Está en la página 1de 2

El año en que todo cambió

El 2020 es un año que sin duda nadie esperaba y, como nadie esperaba, nadie
estaba tampoco preparado para lo que trajo consigo: un virus que llegó a
amenazar la vida tal como la conocíamos.
Como resultado, todos los sistemas y estructuras se movieron para intentar
encontrar un mediano equilibrio ante la nueva variable y palabras como
“adaptación” y “reinvención” se tomaron los titulares de la “nueva normalidad”.
Pero no solo se movieron las cosas a nivel externo, el mayor desafío personal fue
todo lo que se movió internamente pues cada uno encontró pequeñas y grandes
confrontaciones en medio de todo lo que estaba pasando. (ver artículo Sin miedo
al miedo)
Entre mayor sea la intensidad del contraste vivido, mayor es la necesidad de
movernos y aprender.
Todos vivimos esta época con una amenaza distinta, en áreas diferentes de
nuestra vida, algunos con más intensidad de contraste que otros, pero todos con
un claro aprendizaje sobre nosotros mismos.
Esta situación nos llevó a enfrentarnos a miedos que siempre habían estado allí
pero que habíamos logrado camuflar muy bien en la aparente sensación de
control, ese camuflaje estaba haciendo que no los viéramos y no nos
moviéramos… y es precisamente para poder verlos que necesitábamos una
experiencia que nos sacudiera lo suficiente como para quitar ese disfraz
camuflado y lograr que nuestro aprendizaje quedara expuesto.
Enfrentar nuestros miedos es algo que solemos evadir, sin embargo, no hay
nada que nos haga crecer y aprender más que emprender esta cruzada.
Es cuando enfrentamos nuestros miedos que empezamos a descubrir en nosotros
mismos valores, fortalezas, habilidades y capacidades que no sabíamos que
teníamos; es aquí cuando empezamos a valorar cosas que por estar dadas se
habían vueltos normales y habíamos dejado de verlas; es aquí cuando nos
movemos de esas zonas de incomodidad en las que nos habíamos acomodado,
por temor a las consecuencias, para decidir enfrentar lo temido y sentir esa
maravillosa sensación de alivio y liberación que viene cuando nos decidimos a
soltar cargas.
Enfrentar nuestros miedos es lo que más nos ayuda a crecer como seres
humanos, nos lleva también a ser empáticos y compasivos con quienes viven
aprendizajes como los nuestros y hasta a apoyarlos cuando entendemos las
herramientas para salir de ahí.
Así que este 2020, es, colectivamente hablando, el año que forzadamente más
nos ha llevado a conocernos y a movernos.
Y hoy, te quiero invitar a que no dejes terminar este año como si fuera uno más,
hoy te quiero invitar a ser consciente de ti, de tu año y valorar tus aprendizajes; a
reconocerte todo lo que aprendiste, todo lo que enfrentaste y a saberte más
valioso por ello.
Así que:

 Teniendo en cuenta el artículo Sin miedo al miedo reconoce y escribe en


una hoja (preferiblemente morada) cuál fue el resultado que más se vio
afectado en tu vida y a qué te invitó esta confrontación
 Observa cómo se movió tu pensamiento y tu emoción tras esa situación y
qué hiciste para enfrentarla, para salir de ahí
 Reconoce qué ideas, pensamientos y comprensiones te permitieron hacer
lo que hiciste
 Reconoce qué valores, capacidades y habilidades hay en ti y que te
permitieron hacer lo que hiciste; y qué valores, capacidades y habilidades
nuevas descubriste en ti al actuar.
 El 31 de diciembre haz tu ritual de año viejo: despide al 2020
agradeciéndole todo lo que te permitió aprender. Prende una vela y quema
lo que has escrito, mientras se quema la hoja visualiza que se quema en ti
el miedo, lo que aún pudiera quedar de él, reconócete todo lo que
aprendiste y permítete sentirte valioso por ello y, lleno de esa valoración,
agradece al 2020 todo lo que te permitió aprender y reconocer en ti mismo,
pues este año, en que todo cambio, lo que más cambio fuiste tú!
 Dale la bienvenida al 2021 confiando en ti y en qué tienes las herramientas
para enfrentar todas las situaciones que la vida te traiga.

Feliz año para ti!!!!

También podría gustarte