lo cual podríamos decir que ellos
fueron coincidencia y no obedecen a una ley causal. Estas inducciones son muy frecuentes y sugerentes a pesar de
su debilidad mencionada. Debido a que si queremos construir esta clase de argumentos veremos que solo
buscaríamos ejemplos confirmatorios y habría una tendencia a ignorar cualquier ejemplo negativo. Por esta razón las
inducciones por enumeración simple no son todas adecuadas como confirmación de leyes causales.

A continuación, te propongo la siguiente lectura obligatoria "La abstracción formal y la validación".


Teleclase práctica

MODULO 2

M2 P1
Derecho y argumentación

El texto de Atienza comienza subrayando que la práctica del Derecho se ve


dimensionada claramente por la argumentación, y la misma viene a definir la
cualidad que mejor describe a un buen abogado, siempre en relación a la
posibilidad para idear y manejar argumentos con habilidad. A su vez, destaca
que no todos los juristas tienen presentes los avances que ha realizado la
Teoría de la Argumentación Jurídica, y hasta algunos ignoran su existencia.
Los interrogantes a plantear vienen dados por la consigna de qué significa
argumentar jurídicamente y cómo se ha procurado contestar dicha pregunta.
Ante ello es posible que nos encontremos con alguien que posea una gran
capacidad argumentativa, y tenga pocos fundamentos para contestar tales
interrogaciones, pero más allá de ello, la importancia de este análisis radica
en la posibilidad de generar una reflexión acerca de conceptos básicos de la
misma teoría y delimitar la noción de argumento deductivo.

El ámbito de la argumentación jurídica


La Teoría de la Argumentación Jurídica tiene como objeto de estudio las argumentaciones manifestadas
en contextos jurídicos. Básicamente podemos diferenciar tres campos de lo jurídico, en donde las mismas
se evidencian:
 Contexto de producción de normas jurídicas el cual, a su vez, puede subdividirse en fase pre-
legislativa y legislativa. La primera clarifica la existencia de un problema social cuya solución puede estar
basada en la adopción de una medida del ámbito legislativo. En ella participan todos los miembros de la
comunidad y las organizaciones representativas, se genera un debate de carácter informal basado en
argumentos políticos y morales más que técnicos y jurídicos. A través de la decantación de ideas, de la
crítica y argumentación en base a razones, se van logrando consensos generales sobre el sentido a
atribuir a la conducta intersubjetiva. Como ejemplo podemos tomar las discusiones sobre la
despenalización del aborto, la eutanasia o del tráfico de drogas.
En la fase legislativa, las cuestiones de tipo técnico-jurídico pasan a un primer plano, nos
encontramos con condicionamientos procedimentales (formales) y argumentativos (del contenido).
Podemos definir la labor del legislador en base a su tarea de establecer las conductas deseables como
normas, enlazando las consecuencias adecuadas para lograr tal fin. Se nutre de las valoraciones vigentes,
dado que sino su producción carecerá de aceptación, las mismas se exteriorizan por medio de los usos y
costumbres, los medios de comunicación, el reclamo que realizan distintos sectores, etc. En una
democracia sustancial está entre sus objetivos el arribo a un consenso racional, es decir que éste sea
válido no sólo para quienes participan del diálogo sino para todos las personas; muchas veces sucede que
la realidad no ofrece las condiciones ideales para llegar al mismo y los encargados de tal tarea deben
tomar sus decisiones optando por aquella que consideren mejor.
 El segundo campo en que se evidencia la presencia de esta clase de argumentos es el de
aplicación de las normas jurídicas a la resolución de casos (llamados razonamientos forenses o judiciales),
es decir, la actividad de los jueces en sentido estricto, los órganos administrativos en el amplio sentido de
la expresión o simples particulares. Por lo tanto, nos encontramos con la actividad de los jueces, quienes
son los encargados de decidir cual de las partes en conflicto tiene razón y prescribir la conducta a realizar,
y también la de los abogados, que deben defender los derechos e intereses de su cliente y convencer al
juez de su razón, apoyado como ya expresamos en buenos argumentos.
En esta órbita podemos distinguir entre argumentaciones en relación con problemas concernientes a los
hechos o bien al derecho, estos últimos suelen denominarse problemas de interpretación.
Es oportuno especificar que el razonamiento del juez, se identifica con el silogismo práctico-prudencial, por
medio de el se ocupa de la conducta real y concreta en interferencia subjetiva, su objeto será conocer
como debe ser la conducta de las personas sometidas a juicio para tomar luego la decisión.
La Teoría de la Argumentación dominante se centra en las cuestiones (los casos difíciles) relacionados a
la interpretación del derecho que son planteados en los órganos superiores de la administración de
justicia. Resulta importante destacar que la mayoría de los problemas sobre los que deciden los órganos
encargados de tal tarea, son más bien concernientes a los hechos, por ello algunos argumentos
esbozados en tal instancia caen fuera de la órbita del campo de estudio de tal disciplina.
 El tercer y último aspecto es el de la dogmática jurídica, ella es una actividad compleja en la cual
se observan las siguientes funciones:
 Suministrar criterios tanto para la producción como para la aplicación del derecho, en las diversas
instancias.
 Determinar normas vigentes y asignarles significado
 Mostrar las consecuencias de las distintas interpretaciones
 Ordenar y sistematizar sectores del sistema jurídico.

Esta área se ocupa del contenido material de las normas, es decir para describir de forma clara y
coherente las soluciones previstas para los distintos casos que se puedan presentar.
Las teorías más usuales de la argumentación, en este ámbito, suelen desarrollar puntualmente la función
de suministro de criterios para la aplicación del derecho; con la intención de facilitarles la toma de decisión
tendiente a aplicar una norma a un caso. La diferencia que existe entre los procesos que realizan los
órganos aplicadores y el dogmático, es que los primeros resuelven un caso concreto , en cambio el
segundo toma casos abstractos, como sería la determinación de los límites entre el derecho a la vida y la
libertad personal, y cual de ellos debe prevalecer.
Debemos resaltar que nunca esta distinción es del todo tajante ya que, el práctico necesitará recurrir a
criterios brindados por la dogmática, dado que no siempre un tribunal resuelve un caso concreto, puede
situarse por ej. ante la controversia de si una ley es inconstitucional, si así enfrentarse con un caso de los
que trata la dogmática y por otro lado ésta deberá apoyarse en casos concretos de igual manera.
A continuación, te propongo la siguiente lectura obligatoria "Las cargas del juez frente a los desafíos".

Contexto de descubrimiento y de justificación:


explicar y justificar
En la filosofía de la ciencia es frecuente hacer la distinción, entre el contexto de
descubrimiento y de justificación, de las teorías científicas. Por ello encontraremos
en primer término, la actividad relativa a la enunciación de una teoría, que no es
susceptible de análisis lógico, puede mostrar cómo se genera el conocimiento
científico, tarea propia del historiador de la ciencia o el sociólogo. En el otro
extremo, nos encontramos con el procedimiento que consiste en justificar o validar
una teoría, es decir, hacer que la misma confronte con los hechos para que muestre
su validez, para lo cual necesitaremos emprender un análisis de tipo lógico, y
además regirnos por los principios del método científico, que consecuentemente, no
se aplican en el contexto de descubrimiento, desarrollado anteriormente. Vale
aclarar que ambos contextos se influyen recíprocamente y que la distinción es útil
para fines claramente didácticos.
Esta distinción también puede trasladarse al campo de la argumentación en general
y en particular, de esta manera tendremos el procedimiento para llegar a establecer
una premisa o conclusión, y otro será el consistente en la justificación de tales
enunciados. Si analizamos la conclusión que a los presos del GRAPO se les debe
alimentar por la fuerza, podremos diferenciar móviles psicológicos, contexto social,
perspectivas ideológicas, y demás que condujeron al juez a dictar tal resolución, y
las razones dadas para aseverar que su decisión está justificada. Por lo tanto, si
expresamos que la decisión del juez fue tomada basada en sus creencias
religiosas, es enunciar una razón explicativa, y si lo tomamos como una
interpretación de determinado artículo de la Constitución, esbozamos una razón
justificativa.
Los órganos jurisdiccionales generalmente deben justificar sus decisiones más que
explicarlas. Según Mac Cormick una decisión será justificada si cumple con los
siguientes requisitos:
 Universalidad, es decir que una de las premisas sea expresión de normas o
principios.
 Coherencia normativa.
 Consistencia de la decisión, es decir que las premisas no entren en
contradicción con las normas, debido a que es obligación de los jueces n o infringir
el derecho vigente.

Argumentos consecuencialistas: se deben tener en cuenta las consecuencias que


generaran las decisiones, validas para la ejecución de la justicia, el bien común,
etc.

“Las razones explicatorias se identifican con los motivos. Ellas están constituidas
por estados mentales que son antecedentes causales de ciertas acciones. El caso
central de razón explicatoria o motivo dado está dado por una combinación de
creencias y deseos (…) las razones justificatorias u objetivas no sirven para
entender por qué se realizó una acción o eventualmente para predecir la ejecución
de una acción, sino para valorarla, para determinar si fue buena o mala desde
distintos puntos de vista.”
La distinción entre estos contextos analizados no es coincidente con la de discurso
descriptivo y prescriptivo, ya que en relación a uno u otro contexto podemos
adoptar una actitud descriptiva o prescriptiva. Por ejemplo, podemos describir
cuáles fueron los móviles que llevaron a un juez a tomar una decisión (como vimos
en el ejemplo anterior), lo que significaría explicar su conducta y también se puede
prescribir determinados cambios para evitar que la ideología del mismo, tenga un
peso excesivo en las decisiones a tomar.

De todas maneras esta diferenciación de ambos, nos llevará a distinguir dos


perspectivas de análisis de las argumentaciones:
1. La de algunas ciencias, como la Psicología social, que diseñaron modelos
para explicar el proceso de toma de decisiones al que se llega por medio de
argumentos. En el Derecho, Kaplan propuso el de “información integrada”, según el
mismo el proceso de toma de decisión judicial es una combinación de valores de
información y de impresión inicial, esto último significa los prejuicios del juez o
jurados, pueden ser resultado de condiciones situacionales (estado de humor) o
asociadas a su personalidad (prejuicios raciales). Tal modelo además de explicar
cómo se decide y argumenta, sugiere que hacer para disminuir el peso de los
prejuicios, otorgando más relevancia a otros elementos; o bien bajo que
condiciones los juicios con jurados, pueden ser tan fiables como los que se
componen de jueces profesionales. Con respecto a este tema se han realizados
estudios que evidencian que el arribo a una decisión varia si el grupo que compone
el jurado es homogéneo y coherente, es factible que se pongan de acuerdo de una
manera casi prematura, sin examinar de forma consistente la información de la que
disponen, un grupo minoritario estimula la reflexión sobre la situación, brinda
soluciones nuevas que podrían haber pasado desapercibidas otro punto a tomar en
cuenta es si la toma de decisiones con voto mayoritario o por unanimidad. Este es
el caso de Francia y de EEUU el segundo, lo que implica el acuerdo de todos los
miembros, a diferencia del caso francés en donde al llegar a la mayoría se detienen
la deliberaciones. en general la valoración que se hace de este tipo de decisiones
es que reflejan el interés colectivo, el examen y confrontación de las opiniones
conduce a que el veredicto pueda ser considerado como justo dado este proceso y
su conformación.
2. En otro extremo encontramos la visión de otras disciplinas que analizan bajo
que condiciones un argumento puede considerarse justificado. Podemos hablar de
justificación formal de los argumentos (cuando éste es formalmente correcto) y de
justificación material (cuando puede considerarse que un argumento resulta
aceptable); lo que nos permite distinguir además entre lógica formal deductiva y
lógica informal (tópica y retórica).

La teoría estándar de la argumentación jurídica se ubica en esta última visión, es


decir, en el contexto de justificación de los argumentos y con pretensiones tanto
descriptivas como prescriptivas. Parten del hecho de que las decisiones deben ser
y pueden ser justificadas se oponen tanto al:
 Determinismo metodológico: que expone que las decisiones
jurídicas no necesitan justificación porque proceden de una autoridad
legítima y /o son el resultado de simples aplicaciones de normas
generales.
 Decisionismo metodológico: para el que las decisiones jurídicas
no se pueden justificar porque son puros actos de voluntad.
La primera de estas posturas parece imposible de aplicar en el contexto actual del
derecho moderno, dado que la obligación de justificar las decisiones, contribuye a
su aceptación, y también a que el derecho pueda realizar su función de guía de la
conducta humana.
Con respecto a la segunda podemos mencionar la visión del realismo americano
que postula lo mencionado allí, concluyendo que las decisiones del juez, no son
más que el basamento en sus impulsos y no en las leyes o principios.
Manuel Atienza manifiesta su oposición a estas posturas, ya que ve como
imposible que el proceso mental del juez vaya de la conclusión a las premisas y
que la decisión sea fruto de perjuicios; ello no anula la necesidad de justificar la
decisión ni convierte esta tarea en algo imposible.

El concepto de validez deductiva


La lógica formal o deductiva se ocupa de los argumentos desde el punto de vista de la corrección formal
de estos. No sólo se argumenta en contextos jurídicos, sino también en el ámbito de los diversos
conocimientos especializados y en el de la vida cotidiana. También en la literatura nos encontramos con
argumentaciones aunque, desde luego, la función principal de las obras literarias no es la de registrar
argumentos, sino más bien la de expresar sentimientos, narrar historias, etc. Sin embargo, hay un género
literario denso en argumentaciones; se trata del género policiaco, su inventor habría sido Edgard Allan
Poe uno de los más conocidos es La carta robada, y en el mismo se narra la siguiente historia:

Auguste Dupin (el precursor de Sherlock Holmes, el padre Brown, Hércules


Poirot, etc.) recibe un día la visita del prefecto de la policía de París, que le
consulta sobre el siguiente problema. Un documento de la mayor importancia
ha sido robado de las habitaciones reales. Se sabe que el autor del robo es el
ministro D., quien usa la carta como instrumento de chantaje contra la dama
que la redacta. El ministro debe tener la carta oculta en algún lugar de su
casa, pero el prefecto, a pesar de haber efectuado un minucioso y sistemático
registro, no logra dar con ella. Dupin consigue hacerlo merced a un proceso
de razonamiento, que, grosso modo, es el siguiente: si la carta hubiese
estado al alcance de la búsqueda, los agentes la habrían descubierto, y, como
la carta tiene que encontrarse en el domicilio del ministro, ello quiere decir
que la policía ha buscado mal. Dupin sabe que el ministro es una persona
audaz e inteligente y que, además, posee no solamente una inteligencia
matemática, sino también—si se puede llamar así— una inteligencia poética.
El ministro pudo prever, por tanto, que su casa iba a ser registrada por la
policía y que los hombres del prefecto buscarían en todos aquellos sitios en
donde se supone que uno puede dejar un objeto que desea ocultar. De ahí
infiere Dupin que el ministro tuvo que dejar la carta en un lugar muy visible
pero, precisamente por ello, inesperado. Y, en efecto, Dupin encuentra la
carta en una tarjeta de cartón que colgaba de una cinta azul sobre la
chimenea arrugada y manchada (como si se tratara de algo sin importancia)
que exhibía un tipo de letra en la dirección y un sello de características
opuestas a las de la carta robada (pues la misma había sido dada la vuelta
como un guante). Dupin explica así el fracaso del prefecto: “La causa remota
de su fracaso es la suposición de que el ministro es un imbécil porque ha
logrado fama de poeta. Todos los imbéciles son poetas; así lo siente el
prefecto e incurre en una non distributio medii al inferir que todos los
poetas son imbéciles.”

De acuerdo con el relato, el prefecto ha cometido un error de tipo lógico, una falacia, ya que de la
afirmación: Todos los imbéciles son poetas, no se infiere lógicamente: Todos los poetas son imbéciles. A
partir de esta afirmación, el prefecto ha efectuado un argumento lógicamente válido, pero con una premisa
falsa:
Todos los poetas son imbéciles.
El ministro es un poeta.
Por tanto, el ministro es un imbécil.

Ahora estamos, podemos entender mejor la noción de argumento lógico definiéndola así: una
implicación o una argumentación es válida (deductivamente), cuando la conclusión necesariamente es
verdadera si las premisas son verdaderas.

Corrección formal y material de los argumentos


Si trasladamos la caracterización de un argumento deductivo al campo de la vida cotidiana o del derecho
nos encontraremos con motivos de insatisfacción. Uno de ellos será que la lógica deductiva sólo nos
suministra criterios de corrección formales, se desentiende de cuestiones materiales o de contenido que
importan de sobremanera cuando argumentamos en contextos de ciencias no formales. A partir de
premisas falsas podemos argumentar correctamente desde la lógica, y es posible que un argumento sea
incorrecto desde la lógica y su conclusión o premisas sean verdaderas o plausibles. En unos casos la
lógica aparece como instrumento necesario pero insuficiente, para el control de los argumentos, ya que su
carácter óptimo estará regido desde lo formal como lo material. En otros casos es posible que un
argumento no lógico sea un buen argumento.
En otras palabras, la cuestión de la corrección de los argumentos significa plantearse el problema de cómo
distinguir los argumentos correctos de los que no lo son. Aquí podemos distinguir los que son
manifiestamente inválidos de los que parecen válidos, pero que no lo son y se denominan falacias . La
lógica formal deductiva sólo nos provee instrumentos adecuados para hacerle frente a las falacias
formales, y como ya analizamos las de carácter no formal son frecuentes y usuales en la argumentación.
Generalmente, un argumento puede ser correcto desde la lógica, aunque en su premisas lo que se diga
sea irrelevante, en relación a lo que enuncia la conclusión, dado el carácter meramente sintáctico que
tiene la inferencia de este modo. Para subsanar este conflicto ha surgido lo que se denomina lógicas
relevantes, que buscan en la relación de consecuencia, generar una entre los significados de los
enunciados.

Silogismo teórico y práctico


Entre los motivos de insatisfacción mencionados con antelación podemos añadir la definición de
argumento válido deductivamente, que comúnmente encontramos en todo libro de lógica, referidas a
proposiciones que pueden ser verdaderas o falsas. Lo que sucede es que en el derecho, la moral, etc. los
argumentos versan sobre un tipo de enunciados de los que no es relevante predicar su verdad o falsedad
(por ej. las normas). De ello se derivó el problema sobre si la lógica es aplicable o no a las normas, ante lo
cual Kelsen sostuvo que la misma no lo era; tales reglas son aptas para el silogismo teórico, basado en un
acto de pensamiento, y no al práctico o normativo, en el que una de las proposiciones esbozadas es una
norma.
Siguiendo a Ross una inferencia práctica sería:
Debes mantener tus promesas
Ésta es una de tus promesas
Por lo tanto, debes mantener esta promesa
Como vemos, carece de validez lógica, ya que no es necesario que un sujeto que establece la regla deba
también establecer la aplicación particular de tal regla; no resulta raro que alguien formule una regla
general y evite su aplicación cuando el mismo se vea afectado. Si A acepta como moralmente obligatoria
la regla que se deben mantener las promesas (todas y en cualquier circunstancia) y acepta como
verdadera la promesa que le hizo a B de acompañarlo al cine, y sin embargo sostiene que, a pesar de
ello, no
considera que deba acompañar a B al cine ese día, su comportamiento resulta irracional. Pero hay que
tener en cuenta que la lógica es una disciplina prescriptiva: no dice como los hombres razonan de hecho,
sino cómo deberían hacerlo.
En la vida cotidiana atribuimos a las inferencias prácticas, la misma validez que las teóricas. Con todo
esto podemos expresar que si la lógica no se aplica al derecho estamos incurriendo en una confusión de
los términos del problema, debemos desglosarlo en dos preguntas, por un lado:

La relación que guardan entre sí las normas válidas,


¿son relaciones de tipo lógico?
La respuesta es obviamente negativa ya que es posible que a un mismo sistema
pertenezcan normas contradictorias. Por ej. pueden coexistir en un mismo sistema
las siguientes normas: se deben cumplir todas las promesas y no tengo por que
cumplir la promesa que le hice a B

¿Se puede inferir válidamente una norma de otra?


