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Kress, G. & van Leeuwen, T. (2006). Reading images. The Grammar of Visual Design. London and
New York: Routledge
(Traducido al Español y adaptado con fines pedagógicos por Patricia Baeza Duffy)

Introducción: La Gramática del Diseño Visual

Kress y van Leeuwen consideran que en el campo de la semiótica visual se ha enfocado más en
el “léxico” en lugar de hacerlo en la “gramática”. Es decir, se ha puesto el acento en el
“vocabulario” connotativo y denonativo, en los significados iconográficos o iconológicos de la
gente, los lugares y las cosas (aún las abstractas) representadas a través de imágenes o la
construcción de contenidos simbólicos.
Estos autores postulan que es posible hacer una lectura de la gramática del diseño visual. En
este sentido, se basan en la concepción de la Gramática Sistémico Funcional, según la cual las
formas gramaticales son recursos para codificar interpretaciones de la experiencia y además son
formas de interacción social (Hallliday, 1985). Sin bien Kress y van Leeuwen consideran que las
estructuras visuales realizan significados, al igual que las estructuras lingüísticas, y por esa razón
apuntan a diferentes interpretaciones de la experiencia y a diferentes formas de interacción social,
sin embargo, creen que los dos modos de expresión construirán necesariamente significados
diferentes. De este modo, lo que en lenguaje verbal puede implicar la elección, la opción entre dos
palabras, en la comunicación visual puede expresarse a través de opciones en el uso del color o
diferentes estructuras composicionales.
De acuerdo con Kress y van Leeuwen los espacios semióticos se construyen socialmente,
considerando ciertas reglas y convenciones, que deben ser conocidas a través de la “alfabetización
visual”, cuya necesidad es prioritaria para poder conocer la gramática específica de las imágenes
visuales construidas cultural y socialmente. Además cada modo semiótico es evaluado de
diferente manera de acuerdo con el contexto en que se lo utilice.
Los autores consideran que la “gramática del diseño visual” abarca tanto la pintura, como el
cómic, el aviso publicitario y el diagrama científico. Si bien se sitúan desde el diseño visual
occidental, piensan que su teoría se aplica a todo tipo de formas de comunicación visual. Para
estos investigadores, los lenguajes son constructos sociales, son un producto de la teoría y de las
historias sociales y culturales.
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El lenguaje visual se ha desarrollado de una manera más libre, sin embargo, existen centros
culturalmente más dominantes de “alta cultura”, junto con otras esferas menos valoradas de
variantes regionales o de cultura popular. Es posible afirmar que el lenguaje visual dominante es
controlado en la actualidad por imperios culturales, tecnológicos globalizados que actúan en los
medios de comunicación de masas.
Kress y van Leeuwen proponen una metodología de lectura de las imágenes y, a su vez,
discuten aspectos sociales, históricos y culturales que son parte de esta lectura visual.

