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GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA

EN MICHOACÁN
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA
EN MICHOACÁN

Eduardo Nomelí Mijangos Díaz


Enrique Guerra Manzo
(Coordinadores)

Morelia, Michoacán, México, 2020


Este libro fue evaluado por pares académicos entre agosto y noviembre del 2019 a
solicitud del Consejo Editorial del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, entidad que resguarda los dictámenes
correspondientes.

Genealogías de la violencia en Michoacán


Eduardo Nomelí Mijangos Díaz
Enrique Guerra Manzo
Coordinadores

Primera edición 2020


Morelia, Michoacán, México
Derechos reservados conforme a la ley

© D. R. 2020 Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo


Instituto de Investigaciones Históricas
Edificio C-1, Área de Institutos, Ciudad Universitaria
Av. Francisco J. Múgica S/N, Villa Universidad
58030, Morelia, Michoacán, México

ISBN: 978-607-542-145-2

La presente publicación tuvo el apoyo editorial de la


Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco
Calz. del Hueso 1100, Coapa, Villa Quietud,
Coyoacán, 04960 Coyoacán, CDMX

Imagen de portada: Iván Mendoza, Frontera subjetiva 2020 (de la serie Natura violenta)
Diseño de portada: Silvia Elizabeth Contreras Carranza
Diseño de interiores: Hugo Silva Bedolla
Cuidado de la edición: Alma Lázaro García y Eduardo Mijangos Díaz

Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, incluido
el diseño de interiores y de portada, sea cual fuere el medio electrónico o mecánico sin
contar previamente con la autorización expresa y por escrito del titular, en términos de la
Ley Federal de Derechos de Autor y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables. La
persona que infrinja esta disposición, se hará acreedora a las sanciones legales
correspondientes.

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico
CONTENIDO

Ensayos sobre la violencia en Michoacán


Enrique Guerra Manzo y Eduardo Nomelí Mijangos Díaz ○ ○ 9

La violencia colectiva durante el maderismo en Michoacán


José Daniel Robles Cira ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 29

La violencia en Michoacán 1913-1915


Pablo Escalante Piña ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 61

El rebelde violento: Inés Chávez García


Eduardo N. Mijangos ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 83

Las formas de la violencia en Michoacán (1920-1980)


Enrique Guerra Manzo ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 115

La violencia reciente en México: la supremacía simbólica del


narcotráfico y la aparente desaparición de los demás tipos
de violencia
Carlos Noyola y Miguel Ángel Urrego ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 147

Los daños colaterales: ciudadanos comunes frente a la


violencia derivada de la guerra contra el narcotráfico en
México
Miriam Bautista Arias ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 171

Las violencias contra las mujeres en Michoacán. Una realidad


que impone desigualdad, vulnerabilidad y freno en el
ejercicio de todos sus derechos
Verónica Oikión Solano ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 189

La comunicación como atenuante de la violencia intrafamiliar.


Informe de una experiencia educativa en proceso
María Guadalupe Trejo Estrada ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 223
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

“Imaginarios del miedo”, pandilleros en la nota roja


Berenice Guevara Sánchez y Tania Celina Ruiz Ojeda ○ ○ ○ 255

Notas para pensar la categoría Pedagogías de la Violencia


Rosa Margarita Sánchez Pacheco ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 285

8
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Introducción

Las difíciles circunstancias de violencia e inseguridad por las que


atraviesa el estado de Michoacán (y varias entidades del país) desde
hace no pocos años demanda una serie de reflexiones y análisis
profundos que es necesario asumir por quienes nos hemos
involucrado en su estudio a lo largo de su historia contemporánea.
Con ese ánimo, la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo y la Universidad Autónoma Metropolitana (Unidad
Xochimilco) convocaron a un coloquio sobre la violencia en el
México contemporáneo, con especial atención al caso de
Michoacán, en noviembre de 2018, que se llevó a cabo en la ciudad
de Morelia. Al cual concurrieron especialistas de diversas
instituciones. La presente obra es una selección de algunas de las
ponencias que ahí se presentaron, mismas que fueron corregidas
para su inclusión en este texto. Desde variados enfoques y
disciplinas, todas ellas intentan dar cuenta de diversas expresiones
y variables de la violencia en diferentes momentos de la historia
de Michoacán y más allá de dos de sus expresiones más conocidas:
el crimen organizado y el surgimiento reciente de las autodefensas
civiles en febrero de 2013. Sin rehuir estos temas, todas ellas buscan
contribuir a una comprensión más amplia de la violencia en
Michoacán, que no se reduce a la omnipresencia de estos dos
fenómenos que permea, a veces de manera difusa y poco informada,
en los medios impresos y de comunicación estatal y nacional, y en los
que muchos estudiosos han concentrado su atención.
El propósito de esta introducción es presentar primero unas
breves consideraciones teóricas sobre los principales enfoques de
la violencia. Segundo, una síntesis de cada uno de uno de los
artículos aquí reunidos y los modos en que tienden a entrelazarse
con alguno de esos enfoques. Finalmente, se presentan algunas
breves conclusiones que parecen derivarse del presente volumen.

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GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Debates sobre la violencia

En su libro sobre la violencia, Xavier Crettiez1 afirma que ocuparse


de ella tiene por lo menos una ventaja y un inconveniente. La
primera consiste en un enfoque multidisciplinario: obliga a cruzar
los enfoques de sociólogos, politólogos, historiadores, filósofos,
psicólogos e incluso juristas. Exigencia que ya deja entrever su
inconveniente: definir la violencia implica un esfuerzo gigantesco.
No es casual que Georges Sorel haya dicho que los “problemas
relativos a la violencia siguen siendo muy oscuros”.2 Crettiez aduce
que la violencia como fenómeno social es resultado de una lucha
de definiciones entre actores que tienen intereses divergentes y
recursos disímiles: “una lucha terrible sobre todo porque el
concepto es acusatorio y moralmente condenable en un mundo
pacificado, en el cual el violento casi nunca tiene razón”. Por ello,
el Estado democrático prefiere invocar “su fuerza legítima”,
mientras que a sus opositores suele tildarlos como “violentos”.
La lucha de definiciones en torno al fenómeno de la violencia
no tiene visos de concluir. Conviene hacer una breve síntesis sobre
algunos de los más importantes debates en torno al problema de
la violencia para situar mejor los empleados en la presente obra.
Algunos autores sugieren que más que hablar de un concepto
unificado de violencia, debemos hablar de las violencias y precisar
sus tipologías.3 En lo que concierne a la sociología, los clásicos de
esta disciplina no pasaron por alto este fenómeno. En los albores
de la modernidad la violencia –“entendida como la acción corporal
de cualquier tipo que busca ocasionar un daño físico con el fin de
resolver un conflicto”– se caracterizaba por estar muy vinculada al

1
CRETTIEZ, Las formas.
2
CRETTIEZ, Las formas, p. 11.
3
Véase por ejemplo GUZMÁN, Sociología; ARTEAGA, “El espacio de la violencia”; CRETTIEZ, Las
formas; ARÓSTEGUI, “Violencia”, p. 19, afirma que, a partir de la década de 1960, la bibliografía
sobre la violencia sufre una enorme aceleración. La violencia responde a factores en que se
entrecruzan muchos planos: biológicos, psicológicos, psicosociales, simbólico-culturales,
políticos, éticos, históricos, entre otros. “De ahí, que muchas disciplinas tengan mucho que
decir sobre ella”. Confiesa que de ahí la diversidad de definiciones sobre la violencia y cree
inútil pronunciarse por alguna de ellas.

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ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

campo político.4 Marx llegó a referirla como “partera de la historia”


con reivindicaciones revolucionarias. Hoy no la consideramos así,
confiamos más en las vías pacíficas (civilizadas) y tenemos
connotaciones negativas de ella. Marx no definió con claridad a la
violencia y ocupa en su teoría un papel secundario y ambiguo.
Aparece asociada a la acumulación originaria y ofrece elementos
para su desfetichización. También es presentada como un recurso
contingente tanto para la estructuración y funcionamiento de la
dominación, como para la resistencia y rebelión de las clases
subalternas.5
Weber, en cambio, no parte de grandes agregados (como las
clases sociales) para construir su teoría sociológica, sino a partir de
la acción social o interacción entre dos o más individuos. En él, la
violencia se inserta en las relaciones sociales de lucha “donde la
acción social se orienta con el propósito de imponer la propia
voluntad contra la resistencia de las otras partes”. La considera como
un caso especial y extremo de lucha dirigido a la aniquilación del
contrario, pues lo que suele imperar en un ordenamiento social es
la competencia pacífica. Weber no enfatiza tanto la violencia a partir
del conflicto clasista como ocurre en Marx, sino a través de los
procesos de legitimación. Donde la autoridad parece derrumbarse
por alguna circunstancia aparece el recurso de la fuerza. La forma
que asuma la violencia dependerá del contexto más o menos
racionalizado en que se dé. Aunque ese contexto es especialmente
el de la política, no se limita a ella y suele impregnar a toda la
sociedad en todas las esferas de la vida.6
En su visión organicista de la sociedad, Durkheim observa la
aparición de la violencia especialmente en momentos de no
institucionalización del cambio social y sus consecuencias de
anomia y agresividad, patológicas para el organismo social. Otra
de sus fuentes es la insatisfacción o el descontento con los roles
sociales, cuando hay solidaridad imperfecta y perturbada. La
violencia aparece entonces como recurso de control social que trata

4
ARTEAGA, “El espacio de la violencia”, p. 120.
5
MARX, El capital, y La Guerra Civil.
6
WEBER, Economía, pp. 469 y 661-669; GUZMÁN, Sociología.

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GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

de readecuar a los individuos y sus funciones. Si cada individuo


tiene el lugar que le corresponde impera la justicia, si no hay
perturbaciones en el orden social. “Así como los pueblos antiguos
necesitaban, ante todo, de fe común para vivir, nosotros necesi-
tamos la justicia”.7 De este modo, tanto la falta de normatividad
adecuada que garantice la cohesión social, como la falta de
internalización de esa normatividad por parte de los individuos,
son las dos principales fuentes de conflicto y violencia en Durkheim.
Tales argumentos serán ampliamente retomados por gran parte
de la literatura contemporánea sobre la violencia.
Pese a la diversidad de las teorías sociológicas contemporáneas,
pueden agruparse en tres grandes tendencias: las que mantienen
un enfoque individualista o que priorizan el nivel micro; las de corte
estructuralista y las culturalistas, que se centran en el nivel macro-
sociológico. Ejemplo, de la primera es la sociología constructivista
de Crozier y Friedberg, quienes acentúan la racionalidad y la libertad
de los actores frente a las restricciones estructurales, de los sistemas
o de la cultura. Para ellos la violencia puede convertirse en un
mecanismo de regulación de la interacción, no tanto porque sea
una estrategia adecuada sino porque las relaciones de poder, como
mecanismos de regulación de la negociación fallan para resolver la
posición e intereses de ciertos grupos.8 Es clara la huella de Weber
en el enfoque de Crozier y Friedberg, aunque también están
presentes otras teorías contemporáneas como las del Rational
Choice, la teoría de juegos, entre otras.
En discusión con el pionero estudio de Ted Gurr9 (que destacaba
en su análisis los aspectos psicosociales y culturales), Charles Tilly
elaboró una teoría estructuralista de la acción colectiva
eminentemente política para situar a actores concretos y su relación
con la violencia: los actores no se mueven por estados psicosociales
o culturales determinados que los incitan a la rebeldía, la
organización de una población y su situación política (la estructura
de las oportunidades) condicionan la naturaleza de la acción

7
DURKHEIM, La división, p. 328.
8
CROZIER, “La crise”; CROZIER Y FRIEDBERG, El actor; ARTEAGA, “El espacio de la violencia”.
9
GURR, Why Men.

12
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

colectiva y sus posibles cursos, entre ellos el del probable empleo


de la violencia. Que una acción colectiva termine siendo violenta
depende sobre todo de cómo respondan otras fuerzas, especial-
mente la estatal.10
El neofuncionalismo más que una escuela es una diversidad de
corrientes que se desarrollan teniendo como denominador común
su referencia al estructural-funcionalismo de Talcott Parsons y los
problemas que dejó abiertos. Por ejemplo, Alexander intenta una
síntesis multidimensional en la que trata de incorporar a todos los
críticos de Parsons. Para él la violencia obedece a la incapacidad
de las instituciones y las normas (sistemas) para sublimarla en
códigos simbólicos culturales de agresión, lo que produce meca-
nismos para que la violencia aparezca como medio de competencia
por los recursos económicos y sociales entre grupos, reproducién-
dola incesantemente.11
Pero quizá la concepción más extensiva de la violencia, que
incluye tanto aspectos culturales como estructurales (e incluso
ecológicos) sea la del sociólogo y matemático noruego Johan
Galtung. Para este autor, cualquier sistema de desigualdad social
que genere muertes y sufrimientos innecesarios, junto con las
estructuras culturales y simbólicas que lo justifican, debe consi-
derarse violento. Distingue entre violencia directa (es visible y
cristaliza en comportamientos específicos que responden a actos
de violencia física, verbal o psicológica); violencia estructural que
alude a las estructuras que no permiten la plena satisfacción de las
necesidades; violencia cultural (y simbólica), generadora de un
marco legitimador de las anteriores violencias. La violencia
estructural y la cultural no son visibles, pero suelen estar detrás de
la violencia directa.12
Muy cercano al interaccionismo simbólico y reaccionando contra
las teorías macroestructurales, Randall Collins, por su parte, aduce
que la violencia surge como producto de la ampliación de la
10
TILLY, From Mobilization, y The Politics; ARÓSTEGUI, “Violencia”.
11
ALEXANDER, Las teorías; ARTEAGA, “El espacio de la violencia”.
^ ^
12
Otras definiciones macroestructurales, como las de Slavoj ZIzEK, Sobre la violencia o CALVERIO,
Violencias, tienen un carácter sistémico similar al que ofrece GALTUNG, Violencia, solo que en
una dirección marxista.

13
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

distancia social (grado y calidad de la intimidad y el entendimiento


en la interacción), como manifestación de la falta de cohesión y
solidaridad, como expresión de la anomia. Lo que se expresa en
comunidades urbanas marginadas que no pueden mantener ciertos
grados de entendimiento e intimidad que impidan la incursión en
la violencia. Es claro aquí el intento de articular los planteamientos
de Durkheim y de Simmel.13 Recientemente, Collins profundizó en
el estudio de treinta formas de violencia derivadas de la interacción
en el nivel micro, pues su enfoque pretende mostrar que “todo
macrofenómeno puede traducirse a combinaciones de evento
micro” y que toda estructura social puede traducirse empíricamente
a “pautas de interacción micro-repetitivas”. Para este autor la
violencia debe acotarse a su dimensión fisicalista como núcleo
principal de la definición: aplicación de la fuerza física con el
propósito de lastimar y hacer daño a las personas o a sus cosas.14
Como puede apreciarse, no existe un concepto unívoco de la
violencia, dado que se trata de un fenómeno demasiado complejo,
heterogéneo y multidimensional. Por ello, diversos autores sugieren
hablar en términos plurales de las violencias. Las de carácter
interpersonales (físicas, sexuales, verbales, intrafamiliares), que se
contraponen a las violencias anónimas de masa (tipo terrorismo),
a las violencias de Estado (represiones de fuerzas armadas o
policías) o a las violencias políticas colectivas (como motines o de
grupos partidistas extremistas).15
Todo esto no es sino una muestra, bastante apretada y
esquemática, de los modos en que, en las ciencias sociales, y en
especial en la sociología, se ha venido discutiendo el problema de
la violencia. En todo caso, ninguna sociedad elimina la violencia,
en el mejor de los casos la contiene y administra. Así, no podemos
entender plenamente las violencias de hoy en Michoacán, su
peculiaridad, sin su conexión con los ciclos de violencia por los que
ha pasado históricamente la entidad, por lo menos desde la
revolución de 1910.

13
SIMMEL, Sociología; COLLINS, Violence.
14
Citado en RITZER, Teoría, p. 477; COLLINS, Violence, pp. 463-464.
15
Cfr. GIMÉNEZ, “Introducción”; CRETTIEZ; Las formas.

14
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Charles Tilly16 ha señalado que se debe entender la violencia y


la guerra como un proceso de formación del Estado y no solo como
su fracaso. North, Wallis y Weingast17 señalan, por su parte, que
los Estados siguen siendo el centro de la competencia por el control
de la producción y la apropiación de recursos legales e ilegales.
Empero, este último enfoque pasa por alto que los Estados de
América Latina nunca ejercieron el monopolio legítimo de violencia
en sus territorios. Como muestran varios de los ensayos aquí
reunidos, en lo que concierne a México, si bien las élites que
construyeron al Estado posrevolucionario lograron remover la
violencia del plano nacional, no lograron hacerlo del todo en el
ámbito regional. De ahí que, como se desprende del caso
michoacano, encontremos frecuentes ciclos de violencia que no
siempre lograron ser embridados institucionalmente.

Contribuciones del volumen

De los diez artículos que integran la presente obra, cuatro se ocupan


de la historia de la violencia en Michoacán. Tres de ellos escudriñan
diferentes dimensiones de la complejidad de la violencia entre 1910
y 1920, la década de la guerra civil (del maderismo al constitucio-
nalismo) y uno de ellos analiza los ciclos de violencia en la entidad
entre 1920 y la década de 1980, momento en que la violencia
asociada al músculo de los cárteles se hace más visible. Dos artículos
se ocupan de aspectos relacionados con el crimen organizado
(dentro y fuera de Michoacán). Dos sobre la violencia de género e
intrafamiliar y otros dos sobre la violencia cultural y urbana.
Los tres primeros artículos abordan la violencia revolucionaria,
política y social de la década de 1910. En el primero, José Daniel
Robles Cira da cuenta de la violencia colectiva durante la fase
maderista de la revolución en Michoacán. Observa con minucia el
modo en que emergen diferentes formas de violencia sobre diversas
figuras del antiguo orden (expresiones de xenofobia, viejos agravios

16
TILLY, “War Making”.
17
NORTH, WALLIS Y WEINGAST, “Violence”.

15
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

contra caciques locales, prefectos y hacendados), así como daños


a inmuebles, mercancías, tiendas, haciendas y todo lo susceptible
de ser confiscado. No dejaron de aparecer violaciones y diversas
formas de asesinato. El puntal de esa violencia desbordada fue “el
pueblo bajo” y con su empuje se fueron minando las instituciones
porfiristas. Robles se propone recuperar el papel de ese pueblo
bajo (al que la opinión pública se refería también como chusma,
plebe, canalla, entre otros epítetos), actor al que la historiografía
michoacanista ha prestado poca atención. Linchamientos, motines,
bandidaje y saqueos, fueron algunas de las expresiones de la furia
de la plebe entre 1911 y 1913. La falta de liderazgos fuertes y la
debilidad del maderismo en Michoacán, concluye Robles, fueron
quizá los principales factores que posibilitaron el desbordamiento
de esa violencia, que en algunos lugares (como Puruándiro) alcanzó
dimensiones “apocalípticas”. En el amanecer del domingo 9 de junio
de 1912 alrededor de 700 bandoleros “tomaron la ciudad de
Puruándiro, dejándola desolada” (incendios de las casas principales,
asesinatos, colgados y todo tipo de depredaciones).
En el siguiente artículo, Pablo Escalante Piña narra la violencia
vivida entre 1913 y 1915, los años de la lucha de los ejércitos
constitucionalistas contra Victoriano Huerta y luego entre sí
mismos, en una feroz guerra civil. Fueron años de una violencia
constante que, si bien se vivió de manera diferenciada de una región
a otra, en sus magnitudes y dimensiones, tuvo algunos rasgos
comunes con el período maderista: asesinatos, colgados, incendio
de propiedades, destrucción de archivos y oficinas gubernamen-
tales, fusilados, saqueos, robos, violaciones. Se trató de una
violencia que era tanto un medio de combate de los ejércitos para
enfrentar al enemigo o hacerse de recursos, como un medio para
expresar miedos, resentimientos o venganzas locales por parte de
la propia sociedad civil que se sumó a la lucha.
Entre 1915 y 1920, se inicia la reconstrucción de un nuevo
régimen bajo el mando de Venustiano Carranza, la cabeza principal
del constitucionalismo. Pero ello se hace, como documenta
Eduardo Mijangos Díaz en el artículo tres, en medio de una profunda
crisis económica y social, en un contexto de resistencias de los

16
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

reductos villistas en el norte, zapatistas en el centro-sur y


numerosos grupos de rebeldes y bandoleros sin ninguna filiación
política ideológica, que recorrían amplias regiones del país
cometiendo toda clase de tropelías. Uno de los bandoleros más
famosos fue José Inés Chávez García, al que la prensa de la época
se refería como “terror de Michoacán”, “Atila del Sur”, “Genghis
Kahn Michoacano”, entre otros adjetivos. Prensa y fuentes testimo-
niales le atribuían “exponenciales atrocidades contra la población”.
Se trata de un personaje que convirtió la violencia en “uno de sus
escenarios de oportunidad y modus vivendi”, señala Mijangos.
El artículo describe el modo en que la mayor parte de Michoacán
fue asolada por el bandidaje entre 1915 y 1918. Tanto bandidos
como las tropas del ejército que los perseguían, fueron percibidos
por la población michoacana como flagelos que igual los
esquilmaban y agraviaban: asesinatos, robos, secuestros, viola-
ciones… Situación que se agravó en 1918, cuando las principales
fuerzas federales se concentraron en el norte combatiendo al
villismo y ejercieron poca vigilancia sobre Michoacán. Llegó un
momento en que sólo Morelia no estaba bajo control de los
bandoleros. El minucioso seguimiento de la figura de Chávez
permite a Mijangos mostrar las complejidades de la violencia de
ese período, así como la manera en que la sociedad michoacana
formó defensas civiles (institución que se mantendría por varias
décadas) para tratar de buscar protección ante el bandolerismo.
A medida que la autoridad del nuevo Estado se fue afianzando,
sobre todo tras el triunfo de la rebelión de Agua Prieta en 1920, los
grupos de bandoleros fueron debilitándose. Pero hubo regiones,
sobre todo las más apartadas y con poca vigilancia (como la Sierra-
Costa y Tierra Caliente michoacanas) en las que continuaron siendo
un flagelo por varias décadas.
En el artículo cuatro Enrique Guerra Manzo analiza de manera
panorámica las oleadas de violencia principales que aparecen en
la entidad entre 1920 y 1980. Señala que su evolución en esos años
se relaciona con un coctel de factores muy complejo: las fases por
las que atravesó la edificación del Estado posrevolucionario;
naturaleza de los juegos de poder regionales; tipo de intermediarios

17
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

políticos (brokers) en cada uno de los municipios de la entidad;


peculiaridades geográficas de cada región, que no siempre
permitían al Estado brindar a la población condiciones de seguridad
adecuadas. De igual modo, los protagonistas de la violencia varían
de un campo social a otro y a lo largo del tiempo. Propone distinguir
dos etapas. La primera de 1920 a 1940. Sus principales
protagonistas son bandidos, agraristas y hacendados, católicos y
anticlericales, facciones rivales que se disputan cargos ejidales y
políticos. El Estado, al tomar partido por alguna de las partes, puede
acelerar la violencia o bien encapsularla, imponiendo cierta
gobernabilidad, dependiendo mucho del tipo de broker con el que
pacta: donde aparecen caciques se suelen suscitar procesos de
fisión faccionales que agudizan la violencia; donde emergen líderes
de masas con mayor arraigo (a los que aquí denomina brokers
formales) es más viable que se susciten procesos de fusión y
centralización del poder que tienden a embridar la violencia y a
civilizar las pasiones políticas. El segundo período va de 1940 a 1980.
El clivaje cultural-religioso pierde importancia, al igual que la
violencia política, persiste la conflictividad agraria, aunque con
menor intensidad, pero empieza a ganar mayor protagonismo el
mercado de lo ilícito: bandas de delincuentes y, en especial, las
dedicadas al cultivo y trasiego de enervantes. De igual modo, se
hace más visible una zona gris en la que transitan empresarios de
lo ilícito: redes clandestinas entre agentes estatales y privados. Para
frenar la violencia el Estado acude a partidas militares, defensas
rurales y pactos de civilidad entre las facciones en pugna, pero no
logra frenar la criminalidad. A estas oleadas de violencias
instrumentales (en la medida en que perseguían ciertas metas o
ganancias deben ser calificadas de ese modo) debe sumarse una
violencia ritual (vendettas, pistolerismo) que atraviesa a ambos
períodos y que se articula con las demás. De tal suerte que podemos
hablar de oleadas de violencia que se suceden y entrelazan en
distintos campos con diferente intensidad. El ensayo concluye
postulando que el agudizamiento de la crisis económica en la que
entró el país partir de los años ochenta, así como una mayor fuerza
adquirida por la delincuencia organizada, en especial la vinculada

18
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

al tráfico de enervantes, hallaron un buen caldo de cultivo para


que la violencia continuara permeando el tejido social de amplias
regiones de la entidad, en especial en Tierra Caliente, Sierra y Costa.
Los artículos cinco y seis se ocupan de expresiones del crimen
organizado en el ámbito nacional, pero Michoacán no deja de estar
presente en sus tejidos discursivos. Así, en el quinto artículo, Carlos
Noyola y Miguel Ángel Urrego muestran el modo en que emerge
en el país una narrativa (un nuevo modelo) en torno a la lucha
contra el crimen organizado, invisibilizando otras violencias
estructurales (contra las mujeres, por diferencias de credo, sociales,
entre otras). En los años ochenta se gestan en México una serie de
acontecimientos que terminan con la desaparición de la Dirección
Federal de Seguridad (instancia desde la cual había cierta regulación
y control del crimen organizado por parte del Estado) y se abre la
puerta a una nueva narrativa de la guerra contra las drogas, bajo la
presión del gobierno estadounidense. La tasa de homicidios se había
mantenido a la baja hasta 2007, pero a partir de 2008, momento
en que el gobierno de Felipe Calderón recrudece su guerra contra
el crimen organizado (misma que fue iniciada en Michoacán), no
ha dejado de dispararse. Desde entonces, la violencia desborda el
espacio público y se vive como algo excesivo y con muchos “daños
colaterales” hacia la población. En ese contexto, el crimen
organizado ha logrado imponer en algunas regiones una narco
cultura. Es en ese contexto, en el que debe observarse el
surgimiento de autodefensas como esfuerzos de una sociedad civil
que busca proteger sus vidas y sus bienes. Pero al amenazar con
desbordar al Estado fueron desmanteladas y la población quedó
de nueva cuenta a merced de cárteles rivales que se disputan plazas.
De esta forma, concluyen los autores, el modelo estadounidense
de combate a las drogas, en el que se inspiró la cruzada calderonista,
no corresponde a los intereses de las naciones de América Latina y
genera profundos desequilibrios que se traducen en hechos
violentos y para amplias capas de la población, en términos
inspirados en Giorgio Agamben,18 en un proceso de nuda vida (una

18
AGAMBEN, Homo sacer.

19
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

vida que ha perdido sus derechos y es objeto de toda clase de


violencias).
El artículo seis sigue profundizando en los “daños colaterales”
(eufemismo desde el cual han sido invisibilizados miles de muertos
y desaparecidos, así como millones de vidas trastornadas en su
cotidianidad) que ha traído para la población la guerra contra las
drogas en el sexenio calderonista. Pero Miriam Bautista Arias se
posiciona desde la experiencia de la ciudadanía en varios estados
del país (del norte, centro y sur): Chihuahua, Nuevo León,
Tamaulipas, Michoacán, Estado de México, Morelos y Guerrero.
Para ello va más allá de la visión de la violencia de Agamben y
recupera el enfoque de la antropóloga india Veena Das,19 para hablar
de una violencia vivida desde los márgenes: territorios y espacios
de las prácticas desde los cuales los ciudadanos viven de manera
cotidiana sus nexos con las instituciones y agentes que representan
a la autoridad estatal, donde se materializa tantos sus dimensiones
legales como extralegales y violentas. Desde esos márgenes
recupera experiencias ciudadanas y el murmullo social de la
violencia (discursos que circulan en la memoria colectiva y en la de
los propios actores), sus tácticas y estrategias para sobrevivir ante
escenarios adversos, en los que se han suscitado “los daños
colaterales”. Para muchos ciudadanos no hay diferencia entre la
violencia de los narcos y las de los agentes estatales (en los que
observan incluso complicidades). Unos se sienten indefensos, otros
se sumen en la apatía, pero también hay quienes se esfuerzan por
emplear la acción colectiva para promover una cultura de la paz.
Verónica Oikión Solano, en el artículo siete, analiza las violencias
contra las mujeres en Michoacán y la manera en que se vulneran y
obstaculizan sus derechos. En un enfoque de la violencia muy
cercano al de Johan Galtung20 considera que todas las violencias se
encadenan unas a otras (estructurales, culturales, directas e
indirectas) y se plasman en Michoacán en una diversidad de formas
de agresión sobre las mujeres en diferentes espacios sociales. En
el ámbito público o comunitario se refleja en ofensas verbales,
19
Al respecto, véase DAAS y POOLE, “El estado”.
20
GALTUNG, Violencia.

20
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

manoseos, hostigamiento sexual, violaciones y un largo etcétera.


Más oculta está la violencia intrafamiliar y conyugal porque se la
considera “natural” y de la competencia de las parejas y los agentes
públicos poco se involucran en ella. Oikión da cuenta de cómo todo
ello se recrudece en contextos de guerra como el generado con el
surgimiento de las autodefensas en la entidad en 2013: las mujeres
son vistas como botín de guerra en espacios de disputa por
estructuras delictivas o su utilización como objetos sexuales
ritualísticos entre miembros del crimen organizado. De esta forma,
demuestra el modo en que la violencia contra las mujeres no sólo
proviene de la delincuencia sino también de una sociedad
militarizada (pues los atropellos del ejército son frecuentes). La
violencia, concluye Oikión, se ha ido normalizando e invisibilizando
en Michoacán y sin promover mayor igualdad social y equidad de
género será imposible revertirla y reconstruir el entramado social.
Guadalupe Trejo Estrada, en el artículo ocho, continúa con el
tema de la violencia de género, pero ya no tanto a nivel estatal
sino de experiencias concretas intrafamiliares en una colonia de la
ciudad de Morelia. Retoma también el enfoque de Galtung y lo
combina con la teoría del interaccionismo simbólico para dar cuenta
de fenómenos a escala microsocial. Expone los resultados de una
investigación en la que ha estado inserta, en la cual se aplicó la
Investigación Acción Participativa (IAP) para sopesar el papel de la
comunicación como atenuante de la violencia intrafamiliar. Aduce
que el bienestar de las personas implica auto aceptación, relaciones
positivas con los demás, autonomía, dominio del entorno,
crecimiento personal. En ese contexto, la violencia intrafamiliar
puede ejercer sufrimiento a las personas. Galtung concibe a la
violencia estructural como cualquier sufrimiento evitable a los seres
humanos.21 De esta manera, sin condiciones sociales de calidad de

21
Galtung define a la violencia estructural como “la diferencia entre lo potencial y lo actual,
entre lo que podría ser y lo que es” (citado en SOLS, Violencia, p. 53). Así, una muerte por
tuberculosis en el siglo XVIII no sería violenta, dado que esa enfermedad no tenía cura,
mientras que hoy sí lo sería dado que tiene curación. Todas las formas de violencia, sean
estructurales o directas, pueden agredir a la vida humana en cinco necesidades básicas: de
supervivencia, de bienestar, identitarias, de libertad y de equilibrio ecológico. SOLS, Violencia,
pp. 53-55; GIMÉNEZ, “Introducción” y GALTUNG, Violencia.

21
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

vida adecuadas es muy difícil que las mujeres puedan desarrollar


los anteriores aspectos del bienestar. Es en ese contexto, donde
Trejo evalúa el papel de la comunicación como instrumento para
extirpar o hacer frente a la violencia. A través de varias rondas de
reflexiones los participantes en la IAP llegaron a cobrar conciencia
de que no sólo eran víctimas sino también victimarios de la violencia
sobre sus parejas e hijos. Y que cierto grado de comunicación es
condición necesaria para promover una mejor calidad de vida y de
bienestar.
Los dos últimos artículos abordan el tema de la violencia en el
ámbito cultural. Berenice Guevara y Tania Ruiz, en el artículo nueve,
se ocupan de la construcción de los imaginarios del miedo en torno
a las pandillas urbanas a través de la nota roja. Por medio de un
seguimiento al principal periódico de la entidad La Voz de
Michoacán, entre 1995 y 2005, observan cómo se construye la
imagen de un pandillero para la opinión pública, en fotografías y
artículos de la nota roja. En el periódico se usan los términos banda
y pandilla como sinónimos, cuando no lo son. El primero alude a la
delincuencia, el segundo a un sentido cultural de identidad. En la
nota roja se observa a los jóvenes como malvivientes, rateros,
viciosos y traficantes de drogas. Son presentados como un peligro
para la ciudad (de Zamora, Jacona, Morelia) y el orden público. Es
sobre todo a partir de 2000-2005 cuando más se les empieza a
clasificar de ese modo y dejan de ser vistos como “jóvenes de
esquina”. Se les comienza a asociar a las pandillas salvadoreñas
(como la Mara Salvatrucha): son fotografiados con el torso desnudo
para mostrar sus tatuajes pandilleriles. Se trata de fotografías que
buscan promover en el lector temor y rechazo hacia esos jóvenes.
Guevara y Ruiz contrastan esas imágenes y discursos con el
comportamiento real de pandillas morelianas y encuentran que se
trata de jóvenes de esquina que se juntan para darle un sentido a
su vida en un medio que los excluye y a los que no se les reconoce
su lado artístico creativo: para bailar (breakdance), pintar (grafiti)
o en composiciones musicales (hip-hop y el rap). De esta manera,
en la nota roja no se reconoce su dignidad como seres humanos;
no se busca comprenderlos sino estigmatizarlos (ejercicio de

22
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

violencia simbólica); no se repara en que no son bandas criminales


sino pandillas urbanas heterogéneas que emergen como una
respuesta cultural a entornos violentos territorializados.
El volumen finaliza con un artículo reflexivo sobre ciertos ángulos
teóricos desde los cuales repensar el fenómeno de la violencia y
posibles formas de su superación. Rosa Margarita Sánchez Pacheco
propone la categoría “pedagogías de la violencia” como una
ventana desde la cual reflexionar un fenómeno tan complejo y su
impacto sobre los sujetos, como de las posibilidades de generar
contrapedagogías que permitan resistir y superar situaciones de
violencia concretas. Su objetivo es ligar lo pedagógico (más allá de
la esfera educativa) y la violencia, proponiendo retomar otras
categorías como “pedagogías de la crueldad”, “cultura de la
violencia” o “aprendizaje” y “disciplinamiento”. Aborda lo
pedagógico desde la noción de mediaciones de Hugo Zemelman,22
que nos convoca a reconocer los procesos sociales, políticos y
económicos, así como sus articulaciones, en el de relaciones
complejas de sobre determinación históricas que operan sobre los
sujetos y que a la vez son producidas por éstos en alguna medida.
A ello, propone Sánchez, debe ligarse la noción de experiencia como
base fundante para indagar en el quehacer cotidiano de los sujetos
(modo en que viven pedagogía y violencia). Con ese aparato
conceptual se puede pensar más allá de la violencia misma, apostando
a indagar en lo que esta produce, renunciando a quedarnos sólo
en la fórmula de que la violencia produce más violencia. Pues los
sujetos son también creativos y pueden ir más allá: ampliar
horizontes de visibilidad y proponer inéditos viables (contrapedago-
gías de reconstrucción y esperanza).

Conclusiones del volumen

El libro ofrece un recorrido por las diferentes oleadas de violencia


que se han vivido en Michoacán desde la revolución de 1910 a la
fecha. Repara en algunos de los instrumentos que han sido

22
ZEMELMAN, Conocimiento.

23
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

empleados para tratar de encapsularla y extirparla del tejido social


en diferentes momentos históricos (defensas civiles, dotaciones
agrarias, partidas militares, agentes judiciales, pactos de civilidad,
entre otros). Se presentan también diversas formas de la violencia:
sociales, políticas, culturales, urbanas, rurales, de género, intrafami-
liares, las relacionadas al crimen organizado, instrumentales y
expresivas. Un hilo central en el que parecen articularse todas esas
violencias es el Estado, ya sea por omisión y/o comisión. El Estado
teóricamente ha sido definido como el aparato que reclama el
monopolio legítimo de la violencia sobre un determinado territorio
y población.23 En el caso mexicano, como enseña el caso de
Michoacán, ese aparato emergido de la revolución de 1910 ha
presentado deficiencias infraestructurales serias, pues no garantiza
servicios adecuados a la ciudadanía: proteger sus bienes y sus vidas,
brindar justicia y respeto a sus derechos. Todo ello aparece de
manera diferenciada según el momento histórico, la región y el
campo que se observe (político, social, cultural o el de género). Lo
cierto es que el fenómeno de la violencia siempre aparece
desbordando al aparato estatal en diferentes grados y formas.
No se puede construir una cultura de paz robusta sin un pleno
Estado de derecho que encapsule a todas las violencias. Pero
tampoco sin un modelo de desarrollo que promueve mayor
igualdad y equidad social. Como muestran varios de los ensayos
que se han dado cita aquí, afortunadamente están apareciendo
oleadas civilizatorias esperanzadoras desde la propia sociedad, que
buscan hacer frente a la violencia: acciones colectivas de
autodefensa y redes de protección mutua desde los márgenes;
luchas de género para evitar que la violencia se invisibilice y
naturalice; contra estigmatizaciones contra la violencia simbólica
y cultural que legitima prácticas y discursos que vulneran la dignidad
de las personas; esfuerzos por cobrar conciencia del papel de una
buena comunicación interpersonal como atenuante de la violencia;
intentos creativos de los actores para generar contrapedagogías
de la violencia que promuevan la paz.

23
WEBER, Economía.

24
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

En suma, como puede apreciarse, la presente obra es como un


caleidoscopio, con ensayos empíricos, historiográficos, sociológicos,
antropológicos y teóricos sobre la evolución del problema de la
violencia en Michoacán y de algunas de sus principales formas de
expresión a lo largo del tiempo, sin descuidar por ello sus
articulaciones con el plano nacional. Es un tema que incita a
profundizar en mayores investigaciones en múltiples direcciones
teórico-metodológicas y en diferentes planos (micro, meso y
macro). Los ensayos aquí reunidos más que entregar resultados
acabados, ofrecen exhortaciones a seguir escudriñando y
profundizando nuestra comprensión de la violencia. Michoacán es
un escenario privilegiado para observarla. Del grado de
comprensión que alcancemos de ella dependerá mucho el modo
de hacerle frente y quizá erradicarla. Aquí se pone sólo un grano
de arena en un camino que se vislumbra todavía muy sinuoso.

Enrique Guerra Manzo


Eduardo Nomelí Mijangos Díaz

25
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

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26
ENSAYOS SOBRE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

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27
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

28
LA VIOLENCIA COLECTIVA
DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN1

José Daniel Robles Cira


UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO

Pasaron ocho días, y quince, y un mes, sin que yo pudiera


arrancarme del pueblo. De pronto, llegó el momento
temido: una horda satánica de fieras, con aspecto de
hombres, arrasó mi casa y mis bienes, y me dejó llorando
sobre mis propias ruinas.2
JOSÉ RUBÉN ROMERO

Al iniciar Revolución mexicana, diversas formas de violencia se


manifestaron por buena parte del país, específicamente en la etapa
maderista, estos estallidos sociales se tiñeron de lo que en
apariencia era xenofobia y lucha de clases.
El espectro de la violencia que aquí mostramos se delimita en
dos dimensiones básicas: el asesinato, y el daño a las cosas (inmuebles,
mercancías, tiendas, haciendas, y todo aquello susceptible de ser
confiscado a favor de la causa revolucionaria). En nuestro contexto,
centraremos la atención en aquellas personas que la ejercieron de
forma colectiva: es decir, grupos más o menos grandes que solían
desbocarse y manifestarse cometiendo diversos delitos (motines,
linchamientos o saqueos).
De esta forma, el pueblo bajo es el puntal de la traza de este
trabajo, entendiéndolo como sectores sociales de escaso poder
1
El trabajo se presentó en el coloquio de “Violencia en el México Contemporáneo. Violencia
de Estado y violencia revolucionaria”, con el nombre de Valoración de la violencia en la
revolución maderista en Michoacán, llevado a cabo el 15 y 16 de noviembre del 2018 en el
Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo. El ensayo forma parte de una versión más amplia que lleva por nombre Motín,
asonada y autodefensa o las formas de la violencia colectiva. Michoacán en la Revolución,
1911-1914, y que se desarrolla en la Maestría en Historia de México de dicha institución.
2
ROMERO, “Rosenda”, p. 516.

29
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

económico que habitan pueblos, ranchos y ciudades, y que llegado


el momento se manifestaron a favor de la Revolución, siendo
llamados por sus vecinos de mejor suerte (o “notables” como se
les llamaba entonces) con epítetos como chusma, canalla, pueblo
bajo, plebe, entre otros. Dado que a este grupo la historiografía le
ha negado en buena medida su papel desempeñado durante los
años del conflicto, aquí se pretende revalorarlo.
Durante el periodo maderista, identificamos estos sectores
sociales con tres momentos de la trayectoria del movimiento
encabezado por Francisco I. Madero, dividiéndolo de la siguiente
manera: 1) Mayo 1911: Linchamientos-ejércitos. Es decir, en plena
revolución maderista y el momento en el que se desarrolla en
Michoacán. 2) Junio-Noviembre de 1911: Mítines y motines. En lo
que corresponde a las campañas electorales en la entidad y en el
país. 3) Bandidos-saqueos: noviembre 1911-febrero de 1913. Del
momento en que Madero toma posesión de la presidencia el 6 de
noviembre de 1911 y todo su gobierno, hasta febrero de 1913,
que termina con la Decena Trágica.

Linchamientos-ejércitos revolucionarios: mayo 1911

La revolución maderista comenzó oficialmente en Michoacán el 5


de mayo de 1911, cuando don Salvador Escalante, subprefecto de
Santa Clara se levantó en armas en plena celebración de la batalla
de Puebla. Por la facilidad con que Escalante avanzó por Michoacán,
se tiene la impresión de que la revolución en el estado tuvo un aire
festivo, y esto se ha prestado a interpretar el maderismo michoacano
como una fiesta cívica poco sangrienta. Y aunque esto tiene mucho
de cierto, sería erróneo suponer que este primer empuje revolucio-
nario no tuvo su dosis de tragedia, aunque en principio no parecía
evidente.
Al margen del avance la columna de don Salvador Escalante,
muchos pueblos michoacanos se levantaron en armas durante la
primera quincena de mayo, e hicieron la Revolución como a ellos
mejor les pareció. Muestra de ello, fue que a la llegada de Escalante
a Pátzcuaro gran cantidad de gente quería conocerle y entrevistarse

30
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

con él para darle los pormenores de su propia lucha, sin embargo,


el jefe maderista distó de congeniar con los métodos de todos.
Ejemplo de ello fue el informe que la Comisión de Paz, enviada por
la élite Moreliana para negociar Los Tratados de Pátzcuaro, envió a
un diario local sobre los hechos que pudo presenciar en Pátzcuaro.
Dicha nota periodística daba cuenta de la ejecución de los asesinos
del súbdito canadiense Roberto Swayze, asesinado por el pueblo
de Pichátaro días antes, sobre estos hechos refirieron lo siguiente:

La Comisión de Paz tuvo oportunidad de apreciar la disciplina de las


fuerzas que están al mando del señor Escalante y de conocer las
medidas dictadas por este para reprimir y castigar los robos y actos de
salvajismo perpetrados por los bandidos escapados de las cárceles;
contándose la ejecución de los asesinos señor Swayze y la amenaza de
la pena de muerte a los que no devolvieran en un plazo de veinticuatro
horas los objetos robados a la mercería de uno de los hijos del Sr.
Prefecto de Pátzcuaro que fue saqueada antes de que entraran las
fuerzas revolucionarias á la población, por los reos escapados de la
cárcel al abandonar el distrito la autoridad.3

El avance de las fuerzas revolucionarias, así como la noticia del


triunfo de Madero sobre Ciudad Juárez, animó a las poblaciones a
sublevarse en diferentes puntos del estado, tales actos muchas
veces conllevaron al pillaje por parte de los pueblerinos, que como
se irá señalando, se ensañaban con las autoridades distritales,
municipales, así como con agentes de capitales extranjeros, por
los que se sentían agraviados.
El caso de Roberto Swayze fue usado por Salvador Escalante
como ejemplo de lo que se haría en contra de los excesos cometidos
por el pueblo. No obstante, el aparente clima de linchamiento que
se puede intuir por los resultados, tal parece que en un inicio estas
manifestaciones comenzaban como una fiesta cívica que, en
apariencia, no tenía intenciones de hacer daño a nadie, sino que el

3
La Comisión de Paz, “Asesinos ejecutados”, en El Sufragio Popular, Morelia, Mich., México,
mayo 28 de 1911, núm. 5.

31
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

furor de los festejos fue degenerando en manifestaciones violentas,


regularmente incitados por algún miembro del pueblo, que se
puede suponer, tenía viejos agravios que saldar.

…a las seis p.m. fue incitado el pueblo a un levantamiento por Francis-


co Sánchez, tomando por pretexto la causa iniciada por el señor Fran-
cisco I. Madero, aclamando la no reelección y vitoreando no al señor
Francisco I. Madero, sino al señor Maderas. Los músicos recorrieron
las calles, tocando alegremente, tirando cohetes e hicieron disparos
con la única arma de fuego que había en la población que estaba en
poder del referido Sánchez…4

Puede observarse que hasta este momento la manifestación,


aun teniendo una pistola y realizando disparos, entraba dentro de
la alegría encausada exclusivamente a festejar el triunfo del “señor
Maderas”, acompañados de música y tirando cohetes. Sin embargo,
en algún momento, un vecino llamado Francisco Sánchez, comenzó
a azuzar al pueblo para tomar venganza por los antiguos agravios
cometidos, a sabiendas de que toda la población compartía su sentir
en contra de la compañía maderera.

…Después con un grupo numeroso se separó dicho individuo toman-


do el camino que conduce al campamento de “El Tanque”, llevando
consigo la banda de música, y así se habían separado a alguna distan-
cia del pueblo, dio el referido Sánchez el grito de ‘Mueran los ameri-
canos’ lanzándose en su caballo a la cabeza de la multitud ebria de
furor é incitada por los gritos sediciosos de Sánchez, y respirando odio
y venganza porque en virtud de la presión que ejercieron sobre ellos
las antiguas autoridades de Michoacán, se han creído despojados de
sus terrenos, llegaron a la casa habitación del señor Roberto Swayze…5

A partir de ahí se pierde toda forma y comienza la tragedia para


Roberto Swayze y su esposa. Swayze entregó dinero a Sánchez, y

4
Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de Michoacán (en adelante AHPJEM), Juzgado
de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Uruapan, 1911, legajo 4.
5
AHPJEM, Juzgado de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Uruapan, 1911, legajo 4.

32
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

éste, aun así le disparó, pues el primero había tratado de


defenderse. Ello provocó la ira de la muchedumbre, que no dejó
de él más que el tronco que finalmente incineraron junto con su
casa. Su esposa logró escapar al aprovechar la confusión de las
llamas, refugiándose en un campo de trigo vecino.6
Escalante, por medio del segundo jefe maderista Martín
Castrejón, fusiló a los responsables de tales hechos, quienes
confundidos “no hicieron objeción alguna”, además de la sentencia
de muerte, se precisó en la sentencia que “en modo alguno puede
considerárseles parte de las Fuerzas Maderistas”, y que serían
“pasados por las armas por el consejo de guerra para que sirva de
saludable ejemplo a la vez que como una satisfacción [para la
nación] amiga de que el occiso era súbdito”.7
Otro caso se dio en Ihuatzio. Mientras don Salvador estuvo en
Pátzcuaro llegó un grupo de personas provenientes de Ihuatzio con
intención de entrevistarse con él, presentándose como maderistas,
pues habían hecho la Revolución sublevándose en su pueblo a favor
de Madero. No se sabe cómo se dieron las cosas, o si efectivamente
se entrevistaron con Escalante, el caso es que éste los mandó
acuartelar en un mesón llamado del Socorro. Una vez ahí, envió
por algunos de ellos para remitirlos a la cárcel de Pátzcuaro, donde
permanecieron por al menos un año.
La razón. El 15 de mayo de 1911, en el auge de la revolución
maderista, el pueblo de Ihuatzio armado de machetes, palos y una
pistola se dirigió a la oficina policial del pueblo y sacaron una mesa,
sillas, un estante y un montón de palos que mal quemaron en la
plaza pública, gritando vivas a Madero y pidiendo que se presentara
el jefe de Policía, Florentino Fraga, para hacer justicia, es decir, para
matarlo. Acto seguido, se dirigieron al rancho llamado Santiago
Sipijo, propiedad de Fraga.8
Al no encontrar a Florentino Fraga, quien se encontraba
escondido en un árbol, penetraron a la casa donde se encontraba
su madre, sacándola a rastras y golpeándola ante la mirada

6
AHPJEM, Juzgado de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Uruapan, 1911, legajo 4.
7
AHPJEM, Juzgado de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Uruapan, 1911, legajo 4.
8
FRAGA BARRIGA, Crónica, p. 99.

33
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

impotente de Florentino, que por ser una muchedumbre no se


atrevió a intervenir, huyendo después en una canoa hacia Janitzio
y de ahí Pátzcuaro, viendo desde el lago las llamas que desprendía
su casa. La madre murió tres días después a causa de las heridas.9
Sobre Florentino Fraga hay un libro llamado Crónica de un
Personaje escrito por su descendiente Antonio Fraga Barriga, en el
aborda lo que aquí se narra, sin embargo, como es de esperar, su
visión sobre su antepasado es benévola, pero sirve de contraste
con lo encontrado en archivo. Sin ánimos de justificar la tragedia
de la madre de Florentino, el archivo nos ofrece ambas versiones
sobre los mismos hechos, que sí bien no varían, si nos dan muestra
de sus motivos, entre otras cosas a considerar. En el libro, se
menciona tangencialmente la aversión que uno de los acusados
tenía con los Fraga.

Después de haber visto todo el proceso que se siguió a los presuntos


responsables de estos hechos y de haber investigado con personas
del lugar, se llega a la conclusión de que la familia Reyes Rufino tenía
problemas personales añejos con Florentino Fraga, pues su hijo Fran-
cisco Fraga había dado muerte a Aniceto Reyes Rufino el 24 de marzo
de 1910 a consecuencia de los problemas personales que había entre
ellos, que en el levantamiento de la Revolución Maderista, vieron es-
tos la oportunidad de tomar venganza contra él, amparados
dolosamente tras el movimiento revolucionario.10

Esta parte del relato termina con la acusación en la versión de


que los acusados 11 además incentivaron una campaña de
desprestigio en contra de los Fraga, pues

…aconsejados por tinterillos corruptos hábidos de dinero, desplega-


ron desde prisión una campaña de desprestigio en contra de Don
Florentino y su hijo, enviando escritos al presidente de la República, al

9
FRAGA BARRIGA, Crónica, p. 100.
10
FRAGA BARRIGA, Crónica, p. 104.
11
Francisco Reyes Rufino, Plácido Reyes Rufino, Jesús Hilario, Donaciano Joaquín y Pródigo
Ramos.

34
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

Gobernador Constitucional del Estado y al Presidente de la Suprema


Corte de Justicia, diciendo lo que era cierto y mucho más de lo que no
era y cuantas cosas más, provocando con esto lógicamente el repudio
de las autoridades superiores hacia Don Florentino y su hijo…12

Sobre esta supuesta campaña de desprestigio hay en el archivo


de Fraga algunos documentos, donde efectivamente se narran
parte de los abusos, que éste perpetraba contra la población, y
que explican el porqué de la saña que le tenían. A continuación,
reproducimos parte de la carta que enviaron al Gobierno del Estado,
al Presidente de la República y al Supremo Tribunal:

…el pueblo en masa se levantó habiendo sufrido por mucho tiempo la


población de un tirano Don Florentino Fraga que nos gobernaba…
quitaba bienes y nos ponía presos cuando quería apoderarse de algún
miembro femenino de nuestra familia, esto no era de justicia, pero no
teníamos a quien quejarnos, pero ahora que cayó el gobierno ante-
rior desde el fondo de nuestros obsenos [sic] calabozos en que nos
encontramos presos injustamente, clamamos a Ud. porque creemos
nos salvará, somos pobres, nuestras familias perecen de hambre, nues-
tro oficio es de pescadores y trabajadores de petate, con eso mante-
nemos a nuestros hijos que afuerita tal vez no tengan a quien clamar
porque sus padres están presos y no tengan ni un solo centavo en que
alimentarse. El día 15 de Mayo del año en curso, en que fue tomada la
plaza de Pátzcuaro por los maderistas, nos encontrábamos en nues-
tros pueblos trabajando en pacas de trigo cuando oímos los gritos del
pueblo, vimos como corrían lanzando vivas y mueras, propio de toda
manifestación, los bienes del señor Jefe que eran de nuestra propie-
dad porque todo nos lo robaba, el pueblo lo quemó, así paso todo y
después a nosotros…Pátzcuaro fuimos acusados por el Sr. Fraga como
únicos responsables de todo y hasta pago porque se nos quitara la
vida porque antes un hijo de él mato a un hermano nuestro y lo acu-
samos ante el Juez y el no hallando el momento de vengarse nos acu-
só de incendiarios, asesinos, rebeldes y todo lo que el odio le dicto,

12
FRAGA BARRIGA, Crónica, p. 104.

35
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tenemos 6 meses presos no se nos ha probado nada ni se nos ha sen-


tenciado, queremos hablar ante el Juez y no se nos oye, ¿es esto justi-
cia?, ¿qué se nos rechace cuando queremos hablar?...13

Además de lo anterior, Florentino Fraga “en el tiempo que fue


Jefe Político arbitrariamente se contrajo tres ídolos propiedades
del pueblo”. Otra queja particular que llama la atención es la de
Anastasio Contreras, quien se ostentaba como jefe del barrio que
llamaban Corazón de Jesús. En 1909 se quejaba de que “…Florentino
Fraga, que es el jefe propietario de policía, abusando de su
superioridad, ni motivo alguno y nada más porque andaba ebrio
me golpeó la cara con el puño de su pistola”. Este y otros hechos
produjeron la carta arriba citada, pues ante la lentitud del juicio
que tenía varios hombres en la cárcel, se temía que los Fraga
recobrarán su antigua posición en el pueblo, y tomarán represalias.14
Según los representantes indígenas del pueblo de Ihuatzio,
Florentino Fraga, hijo de Máximo Fraga que contrajo matrimonio
con una indígena del pueblo, siempre había tenido “el corazón
dañado”, pues nunca se dedicó al progreso y “ya desde chico fue
hombre de malos procederes”. Florentino Inició su carrera con el
asesinato de su compadre don Toribio Méndez en el año de 1905.
Fue procesado en Pátzcuaro, pero “pudo sugestionar a las
autoridades del Gobierno tirano y la ambición de un Prefecto
cacique”, quien no conforme sabiéndolo un criminal lo hizo Jefe
Político del pueblo, con el fin de compartirse las ganancias que
pudiera sacarle a la población, “valiéndose de nuestra ignorancia
nos extorsionó al grado que de acuerdo con el Prefecto nos cobrara
hasta quince pesos de multa sin que apareciera un comprobante”.15
De las acusaciones anteriores podemos entrever la naturaleza
de la relación de Florentino Fraga con la comunidad indígena del
pueblo de Ihuatzio. Primero, lo consideraban un foráneo, ya que
sólo su madre había formado parte de la comunidad indígena;

13
Archivo Municipal de Pátzcuaro (En adelante AMP), Prefectura del Distrito de Pátzcuaro,
exp. núm. 97, sección 3, año 1912.
14
AMP, Prefectura del Distrito de Pátzcuaro, exp. núm. 97, sección 3, año 1912.
15
AMP, Prefectura del Distrito de Pátzcuaro, exp. núm. 97, sección 3, año 1912.

36
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

segundo, era odiado por su forma violenta de ostentar el cargo de


Jefe Político del pueblo, además de la impunidad por los asesinatos
perpetrados por el padre y el hijo.
El último agravio registrado es que cuando se iniciaba la
Revolución, Florentino Fraga los amedrentaba diciéndoles que les
“daría cinco balazos y los intimidaba por lo cual ninguno del pueblo
lo quiere volver a ver pararse en él con la inteligencia de que su
presencia de este individuo puede perjudicar al pueblo por su
cavildosidad”.16
Dicha cavildosidad era interpretada como la posible venganza
de un cacique que ya antes había dado muestras de no reparar en
asesinar a alguien, además de la impunidad que había tenido
garantizada hasta ahora. Como vemos, el pueblo tenía motivos de
agravio, y aunque en el contexto de la triunfante revolución
maderista pareció la forma correcta de hacer la Revolución, el
maderismo conservó mucha de la vieja estructura caciquil del
porfiriato. Por todo ello, la población tenía justificadas razones para
temer el regreso del viejo cacique al pueblo.17
El tercer caso se dio en Tzintzuntzan también la noche del 15 de
mayo de 1911, “instigados según el rumor público por Sacramento
Estrada” el pueblo se dirigió a la casa de Sebastián Timoteo, quien
hizo la acusación en los siguientes términos:

…empezaron a forzar las puertas de mi sitada [sic] casa, pretendiendo


abrirlas, lo que no pudieron conseguir hasta que las echaron abajo a
pedradas y á hachazos; una vez dentro, destruyeron todos los mue-
bles que encontraron a su paso, en el corredor de mi citada casa, y
como encontraron cerradas las puertas que comunican las habitacio-
nes, pues mi familia al ver que pretendían entrar por las puertas de la
calle cerraron las piezas interiores, las hicieron pedazos a hachazos,
hasta poder penetrar a las citas piezas interiores: una vez allí, dirigi-
dos por Porfirio Villagómez, que yo había ocupado de peón en la cons-
trucción de mi citada casa, pues es de advertir que estaba recién cons-

16
AMP, Prefectura del Distrito de Pátzcuaro, exp. núm. 97, sección 3, año 1912.
17
AMP, Prefectura del Distrito de Pátzcuaro, exp. núm. 97, sección 3, año 1912.

37
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

truida, rompieron un ropero, en donde yo tenía mis ahorros que as-


cendían á la suma de $2,300 dos mil trescientos pesos, y de donde
veía el citado Villagómez, que mi esposa sacaba el dinero para hacer
la raya de los trabajadores que construían la propia casa; destruyendo
los muebles que encontraron a su paso: igualmente robaron el trigo,
maíz, y vuelvo a decir, todo lo que a su paso encontraron convirtién-
dose aquel acto en un verdadero saqueo… no contentos con esto, me
buscaban con el pérfido intento de darme muerte, intenciones que
hasta hoy tienen y que me impiden ir al citado pueblo a cuidar mis
pocos intereses que allí tengo, por los citados individuos: esto me ha
obligado a cambiar de residencia y a tener en completo abandono los
pocos intereses que me restan…En vista de que era amenazado de
muerte por la turba féros[sic], tuve que salir ocultándome del men-
cionado pueblo, para conservar mi vida, que aún se encuentra en gra-
ve peligro, porque como he dicho aún se me amenaza de muerte si
voy al citado pueblo: con todo esto la miseria esta á las puertas de mi
casa amenazando a mi familia, sin poder recoger ni los despojos de
semejante saqueo…18

Este otro caso, le fue informado a Salvador Escalante, quien, a


decir de Sebastián Timoteo, ordenó la aprehensión de los
inculpados, que en su presencia confesaron el delito. Sin embargo,
continua Timoteo, Escalante le dijo que no tenía facultades para
juzgarlos, que “ó los daba en libertad, ó los mandaba fusilar: optó
por lo primero”. Pedía se le hiciera justicia, ya que los acusados se
paseaban por el pueblo gastando sus ahorros.19
Si bien en este tercer caso la violencia parece no haber cobrado
víctimas mortales, sí comparte con los otros dos las siguientes
características: 1) los tres hechos ocurrieron el 15 de mayo de 1911,
en plena Revolución maderista; 2) los tres estuvieron encausados
contra figuras de autoridad, el primero representante de una
compañía maderera y los últimos jefes de tenencia de su pueblo;
3) en los tres casos el pueblo siguió a una persona o a un pequeño

18
AHPJEM, Juzgado de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Morelia, 1912, legajo 1.
19
AHPJEM, Juzgado de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Morelia, 1912, legajo 1.

38
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

grupo y terminó cometiendo actos violentos; 4) los tres casos fueron


consignados en Pátzcuaro al jefe maderista Salvador Escalante, sólo
en el primero tomó medidas ejemplares con los culpables; 5) en
los tres casos había viejas relaciones con la víctima, ya sea viejas
rencillas, o bien se sabía dónde guardaban sus bienes; y 6) en las
tres poblaciones eran individuos descritos como indígenas
pertenecientes a una comunidad.

Mítines y motines: Junio-Noviembre de 1911

Los alborotadores son individuos extraños a la tierra,


advenedizos, muchos de malas costumbres, o sea plebe
ruin que existe en todas partes y que baja, abyecta y ebria
muchas veces, así tira del coche de un poderoso, como lo
ultraja y apedrea.
¿Qué remedio hallará el Partido Católico, contra esa
anarquía desenfrenada? ¡PERSEVERAR!
FRANCISCO ELGUERO.20

Al dar por finalizada la guerra contra el régimen de Porfirio Díaz e


iniciar el licenciamiento de los revolucionarios maderistas, la
situación de México distaba de ser pacifica, las fuerzas sociales que
la Revolución había desatado no volverían a su cauce habitual sin
haber obtenido el protagonismo prometido por el Plan de San Luis
Potosí en la vida pública del país. Dentro de la historiografía de la
Revolución, poca justicia se le ha hecho al papel desempeñado por
las masas urbanas. Destacándose de manera casi unánime una
verdad a medias; durante la contienda armada el maderismo
urbano brilló por su ausencia, dándose la lucha en el campo y en
las sierras, especialmente en el norte del país.
Si bien esta afirmación tiene mucho de cierto, el papel del pueblo
urbano se ha disminuido por su poca visibilidad social, situación
que se ha filtrado a las fuentes de la Revolución, y por consiguiente
a la bibliografía sobre el periodo. Paradójicamente, una

20
ELGUERO, “Manifiesto”, en El País, 17 de agosto de 1911, año XIII, núm. 3,650, pp. 1 y 3.

39
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

manifestación espontánea en el Zócalo precipitó la renuncia de Díaz,


obviando la lucha armada al norte del país, la última estocada al
porfirismo la dio el pueblo bajo en el Distrito Federal, Alan Knight
lo relata así:

La noche del 24 de mayo, una multitud se reunió en las calles exigien-


do la renuncia inmediata del presidente; la policía luchó por mante-
ner la Pax Porfiriana hasta el final y los manifestantes reunidos en el
Zócalo recibieron como respuesta ráfagas de metralla y cargas de ca-
ballería. A media noche, una tormenta dispersó la turba. Al día si-
guiente las calles se llenaron de nuevo. Amigos y parientes se reunie-
ron alrededor de la cama del presidente enfermo. Díaz decidió que
era más prudente renunciar de inmediato. A las 4:00 p.m. del 25 de
mayo, Díaz presentó su renuncia dando fin al Porfiriato. La ira de las
turbas se transformó en júbilo.21

El primer problema al que se enfrentó el gobierno interino de


León de la Barra fue el de la pacificación, tarea de la que se encargó
Madero y que en la generalidad del país no tuvo mayores
obstáculos, sin embargo, en algunos lugares el cese de las
hostilidades se dificultó por distintas razones; la resistencia de los
mandos federales a rendirse y entregar las ciudades, problemas de
comunicación, falta de un mando unificado en los estados, como
fue el caso de Michoacán, y también por “el temor y el rechazo de
una parte de la población… [a] las tropas rebeldes, que impusieron
préstamos a los sectores pudientes para sufragar los gastos de sus
tropas y, a menudo, permitieron o alentaron los saqueos y la
violencia contra autoridades locales y sectores de la población
civil”.22

21
KNIGHT, La Revolución, p. 311.
22
ÁVILA ESPINOSA, Entre el Porfiriato y la Revolución. El gobierno interino de Francisco León de
la Barra, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones
Históricas, (Serie Historia Moderna y Contemporánea, 44), 2012, disponible en: http://
www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/porfiriato/revolucion.html,
p. 40. No obstante, hay que recalcar que así como algunos alzados maderistas permitieron
el ataque a comercios, saqueos y represalias contra las autoridades, otros fueron garante de
tranquilidad en las poblaciones que tomaban, y que antes temían al pueblo bajo del lugar.

40
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

Parcialmente solucionado el problema del licenciamiento,23 lo


siguiente era convocar a elecciones libres en todo el país. Para ello
los gobiernos provisionales de los estados tenían que conciliar los
ánimos de los distintos partidos de oposición que se estaban
integrando alrededor de las figuras surgidas de la revolución por
un lado y los tradicionales grupos de poder que buscaban un lugar
en el nuevo régimen, sin perder sus privilegios.
Sin embargo, las intenciones de conciliación no abonaron a
distender las relaciones sociales, que para entonces estaban
bastante polarizadas, signo de ello fue el resquebrajamiento de las
figuras de autoridad, como los hacendados, jefes políticos, policías,
rurales y más. Katz, al referir un telegrama, dejaba la siguiente
estampa: “Estamos en una situación donde en casi todas las
haciendas la gente ya no está de acuerdo con las condiciones; hay
desacuerdo, hay insatisfacción, y no tenemos el poder de
restablecer el viejo sistema”.24
Este sentimiento se hizo extensivo al medio urbano, aunque se
manifestó de diferentes maneras, las más de las veces, durante el
desarrollo de mítines políticos en el contexto de las campañas
electorales. Así, durante las elecciones y hasta la toma de protesta
de Francisco I. Madero, el seis de noviembre de 1911, el ambiente
no terminaba de serenarse. Tanto la hostilidad entre porfiristas y
maderistas, así como la poca tolerancia que se tenía a actos
arbitrarios de autoridades y políticos marcó el periodo electoral.
Este conflictivo pasó de la lucha revolucionaria al gobierno
interino y al proceso electoral, y tuvo sus estallidos violentos en
varias partes de la república, principalmente en el Distrito Federal,
además de Veracruz, Michoacán, Puebla, Nuevo León, Oaxaca,
Chihuahua y Coahuila. Durante la transición, contabilizamos quince
manifestaciones políticas que terminaron con violencia entre los
partidos en contienda o por excesos de la policía, al reprimir o

23
Si bien los problemas del licenciamiento no fueron tan evidentes, para octubre se decía
que aún faltaban por licenciar 12 mil maderistas en todo el país. “Faltan 12,000 maderistas
por Licenciar en toda la República” en El País, 11 de octubre de 1911, año XIII, núm. 3705,
México, p. 1.
24
KATZ, y LOMNITZ, El Porfiriato, p. 77.

41
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

separar a los manifestantes. Destacados son los casos de


manifestantes heridos de gravedad por heridas en la cabeza por
las cargas de sable.
Estos conflictos tuvieron sus incidentes en Michoacán, con
características similares a las del resto del país. El primer caso
registrado se dio en el pueblo de Coeneo, distrito de Puruándiro.
Un joven llamado José Carmen estuvo escandalizando sobre su
caballo y gritando vivas a Madero en las calles. Entonces, el
subprefecto del lugar Luis Murgía Guillen se dirigió con una escolta
de tres gendarmes a aprehenderlo. Ordenó que dispararan, a lo
que la escolta se negó. El subprefecto disparó él mismo contra José
Carmen, quien cayó muerto del caballo. Acto seguido, el pueblo
que había visto lo sucedido fue exaltado a recuperar el cadáver por
la fuerza.25
Otro caso ampliamente difundido se dio en Morelia, en el
contexto de las campañas políticas para gobernador de Michoacán,
en ellas el candidato favorito era el doctor Miguel Silva, que había
desempeñado el cargo de gobernador interino al triunfo de la
Revolución. Por parte del Partido Católico Nacional,26 Francisco
Elguero27 era el virtual candidato, por su peso en la política
conservadora local, además de sus nexos con el conservadurismo
nacional.
Todo inició cuando un grupo de niños “papeleros” se dirigían a
la estación tras un grupo de personas que iban a recibir al doctor
Miguel Silva proveniente de Ciudad de México. Al pasar por la casa

25
AHPJEM, Juzgado de 1ra Instancia, Penal, Distrito de Puruándiro, 1911, legajo 1.
26
En Michoacán el Partido Católico Nacional se formalizó el 29 de marzo de 1912, sin embargo,
desde antes se habían consolidado círculos católicos y asociaciones que lo fueron perfilando
en el país y en el estado, cuando se le dio formalidad había figuras que ya destacaban en el
ámbito local y que quedaron en primera línea del nuevo partido, como Francisco Elguero
Iturbide y Perfecto Méndez Padilla, quienes coordinarían el partido en las sedes de los
obispados michoacanos de Morelia y Zamora respectivamente. En SÁNCHEZ R., “Los católicos”,
p. 203; MIJANGOS DÍAZ, La Revolución, p. 74.
27
Elguero nació en Morelia en 1856, hijo de Manuel Elguero, quien fuera perfecto imperial
de Michoacán y de Guadalupe Iturbide, emparentada con la familia de Agustín. Abogado en
1880, para 1911 había ocupado diversos cargos públicos y privados en el estado, como: Juez
en Zamora (1881-1883), Juez 2° de letras en Morelia (1888), Editor de La Justicia (1901),
Comisario del Banco Refaccionario de Michoacán (1902), siguiendo una activa vida pública
hasta su muerte en 1932. OCHOA SERRANO y SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, Repertorio, p. 152.

42
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

del licenciado Elguero, la “chiquillería” se detuvo a silbarle y gritarle


“mueras”, éste en un primer momento confundió los “mueras” con
expresiones halagadoras y saludó con la mano al grupo, que
aumentó los gritos y los silbidos ahora apoyados por “hombres de
pueblo [que] agitaban sus sombreros de palma en son de
protesta”.28
Ante la multitud que lo insultaba el licenciado Elguero interpeló
a cuatro gendarmes que se encontraban junto a su casa por no
acallar a la gente, a la que increpó “con duros términos perdiéndose
sus palabras en medio de los gritos y silbidos del populacho que
iban en creciente”, desapareciendo después en su balcón.29
Luego, reapareció con una pistola y su sobrino con una carabina.
Además del señor Diódoro Videgaray desde el balcón y Epifanio
Reyes desde el zaguán, apuntando todas sus armas hacia la
multitud, sin llegar a disparar. Al parecer sólo Francisco Elguero
utilizó su arma contra la manifestación, realizando seis disparos.30
Para el momento de los disparos la manifestación ya se describe
como una “ola humana” conformada por miembros de distintas
clases sociales que dejó atrapadas algunas familias en su interior.

El primer momento fue de pánico para las familias: los niños lloraban,
las señoras y las señoritas gritaban asustadas o corrían, algunas se
refugiaron en puntos como “La Kodak”. Muy distinto fue el efecto cau-
sado en el pueblo por las descargas; su exaltación llegó a un grado que
jamás hasta ahora habíamos presenciado ni siquiera en los días de
mayores desbordamientos contra los individuos de la administración
pasada. Bien es cierto, que ni el mismo don Aristeo ni el Licenciado
Mesa cometieron la imprudencia de desafiar las iras del pueblo, ni el
delito de disparar sobre él.
Los gritos del populacho fueron desde ese momento desenfrenados y
un gran número de piedras fueron lanzadas contra las vidrieras ha-

28
“El escándalo magno del domingo pasado”, en El Sufragio Popular. Semanario de Política
y Variedades, 20 de agosto de 1911, número 17, p. 1.
29
"El escándalo magno del domingo pasado”, en El Sufragio Popular. Semanario de Política y
Variedades, 20 de agosto de 1911, número 17, p. 1.
30
“El escándalo magno del domingo pasado”, en El Sufragio Popular. Semanario de Política
y Variedades, 20 de agosto de 1911, número 17, p. 1.

43
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

ciéndolas pedazos. El Señor Licenciado Elguero y sus acompañantes


se ocultaron en ese momento, dejando abiertas sin embargo las vi-
drieras de los balcones.31

El periódico católico, El País, publicó el hecho el miércoles 16


de agosto bajo el título de “Salvaje atentado en Morelia. Complot
y Motín para asesinar al Lic. Elguero, jefe del P. Católico en Mich.”.
En dicha nota condenaba la inacción de la policía que durante tres
horas se limitó a observar cómo lapidaban la casa del licenciado, al
igual que denunciaba que el “crimen” tuvo por objetivo impedir
las elecciones que se harían el próximo domingo, y en donde
seguramente, como ocurría en el resto de la República, el Partido
Católico tenía amplias ventajas para ganar, en las circunstancias en
que se encontraba la ciudad por lo sucedido, el sufragio efectivo
sería, imposibles por el “fanatismo jacobino”.32
Según Elguero todo empezó cuando se hizo circular una supuesta
candidatura de un llamado “Partido Católico Puro”, que postulaba
al general Reyes para presidente de la República, a Vera Estañol
para vicepresidente y a él para gobernador del Estado. Elguero
aclaró que ese partido no existía y que cualquier candidatura debía
haber pasado en las convenciones nacional y regional para elegir
candidatos, el panfleto fue retirado de circulación, sin embargo, la
intención de quien los había hecho circular, los maderistas
afirmaban Elguero, era ligarlo con el general Reyes y así ganarse la
animadversión del pueblo moreliano.33
No obstante, la aclaración que hiciera Elguero sobre dichos
panfletos, se había logrado predisponer a la población contra el
Partido Católico y la figura de Elguero, a decir de él mismo. Además,
sabía que la recepción que se le haría al doctor Silva procedente
de México sería la oportunidad para soliviantar al pueblo contra
él. En vista de ello, se dirigió al gobernador y al presidente de la
República con el fin de que le dieran garantías, es decir, fuerza

31
“El escándalo magno del domingo pasado”, en El Sufragio Popular. Semanario de Política
y Variedades, 20 de agosto de 1911, número 17, p. 1.
32
“Salvaje atentado en Morelia” en El País, 16-08-1911, año XIII, núm. 3,649, p. 1.
33
ELGUERO, “Manifiesto”, pp. 1 y 3.