La respuesta será independiente de la anterior y no hay motivo para que no sea
afirmativa. El problema con el que nos encontraremos aquí es que en la definición
de argumento deductivo, que vimos anteriormente, se contemplaban los elementos
calificados como verdaderos o falsos y esta nota no la tienen las normas. Esto nos
lleva a la necesidad de corregir tal definición que podría reformularse así: tenemos
una inferencia lógica o argumentación válida cuando la conclusión necesariamente
es verdadera (correcta, justa, válida, etc.) si las premisas son verdaderas,
(correctas, justas, válidas, etc.).

M2 P2
Silogismo judicial
Entre los motivos de insatisfacción mencionados con antelación podemos añadir la
definición de argumento válido deductivamente, que comúnmente encontramos en
todo libro de lógica, referidas a proposiciones que pueden ser verdaderas o falsas.
Lo que sucede es que en el derecho, la moral, etc. los argumentos versan sobre un
tipo de enunciados de los que no es relevante predicar su verdad o falsedad (por ej.
las normas). De ello se derivó el problema sobre si la lógica es aplicable o no a las
normas, ante lo cual Kelsen sostuvo que la misma no lo era; tales reglas son aptas
para el silogismo teórico, basado en un acto de pensamiento, y no al práctico o
normativo, en el que una de las proposiciones esbozadas es una norma.
Siguiendo a Ross una inferencia práctica sería:
Debes mantener tus promesas
Ésta es una de tus promesas
Por lo tanto, debes mantener esta promesa

Como vemos, carece de validez lógica, ya que no es necesario que un sujeto que
establece la regla deba también establecer la aplicación particular de tal regla; no
resulta raro que alguien formule una regla general y evite su aplicación cuando el
mismo se vea afectado. Si A acepta como moralmente obligatoria la regla que se
deben mantener las promesas (todas y en cualquier circunstancia) y acepta como
verdadera la promesa que le hizo a B de acompañarlo al cine, y sin embargo
sostiene que, a pesar de ello, no considera que deba acompañar a B al cine ese
día, su comportamiento resulta irracional. Pero hay que tener en cuenta que la
lógica es una disciplina prescriptiva: no dice como los hombres razonan de hecho,
sino cómo deberían hacerlo.
En la vida cotidiana atribuimos a las inferencias prácticas, la misma validez que las
teóricas. Con todo esto podemos expresar que si la lógica no se aplica al derecho
estamos incurriendo en una confusión de los términos del problema, debemos
desglosarlo en dos preguntas, por un lado:

1. La relación que guardan entre sí las normas


válidas, ¿son relaciones de tipo lógico?

La respuesta es obviamente negativa ya que es posible que a un mismo sistema


pertenezcan normas contradictorias. Por ej. pueden coexistir en un mismo sistema
las siguientes normas: se deben cumplir todas las promesas y no tengo por que
cumplir la promesa que le hice a B.

2. ¿Se puede inferir válidamente una norma de


otra?
La respuesta será independiente de la anterior y no hay motivo para que no sea
afirmativa. El problema con el que nos encontraremos aquí es que en la definición
de argumento deductivo, que vimos anteriormente, se contemplaban los elementos
calificados como verdaderos o falsos y esta nota no la tienen las normas. Esto nos
lleva a la necesidad de corregir tal definición que podría reformularse así: tenemos
una inferencia lógica o argumentación válida cuando la conclusión necesariamente
es verdadera (correcta, justa, válida, etc.) si las premisas son verdaderas,
(correctas, justas, válidas, etc.).

Silogismo judicial y sus límites


Quienes realizaren actos de tráfico de drogas en una cantidad que sea de notoria
importancia, deberán ser castigados de acuerdo con el artículo 344 y 344 bis a) 3º
del Código Penal con la pena de prisión mayor.
A y B han efectuado este tipo de acción
Por lo tanto A y B deben ser castigados con la pena de prisión mayor
Este tipo se denomina usualmente silogismo judicial o jurídico y sirve al mismo
tiempo como esquema para el silogismo práctico o normativo que tratamos
anteriormente. La primera premisa enuncia una norma general y abstracta de un
hecho que es la condición para una consecuencia jurídica (obligación, permisión o
prohibición) que debe seguirse cuando se realiza el supuesto de hecho. La segunda
premisa es la situación en que se produjo el hecho, cayendo bajo el supuesto de
hecho de la norma. Y por último la conclusión establece que se debe anudar la
consecuencia jurídica prevista por la norma.
Este esquema nos plantea algunos inconvenientes, el primero que podemos
esbozar es que hay supuestos en que la conclusión del silogismo no muestra el
fallo de la sentencia sino un paso previo a al misma. En el caso analizado no queda
establecido que A y B deben ser condenados a prisión mayor, sino a la pena
concretan de ocho años y un día de prisión mayor.
Podríamos reforzar el argumento con otro como el siguiente:
A y B deben ser condenados a la pena de prisión mayor.
En la ejecución del expresado delito no concurrieron circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal.
Cuando no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad
criminal, los tribunales impondrán la pena en grado mínimo o medio
atendiendo a la gravedad del hecho y a la personalidad del delincuente
(artículo 61.4º del Código Penal).
Por tanto, A y B deben ser condenados a la pena de ocho años y un día de
prisión mayor (es el mínimo de pena permitido por la ley).

Si prestamos atención veremos que aun no conforma un tipo de razonamiento


deductivo, ya que el tránsito de la las premisas a la conclusión no tiene carácter
necesario, si lo será si le añadimos la siguiente premisa:
“La escasa gravedad del hecho y la personalidad no especialmente peligrosa del
delincuente hacen que se deba imponer el mínimo de la pena permitido por la ley.”
Esta última nos muestra el fundamento en juicios de valor ya que “gravedad del
hecho” y “personalidad del delincuente” no son términos referentes a hechos
objetivos y verificables; sin duda alguna el arbitrio judicial tiene un papel
fundamental en esta determinación. Como vimos, el silogismo judicial no nos
permite hacer una reconstrucción satisfactoria del proceso de argumentación
porque las premisas de las que se parte pueden necesitar a su vez justificación,
sumado a que la argumentación en tal ámbito es entimemática. Dicha característica
obliga a añadir premisas a las explícitas para reconstruir un proceso argumentativo.
Otra distinción que podemos realizar en este tipo de silogismo es en lo que hace a
“enunciado normativo” y “enunciado performativo”, éste tiene que ver con el acto
lingüístico de la condena, en cambio el primero expone que Ay B deben ser
condenados. Con ellos se lleva a cabo un paso del plano del discurso al de la
acción, un paso que cae ya fuera de la competencia de la lógica, tal como expone
Atienza.
“Es interesante poner de manifiesto que en la redacción de la parte dispositiva de
las sentencias, se emplea una cláusula de estilo que recoge precisamente esta
distinción: “Fallamos que debemos condenar y condenamos...”, o “... debemos
absolver y absolvemos...”.
Este silogismo denominado también “práctico prudencial”, evidencia las distintas
etapas que transita el juez para poder decidir en el litigio. La determinación de las
premisas conlleva al control de la legalidad y razonabilidad de las sentencias, esto
es, que las sentencias sean producto de la razón y no de caprichos personales, se
exige que las resoluciones sean fundamentadas.
La premisa menor tiene carácter débil y se la considera materia opinable, ella se
deriva de los hechos y debe ser reforzada con argumentos, los jueces deben
guiarse por reglas de la experiencia, según el orden las cosas y el sentido común,
para que las valoraciones de prueba no sean absurdas o descabelladas. En este
momento es auxiliado por peritos que poseen conocimientos técnicos, científicos,
artísticos, etc. que contribuirán a fijar los hechos. Al mismo tiempo los califica
jurídicamente por subsunción, es decir, inserta el hecho en un caso universal para
comprobar si tiene las características. Como vemos la determinación de las
premisas termina siendo simultánea; de esta manera se va ir perfilando el caso, una
vez que se cuenta con las premisas la conclusión fluye sola a partir de las mismas.
El paso siguiente será el mandato, es decir que teniendo en cuenta los datos y
normas aplicables establece la conducta para cada una de las partes. Cabe
mencionar que las premisas normativas dejan un margen a la discrecionalidad del
juez quien debe fundamentar y justificar sus decisiones.

Aspectos normativos y fácticos de la argumentación


jurídica
Acabamos de analizar como el establecimiento de la premisa menor del silogismo
judicial puede resultar de un razonamiento no deductivo, y también puede suceder
con la de tipo normativo que debamos recurrir a los mismos instrumentos.
Comúnmente se utiliza el razonamiento por analogía al cual hay quienes lo
consideran prototipo de argumento jurídico.
Veamos un caso:
La vivienda de una persona individual es inviolable.
El domicilio social de una empresa es semejante al de una persona individual.
Por tanto, el domicilio social de una empresa es inviolable.

Como es notable la conclusión, no es derivada deductivamente de las premisas,


pero el argumento puede convertirse en deductivo si se añade una nueva premisa
que exponga que: tanto la vivienda de una persona individual como lo que es
semejante a ello es inviolable; de esta forma dimos un paso en el sentido de
extender a casos no expresamente previstos la norma establecida legalmente.
Otra clase de argumentos usados con frecuencia para establecer la premisa
normativa es la reducción al absurdo. Este argumento de la manera que la utilizan
los juristas, suele ir más allá de una simple deducción, debido a las siguientes
razones:
 Es importante comprender que determinadas premisas están simplemente
implícitas (y sin ellas no tendríamos la forma deductiva del argumento).
 El concepto de absurdo que manejan los juristas no coincide exactamente
con la de contradicción lógica, sino más bien con la de consecuencia
inaceptable.

Un ejemplo nos aclarará mejor el panorama al respecto:


Según la sentencia del Tribunal constitucional 160/1987, declara la
constitucionalidad de la ley de objeción de conciencia, durante el transcurso de la
argumentación, uno de los magistrados discrepantes sostuvo que el derecho de
objeción de conciencia no podía considerarse simplemente como una exención del
servicio militar (por tanto, simplemente como un derecho autónomo, pero no
fundamental), y lo justificó de esta manera:
“Si bien el derecho de objeción de conciencia puede ser y de hecho es una causa de exención del servicio
militar, no es sólo eso, porque si así fuera sería una desmesura calificarlo de fundamental”.
Si a esto le agregamos premisas implícitas podríamos presentarlo de la siguiente
manera:
1. Supongamos que el derecho de objeción de conciencia es sólo una causa de
exención del servicio militar.
2. Pero si es sólo eso, entonces sería una desmesura calificarlo de fundamental
(o sea, no puede calificarse como fundamental).
3. Ahora bien, el derecho de objeción de conciencia es un derecho fundamental,
de acuerdo con lo establecido por la Constitución.
4. De la premisa 1 y 2 se desprende que el derecho de objeción de conciencia
no puede calificarse como fundamental.
5. Las premisas 3 y 4 enuncian una contradicción.
6. Por tanto, no cabe suponer que el derecho de objeción de conciencia sea sólo
una causa de exención del servicio militar.

Justificación interna y externa


Ya tratamos el tema en otros apartados sobre cómo se podía justificar
deductivamente el paso de una premisa normativa y una premisa fáctica a una
conclusión normativa. En los casos simples la labor argumentativa del juez radica
en efectuar una inferencia de este tipo generalmente termina complicando el
esquema dado que en cualquier caso jurídico que se trata de resolver se aplica un
número muy elevado de normas y que, por ejemplo en derecho penal, hay que
dar el paso de la solución parcialmente indeterminada contenida en el Código
(prisión mayor) a la solución plenamente determinada (ocho años y un día)
contenida en la sentencia.
Además de casos simples hay también casos difíciles de quienes se ocupa
especialmente la teoría de la argumentación jurídica; en ellos la tarea de establecer
la premisa fáctica y/o la premisa normativa requiere nuevas argumentaciones que
pueden o no ser deductivas. Wróblewski (1971 y 1974) ha llamado al primer tipo de
justificación “interna” haciendo alusión a la validez de una inferencia a partir de
premisas dadas. Al segundo tipo de justificación, la cual somete a prueba el
carácter fundamentado de sus premisas, la denominó justificación externa.
La primera refiere a una cuestión de lógica deductiva, pero en la justificación
externa hay que ir más allá de la lógica en sentido estricto. Las teorías de la
argumentación jurídica se ocupan fundamentalmente de este segundo tipo de
justificación.

Síntesis conceptual
La argumentación es la cualidad que mejor describe a un buen abogado, como la
posibilidad para idear y manejar argumentos con habilidad.
Tres campos de lo jurídico en donde se evidencia:
1) Producción de normas jurídicas: lo podemos subdividir en fase pre-
legislativa y legislativa. La primera muestra la existencia de un problema social
cuya solución sea una medida del ámbito legislativo. En ella participan todos los
miembros de la comunidad.
En la segunda, las cuestiones de tipo técnico- jurídico pasan a un primer plano,
existen condicionamientos procedimentales (formales) y argumentativos (del
contenido).
2) Aplicación de las normas jurídicas a la resolución de casos: la actividad
de los jueces, los órganos administrativos o simples particulares. Los primeros son
los encargados de decidir cuál de las partes en conflicto tiene razón y prescribir la
conducta a realizar. Los abogados defienden los derechos e intereses de su cliente
y deben convencer al juez de su razón, apoyado en buenos argumentos.
3) Dogmática jurídica: tiene funciones tales como:
 Suministrar criterios para la producción y la aplicación del
derecho.
 Determinar normas vigentes.
 Ordenar y sistematizar sectores del sistema jurídico.

Nunca esta distinción es del todo tajante ya que, el práctico necesitará recurrir a
criterios brindados por la dogmática y viceversa, cuestión que nos habla de la
interconexión de dichos contextos.

 Contexto de descubrimiento y de justificación el primero refiere a la


enunciación de una teoría, no susceptible de análisis lógico, muestra cómo se
genera el conocimiento científico.
En cambio el de justificación, al procedimiento de justificar o validar una teoría, es
decir hacer que confronte con los hechos para que muestre su validez. Aquí sí
necesitaremos un análisis de tipo lógico, y regirnos por los principios del método
científico, que no se aplican en el contexto de descubrimiento.
Si trasladamos esta distinción al campo de la argumentación en general y en
particular, tendremos el procedimiento para establecer una premisa o conclusión, y
el consistente en la justificación de los enunciados.
La distinción no coincide con la de discurso descriptivo y prescriptivo, ya que en
relación a uno u otro contexto podemos adoptar una actitud descriptiva o
prescriptiva.

 Perspectivas de análisis de las argumentaciones


La de algunas ciencias (Psicología social) que diseñaron modelos para explicar el
proceso de toma de decisiones. En el Derecho, Kaplan propuso el de “información
integrada”, para él la toma de decisión judicial es una combinación de valores de
información y de impresión inicial, resultado de condiciones situacionales (estado
de humor) o asociadas a su personalidad (prejuicios raciales).
Otras disciplinas analizan bajo que condiciones un argumento puede considerarse
justificado:
 justificación formal de los argumentos (formalmente correcto)- lógica formal
deductiva.
 justificación material (resulta aceptable)- lógica informal (tópica y retórica).

La teoría estándar de la argumentación jurídica se ubica en el contexto de


justificación, con pretensiones descriptivas y prescriptivas. Postulan que las
decisiones deben ser y pueden ser justificadas.
 Corrección formal y material de los argumentos significa plantearse el
problema de cómo distinguir los argumentos correctos de los que no lo son.
La lógica deductiva sólo da criterios de corrección formales, se desentiende de
cuestiones contenido que importan en contextos de ciencias no formales. Un
argumento puede ser correcto desde la lógica, aunque en sus premisas lo que se
diga sea irrelevante, en relación a la conclusión; dado el carácter sintáctico que
tiene esta inferencia. Para subsanar el conflicto surgieron las lógicas relevantes
 Silogismo teórico y práctico en el derecho, la moral, etc. los argumentos
versan sobre un tipo de enunciados de los que no es relevante predicar su verdad o
falsedad (por ej. las normas). La relación que guardan entre sí las normas válidas,
no son de tipo lógico.
La lógica es una disciplina prescriptiva porque expresa como los hombres deberían
razonar.
Comúnmente atribuimos a las inferencias prácticas, la misma validez que las
teóricas
 Silogismo judicial una premisa enuncia una norma general y abstracta de un
hecho condición para una consecuencia jurídica que debe seguirse cuando se
realiza el supuesto de hecho. La segunda premisa es la situación en que se produjo
el hecho y la conclusión establece que se debe anudar la consecuencia jurídica
prevista por la norma. Las premisas de las que se parte pueden necesitar
justificación dado que la argumentación en tal ámbito es entimemática, lo cual
obliga a añadir premisas a las explícitas a reconstruir el proceso argumentativo.
Enunciado normativo y performativo (éste como acto lingüístico de la condena)
paso del plano del discurso al de la acción cae fuera de la competencia de la lógica.
El establecimiento de la premisa menor y mayor del silogismo judicial puede
resultar de un razonamiento no deductivo:
 Razonamiento por analogía: considerado prototipo de argumento
jurídico la conclusión, no es derivada deductivamente de las premisas,
pero puede convertirse en deductivo si se añade lo faltante.
 Reducción al absurdo: los juristas lo utilizan más como consecuencia
inaceptable.

 Justificación interna y externa: la primera es la validez de una inferencia a


partir de premisas dadas una cuestión de lógica deductiva, en cambio la otra
somete a prueba el carácter fundamentado de sus premisas, es necesario ir más
allá de la lógica en sentido estricto.

A continuación, te propongo la siguiente lectura obligatoria: "Sobre la critica de Kant


a la doctrina aristotélica".
Lógica de los sistemas normativos
En los últimos tiempos, la Filosofía se ha interesado considerablemente en los
problemas relacionados a la acción humana. Lo expuesto, se muestra en la lógica
materializada en investigaciones sobre conceptos relacionados con la acción de
tipo normativo, valorativo, etc. lo que derivó en el surgimiento de sistemas lógicos
que podemos denominar “modales”.
La lógica deóntica se ocupa de los conceptos normativos (permisión, obligación,
prohibición, etc.) y de los usos normativos del lenguaje, ocupa un lugar importante
entre ellas. Si bien ella es una disciplina relativamente nueva, se realizaron
importantes estudios que iluminan diversos aspectos del fenómeno normativo.
La Deontología es la rama de la ética que estudia los fundamentos del deber y
las normas morales, junto con la axiología son las ramas principales de la ética
normativa; supone obrara de acuerdo a un código definido de antemano, si nos
apartamos del mismo la actitud se calificaría de no- ética. La lógica deóntica
utiliza normas como son “prohibido el paso “o “todo ser humano es libre para
expresar su pensamiento”, en base a ellas utiliza un lenguaje simplificado, en el
último caso sería:
Permitido el acto de expresar pensamiento
Gottfried Leibniz es el precursor de esta disciplina, observa la analogía de los
conceptos normativos “justo”, “injusto” y “facultativo” con los conceptos modales
“necesario”, “posible” e “imposible”. Por ejemplo, postula que todo lo que es
obligatorio es necesario para quien ama a todo el mundo.
El sistema fundador de la lógica deóntica contemporánea es obra del filósofo
finlandés Georg Heinrik von Wright, en su artículo “Deontic Logic” publicado en
1951. Por su parte, el llamado sistema estándar es una interpretación modal de
dicho sistema fundador en términos de la semántica de mundos posibles.
La interpretación modal significó el abandono del llamado axioma de
contingencia deóntica presente en el sistema fundador de von Wright, que tiene
que ver con considerar a un acto tautológico, como no necesariamente
obligatorio y una contradicción no necesariamente prohibida.
Una de las objeciones recurrentes que se le hacen al sistema estándar es dicha
pérdida de contingencia, pues, por ejemplo, si bien es verdad que 2 + 2 = 4
¿por qué este hecho tiene que ser considerado como obligatorio? La respuesta
posible a dicha objeción seria que un hecho que es verdadero en todos los
mundos posibles lo será también en los mundos que son considerados como
obligatorios (suponiendo que 2 + 2 = 4 sea verdad en TODO mundo posible,
entonces también será verdad en cualquiera de los mundos posibles que un
legislador ordene que eso ocurra).
Todo el resto de su vida, Von Wright abrió nuevas líneas de investigación en
lógica deóntica. En particular, en materia de lógica de la acción y lógica
deóntica con modalidades condicionales o relativas.
Aporte latinoamericano
Si bien podría pensarse que la lógica deóntica contemporánea nació como una
creación escandinava (dada la nacionalidad de los padres fundadores Von Wright
y Kanger, inspirados por la escuela realista escandinava de filosofía del derecho),
otras importantes contribuciones han surgido en los Estados Unidos, en el resto de
Europa y en América Latina. En esta última región, destacan los trabajos pioneros
de los argentinos Carlos Alchourrón y Eugenio Bulygin así como los trabajos del
primero de ellos en lógica no monotónica.
Pero dicha regla no es válida en lógica no monotónica, pues una premisa
puede derrotar una conclusión que era válida. Ejemplo:

“Si es obligatorio pagar impuestos, es obligatorio enviar la declaración


de impuestos.”