Teoría de la representación de una semiótica social

Kress y van Leeuwen sitúan esta concepción teórica dentro de lo que ha sido el desarrollo de
la semiótica en el último siglo. Reconocen tres escuelas principales que han aplicado ideas del
dominio de la lingüística a otros modos no-lingüísticos de comunicación:
1. Escuela de Praga (1930-1940): desarrollo del trabajo de formalistas rusos, así como nociones
de “foregrounding” son aplicadas a la lengua. También se dedican al estudio del arte, teatro y cine.
Las funciones comunicativas que se desarrollan son la “referencial” y la “poética”.
2. Escuela de París (1960-1970): aplicación de las ideas de Saussure y otros lingüísticas a la
fotografía (Barthes, Lindekens), moda (Barthes), cine (Metz), música (Nattiez), tiras cómicas
(Fresnault, Deruelle). Las ideas de este grupo de investigadores siguen siendo enseñadas en cursos
de estudios de medios, de arte y diseño en general bajo el título de “Semiología”. De esta manera
se siguen estudiando nociones como “lengua” y “habla”, “significante” y “significado”, signos
“arbitrarios” y “motivados”, “íconos”, “índices” y “símbolos” (términos que provienen de Peirce,
pero que son incorporados a la semiología), “sintagmático” y “paradigmático”, entre otros. Kress y
van Leeuwen se proponen ofrecer un planteamiento distinto. Hacen referencia a estas nociones
“canonizadas” dentro de la semiótica y, a la vez, ofrecen una lectura alternativa.
3. Semiótica Social (a partir de mediados de los ’80): se inicia en Australia en donde las ideas de
Halliday inspiraron estudios de literatura (Theadgold, Thiabault), semiótica social (O`Toole,
O´Halloran, Jewitt, los propios autores), música (van Leeuwen) y otros modos semióticos (Hodge y
Kress).
Un concepto clave para Kress y van Leeuwen es el concepto de “hacer signos”, concepción que
difiere de la de la semiología.
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La representación es un proceso en que los hacedores de signos, sean niños o adultos, buscan
representar algún objeto o entidad, sea físico o semiótico. El interés por el objeto es complejo
porque proviene de la historia social, cultural y psicológica del hacedor de signos y se centra en el
contexto específico en que el signo es producido. Es nuestro interés lo que guía la selección de los
aspectos del objeto suficientes y necesarios en un contexto dado. Es decir, nunca se trata de la
representación del “objeto completo” sino sólo sus aspectos “criteriales” los que son
representados mediante un modo representacional.
Los hacedores de signos tienen un significado que expresan a través de un modo semiótico
que hace más posible la expresión de la subjetividad: el significante. Esto implica que el signo no
es una conjunción preexistente de un significante y un significado que pudiera ser empleado en
bloque (como suelen ser definidos en semiología), sino como un proceso en el que el estrato del
significando y significado serían relativamente independientes uno del otro.
Kress & Van Leeuwen plantean que, desde su punto de vista teórico, los signos son
conjunciones motivadas de significantes (formas) y significados. En “semiología” esta motivación
no se asocia al acto de hacer signos sino que se define en términos de una relación intrínseca
entre el significante y el significado. Consideran que los conceptos de “ícono”, “índice” y
“símbolo” de la semiología de Peirce contradicen una de sus ideas claves de su semiología. El
“ícono” es el signo en el que la relación entre significante y significado es de semejanza, no es una
analogía motivada por el interés. Ej. la representación del animal sobre la morfología del mismo //
representaciones de funciones en los espacios virtuales // valor icónico de las onomatopeyas.
El “índice” es el signo en el que existe una relación secuencial o causal entre el significante y el
significado, como una inferencia lógica, en vez de una analogía motivada por interés (para Peirce
corresponde a un hecho natural que es interpretado como anuncio de otro que le sigue
normalmente; por ejemplo, “nubes negras”= “índice de lluvia”). El tercer elemento de esta tríada
es el “símbolo” que, por contraste, es asociado a la producción de signo, como si descansara en
convención o “contrato”, pero este hecho lo hace “arbitrario”, “no motivado”. Se trata de una
contigüidad aprendida o instituida entre significante y significado.
Desde la perspectiva de Kress y van Leeuwen los signos nunca son arbitrarios y la
“motivación” debe ser formulada en relación con el hacedor de signos y en el contexto en el que
el signo es producido y no aislado del acto de producir analogías y clasificaciones. Nuestro
potencial de significación no está limitado a un sistema de “significados disponibles” aparejados
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a un conjunto de “formas disponibles”. Un potencial semiótico es definido por los recursos