44
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

pública, para llevar a cabo una reunión que tenían prevista con el
Partido Católico ese mismo día. La respuesta fue que harían todo
lo que estuviera a su alcance para brindarle el apoyo que pedía. El
prefecto del distrito, Porfirio García de León, al contrario, le
aconsejó que disolviera la asamblea, pues había “síntomas de
trastornos públicos”, y finalmente envió a sus agentes mucho
después de iniciada la asamblea, sobre lo que Elguero decía que:

Por fortuna resultó inútil el auxilio de la fuerza pública, porque nues-


tros adeptos, aunque muchísimos del bajo pueblo, son tan
morigerados,34 tan sumidos, tan observantes de nuestra estricta disci-
plina, como los de otros clubs alborotadores y turbulentos.35

A la noche del domingo 13 de agosto se encontraba con su


familia en los balcones de su casa esperando la entrada del
gobernador. Cuando:

…pasó por la calle un grupo numeroso lanzándome insultos. En la es-


quina había cuatro o cinco gendarmes, salí al balcón de inmediato y
los reprendí enérgicamente, porque presenciaban aquellos desórde-
nes, sin reprimirlos. Los pobres hombres, sin contestar nada se aleja-
ron, como avergonzados del lugar y comprendí que tenían órdenes
terminantes de abstenerse.36

No se sabe exactamente qué es lo que esperaba Elguero que


hicieran los gendarmes para reprimir los gritos que la gente le
lanzaba, pero al aparecer otro grupo supuso que no atacarían la
casa por la presencia de su familia; empero, este nuevo grupo era
más “rabioso” que el primero y tenía “actitud” de atacar la casa,
por lo que en vista de ya no estar los gendarmes en la calle, Elguero
salió con su pistola y su cuñado con un rifle. El grupo pensó que
Elguero iba a disparar y retrocedió un poco, pero al advertir que

34
Bien criado, de buenas costumbres. En: http://dle.rae.es/?id=Ppck4I3
35
ELGUERO, “Manifiesto”, pp. 1 y 3.
36
ELGUERO, “Manifiesto”, pp. 1 y 3.

45
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

sólo eran amenazas, comenzó a lanzar piedras, pegándole una a


Elguero en el pecho y otra muy grande pasó cerca de una de sus
sobrinas, por lo que hizo un disparo al aire y su cuñado apuntó con
el rifle sin disparar. El disparo tenía la intención de llamar a la
gendarmería en su auxilio según dijo:

La canalla comprendió que no éramos capaces de matar y las piedras


reanudaron como granizo. Confieso que no quería retirarme y que
estuve a punto de hacer fuego, pero como mi familia no se retiraría, si
no me retiraba yo, abandoné los balcones, temiendo que alguna de
las señoras resultase herida, y nos limitamos a parapetarnos por den-
tro para que, las puertas eran forzadas, retirar a algunos asaltantes.37

Francisco Elguero estaba acompañado por su cuñado y un


sobrino. Un obrero intentó retirar a la multitud en unión de otra
“persona valiente y generosa” que terminó herida y “bañada en
sangre”. El obrero logró entrar por el zaguán de la casa para
ayudarlos a defenderse si era necesario.
“Entretanto, la multitud, verdaderamente rabiosa, arrojaba llu-
vias de piedras sobre las vidrieras y las puertas, produciendo el
estruendo de un combate”. Ya que al retirarse de los balcones no
pudieron cerrar las puertas de madera y las piedras golpeaban los
muebles de la casa.38
Al oír el disparo hecho desde la casa y otros que supuestamente
le contestaron, se aproximó la fuerza de caballería e infantería,
ocupando las bocacalles para “presenciar el apedreo”. Al llegar la
media noche el doctor Silva salió de su casa reclamando orden,
pero no fue oído. En las tres horas que duró el “asalto” la policía no
intervino, por lo que Elguero culpaba a García de León como el
“verdadero responsable del escándalo inaudito”. Observando los
hechos estaba un conocido personaje de la historia del país, al que
el narrador de los hechos describe de la siguiente manera:

37
ELGUERO, “Manifiesto”, pp. 1 y 3.
38
ELGUERO, “Manifiesto”, pp. 1 y 3.

46
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

Un digno jefe de rurales, de verdadero honor militar, el señor Mayor


Cárdenas,39 el vencedor de Santanón,40 se sentía poseído de cólera y
devoraba en silencio su ira, al ver que cuatro cintarazos podían calmar
el odioso tumulto y no tenía órdenes más que para presenciarlo, sólo
para presenciarlo.

Finalmente, a las doce la noche se le ordenó a Cárdenas41 que


“calmara el alboroto y lo hizo en un instante, sin necesidad de matar
ni herir a nadie, con sólo aprehender tres o cuatro de los más
rabiosos y amenazando a los otros con la cárcel”.42
Sin embargo, al amanecer estaba frente a la casa de Elguero un
“inmenso pelotón de pueblo” del que se escapaban de vez en
cuando gritos hostiles al licenciado, “síntoma de nuevos y quizá
más graves atentados”, pero no se acercaron por la presencia de
20 soldados que le habían proporcionado cuando cesó el tumulto.
Elguero logró salir y tomar el tren a Acámbaro, pero un
“agitador” que iba en el mismo vagón tiró del cordón de emergencia
e hizo que parara el tren, “se lanzó a tierra y llamaba furiosamente
a treinta o cuarenta de los suyos que armados con piedras corrían
hacia el vagón para asaltarnos”. Por suerte, el conductor arrancó
nuevamente y no pasó a mayores. Sin embargo, en Acámbaro fue
detenido por orden del prefecto de Morelia, Porfirio García de León,
de donde pudo salir y continuar su camino al Distrito Federal.43
39
“Cárdenas Saucilla, Francisco, (1878-1928), N. en La Palma, Mpio. de Sahuayo. Hijo de
Melitón Cárdenas. Jornalero. Rural federal en Apan, Hgo. (sep 1898). Destacado en Pátzcuaro
(1900). Reprimió el levantamiento en Angangueo en contra del subprefecto Ernesto Sánchez
(mayo 1911). Operó en varias partes del estado. Autor de la muerte de Madero (feb 1913).
Jefe que defendió Pátzcuaro (14 abr) y Uruapan (23 jun 1913). Derrocado Huerta en 1914
huyó a Centro América. El gobierno de México pidió su extradición. Arrestado en dic de
1928. M. en Guatemala, [AMZ, ASDN, DP, Her, PE-M]”, OCHOA SERRANO, Repertorio, p. 88.
40
José Santana Rodríguez Palafox alias “Santanón”, fue un bandido veracruzano de finales
del porfiriato que se alineó con el magonismo en sus últimas correrías en su estado natal,
murió en una emboscada a manos de Francisco Cárdenas. Véase: BARRERA BASSOLS, El bardo.
41
“Francisco Cárdenas era un mayor de rurales, con quince años de antigüedad, cuyo gran
mérito había sido el asesinato del guerrillero magonista veracruzano Santana Rodríguez.
Declarado admirador de Porfirio Díaz, había prometido vengar el derrocamiento. La foto
más conocida de Cárdenas impone: una mirada serena, uniforme de lujo de rural, de charro
elegante con bordados y espiguillas, un bigote fiero, ojos claros, pelo rizado”, en: TAIBO II,
Temporada, p. 130.
42
ELGUERO, “Manifiesto del señor licenciado don Francisco Elguero”, pp. 1 y 3.
43
ELGUERO, “Manifiesto del señor licenciado don Francisco Elguero”, pp. 1 y 3.

47
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

A pesar de la popularidad y autoridad de Francisco Elguero entre


las fuerzas del Partido Católico Nacional y sus simpatizantes, este
hecho marcó su trayectoria política, y lo alejo de la candidatura
estatal, a decir de Mijangos Díaz: “El candidato católico al gobierno
del Estado tardó tiempo en postularse dadas las circunstancias
políticas. Francisco Elguero quedó descartado por su ausencia de
la entidad y porque su imagen estaba empañada en la capital
michoacana. El Lic. Primitivo Ortiz gobernador interino fue visto con
beneplácito por los cuadros altos del PCN pues en el terreno político
podía asumir la fuerza necesaria para competir con el Dr. Silva”.44
Tal situación no era privativa de Michoacán, pues una vez ganada
la Revolución los desmanes seguían sucediéndose por doquier, al
grado que la Secretaría de Gobernación tuvo que emitir un comuni-
cado intentado bajar los ánimos aun exaltados, en una nota titulada
“PROHIBEN TODA DEMOSTRACIÓN SIN MOTIVO” se decía lo siguiente:

La Secretaria de Gobernación ha dictado las oportunas ordenes, para


evitar la continuación de las manifestaciones populares, que ya no
tienen objeto, y de que últimamente han degenerado en escándalos,
pues algunos elementos que las componen toman por asalto los tran-
vías, detienen los carruajes, é insultan en algunos casos á los
gendarmes, si éstos en el cumplimiento de sus deberes de guardado-
res del orden, pretenden evitar estos desmanes, que á más de hablar
muy poco a favor de nuestra cultura, no pueden ser gratos en manera
alguna, á los defensores de nuestras libertades, en cuyo honor se or-
ganizan casi siempre estas manifestaciones.45

Terminaba anunciando que los clubes antirreeleccionistas


trabajarían para el restablecimiento de la tranquilidad pública, y
que cada manifestación tendría un responsable que garantizara los
perjuicios que pudieran provocarse, y que toda alteración al orden
sería castigada severamente.46

44
MIJANGOS DÍAZ, La revolución, p. 79.
45
El País, “Prohíben toda demostración sin motivo” en El Sufragio Popular, Morelia, Mich.,
México, 18 de junio de 1911, núm. 8, p. 4.
46
El País “Prohíben toda demostración sin motivo” en El Sufragio Popular, Morelia, Mich.,
México, 18 de junio de 1911, núm. 8, p. 4.

48
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

Sin embargo, las buenas intenciones y la moderación de las


manifestaciones no fueron suficientes, pues el mismo día de la toma
de posesión de Francisco I. Madero se dio en Morelia otro evento
similar al caso Elguero, en este caso, la gendarmería hizo uso
excesivo de la fuerza para contener una manifestación.

Faltaban minutos para las ocho de la noche cuando un gendarme que


conducía a un individuo en estado de ebriedad pasó por el lado Po-
niente de la Plaza de Armas. Entre los grupos de gente allí reunida
surgió la idea de que se dejara en libertad al preso y para conseguirlo
dirigieron gritos de protesta al gendarme. En estos momentos llegó
un escolta al mando de un oficial y este quiso llevarse al preso en
centro de patrulla. Las protestas fueron más numerosas con este mo-
tivo y entonces, a la voz de fuego, los soldados dispararon sus armas
sobre la multitud, no por una vez sino por tres y cuatro. Más de ochenta
tiros, según se calcula, dispararon los soldados durante algunos minu-
tos el tiroteo al grado que muchas personas creyeron que eran cohe-
tes disparados con motivo de la fiesta.47

De las descargas resultaron seis personas lesionadas, y suponían


serían más por la cantidad de balazos percutidos. Contrario a otros
casos, la nota es dura en cuanto a la actuación de la gendarmería,
ya que acusaba el poco criterio del oficial que dio la orden de fuego,
y terminaba reclamando el que un padre de familia no saldría
tranquilo a la plaza pública a sabiendas de que un insulto de un
ebrio podría provocar un “fusilamiento en masa”, condenando
dicho atropello y exigiendo se hiciera justicia con los responsables.

Bandidos- saqueos: noviembre 1911-febrero de 1913

Al finalizar la revolución maderista en el Estado, el proceso de


licenciamiento trajo consigo una serie de conflictos, pues el
reconocer o no como revolucionarios a los grupos levantados en
armas determinaría la seguridad estatal en los meses siguientes.

47
“Los sucesos del lunes” en El Sufragio Popular, Morelia, Mich., México, 12 de noviembre
de 1911, Número 29.

49
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

El año de 1912 se vio marcado por la inseguridad que reinaba en


buena parte de Michoacán. El motivo fue que se diferenciaron
claramente dos grupos de revolucionarios que reclamaban para sí
la dirección del movimiento maderista en la entidad, ahora que
sería gobierno. Este conflicto estuvo personalizado por un lado por
Salvador Escalante y de otro por Marcos V. Méndez.48
En este contexto, a instancias del doctor Miguel Silva se
comisionó a Francisco J. Mújica como Delegado de Paz en
Michoacán para calmar los ánimos en el estado. En los meses que
duró Mújica en su comisión se decantó por Salvador Escalante,
marginando a Méndez, y declarándolo en los hechos “bandolero”.
Un buen número de partidarios de Marcos V. Méndez volvieron a
las armas bajo este nuevo mote y sin una bandera bien definida.
Méndez por su parte se levantó en armas en febrero de 1912,
siendo asesinado a los pocos días.49
Por su parte Salvador Escalante, al mando del 18° Cuerpo Rural
fue asesinado en una emboscada por un grupo salgadista en las
inmediaciones de Guerrero,50 dejando acéfalo el movimiento
armado en Michoacán apenas iniciando 1912. A la postre, esta falta
de liderazgos legítimos se decantó en un movimiento extendido
de bandidaje que estuvo liderado por jefes maderistas de menor
rango que los fallecidos Méndez y Escalante. En esta nueva etapa
destacarían nombres como el de Eduardo Gutiérrez, Benito Canales,
Jesús Sintora, Simón Beltrán, Mauro Pérez y los hermanos Pantoja,
entre otros.
En este escenario, la toma de poblaciones y asaltos a haciendas,
ranchos y en caminos se hizo común. Al bandido, conocedor de su

48
“Méndez, Marcos V. (1879-1912). N. en Peribán. Estudió en Uruapan. Propietario rural y
comerciante. Pro-maderista (1909). Se levantó en armas en Charapan (mar. 1911). Jefe
maderista, operó en los distritos de Coalcomán, Apatzingán, Salazar, Uruapan, Zamora y La
Piedad. Aspirante a la gubernatura, se insurreccionó en contra del gobernador interino Ortiz.
Proclamó el Plan de Peribán (ene. 1912) M. en el Rancho ‘El Pino’, en el sur del estado en
feb”, OCHOA SERRANO, Repertorio, p. 262.
49
El expediente armado contra Méndez por Francisco J. Mújica puede consultarse en el
Archivo Histórico del Poder Judicial de Michoacán, Juzgado de 1° Instancia, Penal, Distrito
de Uruapan, 1911, legajo 4.
50
Archivo Histórico Casa de Morelos (en adelante AHCM), Gobierno, Policía y Guerra,
Comunicados 1912-1913, caja 92, Huetamo, Novedades ocurridas en el distrito, 1912-1913.

50
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

territorio y hasta cierto punto tolerado por ciertos sectores sociales,


en poco tiempo se le comenzó a asociar con las “clases bajas” de
los ranchos y pueblos, ya que muchas veces éstas se unieron con
los facinerosos cuando tomaban una plaza.
El hecho más destacado se dio el domingo 9 de junio de 1912 al
amanecer, cuando alrededor de 700 bandoleros tomaron la ciudad
de Puruándiro, dejándola desolada y con una parte del pueblo que
en éxodo salió de ahí para contar los horrores de la Revolución y
las consecuencias de las tomas de plaza.
La toma de Puruándiro se esperaba desde días antes, ya que el
día 29 de mayo una avanzada de rebeldes al mando de Mauro Pérez
y Benito Canales se presentó en las inmediaciones de Puruándiro,
siendo rechazados por el pueblo y la guarnición del lugar, en los
siguientes días los gavilleros se fueron concentrando en los lomeríos
cercanos ante la mirada atónita del prefecto del lugar, Ángel Loza,
y el aterrado pueblo de Puruándiro. Sin embargo, el gobierno nunca
escuchó sus suplicas. Y nada se supo hasta el día diez, cuando los
bandoleros habían tomado la población.51
Como las malas noticias pronto se saben, antes que el telégrafo
confirmara lo peor, dispersos de Puruándiro llegaron a Moroleón y
a Zacapu, diciendo que había sido tomada por 500 rebeldes y las
“casas principales incendiadas”, asesinando al prefecto político, y
“cometiendo todo tipo de depredaciones”.52
El día diez de junio, cuando se restableció la línea telegráfica, el
prefecto informó todo lo sucedido. Desde el sábado ocho anterior
a las seis de la mañana los rebeldes habían cortado toda
comunicación del pueblo (telégrafo, luz, e incluso el acueducto de
la ciudad). El miedo se alimenta de la angustia de la espera:

Pasamos la noche del día citado en la más completa obscuridad y es-


perando de un momento a otro el ataque de los facinerosos, pero
ninguna novedad se registró hasta la media para las seis de la mañana

51
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, Caja 90, Puruándiro, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.
52
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades ocurridas
en el distrito, 1912-1913.

51
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

del día de ayer, hora en que pudo advertirse que el enemigo tenía
rodeada por completo la población dominando algunas alturas. A la
hora citada comenzaron a hacer fuego sobre la ciudad avanzando al
mismo tiempo con una gran cautela y astucia, al grado de que se ha-
cía difícil verlos.53

Sin embargo, otra cara de la toma de los pueblos se hizo visible


con los hechos de Puruándiro: acrecentó el miedo por parte de la
población ya no sólo a los facinerosos sino también a sus vecinos,
pobres y recelosos de los notables de la localidad, cundía el temor
por el populacho.

Después de seis horas de tiroteo lento se notó que ya el pueblo bajo


estaba unido a ellos y en masas compactas venían desenfrenados so-
bre la ciudad. Esfuerzos supremos hice con las cortas fuerzas de que
disponía en aquellos momentos para rechazarlos y los vecinos con
gran arrojo me ayudaron a la defensa, que sostuvimos hasta que ya
materialmente fue imposible contener aquella muchedumbre que
como fieras hambrientas recorrían las calles sembrando a su paso por
donde quiera la más espantosa confusión. Al penetrar esas chuzmas
en la plaza se les hizo un nutridísimo fuego que no fue suficiente para
contenerlas, y arrojando bombas dinamita en gran número alcanza-
ron a destruir las principales casas de comercio, dejándolas reducidas
a cenizas y saqueándolas por completo.54

Se calculó que el número de gavilleros unidos al pueblo bajo


ascendió a mil personas aproximadamente, las pérdidas materiales
se calcularon en más de medio millón de pesos, habiéndose
registrado muchas bajas entre el pueblo y los gavilleros.
Destacamentos de rescate llegaron entre la una y dos de la tarde.
No obstante, la recuperación de la plaza, en el pueblo la situación
tenía “…horrorizada a la sociedad [por] el hecho de haber

53
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades ocurridas
en el distrito, 1912-1913.
54
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades ocurridas
en el distrito, 1912-1913.

52
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

amanecido colgados algunos vecinos entre los cuales se encuentra


el C. Alberto Madrigal, persona que figuraba entre las familias de
mejor sociedad”. Se sabe que los colgados del pueblo fueron cuatro
destacados vecinos de Puruándiro, de los cuales no se sabe el
nombre, sin embargo, se puede sospechar que estas bajas fueron
toleradas, alentadas o perpetradas por lo que el redactor del
informe llamó el pueblo bajo.
El cual parecía tener viejas rencillas con sus autoridades
distritales, pues así como el prefecto Ángel Loza se escondió del
pueblo, el administrador de rentas Ramón Sánchez Anaya y el
secretario de la prefectura Eduardo Oviedo Estrada también se
escondieron despavoridos, logrando ponerse a salvo de la plebe
que “parecía querer saciar sus iras con ellos, pues les gritaban en
las calles procurando encontrarlos”.55 De estos hechos y una vez
recuperada la población por las columnas cercanas se contaron 28
muertos entre gavilleros, vecinos y soldados, pudiendo ser más los
bandoleros muertos que se llevaron en la retirada.
Levantado el campo y valorando lo perdido, lo siguiente en
Puruándiro fue una ofensiva militar de gran alcance en la región,
pues desde el mismo 10 de junio de 1912 se comenzaron a trasladar
fuerzas de Morelia, La Piedad y Tlazazalca para concentrarse en
Puruándiro y desde ahí combatir a los grupos de gavillas por la
región.
No obstante, la persecución y combate de gavillas no fue el único
objetivo de los militares en el distrito, en paralelo a su misión militar
se fue aprehendiendo gente en las poblaciones cercanas a
Puruándiro con el pretexto de suponer habrían participado en el
saqueo del nueve de junio. En los informes, se alcanza a entrever
unos métodos bastante agresivos con las poblaciones, que los
mandos militares consideraban “guarida de bandidos”. Ese fue el
caso de la población de Janamuato, donde Ángel Loza, prefecto de
Puruándiro, con caballería y parte del 67° Cuerpo Rural entraron a
practicar cateos y aprehensiones, argumentando que todos los

55
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades ocurridas
en el distrito, 1912-1913.

53
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

vecinos habían acudido al saqueo de la ciudad por ser una guarida


de bandidos, recogiendo “varios objetos que supuse robados y
aprendí a 118 sospechosos” para después averiguar las responsa-
bilidades que pudieran tener cada uno de ellos. 56 En total
aprehendió a 9 sospechosos y recogió varios objetos robados de la
ciudad. Los detenidos en Janamuato intentaron fugarse, “por lo
que la escolta hízoles [sic] fuego habiéndolos matado”.57
Si bien el combate al bandolerismo comenzó a rendir frutos en
el segundo semestre de 1912, las fuerzas del gobierno no siempre
eran bien recibidas por las poblaciones a las que llegaban, ya sea
por instrucciones de las autoridades municipales o por simpatía
con personas identificadas como bandoleros, en los telegramas,
aunque en pocos casos, se alcanzan a apreciar estas preocupaciones
de los militares. Ejemplo de ello fue la aprehensión de “uno de los
Figueroa”, al parecer gavilleros con cierto respaldo social en la
región de Los Reyes, al respecto la inquietud era que había
“sospechas de que se provoque un levantamiento o motín tratando
de libertarlo”, por lo que se pedía una escolta para conducir al reo.58
En el otro extremo, se registró el caso del presidente municipal
de Huandacareo, donde el Jefe de Tenencia se opuso a que unos
individuos fueran aprehendidos, argumentando que el Presidente
municipal de Cuitzeo le había ordenado no permitir que nadie fuera
aprehendido sin orden expresa de una autoridad, aunque estuviera
confirmado que fuera un bandido, según el subteniente Manuel
Méndez el mismo jefe de tenencia tenía en su poder cosas robadas
por la gavilla que días antes había asaltado la Hacienda de
Huandacareo.59
Otro motivo de disturbios fue la influencia que habían adquirido
los antiguos maderistas en sus respectivos pueblos, como fue el

56
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.
57
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.
58
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.
59
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 90, Puruándiro, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.

54
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

caso de Agustín Orozco Bravo, quien había secundado el movi-


miento maderista en Jiquilpan subalterno de Sabás Valladares.60
Pasados ya un año del licenciamiento de las fuerzas maderistas,
había todavía grandes cantidades de armas y parque en posesión
se antiguos revolucionarios y se hacía un esfuerzo por recogerlas
para el gobierno, algunos de ellos, como Orozco Bravo comandaban
cuerpos rurales, lo que provocaba tensión entre las fuerzas de
extracción porfirista y los nuevos jefes maderistas, quienes tenían
una distinta formación militar y que llegaban a causar fricciones
con las poblaciones en que estaban acantonados.
Según relató Carlos Allen Vallejo, militar formado en el
mercadismo michoacano y ex prefecto del distrito de Salazar (1907-
1908) y Zitácuaro (1908-1910)61 a quien se le encomendó la tarea
de desarmar a algunos de los antiguos maderistas, cuando llegó a
la hacienda Magdalena, en el distrito de Jiquilpan tuvo un
enfrentamiento con el pueblo.
Al llegar Vallejo con una fuerza de 80 hombres armados a la
mencionada hacienda el prefecto del lugar azuzó al pueblo para
que se amotinara y dejaran en libertad al antiguo jefe maderista,
optando Allen Vallejo por entregar al reo al juez del lugar y
advirtiendo a sus superiores de que el pueblo de Cotija y Tingüindín
no tardarían en levantarse en armas. Preveía un choque entre
Jiquilpan y Sahuayo, pues las tensiones políticas estaban siendo
instigadas a través de un periódico redactado por un tal Ramón
Sánchez Arreola que se dedicaba a insultar a la gente de Sahuayo.62
La situación tensa de la región se debía a la presencia del 18
Cuerpo Rural que estaba a cargo de Agustín Orozco (el cuerpo que
había estado bajo el mando de Salvador Escalante), y que usaba
para su beneficio personal, pues al llegar Vallejo a requisar a Orozco
Bravo de los diez hombres de caballería que debían estar de guardia
sólo estaban tres, pues Orozco los había enviado de peones a la

60
OCHOA SERRANO, Repertorio, p. 295.
61
OCHOA SERRANO, Repertorio, p. 6.
62
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 91, Jiquilpan, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.

55
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

hacienda, y había dejado suelta la caballada para ahorrarse el


forraje.63
La mencionada indisciplina del 18 Cuerpo rural molestaba a los
vecinos caracterizados, quienes solicitaban el cambio de
destacamento, pues se creían amenazados por un “peligro
inminente”, las constantes peticiones de seguridad y la evidente
indisciplina del ex jefe maderista Agustín Orozco Bravo provocaron
la expedición de Allen Vallejo para capturarlo y desarmarlo, sin
embargo, como se relata arriba el pueblo se identificaba con Orozco
y con algunas autoridades locales, quienes en su conjunto se
violentaron por lo que, parece ser, consideraban una agresión por
parte de las fuerzas foráneas de Allen Vallejo.64
Después de la toma de Puruándiro y de la persecución que se
hizo en todo el distrito, además de los hechos que se comenzaban
a generalizar en el Estado, el pánico se apoderaba de la población
y de las autoridades municipales cada que una gavilla se acercaba
a un lugar de mediana importancia, la noticia de Puruándiro corrió
rápido por toda la entidad y aún tuvo resonancia en los diarios
nacionales, como El País. Así, el miedo por los asaltos a las
poblaciones fue desarrollándose junto con la imagen de un gobierno
débil como el maderista.
La paranoia llego a tal grado, que, en Tuzantla, en el distrito de
Zitácuaro, la alarma por la proximidad de un grupo de bandoleros
dejó solo el pueblo, no quedando más que el telefonista, que a
última hora abandonó el aparato, haciendo creer que la línea estaba
cortada. 65
El estado de exaltación de autoridades, hacendados y represen-
tantes de compañías extranjeras, hace fácil encontrar respuestas
por parte de los militares que claramente rechazaban ese estado
de pánico en que se encontraban la sociedad mejor caracterizada

63
AHCM, Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 91, Jiquilpan, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913.
64
AHCM Gobierno, Policía y Guerra, Comunicados 1912-1913, caja 91, Jiquilpan, Novedades
ocurridas en el distrito, 1912-1913
65
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados, Zitácuaro, Novedades Ocurridas en el Distrito, 1912-
1913.

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LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

de cada pueblo y sus representantes. Botón de muestra es el


siguiente telegrama:

Agradezco su informe sobre rebeldes en Mármol, hoy estuvo fuerza


mía en la Sierra de Barajas y Mármol con el Jefe Político de Pénjamo
sin encontrar nada de rebeldes: hay mucha exageración y pánico por
esos rumbos que ya causa vergüenza. Urge que esos bandidos no to-
men como cantaleta asustar ese Distrito con amenazas. Acontecimien-
to de Capitanes que no es de tomarse en cuenta pues los 18 o 20
hombres que los tirotearon aprovechando el terreno para hacerlo.
Los propaladores de esas noticias alarmantes si no son cobardes, son
muy simpatizantes de los rebeldes que deberían ser castigados.
Suplícole no alarme tanto con sus noticias cuando no esté cierto, que
sólo confunde operaciones avisando a Morelia, de allí a León y luego
a México, y resultando un borrego. Más serenidad, señor, creo que no
debe trasmitirse el informe que dé cualquier individuo sino antes cer-
ciorarse”. Transcribo… si bien es cierto que hay varias gavillas de ban-
doleros, nunca daría lugar que se formara una andando expedicio-
nando las columnas para que se atreviera a atacar Puruándiro; cons-
tantemente tengo fuerzas en movimiento y fracciones de 20 a 40 sol-
dados ha sido suficientes para hacer correr a los bandidos, quienes
solamente atacan los puntos desguarnecidos y las tropas completa-
mente descuidadas. He sentido que hacer esa explicación al Sr. Pto.
Puruándiro, pero tenía que aclarar esa información tan infundada que
si yo la tomara en cuenta sería causa de gran trastorno en las opera-
ciones como ha sucedido con las fracciones en que los oficiales se
guían de ese género de informaciones.

Conclusión

Al derrumbarse el gobierno porfirista y en el contexto del cambió


de gobierno; las antiguas relaciones sociales se desdibujaron y el
pueblo, o lo que entonces se llamó “pueblo bajo” irrumpió en la
escena pública como mejor lo entendía, en un primer
levantamiento revolucionario como un buen momento para saldar
viejas rencillas o ejercer venganzas, pasada la Revolución, la

57
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tolerancia hacia esas viejas figuras porfirianas desapareció y se


soportaron cada vez menos los abusos de autoridad, lo que derivó
en manifestaciones violentas. Finalmente, y con el contexto de un
bandidaje desatado, el llamado pueblo bajo tomó partido por
quienes les representaban una mejora momentánea al compartir
sus botines y permitir desfogar viejos rencores, alentados por la
percepción de debilidad del gobierno maderista.

58
LA VIOLENCIA COLECTIVA DURANTE EL MADERISMO EN MICHOACÁN

Fuentes consultadas

Archivos:
Archivo Municipal de Pátzcuaro (AMP)
Archivo Histórico Casa de Morelos (AHCM)
Archivo Histórico del Poder Judicial de Michoacán (AHPJEM)

Bibliografía:
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Luxemburg Stiftung/ Para Leer en Libertad, 2012.
FRAGA BARRIGA, Antonio, Crónica de un personaje, Morelia, Impresos Gráficos
Irwin, 2002.
KATZ, Friedrich y LOMNITZ, Claudio, El Porfiriato y la Revolución en la historia
de México. Una conversación, México, Ediciones Era, 2016.
KNIGHT, Alan, La Revolución mexicana, México, Fondo de Cultura Económica,
2010.
MIJANGOS DÍAZ, Eduardo Nomelí, La Revolución y el Poder Político en
Michoacán 1900-1920, México, Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, 1997, (Colección Historia Nuestra No. 15).
OCHOA SERRANO, Álvaro y SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, Martín, Repertorio Michoacano
1889-1926, México, El Colegio de Michoacán-Casa de la Cultura
del Valle de Zamora, Morevallado Editores, Universidad Pedagógica
Nacional-Unidad 162, 2004.
ROMERO, José Rubén, “Rosenda” en Antonio CASTRO LEAL (Editor), Obras
completas, México, Editorial Porrúa, 1963.
TAIBO II, Paco Ignacio, Temporada de zopilotes. Una historia narrativa de la
Decena Trágica, México, Planeta, 2009.

Hemerografía:
“El escándalo magno del domingo pasado”, en El Sufragio Popular.
Semanario de política y variedades, 20 de agosto de 1911,
número 17, p. 1.
“Faltan 12,000 maderistas por Licenciar en toda la República”, en El País,
11 de octubre de 1911, año XIII, núm. 3705, México, p. 1.
“Los sucesos del lunes” en El Sufragio Popular, Morelia, Mich., México, 12
de noviembre de 1911, número 29.
“Salvaje atentado en Morelia” en El País, 16-08-1911, año XIII, núm. 3,649.
El País, “Prohíben toda demostración sin motivo” En El Sufragio Popular,
Morelia, Mich., México, 18 de junio de 1911, núm. 8, p. 4.

59
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

ELGUERO, Francisco, “Manifiesto del señor licenciado don Francisco Elguero”


en El País, 17 de agosto de 1911, año XIII, núm. 3,650, pp. 1 y 3.
ELGUERO, Francisco, “Manifiesto del señor licenciado don Francisco Elguero”,
pp. 1 y 3.
La Comisión de Paz, “Asesinos ejecutados”, en El Sufragio Popular, Morelia,
Mich., México, mayo 28 de 1911, núm. 5.
SÁNCHEZ R, Martín, “Los católicos. Un grupo de poder en la política
michoacana (1910-1924)” en Relaciones, No. 51., vol. XIII, Zamora,
El Colegio de Michoacán, Archivo Municipal de Zamora, Verano de
1992.

Websites:
ÁVILA ESPINOSA, Felipe Arturo, Entre el Porfiriato y la Revolución. El gobierno
interino de Francisco León de la Barra, México, Universidad Nacional
Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Históricas, (Serie
Historia Moderna y Contemporánea, 44), 2012, disponible en:
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/
libros/porfiriato/revolucion.html,
Real Academia Española: http://dle.rae.es/?id=Ppck4I3

60
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

Pablo Escalante Piña


UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO

Introducción

El periodo comprendido entre 1913-1915 se enmarcó dentro de


un movimiento denominado como constitucionalismo, el cual fue
la lucha militar y política por la restauración del orden constitucional
que había sido trastocado por el asesinato del presidente Francisco
I. Madero. No se trataba de una muerte más como sucedía
propiamente en un proceso revolucionario, era la máxima autoridad
política en el país, la lucha asumió amplios márgenes de actuación
que se evidenciaban en que la violencia sería una de las caracterís-
ticas centrales.
La lucha constitucionalista en cada una de las entidades asumió
ciertas peculiaridades, en el caso de esta investigación se centra
en el estado de Michoacán, donde la violencia fue uno de los rasgos
principales, incluso, se vivió cierta personalización en su ejercicio
en cuanto a los afectados. El seguimiento a las acciones militares
es de suma utilidad para evidenciar lo significativo de la violencia,
entendiendo que llegó a ser tanto un recurso para determinar la
pauta del movimiento como un medio para expresar miedos,
resentimientos o venganzas.
La violencia en Michoacán implicó tanto las acciones materiales
a la propiedad privada o pública, mediante formas como el saqueo,
los incendios o la destrucción de los bienes. Así mismo, también
comprendió la violencia personificada, entendiendo esta como
aquella que se ejercía hacia sujetos sumamente concretos bajo
bandera revolucionaria, con la peculiaridad de que se entrecruzaban
la presencia de sentimientos y resentimientos individuales, como
demuestran los casos de algunos colgados, quemados o fusilados.

61
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

El seguimiento a las acciones del movimiento constitucionalista


en Michoacán entre el inicio del mismo y el fusilamiento de uno de
los líderes, permite mostrar que efectivamente hubo violencia
material propiciada e incluso favorecida por el movimiento y que
en no pocas ocasiones la violencia estuvo personalizada, como
sucedió en el caso de Gertrudis G. Sánchez que fue traicionado,
perseguido, herido y fusilado por uno de sus ex compañeros de
armas.

El constitucionalismo en Michoacán

Los días del 9 al 22 de febrero representaron uno de los sucesos


más violentos y trágicos que se habían vivido hasta el momento, el
asesinato del presidente Francisco Madero y el vicepresidente José
María Pino Suárez, siendo un acontecimiento trágico “no sólo por
la matanza innecesaria de cientos de civiles, sino también porque
simboliza la incapacidad de las partes contendientes para llegar a
un acuerdo intermedio. Esos días fueron un microcosmos de la
épica revolución que vendría con su brutalidad, su naturaleza
inflexible, su gama de oportunidades para la ambición desenfrenada
que conduce a la traición”.1
Dicho movimiento pretendió entre otras cosas la reinstauración
en el poder de algunos representantes del régimen porfirista, entre
ellos Félix Díaz y Victoriano Huerta, quienes fueron los actores
principales de la muerte de ambos personajes. Los motivos que
estos señalaron fueron “la violencia, la anarquía y que no había
paz pública. La única manera de acabar con ello era por medio de
la muerte de ambos y el fin del régimen que representaban”, tras
dicho asesinato Huerta asumió la primera magistratura; la respuesta
en las entidades en su mayoría fue aceptación, sin embargo, el
gobernador de Coahuila Venustiano Carranza, se opuso e inició la
movilización de viejas tropas maderistas, que “eran pocas, las de
Francisco Coss, Eulalio Gutiérrez, Jacinto B. Treviño, Pablo González,
Jesús Carranza”.2
1
CUMBERLAND, La revolución, p. 21.
2
CUMBERLAND, La revolución, pp. 23, 28.

62
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

Las situaciones anteriores propiciaron que surgieran tantos


personajes dispuestos a olvidar que hace unos meses eran fieles al
régimen de Madero, mientras que otros tantos afirmaron su
convicción maderista y unos más se vieron obligados a unirse a
Carranza para buscar reinstaurar lo constitucional. El huertismo
desde su inicio marcó parte de la pauta que se seguiría para alcanzar
sus fines, puesto que se recurrió a la violencia como uno de los
recursos, ejemplo de ello es el asesinato de Madero. En este caso,
entendemos que la violencia fue el ejercicio de acciones que
provocaban un daño en lo material o personal, sin necesariamente
respetarse en lo mínimo los marcos legales, civiles o militares, tanto
por sujetos delegados o no con tales prerrogativas.
En el caso del movimiento constitucionalista en el estado de
Michoacán se sustentó en gran medida en la relación previa entre
dos personajes vinculados al maderismo, los comandantes de
rurales Gertrudis G. Sánchez a cargo del 28º Cuerpo y Rentería
Luviano del 41º Cuerpo. Ambos hacían frente al zapatismo en
Guerrero y Michoacán, los nexos iniciaron meses antes de febrero
de 1913, pues “la fuerza del 41° cuerpo de rurales esta expedi-
cionando en el distrito de Mina, Gro” y se informaba que “salió
comandante Rentería Luviano con la fuerza de su mando a
Guerrero, obedeciendo órdenes del comandante Gertrudis
Sánchez”.3
Después del acontecimiento de febrero, en específico en el mes
de marzo, hubo varias visitas entre ambos individuos, las cuales se
justificaban ante el gobierno sosteniendo que era para tener
conocimiento sobre el movimiento salgadista. Esto se ratificaba
en algunos otros telegramas, al precisarse que “por orden de
Sánchez salió para Guerrero con toda su fuerza Rentería Luviano”4
3
Archivo Histórico Casa Morelos (en adelante AHCM), Policía y Guerra, Movimiento de fuerzas
1911-1913, caja 27, expediente 4., Telegrama del teniente coronel jefe de operaciones Luis
Medina Barrón al prefecto de Zitácuaro, Celaya, Guanajuato, 26 de octubre de 1912; Policía
y Guerra, Movimiento de fuerzas, años 1911-1913, caja 272, expediente 4, Telegrama del
teniente coronel jefe de operaciones Luis Medina Barrón al gobernador Miguel Silva, Celaya,
Guanajuato, 31 de diciembre de 1912.
4
AHCM, Policía y Guerra, Movimiento de fuerzas, caja 272, expediente 5, Telegrama del
prefecto de Huetamo al Secretario de Gobernación, Huetamo, Michoacán, 1 de enero de
1913.

63
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

y el “41° cuerpo le rendía diariamente el parte al comandante del


28° cuerpo”,5 esto habla de una comunicación constante, que sino
directa, si por lo menos existía.
A pesar de que en un inicio la lucha constitucionalista en
Michoacán se sustentó en una relación previa, las acciones militares
en los meses siguientes evidenciaban que el movimiento estaba
fragmentado, se ha descrito en algunos estudios que “la victoria
contra el huertismo en Michoacán no fue producto de un triunfo
militar significativo, intervino toda una serie de pequeños golpes
en diferentes partes”, pero, es un hecho que hacía marzo de 1913
en gran parte del estado “había un enemigo común, el huertismo y
el ejército federal”.6
Las dudas sobre la postura de ambos personajes no se hizo
esperar desde inicios de marzo, se señalaba que el 8 de marzo de
1913 arribó de Guerrero el comandante Rentería Luviano y se
mencionaba que no se creía que Gertrudis Sánchez desconociera
el gobierno huertista; el 19 de marzo se precisó que salió el
comandante Rentería Luviano a Guerrero con su fuerza; mientras
que el 24 de marzo Gertrudis Sánchez llegó a Huetamo para indicar
que no se rebelaría en contra del gobierno, estuvo ahí dos días,
según fue para arreglar asuntos del servicio”. Finalmente “el día 30
de marzo, Gertrudis Sánchez arribó a Huetamo a las 8 de la mañana
sin resistencia porque había tropas del 41º cuerpo en la zona y
venía su comandante Rentería Luviano y declaraba que desconocía
al gobierno de Victoriano Huerta”.7

5
MILLÁN NAVA, Revolución en Guerrero, p. 253.
6
MIJANGOS DÍAZ, La revolución, pp. 91, 197.
7
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Huetamo 1913, caja 94, expediente 1, Telegrama
del prefecto de Huetamo J. C. Luviano al Secretario de Gobierno, Huetamo, Michoacán, 8 de
abril de 1913; Telegrama del prefecto de Huetamo J. C. Luviano al Secretario de Gobierno,
Huetamo, Michoacán, 19 de marzo de 1913; Telegrama del prefecto de Huetamo J. C. Luviano
al Secretario de Gobierno, Huetamo, Michoacán, 24 de marzo de 1913; Telegrama del prefecto
de Huetamo J. C. Luviano al Secretario de Gobierno, Huetamo, Michoacán, 26 de marzo de
1913; Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (en adelante AHSDN), Estado
de Guerrero, expediente XI/481.5/127, caja 73, primer tomo, foja 106, Telegrama de Sabas
R. Vera al secretario de Guerra y Marina, Ciudad de México, abril 11 de 1913, Centro de
Estudios de Historia de México (en adelante CEHM), LXVIII-1, carpeta 2, legajo 126, documento
1, foja 1, Oficio del gobernador de José I. Lugo a Alberto García Granados, Bravos, Gro., 25
de marzo de 1913. En este documento se transcribe un telegrama de Gertrudis García

64
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

Ambos personajes efectivamente secundarían el movimiento


de Carranza y “los 600 hombres que acompañaron a Gertrudis
Sánchez decidieron llamarle general de división, a aquel coahuilense
alto y moreno, de profundo mirar”, mientras que, como segundo
estaría Rentería Luviano, “esta designación es en base a que el
primero desconocía el territorio de Michoacán”.8 A pesar de que
Sánchez venia de Guerrero, más que un movimiento que abarcara
una región, fue más una lucha dentro de Michoacán y en pocas
ocasiones en el otro.
La rebelión fue casi al mismo tiempo que en otros estados y se
vivió una situación similar en cuanto a que “los contingentes se
formaban y entraban en campaña sobre bases informales de
cooperación y dependían de la sabiduría o el capricho de los
comandantes locales”.9 La noticia del levantamiento la recibió el
gobierno estatal y federal de inmediato, “en Huetamo se rebelaron
el 41° y el 28° cuerpo de rurales, el primero con 125 y el segundo
con 300. Mataron al cabo Hermenegildo Santana.10 Tal asesinato
fue una de las primeras acciones violentas en la entidad a nombre
del constitucionalismo y sería una de las constantes, así mismo,
fue un claro mensaje tanto para los opositores como una afrenta a
las autoridades. En Huetamo Sánchez realizó acciones que
implementaría a lo largo de casi todo el movimiento, indicaba,
“entré a Huetamo a nombre del gobierno maderista, tomé armas,
municiones, caballos y demás objetos de guerra en compañía de
Rentería Luviano”.11
Bajo bandera constitucionalista secundaron el movimiento
Tancítaro, Apatzingán, Parácuaro, Puruándiro, Zamora, Jiquilpan,

Sánchez; AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Huetamo 1913, caja 94, expediente 1,
Oficio del prefecto de Huetamo al gobierno del estado, Huetamo, Michoacán, 1 de abril de
1913.
8
RODRÍGUEZ, Revista, p. 2; LÓPEZ, “Campañas”, p. 73.
9
CUMBERLAND, La Revolución, p. 76.
10
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Huetamo 1913, caja 94, expediente 1, foja 40,
Telegrama sin autor al Secretario de Gobernación, Zitácuaro, Michoacán, 3 de abril de 1913.
11
AHSDN, Expediente Cancelado de Gertrudis García Sánchez XI/III/1-129, foja 4, Telegrama
de S. de los Monteros a la Secretaría de Guerra y Marina, León, Guanajuato, 1 de abril de
1913. Este telegrama transcribe otro que envió Gertrudis Sánchez al gobernador del estado
de Michoacán después de la primera toma de Huetamo.

65
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Coalcomán, Arteaga, Uruapan, Zitácuaro, Tuzantla.12 Las acciones


violentas en Michoacán fueron parte de los recursos para el
sostenimiento constitucionalista en las distintas poblaciones,
aunque, se sabe que se crearon “instrucciones para las tropas donde
se indicaban las acciones que emprenderían cuando tomaran una
plaza, se refiere a los prestamos forzosos y la confiscación de armas,
así como las consecuencias para los particulares que no las
obedecieran y la finalidad de las mismas”.13
Las reacciones en el estado no se hicieron esperar, se indicaba
en los primeros días del movimiento que “es mucha alarma que
existe en estos contornos con motivo de sucesos registrados en
Huetamo y Tacámbaro”,14 se mencionaba que las fuerzas eran
“bastantes”. La alarma se intensificó entre la población porque se
señalaba que se estuvo “secuestrando familias importantes del
rumbo y exigiendo fuertes rescates por su libertad”.15 Aunado a lo
anterior se añadía “las fuerzas han hecho muchas depredaciones
para hacer efectivas cuotas, apelaron a la violencia”,16 y que se
“liberó presos, quitó armas a vecinos, cortando telégrafos, fuerza
de 400 hombres, bien armados y con 2 ametralladoras, prestamos
forzosos”.17
Muchas de las acciones del constitucionalismo se decía que eran
simples incursiones de forajidos que esperaban tomar ventaja de
12
Archivo Municipal de Zamora (en adelante AMZ) 1, Policía y Guerra, 1913, caja 28, expediente
33, Nota del presidente municipal de los Reyes al presidente municipal de Zamora, Zamora,
Michoacán, 1 de abril de 1913; OIKIÓN SOLANO, El Constitucionalismo, p. 138; “Huetamo”,
p. 34.
13
LÓPEZ, “Campañas”, p. 71.
14
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Zamora 1913, caja 93, expediente 2, Telegrama
del prefecto de Zamora al Secretario de Gobernación, Zamora, Michoacán, 23 de abril de
1913.
15
AHSDN, Expediente Cancelado de Gertrudis García Sánchez, XI/III/1-129, foja 8, Telegrama
de Manuel Zozaya, jefe de las armas de Guerrero al Secretario de Guerra y Marina,
Chilpancingo, Guerrero, 1 de abril de 1913; foja 42, Telegrama de Leopoldo Díaz Ceballos al
Secretario de Guerra y Marina, Toluca, Estado de México, 28 de julio de 1913.
16
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Huetamo 1913, caja 94, expediente 1, fjs. 45-47,
Telegrama del prefecto de Huetamo al gobierno del estado, Huetamo, Michoacán, sin fecha,
al parecer es del 2 de abril de 1913.
17
AHSDN, Expediente Cancelado de Gertrudis García Sánchez, XI/III/1-129, foja 12, Telegrama
de S. de los Monteros a la Secretaría de Guerra y Marina, León, Guanajuato, 1 de abril de
1913, fojas 33-34. Telegrama de Manuel Jaso al Secretario de Guerra y Marina, Chilpancingo,
Guerrero, 13 de abril de 1913.

66
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

la desorganización prevaleciente, pero es igualmente cierto que la


vasta mayoría de esas acciones eran en principio expresiones de
hostilidad contra el gobierno de Huerta y no propiamente contra
sujetos o sectores sociales concretos. Incluso, al inicio el huertismo
no le dio la mayor importancia a tales acciones, porque al parecer
tenían pocas consecuencias, eso era señalado para diferentes
estados.18
Sin embargo, en el desarrollo de la investigación localizamos
información que nos indica que Victoriano Huerta puso atención
al movimiento michoacano, sobre todo por los niveles de violencia
que estaba teniendo o se decía que tenía, en un par de telegramas
se escribía “ya libranse órdenes para batir gavilla de Gertrudis
Sánchez por parte del general Dorantes” e “inmediatamente envió
auxilio para el resguardo de esa ciudad (Morelia)”.19 En el caso de
Sánchez durante su estancia en Guerrero antes de 1913, se sabe
que hizo uso recurrente de la violencia como parte de sus acciones
frente al salgadismo, por lo tanto, cuando arribó a Michoacán las
acciones que emprendió no eran del todo nuevas en sus tropas.
Dentro de las medidas realizadas en Guerrero “el 16 de mayo
da un reporte desde la ciudad de Taxco, señala que persiguió
salgadistas, les decomisó armas, asesinó, encontró cartas
comprometedoras de individuos del pueblo e indica que (ya los
arreglo) y que saldrá a perseguirlos”, la ejecución la practicó tanto
durante su estancia en Guerrero como en Morelos, “en una
persecución de salgadistas en Copiro, Guerrero, reporta que batió
salgadistas y fueron fusilados”.20 La violencia ejercida por Sánchez

18
CUMBERLAND, La Revolución, pp. 42, 112.
19
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Huetamo, 1913, XX, caja 94, expediente 1, foja 39,
Telegrama de Victoriano Huerta a Miguel Silva gobernador de Michoacán, Ciudad de México,
1 de abril de 1913; Policía y Guerra, movimiento de fuerzas, 1913-1915, XX, caja 273,
expediente 5, Telegrama de Victoriano Huerta a Miguel Silva, Ciudad de México, 18 de abril
de 1913.
20
AHSDN, Revolución, expediente XI/481.5/178, foja 509; Telegrama de Juvencio Robles al
secretario de guerra, Puebla, Puebla, 17 de mayo de 1912; Estado de Morelos, expediente
XI/481.5/178, caja 98, tercer tomo, fojas 615-616, Telegrama de Juvencio Robles al Secretario
de Guerra y Marina, Cuernavaca, Morelos, 7 de junio de 1912; Revolución, XI/481.5/179,
foja 127, Telegrama de Felipe Ángeles al Secretario de Guerra y Marina, Cuernavaca, Morelos,
16 de enero de 1912.

67
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

en Guerrero respondía directamente en acontecimientos de guerra


y no siempre fuera de acciones militares, por lo que quizá fue más
un recurso militar que una opción premeditada, ello, teniendo en
cuenta las amplias capacidades materiales de los zapatistas.
La presencia de acciones violentas se viviría a lo largo de casi
toda la entidad, para el caso del Oriente michoacano se ha realizado
un extenso proceso de identificación documental por parte del Dr.
Alonso Pérez Escutia entre 1913-1917.21 Hace referencia a
asesinatos, colgados, incendio de propiedades, destrucción de
archivos y oficinas públicas, secuestros, fusilados, persecuciones,
saqueo y robos en despoblado. Ello, tanto a particulares en sus
propiedades o fuera de ellas, incluso a las autoridades tanto políticas
como militares. La violencia fue constante entre 1913-1915 y con
disímiles magnitudes y motivos en la entidad.
En la misma obra se precisan acciones que fueron en sumo
recurrentes en la entidad, el 9 de febrero de 1913 se señalaba que
en la hacienda de Chapitiro los rebeldes hirieron de gravedad a
particular; mientras que el 10 de julio del mismo año 8 bandidos
asaltaron y maltrataron a vecinos. Ambas situaciones no es que
fueran ajenas a lo que se vivía en épocas anteriores, incluso, eran
relativamente cotidianas, sin embargo, para estos años aumentaron
y se justificaban bajo la bandera del movimiento constitucionalista
en el estado.
Situación diferente fue el hecho de que se practicaran acciones
de índole no precisamente cotidianas, como el fusilamiento de 12
soldados por los rebeldes el 21 de julio de 1913; o el caso de algunos
particulares constitucionalistas que fueron asesinados por la
defensa social de Villa Hidalgo el 23 de febrero y 4 de marzo de
1914; mientras que el 28 de abril de 1914 se presentó el caso de
Rodolfo Cuevas, uno de los propietarios de una negociación
maderera en el oriente, colgado después de entregar lo que se le
había pedido; finalmente, 3 empleados de la hacienda del Chaparro
fueron fusilados el 15 de julio de 1914.

21
PÉREZ ESCUTIA, La revolución; Irimbo; Senguio.

68
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

La violencia para el sostenimiento económico-militar

El movimiento michoacano obtenía recursos de diversas maneras,


se puede afirmar que un buen número de hombres, armas y dinero
también se consiguieron por el uso de los medios violentos. Ejemplo
de ello son los préstamos forzosos, que en gran medida llevaban
implícitos distintos niveles de intimidación, persuasión y violencia
personal o familiar. El movimiento obtuvo gran parte de su
mantenimiento en ello, una importante cantidad de estos iniciaba
desde el mes de abril de 1913 hasta junio de 1914 y comprendían
sumas desde los 10 mil hasta los 25 mil pesos.22
En otros casos se llegó a acciones donde el uso de la violencia
estuvo presente a distintos niveles, desde el despojo hasta las
heridas, tortura, destrucción y asesinato. Continuando con Pérez
Escutia señala en sus obras que el 27 de junio de 1913 en la estación
de Irimbo en la hacienda El Rincón del Sapo, se abrieron bodegas,
tomaron cervezas, tomaron mercancías de la empresa Vega Hnos.
Cía. procediendo a quemar las instalaciones. El 6 de julio de 1913
se reportaba que en Tupátaro se quemó el juzgado, entraron a la
casa del secretario, lo golpearon y se llevaron 300 pesos; entre el
12-13 de octubre de 1913 se aludía que en la tenencia de
Ziritzícuaro en el oriente del estado que fue víctima de robo Aniceto
Prado a quien le despojaron de 1700 pesos a nombre de la
revolución; mientras que hubo saqueo a casas habitación,
comercios de particulares como los del 11 de junio de 1914.23
En las oficinas públicas fue donde quizá más se presentaron los
actos de destrucción, tanto por lo que figuraban como por los
beneficios materiales o militares para el movimiento
constitucionalista, aunado a la posibilidad de que tuvieran recursos
significativos para el sostenimiento de la revolución. La también
descripción de Pérez Escutia resulta de utilidad al precisar que el

22
CEHM, XXI, carpeta 1, legajo 106, documentos 1-8, varias fojas. Dentro de esta serie de
documentos se encuentran las cantidades impuestas, las fechas y el motivo; CEHM, XXI, carpeta
17, legajo 1706, documento 2, foja 1-5, Carta de Luis Bermejillo a Venustiano Carranza,
Hacienda de Pedernales, 9 de octubre de 1914.
23
PÉREZ ESCUTIA, La revolución.

69
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

18 de julio de 1914 en la Toma de Zinapécuaro los revolucionarios


recogen armas de la gendarmería y defensa social, saquean casas
comerciales y particulares. Mientras que el 21 de julio de 1913 en
el ataque a Zitácuaro se recogieron 25 cadáveres y se quemaron
instalaciones de oficinas.
Aunque, en algunos casos, se contó con el apoyo de ciertos
habitantes de Huetamo, Tacámbaro, Cuitzeo y Pátzcuaro. Se hallan
en las fuentes casos como el Cuitzeo, donde “la gente de Gertrudis
Sánchez fue bien recibidos por los vecinos principales, no exigieron
prestamos, recibieron un donativo espontaneo de $ 90.00 cs” y
otros como el de Cecilio García “quien otorgó voluntariamente 64
mil pesos”.24 Habrá que precisar que tanto para evitar que se usara
la violencia como para mejorar la recaudación se llegaron a
reglamentar.25
El financiamiento de la lucha constitucionalista no sólo fue con
recursos locales y medios violentos, la información localizada
muestra que se recibieron apoyos del norte entre 1913-1914, el
gobierno dio cuenta de que “las fuerzas rebeldes que operan en el
estado de Michoacán están recibiendo armas y parque por el puerto
de Zihuatanejo procedentes del norte”;26 mientras que en 1914 “el
general Sánchez comisionó a Héctor F. López para que bajara por
Coahuayutla hasta la Unión, en la costa guerrerense, para recoger
pertrechos de guerra que enviaban los revolucionarios norteños
en embarcaciones de contrabando”.27

La violencia constitucionalista en Michoacán

Después de la toma de Huetamo y levantadas las armas en distintas


partes del Estado, se buscaría arribar a la capital por los

24
CEHM, LXVIII-1, carpeta 3, legajo 206, documento 1, foja 1, Carta de David Franco a Félix
Díaz, Morelia, Michoacán, 19 de abril de 1913; XXI, carpeta 82, legajo 9046, documento 1,
foja 1, Carta de Cecilio García a Venustiano Carranza, Coyuca de Catalán, Guerrero, 4 de
junio de 1916.
25
El Heraldo, 14 de agosto de 1913, año 1, núm. 129, Morelia, pp. 1, 4.
26
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Ario, 1913, caja 96, expediente 2, Oficio de la
Secretaria de Relaciones Exteriores al gobernador de Michoacán, 1 de octubre de 1913.
27
OIKIÓN SOLANO, “Huetamo”, p. 47.

70
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

constitucionalistas, por lo que se iniciaría con la toma de Tacámbaro


el 16 de abril de 1913. El resultado para el movimiento fue favorable,
pero para uno de los lideres sería un problema, “fue gravemente
herido y enviado a Huetamo”.28 Durante un mes, gran parte de las
acciones militares fueron realizadas bajo el mando de Rentería
Luviano, quien siguió hasta cierto punto el plan de ir sobre la capital
del estado y el paso obligado era Pátzcuaro, donde el constitucio-
nalismo entró en fragmentación y debilidad.
Se precisa en las fuentes que Rentería Luviano hizo caso omiso
de ir sobre Morelia y entró en una tregua y que incluso tenía
“disposición de rendirse, pero no lo puede hacer sin Sánchez, este
ordenó atacar Morelia y se envió a una persona a charlar con él”.29
Ello habla de que existía faltaba unidad y organización, puesto que
a tan sólo un mes de iniciado, “las diferencias entre los
revolucionarios derivaron en la falta de cohesión”.30 La mencionada
tregua no se aceptó y reiniciaron las hostilidades, a inicios de mayo
de 1913 “se informa de nueva toma de Gertrudis Sánchez y se
temen las depredaciones de este y el prefecto huye”.31
Así mismo, se señalaba mediante telegrama que unos días
después de la toma de Pátzcuaro, iba “presentándose Aristeo
Heredia que había sido capturado por los rebeldes al mando de
Gertrudis Sánchez”, mientras que unos meses más adelante se
mencionaba que se “ataca Coyuca e incendia casas”, también
sabemos por una carta de Delfino del Moral que se le “obligó a
que le hiciera un préstamo forzoso”.32 Estas acciones de violencia
hacia las personas y ciudades fueron una constante, nos parece

28
El nacional, “Campaña contra el huertismo”, 25 de mayo de 1953, p. 3.
29
AHCM, Policía y Guerra, Acuerdos 1896-1916, caja 2, expediente 2, Telegrama del gobernador
interino Adolfo Cano al presidente de la República, Morelia, Michoacán, 23 de abril de 1913.
30
OIKIÓN SOLANO, El constitucionalismo, p. 160.
31
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Huetamo 1913, caja 94, expediente 1, foja 48,
Telegrama del prefecto de Huetamo al gobierno del estado, Huetamo, Michoacán, 5 de mayo
de 1913.
32
AHCM, Policía y Guerra. Comunicados de Pátzcuaro 1913, caja 93, expediente 2, Telegrama
del prefecto de Pátzcuaro al Secretario de Gobernación, Pátzcuaro, Michoacán, 20 de mayo
de 1913; AHSDN, Estado de Guerrero 1914, Expediente XI/481.5/128, primer tomo, foja 143-
145, Telegrama de Antonio G. Olea al Secretario de Guerra y Marina, Cuernavaca, Morelos,
22 de febrero de 1914; Fideicomiso Archivo Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca.
Archivo Joaquín Amaro (AFTAJA), Correspondencia con particulares, serie 107, expediente 2,

71
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

que guardaban la premisa de buscar la supervivencia del


movimiento y así mismo de que se pudiera sobrevivir en lo personal.
Después de la toma de Pátzcuaro no se presentaría una
oportunidad similar para que se pudiera llegar a la capital, aunque
la intención del movimiento seguiría siendo esa. Sin embargo, el
gobierno huertista tendría un par de “enfrentamientos en las
cercanías de la capital -la Quemada y la -Goleta, donde rechazaron
a las fuerzas rebeldes y a consecuencias de esto se viviría un temor
recurrente de un nuevo ataque por parte de los constitucionalistas”,
en el parte militar de la batalla de la Goleta se mencionaba que
“las fuerzas revolucionarias no eran de tanto número y no tenían
un plan estructurado”.33
Hacia el mes de noviembre un telegrama decía que “el prefecto
de Santa Clara señala que arrieros de Tecurio informaron que
cabecillas Gertrudis Sánchez, Amaro, Castrejón con bastante gente
desde el sábado a las 4 de la mañana estaban tiroteando al gobierno
en Tacámbaro”.34 Mientras que en la toma de Acuitzio, localidad
estratégica desde donde podrían ser atacadas Tacámbaro y
Pátzcuaro, “esta mañana se aprehendió a Rafael Osorno Ramírez
por sospechoso, interrogado que fue manifestó ser en efecto
revolucionario y manifestó que Gertrudis Sánchez se halla
actualmente en Acuitzio con 600 u 800 rebeldes”.35
Las acciones después de noviembre serían mínimas, en gran
medida porque “sin recursos y sin el apoyo de alguna plaza de
importancia que les pudiera abastecer, las fuerzas revolucionarias
se desmembraron en pequeñas partidas e iniciaron en su mayoría

Inventario 69, Legajo 11/16, Carta de Delfino del Moral a Joaquín Amaro, Coyuca de Catalán,
Guerrero, 30 de octubre de 1922.
33
AHSDN, Revolución, expediente XI/481.5/159, foja 1296, Oficio del general E. Carmona al
secretario de guerra, Ciudad de México, 9 de julio de 1913; AHSDN, Revolución, expediente
XI/481.5/169, foja 118-122, Parte de Fidencio Hernández al secretario de guerra, Morelia,
Michoacán, 21 de mayo de 1913.
34
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Pátzcuaro 1913, caja 93, expediente 2, Telegrama
del prefecto de Pátzcuaro al Secretario de Gobernación, Pátzcuaro, Michoacán, 17 de
noviembre de 1913.
35
AHCM, Policía y Guerra, Comunicados de Zinapécuaro 1913, caja 96, expediente 2, Telegrama
del prefecto de Zinapécuaro al Secretario de Gobernación, Zinapécuaro, Michoacán, 25 de
noviembre de 1913.

72
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

un repliegue a Guerrero, lo que implicó que de enero a mayo de


1914 el movimiento haya decrecido en el estado”.36 Por lo tanto,
no es de extrañar que las fuentes mencionen que entre esos meses
las acciones constitucionalistas fueran en Guerrero, se precisaba
que los “rebeldes están concentrados cerca de Zirándaro, Guerrero.
Fuerza de Sánchez y Amaro de 600”.37
Las tropas son menores a las que tenía en abril o mayo de 1913,
quizá fue en gran medida a que durante “julio-diciembre de 1913
se encuentran una serie de amnistías en cantidades importantes,
sobre todo en las regiones de Uruapan, Coalcomán, Coahuayana y
Chinicuila, los motivos son en parte a que indican que hacía falta
un proyecto regional en el que fueran incluidos los intereses
regionales”.38 Las cosas no marchaban bien, prueba de ello fueron
algunas batallas en Guerrero, “los días 19 y 20 de febrero de 1914,
atacó Teloloapan y perdió la batalla” y otra en “Coyuca, donde
incendia casas, pero perdió la batalla”.39
El buscar consolidar el constitucionalismo michoacano, pero
desde Guerrero debió de influir en que no se logró “control total
de sus seguidores y el movimiento no fue unificado en gran parte
del proceso y por eso la disminución de sus fuerzas”. El movimiento
cobró de nuevo fuerza entre junio y julio de 1914, por “las fuertes
ofensivas revolucionarias del norte y del sur que aflojaron la
resistencia; la toma de Zacatecas por parte de la división del sur
quebró la columna vertebral huertista”.40 El debilitamiento del
huertismo en Michoacán inició con la toma de Huetamo que
“generó que la actividad rebelde de diversas regiones del estado

36
OIKIÓN SOLANO, El constitucionalismo, pp. 160-163.
37
AHSDN, expediente Cancelado de Gertrudis García Sánchez, XI/III/1-129, foja 143, Telegrama
de Gordiano Guzmán al Ministro de Guerra, Arteaga, Michoacán, 21 de febrero de 1914.
38
AHCM, Policía y Guerra, Acuerdos 1896-1916, caja 2, expediente 2, Telegramas de distintas
prefecturas donde se informaba de las tropas que pedían amnistía y se menciona las
cantidades de individuos unidos a las tropas federales.
39
AHSDN, Estado de Guerrero 1914, expediente XI/481.5/128, primer tomo, fojas 151-153,
Telegrama de Antonio G. Olea al Secretario de Guerra y Marina, Cuernavaca, Morelos, 22 de
febrero de 1914; AHSDN. Estado de Guerrero 1914, expediente XI/481.5/128, primer tomo,
fojas 143-145, Telegrama de Antonio G. Olea al Secretario de Guerra y Marina, Cuernavaca,
Morelos, 22 de febrero de 1914.
40
SÁNCHEZ, La revolución, pp. 89, 71.

73
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

se intensificara, pero sobre todo fue el notable deterioro de las


fuerzas huertistas”.41

La violencia durante la gubernatura constitucionalista

Lo anterior abriría camino para la toma de la ciudad capital del


estado para las fuerzas constitucionalistas, puesto que
inmediatamente se buscaría la filiación con Venustiano Carranza,
lo cual se puede evidenciar en diversas fuentes, empezando por
una carta que le envió a Héctor López, donde dice que “el Plan
Guadalupe, el cual seguimos, menciona que cuando se logre la
victoria el jefe supremo de la revolución de cada estado está
llamado a desempeñar el cargo de gobernador provisional del
estado en que operó”.42 Por lo que en Morelia inmediatamente se
declara gobernador, de acuerdo al Plan de Guadalupe y entró en
contacto no sólo con Carranza sino con otros constitucionalistas
como “Pablo González, al que envía un oficio el 12 de septiembre
de 1914 en el cual la buena relación es notoria”.43
Una situación más que muestra su intención de llevar a cabo
los ideales de esa facción son los comunicados que le envían las
prefecturas del estado cuando se posesiona de Morelia, tomamos
el caso de Zamora que indica “teniendo conocimiento de que las
fuerzas constitucionalistas tomaron Morelia, me reconozco como
autoridad constitucionalista”.44 Ello dejaba en claro que se arropó
a las tropas constitucionalistas en Michoacán, porque estas a partir
de agosto y hasta diciembre de 1914 iniciaron un repliegue
importante para hacer sus avances, “varias prefecturas indican el
arribo de tropas a sus zonas, desde el 4 de agosto de 1914 y ante

41
OIKIÓN SOLANO, El Constitucionalismo, p. 165.
42
LÓPEZ, “Campañas”, p. 78; Archivo Histórico Municipal de Morelia (en adelante AHMM), caja
29A, expediente 21, 1914, f. 1, Decreto de Gertrudis García Sánchez asumiendo el Poder
Ejecutivo.
43
CEHM, LXVIII-1, carpeta 19, legajo 2720, documento 1, foja 1, Oficio de Gertrudis García
Sánchez a Pablo González, México, 12 de septiembre de 1914.
44
AMZ, Guerra, 1914, caja 29, expediente 6, Oficio del presidente municipal de Zamora a
Gertrudis Sánchez, Zamora, Michoacán, 11 de agosto de 1914.

74
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

esto solo se responde que se da por enterado y autoriza los


movimientos”.45
A los pocos días de que arribó a Morelia y de que asume el
cargo de gobernador provisional Gertrudis Sánchez se ordenaba
que “se haga una manifestación en todas las localidades de todo el
estado por el arribo de Venustiano Carranza a la primera
magistratura”.46 Esta acción si se llevó a cabo por lo menos en
Zamora. La comunicación con Carranza no fue directa en su
totalidad, pero la que existió indica una correlación militar y política.
La vinculación fue más intensa en lo primero por diversas
situaciones, la primera es que el mismo “Venustiano Carranza
ordena que se entreguen a las fuerzas de Gertrudis Sánchez, ciento
cincuenta mil cartuchos”, cantidad que no fue entregada en su
totalidad, pero si se hizo un esfuerzo por que así fuera, se expidieron
dos recibos por entrega de armas, el primero indica que se le
entregaron el mismo día que ordena Carranza “50 mil cartuchos” y
en otro “el enviado de Gertrudis Sánchez hizo un recibo por 50 mil
500 cartuchos”.47
Otro recibo fue un par de semanas más adelante y por una
cantidad más grande, “fueron entregados 60 mil cartuchos a José
Hurtado”, esta cantidad indica que el movimiento michoacano era
considerado dentro de los planes que tenía el gobierno federal. La
comunicación con el líder nacional del constitucionalismo no fue
mucha, pero la información localizada deja saber que esta fue
significativa, porque en un telegrama del mes de octubre se indicaba

45
AHCM, Policía y Guerra, Movimiento de fuerzas 1913-1915, caja 96, expediente 1, En esta
carpeta existen una cantidad importante de telegramas de varias prefecturas, entre ellas:
Maravatío, Los Reyes, Uruapan, Zinapécuaro, El Oro, agosto-diciembre de 1914.
46
AMZ, Guerra, 1914, caja 29, expediente 2, Circular de Joaquín Amaro al prefecto de Zamora,
Zamora, Michoacán, 14 de agosto de 1914.
47
AHCM, XXI, carpeta 18, legajo 1755, documento 1, foja 1, Oficio de Venustiano Carranza
donde se ordena que se entregue parque a Luis M. Hernández para las fuerzas de Gertrudis
Sánchez, Ciudad de México, 6 de octubre de 1914; CEHM , XXI, carpeta 17, legajo 1695,
documento 1, foja, 1. Recibo que expide Luis M. Hernández al general en jefe de la segunda
división del centro por 50 mil 500 cartuchos, Ciudad de México, 6 de octubre de 1914; CEHM,
XXI, carpeta17, legajo 1679, documento 1, foja 1. Recibo que expide el general en jefe del
cuartel de la segunda división del centro a Luis M. Hernández por 50 mil cartuchos, Ciudad
de México, 6 de octubre de 1914.

75
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

que “ya fueron entregados a Gertrudis Sánchez los 300 mil pesos
que usted ordenó”,48 es decir, el gobierno se sostuvo durante cierto
tiempo con dinero designado por Venustiano Carranza. La
correlación se denotaría también en lo político, puesto que Sánchez
como gobernador constitucionalista respaldó algunas de las leyes
carrancistas.
Ya en el poder, los constitucionalistas iniciaron por parte del
estado una campaña de reconocimiento político y militar, se
señalaba que el gobernador “arribó a Uruapan sin novedad, al igual
que a Ario de Rosales y Santa Clara, lugares en que fue vitoreado
por todas clases por la confianza en que su gobierno alcanzara el
bienestar”, también se mencionaba que “fue bien recibido por
vecinos (Uruapan), se ofrecieron dos banquetes y se espera que
no renuncie al cargo”.49 Ello resultó fundamental para darle fuerza
al constitucionalismo, sin embargo, también es un hecho que el
gobernador constitucionalista “se dejó guiar por una lista de
personajes importantes que se le otorgó, los cuales habían servido
a Díaz, a Madero, a Huerta y ahora a él”.50 Esto significó que se
incluyó en el primer gabinete a una parte de las distintas
personalidades del régimen contra el que se luchó y no interesadas
del todo.
A pesar de disolver el congreso del estado y anular el Tribunal
de Justicia del Estado, lo anterior sin duda repercutió en su
credibilidad del movimiento ante las tropas y la sociedad de la
capital y otras localidades, el problema de ello fue que “los jefes
revolucionarios no podían mantenerse neutrales del todo, sólo
quienes disfrutaban de los lujos del aislamiento y la hegemonía

48
CEHM, XXI, carpeta 18, legajo 1823, documento 1, foja 1. Recibo que expide José Hurtado a
Cruz Prado por la entrega de 60 mil cartuchos para las fuerzas de Gertrudis Sánchez, Ciudad
de México, 22 de octubre de 1914; AHSDN, expediente cancelado de Gertrudis García Sánchez,
XI/III/1-129, foja 106, Telegrama de I. L. Pesqueira a Venustiano Carranza, Córdoba, Veracruz,
7 de noviembre (sin año).
49
AHSDN, expediente Cancelado de Gertrudis García Sánchez, XI/III/1-129, foja 44, Telegrama
de Gertrudis Sánchez a la Secretaria de Guerra, Uruapan, Michoacán, 6 de enero de 1915;
foja, 46, Telegrama de U. Mendoza Alcázar al Ministro de Guerra y Marina, Morelia,
Michoacán, 11 de enero de 1915; AMZ, Guerra, 1915, caja 30, expediente 3, Telegrama de J.
M. Mendoza Alcaraz al prefecto de Zamora, Zamora, Michoacán, 8 de enero de 1915.
50
LÓPEZ, “Como perdieron”, p. 43.

76
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

local. En muchas regiones se esperaba, se observaba y se cambiaba


de bando, no tanto por traición sino más por confusión”.51 Ello dio
pauta para la presencia de acciones que más adelante se reflejarían
en el ejercicio de la violencia y la personalización de la misma, con
base en que las acciones gubernamentales no daban solución ni
satisfacían los intereses de los diversos sujetos que fueron incluidos
en el primer gobierno constitucionalista.
La segunda facción con la que no pudo conciliarse el movimiento
fue con las tropas, tanto por cuestiones personales como por las
indecisiones ante las facciones, lo que derivó en que apenas se
pudo imponer su autoridad al conjunto de cabecillas locales:
Joaquín Amaro (astuto y ambicioso), Alejo Mastache (violento
bebedor), el clan Pantoja de Puruándiro (de escasa cultura).52 Las
diferencias con estos grupos redujeron el poder del constitu-
cionalismo y cuando arribaron los villistas en marzo de 1915
encontraron a un gobierno debilitado y fragmentado militarmente,
uno de esos insatisfechos fusilaría al gobernador Sánchez.
A estos problemas locales se sumó la indecisión pública de
Gertrudis Sánchez ante las facciones revolucionarias nacionales a
partir de enero de 1915, lo que causó, primero una mayor división
(aparte de la ya existente) entre los constitucionalistas y convencio-
nistas. Tras dos meses de incertidumbre del representante del
constitucionalismo estatal sobre a qué facción pertenecía, se
señalaba que la sociedad “espera que de su postura ante los hechos
de la situación actual”.53 Hay que aclarar que desde agosto de 1914
hasta por lo menos inicios de enero de 1915 fue constitucionalista
en sus decretos, aunque se unió de palabra con los villistas y los
convencionistas entre esos mismos meses, lo que derivó en una
ruptura con quien había sido su protector y jefe, Venustiano
Carranza, quien en una orden le indica a Álvaro Obregón que
algunos personajes intentaran unirse al constitucionalismo, entre

51
KNIGHT, La Revolución, pp. 833, 839.
52
KNIGHT, La Revolución, p. 790.
53
AMZ, Guerra, 1915, caja 30, expediente 3, Telegrama de J. M. Mendoza Alcaraz al prefecto
de Zamora, Zamora, Michoacán, 22 de enero de 1915; ANÓNIMO, Apuntes para la historia,
Morelia, sin editorial, 1916, pp. 3-9.

