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diseño de problemas1
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Documento de trabajo elaborado por la Pontificia Universidad Católica del Perú para el curso virtual del
proyecto “Oráculo Matemágico”.
Índice
2.1. Álgebra 3
2.3. Medición 7
2.4. Geometría 8
2.5. Estadística 9
2.6. Probabilidad 10
2.7. Funciones 11
3. Referencias 14
Recomendaciones para el
diseño de problemas
Por otro lado, la estructura estereotípica de los problemas tradicionales (i.e., contiene sólo
los datos necesarios y suficientes para su resolución) excusa al alumno de tener que
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En el marco teórico piagetano, la abstracción reflexionante consiste en el proceso, consciente o
inconsciente, por el que el sujeto construye nuevas estructuras cognitivas por reorganización mental de
estructuras anteriores. En el campo de las matemáticas, por ejemplo, es el proceso que permitiría la
construcción del número, de los esquemas de proporciones, de la probabilidad, entre otras.
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estructurar por sí mismo la información (e.g., determinar qué información es relevante, qué
información necesaria está ausente, etc.), la cual es una competencia muy importante y una
de las razones por las cuales las matemáticas son parte de la instrucción escolar en primer
lugar. Esto va de la mano con el hecho de que los problemas no suelen ser significativos
para el estudiante, dado que las situaciones planteadas no se asemejan a los problemas que
suelen enfrentar en el día a día, por lo que los aprendizajes del aula no se muestran útiles
fuera de ellos (Unidad de Medición de la Calidad Educativa, 2006). Finalmente, al requerir
sólo la ejecución de un procedimiento, los problemas dispensan a los alumnos de la
necesidad de inventar procedimientos propios (i.e., construir nuevos esquemas), en perjuicio
del aspecto creativo del aprendizaje de las matemáticas. Tomando en cuenta lo anterior es
posible plantear los siguientes criterios generales para el diseño de problemas de
matemáticas:
Estos criterios generales servirán como primer filtro al momento de diseñar los problemas
para el aplicativo Oráculo Matemágico. No obstante, los problemas siempre refieren a algún
tema en el área de matemáticas, y cada tema tiene características particulares. Por ello,
serán necesarios criterios más específicos para complementar los ya planteados. Por ello, a
continuación, procedemos a delimitar los temas requeridos por el Currículo Nacional, para
luego analizar la investigación relacionada a su aprendizaje, culminando con criterios
específicos de diseño de problemas, donde se incluyen las secuencias pedagógicas
recomendadas para promover el aprendizaje.
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2. Problemas de matemáticas: Aspectos
específicos de diseño
2.1. Álgebra
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“escribir” sus propias expresiones (e.g. cuando traduce enunciados verbales al lenguaje
matemático).
Dado que el álgebra implica la comprensión de relaciones entre cantidades, su
aprendizaje estará necesariamente vinculado al aprendizaje de conceptos relacionados
a relaciones (aditivas y multiplicativas), mediciones, probabilidad, geometría, funciones,
etc. Dado que estos conceptos serán tratados en los apartados que vienen,
enfocaremos el presente apartado en las recomendaciones vinculadas al uso del
lenguaje matemático implicado en el álgebra, específicamente en lo concerniente al
diseño de problemas. La literatura sobre el tema ofrece las siguientes pautas (Kieran,
1997; Watson, Jones & Pratt, 2013):
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repartidos entre 4 alumnos lleva a que cada uno reciba 3 o 12÷4=3) (Nunes & Bryant,
2009c).
Una de las dificultades más importantes que enfrentan los alumnos es que las relaciones
multiplicativas se pueden expresar utilizando una misma notación en situaciones que en
realidad son diferentes entre sí. Es decir, una relación multiplicativa puede representar
distintas cosas. Así, la notación “1/4” puede representar situaciones tan distintas como
la división de un objeto entre cuatro, el ratio entre dos cantidades (e.g., una parte de
jugo por cuatro partes de agua), la medida de cada parte luego de una repartición, etc.