“Es obligatorio pagar impuestos y, en el caso de ciertos trabajadores al


servicio del Estado, estos no están obligados a enviar su declaración
porque el Estado retiene directamente sus impuestos.”

“Por lo tanto, es obligatorio enviar la declaración de impuestos”.

Como resulta evidente intuitivamente, el conyunto Pr en la segunda premisa


(que hace las veces de una excepción) altera la validez general de la
conclusión Oq. Sin embargo, en lugar de exigir que la primera premisa
contenga una lista exhaustiva de excepciones, las lógicas no monotónicas
admiten que existen premisas derrotables.
Estos autores proponen el modelo de ciencia sistematizadora, trabajan con la
categoría de norma, sistema normativo y sistema jurídico. Ven al derecho como
un sistema normativo o deductivo de enunciados que son consecuencias
lógicas, las normas correlacionan soluciones con casos. Evidencian el deseo de
conectar el derecho con la lógica, que se desprenda de postulados axiológicos
(el primero) haciendo posible la determinación empírica del contenido de cierto
sistema jurídico. Para ello proponen primeramente la determinación de la base
del sistema jurídico y luego la operación lógica de sistematización por medio de
inferencias de consecuencias lógicas y la reformulación del sistema; poniendo
mayor énfasis en las que desarrollan su noción de sistema jurídico. Luego
reemplazar la base original por un conjunto “más económico” de principios
generales, lógicamente equivalentes a los primeros enunciados de la base
original. Se emplea un procedimiento inductivo, limitando la operación a un
cierto universo de cosas. El planteamiento de un caso genérico considerado
relevante, obteniendo consecuencias lógicas que se deducen de ese sistema
normativo para el caso en cuestión.
Veamos un ejemplo:
- Las personas de 18 años nacidas en la Argentina deberán
hacer el servicio militar. Las mujeres están eximidas de cumplir el
servicio militar.
- Los extranjeros que adquieren la ciudadanía después de los 18
años no están obligados a cumplir el servicio militar.

Sistematización
Los ciudadanos argentinos de sexo masculino de 18 años deben hacer el
servicio militar.
La proliferación de las lógicas deónticas genera la dificultad de decidir cual de
los sistemas reconstruye mejor los conceptos normativos y cuales más útil.
Debemos considerar la falta de una base pre analítica para las investigaciones
formales. Generalmente cuando hablamos de obligaciones, permisión o
prohibiciones pensamos en normas morales, pero ellas tomadas como
fundamento pre analítico para construcción de una lógica de normas nos
presenta algunos inconvenientes según Alchourrón y Bulygin. Tales son:
Ausencia de ciencia moral bien constituida.
Dificultad para identificar el objeto de ciencia moral.
Falta de formulación y sistematización en un texto.
Por ello, es evidente resaltar las virtudes de las normas jurídicas con
respecto a las morales, ellas son:
Mayor facilidad para identificarlas, por ser creadas en actos conscientes
de los hombres y registradas en forma escrita (derecho positivo).
Existencia de disciplina científica que se ocupa de la descripción y
sistematización de las mismas.
Carácter científico de la jurisprudencia.
Problemas lógicos y metodológicos (completitud, coherencia,
independencia) de los sistemas normativos han sido analizados
fehacientemente por juristas y filósofos.

Figura 2. Esquema sobre la ética


Este divorcio entre la Lógica y el Derecho ha traído graves consecuencias para
la última de las ciencias mencionadas, ya que no ha prestado atención a las
investigaciones de conceptos normativos de los últimos tiempos, como así
también de estudios metodológicos y de fundamentación de las ciencias
formales y empíricas. La Ciencia Jurídica sigue trabajando con las herramientas
tradiciones. Cabe mencionar que ella no puede clasificarse como ciencia
empírica o formal, tiene sus rasgos peculiares que la ubican dentro de las
ciencias normativas como categoría autónoma.
Se ha considerado que el Derecho tiene orden sistemático, ya que la
ordenación de sus disposiciones es una tarea que compete al legislador como
al científico jurídico. Debe adecuarse a pautas de racionalidad, coherencia
interna de normas, compatibilidad mutua, etc. son algunos ejemplos de
exigencias básicas; de esta forma veremos como la eliminación de las
contradicciones en las normas jurídicas es uno de los objetivos más importante
de esta ciencia.
La idea de completitud ocupa también un lugar privilegiado, muy debatida en el
tiempo bajo el rotulo de “lagunas del derecho”; sumado a la eliminación de
redundancias y la independencia de disposiciones legales.

Resumiendo
Las ideas de:

A partir de un problema concreto del derecho esbozamos un modelo


simplificado de sistema jurídico, para mostrar el funcionamiento del concepto de
laguna (completitud) en esta ciencia. Ella posee una estructura relacional entre
un conjunto de normas, un conjunto de circunstancias fácticas o casos posibles
(universo de casos) y un conjunto de respuestas posibles (universo de
soluciones).
Con esto se supone que todo análisis del problema de lagunas requiere la
determinación de cada uno de los tres términos de la relación. La omisión de
esta tarea se ve en el fracaso de los teóricos de la materia en sus intentos de
solucionar este problema. La noción de sistema jurídico como conjunto de
normas validas cuya validez es derivada de laguna fuente común: el soberano
(Austin), la norma básica (Kelsen) o la regla de reconocimiento (Hart).Según
Alchourrón y Buligyn reviste poca utilidad para la ciencia jurídica, ya que no
analizan los problemas de completitud o coherencia en relación a todo el
ordenamiento.

Figura 3. Pirámide de Kelsen

Proponen el concepto de sistema normativo que expone Tarski: un conjunto de


enunciados que tiene consecuencias normativas para algún Universo de Casos
y algún Universo de Soluciones. Este énfasis puesto en las consecuencias hace
posible desentenderse de cuestiones como el número o el origen de los
enunciados que conforman el sistema. De esta manera la concepción de
normas como entidades lingüísticas (enunciados que correlacionan casos con
soluciones) y del sistema normativo como conjunto de enunciados se encuentra
en franca oposición con una larga tradición de pensamiento. Y se podrá decir
que este tipo de análisis puede resultar más eficaz, ofreciendo ventajas desde
el ámbito metodológico sin caer en un juicio del status ontológico.
Muchos de los problemas típicos de la ciencia jurídica pueden reconstruirse
como temas referidos a la sistematización de los enunciados; las ideas de
completitud, coherencia e independencia, desempeñan un papel muy
importante siendo la más controvertida la primera sin duda alguna.
Caeríamos en un error si creemos que este proceso sistematizador tiene que
ver con la tarea que los juristas hacen, sino más bien está centrada en la
reconstrucción de algunos ideales de la Ciencia del Derecho; ellos son
fundamentales para realizar un estudio racional de esta disciplina.
El postulado de la plenitud hermética del derecho fracasa en su intento de
aseverar que todo sistema jurídico es completo. Cabe hacer una diferenciación
entre el postulado de la plenitud, de acuerdo a él todos los sistemas jurídicos
son de hecho completos, con la exigencia que lo sean. El primero representa
una ilusión, pero cumple un rol ideológico en el personamiento jurídico, en
cambio la segunda es un ideal racional independiente de toda actitud política.

Consideraciones metodológicas
La explicación de un concepto es un método por el cual un concepto inexacto
es transformado en uno más exacto, sería una sustitución de uno vago por otro
de carácter riguroso. El que se quiere explicar se llama EXPLICANDUM y el
nuevo que lo va a sustituir: EXPLICATUM.
Etapas del proceso de explicación:

Elucidación informal del EXPLICANDUM


Etapa muy importante a veces subestimada, para sustituir un concepto por otro
es necesario clarificar el significado del término que se usa para designarlo.
Podemos usar como procedimiento para ello la ejemplificación, la descripción
de los usos del mismo, etc

Construcción del EXPLICATUM


Debe tener las siguientes condiciones:
- Ser lo más exacto posible.
- Útil para la formulación del mayor número posible de enunciados
universales.
- Posible de utilizar en las ocasiones que se empleaba el explicandum (no
total la similitud porque sino el explicatum no sería más exacto que el primero).
- Simplicidad, siempre se prefiere un concepto más simple a otro más
complicado, aunque es posible que en pos de una mayor exactitud o
fecundidad sea sacrificado este requisito.

Los conceptos de sistema normativo, completitud, coherencia e independencia


aparecen con frecuencia en el discurso jurídico, con un papel muy importante,
siendo debatidos con frecuencia. El concepto de laguna nos servirá para la
elaboración de un explicatum correspondiente a la noción de completitud
normativa. En adelante será nuestro hilo conductor.
Para explicar el concepto de sistema normativo llevaremos adelante la
construcción de un modelo que reproduzca un problema real tomado de
Derecho Civil. Éste no posibilitará la formulación de definiciones de conceptos
claves tales como sistema normativo, completitud, laguna, coherencia,
redundancia, etc.
Encontramos pensadores que consideran que el método de reconstrucción
racional no es capaz de captar todos los fenómenos y conocer la realidad,
porque en definitiva conduce a un empobrecimiento del método usado. Los
autores del texto analizado consideran que esta concepción, termina
confundiendo lo que sería la abstracción en general y el método de
reconstrucción racional en particular, el cual refleja un aspecto importante de todo
pensamiento racional.

“Un modelo abstracto no puede reproducir toda la realidad, pero no hay


ningún aspecto de la realidad que no pueda ser reproducido por algún
modelo”.

Para todo aspecto del concepto que nos interesa especificar, puede construirse un
explicatum adecuado.

Problemas normativos
Para construir el modelo elegimos un problema normativo debatido en Derecho Civil
argentino, el mismo tiene que ver con la reivindicación de cosas inmuebles contra
terceros poseedores. Cuando una persona que posee un inmueble (su propiedad
no le pertenece) la trasfiere a un tercero. Los autores plantean las siguientes
interrogaciones:

¿En qué circunstancias el propietario del inmueble puede reivindicarlo contra


el tercero poseerlo?
O
¿En qué circunstancias el tercero adquiriente está obligado a restituir el
inmueble a su propietario y cuándo le está permitido retenerlo?

Para clarificar el panorama necesitamos saber si una acción (restitución del


inmueble en este caso) es obligatoria o no, es decir, el status normativo de la
misma; la misma se realiza dentro de un conjunto de situaciones denominadas
Universo de Discurso. Los estados de cosas que pertenecen a este universo son
los elementos, ellos comparten propiedades en común que conforman una
propiedad definitoria. Por lo tanto, podremos definir al universo de discurso como el
conjunto de todos los elementos identificados por una determinada propiedad.
Siguiendo el ejemplo citado, la propiedad definitoria es la de ser una enajenación
del inmueble que pertenece a un tercero. Todo elemento del universo de discurso
es una situación en que el enajenante transfiere al adquiriente la posesión de algo
que pertenecen a un tercero.
Según Alchourrón y Bulygin “un problema normativo puede ser considerado como
una pregunta acerca del status deóntico de ciertas acciones o conductas, es decir,
su permisión, prohibición u obligatoriedad”. Las acciones básicas son las que hacen
que todas las demás sean compuestos veritativo-funcionales de las mismas. En
consecuencia el conjunto de acciones básicas conformará lo que se llama el
Universo de Acciones. Según el caso planteado tenemos una sola acción básica
que es la restitución del inmueble a su propietario.
Los dos universos que comentamos enmarcan el ámbito del problema, si se registra
una variación en alguno de ellos influirá en que varíe de igual forma el problema.
Ej.:
Variación en el universo de acciones –
Si nos preguntamos por la apropiación del pago del impuesto inmobiliario.

Variación en el universo de discurso –


Si la cosa fuese mueble.

Ámbito fáctico del problema


Retomando la pregunta original acerca de ¿qué circunstancias determinan que el
tercero adquiriente este obligado a restituir el inmueble? y en cuáles no,
encontraremos que la respuesta está supeditada a nuestra valoración de distintas
circunstancias que deberán ser tenidas en cuenta; la selección de las que sean
relevantes configura un problema de valoración.
Algunas parecerán irrelevantes como por ej. el color de piel del propietario, dado
que existe un consenso unánime acerca de determinados valores. Las que son
relevantes en este caso son las siguientes:
1. Buena fe del adquiriente.
2. Buena fe del enajenante.
3. Título oneroso del acto de enajenación.

Aclaremos que buena fe tiene que ver con la ignorancia de que el dominio de
inmueble pertenece a un tercero, por ende el conocimiento de tal situación
conforma su polo opuesto o mala fe.
Estas tres circunstancias mencionadas son las propiedades de los elementos del
universo del discurso. Ellas lo dividen por un lado, la clase en los que la propiedad
está presente y la que no. Por ello, el conjunto de propiedades que pueden estar
presentes o ausentes en los elementos del universo mencionado, se denomina
Universo de Propiedades.
Toda propiedad de un universo de propiedades y todo compuesto veritativo-
funcional de tales propiedades define un caso. El conjunto de todos los casos
elementales se llama Universo de Casos. Por consiguiente el conjunto de todos los
casos posibles determina lo que llamamos el ámbito factico del modelo. Debemos
hacer una distinción de los casos elementales que son las propiedades más fuertes
y no son susceptibles de división en otros casos; esto contribuye a que todo
elemento del universo de discurso pertenezca a un caso elemental y no a más de
uno.

El ámbito normativo del problema


Ya que nuestra pregunta es de carácter normativo al referirse al status normativo de
ciertas acciones, el ámbito de las respuestas posibles a la misma podemos
denominarlo ámbito normativo del problema, por ende una respuesta satisfactoria a
la pregunta planteada es una solución al problema. Las respuestas posibles
conformaran el conjunto de soluciones posibles.
Cuando la solución determina todos los contenidos que corresponden a un universo
de acciones se llama Solución Maximal, el conjunto de ellas es el Universo de
Soluciones Maximales. El mismo reúne todas las soluciones completas a la
pregunta formulada. El carácter completo hace alusión a todas las acciones
posibles están deónticamente determinadas en ese caso. Las que no son
maximales se llaman parciales, pero para la construcción de un modelo
necesitamos tomar las de carácter maximal.
Finalmente consideramos que el conjunto de todas las soluciones maximales
posibles determina el ámbito normativo del problema, como lo exponen los autores
de la temática.

Reconstrucción de un sistema normativo


Tomemos como ejemplo el siguiente enunciado “si el adquiriente es de mala fe,
entonces está obligado a restituir el inmueble al propietario.” Dicho enunciado es
una norma porque correlaciona una solución con un determinado caso. Todo
conjunto de normas forma un sistema normativo.
Como ya dijimos el problema tomado está regulado por el Código Civil argentino
en los art. 2777 y 2778. Los mismos tienen como fuente el proyecto de Código
Civil del jurista brasileño Freitas; los artículos relevantes del mismo son:

Art. 3877, inc. 29: “Compete la reivindicación, cuando la cosa demandada fuere
inmueble... contra el actual poseedor, aunque la hubiese de buena fe por título
oneroso, si la hubo de enajenante de mala fe...”

Art. 3878: “Compete la reivindicación, ya sea mueble o inmueble la cosa


demandada:...”
- Inc. 2º: “Contra el actual poseedor, que de mala fe la hubo de enajenante
obligado a restituirla al reivindicante.”
- Inc. 3º: “Contra el actual poseedor, aunque la hubiese de buena fe de
enajenante de buena fe, si la hubo por título gratuito...”
Art. 3882, inc. 1º: “Tampoco compete la reivindicación, ya sea mueble o inmueble
la cosa demandada, contra el poseedor de buena fe que la hubo por título oneroso
de enajenante de buena fe...”

A partir del análisis de los mismos es posible realizar un gráfico o matriz que
represente el sistema, con los casos elementales posibles del mismo, las normas y
las soluciones inferidas de las mismas. Para una mayor ilustración recurrir al
material bibliográfico obligatorio.
Es oportuno esbozar una serie de definiciones:
Un sistema normativo es incompleto si tiene por lo menos una laguna, aquel
que no posee ninguna es completo.
Por otro lado, es incoherente si figuran dos o más soluciones diferentes e
incompatibles para un caso.
Un sistema reviste el carácter de Redundante si la misma solución figura
más de una vez en la misma línea, además las normas serán independientes si no
hay casos en el cual el sistema sea redundante.

Variaciones de modelo
De las definiciones anteriores podemos concluir que nuestro sistema que hemos
construido y analizado es completo, coherente y redundante, esto último dado que
varios casos están solucionados de la misma manera y por normas distintas.
Si queremos eliminar la redundancia preservando la completitud, debemos tener
precaución porque es posible generar alguna laguna en el sistema: lo que podría,
mitigar este efecto sería reformular las normas para restringir su alcance.
Es importante resaltar la diferencia entre casos de laguna (ausencia de solución) y
de incoherencia (superabundancia de soluciones); muchos autores tienden a
asimilarlos, a veces las consecuencias prácticas de ambas pueden resultar
parecidas, son dos fenómenos diferentes.
Figura 1. Procedimientos
Encontramos autores que estipulan que la posibilidad de solucionar todos los casos
por medio del uso del argumento a contrario, esto tiene carácter injustificado ya
que puede suceder que el mismo argumento no conduzca a soluciones
incompatibles. Sin dudas el resultado dependerá de las normas que elijamos como
premisas del argumento.

La mayoría de los ordenamientos contemporáneos se basan en principios:


1. Principio de jerarquía normativa.
2. Principio de temporalidad o de sucesión de normas, la ley posterior deroga a
la anterior.
3. Principio de especialidad, la que prevalece de la general.
4. Principio de competencia.
5. Principio de aplicación analógica.
6. Principio de supremacía de la Constitución.
7. Principio de sujeción al sistema de fuentes.
8. Principio de publicidad normativa.
9. Principio de estabilidad de las normas.
10. Principio de generalidad y permanencia de las normas.
11. Principio de imperatividad.

Un ejemplo de lagunas en el Código Civil argentino


Nuestro código posee dos artículos referidos al problema que estamos tratando
ellos son:
ART. 2777
“Compete también [la reivindicación] contra el actual poseedor de buena fe que por
título oneroso la hubiere obtenido de un enajenante de mala fe...”
ART. 2778
"Sea la cosa mueble o inmueble, la reivindicación compete... contra el actual
poseedor, aunque de buena fe, si la hubo por título gratuito...”