77
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

ellos Eulalio Gutiérrez, al que se le deben de dar garantías pero no


una fuerza, incluso puede salir del país, pero con Gertrudis Sánchez
no lo aceptara usted bajo ningunas condiciones”.54
Esto nos indica que la ruptura con Carranza fue por lo menos
desde diciembre porque para “el 29 Gertrudis Sánchez se declara
constitucionalista en un telegrama en el que nombra a las personas
contrarias a la revolución constitucionalista”55 y para enero ya se
rompe el nexo político. También podemos notar que Venustiano
Carranza consideraba a Sánchez unido a Gutiérrez, tendría razón,
días más adelante lo señaló en un comunicado. Es notorio que “su
decisión fue tratar de ser un conciliador, tal es el caso de la reunión
que tuvo con Villa en noviembre de 1914, sustentada en que este
tenía una fuerza militar importante y por eso decide ir hasta la
base militar, sufriendo humillaciones, incluso iba a ser fusilado, pero
ofrece adhesión y se le nombra Jefe de Operaciones en Michoacán
y Guerrero”.56
Durante la mencionada convención “su representante, Sabas
Valladares apoyó a Eulalio Gutiérrez”.57 Sin embargo, esta filiación
sólo fue verbal, “las fuerzas de Michoacán al mando de Gertrudis
Sánchez decidieron permanecer neutrales”.58 Su indecisión en estos
meses despertó todas las críticas que existen hasta la fecha sobre
su actitud, pero repetimos, en tiempo de guerra era necesario crear
medios para sobrevivir personalmente y hacer sobrevivir el
movimiento, no es extraño que los líderes revolucionario que no
tenían un control total sobre su región, como le sucedió a Gertrudis
Sánchez durante estos meses, quien tendrían una relación critica
con sus tropas e incluso con parte de sus elementos cercanos.
Su postura ante las facciones no debe de extrañar, otros
revolucionarios tuvieron la misma, se trataba de sobrevivir. Esta
situación de declararse de cierta facción era necesaria, estaba

54
AHSDN, Revolución, expediente XI/481.5/316, fojas 113-114, Telegrama de Venustiano
Carranza a Álvaro Obregón, Veracruz, Veracruz, 16 de abril de 1915.
55
AHSDN, Revolución, expediente XI/481.5/170, fojas 267-268, Telegrama de Gertrudis Sánchez
a Eugenio Aguirre Benavides, Morelia, Michoacán, 29 de diciembre de 1914.
56
LÓPEZ, “Como perdieron”, p. 78
57
ALESSIO ROBLES, La convención, p. 29.
58
CUMBERLAND, La Revolución, p. 170.

78
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

consciente de que no tenía una fuerza muy importante para


defenderse del villismo y porque el uso de la violencia era una
recurrencia en el estado de Michoacán, basta mencionar que gran
parte de los líderes del movimiento revolucionario estatal fueron
fusilados o se les persiguió hasta dar muerte, a pesar de haber sido
parte de la misma tropa o incluso amigos.
El grupo villista arribó a Michoacán a inicios de febrero de 1915,
Gertrudis García como gobernador constitucionalista no hizo mayor
acción para evitar que esta incursión siguiera, pues para mediados
de mes habrían cobrado fuerza, tanta, que la capital del estado se
trasladó a Tacámbaro. En las fuentes de la época de inmediato se
mencionaba el triunfo del villismo y la poca capacidad de Sánchez
para enfrentar a los villistas, el movimiento estaba totalmente
fragmentado e incluso Sánchez ya no representaba ninguna
personalidad política, pues había delegado la gubernatura en otro
de los reconocidos constitucionalistas.
Finalmente, después de este andar huyendo en Michoacán
desde febrero y parte de marzo, a fines de este último salió a
Guerrero, donde estuvo escapando de las fuerzas villistas, sufrió
diversas derrotas, las cuales muestran que ya no se tenía la fuerza
militar para enfrentar una lucha contra los villistas, una de esas
fuentes indica que fue severamente derrotado en el Caracol,
situación similar se describió el 27 de marzo de 1915 donde fue
derrotado al intentar tomar la plaza de Tacámbaro y brutalmente
derrotada su fuerza ya que no tenían la menor organización. A partir
de tal batalla se inició una férrea persecución que reflejaba lo a
personalización de la violencia, aquella que se ejerció sin que el
personaje tuviera mayor capacidad de decisión, ni tropas, ni dinero,
ni reconocimiento político, pero era objeto de acciones
encaminadas directamente a su captura, tortura o exterminio de
manera personal.
Es muy debatida esta persecución, pero todas coinciden en lo
mismo, la presencia de perfidia por parte de algunos de sus
seguidores inconformes, la traición personal sustentada en la
inestabilidad ideológica de Gertrudis Sánchez ante las diferentes
facciones, sólo fue cuestión de tiempo para que esa neutralidad le

79
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

cobrara la cuota. Aunado a que era difícil permanecer o querer


crear un proyecto político alternativo en tiempos de guerra, donde
el objetivo muchas de las ocasiones era sobrevivir, no es raro que
personajes cercanos se le distanciaran y le traicionaran durante la
persecución, se tenía que sobrevivir en lo individual.
Finalmente fue capturado y llevado a Huetamo, Michoacán,
donde el 25 de abril de 1915 fue fusilado. Respecto a las motivantes
de Alejo Mastache para fusilarlo son varias, él mismo indicaba que
fue por “sus ideales villistas, el intento de fugarse disfrazado”, pero
durante la lectura del texto hallamos una variante más, despecho
a las acciones que Sánchez había cometido en su persona (quitarle
de la plaza donde estaba, encarcelarlo).59 Lo mismo se ratificaba
en otro testimonio contemporáneo, “Alejo Mastache quería
demostrarle que a pesar de la inclinación de Sánchez, hacia la
convención, él siempre había sido constitucionalista”, mientras que
otro indica que cuando iban a Guerrero “fueron atacados por una
fuerza de Rentería Luviano y Alejo Mastache, los cuales fusilaron a
Sánchez, quien iba muy delicado, estos lo asesinaron a pesar de
que les dio grado, honores y dinero”.60

59
AHSDN, Expediente cancelado de Alejo Mastache, XI/111.2/2-455, fojas 14-23, Autobiografía
de Alejo Mastache, Ciudad de México, sin fecha.
60
CEHM, XXI, carpeta 56, legajo 6261, documento 1, foja 8, Carta de José Y. Lugo a Venustiano
Carranza, Celaya, Guanajuato, 20 de octubre de 1915.

80
LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN 1913-1915

Fuentes de archivo

Archivo Histórico Casa Morelos. (AHCM)


Archivo Municipal de Zamora. (AMZ)
Archivo Histórico Municipal de Morelia. (AHMM)
Centro de Estudios de Historia de México. (CEHM)
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (AHSDN)
Fideicomiso Archivo Plutarco Elías Calles y
Fernando Torreblanca. Archivo Joaquín Amaro (AFTAJA)

Fuentes bibliográficas
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México, Biblioteca de la Universidad Autónoma de Coahuila, 1983
Anónimo. Apuntes para la historia. Morelia. Sin editorial. 1916.
CUMBERLAND, Charles. La revolución mexicana. Los años constitucionalistas,
México, Fondo de Cultura Económica, 1975.
KNIGHT, Alan, La Revolución Mexicana. Del porfiriato al nuevo régimen
constitucional, México, Grijalbo, tomos I-II, 1996.
LÓPEZ, Héctor F., “Como perdieron la vida dos paladines de la revolución.
Generales Gertrudis G. Sánchez y Telésforo Gómez”, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación. número 40. volumen IV, junio
de 1954.
“Campañas militares de 1913-1915”, capítulo I, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación, número 55, volumen V,
15 de septiembre de 1955.
“Campañas militares de 1913-1915”, capítulo VI, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación, número 62, volumen VI,
15 de abril de 1956.
“Campañas militares de 1913-1915”, capítulo XV, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación, número 73, volumen VII,
15 de marzo de 1957.
“Campañas militares de 1913-1915”, capítulo XIX, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación, número 78, volumen VII,
15 de agosto de 1957
“Campañas militares de 1913-1915”, capítulo XX, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación, número 79, volumen VII,
15 de septiembre de 1957.
“Campañas militares de 1913-1915”, capítulo XXII, en El legionario,
México, Talleres Gráficos de la Nación, número 82, volumen VII,
15 de diciembre de 1957.

81
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

“Como murió el valiente general Gertrudis Sánchez”, en Revista


mujeres y deportes, enero de 1936.
MIJANGOS DÍAZ, Eduardo, La revolución y el poder político en Michoacán.
1910-1920, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de
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2008.
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de la Cultura, 1990.
OIKIÓN SOLANO, Verónica, El Constitucionalismo en Michoacán. El Periodo
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1920, Mexico, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
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2005-2007, Morevallado Editores, 2005.
Irimbo, Historia de un pueblo, Secretaría de Cultura del Gobierno
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Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución
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Salvador Escalante, Miguel Silva”, en Memoria de la academia
nacional de historia y geografía, Boletín 9, Año cuarto, Segunda
época.
SÁNCHEZ DÍAZ, Gerardo (comp.), La revolución en Michoacán. 1900-1926,
México, Coordinación de la Investigación Científica, 1987.

82
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

Eduardo N. Mijangos1
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS-UMSNH

“Terrible época aquella en que los peligros estaban a la


orden del día con motivo de las múltiples partidas de
rebeldes casi siempre integradas por verdaderos forajidos,
que al amparo de temibles jefes cometían toda clase de
arbitrariedades y atentados, ante la impunidad que les
aseguraban las circunstancias mismas de que operaban
en regiones tan apartadas”.2

De acuerdo a las crónicas de Alfonso Taracena, el 10 de diciembre


de 1918:

Entrada la noche es llamado en Purépero, Mich., el Doctor José María


Barragán para atender a José Inés Chávez García, traído en camilla de
Penjamillo, sumamente grave por el balazo que recibió en el estómago
durante el combate de Santa Fe. Está tendido en el colchón en la Sala
de Sesiones del Palacio Municipal convertida en enfermería. Cerrada
la noche llamó a sus generales entre quienes repartió $96,000.00.
Creyendo se acercaban los carrancistas, montó en su caballo alazán
de gran alzada, pero fue falsa alarma, pues quienes llegaban eran
fuerzas amigas, hizo que lo ayudaran a desnudarse y entró en agonía.
Varios jefes chavistas lo rodearon y se les oyó sollozar. Dejó
instrucciones de que su cuerpo fuese sacado de Purépero para que no
cayera en manos carrancistas.3

1
edurmijan2@gmail.com El presente texto es una versión de uno publicado con anterioridad
en Mijangos Díaz y Torres Aburto, 2011. Agradezco a Javier Garciadiego la oportunidad de
retomar estos temas de mutuo interés.
2
Citado por MARTÍNEZ, El demonio, p. 11.
3
TARACENA, La verdadera, pp. 74-75.

83
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

En la madrugada del día 11 de noviembre se registró el deceso


del cabecilla, el llamado “tigre de Godino”, “terror de Michoacán”,
“Genghis Kahn michoacano”, “Atila del Sur” o como lo denominaba
Alberto Oviedo Mota, uno de los escritores de la época: “el más
peligroso y sanguinario guerrillero en la historia de México”. El
presidente Carranza tuvo noticia confirmatoria el 13 de noviembre
y la prensa nacional publicó con euforia la muerte del bandolero.
La muerte de Chávez García significó un triunfo militar para el
ejército federal pero también un escenario de respiro social en los
territorios del bajío que habían sido su teatro de operaciones
rebeldes durante cinco años. No es el propósito aquí más que
matizar al personaje, involucrarlo en esta lectura del proceso
revolucionario. Entre la abundante literatura testimonial, la leyenda
popular y los pocos estudios académicos, acaso merezca
recuperarse la reflexión histórica para que, en el marco de las
conmemoraciones centenarias se considere la pluralidad de actores
y escenarios que constituyeron la parte más obscura, la menos recu-
perada en el tono festivo de la Revolución. El texto refiere entonces
al menudo personaje al que la prensa y las fuentes testimoniales
de la época lo señalan cometiendo exponenciales atrocidades
contra la población civil y que, lejos de representarse a sí mismo
como un bandolero social, excepto por ciertos rasgos de la memoria
popular, expresaba la encarnación de una época de grave crisis
social, debilitamiento institucional y enfrentamientos políticos en
el seno de un conflicto de gran magnitud: la Revolución mexicana.
Así pues, hablar del rebelde michoacano no es sino la impronta
de una compleja escena en donde distintos actores tuvieron su
actuación, quizás no “militando” en ella –la Revolución– como un
rasgo de sus principios definidos de lucha, pero sí acaso como uno
de sus oscuros protagonistas, convirtiendo la violencia en uno de
sus escenarios de oportunidad y modus vivendi.

¿Quién era Chávez García?

Indudablemente, José Inés Chávez García fue uno de los más


representativos rebeldes que operaron durante la revolución en
Michoacán y en la región a la que suele llamársele “el bajío”.
84
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

Reproducía de forma veraz la imagen del bandolero popular,


sanguinario, depredador y acérrimo enemigo del gobierno federal.
Nacido el 19 de abril de 1889 en el rancho de Godino, distrito de
Puruándiro,4 transcurrió su niñez y su educación elemental en la
vicaría de Presa de Herrera, donde empezó a demostrar conductas
de liderazgo. En su juventud fue arrendatario de la hacienda de
Zurumuato y al parecer, realizó trabajos similares en la hacienda
de Cantabria, en la ciénega de Zacapu. Extrañamente se le toma
como un soldado de leva hacia fines del porfiriato, situación en la
que no hay evidencia alguna. Como fuera, José Inés tenía
habilidades con los caballos y, al parecer, también con las armas.
Sus orígenes como revolucionario son también inciertos. Se le
menciona incorporándose al movimiento maderista estatal
formando parte del destacamento del coronel Rafael Amezcua,
comandante militar de la plaza de Zamora. Más adelante tuvo
contacto con los hermanos Pantoja, que operaban de manera
irregular al sur de Guanajuato y los distritos del norte de Michoacán.
Para entonces, subordinado a los temibles Abundio, Anastasio y
Tomás Pantoja y asumiendo sus “enseñanzas”, José Inés empezó a
ser noticia. Si bien fue hasta el verano de 1915, luego de la derrota
y dispersión de las tropas villistas en la región centro occidente del
país, cuando el rebelde asume protagonismo bandolero. En poco
más de tres años su ejército rebelde se fue adueñando de gran
parte del territorio estatal de Michoacán y Guanajuato, convirtién-
dose en una especie de facción regional con plena hegemonía
revolucionaria. Ni las tropas estatales ni las federales lograron
disminuir su dominio, en tanto construyó también el negro estigma
de su leyenda depredadora.
Las referencias a sus actos de robo colectivo, su ansiedad
piromaniaca, sus instintos sexuales desbordados y su actividad
criminal impune eran claramente matizadas en la prensa estatal y
nacional. La sola información de sus correrías daba suficiente nota
informativa para que los periódicos ocuparan frecuentemente sus
planas con las actividades del cabecilla michoacano. En buena

4
OCHOA SERRANO, La violencia, p. 18 y ss.

85
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

medida, ahí radicaba su “popularidad”. No había personaje más


mencionado, desprestigiado y estigmatizado que el llamado “tigre
de Godino”. En todas esas referencias se alude, por supuesto, al
inescrupuloso bandolero del bajío que asoló por igual poblaciones
de Michoacán, sur de Guanajuato y oriente de Jalisco. En suma,
uno de los personajes más violentos y perniciosos, especie de
“subproducto” de la misma revolución.
En torno al “tristemente célebre” Chávez García se ha escrito
bastante. Además de ciertas fuentes testimoniales, los textos más
conocidos se ubican a todo lo largo del siglo XX. Desde los pasajes
idílicos de Alberto Oviedo Mota, José Valdovinos Garza, las crónicas
de Jesús Romero Flores y Roberto Galván López, los reportajes
periodísticos de Rogelio Morales y las novelas de Alfredo Márquez
Campos. Entre numerosos testimonios idílicos y literarios se
encuentran los estudios académicos más valiosos de Javier
Garciadiego y de Álvaro Ochoa Serrano. El problema que para
entonces parece advertirse al intentar un estudio de carácter
académico, podría compararse con las circunstancias que enfrentó
el profesor Friedrich Katz al abordar a otro personaje de similar
controversia y abundante información testimonial: Pancho Villa.
En este caso dos problemas al menos mencionaba el historiador:
la inexistencia de archivos personales y la fragmentación de las
fuentes documentales (a veces propiciada por los mismos grupos
rebeldes cuyas acciones inmediatas era la quema de oficinas y
archivos locales); y también el problema de “extraer la verdad
histórica” de entre las leyendas, mitos, representaciones populares
y reportajes periodísticos que solían asumir al caudillo como un
singular arquetipo revolucionario. Algo de eso parece acontecer
con José Inés Chávez García: fruto de la memoria popular
estigmatizada en la que se advierte temor, admiración y una mezcla
de representaciones producto de la oralidad compartida.

La Revolución en Michoacán

Luego del triunfo de la revolución maderista, en mayo de 1911, se


dio paso al licenciamiento de tropas, un proceso que pronto
evidenció la falta de organización y liderazgo revolucionario, así
86
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

como la palpable fragmentación del maderismo en ámbitos


regionales. En Michoacán, en el verano de 1911 varios grupos en
armas rechazaron el licenciamiento, quedando aislados de toda
legalidad, como rebeldes o en todo caso “bandoleros”, como solían
llamarlos la prensa y los testimonios de la época. Los términos
bandido, bandolero, gavillero, latrofaccioso, entre otros calificativos,
eran los más recurrentes para referirse a los autores de tales
incidentes. Así entonces, numerosos grupos que se habían
proclamado “revolucionarios” preservaron sus armas y mantuvie-
ron sus actividades predatorias. Las autoridades locales y la prensa
de la época consideraban sus acciones al margen de la ley,
señalándolos entonces como bandidos, bandoleros o rebeldes, en
su término más acorde.
En los primeros meses de 1912, poblaciones enteras fueron
atacadas por rebeldes no-maderistas señalados como bandoleros:
Villa Morelos, Coeneo, Numarán, y Puruándiro, entre otras. Los
rebeldes intensificaban sus acciones y crecían en número. El caso
de Puruándiro es significativo pues era la cuarta ciudad más poblada
del estado. Amagada desde el 30 de mayo, la población fue asaltada
el 9 de junio por cientos de rebeldes encabezados por los hermanos
Abundio y Anastasio Pantoja. Según informaba el prefecto de
distrito, los mismos pobladores se sumaron al ataque y participaron
en el saqueo de la población.5 A partir de entonces, los brotes de
rebelión continuaron incrementándose, al grado que ante la
ineficacia del ejército regular, el gobernador maderista Miguel Silva
solicitó el apoyo de varios hacendados para sostener un regimiento
de caballería de más de 800 plazas.6 Silva obtuvo el respaldo y la
fuerza estatal se conformó bajo el mando del coronel Alberto
Dorantes. Con el carácter de rurales pronto empezaron a actuar
con relativa independencia de los federales.7

5
Periódico Oficial del Estado de Michoacán, núms. 45, 47, 48 y 49, Morelia, 6, 13, 16 y 20 de
junio de 1912. OVIEDO MOTA, Bosquejo, p. 45.
6
Archivo General de la Nación (AGN en adelante), Francisco I. Madero c. 2, carp. 39, ff. 1464-
1465. Del gobernador Miguel Silva al presidente Francisco I. Madero, Morelia, 18 de
septiembre de 1912.
7
AGN, Francisco I. Madero, c. 2, carp. 39, ff. 1455-1456 y 1460-1461. Del gobernador Miguel
Silva al presidente Francisco I. Madero, Morelia, 5 de noviembre y 16 de octubre de 1912.

87
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

La revolución en el estado adquirió otra magnitud luego de 1913.


El desarrollo de movimientos revolucionarios como el constitucio-
nalismo favoreció que partidas rebeldes locales externaran su
adhesión a levantamientos armados como el de Gertrudis G.
Sánchez y José Rentería Luviano en Huetamo, o bien, que se
definieran abiertamente por Francisco Villa o Emiliano Zapata. Hubo
entonces un elemento unificador circunstancial, el enemigo común:
el gobierno espurio de Victoriano Huerta y el ejército federal.
Apoyados entonces en una precaria “unidad” revolucionaria, los
ataques se incrementaron a los propietarios demandando
préstamos forzosos, a las vías férreas y las redes telegráficas para
entorpecer la comunicación, y a las posiciones federales que
guarnecían las principales plazas del estado. Fuera para obtener
recursos económicos, víveres, caballos e información, o para
“castigar” localidades señaladas por su supuesto apoyo a facciones
rivales, numerosas poblaciones padecieron la violencia revolucionaria.
Para entonces, Los Pantoja, y con ellos Chávez García, se
adhirieron al movimiento constitucionalista encabezado por el
general Gertrudis G. Sánchez. A partir de ese momento, José Inés
aparece ya con mando militar, actuando en los distritos de Uruapan
y Pátzcuaro. De acuerdo con Ochoa Serrano, tenía su base en la
hacienda de Zínciro, cercana a Erongarícuaro, y desde ahí, “asoló
haciendas, ranchos, pueblos vecinos y de paso asaltó a los trenes
de la compañía maderera, Compañía Industrial de Michoacán del
gringo Santiago Slade”.8
La intensificación de la violencia y la lucha de facciones entre
1913 y 1915 ocasionaron una severa contracción de la economía y
un profundo deterioro del nivel de vida en la entidad. En el campo
los rigores de la crisis se experimentaron con mayor gravedad: la
inseguridad, la destrucción, el abandono de propiedades, el
reclutamiento forzoso, etc., fueron factores estimulantes de la crisis
social. El descontento campesino incrementaba la rebelión y
propiciaba un constante flujo migratorio hacia los centros urbanos
más cercanos, en busca de seguridad.

8
OCHOA SERRANO, La violencia, p. 29.

88
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

Hacia 1915, con el triunfo de los constitucionalistas en las


batallas del bajío hubo una dispersión geográfica de grupos
revolucionarios afiliados al villismo. La división de los principales
ejércitos revolucionarios ocasionó una nueva fragmentación de los
grupos rebeldes en el estado y la paulatina victoria de los
constitucionalistas dejó a muchas partidas debilitadas y supeditadas
a su entorno geográfico local.
En agosto de 1914 al triunfar la revolución constitucionalista
en Michoacán, Gertrudis G. Sánchez asumió provisionalmente la
gubernatura y Anastasio Pantoja fue ascendido a general,
asumiendo entonces la comandancia de la guarnición militar de
Zamora. En la plaza de Zamora, el ahora capitán Chávez García,
tuvo contactos estrechos con otros oficiales, algunos de ellos
futuros colaboradores: Joaquín Amaro, Sabás Valladares, Jesús
Cíntora y Luis Gutiérrez, apodado “El chivo encantado”. A fines de
ese año los acontecimientos se precipitaron con la escisión de los
ejércitos revolucionarios de Villa, Zapata y Carranza. En Michoacán,
el gobernador Sánchez vaciló su posición y se declaró partidario
de la Convención de Aguascalientes. Al principio, los generales
Joaquín Amaro, Cecilio García y Anastasio Pantoja le manifestaron
su apoyo mientras otros como Martín Castrejón y Alfredo Elizondo
rechazaron la “neutralidad” del gobernante incorporándose a la
columna carrancista del general Francisco Murguía, a su paso por
Michoacán.
Los acontecimientos desarrollados a partir de ese momento
refieren dudas y traiciones en el liderazgo revolucionario. Ante su
“neutralidad” el gobernador Sánchez acordó con el general
Francisco Murguía el tránsito pacífico de éste y de su ejército
constitucionalista por Michoacán en su ruta hacia Jalisco, en donde
contactaría las fuerzas de Manuel M. Diéguez. Sin embargo, tropas
de Joaquín Amaro y Anastasio Pantoja traicionaron el convenio
atacando la zaga de la columna de Murguía en algún lugar de la
tierra caliente conocido como el “Cerro de las Vueltas”. El incidente
traería posteriores consecuencias.9
9
GARCIADIEGO, Revolución, pp. 44-45; ROMERO FLORES, Historia, pp. 142-144; OIKIÓN SOLANO,
El constitucionalismo, pp. 263-278.

89
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

La víspera de los enfrentamientos en el bajío entre Villa y


Carranza, una columna villista al mando del general José I. Prieto
penetró a Michoacán, empujando al gobierno de Sánchez hacia la
tierra caliente y apoderándose de la capital y del poder estatal. En
ese volátil contexto, Sánchez no pactó ni con Villa ni con Carranza
y varios jefes militares como Joaquín Amaro y Alfredo Elizondo se
inclinaron por el constitucionalismo. El gobernador empezó a
quedarse solo. En la indecisión también quedaron Pantoja y Chávez
García, quienes no participaron –como algunos cronistas sugieren–
en los combates de Celaya.10 En efecto, Anastasio Pantoja y Chávez
García habían guardado lealtad con el gobernador Sánchez por lo
que, al triunfar las fuerzas de Obregón en Celaya la situación de
ambos quedó en entredicho. El sonorense nombró gobernador
provisional de Michoacán al general Alfredo Elizondo en tanto que
Joaquín Amaro fue designado jefe de las fuerzas en el estado. Esta
posición favoreció a Amaro para evitar cualquier responsabilidad
pasada, no así Anastasio Pantoja que a insistencia de Francisco
Murguía fue quien pagó por la traición del “Cerro de las Vueltas”:
Pantoja fue capturado y fusilado el mes de mayo de 1915.11 Chávez
García, subalterno de Pantoja, salvó la vida probablemente por
gestiones de Joaquín Amaro, sin embargo, tuvo que huir,
refugiándose en las cercanías de Puruándiro, quedando así como
enemigo y prófugo del constitucionalismo.
A partir de 1915, el líder rebelde Jesús Cíntora trató de
reorganizar el villismo en Michoacán. Al mando de la brigada
“Michoacán” logró la incorporación de varias partidas en el estado,
entre ellas la que comandaba Chávez García, quien obtuvo de
Cíntora el apoyo y la logística para iniciar, con relativa independencia,
sus actividades como comandante y jefe militar villista. En los
siguientes meses reinició su condición rebelde atacando y

10
GALVÁN LÓPEZ, El verdadero, pp. 115 y 132; VALDOVINOS, 3 capítulos, p. 142. Comúnmente
estos autores afirman que con el regreso de los villistas michoacanos derrotados en Celaya
empezaron a actuar contra el gobierno estatal, es decir, como bandoleros. ROMERO FLORES,
Historia de la revolución, pp. 151-152, Michoacán en la revolución, pp. 271-272; CONTRERAS
TIRADO, Muerte y fulgor, pp. 30-31, Coincido al rechazar esta hipótesis. GARCIADIEGO, Revolución,
p. 39.
11
OCHOA SERRANO, La violencia, p. 34.

90
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

saqueando poblaciones del centro del estado: Cherán, Nahuatzen,


San Felipe, etc., así como otras del norte de Michoacán y sur de
Guanajuato: Tlazazalca, Penjamillo y varias propiedades del distrito
de Pénjamo, Guanajuato. El ejército de Chávez no sobrepasaba para
entonces el centenar de hombres a caballo, pero ello le redituaba
gran capacidad de desplazamiento.12
Los movimientos de rebelión intensificados después de 1916
estuvieron delimitados geográficamente: Jesús Cíntora, el líder
rebelde tenía sus cuarteles generales en La Huacana y en el Carrizal
de Arteaga. Operaba en la tierra caliente y el centro occidente
michoacano (al parecer, incursionó también por el estado de
Jalisco). José Altamirano actuaba en el oriente de Michoacán, en
los distritos de Zinapécuaro y Maravatío. Asimismo, había otros
rebeldes de menor importancia, aunque con gran dinamismo por
el territorio: el general Eutimio Figueroa, seguidor del zapatismo
en la entidad, operaba en los límites con Jalisco y en los distritos
de Jiquilpan y Uruapan; Jesús Zepeda “El tejón” y Luis Gutiérrez
Vizcaíno “El chivo encantado” tenían sus correrías en la tierra
caliente y el estado de Colima. Chávez García fue tal vez el que más
libertad de movimiento tuvo: su territorio abarcó poblaciones y
haciendas de tierra caliente, la meseta tarasca, la Cañada, las
ciénegas de Zacapu y Chapala, la porción centro-norte de Michoacán,
así como el sur de Guanajuato e incluso el oriente de Jalisco.
Para fines de 1916, los ejércitos rebeldes dejaron atrás su breve
militancia villista y se convirtieron en felicistas, en apoyo a la
rebelión de Félix Díaz y al “Plan de Tierra Colorada” suscrito el 23
de febrero de 1916.13 Los rebeldes michoacanos encabezados por
Jesús Cíntora se articularon en el Ejército Reorganizador Nacional,
en tanto que Inés Chávez y José Altamirano fueron ascendidos a

12
GALVÁN LÓPEZ (pp. 11 y 123), menciona que Chávez operaba con 3,000 hombres que podía
incrementar hasta 5,000. Que después de la batalla el ejército chavista se desarticulaba,
regresando a sus labores como “campesinos inofensivos”. Sin embargo, con un ejército
numeroso Chávez García se hubiera enfrentado a problemas de aprovisionamiento y de
organización, difícilmente hubiera logrado la dinámica que siempre lo caracterizó. En su
apogeo debió contar con un ejército de un millar de hombres aproximadamente, los que
comúnmente se le integraban de acuerdo a la región en que operaba.
13
LICEAGA, “El Plan de Tierra Colorada”, pp. 397-404.

91
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

generales y sus respectivas fuerzas armadas crecieron en magnitud.


Con el respaldo del felicismo, la rebelión en Michoacán adquirió
otra dimensión. Por una parte, la violencia se incrementó entre
1917 y 1918, adueñándose Cíntora, Altamirano y Chávez García de
casi todo el territorio estatal. A decir del propio Ortiz Rubio “llegó
momento en que fueron dueños del estado, a excepción de la
capital, y no se les batía convenientemente”.14 En este sentido, el
gobierno federal, que tenía la responsabilidad de combatir las
facciones militares, se vio incapacitado para pacificar el estado.
Michoacán era presa de la violencia y la inseguridad.
La rebelión adquirió claramente un carácter político a partir de
entonces. Una vez fundado el marco jurídico político, el movimiento
felicista intensificó sus acciones de sedición en varios estados de
república, desconociendo el nuevo orden constitucional. En
Michoacán, las actividades insurrectas de los felicistas estuvieron
encaminadas a destruir procesos electorales, estropear archivos
públicos, oficinas administrativas y medios de comunicación;
además, obstaculizar el ejercicio de las autoridades civiles locales
y, sobre todo, combatir al ejército federal, representante del odiado
gobierno carrancista. Estas actividades sediciosas fueron
particularmente notorias en 1917, al llevarse a efecto procesos
electorales estatales. No obstante esta situación, se realizaron
comicios electorales y, pese al cuestionado establecimiento de
casillas y de juntas computadoras, las elecciones fueron validadas
y en agosto de ese año asumió la gubernatura estatal el Ing. Pascual
Ortiz Rubio.

Los problemas del entorno y el espectro de la violencia

El desarrollo de movimientos rebeldes “contrarrevolucionarios”


tuvo un momento decisivo cuando Venustiano Carranza disolvió el
ejército federal huertista y dio marcha a la transformación de las
tropas constitucionalistas en ejército nacional, eliminando varios

14
ORTIZ RUBIO, Memorias, p. 66; VALDOVINOS, 3 capítulos, p. 16. Sobre las acciones de Altamirano
en el oriente del estado, PÉREZ ESCUTIA, La revolución, cap. VII.

92
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

núcleos de organización militar, algunos de los cuales quedaron


dispersos y desempleados.15 El primer jefe enfrentó entonces graves
problemas de índole militar: la semi profesionalización de sus
fuerzas, la improvisación de oficiales, la falta de organización y
disciplina castrense y, sobre todo, la regionalización del ejército,
abocado a combatir rebeliones en casi todo el país. La disciplina y
la corrupción definían entonces al ejército nacional, tanto así que
“carranclán” era sinónimo de depredador y la fama resultaba bien
ganada ante los abusos frecuentes cometidos contra la población
civil.
Otro problema resultaba de la competencia entre liderazgos
militares y políticos. Las relaciones entre el gobernador de
Michoacán Pascual Ortiz Rubio y el jefe de Operaciones Militares
Enrique Estrada fueron sumamente tensas y perjudicaron el proceso
de pacificación en el estado. Ortiz Rubio señalaría:

Cuando tomé posesión del gobierno asolaban al estado de Michoacán


tres grandes partidas de alzados que obedecían a Altamirano, a Cíntora
y a Chávez García. Esas partidas crecieron bastante, primero por la
abulia de las fuerzas federales y segundo porque cuando estas fuerzas
decidían hacer algún movimiento lo hacían atropellando y enemis-
tando constantemente a la población civil, además de que muchas de
las armas que el Sr. Carranza puso a disposición de los Mugiquistas
cuando la campaña política, fueron a parar a manos de dichos alzados.16

En cuanto a las actividades que realizaban las tropas federales,


incontables quejas de propietarios, autoridades municipales y
campesinos michoacanos llegaron a manos del presidente y del
gobernador, la mayoría acusando a miembros del ejército federal
por sus constantes abusos contra los civiles. El presidente municipal
de Pátzcuaro pedía garantías para los dueños de la hacienda de

15
MATUTE, “Del ejército”, pp. 153-169; GARCIADIEGO, “La política”, pp. 211-236.
16
ORTIZ RUBIO, Memorias, pp. 65-66. Señala que la rebelión en Michoacán se intensificó a la
llegada del general Enrique Estrada como jefe de las Operaciones Militares, pues sus tropas
cometían muchos abusos; menciona también un incidente de prepotencia por parte de
Estrada, quien golpeó y encarceló al periodista local Alberto Padierna por haber escrito en
su contra.

93
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Coapa pues la guarnición federal había tomado de un rancho de la


hacienda 500 corderos “pretextando que sus dueños eran villistas”;
por otro lado, los habitantes de San Isidro (al centro del estado)
denunciaban la actitud del militar Casimiro Leco y sus hombres los
que, disgustados por no capturar a un grupo de bandoleros “se
vengó con los vecinos pacíficos, matando a tres de ellos para
quitarles sus cobijas, que saqueó la población llevándose los pocos
animales que les quedaban y la ropa que tenían, llegando al caso
de desnudar a las mujeres”, señalaban que a los pocos días Leco
regresó cometiendo los mismo atropellos; otra denuncia provenía
de la propietaria del rancho La Cofradía quien afirmaba que el
coronel Benjamín Novoa había recogido de su rancho, paja para
los caballos de su columna y 40 hectólitros de maíz, con la amenaza
de quemar el rancho si se negaba; por su parte, se informaba que
en la hacienda de Queréndaro las fuerzas ahí destacadas, “disponen
de las semillas y ganado, teniendo presos sin motivo a los
empleados de dicha finca”; el propietario José Oseguera formulaba
semejantes reclamaciones mientras el hacendado García Álvarez
demandaba protección judicial contra el general Antonio Mora pues
en su hacienda La Goleta los militares “diariamente cometen
infinidad de robos en dicha finca”, extrayendo gran cantidad de
maíz. Las quejas y reclamos de justicia eran sumamente variados,
más frecuentemente acusaban al ejército federal. Incluso
autoridades civiles culpaban al ejército por desarmar a cuerpos de
policía locales como fueron los casos de Pátzcuaro, Jiquilpan y
Yurécuaro.17 Varias de estas acusaciones tenían que ver con la
imposición arbitraria de préstamos forzosos, una acción por cierto
rutinaria de rebeldes y militares en cada población o hacienda.
En este sentido, Pascual Ortiz Rubio escribía en sus memorias:

…fueron tantas las quejas que recibí de autoridades y de particulares,


que hice el viaje a México y presente al señor Carranza una cantidad
grande de documentos comprobatorios de la conducta del general

17
Todos los documentos en: AGN, Gobernación, caja 226, exp. 45. La mayoría corresponden
a fines de 1917 y principios de 1918.

94
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

Estrada y de sus fuerzas, y del constante peligro en que estábamos las


autoridades civiles, entre los rebeldes por un lado y las fuerzas federa-
les por otro. Carranza me ofreció estudiar el asunto… y aun no me ha
resuelto nada.18

No obstante el reclamo contra los excesos de su ejército,


Venustiano Carranza no solía actuar en contra de sus jefes militares
y parecía mostrar oídos sordos ante tantas reclamaciones. Es
posible que aceptara la represión militar como un recurso de
pacificación o bien, que las depredaciones formaran parte simulada
de los ingresos de la tropa y también que fuera un método
inmediato de aprovisionamiento.19 En casos graves, Carranza
recurría al traslado de los oficiales inculpados hacia otras zonas
militares pero los agravios eventualmente volvían a repetirse.
Carentes de disciplina castrense y ante la dificultad para el
aprovisionamiento formal de armas, víveres y salarios, los cuerpos
militares se corrompían, recurriendo al robo y al saqueo para
satisfacer sus requerimientos. Como advierte Garciadiego “Carranza
enfrentó en difícil problema de la pacificación con un ejército
dividido en sus lealtades políticas, caudillesco, indisciplinado y
relativamente mal armado. Además, quiso enfrentar una rebelión
que se extendía virtualmente a todo lo largo del país con una actitud
civilista; esto es, limitando y controlando a su ejército”.20 El hecho
más contundente de corrupción militar era el que oficiales y
soldados traficaran armas y pertrechos que llegaban a manos de
los rebeldes, lo cual era un negocio lucrativo. Llegado el caso,
“numerosos militares carrancistas no deseaban que se pacificara
el país pues entonces perderían su enorme poder político y no
continuarían medrando al amparo de los recursos de guerra, o del
18
ORTIZ RUBIO, Memorias, p. 67.
19
GARCIADIEGO, “La política”, pp. 226-231. En un parte militar que daba cuenta de un
enfrentamiento con rebeldes al norte de Michoacán se informaba: “El enemigo dejó más de
30 muertos y bastante caballada, que no se pudo recoger toda por encontrarse regada en
los cerros y ser ya casi de noche. Por las numerosas huellas de sangre y lo que se vio, se
infiere que llevan muchos heridos. El enemigo dejó en lo que llaman Cuartel General, maíz,
azúcar, piloncillo, ropa y animales producto de su rapiña, habiéndose repartido todo entre la
tropa”. El Universal, núm. 460, México, 21 de abril de 1918, p. 3.
20
GARCIADIEGO, “El dilema”, p. 903.

95
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

control y dominio que tenían sobre la población”; ciertamente


algunos altos oficiales del ejército minarían su poder al dejar de
ser “indispensables” para el gobierno. En tanto, parecía presentarse
una situación de modus vivendi regional donde los movimientos
rebeldes no ponían en peligro el poder político en tanto que el
ejército federal tampoco lograba aniquilar a aquellos por completo.
Mientras tanto, las dificultades entre el gobernador de
Michoacán Ortiz Rubio y el jefe de Operaciones Militares general
Enrique Estrada, resultaba sumamente delicada. La rivalidad con
Estrada era también reflejo del distanciamiento político con el
gobierno federal, al grado que el mandatario estatal llegó a
considerar la posibilidad de abandonar Morelia y establecer su
gobierno en la ciudad de Zitácuaro.21 El gobernante decía mantener
excelentes relaciones con los generales Gonzalo Novoa y Alfredo
Elizondo, ambos con cargos destacados dentro de la jerarquía
militar en el Estado de México (Novoa era jefe de las Operaciones
Militares). Sin embargo, Ortiz Rubio recibió el apoyo de la
Legislatura estatal para organizar personalmente las milicias del
estado, dándole además facultades extraordinarias como
gobernante y decretando un préstamo forzoso a los propietarios
en el estado, “dedicado a organizar una columna militar para
seguridad de los poderes”. Con este respaldo, el gobernador inició
gestiones para conformar un ejército de mil hombres. Esta medida
aspiraba a fortalecer la capacidad militar estatal, creando un
contrapeso a la fuerza federal de Estrada y tomar entonces la
iniciativa en la pacificación de la entidad. En tanto se hacían efectivas
estas medidas, Ortiz Rubio promovió también la reorganización de
las “defensas sociales” en la mayoría de las poblaciones del estado
como un recurso –el único viable a fin de cuentas– para rechazar
gavillas rebeldes y disminuir el robo y la inseguridad.
Pese a estas acciones, entre 1917 y 1918 se produjo el auge de
la rebelión chavista y de las numerosas incursiones violentas

21
Ortiz Rubio consideraba “…el distrito es muy liberal y adicto a mi gobierno; muchos
revolucionarios de buena fe son originarios de ese rumbo y su inmediación al Estado de
México facilita el proveer de toda clase de elementos, inclusive los de guerra en caso ofrecido,
y (porque) la ciudad de Zitácuaro puede transformarse fácilmente en plaza fuerte”. DÍAZ BABÍO,
Actividades, p. 150.

96
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

cometidas contra diversas poblaciones, cabe mencionar los ataques


a Taretan, Tangüindín, Los Reyes, Ecuandureo, Paracho, Santiago
Undameo, Copándaro, La Piedad, Tacámbaro (dos veces), Zamora,
Yurécuaro, Villa Madero, Tangancícuaro, Cuitzeo, Santa Ana Maya,
Acuitzio, Cotija, Sahuayo, Quitupán, San José de Gracia, Pátzcuaro,
Panindícuaro, así como Manuel Doblado, Acámbaro, Uriangato y
Abasolo (Guanajuato) y Degollado (Jalisco), sin contar una buena
cantidad de haciendas saqueadas o destruidas parcialmente.22
Chávez García también amenazó la capital Morelia. Inicialmente el
22 de septiembre de 1917 cuando con medio millar de hombres se
posesionó de Copándaro y en su camino a Tacámbaro, en las goteras
de Morelia, destruyeron las plantas de luz de San Pedro y Tirio,
dejando la ciudad sin electricidad durante tres noches.23 En junio
de 1918, inmediatamente después de abandonar Pátzcuaro, Chávez
García tomó posiciones a dos leguas de la capital, desatándose la
alarma y movilización de la población citada, al respecto publicaba
El Universal en su primera plana:

Todos convienen en que Morelia está seriamente amagada por Inés


Chávez, que ha podido reunir grueso contingente de bandidos a quienes
ha prometido brindarles pingüe saqueo y libertad plena para dar rien-
da suelta a sus salvajes instintos. Ayer la alarma fue intensa y momen-
tos hubo en que el pánico se dejó sentir: no pocas personas venidas
de pueblos cercanos dijeron que Chávez y los suyos… ocupaban posi-
ciones distantes a dos leguas de esta capital”. La audacia de Chávez
García también se comentaba pues, junto a las personas que llegaban
a refugiarse a Morelia, “también lo hicieron muchos rebeldes, disfra-
zados de soldados o fingiéndose campesinos que huyen de las hordas
salvajes. Y esto lo han hecho obedeciendo el mandato de Inés Chávez,
que pretende contar con inteligencia dentro de la plaza, para que le
presten su cooperación en los momentos en que él inicie el ataque. 24

22
OCHOA SERRANO, La violencia, pp. 46-47; GALVÁN LÓPEZ, El verdadero, pp. 143-146.
23
Es probable que Galván López haya confundido la fecha. Al respecto, un periódico local
comunicaba que en febrero de 1918 Chávez García “después de haber cometido toda clase
de atropellos en Acuitzio, habían tomado rumbo a San Pedro y Tirio respectivamente con el
fin de cortar los alambres conductores de la electricidad” y dejar a obscuras la capital. La
Opinión, Morelia, 26 de febrero de 1918, p. 1.
24
El Universal, núm. 613, México, 24 de junio de 1918, p. 1.

97
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

No obstante, la alarma de la población civil y la preocupación


de las autoridades estatales, el incidente no pasó a mayores. Pero
si Morelia tuvo la fortuna de evitar el paso violento de Chávez
García, otras poblaciones padecieron su desenfreno. Las crónicas
de su violencia desmedida en contra de poblaciones fueron
recreadas en varias monografías locales. El ejemplo de su paso por
Cotija es revelador:

En el momento en que había cesado la resistencia, los asaltantes se


precipitaron por todo el pueblo, saciando como fieras sus instintos de
sangre, robo y lujuria. Mataron a gente indefensa, extorsionaron, ahor-
caron, ultrajaron y violaron a las mujeres, saquearon, destruyeron,
revolvieron las casas y tomaron prisioneros a cuantos se les antojó,
mientras la música de la banda, con una interminable “Adelita”, aho-
gaba los lamentos desgarradores… La seudorrevolución había venido
a convertir en cenizas el trabajo de casi doscientos años. La versión
chavista de la revolución se ahondaría como trauma en el alma
cotijense. Sólo el tiempo y su espíritu de empuje transformarían las
cenizas en abono.25

Las monografías de Jesús Romero Vargas y de Heriberto Moreno


coinciden en sus testimonios desgarradores. Al finalizar el ataque
“la tristeza y la congoja imperaban y el ambiente era depresivo”
hubo una desbandada de pobladores hacia poblaciones cercanas
como Tamazula, Tizapán, Ocotlán y Jocotepec “el millar que quedó,
haciéndose más fuerte que su desgracia, vivió los días más penosos
de la historia de Cotija”. Solo el tiempo y el esfuerzo locales hicieron
que la población recuperara su vida local en algo así como tres
años, unidos los sentimientos de reconstrucción al ánimo de
reconstruir la iglesia del pueblo. Otro testimonio personal es el del
profesor Corona Núñez al mencionar el ataque de Chávez García a
Cuitzeo, su pueblo natal, el 6 de enero de 1918: “A las nueve de la
noche empezaron a entrar los chavistas iniciándose el saqueo, los
asesinatos y la violación de mujeres, no escapándose ni las que se

25
ROMERO VARGAS, Cotija, pp. 211-212; MORENO, Cotija, pp. 196-197.

98
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

habían refugiado en el convento”; Corona Núñez señala que una


vez refugiados en un cobertizo, tres días estuvieron ahí escondidos
catorce personas,

...desde ahí oíamos el bramar de las reses que sacrificaban en las ca-
lles, los gritos de las mujeres y las piezas de música clásica que ejecu-
taba la banda que traía apresada el bandolero Chávez García. Cuando
salimos contemplamos el tremendo espectáculo de las puertas de las
casas derribadas, los muebles rotos esparcidos por las calles y, frente
a la casa, hasta los finos sorbetes del padre Corona, reliquias de fami-
lia, estaban hechos pedazos revueltos con los excrementos de la
caballada.26

Las tropelías de Chávez García cobraban fama. Su paso por el


occidente de Michoacán, específicamente a San José de Gracia en
mayo de 1918, fue narrado magistralmente por don Luis González
y González:

Al mediodía la horda de García Chávez, a toda carrera, bajaba del ce-


rro de Larios, mientras las familias huían despavoridas. Todo era co-
rrer, golpear de puertas, trepar a los caballos, huir sin volver la cara.
La guarnición rompió el tiroteo. Los ochocientos de Chávez se abrie-
ron para disponerse en forma de tenaza. El tiroteo arreció. Cayó Higinio
Álvarez, uno de los valientes de la guarnición. Los atacantes habían
rodeado el pueblo y empezaban a prender fuego a las fincas. El taca
taca y el pum pum no cesó hasta las cuatro de la tarde, hasta que casi
se acabaron los de la defensa, hasta que don Apolinar Partida salió de
una casa en llamas y fue acribillado a balazos. La rabia del cabecilla
había ido creciendo. En plena calle estimulaba a sus soldados con una
sarta de malas palabras para que combatieran contra los defensores y
prendiesen fuego a la población por varios lugares. Mientras se traba-
ba el combate entre los empedrados de San José, y en tanto ardían
con grandes llamaradas muchos hogares, el 90% de la gente corría por
los montes, entraba a los pueblos vecinos de donde ya también salían

26
CORONA NÚÑEZ, Cuitzeo, pp. 107-108.

99
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

las familias a toda carrera. En toda la región eran fugas precipitadas.


Nadie confiaba en los pelotones que el gobierno tenía destacados en
cada lugar. Todos sabían que los veinticinco soldados de línea en San
José fueron los primeros en huir.27

Consecuentemente, Chávez tomó por la fuerza la población


dando paso a sus escenas de escarnio público. La oportuna
intervención del párroco del pueblo evitó el ajusticiamiento que
Chávez ordenara, degollando a los sobrevivientes de la defensa y
violando a las mujeres del pueblo.
Similar situación aconteció en Pátzcuaro poco tiempo después.
Pablo G. Macías señala que más de mil chavistas llegaron el 16 de
junio de 1918. La defensa del coronel Benigno Serrato juntaba sólo
80 hombres agrupados en el viejo cuartel. Narra que, a punto de
caer la ciudad en manos de Chávez se oyó llegar el tren que venía
de Uruapan. Al escuchar el ruido del tren y las cornetas, además
de los gritos que los acompañaban, Chávez supuso el arribo de
refuerzos federales, ante lo cual emprendió la retirada. La
estratagema del joven patzcuarense de 18 años Ildefonso Herrera
le valió la salvación al pueblo, no así la vecina Santa Clara del Cobre,
adonde fue Chávez a desquitarse, incendiando la población.28
A lo largo del año 1918, el “tristemente célebre” Chávez García
era noticia habitual en la prensa nacional. En noticias periodísticas
se denotaba conmoción de la población y autoridades civiles de
Salamanca, Valle de Santiago y León (Guanajuato), así como
Arandas y Tamazula (Jalisco) por la amenaza que representaba la
cercanía de partidas armadas chavistas. Frecuentemente las noticias
eran exageradas o infundadas. El 13 de junio de 1918 la prensa
nacional comunicaba en un encabezado “va a fundar un periódico
J. Inés Chávez García”, mientras en primera plana el 11 de abril se
anunciaba “servicio aéreo en la campaña contra Chávez García”.29

27
GONZÁLEZ, Pueblo en vilo, p. 128.
28
MACÍAS, Pátzcuaro, p. 22 y ss.
29
El Universal, núm. 602, México, 13 de junio de 1918, p. 5; sobre la actuación de tres
aviadores en la campaña militar contra Chávez García: El Universal, núm. 540, México, 11 de
abril de 1918, p. 1.

100
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

En la información periodística se advierte una clara tendencia


“amarillista” para sobredimensionar las acciones y al personaje
mismo. La primera plana de un periódico moreliano destaca
sobremanera. “He ahí al monstruo” señalaba en su encabezado.

Lo exhibimos con invencibles repugnancias; con el asco que se mues-


tra una llaga purulenta, con la vergüenza con que se descubre un vi-
cio, con la indignación con que se exhibe un crimen. Lo exhibimos
para decirle al mundo: míralo es el ladrón más grande que ha nacido
de hembra alguna; el que mata porque el martirio de sus víctimas le
proporciona un placer; el que incendia porque el espectáculo de un
hogar que se consume y las riquezas que se convierten en un montón
de escombros le ofrecen las voluptuosidades que hicieron cantar a
Nerón, a los acordes de su lira de oro, contemplando la destrucción
de Roma, soberana del orbe […] Es el violador de doncellas; lujurioso,
bestial, insaciable. Por sus arterias circula como un filtro venenoso
que enciende en su sangre el fuego terrible de la más furiosa inconti-
nencia. Su pezuña de sátiro ha pisoteado mil veces, manchándola en
el fango pestilente del vicio, la albura virginal de existencias en flor,
bellos capullos apenas iniciados en el claro amanecer de la vida […]
Cumplimos nuestra misión de informantes. La curiosidad pública que-
dará satisfecha examinando con ávida mirada uno por uno los perfiles
de ese rostro de criminal nato, ese cuerpo monstruoso, contrahecho;
esa actitud indefinible, absurda, desconcertante que hace pensar en
un ídolo de lodo ante la piedra de sacrificios de un teocali sangrien-
to… El menos infame de sus crímenes –y todos son sin nombre– bas-
taría para llevarlo a la horca y llenaría una página muy negra en la
historia de la criminalidad!30

De manera similar, en cada información al respecto se hablaba


de continuas derrotas de Chávez García a manos del ejército incluso
que se le tenía “acorralado” o “desmoralizado”. A pesar de esto,
sus correrías no cesaban, con todo y las “derrotas” que la prensa
se empeñaba en comunicar. En realidad, escasas fueron las batallas

30
La opinión, Morelia, 25 de junio de 1918, p. 1.

101
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

o combates que abiertamente libró Inés Chávez con el ejército


federal. Persistentemente evitaba todo contacto directo, sobre todo
teniendo en cuenta sus tácticas de guerrillero, aun así,
ocasionalmente debió verse obligado a combatir de frente con la
ventaja de tener pleno conocimiento del territorio. Las
confrontaciones más dramáticas fueron las protagonizadas por los
rebeldes y las defensas civiles organizadas en la mayoría de las
poblaciones; resistencias heroicas y sacrificios de muchos
pobladores quedaron en la memoria colectiva y han sido señalados
en distintas fuentes documentales.31 Con frecuencia la furia de
Chávez García aumentaba cuando se le resistía, dando paso a la
saña que le caracterizaba una vez derrotada la resistencia de la
población o de la propiedad atacada.
En el desarrollo y auge del chavismo en Michoacán influyeron
varios factores, al respecto dice Valdovinos Garza:

El perfecto conocimiento de la topografía de los terrenos en que ope-


raba el astuto bandolero, los magníficos caballos de que disponía,
montados por hábiles jinetes, y un eficaz servicio de espionaje, eran el
secreto del buen éxito de sus maniobras. De ahí que la persecución de
que se le hacía objeto no fuera empresa sencilla para el ejército, que
en vano trataba de acabar con aquel apocalíptico azote.32

Como fuera, factores circunstanciales o los errores de la política


militar federal fomentaron los actos de rebelión y bandidaje. Al
parecer, la pacificación de otros estados y el combate a otros
movimientos rebeldes –Peláez, Villa, Zapata, Félix Díaz- tuvo
prioridad para el gobierno del presidente Carranza; después de
todo, Ortiz Rubio era un enemigo político, un connotado
obregonista.33 Manuel M. Diéguez, jefe del Ejército de Operaciones

31
GONZÁLEZ, Pueblo en vilo, pp. 125-130; CASTILLO JANACUA, Paracho, pp. 75-87; sobre el ataque
a Santa Ana Maya: CONTRERAS TIRADO, Muerte y fulgor, pp. 41-46; Chávez fue rechazado en
varias poblaciones (Huandacareo, La Piedad, Jiquilpan, etc.), por la efectividad de las defensas
sociales.
32
VALDOVINOS GARZA, 3 capítulos, p. 16.
33
MATUTE, “Del ejército”, p. 165; a fines de su gobierno era más importante para Carranza la
sucesión presidencial que la pacificación de varias entidades. Llegó a obstaculizar los esfuerzos

102
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

de Occidente y coordinador de la pacificación en Michoacán, tenía


varias otras actividades que le merecían más atención: era un
empresario jalisciense, era también gobernador de Jalisco, y fungía
además como jefe de Operaciones de Oriente, encargado de
organizar las campañas militares contra Luis Caballero en
Tamaulipas y Manuel Peláez en La Huasteca. Además de todo esto,
coordinaba actividades militares contra los villistas en el norte del
país. Diéguez terminó por delegar responsabilidades en el jefe de
Operaciones Militares en Michoacán, general Enrique Estrada
quien, enemistado con el gobernador Ortiz Rubio, poco pudo hacer
para evitar el incremento de la rebelión y el bandolerismo en el
estado. La corrupción y la indisciplina eran constantes en las fuerzas
federales34 en tanto que la población civil tampoco tenía identidad
con el ejército, el cual por sus abusos se ganó el resentimiento de
campesinos y propietarios. La mayoría de oficiales y soldados
federales provenían del norte del país, mientras que Chávez García
y los chavistas en su mayoría eran oriundos de Michoacán y del
bajío guanajuatense.
Además de estas circunstancias, Chávez García logró prevalecer
como dueño del territorio por la efectividad de su dominio forzado
y su red de informantes. Galván López consigna que a principios de
octubre de 1917 fue aprehendido por las autoridades el párroco
de Purépero, acusado de proveer de pertrechos y datos militares a
Chávez García.35 Caso parecido al de los sacerdotes de Los Reyes y
Tancítaro que financiaban al movimiento zapatista en la región al
mando de Eutimio Figueroa.36 Se sabía también de las buenas

de Pascual Ortiz Rubio en Michoacán para reorganizar fuerzas militares por ser éste un
gobernante “obregonista”. GARCIADIEGO, “La política”, p. 232.
34
En mayo de 1918 fueron aprehendidos en La Piedad, un abogado y un administrador de
hacienda por descubrírseles armamento adquirido días antes en Guadalajara y que iba
destinado a los rebeldes. Consignados ante Estrada, fueron puestos en libertad cuando los
inculpados tramitaron un recurso de amparo. El Universal, núm. 571 y 572, México, 12 y 16
de mayo de 1918.
35
GALVÁN LÓPEZ, El verdadero, p. 144; un cura de Pátzcuaro enfrentaba similares acusaciones.
OCHOA SERRANO, La violencia, pp. 166-167.
36
Archivo Histórico Manuel Castañeda Ramírez (en adelante AHMCR), Policía y Guerra,
Comunicados, c. 105, leg. 245. De la Secretaría de Gobernación al general Alfredo Elizondo,
gobernador de Michoacán, México, 1915.

103
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

relaciones de Chávez García con un maderero español del distrito


de Uruapan, y con los propietarios de la hacienda de Tomendán,
que le brindaban ayuda en información y armas.37 En junio de 1918
hubo expectación entre los habitantes de la ciudad de Morelia por
la publicación de una lista de personas acusadas de auxiliar a los
rebeldes con dinero y con armas desde la capital. 38 Había
propietarios y comerciantes que de forma voluntaria o forzada
financiaban a los chavistas. De esta manera, los recursos adquiridos
por Chávez García provenían de distintas formas: el botín producto
del saqueo generalizado, el robo, el secuestro y la extorsión. La
extorsión era una práctica común, de tal manera que hacendados
y autoridades locales eran presionados para “colaborar” con dinero
o en especie ante la amenaza de ejecutar familiares o de incendiar
sus propiedades en caso de resistencia.39 En abril de 1918, según
parece Chávez García tenía en su poder 60 personas secuestradas,
varios extranjeros entre ellos.40 La práctica del secuestro también
era recurrente cuando los rebeldes no obtenían suficientes botines
en las poblaciones o en las haciendas, de esa forma conseguían
considerables recursos económicos.41 Otra forma de financiamiento
fue el tráfico de mercancías y de ganado robado. Jesús Cíntora por
ejemplo traficaba productos agrícolas de la tierra caliente y los
intercambiaba por armas en la costa, a donde solían llegar
embarcaciones provenientes de San Francisco.42 De las cantidades
de productos que los rebeldes obtenían, una parte cubría sus
necesidades y otra más se traficaba; lo mismo debió ocurrir con el
ganado, el que se transportaba hacia otros estados o bien, en forma
clandestina llegaba a la ciudad de Morelia.

37
OCHOA SERRANO, La violencia, pp. 71-81; GALVÁN LÓPEZ menciona amistad entre Chávez García
y el propietario de la hacienda de Zurumuato, El verdadero, p. 151.
38
El Universal, núm. 594, México, 5 de junio de 1918, p. 2.
39
OCHOA SERRANO, La violencia, pp. 84-85 y 137; CUSI, Memorias, pp. 278-283.
40
GALVÁN LÓPEZ, El verdadero, p. 150.
41
Véase por ejemplo los documentos que publica Ochoa Serrano sobre la práctica de los
secuestros en Tacámbaro y Zamora en: La violencia, pp. 116-118 y 124 respectivamente.
42
CUSI, Memorias, pp. 300-302; El Universal, núm. 378, México, 31 de octubre de 1917.

104
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

Se dictaron varias disposiciones por parte del Ayuntamiento de Morelia


que trataban de combatir este problema, igualmente del gobierno
estatal de Ortiz Rubio para evitar el traslado de ganado robado en
propiedades de Michoacán hacia la estación de ferrocarril de Pénjamo,
Guanajuato. En octubre de 1918, a instancias del general Manuel M.
Diéguez, se creó una oficina Inspectora de Ganados, sin embargo, al
poco tiempo se clausuró.

Así pues, el sostenimiento de los ejércitos rebeldes en


Michoacán provenía de distintas fuentes, además de que los
promotores del Ejército Reorganizador Nacional también
financiaban parcialmente a los líderes allegados a su movimiento.
Una característica que parece identificar a Chávez García fue su
liderazgo efectivo. En efecto, el ejército chavista estuvo encabezado
por un grupo de oficiales cercanos que al parecer respetaron su
jerarquía en todo momento. La lealtad de su ejército era
recompensada con la plena libertad para el saqueo y el reparto de
los botines. Taracena menciona el dato que antes de morir, Chávez
García repartió entre sus generales un botín de $96,000.00 Aun
cuando desconocemos la fuente de información y de que la
cantidad parecería excesiva, el detalle es revelador de su cercanía
con los miembros de su estado mayor. Su crueldad manifiesta solía
compartirse entre su tropa y sus excesos –hacia las mujeres, por
ejemplo– afianzaban su personalidad y su liderazgo. De otra
manera, el “terror” que infundían los chavistas era bien matizado
por la prensa estatal y nacional, contribuyendo a magnificar su
capacidad militar y atemorizando a la población civil y a sus
enemigos.

El ocaso de Chávez

En los últimos meses de 1918 la rebelión amainó considerable-


mente. Varias circunstancias contribuyeron para la extinción de la
rebelión en Michoacán. En efecto, a mediados de 1918 se afirmaba
en la prensa nacional la intensificación de la campaña de
pacificación en el estado. Se notificó la llegada de tropas de

105
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Francisco Murguía y soldados yaquis al mando de Plutarco Elías


Calles,43 aunque éste último finalmente no arribó a la entidad y en
su lugar un joven coronel de nombre Lázaro Cárdenas, nativo de
Jiquilpan y conocedor del territorio michoacano, empezó a
coordinar la campaña militar contra Chávez García. Otra medida
que favoreció el liderazgo militar fue el reemplazo del general
Enrique Estrada como jefe de las Operaciones Militares en
Michoacán, en su lugar fue nombrado el general Fernando Dávila,
que con anterioridad cumplía las mismas funciones en el estado
de Guanajuato.44 Eventualmente, Dávila resultó herido en uno de
los combates contra Chávez García. Sus heridas a la postre le
ocasionarían la muerte en junio de 1919.45
Los esfuerzos del ingeniero Ortiz Rubio también repercutieron
en la pacificación. Desde el mes de abril de 1918, el gobernante
había enviado a Diéguez un proyecto de estaciones inalámbricas
de comunicación telegráfica, tendientes a coordinar las actividades
de pacificación por parte de fuerzas estatales y federales.46 A fines
del mismo año, Ortiz Rubio desarrolló una política de conciliación
ofreciendo el indulto a los rebeldes que aceptaran deponer las
armas; según parece varios chavistas fueron amnistiados por el
gobierno estatal, y a algunos les otorgaron pasaportes para
trasladarse a los Estados Unidos.47 Mientras tanto, la reorganización
de las “defensas civiles” y de las acordadas en el estado significó
un nuevo estímulo para batir partidas locales de bandoleros y
rebeldes.48
El 24 de agosto, tropas federales al mando de los coroneles
Pruneda y Moreno dieron alcance a Inés Chávez cerca de Peribán,

43
El Universal, núms. 595 y 607, México 6 y 18 de junio de 1918, p. 1 ambos. Véase también
el núm. 480 del 11 de mayo de 1918, p. 1.
44
El Universal, núm. 612, México, 23 de junio de 1918, p. 3.
45
Véase El Demócrata, México, 21 de junio de 1919, p. 1.
46
El Universal, núm. 546, México, 17 de abril de 1918, p. 1.
47
AGN, Gobernación, Periodo revolucionario, 281, exp. 47. Del Gobierno del Estado a la
Secretaría de Gobernación. Morelia, 14 de enero de 1919.
48
“Se organizan cuerpos de defensa civiles”, en: El Universal, núm. 602, México, 13 de junio
de 1918, p. 1. Para Garciadiego, tres factores influyeron en el ocaso de la rebelión y el
bandolerismo: la derrota sufrida en Peribán, las actividades de pacificación del coronel Lázaro
Cárdenas y la “influenza española”. GARCIADIEGO, Revolución, pp. 66-67.

106
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

en la meseta tarasca. Fue un violento enfrentamiento en el cual


resultaron muertos los generales Rafael “manco” Nares y Manuel
Roa, lugartenientes de Chávez. El propio Chávez recibió un impacto
que lentamente mermaría sus fuerzas. La derrota en Peribán
significaría el principio del fin de los chavistas.49 Herido y perseguido
por el ejército, Chávez se retiró al bajío en donde pretendía
refugiarse y reorganizar sus desmoralizadas tropas. Obligado a
enfrentarse a los federales cerca de Santa Fe a principios de
noviembre, Chávez García recibió un disparo en el estómago, herida
de la cual no se repondría más. Si bien los informes del médico
José María Barragán señalarían su muerte por herida de arma de
fuego, los síntomas febriles de varios días generarían la noticia de
que la influenza o gripe española terminó con la vida del rebelde y
no las balas del ejército carrancista. Finalmente, el 11 de noviembre
de 1918, a inmediaciones de Purépero, Inés Chávez García el “Tigre
de Godino” acabó sus días, a los 29 años de edad.50
Con la muerte de su líder, el chavismo se desarticuló por
completo. Al poco tiempo corrió la noticia de la muerte de José
Altamirano otro de los rebeldes de la trilogía, también a manos de
la “influenza”. Mientras tanto, Octavio de la Peña y Gordiano
Guzmán, subalternos de Jesús Cíntora, negociaron su rendición al
gobierno y como prueba fueron comisionados de inmediato para
batir a su antiguo jefe, cuyas fuerzas se habían replegado hacia la
tierra caliente, huyendo de los federales. A principios de 1919,
Cíntora cayó abatido en la hacienda de Tepenahua, cerca de Nuevo
Urecho. También en tierra caliente Ignacio Samaniego murió
después de un combate con el ejército federal en la hacienda de
Chila. En pocos meses el resto de los jefes rebeldes fueron
amnistiados o terminaron colgados.

49
GALVÁN LÓPEZ, El verdadero, pp. 152-153; GARCIADIEGO, Revolución, pp. 65-66; OCHOA SERRANO,
La violencia, pp. 48 y 119.
50
Existen varias versiones acerca de su muerte, véase los documentos que expone MIRANDA,
“Inés Chávez”, pp. 178-202.

107
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Epílogo

El chavismo fue el movimiento de sedición más importante en el


estado entre 1916 y 1918. Debemos tomar en cuenta que los
distritos del centro y norte de Michoacán donde operaron los
chavistas representaban los más valiosos de la entidad por ser los
más poblados, donde se localizaban los centros urbanos más
importantes y la mayor parte de la infraestructura de comunica-
ciones. Las mismas condiciones había en los distritos del sur de
Guanajuato. Haciendas cerealeras, hombres leales, buenos jinetes
y un territorio propicio para sus acciones. En contraste, los espacios
acechados y dominados por Jesús Cíntora fueron distritos
marginales, alejados de la capital del estado: la tierra caliente y la
sierra. En esta “partición geográfica” del estado pudo estar uno de
los factores que incidieron favorablemente en los propósitos
rebeldes. Cíntora, Chávez García y Altamirano tenían claramente
definidas sus áreas de operación. Pero no eran los únicos en ejercer
la violencia para sus fines pues muchas partidas de alzados
generaban un bandidaje local secundario que contribuía a generar
un clima de extrema inseguridad. A menudo estos grupos eran
mencionados en informes de autoridad como secuaces menores,
subalternos o apéndices del felicismo, pero sus acciones parecían
limitarse al ámbito económico y no propiamente a una militancia
faccional o política. “En resumen, en Michoacán preponderaron
bandas rebeldes de dimensión considerable y numerosos grupos
pequeños de salteadores, problemática que no era nueva en la
región, pues el centro occidente del país tenía una vieja tradición
bandidil”.51
Al mismo tiempo, hubo ciertas rivalidades entre los propios
generales rebeldes. Chávez García parecía actuar con cierta
independencia de Cíntora, comandante en jefe del Ejército
Reorganizador Nacional, y con abierta hostilidad respecto las fuerzas
de José Altamirano. Según señala en sus Memorias en ing. Pascual
Ortiz Rubio, Chávez García no era visto con agrado por Altamirano

51
GARCIADIEGO, “José Inés”, p. 836.

108
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

y sus hombres, que operaban al oriente de Michoacán, utilizaban


un paliacate rojo como distintivo para diferenciarse de los chavistas
(de ahí su sobrenombre de “los colorados”), a quienes reprochaban
sus excesos.52
Rebelión y bandolerismo fueron fenómenos relacionados y
llegado el momento representaron un recurso de sobrevivencia
para muchos campesinos michoacanos. Mientras la economía
estatal languidecía, numerosas haciendas y propiedades eran
abandonadas, varias poblaciones pequeñas quedaron solas; en la
ciudad se experimentó la carencia de alimentos, el desempleo y el
deterioro del nivel de vida, agudizado también por la constante
migración interna. Al respecto publicaba un periódico moreliano:

De Ario, Tacámbaro, Pátzcuaro, Uruapan, Puruándiro, Villa Morelos,


Cuitzeo, Copándaro, Zinapécuaro, Charo y otras muchas poblaciones,
haciendas y ranchos circunvecinos están llegando diariamente (a
Morelia) millares de personas, azoradas por los peligros a que están
expuestos en el lugar de sus residencias; y casi puede decirse que po-
blaciones que siempre han estado habitadas y tranquilas, hoy están
quedando desiertas, solas y sin un alma…53

Por su parte, el gobierno estatal poco pudo hacer para paliar las
graves circunstancias socio-económicas. De esta forma, la crisis
económica representó –como la mayoría de las veces– la base del
descontento y de la rebelión. Las condiciones existentes
fomentaban el reclutamiento de los rebeldes en movimientos
organizados, pero también eran propicias para generar bandidaje,
es decir, gavillas locales, actividades focalizadas de violencia. Era
un círculo vicioso difícil de romper.
En este contexto, los actos de robo, saqueo, incendio, violación,
asesinato y secuestro, no fueron exclusivos de ninguna facción o
ejército, era el común denominador de cualquier partida o grupo
armado, incluyendo a las fuerzas federales. Sin embargo, no hay

52
ORTIZ RUBIO, Memorias, p. 71.
53
El Centinela, núm. 45, Morelia, 28 de julio de 1918, p. 2.

109
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

duda que los de peor reputación fueron las huestes de Chávez


García, por sus conocidos hechos de sangre contra la población
civil y contra propietarios locales. Esta imagen construida, la del
bandido sanguinario y sin escrúpulos ha permeado gran parte de
la literatura sobre la revolución, particularmente quienes
mencionan de alguna forma el fenómeno del bandolerismo en
Michoacán y el bajío. El morbo popular ha persistido en el mito
creado alrededor de Chávez García. Este imaginario es el que inhibe
su posición como líder de un movimiento estructurado de rebelión
en contra del gobierno federal carrancista.
En esta discusión en torno al carácter de los movimientos
armados como el chavismo, Javier Garciadiego considera que los
dirigentes rebeldes sí estuvieron motivados por razones políticas
pero que el reclutamiento de las bases se motivó por la situación
económica que prevalecía.54 La filiación villista y posteriormente
felicista de los rebeldes chavistas está resuelta a partir de los
hallazgos documentales de Álvaro Ochoa Serrano. No obstante,
este rasgo definitorio -la enemistad hacia el gobierno de Carranza-
es de notarse la ausencia de un plan político rebelde o manifiesto
propio en donde se expresen principios y propósitos de lucha. En
ese escenario, algunos jefes rebeldes no luchaban por principios
políticos, o no sabían por cuales luchar,55 otros, como el caso de
Chávez García, tenían un sentido de relativa independencia y
libertad de acción más que de filiaciones. Con todo esto, los
movimientos rebeldes se estructuraron de forma similar al ejército
federal, es decir, tenían un carácter caudillesco y personalista que
a la postre significaría una de sus mayores debilidades. No obstante,
la rebelión en su conjunto se desarrolló como una amplia y compleja
manifestación de protestas sociales y políticas, un cuestionamiento
a la estructura del poder hegemónico constitucionalista.

54
GARCIADIEGO, Revolución, p. 41.
55
Ignacio Samaniego, líder rebelde que operaba en el centro-occidente del estado, decía
desconocer el plan político por el que luchaba; Jesús Cíntora, comandante de la rebelión en
Michoacán le informaba que se trataba del “Plan de Tierra Colorada” mediante el cual se
había creado el Ejército Reorganizador Nacional. Citado por OCHOA SERRANO, La Violencia,
pp. 97-98.

110
EL REBELDE VIOLENTO: INÉS CHÁVEZ GARCÍA

Por otra parte, la protesta armada chavista difícilmente podría


valorarse en una óptica clasista, que Inés Chávez fuera un “protector
de pobres”, incluso considerar el movimiento chavista como una
forma de bandolerismo social. En este sentido, recordar que ciertos
académicos, iniciando con Alicia Olivera y pasando por Alan Knight,
desestiman el modelo analítico de Hobsbawm al señalar que las
características del bandido social (identidad social popular,
incapacidad para estructurar demandas políticas, ausencia de
ideología política), no aplican para el caso del “bandolerismo”
manifiesto en el bajío revolucionario, incluyendo a Michoacán.56
Al parecer, el argumento de movimientos rebeldes campesinos
producidos en un estrecho localismo y con un carácter
tradicionalista, sugiere la idea de una protesta social que actúa por
impulsos, prepolítica, incapacitada para rebelar una conciencia de
su realidad. Lejos de esto, los líderes rebeldes michoacanos –Chávez
García– mostraron una postura política, reaccionaria incluso, en
contra del Estado y sus instrumentos, involucrándose en el
faccionalismo revolucionario y en las pugnas políticas nacionales.
Al mismo tiempo, en sus actos parece sobresalir una forma
impulsiva y primaria de violencia, asemejándose más al modelo
de bandido “profesional” que tipifica Alan Knight y que hace del
bandolerismo una “forma de vida”. 57 En este sentido, ciertas
muestras de la conciencia popular, aquellas que ubican a José Inés
Chávez García como “protector” de comunidades indígenas, que
le adjudican ciertas actitudes “agraristas” e incluso apuestan por
su religiosidad,58 también aquellos corridos populares que lo
asumen como una especie de “justiciero”, parecen dar sentido a
las opiniones que en su momento expresó Richard Slatta sobre el
modelo hobsbawmiano del bandolero: “aunque el bandido social
no existió (…) las condiciones para hacerlo un símbolo plausible y
significativo para las masas rurales sí existieron”.59

56
OLIVERA DE BONFIL, “José Inés”, pp. 108-110. KNIGHT, La revolución, p. 1169; véanse las obras
clásicas de HOBSBAWM, Rebeldes primitivos; VANDERWOOD, Desorden; FRAZER, Bandit Nation.
57
KNIGHT, La Revolución, p. 1161 y ss.
58
No hay evidencia del agrarismo de Chávez García. Su religiosidad también queda en
entredicho. OCHOA SERRANO, La violencia, pp. 49-50.
59
SLATTA, Bandidos, pp. 191, 196 (t.p.); al respecto JOSEPH, “On the trail”, pp. 7-53.