Estas diversas situaciones son enfrentadas por los alumnos a partir de esquemas
distintos y casi independientes, de modo que dominar las relaciones multiplicativas en
uno de estos tipos de situaciones no garantiza un progreso en el dominio de las otras
(Nunes & Bryant, 2009b).
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puede complementarse utilizando lenguaje que enfatice esta diversidad (e.g.,
para una situación de ratio usar “hay 3 partes de pinturas por cada 2 de agua”).
Luego, deben plantearse problemas que combinen estas situaciones diversas
para promover la coordinación de los esquemas asociados.
Se deben plantear problemas que supongan proporcionalidad múltiple
progresivamente, empezando por la simple, luego la doble, etc.
Los problemas deben estar enunciados de modo que necesiten el uso de
relaciones multiplicativas para su resolución, con el fin de evitar que los
alumnos los aborden sólo con relaciones aditivas.
Los problemas deben exigir articular la relación inversa entre la multiplicación
y la división. Una forma de aproximarse a esto es por medio de problemas en
los que se debe hallar el estado inicial a partir de una transformación
multiplicativa y el estado final (e.g., “¿Cuántas tortas necesitamos para que
doce personas reciban un cuarto de torta cada una?”3) o en los que se debe
hallar la transformación a partir del estado inicial y el estado final (e.g., “Si
tenemos tres tortas, ¿entre cuántas personas podemos repartirlas para que
cada una reciba un cuarto de torta?”), problemas que suponen grandes
dificultades para los alumnos (Watson, Jones & Pratt, 2013) y que deben ser
administrados progresivamente.
Los problemas deben primero estar escritos usando fracciones y luego
decimales, dado que las primeras enfatizan las operaciones llevadas a cabo
(e.g. la fracción ¼ enfatiza la operación de añadir un vaso de jugo por cada
cuatro vasos de agua, lo cual no ocurre con el decimal 0.25) (Watson, Jones
& Pratt, 2013).
Los problemas deben iniciar con situaciones que comprendan ratios enteros
y luego pasar a situaciones con ratios no enteros, dado que estos últimos son
más difíciles (Watson, Jones & Pratt, 2013).
Los problemas más difíciles de relaciones multiplicativas son los que implican
conversiones entre unidades y productos cartesianos (Verschaffel & de Corte,
1997). Éstos deben ser aproximados progresivamente.
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En este ejemplo, el estado inicial a hallar es el número de tortas que se necesitan, la transformación
multiplicativa a realizarse es la repartición de esas tortas entre doce personas y el estado final es el cuarto
de torta que recibe cada persona.
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2.3. Medición
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Relacionar las propiedades del objeto a medir y las unidades de medida
adecuadas para ese objeto.
La iteración de las unidades convencionales.
La continuidad entre las unidades de medida (i.e., no debe haber vacíos).
Unidades idénticas entre sí (no necesariamente estandarizadas).
Unidades estandarizadas.
Proporcionalidad entre unidades distintas (e.g., un litro = 1000 ml).
La posibilidad de subdividir unidades en unidades más pequeñas y cuya
reunión agote la unidad original.
Origen de la escala (i.e., el punto cero).
2.4. Geometría
Entre las dificultades que los alumnos encuentran al aprender geometría, se puede
mencionar la sobregeneralización de las definiciones (e.g., asumir que dos objetos
geométricos distintos pertenecen a la misma clase y atribuirles propiedades que no les
corresponden) o la restricción innecesaria de sus definiciones (e.g., pensar que un
triángulo es isósceles sólo cuando el lado desigual está en la base) (Watson, Jones &
Pratt, 2013). También se ha constatado una dificultad para ignorar aspectos perceptivos
irrelevantes en situaciones geométricas, llevando a los alumnos a creer que la mitad de
un cuadrado partido por la diagonal es distinta que la mitad del mismo cuadrado partido
con una línea horizontal (Nunes & Bryant, 2009b).
