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Mezcla de estilo directo e indirecto en un mismo discurso

(Texto de Eva Gutiérrez Pardina)

Unos pasos apresurados resuenan por el pasillo, unas manos de mujer


intentan impedir que las puertas se cierren. A través de la rendija Alex
vislumbra un pantalón marrón oscuro y un jersey de entretiempo gris perla.
Raudo, el inspector pulsa el botón que abre de nuevo las puertas y permite
la entrada de la secretaria del Conseller, que se les queda mirando un
momento, algo azorada. Disculpen, gracias, y se apoya torpemente, con los
ojos bajos, contra la pared izquierda del ascensor. Maldita sea, piensa Alex.
Tendrá que esperar un poco más para saber quién es su valedor en la
sombra. Sin embargo, sospecha que la espera no será tan larga en el caso
de la secretaria del Conseller. No había necesidad de detener el ascensor
del modo en que lo ha hecho. Ella quería estar con ellos en el ascensor, y
cree saber por qué. Un par de pisos más, a lo sumo, y les desvelará lo que
ha venido a contarles.

Séptima planta. El ascensor se para y se abren las puertas, pero no hay


nadie esperando. Antes de que se cierren las puertas de nuevo, la
secretaria del Conseller pulsa el botón de la quinta planta, toma aire y se
vuelve hacia ellos, decidida. Disculpen que les aborde así... ¿Podría hablar
en privado un momento con ustedes, por favor? Sólo unos minutos. Creo
que podría ser importante. Nos detenemos un momento en la planta cinco,
si no les importa, y se lo explico allí. Es más discreto.

Alex mira a Rodón y ve que él también lo estaba esperando. Quizás el


Conseller desee comunicarles algo más a través de ella, algún dato que no
se atreve a pronunciar en su despacho, una información delicada que
negará, si es necesario, en caso de que salga a la luz. Siempre podrá aducir
que su secretaria actuó por cuenta propia, o que entendió mal sus
indicaciones. Típico.

Descienden en silencio hasta la planta cinco. Se abre un lateral del


ascensor, y pasan a una sala con grandes ventanales, llena de mesas
amplias de color gris claro y sillas de plástico verde manzana. Parece un
comedor, quizás también la sala común donde los funcionarios bajan a
desayunar a media mañana. A lo largo de la pared hay varias máquinas de
café, latas de coca-cola, botellas de agua, galletas de todo tipo, bocadillos a
dos euros. Ni una máquina con frutas. Un fregadero y un solitario
microondas. A Alex le sorprende que sólo haya uno para todo el
Departamento.

Cruzan el comedor vacío y llegan a una sala de espera con varios sofás en
gris claro. La secretaria les agradece que hayan querido escucharla y les
pide que tomen asiento. Verán… Iré directa al grano. Arnau… El Conseller y
yo… Tenemos una relación. Él va a divorciarse de su esposa… Es sólo
cuestión de tiempo. Cuando haya elecciones y él deje el cargo… entonces
será oficial. Al menos ésa es la idea.

Ay, Dios, piensa Alex. ¿Un Conseller de la Generalitat, hijo de casa bien de
toda la vida, anunciando públicamente que tiene un lío con su secretaria?
¿En qué mundo vives, mujer?

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