Estableciendo una comparación con los artículos de Freitas notamos un


empobrecimiento. El sentido del art. 2777 está dado en que la reivindicación es
procedente cuando se dan la mala fe del enajenante, la buena fe del adquiriente y
el título oneroso. Esto nos lleva a ver que es un sistema incompleto (el
conformado por estos dos artículos), coherente e independiente. Para graficar más
la temática es recomendable observar los gráficos del material bibliográfico
obligatorio.
Cabe mencionar que esto ha generado una larga discusión acerca de la solución
correspondiente, no enumeraremos los argumentos esgrimidos no resaltaremos el
reconocimiento explícito o no, de la existencia de laguna en este caso.
Algo que debemos resaltar es que la existencia de lagunas es siempre relativa a un
sistema normativo, es decir que un mismo caso puede tener soluciones distintas en
sistemas disimiles. Además la idea de completitud requiere no solo que todos los
casos tengan solución (implica que sepamos cuales son todos los casos posibles),
también que las soluciones sean completas, es decir que todas las acciones
posibles estén normativamente determinadas.
Como ya expresamos anteriormente vale resaltar que el concepto de completitud
normativa tiene una estructura relacional, y como tal sólo puede ser definido en
virtud del:
universo de casos.
universo de soluciones maximales sistema normativo.

Síntesis conceptual
La lógica deóntica se ocupa de los conceptos normativos (permisión,
obligación, prohibición, etc.) y de los usos normativos del lenguaje, utiliza normas
como son “prohibido el paso “o “todo ser humano es libre para expresar su
pensamiento”.
El sistema fundador de la lógica deóntica contemporánea es obra del filósofo
Von Wright quien realiza una interpretación modal de dicho sistema.
En América Latina se destacan los trabajos de los argentinos Carlos
Alchourrón y Eugenio Bulygin en materia de aplicación de la lógica deóntica al
Derecho.
Alchourron y Bulygin proponen el modelo de ciencia sistematizadora, utilizan
la categoría de norma, sistema normativo y sistema jurídico. El derecho es un
sistema normativo de enunciados que son consecuencias lógicas, por ello las
normas correlacionan soluciones con casos.
Desean conectar el derecho con la lógica, para que se desprenda de
postulados axiológicos (el primero) haciendo posible la determinación empírica del
contenido de cierto sistema jurídico. Proponen la determinación de la base del
sistema jurídico y la sistematización por medio de inferencias de consecuencias
lógicas y la reformulación del sistema; poniendo énfasis en las que desarrollan su
noción de sistema jurídico. Luego hay que reemplazar la base original por un
conjunto “más económico” de principios generales, equivalentes a los primeros
enunciados de la base original
Es difícil decidir cuál sistema reconstruye mejor los conceptos normativos y es
más útil.

Generalmente pensamos en normas morales pero éstas, tomadas como


fundamento para la construcción de una lógica de normas, presentan algunos
inconvenientes como:
- La dificultad para identificar el objeto de ciencia moral y
- Falta de formulación y sistematización en un texto.

En cambio las normas jurídicas:


- Presentan facilidad para identificarlas.

Cuentan con una disciplina científica que se ocupa de la descripción y


sistematización de las mismas. Carácter científico de la jurisprudencia
Este divorcio entre la lógica y el derecho ha traído graves consecuencias para
la última ciencia.
El Derecho tiene orden sistemático, ya que la ordenación de sus
disposiciones es una tarea que compete al legislador como al científico jurídico.
Debe adecuarse a pautas de racionalidad, coherencia interna de normas,
compatibilidad mutua, eliminación de redundancias y la independencia de
disposiciones legales. La idea de completitud ocupa un lugar privilegiado.
El concepto de laguna posee una estructura relacional entre un conjunto de
normas, un conjunto de circunstancias fácticas o casos posibles (universo de
casos) y un conjunto de respuestas posibles (universo de soluciones). La omisión
de esta perspectiva se ve en el fracaso de los teóricos de la materia en sus
intentos de solucionar este problema.
Sistema normativo: conjunto de enunciados que tiene consecuencias
normativas para algún Universo de Casos y algún Universo de Soluciones.
Normas: entidades lingüísticas (enunciados que correlacionan casos con
soluciones).
Explicación: un concepto inexacto es transformado en uno más exacto.

El que se quiere explicar se llama EXPLICANDUM y el nuevo que lo va a sustituir:


EXPLICATUM.

Etapas del proceso de explicación:


Elucidación informal del EXPLICANDUM.

Construcción del EXPLICATUM.

Para construir el modelo elegimos un problema normativo, necesitamos


conocer el status normativo de la acción; la misma se realiza dentro de un
conjunto de situaciones denominadas Universo de Discurso.
El conjunto de acciones básicas conformará el Universo de Acciones.
El conjunto de propiedades que pueden estar presentes o ausentes se
denomina Universo de Propiedades.
El conjunto de todos los casos elementales se llama Universo de Casos.
El conjunto de todos los casos posibles determina el ámbito factico del
modelo.
Cuando la solución determina todos los contenidos que corresponden a
un universo de acciones se llama Solución Maximal, el conjunto de ellas es el
Universo de Soluciones Maximales.
Un sistema normativo es incompleto si tiene por lo menos una laguna es
incoherente si figuran dos o más soluciones diferentes y es redundante si la
misma solución figura más de una vez en la misma línea.
Existe una diferencia entre los casos de laguna (ausencia de solución) y
de incoherencia (superabundancia de soluciones) pero muchos autores
tienden a asimilarlos.
La existencia de lagunas es siempre relativa a un sistema normativo. Un
mismo caso puede tener soluciones distintas en sistemas disimiles.

A continuación, te propongo la siguiente lectura obligatoria "La analogía, una fuente


y un principio de interpretación".

MODULO 3
Derecho a la vida
Texto bibliográfico: “Tras la justicia, una introducción al Derecho y al razonamiento jurídico” Atienza, Manuel. Cap. 4.

La huelga de hambre de los presos del GRAPO


para poder conseguir
A finales de 1989, presos de los Grupos Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) declararon huelga de hambre

mejoras en su situación carcelaria. Deseaban la reunificación en un mismo


centro de los miembros de su grupo, lo que comportaba una modificación de la
política de dispersión de presos por delitos de terrorismo que se evidenciaba.
Este conflicto hizo que debieran pronunciarse tanto jueces como Audiencias
provinciales, en base a evaluar si cabía o no autorizar la alimentación forzada
de dicho reos, en el momento que se viera amenazada su salud, dada la
prolongación de esta medida de reclamo. Sin duda todo esto, trascendió y
generó arduos debates en la opinión pública; aunque no fue posible arribar a
una misma conclusión, sino a tres de carácter incompatible entre si, ellas son:
1. La administración está autorizada a alimentar a los presos por la fuerza,
aún cuando ellos manifiesten su negativa a hacerlo.
2. Sólo se pueden tomar medidas de esta clase cuando la persona esté
inconsciente.
3. No hay potestad para tomar este tipo de medidas.

Las soluciones judiciales


Derecho a vivir y obligación de mantener la vida
Tiene que ver con la defensa de la primera de las soluciones, en ella
encontramos a la vez tres líneas de argumentación:

LA PRIMERA
La esboza un auto del juez de vigilancia penitenciaria de Cádiz, tiene que ver
con el carácter sagrado de la vida, tenida en cuenta como un bien del que no es
posible disponer libremente y que es preponderante en relación a cualquier
otro, por ello como expresa Atienza “el derecho a la vida debe prevalecer
siempre frente a cualquier otro derecho con el que entre en conflicto” (Atienza:
2000,89). Este derecho implica además la obligación de conservarla, debido a
que nadie es dueño absoluto de su propia vida, dado que no la crea sino la
recibe.
Cabe agregar que también dos autos de la Audiencia Provincial de Zaragoza,
poseen fundamentos similares al expuesto. Definen a la vida como algo más
que un derecho, es una especie de estado de la persona humana inmanente a
ella misma. Por su status ontológico este derecho es el fundamental se ubica
por sobre los demás, ya que éstos no existirán sin él. Por configurar el origen y
fin de todos ellos. Esta declaración de principios tiene su base justificativa en el
Derecho natural y sus criterios superiores e inmanentes al ser humano.
Encontramos la influencia presente en el espíritu de nuestra Constitución que a
la vez refleja lo expuesto en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

OTRA LÍNEA
De argumentación que también postula la prioridad del derecho a la vida frente
a los demás, basa su justificación en términos más bien positivos que
metafísicos como la anterior. Tal como lo muestra el Auto de la Sala segunda
de la Audiencia Provincial de Madrid. A grandes rasgos exponen que cualquier
recluso tiene derecho a la huelga de hambre, lo cual no significa que no pueda
actuarse sobre él. Si su vida corre peligro se debe intervenir para evitar la
muerte del mismo, ya que de otro modo cometería el delito de omisión del
deber de socorro o auxilio al suicidio en comisión por omisión. La razón de esto
es que el bien jurídico protegido 1 , es la solidaridad humana irrenunciable. Por
lo tanto el bien se lesiona de igual manera si el sujeto en peligro pone fin a su
vida voluntariamente. La obligación de actuar y los derechos del huelguista (al
libre desarrollo de la personalidad, a la vida, la libertad ideológica, etc.) son
conciliables. Esto se logra como expone el autor estudiado con el “respeto
1
[1] Son los valores que pretenden tutelar las normas penales: vida propiedad, honor, etc.
absoluto a la manifestación del sujeto de no alimentarse cuando de forma libre
y consciente así lo haya asumido (…) cuando esa situación llegue a poner en
peligro su vida, surgirá la obligación de la administración penitenciaria de
asistirle” (Atienza: 2000,95).
Esta asistencia no tiene que estar relacionada con la obligación de consumir
alimentos por vía bucal, ya que el sujeto prologara su postura rebelde

UNA TERCERA POSICIÓN


Tiene que ver con considerar a la huelga de hambre como un abuso de un
derecho fundamental. Esto lo podríamos explicar considerando que el problema
planteado tiene que ver con el ejercicio del derecho a la vida y no del derecho
de huelga o libertad ideológica o de expresión. Esta facultad fundamental que
venimos analizando, es un auténtico derecho subjetivo, su contenido atañe a
vivir o dejar de vivir, situación similar a la que ocurre con los otros derechos. El
Estado no puede intervenir en tal contenido, por ello sería un absurdo exponer
que el gobierno debe preservar la vida de los presos.
Por otro lado todo derecho está limitado en cuanto a su ejercicio, es decir que
se lleve a cabo por medio de una actividad lícita y siguiendo fines avalados en
el ordenamiento jurídico. En definitiva la huelga de hambre no conforma un acto
lícito porque intenta presionar, abusando de los derechos fundamentales. El
ejercicio del derecho a la vida y el libre desarrollo a la personalidad de los
huelguistas esa limitado hasta hacerlo compatible con los bienes contenidos en
la Constitución. Por ello es legítimo imponer (siempre que no se atropelle la
dignidad de la persona) su alimentación obligatoria.

Derecho a vivir y autonomía del individuo: la obligación de mantener la vida


en estados de inconsciencia
Esta segunda postura la encontramos plasmada en distintos autos de los
jueces de vigilancia penitenciaria de Valladolid, Zaragoza y Madrid, entre otros.
La Ley Orgánica Penitenciaria establece el deber de la administración de velar
por la vida, salud e integridad de los internos. Debido a la situación especial en
la que ellos se encuentran, ya que su privación de la libertad imposibilita cuidar
por si mismos de su salud, concurriendo a los mecanismos asistenciales
ordinarios.
Esta obligación que posee la institución carcelaria debemos tomarla desde un
ámbito garantista ya que tiene que ver con la oferta de prestaciones sanitarias y
alimentarias pero sin implicar la imposición contra la voluntad del recluso. El
mismo goza de los mismos derechos que una persona libre, siempre que sean
compatibles con el cumplimiento de la pena. El deber de asistencia que tiene la
administración debe ceder ante el derecho del reo a que se respete su decisión
libre y voluntaria.
La alimentación forzada iría en contra la dignidad humana, conformando un
trato degradante, prohibido y tipificado como delito de coacciones hasta podría
configurar un delito de tortura. Es necesario velar por la salud de los internos
cuando pierden la conciencia, más allá que los rebeldes hubiesen manifestado
su negativa al consumo de alimentos llegada esta situación. Por lo tanto la
alimentación en este estado posibilita el respeto a la huelga de hambre, debido
a que su capacidad de presión se mantendrá sino se tolera la muerte del
huelguista.
En otro orden esto también evita que surjan razones de Estado que tiendan a
desembarazarse por esta vía de reclusos considerados indeseables, como
sucedió con huelguistas del IRA en el gobierno de Thatcher.
La situación de riesgo no basta para justificar la limitación de la libertad de los
reclusos en huelga de hambre, porque de lo contrario seria legitimo prohibir
cualquier actividad que contenga un grave riesgo para la vida.

Posición crítica
Por qué es equivocada la primera solución
La manera más determinante para defender la tesis que la administración está
autorizada a alimentar a los presos por la fuerza, sin considerar su estado de
conciencia, sino sólo el peligro que corre su vida, es apelando al Derecho
Natural. Recordemos que este alude a un conjunto de normas que no han sido
creadas por los legisladores y que son válidas para todos los tiempos y lugares.
El mismo se encuentra en oposición directa con la concepción positivista del
derecho, cuya fuente de legitimación proviene de la emanación de la voluntad
legislativa. Sin embargo, es controvertido invocar al derecho natural entre las
fuentes de nuestro ordenamiento, más allá que es común referirse a los
principios generales del derecho como una alusión a los principios de la primera
postura.
Además según el autor esta invocación resultaría inútil y alcanzaría con
remontarse a los principios del iuspositivismo, presentes en la constitución y en
otros textos legales. Sería necesario demostrar que existe un principio del
derecho natural que establece que el derecho la vida:

Tiene un carácter de preeminencia frente a cualquier otro derecho.


Su ejercicio es obligatorio ya que es titular no es libre de optar entre vivir y
morir.

Cabe recordar que entre los autores iusnaturalistas no hay unanimidad al


respecto y que la apelación de esta postura hace intuir que la argumentación
jurídica en los casos difíciles tiene un importante contenido moral.
Según Atienza, el razonamiento que analizamos en el primer apartado es falaz,
porque: “es cierto que si no se esta vivo no se puede ejercer ningún derecho,
pero de ahí no se deduce en absoluto que el derecho a la vida goce de
preeminencia frente a cualquier otro derecho” (Atienza: 2000,102). Si X es
condición necesaria para Y no implica que X (siendo un acto, una situación,
etc.) sea superior en un sentido axiológico o normativo con respecto a Y. Por
ejemplo: alimentarse es una condición necesaria para generar una obra de arte,
pero esto no quiere decir que lo primero implique un mayor valor que lo
segundo.
Por otro lado, la creencia esgrimida de que no podemos disponer de la vida
porque no la hemos creado sino recibido, tiene que ver con caer en una falacia
sin duda estamos acostumbrados a sentirnos dueños de bienes que no hemos
producido; tampoco somos menos dueños de algo que hemos recibido en
herencia.
En el texto se compara al primer caso (postura partidaria de la alimentación
forzada) con el derecho a la educación en donde el titular tiene derecho a ser
educado pero no a no serlo, no es posible elegir entre ir o no ir a la escuela.
En el segundo caso (posición en contra de la alimentación forzada) el derecho a
la vida sería análogo al libre acceso a la cultura, que tengamos ese derecho
supone que somos libres de acceder a él o no. Observándose de parte del
autor como la opinión más acertada de las expuestas.
La argumentación que expresa la licitud de la alimentación forzada de los
presos, se trata de un planteamiento original que según el autor no posee un
sustento sólido, ya que parte de lo que considera, es una errónea idea del
derecho subjetivo en general y del derecho a la vida en particular, debido a que
encontramos derechos subjetivos en donde el contenido no es una acción que
sea facultativa para el titular, por ej.: los niños no tienen derecho a educarse o
no educarse. De esta forma el derecho a la vida no sería similar al de la
educación ni al libre acceso a la cultura, sino al la libertad de expresión,
seremos libres de expresarnos en un sentido o en otro y los demás no podrán
impedir esta facultad. De igual manera podemos vivir o dejar de vivir, y el
estado no tiene un deber positivo de preservar nuestra vida.
Por otro lado la idea de huelga que presentan como “lícita si lo que pretenden
es morir no si lo que desean es presionar”, se basa en un error al no diferenciar
entre resultado de una acción y sus consecuencias. La huelga se distingue del
suicidio porque la muerte para el suicida es el resultado y para el huelguista
sólo una consecuencia. Se la estaría considerando como nunca lícita a esta
protesta, dado que quienes la llevan a adelante, están dispuestos a morir para
lograr su objetivo, aquél que lo movilizó a esa toma de decisión.
Es interesante rescatar el concepto de Dworkin para quien tener un derecho
significa tener un triunfo frente a la mayoría, de este modo ninguna directriz
política ni objetivo social colectivo puede prevalecer frente a él. Por ello, si el
derecho a la libertad de expresión, puede ejercerse para presionar en las
políticas gubernativas, sin dudas puede hacerse lo mismo con el derecho a la
vida.

Cómo las soluciones a medias no suelen servir como solución


Habiendo analizado el apartado que contiene las tesis, en la que una niega la
alimentación por la fuerza de los presos y la otra afirma la posibilidad, una vez
perdida la conciencia; es evidente que no estamos ante un supuesto de riesgo
de muerte sino de muerte segura, ya que no se conocen muchos casos en
donde se haya sobrevivido después de determinado número de días sin ingesta
de comida.
En otro orden, el huelguista se diferencia de quien acepta realizar una actividad
riesgosa para su vida (por ej. un corredor de moto), ya que el primero sabe que
se va a morir no así el segundo. Existe una conexión de la necesidad entre la
actividad y la consecuencia que no se evidencia en el segundo ejemplo
planteado.
Según Atienza, de estas visiones, la que juzga errada es la que expone la
obligación de alimentar a los presos por la fuerza en estados de inconsciencia.
Porque si se aceptara esto se debería alimentar por la fuerza también a los
huelguistas que no estén recluidos en prisión, ya que esta instancia no justifica
una trato distinto en uno y otro caso.

Fue uno de los líderes espirituales y politicos más respetados del siglo
XX, luchó en forma pacifica por la independencia de su país de la corona
britanica. Varias veces en su vida recurrió a los ayunos como medio de
presión contra el poder, para detener la violencia, conciliar las partes
beligerantes, llamar la atención de las masas etc. Sin duda los objetivos
que inspiraron su protesta fueron muchos, llegó a considerar el ayuno
como un acto espiritual sinónimo de oración.
En 1948 a los 78 años comenzó un nuevo ayuno para detener el
derramiento de sangre de su pueblo, compuesto por hindúes y
musulmanes. Logró que los líderes de ambas facciones detuvieran la
lucha, dias más tarde fue asesinado por un fanático hindú que se oponía a
la tolerancia religiosa.

Si negamos que una persona pueda tomar decisiones para los casos de
pérdida de consciencia habría que rechazar el testamento vital. Este
documento expresa la voluntad de una persona que no desea ser mantenida
con vida si llegara a verse en una situación de enfermedad terminal, con graves
padecimientos, etc. Persigue con ello que el individuo pueda determinar la
forma en que quiere vivir y también morir.

La eutanasia2 ha generado amplios debates en los últimos tiempos,


quienes la defienden sostienen que el fin del acto es evitarle sufrimientos
insoportables o la prolongación artificial de la vida del enfermo,
presentándole situaciones contrarias a la dignidad
Otros creen que el posicionamiento a favor está en contraposición con los
2
2] Etimológicamente significa una muerte dulce sin sufrimientos atroces.
ideales que utiliza,
van más allá de las condiciones de vida o la voluntad del individuo implicado.
Si analizamos en profundidad esta cuestión, veremos claramente como el
concepto de Dignidad Humana se invoca tanto para defender como para
repudiar la eutanasia.