111
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Bibliografía

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113
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

114
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN
(1920-1980)

Enrique Guerra Manzo


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
UNIDAD XOCHIMILCO

La evolución de la violencia en Michoacán entre 1920 y 1980 se


relaciona con un coctel de factores muy complejo: las fases por las
que atravesó la edificación del Estado posrevolucionario; naturaleza
de los juegos de poder regionales; tipo de intermediarios políticos
(brokers) en cada uno de los municipios de la entidad; peculiaridades
geográficas de cada región, que no siempre permitían al Estado
brindar a la población condiciones de seguridad adecuadas. De igual
modo, los protagonistas de la violencia varían de un campo social
a otro y a lo largo del tiempo.
Conviene distinguir dos períodos. El primero, de 1920 a 1940.
Sus principales protagonistas son bandidos, agraristas y
hacendados, católicos y anticlericales, facciones rivales que se
disputan cargos ejidales y políticos. El Estado, al tomar partido por
alguna de las partes, puede acelerar la violencia o bien encapsularla,
imponiendo cierta gobernabilidad, dependiendo mucho del tipo
de broker con el que pacta: donde aparecen caciques se suelen
suscitar procesos de fisión faccionales que agudizan la violencia;
donde emergen líderes de masas con mayor arraigo (a los que aquí
denomino brokers formales) es más viable que se susciten procesos
de fusión y centralización del poder que tienden a embridar la
violencia y a civilizar las pasiones políticas.
El segundo período va de 1940 a 1980. El clivaje cultural-religioso
pierde importancia, al igual que la violencia política, persiste la
conflictividad agraria, aunque con menor intensidad, pero empieza
a ganar mayor protagonismo el mercado de lo ilícito: bandas de
delincuentes y, en especial, las dedicadas al cultivo y trasiego de

115
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

enervantes. De igual modo, se hace más visible una zona gris en la


que transitan empresarios de lo ilícito: redes clandestinas entre
agentes estatales y privados. Para frenar la violencia el Estado acude
a partidas militares, defensas rurales y pactos de civilidad entre las
facciones en pugna, pero no logra frenar la criminalidad.
A estas oleadas de violencia debe sumarse una violencia ritual
(vendettas, pistolerismo) que atraviesa a ambos períodos y que se
articula con las demás. De tal suerte que podemos hablar de oleadas
de violencia que se suceden y entrelazan en distintos campos con
diferente intensidad.
Dado que no es posible dar cuenta de la génesis de la violencia
en cada una de las regiones michoacanas, sólo me referiré a algunas
de ellas para ilustrar sus fases y tendencias entre 1920 y 1980. En
la medida en que se intenta presentar aquí una mirada panorámica
de un período largo, se retoman algunos fragmentos de otras obras
ya publicadas por el autor, en las que ha tratado por separado con
mayor profundidad varios aspectos de la violencia en Michoacán.

Las caras de la violencia en 1920-1940: agraria, política y religiosa

En la década de 1910 la sociedad michoacana fue convulsionada


por el proceso revolucionario: la guerra civil derribó el aparato
político del antiguo régimen y emergieron nuevos grupos políticos
que empezarían a manejar el poder estatal; el poder de los
terratenientes comenzó a ser erosionado y aparecieron los primeros
núcleos agraristas en la entidad; parte de la población se vio
obligada a migrar, ya sea para protegerse de la guerra civil o de la
ola de bandidaje y violencia que se suscitó después de ella.1 Pero

1
Entre 1917 y 1920, la propia legislatura local reconoció que dos eran “los problemas centrales
de imperiosa resolución a los que había que dirigirse: la crisis agrícola, traducida en el
abandono de tierras y la carencia de productos básicos, y la pacificación del estado. De hecho,
se reconocía la existencia de un círculo vicioso: no habría producción agrícola si no se
pacificaba antes el estado y no podría pacificarse si antes no se amortizaba la carencia de
alimentos y el abandono de tierras, dando ocupación a los campesinos para que éstos no
vieran como un recurso el incorporarse a la rebelión o bien convertirse en bandoleros”.
MIJANGOS DÍAZ, La revolución, p. 136.

116
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

muchos de los que se quedaron reaccionaron formando defensas


rurales2, una institución que no desaparecería en las siguientes
décadas y que se convertiría en un recurso muy importante tanto
para las facciones locales de los pueblos como para el propio Estado.
Sin embargo, es sobre todo a partir de la década de 1920 en que se
inicia un difícil y complejo proceso de renegociación de las reglas
de juego que habían predominado en el antiguo régimen. Llegaron
al poder tanto gobiernos que intentaron hacer los menores cambios
posibles a las estructuras socioeconómicas del antiguo orden
(Pascual Ortiz Rubio, 1917 1920; Sidronio Sánchez Pineda, 1922
1924; Enrique Ramírez, 1924 1928; Luis Méndez, 1928; Benigno
Serrato, 1932-1934) como otros que buscaron transformarlas
radicalmente (Francisco J. Múgica, 1920 1922; Lázaro Cárdenas,
1928 1932; Rafael Sánchez Tapia, 1934-1935; Rafael Ordorica
Villamar, 1935-1936; Gildardo Magaña, 1936-1939; Conrado
Magaña, 1939-1940).
Es sobre todo a raíz de la llegada de Múgica a la gubernatura en
1920, cuando se dan estallidos de violencia en torno al problema
de la tenencia de la tierra. Los opositores a su programa agrario no
tardaron en coaligarse para frenar su política agraria, fundaron un
Sindicato de Agricultores y usaron todos los recursos a su alcance
para presionar al presidente de la república y a la Secretaría de
Guerra para que se les brindase protección contra los “agraristas
radicales”. Sus peticiones invariablemente eran atendidas: se
desarmaba a las defensas rurales agraristas y se enviaban tropas
federales a proteger las haciendas. Por ejemplo, el 28 de diciembre
de 1921 un capitán del ejército, Manuel Ortega, asesina a cuatro
agraristas del municipio de Jacona, ubicado en el Bajío zamorano
–una de las regiones en las que mayores dificultades tuvo Múgica
para gobernar–, sin que las peticiones de éste al jefe de operaciones
militares de la entidad y a Álvaro Obregón, para que se castigara al
asesino fueran atendidas.3 Asimismo, los peones de la Hacienda
de Coapa, municipio de Acuitzio, se quejaban de “las bravatas” del
2
HERNÁNDEZ, Rebeldes, pp. 76-77; MIJANGOS DÍAZ, La revolución, p. 208.
3
AGN, Obregón/Calles, exp. 811-M-89, anexo I, Francisco J. Múgica a Álvaro Obregón, 2 de
enero de 1922.

117
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

administrador de esa empresa, quien además de insultarlos los


hostilizaba.4 Mientras que en el municipio de Vista Hermosa de
Negrete, el presidente del ayuntamiento, la policía municipal y la
defensa civil agrarista fueron desarmados por las acordadas de las
haciendas y un destacamento del ejército.5
Tanto en el período de Sidronio Sánchez Pineda (1922-1924)
como el de Enrique Ramírez (1924-1928) los hacendados se las
ingeniaron para continuar combatiendo a los núcleos agrarios y
obtener el apoyo de las tropas federales:6 en abril de 1926 lograron
su colaboración para que Primo Tapia fuera aprehendido y fusilado;7
agraristas de diversas regiones frecuentemente denunciaban los
atropellos de que estaban siendo víctimas, ya sea por guardias
blancas y/o por tropas del ejército.8
A las disputas faccionales entre agraristas y hacendados, se
agregó la de católicos contra agraristas, especialmente tras el
estallido de la rebelión cristera (1926-1929).9 Conflictos que tenían
su propia lógica local más que ser inducidos desde arriba por las
autoridades estatales y federales.
Así, en el municipio de Zitácuaro, al oriente de la entidad, la
rivalidad entre católicos y agraristas llegó a la violencia con
anterioridad al levantamiento cristero. En abril de 1926, el intento
de disolver una manifestación católica contra el decreto número

4
AGN, Obregón/Calles, exp. 811-M-89, anexo II, presidente municipal de Acuitzio a Álvaro
Obregón, 22 de marzo de 1922.
5
AGN, Obregón/Calles, exp. 811-M-89, acta notarial del 31 de marzo de 1922.
6
TOBLER, La revolución, pp. 578 y ss, ha observado que durante los años veinte y comienzos
de los treinta hay un “sinnúmero de quejas de pueblos, organizaciones campesinas sindicatos
y algunos gobernadores sobre las constantes intervenciones del ejército [en la represión de
agraristas y el apoyo a guardias blancas de las haciendas] [...]”.
7
HERNÁNDEZ, Política, p. 147; FRIEDRICH, Revuelta, pp. 161-162.
8
En Sahuayo, el 10 de septiembre de 1925, Juan Flores se dirigió al presidente de la república
para denunciar el desarme de agraristas del lugar por parte de guardias blancas y tropas del
ejército; acusaba también a los hacendados de agasajar y sobornar a éstas últimas. AGN,
Gobernación, Dirección General de Gobierno, Serie: 2/386 (13), caja 2, exp. 1, oficio
transcripto del secretario de Gobernación al gobernador de Michoacán, 2 de octubre de
1925. Y para el caso de Tarejero, municipio de Zacapu, véase AGN, Gobernación, Dirección
General de Gobierno, Serie: 2.386 (13) 2, caja 2, exp. 2, oficio del gobernador de Michoacán
al secretario de Gobernación, 18 de octubre de 1926.
9
Al respecto véase, MEYER, La cristiada; BUTLER, Popular; PURNELL, Popular Movements.

118
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

62 del gobierno de la entidad, el cual limitaba el número de


sacerdotes que podían oficiar, terminó en un saldo sangriento:

el Capitán Benjamín Ruiz jefe de día que hacía el servicio de vigilancia


intentó calmar los ánimos de la multitud [... pero] fue agredido por
varios de la multitud [sic] quienes lo desarmaron y lo asesinaron [...]
los militares que se encontraban de guardia [...] dispararon sus armas,
lo mismo que cuatro policías [....] de cuyos disparos resultaron tres
muertos, incluso el Capitán y quince heridos de más o menos grave-
dad [...].10

En el vecino municipio de Tuxpan, la facción católica estaba


ganando terreno. El presidente municipal simpatizaba con ella y
toleraba que los curas violaran las leyes federales y estatales que
prohibían la celebración de procesiones, casamientos y bautismos
religiosos, sin antes haberse llevado a cabo ante el registro civil.11
Asimismo, los agraristas del lugar se quejaban de atropellos
cometidos por guardias blancas y tropas del ejército.12
Este tipo de enfrentamientos faccionales desbordaban a las
autoridades estatales. Ramírez no podía evitar que las tropas del
ejército auxiliaran a los hacendados en su persecución de los
agraristas, tampoco contaba con los medios para solucionar y
prevenir las luchas entre católicos y agraristas. Serían los
enfrentamientos cotidianos entre las facciones y la fuerza de sus
respectivos aliados lo que decidiría en cada caso que grupo
triunfaría. Cada una de las facciones obedecía a sus líderes más

10
AHPEM, Gobernación, Religión, caja 2, exp. 9, fs: 311-312, presidente municipal de Zitácuaro
a gobernador del estado, 29 de abril de 1926.
11
AHPEM, Gobernación, Religión, caja 2, exp. 9, presidente municipal de Zitácuaro al secretario
general del gobierno del estado, 15 de diciembre de 1927. Daniel M. Gutiérrez, regidor del
municipio de Tuxpan, escribió al gobernador del estado el 9 de diciembre de 1927
denunciando hechos similares a los de la misiva del presidente municipal de Zitácuaro:
manifestaba que “no le hemos quitado la Presidencia [al presidente municipal de Tuxpan],
porque no somos más que dos los que no bamos [sic] de acuerdo con toda esa clase de
arbitrariedades [...]”.
12
AGN, Gobernación, Dirección General de Gobierno, Serie 2.386 (13) 2, caja 2, exp. 2, comité
particular agrario de la comunidad de Turundeo, municipio de Tuxpan, al presidente de la
república, 5 de noviembre de 1928.

119
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

que a cualquier otro actor. Ellos eran los intermediarios para


negociar con los actores extralocales.
Otro factor de la violencia fueron las Defensas Rurales (Civiles o
Sociales). De hecho, Ramírez conocía bien la importancia de esos
cuerpos armados: había emergido como figura política en la entidad
tras haber demostrado su capacidad en la organización de defensas
rurales en su región natal (La Piedad) para combatir al bandolerismo.
El último informe de la administración ramirista, elaborado por Luis
Méndez -quien sustituye como gobernador interino a Enrique
Ramírez a partir del 9 de abril de 1928-, hacía un balance global de
la misma. Se reconocía explícitamente la importancia de las
defensas civiles, cuyo número había llegado a ser de “alrededor de
tres mil hombres”. Debido a que los rebeldes cristeros atacaban en
forma de guerrillas, argumentaba Méndez, se dificultaban las
operaciones de las tropas federales, pero las defensas civiles “que
por lo general se forman en las mismas regiones infestadas por los
rebeldes, [a pesar de que] el incremento de estos grupos ha sido
notablemente inferior [...] en muchísimas ocasiones ha logrado
dárseles duros golpes que poco a poco han venido diezmando las
fuerzas de la rebelión en el Estado”.13
De este modo, en la década de 1920 se incrementa el
empistolamiento de la sociedad civil. Y la violencia empieza a
convertirse en uno de los recursos más frecuentes en el enfrenta-
miento entre las facciones locales (hacendados contra agraristas,
católicos contra anticlericales) y ello no dejó de impactar la vida
cotidiana en los pueblos michoacanos. En muchos de ellos, las
defensas civiles agraristas se transforman gradualmente en una
institución importante que suplanta a las organizaciones
tradicionales político-religiosas. Los líderes de las milicias solían
obtener prestigio gestionando la política del ayuntamiento, la
comunidad y la administración ejidal. Eran también representantes
de sus pueblos en los rituales cívicos, tales como el día de la
independencia, mítines políticos y guardianes del celo

13
AHCEM, Legislatura, XLII/Varios, caja 1, exp. 6, informe de gobierno del 16 de septiembre
de 1927 al 16 de septiembre de 1928.

120
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

revolucionario del pueblo. Asimismo, desempeñaban funciones


importantes en la defensa de la comunidad ante el exterior y en el
mantenimiento del orden público en una época en que los agraristas
se sentían amenazados desde varios frentes: bandidaje, guardias
blancas, cristeros, tropas del ejército.
Uno de los períodos en que mayor intensidad adquirieron las
pugnas faccionales fue durante la breve gubernatura de Benigno
Serrato (1932-1934), quien había llegado al ejecutivo estatal con
la venia de Jefe Máximo para socavar las bases sociales que Lázaro
Cárdenas había construido durante su gestión en la entidad (1928-
1932), articuladas en la Confederación Revolucionaria Michoacana
del Trabajo (CRMDT, creada en 1929). Una de sus estrategias fue
infiltrar y dividir a esa organización. Por ello, durante su gestión
existió una CRMDT cardenista –la “genuina”– y otra serratista, a la
que sus enemigos se referían con sarcasmo como la CRMDT del “Niño
Jesús”. No fue casual que la Junta Liberal de Zitácuaro Benito Juárez,
opuesta al agrarismo, se alineara de inmediato con el gobernador.
En consecuencia, pronto el campo michoacano se vio envuelto
en una espiral de violencia entre cardenistas y serratistas, misma
que no bajó de tono sino hasta que Lázaro Cárdenas fue proclamado
candidato oficial del PNR a la presidencia del país (31 de mayo de
1933). Fue en este momento que Serrato buscó disminuir sus
enfrentamientos con los cardenistas y promover una conciliación.
Pero ello no evitó algunos enfrentamientos violentos entre ambos
bandos, como el registrado en Zitácuaro el 11 de junio de 1933, al
celebrarse un congreso regional de la CRMDT, con un saldo de cuatro
muertos y más de cuarenta heridos.14

14
Quienes declararon ante el juez del distrito de Zitácuaro tienden a coincidir que el número
fue de más de cuarenta heridos, AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro,
Penal, 1933, legajo 2, exp. 80. Pero un enviado especial de la Secretaría de Guerra, el Capitán
Salvador V. y Sánchez Martínez informó al general Rafael Sánchez Tapia, el 16 de junio de
1933, que muchos de los heridos huyeron de inmediato a sus lugares de origen por temor a
más represalias, por lo cual no se pudo contabilizar bien su número. AGHPEM, Ramo
Gobernación, Subramo Conflictos Políticos, caja 1, exp. 25. La Junta Liberal por su parte
manifestaba que el número de heridos fue de cien y el de muertos de cinco. AGN, fondo
Dirección General de Gobierno, serie Adhesiones, caja 6, exp. 2.310(13).3, tomo II. El 22 de
junio uno de los policías declaró ante el juez que el comandante había ordenado que
disparasen sobre los serratistas, con las siguientes palabras: “denles de chin… a esos cab…

121
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Estos hechos tuvieron un gran impacto en el oriente michoacano


–así como en toda la entidad y en la prensa nacional–.15 Las
vendettas no se hicieron esperar en cada municipio de la región
–incluso en las rancherías más recónditas–: balaceras, emboscadas,
quema de casas, asesinatos. Lejos de contenerse la facción agrarista
decidió radicalizar su embestida sobre la Junta Liberal. A través del
terror en el campo el agrarismo convenció a algunas comunidades
agrarias de que lo mejor para ellas era cambiarse de bando.
En la noche del 14 de junio, un grupo de más de ochenta
agraristas armados y montados a caballo recorrieron las rancherías
aledañas a la cabecera municipal de Zitácuaro en búsqueda de
militantes de la Junta Liberal. A la cabeza de ellos iba un jefe de
tenencia, su secretario y el juez local. La mayoría de los liberales
escaparon al oír el tropel agrarista, pero éstos procedieron a catear
sus casas y después a incendiarlas. Por ejemplo, Baldomero
Victoriano declaró el 21 de junio ante el juez de distrito que al
aproximarse los agraristas a su vivienda él se echó a correr y se
escondió cerca de un río. Como su hija, afirmaba, no dejó entrar a
nadie, los agraristas le propinaron “un fajo con un machete y otro
a mi mamá” y luego “prendieron fuego a mi casa”, pero esta no
alcanzó a quemarse completamente. Siguieron adelante
incendiando las casas de otros vecinos. De “regreso pasaron
nuevamente a la mía y le metieron fuego y quedó echa cenizas”. Al
crecer el fuego Victoriano se acercó a su hogar y desde su escondite
pudo reconocer a algunos agresores. En su declaración ante el juez,
consideraba que eso era consecuencia de los hechos que acaecieron
en Zitácuaro “el día once de los corrientes, ya que yo pertenezco al
partido de la Junta Liberal Benito Juárez, y el día de los hechos
concurrí a la sesión que celebró el partido”. Todos los agresores,
agregaba, iban en la marcha de ese día y “somos enemigos en

haber si se aplacan” [sic]. AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro, Penal,
1933, legajo 2, exp. 80.
15
Benigno Serrato se quejaba ante el presidente de la república el 20 de junio de 1933 de
que la prensa nacional ha hecho aparecer a su gobierno como represor y a los victimarios
como las víctimas, cuando las cosas eran al revés. AGHPEM, Ramo Gobernación, Subramo
Conflictos Políticos, caja 1, exp. 25.

122
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

política [… ahora] querían matarnos […] porque no nos hemos


querido afiliar al partido de ellos […] Mi casa era de madera y la
valorizo en diez pesos […]”.16
El capitán Salvador V. y Sánchez Martínez confirmaron estos
hechos al agente del ministerio público. El 18 de junio informaba
que “mujeres y niños han quedado a la intemperie y sin lo más
indispensable para sus necesidades”. Pedía que se castigara a los
responsables de estos hechos que “por incompatibilidad de
ideologías recurren ha atentados de salvajismo” [sic].17 En otra
misiva del 28 de junio al jefe de la 24ª Zona Militar, correspondiente
a Michoacán, hacía un balance de las consecuencias que se
suscitaron a raíz de los incidentes del once de ese mes:
La situación ha llegado a los límites de la imprudencia hasta
estos últimos días en lugares inmediatos hasta inclusive los más
apartados de esta región, notándose el antagonismo de grupos que
ha degenerado hasta el extremo de cometer actos de acción directa
de unos contra otros, sin medir las consecuencias y mucho menos
importarles lo delictuoso de sus procedimientos; en las rancherías
de “Los Alzati”, “Laguna Verde” y “San Cristóbal” y otras más que
han recurrido como medio a la violencia, represalias y venganzas,
incendiar algunas casas, sin permitirles a sus moradores alguna
gracia, en tal virtud estos han quedado a la intemperie y sin lo más
indispensable […] siendo las víctimas ancianos octogenarios,
mujeres y niños [… pues los hombres que hubieran podido
protegerlos] andan si no huyendo, si refugiados en los montes,
rancherías o pueblos […] como causa de las persecuciones […] Las
Autoridades son de un grupo de los antagónicos [… y proceden
con] completa parcialidad […].18
A pesar del terror en el campo, muchas comunidades adheridas
a la Junta se negaron a desafiliarse de ella, pero otras, como la de

16
AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro, Penal, 1933, legajo 3,
exp. 82.
17
AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro, Penal, 1933, legajo 3,
exp. 82. También los militantes de la Junta respondieron con balaceras nocturnas e incendio
de casas de sus enemigos, AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro,
Penal, 1933, Legajo 2, exp. 89.
18
AGHPEM, Ramo Gobernación, Subramo Conflictos Políticos, caja 1, exp. 25.

123
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Macutzio, pidieron “que ya no se les persiguiera que estaban


dispuestas a unirse” a los agraristas “para evitar divisiones”.19 No
obstante los enfrentamientos no cesaron e incluso impactaron a
otros municipios de la región como Tlalpujahua, Queréndaro,20
Jungapeo, Susupuato, Tuxpan.21 El 24 de noviembre de 1933 la Junta
logró que el juez del distrito de Zitácuaro ordenara la destitución
del presidente municipal Enrique Reyna, por “violación de las
garantías individuales” de una propietaria de un molino de
nixtamal.22 Apoyada por el gobierno de la entidad, la Junta se
apuntaba con ello una importante victoria.
Luego del triunfo de Cárdenas en la presidencia de la república
en 1934, llegaron al ejecutivo estatal gobernadores abiertamente
agraristas (como Rafael Sánchez Tapia y Gildardo Magaña). A pesar
de ello, en la década de 1930 la violencia faccionalista en las
regiones no cesaría. Pero ¿Cuál era la lógica hacia la que apuntaba
esta clase de conflictos? ¿Qué los detonaba y porqué en algunos
casos la violencia solía ser encapsulada, mientras que en otros era
más difícil? En mi opinión, ello tiene mucho que ver mucho con la
forma en que penetra el Estado en las regiones y el tipo de
mediaciones políticas que se generaron.

Violencia y faccionalismo en las regiones (1920-1940)

Entre 1920 y 1940, la mayoría de las comunidades campesinas


estaban apenas comunicadas por brechas o caminos de mula,
muchas sin escuela y a veces hasta sin templo. De este modo, los
movimientos sociales regionales que aparecen desde la década de
1920, como la Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas del

19
AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro, Penal, 1933, legajo 3,
exp. 82, declaración del juez de la tenencia de Los Alzati, Leocadio Martínez, 3 de agosto de
1933.
20
AGN, Fondo Dirección General de Gobierno, caja 61-A, exp. 2.331-9(13).6, Luis Mora Tovar
a Secretario de Gobernación, 2 de septiembre de 1933.
21
AGN, Fondo Dirección General de Gobierno, Serie Asesinatos, caja 40, exp. 2.012(13)-4. 35,
Federación Agraria y Sindicalista Distrital de Zitácuaro a Secretario de Gobernación, 7 de
septiembre de 1933.
22
AHPJM, Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Zitácuaro, Penal, 1933, Legajo 2,
exp. 47.

124
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

Estado de Michoacán (LCSAEM), fundada el 15 de diciembre de 1922,


encabezada por Primo Tapia, que organizó a las comunidades
agrarias de la Meseta Tarasca y la ciénaga de Zacapu, o el caso de
la CRMDT, se convierten en una mediación indispensable para que
el silencio fragmentado de los pueblos campesinos pueda ser oído
por los tomadores de las decisiones públicas.
Para entender la forma en que cristalizará el movimiento
campesino en Michoacán (o bien en que será bloqueado) debe
atenderse a las balanzas de poderes que imperan en cada región, y
no sólo entre las facciones locales en pugna, sino también al interior
de las organizaciones agrarias. En ello radica la clave para
comprender la naturaleza de los movimientos populares, de los
líderes regionales que terminan articulándose en la coalición
cardenista que irá cristalizando en los años veinte y treinta, así como
el problema de la violencia faccionalista. Dada la falta de espacio,
aquí sólo me detendré brevemente en algunos casos que ayuden a
ilustrar nuestra problemática.
En una misiva del 24 de agosto de 1938 enviada desde la ciudad
de San Luis Potosí, Jesús Ruiz Béjar, que junto con su hermano
Emigdio fungía como uno de los principales líderes del agrarismo
en la región de Taretan, Michoacán, exponía a Enrique Melgoza, a
la sazón regidor agrarista, cómo veía al conjunto de grupos
organizados en la federación agraria regional (comunidades,
cooperativas ejidales, ligas femeniles, grupos juveniles y sindicatos).
Primero, le señalaba que festejaba el triunfo que recientemente
sus compañeros habían obtenido sobre la facción católica al impedir
las manifestaciones religiosas y lograr la expulsión del cura Telésforo
Gómez Nava. Y agregaba:

[...] siento también satisfacción porque esos mismos compañeros sa-


ben defender sus conquistas que hasta sangre han costado, y de aquí
se desprende que en la Lucha Social nadie hace falta porque recorda-
rás que cuando me vine a ésta [ciudad] decían los compañeros que sín
mí [sic] acabaría todo y que el enemigo los desplazaría y dominaría,
todo esto por un error y por considerar que en la marcha de la Revo-
lución los individuos son indispensables, pero los resultados pronto

125
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

se vieron y quedarás convencido que las Organizaciones saben defen-


der sus derechos cuando se ven amenazados.23

La carta finalizaba recordándole a Melgoza la necesidad de que


“con frecuencia los Munícipes [regidores] celebren sus acuerdos a
fin de tener un control absoluto en la cuestión oficial y que el
presidente [Municipal] como Autoridad sirva para hacer cumplir
las disposiciones de los primeros únicamente y no como
Autónomo”. Como puede observarse, esta misiva revela una plena
conciencia por parte de los líderes del valor del nuevo recurso que
la revolución había expandido por el campo: las organizaciones
agrarias que transcienden a los individuos. Lo cual contrasta, como
ha observado Katz, con las formas decimonónicas de movilización
del campesinado que se mostraban ineficaces cuando no contaban
con el apoyo de caciques y caudillos, o bien al no disponer del
control de las autoridades locales.24
Empero, no en todas las regiones michoacanas las acciones
colectivas del campesinado agrarista pudieron evolucionar en la
dirección de la de Taretan: construcción de una organización fuerte
que sirviera como un foro para dirimir diferencias entre sus
miembros de manera pacífica, evitando la violencia, a la vez que
pugnaba por la resolución de problemas del campesinado: acceso
a la tierra, agua, crédito, escuelas y cargos públicos para parte de
sus agremiados.
Por ejemplo, Luis González argumenta que si bien en la tenencia
de Ornelas –cuya cabecera era san José de Gracia–, la “revolución
agraria” no fue “excesivamente mortífera o ruda”, en comparación
a otros pueblos vecinos –como el de Mazamitla–, ello no libró al
pueblo de una espiral de violencia que se extendió hasta los
primeros años de la década de 1940 y que aunado a “las maniobras
sucias que la escoltaron hirieron la moral pública”. Entre 1932 y
1936, salvo en una ocasión, la facción agrarista de la tenencia de
Ornelas, conformada por una coalición de líderes de cada una de

23
APIRB, Jesús Ruiz Béjar a Enrique Melgoza, 24 de agosto de 1938.
24
KATZ, Pancho, vol. II, pp. 186-87 y 212-13.

126
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

las doce rancherías que se sumaron al agrarismo, se hizo del poder


político, ocupando la jefatura de la tenencia. Pero pronto las armas
que habían usado contra los propietarios se volvieron contra ellos:
los líderes, al igual que los nuevos ejidatarios, se mataban entre sí.
“En 1935 y 1936 –afirma González– se registró el mayor índice de
homicidios en la jurisdicción de San José: 8 al año [...] Como el
grupo de Camilo Chávez se disgustó con Adolfo Ávila, se produjo
en plena plaza de San José, durante la noche [...] una balacera en
grande”. En 1936 fue asesinado en una de esas trifulcas el líder
principal del movimiento agrarista, Antonio Ávila.25
Cabe preguntarse ¿por qué en San José no pudo surgir una
facción agrarista fuerte? González sugiere que las divisiones entre
agraristas se debieron esencialmente a la forma en que se llevó a
cabo el reparto –la tierra no era mucha y los deseosos de tenerla
sí– y a las vendettas familiares. Sin embargo, al comparar el
movimiento agrarista en San José con el de otras regiones como
Taretan o el Bajío zamorano, destaca la falta de una organización
agraria efectiva y líderes fuertes capaces de dirimir las diferencias
entre agraristas por la vía no violenta.
El caso de Naranja, en el municipio de Zacapu, es parecido al de
San José de Gracia. Después de 1926 se suscitó una fuerte
competencia en Naranja entre dos facciones: la de los Caso y la de
los Ocampo. Entre 1926 y 1934 dominó la segunda facción y entre
1935 y 1945, la primera, que a largo plazo terminaría por ser la
hegemónica, hasta que su principal cacique, Elías Caso
(“Caracortada”), fue asesinado en los años sesenta. Paul Friedrich
ha pasado revista a la manera en que ésta última facción –que
reunía a una coalición de varios caciques, que se autonombraban
“príncipes”– conquistó y ejerció su poder.
El secreto del éxito de los Caso, a pesar de ser la facción
minoritaria de Naranja entre 1926 y 1934, fue haberse apoyado en
Lázaro Cárdenas y en sus antiguos enemigos partidarios de los
hacendados: los rancheros mestizos y peones acasillados –a quienes
los Ocampo nunca dejaron de oponerse–. El hecho de que un pueblo

25
GONZÁLEZ, Pueblo, pp. 189, 192-193 y 197-198.

127
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tan pequeño como Naranja haya llegado a tener desde 1926 tanta
influencia sobre la política municipal de Zacapu, según Friedrich,
obedece a que los líderes agrarios de la facción de los Caso lograron
lo siguiente:

[...] perdurables relaciones y ‘compromisos con políticos cardenistas


en todos los niveles [...] tales lazos políticos se articulan en función de
la amistad personal, compadrazgos, actividades masónicas, intereses
económicos comunes, una vaga ideología [agrarista], y varios factores
más; todos los cuales se han conjugado para hacer posibles los de
otra manera inexplicables éxitos e intrigas a alto nivel, y la casi total
libertad para actuar al margen de la ley que han marcado la carrera de
los cacique Caso. El papel político y la influencia de estos hombres
también se han debido, sin embargo, a la posición del pueblo en las
organizaciones políticas que sirven para unir al campesinado en la
región de Zacapu y del estado de Michoacán. La fuerza de estas
organizaciones campesinas se ha magnificado en correspondencia al
papel fundamental de la reforma agraria en la región.26

La anterior cita muestra que hay dos ámbitos fundamentales


que explican tanto el poder de los caciques de Naranja como su
capacidad de mediación: el de las relaciones informales con los
políticos cardenistas en las diferentes esferas del gobierno y el de
su control sobre las organizaciones agrarias de la región. Friedrich
ha explicado con gran detalle el primer aspecto, pero se ha referido
poco al segundo, lo que dificulta la comparación entre el papel
mediador del cacique y el del líder sindical (intermediario formal),
así como sus respectivas relaciones con las organizaciones agrarias.
No obstante, Friedrich considera que en Naranja los mecanismos
informales determinan el liderazgo y la política local, expresada
sólo en parte a través de las instituciones formales del gobierno.
Por ejemplo, aduce, en Naranja –como en muchos pueblos– los
dos órganos formales de gobierno son el jefe de tenencia (el “brazo
civil”) y el comisariado ejidal (el “brazo ejidal”). Si bien uno y otro
se eligen –el primero cada año, y el segundo cada tres– mediante

26
FRIEDRICH, Los príncipes, pp. 197-198.

128
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

procedimientos formales (elecciones y votos, que casi siempre son


hechos a mano alzada y en forma unánime), los temas y candidatos
son promovidos por el grupo caciquil dominante –y sólo en parte
recogen las preocupaciones locales–, los inconformes no asisten a
las asambleas o bien se abstienen de votar. Las discusiones se dan
en las calles o en las asambleas del pueblo, pero los caciques
siempre maniobran para que el día de las elecciones ganen sus
candidatos.27
De igual manera, los caciques naranjeños confían más en el uso
de la violencia para someter a los disidentes y a sus enemigos, que
apoyarse en sus organizaciones agrarias para resolver divergencias
internas o movilizarlas en forma pacífica hasta derrotar –no
eliminar– a sus enemigos. Por ejemplo, como argumenta Friedrich,
sintomáticamente el propio “príncipe” naranjeño con mayor cultura,
Camilo, “mantiene su puesto entre los sobrinos empistolados que
‘nunca fallan a Caracortada” –el cacique hegemónico–. “De hecho,
sus actividades pasadas y presentes han hecho de Camilo algo
insensible respecto al homicidio político: ‘[...] así es como hacemos
la política –declaró Camilo a Friedrich–, matamos, y todos eso’”.28
El uso de la violencia por parte de los príncipes de Naranja –al
igual que ocurriera en la Cañada de los Once Pueblos, ubicada en
Zacapu–, no sólo era para “ahorrar discusiones” (la frase es del
cacique de la Cañada, Ernesto Prado), sino que se convirtió en un
recurso “casi normal” en la vida pública de los naranjeños y en las
relaciones interpersonales, dando lugar a frecuentes vendettas por
motivos de honor o de virilidad. Si bien esa violencia surge en el
“período heroico” de la lucha por la tierra contra los hacendados,
una vez alcanzada la reforma agraria en 1926, se vuelve contra los
propios agraristas en “una agotadora lucha de facciones” –por ello
Friedrich ha llamado a esta fase libido dominandi–.29

27
FRIEDRICH, Los príncipes, pp. 197-198.
28
FRIEDRICH, Los príncipes, p. 65.
29
FRIEDRICH, “A Mexican”, pp. 205-206, señala: los ciudadanos naranjeños y sus líderes ven el
homicidio como un recurso “normal, como una dimensión inevitable de la política,
particularmente porque las obligaciones de amistad y parentesco”, que son muy fuertes
entre los naranjeños, “provocan la vendetta asociada a fuertes pasiones y celosos códigos
de moralidad”.

129
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Es cierto que estas dos fases de la violencia que observa Friedrich


tienden a manifestarse en diferentes partes de la entidad. Pero uno
de los aspectos que distingue a los actores agraristas de una región
a otra, es tanto el grado en que ésta ocurre, como la manera en
que intentan contrarrestarla. A pesar de que los caciques naranjeños
construyeron organizaciones agrarias poderosas a nivel regional,
sin embargo, la forma en que eran utilizadas por sus líderes
contrasta con las de Taretan y el Bajío zamorano. Los líderes
agraristas de éstas dos últimas regiones si bien no rehusaron a la
violencia para defenderse de sus enemigos –la organización de
“defensas sociales” tenía tal objetivo– generalmente lo hicieron
en forma defensiva más que ofensiva. Para derrotar a sus enemigos
apostaron sobre todo a la construcción de organizaciones agrarias
fuertes, capaces de limar los conflictos internos en forma pacífica:
la expulsión de la organización o el desparcelamiento ejidal eran
los mecanismos principales para disciplinar o deshacerse de los
disidentes, más que su eliminación física. En estas dos regiones
una adecuada gestión de las organizaciones agrarias parece ser, en
gran medida, la clave para que los Ruiz Béjar en Taretan y Juan
Gutiérrez Flores en Zamora figuren en la década de 1930 como los
principales intermediarios políticos en sus respectivas zonas de
influencia.
Así, en la región de Zamora una de las más importantes
instancias en la vida de los ejidos era la federación agraria regional,
encabezada por Juan Gutiérrez Flores, adherida a la CRMDT. Esta se
divide en 1936 en dos facciones rivales, una de ellas encabezada
por el gobernador de la entidad Gildardo Magaña (1936-1939), a
la cual se une Gutiérrez Flores.
Una vez que el sindicalismo agrarista logra arrebatar la mayor
parte de las tierras a las haciendas del Bajío zamorano, con el
reparto de junio de 1936, hay indicios del estallido de frecuentes
conflictos al interior de la federación agraria que toman la forma
de una embestida de los comisariados ejidales de varias
comunidades contra las ligas femeniles y antialcohólicas locales.
En este contexto, Gutiérrez Flores sugería a los grupos integrantes
de la federación que tenían conflictos entre sí que discutieran sus

130
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

diferencias para llegar a acuerdos, fortaleciendo de ese modo la


unidad de la organización. Pero en otros casos, ahí donde veía
disidencia y la sombra de las facciones rivales amenazando su poder,
no dudaba en tomar medidas drásticas, más no violentas: el
desparcelamiento, la expulsión inmediata de los ejidos y de la
federación.30
Asimismo, ante el peligro latente de que sus enemigos,
particularmente la facción antimagañista, pudieran penetrar en los
ejidos, Gutiérrez Flores trató de persuadir a los comisariados ejidales
para que trataran de integrar en los ejidos a los campesinos que
aún no habían recibido tierra y que eran cercanos a la línea de la
federación regional. En ese sentido, por ejemplo, se dirigió al
presidente del comisariado ejidal del poblado de Ario de Rayón:

[...] me permito manifestar a usted que sería conveniente la acepta-


ción del acomodamiento de estos compañeros [de campesinos sin
parcela] como una medida venefica [sic] para esa misma comunidad,
en virtud de que hay el peligro en que al cambio de Gobierno pueda
surgir nuevamente la agitación entre elementos antagónicos de ese
poblado que ha venido representado un grupo de Tránsfugas [se refe-
ría a los antimagañistas] de la Revolución, que todas sus tendencias
han sido destruir las tendencias sociales de esa Comunidad y de la
Liga de mujeres revolucionarias [...] después de haber estudiado dete-
nidamente el problema que puede presentarse a esa Comunidad he-
mos llegado a esta conclusión, en que una vez que se haga la coloca-
ción de elementos de Rinconada [los agraristas sin tierra] sin afectar
intereses de ejidatarios de ese ejido, se puede considerar a estos com-
pañeros de Rinconada como una Vanguardia de ustedes mismos, y
cuando los elementos anti-revolucionarios pretendan hacer sus mo-
vimientos como siempre cada vez que hay cambio de Gobierno, en-

30
En algunas ocasiones se aplicaban tales medidas sin mayores argumentos. Por ejemplo,
en marzo de 1937 a Víctor Miranda se le expulsó del ejido y se le quitó la parcela que trabajaba.
Juan Gutiérrez Flores solicitando al departamento agrario que aprobara esta acción, la
justificaba señalando que se le expulsaba por “indigno de pertenecer a la Comunidad”. APJGF,
Juan Gutiérrez Flores a delegado del departamento agrario, Gustavo Martínez, 4 de marzo
de 1937.

131
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tonces ya la Comunidad de ustedes se encuentra reforzada por ele-


mentos de filiación netamente revolucionaria [...].31

Las diferencias entre las anteriores trayectorias del agrarismo


michoacano se deben, sin duda, a la forma en que se dirimió la
lucha por la tierra en cada región, pero también expresan diferentes
balanzas de poder al interior de cada organización entre sus bases
y sus respectivos brokers. En San José de Gracia y en Naranja los
brokers se imponen claramente a las bases y son arrastradas a un
ciclo de violencia tanto interior como exterior a sus respectivas
organizaciones. En cambio, en Taretan y en Zamora, la balanza de
poder no es tan desfavorable para las bases. Ello permite no solo
que sus intereses sean más escuchados sino también que haya
mayor unidad en sus filas y que la violencia sólo se use ante sus
enemigos. En estas últimas sus líderes son capaces de hacer
funcionar a la organización por medio del consenso más que por la
coerción.
Como puede apreciarse, en el período 1920-1940 las violencias
por motivos agrarios, políticos o religiosos fueron las más
socorridas.32 En cambio, en el período 1940-1980, si bien estas
violencias no desaparecen del todo, de manera gradual serán
eclipsadas por una violencia más mercenaria. El caso del distrito
de Coalcomán permite ilustrar esta nueva tendencia.

31
APJGF, Carta de Juan Gutiérrez Flores al presidente del comisariado ejidal de Ario de Rayón,
21 de agosto de 1940. Consejos parecidos daba Gutiérrez Flores al comisariado ejidal de la
comunidad de Etúcuaro, municipio de Tangancícuaro, 19 de febrero de 1941.
32
Otro buen ejemplo de esa violencia político faccional que dividía a las regiones michoacanas
entre opositores al reparto de tierras y agraristas, es el caso de Huetamo. La familia Sánchez
Pineda, conformada por cuatro hermanos, había logrado mantener su cacicazgo desde la
década de1920 –uno de ellos, Sidronio Sánchez Pineda, fue incluso gobernador interino de
Michoacán entre 1922 y 1924–. Cuando irrumpen los núcleos agraristas en Huetamo fue
esa familia la que encabezó a los hacendados y rancheros de la región contra los campesinos
peticionarios de tierras, mismos que a su vez formaron Defensas Rurales. Por ejemplo, en
septiembre de 1931 el expresidente municipal J. David Tellitud, quien había promovido el
primer reparto de tierras en el municipio, fue asesinado. Pero uno de los enfrentamientos
que más llamó la atención de la prensa local y nacional fue el del 1 de junio de 1940, un día
antes de que se celebraran las elecciones presidenciales y para gobernador. La familia Pineda
apoyó a Juan Andrew Almazán y los agraristas a Manuel Ávila Camacho. Ese día se había
llevado a cabo una manifestación almazanista, “que alcanzó caracteres subversivos”. Las
autoridades locales, apoyadas por las Defensas Rurales acudieron a desarmar a “los

132
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

Otras caras de la violencia en 1940-1980: delincuencia y trasiego


de enervantes

La región michoacana donde más intensa se manifestó la violencia


ligada a la delincuencia y al tráfico de enervantes es la del suroeste,
especialmente en el distrito de Apatzingán y el de Coalcomán. Aquí
me ocuparé de este último.33
La violencia en el distrito de Coalcomán tiene raíces profundas,
algunas de las cuales se remontan al siglo XIX (o incluso más allá):
una debilidad infraestructural del Estado para penetrar en términos
hegemónicos en la región y garantizar el derecho a la seguridad
pública;34 rivalidades entre pueblos indígenas por linderos de
tierras,35 invasiones de propiedades comunales por rancheros
mestizos que arribaron a la región en diferentes oleadas migrato-
rias;36 un elevado grado de aislamiento de la zona37 que, aunado a
la debilidad de las instituciones, propició la emergencia de un
habitus violento para resolver cualquier clase de disputas. El estallido
de la revolución de 1910 trajo otros trastornos. Primero, auge del
bandolerismo, pistolerismo y mayor inseguridad.38

escandalosos, pero éstos parapetados en casas, bancas y árboles hicieron una verdadera
carnicería, de la que resultaron muertos diez miembros de la defensa de Chumbítaro”, SÁNCHEZ,
Memoria, p. 231. Diversos enfrentamientos violentos entre pinedistas y agraristas se siguieron
suscitando en toda la década de 1940 y no bajaron de tono hasta que el ejército logró
despistolizar a ambas facciones en noviembre de 1951. Un buen relato de esos hechos,
aparece en SÁNCHEZ, Memoria, pp. 239-249. También véase OIKIÓN SOLANO, Michoacán, 1993.
33
En el período analizado aquí, además de Coalcomán, que fungía como cabecera del distrito,
los otros municipios que lo conformaban eran Aquila, Chinicuila, Coahuayana y Aguililla.
34
Intentando resumir la evolución de la sociedad en la zona desde el siglo XVIII hasta la primera
mitad del XX, COCHET, Alambradas, p. 145, señala: “El surgimiento y el desarrollo de esta nueva
sociedad agraria se dieron al margen de cualquier estado de derecho y gracias al recurso
sistemático a la violencia. Tras las matanzas perpetradas contra la comunidad indígena de
Coalcomán [en el siglo XIX] vino una violencia más difusa y esporádica, pero no menos constante”.
35
MONROY, Nahuas; GLEDHILL, Cultura; FIGUEROA, “Conflicto”; MARÍN, “Pesca”; GONZÁLEZ, “Problems”.
36
La primera de ellas en el siglo XVIII, la segunda a fines del XIX y la tercera entre 1900 y 1920.
COCHET, Alambradas, pp. 37-67; MEYER, Cristiada, vol. III.
37
El aislamiento y los caminos difíciles de transitar hasta la primera mitad del siglo XX,
propiciaron que en diferentes momentos haya sido lugar de refugio para diversos tipos de
gente: tras la Independencia en 1821, para personas que abandonaban los campos de batalla
en las regiones más pobladas del norte y este; para una gama de criminales y bandas
republicanas que hacían frente a los franceses e imperialistas que ocuparon la entidad. ANDA
DE, “Informe”, pp. 173-174; MEYER, Cristiada; SÁNCHEZ Y CARREÑO, “El movimiento”; BRAND,
Coalcomán; ARREOLA, Coalcomán.
38
OCHOA, La violencia.

133
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Luego, el estallido de la Cristiada (1926-1929) 39 provocó


enfrentamientos entre grupos de rebeldes y Defensas Rurales; en
la década de 1930, la reforma agraria suscitó más conflictos, algunos
de los cuales desbordaron a las instituciones. Sin embargo, sólo en
el período 1940-1980 se puede apreciar el entrelazamiento de esas
viejas formas de violencia con otras nuevas, como las provocadas
por el cultivo y trasiego de enervantes.
El gobierno estatal y el federal si bien se empeñaron en encauzar
institucionalmente la conflictividad social en la región y en abatir
el flagelo de la violencia, sus esfuerzos fueron insuficientes. Lo cual
es un claro indicador de la debilidad infraestructural del Estado en
el distrito de Coalcomán.40 Además, en la medida en que el reparto
agrario en esta zona fue muy débil,41 no emergieron fuertes líderes
de masas (brokers formales) afines con la ideología estatal y capaces
de promover la centralización del poder político de acuerdo a un
modelo clientelar corporativo, como ocurrió en Taretan o el Bajío
zamorano, sino caciques de fuerte raigambre católica, muchos de
los cuales habían sido líderes de la Cristiada, como la familia Guillén
o Ezequiel Mendoza Barragán, celosos por mantener el orden social
cristiano por el que se habían sumado a la rebelión.42 El Estado
pactó con ellos en 1929, para poder pacificar la zona donde más
virulencia había cobrado la Cristiada. A muchos de ellos se les
permitió conservar el liderazgo de la Defensas Rurales y el control
de los ayuntamientos.43

La ola delincuencial

Si bien las antiguas formas de violencia tuvieron por protagonistas


principales a comunidades indígenas y poblados mestizos, la

39
De hecho, el distrito de Coalcomán se convirtió en el principal foco cristero del país. MEYER,
Cristiada, vol. III, pp. 155-157.
40
Al respecto, véase MANN, “La crisis”.
41
COCHET, Alambradas, dice que sólo se repartió el 1% del territorio.
42
GLEDHILL, Cultura; MEYER, Cristiada; PURNELL, Popular Movements; COCHET, Alambradas. Quizá
el caso más representativo del cacicazgo en esta región sea el de la familia Guillén. Un análisis
más detallado de ese cacicazgo aparece en GLEDHILL, Cultura, pp. 276-280 y ALARCÓN, Pómaro.
43
GLEDHILL, Cultura; PURNELL, Popular Movements; MEYER, Cristiada; COCHET, Alambradas.

134
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

delincuencial es llevada a cabo por bandas organizadas o


delincuentes individuales que no dejaban de azolar a la región. Las
modalidades de esta violencia incluyen robos a hogares y
comercios, secuestros, abigeo y asesinatos. También es posible
apreciar una zona gris en la que se entrelazan diversos funcionarios
locales, agentes judiciales e incluso algunos jefes de partidas
militares que suelen entenderse con las gavillas que operaban en
la región.
El 26 de mayo de 1945 el presidente municipal de Aquila hizo
saber al gobernador de la entidad que “ayer por la mañana un grupo
de individuos armados” encabezados por los hermanos Andrés,
Salvador y Fidel Gutiérrez Mendoza, vecinos de Maquilí, “asaltaron
a unas familias y miembros de la Sociedad Cooperativa de Pequeños
Productores de Sal […] asesinando al Obrero Salinero Francisco Díaz
Cisneros”. Aunque se logró dar muerte a uno de los asesinos,
afirmaba, como se carece de buena seguridad pública, “se temen
nuevos asaltos”. Pedía con urgencia la presencia de fuerzas
federales, “toda vez que la partida que encabezan los Gutiérrez si
no se les bate con energía hasta exterminarlos seguirán desolando
la región”. El 5 de julio de ese mismo año, el presidente municipal
de Aquila volvió a denunciar que la gavilla de los Gutiérrez, junto
con la de “los Mancilla”, el 13 de junio “asesinaron al sr. Elías Valdez
en la Zanja Prieta”. Reiteraba que los elementos que prestaban
auxilio como policía municipal no tenían armas y que el comandante
de la zona militar no había nombrado aun una partida de soldados,
“estando esta región completamente avandonada [sic] a merced
de los malhechores”.44
La Asociación de Pequeños Propietarios y Ganaderos de
Coalcomán, el 4 de julio de 1953 dirigió una encendida carta al
gobernador denunciando la presencia de otra gavilla, que
disfrazados de militares asolaba a la sierra. Primero habían asaltado
el domicilio del “compañero Miguel Mendoza Ochoa en el rancho
de Piedras de Lumbre”, “saquearon la casa llevándose todo lo de
valor” y secuestraron a su propietario, a quien luego dieron muerte.

44
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Aquila, caja 1, exp. s/n.

135
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Posteriormente, repitieron la acción en los domicilios de “los


compañeros Marcial y Agapito Ramírez”, a quienes se llevaron
secuestrados. De la casa de Rodolfo Mendoza, a quien plagiaron,
se “llevaron alhajas de la familia y 5 000” pesos en efectivo,
“producto de la venta reciente de una engorda de cerdos”. Luego
se internaron en la sierra. En el camino liberaron a Antonio Mendoza
para que fuera con los familiares a pedir rescate de cien mil pesos
por la vida de Agapito Ramírez. El jefe de dicha gavilla era “el
conocido bandolero Salvador Mendoza Madrigal”, misma que
llevaba tiempo siendo un azote en la sierra, pues además de abigeo,
“saquean, roban, asesinan y plagean [sic] a personas honorables
exigiéndoles préstamos hasta convertirse en un serio peligro” para
la población.45
Algo similar estaba ocurriendo en el municipio de Coahuayana,
donde una partida militar fue recibida a tiros, al tratar de
aprehender a una banda de delincuentes integrada por Adán Bravo,
Búlmaro Cuevas y Francisco Bravo, entre otros, por los “frecuentes
robos y asesinatos” que cometían. Los militares lograron la captura
de los mismos e hirieron al primero de ellos. Asimismo, Pablo
Mendoza y José Guizar, miembros de otra banda de asaltantes, el
7 de febrero de 1962 “dispararon sus armas sobre una camioneta
produciéndole noventa impactos”. Después del asalto los
delincuentes “dijeron haberse equivocado de vehículo y ese detalle
facilitó la aprehensión de los mencionados”, pero resultaron
muertos “al tratar de fugarse”. Además, el general Salvador Medina
Rangel, comandante del batallón 49, con sede en Apatzingán, se
quejaba de que el Agente del Ministerio Público de Coahuayana
estaba convirtiendo las consignaciones que recibía “en fuente de
ingresos personales”. Proceder que dio lugar a que el comandante
de la partida militar y la propia policía municipal del poblado,
“dejaran de prestarle su colaboración en la búsqueda de
delincuentes”.46
45
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Coalcomán, caja 1,
exp. 7.
46
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Apatzingán, caja 2,
exp. s/n, General Salvador Rangel Medina a comandante de la XXI zona militar, 31 de
diciembre de 1962.

136
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

En 1966 la comunidad indígena de Coire manifestaba que “desde


hace tiempo” se habían estado registrando “algunos asesinatos”,
sin que hasta la fecha se haya podido capturar a los delincuentes,
que se refugiaban en El Salitre de Estopilas. Además, en los meses
de abril y mayo de ese año hubo robos de “semovientes vacunos”.47
El 13 de noviembre de 1967 el presidente municipal de Aquila
envío un extenso informe al Agente del Ministerio Publico,
Raymundo Plascencia Téllez, detallando los delitos ocurridos en el
municipio. En el poblado de la Mina de la Providencia se registró
un asalto a mano armada por seis personas desconocidas en la
casa de Rafael Reyna, “saqueándole 2 pistolas… y un flower 22
automático”. En Maquilí, a José Chávez se le introdujo a su comercio
el delincuente Dimas Bustos Rivera, quien le robó alrededor de 600
pesos. Además, se ha comprobado que éste ha estado cometiendo
atracos en Coahuayana, Villavictoria y Coalcomán, “acompañado
de un grupo de maleantes que se hacen pasar por Agentes de la
Judicial”, sustrayendo en diversos domicilios armas, alhajas y dinero
en efectivo. A otra banda de delincuentes que operaba en Aquila
no se le había podido identificar porque se cubren el rostro con
máscaras de tela de mezclilla, pero la población sospechaba que el
cabecilla era José Acevedo Guizar del poblado La Palmita, municipio
de Aquila. Su modo de operar era caer por sorpresa en algún
poblado. Tras cada golpe sus miembros se dispersaban,
refugiándose en diversas rancherías con algún pariente. Luego,
“después de pasar los días se vuelven a reunir para dar un nuevo
golpe a cualquier ranchería […] de los Municipios circunvecinos”.
Todas esas bandas, concluía el escrito, “recaen en indefensos
campesinos que viven en partes alejadas de toda comunicación,
garantía y protección de la justicia”. Por lo cual, urgía el envío de
una partida militar.48
Lo anterior es una clara muestra de que la deficiencia
infraestructural del Estado (aislamiento de ciertas comunidades,

47
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Aquila, caja 2, exp. s/n,
Jefe de Tenencia Municipal de Coire a Procurador de Justicia del Estado, 8 de noviembre de
1966.
48
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Aquila, caja 3, exp. s/n.

137
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

falta de adecuadas comunicaciones y de “garantías y protección


de la justicia”), propiciaba olas delincuenciales.
Ese clima de inseguridad no frenó hasta bien entrados los años
setenta. El 6 de junio de 1979, numerosos vecinos de Aquila,
desesperados, solicitaron al comandante de la zona militar, el envío
de una partida de soldados, con la finalidad de que “restablezca y
conserve el orden y la paz pública en esta región”, que vivía
“amenazada por una plaga de individuos carentes de respeto,
ebrios, escandalosos y braveros, que hacen cuanto les viene en
gana”, aprovechándose de la debilidad e incluso de la “complicidad”
de la policía municipal. “Es desesperante presenciar actos de
individuos que sin ningunos miramientos de moralidad penetren
fortivamente [sic] a domicilios de gente humilde y siembren el
terror en sus moradores”. Enfatizaban que parecían vivir en una
época de “incertidumbre parecida a los tiempos” de José Inés
Chávez García, un famoso bandolero de la década de 1910. “En
suma, el cuadro de nuestra vida es doloroso y de un porvenir
desalentador. Somos víctimas de toda clase de abusos y atropellos.
Vivimos a merced de los maleantes”.49
A principios de la década de 1980, seguía habiendo indicios de
que las actividades delincuenciales estaban lejos de disminuir. Un
agente confidencial del gobernador Cuauhtémoc Cárdenas recorrió
cinco municipios de la zona y le rindió un informe poco alentador.
Tanto en Aquila como en Coahuayana, había un Agente del
Ministerio Público, Armando Rodríguez Bueno, que “protege a una
banda de maleantes, encabezados por Antonio Lazo”, que operaba
en el poblado de La Placita y en toda la región. Coahuayana y Aquila
se encontraban “a merced de los abigeos y asesinos, existe mucho
pistolerismo permitido por los elementos de la policía judicial”. El
presidente municipal de Coahuayana, informaba el agente,
solicitaba el envío de elementos de la policía judicial, pero que no

49
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Aquila, caja 5, exp. s/n.
El 21 de febrero de 1977, también el presidente municipal de Villa Victoria solicitaba al
gobernador una partida militar, “ya que es muy necesaria para guardar el orden dentro de la
población”. AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Aquila, caja
4, exp. s/n.

138
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

fueran “Agentes que nada más vayan a llenarse los bolsillos de


dinero, como ya ha sucedido dejando ciertas libertades a los
maleantes”. En suma, en lo que concernía a seguridad pública, en
los cinco municipios que fueron visitados (Aquila, Coahuayana,
Coalcomán, Chinicuila y Tepalcatepec) “se carece de organización
en las filas de la policía, razón por la cual no existe Seguridad
Pública” y en los casos de Coahuayana y Coalcomán, se descuidaban
mucho las cárceles, que estaban en pésimas condiciones.50

La lucha contra los enervantes

En la década de 1940 hay indicios de que empieza a generalizarse


el cultivo de enervantes en el distrito de Coalcomán. Comienza en
Aguililla, en el poblado Dos Aguas. La familia Valencia fue la pionera
en la introducción del cultivo de amapola y marihuana en Aguililla.
Sus herederos, décadas más tarde, formarían el cartel del Milenio.
De Aguililla, la siembra de enervantes se extiende a otros municipios
y a otras familias.51 En los años cincuenta el creciente cultivo de
enervantes en la región atrajo la atención del gobierno federal.
En 1959 arribó a Apatzingán el batallón 49, comandado por el
general Salvador Rangel Medina. Venía con órdenes del presidente
Adolfo López Mateos de combatir a las numerosas gavillas de
maleantes que operaban en el suroeste michoacano, así como para
realizar una campaña contra el cultivo y tráfico de enervantes en la
región. El biógrafo del general Rangel, quien tuvo acceso a sus
memorias y archivo personal, señala que la experiencia de Rangel
y sus tropas en el combate al narcotráfico era prácticamente “nula”.
“No existían antecedentes sobre ese tipo de campañas para analizar
y tomar lecciones, por lo que había que diseñar una estrategia
propia”. La etapa que estaba por comenzar con el tiempo sería
considerada como “la primera campaña del ejército contra el
narcotráfico”.52

50
AGHPEM, Fondo Secretaría de Gobierno, Sección Gobernación, Serie Aquila, caja 5, exp. s/
n, José M. Meza Robles a Cuauhtémoc Cárdenas, 14 de noviembre de 1981.
51
LEMUS, Tierra, p. 202.
52
VELEDÍAZ, El general, pp. 2269 y 2128.

139
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Al principio, Rangel sufrió algunos descalabros, al ser


emboscadas sus tropas en varios de sus recorridos por la sierra,
sufriendo algunas bajas. Pronto descubrió que quienes se dedicaban
al narcotráfico tenían amistades con caciques y algunas autoridades
locales. Se dio cuenta de que el batallón necesitaba de la ayuda de
informantes y guías conocedores del terreno, “que en lo individual
podían ser estimulados con armas o dinero para que se sintieran
unidos al personal castrense, sin que se les cuestionaran sus
antecedentes”, pues algunos habían sido delincuentes, o incluso
habían estado ligados al cultivo de enervantes.53
Rangel dividió a sus tropas en varias patrullas destinadas a
recorrer diversas comunidades y él se reservó las que estaban en
la zona indígena, las más incomunicadas y marginadas. A su llegada
a ellas, le recordaron que los militares ya habían estado en sus
poblados y terminaron como “incondicionales de los caciques”.54
Con miras a ganar el apoyo de la población, el general no dejó de
realizar con sus tropas cruzadas sanitarias, educativas y brindar
diversas clases de ayuda a las comunidades.
Localizar plantíos en las décadas de 1950 y 1960 era muy difícil,
pues no se disponía de helicópteros, ni de apoyo fotográfico. Los
sembradíos no solían estar a la vista, ni en lugares poblados.
Hallarlos implicaba llegar hasta el fondo de cortaduras y barrancas
en lo más recóndito de las montañas. Un método era seguir las
corrientes de agua en los acantilados, lo que implicaba enorme
desgaste de energía a fuerza de bajar y trepar pendientes y
desfiladeros. Y no pocas veces solían ser presas de emboscadas.55
Pero pronto, con la asistencia de guías locales, las tropas
pudieron detectar sembradíos de enervantes y pistas clandestinas.
En su estancia en el suroeste michoacano, Rangel escribió un boletín
mensual destinado a estimular la moral de sus tropas y a narrar las
actividades de las mismas, al que tituló Tres Palabras. A fines de
1962, afirmaba, que ese año “bien podemos llamarlo el de las
operaciones exitosas en todo lo que nos propusimos realizar en
todos sus aspectos”. En materia de enervantes se hicieron en la

53
VELEDÍAZ, El general, p. 2067.
54
VELEDÍAZ, El general, p. 2082.
55
VELEDÍAZ, El general, pp. 2158-2168.

140
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

sierra las operaciones Estopila, Marcelino, Chupamirto, Changunga,


Comanche, Amistad y Cardoso, que dieron como resultado la
destrucción de 157 hectáreas sembradas de amapola y de 21 de
mariguana, aparte “de los plantíos destruidos por sus propios
sembradores antes de nuestra llegada”. Y fueron más de 40 los
traficantes consignados. Además, se implementó “un sistema
pueblerino de espionaje” y varios soldados “volvieron a sus días
de huarache y calzón blanco”.56
Sin embargo, en el boletín número 11 de ese mismo año, Rangel
se lamentaba de que en Aguililla una patrulla militar iba camino a
destruir un plantío de mariguana de poco más de mil metros, pero
el encargado del orden dio el pitazo a tiempo y cuando llegaron los
soldados “sólo encontraron los troncos de las matas, pues ya les
habían quitado todas las ramas”. No sería la única muestra de
colusión entre autoridades locales y traficantes que hallaría Rangel.
En 1965 se quejaba de que se requería de mayor cooperación de
las dependencias oficiales directamente interesadas en el combate
a traficantes y maleantes. Exponía el caso de tres individuos que
habían sido aprehendidos por narcotraficantes, tras una larga
búsqueda y, en un tiempo menor al de su traslado y consignación,
fueron liberados. Ello ocasiona, expresaba, “que se debilite la moral
en las tropas y poca fe en la justicia por parte de la población,
además de que hace peligrar a los guías e informantes locales que
ayudan al ejército a realizar las aprehensiones”.57
A pesar de todo, el general consideraba que en su estadía en el
suroeste michoacano (1959-1965) se logró erradicar “la siembra
de enervantes”. Pero estaba lejos de ello. En 1973, por ejemplo,
fue descubierta en el rancho El Aguacate, Aguililla, una pista
clandestina que se utilizaba para transportar estupefacientes. A tal
descubrimiento se llegó luego de que una avioneta cargada con
marihuana sufriera un accidente, pereciendo el piloto norteamericano
que la conducía.58

56
VELEDÍAZ, El general, pp. 2269 y 2128.
57
VELEDÍAZ, El general, pp. 2269 y 2128.
58
AGN, Fondo SEDENA, Estado Mayor, Quejas, caja 85/77457/6, exp. 608-1974, General Jorge
Castellanos Domínguez, jefe de 21ª la zona militar, a secretario de la Defensa Nacional, 23
de diciembre de 1973.

141
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Un agente confidencial del gobernador de la entidad enviado a


la región en 1981 informaba que en la zona había “contrabando de
marihuana, madera, productos del mar […y] abigeato”. Para su
combate proponía mayores partidas militares. Otro informe
confidencial de un agente de la policía judicial de la entidad, tras
sus pesquisas encontró que había fuertes rumores de que el
presidente municipal de Chinicuila, J. Jesús García Esparza, “tenía
nexos con traficantes de drogas”, y aunque no pudo comprobar
nada, si encontró que en el rancho El Cipino y en la Barranca del
Mamey, había sembradíos de marihuana. Lugares donde radicaba
un compadre del presidente municipal, Everardo Rivera Birrueta,
que la población señala como “presunto traficante de drogas”.59

Consideraciones finales

Entre 1920 y 1940, la violencia se asocia estrechamente con la


disputa por la tierra, el poder político y la lucha por las conciencias
(la cuestión religiosa y educativa), mientras que entre 1940 y 1980,
empieza a cobrar mayor visibilidad una violencia ligada a la
delincuencia, abigeo y tráfico de enervantes. El bandidaje no dejó
de estar presente en el período anterior pero, con excepción de la
primera década que siguió a la revolución mexicana, no tuvo el
protagonismo que tendría después de 1940. De igual modo, la
violencia agraria no desaparecería después de 1940, pero no fue
tan intensa como lo fue en el período anterior. De tal suerte que
podemos hablar de oleadas de violencia que se suceden y
entrelazan en distintos campos con diferente intensidad.
Aunque aún requerimos de mayores estudios que profundicen
en la manera en que cada región michoacana ha experimentado la
violencia, las que hemos referido aquí parecen mostrar algunas
tendencias. Muchos aspectos de la violencia se relacionan con un
Estado que históricamente ha tenido fuertes limitaciones para
penetrar en términos infraestructurales (con un rostro hegemónico)
en cada región y hacerse del monopolio legítimo de la violencia,

59
VELEDÍAZ, El general, pp. 2269 y 2128.

142
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

garantizando servicios adecuados a la ciudadanía: especialmente,


los del imperio del Estado de derecho, protección a los bienes y a
la seguridad personal. En la primera mitad del siglo XX, en las
regiones en las que emergieron intermediarios capaces de construir
organizaciones de masas que resolvieran de manera pacífica sus
conflictos, como en Taretan o el Bajío zamorano, se promovieron
procesos de fusión del poder entre sus integrantes y se evitó un
faccionalismo que condujera a espirales de violencia; mientras que
en aquellas donde imperaron camarillas caciquiles (como en
Naranja, San José de Gracia o Coalcomán), fueron más propensas
a procesos de fisión del poder, al faccionalismo y a las vendettas.
Es decir, en las primeras, el Estado pudo aparecer con un rostro
más civilizador (hegemónico), mientras que en las segundas impera
su lado coercitivo. Estas últimas regiones, como enseña el caso de
Coalcomán, parecen ser más propensas a la emergencia de una
zona gris en la que se desarrollan redes entre actores gubernamen-
tales y no gubernamentales (empresarios de la violencia o bandas
delincuenciales) vinculadas al mercado de lo ilícito: robos a hogares
y comercios, secuestros, abigeo, asesinatos, trasiego de enervantes.
Las diferentes formas de violencia estuvieron profundamente
interrelacionadas y afectaron la vida cotidiana de la población
michoacana: misma que no dejó de sentirse atemorizada e insegura,
pues cada una de ellas atentaba contra sus bienes y su propia vida
o la de sus seres queridos. Por ello, como se observa en el distrito
de Coalcomán, junto con unas autoridades municipales claramente
rebasadas por el flagelo de la violencia, con frecuencia dirigen cartas
a las autoridades estatales y federales solicitando partidas militares
o, al menos, grupos de judiciales. No obstante, saben que las
partidas militares no bastan y que su presencia en los poblados
tiende a ser efímera, pues no alcanzan a cubrir al mismo tiempo
un territorio tan vasto y difícil de transitar. De ahí, que la población
se aferre a portar armas y a una cultura de la autodefensa. Es decir,
hay un círculo vicioso que conecta a los diversos tipos de violencia.
Círculo que era muy difícil de eliminar mientras persistiera una
marcada debilidad infraestructural del Estado.

143
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Si bien el Estado se valió de diferentes instrumentos para


tratar de encapsular las olas de violencia de manera institucional
en la región (dotaciones agrarias, envío de partidas militares o
agentes judiciales), a principios de la década de 1980 sus esfuerzos
parecen haber sido insuficientes. El agudizamiento de la crisis
económica en la que entró el país partir de los años ochenta, así
como una mayor fuerza adquirida por la delincuencia organizada,
en especial la vinculada al tráfico de enervantes, hallaron un buen
caldo de cultivo en el distrito de Coalcomán para que la violencia
continuara permeando el tejido social.

Fuentes consultadas

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Fondo: Gobernación/Dirección General de Gobierno.
Fondo: Presidentes/Obregón/Calles, /Lázaro Cárdenas
AGHPEM Archivo General e Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de
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AHCEM Archivo Histórico del Congreso del Estado de Michoacán
AHPJM Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de Michoacán,
Juzgado de Primera Instancia, Distrito de Zitácuaro, Penal
APIRB Archivo Particular Idelfonso Ruiz Béjar
APJGF Archivo Particular Juan Gutiérrez Flores

144
LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN (1920-1980)

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146
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO:
LA SUPREMACÍA SIMBÓLICA DEL NARCOTRÁFICO Y LA
APARENTE DESAPARICIÓN DE LOS DEMÁS TIPOS DE VIOLENCIA

Carlos Noyola1
INVESTIGADOR INDEPENDIENTE
Miguel Ángel Urrego2
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS-UMSNH

El tránsito al siglo XXI se caracteriza por la emergencia de nuevas


maneras de ejercer la violencia, las cuales se superponen a los viejos
escenarios sangrientos que Latinoamérica había padecido
históricamente. La consolidación de una narrativa que coloca a la
guerra contra las drogas en el centro de las estrategias de seguridad
por parte de los países de la región, ha significado una reformulación
de los marcos jurídicos y las estrategias de colaboración entre los
países. A la par, los cárteles de las drogas se han vuelto el elemento
explicativo de los diversos escenarios de violencia que viven algunos
países latinoamericanos y los gobiernos locales han venido
construyendo nuevos marcos jurídicos que reducen las libertades
de los ciudadanos con el pretexto de la guerra contra el crimen
organizado.1
La narrativa de la lucha contra el narcotráfico y todo lo que se
organiza a su alrededor, como la industria de la seguridad y la
intervención directa de Estados Unidos en las estrategias de los
países latinoamericanos en contra del narcotráfico, construye de
manera paralela una visión sobre la violencia que trastoca viejas
categorías presentes desde el siglo XIX.2 La violencia que se genera

1
CALVERIO, Violencias.
2
Un punto interesante que conecta a algunos enfoques antropológicos y las neurociencias
está en el valor que se le otorga a la narrativa como elemento fundamental para la
construcción de significados. Antonio Damasio señala que para que el sujeto pueda actuar

147
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

alrededor de la guerra contra las drogas despoja al concepto mismo


de cualquier sentido de reivindicación o transformación, se vuelve
una batalla que no tiene un claro objetivo, pero que establece
nuevas formas de violencia ejercidas por el Estado.
El lugar que ocupa el mercado de la droga en esta nueva narrativa
también es fundamental para entender el tipo de violencia que ha
tenido lugar en Latinoamérica desde la década de los ochenta del
siglo pasado. La droga se inscribe en una lógica del mercado, pero
a diferencia de otros objetos que se regulan por las leyes de la
oferta y la demanda, el mercado del narcotráfico introduce una
variable al costo final del producto: el factor de riesgo. La droga
incrementa su valor a medida que el riesgo en su producción,
trasiego y venta aumenta. De esta manera, la actividad del
narcotráfico genera un mayor margen de ganancia para el que
decida asumir los riesgos propios de esta actividad justo en el
momento en que se lanza una mayor ofensiva por parte del Estado
y se vuelve una actividad más peligrosa de ejercer.3 El mercado de

de manera eficaz en la realidad, necesita encontrar estructuras más o menos permanentes.


Un mundo en constante trasformación impediría la codificación de la realidad y la
construcción de sistemas de creencias bajo las cuales se pudieran organizar los actos y
planificar a futuro. De esta manera, las prácticas instituidas, los rituales o códigos de conducta,
formando estructuras permanentes en las cuales siempre está presente un elemento
trascendente, un Gran Sujeto que legitima desde una exterioridad la narrativa misma,
permiten lidiar con las contingencias de la existencia. A través de las costumbres que se
transmiten de generación en generación en forma de estructuras narrativas, los sujetos son
integrados en la historia de una comunidad, en las tramas y obligaciones familiares. La
construcción de narrativas mediatiza la relación del sujeto con el otro e integra en un relato
las experiencias complejas que presenta la realidad, como son el nacimiento, el ser parte de
una genealogía, el lugar que se ocupa en esas tramas familiares (es decir, el sexo, la vida y la
muerte), y las estructura en una trama coherente. La narrativa permite al sujeto actuar sin
que estas experiencias lo desborden, pues incluye una serie de categorías con las cuales
interpreta la realidad y bajo las cuales el sujeto organiza su experiencia cotidiana. El
narcotráfico y la violencia en México, desde estas lecturas, puede ser una narrativa que se
ha ido consolidando en las últimas décadas, la cual no tiene una correlación causal con la
pobreza, y que se presenta, por lo tanto, como un complejo entramado de prácticas y
creencias con las cuales se construye un horizonte de sentido (narcocultura). A falta de grandes
proyectos políticos o económicos, pues hasta donde se alcanza a ver, de momento no hay
nada que sustituya a la democracia y al capitalismo y se construya una relación distinta con
el mundo y el otro, el narco se vuelve una narrativa que le da a un segmento de la población
las coordenadas de la existencia, entre ellas cómo vivir y morir. Ver: DAMASIO, Y el cerebro;
YÉBENES ESCARDÓ, Los espíritus.
3
Salvador Maldonado Aranda establece una relación entre el surgimiento y crecimiento del
narcotráfico en México y las trasformaciones agrarias y los cambios en las materia de política

148
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

la droga, por lo tanto, forma parte de una dinámica capitalista que


se integra en todos los ámbitos económicos de un país y, de este
modo, en una dinámica global.4
El negocio de la droga está inscrito en una época marcada por
una búsqueda del placer sin demasiadas restricciones, de ahí que
una guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado declina
cualquier ideal de trasformación o idea girando a un futuro
probable. Surge así una contradicción entre los esfuerzos de las
instituciones por erradicar o combatir las drogas, por un lado, y la
compleja articulación que éstas tiene en el funcionamiento del
sistema capitalista, en su versión neoliberal, siendo una de sus
características la despolitización de todo el espacio público y la
desarticulación de todas las instituciones que se opongan a la libre
circulación de las mercancías.5 No solo es la narcocultura como
construcción de narrativas que sustituye la figura del héroe por la
del narcotraficante y que organiza el campo de las creencias
colectivas, en el cual se terminada aceptando como válida una vida

económica implementadas por los gobiernos neoliberales, que provocaron el abandono del
campo y la venta de las antiguas tierras ejidales y la consecuente utilización de rutas e
infraestructura utilizada para el cultivo legal en una actividad destinada a la siembra de
Mariguana y semilla de amapola, especialmente durante el sexenio de Carlos Salinas de
Gortari. Véase: “Drogas, violencia y militarización en el México rural. El caso de Michoacán”,
Revista Mexicana de Sociología, 74, núm. 1, enero-marzo 2012, México, D.F.
4
En una nota aparecida en La Jornada, Roberto González Amador señala que el narcotráfico
genera para México alrededor de 600 mil millones de pesos al año, más que otras industrias
legales, y emplea a alrededor de un millón de personas, las cuales participan en la siembra,
traslado y venta de droga. El impacto que tendría un eventual triunfo del Estado contra los
cárteles de la droga tendría un efecto difícil de calcular, pero que apunta ser desastroso para
la economía mexicana. Véase “Economía del ‘narco’ genera 600 mil mdp cada año en México”,
La jornada, 11 de noviembre de 2018 en https://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/11/
11/economia-del-narco-genera-600-mil-mdp-cada-ano-en-mexico-5650.html [consultado el
14 de abril de 2019].
5
Gérard Wajcman señala claramente esta contradicción en la que se encuentra el combate
al narcotráfico, el cual está inmerso en la lógica del consumo marcado por la ley del mercado
y las restricciones que se instituyen de manera paralela, intentando frenar los efectos nocivos
que este consumo provoca a la salud. Mientras a nivel global hay un combate contra las
adicciones y las acciones de los gobiernos se ven centradas en una guerra en distintas escalas
contra el narcotráfico, ya sea a sus redes globales de distribución o su venta en las calles,
también tenemos una narrativa sobre la satisfacción de las mercancías y la eliminación de
las barreras que impiden gozar de manera inmediata de ellas. Nuestro mundo moderno ha
construido dos narrativas complementarias y opuestas, pero que en conjunto movilizan el
sistema capitalista en su desdoblamiento moderno en donde lo que sobresale es el mercado.
Véase: WAJCMAN, El ojo.