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En general, y de modo similar a otros campos de la matemática, la enseñanza de la
geometría debe enfocarse en el desarrollo del razonamiento deductivo y la resolución
de problemas con componentes espaciales.
2.5. Estadística
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genera mayor certidumbre acerca de los datos. Otro tema importante es el uso de
medidas de tendencia central (i.e., media, mediana, moda). A menudo los alumnos
aprenden simplemente a calcularlas sin entender su significado y relevancia según la
situación. Por ejemplo, se ve que los alumnos pueden optar por calcular la media a pesar
de constatar la presencia de valores atípicos en sus datos.
2.6. Probabilidad
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En general, el entendimiento de la aleatoriedad y la probabilidad se hace especialmente
complicado para alumnos de Primaria e incluso de Secundaria. No obstante, es posible
ofrecer algunas pautas para la elaboración de problemas:
2.7. Funciones
Formalmente, una función es una relación tal que a cada uno de los elementos de un
conjunto (i.e., el dominio) le corresponde un elemento del otro conjunto (i.e., el
codominio). Las funciones son nociones muy abstractas y difíciles de comprender, por
lo que a lo largo del proceso de aprendizaje será común constatar que los alumnos
pueden pensar en las funciones de maneras muy diversas. Así, una función puede ser
interpretada, por ejemplo, como un conjunto de instrucciones de cálculo, una
correspondencia entre dos conjuntos, una descripción de variaciones, un objeto
matemático, etc. Del mismo modo, una función puede ser representada de múltiples
maneras, sea por medio de símbolos matemáticos o por medio de gráficos y tablas.
Antes de recibir instrucción formal sobre funciones los alumnos ya han tenido
experiencia en situaciones similares, como correspondencias entre objetos, tablas,
fórmulas, ecuaciones, etc. No obstante, el reto que impone la noción de función es
intentar formalizar todas estas experiencias previas. En este sentido, el aprendizaje de
la noción de función va muy vinculado al dominio de la notación matemática asociada.
Las funciones pueden utilizarse para muchas cosas, siendo uno de los usos más
comunes el modelado de datos o patrones. Así, una función lineal como puede
fácilmente expresar la relación entre el costo de producción mensual de una fábrica (i.e.,
f(x)), por un lado, y el costo de producción individual (i.e., m), la cantidad producida (i.e.,
x) y un costo base, como el alquiler de la maquinaria (i.e., c), por el otro. Aunque se trata
de una función sencilla, la función lineal ya implica la integración de múltiples nociones,
como los parámetros y las variables de la función. Así, la
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función supone un reto mayor que una simple ecuación algebraica. No es sorpresa
entonces que los alumnos encuentren muchas dificultades para comprender esta noción
(Watson, Jones & Pratt, 2013). Entre tales dificultades están, por ejemplo, comprender
que la función tiene diversas representaciones equivalentes, siendo las más típicas su
gráfico y su forma simbólica. La interpretación del gráfico de una función es complicada
porque supone la comprensión de que la curva de la función representa todas los valores
posibles de los pares ordenados, y no solamente valores discretos. Del mismo modo,
los alumnos a menudo albergan creencias ingenuas acerca de las propiedades de las
funciones. Por ejemplo, pueden pensar que todas las funciones son continuas, que el
dominio de todas las funciones siempre inicia con el cero, que una tasa de cambio alta
siempre implica un valor alto, etc. A estas dificultades debemos añadir las dificultades
ya conocidas en el aprendizaje del álgebra, puesto que las funciones poseen una
representación simbólica también y su uso requiere la capacidad de traducir expresiones
verbales a la notación matemática, como es el caso del modelado de datos.
Los problemas con funciones deben poner en relación las distintas formas de
representación que puede tener una misma función: tablas, símbolos, gráficos,
etc.
Los problemas deben requerir que el alumno elabore por sí mismo las
representaciones de una función. Tal puede ser el caso cuando se le solicita
crear una tabla.