La cuestión del aborto también genera debates entorno a la primacía del


derecho a la vida contrapuesto a la elección particular. Entre los
argumentos que figuran en contra del mismo,
se suele mencionar la idea de protección de la vida humana inserta en
Tratados Internacionales como el de San José de Costa Rica. Por otro
lado como el bien jurídico protegido es la vida del feto, lo que se protege
es la vida, que aunque se desarrolla en las entrañas de la madre, merece
una protección independiente de la vida misma de ésta.
En contraposición está la visión que hace hincapié en los derechos sexuales
y reproductivos de todo ser humano, a la libre disposición de la madre de
su propio cuerpo, esperar a poseer los medios necesarios para traer un
hijo al mundo, no llevar a término un embarazo fruto de una violación, que
acarrearía un niño no deseado por su padres, etc.
Es una temática muy compleja para la cual es necesario hacer un
posicionamiento ideológico y así ver cual de los derechos tiene primacía
sobre otro, lo que configuraría un caso difícil, para la órbita de la
argumentación jurídica, como los que venimos tratando.

El autor observa que esta consideración además supone tomar una medida
paternalista injustificada según su juicio, porque se establece para obtener un
bien para una persona sin contar con su aceptación. No pone en duda que haya
casos en donde se justifique este accionar, considera que deben darse para
ello los siguientes supuestos:
Que la medida esté encaminada hacia la consecución del bien objetivo de
una persona o grupo.
Los miembros a quienes se destina la medida no puedan prestar
consentimiento por poseer una incapacidad básica.
Si no estuvieran en esa condición aceptarían la intervención potencial.

El argumento que venimos analizando, presupone una concepción algo


discutible de los derechos fundamentales, debido a que si alguien tiene un
derecho fundamental (vivir o morir) quiere decir que contra el mismo, no es
posible hacer prevalecer consideraciones de interés general o conveniencia
pública.
Derecho a vivir y a morir
La posición de Atienza, con respecto a esta problemática, es la de no autorizar
a alimentar por la fuerza a los presos, más allá de su estado de inconsciencia,
si su decisión de prolongar el reclamo hasta las últimas consecuencias fue
tomada libremente.
El estado de inconsciencia no es justificativo para alimentar por la fuerza a una
persona (privada de la libertad o no) que previamente haya manifestado su
voluntad en sentido contrario. No significa que nunca sea lícito hacerlo, ya que
en los supuestos que analizamos en el apartado anterior si lo seria y
conformaría un ejemplo de paternalismo justificado, como también si en el caso
de los huelguistas la decisión fuera inducida por la presión de la organización,
ausente de libertad.
En lo concerniente al derecho a la vida, éste implica que tenemos derecho a
vivir o morir y que los demás (en este caso el Estado) tienen deberes negativos
y positivos en orden de garantizarnos la vida. Supone también la opción de no
vivir, lo que no quiere decir que sea un derecho de libre disposición en el
sentido fuerte de la expresión, por esto lo asemeja al derecho de voto o a elegir
una determinada creencia religiosa.
El derecho a la vida de los presos sólo podría limitarse si su ejercicio afectase a
otros derechos fundamentales de otros o trajera consecuencias extremas
poniendo en peligro el funcionamiento de las instituciones penitenciarias, por ej.
como no se evidenciaron estos supuestos en el caso, considera errónea el
autor la decisión tomada por los jueces de alimentar por la fuerza a los
manifestantes.

La posición del Tribunal Constitucional


Esta última frase no fue la posición que adoptó el Tribunal, ya que se mostró
partidario de la primera de las soluciones que comentamos. Centró su
argumentación en el derecho a la integridad física y moral garantizada en el
texto constitucional. Por ello la alimentación forzada de los presos constituye
una limitación de este derecho fundamental, pero la considera justificada por la
necesidad de preservar la vida humana.
Al aparecer el conflicto entre la vida y el valor de la autonomía persona, el
tribunal se inclina a favor de la primera basando en lo siguiente:
El derecho a la vida tiene un contenido de protección positiva que no hace
posible ubicarlo como un derecho de libertad, abarcativo éste del derecho a la
propia muerte.
Los presos no hacen uso de la libertad tutelada constitucionalmente, para
conseguir fines lícitos sino objetivos no amparados por la ley.
La relación especial de sujeción, en que se encuentran los presos permite
imponer limitaciones a los derechos fundamentales, de internos que conducen
actos que puedan poner en riesgo su vida. Esto podría considerarse contrario al
derecho si fueran personas libres. La administración penitenciaria está obligada
a velar por la vida y salud de los internos sometidos a su custodia.

M3 P2

Teoría de la argumentación jurídica


Derecho y argumentación
Como ya vimos en el módulo anterior, encontramos tres contextos de
argumentación: el de la producción de normas, el de la aplicación de las mismas y
el de la dogmática jurídica.
Es notable que la mayoría de las teorías esbozadas al respecto no han focalizado
su interés en el primero de ellos, quizá por considerarlo más de índole político que
jurídico. Sí se concentraron en el segundo, que lleva adelante la resolución de los
casos jurídicos. Con respecto al tercero podemos decir que juega un papel muy
importante, ya que su actividad principal consiste en producir argumentos para la
resolución de casos individuales o genéricos, reales o ficticios.

Argumentar configura la actividad central de los juristas, muchas veces ha sido


visualizada como modelo, ante ello Toulmin expuso que “la lógica entera debía
considerarse como jurisprudencia generalizada” (Toulmin, 1958: 7).

¿Qué significa argumentar?


Como ya estudiamos, un argumento es un encadenamiento de proposiciones,
ubicadas de tal forma que de unas de ellas (premisas) se sigue la otra que
configura la conclusión. Si observamos la sentencia del Tribunal la podríamos
ubicar en forma silogística o deductiva:

Otra forma:
Las premisas son razones que sirven de justificación a la conclusión. Un argumento
no conforma sólo una cadena de proposiciones sino más bien una acción que
efectuamos a través del lenguaje. Ya estudiamos que el mismo tenía diferentes
usos, el de tipo argumentativo significa que las emisiones lingüísticas no
consiguen sus propósitos directamente dado que además debemos producir
razones adicionales; a favor de lo que decimos, mostrar cuáles son importantes, y
por qué, desechar otras que llevarían a una conclusión diferente. No es una tarea
para nada fácil como se infiere.
Todo esto nos hace pensar y realizarnos muchos interrogantes como plantea
Atienza: ¿es posible que un rol tan complejo se resuelva simplemente con un
silogismo? Sumado a si ¿es el método de la lógica el que debe seguir el jurista para
resolver los problemas que le atañen a su orbita?

Lógica formal y argumentación


Si realizáramos un sondeo al respecto de los interrogantes, tal vez la mayoría
respondería negativamente a ellos. Existen distintos posicionamientos referidos al
silogismo judicial (también analizado en el módulo anterior) hay quienes creen que
la decisión del juez no esta basada en la lógica sino más bien en sus impulsos, a la
vez determinados por una serie de factores políticos-económicos-sociales, etc.
Otros sitúan el eje en la tópica y no en la lógica, aquella es una técnica para
inventar premisas y no para mostrar cuando es justificado el paso de las premisas a
la conclusión.
Estas consideraciones terminan siendo erradas porque se pretende contraponer la
lógica y la argumentación jurídica. Sin distinguir, por un lado lo que significa
explicar y justificar, y por otro lo que se denomina justificación interna y
externa.
Sin extendernos demasiado podemos decir que la lógica deductiva es suficiente
para justificar casos rutinarios, pero en los difíciles (de los que particularmente se
ocupa la teoría de la argumentación jurídica) en ellos el establecimiento de alguna
de las premisas resulta una cuestión problemática. Es útil presentar argumentos
adicionales a favor de las premisas, para mostrar su carácter más o menos
fundado, aquí actúa la justificación externa.

Cómo se argumenta frente a un caso difícil


Para lograr esto es importante tener en cuenta:
Identificar cuál es el problema a resolver; existen cuatro tipos de problemas
jurídicos:
1. Problemas de relevancia: cuando se duda acerca de cuál es la norma
aplicable a cada caso.
2. Problemas de interpretación: si el interrogante es cómo se entenderá la
norma aplicable al caso. Por ej. que significa el derecho a la vida.
3. Problemas de prueba: se duda acerca de si un determinado hecho tuvo
lugar. Ej.: si fue voluntaria o no la decisión de los presos al declarar la huelga de
hambre.
4. Problemas de calificación: cuando no es certero si un hecho cae o no bajo
el campo de aplicación de determinado concepto contenido en la norma. Ej.: si la
alimentación forzada puede calificarse como trato inhumano degradante.

Luego que determinamos la clase de problema que tenemos deberemos, por ej. si
se trata de uno de interpretación, ver si éste surge por una insuficiencia de
información (la norma aplicable no cubre el caso discutido) o por un exceso de la
misma (la norma es pasible de entenderse de varias maneras incompatibles entre
sí).
Seguidamente necesitaremos construir una hipótesis para solucionarlo, a través de
nuevas premisas. Luego habrá que justificarlas buscando argumentos en favor de
la interpretación. Por último deberemos pasar de las premisas a la conclusión, es
decir justificar internamente la misma.

¿Puede equivocarse el Tribunal Constitucional?


La Teoría de la Argumentación Jurídica cumple una función de reconstrucción
racional, ya que brinda un entramado conceptual para que analicemos los procesos
de argumentación y de justificación de decisiones. No tiene sólo un fin analítico-
descriptivo, sino también prescriptivo, porque muestra también cómo deben
argumentar los juristas, cuando un argumento es correcto y cuando no, etc.
Cabe diferenciar que mientras en ciencias como la Filosofía por ej. las discusiones
pueden extenderse indefinidamente, en el Derecho está limitada ya que existen
instituciones que le adjudican un final a la discusión, como la labor de los órganos
de última instancia.
Esto se asienta en la base que dichas instituciones buscan resolver los conflictos,
su objetivo no es de tipo cognoscitivo sino más bien práctico, lo cual no significa
que la decisión sea infalible ni correcta. A propósito de ello, señala el teórico
estudiado, que con respecto a la huelga de los GRAPO, la decisión fue definitiva
pero equivocada; no quiere decir que el tribunal cometió un error de tipo lógico,
porque si se aceptan las premisas de las que el parte su decisión estará justificada.
Lo que sucede es que las premisas no parecen estar bien fundamentadas, falla la
justificación externa.
Como ya vimos, la justificación que emitió este órgano fue:

Con respecto a 1) esta visión no tiene en cuenta que entre una libertad negativa y
un derecho-deber (es aquel cuyo ejercicio es obligatorio como la educación)
existen clases intermedias en la que se podrían incluir al derecho a la vida.
En cuanto a 2) si el ejercicio de un derecho implica un freno a alguna política
pública, esto no puede ser una razón para limitar tal facultad, además habría que
limitar también la libertad de expresión, de manifestación, etc.
El último de los postulados cae, al considerar que las personas privadas de la
libertad tienen los mismos derechos que alguien libre, siempre que éstos sean
compatibles con el cumplimiento de la pena.

¿Existe siempre una respuesta correcta? Los límites de la racionalidad


práctica
n todo lo que hemos revisado, podemos observar que ante un mismo problema
tenemos más de una respuesta que busca ser la adecuada. Si apelamos a la
comunidad jurídica la misma se encuentra dividida, es decir que no podemos estar
seguros de la opinión de la mayoría se haya configurado de manera plenamente
racional. Y es probable que necesitemos apelar a alguna instancia ideal como la
comunidad ideal de diálogo de Habermas.
Entonces, como dice Atienza:
“La respuesta correcta sería aquella a la que llegaría un ser racional o el conjunto
de todos los seres racionales, o los seres humanos si respetasen las reglas del
discurso racional” (Atienza: 2000,136).

Si quisiéramos indagar acerca de que es la racionalidad práctica en la toma de


decisiones jurídicas es necesario que nos acotemos a los siguientes principios:
Principio de universalidad o justicia formal: que establece que los casos
iguales deben tratarse de la misma manera.
Principio de consistencia: las decisiones deben basarse en premisas que
no se contradigan con las normas vigentes.
Principio de coherencia: las normas deben subsumirse bajo principios
generales aceptables que configuren una forma de vida satisfactoria.
Estos requisitos ponen límites al momento de la toma de decisión pero son
insuficientes ya que su cumplimiento no determina una única respuesta. La razón
práctica no puede llevar a cabo juicios absolutos sobre fines últimos; solo juicios
con pretensión de validez objetiva, en cambio, en la racionalidad ética la dimensión
crítica predomina sobre la constructiva.
Concluyendo, si la razón no nos puede asesorar en cuanto a que decisión tomar en
un caso difícil, necesitaremos contar con alguna otra herramienta. Aquí entran en
juego las emociones, otras cualidades que podríamos enumerar:
Buen juicio
Perspicacia
Perspicacia
Sentido de justicia
Humanidad
Valentía, etc.
Por lo tanto una teoría de la razón práctica debería ser complementada por una
correlativa de las pasiones.

Para profundizar los conceptos estudiados, te propongo la siguiente lectura


obligatoria "Un concepto normativo de coherencia".
Un concepto normativo de coherencia.pdf

Síntesis conceptual
A finales de 1989, presos de los Grupos Antifascistas Primero de Octubre
(GRAPO) declararon huelga de hambre para poder conseguir mejoras en su
situación carcelaria. Se pronunciaron jueces y Audiencias provinciales y evaluaron
si cabía o no autorizar la alimentación forzada.
Arribaron a conclusiones diferentes:
1. Es posible a alimentar a los presos por la fuerza, aún cuando ellos
manifiesten su negativa a hacerlo.
2. Sólo se puede cuando la persona esté inconsciente.
3. No se admiten este tipo de medidas.
Las soluciones judiciales:
Derecho a vivir y obligación de mantener la vida

Hubo tres líneas de argumentación:

La primera considera el carácter sagrado de la vida tenida, como un bien del


que no es posible disponer libremente e implica la obligación de conservarla; nadie
es dueño absoluto de su propia vida, dado que no la crea sino la recibe. Es un
derecho fundamental que se ubica sobre los demás, ya que estos no existirán sin
él.
La segunda también postula la prioridad del derecho a la vida frente a los
demás, basa su justificación en términos positivos. Cualquier recluso tiene derecho
a la huelga de hambre, pero si su vida corre peligro se debe intervenir para evitar la
muerte del mismo, sino se cometería el delito de omisión del deber de socorro o
auxilio al suicidio en comisión por omisión.
La tercera tiene que ver con considerar a la huelga de hambre como un
abuso de un derecho fundamental. No es un acto lícito porque intenta presionar,
por eso es legítimo imponer su alimentación obligatoria.

Derecho a vivir y autonomía del individuo


Debido a la situación especial en la que los presos se encuentran es necesario
velar por la salud de los internos cuando pierden la conciencia, más allá que
hubiesen manifestado su negativa al consumo de alimentos llegada esta situación.

Por qué es equivocada la primera solución


La creencia que no podemos disponer de la vida porque no la hemos creado
sino recibido es una falacia.
Atienza compara al primer caso (postura partidaria de la alimentación forzada)
con el derecho a la educación en donde el titular tiene derecho a ser educado pero
no a no serlo.
En el segundo caso (posición en contra de la alimentación forzada) el derecho
a la vida sería análogo al libre acceso a la cultura, que tengamos ese derecho
supone que somos libres de acceder a él o no. Para él es la opinión más acertada.
El tercero que ve como lícita la alimentación forzada de los presos, es un
planteamiento original pero que no posee un sustento sólido. Parte de una errónea
idea del derecho subjetivo en general y del derecho a la vida en particular.
Cómo las soluciones a medias no suelen servir como solución
El autor cree errada la visión que expone la obligación de alimentar a los presos
por la fuerza en estados de inconsciencia, porque si se aceptara esto se debería
alimentar por la fuerza también a los huelguistas que no estén recluidos en prisión.
Si negamos que una persona pueda tomar decisiones para los casos de
pérdida de consciencia habría que rechazar el testamento vital.
Supone una medida paternalista injustificada.
Es una concepción discutible de los derechos fundamentales, ya que si
alguien tiene un derecho fundamental, contra el mismo no es posible hacer
prevalecer consideraciones de interés general o conveniencia pública.
Derecho a vivir y a morir
La posición de Atienza, al respecto de esta problemática, es la de no autorizar a
alimentar por la fuerza a los presos, más allá de su estado de inconsciencia, si su
decisión de prolongar el reclamo hasta las últimas consecuencias fue tomada
libremente.
Tenemos derecho a vivir o morir y los demás (en este caso el Estado) tienen
deberes negativos y positivos en orden de garantizarnos la vida.
El derecho a la vida de los presos sólo podría limitarse si su ejercicio afectase a
otros derechos fundamentales de otros o trajera consecuencias extremas.

La posición del Tribunal Constitucional


La posición que adoptó fue la primera de las soluciones.
Al aparecer el conflicto entre la vida y el valor de la autonomía persona, el
tribunal se inclina a favor de la primera.
La relación especial de sujeción, en que se encuentran los presos permite
imponer limitaciones a los derechos fundamentales.

Derecho y argumentación
Argumentar configura la actividad central de los juristas.
Tres contextos de argumentación: el de la producción de normas, el de la
aplicación de las mismas y el de la dogmática jurídica.
La mayoría de las teorías no se han focalizado en el primero de ellos, quizá
por considerarlo más de índole político que jurídico. Si se concentraron en el
segundo que lleva adelante la resolución de los casos jurídicos. el tercero juega un
papel muy importante.

¿Qué significa argumentar?


Un argumento es un encadenamiento de proposiciones, ubicadas de tal forma
que de unas de ellas (premisas) se sigue la otra que configura la conclusión.
Las premisas son razones que sirven de justificación a la conclusión. Un
argumento no conforma sólo una cadena de proposiciones sino más bien una
acción que efectuamos a través del lenguaje.
¿Es posible que un rol tan complejo se resuelva simplemente con un
silogismo?

Lógica formal y argumentación


Los distintos posicionamientos referidos al silogismo judicial suelen ser
erróneos porque pretenden contraponer la lógica y la argumentación jurídica. Sin
distinguir, por un lado lo que significa explicar y justificar, y por otro lo que se
denomina justificación interna y externa.
La lógica deductiva es suficiente para justificar casos rutinarios, pero no en los
difíciles (de los que particularmente se ocupa la Teoría de la Argumentación
Jurídica) en ellos el establecimiento de alguna de las premisas resulta una cuestión
problemática.

Cómo se argumenta frente a un caso difícil


Identificar cuál es el problema a resolver:
Problemas de relevancia.
Problemas de interpretación.
Problemas de prueba.
Problemas de calificación.
Construir una hipótesis para solucionarlo, a través de nuevas premisas.
Justificarlas buscando argumentos en favor de la interpretación.
Pasar de las premisas a la conclusión, es decir justificar internamente la
misma.

¿Puede equivocarse el Tribunal Constitucional?


Existen instituciones que le adjudican un final a la discusión, como la labor de
los órganos de última instancia. No significa que la decisión sea infalible ni correcta.
Atienza considera con respecto a la huelga de los GRAPO, que la decisión
fue definitiva pero equivocada. No quiere decir que el tribunal cometió un error de
tipo lógico, porque si se aceptan las premisas de las que el parte su decisión estará
justificada. Lo que sucede es que las premisas no parecen estar bien
fundamentadas, falla la justificación externa.
La justificación que emitió este órgano fue: La no disponibilidad del derecho a
la vida.
La calificación de la protesta como actividad que persigue fines ilícitos.
Sujeción especial del preso con respecto a la institución penitenciaria.
Ninguno de los tres argumentos reviste un carácter sólido.

¿Existe siempre una respuesta correcta? Los límites de la racionalidad


práctica
Ante un mismo problema tenemos más de una respuesta que busca ser la
adecuada. No podemos estar seguros, que la opinión de la mayoría, se haya
configurado de manera plenamente racional.
Principios de la racionalidad práctica en la toma de decisiones jurídicas:
Principio de universalidad o justicia formal.
Principio de consistencia.
Principio de coherencia.
Ellos ponen límites al momento de la toma de decisión pero son insuficientes,
no determinan una única respuesta
Necesitaremos contar con alguna otra herramienta, como son las emociones.

M3 P3

Razones para la acción


Texto bibliográfico: “La noción de razón para la acción en el análisis jurídico”, Redondo, María Cristina.
Presentación.