149
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

donde el riesgo inherente al narcotráfico es aceptable, lo cual se


traduce en una menor expectativa de vida, pero llena de lujos y
poder, sino que, adicional a la cultura propia del narcotráfico, se
complementa con la complejidad del consumo. El libre flujo de las
mercancías, impulsado por la adicción y el consumo, vuelve a las
drogas en un objeto que, al ofrecerse como una satisfacción
inmediata, mantiene al consumidor fuera de los intercambios
simbólicos y de la proyección a futuro. El mercado global de las
drogas trastoca la subjetividad al alterar los marcos de convivencia.
La adicción funciona como una sustracción a las construcciones
narrativas y a una temporalidad siempre girada a futuro, implícita
en las viejas narrativas.6
Manteniendo como soporte de la acción revolucionaria, la
violencia que tenía lugar durante las primeras décadas del siglo XX
construía la idea del héroe o el transformador social, el cual ofrecía
la posibilidad de identificarse y continuar con un legado en la
búsqueda de trasformar las condiciones de opresión y desigualdad
generados por un sistema económico o una situación de
colonización. La construcción en las últimas dos décadas del siglo
XX de una narrativa centrada en la guerra contra el narcotráfico ha
significado la irrupción de un nuevo tipo de violencia y la aparición
de nuevas formas de subjetividad.7

6
Las reflexiones que ha realizado Néstor Braunstein alrededor del campo de las adiciones
son importantes en tanto establecen la relación entre memoria, adicción y temporalidad. La
adicción es una enfermedad (así, tachado el término) de la memoria, un regreso a una etapa
o a un momento pasado, marcado por la nostalgia de un goce perdido. Véase: BRAUNSTEIN,
El goce; La memoria.
7
Hay elementos para considerar que dentro de la narrativa de la lucha contra el narcotráfico
se han venido incorporar otros discursos que comenzaron a ser relevantes a partir de la
Segunda Guerra Mundial y después de los campos de concentración, los cuales han colocado
a la víctima en el centro de sus reflexiones. La guerra contra el narcotráfico articula y le da un
nuevo horizonte a los discursos y reflexiones que surgieron alrededor de la intervención de
los países hegemónicos y las víctimas después de la segunda Guerra Mundial y la crisis que
se abre en el campo de las ideas con el llamado fin de los meterrelatos, es decir aquellas
grandes ideologías que organizaban el horizonte de sentido y permitían interpretar la realidad
y encaminar la acción social. El cambio más radical, entonces, tiene que ver con la manera
en que es considerado aquellos sectores de la población que quedan en medio de la violencia
ocasionada por la guerra contra el narcotráfico, las cuales se vuelven víctimas de esta guerra
atípica, dejando de lado otras categorías que revisten un carácter político. Nos interesa
señalar, de acuerdo a algunas reflexiones que ha hecho Manuel Cruz, que la incorporación

150
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

Algo que podemos subrayar es la manera en que la narrativa en


torno a la lucha contra el narcotráfico en México ha invisibilizado
otro tipo de violencia ejercida de manera estructural por el mismo
sistema capitalista bajo el cual se mantiene una situación de
extrema agresión en contra de las mujeres, violencia que además
se vive por cuestiones de pobreza, diferencias ideológicas o de
credo.8
La guerra contra el narcotráfico ha propiciado iniciativas para la
construcción de memoriales a las víctimas de la violencia, las que
sin embargo pronto quedan en el abandono y las víctimas en el
anonimato.9 No hay un relato que organice el campo de sentido
más allá de la identificación con el que ha sufrido. La política como
horizonte de acción que pretende incidir en la realidad para
transformar un estado de cosas, queda en suspenso frente a la
víctima. La temporalidad se trastoca cuando el futuro, como el
tiempo de la posibilidad y la transformación, queda anulado por la
memoria y la reparación del daño, los cuales de manera reiterada
voltean a un pasado que hay que reparar. Podemos considerar tres
grandes escenarios de violencia relacionados con el narcotráfico:
en primer lugar, la violencia que ejerce el Estado y que tiene como
objetivo afinar los métodos de control y coacción sobre la
población, al mismo tiempo que construye una industria basada
en la guerra contra el narcotráfico y las adicciones; está también la

de la víctima en los debates contemporáneos ha desalojado la vieja noción de héroe, abriendo


un nuevo campo para el análisis de la violencia, pero estableciendo al mismo tiempo un
campo semántico que declina cualquier acción política con miras a la trasformación de las
condiciones materiales y se decanta por una búsqueda de reparación del daño sufrido. El
paso del héroe, como sujeto que busca trasformar la realidad, hacia la víctima, como un
sujeto que es objeto de los infortunios y que los vive de manera pasiva, ha modificado la
expectativa de trasformación de la realidad, contribuyendo a la despolitización de la sociedad.
De cierta manera, la incorporación de estas categorías en esta guerra contra el narcotráfico
es solidaria de una nueva forma de subjetividad donde se pierde la cualidad de lo político, lo
que Agamben llama nuda vida y que será fundamental en los análisis que se están haciendo
sobre la violencia en el mundo contemporáneo. Véase: DUFOUR, El arte; CRUZ, Adiós.
8
RAMOS, SAUCEDO, y SALTIJERAL, “Crimen”; Revista Mexicana de Sociología [online]. 2016, vol.
78, núm. 4, en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S0188250320
16000400655&lng=pt&nrm=iso pp.655-684, [Consultado el 15 de abril de 2019].
9
SALDIVAR, “Memorial”, Proceso, 4 de junio 2018, en https://www.proceso.com.mx/536565/
memorial-a-las-victimas-de-la-violencia-un-tufo-a-guerra-a-despilfarro-y-lo-peor-a-olvido,
[consultado el 18 de abril del 2019].

151
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

incidencia que esta narrativa sobre el narcotráfico tiene en la


población que queda en medio de la guerra contra las drogas, es
decir, el efecto despolitizador que se ha construido alrededor de
una guerra contra el narco o la pérdida de referencias para participar
en un proyecto político de largo alcance que tenga como objetivo
la trasformación de una situación de opresión por parte del Estado;
finalmente, hay que mencionar la narcocultura o la narrativa que
está presente en la actividad misma del narcotráfico y que construye
el horizonte de sentido bajo el cual la vida del narcotraficante, sus
riesgos, es aceptada y reproducida por nuevos sujetos que se
integran a su producción simbólica, incluso así no estén ligados
directamente al negocio de la droga. Nos interesa en este trabajo
señalar la compleja articulación que hay entre las dos principales
formas de violencia.
La transición de una violencia donde había acciones que
buscaban cambiar las coordenadas simbólicas de la realidad hacia
una violencia atrapada en el pasado, sin expectativas por el futuro,
se fue gestando lentamente. Después de la Revolución mexicana,
la reivindicación de espacios democráticos y la lucha en contra del
régimen político que se instauró se bifurcó en dos grandes
escenarios marcados por los espacios urbanos y las áreas rurales.
En la historia de la violencia en México durante el siglo XX, los
aparatos de seguridad del Estado jugaron un papel importante en
la construcción de la narrativa que permitía identificar al enemigo
en turno. Desde el gobierno de Venustiano Carranza, en 1918, se
van conformando los aparatos de seguridad nacional.10 Los Servicios
de Inteligencia tenían como objetivo reunir información sobre la
situación política del país y de los actores que consideraban un
peligro para la seguridad nacional. De la lectura que se hacía sobre
las condiciones políticas y sociales del país se iba codificando la
imagen del enemigo. Hasta 1984 ese enemigo era interno y tenía
como objetivo desestabilizar al régimen. Por medio de la Secretaría
de Gobernación, se afinó una red de inteligencia que vio como una

10
GUTIÉRREZ, “Evolución”, Revista de Administración Pública, volumen L, núm. 1, en https://
revistascolaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/revadministracionpublica/article/
download/19863/17822, pp. 147-167.

152
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

amenaza a todos los movimientos políticos y sociales que tuvieron


lugar en después de la década de los cincuenta.
La lógica del aparato estatal fue anular los movimientos
disidentes que iban surgiendo. En 1958 tuvo lugar una de las
manifestaciones sindicales más importantes de la historia de
México. El Estado sofocó la amenaza que significaba el movimiento
sindicalista de ese año. A inicios de la década de los sesenta, en el
estado de San Luis Potosí, el gobierno disolvió el movimiento cívico
encabezado por Salvador Nava Martínez y en el estado de Guerrero
la represión del régimen obligó a un grupo de luchadores sociales
a replegarse en la sierra y organizarse como guerrillas. Muchos
líderes y seguidores acabaron muertos o en la cárcel.
En 1962 fue asesinado el luchador social Rubén Jaramillo junto
con su familia en el estado de Morelos. Heredero del zapatismo,
Jaramillo reivindicaba el derecho a la tierra y un ideario social de
contenido cristiano. Desde hacía años se había vuelto un personaje
incómodo para el régimen. Jaramillo sirvió como ejemplo de lucha
social para diversos grupos que retomarían su legado durante las
décadas de los sesenta y setenta. En 1965, algunos años después
del asesinato de Jaramillo y su familia, un grupo de profesores,
estudiantes y campesinos atacaron el cuartel militar de ciudad
Madera, en el sureste de Chihuahua.11
La represión estudiantil en 1968 traería como consecuencia el
surgimiento de la guerrilla urbana apoyada en estructuras
estudiantiles que no veían viable una trasformación del país en
11
El grupo estaba encabezado por Arturo Gámiz. El ataque al cuartel fue un acto suicida,
pero producirá sus efectos en los próximos movimientos sociales. El 23 de septiembre, fecha
del asalto, sería utilizado como símbolo durante la década de los setenta y le daría nombre
a una de las guerrillas urbanas que surgieron en México. Como señala Laura Castellanos, el
triunfo de la Revolución cubana hizo pensar a toda una generación de mexicanos que era
posible la derrota del sistema político del país por la vía armada; así, campesinos de Morelos,
Sinaloa, Nayarit, Baja California y Chihuahua se aventuran a una lucha por la tierra. En
chihuahua como en otros partes del país, la lucha agraria había tomado impulso gracias a
los profesores y estudiantes pertenecientes a las normales rurales que se habían creado
bajo el proyecto educativo socialista de Cárdenas. Las normales rurales seguían siendo
espacios ampliamente politizados. La misma década de los sesenta ve el surgimiento de dos
movimientos guerrilleros en la sierra guerrerense. De un lado estará Genaro Vázquez, del
otro, la guerrilla encabezada por Lucio Cabañas; ambos guerrilleros formados en la normal
de Ayotzinapa; escuela creada bajo el programa socialista; era, al igual que las normales de
Chihuahua, un espacio de discusión política. Véase: CASTELLANOS, México.

153
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

forma pacífica. A finales de la década de los setenta el Estado


mexicano desarticuló todos los movimientos armados. El saldo es
incierto, pero hay quienes estiman que en la lucha contra las
guerrillas urbanas hubo al menos quinientos desaparecidos.
Durante el sexenio de José López Portillo, a iniciativa del entonces
secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles, se comenzó a
trabajar en una amnistía para los que habían participado en los
movimientos guerrilleros y en una mayor apertura democrática.12
La crisis económica por la que atravesó el país y la inconformidad
social ponía en una situación crítica al régimen de frente a un nuevo
escenario internacional en cual se comenzaba a redefinir las
amenazas para Occidente una vez que el conflicto entre Estados
Unidos y la Unión Soviética iban entrando en una nueva fase. Sin
embargo, la adopción de una nueva narrativa alrededor de la
seguridad nacional y los peligros para el país, que dejaba de lado a
los movimientos sociales y que se centraría en el narcotráfico, fue
propiciada a partir de las propias contradicciones del régimen.
A la llegada de Miguel de la Madrid a la presidencia de la
República, en 1982, el narcotráfico no aparecía como una amenaza
para la seguridad nacional. Éste comenzó a ser considerado como
un problema a partir de 1984 y teniendo como figura central en
este cambio a los Aparatos de Inteligencia del Estado mexicano.
Aunque de manera involuntaria, la Dirección Federal de Seguridad
(DFS) tuvo un papel preponderante en la consolidación de esta nueva
narrativa.13 Creada en 1947, durante el gobierno de Miguel Alemán,
la Dirección Federal de Seguridad se volvió con el transcurso de los
años en una institución poco eficiente en la recolección de datos y
el análisis de la información recabada, por lo tanto, era una
institución poco confiable cuya falta de profesionalismo reafirmaba
el sesgo paranoico del régimen, consolidando así la imagen de los
opositores al gobierno como el enemigo interno.
La improvisación y falta de una metodología para valorar la
información alcanzaría un punto crítico durante los sexenios de
Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez. Durante el gobierno

12
DOMÍNGUEZ, “Las entrevistas”, en SANTOS VILLAREAL, Historia, pp. 11-64.
13
AGUAYO, La charola.

154
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

José López Portillo, una vez desarticulada la guerrilla urbana, se


comenzaría a replantear el papel de la oposición política. Sin
embargo, el cambio en la narrativa en las estrategias de seguridad
tendría lugar a mitad de la década de los ochenta. Durante el
gobierno de Miguel de la Madrid, la poderosa, aunque ineficiente,
DFS quedó bajo la tutela del Manuel Bartlett, entonces secretario
de Gobernación, puesto desde el cual, y apoyado en la DFS, afinaba
una posible candidatura a la presidencia de la República. De la mano
de Bartlett, José Antonio Zorrilla, llegó a convertirse en el director
de la DFS .14 Teniendo al Aparato de Seguridad Nacional a su
disposición, Zorrilla creó una red paralela que le servía para sus
actividades ilícitas, una de las cuales involucraba al narcotráfico.
Justo en el momento en que la DFS alcanzaba su mayor poder, el
grado de corrupción al que habían llegado sentaba las bases para
lo que sería su declive. 15
Entre los años de 1984 y 1985 se gestaron los acontecimientos
que terminarían con el otrora poderoso Servicio de Inteligencia y
que abriría la puerta a la narrativa de la guerra contra las drogas.
Durante los primeros meses de 1984, el tema del narcotráfico
comenzó a tocarse en la prensa nacional. El influyente periodista
Manuel Buendía empezó a explorar los vínculos entre funcionarios
de gobierno y cárteles de drogas. En un artículo periodístico
aparecido el 14 de mayo, Buendía repetía los señalamientos que
habían hecho la cúpula eclesiástica mexicana respecto a la
complicidad entre gobierno mexicano y narcotráfico. A finales del
mes, Buendía sería ejecutado por órdenes del director de la DFS.
Las investigaciones alrededor del homicidio de Buendía han
establecido como móvil del crimen la información que poseía el
periodista y que ligaba directamente a Zorrilla Pérez con el cártel
de Guadalajara.
Sergio Aguayo menciona en su investigación sobre la DFS el grado
de poder que había alcanzado la institución dedicada a los servicios
de inteligencia y las redes paralelas que había creado Zorrilla, las
cuales actuaban solo en su beneficio. A partir de estas redes de

14
CASTAÑEDA, La herencia, p. 207.
15
AGUAYO, La charola.

155
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

complicidades, los narcotraficantes coludidos con la DFS, al ver


afectados sus intereses, secuestraron y mataron a Enrique
Camarena Salazar, agente de la DEA, y a su piloto, sintiéndose
protegidos por el Aparato de Inteligencia mexicano. El asesinato
de Camarena Salazar desató un conflicto internacional y una crisis
en las relaciones entre México y Estados Unidos.16 La respuesta de
Washington fue acusar al gobierno mexicano de ser cómplice de
los cárteles de la droga.17 El gobierno mexicano tuvo que aceptar
la colusión entre algunos funcionarios de gobierno y el narco. La
Suerte de la DFS estaba echada. En un primer momento, por medio
de Manuel Bartlett, el régimen intentó salvar a Zorrilla Pérez,
otorgándole una diputación. Posteriormente, se tuvo que aceptar
que las circunstancias políticas en México habían cambiado lo
suficiente como para invalidar esta opción. En 1985, Zorrilla dejó
el cargo de director de la DFS y en su lugar fue nombrado Pablo
González Ruelas, cuyo único trabajo fue encargarse de la disolución
del viejo Aparato de Inteligencia y dar paso a una nueva institución
encargada de la seguridad nacional.
En los primeros diagnósticos que se hicieron sobre la labor de
inteligencia que había tenido lugar en las décadas pasadas, se
señalaba el impacto negativo que había tenido para las políticas de
seguridad nacional el no haber dimensionado en su justa proporción
política a los movimientos sindicalistas y estudiantiles que habían
estado activos durante las décadas de los sesenta y setenta. A falta
de estructuras y métodos confiables de investigación y análisis se
infería que el Estado mexicano, debido a una ineficiente labor de
sus servicios de inteligencia, no había establecido una clara
distinción entre enemigo y adversario.18

16
Algunos años después, J. Jesús Esquivel y Luis Chaparro expusieron una teoría que apuntaba
al involucramiento de la CIA en el asesinato de Camarena Salazar, originada por el
descubrimiento por parte del agente de la DEA de la participación de la agencia de seguridad
de Estados Unidos en las redes de narcotráfico, aparentemente, señala Esquivel, como una
estrategia para financiar las actividades contrarrevolucionarias en Nicaragua: “A Camarena
lo ejecutó la CIA , no Caro Quintero”, Proceso, 12 de octubre 2013, en https://
www.proceso.com.mx/355283/a-camarena-lo-ejecuto-la-cia-no-caro-quintero-2
[Consultado el 28 de mayo del 2019]
17
AGUAYO, La charola.
18
AGUAYO, La charola.

156
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

De manera involuntaria, la caída de la DFS contribuyó a la


democratización del país y, por consiguiente, al debilitamiento del
régimen priista al permitir una mayor participación de la oposición
en las contiendas políticas y electorales. De cualquier manera, para
el año de 1985 ya estaban dadas las condiciones para incorporar
en las estructuras del Estado mexicano una nueva narrativa
centrada en el narcotráfico. Durante el gobierno de Miguel de la
Madrid y la crisis generada por los aparatos de seguridad, se darían
las condiciones para que Estados Unidos integrara su propia agenda
contra el narcotráfico en las políticas de seguridad en México. La
agenda de seguridad continental se fue centrando, desde la
perspectiva de las autoridades estadounidenses, en el peligro que
representaba para su propia seguridad nacional una creciente
actividad de los cárteles de drogas y la influencia económica que
iban adquiriendo los narcotraficantes. En 1989 Estados Unidos
invadió Panamá, era la primera acción militar donde la intervención
de un país tenía como justificación la lucha contra el narcotráfico,
bajo la premisa de la colusión del presidente Manuel Noriega con
redes criminales ligadas al tráfico de drogas. Estados Unidos
consolidaba de esta manera un nuevo enemigo y otro tipo de
narrativa en torno a la violencia.19
Sin embargo, durante los veinte años que transcurren desde la
crisis entre México y Estados Unidos por la guerra contra las drogas,
los índices de violencia en el país se mantuvieron a la baja, como lo
demuestran las estadísticas. Es a partir de la guerra contra el
narcotráfico declarada por Felipe Calderón cuando la violencia se
dispara, pero solo a partir de su segundo año de gobierno. Durante
los primeros meses de gobierno de Calderón, las estadísticas sobre
homicidios en México muestran que no hubo un aumento en los
niveles de violencia en el país. De manera constante, el índice de
homicidios en México había mantenido una tendencia a la baja,
señalando su punto más bajo en el año 2007.20 Una explicación
para este fenómeno, común en toda Latinoamérica, puede ser el

19
CALVEIRO, Violencias de Estado.
20
ESCALANTE GONZALBO, “Territorios violentos”, Nexos, 2009, 1 de diciembre de 2009, en https:/
/www.nexos.com.mx/?p=3951 [Consultado el 5 de enero de 2019]

157
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

desplazamiento de la violencia de las zonas rurales hacia las


ciudades. En los años posteriores a la Revolución mexicana, el
campo fue una zona de grandes conflictos, que incluyeron a los
movimientos armados en las décadas de los sesenta y setenta.21
El espectro estadístico en el 2007, por ejemplo, apuntaba a un
descenso en los homicidios cometidos en las zonas rurales del país
y el incremento en las ciudades. Este fenómeno de desplazamiento
de la violencia mantenía las tasas en un nivel bajo. La violencia,
medida por medio de la tasa de homicidios por cada cien mil
habitantes, apuntaba a un fenómeno particular. Por un lado, la
reducción de la violencia entre la población rural y el incremento
en las áreas urbanas. Por otro lado, la tendencia histórica de bajos
niveles de violencia en algunas ciudades no permitía establecer
una correlación directa entre el crecimiento de la población urbana
y los índices de homicidios; además de que el sector más vulnerable
a los actos violentos cambió drásticamente. La violencia que tenía
lugar en las zonas rurales comprendía un grupo poblacional de
mayores de cuarenta años, mientras que la violencia urbana se
materializaba entre un sector de la población que iba de los quince
a los veintinueve años.
El descenso en los niveles de violencia en las zonas rurales parece
coincidir con el fin del reparto agrario en la década de los veinte
del siglo XX y la creciente migración del campo a la ciudad. Por otro
lado, algunas zonas fronterizas han mantenido siempre tasas
elevadas de violencia ligadas al crecimiento demográfico,
narcotráfico o mercados informales. Las zonas aisladas, como
algunas poblaciones de Michoacán, mantienen junto con una
elevada tasa de homicidios, elementos comunes como son la
pobreza y la incomunicación. Las condiciones de aislamiento y la
poca presencia de instituciones represivas del Estado, hacen más
factible que las tensiones que surgen al interior de una población
se diriman de manera violenta
A partir del año 2008, sin embargo, un nuevo tipo de violencia
irrumpió en las áreas urbanas. Esta violencia que fue ligada a los

21
BARRERA, SARMIENTO, “De la montaña”, en OIKIÓN y GARCÍA, Movimientos.

158
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

cárteles de droga comenzó a ocupar todos los ámbitos, desde las


conversaciones informales hasta amplios espacios en los medios
de comunicación. Una de las primeras lecturas que se podía hacer
del escenario de violencia que se vivía en México, era que ésta,
efectivamente, había mantenido una tendencia histórica a la baja,
pero que los escenarios y la forma en que se manifestaban habían
cambiado. Meses antes de que Felipe Calderón tomara posesión
como presidente de la república, la guerra entre cárteles había
tomado formas más sanguinarias de manifestarse. En septiembre
del 2006, en un antro de Uruapan, la segunda ciudad más grande
del estado de Michoacán, un comando armado irrumpió en el lugar,
entre detonaciones de arma de fuego, arrojó cinco cabezas
humanas en la pista de baile del lugar. 22
De acuerdo a testigos, no era el primer caso de este tipo, pero
éste alcanzó notoriedad y se volvió ésta una forma habitual de
violencia. La percepción de un aumento en los índices de violencia
estaba entonces marcada por el estupor que causaba al
manifestarse como exceso.23

22
RELEA, “Cuando las”, El País, 8 de octubre de 2006, en https://elpais.com/diario/2006/10/
08/domingo/1160279554_850215.html, [Consultado 22 abril 2019]
23
Pablo Piccato ha realizado diversas investigaciones sobre la violencia durante los primeros
años del siglo XX en México (1900-1931). A partir de sus observaciones, podemos asumir
que existe una racionalidad en las formas de ejercer la violencia, aunque esta no sea evidente
en una primera aproximación. Es decir, la violencia que se ejercía en las periferias o entre las
clases bajas, generalmente catalogada como violenta, estaba enmarcada en complejos
códigos de conducta y que se ejercía en espacios donde era relevante exhibir esa violencia.
Los códigos, las relaciones de parentesco y la pertenencia a un barrio como avales para el
cumplimiento de los códigos de conducta que mediaban los conflictos, se vieron afectados
por la irrupción de nuevos elementos que afectaban las relaciones entre los sujetos o
modificaban las formas de violencia tradicionalmente ejercida entre estos sectores de la
población. En el caso que describe Piccato estaban la reorganización de los cuerpos de policía,
que restaba importancia a las comunidades urbanas en la resolución de sus conflictos, la
aparición del dinero circulante, las monedas, que alteraba las formas de sociabilidad, de
intercambio, y la proliferación de las armas de fuego, que alteraba el ejercicio de la violencia
y dejaba de lado los códigos inherentes a las disputas. Es decir, en la medición de las tensiones
existentes entre diversos actores entran en juego una serie de factores que, al ser alterados,
provocan un desequilibrio que provoca el desborde de la violencia. Las nuevas modalidades
que venía presentando la violencia en México antes del sexenio de Felipe Calderón, aunque
esta no significara un aumento en los índices, podría significar que a nivel nacional se venían
dando algunos cambios económicos o políticos que modificaron los códigos originales. Una
mayor disputa por los mercados o las plazas para la venta o el trasiego de droga pudo
incentivar el uso de una violencia con una mayor carga simbólica, es decir, una violencia que

159
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

La violencia en México adquiere formas distintas en función de


las diferencias geográficas. El cuadro estadístico permite conocer
las zonas de alta incidencia criminal, pero no permite sacar
conclusiones generales. Frente a una lectura clásica, que asocia los
altos niveles de violencia con el crecimiento de la población en las
áreas urbanas, las estadísticas establecían que este principio no
aplica en todos los casos. El análisis de la violencia por estados y
municipios arrojaba resultados contrastantes. Aun cuando es una
práctica común establecer una correlación entre el aumento
demográfico de las áreas urbanas y el índice de violencia, sobre
todo en las ciudades de Estados Unidos y Europa, los datos
estadísticos señalan que este principio no se aplicaba del todo a
México, pues existen ciudades que históricamente han mantenían
niveles bajos de homicidios y otras ciudades mantiene niveles
elevados. Incluso dentro de un mismo estado se pueden percibir
esas diferencias.
Las estadísticas también demostraban que las ciudades con
mayor índice de homicidios no estaban necesariamente
relacionadas con las rutas del trasiego de droga o con las ciudades
que representaban un mercado importante para el narcotráfico.
En términos generales, se pueden identificar algunas zonas donde
la violencia se manifestaba de forma variada. La ciudad y las zonas
rurales, por un lado, y por otro, las zonas fronterizas y las regiones
aisladas del país.
Para el 2011 el escenario había cambiado de manera drástica.
El fenómeno de la violencia en el país no era solo un asunto de
percepción, sino que los datos estadísticos dejaban en claro que

tuviera un mayor impacto y que fuera dirigida tanto a una comunidad como a potenciales
competidores. El aspecto de comunicación del crimen organizado ha sido constante y se
mantiene en las narcomantas o mensajes que aparecen después de algún crimen de alto
impacto. El esquema que describe Piccato puede servir para explicar el escenario de violencia
que se ha vivido en México a partir de la guerra contra las drogas y el crimen organizado a
partir del año 2006, lo cual incluiría tomar en cuenta los cambios políticos que había sufrido
México desde el triunfo de Vicente Fox y la derrota del PRI después de 70 años de gobierno,
las dinámicas económicas implementadas desde el salinismo, las cuales colocaron al campo
en una situación vulnerable después del Tratado de Libre Comercio y los análisis que colocan
la presencia de las fuerzas federales, durante el sexenio de Calderón, como un factor en el
desbordamiento de la violencia. Véase: PICCATO, Ciudad.

160
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

ésta se había disparado de manera alarmante. Una de las primeras


explicaciones apuntaba a una violencia causada por el cambio de
régimen, que había comenzado con el triunfo de Vicente Fox
Quezada a la presidencia de México, terminando con décadas de
gobiernos priístas; y posteriormente acentuada con la llegada de
Felipe Calderón a la presidencia de la república y la guerra contra
el crimen organizado. La violencia que había estado presente en
México entonces se aborda desde una narrativa distinta, la cual
tomaba como idea central la lucha contra los grupos criminales
que habían infiltrado a las instituciones del Estado y la reacción
que provocó entre los cárteles de la droga la presencia del ejército
en esta guerra.
Es a partir de la guerra contra el narcotráfico cuando la violencia
se dispara. El discurso sobre las drogas que se va gestando a partir
de las políticas de Estado Unidos introduce nuevos elementos que
son integrados en una narrativa por parte del gobierno mexicano.24
Uno de los efectos a nivel nacional fue la consolidación de un
discurso sobre la violencia que podía explicar de manera simple la
complejidad del fenómeno e introducir una misma estrategia de
seguridad para todos los escenarios de violencia. La presencia
permanente del ejército y las fuerzas federales podían de esta
manera socavar las garantías individuales bajo el pretexto de una
confusa guerra contra el crimen organizado. A la violencia del Estado
mexicano se podía agregar la moralización implícita en el discurso
sobre la guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón.25

24
CALVERIO, Violencias.
25
El prohibicionismo como actitud política no se explica sin tomar en cuenta la presión o el
chantaje que Estados Unidos ha ejercido históricamente sobre los países latinoamericanos
para imponer su propio visón del mundo. La moralidad implícita en el combate contra las
drogas viene directamente de un ala conservadora en Washington, la cual se manifestó de
manera abierta durante los años de la prohibición de alcohol. Como lo menciona Froylán
Enciso, el esquema prohibicionista, adoptado por presiones externas, que ha prevalecido en
México desde la segunda mitad del siglo XX, volvió al mercado de las drogas en una actividad
con mayor rentabilidad. La lógica empresarial se impone en el narcotráfico, pues implica un
mayor mercado y mayores márgenes de ganancias para aquellas organizaciones dedicadas a
las actividades ilegales que se animan a asumir el riesgo. Hay dos momentos importantes en
la historia del narcotráfico en México, sobre todo por lo que han significado para la vida
interna del país, no tanto en sus complejas relaciones diplomáticas con Estados Unidos. En
primer lugar, el momento, durante el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando el narcotráfico

161
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Con ciertas variaciones, una constante de la violencia a partir


del 2008 es la presencia de los operativos militares en las zonas
que presentan un mayor índice en la tasa de homicidios en el país.
La presencia de las fuerzas federales incidía de una manera indirecta
en los brotes de violencia. En el país siempre han existido regiones
altamente conflictivas y con altos índices de violencia, las cuales
no incluían necesariamente las rutas del trasiego de las drogas o
los mercados más importantes para su venta. Es decir, siempre hubo
una violencia en algunas regiones muy concretas del país que se
mantenía por encima de la media nacional y que fueron los
primeros puntos donde se realizaron operativos militares en los
primeros días de la presidencia de Felipe Calderón. Regiones donde
la violencia estaba condicionada por la geografía y por cuestiones
históricas.
En estas regiones la gestión de las tensiones entre los diversos
actores se tenía que dar por medio de la violencia, como en el caso
de Michoacán, o por medio de instancias locales. Desde esta
perspectiva, el papel de las autoridades locales era el fundamental
en la gestión de las tensiones ocasionadas por grupos que
tradicionalmente habían actuado en zonas grises que oscilaban
entre la legalidad y lo ilegal. La policía municipal o las autoridades
locales, regulaban los mercados informales, las rencillas entre
grupos antagónicos, permitían, dentro de cierto margen de
corrupción, que la violencia se mantuviera dentro de ciertos límites.
Esa estructura institucional que gestionaba la violencia y la
ilegalidad se ve alterada cuando llegan las fuerzas federales que no
están dispuestas a negociar este margen de ilegalidad o que altera
los equilibrios existentes.

dejo de ser un problema de seguridad pública y se volvió un problema de seguridad nacional;


segundo, cuando Felipe Calderón lanzó la guerra contra los cárteles de la droga, lo cual
significó la incorporación plena de un discurso externo en la realidad mexicana. El moralismo
de Calderón radicalizaba una posición conservadora justo en el momento en que comenzaba
una flexibilización sobre el tema del consumo de algunas drogas en Estados Unidos. Véase:
“Los fracasos del Chantaje. Régimen de prohibición de drogas y narcotráfico”, en Los grandes
problemas de México. XV. Seguridad nacional y seguridad interior, México, El Colegio de
México. Versión electrónica http://2010.colmex.mx/tomos/seguridad1.html; CERVANTES, “El
drama”, Andamios, 34, 2017, en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid
=S1870-00632017000200305, pp. 305-328

162
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

Uno de los aspectos que podemos considerar frente al escenario


que se vive a partir de la guerra contra el narcotráfico en México,
es la importancia que han tenido las instituciones en la mediación
de las tensiones que tiene lugar en las distintas regiones del país,
las cuales han estado marcadas tradicionalmente por altos niveles
de violencia. En un país que mantenía un nivel de violencia latente,
en el cual muchos grupos poseían armas de fuego con las cuales
enfrentaban los conflictos cotidianos, era de esperarse que la
desarticulación de las instancias que mantenía el equilibrio y daba
un cierto grado de confiabilidad en la gestión de la violencia,
provocara un aumento en las tasas de homicidios.
En la violencia entonces participan muchos actores no
necesariamente relacionados con el narcotráfico, pues involucraba
a ejidatarios, comuneros, talamontes, contrabandistas, fuerzas de
seguridad privada, etc. La desarticulación de un viejo sistema de
mediación que negociaba la violación sistemática y selectiva del
estado de derecho, hacen visible una violencia que se mantenía de
manera latente. El elemento disruptivo surge ante la presencia de
un discurso sobre la violencia que comienza a codificar los
problemas sociales en la figura del narcotraficante y la guerra contra
el narcotráfico, originado por la restructuración geopolítica que
tiene lugar durante la década de los ochenta, una vez agotada la
Guerra Fría y ante la necesidad de construir una narrativa que
mantuviera la industria de la seguridad.26
La violencia, de esta manera está ligada a los aparatos oficiales,
al ejercicio del poder, pero tiene unas implicaciones fundamentales
en la gestión de las tensiones. La desarticulación de estos espacios
de negociación, durante el sexenio de Felipe Calderón, supuso el
ejercicio de una violencia sin ninguna mediación. La violencia en
México entonces se vive como algo excesivo que desborda el
espacio público.
Históricamente se han elaborado discursos que podían explicar
los peligros de la nación, codificando, los problemas y tensiones
sociales en unas cuantas figuras. Así, el indígena, el criminal nato o

26
CALVEIRO, Violencias.

163
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

el guerrillero, por ejemplo, podían cumplir durante el siglo XIX y la


primera mitad del XX la función de explicar el atraso económico o
cualquier problema social, a la par que justificaba la intervención
del Estado en los diversos ámbitos de la vida con la premisa de
salvaguardar el estado de derecho y mantener la seguridad del país.
Sin embargo, la nueva narrativa que se construye alrededor de la
guerra contra las drogas afectará todos los espacios de socialización
y subjetivación. Pasamos de un espacio político, con un horizonte
de acción definido, como acontecía con los movimientos sindica-
listas, guerrilleros o estudiantiles en las décadas de los cincuenta,
sesenta y setenta, a una guerra donde se pierde cada vez más las
cualidades políticas y el sujeto queda expuesto a una violencia que
se vive sin ningún sentido. La victima de esta guerra contra las
drogas queda expuesta a ejecuciones sumarias o a ser considerada
como un daño colateral. Para Agamben el problema de los marcos
jurídicos es la forma en que la ley y la violencia se vuelven indiso-
^ ^

ciables. Sin embargo, como lo señala Slavoj Zizek, el problema en


estos tiempos no pasa por esa indistinción entre ley y violencia
señalado por Agamben, sino al contrario, ley y violencia, marcos
jurídicos y aplicación de las penas, están separadas de modo que
las restricciones, la simbolización o esquemas de mediación, que
impone la ley no operan.27
El horizonte que se abre entonces para el sujeto expuesto a esta
violencia es el de la víctima, es decir, como aquel que ha quedado
a expensas del infortunio o la fatalidad. Uno de los aspectos más
importantes, por lo tanto, en los análisis que se hace sobre la
violencia pasa por el estatuto que adquiere la vida en esta nueva
narrativa, la constitución subjetiva que tiene lugar a partir de las
nuevas formas de ejercer la violencia y el nuevo horizonte de
experiencia colectiva que se abre en estas nuevas circunstancias.
De una violencia ejercida por el Estado sobre la cual se podía
actuar y reivindicar espacios democráticos o sociedades más justas
y equitativas, asistimos en las últimas décadas a un ejercicio de la
violencia que pierde todo carácter político. El fenómeno parece

^ ^
27
ZIzEK, Visión, p. 452.

164
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

extenderse no solo a la figura que se presenta como el mayor peligro


para el orden social, es decir, el narcotraficante, sino para la
población que queda en medio de la violencia derivada del combate
al narcotráfico. El sujeto que queda entonces expuesto a las
acciones arbitrarias del Estado bajo pretexto de la guerra contra
las drogas deviene aquello que Giorgio Agamben denomina como
nuda vida, es decir, como una vida que ha perdido toda cualidad
política.28

Comentarios finales

La lucha contra el narcotráfico ha trastocado las narrativas


imperantes alrededor de la violencia. La presión ejercida por
Estados Unidos para imponer un solo modelo de lucha contra el
tráfico de estupefacientes ha llevado a las naciones de América
Latina a establecer una agenda en la que las demás formas de
violencia se desvirtúan, especialmente las protestas sociales, las
diversas formas de violencia contra la mujer, etc.
Por su parte el narco ha logrado imponer una cultura en la que
nuevos valores se imponen a la sociedad. La vida de los narcos se
representa plena de excesos, placeres y heroísmo. La vanalización
de la existencia humana que este negocio impone se ve fortalecida
por los efectos de las alianzas de los políticos, fuerzas armadas y

28
Para Agamben aquel cuya vida ha devenido nuda vida, una vida desvinculada de cualquier
atributo, político es un homo sacer, alguien que no puede ser juzgado pero que cualquiera
puede dar muerte. el campo de concentración es para Agamben el paradigma de un nuevo
orden jurídico, pues pone de manifiesto la crisis por la que atraviesa el Estado contemporáneo
en la inscripción de la nuda vida en el orden simbólico garantizado por el lugar de nacimiento.
El campo de concentración es un espacio deslocalizado en el cual se coloca cualquier tipo de
vida y sobre la cual se puede cometer cualquier acto. Pero el campo de concentración no es
un lugar fuera de la ley únicamente, sino que es el espacio producido por el orden jurídico al
momento de excluirse. De este modo, el campo de concentración es el paradigma de una
nueva modalidad jurídica donde tiene lugar la despolitización de la vida, donde la vida
cualificada deviene nuda vida. Para Agamben, de este modo, el mundo contemporáneo
estaría marcado por localizaciones dislocadas, lugares fuera de lugar, excluidos del orden
jurídico, pero producidos por este mismo orden. Así, cada vez se producen más lugares
donde la ley se aplica desaplicándose: prisiones, zonas de refugiados, zonas periféricas en
las grandes ciudades y en los cuales el estatuto de los sujetos es devenir nuda vida y homo
sacer, vidas a las que está prohibido matar, pero a las que cualquiera puede dar muerte. Ver:
AGAMBEN, Homo Sacer.

165
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

empresarios con los barones de la droga, pues el resultado


inmediato es el debilitamiento de la legalidad y, de manera
complementaria, una gran impunidad. Adicionalmente las
televisoras y los medios dotan la vida de los narcos de un gran
atractivo, por los lujos, el dinero y las hermosas mujeres que los
acompañan. Eso hace que otros hechos de violencia, como el tráfico
de personas, el feminicidio, el secuestro, etc., tiendan a menospre-
ciarse o que lentamente se transformen en hecho cotidianos sobre
los cuales no hay acción inmediata, como ocurre con el asesinato
contra las mujeres. Los nombres de las victimas quedan pronto
olvidado o haciendo parte de una estadística que ya no preocupa a
las autoridades.
El Estado, como sus aparatos de represión, fue eficaz a la hora
de combatir las disidencias políticas de mediados del siglo XX y a
los grupos insurgentes, aunque los costos políticos fueron muy altos
debido al impacto de la guerra sucia y a que los diversos aparatos
de seguridad pronto se desprestigiaron. No obstante, este mismo
Estado se ha mostrado incapaz de frenar la acción de los carteles
de la droga. Esto porque el propio Estado reguló la acción de los
grupos delincuenciales a lo largo del siglo XX, luego sus aparatos
policiacos se vieron involucrados en la protección a los narcos y,
finalmente, cuando fue lanzado por los gobiernos panistas a una
guerra para la cual no estaba capacitado generó mayores niveles
de violencia. La población que sufre las diversas acciones de los
carteles de la droga y las variantes delincuenciales ligadas a este
negocio debió asumir por cuenta propia el combate a quienes
asolaban los pequeños negocios y perseguían a sus familias. La
constitución de las autodefensas fue el resultado de la impunidad
y de la necesidad de proteger vida y bienes. Sin embargo, cuando
estas desbordaron al Estado, mostraron resultados y adquirieron
poder fueron rápidamente desmanteladas.
El resultado de esta serie de acciones improvisadas por parte
del Estado combinada con los compromisos a diverso nivel por
parte de políticos, militares y empresarios con redes de corrupción
y vínculos a diferente nivel con los carteles ha generado una altísima

166
LA VIOLENCIA RECIENTE EN MÉXICO

ola de crímenes, desapariciones y delitos de diversa naturaleza


cuyas cifras se incrementan con el paso del tiempo.
La experiencia ha demostrado que la aplicación del modelo
estadounidense de lucha contra el narcotráfico, que no corresponde
a los intereses de las naciones de América Latina, se presenta junto
a la existencia en Estados Unidos de un altísimo nivel de consumo
de drogas, compra sin restricciones de todo tipo de armas y
legalización creciente de uso recreativo de drogas, lo cual genera
profundo desequilibrios que se traducen en las crecientes cifras de
hechos violentos.

167
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

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169
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

170
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE
A LA VIOLENCIA DERIVADA DE LA GUERRA CONTRA
EL NARCOTRÁFICO EN MÉXICO1

Miriam Bautista Arias


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
UNIDAD XOCHIMILCO

La guerra contra el narcotráfico

El 11 de diciembre de 2006, a tan sólo diez días de haber tomado


posesión del cargo como presidente de la República, Felipe Calderón
anunció el inicio de la “Guerra Contra el Narcotráfico” y envió a las
fuerzas armadas del país a las calles a realizar tareas de seguridad
pública.2
La lucha contra la delincuencia organizada no fue inventada
precisamente por Calderón, desde sexenios anteriores se había venido
ya trabajando en la construcción de ese enemigo interno que se
necesitaba para hacer la guerra y ante las exigencias de Estados
Unidos de contener el narcotráfico y mantener la violencia de este
lado de la frontera. El sociólogo Luis Astorga da cuenta de cómo el
combate al narcotráfico se fue colocando como un tema prioritario
en la agenda de la seguridad nacional del país a través de la historia
y particularmente durante los sexenios de Fox y Calderón.3
La guerra abierta contra el narcotráfico se formalizó con Felipe
Calderón, quien asumió el poder entre acusaciones de fraude
electoral y manifestaciones de protesta en la capital mexicana y
aunque el ex mandatario negó posteriormente a los periodistas

1
Este trabajo se desprende de la tesis doctoral “El murmullo social de la violencia en México.
La experiencia de los sujetos afectados por la guerra contra el narcotráfico”, defendida en
junio de 2015 y publicada como libro por la UAM-Xochimilco y el CESOP de la Cámara de
Diputados en 2017.
2
SAVIANO, “Cerocerocero”, p. 95.
3
ASTORGA, “Seguridad”.

171
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

haber realizado formalmente una declaración de guerra, en los


hechos claramente se intensificó la militarización del país. Además
de la implementación de operativos militares que enfrentaron
selectivamente a los grupos de la delincuencia organizada, en
algunas entidades se persiguió a funcionarios de la oposición y
líderes de movimientos sociales acusándolos de tener vínculos con
narcotraficantes.4
Con el anuncio del combate frontal al narcotráfico bajo el
argumento de resguardar la seguridad nacional Calderón sacó al
Ejército a las calles para contener las movilizaciones sociales en su
contra y consiguió ganar el respaldo del gobierno norteamericano
para su cuestionada administración.
La guerra contra el narcotráfico sirvió lo mismo para militarizar
zonas consideradas como focos rojos para la seguridad nacional y
perseguir con ello a los líderes de diferentes movimientos sociales,
que para perseguir a gobiernos de oposición en los estados, con
miras a afianzarse en el poder a través de garantizar el triunfo
electoral de sus partidarios.
El resultado de esta guerra, que llevó el combate contra la
delincuencia organizada a las calles, ha sido de 70 mil muertos y 26
mil desaparecidos, reconocidos por el gobierno federal, además
de al menos 150 mil desplazados según un reporte de Amnistía
Internacional. Del primero de enero de 2005 al 31 de julio de 2012
la CNDH recibió 5 mil 568 quejas en contra de diversas autoridades
por abusos e irregularidades durante la realización de cateos y
detenciones, dicho organismo señaló que durante el sexenio de
Calderón la tortura aumentó en un 500 por ciento.5

Ciudadanos comunes: los daños colaterales

En algún momento de su gestión, al ser interrogado acerca de civiles


caídos en el fuego cruzado entre la delincuencia organizada y las
4
En el caso de Michoacán los funcionarios fueron puestos en libertad al no poder comprobarse
ningún delito, gobernadores como el de Nuevo León fueron presionados de esta manera
hasta aceptar los operativos militares en sus entidades.
5
El Informador.com.mx, “Unos 150 mil desplazados en gobierno de Calderón: AI”, 22 de
mayo de 2013.

172
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

fuerzas armadas, Felipe Calderón se refirió a las víctimas como


“daños colaterales”, al igual que el secretario de la Defensa
Guillermo Galván.
En el discurso del Estado se hacía visible la necesidad de justificar
la guerra y minimizar las muertes y desapariciones, deshumanizando
a las víctimas, en varias ocasiones Calderón mencionó que la guerra
costaría vidas, utilizando la palabra “bajas” como dando por hecho
que los muertos correspondían a uno y otro bando de la lucha e
invisibilizando la muerte de personas inocentes.
Importantes investigaciones periodísticas y familiares de
desaparecidos organizados se han dado a la tarea de visibilizar a
estas víctimas y desmentir este discurso del Estado, sin embargo,
consideramos aquí que los “daños colaterales” no se limitan
únicamente a los muertos y desaparecidos, sino que la violencia
de esta guerra ha tenido mayores alcances al incidir en la vida
cotidiana de los habitantes de muchas ciudades del país.
De acuerdo con la antropóloga india Veena Das,6 los efectos de
la violencia van más allá del acontecimiento violento, para
inscribirse en la vida cotidiana, enrareciendo las relaciones y
transformando las subjetividades.
Desde esta perspectiva, la vida cotidiana constituye el espacio
idóneo para estudiar los efectos de la violencia en los miles de
ciudadanos afectados por esta guerra de los que no da cuenta
ninguna lista de víctimas y cuyas formas de ser y vivir, sin embargo,
se han visto alteradas por esta situación. Pero ¿a partir de qué
categoría podemos pensar a estos sujetos que de alguna manera
equivaldrían al grueso de la población mexicana? ¿cómo caracterizar
a estas víctimas potenciales que escapan a las estadísticas de
criminalidad y que se distribuyen por todo el territorio nacional,
con distintas edades, género y clase social?
Michel de Certeau recupera de Freud la noción de “hombre
promedio”, para tratar de caracterizar al hombre contemporáneo
de las grandes ciudades, perdido en la masa y en el anonimato y
definido a través de lógicas de consumo. Una figura que va cobrando

6
DAS, El acto de presenciar.

173
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

relevancia en la reflexión filosófica contemporánea y en donde lo


ordinario se va estableciendo como el ámbito ineludible para la
comprensión de la acción humana, desplazando lo que el autor
denomina “el discurso del experto” y mostrando la necesidad de
centrarse en el estudio de las prácticas en la vida cotidiana.7
Hombres promedio serían esos sujetos a los que aquí nos
referimos como “ciudadanos comunes”, que en el contexto de
guerra que se ha vivido en el país durante el sexenio de Felipe
Calderón se constituyeron como “daños colaterales” sin necesidad
de estar vinculados a ninguno de los bandos en pugna (El Estado-
La delincuencia organizada), no sólo porque al convertirse las
ciudades en campos de batalla se volvieron víctimas potenciales,
sino porque sus vidas cotidianas han sido afectadas por la violencia
de múltiples maneras.
Además de visibilizar a estos ciudadanos comunes como
víctimas de la violencia, nos interesa tomar distancia frente a dos
lugares comunes que se habían popularizado desde la academia y
el sentido común al abordar la relación entre violencia y ciudadanía.
En primer lugar, la idea de que la ciudadanía mexicana sufría de
“miedo infundado” como consecuencia de la información vertida
diariamente por los medios de comunicación y ante la cual, los
ciudadanos experimentaban temores que no podían justificarse
“objetivamente” puesto que estas personas no habían sido
personalmente víctimas de delito alguno.8
En segundo lugar, nos interesaba polemizar con el argumento
vertido desde algunos análisis sociológicos, los medios de
comunicación y el propio Estado de que la ciudadanía mexicana
era complaciente con la delincuencia organizada o mostraba
pasividad frente a sus abusos; el propio Felipe Calderón justificando
las acciones de su gobierno llamó a los ciudadanos a reconocer
que “los malos son los otros”.
Frente a estas dos posturas nos interesaba apuntar la necesidad
de un estudio que más allá de los prejuicios diera cuenta de la

7
DE CERTEAU, La invención, p. 6.
8
MAGALONY, DÍAZ Y ROMERO, en Bases sociales.

174
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

manera en que la ciudadanía estaba enfrentando los efectos de


esta guerra.

La metodología

Para abordar el discurso del que los ciudadanos comunes que


experimentan cotidianamente la violencia de la “guerra contra el
narcotráfico” en México son portadores y el cual se produce y circula
en los espacios de la vida cotidiana hemos partido de la concepción
del sujeto no como un individuo aislado sino como un sujeto
anclado a las estructuras sociales que lo determinan pero que tiene
también, a través del lenguaje, la posibilidad de posicionarse frente
a los discursos que lo atraviesan para constituir su propia
experiencia.
Para reproducir el diálogo tenso que se produce entre los
ciudadanos comunes que viven cotidianamente la violencia en
México y las estructuras sociales que los atraviesan y analizar los
distintos posicionamientos que estos sujetos asumen frente a las
distintas voces que circulan en el espacio social con respecto a esta
problemática fue necesario situar el discurso producido por los
sujetos en los contextos particulares de enunciación en los que
han tenido lugar sus experiencias de violencia. Para ello se realizó
una reconstrucción a partir de información bibliográfica y hemero-
gráfica encaminada a describir, en primer lugar, las particularidades
de cada entidad en la que se ubican estos sujetos y las condiciones
socio-históricas que han derivado en los niveles de violencia que
se han alcanzado en esos lugares.
La reconstrucción de estos contextos se realizó a partir de libros,
periódicos y revistas en los que se da cuenta de la historia de esas
localidades y sus principales problemáticas, así como datos
estadísticos del INEGI y los gobiernos estatales. También se
recuperaron publicaciones que dan cuenta del desarrollo de la
delincuencia organizada en esas entidades, así como noticias,
reportajes y artículos de opinión en los que se reproducen los
conflictos políticos de manera más bien fragmentaria. La
investigación documental permitió construir relatos más generales

175
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

sobre la violencia en cada uno de los contextos estudiados en los


cuales pudieran insertarse los relatos de los sujetos entrevistados
con la finalidad de establecer relaciones entre el texto y el contexto
y en las cuales pudieran considerarse variables de carácter histórico,
económico, cultural y político para tratar de explicar el fenómeno
de la violencia y no reducirla a la acción de la delincuencia
organizada y su combate por parte del Estado.
Los casos de estudio fueron seleccionados a partir de tres
criterios fundamentales:
1. Que los sujetos tuvieran una experiencia que relatar en
relación con la violencia derivada de la guerra contra el
narcotráfico durante el sexenio de Felipe Calderón.
2. Que habitaran en contextos en donde la violencia se
agudizó en el sexenio de Felipe Calderón, para lo cual se
tomaron como referencia los listados de “ciudades más
violentas” generados por organismos nacionales e interna-
cionales y difundidos por los medios de comunicación.
3. Que pudieran ser definidos como “ciudadanos comunes”,
es decir, que no gozaran de una particular visibilidad
pública, ya fuera por pertenecer a grupos sociales privile-
giados o por estar vinculados con alguno de los movimientos
sociales que surgieron ante la propagación de la violencia
en el país.

Era necesario que los sujetos entrevistados hablaran con apertura


y confianza sobre sus propias experiencias con la violencia, por lo
que un muestreo estadístico no permitía ubicar este tipo de casos.
La estrategia consistió en dar a conocer a amigos y conocidos
sobre el interés de dialogar con personas que hubieran tenido
experiencias de violencia a partir de la declaración de guerra contra
el narcotráfico. A raíz de esta solicitud fueron surgiendo personas
interesadas en relatar sus vivencias y a las cuales fue posible acceder
gracias a la intermediación de allegados y colegas. Esto permitió
reunir un conjunto de sujetos que tenían una experiencia que contar
y estaban además dispuestos a hablar acerca de ella.

176
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

El conjunto de sujetos reunidos permitió abordar diferentes


tipos de experiencias, también con distintos niveles de proximidad
de los sujetos afectados. El criterio de recolección de esta muestra
no obedeció a una representatividad estadística, sino que se
constituyen más bien como un conjunto de casos paradigmáticos,
que buscan ejemplificar los distintos tipos de situaciones de
violencia a las que los ciudadanos han tenido que enfrentarse en
su vida cotidiana a partir de la declaración de guerra al narcotráfico:
secuestro, extorsión, balaceras, amenazas, intimidación, levantones,
destierro, etc.
Los posibles casos a estudiar no se concentraron en una sola
localidad, sino que fueron surgiendo experiencias en distintas
localidades del país, precisamente en las que han sido más
golpeadas por la violencia en el sexenio de Felipe Calderón:
Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Morelos, Michoacán, Estado
de México y Guerrero.

Mapa de las entidades que se incluyeron en el estudio

Entidades analizadas

177
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Lo que se constituyó fue un mosaico de experiencias variadas


que pretenden ejemplificar las distintas situaciones que han vivido
los ciudadanos y que han sido experimentadas por sujetos que
ocupan distintas posiciones en el espacio social: empleados, padres
de familia, estudiantes, académicos, profesores universitarios, etc.
La mayoría de los sujetos entrevistados son adultos de clase
media baja, con estudios técnicos o universitarios. El discurso que
aquí se analiza es un fragmento del murmullo social sobre la
violencia producido por ese sector de la población mexicana, no
pretende ser exhaustivo sino una muestra de un discurso situado.9
De acuerdo con De la Peza “La especificidad de la entrevista
como género de la comunicación discursiva es un diálogo. Un
diálogo, en presente, entre entrevistador y entrevistado, en el aquí
y ahora de la entrevista, y un diálogo más amplio del entrevistado
con todas las voces que lo atraviesan como sujeto social. En ese
sentido, el discurso producido en la entrevista es un fragmento del
discurso social, situado, emplazado, pronunciado desde un lugar
específico de enunciación”.10
Se realizaron ocho entrevistas individuales y dos grupales, todas
en una sola sesión y cuyas duraciones oscilan entre los 90 y los 180
minutos. En estas entrevistas los sujetos relatan experiencias
diferentes, cuyo eje común es la propagación de la violencia en los
lugares en los que se desenvuelven a partir del sexenio de Felipe
Calderón.
Casi todas las entrevistas se realizaron en el Distrito Federal,
aprovechando la intermediación de las personas que ayudaron a
establecer el contacto, solamente tuve que desplazarme a Morelia
y el Estado de México.
Las entrevistas grupales se realizaron con personas procedentes
de Ciudad Juárez, Chihuahua y Monterrey, Nuevo León; se
entrevistó de manera individual a dos personas de Tamaulipas (una
de Reynosa y otra de Matamoros); una persona de Morelia,

9
De la Peza se refiere al murmullo social como el conjunto de discursos que circulan en el
espacio social, pero que carecen de audibilidad en el espacio público reconocido por las
instituciones mediadoras del sentido. DE LA PEZA, El rock, p. 12.
10
DE LA PEZA, “Investigación”, 277.

178
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

Michoacán; una de Guerrero (Tecoanapa); tres de Morelos


(Cuernavaca, Puente de Ixtla y Zapata) y una de Ecatepec, Estado
de México.
Cabe mencionar que se buscaron también entrevistas en el
estado de Veracruz y que incluso una de ellas fue cancelada debido
a que la persona con la que se había establecido el contacto temía
por su seguridad ante los continuos actos de intimidación del
gobierno estatal en contra de quienes se han atrevido a hablar sobre
lo que está ocurriendo.
Aunque en este artículo no se incluyen las voces de los sujetos
entrevistados, es importante mencionar que todos ellos al hablar
de sus experiencias han puesto su integridad en riesgo en mayor o
menor medida, por lo que sus nombres han sido cambiados, aunque
las identidades reales de los sujetos no eran relevantes para el
estudio.
La fórmula que se utilizó para detonar la conversación con los
entrevistados fue específicamente: “Cuéntame cuál ha sido tu
experiencia en relación con la violencia que se vive actualmente
en el país”. Con esta formulación se motivó a los sujetos
entrevistados a construir un relato basado en vivencias propias y
situado en un contexto específico.
Las entrevistas fueron realizadas en su mayoría en lugares
públicos como cafeterías, restaurantes, oficinas, aulas en institutos
universitarios, jardines y algunas en el domicilio de los sujetos
entrevistados. Se grabó el audio y el entrevistador tomó algunas
notas.
A partir de esta metodología se construyeron dos grandes
relatos sobre la violencia en estas localidades, uno de ellos es el de
la investigación bibliográfica y hemerográfica, el de los datos
estadísticos que dan cuenta del arraigo de otras violencias
estructurales y las históricas relaciones de poder y un segundo
relato que es el de las experiencias de las personas, que da cuenta
de los efectos de cada contexto en la vida cotidiana.
Para el análisis hemos recurrido a las nociones de estrategia y
táctica de Michel de Certeau, quien está pensando en un poder
que se ejerce a través del despliegue estratégico y donde los sujetos

179
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tienen posibilidad de resistir a través de tácticas que son más bien


subrepticias, y que más que por la confrontación pasan por el
disimulo y la negociación siendo por excelencia el mecanismo de
defensa de los débiles frente a los poderosos.11

Estrategias diferenciadas y tácticas de “adaptación”

El análisis se realizó a partir de, por una parte, el contexto socio-


histórico de cada una de las entidades abordadas, construido a
partir de fuentes periodísticas, documentales, hemerográficas,
páginas web, etc.; por la otra, los relatos en primera persona de
sujetos que han sido víctimas de la violencia. A partir de estas dos
fuentes de información se ha intentado dar cuenta de cómo se fue
generalizando la violencia en el país y los efectos que esto ha tenido
para la ciudadanía. En el análisis estructural de estos relatos ha
sido posible distinguir algunos ejes analíticos relacionados con lo
que hacen los ciudadanos frente a la violencia.
1. La manera en que en cada localidad se va generalizando la
violencia VS el tipo de experiencia que relata cada sujeto.
2. La manera en que en los relatos los espacios y sus usos se
reconfiguran a raíz del estallido de la violencia.
3. La imagen que se va construyendo de autoridades y
delincuentes en los relatos.
4. La manera en que los sujetos se posicionan frente a la
violencia a partir de la reflexión sobre su experiencia de
ella y cómo la reconocen, niegan, minimizan, aceptan, etc.

En este texto no hay espacio suficiente para detenerse en los


relatos y las formas de enunciación, por lo que sólo se recupera la
parte más general del estudio.
Las generalidades observadas en estos relatos han hecho
necesario ordenarlos por zonas, con lo cual se ha hecho evidente
que la violencia se ha ido expandiendo por el país en forma
diferenciada a partir de los intereses del propio Estado y la

11
DE CERTEAU, La invención.

180
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

delincuencia organizada en el juego estratégico por controlar el


tráfico de drogas, entro otras cosas. Es claro que Calderón declaró
abiertamente la guerra al narcotráfico desde el inicio de su sexenio
en entidades como Michoacán, Guerrero, Chihuahua, Nuevo León
y Tamaulipas, pero no en el Estado de México, donde anidaban las
aspiraciones presidenciales de Enrique Peña Nieto, o en Morelos,
donde los gobernadores emanados de su propio partido eran y
seguían siendo continuamente acusados de tener vínculos con la
delincuencia organizada.

a) En el norte

Los grupos de la delincuencia organizada implementan estrategias


relacionadas con el trasiego de droga y se disputan el control de la
frontera, por lo que buscan exterminarse a través de acciones
violentas como enfrentamientos armados, levantones, ejecuciones
y masacres; se coluden con autoridades de distintos niveles para
que les brinden protección y asesinan y exhiben públicamente a
funcionarios del Estado vinculados con sus adversarios, realizan
bloqueos para protestar por la detención de sus líderes, hostigan a
la ciudadanía y la extorsionan para obtener recursos financieros,
realizan atentados contra quienes se niegan a pagarles o a colaborar
con ellos.
Frente a las estrategias de la delincuencia organizada el Estado
respondió con una guerra abierta, a través de operativos declarados
formalmente, se llevó al Ejército a las calles y suspendió de facto
las garantías individuales como el libre tránsito, sometiendo a la
ciudadanía a cateos y detenciones arbitrarias y violentando sus
derechos humanos. También se atacó sistemáticamente a los
gobiernos priístas a través de acusaciones de tener vínculos con la
delincuencia organizada.
Ante estas estrategias los sujetos entrevistados refieren que han
tenido que desarrollar tácticas de sobrevivencia como migrar a
otros lugares ante las amenazas de la delincuencia, recluirse en sus
casas y renunciar a las actividades de esparcimiento, incluso durante
el día ante el peligro de quedar en medio de un enfrentamiento.

181
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Los sujetos también se refirieron a la creación de redes de


información y apoyo, a través de las cuales logran enterarse de los
posibles riesgos, las desapariciones, los avances de los grupos de
la delincuencia organizada y la presencia de operativos del Ejército.
También se refieren al surgimiento de grupos organizados para
apoyar a familiares de desaparecidos realizar manifestaciones y
actividades artísticas para visibilizar la violencia que se vive.

b) En el centro

Los grupos de la delincuencia organizada han establecido en esta


zona del país su centro de operaciones, sus acciones están
encaminadas a la producción de drogas sintéticas y la distribución
de drogas en general hacia distintas zonas del país, debido a la
cercanía con el puerto de Lázaro Cárdenas y los accidentados
caminos entre los Estados de México y Michoacán, que les permiten
trasladar la droga sin ser molestados, a través de localidades muy
pobres y con nula presencia del Ejército y la Policía Federal; los
dirigentes de estos grupos han establecido esta zona del país como
su lugar de refugio, en donde también se disputan el control y
desarrollan otras actividades delictivas como narcomenudeo,
secuestro, extorsión y asalto. Diferentes grupos del crimen
organizado se han coludido con los gobiernos locales.
Frente a estas acciones del crimen organizado el Estado ha
realizado detenciones y asesinatos de cabecillas de algunos cárteles,
así como desmantelamiento de laboratorios de producción de
drogas sintéticas, pero no declaró la guerra abierta ni llevó al Ejército
a las calles para combatirlos, además de que no se emprendieron
acciones contra gobernantes locales coludidos con algunos de estos
grupos. También suspendió de facto las garantías individuales de
los ciudadanos y ha violentado sus derechos humanos a través de
cateos y detenciones arbitrarias y principalmente al dejar a
comunidades enteras en manos de la delincuencia organizada.
Ante estas estrategias los sujetos relatan que han tenido que
desplegar tácticas de supervivencia basadas en el auto-cuidado y
el auto-encierro para evadirse de las acciones delictivas de los

182
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

cárteles, así como de los cateos y retenes de las autoridades que


cometen abusos en su contra, además de tener que negociar con
los integrantes de la delincuencia organizada que los hostigan,
intimidan, amenazan y extorsionan y frente a cuyas amenazas no
pueden oponerse ni recurrir al Estado.

c) En el Pacífico Sur

La estrategia de la delincuencia organizada es el cultivo y la


producción de drogas sintéticas, para lo cual controlan comunidades
enteras a través de grupos armados que se disputan los territorios
con diversos grupos delictivos.
En las localidades más pobres del país los integrantes del crimen
organizado reclutan mano de obra barata para la producción de la
droga y para la conformación de sus brazos armados. Para esto se
coluden con autoridades locales y lo mismo realizan acciones para
ganarse el respaldo de los habitantes que actos de hostigamiento
en contra de quienes se oponen a ellos.
En esta zona del país el Estado declaró una guerra abierta contra
los cárteles del narcotráfico a través de la implementación de
operativos formales, con los que también llevó al Ejército a las calles
y estableció un estado de excepción.
Sin embargo, la presencia militar es una continuación de la
guerra sucia declarada desde los años 70s en contra de la guerrilla
endémica característica de estas entidades. La guerra contra el
narcotráfico ha sido utilizada como un pretexto para perseguir a
líderes opositores a proyectos transnacionales, con lo que se
posibilita el despojo y sobre explotación de recursos naturales.
El Estado ha perseguido a gobernantes perredistas acusándolos
de estar vinculados con la delincuencia organizada. Se ha
implementado la violación sistemática de derechos humanos de
los ciudadanos.
Frente a estas estrategias los ciudadanos recurren a la migración
forzada y al auto-encierro, crean redes entre amigos y familiares
que están más enterados para que les informen acerca de los
posibles riesgos, las personas vinculadas y los movimientos de

183
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

delincuentes y autoridades. También recurren a la negociación con


los integrantes de la delincuencia organizada, quienes realizan
acciones de protección a las comunidades en relación con la
delincuencia común o frente a los abusos de otros grupos delictivos,
median ante conflictos personales y también extorsionan,
amedrentan, alardean de su poder y vínculo con autoridades
locales.

ZONA CRIMEN ORGANIZADO ESTADO TÁCTICAS

FRONTERA NORTE Trasiego de drogas. Guerra contra el crimen Migración forzada.


organizado en las calles.
Entidades de auge, Atentados Auto-reclusión.
económico, industria Imposición de estado de
Bloqueos Construcción de redes
maquiladora, zona excepción de facto.
de información y apoyo
franca, polo de Enfrentamientos,
Suspensión de facto de o de solidaridad.
atracción para la secuestros, matanzas,
garantías individuales
migración. levantones. Creación de grupos
organizados. (artísticos,
asociaciones de
derechos humanos,
búsqueda de
desaparecidos)

CENTRO Organización y Captura y asesinato de Auto cuidado.


distribución de la droga. capos.
Entidades más ricas del Restricción de
país, explosión Procesamiento de Complicidad y actividades habituales.
demográfica, drogas sintéticas encubrimiento con otros
Negociación con la
desempleo y Residencia de los capos cárteles.
delincuencia.
desigualdad, centro y control de
Suspensión de facto de
político nacional. operaciones.
garantías individuales:
Reclutamiento, libre tránsito.
narcomenudeo
Control de comunidades.
Delincuencia común.
(Secuestro, extorsión,
robo, asalto.

PACÍFICO-SUR Producción y cultivo de Guerra sucia contra la Migración forzada.


drogas. guerrilla endémica.
Históricamente Auto-reclusión.
agrícolas, productores Control de comunidades, Represión y persecución
Redes de organización
de migrantes, ricos en conformación de grupos de movimientos
para información y
recursos naturales y armados, reclutamiento, sociales.
apoyo.
con altos índices de hostigamiento a
Suspensión de garantías
pobreza, productores comunidades. Negociación con la
individuales Estado de
de drogas desde los delincuencia.
sitio.
años 40.
Puerto estratégico
para el trasiego por
mar.

184
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

La experiencia de los sujetos: la vulnerabilidad

Un segundo nivel del análisis es el de la experiencia de los sujetos,


la cual hemos definido como el resultado de la acción con sentido
que se produce en el relato de los sujetos y que en este trabajo
analicé a partir de dos indicadores que son, por una parte las
valoraciones y juicios de valor que hacen los sujetos de las
situaciones que relatan y en las que se expresan las voces de su
cultura a manera de un deber ser a partir del cual califican las
acciones relatadas, y por el otro, las emociones que refieren con
respecto a esas vivencias y que se expresan a través del lenguaje
lírico, cuando hablan acerca de sí mismos, usando la primera
persona para asumir una posición con respecto a su propio discurso.
Lo que se pudo observar en el análisis de las valoraciones de los
sujetos es que no hay diferencia entre autoridades y delincuentes.
Como señala Veena Das, el Estado se constituye para los ciudadanos
en la relación cotidiana con los agentes que lo representan y quienes
actúan dentro y fuera de la legalidad, lo que es evidente que no
constituye una excepción sino una regla.12 La experiencia de los
sujetos es que pueden ser violentados lo mismo por los miembros
del crimen organizado que por las autoridades de distintos niveles
y filiaciones y que se encuentran indefensos frente a ambos.
Una segunda valoración que aparece en el análisis es que es el
Estado el que se configura como una amenaza para la ciudadanía
por la facultad que tiene de ejercer la violencia contra ella. En las
valoraciones que hacen los sujetos se pueden observar distintos
niveles de conciencia con respecto al papel del Estado en la
generación de la violencia que viven, mientras que algunos sujetos
asumen una postura crítica frente a lo que reconocen como un
fenómeno social derivado de la acción del Estado, otros convierten
sus experiencias en un asunto personal y que amerita soluciones
individuales que tienen que ver con la adecuación de su conducta
y actividades habituales.
En las valoraciones de los sujetos la “guerra” contra el
narcotráfico aparece como una ficción en donde el Estado tiene

12
DAS Y POOL, El Estado.

185
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

un interés distinto al de eliminar a los grupos de la delincuencia


organizada y el cual se hace evidente en la actuación selectiva contra
determinados cárteles, la colusión de los agentes del Estado con
grupos criminales y el no actuar ante las demandas ciudadanas de
procurar la seguridad en localidades controladas por ellos.
Como se ha señalado, en el nivel de las emociones se puede
observar la manera en que los sujetos se posicionan frente a sus
propias vivencias para constituir su experiencia. En el análisis
realizado aparecen el miedo, la impotencia, el coraje y la
incertidumbre como emociones constantes cuyo sentido depende
del contexto y la vivencia de cada sujeto.
Los sujetos entrevistados describen el miedo a través de distintos
matices que van desde la paranoia generada por vivir en entornos
en los que saben que pueden convertirse en víctimas, hasta el terror
en los casos donde las experiencias han puesto en peligro su
integridad física.
La impotencia es un sentimiento generalizado que tiene que
ver con la imposibilidad de actuar ante autoridades y delincuentes,
no tener a quién recurrir, no poder hacer nada frente a los
victimarios que tienen mayor fuerza porque están armados, porque
representan a la autoridad o porque la autoridad los protege.
El coraje, enojo, frustración, fundamentalmente están
relacionados con la imposibilidad de continuar haciendo sus vidas
normalmente, con las pérdidas que algunos han tenido, con lo que
consideran abusos por parte de la autoridad y la colusión con la
delincuencia.
La incertidumbre aparece como la imposibilidad de saber qué
pasará en el futuro, si terminará la violencia o si en algún momento
se convertirán en víctimas, hay la expectativa de que la situación
está cada vez peor y que es generalizada en todo el país: no hay a
dónde ir, esto sume a los sujetos entrevistados en la desesperanza
y lleva a algunos a la apatía y a otros a la acción colectiva.
El análisis de las valoraciones y las emociones de los sujetos en
relación con el contexto en el que viven y las acciones que relatan
hace evidente la experiencia de la vulnerabilidad a partir de la cual
es posible comprender las distintas tácticas que despliegan frente
a la violencia. En algunos casos la experiencia y la reflexión que
186
LOS DAÑOS COLATERALES: CIUDADANOS COMUNES FRENTE A LA VIOLENCIA

hacen los sujetos y el contexto en el que se desenvuelven los


mueven a la acción directa organizada, mientras que en otros los
hacen recurrir al encierro, el auto cuidado y la individualización.

Ciudadanos activos: pese a la violencia la vida sigue

Es posible concluir de manera general que en México la ciudadanía


trabaja en forma ardua y cotidiana para sobrevivir a la violencia
implementada de manera estratégica tanto por el Estado como
por la delincuencia organizada.
Como pudo observarse en el cuadro, cada uno de los contextos
tiene características socio-históricas distintas, que permiten
comprender y explicar las modalidades particulares de violencia
que se viven en cada región, de acuerdo con el tipo de trabajo que
desarrollan principalmente los cárteles en cada región y las
relaciones de poder entre los cárteles y el Estado. Frente a las
distintas formas de violencia los ciudadanos a su vez han tenido
que desarrollar distintas tácticas de sobrevivencia. La caracterización
de los distintos actantes y de las acciones que realizan es resultado
del análisis estructural de los relatos de los sujetos estudiados.
Los sujetos analizados no permanecen pasivos frente a la
violencia, sino que actúan dentro de las posibilidades que les da su
condición de vulnerabilidad frente al Estado y la delincuencia
organizada y las acciones encaminadas a preservar la propia
integridad y continuar con la vida constituyen formas activas de
resistencia. Como diría Das a pesar de ser administrada por el poder,
en los márgenes la vida fluye.13
Desde la experiencia de los sujetos afectados se rompe el
discurso del Estado sobre los daños colaterales y los actores de la
violencia, los ciudadanos comunes no están solamente a merced
de la delincuencia organizada, sino que son en la excepcionalidad
que da la guerra abierta, víctimas frecuentes de policías
municipales, estatales y federales e inclusive del Ejército; lo que
los relatos muestran son historias de gente que sobrevive entre
estas dos fuerzas.