semióticos disponibles para un individuo particular en un contexto social particular.
Para Kress & Van Leeuwen la transformación de los recursos representacionales disponibles
implica un cambio en la subjetividad de quien hace o crea signos. Ej. el cambio en los dibujos de un
niño desde el movimiento circular a una disposición más conceptual y cognitiva expresada en el
acto de representar un auto. Esta noción tiene poco espacio en la “semiología”, la cual describe la
relación entre significantes y significados descansando en inferencias o semejanzas objetivas o en
grados de “contrato” social.
El enfoque semiótico de Kress y van Leeuwen considera los siguientes postulados:
1. La comunicación requiere que los participantes hagan sus mensajes entendibles al máximo
en un contexto particular.
2. La representación requiere que los hacedores de signos elijan formas de expresión de lo
que tienen en mente, formas que ellos consideren más aptas y plausibles en un contexto
determinado. La elección depende del interés del hacedor.
De acuerdo con Kress y van Leeuwen, el análisis de la comunicación visual debiera ser una
parte importante de las disciplinas críticas. Vemos las imágenes como formas de posiciones
ideológicas, como lenguaje que puede ser usado para representar poder y estatus en la
interacción social contemporánea. Por esa razón, por ejemplo, en el área del Análisis Crítico del
Discurso se le ha prestado cada vez más atención a las imágenes que dialogan con los mensajes
verbales, especialmente en los medios de comunicación.

Capítulo 1: The semiotic landscape: language and visual communication

Hace 20 o 30 años los textos producidos para los niños que inician la escolaridad fueron
enriquecidos por imágenes pero en los últimos años de la escuela primaria las imágenes dieron
lugar a una gran producción de textos escritos. Muchas imágenes continuaron pero con una
función técnica: mapas, diagramas, fotografías ilustrando un libro de geografía, por ejemplo. Las
propias producciones de los niños fueron desafiadas hacia una especialización: Historia, Inglés,
Estudios Religiosos. Los materiales provistos “para” los niños tienen un intenso uso
representacional de imágenes; en los materiales demandados “de” los niños la escritura sigue
siendo el modo dominante.
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Para Kress & Van Leeuwen es necesaria una “nueva” alfabetización, basada en imágenes y en
diseño visual. Para ello, los autores primero aclaran la posición de Barthes, quien en su ensayo
Retórica de la imagen (1964) argumentó que el significado de las imágenes (y de otros códigos
semióticos, como el vestido, la comida, etc.) están siempre relacionados y dependientes del texto
verbal. La imagen es “polisémica”, abierta a una gran variedad de posibles significados, por lo que
el lenguaje viene a solucionar este problema de un significado indefinido, abierto a varias
posibilidades de interpretación. Para Barthes el texto verbal “extiende” el significado de la imagen
o viceversa. Barthes diferencia dos tipos de elaboración: uno es la “ilustración” del texto verbal
por la imagen; el otro es el “anclaje”, es decir, cuando el texto verbal define o fija la imagen.
De acuerdo con Kress y van Leeuwen los componentes visuales de un texto poseen un
significado organizado y estructurado independientemente del texto. Esos elementos visuales
están conectados a lo verbal, pero en ningún caso dependen de lo verbal y viceversa. En los
discursos multimodales (texto verbal e imágenes) puede ser posible que cada modo aporte un
conjunto distinto de significados que eventualmente pueden ser incluso antagónicos. De esta
manera, un texto que pretenda no ser sexista puede ir acompañado de imágenes que sí estén
cargadas de estereotipos.
Kress y van Leeuwen establecen la diferencia entre los primeros semióticos y ellos, cuyo
objetivo es el uso de las teorías lingüísticas y de las descripciones. Ellos no hacen una separación
entre sintaxis, semántica y pragmática en el dominio de lo visual. Consideran que el lenguaje y la
comunicación visual pueden “realizar” el sistema de significados que constituye la cultura pero
cada uno tiene formas que son diferentes e independientes. Ej. en el lenguaje verbal una idea
puede ser realizada subjetivamente por medio de un proceso mental. En la representación visual,
también puede realizarse subjetivamente a través de la presencia de un ángulo de perspectiva u
objetivamente, a través de su ausencia. Las nominalizaciones son únicas del lenguaje. La
perspectiva es única de las imágenes.

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