Para poder indagar en esta temática necesitaremos abordar algunos temas


clásicos de la Teoría del Derecho como son:

Significado de razón
Comúnmente utilizamos esta palabra en diferentes sentidos, a través de los
cuales se han conformado distintas reflexiones filosóficas:

Esta clasificación debe ser considerada como clases intervinculadas entre si; un
ejemplo que muestra dicha relación es que los enfoques de las razones para la
acción están condicionados por la concepción que se posea sobre la razón
como capacidad humana.
Sin dudas, a los fines de nuestro abordaje científico, necesitaremos explorar los
conceptos de razón para la acción y razón como remisa de un argumento
práctico.

La razón como facultad


La razón como capacidad teórica y epistémica
Con respecto a ella encontramos diversas posiciones ideológicas, una de las
mismas la califica como la función capaz de relacionar ideas por medio de la
aplicación de reglas, hace posible la obtención del conocimiento a priori. Para
poder especificarlo debemos tener en cuenta tres distinciones:

Sin profundizar demasiado en esta distinción, tomaremos en cuenta la primera


de ellas que postula la diferencia entre el conocimiento que apoyado en la
experiencia y aquel que viene vía inferencia, por la verdad de otras
proposiciones. Nos muestra como la razón y la experiencia como fundamentos
del conocimiento, revisten un carácter tradicionalmente opuesto.
Como consecuencia a la razón le compete el ámbito de validez argumental y la
verdad a priori, en cambio los sentidos intervienen en la capacidad de acceso a
la experiencia (conocimiento empírico). Por tanto, la concepción de la razón
como facultad epistémica la describe como una capacidad formal que puede
relacionar proposiciones siguiendo reglas; las mismas establecen cuando una
proposición puede obtenerse a partir de otras. Sin duda los elementos que
serán susceptibles de relación serán entidades abstractas, proposiciones y no
los hechos a los que ellas hacen mención.
La verdad será factible de garantizar dadas las relaciones formales que la razón
establece entre ellas y no en su correlato con los hechos. Las proposiciones
pueden ser analíticas o sintéticas 3, ya que no debemos confundir el carácter
formal de la razón, con la clase de proposiciones a utilizar. Con respecto a
estas últimas, podemos destacar, que su verdad es condicional dado que
depende de la verdad de los enunciados de los cuales se parte.

Immanuel Kant
En su obra principal “Crítica a la razón pura”, analiza en profundidad toda
esta problemática, realiza una indagación trascendental acerca de las
condiciones epistémicas del conocer humano. Esta autor desea
trascender la gnoseología de Hume, y superar su crítica al principio de
3
Son aquellas que agregan nueva información ya que el predicado no esta contenido en el sujeto, son juicios universales y
necesarios.
causalidad. Con este pensador prusiano la Filosofía experimenta un giro
copernicano; postula a la razón como facultad formadora de principios,
distingue dos usos de la misma: uno teórico y otro práctico. Con el
primero de ellos será posible conocer la realidad y generar juicios (se
ocupa del ser). En cambio el siguiente tiene por fin la dirección de la
conducta, configurando imperativos o mandatos (deber ser), a ella le
interesan los principios que mueven el obrar humano para que una
conducta sea considerada moral y racional.

Placa en una pared de Kaliningrado en alemán y ruso con palabras


tomadas de la conclusión de la “Critica a la Razón Práctica” de Kant

Por lo tanto podemos concluir:


La razón es una capacidad pasible de establecer relaciones formales
conforme a reglas. Las entidades que utiliza son proposiciones.
El tipo de conocimiento que brinda en esta faceta es el denominado a
priori.
El conocimiento que otorga es siempre condicional.
Su función es detectar y demostrar la verdad de ciertas proposiciones.

A modo de cierre, te propongo la siguiente lectura obligatoria "La razón práctica


a partir del iuspersonalismo".

La razon practica a partir del iuspersonalismo.pdf

M3 P4

Razón como facultad práctica


Los ámbitos práctico y teórico
Como ya vimos, en el ámbito teórico es usual la contraposición entre razón y
experiencia, en cambio en el práctico es posible la confrontación entre razón y
voluntad, lo cual configura un criterio de distinción entre estos dos escenarios
que venimos analizando.
La razón como facultad teórica pretende responder a la pregunta ¿qué es el
caso? A diferencia de la práctica que busca desentrañar el interrogante de ¿qué
debe hacerse?, por lo tanto, la posibilidad de atribuir dicho carácter a la razón
estará en función de la capacidad de dar respuesta a tal cuestión, lo cual
cobrará sentido, siempre y cuando, exista una respuesta susceptible de
conocerse, ya que vimos a la razón como una capacidad epistémica.
Este ejercicio supone la integración del discurso práctico al ámbito teórico,
reconociendo la existencia de hechos normativos, que dan el tinte de verdadero
o falso a las proposiciones. De esta manera si negamos el carácter práctico
rechazaremos los presupuestos que posibilitan la función teórica, es decir que
pasaremos por alto la existencia de hechos normativos y que la pregunta
prescriptiva de la acción tenga una respuesta verdadera o falsa.
Como expone Redondo “decir que la razón es una facultad práctica implica la
aceptación de una concepción metaética cognoscitivista, según la cual es
posible conocer la verdad de los enunciados de deber” (Redondo: 1996,20).
Esto no conforma una ampliación de las funciones de la facultad estudiada, sino
una ampliación de su carácter ontológico. Desde este punto de vista no
estamos desafiando la concepción epistémica, sino ejerciendo la misma
capacidad, dado que este carácter (teórico o práctico) tiene directa relación con
el objeto de conocimiento más que con la razón.

La función normativa y motivacional de la razón


Este enfoque difiere del anterior, ya que la calificación práctica no la entiende
como un reflejo de los tipos de contenidos con los que ella opera. Sino que se
fundamenta en la función que la razón desempeña vinculada con la acción.
Para ello tomamos el aporte de Audi, quien distingue que la razón puede ser:
Epistémicamente práctica: cuando brinda conocimiento de verdades
normativas.
Legislativamente práctica: al estatuir verdades como estándares de
conducta.
Constitutivamente práctica: cuando sus pronunciamientos crean estándares
normativos.

Si observamos con atención en todos los casos que presentamos el carácter


práctico de la razón se configura en una relación indirecta con la acción, ya sea
por medio del conocimiento, la adopción o creación de normas que deben
guiarla.
Lo novedoso de este aporte radica en que en el segundo caso la razón señala
que verdades deben ser tomadas como guías para el comportamiento y en el
tercero promulga los principios que deben regir la acción. Por lo tanto, se
evidencia como la virtud práctica de la razón, está dada por poder responder a
la pregunta ¿cómo se debe actuar?
Según esta propuesta metodológica es útil rescatar la distinción de la función
motivacionalmente práctica de la razón. La misma se refiere a una capacidad
de tipo empírico, es decir la intervención de la razón en el proceso que da lugar
a la acción por medio de estados mentales.
En los casos anteriores, que corresponden a la tipología normativamente
práctica de la razón, dicho carácter práctico se asienta en la capacidad
epistémica y legislativa; lo que significa el conocimiento y/o establecimiento de
verdades normativas.
En cambio, en la otra distinción de carácter motivacional, su basamento está
en la relevancia causal, es decir en la posibilidad de influir en las condiciones
para la realización de la acción.
Para aclarar el panorama podremos distinguir las distintas funciones de la razón
de esta manera:
Como facultad teórica o epistémica.
Como facultad normativamente práctica.
Como facultad motivacionalmente práctica.

Al exponer a la razón como normativamente práctica, estamos expresando que


ella puede acceder al conocimiento de proposiciones normativas, o que los
estados mentales tienen relevancia causal en la producción de la acción, por lo
cual, siguiendo a Redondo, esta calificación resulta ambigua, porque alude a
funciones epistémicas y motivacionales, además se corre el riesgo de superponer
problemas lógicos, morales y psicológicos subyacentes.
La razón vista desde su capacidad epistémica, conforma el establecimiento de
relaciones lógicas entre entidades abstractas (contenidos significativos); en
cambio desde la visión motivacional, da lugar a estados de cosas empíricos
susceptibles de vincularse en una relación causal.

Perspectivas de análisis
La concepción de razón como motivacionalmente práctica nos lleva a la
reflexión de los conceptos de motivo y
acción humana.
Tenemos diversas formas de ver como la razón motiva la acción, generalizando
podremos tener dos sentidos de esta cuestión:

1. Sentido débil: la razón interviene en la conformación de estados


cognoscitivos necesarios en el proceso que genera la acción.
2. Sentido fuerte: la razón funciona como garantía de las condiciones
suficientes para producir la acción.

Esta distinción es importante ya que quienes rechazan el carácter práctico de la


razón no niegan que sea capaz de constituir motivos en el primer sentido
esbozado. La discrepancia radica en si los estados cognoscitivos producto de la
razón, pueden configurar condiciones suficientes.
Cabe mencionar que los estados cognoscitivos son los que se refieren a
contenidos normativos, algunos autores creen que la fuerza motivacional de la
razón se evidencia cuando puede conocer este tipo de contenidos, sin tener en
cuenta su carácter moral, en cambio otros la circunscriben sólo a las creencias
de este último tipo. Más allá de esto, como expresa Redondo “es unánime la
opinión que no pueden constituir condiciones suficientes para la realización de
la acción” (Redondo: 1996,26).
Hay que rescatar que la capacidad motivacional se vincula, como ya vimos, con
el sentido psicológico y explicativo de “razón para la acción”, en cambio su
capacidad epistémica lo hace con el aspecto normativo y justificativo de la
misma.
Esto nos lleva a concluir y exponer la separación entre los problemas
empíricos, que se relacionan con la noción motivacional y los de tipo ético que
se vinculan con la epistémica. La primera clase es relevante para el ámbito
descriptivo de la explicación de la acción, en cambio la segunda lo es para la
esfera normativa de la justificación.
Estas clarificaciones nos muestran nuevamente la ambigüedad de la noción de
razón que ya habíamos expuesto, mientras se relacione con la idea de razón
para la acción tendrá una doble significación:

Como concepto descriptivo: al predicar la racionalidad de una acción


informamos que la misma está basada en motivos.
Como concepto normativo: la acción se justifica por medio de razones.
Por lo tanto, actuar racionalmente en el sentido explicativo del término, no
implica actuar racionalmente en el sentido justificativo del mismo.

Síntesis conceptual
La Filosofía Jurídica contemporánea ha centrado su mirada en torno a la
idea de deber y su importancia para la acción. Parten de la idea de razón para
la acción, el concepto de razón configura un elemento básico para poder
comprender la relación entre norma y acción.
Significado de razón, diferentes sentidos.
Razón como facultad humana: teórica y práctica.
Las razones para la acción: explicación y justificación.
Las razones como premisas de un argumento: práctico, teórico y como
expresiones lingüísticas.

La razón como capacidad teórica y epistémica


Es capaz de relacionar proposiciones siguiendo reglas; las mismas
establecen cuando una proposición puede obtenerse a partir de otras. Los
elementos que serán susceptibles de relación serán entidades abstractas,
proposiciones y no los hechos.
El tipo de conocimiento que brinda en esta faceta es el denominado a
priori.

La razón como facultad práctica


La razón como facultad teórica pretende responder a la pregunta ¿qué es
el caso? A diferencia de la práctica cuyo interrogante es ¿qué debe hacerse?
La posibilidad del carácter práctico a la razón estará en función de la
capacidad de dar respuesta a tal cuestión, lo cual cobrará sentido, siempre que
exista una respuesta susceptible de conocerse.
Esto muestra una integración del discurso práctico al ámbito teórico.
Si negamos el carácter práctico rechazaremos los presupuestos que
posibilitan la función teórica.
No conforma una ampliación de las funciones de la facultad estudiada,
sino una ampliación de su carácter ontológico.

La función normativa y motivacional de la razón


La calificación práctica se fundamenta en la función que la razón
desempeña vinculada con la acción:
Epistémicamente práctica
Legislativamente práctica
Constitutivamente práctica
Resulta útil rescatar la distinción de la función motivacionalmente
práctica de la razón. Se refiere a una capacidad de tipo empírico, es decir, la
intervención de la razón en el proceso que da lugar a la acción por medio de
estados mentales.
Se basa en la relevancia causal, es decir, en la posibilidad de influir en las
condiciones para la realización de la acción.
En cambio, la concepción normativamente práctica de la razón, se
asienta en la capacidad epistémica y legislativa, lo que significa el conocimiento
y/o establecimiento de verdades normativas.
Al exponer a la razón como normativamente práctica se observa que la
misma resulta ambigua, porque alude a funciones epistémicas y
motivacionales, además se corre el riesgo de superponer problemas lógicos,
morales y psicológicos subyacentes.

Teleclase práctica

La Filosofía Jurídica contemporánea ha centrado su mirada en torno a la idea de


deber y su importancia para la acción, lo cual se evidencia en el debate de
problemas en donde el foco de atención es el carácter práctico del Derecho. Éste
conforma el objeto de reflexión de la Filosofía Moral y la Teoría de la Acción,
ellas han aportado visiones del significado de deber, su justificación y
vinculación con la acción. Parten de la idea de razón para la acción, el concepto
de razón configura un elemento básico para poder comprender la relación entre
norma y acción, además para explicar la existencia de las normas junto a su
incidencia práctica.

MODULO 4

La acción

Texto bibliográfico: “La noción de razón para la acción en el análisis jurídico”,


Redondo, María Cristina. Presentación.

Para discutir el concepto de razón para la acción, debemos desarrollar una tarea
de tipo metalingüística, ya que lo emplearemos para analizar otros conceptos.
Primeramente revisaremos todos los significados con que dicha expresión se utiliza
y luego evaluaremos cuál contribuye mejor para que comprendamos temas como: las
normas, la noción de aceptación de la existencia de un sistema jurídico y la
justificación de decisiones judiciales. Cabe distinguir que no lo es lo mismo usar
que mencionar una expresión, en el primer supuesto su referencia la forman otros
objetos o relaciones que se mencionan bajo ese nombre. En cambio en el
segundo su referencia es la propia palabra que aparece entre comillas.

La acción

Comúnmente esta palabra hace alusión a un determinado resultado o cambio en el mundo, que se lleva a cabo
intencionalmente, por ello intención y resultado son dos elementos integrantes de la misma. Con esto, es evidente
que descartamos todos aquellos cambios que son generados de manera involuntaria.

En cuanto al resultado, suele indicar la realización de un cambio externo al agente, aunque también podremos tener la
posibilidad de resultados internos al mismo, quienes son denominados “actos mentales”. Por ej. la acción de nadar no
es solo un movimiento corporal sino también requiere una actitud psicológica de la persona que lo realiza, vinculada a
tales movimientos. Como expresa Redondo “el aspecto interno es el que permite comprender las manifestaciones
externas, como una determinada acción intencional del individuo (…) toda acción esta compuesta de una intención y un
resultado causalmente vinculados” (Redondo: 1996, pág. 33).

Existen acciones genéricas e individuales, las primeras son un predicado aplicable a distintas situaciones particulares
(ej. nadar), serían como el nombre de una clase de acciones particulares. Estas en cambio son eventos situados en el
espacio y el tiempo que ejemplifican una acción genérica, por ej. Juan está nadando en éste momento y en esta
piscina.

Un mismo hecho individual lo podemos describir de diversas maneras, es decir que podría identificar más de una
acción genérica. De todas maneras es posible que el agente no haya alcanzado con su intención, todas las acciones
genéricas ejemplificadas. Lo que sucede cuando hacemos cosas por error, queremos algo pero realizamos otra cosa
distinta. Ej. alcanzo la sal en la mesa y vuelco el vaso de vino de mi vecino.
Como expone Von Wright que un acto tipo sea intencional es una condición mínima y esencial para identificar
acciones individuales de esa clase. Ya que la falta de intención impide su identificación como tal. Hay que mencionar que la
distinción entre un comportamiento intencional y no intencional no es del todo clara, ante lo cual imputar una acción
seria imputar una intención, aun cuando no esté claramente demostrada.

Reglas definitorias de acciones - tipo e identificación de acciones


individuales

Tenemos reglas lingüísticas y de conducta que guían la imputación de una acción individual a un determinado agente.
Las de tipo lingüístico definen una palabra a través de otras palabras, delimitando su significado. Primero
necesitaremos definir la noción de acción en general y luego las distintas acciones - tipo que se le adjudican al
agente. Por ejemplo: votar, es siempre relativo a y presupone el conocimiento de las pautas lingüísticas que rigen en
determinada comunidad. Esto es importante dado que no es lo mismo el concepto de acción, a las reglas concretas
que definen las distintas acciones genéricas. Generalmente no son elaboradas por una teoría, sino que se establecen
espontáneamente.
Podemos expresar que:

Hay acciones que son imputables por el solo hecho de la producción de un resultado por parte del agente. Debido a
que se presupone la intención y se torna irrelevante si existe o no. Por ej. la acción de votar, una vez realizada esa
acción se le imputará al sujeto, aun cuando intente demostrar que se equivocó o que deseaba elegir a otro candidato.

En cambio encontramos situaciones que exigen la demostración de la intención sumado a la prohibición de la


imputación de la acción cuando haya ausencia de demostración. Ej. el asesinato o cualquier figura jurídica que
requiera dolo.
Las reglas que rigen la aplicación de las acciones genéricas no son explícitas en relación a la prueba de intención, es
decir que no la impiden o exigen. Es decir que la imputación puede condicionarse a la demostración de la intención o
realizarse directamente ante la verificación de ciertos acontecimientos. Por ej. la acción de insultar se asocia a
manifestaciones externas determinadas, es controvertido si es necesario probar la intención o es suficiente haber
producido un resultado ofensivo; ya que es posible que argumentemos tanto a favor como en contra, en estos casos
no hay un único uso correcto del término en cuestión.

Dos clases de acciones: acciones normativas y no normativas

Como ya se esbozó anteriormente, las reglas lingüísticas son distintas de las de conducta, estas últimas permiten,
prohíben o impiden determinados comportamientos. Ambas conforman bases para distinguir dos clases de acciones:
normativas y no normativas.

Una acción tiene un resultado normativo cuando da lugar a la creación de una norma o hace aplicable las existentes.
Aquí es importante distinguir el resultado de una consecuencia de una acción; el primero es una parte vinculada
intrínsecamente a la acción, en cambio las consecuencias son efectos de un resultado. Tanto una como otra pueden no ser
empíricos, como en el caso de dar lugar a efectos normativos (creación de nueva norma de conducta o aplicación de
las existentes).

Según Redondo “una norma de conducta es aquella que regula comportamientos estableciendo obligaciones,
prohibiciones o permisiones” (Redondo: 1996, pág. 40). Para que estemos frente a una acción normativa es
fundamental un acto-tipo, es decir un concepto de recorte determinado tramo de comportamiento y lo ubique por un
efecto normativo.

Las acciones individuales pueden poseer diversas propiedades, dadas por la forma en que se llevan a cabo o por los
atributos deónticos que tienen. Por ej. la acción de fumar en determinado lugar tiene la propiedad de estar prohibida.
Lo cual no es ni resultado ni consecuencia de la acción de fumar, en realidad es el resultado de otra acción, la que
prohíbe fumar en ese lugar.

Una acción genérica es normativa, si las reglas semánticas que la conforman las definen por sus efectos normativos.
De igual manera una acción individual tendrá el mismo carácter al ser identificada por sus efectos normativos; lo que
nos interesa son los efectos normativos que pueda tener un comportamiento, ellos se toman como esenciales, son
identificados con su resultado y utilizados para individualizar la acción. No debemos confundir esto con la imputación
de una acción, ya que supone la atribución de la intención al agente, interpretándolo como un hecho propio del
mismo.

Veamos este ejemplo, que cita Redondo:

“La acción de contraer matrimonio se realiza mediante la firma de un documento ante una autoridad determinada. El
mismo hecho puede describirse como la acción de firmar o la de contraer matrimonio: ¿cuál es la diferencia que hay
entre estas dos acciones?” (Redondo: 1996, pág. 42).