13
DAS, Sujetos.

187
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Bibliografía

AGUILAR RIVERA, José Antonio, Bases sociales del crimen organizado y la


violencia en México, México, Centro de Investigación y Estudios en
Seguridad, Secretaría de Seguridad Pública Federal, México, 2012.
ASTORGA, Seguridad, traficantes y militares. El poder y la sombra, Tusquets
Editores, México, 2007.
DAS, Veena y POOL, Deborah, El estado y sus márgenes, México, Revista
Académica de Relaciones Internacionales, núm. 8, GERI-UAM, México,
2008.
DAS, Veena, “El acto de presenciar. Violencia, conocimiento envenenado y
subjetividad”, en ORTEGA, Francisco (ed.) Sujetos del dolor, agentes
de dignidad, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2008.
DE CERTEAU, Michel, La invención de lo cotidiano. 1.-Artes de hacer, México,
1ª, Ed. Universidad Iberoamericana-ITESO; México, 1996.
DE LA PEZA, María del Carmen, Investigación cualitativa y análisis del
discurso”, 277, en MEJÍA MONTES DE OCA, Pablo, JUÁREZ NÚÑEZ, José
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DE LA PEZA CASARES, María del Carmen, El rock mexicano. Un espacio en
disputa, México, UAM-Xochimilco, 2014.
SAVIANO, Roberto. Cerocerocero. Cómo la cocaína gobierna el mundo,
Barcelona, Anagrama, 2014.

188
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN.
UNA REALIDAD QUE IMPONE DESIGUALDAD, VULNERABILIDAD
Y FRENO EN EL EJERCICIO DE TODOS SUS DERECHOS

Verónica Oikión Solano


EL COLEGIO DE MICHOACÁN

La humanidad futura, liberada de la miseria,


suprimirá toda clase de violencias.
NATALIA SEDOVA1

Consideraciones iniciales

Desde la perspectiva de género,2 se hace una apretada reconstruc-


ción y análisis del fenómeno social de las violencias contra las
mujeres en Michoacán, es decir, asediadas tanto por la violencia
estructural –denominada así porque es una situación de
desigualdad permanente, continua y muchas veces imperceptible
y/o naturalizada por la sociedad en su conjunto, e incorporada
históricamente a la estructura social–,3 como por la violencia

1
Palabras de Natalia Sedova-Trotsky reproducidas en MACÍN, La falsa esposa, p. 207.
2
El término género se refiere a las identidades, las funciones y los atributos construidos
socialmente de la mujer y el hombre, y al significado social, cultural y contextual que se
atribuye a esas diferencias biológicas. Véase: Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer, “Recomendación general N° 28 relativa al artículo 2 de la Convención de la
Organización de Naciones Unidas ( ONU) para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, CEDAW/C/GC/28”, 16 de diciembre de 2010, párrafo 5. En
relación con los resolutivos de la ONU, la perspectiva de género “significa, en primer lugar,
pensar en las mujeres. En segundo lugar, significa pensar en los hombres y las mujeres
relacionalmente –cómo una sociedad organiza sus roles de género en las relaciones entre
hombres y mujeres. En tercer lugar, significa pensar en cómo todo lo que se hace puede
afectar de manera diferente a cada grupo y/o afectar la dinámica de las relaciones entre
ellos”. ROSGA, BASTICK y EBNÖTHER, Previendo, p. 34.
3
De acuerdo con el informe de ONU Mujeres de abril de 2015, “Violencia feminicida en
México”, se confirma que: “Las distintas formas de agresión contra la mujer se insertan en un

189
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

directa. Esta última engloba el estallido de guerras que supone el


rompimiento del equilibrio de fuerzas en un determinado sistema,
y, en este caso en particular, entendida como aquellos conflictos y
su impacto directo entre las mujeres, producidos por la ruptura
del pacto social en el sistema sociopolítico en Michoacán a causa
del avanzado estado de deterioro y descomposición de las insti-
tuciones de gobierno, adicionado con la carencia de oportunidades,
la falta de alternativas de formación, crecimiento personal y
movilidad social, y, finalmente con la puesta en marcha de la estra-
tegia federal acometida contra la delincuencia organizada y el
narcotráfico.
Al referirme a las violencias contra las mujeres a lo largo del
texto, asumo una noción explicativa que en términos generales
comprende

cualquier acción u omisión que, en razón de género, cause a las muje-


res daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico,
sexual, o incluso, la muerte, tanto en el ámbito privado como en el
público, que se expresa en amenazas, agravios, maltrato, lesiones y
daños asociados a la exclusión, subordinación, discriminación, explo-
tación y opresión de género en cualquiera de sus modalidades, afec-
tando sus derechos humanos.4

Todas éstas se despliegan en situaciones de agresividad


(utilizando la fuerza física o verbal) contra la subjetividad femenina
para disminuirla, destruirla o negarla. A ello favorecen, sin duda,
los patrones culturales con respecto al predominio de los hombres
con respecto a las mujeres, “así como las vivencias que día tras día
alientan estas conductas, [que] han contribuido a que se originen

contexto general de violencia estructural, y tienen su origen también en factores sociales


que esquilman los derechos de la población femenina”. FERRER, “Desde 2007 se desató una
escalada de violencia contra el sector, señala informe de la ONU”, La Jornada Michoacán,
sección Sociedad, Morelia, viernes 10 de abril de 2015, pp. 11-12.
4
“Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Michoacán de
Ocampo. Decreto núm. 70 del Congreso del Estado de Michoacán”, promulgado por el
Ejecutivo estatal en la ciudad de Morelia, Michoacán, 24 de diciembre de 2008, Periódico
Oficial de Estado de Michoacán de Ocampo, tomo CXLV, núm. 52, Morelia, Mich., miércoles
31 de diciembre de 2008, p. 3.

190
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

y perpetúen modelos de coacción y violencia contra ellas, ejercidos


en mayor o menor medida a lo largo de la historia”.5 El coartar el
desarrollo de las mujeres como personas humanas implica “cómo
el género es un eje central en su extensión y perpetuación [de las
violencias contra las mujeres]. En otras palabras, hay que considerar
cómo el género es vehículo, en sí mismo, de relaciones y situaciones
de violencia”.6 Y puede redundar en situaciones extremas de una
existencia en abandono, marginación, pobreza y desigualdad social;
quebrantamiento del tejido social y desestructuración familiar;
desaparición forzada de miembros de su conjunto familiar y
comunitario; merma de sus bienes materiales; pérdida de su hogar;
precariedad del entorno laboral. Entre muchas otras tragedias e
infortunios de los que son víctimas las mujeres en medio de
hostilidades de distinta naturaleza, como hambrunas, tierra
arrasada, persecución, desplazamiento forzado, encarcelamiento,
represión, migración y exilio. “De esta forma no sólo la coerción
física atenta contra el sujeto, sino que otro tipo de presiones de
índole moral, simbólica, institucional o incluso estructural pueden
ser catalogadas, igualmente, como violencias”.7
Amén de que, en cualquier conflagración, y aún en condiciones
de legalidad del orden social vigente, existe una violencia
persistente contra las mujeres, la llamada violencia de género, es
decir, toda la gama de agresiones por odio contra las mujeres por
el hecho de serlo: acoso, violación, esclavitud sexual, abortos y
embarazos forzados, violencia ginecológica, mutilación genital,
inoculación de enfermedades de transmisión sexual como el Virus
de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA), tortura psicológica,
tortura física y feminicidios.
Con base en informes nacionales e internacionales, el analista
Miguel Concha asegura que el feminicidio en México, es decir,

5
Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional
sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, p. 3.
6
OCHOA, CALONGE, “La violencia contra las mujeres en la región occidente, México: Entre la
inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65, septiembre-
diciembre de 2014, pp. 125-126.
7
OCHOA, CALONGE, “La violencia contra las mujeres en la región occidente, México: Entre la
inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65, septiembre-
diciembre de 2014, p. 125.

191
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

por razones de género, pone de manifiesto una cultura misógina y


machista, producto de un sistema patriarcal en que sus cuerpos y sus
vidas son objetos que pueden ser lacerados y desechados en cual-
quier momento. Pero el Estado es también causa estructural de este
problema, pues a la hora de concretar la omisión de sus obligaciones
de promover, respetar, proteger y garantizar la vida de las mujeres
–obligaciones a las que se comprometió a través de las ratificaciones
de la Convención de Belem do Pará, y la Convención sobre la Elimina-
ción de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)–, el
feminicidio se realiza con el consentimiento de las instituciones.8

En efecto, la violencia de género es orquestada desde el ejercicio


de la autoridad masculina para reforzar el orden asimétrico
establecido como arma de control y subordinación contra las
mujeres. Por ende,

La violencia hacia las mujeres, debido a su pertenencia genérica, no


es un problema que se explique por adicciones, condiciones de po-
breza, problemas psicológicos del agresor, etc., es un problema de re-
laciones de poder entre sexos manejado desde una perspectiva de
sometimiento; como tal, las normas, costumbres, valores y asignación
de jerarquías a los roles de género que lo sustentan, se refuerzan en
todos los ámbitos, pero es dentro del seno familiar donde se reprodu-
cen y se adquieren durante la infancia.9

De tal manera que es preciso complejizar el estudio sobre las


violencias contra las mujeres, pues “se entrelazan fenómenos físicos
y objetivos con otros de índole subjetiva y simbólica, y en la cual
un mismo hecho violento puede tener lecturas e implicaciones
significativas diferentes de acuerdo con los contextos sociales en
donde se produce”.10

8
CONCHA, “Feminicidio y violencia feminicida”, La Jornada, sección Opinión, México, sábado
7 de marzo de 2015, p. 18.
9
Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional
sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, p. 19.
10
OCHOA, CALONGE, “La violencia”, Acta Sociológica, núm. 65, septiembre-diciembre de 2014,
p. 126.

192
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

Frente a esta panorámica, una primera parte de este texto está


dedicada a explicar cómo se desarrollan y qué impacto tienen las
violencias permanentes y continuadas contra las michoacanas de
cualesquier posición social o económica, edad, características
físicas, condición étnica, religiosa, orientación sexual y estado civil,
en distintos espacios públicos y privados, haciendo énfasis en la
violencia de género.
En segundo término, me detengo en la violencia adicional
generada contra las mujeres a partir de mediados de la primera
década del siglo XXI, en el marco de la guerra contra el narcotráfico
instaurada en Michoacán por el gobierno federal, así como en el
contexto del surgimiento de los grupos de autodefensa en una
buena parte de la geografía michoacana.
Un tercer apartado atiende la declaración de la alerta de género
en el estado de Michoacán para dilucidar si su puesta en marcha
ha frenado o revertido las sempiternas violencias sufridas por las
michoacanas.
En las conclusiones se hace un balance crítico sobre cómo las
violencias generadas en Michoacán (en un tiempo largo y de
carácter histórico) degradan permanentemente la posibilidad de
que las mujeres accedan en igualdad de circunstancias a un ejercicio
pleno de todos sus derechos.11
El fin último es interpelar los viejos estereotipos y visiones de
carácter misógino y discriminatorio (acentuados por condicionantes
de orden simbólico como el conservadurismo, así como de carácter
estructural como la omisión e inmovilismo de las instituciones)
sobre las actividades y las acciones de las mujeres michoacanas,
que prolongan su invisibilidad en distintos espacios y mantienen la
naturalización de las violencias en su contra.
Dichos estereotipos refuerzan las representaciones femeninas
en donde priva su pasividad y sus estados de maternidad y
fecundidad. Además, se centran en la supuesta debilidad inherente
11
“Atender la discriminación y la violencia en la entidad es un imperativo urgente si se quieren
alcanzar mejores niveles de desarrollo que abarquen el ejercicio de la ciudadanía plena de
las mujeres”, en Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de
género y violencia contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y
Gobierno del Estado de Michoacán, circa 2012 p. 6.

193
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

de las mujeres respecto de los hombres, así como en la aparente


vulnerabilidad intrínseca femenil frente a la violencia de los
hombres, y éstos en sus roles estereotipados como protectores o
como victimarios. “El argumento aquí no es que las mujeres son
víctimas [per se], ni de que son vulnerables debido a la debilidad
inherente al sexo femenino. Más bien, que la vulnerabilidad de las
mujeres es significativamente mayor en los sistemas organizados
socialmente de desigualdad de género”.12 Pese a las continuadas
violencias de las que han sido presas, se ha iniciado un proceso de
concientización femenina y el diseño de estrategias educativas con
transversalidad de género; con limitaciones y sólo en algunos
escenarios de la sociedad civil, pero que intentan empoderar su
acción colectiva y alentar resistencias transgresoras. En una palabra,
impulsar la habilidad y la dimensión de las mujeres para instituirse
como sujetos activos en la construcción de una cultura para la paz.
Así, las michoacanas en distintos ámbitos comienzan a romper
esquemas de manera intuitiva y con imaginación para salir de la
invisibilidad a la que permanentemente han sido sometidas, y para
destacar sus aptitudes y sensibilidades solidarias, creativas y
enérgicas.

La persistente violencia contra las mujeres en Michoacán

La historia patriarcal tiende un manto de silencio y olvido sobre la


interpelación y el accionar femenil. Al descentrar dicha historia y
cuestionar sus ejes historiográficos provenientes de la dominancia
masculina, descubrimos narrativas en donde las figuras femeninas
protagonizan historias de empoderamiento social, cultural y
político, y a la vez sufren y se ven enfrentadas a situaciones
convulsas de violencia y muerte. Sus vidas terminan por ser materia
ignorada, y objeto de estigmatización y ocultamiento al pretender
involucrarse en “asuntos de hombres”.13 También es reflejo de que
el reparto de los espacios para las mujeres no ha sido equitativo de

12
ROSGA, en colaboración con BASTICK y EBNÖTHER, p. 28.
13
John Mraz ha dicho con razón que: “Enterrada bajo las proclamas, las declaraciones y los
discursos de los cuerpos gobernantes compuestos por hombres encontramos escondida la
historia de las mujeres”. MRAZ, “Más allá”, Política y Cultura, núm. 1, Revista del Departamento

194
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

ningún modo, aunque formalmente en las leyes se estipule lo


contrario,14 porque reiteradamente han sido apartadas y relegadas
de las decisiones del orden social, político, económico, militar y de
seguridad de cualquiera sociedad. Esto es muestra de que las
mujeres han tenido que luchar a contracorriente para reivindicar
sus propios derechos, hacerse de una ciudadanía más activa y,
finalmente, alcanzar condiciones de paz permanente.
Históricamente, las mujeres en Michoacán15 han tenido “un trato
asimétrico que redunda en la restricción de sus libertades y en el
ejercicio de sus derechos”.16 Según datos aportados por el INEGI, el
Índice de Desarrollo relativo al Género (IDG) coloca a Michoacán en
el número 29 en relación con el resto de las entidades del país,
apenas por arriba de Guerrero, Oaxaca y Chiapas.17
En el ámbito público, mujeres económicamente activas en
Michoacán sufren violencia laboral, es decir, agresión física o
psicológica, humillaciones, vejaciones, acoso sexual por parte de
sus empleadores y patrones, o por sus propios compañeros de
trabajo.18 También son objeto de discriminación laboral, “que se

de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, otoño


de 1992, p. 155. Anderson y Zinsser llaman la atención sobre la ausencia de las mujeres en
los libros de historia. Dicha carencia se traduce como “el mito, sutilmente denigrante, de
que las mujeres o ‘no tienen historia’, o han hecho pocos méritos para ser incluidas en el
acervo histórico”. Ver: ANDERSON y ZINSSER, “Introducción”, p. 11.
14
En la actual legislación mexicana se cuenta con “Ley del Instituto Nacional de las Mujeres”,
“Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres”, “Ley General de Acceso de las mujeres a una
Vida Libre de Violencia” y “Ley sobre Trata de Personas”.
15
Revisar parte de esta historia de desigualdad contra las michoacanas en OIKIÓN SOLANO,
Cuca García.
16
Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia
contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de
Michoacán, circa 2012, p. 2.
17
El IDG refleja las desigualdades entre hombres y mujeres, para ello toma en cuenta tres
factores: “Una vida larga y saludable, medida por la esperanza de vida al nacer. Conocimientos,
medidos por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta de matriculación combinada
en educación primaria, secundaria y terciaria. Un nivel de vida decoroso, medido por la
estimación de ingreso proveniente del trabajo (en dólares PPC)”. El IDG en el caso de Michoacán
es de 0.7477, por debajo del promedio nacional que es de 0.7959. Las mujeres en Michoacán
de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia contra las mujeres, México,
INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de Michoacán, circa 2012,
pp. 2, 34 y 37.
18
Generalmente las instituciones públicas estatales avocadas a las relaciones laborales
desconocen dichas situaciones, no cuentan con registros fiables ni dimensionan su

195
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

relaciona con menores oportunidades de trabajo, promociones y


prestaciones”, ya sea en la entrega de un sueldo menor al que
reciben sus compañeros varones en la realización de las mismas
tareas laborales, o en la no contratación laboral por el solo hecho
de ser mujer. A las embarazadas se les despide, o, en otros casos,
al solicitar empleo deben someterse a la prueba de gravidez para
que puedan ser contratadas. Todo ello redunda “en las actividades
y desempeño laboral de las mujeres y disminuyen su dignidad como
ser humano”. Las cifras presentadas por la Encuesta Nacional sobre
la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011 señalan
que en el caso de las michoacanas económicamente activas que
fueron sujetos de violencia, “la mayoría, 92.8%, declaran ser
víctimas de discriminación y 18.3 de acoso moral, físico o sexual
en sus centros de trabajo”.19
No puede dejarse tampoco de lado la violencia en otros espacios
públicos como lo son las instituciones educativas, y ejercida contra
las niñas y mujeres por parte de personal académico y
administrativo, así como por directores y autoridades de distintos
niveles y por sus propios compañeros de estudio. Aunque tampoco
hay indicadores confiables que nos dimensionen la gravedad del
problema porque “las y los responsables señalaron no tener un

problemática. Tampoco la atienden para revertirla y eliminarla. “Ésta es una forma de


violencia institucional que se imbrica con otras violencias contra las mujeres que llevan a la
desatención y la ausencia de políticas públicas específicas”, en OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO,
“La violencia contra las mujeres en la región occidente, México: Entre la inoperancia
institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65, septiembre-diciembre
de 2014, p. 134.
19
Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia
contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de
Michoacán, circa 2012, p. 29. Para la región occidente, se ha corroborado que en los casos
de “quienes ganan más de cinco salarios mínimos, las mujeres resultan ser menos de la
mitad en relación con los hombres. Los casos de mayor desigualdad son los de Querétaro,
Michoacán y San Luis Potosí, donde las mujeres que obtienen esos ingresos apenas llegar a
ser un tercio de los hombres. No debe pasarse por alto el hecho de que estamos hablando
de una situación estructural, no coyuntural, independientemente del año de referencia y
del ciclo económico, las proporciones de inequidad salarial se mantienen entre mujeres y
hombres”, en OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia contra las mujeres en la región
occidente, México: Entre la inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta
Sociológica, núm. 65, septiembre-diciembre de 2014, p. 134. Revisar: Panorama de violencia
contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las
Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, p. 59.

196
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

registro formal de estos casos, respondieron con imprecisiones a


la hora de indicar la extensión de la problemática, o apuntaron a la
inexistencia de protocolos y procedimientos para darles cauce”.
Según la ENDIREH 2011, 3 de cada 100 michoacanas que asisten o
asistieron a la escuela (de un millón 408 mil 500), “han padecido
algún incidente de violencia en donde estudiaban; manifestaron
haber vivido humillaciones, agresiones físicas, propuestas de tipo
sexual a cambio de calificaciones, fueron obligadas a tener
relaciones sexuales o ser objeto de castigos por negarse a preten-
siones determinadas”. Por ende, salta a la vista la omisión de las
autoridades. “Nos encontramos con que las y los funcionarios
responsables de los diferentes niveles educativos suelen desconocer
la violencia docente, es decir, aquella perpetrada por los profesores,
personal administrativo o de intendencia a las alumnas, en virtud
de su posición jerárquica, mayor autoridad y a través del acoso
personal”.20
Además, la violencia en los espacios públicos y comunitarios
tiene una alta incidencia en la entidad, reflejada en ofensas verbales
[piropos groseros y con connotación sexual sobre el cuerpo
femenino], manoseos, hostigamiento sexual, exhibicionismo,
violaciones (en la vía pública, establecimientos laborales,
industriales, comerciales, servicios, transporte público, instituciones
públicas, centros deportivos, de recreación y esparcimiento, en
áreas rurales, etcétera), ya sea por parte de extraños o de sus
propios familiares, amigos, parejas, ex parejas y conocidos.21

20
OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia contra las mujeres en la región occidente, México:
Entre la inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65,
septiembre-diciembre de 2014, pp. 135-137. En la región occidente del país, “tanto el ámbito
laboral como el escolar son espacios atravesados por relaciones desiguales que producen
violencias específicas contra las mujeres, reflejadas en inestabilidad, aislamiento y acoso.
Sin embargo, las instituciones muestran negligencia a la hora de reconocer estas
circunstancias y de dar debida resolución a las violaciones de derechos de las mujeres. Así,
la violencia institucional permea y fortalece las violencias laboral y escolar que padecen las
mujeres en la región”. Revisar: Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de
Ocampo, Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH)
2011, p. 55.
21
OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia contra las mujeres en la región occidente, México:
Entre la inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65,
septiembre-diciembre de 2014, pp. 137-138. Según datos proporcionados por estos autores,

197
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

El sometimiento de las mujeres para obligarlas a ejercer la


prostitución, así como el secuestro y la trata de mujeres y niñas
son delitos graves contra las mujeres de los cuales no se conoce en
detalle su magnitud y alcance en Michoacán.
Más oculta e invisible es la violencia intrafamiliar y conyugal
porque se considera hasta hoy como natural y de la competencia
íntima de las parejas y encerrada en la esfera privada familiar, y
por lo tanto los agentes públicos generalmente no se involucran
en su atención. Empero, esta situación de agresividad continuada
contra las mujeres, que repercute también directamente en sus
hijos e hijas, conlleva violencia física, violencia emocional, violencia
económica y violencia sexual. Todas ellas pueden presentarse de
forma concurrente y se agravan cuando

Al interior de familias [se] mantienen […] valores que denominamos


conservadores, [en esos casos] las mujeres siempre ocupan un papel
subordinado respecto al esposo. Aunque pueda suponerse que ya han
cambiado algunos roles de género, todavía son muchas las mujeres
de la región, sobre todo en el ámbito rural, que piensan que su
obligación es obedecer al marido […]. Esta subordinación y obediencia
pueden ser elementos que eviten la denuncia de violencia.22

los indicadores referentes a piropos, hostigamiento y violencia comunitaria son, para el estado
de Michoacán de: 27.58; 7.36 y 46.7, respectivamente. La media nacional para cada indicador
es: 32.86; 9.70, y 50.0, respectivamente. En referencia a dichos indicadores, los autores
aducen que: “las entrevistas se encaminaron a desmentir los datos estadísticos […], las
integrantes de asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales y las trabajadoras
en instituciones de atención a las mujeres señalaron la elevada incidencia de la violencia en
la región y, sobre todo, su escasa visibilidad”. Se hace la observación que la violencia ejercida
contra las mujeres en el entorno comunitario “no se genera espontáneamente en él;
corresponde a todo un circuito general que lo preserva, como lo hace con la familia, la escuela
o la fábrica, y que se reproduce y toma nuevos aires y distorsiones en cada uno de esos
rincones donde se anida la convivencia fundada en relaciones sociales más amplias”. Revisar:
Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional
sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, p. 51.
22
En Michoacán, en 2006, el porcentaje de mujeres que aceptaban su rol de buena esposa
obediente con respecto a las órdenes del marido fue, de 55.21%, en el ámbito rural, y de
29.45%, en el urbano. Datos aportados por Ochoa Ávalos y Calonge Reillo, a partir de la
información proporcionada por la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en
los Hogares, ENDIREH, 2006, en OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia contra las mujeres
en la región occidente, México: Entre la inoperancia institucional y el conservadurismo social”,
Acta Sociológica, núm. 65, septiembre-diciembre de 2014, p. 140. Estos autores encontraron
que las mujeres no denuncian porque no entienden como violencia las agresiones sufridas.

198
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

En Michoacán “la tasa de no denuncia es muy elevada, 94 de


cada 100 mujeres casadas o unidas que han recibido tratos violentos
a lo largo de su relación no recurren a alguien para salir de esa
condición”. Infamante resulta incluso “cuando se constata que de
las que se atreven a acudir a alguna institución o autoridad, una
mayoría (79.4%) experimentó violencia física o sexual, en tanto el
resto, 20.6, recibió otro tipo de violencia”.23 La desconfianza en las
autoridades es otro factor que lograr inhibir y contener la cultura
de la denuncia en las mujeres; en Michoacán, “fue ese el motivo
que argumenta 16.5% de las no denunciantes, […]. Igualmente tiene
alto impacto el desconocimiento de la normatividad vigente en la
materia, […] por lo que la entidad ocupa el 22° lugar en grado de
desinformación”.24
De tal suerte que: “La discriminación, la violencia y la amenaza
de la violencia que padecen las mujeres por el hecho de serlo, en
prácticamente todos los ámbitos de sus vidas, las frenan en el
desarrollo de sus capacidades, inhiben el ejercicio de sus libertades
y, en consecuencia, se violentan sus derechos fundamentales”.25
A grado tal que las violencias en extremo ponen en riesgo la

23
Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional
sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, p. 17.
24
Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional
sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, p. 31.
25
Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia
contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de
Michoacán, circa 2012, pp. 5 y 6. Entre las múltiples formas de violencia intrafamiliar y
conyugal utilizada por los varones, se expresan las siguientes: dejar de hablar y dialogar con
ella; se le ignora; enojarse porque no ha realizado los quehaceres, las comidas y las tareas
domésticas; no tomarla en cuenta para tomar decisiones; no se le da cariño y comprensión;
no se le entregan o se le amenaza con no entregar recursos económicos para afrontar los
gastos familiares; se le fuerza a tener relaciones sexuales; se le golpea con las manos o con
distintos objetos; se le empuja; se le jalan los cabellos; se le veja; se le injuria; se le recrimina
por sospechar que lo engaña; es objeto de burlas y amenazas, para dañarla sicológicamente;
se le quitan los hijos; se le acusa de hacer un mal uso de los recursos familiares; se le inflige
miedo y terror orillándola al suicidio; el varón derrocha y malgasta el presupuesto familiar;
el varón destruye, tira o esconde objetos pertenecientes a ella; el varón sustrae o roba el
sueldo, el salario o el jornal obtenido por ella; se ve obligada a realizar sobre jornada laboral
femenina; se le prohíbe salir a la calle y/o desempeñarse en una actividad laboral remunerada.
INEGI. ENDIREH. Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, 2006,
citado en Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género
y violencia contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno
del Estado de Michoacán, circa 2012, p. 27.

199
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

integridad física y emocional de las mujeres. En la ENDIREH 2011 se


consigna que en Michoacán 45 de cada 100 mujeres casadas o
unidas han sido objeto de eventos violentos. Existe un incremento
en el caso de las mujeres agredidas por sus ex parejas en el periodo
de su relación, pues el 53.6% “fueron víctimas de hechos severos
de violencia”.26 Mientras que los datos proporcionados por el INEGI
en noviembre de 2016, ubican a la entidad con una proporción de
cerca del 60% de mujeres que han sido objeto de algún tipo de
violencia.27

La maquinaria de guerra contra las mujeres en Michoacán

Al día de hoy, “Los problemas que enfrentan las mujeres [en todo
tipo] de conflictos armados son consecuencia de la discriminación
histórica, la subordinación tradicional, el rol que las mujeres ocupan
cotidianamente y la desigualdad a la que las mujeres se han
enfrentado durante siglos”. 28 Con el agravante que, frente a
ofensivas generalizadas, en reiterados casos las mujeres se ven
obligadas a desplazarse o migrar, así como retirarse del espacio
público, reforzando su rol en el espacio doméstico.
Además, los vejámenes a los que se ven expuestas en distintos
entornos de agudización de la violencia, a causa de la generalización
de contiendas y hostilidades,

no nacen de manera repentina durante estas situaciones, en las que


pareciera que ‘todo está permitido, porque hay conflicto armado’, sino
que se gestan de manera cultural e histórica en la sociedad. En otras
palabras, la violencia en contra de las mujeres, que se encuentran en
contextos de conflictos armados, es la exacerbación de la violencia
que continúa latente en tiempos de paz en cualquier país del mundo.29

26
Panorama de violencia contra las mujeres en Michoacán de Ocampo, Encuesta Nacional
sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, pp. 9 y 29.
27
“Estadísticas a propósito del Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la
mujer (25 de noviembre)”. Datos Nacionales, INEGI, 23 de noviembre de 2016, www.inegi.
org.mx/saladeprensa/aproposito/2016/violencia2016_0.pdf [consulta: 11 agosto 2017].
28
MONTOYA RAMOS, “Introducción”, p. IX.
29
MONTOYA RAMOS, “Introducción”, p. X. Recuérdese el caso emblemático del medio millón de
mujeres violadas en Ruanda en medio del genocidio perpetrado en 1994. Otros conflictos

200
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

En esas condiciones degradantes, no podemos dejar de lado la


constatación de que las mujeres son tratadas

como botín de guerra en espacios en disputa por estructuras delictivas,


o su utilización como objetos sexuales ritualísticos entre los miembros
de estructuras del crimen organizado, son realidades que azotan día a
día a miles de mujeres en Latinoamérica ante la actitud cómplice e
indolente de unas autoridades permisivas que protegen, potencian y
garantizan la impunidad.30

Veamos más de cerca la problemática en Michoacán. El 24 de


febrero de 2013 salieron a la luz pública las llamadas autodefensas
en la comunidad de La Ruana, tenencia de Carrillo Puerto, municipio
de Buenavista, y en el municipio de Tepalcatepec. Otros grupos se
fueron integrando en diversas zonas a lo largo de ese año hasta
que en los primeros meses de 2014 las autodefensas tenían
presencia activa en 33 municipios –sobre todo de las regiones Costa
y Tierra Caliente– 31 de los 113 que componen el territorio
michoacano. Su intención original fue enfrentar y desterrar por la
vía de las armas a la delincuencia organizada y las organizaciones
de narcotraficantes que asuelan al estado (los Zetas, la Familia
Michoacana, los Caballeros Templarios, los Viagras, el H-3, los
Ántrax, el cártel Jalisco Nueva Generación, etcétera), sobre todo
desde 2001 cuando se incrementó su predominio por medio de la
violencia directa, “pues su forma de operar se caracterizó por una
expoliación de la sociedad, es decir, mediante el despojo con

donde las cifras son sobrecogedoras, son los casos de la ex Yugoslavia y Sierra Leona, con 60
mil y 64 mil, respectivamente. También han sido focos rojos de atención las violaciones
masivas en Congo y Liberia.
30
JUÁREZ RODRÍGUEZ, “Las mujeres como objeto”, Historia y Comunicación Social, vol. 19, 2014,
p. 250.
31
Los 33 municipios son los siguientes: Aguililla, Apatzingán, Aquila, Ario, Arteaga, Buenavista,
Chinicuila, Churumuco, Coahuayana, Coalcomán, Cotija, Gabriel Zamora, Huetamo, La
Huacana, Lázaro Cárdenas, Los Reyes, Múgica, Nuevo Parangaricutiro, Nuevo Urecho,
Parácuaro, Pátzcuaro, Peribán, Salvador Escalante, Tacámbaro, Tancítaro, Taretan,
Tepalcatepec, Tingüindín, Tocumbo, Tumbiscatío, Turicato, Uruapan y Yurécuaro. La CNDH
hizo recorridos por municipios sin presencia de autodefensas. Los testimonios recabados
corroboraron que tampoco están libres de la inseguridad y que se ha gestado una espiral de
violencia que no se ha detenido hasta la fecha.

201
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

violencia a la población, a la que explotaron económicamente” y


sometieron bajo un estado de terror. La situación cobró tintes catas-
tróficos entre 2006 y 2011 cuando se implementó en el territorio
michoacano la estrategia del gobierno federal denominada Operativo
Conjunto Michoacán. Numerosas poblaciones quedaron vulnerables
en medio de esta realidad de violencia extrema “a causa de los
enfrentamientos entre grupos de delincuencia organizada entre sí,
entre éstos y las autoridades o con los grupos de autodefensa”.32
Frente a esta gravísima problemática, cualquier lector o lectora
se preguntará por qué surgió dicho conflicto de grandes
dimensiones y ramificaciones y cuáles fueron sus orígenes. Las
investigaciones realizadas por la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos ( CNDH ) nos ofrecen un diagnóstico certero y una
explicación fidedigna:

El conflicto surgió porque las autoridades estatales y municipales no


cumplieron con eficacia sus funciones constitucionales de garantizar
la seguridad pública, sea por la incapacidad para enfrentar al crimen,
o por tolerancia o connivencia de las propias autoridades con la delin-
cuencia organizada. A esto debe sumarse la falta de coordinación en-
tre autoridades y generar una estrategia basada en una lógica de com-
bate a las consecuencias más que a las causas del fenómeno, además
del desafío trasnacional de la delincuencia organizada. A pesar de la
presencia de las autoridades federales en la entidad, la ineficiencia
del sistema de seguridad pública estatal y municipal y del sistema de
procuración de justicia estatal generaron espacios de impunidad, po-
blaciones dominadas por el terror y por la ausencia real de posibilida-
des de denunciar a quienes dañaban a la sociedad y de poderlos llevar
ante la justicia. Hubo regiones donde prevalecía la fuerza sobre la ley,
con la violencia que produce esta situación.33

32
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015, p. 7, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/
2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 10 de mayo 2017].
33
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015, p. 7, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/
2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 19 de mayo de 2017].

202
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

El caldo de cultivo de esta violencia desenfrenada ha sido un


profundo abandono social en que se encuentra la población
michoacana, es decir, en pobreza, marginación, exclusión, falta de
oportunidades laborales, educativas y de bienestar social, así como
altísimos flujos de migración. La incuria social permanente ha sido
generada por la distorsión criminal de las funciones ejercidas por
los tres niveles de gobierno y su incapacidad para desarrollar
políticas públicas cuyos objetivos fuesen remediar o eliminar la
desigualdad social como una situación continuada, de largo plazo;
es decir, referida a aquellas condiciones estructurales que
deterioraron o eliminaron una cultura de legalidad y atizaron un
entorno de claro deterioro del tejido social y la configuración de
una guerra brutal. Todo ello revela “el incumplimiento de la
obligación de garantizar las funciones básicas del Estado”, que ha
dado por resultado un entramado criminal infiltrado en todas sus
estructuras sociopolíticas y económicas, y sustentado por
elementos y mecanismos extralegales y delincuenciales.34 Los
testimonios recabados dan cuenta de todo tipo de coacciones,
secuestros, desapariciones, ejecuciones, inhumaciones clandes-
tinas, violaciones, extorsiones, intervención directa en la economía
de las comunidades para el control de los recursos públicos y
privados, lo que derivó en la escasez de alimentos básicos y en el
incremento en el costo de productos, así como en daños al
patrimonio y despojos de la propiedad, en el aumento del
desempleo y la coerción laboral, etcétera. La CNDH no soslaya que,

34
La CNDH afirma que: “las estructuras económicas y de violencia de la ‘delincuencia
organizada’ generalmente van aparejadas con redes criminales complejas, que van mucho
más allá que el tráfico de drogas y delitos contra la salud; para lograr sus objetivos incorporan
otras actividades ilícitas como el secuestro, la extorsión, operaciones con recursos de
procedencia ilícita, acopio y tráfico de armas, tráfico de indocumentados, trata de personas
y la incursión de mercados lícitos a través de esquemas ilegales. La experiencia nacional e
internacional ha demostrado que los grandes grupos delictivos forman alianzas
multinacionales para ampliar su alcance y diversifican sus actividades hacia una amplia gama
de economías […]. En el caso de Michoacán se percibe que las redes comerciales de estos
grupos de delincuencia, además del tráfico de narcóticos, se han ampliado hasta incluir la
venta ilegal de recursos naturales como los minerales o la madera”, en Informe especial
sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las violaciones a los derechos
humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de noviembre de 2015, p. 174,
www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/2016_IE_gruposautodefensa.pdf
[consulta: 10 de junio de 2017].

203
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

si bien a la fecha se han tomado algunas medidas gubernamentales,


resultan del todo insuficientes, y todavía Michoacán está muy lejos
de alcanzar una paz permanente que garantice a su población,
desde la perspectiva de los derechos humanos, una vida digna y
con acceso expedito a la justicia, la verdad y la reparación.35
Frente a este panorama, las michoacanas, sobre todo las que
viven en las zonas consideradas como bastiones del crimen
organizado, han sido violentadas de muy diversas maneras. La CNDH
comprobó que:

la delincuencia organizada utilizó la violencia en contra de las mujeres


y niñas para infundir terror en la comunidad, por las relaciones
afectivas, como hijas, madres, esposas, compañeras o hermanas, de
aquellos que se trataban de resistir o negar ante las exigencias de los
caballeros templarios. En estas comunidades, los hombres son consi-
derados tradicionalmente como los protectores de la sexualidad de
las mujeres en su comunidad, por lo tanto, cuando la sexualidad de
las mujeres es abusada y explotada, esta agresión se convierte en un
acto de dominación y poder sobre toda la comunidad.36

Este accionar del poder fáctico criminal ilustra de manera


fehaciente la violencia desgarradora impuesta a la población
michoacana –pero especialmente a las mujeres y niñas– en
complicidad (por formar parte de su red de protección), tolerancia
u omisión con autoridades de los tres niveles de gobierno, así como
de los servidores públicos del poder judicial, de cuerpos policiacos

35
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015, pp. 8 y 22, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/
2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 12 de mayo de 2017]. Hacia 2014 se reportó
que Michoacán mantenía niveles de pobreza por encima de la media nacional. “Mientras
que en México el 45.48% de las personas se encuentran en pobreza, en Michoacán lo están
el 54.37&; la proporción de personas en pobreza extrema de México es de 9.83% y en
Michoacán de 14.45%.
36
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015, p. 255, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/
2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 23 de julio de 2017].

204
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

y de la creciente presencia pública en funciones de policía de las


fuerzas armadas
Por ende, para las mujeres,

la inseguridad no sólo proviene de la delincuencia; se origina también


en una sociedad militarizada. De tal manera que la estrategia de en-
frentamiento frontal al narcotráfico del gobierno de Felipe Calderón
(2006-2012) –que otorgaba funciones de seguridad pública al ejército–
no contribuyó a que las mujeres recuperaran la confianza y la tranqui-
lidad en su estancia y tránsito por el espacio público. Al contrario, la
presencia de militares en las calles es la señal amenazante de que la
violencia se encuentra extremadamente próxima.37

Inclusive, se puso en evidencia la descomposición de algunas


autodefensas (convertidas en comandos de asalto con gran poder
logístico) al permitir sus líderes la infiltración en sus filas de la
delincuencia organizada. 38 Por su parte, la Comisión para la
seguridad y el desarrollo integral en el Estado de Michoacán
(Cosediem) (creada el 15 enero 2014) no logró extirpar la violencia
consuetudinaria y más bien abonó a la catástrofe social; sus
estrategias contradictorias, sus acuerdos ilegales y el manejo turbio
de los recursos públicos fueron en detrimento de la población y
acabaron por favorecer a los grupos delincuenciales. Todo ello en
el contexto de militarización39 y narco-violencia.

37
OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia contra las mujeres en la región occidente, México:
Entre la inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65,
septiembre-diciembre de 2014, pp. 144-145.
38
De acuerdo con la CNDH, “Durante el año 2014, se percibió que los habitantes de los
municipios con presencia de autodefensa que en un inicio celebraron su llegada, comenzaron
a manifestar que era de conocimiento público que las personas que antes pertenecían a ‘los
caballeros templarios’, ahora formaban parte de los grupos de autodefensa”, en Informe
especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las violaciones a los
derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de noviembre de
2015, p. 165, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/2016_IE_grupos
autodefensa.pdf [consulta: 14 de junio de 2017].
39
Para revisar la discusión sobre la militarización en México y su incidencia directa en la
violencia contra las mujeres, véase: RAYAS, “Orden de género y violencia militar”, en AGOFF,
CASIQUE y CASTRO, Visible, pp. 49-72.

205
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

En ese proceso desestructurado de acciones bélicas se produjo


una brutalización, es decir, una forma de violencia sexuada, directa,
inusitada y extrema que filtró hacia las víctimas un estado de miedo
sobrecogedor, más allá de los límites del terror.

Respecto a la situación de las mujeres y niñas michoacanas, se


recabaron testimonios de muchos casos de violencia sexual perpetrada
por ‘los caballeros templarios’. Según su dicho, si veían a una adolescente
o mujer de su agrado, la secuestraban y la violaban; en ocasiones se
llevaban a las mujeres y las regresaban cuando estaban embarazadas.40

Se confirma entonces la lógica bélica que transfigura las fronteras


de los órdenes sociales e impone la cosificación del cuerpo de las
mujeres y su asesinato y exterminio como el canon a alcanzar.41
Al respecto la CNDH recabó, entre otros numerosos testimonios
desgarradores, el siguiente:

En Tancítaro, una persona narró que ‘los caballeros templarios’


secuestraron a su hija de 15 años de edad, para presionarlo para que
accediera a pagar una cuota; sin embargo, únicamente pudo reunir la
mitad de lo que le solicitaban. Los delincuentes dejaron en la puerta
de su domicilio la mitad del cuerpo de su hija.42

40
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015. Un dato escalofriante es que entre 2006 y 2013 “la violación sexual casi
se duplicó: creció en un 92.44%. Las víctimas de este tipo de delito son casi en su totalidad
mujeres, por lo que en términos de violencia de género el dato resulta altamente
preocupante”, pp. 29 y 181, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/
2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 15 de julio de 2017].
41
“Un ejemplo que muestra el alto grado de violencia con el que se cometían los delitos y la
violencia en contra de la mujer, se obtiene del testimonio de V306, quien habló del caso de
dos hijas de un ejidatario que fueron secuestradas, violadas y asesinadas, para finalmente
dejar sus cuerpos afuera de su domicilio, debido a que sus padres no pudieron juntar la
cantidad exigida para su rescate”, en Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el
estado de Michoacán y las violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto,
Ciudad de México, 12 de noviembre de 2015, p. 69, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/
Informes/Especiales/2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 23 de mayo de 2017].
42
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015, p. 255, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/
2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 21 de agosto de 2017].

206
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

En esos escenarios, por si no bastara, se

oculta la violencia contra las mujeres […sobre todo] por el espacio


que ocupa la lucha contra el narcotráfico tanto en la agenda política
como en los medios de comunicación. Ante el conteo por decenas de
miles de muertos vinculados al crimen organizado, el enfrentamiento
de la violencia contra las mujeres desaparece como foco de prioridad.43

Así fue constatado por la propia CNDH, pues a la violencia extrema


se aunó la violencia intrafamiliar, y, por tanto, reiterando lo que se
venía señalado, desde tiempo atrás, en distintos foros y por diversas
organizaciones feministas. Es decir, que en el caso michoacano no
hay a la fecha una política efectiva para el fomento de condiciones
de igualdad sustantiva, ni para prevenir y castigar la violencia de
género:

la situación de profunda desigualdad de las mujeres en el Estado de


Michoacán –que abarca cuestiones como desigualdad en el salario,
sexismo en las calles, violencia sexual y obstáculos culturales que
impiden que ciertas mujeres puedan autodeterminarse– y de una
cultura ‘machista’ con las que se tienen que enfrentar diariamente,
que agravan su situación de vulnerabilidad.44

43
OCHOA ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia contra las mujeres en la región occidente, México:
Entre la inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta Sociológica, núm. 65,
septiembre-diciembre de 2014, p. 145.
44
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de Michoacán y las
violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad de México, 12 de
noviembre de 2015, pp. 97, 107-108, 255-256 y 260, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/
Informes/Especiales/2016_IE_gruposautodefensa.pdf [consulta: 30 de agosto de 2017]. “Se
conoció el caso de decenas de mujeres y madres de La Ruana, que quedaron desprovistas
de ingresos cuando sus esposos o hijos fueron detenidos por formar parte de los grupos de
autodefensa. Persiste en muchas de estas localidades el estereotipo social y cultural que
dicta que a la mujer le corresponden las tareas del hogar y por tanto son dependientes
económicos del varón”. La CNDH corroboró que en múltiples comunidades no hay las
condiciones necesarias para que sus pobladoras vivan de forma autónoma, libres de violencia,
con desarrollo independiente y pleno, y en condiciones de igualdad. La CNDH recogió
numerosos testimonios que confirmaron “un alto grado de discriminación hacia la mujer e
incluso de violencia física y psicológica. V1515 refirió ser víctima de violencia por parte de su
esposo, al igual que V1519. Manifestaron que sufrían de discriminación y violencia familiar,
en la escuela y el trabajo; que no existían oportunidades para las mujeres, salvo en el campo,
en el empleo doméstico o en trabajos mal remunerados”.

207
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Todo ello pone en evidencia cómo las conflagraciones


contemporáneas tienen un efecto multidimensional en las
relaciones de género afectando de diferentes formas a hombres y
mujeres y en distintos niveles. Los conflictos armados devastan
todos los aspectos de la vida humana, produciendo un impacto
agudo en la existencia y en las vivencias de las mujeres. Aunque la
violencia perturba de manera diferenciada a hombres y mujeres,
ya sea posicionándose de un papel protagónico, o con otro tipo de
actitudes en resistencia, según su vinculación y concientización
social, y con distintos grados de empoderamiento y acción personal
y colectiva. Y se constata que en medio de catástrofes no sólo se
descentraliza la vida cotidiana, sino que también se alteran los roles
jugados por hombres y mujeres. Las mujeres, además, apelan a un
sentido pedagógico colectivo para enseñarse unas a otras cómo
subsistir en mundos agresivos, y a la vez describen y transmiten
oralmente, por medio de la memoria colectiva, los pavores de la
guerra como una táctica para la terminación del cataclismo bélico.
La prestigiada periodista Sanjuana Martínez explica esta realidad
en el contexto de la conflagración en Michoacán, y se pregunta:

¿Cuántas viudas y huérfanos ha dejado la guerra del narcotráfico en


México? ¿Cuántas mujeres tienen desaparecidos a sus parejas? [En el
valle de Apatzingán] unas y otras se han unido para intentar sanar su
dolor y encontrar una alternativa económica a su desgracia. Entre todas
han creado tres cooperativas deshidratadoras de fruta y van por más.
Cada sábado se reúnen en las puertas del palacio municipal [de
Apatzingán] para rezar el rosario. Después sigue la terapia en grupo e
individual. Todas se reconocen como víctimas de la violencia. Algunas
vieron morir a sus esposos, otras fueron testigos de su desaparición
[forzada] a manos de autoridades o de Los caballeros templarios [o de
cualquier otra organización delincuencial], y la mayoría no ha recibido
atención alguna por parte del gobierno. Viudas y huérfanos son los
‘daños colaterales’ de la guerra iniciada por Felipe Calderón y
continuada por Enrique Peña Nieto, pero su entereza para transformar
el sufrimiento en lucha se vive aquí diariamente.45
45
MARTÍNEZ, “En Apatzingán el narco ha dejado más de 2 mil 500 viudas y 4 mil 800 huérfanos”,
La Jornada, sección Política, México, domingo 31 de agosto de 2014, p. 5.

208
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

El caso de las mujeres de la costa michoacana es notable porque


descentraron sus roles de género y acabaron por constituirse en
“guerreras” de la paz.46

La presencia de mujeres en el movimiento de autodefensas ha ido


escalando posiciones. Si antes eran escoltas o simples ayudantes de
cocina, enfermería, administración o retaguardia a la hora de los com-
bates, ahora encabezan con firme liderazgo la defensa de sus comuni-
dades, en operaciones militares y de inteligencia.47

Las mujeres…por los caminos de Michoacán, lo mucho que hace


falta por recorrer

Con base en el Informe –de 13 de febrero de 2015– del Grupo de


Trabajo conformado para atender la solicitud de Alerta de Violencia
de Género contra las Mujeres (AVGM) en catorce municipios del
estado de Michoacán (promovida por Humanas sin Violencia, A.C.)
–entendida como el conjunto de acciones gubernamentales de
emergencia, mediante declaratoria del gobierno federal,48 para

46
Las mujeres guerreras de la paz es un concepto desarrollado en un estudio de mi autoría
cuyos argumentos se centran en el análisis de las dimensiones de la paz desde el enfoque de
género. Mi iniciativa es que debemos avocarnos, con un enfoque de género, al estudio de
los fenómenos de las guerras, con el objetivo de hallar las rutas de la paz, a la luz de una
visión no hegemónica de la paz. OIKIÓN SOLANO, “Las Mujeres”, pp. 117-137.
47
María de la Luz Sandoval Zamora tiene cuatro hijos y seis nietos, porta pistola
semiautomática al cinto y su AK-47 colgado al cuello para vigilar la comunidad de La Placita.
“Durante años aguantó extorsiones y secuestros”. La delincuencia organizada, los llamados
“malandros” “siguen asolando la región, y querían secuestrar a su hija pequeña, una
adolescente que se salvó del tráfico con fines de explotación sexual gracias al valor de su
madre y otras mujeres autodefensas que han decidido seguir ‘levantadas’ en armas para
defender a sus familias y sus tierras”. En su transgresión y empoderamiento de género “exigen
igualdad de entrenamiento y condiciones a la hora de la pelea”. Doña Luz asegura con voz
firme que: “sí ha sufrido el machismo de sus compañeros, pero no le da importancia por una
simple razón: ‘Somos más valientes que ellos!’”, MARTÍNEZ, “’Seguiremos alzadas para defender
a nuestras familias’. Hay muchas que han perdido un hijo, y ese dolor lo traducen en lucha”,
La Jornada, sección Política, México, domingo 17 de agosto de 2014, p. 8.
48
Ver: “Declaratoria de Procedencia respecto a la Solicitud de Alerta de Violencia de Género
contra las Mujeres para el Estado de Michoacán, realizada por la Secretaría de Gobernación,
a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
(Conavim)”, México, D.F., a 27 de junio de 2016, Periódico Oficial del Estado de Michoacán
de Ocampo, tomo CLXIV, núm. 99, Morelia, Mich., martes 28 de junio de 2016.

209
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

enfrentar y erradicar la violencia feminicida–,49 sabemos que el


gobierno de Michoacán reportó entre 2006 y 2014 un total de 719
homicidios de mujeres, de los cuales 712 fueron homicidios dolosos
y 7 clasificados como feminicidios, según lo estipulado por el Código
Penal estatal.50 Los municipios en donde se declaró la AVGM y que
presentan mayor índice de homicidios de mujeres son, en orden
de prevalencia: Morelia, Uruapan, Lázaro Cárdenas, Zamora,
Apatzingán, Zitácuaro, Los Reyes, Pátzcuaro, Tacámbaro, Hidalgo,
Huetamo, La Piedad, Sahuayo y Maravatío.
Empero, las cifras ofrecidas no son consistentes en la medida
en que no se lleva un registro riguroso y confiable sobre cómo las
mujeres son violentadas en Michoacán. En el caso de homicidios,
por un lado, se menciona, para el periodo de 2000 a 2015, un total
de mil 133 asesinatos de niñas y mujeres; otros registros oficiales
evidencian, por otro lado, que entre 2006 y 2015 se les privó de la
vida a 800 michoacanas.51 Amén de estas graves inconsistencias

49
Informe del Grupo de Trabajo conformado para atender la Solicitud de Alerta de Violencia
de Género contra las Mujeres en el estado de Michoacán, dado a conocer públicamente el 7
de abril de 2015. Revisar el Informe en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/
105433/Informe_Michoac_n_reducido.pdf [consulta: 17 de agosto de 2017]. El informe fue
votado por unanimidad por Justo Nuñez Skinfill, representante del INMUJERES; Adriana Isabel
López Padilla Tostado, representante de la Conavim; Carlos Villaseñor Navarro, representante
de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; Rubí de María Gómez Campos,
representante de la UMSNH; Miriam Aideé Núñez Vera, representante de la Universidad
Autónoma de Chapingo; Graciela Vélez Bautista, representante de la Universidad Autónoma
del Estado de México; Víctor Hugo Pérez Hernández, representante de la Universidad Nacional
Autónoma de México, y Ana Brasilia Espino Sandoval, representante de la Secretaría de la
Mujer del Gobierno del Estado de Michoacán (que el 30 de diciembre de 2015 cambió su
denominación por Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres
Michoacanas).
50
En abril de 2015 la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres informó sobre los resultados del Grupo de Trabajo “para analizar las condiciones
que prevalecen en Michoacán en lo que concierne a manifestaciones de violencia contra la
mujer”. En las conclusiones se asevera, con base en la indagación realizada, que: “el gobierno
del estado ha sido incapaz de resolver ‘un número significativo’ de los casos de violencia
contra las michoacanas”. Ver: FERRER, “En los últimos 8 años, 789 mujeres fueron asesinadas
en Michoacán”, La Jornada Michoacán, sección Sociedad, Morelia, miércoles 8 de abril de
2015, p. 12.
51
KÁNTER CORONEL, “Asesinatos de mujeres en México. Un recorrido por los datos actuales”, en
Pluralidad y Consenso, Revista del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República,
edición especial “Día Internacional de la Mujer 2017”, nueva época, año 7, núm. 31, enero-
marzo 2017, p. 42, y MARTÍNEZ, “Son 36 las asesinadas en Michoacán en lo que va del año,
informan autoridades”, La Jornada, sección Estados, México, jueves 9 de marzo de 2017, p. 32.

210
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

que nos impiden dimensionar en toda su magnitud las agresiones


hacia las féminas, las estimaciones reflejan el hecho de que la
violencia contra ellas se encuentra arraigada en la sociedad
michoacana y es un fenómeno que se ha normalizado, y, por ende,
invisibilizado. La violencia contra las michoacanas resulta indicativa
de que es permisible socialmente, y del disminuido valor que
familiar y socialmente se les otorga a sus vidas, y de que la cultura
de odio y de iniquidad se filtra en todos los ámbitos en contra de
las mujeres.
Durante el primer trimestre de 2016 se contabilizaron 80
mujeres por muerte violenta, cuyas edades oscilaban entre los 5 y
los 60 años. Al final de ese año se anotaron en total 110 asesinatos,
de los cuales 12 fueron clasificados como feminicidios. Estas cifras
confirman que en Michoacán existe un patrón sistemático de
violencia contra las mujeres debido a que 19 de cada 100 son
asesinadas a golpes, 24 de cada 100 con arma de fuego, 13 de cada
100 por ahorcamiento, estrangulación o con arma punzocortante,
31 de cada 100 son asesinadas de otras formas.52
De tal manera que se reafirma en Michoacán la discriminación,
la intimidación y la agresión padecida por las mujeres, sólo por el
hecho de serlo, y en “prácticamente todos los ámbitos de sus vidas”,
que desde luego “las frenan en el desarrollo de sus capacidades,
inhiben el ejercicio de sus libertades y, en consecuencia, se violentan
sus derechos fundamentales”.53
Las conclusiones a las que arribó el Grupo de Trabajo
conformado para atender la solicitud de AVGM en el estado de
Michoacán, van en el sentido de instar a las autoridades
correspondientes a tomar todas las medidas necesarias para
garantizar a las víctimas y a sus familiares el acceso a la justicia y a
52
Datos ofrecidos en el artículo periodístico “Piden implementar 9 recomendaciones para
erradicar violencia”, La Voz de Michoacán, Morelia, 1 de marzo de 2016,
www.lavozdemichoacan.com.mx/morelia/piden-implementar-9-recomendaciones-para-
erradicar-violencia/ [consulta: 25 de agosto de 2017]. Revisar también MARTÍNEZ, “Son 36 las
asesinadas en Michoacán en lo que va del año, informan autoridades”, La Jornada, sección
Estados, México, jueves 9 de marzo de 2017, p. 32.
53
Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia
contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de
Michoacán, circa 2012, p. 6.

211
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

la reparación integral. Las conclusiones también señalan que


mientras las autoridades, con base en la presión de la sociedad, no
instituyan políticas públicas y sean omisas ante las reiteradas
violaciones a los derechos humanos de las mujeres, no podrá
fortalecerse “la institucionalización de la perspectiva de género
mediante el diseño y aplicación de un Modelo Único de Atención”,
conforme a lo dispuesto en los artículos del 15 al 18 de la “Ley de
Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de
Michoacán de Ocampo”.54 Según su artículo 44 dicho modelo
debería ser instrumentalizado por parte del Sistema Estatal de
Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra
las mujeres por razones de género. La elaboración del Modelo Único
(cuyo objetivo es establecer todas aquellas medidas y acciones para
la protección de las mujeres) y sus respectivos protocolos deberían
apoyarse en especialistas de género y derechos humanos de las
mujeres.55
El Informe del Grupo de Trabajo también recomendó las
siguientes acciones: “Integrar adecuadamente el Banco Estatal e
Información sobre Casos de Violencia en Contra de las Mujeres”,
que funciona de manera insuficiente y con retraso en Michoacán.
Contribuir en la realización de programas de capacitación de
servidoras y servidores públicos con enfoque de derechos humanos
y perspectiva de género, y orientarlos en la prevención, atención,
sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres. De igual
manera se exhorta a elaborar y divulgar en los medios impresos y
electrónicos campañas permanentes de prevención de alcance
estatal, con perspectiva de género, para difundir entre la sociedad
michoacana el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.

54
“Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Michoacán de
Ocampo. Decreto núm. 70 del Congreso del Estado de Michoacán, promulgado por el
Ejecutivo estatal en la ciudad de Morelia, Michoacán, 24 de diciembre de 2008”, Periódico
Oficial de Estado de Michoacán de Ocampo, tomo CXLV, núm. 52, Morelia, Mich., miércoles
31 de diciembre de 2008, pp. 6-7.
55
“Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Michoacán de
Ocampo. Decreto núm. 70 del Congreso del Estado de Michoacán, promulgado por el
Ejecutivo estatal en la ciudad de Morelia, Michoacán, 24 de diciembre de 2008”, Periódico
Oficial de Estado de Michoacán de Ocampo, tomo CXLV, núm. 52, Morelia, Mich., miércoles
31 de diciembre de 2008, p. 11, e Informe del Grupo de Trabajo, pp. 85-86.

212
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

Dichas campañas deberían promover masculinidades no violentas


y relaciones igualitarias en todos los ámbitos de convivencia entre
mujeres y hombres, a través de procesos de sensibilización dirigidos
a la población, considerando la diversidad cultural y lingüística del
estado de Michoacán.56
A partir de estas observaciones, se puede concluir que: “La falta
de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena
de los responsables de los asesinatos femeninos en México es una
constante, lo que propicia la repetición de estas violaciones y la
total indefensión de las víctimas y sus familiares”.57 El compromiso
y la responsabilidad del Estado para la prevención, investigación,
sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres en
Michoacán, no se han cumplido a cabalidad y por ende se mantiene
una situación de impunidad. Así lo corrobora la organización civil
Humanas sin Violencia, A.C., en cuyos diagnósticos

informó que en al menos 40 por ciento de los casos se presume que


los homicidios están relacionados con la delincuencia organizada y el
narcomenudeo, pero en muchos [otros] casos fueron crímenes de odio.
Detalló que otro de los aspectos que también les preocupa es que más
de 90 por ciento de los asesinatos contra féminas quedan impunes.58

Consideraciones finales

Ante esta epidemia de violencia generalizada, propongo el diseño


de una estrategia educativa transversal como la que se ha
implementado en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), en materia de derechos humanos de las mujeres y con
perspectiva de género, con el objetivo de transformar los patrones
culturales abatiendo el canon ideológico conservador que

56
Informe del Grupo de Trabajo, p. 88.
57
KÁNTER CORONEL, “Asesinatos de mujeres en México. Un recorrido por los datos actuales”, en
Pluralidad y Consenso, Revista del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República,
edición especial “Día Internacional de la Mujer 2017”, nueva época, año 7, núm. 31, enero-
marzo 2017, p. 34.
58
MARTÍNEZ, “Son 36 las asesinadas en Michoacán en lo que va del año, informan autoridades”,
La Jornada, sección Estados, México, jueves 9 de marzo de 2017, p. 32.

213
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

invisibiliza las violencias contra las mujeres. Y, a la vez, enseñe a


niñas, niños y adolescentes a identificar la violencia, a no generarla
y a denunciarla. Esta estrategia, entendida como política pública,
debería incluir, idealmente, a todos los niveles de educación
obligatoria en el estado de Michoacán. En esta tesitura deberían
instituirse cursos y/o talleres dirigidos por especialistas con el
objetivo de sistematizar programas de actividades específicas, e
identificar, eventualmente, otros elementos a considerar con el
objetivo de lograr que los distintos niveles de gobierno y la sociedad
michoacana en su conjunto, adopten medidas para la modificación
de los patrones socioculturales que obstruyen la eliminación de
los prejuicios y las prácticas consuetudinarias que tienen su
fundamento en la idea de la inferioridad de las mujeres y la
superioridad de los varones, o en las funciones estereotipadas de
hombres y mujeres. Por ende, se plantea la edificación de nuevas
identidades femeninas más enérgicas, implicadas e interactivas con
las circunstancias que les ha tocado vivir. Sobre todo, perfilar a las
mujeres como individuos por sí mismos y por su derecho propio;
sin regatearles su capacidad de compromiso con la realidad y su
inteligencia para sortear y lidiar con escenarios realmente adversos
y dramáticos.59
Todas estas acciones que proponemos se dirigen a consolidar
la igualdad entre mujeres y hombres, con la intención que, desde
la academia, se construyan puentes para difundir conocimientos
de alto impacto entre la sociedad michoacana para sensibilizarla
acerca de las consecuencias graves que genera la violencia contra
las mujeres y que de distintos modos diluyen el potencial y el
desarrollo íntegro de la sociedad. “Atender la discriminación y la
violencia en Michoacán es un imperativo urgente si se quieren
alcanzar mejores niveles de desarrollo que abarquen el ejercicio
de la ciudadanía plena de las mujeres”.60 Por ahora, la violencia se
reproduce y se filtra por todas las estructuras de la sociedad
michoacana por “la inoperancia e incapacidad de las instituciones

59
LÓPEZ MACIEL, “Mujeres y”, p. 1.
60
Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia
contra las mujeres, México, INEGI, Instituto Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de
Michoacán, circa 2012, p. 6.

214
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

y por las dificultades que tiene la violencia de género para aparecer


públicamente configurada como problema social”.61
Por tanto, planteo la no violencia como un modelo a alcanzar,
mediante el posicionamiento que la sociedad en su conjunto y sus
instituciones de gobierno puedan hacer con respecto de la violencia
como un fenómeno a desacreditar mediante el repudio social
generalizado. Para ello hace falta la construcción de una cultura de
paz con un enfoque de género definido, es decir, la elaboración de
novedosas formas de ejercer y fomentar relaciones sociales entre
mujeres y hombres en marcos de gobernabilidad e igualdad, que
inhiban el sentido más profundo de una situación permanente de
violencia y de guerra social. Lo que Anna Bastida ha llamado
desaprender la guerra,62 porque, para el caso michoacano, hasta la
fecha se observan, de manera creciente y preocupante, entornos
de vulnerabilidad que impactan negativamente a niñas y mujeres.
La violencia sexual y el feminicidio no pueden seguir siendo
tolerados como prácticas de la delincuencia organizada para el
dominio y el control de la población; tampoco la sociedad puede
seguir permitiendo en sus experiencias personales y colectivas una
cultura de discriminación y desigualdad que agravia a mujeres y
niñas.
Si bien la CNDH hizo en 2015 recomendaciones enfáticas a los
distintos niveles de gobierno para revertir las violencias contra las
mujeres en Michoacán,63 han estado lejos de cumplimentarse por
la extendida corrupción e impunidad en las instancias gubernamen-
tales en colusión con el crimen organizado. Amén de la indolencia,
61
En los estados occidentales del país, “las cámaras de diputados locales han tardado en
aprobar los reglamentos para que operen las leyes locales de acceso a las mujeres a una vida
libre de violencia”. En Michoacán se promulgó desde 2008 su ley local, pero no ha sido
efectiva, porque en éste y en otros casos “La labor legislativa deja huecos para la aplicación
de las leyes, ya que la reglamentación de las mismas está muy atrasada, lo que permite
negligencias e incumplimientos a la hora de registrar y perseguir las violencias”, en OCHOA
ÁVALOS y CALONGE REILLO, “La violencia”, p. 146. Distintas instancias públicas que deberían atender
la problemática en Michoacán, hasta la fecha han sido bastante omisas e ineficaces al
respecto: Centro de Justicia Integral para las Mujeres, Fiscalía Especializada para la Atención
de Delitos de Violencia Familiar y de Género, y la Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo
de las Mujeres Michoacanas.
62
BASTIDA, Desaprender.
63
La CNDH recomendó al gobierno estatal y a los municipales “Implementar, en coordinación
con autoridades federales, un programa para dar atención multidisciplinaria y orientación

215
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

negligencia y el ejercicio opaco de su función pública. Por sí solas


las cifras reportadas actualmente sobre homicidios dolosos,
feminicidios, violaciones y numerosas formas de violencia física y
psicológica son alarmantes y deberían encender los focos rojos de
la sociedad para que la participación ciudadana ejecute acciones y
presione por cambios sustantivos en el sistema de seguridad estatal
y en las estructuras institucionales para la impartición de justicia.
Todo ello con carácter de urgente con la finalidad de frenar las
reiteradas olas de violencia que azotan a Michoacán, con especial
saña contra las niñas y las mujeres. Con toda razón Humanas sin
Violencia en junio de 2017 interrogó en estos términos a las
autoridades:

¿Por qué y para qué la Alerta de Violencia de Género en Michoacán si


continúan los feminicidios? […]. Entre los puntos señalados por Circe
López Riofrio, vocera de la organización, se encuentra la reunión en-
tre los poderes legislativo y judicial para que se logre una armoniza-
ción jurídica que permita a las mujeres acceder a una justicia eficaz,
rápida, expedita y justa. López Riofrio subrayó la necesidad de que el
Gobernador y el procurador de Michoacán […] se reúnan con las vícti-
mas y que se busque un mecanismo para la reparación simbólica del
daño, tal como pasó con el caso del campo algodonero en Chihuahua
[…]. Además, conminó al legislativo local y el Congreso de la Unión a
etiquetar recursos para que los municipios y el Estado hagan frente a
la Alerta de Violencia de Género.64

jurídica a las mujeres que han sido víctimas de violencia, sea de la ‘delincuencia organizada’
o no”, y llevar a cabo “medidas para prevenir la violencia y discriminación con motivos de
género, a través de programas educativos y culturales que se difundan ampliamente” […].
Atender de forma inmediata el problema de violencia en contra de la mujer brindando
atención victimológica a las mujeres que han sido víctimas de violencia”. Si bien la
recomendación fue para los 33 municipios con autodefensas, bien vale hasta la fecha para
todo el territorio estatal. Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de
Michoacán y las violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, Ciudad
de México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 12 de noviembre de 2015, pp.
304, 305, 307, www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/2016_IE_grupos
autodefensa.pdf [consulta: 19 de agosto de 2017].
64
SIERRA, “Insta Humanas sin Violencia a armonización jurídica por la AVG”, Quadratin, Morelia,
28 de junio de 2017, https://www.quadratin.com.mx/sucesos/insta-humanas-sin-violencia-
a-armonización-juridica-la-avg/ [consulta: 28 de junio de 2017].

216
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

Frente a estas sensibles peticiones y exigencias es apremiante


la reconversión y la democratización del orden jurídico y la
gobernabilidad estatal, porque a través de ellas es indudable que
pasa la eliminación de las violencias contra las mujeres y la
construcción de nuevas sociedades más equitativas e igualitarias.
En el plano mundial, el resolutivo 1325 de la ONU configura un
paso consistente, aunque relativo y limitado, en las batallas
permanentes por alcanzar la aceptación internacional “de las
conexiones entre, por un lado, la desigualdad de género y la
violencia, y, por otro lado, las desigualdades de género específicas
que han excluido a las mujeres de los procesos de consolidación
de paz”. 65 Luego entonces resulta necesario el análisis de las
dimensiones de la paz desde el enfoque de género en tanto que
precisamente la construcción del género es la que condiciona la
pauta de violencia que padecen las mujeres.
Por ende, sin igualdad entre hombres y mujeres no habrá paz,
pero para alcanzar dicha igualdad, como práctica social con equidad,
es decir, una igualdad sustantiva, es preciso suprimir todas las
formas de violencia contra las mujeres. La investigación social ha
corroborado, además, que: “la violencia es mayor en condiciones
de desigualdad”, y que “la violencia de género también puede estar
vinculada a los patrones sistémicos de la desigualdad entre hombres
y mujeres, incluso a través de contextos sociales y culturales muy
diferentes”.66
De tal manera que la agenda estatal en esta materia debería
empatar con la agenda mundial de Naciones Unidas denominada
“Por un Planeta 50-50 en 2030”, como fecha de vencimiento para
la terminación de la desigualdad de género en Michoacán, en
México y en todo el mundo.

65
ROSGA, en colaboración con BASTICK y EBNÖTHER, p. 29. La Resolución 1889 (2009) del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas crea un sistema de control con base en indicadores a
escala mundial para custodiar la eficacia en cuanto a la utilidad consistente de la Resolución
1325.
66
ROSGA, en colaboración con BASTICK y EBNÖTHER, p. 29.

217
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Siglas y acrónimos utilizados

Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM)


Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
(Conavim)
Comisión para la seguridad y el desarrollo integral en el Estado de
Michoacán (Cosediem)
Convención de la Organización de Naciones Unidas para la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer (Convención de Belem do Pará)
Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares
(ENDIREH)
Entidad de la Organización de Naciones Unidas para la Igualdad de Género
y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres)
Índice de Desarrollo relativo al Género (IDG)
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI)
Organización de Naciones Unidas (ONU)
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH)
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA)

Bibliohemerografía consultada

ANDERSON, Bonnie S. y Judith P. ZINSSER, Historia de las mujeres: una historia


propia, 2 v., 2ª ed., traducción de Beatriz Villacañas, Edición y
Apéndice “Historia de las Mujeres en España” a cargo del Instituto
de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de
Madrid, Barcelona, Editorial Crítica, 1992, tomo II, pp. 11-21.
BASTIDA, Anna, Desaprender la guerra. Una visión crítica de la Educación
para la Paz, Barcelona, Icaria, 1994.
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer,
“Recomendación general N° 28 relativa al artículo 2 de la
Convención de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
CEDAW/C/GC/28”, 16 de diciembre de 2010, párrafo 5.
CONCHA, Miguel, “Feminicidio y violencia feminicida”, La Jornada, sección
Opinión, México, sábado 7 de marzo de 2015, p. 18.
“Declaratoria de Procedencia respecto a la Solicitud de Alerta de Violencia
de Género contra las Mujeres para el Estado de Michoacán,

218
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

realizada por la Secretaría de Gobernación, a través de la Comisión


Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
(Conavim), México, D.F., a 27 de junio de 2016”, Periódico Oficial
del Estado de Michoacán de Ocampo, tomo CLXIV, núm. 99, Morelia,
Mich., martes 28 de junio de 2016.
“Estadísticas a propósito del Día Internacional de la eliminación de la
violencia contra la mujer (25 de noviembre)”. Datos Nacionales,
INEGI, 23 de noviembre de 2016, www.inegi.org.mx/saladeprensa/
aproposito/2016/violencia2016_0.pdf
FERRER, Eduardo, “En los últimos 8 años, 789 mujeres fueron asesinadas en
Michoacán”, La Jornada Michoacán, sección Sociedad, Morelia,
miércoles 8 de abril de 2015, p. 12.
FERRER, Eduardo “Desde 2007 se desató una escalada de violencia contra el
sector, señala informe de la ONU”, La Jornada Michoacán, sección
Sociedad, Morelia, viernes 10 de abril de 2015, pp. 11-12.
Informe del Grupo de Trabajo conformado para atender la Solicitud de
Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en el estado de
Michoacán, 7 abril 2015 https://www.gob.mx/cms/uploads/
attachment/file/105433/Informe_Michoac_n_reducido.pdf
Informe especial sobre los grupos de autodefensa en el estado de
Michoacán y las violaciones a los derechos humanos relacionadas
con el conflicto, Ciudad de México, Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, 12 de noviembre de 2015, www.cndh.org.mx/
sites/all/doc/Informes/Especiales/2016_IE_gruposautodefensa.pdf
JUÁREZ RODRÍGUEZ, Javier, “Las mujeres como objeto sexual y arma de guerra
en espacios de conflicto armado en México y Colombia y el papel
de los medios de comunicación”, en Historia y Comunicación Social,
vol. 19, 2014, pp. 249-268.
KÁNTER CORONEL, Irma del Rosario, Asesinatos de mujeres en México. Un
recorrido por los datos actuales, en Pluralidad y Consenso, Revista
del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República,
edición especial “Día Internacional de la Mujer 2017”, nueva época,
año 7, núm. 31, enero-marzo 2017, pp. 18-43.
Las mujeres en Michoacán de Ocampo. Estadísticas sobre desigualdad de
género y violencia contra las mujeres, México, INEGI, Instituto
Nacional de las Mujeres y Gobierno del Estado de Michoacán, circa
2012.
“Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de
Michoacán de Ocampo. Decreto núm. 70 del Congreso del Estado
de Michoacán, promulgado por el Ejecutivo estatal en la ciudad de
Morelia, Michoacán, 24 de diciembre de 2008”, Periódico Oficial

219
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

de Estado de Michoacán de Ocampo, tomo CXLV, núm. 52, Morelia,


Mich., miércoles 31 de diciembre de 2008, pp. 1-19.
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conflictos armados: el papel del Derecho Internacional Humanitario,
México, Suprema Corte de Justicia de la Nación y Editorial
Fontamara, 2014 (Género, Derecho y Justicia, 12), pp. 1-22.
MACÍN, Maritza, La falsa esposa, México, Editorial Praxis, 2014.
MARTÍNEZ, Ernesto, “Son 36 las asesinadas en Michoacán en lo que va del
año, informan autoridades”, La Jornada, sección Estados, México,
jueves 9 de marzo de 2017, p. 32.
MARTÍNEZ, Sanjuana, “’Seguiremos alzadas para defender a nuestras
familias’. Hay muchas que han perdido un hijo, y ese dolor lo
traducen en lucha”, La Jornada, sección Política, México, domingo
17 de agosto de 2014, p. 8.
MARTÍNEZ, Sanjuana, “En Apatzingán el narco ha dejado más de 2 mil 500
viudas y 4 mil 800 huérfanos”, La Jornada, sección Política, México,
domingo 31 de agosto de 2014, p. 5.
MONTOYA RAMOS, Isabel, “Introducción”, en Isabel Montoya Ramos, coord.,
Las mujeres en los conflictos armados: el papel del Derecho
Internacional Humanitario, México, Suprema Corte de Justicia de
la Nación y Editorial Fontamara, 2014 (Género, Derecho y Justicia,
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MRAZ, John, “Más allá de la decoración: hacia una historia gráfica de las
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Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma
Metropolitana Unidad Xochimilco, otoño de 1992, pp. 155-189.
OCHOA ÁVALOS, María Candelaria y Fernando CALONGE REILLO, “La violencia
contra las mujeres en la región occidente, México: Entre la
inoperancia institucional y el conservadurismo social”, Acta
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OIKIÓN SOLANO, Verónica, “Las Mujeres, Guerreras de la Paz”, en Claudia
ESPEJEL CARBAJAL y Martín GONZÁLEZ DE LA VARA, editores, La Paz Alterada,
Zamora, El Colegio de Michoacán, 2018, pp. 117-137.
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Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los
Hogares (ENDIREH) 2011, México, Instituto Nacional de Estadística y
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“Piden implementar 9 recomendaciones para erradicar violencia”, La Voz
de Michoacán, Morelia, 1 de marzo de 2016, en

220
LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN MICHOACÁN

www.lavozdemichoacan.com.mx/morelia/piden-implementar-9-
recomendaciones-para-erradicar-violencia/
RAYAS, Lucía, “Orden de género y violencia militar”, en Carolina AGOFF, Irene
CASIQUE y Roberto CASTRO, coordinadores, Visible en todas partes.
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ROSGA, Ann Janette, en colaboración con Megan BASTICK y Anja EBNÖTHER,
Centro de Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas
Armadas, edición en español, Previendo la violencia contra la mujer
y la desigualdad de género en el mantenimiento de Paz, prefacio
de Harvey J. LANGHOLTZ, Estados Unidos de América, Instituto para
Formación en Operaciones de Paz, 2012.
SIERRA, Cecilia, “Insta Humanas sin Violencia a armonización jurídica por la
AVG ”, Quadratin, Morelia, 28 de junio de 2017, https://
www.quadratin.com.mx/sucesos/insta-humanas-sin-violencia-a-
armonización-juridica-la-avg/

221
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

222
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE
DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.
INFORME DE UNA EXPERIENCIA EDUCATIVA EN PROCESO

María Guadalupe Trejo Estrada


UNIVERSIDAD VASCO DE QUIROGA
FACULTAD DE LETRAS-UMSNH

I. Reflexiones teóricas sobre violencia y comunicación

Violencia en la familia

Aunque la violencia es un tema de interés global, en América Latina


encontramos datos alarmantes. Por ejemplo, según registra
Jaitman, con sólo el 9% de la población mundial este sub-continente
concentra el 33% de los homicidios del mundo,1 y un reporte de la
Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen (UNODC, 2014)
estima que, en América, la violencia familiar y entre parejas
representa el 8.6% de los homicidios.2
Este tipo de violencia letal no es el único que se encuentra en
nuestros países, en los cuales se presentan también con altas tasas
de incidencia la violencia intrafamiliar, en todos sus tipos, la ejercida
por las pandillas y la perpetrada por el crimen organizado, que
puede desembocar en homicidios o no.
En lo que se refiere a México, y de acuerdo con Alfaro, para
1950 la violencia había dejado de ser para la mayoría de los
mexicanos una causa primaria de inquietud o zozobra, hasta que
en las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI, “comenzó
a formar parte de nuestras inquietudes cotidianas sin que surgiera
de los círculos de poder no ya un conjunto de propuestas coherentes
para enfrentarla, pero ni siquiera la sombra de un diagnóstico acerca
1
ABT y WINSHIP, What works, p. 1.
2
ABT y WINSHIP, What works, p. 5.

