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Una frase demasiado extendida responde esta pregunta. Es una frase que seduce
y se impregna muy rápidamente: “leer salva vidas”.
En múltiples foros literarios y académicos, en casi todas las glosas escolares por
el día del libro o del escritor, y hasta en algunas páginas bien escritas, se me
apareció esa frase o alguna de sus variantes.
Mis elecciones personales -éticas y estéticas- me llevaron por caminos en los que
la casuística parece respaldar la veracidad de la frase.
Leo por placer, leo para saber cosas. Pero sobre todo: leo para entrar en el
mundo.
Vich y Zabala escribieron, sobre las literaturas de tradición oral: que “La
tradición es el retorno de la memoria y la escenificación de una fantasía que
persiste en su pertinencia. No importa, por tanto, la localización de la fuente
primaria sino que interesa más bien el acto de apropiación del sujeto que narra
el relato, su identidad, sus características particulares y la necesidad de volverlo
a contar, en ese lugar y en un momento específico de la historia.” 1
Es a trasluz de todo esto que vale la pena retomar la frase “leer salva vidas”. No
para preguntarnos si es literalmente verdadera o falsa; para preguntarnos si,
como metáfora, no tiene un profundo carácter de verdad.
1
Vich, Víctor y Zabala Virgina. Oralidad y poder, herramientas metodológicas.
Probablemente, la literatura no salvó materialmente mi vida. Hubiera seguido
latiendo sin ella, respirando sin ella; hubiera egresado de Ciencias Económicas
-y quizás en menos tiempo- sin ella.
Pero ciertamente me salvó de transitar una vida que ahora me parece ridícula,
insignificante. Me salvó de vivir al margen la historia. Me salvó de no ver el
dolor del otro, de no sentir como propias algunas desgracias ajenas.
Esa sería mi respuesta a por qué leer. Aquí estaría cerrado mi ensayo.
Creo, con Guillermo Martínez, que “son justamente los libros difíciles los que
extienden nuestra idea de lo que es valioso.”3
2
Borges, Jorge Luis. Borges para millones- clip2: Borges y la lectura. https://www.youtube.com/watch?
time_continue=4&v=e0EdcdiVnHI&feature=emb_logo
3
Martínez, Guillermo. La fórmula de la inmortalidad.
Calvino en Por qué leer a los clásicos, argumenta que “son libros que ejercen
una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea
cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el
inconsciente colectivo o individual”.
Mario Caparra
2020