Podemos decir al respecto que en este caso, firmar no es una acción normativa, dado que la aplicación de ciertas
normas es solo una consecuencia posible de ella; no siendo un resultado necesario, en cambio casarse si configura
una acción institucional1 . Esto se debe a que se define por sus efectos normativos, como ya venimos comentando; en
el caso aludido, da lugar a la aplicabilidad de determinadas normas.

[1] Algunos autores denominan a las acciones no normativas y normativas: hechos brutos e institucionales respectivamente.

Es necesario distinguir que las propiedades normativas que forman el resultado del acto de contraer matrimonio, no
las debemos confundir con la calificación deóntica que ellas tengan en determinados momentos (estar permitida,
prohibidas, etc.) porque suponen propiedades de las acciones pero no efectos de ellas.

Concluyendo, como expone Redondo, “toda descripción de una acción particular individualiza como resultado aquello
que se toma como su propiedad esencial (…) en las acciones normativas el resultado es siempre consecuencia de
una acción natural” (Redondo: 1996, pág. 43).

Con todo esto no queremos decir que es necesario multiplicar ontologías, sino que hay que entender que el mismo
comportamiento individual ejemplifica más de una acción genérica.

Como dijimos al comienzo, estas distinciones refieren a la clasificación de reglas de tipo:

S E MÁ N T I C O DE CONDUCTA

Quienes delimitan el vínculo entre las palabras y las cosas.


S E MÁ N T I C O DE CONDUCTA

Su lenguaje se vincula con la realidad, prohíben, permiten y obligan, la realización de determinados


comportamientos.

La estructura de las acciones


Es común utilizar la estructura del silogismo práctico para mostrar los elementos de la acción y su componente
teleológico. Según este enfoque el primer elemento es el estado mental que guía la obtención del fin (premisa mayor).
El segundo es la creencia de los medio suficientes para obtener dicho objetivo (premisa menor). Finalmente el
resultado seria el enunciado que ocupa el lugar de la conclusión.
Esta visión nos muestra la estructura de la acción de tipo instrumental es decir de medios a fines. Lo que
normalmente suele ser discutido en cuanto al tema es:

La caracterización de los estados mentales involucrados.

Su estipulación como necesarios o suficientes en la generación de la acción.


La relación con el resultado, etc.
Los deseos y creencias se los entiende como estados intencionales, esto consiste en la capacidad de dirigirse o ser
acerca de, objetos y estados de cosas del mundo. Podemos discernir, asimismo, su contenido representativo (ej. la
existencia de determinado servicio) y el modo psicológico en el que se tiene el mismo (la creencia o deseo que
exista).

La dirección de ajuste es una nota clave, que nos servirá para diferenciar el sentido de los deseos y las creencias. En
el caso de los deseos es el mundo el que debe corresponderse, con ellos; sucede a la inversa con las creencias
quienes deben corresponderse con el mundo. Al respecto Redondo afirma “la creencia en p es un estado que tiende a
desaparecer ante la percepción de no p, mientras que el deseo de p tiende a refirmarse” (Redondo: 1996, pág. 47).

Existen estados intencionales que buscan adecuarse a lo que la realidad dispone, si ello no ocurre se pretenderá
modificar dicho estado, por existir algo erróneo en él; hablamos en tal caso de estados con dirección de ajuste mundo-
mente, como vimos el ejemplo mas nombrado será el de las creencias. Con los deseos ocurre lo contrario ya que si la
situación mencionada ocurre, se tenderá a buscar los cambios necesarios en el mundo para que éste se corresponda
con el contenido de dicho estado (deseos ajuste mundomente).

Motivación de la acción

Primeramente hay que intentar precisar la noción de motivo, la cual en general se refiera a los elementos internos de la acción, es decir estado psicológicos relacionados
al actuar de un sujeto que lo podemos identificar como acción o explicarlo teleológicamente.

En el primer sentido el resultado es producto de la intervención del agente y configura la fase final de su acción. En base a esto, se genero un debate sobre cuales son
las actitudes psicológicas del agente, los factores causales necesarios para suscitar el cambio, etc.

Una postura identifica el concepto de motivo con el deseo, quien cumpliría una función activa en la producción del comportamiento.
Otra ve al mismo concepto como conjunto de creencias y deseos que dieron lugar al cambio propiciado por el agente en determinada situación. Esta
visión estipula que toda acción intencional tiene un motivo, ya que son una fase necesaria de ella.

En el segundo sentido mencionado, hallamos una caracterización distinta que los vincula de manera teleológica con la acción. Lo cual entra en contradicción con la postura
anterior, debido a que como no toda acción tendrá una explicación teleológica o intencional (como el caso de una conducta que es un fin en si misma y no representa un
medio para alcanzar otra finalidad), no todas tendrán un motivo.

Resumiendo, la idea de motivo designa estados intencionales internos al sujeto. En momentos refieren al aspecto volitivo, en el que se ubica la fuerza motora de la acción
según Hume, y en otros abarca además el elemento cognoscitivo para que se de el comportamiento. En ambos casos hallamos al motivo vinculado causalmente con su
resultado.

Diferente es la postura en donde representan fines mediatos, los motivos siguen siendo estados internos al individuo pero no a la acción, son independientes de ella y hacen
que se pueda explicar de manera teleológica.

En un sentido más amplio se los suele definir como un conjunto de estados psicológicos del agente independiente de sus acciones, aplicable a todas las actitudes
subjetivas, más allá que configuren o no propósitos de alguna acción.

Dos concepciones sobre la motivación de la acción

La primera que analizaremos es la de David Hume que expone que tanto un deseo como creencia son necesarios para la acción. El primero conforma el motor de la
motivación, mientras que las creencias son estados inertes. Como es evidente, este autor realiza una diferenciación clara entre ambos estados. En cuanto a los deseos los
califica de no cognoscitivos, a diferencia de las creencias que sí revisten este carácter. Asumir esta visión condición las posiciones que deban tomarse en cuanto a la clase
de entidades que puedan constituir razones para la acción y cómo explicar la relevancia práctica de los enunciados normativos.

 David Hume (Edimburgo,1711-1776) fue un filósofo, economista e historiador escocés y constituye una de las figuras más importantes de la
filosofía occidental y de la Ilustración Escocesa.

Hume cree que todo el conocimiento humano proviene de los sentidos. Nuestras percepciones, pueden dividirse en dos categorías: ideas e impresiones.
Estas últimas se hacen presentes, cuando oímos, vemos, sentimos, etc. En cambio las ideas son impresiones menos vívidas de las
que somos conscientes, cuando reflexionamos sobre alguna de las sensaciones aludidas.

Expone con firmeza que todas nuestras ideas son copias de nuestras impresiones, siendo de esta manera, imposible pensar en nada que no
hayamos advertido anteriormente, a través de nuestros sentidos.

En el otro extremo encontramos teorías que no comparten la visión de Hume. Como la que considera a las creencias condiciones suficientes para la acción, al igual que los
deseos. Como es el caso de Raz para quien las creencias representan el mundo y se dirigen a modificarlo también, por ello tienen una actitud epistémica y práctica. En este
enfoque se identifican creencias que se comportan como los deseos, en donde el sujeto no los quiere abandonar aun cuando la realidad los contradiga. De todas maneras la
acción no pierde su tinte teleológico, ya que siempre la podremos identificar como un comportamiento en pos de lograr un fin. Nagel afirma la existencia de deseos
motivados que serian a los que se llega por medio de una decisión luego de una deliberación.

En cuanto a la posición que admite a las creencias como fuente motivante de la acción, resulta difícil establecer una clasificación ya que entre ellas mismas existe acuerdo
sobre determinas cuestiones y no hay consenso acerca de otros puntos. En términos generales posicionan a las creencias como suficientes para explicar una acción,
aunque agregan que para que ella se produzca necesitarán además un estado intencional con dirección de ajuste mundo-mente, al ser teleológica la acción se pretende
generar un cambio para llegar a la meta.

 Filósofo estadounidense, actualmente Profesor de Filosofía y Derecho en la Universidad de Nueva York (NYU).

Sus trabajos se han centrado en filosofía de la mente, filosofía política y ética. Se ha especializado en las diferencias entre la subjetividad y la objetividad,
planteándose la pregunta ¿es posible adquirir un punto de vista puramente objetivo y si no, hasta qué grado de objetividad se
puede llegar?

Recientemente junto con otros filósofos como John Rawls, Ronald Dworkin y Robert Nozick escribió un documento dirigido a la Suprema
Corte de Justicia de Estados Unidos abogando por la permisibilidad legal y moral de la eutanasia.

Razones para la acción


Al abordar este tema nos preguntamos que significa se una razón para la acción, en cuanto a esto tendremos distintos posicionamientos.

EL PR I M ER O EL SEG UN D O EL TER C ER O

Se ocupa de distintos géneros de estados internos que pueden ser razones para la acción.

EL PR I M ER O EL SEG UN D O EL TER C ER O

Cuestiona si pueden ser entidades internas o externas al agente.

EL PR I M ER O EL SEG UN D O EL TER C ER O

Indaga la posibilidad dada por la función que cumplan: explicativa o justificativa.

Las razones ¿deseos o creencias?

Según Williams para que algo sea razón para la acción tiene que poder motivar, es decir que alguien actúe por ese tipo de entidad. Se observa la vinculación con el
concepto de motivo. Como ya vimos la propuesta de Hume ubica solo a los deseos como los capaces de promover la acción, como único estado intencional motivante. En
contraposición de lo que menciona el primer autor citado en el apartado, para quien las creencias cumplirían ese rol, siendo ellas ser razones por sí mismas.

Tal como presentamos esta polémica la discrepancia radica en el poder motivador de los estados intenciones. En lo que existe acuerdo es que una acción no se produce sin
un estado que apunte a la consecución de un fin. Si bien este es un rasgo típico de los deseos también pueden tenerlo otras actitudes internas.

La posición opuesta a Hume expone que existen hechos externos al agente, que conforman razones para la acción (por poseer capacidad motivante), dicha visión pone en
duda que solo los elementos internos al individuo revistan este carácter.

Las razones ¿internas o externas?

Como ya mencionamos, Williams se sitúa en contra de la idea de factores externos que puedan constituir razones para la acción, dado que si alguien cree que un hecho
externo lo es, esta motivado por una creencia que configura un hecho interno psicológico.

Si observamos este ejemplo, veremos la incidencia de los hechos externos:


La propuesta teórica de Williams expone que los factores externos poseen relevancia motivación indirecta, porque configuran las razones internas (quienes permiten explicar
a la acción teleológicamente) y las razones externas participan en la explicación de la acción.

Otra postura para analizar esta temática es la que enuncia el carácter racionalizador de la acción, como deliberación consciente que modifica el conjunto subjetivo de
motivaciones, a ella se arriba a través de la reflexión.

Si analizamos el enunciado:

“X es una razón para la acción de A”

Veremos que es de carácter ambiguo, ya que puede expresar que solo X es un factor capaz de motivar la acción o que es el que debería motivarlo si A reflexionara
racionalmente. Claramente hemos pasado de un terreno descriptivo a uno normativo, en este último, las razones son factores que deberían ser tenidos en cuenta por un
sujeto que pretende actuar de manera racional.

Aquí se produce el transito de una razón que explica a otra que justifica, por ello el ser que actúa por medio de una razón escogida racionalmente cree estar justificado
para actuar conforme a la pauta de racionalidad que sigue.

Razones ¿explicativas o justificativas?

En la primera de las opciones nos preguntaríamos porqué se realiza determinada acción, y en la segunda porqué debería realizarse. Entre ellas encontraremos diferentes
maneras de relación:

Prioridad de la primera sobre la segunda: promueve una reducción del significado de los términos normativos a la proyección de deseos o
creencias individuales y/o compartidas.

Prioridad de los elementos normativos: solo serán razones aquellas que justifiquen la acción, siendo las de tipo explicativo dependientes de las
mismas

Vinculación entre ambas concepciones: las razones para la acción sirven tanto para explicar como para justificar un comportamiento.

Todo lo expresado hasta aquí nos permite resumir que las razones internas siempre aluden a causas mentales y motivos, no debemos confundirlas con las Razones
para la acción, que viene a significar algo objetivo, externo al sujeto. Su función principal es guiar y justificar la acción.

Como se deduce es innegable el carácter ambiguo de ésta concepción por ello, si atribuimos una mayor importancia al concepto justificativo de la acción, necesitaremos
recurrir a las razones externas, diferente lo que sucede con la de tipo explicativa que alude básicamente a los deseos como único factor motivante.

Síntesis conceptual

La acción alude a un determinado resultado o cambio en el mundo, que se lleva a cabo intencionalmente. Intención y resultado son dos elementos
se descartan los cambios generados de manera involuntaria.

El resultado indica la realización de un cambio externo al agente, aunque también puede haber resultados internos al mismo.

Existen acciones genéricas e individuales, las primeras son un predicado aplicable a distintas situaciones particulares (ej. nadar), serían el nombre de
una clase de acciones particulares. Estas en cambio son eventos situados en el espacio y el tiempo que ejemplifican una acción genérica.

Un mismo hecho individual lo podemos describir de diversas maneras, es decir que podría identificar más de una acción genérica.

Que acto tipo sea intencional es una condición mínima y esencial para identificar acciones individuales de esa clase. Ya que la falta de intención impide
su identificación como tal.
Existen reglas lingüísticas y de conducta que guían la imputación de una acción individual a un determinado agente. Las de tipo lingüístico definen una
palabra a través otras palabras, delimitando su significado.

Las de conducta permiten, prohíben o impiden determinados comportamientos. Hay que distinguir dos clases de acciones: normativas y no normativas.

Una acción tiene un resultado normativo cuando da lugar a la creación de una norma o hace aplicable las existentes.

Las acciones individuales pueden poseer diversas propiedades, dadas por la forma en que se llevan a cabo o por los atributos deónticos que tienen.

Una acción genérica es normativa, si las reglas semánticas que la conforman las definen por sus efectos normativos. El mismo
comportamiento individual ejemplifica más de una acción genérica.

Los deseos y creencias son estados intencionales, esto consiste en la capacidad de dirigirse o ser acerca de, objetos y estados de cosas del
mundo. La dirección de ajuste en los deseos es el mundo-mente; sucede a la inversa con las creencias quienes deben corresponderse con el mundo.

Noción de motivo: refiere a los elementos internos de la acción, es decir estados psicológicos relacionados al actuar de un sujeto.

Una postura identifica el concepto de motivo con el deseo. Otra posición toma a dicho concepto, como conjunto de creencias y deseos. En sentido
más amplio se los suele definir como un conjunto de estados psicológicos.

Para Hume tanto un deseo como creencia son necesarios para la acción. El primero conforma el motor de la motivación, mientras que las creencias
son estados inertes.

A los deseos los califica de no cognoscitivos, a diferencia de las creencias que sí revisten este carácter.

Otros ven a las creencias como condiciones suficientes para la acción, al igual que los deseos (Raz).

Razón para la acción

¿Deseos o creencias?

Hume ubica solo a los deseos como los capaces de promover la acción, como único estado intencional motivante. En contraposición de lo que menciona Williams, para
quien las creencias cumplirían ese rol.

¿Internas o externas?

Williams se sitúa en contra de la idea de factores externos.

Porque si alguien cree que un hecho externo lo es, esta motivado por una creencia que configura un hecho interno psicológico.

Los hechos externos para él, poseen relevancia motivación indirecta, porque configuran las razones internas.

Posición sobre el carácter racionalizador de la acción: como deliberación consciente que modifica el conjunto subjetivo de motivaciones.

Se pasa de un terreno descriptivo a uno normativo, de una razón que explica a otra que justifica.

¿Explicativas o justificativas?

Prioridad de la primera sobre la segunda.


Prioridad de los elementos normativos.

Vinculación entre ambas concepciones.

Tener en cuenta que las razones internas siempre aluden a causas mentales no debemos confundirlas con las Razones para la acción, que viene a
significar algo objetivo, externo al sujeto.

LECCIÓN 2 de 2

Video conceptual

Razones explicativas y justificatorias

El significado de una palabra, depende de su uso pero no consiste en él. Sino más bien en las propiedades genéricas que
sirven de criterio para usar la palabra, que identifican su alcance y delimitan la clase de objetos a los cuales refiere.

Como analizamos anteriormente no hay un único significado de Razones para la acción sumado a que los distintos usos hacen
relevantes diferentes propiedades de tal concepto.

Para el uso de tal concepto podremos recurrir a tres finalidades:

Explicación.

Justificación.

Análisis.

El uso descriptivo nos servirá para dar una explicación y el normativo para una justificación.

Explicar y justificar

Ya venimos enunciando la diferencia que existe entre estos dos posicionamientos, en el primero llevamos adelante la acción
de “expresar” y en el otro “dar una razón de porque se hizo algo”.
Esto posee, como bien expresa Redondo, una ambigüedad “proceso – producto”, ya que por un lado designan el ACTO de
expresar las causas y razones del apoyo a la explicación o justificación; y por el otro se refieren al RESULTADO del acto.

Debemos distinguir tres aspectos del acto de explicar o justificar:

1. La pronunciación de las palabras: acto locucionario.

2. Las acciones realizadas a través de estas locuciones o la intención-finalidad de ellas: acto ilocucionario.

3. El estado de cosas que se produce como consecuencia de lo anterior: acto perlocucionario.


4.

Figura 1. Actos del habla


La acción de explicar y justificar nos son acciones básicas porque se realizan a través de otras. Por ej. presentar una secuencia
de enunciados (verbales o escritos) es un medio para realizar alguna de estas acciones que venimos estudiando.

 Esta distinción proviene de la teoría elaborada por John Langshaw Austin (1911-1960), filósofo británico,
probablemente la figura más relevante en lo que se ha dado en llamar filosofía del lenguaje. A él se debe el concepto de
acto de habla.

También los divide en directos: aquellos que expresan directamente la intención o sea coincide el aspecto locutivo e ilocutivo
e indirectos: en donde el fin de la oración es distinto de lo que se expresa.

A su vez las podemos usar para justificar o explicar una acción como seria convencer a un juez sobre determinado punto de
vista.

Cada contexto nos brinda factores relevantes para brindar una explicación o justificación, por eso las mismas pueden variar
según sea el ámbito donde sean generadas. Por ello esto determina su carácter parcial, en el sentido de ser relativos a
un ámbito de interés determinado, porque lo que es relevante en un contexto tal vez no lo será en otro.

La noción de razón-premisa alude, a que los actos de explicar y justificar, se realizan por medio de otras acciones, es necesario
la formulación oral y/ o escrita de los enunciados, como ya vimos.

Otra cuestión importante digna de destacar, es la distinción de la justificación en sentido formal y sustantivo, si bien ambas
revelan la presencia de un conjunto de enunciados, la intención y resultado varían en cada una de ellas.

En la primera las razones son vistas como contenidos que cumplen el rol de premisas que son el fundamento de una
conclusión. Su intención es la articulación correcta de las secuencias de enunciados.
En cambio el sentido sustantivo, la concepción de razón esta fundada en la teoría normativa (religiosa, ética, política, jurídica, etc.)
que se escoja. No necesita formar parte de ningún argumento.

La explicación y la justificación como actos ilocucionarios

Estas acciones, tal como venimos expresando, poseen una intención y resultado diferentes. En la explicación el propósito es
descriptivo con interés cognoscitivo (hacer inteligible la acción) y su dirección de ajuste es palabra-mundo, ya que debe
adecuarse a la realidad. Por el contrario en la acción justificativa el propósito es evaluativo, con interés práctico (pretende
evaluar la acción) y la dirección de ajuste es a la inversa: mundopalabra, común a los actos directivos.

En el primer caso es necesaria la aceptación de las proposiciones en las que se apoya, a diferencia del segundo caso, al estar
fundado en la permisión o deber de realizar algo lo que se debe aceptar son las pautas normativas.

Por todo esto podemos decir, que explicar y justificar suponen una relación entre razón y acción, por la vinculación de dos
términos:
Uno que sustenta la explicación o justificación (razón para la acción).