223
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

de su naturaleza y sus causas”.3 Las conclusiones relativas a las


causas de la escalada de la violencia en nuestro país a las que llega
este estudio pueden, de manera muy resumida, expresarse en la
pérdida de los espacios comunitarios como consecuencia de las
políticas neoliberales del último cuarto del siglo pasado.
Sin espacio para abundar sobre el tema de estas causas,
deseamos retomar la invitación hecha por este grupo de
investigadores, quienes proponen “Reconquistar los espacios de
las tan diversas formas de vida comunitaria que florecen hoy”. Y
aunque el estudio que citamos aborda sobre todo la violencia y
sus relaciones con el crimen organizado como el gran beneficiario
de la pérdida de los espacios comunitarios, en nuestro caso, nos
enfocamos en esa violencia que se da en los espacios más privados
o en todo caso, en los niveles microsociales, no por ello, menos
importantes. Así, el proyecto que presentamos pretende atender
la violencia en la familia, en la escuela, en la calle, en el barrio. La
tarea, propone Alfaro

no es restaurar las redes perdidas a lo largo de este cuarto de siglo


sino inventar tramas nuevas que tomen en cuenta los sistemas simbó-
licos y estéticos que están ya en vigor articulándolos con los vectores
de interacción social e interdependencia afectiva de raigambre comu-
nitaria que tan eficaces se han mostrado a lo largo de los siglos (desde
el calpulli, la cofradía, el barrio).4

En esta misma línea de pensamiento, este autor propone la


necesidad de construir y reconocer una diversidad de fórmulas que
deberemos intentar poner en funcionamiento de acuerdo a
distintas y particulares circunstancias.5
De acuerdo con ello, aspectos económicos, cívicos e
institucionales se proponen como necesarios a considerar en esta
visión de reconstrucción del tejido social bajo una mirada
comunitaria (cuidando de no convertirse en excluyentes). A ellos,

3
ALFARO, “La violencia”, pp. 13-14.
4
ALFARO, “La violencia”, pp. 20-21.
5
ALFARO, “La violencia”, p. 21.

224
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

añadiríamos nosotros otras dimensiones a explorar: el arte, la


espiritualidad, la salud, la comunicación.
Abordar todas estas dimensiones es una tarea titánica para un
equipo de investigación o incluso para una institución educativa,
sin embargo, confiamos en que si mantenemos un enfoque
orientado a “generar procesos desde abajo”, tal como el Papa
Francisco propone,6 podríamos contribuir a la reducción de la
violencia en algunas familias de nuestra zona de estudio e
intervención, y en consecuencia y de acuerdo con la teoría de la
ecología humana, impactar de alguna manera sobre los índices de
violencia social del entorno en el que viven estas familias, del cual
hablaremos más adelante.
Abt y Winship toman de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) una definición breve de violencia que propone que ésta es el
uso intencional de la fuerza física o el poder ya sea como amenaza
o de manera real, contra otra persona o grupo que resulte en daño
físico o en la muerte de estos últimos, y proponen seis dimensiones
del comportamiento violento: Acoso escolar, Familiar, Comunitario,
Pandillerismo, Crimen organizado y Violencia de Estado. Estas
dimensiones están fuertemente asociadas una con otra y es difícil
distinguir sus límites. Y ellas requieren distintos tipos de
intervención que involucran diferentes actores. El acoso escolar,
por ejemplo, requiere de alianzas y acciones concertadas entre
padres de familia, autoridades escolares y profesores, mientras que
la ejercida por el crimen organizado, reclama la intervención de
los agentes encargados de la aplicación de la ley.7
No obstante, y de acuerdo con la teoría de la ecología humana
de Bronfenbrenner, creemos que todos estos esfuerzos deben
realizarse de manera simultánea en los distintos ámbitos de la vida
social. Esta teoría ofrece una visión de totalidad en la que los
distintos ámbitos psico-sociales (del individual al doméstico, de éste
al comunitario, y de este último al social) se presentan interrelacio-

6
Francisco, “Discurso del Santo Padre en el II Encuentro Mundial de los Movimientos
Populares”, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de 2015, en https://www.aciprensa.com/
.../texto-discurso-del-papa-el-encuentro-con-los-movimien...
7
ABT y WINSHIP, What works, pp. 3-5.

225
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

nados; así, la dicotomía público-privado y la invisibilidad de las


relaciones entre unos y otros ámbitos se supera.8
Con esta visión, consideramos que todo esfuerzo orientado a la
búsqueda de un cambio social en el sentido de la construcción de
sociedades menos violentas se justifica. Y en relación con el caso
directo de la violencia al interior de las familias, de la cual la violencia
de género es quizás la más estudiada, deseamos citar a Lamy,9 quien
asegura que

Las investigaciones realizadas en distintas partes del mundo, en los


últimos años, nos han informado mucho mejor sobre el proceso de la
violencia, sobre sus manifestaciones, sobre el rol de los antecedentes
familiares y de las presiones socio-económicas y socio-culturales en la
aparición del comportamiento violento, pero la cuestión de la inter-
vención ha sido aún poco explorada” [y enfatiza que] Sigue vigente la
necesidad de intervenir en situaciones de violencia conyugal y de iden-
tificar los aspectos a considerar para una actuación adecuada en las
pequeñas comunidades del país.10

Ahora bien, las investigaciones realizadas los últimos 25 años


revelan que existe una estrecha asociación entre la violencia en la
pareja y el maltrato infantil, aunque éste está mucho menos
documentado que el ejercido contra las mujeres.11
Como sabemos, la violencia en las familias trae como
consecuencia en los niños que la sufren repercusiones negativas
para su bienestar físico y psicológico y para su desarrollo emocional
y social. Entre estas repercusiones encontramos: daños físicos;
pérdida del sentimiento de seguridad y confianza en el mundo,
especialmente en su hogar, que debiera ser lugar de refugio y
protección; pérdida de confianza en las personas, especialmente

8
TORRES, “Violencia”.
9
LAMY, “Acercamiento”, pp. 17-18.
10
LAMY, “Acercamiento”, p. 18.
11
PATRÓ Y LIMIÑANA, “Víctimas de violencia familiar: Consecuencias psicológicas en hijos de
mujeres maltratadas”, en Anales de psicología, vol. 21, núm. 1 (junio), pp. 11-17, www.um.es/
analesps/v21/v21_1/02-21_1.pdf y PAPALIA, WENDKOS Y DUSKIN, Desarrollo humano, p. 543.

226
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

en el padre, figura central y de referencia para el niño; pérdida del


significado de merecimiento y de ser querido y atendido.
En relación con el modelo de aprendizaje derivado de la violencia
familiar, encontramos en ellos las siguientes afectaciones: riesgo
de ejercer violencia contra la pareja en la edad adulta; aislamiento
o tendencia a integrarse en grupos de iguales desviados o agresivos;
percepción de la violencia como método válido para la solución de
los conflictos, percepción de las mujeres como inferiores a los
hombres y sin los mismos derechos que éstos, y conductas de
sumisión y obediencia en las niñas.12
A nivel biológico, Delaney por su parte asegura que aunque la
idea de que la manera en que los niños son tratados cuando son
pequeños afecta su comportamiento en su vida posterior es de
sentido común, actualmente, se cuenta con suficiente evidencia
física y comprensión de la bioquímica y la neurología para saber
que la forma en que se trata a los niños afecta el desarrollo de la
química de su cerebro y de su cuerpo por un largo tiempo y se
evidencia en comportamientos tales como las adicciones y la
violencia, y en la falta de empatía y compasión.13
En relación con los daños producidos por la violencia en las
mujeres víctimas encontramos: moretones, abortos, fracturas y/o
muerte; tristeza, depresión e intentos de suicidio, y aislamiento
social; en síntesis, alteraciones emocionales y deterioro de sus
capacidades físicas.14

Violencia y comunicación

En concordancia con los axiomas de la comunicación de los teóricos


de Palo Alto, “en un sistema dado, todo comportamiento de un
miembro tiene un valor de mensaje para los demás”,15 si entendemos

12
PATRÓ Y LIMIÑANA, “Víctimas de violencia familiar: Consecuencias psicológicas en hijos de
mujeres maltratadas”, en Anales de psicología, vol. 21, núm. 1 (junio), pp. 11-17, www.um.es/
analesps/v21/v21_1/02-21_1.pdf
13
DELANEY, Origins, p. 25.
14
INEGI, Mujeres violentadas por su pareja en México, México, en www.inegi.gob.mx
15
RIZO, “El camino hacia la “nueva comunicación”. Breve apunte sobre las aportaciones de la
Escuela de Palo Alto”, en Revista Razón y Palabra, núm. 40, agosto-sept. 2004, p. 6, ITESM,
http://razonypalabra.org.mx.

227
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

con Eco que “los comportamientos se convierten en signos gracias


a una decisión por parte del destinatario (educado por
convenciones culturales) o a una decisión de parte del emisor para
estimular la decisión de entender dichos comportamientos como
signos”.16
Por ello, la violencia, particularmente la que se da en el ámbito
familiar, puede ser entendida como un tipo de comunicación
negativa, la que se caracteriza por “ser manipuladora, sarcástica,
abusiva y humillante”, y que lleva a las personas a sentirse, en el
contexto de la relación, “disgustados, traicionados y afligidos”.17
Por otro lado, y también a nivel teórico, intervenir para educar
para una mejor comunicación interpersonal, puede sustentarse en
la teoría de la interacción simbólica. Esta propone, en síntesis, la
afectación que la comunicación en este contexto implica en la
formación del Yo. Así, más allá del innegable papel que la
comunicación juega en la construcción de significados compartidos,
y en consecuencia, en la construcción de sociedad y cultura, su
primer impacto se da en la construcción de las personas en su
interioridad. Los principios de la teoría de la interacción simbólica
establecen que el resultado de ésta es siempre la “modificación de
los estados de los participantes”, por eso puede concebirse como
un proceso de constante afectación recíproca.18
Tal como ha sido definida por LaRossa y Reitzes, esta teoría,
también llamada del interaccionismo simbólico, es19 “[…] un marco
de referencia para comprender cómo los humanos, de mutuo
acuerdo con otros, crean mundos simbólicos y cómo esos mundos,
por su parte, conforman el comportamiento humano”. 20 Sus
presupuestos pueden aglutinarse en tres contenidos esenciales:21
16
ECO, Tratado de semiótica general, p. 39.
17
WEST Y TURNER, Teoría, p. 13.
18
RIZO, “El camino hacia la “nueva comunicación”. Breve apunte sobre las aportaciones de la
Escuela de Palo Alto”, en Revista Razón y Palabra, núm. 40, agosto-sept. 2004, ITESM, http:/
/razonypalabra.org.mx/
19
En esta apreciación, creemos que la afirmación “de mutuo acuerdo con otros” tendría que
ser desechada o al menos, presentada como un ideal por alcanzar, en vista de que esta
creación de mundos simbólicos se da, en muchas de las ocasiones, obligados (sometidos,
violentados, dominados) por otros, tal como es en el caso de la comunicación violenta.
20
WEST Y TURNER, Teoría, p. 80.
21
WEST Y TURNER, Teoría, pp. 82-91.

228
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

- La importancia de los significados en el comportamiento


humano.
- La importancia del concepto de uno mismo.
- Las relaciones entre el individuo y la sociedad.

El primero de estos contenidos puede sintetizarse en la idea de


que los individuos crean significado por medio de la comunicación,
esto es, a través de la interacción entre ellos, cuyo objetivo es
justamente la creación de dicho significado, el cual se modifica
mediante un proceso interpretativo (en el que influyen el significado
individual primero, la interacción con otro, el contexto de la
interacción, y los significados culturalmente creados y aceptados).
El segundo contenido, de especial interés para nuestra discusión,
incluye los presupuestos de que los individuos desarrollan el auto-
concepto (esto es el conjunto de percepciones relativamente
estable que las personas tienen de sí mismas) por medio de las
interacciones con los demás y que este concepto proporciona una
importante causa del comportamiento. La IS “describe a los
individuos como poseedores de un Yo activo, basado en las
interacciones sociales con los demás”.22 G.H. Mead, uno de los
padres de esta teoría, fue, de acuerdo con Mucchielli “[…] el primero
en demostrar que el Ego no existe más que para y en las
interacciones sociales y que incluso el proceso del pensamiento es
de naturaleza interaccionista, ya que procede de la progresiva
aptitud a adoptar el punto de vista del otro sobre sí mismo”.23
El auto-concepto y el sentido del Yo se forma en primer lugar
en la familia durante el primer año de vida, pero “continúa durante
la adquisición del lenguaje y a partir del resto de las interacciones
sociales, aunque mediado por su capacidad de responder a otros e
interiorizar el feedback que recibe”.24
El tercer contenido engloba dos presupuestos sobre la relación
entre el individuo y la sociedad: el primero establece que las
personas y los grupos están influidos por los procesos cultural y

22
WEST Y TURNER, Teoría, p. 84.
23
MUCCHIELLI, Psicología, p. 39.
24
WEST Y TURNER, Teoría, p. 85.

229
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

social, y el segundo, que la estructura social se establece mediante


la interacción social. No es difícil encontrar el paralelismo entre el
primero de ellos y el concepto de hecho social o de institución
social de la sociología funcionalista, en el sentido de cómo éstos se
imponen al individuo incluso por medio de la coerción; el segundo
presupuesto, por su parte, reconoce la capacidad de los individuos
de modificar las situaciones sociales.
La violencia de género es un ejemplo de un hecho social que
está siendo modificado por las decisiones y las acciones de los
movimientos feministas en todo el mundo. Marta Torres propone
así que en donde este problema “[…] puede realmente atacarse es
en el terreno de las relaciones sociales, que dan lugar a las
identidades (individuales o colectivas) que intervienen en una
relación violenta”.25
A este respecto, deseamos referir que, de acuerdo con una serie
de estudios citados por Papalia, Wendkos y Duskin, “La evidencia
indica que los hombres arrestados por violencia familiar tienen
menos probabilidad de repetir el maltrato (Bouza, 1990; L.W.
Sherman y Berk, 1984; L.W. Sherman y Cohn, 1989; Walker, 1999)”.26
Existe pues, posibilidad de modificar estos comportamientos si se
modifican los patrones de socialización.

A largo plazo, la mejor esperanza de eliminar el maltrato al compañe-


ro es “cambiar los patrones de socialización de los hombres de modo
que el poder sobre las mujeres ya no sea una parte necesaria de la
definición de lo que significa ser hombre, y renegociar el equilibrio de
poder entre mujeres y hombres en todos los niveles de la sociedad
(Walker, 1999, pp. 25, 26)”.27

Volviendo al concepto del Yo en el seno de la teoría de la


interacción simbólica, Mead lo define como la capacidad de
reflexionar sobre nosotros mismos desde la perspectiva de los otros.
Así, este autor no considera que el Yo resulte de la introspección,

25
TORRES, “Violencia”, p. 9.
26
PAPALIA, WENDKOS Y DUSKIN, Desarrollo, p. 543.
27
PAPALIA, WENDKOS Y DUSKIN, Desarrollo, p. 543.

230
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

sino a partir de un tipo especial de asunción de rol. Con base en el


concepto del Yo-espejo (acuñado por Cooley, 1972), Mead explica
esta asunción del rol a partir de nuestra capacidad de “vernos a
nosotros mismos en el reflejo de la mirada de otro…Con el Yo-espejo
se relacionan tres principios de desarrollo: (1) imaginamos lo que
les parecemos a los demás, (2) imaginamos su juicio sobre nuestra
apariencia y (3) nos sentimos dolidos y orgullosos según estos
sentimientos sobre nosotros mismos”.28
Como ya dijimos, esta afectación impacta, según otro de los
presupuestos de la IS, en el comportamiento de los individuos.
Aquí podemos hallar el origen de las afectaciones negativas en
las mujeres que son tratadas con violencia por parte de sus parejas,
así como de los hijos que son tratados con violencia por sus padres.
De esto, también podemos derivar nuestras reflexiones sobre la
conveniencia de actuar a favor de una educación para la
comunicación no violenta, o mejor aún a favor de una comunicación
para la paz.
Derivado de estos principios teóricos, y frente al panorama
descrito, nos preguntamos si existe la posibilidad de que procesos
de intervención orientados a mejorar la comunicación al interior
de las familias puedan impactar de manera positiva en la
disminución de los actos de violencia en ellas y aún, de su erradicación.

II. Antecedentes de la experiencia de educación para la


comunicación

Desde hace algunos años, hemos venido reflexionando sobre la


importancia de la educación para la comunicación entre personas
de todos los ambientes y contextos socioeconómicos.
Este interés dio asimismo pie a la ejecución de una parte de un
curso taller diseñado para ello con mujeres del ejido Jesús del Monte
en el municipio de Morelia.
Nuestro interés nace, se ilustra y es aprendido en gran parte a
lo largo de 19 años de participación en un movimiento de la Iglesia

28
WEST Y TURNER, Teoría, p. 88.

231
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Católica que lleva el nombre de Encuentro Matrimonial, enfocado


en procurar mejorar la comunicación en las familias, y del cual toma
algunas de sus principales ideas. Asimismo, se vincula con las
propuestas de movimientos como los de la comunicación y la
educación populares en América Latina y su búsqueda de la
democratización de estas prácticas, así como con las voces que
denuncian y combaten las condiciones de dominación y violencia
de género presentes en nuestras sociedades. Algunos de los autores
que sirven de base a la propuesta educativa particular son, además:
John Powell, Gary Chapman, Marshall Rosenberg, Paul Lederach, y
los llamados filósofos del diálogo, como Martin Buber y Enrique
Dussel, entre otros. Hasta el momento, el objeto particular de
estudio y acción ha sido la comunicación en el contexto interper-
sonal sin que se agoten en él las intenciones de un trabajo futuro.
El proyecto de investigación-acción participativa, de cuya
propuesta, avances y seguimiento da cuenta este artículo nace de
una nueva experiencia de educación para la comunicación realizada,
esta vez, en un ambiente urbano ubicado en el área geo-estadística
básica 2459 y otras aledañas en la ciudad de Morelia, Michoacán,
que aprovecha la infraestructura y capital humano de un centro de
asistencia social de la Universidad Vasco de Quiroga, quien financia
la investigación.
Como esperamos hacer evidente en este corte, este proyecto
de investigación no partió de una idea pre-concebida a cabalidad,
ni se tiene clara una fecha de terminación; en congruencia con la
teoría y la práctica de la Investigación-acción participativa el proceso
ha ido siguiendo sus propios derroteros. El método de investigación
así lo exige. Para el caso de este encuentro, ofrezco primero
generalidades sobre el proyecto génesis en el siguiente apartado,
y me centro, al presentar los avances, en el proyecto particular
que se vincula a la investigación de la comunicación.

III. Planteamiento del problema

En las teorías del desarrollo humano se reconoce según Baltes que


“Cada persona se desarrolla dentro de un conjunto específico de
circunstancias y condiciones definidas por el tiempo y el lugar. Los
232
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

seres humanos influencian y son influenciados por su contexto


histórico y social. [Aunque] Ellos no sólo responden a sus ambientes
físicos y sociales, sino que también interactúan con ellos y los
modifican”.29
Así, desarrollo humano y desarrollo social se encuentran en
interrelación; una síntesis de ambos tipos de desarrollo (individual
y social) se halla en el llamado “Paradigma del Desarrollo Humano”,
el cual desplaza al crecimiento económico macro o microsocial
como único indicador de la calidad de vida. En este mismo sentido
y como parte de las discusiones en torno a los enfoques sobre el
desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) ha propuesto que éste no puede ser entendido sólo como
crecimiento económico y que su propósito final se encuentra en
los individuos y en las posibilidades que ellos tienen para elegir
una vida en la que puedan realizar a plenitud su potencial como
seres humanos (PNUD). Esta propuesta supone que las personas sólo
podrán alcanzar su máximo potencial de realización si son capaces
de controlar las variables que inciden y condicionan su vida.30
A partir del primer Informe sobre Desarrollo Humano (1990),
este paradigma propuesto por Mahbub ul-Haq, Amartya Sen y otros
ideólogos ha orientado las propuestas y mediciones sobre el
desarrollo en prácticamente todos los países del mundo.
En el contexto de este paradigma, se inserta el concepto de
calidad de vida, que ha venido discutiéndose de manera más intensa
a partir de 1960.31 Así, y a partir de estas discusiones teóricas, en
1992 la Organización Mundial de la Salud especificó las exigencias
para una calidad de vida, las que García equipara a las condiciones
que posibilitan el desarrollo de una persona. Estas exigencias se
organizan en torno a tres dimensiones: materiales, psicológicas y
socio-culturales, ninguna de las cuales de manera independiente
resulta eficiente para el logro del bienestar y la felicidad de los seres

29
WEST Y TURNER, Teoría, pp. 10-11.
30
GARCÍA, “Derechos”, p. 148.
31
SEN Y NUSSBAUM, La calidad de vida, y GÓMEZ-VELA Y SABEH, “Calidad de vida. Evolución del
concepto y su influencia en la investigación y la práctica”, Universidad de Salamanca, en
http://campus.usal.es/~inico/investigacion/invesinico/calidad.htm [recuperado en enero del
2013].

233
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

humanos y que junto a su dignidad son no sólo metas de los


esfuerzos actuales de los defensores de este paradigma, sino
fundamento de los derechos humanos.32
En la primera dimensión encontramos exigencias relativas a un
entorno físico de calidad (vivienda, transporte, salubridad pública)
y un ecosistema ambiental que posibilite un desarrollo sostenible
a largo plazo. La segunda, que se refiere a exigencias psicológicas,
incluye las relativas al ejercicio de una comunicación plena: una
comunidad sólida con interacciones sociales y sentimientos de
grupo, y un alto grado de participación y control de las personas y
los grupos en las decisiones que afectan a su propia vida y bienestar.
Esto es, una participación democrática a todos los niveles.
Finalmente, en la dimensión socio-cultural, la satisfacción de las
necesidades básicas (alimento, trabajo, propiedades personales,
seguridad, etc.); el acceso a experiencias y recursos del entorno
físico y sociocultural (educación, cultura, ocio, etc.); la vinculación
con el pasado cultural de la comunidad y de otras sociedades, y un
nivel óptimo de salud pública accesible para todos.33
Bienestar y felicidad son a su vez, dos conceptos ligados a la
existencia de las condiciones citadas, así como a la valoración
interna que las personas hacen de ellas. Por esto, la calidad de vida
se relaciona no sólo con las condiciones materiales y
socioculturales, sino con la dimensión psicológica del ser humano.
Así, el bienestar es definido como la prevalencia de estados de
ánimo, emociones y sentimientos placenteros por sobre los
negativos; mientras que la felicidad suma a las anteriores, una
vivencia de autorrealización personal en relación con las tareas,
proyectos y metas que la persona valora.34
Como vimos, de acuerdo con la propuesta de la OMS , la
comunicación aparece de manera explícita en dos de las ocho
exigencias para hablar de calidad de vida, las que se refieren a la
dimensión psicológica, lo que revela su importancia (aunque es
innegable que ella no puede separarse de ninguna otra construcción

32
GARCÍA, “Derechos”, pp. 148, 149 y 153.
33
GARCÍA, “Derechos”, p. 148.
34
GARCÍA, “Derechos”, p. 149.

234
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

de realidades vinculadas a la vida humana). Un cierto ejercicio de


la comunicación es pues, condición necesaria para hablar de calidad
de vida y, en consecuencia, de bienestar e inclusive de felicidad.
De manera más completa, 35 citan el modelo de Ryff y
colaboradores, el cual propone seis aspectos que componen el
“bienestar” de las personas. Estos aspectos son: Autoaceptación,
Relaciones positivas con los demás, Autonomía, Dominio del
entorno, Propósito en la vida y Crecimiento personal.
Respecto a la relación entre calidad de vida, violencia y
comunicación, y en vista de que el tema de la violencia es sobre el
que se trabajó en el grupo de IAP y en las siguientes etapas del
estudio, debemos decir que es aceptado sin reserva que la violencia
de género tiene o puede tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer (Art. 1º de la
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la mujer,
ONU, 1994). Galtung define la violencia como “cualquier sufrimiento
evitable en los seres humanos”, y más adelante sustituye
“sufrimiento” por “reducción en la realización humana”.36 Por esto,
sin condiciones sociales de calidad de vida, difícilmente las mujeres
pueden desarrollar los aspectos internos del bienestar citados. Por
ejemplo, en relación con las relaciones positivas con los demás,
que incluyen “relaciones cálidas, satisfactorias y de confianza con
los demás […] da y recibe comprensión de las relaciones humanas”;
o con el crecimiento personal que implica “sentimiento de
desarrollo continuo; ve el yo en crecimiento y expansión, está
abierto a nuevas experiencias, siente que realizará su potencial […]”;
o con el dominio del entorno: “sentido del dominio y competencia
para manejar su entorno; controla la distribución compleja de las
actividades externas […]”.37 A la luz del conocimiento que tenemos
sobre las consecuencias de la dominación y la violencia de género
a nivel individual, creemos que es evidente que las personas
sometidas a este maltrato no encuentran en su entorno las
condiciones para desarrollar esta salud psicológica, y cuando

35
PAPALIA, WENDKOS Y DUSKIN, Desarrollo, pp. 605-606.
36
TORRES, “Violencia”, p. 6.
37
PAPALIA, WENDKOS Y DUSKIN, Desarrollo, p. 606.

235
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

revisamos los porcentajes de mujeres que lo sufren a nivel nacional


en nuestro país y las afectaciones sobre sus hijos nos explicamos el
impacto que aquélla tiene sobre el desarrollo total de la sociedad.38
Los aspectos incluidos en el modelo de Ryff pueden ser
relacionados con un ambiente de comunicación no violenta en
todos los ámbitos de la vida de la persona en sociedad, en vista del
efecto que ésta puede tener sobre la psique. Todos ellos, también,
son descritos por estos autores desde la perspectiva interior de la
persona. No obstante, todos ellos dependen en cierta medida,
como hemos visto, de las condiciones en que a ésta se le permita
vivir su vida.
Este panorama nos lleva inevitablemente a la reflexión de que
las condiciones sociales, del ámbito doméstico al público,
condicionan en gran medida la posibilidad de las personas de
desarrollar o no su bienestar y que el tipo de relaciones de
comunicación que viven en todos estos ámbitos contribuyen o no
a ello. De aquí la insistencia desde distintos campos disciplinares
sobre las condiciones de comunicación que deben privar en las
relaciones entre las personas si de verdad se desea construir una
mejor calidad de vida para todos. Y de aquí también que sea
ineludible la discusión sobre la responsabilidad que las personas
tenemos para la construcción desde lo microsocial de estas
condiciones.
A este respecto y en relación con las personas con quienes se
ha venido trabajando el proyecto que presentamos, encontramos
la siguiente situación: la AGEB39 2459 tiene una población total de
2144 personas; ubicada al sur del municipio de Morelia, el área
comprende las colonias Santa Cecilia, Ampliación Santa Cecilia y
Trincheras de Morelos Ampliación.
Entre los datos registrados por el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI) para esta AGEB en el Censo Nacional
de Población y Vivienda del 2010 destacan:40
38
INEGI, Panorama de violencia contra las mujeres. México, en www.inegi.gob.mx e INEGI,
Mujeres violentadas por su pareja en México, México, en www.inegi.gob.mx [recuperados
en septiembre del 2012].
39
Área Geo-estadística Básica según el INEGI.
40
INEGI. Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, México.

236
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

En educación: De la población de 12 a 14 años (119 en total),


104 no asistían a la escuela, lo que representa un 87.4% del total.
Esto revela una situación grave en el sentido de que la gran mayoría
de los jóvenes de la zona a partir de los 12 años se encontraba
fuera de la escuela y con riesgo de incrementar el porcentaje de
población de 15 y más con educación básica incompleta (que para
ese año era de 48%).
En relación con los servicios educativos en la AGEB, actualmente
se cuenta con la Escuela Primaria pública Niño Artillero en la colonia
Santa Cecilia que trabaja en turno matutino y vespertino y un pre-
escolar aledaño. En la colonia Trincheras, localizada en una de las
AGEBS colindantes, se ubican un pre-escolar, la Escuela Primaria
Benito Juárez y una Telesecundaria. La secundaria más cercana a
ésta y las AGEBS colindantes (211A; 2482; 2463; 2478, y 1535) está
en el pueblo de Santa María de Guido, a unos 20 minutos
caminando desde Santa Cecilia.
En relación con educación no formal, en la primaria Niño
Artillero funciona desde hace pocos años un Centro de Educación
Básica para Adultos, CEBA, de la Secretaría de Educación en el Estado,
que ofrece secundaria y preparatoria para este sector de la
población y uno más en la Colonia Ampliación Los Encinos.
En relación con servicios de salud: De acuerdo con INEGI 2010,
la población sin derecho-habiencia a este tipo de servicios ascendía
a un total de 922 personas, lo que representaba un 43% de la
población total. Por otro lado, actualmente existen dos centros
periféricos de la Secretaría de Salud con atención en medicina
general; uno ubicado en Ampliación Santa Cecilia y otro en
Trincheras (correspondiente a la AGEB 211A). Aunque no tenemos
datos del INEGI al respecto, es muy probable que la ampliación de la
cobertura del Seguro Popular haya incrementado el número de
personas derechohabientes de servicios de salud del 2010 para acá.
En calidad y espacios de la vivienda: Para el 20l0, 29% de los
hogares totales tenían solamente un cuarto lo que refiere a una
situación de hacinamiento.
Esta AGEB fue registrada por el Consejo Nacional de Población
(CONAPO) con un grado de marginación alto (con base en el Censo

237
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

de Población y Vivienda 2010) y calificada como zona de atención


prioritaria urbana para el año 2015 por la Secretaría de Desarrollo
Social.41
Estos datos, además de la observación directa y los testimonios
recogidos de las participantes en la experiencia hacen evidente la
insuficiencia del cumplimiento de las exigencias correspondientes
a las dimensiones material y socio-cultural planteadas por la OMS y
que se refieren como veíamos a un entorno físico de calidad (que
incluye vivienda y servicios públicos de salud) y al acceso a
experiencias y recursos del entorno físico y sociocultural, en
particular a la educación.
En términos de violencia, esta situación puede catalogarse como
de violencia estructural, según la define Galtung, esto es como
aquella que se presenta en una sociedad explotadora que trae como
consecuencia, entre otras, la pobreza material.42
Frente a esta situación y como apoyo a los habitantes de la zona,
la Universidad Vasco de Quiroga (UVAQ) mantiene un Centro de
Atención Psicológica y Social (CAS) en la colonia Santa Cecilia, el
cual viene funcionando desde el 2004.
No obstante, desde su fundación ha existido una baja demanda
de los servicios ofrecidos por este centro por parte de la población
de la zona, y por ello, la UVAQ está interesada en ampliar su oferta a
fin de aprovechar la diversidad de disciplinas y de personal
(investigadores, profesores y estudiantes) de la Universidad que
pueden prestar servicios (médicos, de construcción, de
administración y contabilidad, de cultura física y deporte, y de
comunicación, entre otros). Así, la intención de impartir un curso
de educación para la comunicación con el cual nos acercamos a las
autoridades del CAS y de la UVAQ debió ser subordinada a la
realización de un diagnóstico sobre las necesidades e intereses de
las personas que habitan en la zona, bajo la perspectiva teórica de
las categorías citadas de desarrollo, calidad de vida, bienestar y
felicidad. No obstante, como veremos más adelante, el curso citado

41
MÉXICO. Diario Oficial de la Federación, 13 de noviembre de 2013.
42
GALTUNG, “Violencia cultural”, Documento No. 14, Centro de Investigación por la Paz.
Fundación Gernika Gogoratuz, en https://www.gernikagogoratuz.org/... [agosto del 2017].

238
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

tuvo cabida en cierto momento de este trabajo. Otra modificación


se dio en el sentido de rebasar los límites espaciales de la AGEB 2459
e incluir en el proyecto a habitantes no sólo de las colonias que
esta área incluye (ya enlistadas), sino a otras vecinas que comparten
las mismas condiciones de marginación. Así, hemos venido
trabajando también con personas provenientes de las siguientes
colonias: Los Encinos, Las praderas, Trincheras, Torrecillas y Lomas
del Durazno.
De acuerdo con uno de los objetivos planteados en el trabajo,
el de
Realizar un diagnóstico sobre aspectos relativos a algunas necesidades
materiales, psicológicas y socio-culturales seleccionadas a través de
metodologías de investigación participativas y otras necesarias que
involucren a personas de dicha población en este proceso y en el diseño
y realización de las posibles acciones orientadas a mejorar su calidad
de vida se eligió la Investigación-acción participativa (IAP) como método
de investigación en la etapa inicial.

IV. Metodología

La IAP comenzó a cobrar importancia en América Latina en la década


de los sesenta del siglo pasado, a partir de los trabajos de educación
popular inspirados en las propuestas de Paulo Freire e impulsados
en la región por grupos de diversas ideologías, entre los que se
cuenta la Iglesia Católica. En México, el CREFAL publicó en la década
de los ochenta, varias obras sobre el tema, que se convirtieron en
libros de texto en las escuelas normales del país, particularmente,
la de Anton de Schutter (1983), reeditada en 1986. Más
recientemente, es posible hallar descripciones de la IAP en dos
textos: Técnicas de Investigación en Sociedad, Cultura y
Comunicación, coordinado por Jesús Galindo (1998) y
Comportamiento Humano, Nuevos Métodos de Investigación de
Martínez (2001).
La IAP parte de una crítica a la investigación social tradicional a
la cual se caracteriza como una investigación alejada del pueblo o
que toma al pueblo como un objeto de estudio, muchas veces

239
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

contra sus intereses, y en la que, por lo mismo, los resultados


benefician principalmente al investigador, a las instituciones, a las
empresas o a los gobiernos que la patrocinan y casi nunca al
pueblo.43
De acuerdo con Alcocer,

El proceso de la IAP parte de lo cotidiano y de las necesidades sentidas


de los grupos de población, los cuales intervienen desde el inicio del
proyecto y son sus beneficiarios, a la vez que productores de
conocimiento…el investigador que hace uso de la IAP trabaja para y
con las personas involucradas y por ello, en las decisiones sobre los
objetivos e hipótesis, la aplicación de técnicas e instrumentos y en
general en todo o en la mayoría del proceso, incluyendo por supuesto
resultados, propuestas y acciones a seguir, interviene el grupo, es de-
cir, lo que sería el objeto de la investigación.44

En términos generales, el proceso de la IAP puede describirse de


la siguiente manera:
1. Lluvia de ideas en torno a los problemas a abordar.
2. Jerarquización de dichos problemas
3. Formación de comisiones para la búsqueda de información.
4. Investigación en torno a los problemas.
5. Puesta en común de la información obtenida.
6. Discusión y análisis de la información en grupo.
7. Toma de decisiones para las acciones a desarrollar.
8. Evaluación de resultados de las acciones.
9. Registro de la experiencia y continuación con nuevas
problemáticas.

En cuanto a técnicas de investigación, esta metodología utiliza


básicamente la entrevista cualitativa, el grupo de discusión, el
diálogo coloquial, pero puede asimismo, hacer uso de técnicas
cuantitativas para la recolección de la información requerida por

43
FUENTES, “La organización”, p. 374.
44
GALINDO, Técnicas, pp. 436 y 438.

240
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

el grupo. Asimismo, es imprescindible, con fines de sistematización


y evaluación, el registro permanente de las actividades y las
narrativas que sucedan durante todos los momentos de la
experiencia.
En relación con la sistematización de experiencias educativas,
propuesta elegida a fin de cumplir con el último requisito de la IAP
citado, debemos decir que puede definirse de manera muy sintética
como una interpretación crítica que “descubre o explicita la lógica”
de procesos socio-históricos dinámicos y complejos, individuales y
colectivos que son vividos por personas concretas.45 Así a partir
del ordenamiento y reconstrucción de dichos procesos, se abordan
de manera crítica “los diversos factores que intervinieron, cómo
se relacionaron entre sí y por qué lo hicieron de ese modo”. Su
intención, como explica Jara es producir conocimientos y
aprendizajes “…que posibilitan apropiarse de los sentidos de las
experiencias, comprenderlas teóricamente y orientarlas hacia el
futuro con una perspectiva transformadora”.46
Quizás la gran diferencia con un proceso de evaluación es que
la mirada sobre la experiencia debe ser crítica, en busca de lo que
debería mejorarse en procesos subsecuentes, aunque no se espera
de ello la replicabilidad mecánica de las experiencias que se
sistematizan, sino encontrar una serie de “sugerencias, intuiciones,
pistas, provocaciones, desde sus propios aprendizajes, que
incentiven a otras experiencias”.47
En nuestro caso, la sistematización de la experiencia referida se
encuentra en proceso y lejos de haber sido concluida. Aquí
presentamos algunos de los avances.

45
JARA, “Para sistematizar experiencias”, en Innovando Revista No. 20. Equipo de Innovaciones
Educativas – DINESST-MED, 24 de noviembre, 2003, en https://books.google.com.mx/books/
about/Para_sistematizar [consultado el 29 de febrero del 2016], p. 4.
46
JARA, “Orientaciones teórico-prácticas para la sistematización de experiencias”, Biblioteca
Electrónica sobre Sistematización de Experiencias www.cepalforja.org/sistematizacion, en
www.bibliotecavirtual.info/2013/08/orientaciones-teorico-practicas...[consultado el 18 de
marzo del 2018], p. 4.
47
JARA, “Dilemas y desafíos de la sistematización de experiencias” en https://www.scribd.com/
doc/282913604, [consultado el 29 de febrero del 2016], p. 7.

241
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

V. Algunos resultados de la IAP en el CAS Santa Cecilia

Primeras acciones

A fin de promover la formación de un primer grupo de trabajo para


la IAP se decidió aprovechar la buena relación con la dirección de la
primaria Niño Artillero, en la cual el personal del CAS ha realizado
trabajo durante varios años para hacer una invitación abierta a las
personas interesadas en mejorar su calidad de vida. Esta invitación
se realizó durante una reunión de la Sociedad de Padres de Familia
de la primaria, que tuvo lugar el 20 de septiembre del 2016.
Como resultado, se registraron 14 personas (todas mujeres) en
una lista de interesados en participar en la experiencia de IAP,
aunque a la primera reunión convocada para el martes siguiente
(27 de septiembre) se presentaron solamente 3 de ellas.
En total, se realizaron 21 sesiones del proceso de IAP (martes de
5:30 a 6:45) en las que participaron entre 3 y 7 mujeres de la zona
en cada una; varios estudiantes de la UVAQ48 como ayudantes de
investigación u observadores, una estudiante egresada de
Mercadotecnia y cursando la Maestría en Comunicación, y los
promotores-investigadores de la UVAQ. Es importante señalar que
mientras los participantes trabajaban en la sala de usos múltiples,
sus hijos (desde niños y niñas en edad preescolar hasta los que
asisten a la primaria) lo hacían en otro espacio del Centro con
estudiantes de psicología sobre diversas temáticas, entre ellas las
que se desprenden de las comentadas por sus madres y padres.
La asistencia de las mujeres (y en una ocasión, de una pareja),
fue resultado de alguna de las siguientes situaciones: se interesaron
por la plática de invitación en la primaria, llevan a sus hijos a terapia
psicológica en el CAS, la directora de la primaria les sugirió que
asistieran o alguna de las asistentes las invitó a asistir.
A partir de este trabajo, se conformó un corpus que contiene
listas de asistencia de las participantes, relatorías y grabaciones de
las sesiones de la IAP, minutas de las reuniones del equipo de trabajo

48
De las licenciaturas en Psicología y Ciencias de la Comunicación.

242
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

y una primera evaluación escrita realizada por las mujeres


participantes. Además, se realizó búsqueda y revisión de literatura
sobre el tema de la violencia, en vista de que éste es el problema
elegido por el grupo de la IAP para ser abordado en primer lugar y
sobre el que se trabajó en esta primera experiencia, y en las
subsecuentes.

Procedimiento

En concordancia con la metodología elegida, durante la primera


reunión se realizaron algunas de las siguientes actividades y se
obtuvieron los resultados que en seguida se presentan:
1. Se explicó la dinámica de trabajo para iniciar la investigación,
en los siguientes términos:
a) Las presentes, habitantes de la zona, escribirían en hojas
de papel una lista de problemas que perciben en su
ambiente.
b) A partir de esto, se apuntarían en el pintarrón todas las
ideas escritas por ellas en las hojas de papel.
c) Entre todas decidirían cuál es la problemática más urgente
o de mayor interés, la cual sería elegida como tema de la
primera etapa de la investigación.
d) Se aclaró la importancia de no tomar decisiones para actuar
en relación con las problemáticas detectadas, sin haber
realizado primero una búsqueda de información
suficientemente amplia por parte de las participantes en
el proceso, a fin de evitar el riesgo de tomar decisiones
inadecuadas.
e) Se aclaró, asimismo, que en este tipo de investigación, no
se trata de que los promotores den la información sobre
el problema a los participantes, sino que sean ellos mismos
quienes la busquen y que ésta deberá ser compartida,
comentada y discutida con el resto de los presentes a fin
de que todos estén suficientemente informados antes de
tomar cualquier decisión para la acción.

243
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

f) Se explicó también que una vez decidida la acción o


acciones a ejecutar, éstas serán puestas en práctica y
después evaluadas.
g) Finalmente, que después de cada solución a una
problemática, se podrá seguir trabajando de la misma
forma con las siguientes, en un proceso permanente que
busque mejorar la calidad de vida de los involucrados y
sus familias y vecinos.
h) Se amplió la información sobre el significado de la palabra
“ambiente” y se les invitó a considerar como parte de éste,
las situaciones que viven cotidianamente con sus familiares
más cercanos (esposo, hijos, padres) y también las externas
a sus hogares.

2. Las participantes escribieron sus ideas por aproximadamente


10 minutos y después las compartieron con los presentes,
resultando las siguientes como ellas los registraron:
Ž Maltrato de los hombres contra las mujeres y contra los
niños
Ž Maltrato animal por interés económico
Ž Discriminación
Ž Robos
Ž Robo de niños (en Los encinos)
Ž Inseguridad
Ž Acusaciones infundadas de parte del esposo
Ž Robo de bienes
Ž Abandono / falta de responsabilidad / descuido de las
mamás hacia los hijos
Ž Problemas con la suegra o las cuñadas en la familia, malos
tratos
Ž Violencia contra los habitantes fuera de sus casas
Ž Racismo en la calle (por el aspecto de las personas)
Ž Bullying en la escuela
Ž Destrucción del medio ambiente
Ž Violencia intrafamiliar
Ž Homicidios

244
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Durante la lluvia de ideas resultante de este ejercicio se hicieron


comentarios para ampliar la concepción que tienen las participantes
sobre las ideas expresadas
Las tres mujeres identificaron la violencia intrafamiliar como el
principal problema en sus hogares y los de otras personas en la
zona, en donde se incluye el maltrato a mujeres, niños y ancianos.
Las mujeres también coincidieron en que el bullying estaba
afectando a sus hijos y ya no sabían qué hacer para ayudarlos puesto
que los profesores de la primaria no hacían nada.

3. Las presentes acordaron empezar a trabajar con el problema


del maltrato dentro de los hogares, a lo que se acordó llamar
violencia intrafamiliar.
4. Una vez terminada la lluvia de ideas y elegido el problema a
abordar, se acordó que dos de ellas buscarían información en
Internet sobre este problema. Se les comentó sobre la existencia
de la ENDIREH49 del INEGI en sus distintas versiones (2014, 2016, etc.)
como una fuente de información. Otra de ellas, por su parte,
realizaría una entrevista a la directora del CAS sobre el tema. En la
siguiente reunión se pondría a consideración de todos la
información encontrada.
5. Se habló también de la posibilidad de realizar una encuesta
en sus colonias (Torrecillas y Santa Cecilia) con el objetivo de
conocer si en otros hogares de dichas colonias sufren esta misma
problemática.
6. Por iniciativa de las participantes, se acordó que la siguiente
reunión sería el martes 4 de octubre del 2016 en el mismo lugar, a
las 5 de la tarde y que las reuniones se harían cada martes a esa
hora.

Devenir de la experiencia

Durante los seis meses y 21 sesiones que duró la experiencia,


sucedieron muchas cosas de las que comentamos aquí sólo algunas
de las más importantes:

49
Encuesta Nacional sobre Dinámica de las Relaciones en los Hogares del INEGI.

245
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

- A partir de la segunda reunión, otras mujeres se


incorporaron al grupo; surgieron nuevos temas de interés
como el abandono de la escuela por parte de niñas y
jovencitas a muy temprana edad (porque tienen que cuidar
a sus hermanitos mientras la mamá trabaja, porque ya no
quieren estudiar o por problemas de violencia en la
escuela), así como el de los peligros de las niñas y jovencitas
por el uso de tecnologías como el WhatsApp (se trató en
el grupo un caso particular de una niña de 13 años a quien
un hombre le solicitaba fotos de ella y de sus hermanitas y
le pidió una cita presencial) y casos de violencia entre niños
en la primaria Niño Artillero. La violencia, sin embargo, se
mantuvo como tema central del trabajo, aunque también
se habló de alternativas de solución a los otros problemas
y situaciones expresados por las mujeres.
- La búsqueda de información sobre el tema de la violencia
por parte de las participantes dio material para trabajar
durante cuatro sesiones; ellas hicieron búsquedas en
internet o bien fueron preguntando a las personas con
quienes tienen relaciones laborales (varias son trabajadoras
domésticas). Durante la puesta en común de esta
información, también los promotores fueron aportando
información.
- Además de este intercambio de información, las sesiones
sirvieron como un espacio terapéutico en el que las
participantes compartían situaciones de vida en relación
con el tema de la violencia y con otros, y los promotores
ayudaban a interpretar desde sus disciplinas o experiencia
de vida. Durante este espacio, algunas de las participantes
cayeron en la cuenta de que ellas no son solamente
víctimas del maltrato de sus parejas, sino también
victimarias de ellos y de sus hijos.
- Frente a este descubrimiento, y en vista de la saturación
de información a la que se había llegado, se propuso iniciar
algún tipo de acción. Entre las opciones posibles, se les

246
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

ofreció compartir el curso para mejorar la comunicación


interpersonal y el grupo aceptó.50
- A partir de ese momento, las reuniones tuvieron una
dinámica distinta a las primeras; esto es, se fueron
revisando los contenidos del curso, al ritmo que el grupo
lo permitía, y se fueron relacionando con las experiencias
y situaciones de vida de los presentes, sin perder de vista
el tema que dio origen a esta acción y que es la violencia
entre los miembros de una familia, aunque ahora en
relación con la forma en que nos comunicamos.
- Al menos tres de las sesiones se dedicaron a evaluar las
reflexiones y los cambios que habían experimentado las
participantes en las relaciones con la pareja, los hijos, los
padres y/o los hermanos.
- En relación con la asistencia, cuatro mujeres estuvieron
presentes prácticamente en todas las sesiones; una más
se integró a partir de la quinta y permaneció en todas las
siguientes, mientras que otras participaron en una o en
dos o tres solamente (entre estas últimas, una pareja).
Debido a esto, en cada sesión fue necesario recordar el
problema que dio origen a esta etapa del trabajo, la
violencia en la familia, y repetir algunos de los contenidos
del curso revisados.
- Los contenidos del curso abordados fueron: la felicidad
como derecho de todas las personas; la responsabilidad
en la vivencia de la propia felicidad; la dependencia
emocional y la sobreprotección como contrarias a la
construcción de la propia felicidad; la identificación de las

50
La saturación de información a la que nos referimos no significa que se hubiera agotado la
información sobre el tema de la violencia en todas sus dimensiones, sino que los presentes
ya no teníamos nada nuevo que decir en ese momento. A este respecto, es necesario resaltar
que, aunque al menos dos de las promotoras habíamos trabajado el tema de la violencia de
género o intrafamiliar en general, ya sea en investigaciones o como parte de procesos
terapéuticos, a las dos nos hacía falta estudiar las teorías sobre la violencia en general. Para
este momento (después de 4 reuniones teniendo como tema central la violencia), ya era
evidente esta necesidad y habíamos empezado a buscar literatura sobre el asunto con apoyo
de una investigadora independiente interesada en colaborar. Las participantes, por su parte,
ya habían agotado sus fuentes de información.

247
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

necesidades y los sentimientos como forma de auto-


conocimiento; la vivencia de valores como vía para
satisfacer las necesidades emocionales y experimentar
felicidad; la auto-aceptación y el amor a sí mismo; la
vivencia de valores en la comunicación con otros; la
comunicación asertiva, la escucha como valor central en
la buena comunicación con otros y la co-responsabilidad
en la felicidad de otros.

Algunos elementos de evaluación

Como ya se comentó, en varias reuniones se pidió a las participantes


que realizaran evaluaciones de la experiencia; una escrita y dos
orales. Aquí reproducimos las respuestas de las cinco que estuvieron
presentes en la reunión de evaluación escrita (entre 13 y 36 años):51

Pregunta: ¿Ha mejorado tu situación personal esta experiencia?


Respuestas: “Sí. La relación con mis hijos, con mi esposo, con la
familia, con mis suegros”; “Sí”; “Sí, en que ya no estoy al pendiente
de lo que les molesta a los demás”; “Sí, a valorarme más como
persona y valorar más a las personas que están a mi alrededor y en
mi familia”; “Sí ha mejorado en la comunicación con mis hijos”.

Pregunta: Si no ha mejorado, ¿qué te falta hacer?


Respuestas: “me falta ser tolerante con los demás”; “tratar de asistir
más a mis pláticas e investigar más sobre los temas”; “Hacer que
ya no me voy a meter en la vida de los demás” (dos no
respondieron).

Pregunta: ¿Qué acciones puedes tomar para mejorar la situación


en tu vecindario/colonia?
Respuestas: “apoyar más en todos los sentidos y dar un poco de
información sobre los temas que aprendimos”; “Tratar de respetar
51
En la transcripción se respetó la sintaxis y ortografía de las mujeres que respondieron al
cuestionario.

248
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

a los demás y aci uno les caiga bien, aci yo mostrar buen carácter
aparte ser cordial”; “la acción de la información contra la violencia
de bocabulario, la violencia física, temas de la biolencia sexual”;
“invitarlos a venir o desirles lo que se o del bocabulario”; “Que
haiga más talleres. Seguridad en la colonia”.

Pregunta: ¿Cuáles son los temas de interés para las próximas


reuniones?
Respuestas: “capacidades diferentes, delincuencia juvenil,
reforestación”; “quiero ser fuerte aún más y madurar otro poco
más”; “como poder hablarles a las personas que se niegan a
escuchar de los temas de la violencia, temas de la violencia sexual”;
“el maltrato a la mujer”; “violencia hacia a los niños”.

Conclusiones

En relación con la IAP como método, consideramos que fue


adecuado para iniciar el diagnóstico, la ejecución de acciones y la
evaluación para mejorar la calidad de vida de las personas partici-
pantes, aunque el impacto fue pequeño en vista del número de
asistentes al grupo. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta la
participación también de sus hijos e hijas, lo que incrementó el
número total de beneficiarios a entre 11 y 18 personas (adultos y
niños).
Aunque no todas las personas que asistieron a las reuniones
reportaron problemas de violencia intrafamiliar (aunque habría que
profundizar sobre los rasgos que ella implica y que podrían estar
presentes sin ser identificados como tal en algunos hogares), sí todas
ellas externaron su necesidad de mejorar la dinámica de sus
relaciones interpersonales, por lo que el curso de educación para
la comunicación fue valorado como muy positivo por ellas.
Al tener un sustento teórico probado en otros ambientes, y
frente a la evaluación positiva realizada por las participantes en la
IAP, se considera que los contenidos del taller para la comunicación
no violenta pueden ser incorporados como una base mínima a la

249
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

que pueden añadirse otros temas de interés para las o los


participantes de otras experiencias en la misma línea.

Continuación de la investigación

Después de esta primera etapa se han realizado tres acciones más,


derivadas de ella: la primera, un sondeo de opinión en el que se
entrevistó a 295 personas entre mayo y junio del 2017, y en el que
la cédula de encuesta incluía 6 reactivos sobre el tema de la
violencia, de un total de 47 más datos de identificación, la segunda,
en febrero del 2019 se aplicó el mismo cuestionario a 232 personas,
y la tercera, es una segunda experiencia en proceso ya directamente
enfocada en la educación para la comunicación no violenta.
Asimismo, se han generado varios informes de investigación.52

52
TREJO, ESCAMILLA Y GUZMÁN, “Informe”, y TREJO, “Violencia”, entre otros.

250
LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

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LA COMUNICACIÓN COMO ATENUANTE DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

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253
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

254
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”,
PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

Berenice Guevara Sánchez


UNAM, ENES-MORELIA
Tania Celina Ruiz Ojeda
UDIR-UNAM

En la historia de la violencia y la criminalidad, han existido figuras


emblemáticas que se representan como sujetos despojados de
virtudes, con carencias de bondad, lealtad, madurez e incluso
belleza. Son configurados como rebeldes y faltos de respeto hacia
los cánones y roles sociales. Podemos remembrar algunos de esos
retratos como: los bandoleros, gavilleros, piratas y recientemente
los “narcos”. Las sociedades siempre han hecho sus clasificaciones
y han elaborado estructuras sociales en función de sus principios
de convivencia social. El Siglo XX posibilitó un acercamiento
detallado a la etapa etaria llamada “joven”, se elaboraron discursos
que veían en ese lapso de edad algo peligroso; y es a partir de ello
que surge la siguiente interrogante.
¿Por qué a los jóvenes se les vincula tan estrechamente con las
violencias? joven y violencias, dos conceptos que tal parece que se
les trata de vincular como sinónimos por algunas notas periodísticas
al igual que por la insistencia de algunos discursos “académicos-
científicos”, –psicológicos, criminológicos–, y artísticos –películas,
obras de teatro, literatura– que tratan de relacionar ambos
conceptos como algo “natural” ya que según estos guardan relación
con los procesos de crecimiento y madurez de las personas como
si las otras etapas estuvieran exentas de ejercer “excesos”. “Una
de las primeras expresiones del hombre en la sociedad se expresa
con el miedo al extraño, el temor a lo desconocido y, como
consecuencia, el rechazo… existe una disposición natural a creer

255
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

que las novedades son potencialmente peligrosas. Por eso lo nuevo


engendra miedo. Y junto a lo nuevo lo diferente”.1
Por su parte, los medios de comunicación han sido los aparatos
ideales para difundir prejuicios y miedos a lo diferente. El manejo
de la opinión pública en ocasiones se ha empleado como una
estrategia para infundir temores reales y otras veces ficticios,2 “Los
miedos pudieron ser usados y resultaron útiles para alguien; en
todo caso siempre han servido como argumento de quienes se
sintieron amenazados para justificar el uso de la violencia”.3 Avalado
incluso, por el discurso de seguridad que implica recurrida y tácita-
mente a grupos de escasos recursos económicos. Sin embargo, un
elemento que es importante señalar es que el joven no ha sido el
único actor y victimario en hechos delictivos sean estos contra la
propiedad, la vida y la salud –narcóticos–. Los trabajos históricos que
se han publicado sobre la delincuencia y la criminalidad en México
y en otras partes del mundo, indican que el varón ha sido
protagonista de los hechos violentos desde siempre, pero no se ha
manejado que sean exclusivamente los jóvenes, sino que se varía
en etapas, principalmente los victimarios son adolescentes y adultos
y en menor medida los niños y los ancianos.4 Se han escrito
investigaciones que relatan a:

Jóvenes guerrilleros, veteranos de guerra a los catorce años; jóvenes


Leones convertidos en cabezas de turco tras el fin del apartheid, jóvenes
que se rebelan lanzando piedras contra ejércitos armados con tanques
y armas automáticas; jóvenes porros utilizados como fuerzas de choque
en el combate partidista; jóvenes delatores y terroristas en primera
línea de frente de conflictos étnicos y políticos; jóvenes que boxean
para salir del gueto; jóvenes sicarios del narcotráfico de vida breve y
vertiginosa; jóvenes que se reúnen en barras bravas para exorcizar su
rabia y alimentar su esperanza; jóvenes espiritistas que despliegan

1
Varios Autores, Una historia, p. 29.
2
Asunto que no es nuevo ya que esta estrategia ha estado vinculada con el poder desde
tiempos antiguos. Varios autores, Una historia, p. 29.
3
Varios autores, Una historia, p. 10.
4
Véase: BUFFINGTON (2001), CAIMARI (2004), DALI, WILSON (2003), GUERRERO (1996), RIVERA REYNALDOs
(2006), Roumagnac (1909), y SPECKMAN GUERRA (2006). Entre otros.

256
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

ritualmente en su propio cuerpo los excesos de la violencia cotidiana;


jóvenes resistentes del movimiento antiglobalización organizados en
el ciberespacio. Las mil caras de una violencia ejercida y sufrida por
jóvenes de todo el planeta, que renace con el nuevo milenio y ante
cuyas imágenes retóricas no parecen existir respuestas fáciles, pues
las violencias sociales tienden a expresarse en términos culturales y
las fronteras políticas a traducirse en brechas generacionales.5

Heródoto –historiador de la antigüedad6– señaló que desde


tiempos inmemorables el varón en el periodo de vida con mayor
energía y corporalmente acto para el combate fue y sigue siendo
la víctima y el victimario por excelencia en los procesos bélicos,
continuos, y coyunturales. Sin embargo, en la violencia cotidiana
la participación es diversa e indiferente al género, ya que se realizan
acciones desde distintos puntos y escalas, como la violencia
económica, emocional, psicológica, con lenguaje corporal, escrito,
hablado y un gran etcétera porque a medida que crece el
conocimiento sobre el tema el espectro se hace más grande.

La línea de la evolución histórica es sabida: en pocos siglos, las


sociedades de sangre regidas por el honor, la venganza, la crueldad
han dejado paso progresivamente a sociedades profundamente
controladas en la que los actos de violencia interindividual no cesan
de disminuir…7

¿Pero entonces en qué momento nace el “temor al joven”?8


¿Por qué esto se convierte en una suma lógica joven y delincuente?
5
Ver: FERRÁNDIZ F., Jóvenes sin tregua, discurren sobre la violencia juvenil desde una perspectiva
transcultural, a partir de la presentación de una serie de estudios etnográficos que cubren
un amplio espectro geográfico y cultural.
6
Historiador griego considerado el “padre de la Historia”, narró las Guerras Médicas entre
Grecia y Persia a principios del s. V, a. C. BURROW, J., Historia de, p. 1.
7
LIPOVETSKY, G., La era, p. 189.
8
El concepto Joven es una construcción de carácter simbólico, vinculado a un contexto y a
un periodo histórico-concreto. En este sentido, compartimos las premisas conceptuales de
Giovanni Levi y Jean-Claude Schmitt, quienes señalan en su trabajo titulado Historia de los
jóvenes que “en ningún lugar ni periodo histórico cabría definir a la juventud mediante
criterios biológicos o con arreglo a criterios jurídicos. En todas partes y en todo tiempo sólo
existen revestida de valores y símbolos”. Citado en: DEL CASTILLO TRONCOSO, Conceptos, p. 16.

257
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Los historiadores sobre el concepto de juventud han considerado


que el discurso de diversas ciencias ha contribuido a construir esta
idea.9 Además de que la criminología y las leyes otorgan un trato
especial al trasgresor juvenil lo cual implica aparatos exclusivos y
sanciones distintas al adulto reflejando con ello una atención
particular sobre el trasgresor de determinada edad.
Para el caso del fenómeno pandillero este no aparece como
figura jurídica en el código penal federal mexicano ni en el de
Michoacán, pero sí consta como agravante modalidad de
pandillerismo lo cual indica el número de sujetos participantes en
la infracción, y se define así: “reunión habitual, ocasional o
transitoria de dos o más personas que sin estar organizadas con
fines delictuosos, cometen en común algún delito penal”. En
septiembre del año 2005 se presentó una iniciativa de reforma en
el estado de Michoacán por parte del diputado perredista David
Garibay, quien proponía alargar la pena de cuatro a ocho años de
cárcel a pandilleros que cometieran delitos; propuesta que fue
rechazada.10
Para el caso de la criminología, ha estudiado al trasgresor a partir
de aproximaciones psicológicas y por momentos ha sorteado la
relación del individuo delincuente con su origen económico y social.
“El estudio del ámbito social empírico de la antisocialidad ha estado
enfocado primordialmente en la búsqueda de variables atributivas
entre las clases… que den cuenta del fenómeno, con la esperanza
de encontrar evidencias que fortalezcan la creencia de que la
antisocialidad es patrimonio de una clase social particular”.11
Sobre el estrato social del delincuente, han existido trabajos
que discuten sobre las clases peligrosas; discurso ya antiguo que
trata de dar solidez científica a prejuicios y discriminaciones
económicas ya que: “no existe una relación directa entre el nivel
socioeconómico y la posibilidad de ser hombre agresor… no son
determinantes para la aparición de comportamientos violentos”,12

9
No es que en otras etapas históricas no se hiciera este señalamiento, pero con los nuevos
discursos se enfatizó está construcción.
10
La Voz de Michoacán, 21 de septiembre de 2005, p. 8-A.
11
DEL CASTILLO TRONCOSO, Conceptos, p. 135.
12
RAMÍREZ SOLÓRZANO, Hombres, p. 56.

258
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

ni tampoco hay evidencias concretas sobre las edades de los


victimarios, pero las alusiones sociales han hecho factible el
producir estigmas en las edades más recurrentes de los detenidos
cabe aclarar que no se pretende expiar la culpa o responsabilidad
social de los jóvenes, pero si hacer notar que no son los únicos que
participan en los hechos antisociales dado que mujeres y varones
de todas las edades son víctimas y victimarios de hechos criminales
y delincuenciales. Además, han sido sobre estigmatizados por su
condición socioeconómica y su etapa etaria, el discurso del crimen
en diversas partes de América Latina se ha aprovechado de ello:

Como sucede con la edad cronológica y el sexo del delincuente, estas


dos variables tienen un poder de discriminación muy grande debido a
que la razón máxima entre la tasa de crímenes y la edad ocurre en el
periodo entre los 17 y los 20 años, periodo en el que inciden más de
60 % de arrestos. En lo que respecta a la tasa de arrestos entre sexos,
la tasa de hombres es seis veces mayor comparada con la de muje-
res… En cuanto a la relación entre clase social y conductas antisociales,
los resultados no apoyan dicha creencia… se ha desmitificado la rela-
ción entre clase social y conductas antisociales, por ello hablar actual-
mente de que el conjunto de desventajas sociales -como la privación
económica, la marginación, etc.- son condiciones criminógenas está
desterrado en el discurso científico, aunque en el terreno político sea
terreno fértil.13

A lo largo de la historia diversas percepciones sociales han


construido y deconstruido estereotipos de quién es delincuente
para ello se han empleado discursos no sólo “científicos” para avalar
sus apreciaciones, sino también, aquellas que surgen en el arte, en
el cine, por ejemplo, el trabajo de Francisco Javier Zamora, “La edad
de la violencia. Representación de lo juvenil…”,14 narra que en el
cine mexicano la imagen de los jóvenes responde a la visión que el
adulto tiene sobre este grupo y se nutre ese enfoque, […] de dos
películas norteamericanas: El Salvaje y Rebelde sin causa,

13
RAMÍREZ SOLÓRZANO, Hombres, p. 135.
14
ZAMORA, “La edad de la violencia”, pp. 72-87.

259
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

largometrajes que marcaron la pauta en los años cincuenta y


sesenta del siglo XX.

En muchas de las películas analizadas los jóvenes problema son vistos


como producto de la desintegración de la familia tradicional. Ya sea
por el alcoholismo del padre o porque este haya abandonado el ho-
gar, o bien porque ambos padres hayan prestado más atención a la
posición social de su familia que a inculcar valores a sus hijos… Abso-
lutos maniqueos que nos dicen que hay dos tipos de jóvenes: los que
siguen las reglas y los que no. Un cine que habla sobre integrados y
apocalípticos… se les estereotipó y encasilló como la otra cara de la
sociedad, la sociedad representada como adulta, madura, experimen-
tada hecha y contrahecha… El adulto representa a lo establecido, lo
institucional… mientras que el joven será un rebelde sin causa, irres-
ponsable y un largo y estereotipado, etcétera, que representa peligro
para el orden establecido.15

En los años ochenta, las representaciones del pandillero llegaron


al cine mexicano a través de una serie de crudos retratos realizados
desde la mirada de la intelectualidad mexicana, quienes atraídos
por las condiciones de vida de los jóvenes y la amenaza que
significaban para los habitantes del entonces Distrito Federal –CDMX–,
se dieron a las tareas de narras sus historias. La forma en que estos
grupos se habían integrado al imaginario social quedaría retratada
en una conjunción de estereotipos que indudablemente ayudarían
a la consolidación de la representación social del pandillerismo en
ese periodo. Dentro del corpus existente de películas sobre homies
filmadas en los ochenta hemos seleccionado dos por la relevancia
de su discurso: uno “La Banda de los Panchitos”, filmada en 1987,
con historia de Roberto Madrigal y bajo la dirección de Arturo
Velazco, fue realizada en colaboración y con participación de los
integrantes de Los Panchitos, Los Pitufos, Los Musgos, Los ZR y los
Buk´s, todas pandillas de la ciudad de México, cuenta con una
orientación antropológica, dotando al filme de aires de falso
documental. Muestra a Jóvenes que se han decidido por la calle, a

15
ZAMORA, “La edad de la violencia, pp. 78-80.

260
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

dormir en autos, a vestir de mezclilla y traer el pelo largo, jóvenes


de familias pobres, numerosas y disfuncionales, de clase media baja;
son presentados en una película que buscó ser un retrato de una
generación a la que solo le quedaba el recurso de la violencia para
ser escuchados. Dos: Filmada en 1986, “Olor a muerte”, producida
por Películas Rodríguez y dirigida por Ismael Rodríguez JR., contó
con un reparto de actores popularizados en el cine de ficheras y
albures como: Alma Delfina, Arturo Vásquez, Miguel Manzano, José
Carlos Ruiz, Carlos Bonavides y Carmen Salinas. La película inicia
con imágenes de niños en condición de calle, vagabundos y
teporochos; fue narrada como una fábula moral, y la droga repre-
sentada como medicina que calmaba –a decir de los protagonistas–
los sufrimientos, la tristeza y el hambre, pero que inevitablemente
lleva a la muerte. Entre sangre, sexo, drogas y buenas intenciones
fallidas, los protagonistas se debatieron en una película sin más
intención que explotar el sensacionalismo que giraba en torno a
las pandillas.
Las películas sobre pandillerismo filmadas en los ochenta fueron
utilizadas como una forma de exponer los riesgos del consumo de
substancias como: cemento, resistol, mariguana y thinner. De
manera paralela el discurso sobre las familias disfuncionales, el sexo
y el rock formaban parte fundamental de la narrativa empleada
por los directores para alejar al público joven de esas tentaciones y
por supuesto advertir a los padres. Así en los ochenta todo se cimbró
a los ojos del cine mexicano, ya que se vaticinaba la ruptura de la
familia tradicional logrando con ello derribar los cimientos de la
sociedad, y produciendo a partir de ese panorama jóvenes rebeldes
y violentos.
Por su parte los medios de comunicación y en particular la
prensa,16 fortalece varios arquetipos17 del joven delincuente18 en

16
Se ha analizado en numerosos espacios el impacto de los medios de comunicación en la
sociedad. En este caso no es el interés de estos párrafos sino sólo colocar en el debate la
construcción que se hace del pandillero en la prensa y en particular del periódico La Voz de
Michoacán.
17
Modelo, o tipo ideal. C Jung consideraba que son construcciones oníricas que se nutren de
viejas construcciones universales provenientes de distintas fuentes como mitos, leyendas,
de la religiosidad y que se comparten por muchas culturas.
18
Contradictoriamente al discurso de joven peligroso, los medios de comunicación se han

261
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

especial de los pandilleros, narrativas que son reforzadas cuando


se emplean fotografías. “La imagen fotográfica corrobora las
imágenes mentales –inmateriales e ideológicas– y las trasforma
en una “verdad” material. Es decir, convierte la ficción en realidad,
la fantasía en verdad y los prejuicios en hechos concretos. Una vez
que el documento fotográfico le otorga validez, lo imaginario
adquiere forma concreta”.19 En ocasiones los periodistas que
abordan el tema de la delincuencia juvenil en la nota roja20 suelen
articular sus argumentos con varios juicios morales relacionando
el hecho delictivo con el origen social y el núcleo familiar del
trasgresor.21
Una imagen es significativa por sí misma, evoca emociones,
sentimientos, juicios y en este caso en particular los prejuicios con
respecto a un hecho social, y a específicos actores sociales
vinculados a la delincuencia y la criminalidad de la urbanidad de la
época moderna.22 Estas imágenes se unen al texto y construyen un
sentido que puede ser leído desde distintos puntos, pero que buscan
un solo significado: el temor y el rechazo a este tipo de actos.23 En
las representaciones que se hacen del pandillero se le imprime la
emoción y la intensión del fotógrafo, orientan al espectador a mirar
desde un punto y hacia un sólo lugar.

centrado en “proteger” a las nuevas generaciones de ser bombardeados por artículos “nocivos
a la salud o amorales”. Lipovetsky señala lo siguiente: “La espiral liberal se enrosca cada vez
más alrededor del niño. Si hay que poner a la telehecatombe en la picota, es en gran parte
en nombre del niño; si el porno es “insoportable”, es porque hay que respetar la sensibilidad
de los menores; si hay que prohibir la publicidad del tabaco es, entre otras cosas, para no
dar un mal ejemplo a los jóvenes… En nuestras sociedades individualistas, el niño se ha
convertido en el principio-responsabilidad de los adultos, en un vector primordial de
reafirmación de los deberes”. LIPOVETSKY, El crepúsculo, p. 168.
19
Citado en: DEL CASTILLO TRONCOSO, Conceptos, p. 122.
20
La nota roja: ha sido desde el siglo XIX un espacio donde se difunde información relacionada
con crímenes, delitos, así como eventos amarillistas o sensacionalistas. Ver: DEL CASTILLO
TRONCOSO, Conceptos.
21
Ver las notas relacionadas con los niños sicarios, o con los parricidas: José Luis Cisneros,
Niños y jóvenes sicarios: una batalla cruzada por la pobreza, https://www.redalyc.org/html/
325/32531428002/, consultado: 25 de mayo de 2019.
22
Siglo XX y la primera década del XXI, principalmente.
23
“Las imágenes suelen comportarse como auténticos seres vivos, con alma y voluntad
propias, originadas muy dentro de sí mismas”, véase: ZAMORA ÁGUILA, Filosofía, p. 103.