También debe familiarizarse al alumno en la interpretación de las diversas
representaciones de una función. Así, el uso de gráficos o tablas para hacer
inferencias es adecuado. Debe procurarse, no obstante, priorizar problemas en
que los alumnos construyen estas representaciones y no limitarse a problemas
de lectura de representaciones ya construidas.
Los problemas con funciones deben utilizar dominios y co-dominios diversos,
para facilitar la abstracción y evitar que las características particulares de algún
dominio específico sean generalizadas a todos los dominios. Por
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ejemplo, el tiempo es una cantidad continua, lo que puede facilitar pensar en
su co-dominio como igualmente continuo. No obstante, el tiempo también tiene
una dirección (i.e., el tiempo siempre avanza, nunca retrocede), lo cual dificulta
pensarlo como una variable en el sentido matemático.
El uso de patrones y la necesidad de predecir un valor en el patrón puede ser
una oportunidad para modelar e interpretar por medio de funciones. En
particular, las funciones lineales expresan relaciones de proporcionalidad
directa e inversa, por lo que problemas que impliquen proporciones son
idóneos.
Los problemas con funciones deben buscar utilizar todos los cuadrantes del
plano cartesiano, para evitar generalizar la idea de que los valores de la función
siempre aluden a cantidades concretas (i.e., enteros positivos) de objetos.
Los problemas deben ofrecer la oportunidad de experimentar con cambios en
los parámetros de las funciones y observar estos efectos en sus diversas
formas de representación. Del mismo modo, debe haber oportunidad para
comparar funciones con parámetros distintos, poniendo el énfasis en las
propiedades de una función y no en el cómputo de valores.
Como hemos podido ver, muchos de los temas indicados por el Currículo Nacional
implican conceptos compartidos. Entre los ejemplos más claros están el plano
cartesiano, que combina funciones y geometría; y la medición, que supone relaciones
multiplicativas y espaciales. Debido a esto es esperable que el diseño de problemas
concretos suponga cierto grado de superposición entre las nociones que hemos
comentado. Esto es inevitable dada la naturaleza del conocimiento lógico-matemático.
En efecto, este conocimiento supone la coordinación de esquemas y es deseable que
esta coordinación proceda en el curso del desarrollo. Las nociones matemáticas más
complejas requerirán estas coordinaciones. Basta pensar en la trigonometría como un
ejemplo de coordinación entre funciones, álgebra, geometría y proporción.
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3. Referencias
Kieran, C. (1997). Mathematics Concepts at the Secondary School Level: The Learning
of Algebra and Functions. In T. Nunes & P. Bryant (Eds.), Learning and
Teaching Mathematics: An International Perspective (pp. 133–158). Hove:
Psychology Press.
Lehrer, R. (2003). Developing understanding of measurement. In J. Kilpatrick, W. G.
Martin and D. Schifter (Eds.), A research companion to Principles and
Standards for School Mathematics (pp. 179–192). Reston, VA: NCTM.
Magina, S., & Hoyles, C. (1997). Children’s Understanding of Turn and Angle. In T.
16Nunes & P. Bryant (Eds.), Learning and Teaching Mathematics: An
International Perspective (pp. 99–114). Hove: Psychology Press.
Nunes, T., & Bryant, P. (2009b). Key Understandings in Mathematics Learning:
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The Nuffield Foundation. Retrieved from
http://www.nuffieldfoundation.org/sites/default/files/P3_amended_FB2.pdf
Nunes, T., & Bryant, P. (2009c). Key Understandings in Mathematics Learning:
Understanding Relations and Their Graphical Representation Paper 4. London:
The Nuffield Foundation. Retrieved from
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f
Vergnaud, G. (1997). The Nature of Mathematical Concepts. In T. Nunes & P. Bryant
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Verschaffel, L., & de Corte, E. (1997). Word Problems: A Vehicle for Promoting
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School? In T. Nunes & P. Bryant (Eds.), Learning and Teaching Mathematics:
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Watson, A., Jones, K., & Pratt, D. (2013). Key Ideas in Teaching Mathematics:
Research-based guidance for ages 9-19. Oxford: Oxford University Press.
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