Y otro que es la acción justificada o explicada.

De esta manera comprobamos que estas acciones que tratamos, sólo comparten un vocablo porque en cada caso hay
una relación diferente.

Enunciados explicativos de una acción

La explicación teleológica tiene sus restricciones porque presume la realización de un evento que intenta hacer inteligible. En
un marco de propósitos que el agente cree poder alcanza por medio de ella. Nos muestra una vinculación medio-fin que es una
conexión de tipo causal. La verdad de los enunciados de la explicación dependerá de que los estados intencionales sean los
que el sujeto perseguía al actuar.

El paradigma utilizado generalmente se basa en las disposiciones involuntarias del agente, visto como no responsable de lo
que hace, sus actitudes son adoptadas no conscientemente.

Enunciados justificativos de una acción

Hemos estudiado que esta actitud significa calificar una acción como debida o permitida. Ahora si tomamos este ejemplo:

“Pedro debe devolver el libro a María”

Notaremos su ambigüedad:

Por un lado es posible observar su tinte descriptivo



Ya que enuncia la existencia de la norma y la califica de verdadera o falsa. Como resultado de un acto lingüístico
de aseveración, acepta la existencia de la norma que la califica como debida
En cambio el aspecto justificativo

Que califica la acción de Pedro es enunciado normativo que carece de valor de verdad. Es una calificación de una
acción como debida, lo cual dependen de la teoría normativa de la que emane.

Como dice Redondo “Aceptar el deber de realizar la acción prevista por la norma, supone aceptar una teoría normativa, por
cual dicha norma es una pauta adecuada de comportamiento”. (Redondo: 1996, pág. 88).

El desarrollo de la justificación lleva dos pasos:

5. Formulación de enunciados individuales que califican al acto como debido.

6. Muestra de la razón que justifica tal enunciado normativo.

Algo más a tener en cuenta en la justificación en sentido formal y sustantivo, es su aspecto interno. Porque en la primera se
suponen las normas como fundamento del argumento, en cambio en el que sigue se aceptan las pautas que invocan se
adopta un compromiso de coherencia respecto al contenido aceptado.

A la vez en este carácter sustantivo podemos hallar:

UN SE NT ID O S UB JET IV O UN S EN T ID O OB JE T IV O

En donde la justificación la da el sujeto sobre la base de normas que acepta como razones para la acción

UN SE NT ID O S UB JET IV O UN S EN T ID O OB JE T IV O

Es independiente la aceptación del individuo para la calificación de las normas como razones para la acción.
No debemos olvidar que cuando afirmamos que algo “es” no se sigue de esto que tal acto este justificado, es decir que “deba
ser”; para esto es necesario reconocer dos tipos de significados el descriptivo y justificativo. Ambos conceptos son
independientes, si los unificamos en la noción de razón para la acción estaríamos negando esa duplicidad e independencia.

¿Un tipo especial de enunciados de razón?

Enunciados explicativos no teleológicos

Hasta aquí hemos visto dos tipos de razones para la acción:

Los motivos1que la explican.

Normas que2la califican como debida.

Existen otros enunciados que no se refieren a ninguna de estas clases, son los que aluden a hechos externos al individuo,
que no son estados mentales ni normas de conducta.

Por ej.

La razón por la cual Juan fue a visitar a María es que ella estaba enferma.

Este enunciado presupone datos que pueden formar parte de una explicación o de una justificación. Porque si vemos que Juan
quiso ser atento con María: explicamos el propósito de ser atento, además de la creencia que la visita seria un medio para
satisfacer tal objetivo. Esto estaría dentro de la órbita descriptiva.

Por otro lado si pensamos que acto como debía porque es un deber acompañar a los enfermos (norma que establece un
deber) nos centramos en lo justificativo.

Redondo expresa que “cuando existe una práctica de conductas, ya sea que constituyan o no una regla social, se generan
expectativas sobre los comportamientos establecidos” (Redondo: 1996, pág. 95).

Pensemos en el ejemplo de la regla social que exige formar fila para el pago de algún servicio público, por orden de llegada.
Con esto es esperable que al llegar todas las personas se coloquen detrás de la ultima de la fila, y además que quien
esta cobrando atienda a quien está en el primer lugar. Con esto vemos como la práctica existente apoya una generalización.

Figura 3. Fila
Enunciados de razón para una acción futura

Ellos tendrán que ver con la conducta en el caso anterior, que la persona que este primero en la fila sea la razón para ser
atendido. Presuponen normas, deseos o aceptación de normas. Pueden limitarse a informar que un determinado hecho es
una
razón para la acción sin otro fin.

La existencia de reglas de conducta da un valor predictivo al suceder de los estados de cosas. Ser una pauta en si mismo
funciona como base para la justificación de la acción.

En síntesis es posible enunciar las siguientes conclusiones:

Razón para la acción se refiere a un término de una relación, el otro siempre es una acción de tipo intencional. Podemos asumir
diversas clases de vínculo entre razón y acción, una de carácter empírico (explicación) y otra normativa (justificación).

La razón puede aparecer en contextos de explicación y justificación. En los primeros bajo la forma de estados mentales
teleológicos vinculados a la acción, y en el otro como normas o hechos normativos.

La clasificación de razón explicativa y justificativa se entrecruza con la de sentido forma y sustantivo.

La justificación la podemos tomar desde dos planos: uno subjetivo, como acción de un agente quien realiza la acción y uno
objetivo que depende de la teoría lógica o normativa.

Síntesis conceptual

Explicar y justificar: poseen ambigüedad proceso – producto designan el ACTO de expresar las causas y se
refieren al RESULTADO del acto.

Aspectos del acto de explicar o justificar: locucionario, ilocucionario y perlocucionario.

La acción de explicar y justificar no son acciones básicas porque se realizan a través de otras.
Cada contexto nos brinda factores relevantes para brindar una explicación o justificación, por eso las mismas
pueden variar en uno u otro.

Justificación en sentido formal y sustantivo: ambas revelan la presencia de un conjunto de enunciados, pero la
intención y resultado varían en cada una de ellas.
En la primera las razones premisas fundamento de una conclusión. Su intención es la articulación correcta de las secuencias
de enunciados.

En cambio el sentido sustantivo, la concepción de razón esta fundada en la teoría normativa (religiosa, ética, política, jurídica,
etc.) que se escoja.

En la explicación el propósito es descriptivo con interés cognoscitivo. En la justificación el


propósito es evaluativo.
En el primer caso es necesaria la aceptación de las proposiciones en las que se apoya, a diferencia del segundo caso que no lo
es.

La explicación teleológica tiene sus restricciones porque presume la realización de un evento que intenta hacer
inteligible, muestra la vinculación medio-fin.

En los enunciados justificativos de una acción encontramos tinte descriptivo un aspecto justificativo que califica
la acción como debida o permitida.

En el carácter sustantivo de la justificación podemos hallar: Un sentido subjetivo: la justificación la da el sujeto.

Uno objetivo: es independiente la aceptación.

Existen enunciados que aluden a hechos externos al individuo, que no son estados mentales ni normas de
conducta. Ellos presuponen datos que pueden formar parte de una explicación o de una justificación.

En los enunciados de razón para una acción futura, la existencia de reglas de conducta da un valor predictivo
al suceder de los estados de cosas.

Razón para la acción se refiere a un término de una relación, el otro siempre es una acción de tipo intencional.

Hay distintos vínculos entre razón y acción, una de carácter empírico (explicación) y otra normativa
(justificación).

La razón puede aparecer en contextos de explicación y justificación.

Video conceptual

El argumento práctico
En este apartado tomaremos el concepto de razón como premisa de un argumento, conforma los enunciados que se articulan en
la estructura del mismo. Este es el centro de atención principal de la lógica, disciplina que estudia, como hemos visto, las formas
de argumentos validos, y busca distinguir los correctos de los incorrectos.
Así podremos definir un argumento como la secuencia de proposiciones, en donde una se deriva de las demás por medio de la
aplicación de las reglas de inferencia. Debido a ellas la verdad de las premisas garantiza la verdad de la conclusión, y preserva la
verdad del silogismo.

Argumento teórico y argumento práctico

Las estructuras lógicamente válidas son formas correctas de presentar un argumento y justificar una proposición. Los elementos que las componen son entidades lingüísticas. Ante
ello debemos diferenciar que la conclusión de un argumento teórico será un enunciado de contenido teórico, distinto de lo que sucede con el práctico donde es una acción o toma
de decisión quien representa la conclusión (contenido práctico).

EL CRIT ERI O DE LA CO NCL USI Ó N EL CRI T ERI O PRAG M ÁT I CO EL CRI T ERI O TIPO DE REL ACI Ó N

Para comenzar a distinguirlos debemos analizar sus características particulares, entre ellas tenemos que el argumento teórico representa enunciado del
ser, expresa proposiciones con predicado cognoscitivo. En cambio el practico, del deber ser, su contenido es no proposicional y no busca hallar la verdad
ni falsedad de los mismos.

En lo que hace a la conclusión, los teóricos rebelan que es el caso, a diferencia de los otros que responde a que debe hacerse.

Como expresión de hechos normativos, el argumento práctico expresa una proposición, que se basa en hechos morales normativos no reductibles
a hechos empíricos.

EL CRIT ERI O DE LA CO NCL USI Ó N EL CRI T ERI O PRAG M ÁT I CO EL CRI T ERI O TIPO DE REL ACI Ó N

Este afirma que no es posible considerar a los argumentos como teóricos o prácticos en si mismos, sino que tal carácter viene dado por la función que
satisface. Es decir que es relevante la intención de quien desarrollo el argumento y la función que este cumple.
EL CRIT ERI O DE LA CO NCL USI Ó N EL CRI T ERI O PRAG M ÁT I CO EL CRI T ERI O TIPO DE REL ACI Ó N

En esta visión los argumentos prácticos establecen una relación de tipo sustantiva entre los contenidos. Buscan una relación entre determinados estados
de cosas concebidos como medios otros como fines. Estableciendo una relación causal, dando una explicación intencional de la acción. La validez de los
enunciados no se apoya en la relación formal en cuanto a las premisas, lo que si sucede en los teóricos.

Argumento práctico: diversos significados y aplicaciones

Es viable establecer un sentido no lógico de los argumentos prácticos en donde esta relación entre enunciados no es una implicación, sino una conexión empírica-moral y
conceptual, con propósitos explicativos, reconstructivos y éticos normativos.

Un argumento práctico posee un sentido no lógico cuando es propuesto como modelo teórico (de una explicación o reconstrucción) y también como patrón para fundamento de
enunciados concluyentes de deber.

La forma en que se relacionan los procesos psicológicos o verbales de una argumentación con los modelos abstractos varia en cada caso. Si por ej. un juez al fundamentar su
decisión no se adecua a una estructura deductiva, su justificación debe considerarse inválida y descartada como argumento lógico.

Resumiendo encontramos diferentes usos de la noción de argumento práctico:

Sentido lógico.

Dos restantes conjuntos de enunciados que representan relaciones independientes de las de tipo lógico, susceptibles de establecerse entre argumentos.

Otra cuestión interesante para reflexionar, como plantea la autora del texto, es que “una cosa es el proceso psicológico que culmina con la extracción de la conclusión y otra es el
proceso psicológico que termina con la manifestación externa de la acción” (Redondo: 1996, pág. 116). Según ella ambos son argumentos en sentido psicológico y difieren del
sentido lógico significativamente.

Argumento práctico en sentido lógico

Las estructuras deductivas

Al respecto encontramos numerosas interpretaciones acerca de la distinción aristotélica entre silogismo deductivo y práctico. Según Von Wright, el último, tiene una estructura en la
que un estado de cosas individual se subsume bajo la regla general de la acción.

La estructura sería la siguiente:

La premisa mayor o universal conforma un enunciado de deber, conveniencia o deseabilidad de determinado estado de cosas o acción.

La menor es donde el término universal se indica a una persona concreta o cosa particular.

La conclusión enuncia el deber, la intención o la realización de la acción.

A través de la aplicación del modelo se lleva a cabo la tarea más importante del jurista, dado que él expone los distintos sectores del sistema jurídico mostrando las consecuencias
que se pueden extraer a partir de un conjunto determinado de normas. Ellos deben resolver los conflictos por medio de decisiones justificadas, y la sentencia debe ser una decisión
fundamentada en las normas generales, debe poder reconstruirse con la estructura de un argumento válido.

La validez de un argumento práctico en este sentido, es la de un argumento deductivo, y requiere la aplicación de cualquiera de las reglas de inferencia admitidas por la lógica.
Las razones premisas que justifican la conclusión pueden ser: proposiciones normativas o normas o enunciados de hecho que describen un estado de cosas o acción. En el primero
de los casos puede ser razón en sentido sustantivo que ya analizamos en apartados anteriores. Solo recordaremos al respecto que razón-premisa y razón sustantiva de acción
presuponen dos sentidos diferentes de justificación.

Las estructuras de la lógica de satisfacción y de la satisfactoriedad

Ambas conforman dos criterios para evaluar la validez de las inferencias teleológicas que parten de un enunciado deóntico. Según la primera de las mencionadas son válidas las
condiciones causalmente necesarias del estado de cosa propuesto por la premisa mayor. El enunciado de deber está justificado si la realización de esa acción es necesaria para
alcanzar los objetivos.

Quienes la critican proponen la de satisfactoriedad, en la cual se justifican las acciones suficientes para alcanzar un fin, aun cuando no sea necesario. Ya que no se justifica hacer
todo aquello, que si bien es necesario, es imposible de completar para dar lugar a condiciones suficientes de los objetivos propuestos.

A partir de un enunciado de deseo para alcanzar cierto fin, no se sigue la verdad del enunciado que afirma para satisfacer el deber o fin propuesto. Hace falta una premisa
general que presupone la existencia del deseo de efectuar lo necesario para cumplir el deber admitido. Esta premisa es la que suma las lógicas de satisfacción y satisfactoriedad.
Una vez que se admite nuestro argumento se convierte en la estructura deductiva estándar.

Argumento práctico como modelo teórico- reconstructivo

La idea de argumento práctico es usada demás como modelo teórico aplicable a diferentes objetos, allí podemos distinguir dos estructuras: una como medio-fin y otra de
carácter comparativo.

El argumento tiene como función mostrarnos los rasgos importantes del objeto a que hace alusión, para poder contribuir a su mejor comprensión. En el de tipo práctico lo referente a
su mayor o menor corrección se juzga en cuanto a su adecuación para poder hacer inteligible o representar lo que pretende captar

El argumento práctico como modelo reconstructivo de la acción intencional


Este uso ya lo hemos analizado, el patrón teleológico es aceptado como el molde reconstructivo de la acción humana. El nos mostrara las acciones con todos sus elementos
constituyentes, los de tipo cognoscitivos y volitivos de la intención sumado también al resultado. Como dice Redondo “el elemento interno volitivo queda representado en la premisa
mayor, el cognoscitivo en la menor y el resultado se enuncia en la conclusión” (Redondo: 1996, pág. 130).

El argumento práctico como modelo de la explicación intencional de la acción

El esquema teleológico se utiliza para la explicación de la acción en términos de razones internas al sujeto, para mostrar los fines que pretendía alcanzar. Los estados intencionales
a los que se refieren las premisas son parte de la acción, de la intención o su aspecto interno. Toda acción tiene un motivo en sentido de intención.

El argumento práctico como modelo reconstructivo del concepto de deber.

En este caso debemos entender al último en términos de necesidad práctica de realizar una acción.

Por esto es de utilidad distinguir entre:

Inferencia práctica primaria



En donde partir de un fin se concluye en una necesidad práctica de realizar lo que lleva a la satisfacción de una acción, seria la necesidad objetiva en relación a un fin.

Inferencia práctica secundaria



En la conclusión se menciona un deber derivado de uno primario. Es un deber en sentido técnico o instrumental. Por ej. calentar mi casa es un deber derivado de uno bási
propuesto que seria hacerla habitable. Cabe acotar que es este esquema es rechazado por la interpretación kantiana de la noción, ya que el deber seria algo querido por si mismo
no un medio para alcanzar un fin.
A continuación, te propongo la siguiente lectura obligatoria "Inferencias prácticas".

Fuente: von Wright, Georg Henrik. (2008). Inferencia práctica. Praxis Filosófica.

El argumento práctico como modelo del proceso de resolución de conflicto de razones

En esta clase, el agente sopesa sus deseos, creencias y razones motivacionales a favor y en contra de la acción a la luz de los principios de conducta. Por ende en el argumento
práctico se produce un balance en el que las razones se evalúan y compran con otras, indicando que se debe hacer en sentido concluyente.

El argumento práctico como modelo normativo

Según este modelo, el argumento no se propone como esquema de inferencia en sentido lógico, ni como modelo teórico, es un procedimiento para justificar el deber o permisión de
realizar una acción. Su implementación se considera justificada como una conducta debida, siendo el contenido de una norma regulativa.

Para la aplicación del modelo debe requerirse la implementación de este tipo en contextos jurídicos, políticos y religiosos. Variando en ellos el criterio para la selección de
razones que entran en evaluación, ya que el peso de las mismas varía según la concepción normativa que se asuma.

La validez se identifica con la corrección material de los contenidos justificables, tema que ya hemos tratado, no puede ser relativa o parcial ya que no tendremos un argumento
válido desde lo jurídico, por ej. y no desde lo moral.

Síntesis conceptual

La conclusión de un argumento teórico será una proposición de contenido teórico y cognoscitivo, representa un enunciado del ser, distinto de lo que sucede con el práctico
donde es una acción o toma de decisión, del deber ser, su contenido es no proposicional y no busca hallar la verdad ni falsedad.

La conclusión del práctico muestra enunciados de acción, expresión de hechos normativos.

El criterio pragmático considera que dicho carácter viene dado por la función que satisface.

El argumento práctico establece una relación de tipo sustantiva entre los contenidos. Buscan una relación entre determinados estados de cosas concebidos como medios y otros
como fines. Estableciendo una relación causal, dando una explicación intencional de la acción. La validez de los enunciados no se apoya en la relación formal en cuanto a las
premisas, lo que si sucede en los teóricos.

En los argumentos en sentido no lógico la relación entre enunciados no es una implicación, sino una conexión empírica-moral y conceptual, con propósitos explicativos,
reconstructivos y éticos normativos.

Argumento práctico en sentido lógico.

La premisa mayor conforma un enunciado de deber, conveniencia o deseabilidad de determinado estado de cosas o acción. La menor es donde el término universal se indica a una
persona concreta o cosa particular. La conclusión enuncia el deber, la intención o la realización de la acción.

A través de la aplicación del modelo se lleva a cabo la tarea más importante del jurista. quien debe resolver los conflictos por medio de decisiones justificadas, y la sentencia debe
ser una decisión fundamentada en las normas generales, debe poder reconstruirse con la estructura de un argumento válido.

Las estructuras de la lógica de satisfacción y de la satisfactoriedad: son dos criterios para evaluar la validez de las inferencias teleológicas que parten de un enunciado deóntico.

Según la primera: son válidas las condiciones causalmente necesarias del estado de cosa propuesto por la premisa mayor. El enunciado de deber está justificado si la
realización de esa acción es necesaria para alcanzar los objetivos.

La de satisfactoriedad, justifica las acciones suficientes para alcanzar un fin, aún cuando no sea necesario

Argumento práctico como modelo teórico-reconstructivo.


Si vemos al argumento como modelo teórico aplicable a diferentes objetos, podemos distinguir dos estructuras: una como medio-fin y otra de carácter comparativo.

El argumento tiene como función mostrarnos los rasgos importantes del objeto a que hace alusión, para poder contribuir a su mejor comprensión.

Lo podemos clasificar de la siguiente manera:

El argumento práctico como modelo reconstructivo de la acción intencional.

Como modelo de la explicación intencional de la acción.

Como modelo Reconstructivo del concepto de deber.

Proceso de resolución de conflicto de razones.

Como modelo normativo.

Teleclase práctica

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