262
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

La prensa televisiva, radiofónica y periodística ha trasmitido su


opinión y preocupación sobre las maras y las pandillas, ya que para
muchos países latinoamericanos es un problema mayúsculo a tal
grado que se le denomina una complicación regional. Las naciones
que tienen este fenómeno en sus calles, así como algunas
organizaciones internacionales, lo estiman como un asunto de salud
pública, donde la prensa ha jugado un papel como portavoz de las
inquietudes y demandas de los gobiernos.
Para este caso se presenta el análisis del periódico: La Voz de
Michoacán; basado en la investigación hemerográfica de 1995 a
2005, durante estos años se pudo observar varios elementos
relevantes de cómo se construye un pandillero para la opinión
pública. Es pertinente señalar que el diario se seleccionó por ser
uno de los más antiguos en la ciudad de Morelia –fue fundado en
la década de los cuarenta del siglo XX– su editorial ha mostrado
particular interés en publicar notas relacionadas con la inseguridad
del estado y pese a los sesgos que posee la información periodística
sobre el crimen, también, ha facilitado una reconstrucción del
panorama en el estado, lo cual posibilitó la identificación popular
que se hace del pandillero dentro de la criminalidad urbana.
Las notas de 1995 a 2005, fueron agrupadas de la siguiente
manera: delitos integra las clasificaciones que son: homicidios,
vandalismo, robos en sus múltiples variantes, narcotráfico –consumo
y venta–, lesiones, graffiti. Además, de las misivas de informativa y
opinión. De esas noticias se sustrajeron los siguientes datos:
a) identificación del victimario que incluyó nombre de la pandilla,
tipo de arma, (fuego, punzocortante, contundente), edad y sexo
del infractor. b) narración de los acontecimientos: se abordan los
móviles, una breve descripción del hecho, número de detenidos y
fotos. Finalmente, un apartado sobre si los articulistas relacionan
los acontecimientos con el narcotráfico todo esto con la finalidad
de reconocer en qué grado participaban los jóvenes en los hechos
delictivos de la ciudad de Morelia y el estado de Michoacán, además
de identificar cómo eran descritos por los redactores de las notas.
Ahora bien, para mayor claridad argumentativa se dividió el
análisis en dos partes: Ya que de 1995 a 1999, fue el PRI a nivel federal

263
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

el que gobernaba y de 2000 a 2005, fue el PAN , por ello se registraron


discursos diferenciados en las notas, aunque permanecen algunos
elementos para describir a los pandilleros y sus agrupaciones.
Frecuentemente se encontró en el contenido de las notas que
el fenómeno pandillero fue percibido como un asunto importante
y peligroso en sus niveles de violencia, así como por los efectos
secundarios que según produce la pandilla, como: el incremento
de robos, asaltos, graffiti y narcomenudeo, es decir, el índice
delincuencial y criminal estaría en aumento y por lo tanto la
seguridad de la ciudadanía correría peligro con estos jóvenes en la
calle.
De 1995 a 1999 los delitos que cometieron pandillas o individuos
pertenecientes a estos grupos y que publicó el periódico La Voz de
Michoacán, fueron 39 homicidios, realizados en su mayoría por
varones jóvenes contra su mismo grupo etario y de género
empleándose diversas armas, de fuego –las menos–, punzo
cortantes y contundentes las más frecuentes. Seguido por heridas
y lesiones con 9 incidentes, 7 robos y 2 notas por vandalismo
entiéndase este último como daño en las cosas. Otro elemento
destacado fueron las misivas relacionadas con el graffiti: 35 fueron
presentadas al público, no en todas ellas participaron pandilleros
también, los realizaron estudiantes de nivel secundaria y
preparatoria, tanto mujeres como varones fueron detenidos, y por
consumo de drogas solo se publicó una nota. “Los medios de
comunicación masiva han contribuido a la visión criminalizada del
graffiti. A través de la prensa, televisión e internet, se alimentan
las opiniones ciudadanas que etiquetan a los sujetos juveniles como
vándalos y delincuentes. A su vez algunas autoridades promueven
que los contenidos comunicativos del graffiti incitan a la violencia
y la criminalidad, así como a la venta y consumo de drogas,… sin
embargo, no se cuenta con fuentes confiables para poder aseverar
que hay una relación entre graffiti y delincuencia”.24 En la capital

24
Formas de expresión juvenil Graffiti, México, subsecretaria de prevención y participación
ciudadana, p. 1.

264
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

del estado el tema graffiti se tornó vital a partir de que la UNESCO en


1991 convirtió el primer cuadro de la ciudad en patrimonio de la
humanidad y ahí comenzó una “cacería” de jóvenes grafiteros por
parte de Seguridad Publica.
Las fotos que acompañaron las notas de pandillas fueron un
total de 59, en ellas se observó a los detenidos tanto en las
inmediaciones de la Procuraduría General del Estado de Michoacán
como en las oficinas de Barandillas, y en algunas ocasiones se les
tomó foto de frente revelando su rostro a pesar de ser menores de
edad –la gran mayoría de los detenidos–, además, mostraron el
nombre y en algunas ocasiones indicaron su domicilio particular o
la escuela donde se encontraban inscritos. Toda esa información
se dio a conocer a pesar de que la ONU en la declaración de los
derechos de los niños y adolescentes estipula que: “ningún niño
será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada,
su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques ilegales
a su honra y a su reputación”,25 además, por los argumentos de los
redactores de la nota se vio mermada la presunción de inocencia
del joven infractor. En esas imágenes podemos ver tanto mujeres
como varones, algo poco usual sobre todo cuando se muestran a
supuestas integrantes de clicas en la ciudad algo que ya no se verá
en las notas de inicios del año dos mil.
En las notas de información y opinión se observa lo siguiente:
Primero, ¿Cómo se construye el estereotipo de joven delincuente
en el periódico revisado?, distintos actores sociales piden que no
sean tratados con benevolencia esto con relación al debate sobre
el aumento de las penas a los menores infractores ya que discurrían
que “no hay edad para la impunidad”, sobre todo cuando se
cometían crímenes contra la vida como homicidios, parricidios,
violaciones, entre otros. Se consideró por parte de abogados y
articulistas del diario que estos sujetos actuaban con igualdad de
maldad que un adulto, pero que no reciben la misma sentencia, la
siguiente frase resume la idea anterior: “a pesar de su corta edad

25
UNICEF, “Derechos de los niños, articulo. 16”, http://www.unicef.org/spanish/crc/,
consultado: 25 de mayo de 2019.

265
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

ya son criminales de alta peligrosidad”.26 Asimismo, se recurrió a


viejos argumentos sobre el origen social y génesis familiar de los
jóvenes delincuentes, según estos las colonias marginales y
periféricas de la ciudad de Morelia como el Realito eran “nido de
maleantes” y epicentros de los pandilleros; sabemos que esos
espacios han sido estigmatizados desde siempre, en la época
colonial se hablaba de los arrabales o en Estados Unidos de los
suburbios como lugares inseguros, oscuros y foco de maleantes.
La desintegración familiar figuró como el elemento detonante para
que los jóvenes se unieran a grupos como las clicas. Se ligó también,
el consumo de drogas como elemento potencial para la
delincuencia en la calle.
Segundo, la redacción periodística sobre el pandillero en los años
1995 a 1999 muestra: que los términos banda y pandilla fueron
usados como sinónimos, además, aseguraron que estos grupos
juveniles ponían en riesgo la integridad física y los bienes de los
habitantes donde deambulaban ya que “se apoderan de las calles”,
y consideraron que son “bandas de jóvenes sin oficio ni beneficio”,
“malvivientes”, urbanos, sobre todo. Los clasificaron como “jóvenes
viciosos que ingieren bebidas embriagantes y drogas”, y no sólo las
consumían, sino que las vendían en las inmediaciones de escuelas
secundarias y preparatorias, aseguraron, además, que andaban
armados, pero sin indicar qué tipo de instrumento portaban y por
ello, tenían “asoladas varias partes de la ciudad”. Continuaron con
el discurso de vincular el alcohol con las pandillas, incluso una nota
consideró que por ello surgieron clicas en Pátzcuaro.
Tercero, a partir de las entrevistas a autoridades de seguridad
se desglosó la siguiente información: primero señalaron en
múltiples ocasiones que la lucha contra las pandillas y cholos era
continua sobre todo en Morelia, Zamora y Jacona, ese combate se
dio por medio de operativos, rondines de vigilancia en puntos
determinados y colonias específicas donde se tenía información
que se reunían las clicas, también, se reconoció la importancia de
revisar a sospechosos, aquellos individuos que parecieren

26
La Voz de Michoacán, 16 de agosto de 1997, p. 25-A.

266
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

pandilleros, dicho cateo, fue llevado a cabo por la policía preventiva.


Una noticia que destacó en el año de 1999 es la creación del
operativo “carrusel” para combatir la “presencia de poderosas
pandillas” en Morelia, y este se realizó luego de un enfrentamiento
entre clicas en el centro de la ciudad. A finales del año referido
comenzó a rondar el argumento y la preocupación por la seguridad
de la frontera sur en particular por la vulnerabilidad que existe en
lo referente a la afluencia de migrantes y miembros pandilla; temían
que estos pudiesen poner en riesgo la paz ciudadana.
De 2000 a 2005, el trato en las notas periodísticas hacia las clicas
se modificó sustancialmente y se comenzó a elaborar un discurso
que en ocasiones mezclaba, y entrelazaba al crimen organizado,
haciendo un uso indiscriminado de pandilla y banda como
conceptos semejantes, el último término no hace referencia a
“jóvenes de esquina”, sino a grupos criminales de alta envergadura.
Esto se dio sobre todo a partir del sexenio Foxista 2000 a 2006 y de
una manera notoria en los estados del norte y sur del país. Esta
alarma no surgió fortuitamente, el clima latinoamericano se
percibía inquieto sobre todo en Centroamérica, en donde a inicios
del siglo XX se optó por aplicar una penalización severa a los grupos
pandilleros. Por ejemplo, en El Salvador se lanza una serie de planes
antimaras,27 Mano Dura en 2003, seguido por Súper Mano Dura
de 2004. En Honduras se modificó el Código Penal con la Ley
Antimara. Guatemala lanzó el Plan Escoba de 2005. “Las
legislaciones salvadoreña y hondureña tienen disposiciones
comunes: consideran delito ser miembro de una mara; otorgaron
mayores poderes de registro y detención a la policía, –lo cual ha
sido criticado por la violación a los derechos humanos–, e
impusieron condenas de prisión más largas para los pandilleros”.28
Asimismo, Nicaragua, Panamá y Costa Rica se han enfocado en la

27
Se considera que la definición más apropiada para el término mara se encuentra en el
trabajo de RIVERA ZÚÑIGA, Pandillas. Que la enmarca como sigue: una acción social en
movimiento permanente y constante construcción que más allá de definiciones formales
comprende la negociación activa e interactiva entre individuos y grupos.
28
La Jornada, “Las maras otra guerra perdida”, 22 de enero de 2008, ¿http//
www.jornada.unam.mx/2008/01/22index.php?section=economía&article=024n1ei,
consultado: 15 de agosto de 2008.

267
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

prevención y ejecución de programas sociales en áreas urbanas de


riesgo. Para el caso de América del Norte y en particular Estados
Unidos, que sostiene un problema con las pandillas raciales en todo
el país, pero particularmente en California, en 2004 creó la Fuerza
de Tarea Nacional contra pandilla MS-13 al mando del FBI, además,
lanzó la Iniciativa Trasnacional contra las Pandillas –TAG, por sus
siglas en inglés–, con sede en El Salvador, lo cual facilitó el inter-
cambio de información entre las naciones involucradas.
A raíz de esto se comenzó a difundir una serie de notas sobre la
posible incursión de las maras a México a través de la frontera sur,
asegurando que era un territorio próximo de expansión de sus
delitos como el secuestro, la extorsión, venta de drogas, y trata de
blancas. 29 Estos argumentos se vieron reforzados por las
aseveraciones del entonces Secretario de Gobernación, Santiago
Creel Miranda y del director del Centro de Investigación y Seguridad
Nacional –CISEN – Eduardo Medina Mora, cuando a principios
del año 2005 declaró en conferencia de prensa a distintos medios de
comunicación que se llevó a cabo la detención de integrantes de la
organización delictiva Mara Salvatrucha: “En el caso de las Maras,
hemos aprendido mil 40030 en los últimos 12 meses, algunos fueron
repatriados, otros están con órdenes de aprehensión o cumplen
penas en cárceles mexicanas…”.31 En posteriores entrevistas señaló
que era ya un problema de seguridad nacional y de salud pública,
indicó que habían avanzado en su incursión a México tanto que se
encontraban miembros en el entonces DF (Ciudad de México),
particularmente en las delegaciones de Iztapalapa, Venustiano
Carranza y Gustavo A. Madero, pero que su mayoría el 85% se
encontraban en el estado de Chiapas, según los informes que arrojó
el operativo “frontera-sur-costa”, que se realizó en 28 entidades

29
La Jornada, “Las pandillas amenazan a empresas”, 22 de enero de 2008, http://
www.jornada.unam.mx/2008/01/22/index.php?section=economist&article=025n1eiu,
consultado: 15 de agosto de 2008.
30
Otros medios de comunicación arrojaron otras cifras - 1,500- -mil 57-
31
Crónica.com.mx, “El populismo se combate con realismo, señala Santiago Creel”, 28 de
febrero de 2005, http://www.cronica.com.mx/notas/2005/169197.html, consultado: 15 de
agosto de 2008.

268
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

de la República.32 Toda esta información, propició que los medios


de comunicación se concentraran en estos grupos y comenzaron a
surgir más datos, a emerger investigaciones ex profeso, a producirse
documentales, novelas literarias y películas.
Y es que los datos que se ventilaban lo planteaban como algo
relevante, como un problema en crecimiento y alarmante por
ejemplo, se manejó que “en 24 de los 32 territorios federales del
país existían pandillas principalmente del Barrio 18 y la MS,… según
el FBI… México ocupa ya el tercer lugar en miembros de la MS
encarcelados en los Estados Unidos”.33 Por su parte, el periodista y
escritor, Lara Klahr declaró que México se ubicaba como la tercera
etapa en expansión de la Mara Salvatrucha y Barrio 18, lo que dio
validez a la especulación. Algunos periódicos, comenzaron a
emplear fotografías de archivo de las maras en El Salvador, y
Honduras, en las notas que hablaban sobre México se presume
que no contaban con fotos de los presuntos detenidos ni de maras
de origen mexicano para mostrarlos en los artículos.
Los gobernadores de los estados señalados como lugares donde
estaban maras negaron su presencia y hasta se sorprendieron
de los datos publicados, al menos ese fue el caso del entonces jefe de
gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador
y de las autoridades policiacas y militares del estado de Michoacán.
Sin embargo, algunos diarios empezaron a vincular estrechamente
a las maras con el crimen organizado, los colocaron como
operadores en tierra de los grupos del narcotráfico, El Universal,
publicó: “Los cárteles del Golfo y de Sinaloa han extendido sus redes
en los sectores más vulnerables de la zona metropolitana de
Monterrey, específicamente en el norte y sur de la mancha urbana,
donde reclutaron a jóvenes pandilleros para reforzar la distribución
de droga… dejaron de ser simples grupos de jóvenes que realizaban
pintas, escuchaban música reunidos en las esquinas o se

32
Noticieros Televisa, “Reconoce SEGOB peligrosidad de las “maras”, http://www.esmas.com/
noticierostelevisa/mexico/410434.html, consultado: 15 de agosto de 2008.
33
Barrio México, Próximo territorio de expansión, consultado: 15 de agosto de 2008, ficha
incompleta.

269
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

involucraban en riñas, para convertirse en narcopandillas”.34 No es


el único medio que lo expone, en la revista Nexos en línea, el
articulista Eduardo Guerrero Gutiérrez, sin mostrar evidencias que
respaldaran su apreciación comenzó a señalar una serie de vínculos
entre clicas y grupos del narcotráfico: “Las pandillas ofrecen
diversos servicios a los cárteles en el rubro de narcotráfico:
transporte de mercancías, distribución y venta. De la mano con los
cárteles, las pandillas también están incursionando activamente
en el secuestro, la extorsión, la trata de personas, el lavado de
dinero, el robo de vehículos y el tráfico de armas, delitos típicos
del crimen organizado…”.35 Es decir, se asumió que trabajaban en
el norte del país de la misma manera en que se habían elaborado
en los Estados Unidos.
Sin embargo, no tardaron en surgir las críticas e investigaciones
que refutaban o replanteaban estos argumentos, es el caso de
Carlos Fazio que en 2005 señaló:

La noticia se ha convertido en mercancía, y la violencia, el crimen y el


temor son fenómenos mediáticos de alta rentabilidad. La nota roja y
el periodismo negro venden. Tienen mercado. Por eso, el tema
trasnacional de las maras, con sus mitos y simplificaciones, ocupan un
lugar en la agenda de los medios… Washington quiere imponer su
agenda de seguridad nacional y su “guerra al terrorismo” al mundo
entero y fabrica situaciones a partir de fenómenos preexistentes, pero
que son potenciados para alcanzar otros fines. Los medios repiten
imágenes estereotipadas recogidas de “fuentes oficiales” y divulgan
el discurso de odio de políticos y dirigentes empresariales, que de modo
deliberado predisponen a sectores de la opinión pública contra los
niños de la calle o las pandillas juveniles, creando el clima propicio
para la aplicación de medidas represivas autoritarias y políticas de
tolerancia cero, como las que impulsan más cárceles, mayor tipificación

34
El Universal, “Recluta narco a pandillas en NL”, 31 de marzo de 2008 http://
www.eluniversal.com.mx/estados/67979.html, consultado: 15 de agosto de 2008.
35
Nexos en línea, “Pandillas y cárteles: La gran alianza”, 6 de junio de 2010, http://
www.nexos.com.mx/?P=leerarticulov2print&Article=73224, consultado: 1 de julio de 2013.

270
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

de delitos, reducción de la edad penal juvenil y penas más largas. Y en


algunos casos alimentan un fenómeno más peligroso como ocurre en
Centroamérica: ejecuciones extrajudiciales y sumarias por grupos de
exterminio…36 [Manifiesta más adelante algo que también se ha
planteado en países centroamericanos]. Ya tenemos a nuestro
“enemigo interno”: a las maras, presuntas asalariadas del narcotráfico…37

Ahora bien, el ITAM, la Universidad Centroamericana y la Oficina


de Washington para América Latina, con ayuda económica de
distintos fondos nacionales e internacionales dirigieron y publi-
caron: “Red trasnacional de análisis sobre maras y pandillas”, una
investigación que para México, fue dirigida por Carlos Mario Perea
Restrepo, –investigador de la Universidad Nacional de Colombia,
experto en el tema–, titulada: Pandillas en México, para su
realización se estudiaron varias ciudades –Tapachula, Chiapas;
Morelia, Michoacán; Tijuana, Baja California, y el Distrito Federal–,
de la cual se desprendieron los siguientes resultados: “En México
no hay maras Salvatruchas ni de la Mara 18 [Barrio 18], sólo
pandillas juveniles… asumen prácticas delictivas que tienen que
ver con robos con un ejercicio sostenido de la violencia, pero no se
tratan de crímenes mayores ni mucho menos de una conexión
orgánica con el crimen organizado… se trata de un robo de menor
cuantía, más localizado y dentro de sus localidades. Estos grupos
tienen un comportamiento muy distinto al de la mara centroame-
ricana pues sus niveles sangrientos son muy reducidos, debido a
factores culturales… Se ha hecho un exceso mediático... [se] negó
la versión que en México entraron diariamente 500 maras y que
estuvieran en 24 estados”.38 Perea, fue enfático cuando señaló que:
“miembros de los sectores gubernamentales y policiacos usan este

36
La Jornada, “Las maras y la mano dura”, 3 de enero de 2005, http://www.jornada.unam.mx/
2005/01/03/015a2pol.php, consultado: 1 de marzo de 2005.
37
La Jornada, “Las maras y la mano dura”, 3 de enero de 2005, http://www.jornada.unam.mx/
2005/01/03/015a2pol.php, consultado: 1 de marzo de 2005.
38
Cronica.com.mx, “Niegan especialistas presencia de maras y de M-18 en México”, 23 de
marzo de 2007, http://www.cronica.com.mx/notas/2007/291955.html, consultado: 1 de abril
de 2007.

271
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tema como una cortina de humo para endurecer las acciones en la


frontera sur y obtener presupuestos más altos”.39
Por su parte, el periódico La Voz de Michoacán, mantuvo en su
línea editorial el discurso “oficial” trató el tema en el mismo tono
que los medios nacionales. Es decir, no escapó a su tiempo
reconstruyó al pandillero michoacano en particular al moreliano
con nuevos estigmas y con mayor grado de peligrosidad.
Contrariamente a ese sentido de alarma generalizada, los delitos
que dio cuenta el diario y en los que participaron pandillas o
individuos pertenecientes a estas fueron sólo 9 homicidios, de
varones jóvenes contra su mismo grupo etario y de género, así como
5 heridas, 3 robos –atraco callejero y cristaleo de coches–, 14 notas
sobre graffiti, donde reiteradamente se señalaba la relación
juventud delincuencia. Las fotografías que acompañaron a las notas
informativas y de opinión fueron 28 y nuevamente a pesar de la
legislación internacional se publicó la identidad del presunto menor
infractor al público del periódico. Las imágenes que se mostraron
fueron representando a los pandilleros de 2000 a 2005, semides-
nudos del torso hacia arriba mostrando muchas de las veces sus
tatuajes, que pueden ser el nombre de la pandilla a la que
pertenecían o algún símbolo o dibujo que en algunos casos era
una cruz, nombres, apellidos, entre otros. También, se les colocó
haciendo las letras o iniciales de su pandilla.40
Imágenes que respaldaron la visión social que se tenía en ese
momento concreto sobre las clicas, reforzado por el temor, a las
maras centroamericanas. El pandillero suele infundir temor, ya que
representa al otro, a lo desconocido, todo su cuerpo habla por él.
Estas fotografías buscaron de alguna manera que el lector tuviera
cierto rechazo por estos jóvenes. Estas imágenes se encontraron
en la sección de nota roja, donde se difunden noticias que tienen
que ver particularmente con delincuencia, crímenes y accidentes,

39
Cronica.com.mx, “Niegan especialistas presencia de maras y de M-18 en México”, 23 de
marzo de 2007, http://www.cronica.com.mx/notas/2007/291955.html, consultado: 1 de abril
de 2007.
40
Tirando Barrio es como se le conoce a este tipo de expresiones corpóreas de los pandilleros.
Se señala básicamente con las manos, los brazos y parte del torso las iníciales del nombre de
la pandilla.

272
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

es decir, el fenómeno pandillero no se incluyó en otras secciones


de cultura y sociedad está claro que se le relacionaba exclusivamente
con el clima de inseguridad social.
Por otra parte, siguiendo a John Berger cuando señala que el
fotógrafo es copartícipe de la postura que asume el sujeto
fotografiado así como artífice de otros elementos que encierra la
imagen, como la luz y la sombra; se presume, que el personaje que
está detenido en una estación de policía, no sugirió tomarse la foto
semidesnudo, se nota en su mirada y particularmente en su ceño
fruncido, su incomodidad y disgusto al momento de la toma.41
También, se denota su preocupación, por el arresto y por el proceso
judicial que está enfrentando. En esta nota en particular “Caen
sombras 13”, el pie de foto, comenta que emplean las manos como
una forma de mostrar el nombre de su pandilla, y es una demos-
tración de un lenguaje codificado entre sus miembros. Asimismo,
se le dio mayor relevancia a las fotos que formaron parte del
artículo, además se señaló que el sujeto que aparece en él, era el
líder de una pandilla, quiénes a la vez eran rivales de los Mara
Salvatrucha, que tenían según el reportaje presencia en el estado
de Michoacán; se declaró conjuntamente que era una clica de las
más buscadas en la nación porque vendían drogas, armas y en la
misma noticia como en las subsiguientes se contradecía la
información ya que únicamente se les procesó, por delitos contra
la propiedad, y el arma que empleaban no correspondía a la
clasificación de fuego o punzo cortante; era una bujía, para romper
los vidrios de los coches y robar los estéreos o cualquier otra cosa
de valor a los peatones en la zona del centro de la ciudad de
Morelia.42 Se puede ratificar que el periódico antes mencionado
siguió una línea dura y estigmatizante sobre la presentación de la
figura pandillera: se les fotografió en la gran mayoría de las veces
cuando estaban en la zona de detención de la policía, esposados,

41
“Cada vez que miramos una fotografía somos conscientes, aunque sólo sea débilmente,
de que el fotógrafo escogió esa vista de entre una infinidad de otras posible”, BERGER, Modos,
p. 16.
42
Asunto que es desmentido en la investigación de Carlos Mario Perea Restrepo, en su trabajo
realizado en México y otros puntos del continente americano, titulado: “Red trasnacional de
análisis sobre maras y pandillas”, México: ITAM, 2006.

273
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

con los tatuajes corporales en exposición, es decir, visibles. Es así


como:

Una fotografía de prensa es un objeto trabajado, escogido, compues-


to, elaborado, tratado de acuerdo con unas normas profesionales, es-
téticas o ideológicas que constituyen otros tantos factores de conno-
tación; por otra parte, esa misma fotografía no solamente se percibe,
se recibe, sino que se lee. El público que la consume la remite, más o
menos conscientemente, a una reserva tradicional de signos.43

Finalmente, este tipo de fotografías no buscó en el receptor un


sentimiento de identificación, sino más bien de rechazo, se hizo
una liga de lo feo, lo malo, la sinrazón a lo pecaminoso.44 También,
de alguna manera buscaron mandar un mensaje de seguridad, ya
que ninguno de los pandilleros fue tomado en su colonia, en su
vida cotidiana fueron más bien retratados en las oficinas de
detención de la policía. El fin de estas notas fue trasmitir que estos
individuos son capturados y procesados por las autoridades
policiacas para resguardar la paz ciudadana. Y no para producir
identificación y empatía con lo distinto.45
Otra nota que es importante señalar es la publicada en el año
2005 titulada Dominan las Calles, se presentó como un artículo de
investigación elaborado por un articulista del periódico, –Giovanni
Fuentes– en él se utilizaron fotos de archivo de las maras de
Centroamérica, aunque no dio a conocer la fuente, así como
imágenes de algunos detenidos por la policía en Morelia y que
estaban siendo revisados por presunto consumo de drogas. En esa
crónica se vertieron muchos datos como: nueve mil morelianos
son pandilleros, las pandillas que operaban en la ciudad se
43
BARTHES, Lo obvio, p. 15.
44
Lo Feo desde la antigüedad se definió como la antítesis de lo bello caracterizado por una
serie de carencias de elementos éticos, morales, y físicos ya que viola las leyes de las
proporciones. Esto toma particular importancia en la percepción de belleza cristiana. Para
una conceptualización de lo Bello véase: RAMÍREZ, “Concepto de Estética”. Así como para una
conceptualización de lo feo, ECO, “La belleza”.
45
En este mismo periódico se han publicado algunas notas relacionadas con los concursos
de grafittis donde en algunas ocasiones participan los miembros de pandillas, así como las
crews.

274
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

dedicaban a la venta de drogas, a la prostitución, “algunos vándalos


prostituyen a niños y niñas de entre los 10 y 12 años a cambio en
ocasiones de una sola dosis de droga…”46 Se dieron a conocer los
nombres de algunas clicas -”Los Pelones”, “La Santa Cruz”, “Los
Sombra 13”, “Los Lenox”, “Los 21”, “Los Flama”, –y las ubicaron
por colonias en las más peligrosas de la ciudad– “Los focos rojos:
Emiliano Zapata, El Realito, Punhuato entre otras”.47 –Este discurso
buscó relacionar a la pandilla con actividades del crimen organizado
en sus múltiples vertientes. Cuando en las mismas notas que
reprodujeron en el diario las clicas contaban con una actividad baja
en crímenes de sangre y de narcomenudeo y, aun así, el autor
perseveró en relacionarles.
El discurso periodístico señaló también, que las pandillas
juveniles callejeras se encontraban en todo el territorio michoacano,
los municipios que destacaron por una mayor afluencia fueron:
Morelia, Uruapan, Apatzingán, Zinapécuaro, Pátzcuaro, Los Reyes
y Aguililla, pero no mencionaban por qué en esos municipios y no
en otros. Nuevamente para los articulistas la génesis de las clicas
fueron dos factores: la desintegración familiar y la falta de identidad,
según las autoridades y expertos entrevistados en estos grupos,
los jóvenes encuentran reconocimiento; el cual se logra infringiendo
la ley para sentir la aceptación del grupo.48 El periódico analizado a
partir del 2000 incluyó una sección denominada navegador
ciudadano; dicho apartado fue una plataforma para dar a conocer
peticiones y opiniones de la ciudadanía, sobre cualquier tópico
relacionado con la ciudad. En él se colocó en más de una ocasión la
problemática de las pandillas con títulos como: temen a pandillas,
entre otros encabezados.
Las autoridades cuando eran entrevistadas manifestaron en
múltiples ocasiones tener operativos en marcha para “desmembrar
las bandas existentes”, además, manifestaron su preocupación por
la violencia juvenil que se presumía iba en ascenso. Sus señalamientos

46
La Voz de Michoacán, 3 de octubre de 2005, p. 37-A.
47
La Voz de Michoacán, 3 de octubre de 2005, p. 37-A.
48
La Voz de Michoacán, 23 de febrero de 2005, p. 29ª.

275
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

también, giraron en torno a su extrañeza sobre las declaraciones


de la presencia de maras en el estado.

El delegado del Instituto Nacional de Migración Tomas Galván Contreras


señalo que esta oficina no tiene reportes de la presencia en Michoacán
de la Organización Criminal “Mara Salvatrucha” esta organización de
narcotraficantes y especialistas en secuestro de origen centroameri-
cano particularmente de Perú.49 [Tal cual está en la nota.]

Otro testimonio referente a lo anterior es del entonces


comandante de la 21 zona militar, Enrique Chávez Trujillo:

[…] estableció que a través de reuniones de los grupos de coordina-


ción para la seguridad se mantiene en contacto con las autoridades y
al pendiente de cualquier situación que se pueda presentar o que de
indicios de la presencia de los delincuentes… hasta el momento no se
tiene señal alguna de la presencia de este grupo en el estado, a pesar
de que Michoacán se encuentra en el grupo de las 28 entidades con
presencia mara.50

Realmente las autoridades en cada entrevista mencionaban la


preocupación por la violencia juvenil, –que se agudizaba según
estos, cuando los cholos jóvenes que migraron a los Estados Unidos,
regresaban a sus comunidades de origen y contagiaban sus
costumbres a los menores lugareños haciendo surgir pandillas–,
señalaban sus operativos para disminuir su presencia y además
externaban su extrañeza ante la presunta presencia de las maras
en el estado. Finalmente, las notas del 2005 terminan el año con
un episodio que parece brotar del guion de una película. Según la
nota titulada Buscan a “Sangres”; Interpol Guatemala, notificó a
México sobre la presencia de una pandilla con un rito de iniciación
peculiar, por llamarlo de alguna manera. El informe enviado advertía
que “los sujetos que pretenden ingresar a la pandilla, tienen que
circular en un vehículo con las luces apagadas y el primer coche
49
La Voz de Michoacán, “Mara Salvatrucha no ha entrado aquí”, 7 de febrero de 2004, p. 9-A.
50
La Voz de Michoacán, “En alerta México ante las maras”, 5 de diciembre de 2004, p. 10-A.

276
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

que con la luz de sus faros les avise que traen los focos apagados se
convierten en su objetivo… persiguen el vehículo lo interceptan y
finalmente matan a sus pasajeros”.51 Nunca se encontró integrante
alguno ni a la pandilla mencionada en territorio michoacano.
El periódico analizado ante el bum de información que aseguraba
la presencia de las maras centroamericanas en México, no quiso
quedarse atrás y al tener registros sobre la actividad delictiva sobre
todo en los años noventa en la ciudad de Morelia –como en el
estado– moldeó su discurso para que girara conforme a la arista
oficial; trasformó al pandillero de ser un “delincuente común” con
una actividad baja en la violencia de la ciudad a ser un “icono” de
la criminalidad urbana, además, las clicas mutaron en la información
difundida en el diario pasaron de ser simples grupos donde se podía
graffitear, drogarse en las esquinas bajo el resguardo de ser
localizados y conocidos en sus colonias a ser “agrupaciones delictivas
de alto calibre”, vendedores de drogas, de armas, de manejar la
prostitución en algunas zonas así como ser presuntos autores de
algunos secuestros, los convirtió en algo homogéneo, indiferen-
ciados para transformarlos en un colectivo “salvaje” y atemorizante.
No obstante, las evidencias no respaldan esa narrativa, las pandillas
en Morelia escasamente manejan armas de fuego, por lo regular
no trafican droga en grupo sino de manera individual, el delito que
cometen en porcentaje significativo es el robo en sus diversas
vertientes; los cuales suelen ser cometidos en colonias vecinas y
no en los lugares que habitan, ya que evitan enfrentamientos
y reclamos con sus vecinos.
Y, sin embargo, estas representaciones52 hacen eco en la opinión
pública se extraen viejos arquetipos de la inseguridad y de la
violencia, individuos jóvenes y de estratos sociales medios y bajos
siguen siendo, el actor principal sobrerrepresentado en los medios
y en los alegatos sobre inestabilidad social. Finalmente, el discurso
revisado sobre el pandillero formó una distinción simbólica53 como

51
La Voz de Michoacán, “Buscan a Sangres”, 25 de octubre de 2005, p. 27-A.
52
Representación: forma ilusoria y sensorial del mundo.
53
Los “simbolismos” se refieren a los sistemas de representaciones empleados, o al hecho
que la conducta social está pautada o amoldada en formas simbólicas. La vida esa llena de

277
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

lo dicen los antropólogos, o un imaginario54 común como lo definen


los historiadores y sociólogos, del delincuente y en particular del
homie. En las disertaciones académicas “científicas” en las
creaciones fílmicas y periodísticas el sujeto “joven” y varón
desempeña un papel ambivalente ya que se les considera a menudo
como la esperanza, la alegría, o se les mitifica maléficamente,
dañando con ello la percepción social que se tiene sobre ese grupo
etario ya que los encarnan como victimarios, como la personifi-
cación de la miseria y la drogadicción. A los pandilleros a los homies
no se les reivindica su dignidad como seres humanos ni se les
reconoce su producción artística urbana como el graffiti, el break
dance, o su contribución a la composición y creación musical del
hip-hop y el rap.55

Conclusiones

El temor a las pandillas en México y particularmente en Morelia ha


nacido de la información que algunos medios de comunicación han
desplegado. En sus discursos consideran que estas organizaciones
juveniles constituyen un peligro latente para la seguridad pública.
Los artículos sobre este tema usan los términos pandilla y banda
sin distinción entre ellos. Cuando en realidad son conceptos que
evocan situaciones distintas ya que implican estructuras desiguales,
formas de operación diferentes y niveles de violencia disímiles. Para

sistemas de símbolos y en muchos de ellos se reconoce la gente como parte de un grupo.


Ver: “Las distinciones culturales en el dominio de la Antropología”, http://
www.lapaginadelprofe.cl/cultura/5universales.htm, consultado: 28 de noviembre de 2013.
54
Imaginario: instituciones imaginadas que no dependen sino de su misma idea para
referenciarse. “Los imaginarios sociales producen valores, las apreciaciones, los gustos, los
ideales y las conductas de las personas que conforman una cultura. El imaginario es el efecto
de una compleja red de relaciones entre discursos y prácticas sociales, interactúa con las
individualidades. Sé constituye a partir de las coincidencias valorativas de las personas, se
manifiesta en lo simbólico a través del lenguaje y en el accionar concreto entre las personas”.
Consúltese: ¿Qué es el imaginario social? http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/
docentes/trabajos/2107_15066.pdf, p. 1, consultado: 28 de noviembre de 2013.
55
Durante algún tiempo de 2010 a 2015 en Morelia, en la plaza de armas o algunas veces
enfrente de la Iglesia de San Francisco se reunían varios jóvenes tanto miembros de pandillas
como de crews, o público en general que gustará del rap y del hip-hop para hacer
competencias.

278
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

la comunidad, la banda es una asociación delictuosa, aunque es


también un término popularmente usado para clasificar algunos
jóvenes, y se asocia como un concepto cercano a la pandilla este
último es más bien un organismo de respuesta cultural, que
corresponde a contextos concretos y se modifica en el tiempo.
Sin embargo, en el imaginario colectivo se puede observar un
marcado temor hacia jóvenes de extractos sociales bajos, ya que
consideran algunos sectores conservadores que es de allí donde
surgen y se desarrollan las clicas. A pesar de ello, la percepción de
los adolescentes es distinta ya que al contrario del discurso
periodístico y gubernamental ven en estas agrupaciones algo
divertido, y creen que en ellas encontrarán una sensación de poder,
y, además, obtendrán respeto. Los jóvenes pandilleros buscan en
este tipo de asociaciones grupales dar sentido a su vida en medio
de exclusiones.
Por su parte, La Voz de Michoacán, en sintonía con el discurso
oficial construyó al pandillero de ser un actor sin mucho
protagonismo en la delincuencia cotidiana a ser un personaje
vinculado al crimen organizado. En el sexenio panista de Vicente
Fox se comenzó a emplear simultáneamente, e invocando a un
mismo fenómeno pandilla y banda, esto debido a que surge una
efervescencia por tratar el tema de las maras centroamericanas y
su posible propagación en el país y después en el sexenio
Calderonista ante el bum mediático de estudiar tópicos del crimen
organizado se comienzan a hermanar ambos fenómenos lo cual se
prestó a confusión y empeoró la percepción social sobre estos
sujetos. No sólo los trabajos académicos proliferaron, sino que
resurgió el interés por las pandillas y las maras en el cine y la pantalla
chica, se produjeron en ese momento varias películas y
documentales de los cuales se pueden mencionar los siguientes:
¡Que suene la calle! (2003), habla sobre el mundo tijuanense, a
partir de la experiencia de seis niñas de la calle. La vida loca, (2004),
de Christian Poveda, –su trasmisión nacional en El Salvador fue la
causa por lo cual lo asesinaron–, obra que abre con el funeral de
un miembro del Barrio 18 y va testimoniando más muertes
producto del enfrentamiento de las maras, y culmina con el rito de

279
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

iniciación de un adolescente, haciendo un ciclo interminable, que


demuestra que mientras unos mueren otros están dispuestos a
iniciarse. Mara Salvatrucha, la nueva mafia, (2008), de National
Geographic, está narrado con tono alarmante, muestran los
testimonios de un miembro de la MS13, Brenda Paz, –Los Ángeles,
California– ella se vuelve un informante del FBI, proporcionó datos
sobre qué tipo de armas tenían en su poder, los códigos y los
lenguajes ocultos de los mareros; hasta su final trágico cuando
descubren su actividad y la apuñalan estando embarazada. Sin
Nombre, (2008), del director Cam Joji Fukunaga, un melodrama
que aborda el tema de la migración y la vulnerabilidad de la frontera
sur, donde las maras junto con otros actores, hostigan a los
indocumentados. Victorio, (2010), está contada prácticamente con
la misma tónica que el anterior film. Otro documental es el de
Discovery Channel, Maras una amenaza regional, (2010), en este
se relata cómo surgen en El Salvador, las cuales son agrupaciones
en un primer momento de pandilleros deportados de Estados
Unidos, presenta también, los factores que hicieron posible el
arraigo de estos grupos, esencialmente porque encontraron un
clima que los acogió, los nutrió de armas aunado a un resentimiento
social producto de un mundo desigual y excluyente. Por último, la
novela de Rafael Ramírez Heredia, La Mara, (2004), que Luis
Mandoki llevó al cine con el título: La vida precoz y breve de Sabina
Rivas, (2012), en la cual se narra nuevamente los problemas de
delincuencia que enfrentan los migrantes en la frontera sur de
México. Producciones que reflejan sesgos, donde ya existe una
interferencia en el guion, en la selección de las imágenes y sus
secuencias.56
Con todas estas muestras de cómo se ha construido al pandillero
en diversos discursos es seguro que se está lejos de desestigmatizar
a estos personajes de la cultura moderna, ya que se transmiten
temores y prejuicios potencializándolos en diversos medios de
comunicación reforzados, a su vez por los ecos de las ciencias.
Es entonces una tarea pendiente realizar análisis serios y rigurosos

56
Véase: NINEL, El documental.

280
“IMAGINARIOS DEL MIEDO”, PANDILLEROS EN LA NOTA ROJA

sobre estos sujetos para diferenciarlos. La pandilla no es una masa


homogénea como se piensa, pues al ser respuestas culturales a
sus entornos, los niveles de violencia, sus actividades delincuen-
ciales son diversas y están determinados a las variables del territorio
que habitan y al tiempo que les tocó vivir.

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La Voz de Michoacán, Morelia, 7 de febrero de 2004, p. 9ª.

283
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

284
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA
PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

Rosa Margarita Sánchez Pacheco


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS-UNAM

En tiempos de terror

En 2007 Felipe Calderón (entonces presidente de México) declara


la “Guerra contra el Narcotráfico”; desde entonces han “muerto
por violencia 118 mil niños, adolescentes y jóvenes”.1 A esto habría
que sumar la lista de desaparecidas y desaparecidos: de acuerdo
con cifras del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas
o Desaparecidas (RNPED), existen (hasta abril de 2018) “37.435
expedientes de personas no localizadas”,2 de las cuales, de acuerdo
con la investigadora Pilar Calveiro, una buena parte estaría vinculada
a situaciones de desaparición forzada por tráfico de personas y trata.
Tan sólo en los últimos meses, hemos sido testigos de la infinidad
de mujeres que a diario son desaparecidas en algunas de las
principales ciudades del país; Puebla, Ciudad de México, los
municipios de Ecatepec y Nezahualcóyotl (en el Estado de México),
son sólo algunos de los lugares más “peligrosos” para ser mujer.
Asimismo, la organización Artículo 19 reporta que en México
han sido asesinados 42 periodistas desde 2012. Por su parte, datos
de la ONU arrojan que en este país ocurren 7.5 feminicidios al día.3

1
CAMACHO, “118 ml jóvenes asesinados en 10 años de ‘guerra’ contra el narcotráfico”, en
Contralínea Revista, 2018, https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/07/18/118-
mil-jovenes-asesinados-en-10-anos-de-guerra-contra-el-narcotrafico/
2
S OLARI , “México tolera la desaparición forzada”, en Página 12, 2018, https://
www.pagina12.com.ar/130816-mexico-tolera-la-desaparicion-forzada
3
“¿Cuántos feminicidios más puede soportar México”, en Vanguardia, 2018, https://
www.vanguardia.com.mx/articulo/cuantos-feminicidios-mas-puede-soportar-mexico y VELA,
David Saúl, “Ocurren en México 7.5 feminicidios al día, revela ONU Mujeres”, 2018, http://
www.elfinanciero.com.mx/nacional/ocurren-en-mexico-7-5-feminicidios-al-dia-revela-onu-
mujeres

285
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Esto mientras que en Colombia, Argentina, Honduras, Haití,


Guatemala y Brasil los escenarios parecen repetirse, tomando
formas particulares en consonancia con las historias y contradic-
ciones de cada país.
A más de once años las cifras caen sobre las banquetas, sobre
las azoteas, como si no nos tocaran, mientras nosotras, nosotros
intentamos andar el camino. Detrás de la inhumanidad de los
números, están los rostros –humanos, ellos sí– de quienes ya no
están o a quienes les han arrebatado la voz y la sangre. Allí prevalece
lo indecible, lo innombrable, lo que, al mismo tiempo, urde arde,
arma, desarma. La violencia desborda la matemática y se cuela
entre la carne, detiene la respiración, nos mueve los huesos, nos
hace. ¿Qué nos hace la violencia?
En este contexto de muerte y terror parece urgente preguntar-
nos por la manera en que la violencia estructural trastoca la vida
cotidiana de los sujetos. Pero también por las formas en las que
esta violencia garantiza su reproducción, y cuáles son los fines a
los que sirve (y esto habría que trabajarlo en la especificidad de
cada forma de violencia y los sujetos específicos a quienes se dirige).
Se trata de un problema que alude a la forma particular en que los
sujetos elaboran y producen en contextos atravesados por la
violencia. Es una cuestión que busca dar cuenta de la manera en
que se forman subjetividades en medio de la catástrofe, del miedo,
del despojo y la explotación. Es un problema pedagógico.
La pregunta que guía la siguiente reflexión plantea la pertinencia
de hablar de pedagogías de la violencia como categoría de análisis
para comprender el lugar que ocupa la violencia (o las diferentes
violencias) en la vida cotidiana de los sujetos y qué produce en
términos de la configuración de relaciones. Así, propongo que nos
preguntemos: ¿qué es lo que tratamos de decir cuando colocamos
la noción de “pedagógico” en el análisis de las violencias contempo-
ráneas? ¿Qué sentidos depositamos en aquello que nombramos
como “pedagógico” y qué posibilidades nos abre?
No me detendré en delinear una definición de violencia o
violencias (trabajo que ya ha hecho de forma inteligente y casi
arqueológica Elsa Blair Trujillo en su artículo “Aproximación teórica

286
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

al concepto de violencia”),4 sino que me concentraré en explorar


la vinculación cada vez más recurrente entre los términos
relacionados con lo pedagógico y de violencia, generando catego-
rías como “pedagogías de la crueldad” (Rita Segato), o “cultura de
la violencia” (Elsa Blair) o “aprendizaje” y “disciplinamiento”
(Rossana Reguillo).
Uno de los supuestos que orienta estas reflexiones trata sobre
cómo, en los actuales debates e investigaciones sobre la violencia,
se hace cada vez más necesario dar cuenta de las transformaciones
que se desatan en una dimensión más subjetiva en las personas
que viven en contextos marcados por la violencia. Parece que
quienes trabajamos desde las ciencias sociales y las humanidades
estamos buscando herramientas teórico-conceptuales que nos
permitan hacer aprehensible y eventualmente explicable aquello
que observamos en la realidad. Es posible que la categoría
pedagogías de la violencia nos permita desatar, o por lo menos
señalar, aquello que la violencia está produciendo en los sujetos,
sin obviar aquello que ellos mismos producen en contextos de
violencia. En este sentido, las reflexiones desde la teoría pedagógica
en torno a lo “estrictamente pedagógico” nos podrían ayudar a
elaborar una primera categoría que permita ampliar nuestros
horizontes de visibilidad sobre los procesos que desatan las
violencias en la vida de las personas.

El carácter estructuralmente violento inherente al sistema


capitalista

Para abrirnos camino en la reflexión en torno a las posibilidades


que abre la categoría pedagogías de la violencia, es necesario anotar
que el sistema de producción capitalista es estructuralmente
violento. Más aún, tiene uno de sus pilares en el ejercicio
sistemático de la violencia. Desde sus inicios se ha valido del despojo
para garantizar la acumulación sobre la base de la desposesión.
Se presenta al mismo tiempo como herramienta, como estrategia

4
BLAIR, “Aproximación”.

287
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

global y como efecto inherente (aquí habría mucho que decir sobre
la pobreza como forma de violencia). La violencia cumple una
función fundante en el sistema capitalista, toda vez que posibilita
el sometimiento, el despojo, el desplazamiento, la especulación, la
explotación, pero también la enajenación, el miedo, la desconfianza,
fractura comunidades, legitima la guerra contra los pueblos, contra
las mujeres y obtiene ganancias de ello.
En nuestro tiempo resulta importante caracterizar la forma
particular que la violencia adquiere en esta nueva fase del capital,
neoliberal, con las especificidades que conlleva su realización en
los países colonizados, periféricos, dependientes. No obstante, ese
no es el objetivo de este trabajo, que irá más bien hacia sus derivas.

Antes de avanzar, algunas anotaciones

Es necesario aclarar que en un primer momento no estoy


considerando qué sucede con aquellos que ejercen la violencia,
quienes se encuentran en condiciones de ejercer el poder de
manera violenta hacia los demás; sino en quienes se ven
convertidos en las víctimas o en las posibles víctimas del ejercicio
violento del poder. No obstante, en otros trabajos sería necesario
tomar en cuenta la posibilidad de que un sujeto violentado en
ciertos contextos, en el marco de relaciones particulares, puede
convertirse en un sujeto violento en otros contextos y situaciones
relacionales. Ello sin establecer una relación causal entre el paso
de una a otra posición como único camino posible.
Esto me lleva a advertir que tampoco conviene aludir a dos
bandos, ubicados en los extremos de las relaciones sociales en
contextos de violencia: uno, el de los victimarios; y otro, el de las
víctimas. Quienes ejercen la violencia y quienes son violentados. El
proceso es mucho más complejo, tenso y dinámico, adquiere
especificidades en función de momentos históricos, pautas
culturales, territorios, contextos y sujetos relacionados. Lo anterior
nos obliga a reconocer que puede haber movimientos de posición
de los sujetos en función de sus propias trayectorias, espacios y
posiciones.

288
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

Sin embargo, este entendimiento no debe llevarnos a desdibujar


la relación de poder que posibilita y sobre la que se establecen los
diferentes ejercicios de la violencia. Así, es necesario decir que la
violencia se da sobre estructuras de desigualdad y que, al mismo
tiempo, estas estructuras de desigualdad posibilitan que se
produzca y reproduzca.
Desde otro ángulo es necesario recuperar al sujeto, su
experiencia y producciones en los análisis sobre la violencia. Así,
las elaboraciones de sentido y las acciones que producen las
personas no pueden explicarse en términos de causa y efecto o de
estímulo y respuesta, sino como elaboraciones complejas que
producen los sujetos para sobrevivir, convivir o subvertir las
situaciones de violencia que se les presentan de manera cotidiana.
Las mujeres, niñas, hombres, niños que ven su vida atravesada por
la violencia despliegan una infinidad de tácticas para continuar la
vida, las cuales están fincadas en contextos y experiencias
particulares. Reconocer la relación que existe entre las situaciones
de violencia, la experiencia de los sujetos y sus elaboraciones
cotidianas es una tarea que aún está pendiente y que no puede
reducirse a explicaciones “lógicas”. Es necesario desentrañar la
trama de relaciones, asociaciones y posibilidades que juegan en la
formulación de sentidos y de prácticas cotidianas.
En esta línea de reflexión, convendría poner en cuestión la
afirmación de que “la violencia sólo produce más violencia”.
Primero, porque en esta sentencia desaparecen los sujetos.
Segundo, porque parece ser una consecuencia lógica, y acabamos
de decir que la lectura de causa-efecto no permite hacer un análisis
que abra hacia una reflexión comprensiva.
Convendría ir a la pregunta sobre qué es lo que produce la
violencia en los sujetos y qué es lo que producen los sujetos desde
los contextos de violencia. También habría que tomar con
precaución la afirmación de que “normalizamos la violencia”. Si
mantenemos que no hay efectos lógicos en el sentido de estímulo-
respuesta, porque incluso cuando la respuesta se ajuste a lo
previsto, no es posible advertir a primera vista las motivaciones,
intencionalidades u objetivos que el sujeto deposita en ella,

289
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

tendremos que asumir que resulta dudoso que los sujetos


normalicen la violencia, pues lo que tendríamos que reconocer son
las tácticas de supervivencia.5
Algo de esto ya se advirtió en otros trabajos. Como resultado
de una interesante investigación que recupera testimonios de
personas que habitan o habitaron en regiones consideradas como
las “más violentas” en México, la investigadora Miriam Bautista
concluye:

Los sujetos no son agentes pasivos frente a la violencia, sino que ac-
túan dentro de las posibilidades que les da su condición de vulnerabi-
lidad frente al Estado y la delincuencia organizada, y las acciones en-
caminadas a preservar la propia integridad y continuar con la vida
constituyen modalidades de agencia social. Como diría Veena Das: a
pesar de ser administrada por el poder, en los márgenes la vida fluye.6

Estas anotaciones nos devuelven algunas de las advertencias


que se hacen desde el terreno de la pedagogía o de la sociología
de la educación, donde se reconoce que los sujetos no son pasivos
a los estímulos de enseñanza, sino que se trata de procesos de
enseñanza-aprendizaje. Estos procesos se establecen en función
de condiciones estructurales de desigualdad, pero también están
orientados por las trayectorias y experiencias subjetivas de los
sujetos que los encarnan. De ahí que la educación se presente como
una promesa que nunca cumple su cometido por completo. Si lo
hiciera, los sujetos sociales no existirían, la historia misma sería un
absurdo. Es decir, la educación es un proyecto que siempre va
dejando cabos sueltos, traiciones y posibilidades. Esto es porque
la educación la hacen los sujetos y son ellos quienes la transforman
y se transforman por medio de ella.

5
DE CERTEAU, “Introducción”.
6
BAUTISTA, El murmullo, p. 244.

290
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

Volvamos a las preguntas que nos convocan:

¿Es posible analizar desde la mirada de lo pedagógico los procesos


particulares que se desatan en los sujetos que ven su vida cotidiana
atravesada por la violencia? Y, ¿qué herramientas de análisis nos
proporciona este posicionamiento?, ¿qué posibilidades abre para
la comprensión de las transformaciones que suscitan los contextos
de violencia en las personas? Desde ahí, ¿podríamos plantear
estrategias de resistencia, subversión, recomposición y transfor-
mación? Acaso esta última pregunta no sea posible responderla
ahora, pero conviene mantenerla cerca en todo momento.
En las siguientes páginas recuperaré a algunas autoras que han
colocado o han buscado nombrar aquello que produce la violencia
en los sujetos. Para lograrlo, echan mano de términos, categorías
o conceptos que se ubican en el campo semántico de lo educativo
o de lo pedagógico. Aquí se revela la necesidad de ir más allá en la
comprensión de cuáles son las condiciones estructurales, culturales,
subjetivas que posibilitan y generan los escenarios de violencia,
pero también qué es lo que esta violencia produce en los sujetos y,
al mismo tiempo, qué producen los sujetos atravesados por estas
condiciones de existencia –acaso también, de posibilidad.
Rita Segato es una de las autoras que trabaja los temas
vinculados a la violencia en relación con lo que produce, lo llama
“pedagogías de la crueldad”:

El paradigma de explotación actual supone una variedad de formas


de desprotección de la vida humana y esta modalidad de explotación
depende de la disminución de la empatía entre las personas que es el
principio de la crueldad. De ahí hay sólo un paso a decir que el capital
de hoy depende de una pedagogía de la crueldad, de acostumbrar-
nos a la crueldad.7

7
SEGATO, “La pedagogía de la Crueldad”, en Página 12, 2015, https://www.pagina12.com.ar/
diario/suplementos/las12/13-9737-2015-05-29.html

291
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

En otro texto, la misma autora anota que “El crimen y la


acumulación de capital por medios ilegales dejó de ser excepcional
para transformarse en estructural y estructurante de la política y
de la economía”.8 Rita Segato nos recuerda lo que ya advertí antes:
que el sistema capitalista como ordenador de la vida social, política,
económica, cultural, es intrínsecamente violento. Lo cual no debe
hacer que dejemos de buscar cuáles son los rasgos específicos que
esta violencia estructural adquiere en cada contexto y qué
configuraciones produce.
Rossana Reguillo es otra de las pensadoras que se pregunta
cómo se instala o despliega la violencia en la vida social y qué
produce. Ella anota: “Mi propuesta es que la violencia se inserta
como un dispositivo de modelaje, aprendizaje y disciplinamiento
de los sujetos, y en tal sentido no es válido argumentar que es
ajena a los procesos de socialización”.9
La propuesta de Reguillo es interesante porque coloca
“dispositivo”, “modelaje”, “aprendizaje”, “disciplinamiento” y
“socialización”, para dar cuenta de aquello que hace la violencia en
los sujetos. Todos estos términos aluden a procesos por medio de
los cuales los sujetos “aprenden” a orientar sus acciones en
contextos sociales particulares. Nuevamente llama la atención
cómo la referencia a lo pedagógico aparece claramente a través
del término “aprendizaje”, pero también en la relación que se
establece con los demás términos que finalmente aparecen
ubicados en el mismo campo semántico.
En otro sentido, vinculado a la noción de “cultura de la violencia”,
Elsa Blair igualmente se pregunta por las subjetividades e
intersubjetividades que producen los contextos de violencias y dice:

Hoy creo que no es sólo la fuerza de las armas lo que caracteriza la


violencia propia del conflicto político; en ella están, y de manera
importante, otras “violencias” y/o tras formas de violencia como el
terror y la crueldad, generados a partir de amenazas, rumores,
intimidaciones, produciendo más violencia. O, en todo caso, lo que yo
8
SEGATO, La Guerra, p. 99.
9
REGUILLO, “De las violencias”, pp. 30-46.

292
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

llamaría una violencia más profunda: no sólo la que se queda en la


dimensión física de los cuerpos, sino la que afecta otros aspectos en
la subjetividad de los individuos y de las sociedades: ya no sólo sus
cuerpos, sino sus espacios vitales, sus significaciones, el sentido de su
orden.10

Aunque en algún momento Blair parece ceder a la idea de que


la violencia produce más violencia, muy pronto plantea un asunto
más complejo –profundo dirá ella–, el de la conformación de
subjetividades e intersubjetividades. Estas pasan por la elaboración
de sentido, de experiencia, al tiempo que se trata de construcciones
que se ubican en una dimensión colectiva o por lo menos de
referentes compartidos, es decir, de intersubjetividad.
Es pertinente regresar a Segato, quien toma el término
Pedagogías de crueldad y anota:

Llamo pedagogías de la crueldad a todos los actos y prácticas que


enseñan, habitúan y programan a los sujetos a transmutar lo vivo y su
vitalidad en cosas. En ese sentido, esta pedagogía enseña algo que va
mucho más allá del matar, enseña a matar de una muerte
desritualizada, de una muerte que deja apenas residuos en el lugar
del difunto. La trata y la explotación sexual como practicadas en los
días de hoy son los más perfectos ejemplos y, al mismo tiempo, alego-
rías de lo que quiero decir con pedagogías de la crueldad.11

La aproximación de Segato resulta valiosa porque busca señalar


aquello que produce la violencia. No sólo habla sobre qué es lo
que origina la violencia y cómo se expresa, sino que vincula el plano
de la violencia estructural de la acumulación capitalista –en su fase
apocalíptica, como ella la llama– con la violencia cotidiana, incluso
doméstica, que termina por habitar a los sujetos. “En el caso de la
fase actual, apocalíptica, del capital, esta situación desata una
violencia nueva: la frontera porosa del espacio familiar hace que el

10
BLAIR, “Aproximación”, p. 31.
11
SEGATO, “Crueldad”, p. 2.

293
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

hombre lleve hasta allí la crueldad que impera en los espacios


circundantes”.12
Pongo las cursivas para llamar la atención de que es ahí donde
queda cifrada la pregunta por lo pedagógico. Ese “hace que” alude
a la pregunta “¿Cómo se hace que una mujer, un hombre haga
algo, actúe de determinada forma o de otra?”. Allí es donde queda
la deuda y la posibilidad de lo pedagógico. ¿Cómo es que se hace
que un sujeto, en contextos de violencia oriente sus acciones, su
forma de ser y estar en el mundo con base en una particular forma
de colocarse ante la realidad? ¿Cómo es que esta violencia, esta
crueldad “hace que” los sujetos establezcan determinadas rela-
ciones con otros sujetos, con los representantes de las instituciones,
del Estado?
Como se puede ver en los ejemplos anteriores, aparecen cada
vez más nociones vinculadas a lo “pedagógico” en los trabajos de
análisis de la violencia, haciendo sintomática la creciente necesidad
de apuntar las formas en que operan los mecanismos de coerción
(explícitos o sutiles) en la formación de subjetividades. Poco a poco
se va dibujando la impresión de que las situaciones que orquestan
quienes ejercen la violencia –que la administran– generan algo en
el tejido social (aunque sea su paulatina descomposición).
Desencadenan procesos que no pueden explicarse únicamente en
el sentido de la lección ejemplar o de la acción de enseñanza que
supone un único camino: el del disciplinamiento como resultado
de la recepción y asimilación del mensaje como fue previsto por el
“educador”.
En el siguiente cuadro13 puede observarse cómo desde los
trabajos sobre la violencia se conjura un campo semántico en el
que queda relacionada la violencia con una dimensión pedagógica:

12
SEGATO, “La pedagogía de la Crueldad”, en Página 12, 29 de mayo de 2015, https://
www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-9737-2015-05-29.html
13
Cuadro de elaboración propia con base en la consulta de las fuentes citadas en este trabajo.

294
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

La dimensión pedagógica en la reflexión sobre la violencia

La aparición de la dimensión pedagógica en los trabajos sobre


violencia nos lleva a reconocer la necesidad de dar cuenta del sujeto
en tanto ser activo que elabora, produce, responde, construye,
confiere sentido, comunica, transforma y se transforma en el
proceso. Entonces, ¿cómo es que estos procesos se desatan y se
ven atravesados por contextos de violencia cotidiana?
Aludir a lo pedagógico demanda la consideración de las múltiples
mediaciones que se despliegan hacia un fin más o menos declarado
o previsto, pero, al mismo tiempo, nos obliga a tensionar los propios
procesos que se abren y a desmenuzar los efectos que desencadenan.
Pensar en el marco de las coordenadas de lo pedagógico implica
reconocer los “efectos” que producen las mediaciones y que no
aparecen como respuestas unívocas a una acción, sino que son
producto de elaboraciones de sentido y de prácticas históricas
concretas de los sujetos que hacen parte de la experiencia.
En este marco de reflexión conviene recuperar la advertencia
de Hugo Zemelman sobre las posibilidades de situarnos desde la
perspectiva de las mediaciones en el terreno de lo pedagógico: “Se

295
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

trata de no limitar el proceso de la educación a la transmisión de


un saber, sino de ubicarlo en el desarrollo de la conciencia; de situar
al sujeto en el marco de propio descubrimiento respecto de su
contexto de vida”.14 A este complejo proceso, inscrito en contextos
donde la violencia estructural adquiere sus expresiones más
concretas, Segato intenta nombrarlo a partir de la noción pedagogía
de la crueldad, aquello que se desata en lo sujetos atravesados por
la violencia. ¿Basta decir “pedagogía de la crueldad”, o podemos
hablar en un sentido más amplio de pedagogías de la violencia?
Al situarnos desde el terreno de lo pedagógico habría que
reconocer también intencionalidades; una búsqueda por la
producción de estas mediaciones orientadas a generar discursos,
modos de leer la realidad, de asirla, de actuar en ella, incluso de
transformarla. Pensar lo pedagógico nos obliga a observar la tensión
entre estas intencionalidades y su asimilación, rechazo, traducción
(o todas las anteriores al mismo tiempo), que genera en los sujetos
y a lo cual responden. Se trata por lo tanto de aludir también a lo
que los sujetos hacen con esas mediaciones, según el contexto
histórico, político, social y económico en el que se inscriban. Son
relaciones recíprocas, nunca estables, nunca dadas de una vez y
para siempre, sino en tensión y en configuración permanente,
atravesadas, y esto es fundamental, por relaciones de poder que
cargan las posibilidades de agencia de manera desigual.

¿De qué queremos hablar cuando hablamos de “pedagogía”?

Habitualmente se ha relacionado a la pedagogía o a lo pedagógico


con nociones fincadas casi exclusivamente en las prácticas de
enseñanza. En los tiempos del moderno Estado capitalista, en los
que cada vez más la enseñanza se ha pensado como un proceso
confinado exclusivamente a la escuela y la educación ha quedado
entrampada en los discursos meramente escolares, parece
necesario volver la mirada para indagar en las posibilidades que
abre pensar el terreno pedagógico en el marco de la configuración

14
ZEMELMAN, “Epistemología”, p. 282.

296
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

de mediaciones orientadas a la formación de subjetividades


inscritas en momentos y espacios históricos, atravesados por pautas
culturales, políticas sociales. Más aún, se hace necesario llamar la
atención sobre el lugar de los sujetos como sujetos activos que
elaboran y transforman.
Así, conviene preguntarnos lo siguiente: ¿Cuáles son los sentidos
que se atribuyen al concepto “pedagógico”? ¿Ampliar estos
sentidos puede brindarnos herramientas para analizar los procesos
que desatan los contextos de violencia en la vida cotidiana de los
sujetos, en términos de la formación de subjetividades, no sólo
violentadas, sino que producen desde la violencia?
Mi apuesta de exploración en este ejercicio va hacia la
recuperación de la categoría “mediaciones” como marco para
explicar y dar contenido a la acción pedagógica. Considero que
pensar lo pedagógico desde las “mediaciones” nos permite abrir
las posibilidades del sentido para pensar sus alcances y tratar de
desvelar sus procesos.
De acuerdo con Hugo Zemelman:

Con el enfoque de las mediaciones se pretende trabajar con una idea


más amplia de proceso, pero a la vez más delimitada en el tiempo.
Más amplia, porque incorpora a la historia como proceso gestador
que opera en el objeto, y que, por consiguiente, requiere abrirse no
necesariamente basándose en la teorización, sino que epistemológica-
mente para reconocer las diferentes dimensiones de su devenir, par-
tiendo del movimiento entre niveles en un momento y entre niveles en
una sucesión de momentos”.15

Así, lo pedagógico desde la noción de mediaciones nos convoca


a reconocer los procesos sociales, políticos, económicos y sus
articulaciones en el de relaciones complejas de sobre determi-
naciones16 históricas que operan sobre los sujetos y que, al tiempo

15
ZEMELMAN, “Aspectos”, pp. 28-30.
16
“La sobredeterminación es incompatible con toda idea de “determinación en última
instancia”, (LACLAU Y MOUFFE, 1987), de causalidad dura y fija, en cambio, opera como una
especie de “causalidad” móvil e impura, abierta a la interpretación infinita. (…) al tiempo

297
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

que producen a los sujetos, son producidas en alguna medida por


los mismos sujetos. En esta lectura habrá que incorporar la noción
de experiencia como base fundamental para indagar en el quehacer
cotidiano de los sujetos. Así, lo pedagógico se plantea como relación
compleja en la que los sujetos se ven atravesados por múltiples
mediaciones, algunas producidas intencionalmente desde los
grupos hegemónicos, otras aparecen como producto de la cultura,
los valores, el momento histórico de una sociedad, con base en las
cuales se posicionan y actúan.
En palabras de Zemelman, “en todo fenómeno se tiene que
distinguir entre lo que lo puede determinar, y lo que, a su vez, el
fenómeno puede determinar; esto es, su doble condición de
producto y producente”.17 Y agrega: “Las mediaciones, al contribuir
a especificar relaciones, también permiten que se desencadenen
o descontinúen procesos”. 18 Es decir, podemos entender la
dimensión pedagógica vinculada a aquello que posibilita el desen-
cadenamiento o la contención de procesos por medio de relaciones
orientadas a un propósito más o menos definido. Lo pedagógico
refiere a los vínculos (situados histórica y políticamente) por los
cuales es posible que el mensaje no sólo llegue, sino que se realice.
Esto supone relaciones recíprocas, nunca en condiciones de
igualdad, sino configuradas en el marco de relaciones de fuerza.
Vale la pena recuperar en extensa la siguiente reflexión de
Marcela Gómez:

Situarnos en el terreno pedagógico, implica recuperar lo antes dicho19


en el espacio de las prácticas concretas de los sujetos, en relación con
los distintos ámbitos en que se despliega su vida cotidiana; es decir,
trascender la esfera de la información cognoscitiva para configurar lo

que busca las fuerzas que irrumpen (FOUCAULT, 1982) en el proceso de gestación de un régimen,
una ley o un sistema de significación, reconocer que, en su emergencia, más que buscar una
esencia, nos enfrentamos al encadenamiento ineludible de contingencias (fusión de
elementos en unidad de ruptura)”, BUENFIL, “La teoría”, p. 59.
17
ZEMELMAN, “El tiempo”, p. 14.
18
ZEMELMAN, “El tiempo”, p. 40.
19
“La construcción de la relación con la realidad es, por lo tanto, la problematización de lo
sabido y de los modos que hicieron posible haberlo alcanzado, para abrir nuevos horizontes

298
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

gnoseológico como horizonte de posibilidad que contribuya a gene-


rar condiciones orientadas a que los individuos sean capaces de colo-
carse ante su realidad¸ para aprender a relacionarse con ella. […]”.20

De vuelta a la propuesta de Segato en torno a la pedagogía de


la crueldad, una primera anotación tiene que ver con el
señalamiento de que los términos que la autora vincula al de
pedagogía –enseñanza, hábitos, programación– pueden referirse
a momentos y procesos distintos. Sin duda todas estas acciones o
prácticas pueden hacer parte en los procesos pedagógicos, pero
convendría reconocerlas en sus particularidades, pues aluden a
formas diferentes de relación y de formación de subjetividades.
Esta exigencia, que emanaría desde una reflexión pedagógica,
llevada al campo de lo social nos permite complejizar el análisis de
la configuración de mediaciones y las diferentes respuestas que
los sujetos elaboran. Al mismo tiempo, su comprensión nos podría
proporcionar herramientas para pensar y generar procesos que
hagan contrapeso a la aparente inercia de violencias en escalada.
Así, propongo que, en una primera aproximación, pensemos la
categoría pedagogías de la violencia para dar cuenta de la compleja
red de mediaciones que se despliegan en una relación de dominio
fundamentalmente coercitivo (contextos de violencia), y que tiene
por objetivo (como intencionalidades) o que suscitan la alteración-
ajuste de las prácticas cotidianas, los modos de ser y estar en el
mundo de los sujetos. Estos modos de ser y estar en el mundo no se
derivan de manera lógica, sino que son el resultado de las
elaboraciones que los sujetos hacen con base en su experiencia
personal y colectiva y las condiciones concretas de existencia y de
posibilidad en contextos atravesados por situaciones de violencia
continua.
de inteligibilidad, atendiendo la historicidad de los procesos y del conocimiento mismo desde
su construcción y según un uso crítico de la acumulación; esto plantea la cuestión acerca de
los requisitos lógicos del pensamiento, sus lenguajes de expresión y su necesaria
subordinación a las exigencias epistemológicas, lo cual supone apropiarnos de los parámetros
problematizando sus supuestos desde una lógica de racionalidad ampliada que comprende
no sólo la dimensión cognoscitiva, sino además la ideológica y valorativa”. G ÓMEZ ,
“Investigación”, p. 77.
20
GÓMEZ, “Investigación”, p. 77.

299
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

Para seguir pensando

La articulación entre violencia y pedagogía, desde la mirada de las


mediaciones, permite reconocer su efecto dinamizador, de
configuración de procesos en lo social, de efectos en los sujetos.
Conviene hacer énfasis en que los sujetos no aparecen aquí como
seres pasivos, sino que producen una praxis en función de estas
mediaciones (para bien y para mal), de lo contrario no se explica el
mismo proceso pedagógico. Otros trabajos ya lo señalan.
Como resultado de una interesante investigación que recupera
testimonios de personas que habitan o habitaron en regiones
consideradas como las “más violentas” en México, la investigadora
Miriam Bautista concluye:

Los sujetos no son agentes pasivos frente a la violencia, sino que ac-
túan dentro de las posibilidades que les da su condición de vulnerabi-
lidad frente al Estado y la delincuencia organizada, y las acciones en-
caminadas a preservar la propia integridad y continuar con la vida
constituyen modalidades de agencia social. Como diría Veena Das: a
pesar de ser administrada por el poder, en los márgenes la vida flu-
ye.21

En esta reflexión de cierre, la autora advierte que los sujetos


nunca son enteramente pasivos, sino que producen y se producen
en la agencia. A la vez, es posible encontrar que se aleja de los
planteamientos que han aludido a la normalización de la violencia
en zonas atravesadas y arrasadas por ésta. Es posible que los sujetos
nunca terminen por normalizar la violencia, sino que se vean
obligados a vivir con ella como estrategia de supervivencia, pero
no como individuos pasivos. Esta línea tendría que ser explorada
con más detenimiento.
Un elemento más que queda en el tintero y es necesario explorar
con más detenimiento tiene que ver con lo que Gramsci anotaba
respecto a que toda hegemonía se configura simultáneamente por

21
BAUTISTA, El murmullo, p. 244.

300
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

consenso y coerción. En el caso de la hegemonía estatal, al


presentarse como estructuralmente violenta, no puede sino
atenuar la coerción, pero nunca deslindarse de ella, incluso allí
donde se despliegan espacios tradicionalmente considerados como
constructores del consenso, como la escuela o los medios de
comunicación. Habría que ver qué formas particulares adquiere
esta pedagogía de la violencia allí.
Como he recuperado en este texto, la aparición de la noción de
lo pedagógico vinculada a la de violencia parece aludir al proceso
que se gesta en medio de los mecanismos o dispositivos (con su
concreción y expresividad) que despliegan los grupos que
administran y suministran la violencia y las formas en que los sujetos
accionan, responden o se transforman. Más allá del contenido que
cada autora o autor da a su uso de la noción de pedagógico, me
parece que se están abriendo provocaciones, sugerencias, ensayos
y, en este sentido, posibilidades para pensar más allá de la violencia
misma, apostando a indagar en lo que ésta produce, renunciando
a la fórmula –real, pero básica– de que la violencia genera más
violencia.
Estas aproximaciones aparecen una llamada de atención que
emerge desde la urgencia de reflexionar en torno a qué
subjetividades se forman en el marco de los contextos de violencia
descarnada, pero también a analizar cómo es que estas violencias,
desde su expresividad (como lo reconoce Segato), desde las
mediaciones que despliegan y que las constituyen operan: cómo
se conjuran en procesos pedagógicos, en relaciones recíprocas entre
individuos, entre sujetos e instituciones, cuerpos del Estado,
cuerpos criminales, en fin.
Segato hace una aportación enorme al ponerle nombre a los
procesos de descomposición de los lazos que permitían a las
personas reconocerse en el dolor de los otros y advertir que este
desmantelamiento, sobre la base de una reiteración de las prácticas
teñidas de crueldad, posibilita entonces que los sujetos antepongan
un velo a la violencia que les toca, de una u otra forma, cada vez
más cerca de la piel. Sin embargo, es posible que si saltamos a la
noción de pedagogías de la violencia, logremos ampliar el espectro

301
GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

de las mediaciones que trastocan a los sujetos en contextos de


terror.
Es posible que el análisis desde lo pedagógico permita ampliar
horizontes de visibilidad y proponer inéditos viables, también desde
el terreno de lo pedagógico, algo que Segato ha llamado contra-
pedagogías.
Nuevamente, preguntarnos desde las relaciones pedagógicas
que las diferentes formas de violencia desatan, por la manera en
que los sujetos configuran su manera de ser y estar en el mundo,
puede alejarnos de la idea de la normalización como estrategia
tanto desde los grupos hegemónicos que administran la violencia,
como desde el nivel de las tácticas que despliegan los sujetos para
sobrevivir en un escenario de cataclismo social.
Eventualmente, movernos hacia el lugar donde se cruzan las
elaboraciones de sentido, de praxis y la experiencia subjetiva y
colectiva de los sujetos, nos permitiría ampliar los horizontes de
visibilidad hacia una mayor comprensión de lo que desata la
violencia y cómo lo hace. Pero también posibilitaría tender la mirada
hacia inéditos viables22 de restitución, reconstrucción y esperanza.

22
FREIRE, Pedagogía.

302
NOTAS PARA PENSAR LA CATEGORÍA PEDAGOGÍAS DE LA VIOLENCIA

Referencias bibliográficas

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GENEALOGÍAS DE LA VIOLENCIA EN MICHOACÁN

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nacional/ocurren-en-mexico-7-5-feminicidios-al-dia-revela-onu-
mujeres

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Genealogías de la violencia en Michoacán,
se terminó de editar y publicar en junio de 2020,
en los talleres gráficos de
Editorial Morevalladolid, S. de R.L. de C.V.,
con un tiraje de 500 ejemplares.

En su composición tipográfica se utilizó


la fuente Calibri en 11/13.3 y 8/9.6,
portada en 14 pts.
la impresión se realizó sobre papel
bond ahuesado de 75 grs.,
y portada en cartulina couche de 300 grs.,
en máquina Adast 725P, 65 x 45 con perfector.

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